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Instrumentos Paidós

Colección dirigida por Umberto Eco


Francesco Casetti
y Federico di Chio

ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN
Instrumentos, mét.odos y prácticas
de investigación

1.: O. Calabrese - El lenguaje del arte


2. M. Wolf - La investigación de la comunicación de masas
3 .. G. Stefani - Comprender la música
4. M. T. Serafini - Cómo redactar un tema
5, A. Costa - Saber ver el cine
6. M. T. Serafini - El nuevo teatro, 1947-1970
7. F. Casetti y F. Di Chio - Cómo analizar un film
s; M. T. Serafini - Cómo se estudia
9.' A. Campiglio y V. Eugeni - De los dedos a la calculadora
1 o;. D. Barbieri - Los lenguájes del cómic

µ�
11 ;, M. Wolf - Los efectos sociales de los media
12.: M. T. Serafini -· Cómo se escribe

�,
I 3i G. Bettetini y F. Colombo - Las nuevas tecnologías de la
' comunicación �
14. V. Pisanty - Cómo se lee un cuento popular
15. M. Bertucelli - Qué es la pragmática
PAI Do- s
16. M. Gennari - La educación estética Barcelona
Buenos Ai�es
17. F. Casetti y F. di Chio - Análisis de la teievisión Méxica
218 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN

mente comportamientos, consumos y orientación de los va­


lores) para poder con�truir tipos ideales siempre válidos. Se
trata de dar espacio a análisis y actividades relacionadas con
el consumo más específicas, a tipologías más orientadas 9. Etnografías del consumo
y más definidas (por ejemplo, «los estilos de consumo tele­
visivo»). Es decir, a enfoques ad hoc, que posean un mayor
poder de predicción y, por tanto, una mayor utilidad opera-
tiva.

Las investigaciones que se conocen como «etnografías»


se caracterizan porque estudian los fenómenos de consumo
en su contexto natural y utilizan instrumentos como la ob­
servación participante, el registro de comportamientos y de
diálogos, las entrevistas en profundidad, etc.'
El enfoque etnográfico del consumo televisivo intenta
captar lo específü;:o de cada acto de recepción, restituyéndo­
le la variedad de connotaciones que lo acompañan.2 La prin­
cipal preocupación de las etnografías no reside en facilitar
un cuadro complejo de los modos en que se usa la televi-·
sión, ni tampoco en elaborar reglas generales,3 sino en exa­
minar en detalle cómo se desarrolla cada acto de recepción,
cómo evoluciona, cómo se caracteriza respecto a las dife­
rentes situaciones sociales que lo albergan, etc. Al respecto,
se puede decir que el método etnográfico implica el pásaje
dé un nivel de análisis macro-sociológico, que lee e inter­
preta el consumo televisivo en el contexto de fenómenos
sociales más amplios (pensemos, por ejemplo, en las inves­
tigaciones sobre estilos de vida), a un nivel microsociológi­
co, que estudia las manifestaciones específicas de la recep­
ción.
Para poder determinar mejor las características de la et­
nografía, vamos a partir de las aportación de dos importan­
tes exponentes de esta metodología de investigación: David
220 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ETNOGRAFÍAS DEL CONSUMO 221

Morley y Roger Silverstone.4 Ambos autores identifican tres bei-gan la recepción.5 Dichos escenarios locales fonnan parte
rasgos distintivos de las etnografías del consumo: de estructuras sociales más amplias (el macrocontexto), con
las cuales se relacionan. Ahora bien, hay que señalar que las
1. la atención al contexto; étnografías del consumo se mueven casi siempre a nivel de
2. el uso de instrumentos cualitativos de investigación; microcontextos y tienden a descuidar las referencias a los ma­
3. el. uso de diferentes fuentes de datos (es decir, una activi­ crocontextos sociales. Además, el hogar ha sido el escenario
dad triangular). de la recepción en el que se .ha centrado casi exclusivamente
este tipo de investigación, pues, a pesar de la progresiva indi­
Además de definir sintéticamente el enfoque etnográfi­ vidualización del consumo, la familia sigue siendo, de hecho,
co, las citadas características constituyen indicios que nos el contexto natural de la recepción televisiva.
permiten analizar con más detalle la potencialidad (y los lí­ Se han dado diferentes definiciones del hogar en cuanto
mites) derivados de la aplicación de este método al estudio «lugar de consumo». David Morley, por ejemplo, describe a
del consumo televisivo. Se trata de un método que cada vez la familia, al menos en sus primeros trabajos, como una es­
se ha ido difundiendo más, a partir de los años ochenta, has­ tructura esencialmente jerárquica. El bread winner, es decir,
ta convertirse en uno de los campos de investigación más el cabeza de familia, constituye el centro de todas las rela­
prometedores. ciones. Provee el sustento familiar, papel que le autoriza a
controlar las relaciones con el mundo exterior (en primer lu­
gar, con el sistema económico y productivo, pero también
9.L Estudio de la audiencia en su contexto natural con las instituciones políticas, religiosas, etc.). Su cónyuge
y su sus hijos (si los tiene) están sometidos a sus decisiones
,La atención por el contexto es el primer elemento que y el margen de discusión y de negociación de que disponen
caracteriza al método etnográfico. Como ya hemos dicho, la
es más bien reducido.6
etnografía parte de la premisa de que toda interacción (y, por
De los trabajos de James Lull emerge una imagen de la
tanto, también el consumo televisivo) se desarrolla a partir
famila diferente. Lull entiende que el elemento que define a
de sus propias leyes, definidas en función de la conforma­
la familia es su predisposición a comunicar (formar parte
ción espacial del escenario, de la duración de la interacción, del juego, confrontarse, intercambiar roles) de sus miem­
del grado de disponibilidad y de la competencia interactiva bros. Desde esta perspectiva, Lull distingue dos tipos de fa­
de sus miembros... Es decir, del contexto en el que se produ­ milia: las familias con una marcada predisposición al diálo­
ce la interacción. Todo cambio del contexto, incluso míni­ go y con una distribución de roles más flexible (concept
mo, revierte en las interacciones, cuya forma modifica y cu­ oriented) y las familias cuyos componentes están menos
yos efectos altera. De todos modos, hay que explicar esta acostumbrados a comunicar entre sí y presentan una estruc­
atención que se dedica al contexto. tura jerárquica más rígida (social oriented).1
Moores define el contexto como un conjunto de ·«micro­ En una reciente investigación etnogrMica, coordinada
escenarios cotidianos», es decir, de ambientes físicos (la casa)
por uno de los autores de este libro, se parte de una jdea de
y de relación (la familia, los amigos... ), que generalmente al- familia aún más compleja. En este caso la familia se confi-
ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN
ETNOGRAFÍAS DEL CONSUMO 223
222

gura, a la vez, como un sistema jerárquico, un cruce de redes las personas estudiadas, abiertamente en su papel de investi­
de comunicación y de relaciones y, sobre todo, un lugar gador o encubierto bajo otros roles, para observar lo que su­
donde se configuran diferentes marcos, es decir, diferentes cede e interrogar a las personas durante un largo período de
sistemas de expectativas y de conocimientos, en base a los tiempo». 10
cuales se interpreta la realidad circunstante y se actúa sobre La «observación participante» es la técnica que más se
ella (por ejemplo, si el padre se siente sobre todo «padre» utiliza en las investigaciones etnográficas y prevé la presen­
usa la televisión para relacionar�e con sus hijos; si por el cia del investigador en el contexto de recepción, así como su
contrario se siente «espectador» la usa para sí mismo y reac­ implicación parcial en las actividades de relación que acom­
ciona directamente tan sólo ante lo que se transmite). 8 pañan al consumo. El objetivo manifiesto de la observación
Es importante tener en cuenta que .-Un modo tan variable. es captar la:realidad «en directo», eliminando todas aquellas
de entender el contexto condiciona luego la interpretación y mediaciones que podrían contaminar los datos. Pero, en rea­
la explicación del consumo. De hecho, las reglas que pare­ lidad, la presencia del observador en el contexto de análisis
cen gobernar y estructurar el contexto en cada circunstancia constituye un importante factor de mo.lestia que, como sos­
se utilizan como referencias para dar sentido a los aconteci­ tienen algunos investigadores, inhibe a los individuos hasta
mientos y acciones observadas. Sólo por poner un ejemplo, el punto de comprometer irremediablemente la espontanei :­
la importancia asignada a la configuración del núcleo y, es­ dad de su comportamiento y, por tanto, la significación de
pecialmente a las relaciones entre el cabeza de familia y su los datos recogidos.
cónyuge induce a Morley a teorizar sobre la existencia de El quid de la cuestión reside en determinar si la presen­
dos tipologías de recepción, una que pertenecería al cabeza cia del observador modifica el comportamiento de los indi­
de familia (llamada «visión masculina») y otra relativa a su viduos y en qué medida. Sin lugar a dudas, hay un margen
cónyuge (llamada «visión femenina»). de deformación que no se puede eliminar de los datos reco­
gidos mediante observación, pero la etnografía también su­
giere una serie de correcciones que permiten controlar la en­
tidad de las alteraciones y, de ese modo, ofrecer garantías
9.2. Observación participante
sobre sus resultados.
y los otros tipos de insti"umentos
El manual del buen observador prevé, en primer lugar,
El segundo aspecto que caracteriza la etnografía del con­ los límites del período que dure la observación. En la etno­
sumo es el uso de instrumentos cualitativos, sobre todo de la grafía del consumo televisivo, el tiempo de observación os­
observación participante. 9 cila entre 3 y_ 7 días. 11 En general, se puede decir que cuanto
mayor sea él tiempo de permanencia en el grupo, tantas más
probabilidades habrá de que el observador no sea percibido
como una presencia extraña y de que se restablezcan las ha­
9.2.1 Observación participante
bituales actividades de interacción. Por otro lado, prologar
«Se conoce como observación participante aquel método en exceso la observación produce consecuencias compara­
que lleva al observador a participar en la vida cotidiana de bles a las de una observación demasiado rápida. En este
224 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ETNOGRAFÍAS DEL CONSUMO 225

caso, la presencia de un miembro nuevo propiamente dicho, Por último, hay que señalar que el éxito de la observa­
agregado al grupo, se convierte en un factor molesto. ción depende, en buena parte, de la habilidad del i,nvestiga­
La segunda observación se refiere al modo de presentar­ dor. No se trata de atenerse a determinadas reglas, ni de apli­
se el observador y a las estrategias para acceder al hogar. car· esquemas definidos. Cada observación sigue su propio
El observador es una especie de adepto, un iniciado que ha camino y la capacidad del investigador reside en adaptarse a
de conquistar la confianza del grupo en el que quiere en­ las peculiaridades de cualquier situación.
trar. Por ello, la fase de ingreso es fundamental, pues du ""' · · : La i-écc:igida de datos se realiza mediante apuntes o, con
rante ese primer contacto el observador negocia los térmi­ más frecuencia, grabando las conversaciones o las interaccio­
nos de su presencia y toma nota de la disposición de los nes estudiadas, además de contar con la memoria del obser­
miembros del grupo a colaborar. Para facilitar esta fase, se vador. En el área de las etnografías del consumo televisivo, el
recurre a diferentes estrategias. Por ejemplo, el primer con­ uso de tecnologías de grabación en vídeo es, en realidad, algo
tacto' con la familia se suele realizar a través de un media­ muy poco difundido. Desde el momento en que la recogida
dor, es decir, de una persona que los miembros del grupo de datos se realiza en contextos «naturales» de recepción,
conocen y estiman (representantes de asociaciones, de cír­ como el espacio del hogar, realizar instalaciones para grabar
culos recreativos, exponentes de la escuela o de la parro­ resulta más bien difícil y puede modificar el escenario de la
quia, etc.) y el ingreso del observador en.el espacio del ho­ recepción y, por tanto, las formas de consumo. 13
gar se acompaña con un regalo (un ramo de flores, una La investigación de James Lull sobre los modos de re­
buena compra, etc.). 12 cepción y los usos sociales del medio televisivo en el am­
También es importante que el investigador mantenga los biente del hogar. constituye, probablemente, el ejemplo rn,ís
acuerdos establecidos en la fase de ingreso durante todo el emblemático de etnografía del consumo realizada mediante
curso de la observación, pues infringir las reglas fijadas du­ observación participante. 14
. rante el primer encuentro puede producir una reacción difre­ Entre 1987 y 1990, un equipo de investigación dirigido
chazo por parte de la familia, comprometiendo, de ese por Lull analizó el consumo televisivo de unos 300 núcleos
modo, los resultados de la observación. familiares residentes en Wisconsin y en California, pertene­
Explicar los motivos de la investigación también requie­ cientes a diferentes clases sociales (obreros, agricultores,
re una cierta cautela, pero sobre este punto no hay acuerdo empleados ... ). La recogida de datos se realizó mediante ob­
plenQ. Por un lado, hay quien sugiere que no se revelen los servación participante de la familia y de su recepción, du­
objetivos reales de la investigación, de modo que se obten­ rante un período comprendido entre 3 y 7 días. 15 En dicho
ga una mayor garantía de la objetividad de los resultados. intervalo de tiempo, el observador recogía inforrnaciones
Por otro lado, están quienes consideran incorrecto ocultar sobre la familia, su historia, sus costumbres y tradiciones,
la finalidad de la investigación, sobre todo frente a la con­ sus rituales de comunicación, su tiempo y sus formas ele
fianza y la apertura que se solicita a la familia al comienzo. utilizar el medio televisivo. La observación iba acompaña­
Una posible alternativa sería poner en claro los objetos de da de entrevistas en profundidad a los miembros de la fami­
. la investigación, prolongando a la vez el tiempo de observa­ lia, con el fin de ahondar en los datos recogidos o garanti­
. ción. zar su validez.
226 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ETNOGRAFÍAS DEL CONSUMO 227

