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Antología Poética 1

ANTOLOGIA
POETICA
2 Héctor David Gatica
Antología Poética 3

HECTOR DAVID GATICA

ANTOLOGIA
POETICA
MEMORIA DE LOS LLANOS
LOS DIAS DEL AMOR
HIMNOS FARISAICOS
PAIS DESVELADO
LOS DIAS INSOLITOS
CANTATA RIOJANA
LO QUE NO VA A QUEDAR
4 Héctor David Gatica

Dedicatoria:
A Noelia, mi esposa;
a mis hijos David Gabriel
Pablo Esteban
María Macarena

Fotografía de tapa:
Néstor Pantaleo

Diagramación:
Carlos Paigés
Antología Poética 5

BREVE BIOGRAFÍA

Héctor David Gatica nació en Villa Nidia, Dpto. San Martín, Prov. De
La Rioja, en 1935, hijo de Celso Gatica y Delia Durán. Fueron ocho her-
manos.
Cursó sus estudios primarios en la Esc. 112 de la misma localidad,
abandonando los mismos por prescripción médica (problemas de vi-
sión).
A los treinta años comenzó su carrera docente, como alumno libre en
La Rioja y regular en Mendoza, recibiéndose de maestro en 1968.
En la Universidad de La Rioja cursó primer año en Ciencias de la
Educación, debiendo abandonar su carrera universitaria por el golpe
militar.
Se desempeñó de maestro de Educación del Adulto en el Bº. San
Martín, Mendoza y en primaria, en la Esc. 112 de Villa Nidia y en la Esc.
177 de La Rioja.
Fue coordinador Provincial de la CREAR (Campaña de Reactivación
del Adulto) al frente de más de trescientos coordinadores de centros
educativos.
Director General de Cultura de la Prov. De La Rioja.
Miembro del Directorio de Radio y Televisión Riojana (RTR, Canal
9).
Asesor Cultural ad honorem del municipio capitalino.
Casado con Noelia Carrizo. Sus hijos: David Gabriel, Pablo Esteban
(Ambos escriben) y María Macarena.
6 Héctor David Gatica

PREMIOS - DISTINCIONES

- Primer Premio al poema ilustrado, NOA, Tucumán (Con el plástico


M. A. Guzmán), 1971.
- Beca F. N., A., En letras, 1972.
- Primer Premio Nacional “R. J. Payró”, de Gente de Letras, Bs. As.,
1982.
- Primer Premio Nacional F. N. A., Género Cuento, 1988.
- Por dos veces Faja de Honor de SADE, Bs. As., En poesía y cuento,
1987, 1994.
- Faja de Honor de ADEA, Mendoza, 1994.
- Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía, Bs.
As., 1994.
- Ciudadano Ilustre de La Rioja, 1995.
- Distinción Homenaje Grandes del Nuevo Cuyo, San Luis, 1995.
- Además, distinciones provinciales, numerosos diplomas y publica-
ciones en diarios y revistas en diversos países.
Antología Poética 7

BIBLIOGRAFIA

LIBROS PUBLICADOS
- MEMORIA DE LOS LLANOS. Poesía. Esta obra lleva doce ediciones
y ha sido traducida al italiano, inglés y francés (1961-63-64-65-67-83-92
(Feb.)-92 (Julio)-94-96-2000-2003.
- LOS DIAS INSOLITOS. Poesía. Faja de Honor de SADE. 1987. Tres
ediciones (1986, 1996, 2003).
- LOS DIAS DEL AMOR. Poesía. Cuatro ediciones (1988, 1995, 2003,
2006).
- HIMNOS FARISAICOS o EL CANTO DE LAS MANOS. Poesía. Tres
ediciones (1988, 1998, 2003).
- PAIS DESVELADO. Poesía. Tres ediciones (1988, 1998, 2003).
- LOS FUNDADORES DEL OLVIDO. Cuentos. Libro distinguido con
cuatro premios nacionales - “Roberto J. Payró», de Gente de Letras, Bs.
As.; Primer premio Fondo Nacional de las Artes, 1988; Faja de Honor de
SADE, 1990; Faja de Honor de la Asociación de Escritores Argentinos
(ADEA, 1994). Tres ediciones (1989, 1997, 2003).
- MAPA DE LA POESIA RIOJANA. Estudio de los cuatro siglos de las
letras riojanas, en 17 capítulos y 300 págs. (1989).
- DIARIOS DESDE VILLA NIDIA. Prosa (1990).
- EL LIBRO DE LOS POETAS JOVENES (1991).
- ESTE CANTO ES AMERICA. Ediciones Culturales Argentinas (ECA),
en dos tomos y un total de 840 páginas. Se trata de la poesía de América
presentada país por país, y en cuanto a la Argentina, región por región
y provincia por provincia. Y al final de la obra, la poesía de España
(1993).
- UNA VOZ PARA MI TIERRA. Prosa. Historial de las revistas “Albo-
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rada” y “Poesía Amiga” (1997).