El análisis de los resultados permite a Luli interpretar de 9.2.2. La entrevista en profundidad


nuevo el consumo tele':'isivo, entendido como un conjunto
ele actividades o de funciones ligadas, de modo muy estre­ Al afrontar el área del análisis de las motivaciones del
cho, al perfil de las relaciones y de la comunicación de la fa­ consumo ya hemos podido definir y explicar cómo se reali­
milia. Dichas funciones se pueden remitir a dos principales za una entrevista en profundidad. Aquí basta, pues, con po­
tipologías: los:usos¡estructurales de la televisión, cuando el ner un ejemplo de cómo se aplica la entrevista en profundi­
medio televisivO se utiliza como n,i_mor de fondo o para es­ dad al estudio etnográfico del consumo televisivo. La
tructurar la temporalidad doméstica y volver a configurar la aportación de David Morley es particularmente significati­
distribución espacial de la casa, y los usos de relación del va. 16 En Family Television, 17 Morley expone los resultados
medio televisivo, cuando, por el contrario, la televisión se de una investigación sobre el consumo televisivo en el ho­
implica en las interacciones entre los miembros del hogar y gar, realizada en 1986. La investigación parte de una serie
se utiliza como un recurso comunicativo, como un instru­ de entrevistas sobre motivaciones, efectuadas a par.tir de
mento para hablar, aprender.reforzar o debilitar la estructu­ una muestra: de 18 familias pertenecientes a la clase obrera,
ra de la familia y su sistema de valores. de raza blanca y residentes en el área urbana del sur de
Lull sostiene, además, que las familias utilizan de modo Londres. Las entrevistas se realizaron directamente en casa
diferente la televisión, dependiendo de su predisposición a de esas familias, se entrevistaron primero los padres y des­
comunicar (es decir, a formar parte del juego, confrontarse o pués los hijos, y giraban alrededor de los siguientes temas
intercambiar roles) de sus miembros. Las f�nilias concept clave:
oriented, que manifiestan una marcad<!- predisposición al
diálogo y una distribución más flexible de los roles, tienden a) distribución del poder en la familia y modos de elegir los
a utilizar el medio televisivo como una ocasión de encuen­ programas televisivos;
tro, de confrontación y de debate; como un modo de poner b) formas de recepción;
en acción las reglas y los valores y como un medio de socia­ e) entidad de las exposiciones al medio televisivo;
lización. Por el contrario, las familias social oriented, cuyos d) tipos de discurso que promueve la televisión;
componentes están menos acostumbrados a comunicarse e) posible presencia de sentimientos de culpa ligados a la
entre sí y que presentan una estructura jerárquica más rígi­ recepción del medio televisivo;
da, utilizan la televisión para reforzar las disposiciones ya f) canales, géneros y programas preferidos;
existentes, como una vía de escape para evitar el diálogo; g) uso de vídeos o de otros soportes visuales.
una válvula de desahogo de tensiones y conflictos.
Junt� a la observación participante, que sigue siendo el Cada entrevista solía durar unas dos horas y se grababa y
principal instrumento de las etnografías, se sitúan otros mé­ transcribía completamente.
todos de recogida de datos, como la entrevista en profundi­ La investigación de Morley identificaba dos estilos
dad y las historias vitales. principales de ver la televisión: uno llamado «masculino»,
que pertenece al bread win.ner, es decir, al cabeza de fami­
lia, y el otro llamado femenino, que es típico de su cónyu-
228 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ETNOGRAFÍAS DEL CONSUMO 229

ge. Ambos estilos de ver la televisión se distinguen en base 9.2.3. Historias vitales
a la percepción del consumo, al tipo de negociación que se
lleva a cabo, a su amplitud y su distribución en el tiempo, al Las historias vitales son entrevistas particulares, en las
tipo de producto elegido y a los discursos sociales que pro­ que se pide a un individuo que cuente su propia existencia. 1M
mueve. Se utilizan en el ámbito de las etnografías del consumo con
El estilo de vida masculino se caracteriza por una impli­ dif,e_rí entesfinalidades: determinar qué lugar ocupa la televi­
cación emotiva intensa; su consumo es lúdico, atento y se siór en la vida del individuo, qué importancia se le asigna,
disfruta plenamente. No hay_ negociación, pues el cabeza de qué relación hay entre el consumo y otras actividades socia­
familia detenta, en efecto, una indiscutible preferencia en la les (micro y macro) en las que el sujeto se encuentra impli­
elección de los programas. El tiempo en que él ve la televi­ cado. Pero también se utilizan para determinar cómo han ido
sión comprende y se concentra, generalmente, en determi­ cambiando con el tiempo sus modos de ver la televisión y
nadas franjas horarias (preferentemente nocturnas). Sus comprobar si dichos cambios se relacionan, y de qué modo
géneros predilectos son la información, el deporte, la actua­ se relacionan, con transformaciones más amplias del con­
lidad, etc., es decir, los llamados géneros de acontecimien­ texto social (familiar, laboral, etc.) donde se inserta el indi­
tos, La televisión no suele constituir objeto de discusiones, viduo. En este sentido, los datos que facilitan las historias
excepto cuando emite noticias relacionadas con aconteci­ vitales son diferentes de los datos procedentes de la obser­
mientos deportivos. vación participante y de las entrevistas en profundidad.
El estilo de visión femenino es, por el contrario, distra- En primer lugar, las historias vitales permiten abordar el
. ído y discontinuo. La recepción se superpone a otras acti­ fenómeno de modo diacrónico o «histórico», frente a una re­
vidades y se vive como un tiempo «robado», que no es construcción del consumo muy detallada pero que no es ca­
completamente lícito. También en este caso se produce una paz de distanciarse del presente. En segundo lugar explican,
cierta renuncia a favor de las decisiones del cabeza de fa­ a la vez, las dimensiones micro y mac1�0, supliendo lo que
milia. La visión está más diluida en el tiempo, pero, como hemos definido como un límite de muchas aplicaciones de
hemos dicho, se vive menos intensamente. Se eligen nor­ las etnografías del consumo. Finalmente, y como conse­
malmente programas de ficción y la televisión se sitúa, ge­ cuencia de todo cuanto se ha dicho, enriquecen el enfoque
neralmente, en el centro de las discusiones sociales. etnográfico con una capacidad de previsión que no llegan a
Las hipótesis de Morley sobre las características del con­ conferirle ni la observación participante ni las entrevistas.
texto familiar (la estructura jerárquica rígida), así como la A pesar de las ventajas que se podrían derivar de un uso
peculiaridad de la muestra analizada, pesan en las conclu­ sistemático del enfoque biográfico en las etnografías del
siones de la investigación, porque, de todos modos, los re­ consumo, aún son pocas las investigaciones que utilizan his­
sultados de ésta o de otras investigaciones etnográficas no se torias vitales.
pueden generalizar fácilmente. La investigación de Ann Gray sobre el uso del vídeo
constituye un ejemplo que se cita con frecuencia. 19 Gray
continúa el trabajo sobre el consumo televisivo en los hoga­
res emprendido por Morley, intentando centrarse en la rela-
230 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ETNOGRAFÍAS DEL CONSUMO 231

ción entre las mujeres y la tecnología. Para ello utiliza una La adopción de diferentes técnicas de observación en el
muestra de 30 mujeres, de diferente origen social y residen­ estudio etnográfico del consumo televisivo deriva de la difi­
tes en la región de Yorkshire. 20 Les pide que le cuenten su cultad de localizar en el contexto todas las informaciones re­
vida y que Je expliquen su relación con las tecnologías que lativas al objeto de análisis. Además del problema que re­
transmiten imágenes. De este modo, consigue recoger una presenta acceder a los lugares destinados a la recepción (lo
serie de infonnaciones relativas tanto a los diferentes usos que se pone de relieve sobre todo en las investigaciones so­
del medio como al contexto de la recepción. Respecto a los bre el consumo familiar), se plantea el problema de identifi..:
elatos de la observación participante, las historias vitales car y localizar los elementos pertinentes y útiles a los fines
permiten saber no sólo cómo se configuran el consumo y el de la investigación,22 a partir de los diferentes elementos que
contexto, sino cómo los percibe y los c:Omprende concreta­ integran el contexto.
mente el sujeto de la recepción. Sin embargo, es preciso señalar que aunque se crea que la
Una investigación realizada por uno de los dos autores del utilización cruzada de diferentes enfoques representa la me­
1 ibro, junto con Mariagrazia .Fanchi, sobre las mutaciones de jor solución a muchas cuestiones metodológicas y epistemo­
las funciones sociales que producen los aparatos de comuni­ lógicas que condicionan la etnografía del consumo, aún hay
cación de masas, constituye otro ejemplo reciente de cómo se más bien pocas las investigaciones de campo que prevean un
utilizan las historias vitales en el estudio de los medios. 21 uso integrado de diferentes instrumentos de investigación. El
Comparando los relatos biográficos de dos generaciones (la trabajo de James Lull sobre los usos sociales de la televisión
primera representada por personas nacidas entre 1935 y 1940 constituye un ejemplo al que ya hemos tenido ocasión de re­
y la segunda por personas nacidas entre 1975 y 1980), la in­ mitirnos. La investigación sobre el consumo televisivo y de
vestigación diseña el mapa de las funciones asignadas a los medios de las familias italianas, 23 realizada por uno de los au­
medios en dos períodos cruciales de su historia: los años cin­ tores de este libro, constituye otro ejemplo reciente, y en cier­
cuenta, caracterizados por el nacimiento de la televisión, y los to modo, más emblemático. Dicha investigación se basa en
años noventa, que marcan la llegada de los nuevos medios. una estructura metodológica bastante articulada, donde con­
En este caso, además de hacer posible que se conozcan la vergen la observación participante de 32 familias residentes
percepción y las expectativas maduradas por los sujetos res­ en cuatro ciudades italianas (Milán, Rímini, Brindisi y Poz­
pecto a los medios, el uso de las historias vitales permite sa­ zallo), las entrevistas en profundidad a los componentes de
ber cómo han ido cambiando los modos de recepción con el los hogares y los cuestionarios destinados a recoger informa­
paso de los años y, por tanto, recuperar la dimensión históri­ ciones más estructuradas, relativas al perfil sociodemográfico
ca del consumo. de la familia y a su exposición general a los medios.
La lectura cruzada de las respuestas obtenidas por cada
uno de estos. instrumentos ha permitido, en primer lugar, rela­
9.3. Utilización de diferentes instrumentos cionar los usos del medio televisivo con la historia de la fami­
lia, sus experiencias de consumo precedentes, las relaciones
El último rasgo que caracteriza a la etnografía del consu­ entre sus miembros y su disponibilidad a comunicar. Ade­
mo es la utilización integrada de diferentes instrumentos. más, ha permitido explicar la variabilidad del consumo tele-
ETNOGRAFÍAS DEL CONSUMO 233
232 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN

toda una serie de problemas relacionados con la investiga­


visivo implicando, junto con la estructura jerárquica del siste­
ción práctica específica. Sobre todo, porque gran parte de
ma comunicativo y las relaciones de la familia, dos esquemas
las investigaciones que han aplicado, hasta este niomento,
cognitivos y de comportamiento específicos, dos «marcos»
instrumentos de la etnografía al estudio de los fenómenos de
diferentes (el «marco» televisivo y el «marco» familiar»), a
los medios, tienden a descuidar dos elementos que se consi­
los que se remiten los miembros de la familia, utilizándolos
deran esenciales para entender el consumo televisivo. Di­
tanto juntos como por separado, cada uno de los cuales con­
chos instrumentos son, por un lado, la relación, que ya he­
tiene una serie de indicaciones sopre cómo realizar el acto de
mos mencionado, entre la dimensión microsocial (es decir,
ver la televisión y qué sentido hay que atribuirle.
el contexto de recepción) y la ·dimensión macrosocial (siste:­
En el marco televisivo, la visión se presenta principal­
rna económico y productivo, situación política, etc.) y, por
mente como una actividad de descodificación, un proceso de
otro lado, el papel del texto en la recepción. Ambos límites
construcción de sentido («veo la televisión por la tele­
dependen, en buena medida, del carácter todavía experimen­
visión»). Por el contrario, en el marco familiar la visión se
tal de la investigación, pero las nuevas aportaciones están
cualifica como·una actividad social (una de las muchas acti­
intentando superarlos bajo el empuje de un vivaz debate
vidades que se desarrollan en el espacio del hogar), cuya fi­
epistemológico.
nalidad es poner a disposición de la familia recursos que in­
Uno de los autores de este libro ha intentado tener en
vertir o que gastar en su propio seno o en sus relaciones con
cuenta esos dos puntos básicos del enfoque etnográfico (el
el ambiente externo («veo la televisión para actuar en mi fa­
macrocontexto y el rol del texto) en dos trabajos recientes
milia y en la sociedad»). La variabilidad de las disposiciones
que ya hemos m�ncionado: en la investigación sobre el con­
jerárquicas y del perfil de las relaciones de la familia, unida a
sumo televisivo del hogar, donde se ha intentado relacionar
la alt�mancia de ambos marcos, explica las diferentes expre­
las tipologías textuales con los diferentes modos de recep­
siones que adquiere el consumo familiar, así como los estilos
ción25 y en la investigación, realizada con Mariagrazia Fan­
de vida, a veces incluso contradictorios, que produce.
chi, sobre las funciones sociales de los medios, desde los
;'La relación entre televisión y dinámicas de relación se
años cincuenta hasta hoy,26 donde se especifica el intento de
configura, en definitiva, como un circuito complejo. Por un
situar la etnografía del consumo en una perspectiva histórica
ladó, el consumo televisivo se ve influido por la fisonomía
y social más amplia.
cultural y las relaciones del hogar y, por otro lado, el acto de
ver ia televisión constituye u:s «campo de maniobra», un te­
rreno donde se refuerza o se pone en discusión la red de re­
laciones familiares.24

9.4. Límites y nuevas perspectivas de investigación

Además de los límites de este método (de los que ya he­


mos hablado)', la etnografía del consumo presenta también
292 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN

vez más fragmentados (zapping), tienden a subrayar la falta


de estructuración del texto, definiendo «recoITidos de consu­
mo» heterogéneos y compuestos. 25
Por otra parte, la naturaleza problemática de la textuali­
dad televisiva también plantea preguntas de carácter inás
amplio, relativas a la relación entre innovación tecnológica,
formas lingüísticas y fondo cultural. Por ejemplo, podemos 12. Estudios culturales
preguntarnos si el flujo televisivo es el resultado de la afir­
mación de una mítica esencia del medio o tan sólo de una
elección contingente de la programación.· O también pode­
rnos preguntarnos si hay una relación entre el funcionamien­
to del medio televisivo y el horizonte cultural contemporá­
neo (teorías desconstruccionistas, práctica del hipertexto)
que ve declinar la prir�-iacía de la textualidad, etc).26 La undécima y última área de nuestro mapa trata de
De todas formas, hay que señalar que a, principios de los las aportaciones que examinan la televisión, su conteni­
noventa, se volvió a recuperar la noción de texto. Los resul­ do, sus formas expresivas y sus diferentes formas de re­
tados de las investigaciones empíricas han mostrado, por cepción a partir del contexto social y cultural que los cir­
ejemplo, que la recepción se concentra en tomo a determi­ cunda.
nados núcleos de sig�_ificado coherente de los textos (géne­ La exigencia de estudiar los productos televisivos en
ros, programas ...), respecto a los que el usuario activa com­ relación con: los procesos culturales ·que marcan el ritmo
plejas dinámicas de proyección e identificación (pensemos fa vida social se ha manifestado con mucha fuerza en es­
en los análisis de Katz y Liebes27 y, en general, en las inves­ tos últÚños afios. Es verdad que no se trata de ninguna no­
tigaciones «administrativas» que los emisores hacen de los vedad, pues la investigación, sobre todo la académica,
programas televisivos). De ahí deriva una nueva atención desligada de la obligación de responder a las exigencias
hacia los «textos» televisivos, entendidos en relación con la de la máquina televisiva, siempre ha dedicado mucha
«lectura» que los espectadores individuales o los grupos de atención a las relaciones entre l,a televis.ión y la sociedad,
espectadores hacen de los mismos. a su _recíproca influencia y a sus posibles elementos de
conflicto.
Sin embargo, el resurgimiento de este tipo de investiga­
ción, tal y corno se ha producido recientemente, ha sufrido
la influencia-·de algunos presupuestos teóricos que, en algu­
nos casos, han acabado ampliando y_modificando la pers­
pectiva desde donde se observan los fenómenos de los me­
dios. Dichas consideraciones se pueden resumir en tres
ideas básicas.
294 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 295

12.1. Tres ideas básicas una ficción; si los concursos distribuyen premios muy gene­
rosos, es probable que el sentido del dinero cambie; si los te-.
La primera idea es que un texto, incluido un programa lediarios insisten en la degradación ambiental, puede suce­
televisivo, no es tan sólo una construcción lingüística, ca:::' der que este tema entre en la «agenda» de las cosas a las que
racterizadá por tina arquitectura y un funcionamiento inter­ cabe prestar atención, etc., y todo ello independientemente
nos, sino táínbien un evento que se produce en un tiempo y de la distancia real entre Estados Unidos e Italia, de la.efec­
en un espacio determinados;/algo quéüéufrferi'algüña par-: Hvi ve�cta.d éiei pasado, de las posibilidades concretas de en­
te, en algún momento, para alguieQ.; un acontecimiento qui: riquecerse, de los índices exactos de contaminación). En
zás minúsculo ( «te informo que... », «te garantizo que...», este sentido, los textos «dan forma» al contexto en la misma
«te prometo que ...»), pero que entra literalmente en nuestro medida en que dependen de dicho contexto.
mundo. La segunda idea qué distingue a esta área de investigp-
Este - carácter
- -----
de «evento
-- --�-- .. .... ·-·
» ..que posee. el texto tiene u:p.a
:.)
ción es que un texto, incluida una transmisión televisiva, JJO
encuentra en el marco histp-
..
doble cara. Por un lado, el texto es un di�positivo que guarde para sí, y luego �ntregue a su
·-·· . ,: . . '. .

riéo, -geográfico, cultural. y social que lo alberga las condi­ destinatari.o, un sentido .definido.y reaiizado.,,for el contra- .. ·- &rD(A�
cicmes de su propia existencia., El carácter productivo del p,=opuestá
ria; el texto facilita ririá' qlie rriariifiesia Jas inter¡- '' �
texto depende del contexto (por ejemplo, una transmisión te­ cienes de quien promueve la comunicación y que se ofrece a,
levisiva parece factible en la medida en que se adapte a los sednterpretado por el destinatario. Ei decir, el texto es el lu-
fonnatos comúnmente aceptados), su naturaleza (por ejem­ gar donde se confrontan todo lo que el emisor quiere decir,
plo, un documental se considera como tal si en el espacio so­ . lo que consigue expresar concretamente y lo que el destina­
cial que lo alberga rige una distinción suficientemente neta tario comprende del mensaje. El significado del texto nace,
eritre ficción y no ficción) y su posibilidad de ser recibido pues, de la superposición de un «significado del hablante»,
(por ejemplo, una investigación confronta todo cuanto ase­ de un «significado intrínseco» (que cán frecuencia constitu­
vera o muestra con lo que se dice y se conoce de lina deter­ ye una «gama» de significados que se pueden activar) y de
minada época; si desvela algo nuevo, lo hace en relación con un «significado del receptor» (lector o espectador).
lo que «generalmente» se ve o se dice y si saca a la luz algo En el proceso de interpretación se produce, princip�l­
«demasiado» nuevo» se arriesga a no ser entendida). Por ;} mente, una especie de «careo» entre el texto y su destinata­
otro lado, el te�to contribuye, a su vez, a definir el cuadro rio, cuya con(rontac:i<Sri. �ejeínboca en una verdadera nego�,
histórico, geográfico, social y cultural que lo alberga. Jodot ciiición' de sentido,' que comprende difere�tes' áspééfo:S del
· 10 que afirma y el modo en que lo hace reestructuran, al me?­ acto de recepción.
nos para la percepción común, la realidad' circundante?'(por En primer lugar, el destinatario negocia el sentido de una
ejemplo, si hay conexiones con Nueva York cuatro veces al transmisión telév'isiva� écfüfrontando tocio fo que ·se le propo- ,j
ne ·con lo que sabe, piensa y cree, en cuanto individuo-º ..
,C

día, es posible que los Estados Unidos den la impresión de


estar más cerca de Italia que otros países incluso menos leja­ miembro dé U11 grupo sóciaÍ.iPor ejemplo, denunciar un e1-
nos geográficamente; si el pasado se reconstruye sistemáti­ cándalo en un telediario puede reforzar la convicción del
camente en un estudio, no se excluye que se entienda como destinatario de que «hay algo podrido» en la administración
296 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 297

pública, pero también puede llevarlo a atribuir al telediario Los textos de los medios, incluidos los programas tele­
una voluntad de provocar escándalos inútilmente. visivos, se prestan a diferentes usos. Por ejemplo, ofrecen
En s'$gundo lugar, el destinatario de la comunicación te­ imágenes de la realidad que confirman, integran o corrigen
levisiva71egocia el s:entido de cuanto se le propone, bu¡¡can­ los mapas cognitivos de los individuos. Facilitan esquemas
do un punto intetinedid entre HH<posición» qüe le �signa ,el que explican los eventos cotidianos, casi siempre a partir
texto por e! _1110�0 ,e1vlue;se dirige a él y la «posición>� que\� del modo en que tratan los «casos públicos» (presentar la
atribuyeh ·1¡5s· procesós scicialés ei:i' los qué participa.º,Por política como un «conflicto de intereses» en vez de como
ejemplo, un telespectador se puede sentir «partícipe;> dé una un «conflicto de ideales» ayuda a entender qué ocurre en
transmisión cuando el conductor trate a la audiencia de una reunión de vecinos...). Facilitan repertorios de expre­
modo confidencial, pero también se puede sentir «excluido» siones, símbolos, fÍguras retóricas, etc., que se pueden vol­
de la misma si sus intereses o sus convicciones son diferen­ ver a utilizar en diferentes ocasiones, incluso en nuestras
tes de las expresadas por dicha transmisión. En este caso, es conversaciones cotidianas. Activan cuadros comunicativos
probable que intente «compensar» ambas cosas. que confirman o desmienten las jerarquías sociales recono­
En tercer lugar, el Qestinatario negocia el sentido, tenien- cidas (el progresivo «tumo de palabra» de la «gente co­
do en i::uérita tá:ttibtéñ 'fas ñlúnerosas interpretaciones que . mún» en las pantallas implica una percepción diferente del
circlllani en el es:paciól sociaf atribuido· al texto: de la ínter:, «derecho de intervención» de un individuo en cuestiones
pretación «autorizada>> por : la! crítica a la interprftación colectivas). Favorecen o bloquean las interacciones perso­
<(é1ctn'rseJffda>;-pcfr el:tnedio (como en el caso de los espacios nales (un padre y un hijo pueden sentirse cerca viendo un
promocionales) o.de la interpretación «idiosincrásica» de un partido, mientras que la elección divergente de un progra­
determinado espectador concreto a la interpretación «pasio­ ma puede acentuar el contraste familiar). Ofrecen sugeren­
nal» de los fans, etc. Se trata de llegar a determinar no sólo cias para la acción (una noticia sobre las deficiencias de la
qué dice el texto, sino también qué sentido hay que darle.Y sanidad puede provocar reacciones en los usuarios de la Se-
se determina tanto en base a «saberes» individuales como a guridad Social)...
colectivos. Desde esta perspectiva es oportuno hablar también de las ··
La conclusión de todo esto (que se añada y puntualiza la funciones de un texto, además de hablar de su significado ....
conclusión a la que habíamos llegado en el punto anterior) es Su capacidacd de prestarse a ser un «recurso social» lo con- ,..
que el texto no se puede escindir absolutamente de su contex­ vierte en un bbjeto capaz de saturar una necesidad, alcanzar
una meta, acercarse � un objetivo_. Su presencia se puede
un
to. No solo organiza su existencia en tomo a dicho contexto
(su aparición depende de un marco espacial, temporal, cultu­ percibir en .i-Madón coñ fin. . ..
ral y social, al que modifica a su vez), sino que define la rela­ Los significados y las funciones están muy conectados
ción entre el contexto y sus significados (a través de un proce­ entre sí. Si una persona se sirve de una telenovela para en­
so colectivo de construcción de sentido).. tender qué consume a su hija o para relajarse después del
La t�rcéra idea �� tj'ge.., ,para ¡19,� _Sllj_etos sociales,. el texto trabajo, interpreta su contenido de un modo diferente que si
, ,... -···úy��iiri:,)?citl,1
eWrtoconstff s� , , . . debe
r ...-.... -, .- .· . . s..d,:iqúe i de
utilizar, además· ser la utiliza para charlar con una colega de la oficina o si la ve
ufü{propuest a que hay que interpretar. sólo mientras espera a que empiece el telediario.
298 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 299

En cualquier caso, tanto los significados -como las fun­ tro temas que, en nuestra opinión, representan los ejes de la
ciones están muy ligados a las circ'ímsiandas. Es rríás,- grá- < reflexión que hemos enunciado precedentemente:. la cons­
cías a su «funcionalidad», un texto se conecta de modo aún; trucción social del sentido en los textos televisivos, la rela­
. .

más sólido al marco donde se presenta y, a través de sus ción entre el discurso televisivo y las redes de los discursos
. múltiples usos, puede ser englobado literaiinente en la vida :. sociales, las funciones sociales de la televisión y, finalmen­
cotidiana. Ujia vez más, llegamos a la conclusión de que el te, .ªel_ papet del medio televisivo en la construcción de la
lazo entre el texto y el contexto (que presenta una doble di­ identidad 'sócial.
rección) aparece no sólo como un dato de hecho, sino tam­
bién como un elemento crucial.
Hemos sintetizado tres sugerencias teóricas: la necesidad 12�2. Televisión y construcción de sentido
de considerar el texto como un evento y, por tanto, de obser­
var atentamente las condiciones y los efectos de su existen­ Hemos dicho que la necesidad de estudiar las relacione5c
cia; la necesidad de considerar el texto como una propuesta entre el texto televisivo y el contexto de debe a un cambip
y, por tanto, de acentuar las dinámicas de negociación de los experimentado ·en el modo. de considerar los textos de lo·s i
significados y, en general, los procesos sociales de construc­ me(iios. El motor de dicho cambio ha sido la idea de que
ción del sentido y, finalmente, la necesidad de considerar el c�da texto define sus significados en función de su c6niexto·j
texto como un recurso y, por tanto, de destacar sus funcio­ a través cte·1m proceso colectivo de construcción de sentido:
nes sociales y los diferentes modos a través de los que se in­ Dicho brevemente, el texto no entrega al destinatario UJ}.
tegra en la vida cotidiana. sentido definido y realizádo�·-:-sino-·que-te-·fadlita una pro:
Como hemos dicho, estas sugerencias nos parecen los puesta para que la interprete. El significado del texto nace, , .
tres grandes pilares sobre los que se apoya la última gran pues; de la cónfrontación entre dicho texto y su destinatario.;
área por donde nos vamos a mover. Se trata de un territorio úria confrontación que desemboca en. una negociación de '
diferente de los que hemos explorado hasta ahora, donde sentido propiamente dicha.,,
encontramos sobre todo reflexiones teóricas y modelos in­ En esa negociación, el destinatario tiene en cuenta, por
terpretativos, además de datos sobre investigaciones y ejem­ un lado, la posición que ·le asigna el texto (y que depende,
plos empíricos. Se trata de un territorio densamente pobla­ entre otras cosas, del modo en que el texto se dirige a él) y,
do, dado que en esta área converge gran parte de la tradición por otro lado, el destinatario se mueve a partir de la posición
académica de estudios sobre los medios (de la teoría crítica que se le asigna en el contexto social.
de Morin a los más recientes estudios culturales). Todo esto constituye la base del modelo de cadificn­
La especificidad de esta área, unida a las numerosas ción/descodificación de Stuart Hall. 1 L;'tesis de Hall es que
aportaciones que se inscriben en ella, no nos permite tratarla la comunicación no tiene nada de natural. Hay que construir
de modo exhaustivo. Respetando las intenciones de este li­ los mensajes antes de enviarlos y tanto la construcción como
bro (que intenta ser un manual de métodos de análisis y de la interpretación de mensajes son operaciones activas y radi­
investigaciones sobre televisión) nos ha parecido oportuno cadas en la sociedad. Por su parte la audiencia no es una
realizar· una selección. Por ello nos hemos centrado en cua- masa informe, sino un agregado de grupos sociales, ligados
300 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 301