- ANTOLOGIA POETICA RIOJANA (1998).
- EL LIBRO DE LA CANTATA RIOJANA (2001, 2006).
- CUENTOS Y RELATOS DE LA RIOJA. 420 págs. (2002). U.N.L.A.R.
- OBRAS COMPLETAS. 500 págs., (2003).
- INTEGRACION CULTURAL RIOJANA. En 4 tomos. Declarada por
la Legislatura, Patrimonio Cultural de la Provincia de La Rioja. 2650
págs. (2001, 2002, 2003, 2004).
- BREVE ANTOLOGIA (2004).
- NUEVO MAPA DE LA POESIA RIOJANA. (2005).
- LA CARPETA VACIA. 147 págs. (2006).
- EL CANTO DEL CANARIO. Cuentos. 63 págs. (2007).
- Quedan varias obras inéditas.

REVISTAS
- ALBORADA. Cuarenta y cinco ediciones, durante once años: 1954-
1965.
- POESIA AMIGA. Revista internacional de poesía, cinco años, trece
ediciones. Con viajes por Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia y Perú,
visitando poetas y recogiendo su poesía para esta revista.
- JUNTOS EN LA CULTURA. Boletín cultural al permanecer al frente
de la Dirección General de Cultura de la Provincia de La Rioja.
- INTEGRACION CULTURAL. Trece ediciones. Se trata de una publi-
cación cultural que cubrió la provincia de La Rioja departamento por
departamento (1989-2000). El numero 12 de 265 págs. El numero 13, de
680 págs.

GRABACIONES
- CANTATA RIOJANA. EMI, ODEON, Bs. As. 1985. Y en disco com-
pacto, 1993. Con música de, Ramón Navarro. Presentada en numerosos
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pueblos del interior de La Rioja. Varias veces en la ciudad. Llevada a


trece provincias. Al festival folklórico de Cosquín. A la Feria de la Repú-
blica y a Expo América en Bs. As. Presentada en los teatros más impor-
tantes del país: Cervantes, San Martín y Colón (Bs. As.). En varias opor-
tunidades transmitida por radio y televisión a todo el país. Artistas par-
ticipantes en la grabación: Ramón Navarro, Ramón Navarro (h), Colacho
Brizuela, Luis Chazarreta, Chito Ceballos, Pancho Cabral, Rioja Trio.
- MEMORIA DE LOS LLANOS. Grabado en “La Galera”, La Rioja,
1994. Con música de Ramón Navarro (h).
- RIOJA ESCONDIDA. Grabada por “Arraigo”. Música de R. Navarro.
- TU GRITO. Grabado en “La Galera”. Música de R. Navarro.

RECITALES Y CONFERENCIAS
Acompañado por diversos artistas, más de doscientos recitales con
poesías de su autoría, de poetas riojanos, de otras provincias argentinas
y de poetas de otras naciones americanas.
Igualmente, charlas, conferencias, presentaciones de libros y asis-
tencia a numerosos congresos y encuentros de poetas.

DVD
- GATICA POR GATICA, de Martín Ptasik.
10 Héctor David Gatica

REDONDEANDO

Una antología que quizás no es tal, pues se han infringido ciertas


normas, ya que se supone que en ella deben figurar las mejores poesías
y de eso el autor -si es quien la confecciona- es acaso el menos indicado.
Por otra parte, no ha sido la única intención incluir lo más represen-
tativo poéticamente; son además otros los móviles, largo de enumerar
aquí. Que los descubra el lector.
Sólo digo, por ejemplo, de poemas que escribí poco menos que lloran-
do -Adiós a mi madre, Elegía a mi padre, Después partamos- no están
acá por no recargar con esa temática.
Algo más que la aleja del escenario antológico, la Cantata Riojana,
que va completa pues si bien son 12 cantos, es un solo poema. -En lo que
se refiere a su música y datos explicativos se los podrá encontrar en el
libro homónimo-.
En cuanto al libro inédito «Lo que no va a quedar», se incluye única-
mente el final de la última jornada.