de diferentes modos a la estructura social y a la cultura do­ vidad estf1:1cturada, que permite a las instituciones producto:..
minante, por lo que siempre cabe la posibilidad de que se _ ras de mensajes definir temas hacia los que dirigir su aten­
produzcan malentendidos entre la producción y la recepción cióny también sus' prioridades, facilitando a los miembros
de los mensajes. Para limitar dichos malentendidos, los me­ de una cultura las �ategorías y los marcos de referencia :en
dios codifican los significados de sus textos de modo que la dónde actuar. Pero•al rechazar-la idea de que se produée'un
lihertad de la descodificación quede enmarcada dentro de efecto directo sobre el comportamiento, el modelo torna de
ciertos límites, es decir, de modo que los significados codifi­ la aj:,ói-fadón de «usos y gratificaciones» la idea de un e�.-_
cados correspondan a los descodificados. Ahora bien, de la pectacipr a,ctivo, qu� elabora su propio sentido a partir de los
relación que el lector instaura con dichos límites derivan tres símbolos y de los signos que transmiten los medios.º
!Jió.ffciime/; que se ipueden adoptar eri la descodificación, �s: En realidad, la tipología de la recepción que propone
decir, ti;es-·111odos qúe tiene la audiencia de acoger o modifi- .. Hall no se ha de interpretar como un esquema finito y ex­
c:ár el sentido del texto. ,; haustivo, sino como un punto de partida para moverse por la
En :¡primer lugar -
tenemo�
: -·-·--�.,-.¡�- -,,-�·
l?- lectuxa doniinante, realizada
- ..· - ·._·_··· :· �- . . 'º_ :···-··.··.-.-:-··.- ,!.. : .-·.····'J:.
...,,':;·�;. ...:.;·., .�. . !�-·:.·-·
complejidad de los procesos de comunicación. De hecho, a
,por_ qti)ie,f!�:�. c-oi11ulgafi con el ;puntó de vista ideól6gico"deJ partir de la aplicación del modelo, surgen algunas preguntas
�é_!11'.f-sor,cuyasintericiones comdnicativas reconocen y asumen.- clave en tomo a las que se desarrolla el trabajo de Hall y de
A continuaeióri tenemos la lectura negor;iada, típica de,. sus colaboradores (Morley, Connell, Brunsdon, Hobson,
quien�s-�-� .P�ft�11,�cen a ra 1nisma clase sociocultural, de Willis).
é¡tii�11)1ájJroducidp,el_-menª.atei.Cl,lyas intenciones comuni- ¿Por qué elegimos sólo un número limitado de significa­
' c,Í.tívas reconocen pero no con1parten. dos de entre todos los infinitamente posibles? ¿Por qué se­
Pof último , teq.en1os la' le�tura de oposición, típica de leccionamos determinados significados en vez de otros?
quieú¿s sejc:léntJfi�m:i, ..GCJn 1117Jegmento social opuesto al<iel ¿Cómo consigue la televisión crear un conjunto de «signifi­
/érrti�bt'd.iyas int�nciones torimnicátivas no; reconocen, por cados preferentes», es decir, un conjunto de interpretaciones
· 1o ·que1 crean significados alternativos, más b menos di_stor- preferentes a las que los espectadores tienden a adherirse?
slo11ados, dirigidos a agudizar la diferencia social. ¿Cómo influyen en los procesos de descodificación las ma­
Así pues, según el modelo de Hall se puede identificar el crovariables estructurales (sexo, clase social, raza ...)?
contenido ideológico de cada mensaje, pues refleja su adhe­ La investigación de David Morley sobre Nationwide
sión al sistema ideológico preferente y se transmite a través constituye una de las investigaciones más significativas de
de los procesos de codificación. Por otra paite, la irreducti­ este ámbito. Se trata de un célebre programa emitido en )as
ble polisemia del texto y las peculiaridades.del receptor jus­ . cadenas inglesas, a partir del cual se intenta verificar, de
tifican, en cualquier caso, la posibilidad de que se realicen modo empírico, el modelo de codificación/descodificación
diferentes descodificaciones, más o menos coherentes con de Hall.2 En esa investigación se mostró un episodio de la
las intenciones comunicativas del emisor y, en caso extre­ serie Nationwide a 26 grupos diferentes de espectadores,
mo, incluso aberrantes. pidiéndoles que expresaran su opinión, primero mediante
Re�pécto a los teóric_qs d�� los ef�ct9s, !er;i est�- m_()d�lo_ preguntas relativamente abiertas y, después, a través de pre­
cambia la idea de que la coi:nu'nica:ción de m�sas es una acti- guntas más dírectas. El objetivo era demostrar que los dife-
302 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 303

rentes modos de leer el programa se podían remitir a los tres comprende los textos de los medios. La hipótesis de la auto­
tipos de lectura que planteaba Hall: dominante, negociada y ra es que el receptor interpreta el mens�tje «proces�ndolo» a
de oposición. En realidad, se trataba de una aplicación del través de sus esquemas mentales. El sentido del texto deriva,
modelo de Hall en clave microsociológica, es decir, a través pues, de la acción sinérgica de las informaciones que contie­
de una metodología de investigación que remitía a los presu­ ne el propio texto y de toda una serie de factores como las
puestós etnográficos, aunque lo hiciera más bien de un �;,cperienci�s anteriores de recepción, el género, la clisposi­
modo aproximado. En realidad la investigación fracasó en 'ci6n 'soti"ai'réspecto a las informaciones que contiene, etc.,
su intento de identificar las relaciones entre diferencias de que contribuyen a sedimentar los esquemas cognitivos que
lectura y determinaciones socioeconómicas, pero es impor­ el individuo activa en el proceso de recepción. Para entender
tante porque demuestra empíricamente que el texto es poli­ mejor la participación de todos estos múltiples factores en el
sémico y que su consumo constituye una compleja actividad acto de consumo, puede ser útil recurrir a un ejemplo que
social de negociación. propone la propia autora.
L�t polisemia del texto y el carácter activo y negociaqle Supongamos que queremos analizar el comportamiento
de1a óterpretación también sirven de referencia de los estu­ de la recepción de dos mujeres de clase trabajadora, que tie­
dios que adoptan el enfoque piscosocfolog1.co; es. decir, que nen un perfil sociodemográfico idéntico. Una de dichas mu­
también incluyéñ en la dialéctica texto/contexto los proce-:, · jeres considera el medio como un instrumento de poder que
sofmentales del receptor. qesde esta perspectiva, ·el consu­ le permite compensar su falta de aportación al mantenimien­
mo se presenta como un complemento del significado del to económico de la familia, mientras que la otra percibe el
texto, a través de la aplicación de determinados esquemas control del medio como una responsabilidad, que se suma a
cognitivos. las responsabilidades derivadas de la organización de la
. En su News as Social Resource,3 Klaus Jensen elabora la casa, y un elemento molesto en las dinámica familiar. Cada
noción de supertema precisamente para explicar el funcio­ una de �sas dos mujeres se acercará al texto y entended los
namiento de los esquemas cognitivos en el ámbito de la co- . mensajes del medio de diferente modo. Eso significa que,
m�nicación de masas. Jensen define los supertemas como además de la clase social y del género, en el acto de consu­
«procedimientos interpretativos que utilizan los espectado­ mo también intervienen otras variables como, por ejemplo,
res para reconstruir los significados de la información tele­ la historia, las convicciones morales, políticas e ideológicas,
visiva». 4 En realidad, los supertemas sirven para ordenar las las disposiciones y los gustos y, en definitiva, el perfil psico­
informaciones en base a ámbitos de conocimiento preexis­ lógico del individuo. Añadamos que, respecto a la teoría de
tentes y, en particular, sirven para valorar, seleccionar, com­ usos y gratificaciones, que pone de relieve los rasgos indivi­
pletar y memorizar la propuesta del medio. Esto significa duales del espectador, Livingstone intenta restablecer la
que al sentido original de la propuesta televisiva se le agre­ compleja dialéctica que se instaura entre los factores indivi­
gan siempre significados más generales, hasta que dicho duales y las coordenadas sociodemográficas.
sentido se reconstruye o incluso se distorsiona. Pero volvamos al modelo de Hall, para reflexionar sobre
En Making Sense of Television5 Sonia Livingstone tam­ sus ventajas y sus límites. El modelo tiene fundamentalmen­
bién se centra en los modos en que el receptor percibe y te dos ventajas: entiende el texto como una estructura abier-
304 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 305

ta, polisémica, semánticamente flexible y susceptible de ser 12.3. Televisión y redes discursivas
interpretada de diferentes modos (todos igualmente legíti­
mos) y considera la interpretación como algo activo y nego­ Hasta aquí hemos visto que, en la construcción social del -
ciable, donde entran en juego determinados elementos con­ sentido, espectador ocupa uria posición que l_e asignan, i("
el ó
textuales. la-vei/efte5':to\,el-cdnteiio sociócultutat Pcir �I contrario.­
Los principales límites de este modelo parecen ser: la ahora veremos que el espectador también tiene que afrontar
homologación de fenómenos diferentes bajo la etiqueta co­ la red de textos que atraviesa todo el contexto social.
mún de descodificación; es decir, la comprensión/incom­ En la n�gociación del sentido, el destinatario también­
prensión, por un lado, y la adhesión/desacuerdo ideológico debe tener en cuenta: que en el espacio social se cruzan y se
por otro lado; la definición vaga del concepto de lectura pr�­ suceden interpretaciones diferentes. s�·produc� �n coriflicto"
.ferente o dominante (¿se trata de una propiedad del texto o de lecturas que complica aún más «la lucha por el sentido» ·­
es fruto de una descodificación activa?) y, finalmente, la que se mantiene en tomo a un texto.
presencia ele un cierto determinismo sociológico, que encon­ Las transmisiones televisivas también nos ofrecen ejem­
tramos, por ejernplo, en la idea de que el hecho de pertene­ plos bastante ricos al respecto. De hecho, no es casual que
cer a diferentes categorías sociodemográficas (clase, raza o dichas transmisiones aparezcan acompañadas de una red de
censo) se relaciona directamente con los diferentes procesos discursos que las envuelven y las engloban: la publicidad de
ele lectura y sus resultados. los diarios, los espacios promocionales de la televisión, el
Sin embargo, más allá de sus límites, la propu�sta de comentario privado que se realiza durante la recepción, el
HaU tiene �l m�r!t ?'?-� SC>ITI���1."iª la aten�ióh��e-lodnv�str:­ hecho de volver a hablar de las transmisiones en la charla
g;adóhfa]a- é::omplejiclad del pi·ocbo de comunicación télevi- entre amigos, la recensión del crítico, la parodia que realiza
s'iva, aportando modificacim;esi decisivas al modelo domi- _ otra transmisión, la polémica que desencadena un líder de
nante ele la Conúnunication:Resea,:ch norteamericana. De opinión, etc. Cada programa va acompañado de discusiones,
hééh:ó, la producción y¡ Ia: recepción dejan de estudi�se por debates y comentarios (no siempre pertinentes respecto a lo
sé"pái"ado,. pües· e1 sebtido del• rriJnsaje.
nace "pr�d.sambt6 'de que·se ha visto), junto a los que se alinean miríadas de otras
la relación entre ambas. Además, la propuesta de Hall tiene actividades domésticas, que se cruzan, se superponen e in­
el mérito de huir de la noción de texto en cuanto contenedor cluso se contaminan con dicho programa.
de significados constituidos previamente y unívocos, así Afrontar la propuesta de la televisión significa, pues, en­
corno de aquella noción que lo define como algo completa­ trar en uná; red comunicativa y activada, prolongarla y ex�
mente abierto, susceptible de cualquier tipo de lectura. En tenderla. Hay t·
que afrontar resúmenes o. explicaciones, atri� ,-
definitiva, es verdad que el lector se implica en un trabajo buírselos a; alguien, situarse en cuanto• destinatarios de los
productivo, pero bajo determinadas condiciones derivadas mismos, compartirlos con otros individuos, superponerlos a
del propio texto, de las instituciones que lo producen o del otros -textos, repetirlos o discutirlos .. Enjeste sentido, la tele-; -
contexto social donde se sitúa. visión se pi;iede considerar alternativamente. como un, inter­
lócüior comunicativo (algo que se escucha, se interpreta),
tiií.-inoto,� d� la comunicación (algo que, una vez conectado,
306 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES )07

conecta a su vez otras interacciones) o un objeto de la pala.­ de modo activo, de las conversaciones que tienen lugar entre
bí·a-(algo sobre lo que se discute). ;:, los diferentes miembros de la familia. Con frecue119ia cons­
El estudio de Dorothy Hobson, Women, Audiences and tituye un objeto de diálogo, establece un terreno común,
the Workplaces,6 realizado utilizando una metodología etno­ ofrece sugerencias para iniciar nuevas conversaciones, crea
gráfica y dedicado a analizar las modalidades y la frecuen­ una enciclopedia vívida y audiovisual y facilita ejemplos.
cia con que la televisión entra en las conversaciones que tie­ De ese modo, Lull desmiente aquellas teorías que sostienen
nen lugar en el trabajo, trata de todos estos aspectos. qrit;cóii frecuencia, la televisión sustituye, empobrece e im­
Hobson parte de una muestra restringida, compuesta por pide el diálogo en familia. Por el contrario, la televisión su­
empleadas, y analiza los itinerarios de sus conversaciones giere temas de discusión controvertidos, facilita explicacio­
sobre los programas de ficción que ven (principalmente se­ nes sobre las actitudes de los diferentes miembros de la
riales). La investigación pone de relieve algunos rasgos re­ familia en relación con un tema determinado y, por último,
currentes de dichas conversaciones. Al hablar de los seria­ favorece la recíproca confrontación entre unos y otros.
les, las mujeres extienden la conversación a todo el conjunto En definitiva; en torno a la televisión se va tejiendo unª
de la serie (repaso de los capítulos anteriores e hipótesis so­ compleja red de discursos, hecha de dichos, de comentarios
bre los sucesivos); muestran su propio nivel de competencia y de diálogos que se originan a partir de fa televisii5r( fiti&s
y de participación emotiva; discuten acerca de qué hubieran la familia habla de la televisión y de sus programas y habl1,1
hecho de haberse encontrado en la misma situación que los a partir de la televisión y de todo lo que se refiere a la mis­
personajes, incluso remitiéndose a situaciones análogas de ma. El punto clave es, pues, qüeisfü éntramádo dé discui:sos
la vida cotidiana; utilizan el evento representado en la tele­ contribuye, por ·un lado, a definir el significado. de los pro.:;
visión para hablar de eventos privados; llegan a construir gramas que se ven y, por otro lado, permite subrayar o vol-,.
una imagen social ligada directamente al tipo de programas ver a déñiiir ios roles familiares y sociales. . -
discutidos y a las diferentes modalidades de discusión. Es cierto que la investigación de Hóbson estudia los dis­
Así pues, el conocimiento de la televisión y, en concreto, cursos sociales que se producen después (o prescindiendo
de algunos programas, entra en los discursos interpersonales del) consumo del texto, mientras que Lull explora los dis­
y, por un lado, se utiliza como filtro para hablar de la propia cursos que se realizan durante el consumo del texto. Sin em­
vida, mientras por otro determina una especie de «estigma» bargo, ambas investigaciones llegan a conclusiones análo­
social a nivel de grupo de trabajo. En definitiva, Hobson de­ gas, es decir, muestran que la red discursiva en torno a la
tennina que los programas televisivos se utilizan para mejo­ televisión incide, por un lado, en la construcción del sentido
rar la comprensión de uno mismo y del mundo en que se textual y, por otra parte, activa procedimientos de construc­
vive. ción del propio yo entre la comunidad de consumidores.
La idea de que la televisión es, a la vez,'im interlocutor A partir de aquí vamos a dar un salto ulterior respecto a
comunicativo, un motor de la comunicación y un objeto de nuestro punto de partida, pues podemos pasar de la cons­
discurso también preside la investigación de James Lull, In­ trucción colectiva del sentido textual a la idea de lafuncio­
side Family Viewing,1 realizada asimismo con instrumentos nalidad del texto en la vida cotidiana. Detrás de este pasaje
etnográficos. Lull considera que la televisión fonna parte, se percibe la idea de que el texto no es sólo una propuesta
)08 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN
ESTUDIOS CULTURALES 309

que cabe interpretar, sino también un recurso que hay que identificar cuatro funciones como las más importantes: la
utilizar, y que el consumo de medios es un lugar donde la in­ fun,éión_de LCQUJar histodas, la fundón b�rda, 1� fuo�ión dé
terpretación y el uso se superponen y se dan la mano. Pase­ c�O:struir ritos y la función de construir modelos. 11 ,,
mos, pues, a hablar también de las funciones del texto, ade­
nuís de tratar de sus significados.
12.4.1. Lafunción de construir historias
12.4. Funciones sociales La función de la televisión de construir historias está
muy ligada a las reflexiones sobre la naturaleza «oral» del
La capacidad de la. televisión de intervenir en la realidad discurso televisivo. 12 La televisión habla, cuenta, propone
y dé i1iodifcarlá:nósilfova á pteghii.Úl.ríÍos-pÓf 1a�(ftindéines',
i
historias que reflejan la costumbre de buscar emociones que
'sóciafe·s de los 111edioS,!"' tiene el espíritu humano. En este sentido, la televisión esti­
El concepto de función ·remite a una. vasta tradición de mula la imaginación de los individuos, satisface su necesi­
investigación, que encuentra su mayor expresión en el enfo­ dad de evasión y encama sus fantasías, realizándolas en his­
que de usos y gratific"aciones. No es fácil definir la función. torias cercanas a su vida cotidiana. El mismo telediario
McQuail sostiene que el concepto de función es, por sí mis­ explica esta función, de modo aparentemente paradójico. Se
ma. una noción polivalente, que «puede significar, a la vez, presta más atención a las noticias que nos afectan (es decir,
finalidad. consecuencia, requisito o expectativa y que tiene que hablan de nuestro trabajo o de nuestra ciudad o de una
también otros significados, como uso». 8 Esta versatilidad realidad o un problema cercanos) no sólo por la exigencia
semántica, que por un lado deriva de los muchos estudios de estar informados, sino por el «placer» de oír historias que
que se han llevado a cabo sobre el concepto de función, tam­ ya se conocen o, en cualquier caso, que se pueden relacionar
bién constituye sin duda una fuente de ambigüedad y un con nuestra experiencia de la vida. 13
problema, sobre todo en la investigación.9 Por ejemplo, Ja­
mes Lull realiza serias críticas al enfoque funcionalista, acu­
sándolo de haber atribuido un peso excesivo al individuo, a 12.4.2. Lafunción barda
quien considera el único responsable del proceso de gratifi­
cación, sin haber dedicado suficiente atención ni al medio La dimensión oral del discurso televisivo también nos
(reducido a un instrumento_del que se puede prescindir para lleva a identificar una segunda función social que desarrolla
obtener satisfacción), ni al contexto social (que se conside­ la televisión. Ya hemos dicho que la televisión propone dis­
ra, a lo sumo, un elemento más entre los muchos que inter­ cursos que, a su vez, generan el espacio social mediante
vienen en la construcción de la personalidad del individuo, otros discurs"os. Esta idea induce a Fiske y a Hartley a consi­
pero que no se trata de un factor crucial para definir los pro­ derar la televisión como un «bardo» contemporáneo». 14
cesos de consumo). 1 º Todas estas razones nos obligan a pen­ El «bardo» canta la gesta de una comunidad, registra sus
sar de nuevo en este concepto y a elaborar otras tipologías eventos y sus preocupaciones, por mínimas que sean, los
cte las' funciones. (En ·concretb- nos parece que se puedei;i. transforma en versos y los pone a disposición de todos. Es
310 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 311

decir, el bardo trabaja a partir de un patrimonio común y con llo de las rutinas en la vida cotidiana tienden a modularse. a
el objetivo de crearlo. p#tir' éí� ritrilo;/y' �áa�;ida(irríptiestas por la programación
J:.afunción barda de la televisión consiste, pues, en con­ televisiva. t
vertirse en mediád()ra. de lengllaj�s. e11 sit!iJt:t:$�� �pyl_Qe!}Jrq" . Tanto la reflexión teórica como la investigación han pues­
de ra culfura, enremitir"ias.situaciones de la vida social a va-. to de relieve con insistencia lafunción de construir ritos del
Tóres y símbolos compartidos por los mfombros de la comu..:· medio televisivo. Por citar tan sólo algunas aportaciones,
nidad. 15 · pensemos en la investigación de Dayan y Katz sobre los
En este sentido, la televisión está profundamente radica­ «acontecimientos mediáticos», donde se describe la televi­
da en la sociedad; en sus programas se percibe la voluntad sión como un instrumento capaz de crear citas colectivas que
de ilustrar acontecimientos que, de algún modo, pertenecen modifican los ritmos de la vida cotidiana. 16 La reflexión de
a cada uno de nosotros, de convertirlos en algo accesible Scannel, atribuye a la temporalidad de la programación la ca­
para todos y, de ese modo, explicar y reforzar el patrimonio pacidad de crear un puente entre la dimensión privada y la
común. pública17 y los ejemplos etnográficos recogidos por Lull des­
Una de las expresiones típicas de la función barda es la tacan el hecho de que la familia puede utilizar la recepción te­
intertextualidad. La teiévisiónhábia dé'fos.perióoicos 'y'los levisiva para organizar o estructurar mejor las obligaciones
periódicos de la televisión; la t�levisión se inspira en el cine domésticas. 18
· y el cine en el mundo televisivo, etc., en un continuo cruce
de referencias.
12.4.4. Lafunción de construir modelos

12.4.3. Lafunción de construir ritos Cuanto hemos dicho hasta aquí revela una última fun­
ción social de la televisión, que subyace a las funciones
La televisión está profundamente radicada en las dife­ identificadas hasta ahora.
rentes dinámicas sociales que se producen; se modela a par- Como hemos visto, la televisión no se limita a reflejar e}
tir de dichas dinámicas (construye historias que calcan los tiempo y el modo en que se realizan las diferentes interné�
acontecimientos de la vida cotidiana, se convierte en porta­ ciones, sino que las capta, las codifica de nuevo y las vuelve
voz de la cultura de la comunidad en la que se inserta) y, al a propórier como'iriodelos, restituyéndolas con un valor afla�
mismo tiempo, contribuye a definirlas (ofrece paradigmas dicto de «etiqueta» y de carácter canónico. �·
de referencia, orienta los discursos, crea una agenda cuyas Lafunción de construir modelos de la televisión se ejer­
articulaciones reproducen fielmente los contenidos y la es­ ce, pues, mediante la construcción de representaciones sim­
tructura jerárquica de cuanto se transmite). Pero todo ello no plificadas y canónicas de la realidad, de donde toma presta­
es suficiente,. pues la intervención de la televisión en lo so­ dos valores, rituales, símbolos, fomrns de interacción,
cial se extiende también a la dimensión temporal. La televi- ,,., lugares y tiempos, para restituirlos después convertidos en
sión organiza su propio flujo discursivo �.parti{d�Javicla ,,. mod�los que cabe imitar.
cotidiana'},.paralefamente, los ritmos que marca el desarfo- �n este sentido, la televisión ya no es tan sólo un «espejo
312 ANI\LIS!S DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 313

del niuúdó>>, sinq también u� ejemplo; un ¡ canon· de; cómo medios. De los estudios sobre los efectos a las más recien­f
«es» �l mundo y de cóino hay que «estar» en ehnúndq�. tes teorías sobre la recepción, el tema de la_ i<;lentic;l_¡ic
Los análisis de Milly Buonanno sobre la función que de­ siempre h� constituido un nudo ptÓ'bÚ!mático y un campo
sempeñan los relatos de ficción, al proponer modelos socia­ de maniol;>ras donde experimentar la eficaciél,_ de las cate­
les, confirman el hecho de que la televisión constrnye de gorías y la! solidez de los marcos teóricos.
forma esquemática representaciones del mundo que nos ro­ La amplitud del debate que ha ido surgiendo en torno a
dea y nos ofrece las claves de lectura necesarias para desci­ este tema no nos permite tratarlo de modo exhaustivo en
frarlo, así como el hecho de que estas «copias» de la reali­ este lugar. Por tanto, nos limitaremos a destacar algunos de
dad que la televisión construye y difunde modifican, a su sus puntos más significativos y a indicar las direcciones más
vez, la distribución de los contextos sociales de donde pro­ recientes que ha emprendido la investigación sobre el
vienen. mismo.
Mediante el análisis de los contenidos comunes de la fic­
ción televisiva, Milly Buonanno 19 subraya el preponderante
saqueo de la realidad que dicha ficción lleva a cabo y desta­ 12.5.1. Del modelo esencia/isla al modelo antiesencialista
ca el hecho de que dicha apropiación se resuelve puntual­
mente en una serie de transcripciones interpretativas que, Aunque el tema de la identidad constituya el eje de la re­
además de alimentar el imaginario colectivo, se convierten flexión teórica desde hace tiempo, su complejidad impide
en verdaderos puntos de referencia de posibles lecturas her­ que el debate se considere concluido. Stuart Hall, que es uno
rnenéuticas de lo social. Así pues, el imaginario de la ficció.n de los autores más representativos de los estudios culturales
se confunde con lo real, convirtiéndose, en cierto modo, en ingleses, señala al menos dos razones según las cuales es in­
una conciencia, en una ínterpretación que utiliza los mismos dispensable continuar reflexionado sobre este tema.20
instrumentos del lenguaje cotidiano para revelar sus dinámi­ La primera razón deriva del hecho de que, tradicional­
cas latentes. mente, la identidad se ha tratado de forma inadecuada, sin
El conocimiento de la función de modelo que desarrolla la que haya habido realmente formulaciones teóricas alternati­
televisión nos induce a preguntarnos por la influencia que vas. De hecho; las aportaciones más recientes no han sabido
ejerce los medios en general y, concretamente, por las conse­ superar completamente el llamado enfoque «natural» o «esen.:.
cuencias que la experiencia de la recepción produce en los es­ cialista», que entiende la identidad como una construcción
pectadores. El último tema del libro, que vamos a abordar a estable, dada por descontado de una vez por todas; una espe­
continuación, se plantea a partir de esta problemática general. cie de código genético que cada persona lleva impreso en
su fuero in�emo y que, en el pasado, ha servido para justificar
incluso las más odiosas políticas de discriminación racial
12.5. Representación de la identidad. , y cultural. Autores como Zygmunt,Bauman21 o Lawrence
Grossberg22 también realizan este mismo tipo de crítica.
El debate sobre la identidad representa uno de los prin­ La segunda razón por la que no podemos dejar de hablar
cipales hilos conductores de las investigaciones sobre los de identidad es la importancia del tema a la hora de intentar
314 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 315

solucionar cuestiones sociales diferentes y fundamentales, bio de perspectiva sitúa en primer plano la cuestión de los ,
que van de la integración racial al problema de la globaliza­ medfos."' · -·· · ·
. ,

ción y del mantenimiento de las identidades locales, a la Desde los primeros estudios sobre.comunicación de ma-
cuestión de la diáspora, etc. sas ya se sabía que había algún tipo de relación entre los me­
De acuerdo con la orientación general de este capítulo, dios y la formación de la identidad social. Las teorías de los
en las próximas páginas vamos a intentar reconstruir el esta­ efectos fuertes siempre han destacado el poder de los apara-
do actual del debate, repasando la aportación de algunas in­ tos' de comunicación de masas para intervenir en la persona­
vestigaciones y centrándonos en el modo en que los medios lidad de quien los recibe y poder manipularla. Desde esta
intervienen en los procesos de formación de la identidad, así perspectiva, el análisis del papel que desempañan los medios
como en los recursos que ponen a nuestra disposición. en los procesos de construcción de identidad pasa a través de
la observación de las representaciones que transmiten. Los,,
sistemas de comunicación de masas intervienen, pues, en la
12.5.2. Medios y procesos de construcción de identidad personalidad de quien los recibe, proponiendo modelos a los
que los consumidores se tienden a adherir de un modo natu-
Superado el enfoque «esencialista», en la reflexión ª'c­ ral (éfado el poder de persuasión de los medios)�. . . ·t.
tual se ha ido abriendo camino una idea diferente de identi,. El pasaje de las teorías de los efectos fuertes a las teorías
dad, que ya no se entiende corrió una estructura estable, que, de la recepción no ha hecho que se abandonara este tema,
no,se puede modificar, algo dado de una vez para todas, sino como ya hemos señalado, sino más bien ha llevado a revisar
como el producto de las relaciones que cada persona esta-,. los términos en que se planteaba. Ya no es posible pensar.,
blecé éon IÓs Otros (C()11J>tr�S peJ:SQil�S,)J!_sttrjic_iones,_ sitµa­ que los medios intervienen en la identidad de los consumí-·:
ciones sociales, etc.). La identidad está estrechamente liga; dores simplemente en cuanto transmisores de representacio- ·'
da a las actividades sociales en las que er iridividuo· :se nes;pues la adhesión a los mensajes de los medios no es en , ·.
encuentra impliéado y, por tanto, hay que partir de ahí para. ábsohúo algo dado por descontado (pensemos en el modelo
comprender cómo se forma la personalidad de lc:is indivi- de-cóaificación/descodificación de Stuart Hall que hemos ··
duo-s y cómo se modefa su sodal
¡:ieifff y cultural. ,'' . des"cnto en la primera parte de este capítulo).
Desde un punto de vista metodológico, esto significa que
Nikolas Rose23 insiste en la necesidad de comenzar
analizando las interacciones sociales para comprender la permaneciendo en el terreno de las representaciones y del
génesis de la identidad y, al hablar de la «genealogía de la análisis textual no se puede determinar la apórtación efecti­
subjetividad», pone el acento en los roles que desempeñan va de los medios a la formación de la identidad. De ahí deri­
las actividades sociales, históricas y qultun1les en la forma­ va el cambio de perspectiva y el paso del análisis de los tex­
cion de la identidad. Rose considera que, para estudi� la tos (y de sus representaciones) al análisis específico d�r
identidad de los individuos, no basta con someterlos a una consumo, entendido como un lugar privilegiado de cpns­
anamnesis, por muy profunda que sea, sino que es indis:­ truc'éión de identidad. ,•
pensable conocer lOS"f>roceSOS )' las situaciones eiLqye di­ Por comodidad podemos organizar las aportaciones que
chós ºifiéliv1dt1os1íán ·estado y están· implicados. Es'.te_carn- se· sitúan en esta perspectiva en dos grupos. El primero se �-