Dejo anotado como dato curioso que Memoria de los Llanos, Los
Días de Amor e Himnos Farisaicos forman parte de los seis libros escri-
tos en Villa Nidia, siendo no común que un mismo autor escriba seis de
sus obras en un lugar rural tan pequeño y alejado de cuanto centro
poblado, más aún si se tiene en cuenta que ahí también tuvieron vida
tres revistas, una de ellas literaria de carácter internacional. Y varios
hechos más, no menores.
Otro dato como para sumar al anterior: En 2003, en mi diario, pág.
1536, con motivo de la aparición de mis Obras Completas dejé escrito:
«Los autores riojanos que han llegado a este logro son en Chilecito,
Joaquín V. González, Arturo Marasso y Lucía Carmona -González post
morten, por el Congreso de Nación, igual Marasso, por la Universidad
Antología Poética 11

de La Plata, quedándose lamentablemente en el primer tomo- Me tocó a


mí, a todo el largo de la historia de las letras riojanas, ser el primero en la
ciudad de La Rioja y de las siete obras incluidas, seis en su tercera edi-
ción y una en la once».
Y continúa el diario: «Cincuenta años de mi palabra escrita encie-
rran para mí una significación singular: Cuánto empeño metido ahí,
luchas, la vida y la muerte, alegrías y tristezas, el amor, el dolor. ¿Qué no
está acá? Mi familia, mis animales, plantas silvestres y domésticas, la
tierra, los hombres de duro trabajo, hacheros, conductores de carro, ha-
cedores de carbón, camperos, cabadores de pozo balde-. Mi gente, todo
lo mío en fin. El viento, la lluvia, la sequía. Mi comarca».

Para cerrar este prefacio digamos que a cierta edad -en mi caso pasa-
do los setenta- uno sabe que por larga vida que le pudiera o no quedar,
esa supuesta larga o corta vida es siempre muy corta en realidad y en-
tonces, como que hay que ir «redondeando».
Me tocó más bien por audacia y porque quienes, acaso más capaces,
debían hacerlo y no lo hicieron, ocuparme de las letras de mi provincia
-extendido al país y al continente en Este Canto es América, 2 tomos-,
seis antologías más los 4 tomos de Integración Cultural Riojana, en total
11 tomos de 5000 págs. que vinieron a desembocar en el Nuevo Mapa de
la Poesía Riojana, que busca sintetizar la parte poética. Una manera de
ir, como decía, redondeando.

Habíame propuesto que nunca haría una antología ya de mi poesía,


pues tenía la sensación de discriminar hijos -hijos del espíritu-.
Pudo más la insistencia desde Buenos Aires de «Suma Poética» de
editorial Vinciguerra en su colección «Metáfora», a la cual respondí con
«Breve Antología», de sólo 33 págs. y como que, posteriormente, me
empujó a ésta de hoy, que lo he tomado como otra manera de ir redon-
deando.
Si bien o mal confeccioné tantas antologías, cuando intenté con la
mía me di cuenta que no podía. Debí descartar muchos más poemas,
como para que pudiera parecerse a un empeño antológico, me faltaron
12 Héctor David Gatica

fuerzas, me dolía demasiado descartarlos. Lo peor, que no estoy arre-


pentido, ocurre que cada poesía, cada página, son vivencias personales
muy fuertes, tanto, que ascendieron a los establos poéticos, o lo intenta-
ron al menos.
En última, dejo librado a Ud. lector que haga de antólogo y decida si
algo o nada ha de salvarse. Gracias.
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14 Héctor David Gatica

DOCE EDICIONES
MEMORIA DE LOS LLANOS

1a. Edición:Humapaillita. La Rioja. 1a. parte 1961


2a. Edición:Poesía Amiga. Villa Nidia. La Rioja. 1a. parte 1963
3a. Edición:Verborrama. La Rioja. 2a. parte 1964
4a. Edición:Talleres del Escritor. Córdoba 1a. y 2a. parte 1965
5a. Edición:Cardinal. Buenos Aires. 3a. parte 1967
6a. Edición:Torres Agüero. Buenos Aires. 1a., 2a. y 3a. parte 1983
7a. Edición:Edición bilingüe. Francia. 1a. y 2a. parte 1992
8a. Edición:Editorial Canguro. La Rioja. 1a., 2a. y 3a. parte 1992
9a. Edición:Grabación La Galera, con música de
R. Navarro (h). La Rioja. 1994
10a. Edición: Editorial Canguro. La Rioja. 1996
11a. Edición: Ed. Alta Córdoba. Obras Completas. 2003
12a. Edición: Ed. Alta Córdoba. 2006
Antología Poética 15
16 Héctor David Gatica