""-
316 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 317

centra en el pap�td�[li)�Jriedü;>s en l_a construcción de la Las aportaciones que se sitúan en el segundo ámbito de F,::\
identidad inélivid��I; �ientras q�e el segundo �naliza Ias co­ reflexión: y que intentan explicar el papel de los medios en la · l.!:3}
1
nexione� e11tre los difefontes' medios y la formacióú de la· construcción de la identidad colectiva son, quizás, todavía
identidad colectiva. más numerosas que las aportaciones que analizan la relación
Al primer ámbito de reflexión pertenece, por ejemplo, la entre los medios y la identidad individual.
aportación de Sherry Turkle. 24 A partir de un método etno­ En ese segundo ámbito encontramos, por ejemplo, el es­
gráfico (compuesto por entrevistas, análisis de textos y en­ tudio de Marie Gillespie. 25 En Televisión, Ethnicity and Cul­
cuentros informales (pizza parties) con algunos jugadores tural Change, Gillespie expone los resultados de l O años de
de MUD, un juego de rol al que se puede acceder a través investigación sobre la comunidad punjab de Southall (un ba­
de Internet y en el que los jugadores pueden asumir roles y nio popular londinense). La investigación intenta estudiar el
crearse identidades diferentes) Turkle identifica una serie de rol de los medios y, sobre todo de la televisión, en el proceso
nexos en:tre-los procesos sociales y los procesos virtuales de de construcdón de la identidad de los jóvenes de la comuni­
construcción del propio yo. En paiticular, el análisis de algu­ dad. La i11:vestigación se centra, sobre todo, en la compleja
nos casos ejemplares le permite reconocer dos tipos diferen­ problemática de la interacción entre su cultura de origen y la
tes de comportamiento, al utilizar el juego en relación con la cultura que los alberga.
identidad del propio yo: el ·working through y el acting out. En la introducción la autora trata, de modo general, de las
El primero consiste en utilizar las potencialidades ofrecidas relaciones entre los medios y la construcción de identidad.
por el MUD para revisar y actuar sobre la propia identidad, Su reflexión parte de la constatación de la «naturalidad» del
por ejemplo, interviniendo en algunos puntos existenciales proceso de cambio que experimentan las culturas. La cultura
sin resolver. Éste es·e1 caso de July, una jugadora cuyas rela­ no es un entidad estable, sino que se concibe como un flujo,
ciones con su madre se inten-umpieron hace tiempo y que, sometido a continuas mutaciones bajo el estímulo o la in­
en el MUD, asume el rol de una madre en conflicto con su fluencia de otras culturas. Con la llegada de los medios, el
hija. En el segundo modelo, el juego se convierte, por el contacto entre culturas diferentes y sus consiguientes proce­
contrario, en el ámbito en el que el individuo puede construir sos de «hibridación» (hybridisation) y de «sincronización»
su propia identidad ideal, lo que uno mismo no es pero que­ (syncretisation) se ven incrementados. La comunicación de;
rría ser. Por ejemplo, éste es el caso de Stewart, un joven los medios prpduce el :efecto de comprimir y, en caso extre­
universitario tímido y con escasas relaciones, quien, a través mo, anúlar fas distancias espacio-temporales y, de ese modo,
del juego, se presenta como un joven extrovertido y brillan­ facilita el cotjtacto entre individuos pertenecientes a comu�
te. Pero el caso de Stewart sugiere también otra cosa, pues, nidades y culturas incluso profundamente diversas. 26 Gi­
través del juego Stewart entra en contacto con chicos y chi­ llespie insiste sobre todo en que los resultados de dicho en­
c.is, algunos de los cuales puede conocer personalmente cuentro no s-on necesariamente los que preconizan quienes
después. MUD e Internet facilitan, pues, mucho más que un sostienen la globalización. No está claro que los _medios
espacio virtual donde expresarse libremente, pues se con­ homologuen costumbres, valores, estilos de vida, etc. El .
vierten en- un recurso que se puede utilizar para promover P�º��,�?, qMt,��, _P2�� �I!,,Qt�ESEtJS:: PWS}1g 111 ᧠cgnwl�jo Y
activiclacles sociales y modificar la propia identidad. deriva de una negociaciói{eri la c:fue·los <<rriátefiales sirnbó-"
318 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 319

licos» que ofrecen los medios se confrontan y se ensamblan 12.5.3. Los medios de comunicación como recursos sociales
d(if":ñio'do'original con la tradición cultural de Sus especta- �
dores. ,; Los medios facilitan, en primer lugar, determinados re7
Este proceso de confrontación y de integración ha sid_� cursos que podemos llamar ambientales¡;Como ya hemos
descrito de diferentes modos. Por ejemplo, Kevin Robins dicho, uno de los primeros efectos de la comunicación de
explica la reacción de la cultura inglesa ante la-presencia de masas consiste en reducir las distancias espacio-temporales
extranjeros (con frecuencia a través de comunidades exten­ entre el yo'Y, los otros (otros individuos, otras culturas, etc.),
sas y bien organizadas) como el producto de una tensión sin para incrementar, de este modo, el número y el tipo de rela­
resolver entre «tradición» (representada sobre todo por la ciones que cada individuo es capaz de establecer, así corno
experiencia colonial y por el mito de la superioridad anglo­ los estímulos que puede recibir. Los nuevos medios también
sajona sobre las otras etnias) y «traducción» es decir, re­ contribuyen, de un modo aún más radical, · a transforma/y·
visión parcial de la historia, de los valores y de la cultura _reorganizar los ambientes sociales, es decir, los contextos y.
inglesa, como consecuencia de la aceptación de otras ex­ las situaciones de relación donde actúan los individuos,. La
presiones culturales. 27 Stuart Hall también describe los aportación de Joshua Meyrowitz constituye un buen ejem­
efectos de la comunicación de masas en la formación de la plo de todo ello.30
identidad colectiva como un proceso de erosión de las iden­ Meyrowitz sostiene que los medios son capaces de poner _,/
a disposición de todo el mundo un flujo inagotablel de infor-:,
tidades culturales originales y de construcción de nuevas
identidades.28 James Lull identifica, a su vez, tres fases en maciones. Dicho flujo. determina� por üri fado; e. debilita-.
el mecanismo de sedimentación de la identidad colectiva: miento derlazo, antes tan estrecho, entre el «espacio físico» J
una fase de transculturalidad (transculturation), que corres­ y el «espacio social>> (poriejemplo, la educación de los niños -
ponde a la apertura y al reconocimiento de la existencia de ya no está vinculada exclusivamente al ámbito familiar o
culturas diferentes de la nuestra; una fase de hibridación académico, pues, hoy día, a través de la televisión, pueden
· (hybridization), que señala la compenetración y la integra­ adquirir una perspectiva del mundo externo que no esté fil­
ción de la cultura de origen con otras expresiones cultu­ trada por las acciones tradicionales, sino que, con frecuen­
rales, y una fase de indigenización (indigenization), que cia, incluso se contrapone a dichas acciones}. Por otro lado,
corresponde a una vuelta a la tradición (junto con las inte­ se produce una aceleración y una homogeneización· del
graciones y las revisiones experimentadas en la fase ante­ «tiempo social» (los procesos de socialización ya no at1:a- ,: .
rior) y la reconstrucción de la identidad cultural de la co­ viesá.n fases temporalmente definidas, ni existe una verdade-
munidad.29 ra diferenciación de las etapas en las que se produce la ma­
Estas aportaciones y muc;has. otras __ (que no· hemos duración de los individuos, pues la frontera entre la infancia
podido mencionar por cuestiones' de espacio) sugieren y la adolescencia, entre la adolescencia y la madurez y entre
algunas consideraciones sobre la naturaleza de los recur­ la madurez y la vejez se difuminan y se confunden). La in- /
sos de los medios en los procesos de construcción de iden­ tervención de los medios electrónicos desarticula los proc�;-­
tidad. sos tradicionales . de construcción de identidad, a través de
nuevas experiencias y de .rií.iévas foriI:ias''aé:·sociálizacior; al- �


· ---
- -·-· - - - - -
J20 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN ESTUDIOS CULTURALES 321

terando las fonnas (por ejemplo, aboliendo las clásicas dis­ dia los procesos de construcción del propio yo realizados
tinciones de género o de posición social), rompiendo la uni­ _por los participantes de un talk show. A partir del análisis de
fonnidad de los sistemas de conocimiento de los grupos, las declaraciones de personas comunes que habían apareci­
ampliando la posibilidad de acceder a dichos sistemas, ate­ do en diferentes talk shows nacionales, la autora identifica
nuando la distancia entre quienes pertenecen a la comunidad un verdadero mecanismo de construcción del propio yo, que
y los de fuera, etc. pasa por incrementar la estima que los individuos tienen de
Adetnás de modificar el anibiente en el que se desarto­ sí mismos y por el cambio de su posición social. Así pues,
llañ los: procesos de constru,cción de identidad, los medios algunos individuos que presentan formas de desviación más
facilitan Un ámpliófepeitóiío de í·eciÍ-rsos soda/es. o menos graves (homosexualidad, incesto, SIDA) utilizan la
A los medios se les ha reconocido siempre la capacidad aparición en televisión como un medio para recuperarse y
de poner en marcha procesos de identificación que refuerzan volver a los cánones de la normalidad.
el sentido de identidad del individuo, es decir, su conciencia Se podría confeccionar una lista con toda una serie de in­
de pertenecer a una determinada categoría social o comuni­ vestigaciones que tratan de las relaciones entre los medios y
dad. Pensemos en los estudios realizados en el ámbito de los de la identidad, aunque sea de modo implícito. Pero estos
Women's Studies, en 1:elación con el papel que desempeñan pocos ejemplos ya ilustran la complejidad de las conexiones
los medios a la hora de acentuar las diferencias de género o que ligan a los medios con los procesos de construcción del
en los estudios sobre la construcción de la identidad colecti­ propio yo, así como la riqueza y la variedad de recursos que
va. Este segundo ámbito de reflexión, menos conocido y sirt los medios ponen a disposición de los individuos para que
duda no tan rico como el primero, recoge algunas aportacio­ éstos construyan su propia identidad.
nes extremadamente interesantes, que van desde el estudio
sobre el consumo de medios en pequeñas comunidades,31 a
las investigaciones sobre el papel de los medios en la super­
vivencia de las minorías étnicas32 o a las reflexiones sobre la
capacidad de crear cohesión a nivel nacional que tienen los
aparatos de comunicación de masas. 33 Pero los medios tam-
bién puede asumir otras funciones.
La investigación de Sherry Turkle, que ya hemos citado,
describe los medios como instrumentos y ocasiones para re­
alizar una expresión más libre de uno mismo. 34 Los medios
representan una especie de gimnasio en donde uno se puede
entrenar para asumir otras identidades, vivir experiencias o
crear situaciones diferentes de las cotidianas.
Los medios pueden servir, además, para realizar una dis­
tribución diferente de los individuos en la escala social. Este
fenómeno ha sido descrito por Patricia Priest, 35 quien estu-
354 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN NOTAS 355

plica mejor unos que otros. Por el contrario, la variabilidad que se constru­ Ante esta dificultad nos dirigimos a la etnografía, un método de inves­
ye a través de las actitudes posee, por el contrario, por sí misma un poder tigación que procede de la antropología, que se distingue principalmente
explicativo sobre una gama global de comportamientos superior al de las por la atención que le dedica al contexto, en cuanto requisiro a priori,
variable demográficas individuales y sólo ligeramente inferior al de las esencial para comprender cada situación y enmarcarla en un cuadro teóri­
variables demográficas que se utilizan juntas. Obviamente, esto podría co global.
deberse al hecho de que las variables demográficas «explican», a su vez y 2. Morley y Silverstone definen los métodos etnográficos como enfo­
en parte, la variable de actitud (V. Mortara, 1989, pág. 495). ques destinados a «analizar contextos de acción estructurados de forma
20. P. Valette-Florence, 1984, pág. 207. múltiple.y. destinados a producir ricas descripciones e interpretaciones de
21. L. Ricolfi, 1989; véase también P.Legrenzi, P. Salmaso, 1991. las vidas y de los valores de los individuos estudiados» (D. Morley, R. Sil­
22. V éaseL. Ricolfi, 1989, págs. 445-478. verstone, 1991, págs. 149-150).
23. E. Deutsch, 1989, págs. 8-12. 3. En cierto modo se podría incluso decir que el objetivo de la etno­
24. G. Siri, 1996. grafía es elaborar reglas locales, que sólo son válidas para cada situación
25. U sumier (comp.), págs. 271-295. de consumo específica. Hay que señalar que por regla no se entiende una
26. P. Valette-Florence, Rapacchi, 1990, págs. 485-511. ley invariable, sino una «lógica en el uso» del medio, temporal y que se
puede modificar.
4. D. Morley, R. Silverstone, 1991, pág. 54.
CAPÍTUL09 5. S. Moores, 1993, pág. 32.
6. D. Morley, 1986.
1. La adopción de técnicas de investigación etnográficas en el estu­ 7. J.Lull, 1990.
dio del consumo televisivo se remonta a la segunda mitad de los años 8. F. Casetti (comp.), 1995.
. ochenta y se inserta en un amplio proceso de renovación que comprende 9. El lazo entre el enfoque etnográfico y la observación participante
tanto los cuadros teóricos como las opciones metodológicas de la Com- es tan estrecho que, con frecuencia, ambos términos se identifican y se tra­
. munication Research. Desde la perspectiva teórica, el estímulo proviene tan como si fueran sinónimos.
de las teorías de la recepción. En polémica con la perspectiva de los 10. H. S. Becker, B. Geer.
«efectos fuertes», que asigna al medio televisivo un lugar centrar en las 11. V éanse al respecto las notas metodológicas del final de los textos
actividades de recepción (la televisión decide el tiempo, el modo y los deLull (J.Lull, 1990) y de Casetti (F. Casetti [comp.], 1995).
efectos del consumo), las teorías de la recepción reivindican la capacidad 12. V éanse de nuevo las observaciones metodológicas de los textos
de la audiencia de establecer una relación activa, negociar con el medio deLull (J.Lull, 1990) y Casetti (F. Casetti [comp.], 1995).
televisivo y modificar los términos de dicha relación en función de las cir­ 13. Sobre las dificultades relativas a la utilización de tecnologías de
cunstancias que confluyan en cada caso. grabación en vídeo en el estudio del consumo televisivo, véase la nota me­
Ello significa que el consumo televisivo asume formas y produce efec- todológica del final del texto de Lull y, sobre todo, su descripción de las
tos diferentes, en función de la naturaleza de los textos recibidos, de la técnicas de observación (J. Lull, 1990, págs. 176- 178).
14. Lull integra el trabajo de campo con una atenta reflexión sobre
1 identidad y la predisposición de los espectadores, de la situación espacial,
· · temporal y de las relaciones que constituyen la base del consumo, es decir, cuestiones metodológicas y epistemológicas de la investigación. Así pues,
.. en función de la naturaleza del contexto de recepción. Para entender el en Inside Family Viewing, el autor enuncia tres reglas fundamentales a las
·: consumo televisivo es indispensable, pues, introducirse en los diferentes que se ha de atener todo buen etnógrafo: 1) observar y anotar en sus míni­
contextos donde se ve la televisión y observar directamente qué ocurre. El mos particulares los comportamientos y las acciones que se hayan de estu­
carácter central que se atribuye al contexto de recepción abre nuevas pers­ diar; 2) realizar la observación en el contexto natural donde se lleven a
pectivas de investigación, respecto a las cuales resultan ineficaces los mé- cabo las acciones y se produzcan los hechos; 3) describir cuidadosameme
. todos de estudio tradicionales (sobre todo los enfoques cuantitativos). La los diferentes tipos de interaccion que se produzcan entre los distintos ele­
' tendencia a generalizar que caracteriza buena parte de estas técnicas de in� mentos del contexto (J.Lull, 1990).
vestigación impide que se recupere el carácter específico de cada situación 15. Lull considera que el mejor período para estar con la familia son
, de consumo individual. siete días. En ese intervalo de tiempo se pueden identificar tres fases o «es-
356 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN NOTAS 357

la<lios» de la investigación. La primera fase prevé la recogida de datos re­ y política de aquellos años, también se apagó el interés por las historias vi­
lativos a la historia de la familia, a los itinerarios biográficos de cada uno tales. En los años ochenta se despertó de nuevo el interés por las investiga­
de sus miembros y a las características del espacio del hogar. Esta fase se ciones biográficas, motivada en parte por la convicción de que era muy fá­
lleva a cabo, generalmente, durante los primeros días que se pasan con cil utilizar dicho instrumento, debido en parte al nuevo carácter central que
la familia. A partir del tercer día, la atención del observador se centra en se otorgaba al individuo y al interés por el «sentido subjetivo» de la acción
las estrategias de interacción. Se observan los hábitos familiares, los hábi­ humana. Actualmente, el número de investigaciones que utilizan el enfo­
tos comunicativos y los usos específicos de los medios. También se reco­ que biográfico ha disminuido mucho respecto a la recuperación ele la com­
gen informaciones más detalladas y personales sobre el hogar. Lull consi­ plejidad metodológica y epistemológica de dicho instrumento que ha teni­
dera que ésta es la fase más delicada y compleja, pues el investigador tiene do lugar. En concreto, el uso de historias vitales en la investigación sobre
que instituir una estrecha relación con la familia (por ejemplo, tiene que medios constituye una de las tendencias más recientes que aún cuenta hoy
participar en las actividades que se lleven a cabo), mientras observa de día con un número de aportaciones todavía exiguo.
modo objetivo y «externo» todo lo que acontece entre las paredes del ho­ 19. A. Gray, 1992.
gar. La tercera fase se inicia una vez que se tennina la observación y con­ 20. La muestra se construye utilizando la técnica de la «bola <le nie­
siste en una serie de operaciones dirigidas a determinar la validez y la ve­ ve». Se trata de un modo de seleccionar la muestra típica del enfoque bio­
racidad de los datos recogidos en los estadios precedentes (J. Lull, 1990, gráfico, que consiste en partir de un número mínimo de individuos, aña­
págs. 178-180). diendo progresivamente otros nuevos, seleccionados con el fin de obtener
16. Naturalmente, hay otros ejemplos de investigaciones etnográficas un espectro de testimonios lo más representativo posible de la variedad del
que han utilizado la entrevista en profundidad. Por citar nada más que uno, fenómeno.
pensemos en la investigación realizada por Dorothy Hobson sobre las for­ 21. F. Casetti, M. Franchi, 1996.
JTÍas de recepción de las amas de casa de clase media. Se trata de un seg­ 22. Morley y Silverstone hablan de la dificultad de discernir los ele­
mento de investigación insertado en un proyecto de estudio más amplio mentos útiles para comprender el consumo entre· de los numerosos aspec­
sobre las jóvenes mujeres trabajadoras, promovido por el Binningham tos del contexto (D. Morley, R. Silverstone, 1991, pág. 155). De modo
Centre. Mediante una serie de entrevistas dirigidas a reconstruir las viven­ análogo, Moores describe el consumo televisivo como un fenómeno dis­
cias y los modos en que las amas de casa utilizan la radio y la televisión, perso, difícil de identificar entre las numerosas actividades sociales que se
Hobson formula la hipótesis de que hay una estrecha relación entre el esta­ desarrollan en el hogar (S. Moores, 1993, pág. 2). Lindlof subraya la vaga
do <le aislamiento en que se encuentran las mujeres de la muestra, confina­ fisiología de las infonnaciones relativas al consumo televisivo (T. R. Lind­
das entre los muros del hogar, y sus modalidades de recepción (D. Hob­ lof, R. P. Meyer, en T. R. Lindlof [comp.], 1987, pág. 25).
son, 1980). 23. F. Casetti (comp.), 1995.
17. D. Morley, 1986. 24. Al situar la televisión en el terreno de las relaciones se producen
18. Las historias vitales, constituyen el eje de una extensa y prestigio­ dos procesos diferentes, que se pueden definir como «consumo alienado»
sa tradición ele investigación. La suerte de las historias vitales, o del enfo­ y «consumo dináinico». En el primer caso, el control del medio funciona
que biográfico, como algunos prefieren denominar a éste método de inves­ como un «papel de tornasol» respecto a la estructura jerárquica y a las re­
tigación, está ligada especialmente a la monumental obra de Thomas y laciones de la familia, y la propuesta televisiva se utiliza para replicar y re­
Znaniecki, sobre la emigración polaca en Estados Unidos (C. Thomas, F. forzar la configuración del hogar. Por el contrario, en el segundo caso la
Znaniecki, 1918-1920). Pero el trampolín, propiamente dicho, del lanza­ televisión se presta a hacer que los equilibrios ya existentes dentro del nó­
miento de este instrumento son las investigaciones de la Escuela de Chica­ cleo doméstico se vuelvan más dinámicos, produciendo nuevas situaciones
go sobre la desviación social, realizadas en los años veinte y treinta. Du­ en las relaciones. Entre las expresiones de consumo «alienado», la recep­
rante los afias cuarenta y cincuenta, coincidiendo con la difusión del ción del telediario representa un ejemplo emblemático, por tratarse ele una
funcionalismo, el enfoque biográfico se estancó, pero volvió a estar en visión impuesta por los padres (sobre todo por el padre), que los hijos pa­
auge en la década sucesiva, gracias sobre todo a la labor de algunos inte­ decen a veces, pero que nunca discuten. El telediario representa para el ca­
lectuales de izquierdas, quienes vieron en las historias vitales el instru­ beza de familia una oportunidad de afirmar la solidez de su propia posi-
mento más adecuado para realizar el ideal de una historia y de una sociolo­ ción dentro del hogar y, al mismo tiempo, pone de manifiesto la fisonomía
gía construidas «desde abajo». Una vez que se agotó la tensión intelectual jerárquica de la familia. Por el contrario, el consumo dinámico se maní-
358 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN NOTAS 359

fiesta, por ejemplo, en la constitución de roles vicarios, pues la presencia se remonta a los años veinte. Lo que se conoce como «teoría hipodé1111ica»,
de la televisión y la necesidad de mantener un control coherente del medio por ejemplo, que representa el primer intento sistemático de rcf!exión sobre
pueden inducir a algunos miembros de la familia a asumir determinados los aparatos de comunicación de masas y sobre sus efectos en el contexto so­
roles de los otros. La autoridad paterna que se atribuye y asume el he1ma­ cial, utilizó mucho este método. Más tarde, el análisis de contenido fue utili­
no mayor en ausencia de los padres, al imponer a sus hermanos menores zado por las teorías de los efectos limitados y de la persuasión. Esta última
lo que él quiere ver, constituye un caso típico de situación «vicaria». De ha aplicado técnicas de análisis de contenido para examinar la composición
modo paralelo a cuanto se observa en la dinámica de las relaciones, la in­ de los mensajes de los medios y valorar la diferente eficacia comunicativa de
tersección entre la familia y la televisión da lugar a dos diferentes estrate­ �c'áda'uhi·dé 'si.J's partes (pensemos en los efectos primacy y recem:y, dirigi­
gias discursivas. La primera comprende a la familia ocupada hablando de dos a determinar si una argumentación colocada al inicio o al final de un
sí misma, con la televisión reducida a una simple presencia instrumental, mensaje posee un mayor poder persuasivo respecto a argumentaciones que
que apenas se tolera en algunos casos y que en otros se utiliza como estí­ se coloquen en otros lugares de dicho mensaje y en qué medida es mayor ese
mulo o recurso para alimentar o reavivar la conversación. La segunda es­ poder). Con la llegada de la teoría de usos y gratificaciones, la importancia
trategia invierte esa perspectiva y sitúa la televisión en primer plano, del análisis de contenido en los estudios de los medios se oscureció purcial­
mientras que los lazos entre los miembros de la familia se sitúan en el fon­ mente, por la introducción de otras técnicas de investigación (por ejemplo,
do. La televisión se califica como una presencia externa; algo con lo que la entrevista), dirigidas a sondear no tanto las características del texto cuanto
nos podemos relacionar e incluso, en algunos casos, como un verdadero las motivaciones y actitudes ligados a la experiencia de la recepción. Por
interlocutor, un catalizador del interés y del flujo discursivo de los espec­ otra parte, en los años cincuenta comenzó a insinuarse una cierta descon­
tadores. fianza respecto a las posibilidades de ese enfoque, incluso entre sus partida­
Tanto en un caso como en otro, se pone de relieve que la televisión no rios. En un congreso realizado en 1955, el análisis de contenido fue objeto
«acalla» a la familia. Alrededor de la televisión se teje una fina malla de de numerosas críticas, acusado de ser excesivamente empírico y de presentar
discursos hecha de expresiones, comentarios, diálogos que, de diferentes un dispositivo textual demasiado complejo. Entre los años setenta y ochenta,
modos, se originan a partir de la televisión. La familia habla de la televi­ tras la est.ela de las nuevas teorías de los efectos fuertes y de la renovada
sión y de lo que transmite, y habla de sí misma y de lo que la televisión le atención hacia el texto, el análisis de contenido volvió a ocupar de nuevo un
permite evocar. Jugar central en el panorama de las investigaciones sobre los medios (la teo­
25. M.Franchi, R. Perego, en F. Casetti (comp.), 1995, págs. 131-153. ría de la cultivación de Gerbner o los trabados del Glasgow Media Group so­
26. F. Casetti, M. Franchi, 1996. bre la infonnación televisiva representan claros ejemplos). Hoy día, el análi­
sis de contenido se utiliza ampliamente en algunas áreas de investigación
específicas, como, por ejemplo, en los estudios sobre la representación de la
CAPÍTULO 10 violencia en la televisión o en la observación de la comunicación política
(pensemos en los trabajos del Observatorio de Pavía en los períodos prcelec­
1. Muchas de las críticas al análisis de contenido se dirigen precisa­ torales para garantizar la «paridad»).
mente al hecho de que este enfoque asuma de modo implícito un modelo 3. Los primeros análisis de contenido realizados por Lasswell intenta­
comunicativo (el modelo semiótico de la teoría de la información) que no ban examinar el contexto simbólico de la comunicación, así como los
toma en consideración los procesos de codificación y descodificación rea­ efectos de dicho contexto en el comportamiento de los individuos (sobre
lizados por el emisor y el destinatario. La polémica contra el análisis de todo, en situaciones de propaganda de las relaciones políticas). El estudio
contenido pone de relieve las diferentes dimensiones del acto comunicati­ realizado durante el período comprendido entre las dos guerras es muy co­
vo, presentes a nivel semántico y pragmático, E. Ros�ti (1970) realiza una nocido. Lasswell examinó los eslóganes acuñados durante la fiesta del 1
reflexión clásica sobre los límites y las potencialidades del análisis de con­ de mayo en la Unión Soviética, entre 1918 y 1943. Partía de la hipótesis de.
tenido aplicado a los textos audiovisuales. que en los textos de los eslóganes se podría localizar una serie de indica­
2. Se trata de una idea un tanto simplificadora y que, ciertamente, no dores de la línea política seguida en el país año tras año. Para analizar los
potencia al texto; se puede justificar, al menos en parte, teniendo en cuenta textos, Lasswell aisló una serie de elementos, llamados «símbolos». Se
que el.análisis de contenido representa el enfoque textual más «antiguo». La trataba de conceptos (tém1inos individuales o breves locuciones) conside­
utilización de análisis de contenido en el estudio de los textos de los medios rados especialmente relevantes respecto a los objetivos de la investigación.
362 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN NOTAS 363

adopción de criterios expresivos peculiares, sino que más bien consiste en maciones relativas a los rituales, a las fórmulas recurrentes del texto, b) el
una transcripción simbólica y ejemplar del mundo. La televisión y el cine argumento, es decir, las informaciones relativas a los personajes, a la ac­
ofrecen «modelos»; abstracciones que componen la variedad contingente de ción y al ambiente principal del texto y c) la trama, es decir, las informa­
los eventos en cuadros importantes a nivel semántico y socialmente «fuer­ ciones relativas al desarrollo global del texto. A dichos conocimientos les
tes». Es decir que, por un lado, la televisión da forma a la experiencia social corresponden otros 3 tipos de competencia: a) el saber encuadrar, enten­
y ofrece una descripción simbólica y, por tanto, universalmente válida, de la dido como la capacidad de clasificar un dato en un conjunto definido de
realidad y, por otro lado, atribuye a dicha descripción un significado axioló­ antemano, b) el saber unificar, entendido como la capacidad de identificar
gico; crea un «deber ser» que se alimenta de «mitos» y arquetipos, a partir el centro de un texto y hacer girar este último en torno a dicho centro y c)
de los que el individuo se ve «inducido» a modelar su propia existencia. el saber distribuir, es decir, la predisposición a segmentar un texto y cap­
tar su hilo conductor y su desarrollo.
21. F. Casetti (comp.), 1988.
CAPÍTULO l l 22. N. Rizza (comp.), 1986.
23. O. Calabrese, S. Cavicchioli, l. Pezzini (1989) definen el progra­
l . Sobre estos tipos de descomposición, véase con más detalle F. Ca­ ma contenedor en los siguientes términos: en los años ochenta, el llamado
setti, F. Di Chio, 199!. programa contenedor se fue afinnando como un tipo de programa concre­
2. J. Fiske, J. Hartley, 1978; J. Fiske, J. Hartley, T. O'Sullivan, D. to, una especie de filiación del programa de variedades. Por el contrario,
Saunders, 1983. hoy día se ha convertido en una forma abstracta, común a todo tipo de pro­
3. Fiske y Hartley se niueven aquí tras la estela de Barthes, quien ya grama; en una especie de modelo de la neotelevisión. La conversación, di­
había identificado dos grandes niveles de la significación. Véase R. Bart­ rigida y controlada por el conductor, constituye su mecanismo específico.
hcs, 1964. Se trata de un marco que permite «coser» y homogeneizar géneros y len­
4. F. Rositi, 1982. guajes muy diferentes entre sí; un marco cuyo verdadero protagonista es la
5 Véanse: V. P ropp, 1928; A. Greimas, 1970 y 1983. propia televisión, que de ese modo se exhibe mientras se hace.
6. Sobre este esquema, véase también F. Casetti, F. Di Chio, 1991. 24. R. Williams, 1975: «La organización característica y, por tanto, la
7. Se trata de un corpus de investigaciones de periodicidad anual re­ experiencia característica de todos los sistemas desarrollados de radiodifu­
cogidas bajo el macrotítulo Lafiction italiana, l'Italia nellafiction, publi­ sión es la secuencia o flujo. El hecho de constituir un flujo programado es,
cada por VPT-Eri; véase también AA.VV., 1997. quizás, la característica que define a la radiodifusión como una tecnología
8. J. Ellis, 1982; U. Eco, 1984; O. Calabrese, 1987;A.. Costa, L. Qua- y como una fonna cultural a la vez [...] una "velada televisiva" ya ha sido
resima, 1983; P. Conrad, l 982; M. Eton, 1978-1979. planificada, de muchas formas, por quienes la controlan y también por los
9. O. Calabrese, U. Volli, 1996. espectadores, como un todo único» (págs. 139-144). Véase también G.
l O. C. Squadrone, 1996. Bettetini, 1987, págs. 45-59 y 1966, págs. 142-159.
l t. G. P. Caprettini, 1996. 25. Véanse O. Calabrese, 1987, pág. 94; J. P. Fargier, 1987; M. Ver-
12. R. Eugeni, 199!. net, 1990.
13. M. P. P ozzalo, 1992, pero véas.e también F. Casetti (comp.), 1988. 26. Véase A. Semprini, 1994, pero también G. P. Caprettini, 1996,
14. G.P. Caprettini, 1996. quien sostiene que el flujo libera a la televisión de las constricciones tex­
15. J. P ral, N. Rizza, P. Violi, M. Wolf, 1984. tuales del cine y de la literatura y pone de relieve su verdadera naturaleza
16. O. Calabrese, 1987. de matriz radiofónica.
17. G. Bettetini (comp.) 1984. 27. E. _I<atz, T. Liebes, en P. Drummond, R. Paterson (comps.), 1988.
18. F. Casetti (comp.) 1988.
19. F. Casetti (comp.) 1984a. El análisis comprende un corpus de 10
series, de las que se han analizado 5 capítulos consecutivos. A cada una de CAPÍTULO 12
ellas se le ha aplicado una ficha de control, cuyo objeto es detenninar las
infonnaciones facilitadas y las operaciones que se inducen en el espectador. l . S. Hall, 1980.
20. Habría 3 tipos de conocimientos: a) el género, es decir, las infor- 2. D. Morley, 1980.
364 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN NOTAS 3(,5

3. K. B. Jensen, 1988. transmitir, a través de estos medios, un sentido de pertenencia cul­


4. K. B. Jensen, 1988, pág. 293. tural (seguridad e implicación)» (J. Fiske, J. Hartley, 1978, pág.
5. S. Livignstone, 1990. 88).
6. D. Hobson, 1990. 16. D. Dayan, E. Katz, 1992.
7. J. Lull, 1990. 17. P. Scannel, 1988
8. D. McQuail, 1987 (trad. it. pág. 82). 18. J. Lull, 1990.
9. «Es muy difícil expresar concretamente o aplicar empíricamente el 19. Milly Buonanno dirige el «Observatorio penm¡nente ele la ficción
enfoque funcional», prosigue el propio McQuail (D. M.cQuail, 1987, trad. télevisiva' italiana». El Observatorio, situado en el centro ele estudios ,<EL
it. pág. 97). CAMPO» de Roma, realiza un análisis continuado de los programas de
,, I O. Al analizar la influencia de la tradición funcionalista en la etno­ ficción, de producción o coproducción italiana, estrenados en las cadenm,
grafía del consumo, destaca la recuperación del contexto y la nueva inter­ ·de la RAI y de Mediaset. Los programas se graban y se estudian a partir ck
pretación del acto de consumo (y, por tanto, del mecánismo de gratifica­ un doble esquema analítico: a) un cuestionario a través del cual se sei'ialan
ción), que pasa de ser un evento individual a convertirse en un proceso la localización geográfica y el contexto (norte, centro, sur, metrópoli. pru­
colectivo (S. Moores, 1993, pág. 35). vincia, etc.), los ambientes sociales, las esferas de acción (público, priva­
11. F. Casetti, F. Villa (comps.), 1992 ofrecen un panorama crítico de do), los temas específicos nuís sobresalientes (familia, amistad, crimen,
algunas de las aportaciones más significativas sobre las funciones sociales justicia, etc.) y los protagonistas (masculino, femenino, individuos, gru­
de la televisión. pos) de las historias; b) un resumen de la observación y la lectura, que va
12..Pensemos, al respecto, en las reflexiones de Ong sobre el discurso de la forma del texto (diálogos, interpretaciones, etc.) a la estructura y arti­
televisivo, entendido como un tipo de expresión oral «secundaria», es de­ culación de su trama, el perfil de sus principales personajes o su conlenido
cir, un discurso que se presenta fuera de la simple dimensión lógica y se­ temático y sus valores. El observatorio tiene en su haber 8 informes, publi­
mántica de los textos literarios y que adquiere formas expresivas verbales cados por la VQPT/Nuova Eri.
e icónicas (W. Ong, 1978 y 1986). 20. Stuart Hall, 1996.
13..P. Mancini, 1991. 21. Al igual que Hall, Bauman comienza constatando que la identidad
. 14. J. Fiske, J. Hartley, 1978, págs. 85-100. representa un problema heredado de la modernidad, pero que actualmenlt::
: · 15. «Se pueden resumir las funciones que desempeña la televisión en este tema ha sido sometido a una profunda revisión. De hecho, en la época
su papel de bardo del siguiente modo: moderna, la cuestión giraba en torno a la posibilidad de construir una iden­
tidad fuerte, estable, que no estuviera sujeta a las transformaciones del
- identificar las principales corrientes de opm1on cultural sobre tiempo. Por el contrario, en la época posmoderna el probkma consiste en
la naturaleza de la realidad (y, por tanto, la realidad de la natura­ construir una identidad que pueda evolucionar paralelamente a los cam­
leza); bios que modifican continuamente el contexto social, que sea reversible y
implicar a cada individuo de una cultura en el sistema de valores que no implique ninguna elección definitiva (Z. Bauman, 1996).
dominantes de dicha cultura, mediante un mensaje que refuerce la . 22. Grossberg propone un análisis y una taxonomía de los modelos de
ideología subyacente a dicho sistema; identidad elaborados para superar el enfoque esencialista. Se trala de 5
- celebrar, explicar, interpretar y justificar las acciones de cada re­ modelos o «figuras» que sintetizan los diferentes modos en que se descri­
presentante de la cultura respecto al mundo exterior; be el proceso de formación ele la identidad. Cada uno de esos modelos se
- tranquilizar a la cultura en general sobre lo adecuado de su aplica­ somete luego a un cuidadoso análisis, de donde emergen una serie de lími­
ción práctica, afirmado y confirmando que su ideología se puede tes y de consecuencias que Grossberg considera como la� ,duces piloto»
convertir en un compromiso activo con el mundo; de una superación, todavía parcial, del enfoque esencialisla.
- desvelar incluso eventuales faltas prácticas de adecuación de la 23. N. Rose, 1996.
cultura, que de ese modo se podrían volver a orientar hacia una 24. S. Turkle, 1996, págs. 156-175.
nueva posición ideológica; 25. M. Gillespie, 1995.
- convencer al público de que su posición y su identidad en cuanto 26. Sobre el efecto de compresión de las distancias espaciotempora­
individuo están garantizados por su propia cultura; les, véanse A. Giddens, 1900 y también M. Meyrovitz, 1985.
366 ANÁLISIS DE LA TELEVISIÓN NOTAS 367

27. K. Robins, A. Torchi, 1993. resultado del test minuto a minuto también es positivo, pues el índice de
28. S. Hall, 1992. apreciación alcanza buenos niveles. Por el contrario, �l análisis sobre mo­
29. J. Lull, 1995. tivaciones revela una actitud profundamente crítica por parte del público,
30. J. Meyrowilz, 1985. que censura la excesiva liberalidad del modo de ser de la protagonista.
31. Por ejemplo, la aportación de Wilson y Gutiérrez, que analiza y El segundo ejemplo procede de una investigación sobre el programa
compara las representaciones del cine, la televisión, la radio, la prensa y de variedades «Grande festa italiana», que emitió Rete 4 en horario de pri­
los mensajes publicitarios de las cuatro principales minorías étnicas de Es-. me time. En este caso, se observa una discordancia entre las conclusiones
tados Unidos: hispanos, asiáticos, negros e indios americanos (C. C. Wil­ del análisis textual y las del test minuto a minuto (pues resulta que la es­
son, F. Gutiérrez, 1995). tructura comunicativa del programa es deficiente a muchos niveles y que
32. S. H. Riggins, 1992. el índice de aceptación es bajo) respecto a la audiencia (que, por el contra­
33: Pensemos en la investigación de Philip Schlesinger, que muestra rio, se sitúa muy por encima de la media del canal).
el modo en que los medios acentúan las diferencias entre posiciones políti­ 4. K.B. Jensen, en K. B. Jensen, N. W. Jankowski (comp.), 1991,
cas o culturales y entre naciones, hasta crear «en negativo» (a través del pág. 4.
distanciamiento de todo aquel que sea diferente) un sentido de pertenencia 5. T. Kuhn, 1970, págs. 182-184.
al grupo (P. Schlesinger, 1991); en el célebre análisis de Dayan y Katz so­ 6. Actualmente, los instrumentos distribuidos en los tres lados se uti­
bre los aco11tecimientos mediáticos, es decir, en las citas de los medios que lizan todos, sin excepción, en el estudio de programas televisivos que ya se
consiguen captar la atención general y movilizar la participación colectiva, están emitiendo (análisis «pos»). En el análisis de los «programas piloto»
creando ocasiones de contacto y cohesión (D. Dayan, E.Katz, 1992) o en (análisis «pre») se utilizan, por el contrario, los instrumentos de los dos
el estudio de los nuevos archivos electrónicos que ofrecen un material ina­ primeros lados exclusivamente, pues resulta demasiado caro someter pro­
gotable a: los procesos de construcción de identidad y permiten a los indi­ gramas completos a muestras estadísticamente representativas y, por tanto,
viduos reconocerse en un pasado común (F. Casetti, F. Colombo, 1983; G. bastante numerosas.
Grossi [comp.], 1994). Naturalmente, los análisis realizados a priori presentan un margen de
34. S. Turkle, 1996. incertidumbre mucho mayor respecto a los análisis a posteriori, dado que
35. P. Priest, 1996, págs.68-83. trabajan sobre programas que todavía se encuentran en vías de definición.
Es evidente que, con frecuencia, el producto acabado dista bastante del
producto «semielaborado» que se le suele propone al público durante los
APÉNDICE test preventivos.
7. K. B..Jensen, en K. B. Jensen, N. W. Jankowski (comp.), 1991,
1. El contenido del apéndice se presentó, aunque estructurado de otro págs.139-140.
modo, en un seminario de Esomar, dedicado al tema «Qualitative Rese­ 8. N.K. Denzin, 1970.
arch: A Critical Review of Methods and Applications» (Roma, 14-16 de
febrero de 1993). Dicha intervención se publicó, sucesivamente, en las ac­
tas del seminario (véase F. di Chio, «Integration of Research Tools in the
Field of Television Analysis»).
2. P. G.Lazarsfeld, 1940, págs. 55-93.
3. Puede ser útil remitirse a dos ejemplos concretos, en los que el uso
integrado de instrumentos ha producido resultados divergentes.
El primero se refiere a una serie de ficción (Combinazioni amorose),
de tipo sofisticado y erótico, que narra la historia de una mujer, directiva
del sector publicitario, que busca casa (a lo largo de la historia, la mujer
entabla una relación amorosa con uno de los personajes). El análisis del
texto produte resultados óptimos: el lenguaje es refinado, la estructura na­
rrativa está bien organizada, la estructura del programa está equilibrada. El
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