BREVE CONSIDERACION

Este libro fue creciendo tras sus distintas ediciones, nunca iguales
una a otra, corregidas y aumentadas, bajo las nominaciones de "El Can-
tor·", "Memoria de los Llanos" y "Hay Un Mundo".
Las correcciones han ido surgiendo de los recitales que fui dando
por el país, los cuales me permitieron vivirlo nuevamente y retocar lo
que encontraba perfectible.
Y no sólo en los auditorios de la ciudad; cuántas veces lo hice tam-
bién en los campos de Villa Nidia, para las sendas, los pastos, los mon-
tes; para los pájaros, el silencio, el viento, la soledad.
A partir de la presente, las anteriores nominaciones cesan para que-
dar solamente con la de MEMORIA DE LOS LLANOS.
Cuando hice la impresión de 1983 - gracias al premio obtenido con el
cuento "Las muertes de Pedro Berón" - estaba convencido de que ésa
sería la última entrega que en vida podría hacer de esta obra. Felizmente
me equivoqué.
Ni bien tuve entre mis manos la edición aquella, corrí hacia mi tierra
para ir entregando un libro en cada casa de los distintos puestos que
conforman Villa Nidia.
Se trataba de una deuda moral y debía saldarla; ellos eran los
inspiradores, los padres de MEMORIA DE LOS LLANOS, y así se los
dije aquella noche de 1990, cuando mi pueblo me regaló un cálido home-
naje, con la presencia de más de seiscientas personas reunidas bajo la
luna de octubre, llegadas del sur riojano, del norte puntano, de la ciudad
de La Rioja, Córdoba, Bs. As., etc.
Al fallecer Berna Miranda - quien figura en la poesía "Campero" - a
mí me dio mucha pena; mas fue grande mi emoción al enterarme que en
los últimos días de su postración, lo acompañó permanentemente en su
Antología Poética 17

lecho Memoria de los Llanos, que leía diariamente hasta quedar dormi-
do. Un hombre que apenas alcanzó tercer grado, que después en el resto
de su vida sabe Dios si sus empeños rurales de hombre bueno, le dieron
tiempo siquiera para leer una carta, enterarme que llegó al momento de
su muerte en compañía de mi libro, es el más grande homenaje y la mejor
crítica que pueda recibir.
Eso, y saber que hacheros, carreros, gente muy humilde en fin, leen
estas memorias y las reclaman si no las tienen, sobrepasa para mí cual-
quier ponderación. Y más aún, sintiendo que esto, trasladado a la ciu-
dad, es recibido de igual manera.
El escritor del interior permanece, muchas veces, con la mayoría de
sus obras inéditas, y es feliz si alcanza a publicar una vez tan si quiera,
alguna o algunas de ellas. Rara es la oportunidad en que se alcanza el
"lujo" de una reimpresión.
De manera que, ahora, después de aparecida la primera edición, 1961,
poder entregar como caso único en la historia de las letras riojanas - de
autor vivo - una obra editada por once veces - y más siendo poética - es
para mí todo un halago.

H. D. G.
1996
18 Héctor David Gatica

RECONOCIMIENTO

A la memoria de mis padres Celso Gatica y Delia Durán, fundadores


de Villa Nidia.
A mis hermanos:
Nydia del Valle, a quien debo el contacto con los primeros libros,
cuando en mi niñez la escuchaba, desde algún rincón de las tardes
campestres sosegadas, leerles novelas a mis padres. A ella, además, se
debe el nombre de Villa Nidia. Partió en 1991.
Edgardo Benjamín, que colaboró con la difusión de la revista Albora-
da en Siempre Verde y Ulapes, en tanto ejerció la docencia en dichos
lugares, y la dirección de la Esc. 112, Villa Nidia.
Celso Joaquín (QEPD); docente, amaba las artesanías lugareñas y las
gentes humildes. A los 20 años lo apuró la brucelosis. (Enfermaron 5 de
mis hermanos de esa terrible enfermedad).
Alonso Darío, -hoy Ingeniero- con quién salí tantas noches a cazar
vizcachas y a quien, en los atardeceres, acompañaba a poner las tram-
pas a los zorros.
María Elsa, que trajo "El Santo Rosario" a nuestra unión de las no-
ches villanidenses, y que nos acompañó en las ediciones de Alborada y
en una total entrega por Villa Nidia mientras ejerció la dirección de la
Escuela 112.
Omar Nicolás -que ha escritos varios cuentos-, por ser el cofundador
de la revista Alborada y co-director,acompañándome durante los cua-
renta y cinco números de la edición de la revista, como asimismo en las
luchas por este rincón llanero, día tras día, año tras año, tirando parejo,
sin apuro y sin pausa, como dos bueyes. Hoy edita la Revista CAMI-
NANDO, decana de la Prov. de La Rioja (Año XXI, Nº 36, 2007).
Noemí del Carmen -la menor- que también puso su hombro por Villa
Antología Poética 19

Nidia en tanto fue maestra en la Escuela 112.


(En esta escuela rural fuimos todos alumnos y después docentes, la
mayoría. Y tuvimos como maestros a nuestros propios padres).
Al grupo de docentes que colaboró puntual y animosamente en las
ediciones de Alborada y en las instituciones de la Escuela 112; Humberto
Vidal Soria, Alodia Ortiz, Elva Balmaceda, y maestros suplentes que
estuvieron de paso.
A Venancio y Alfredo Leyes, que tanto hicieron por este departamen-
to de la Sierra de Las Minas y de La Merced de la Travesía.
A "Bocha" Ludueña y Arturo Leyes, recuerdo de tres guitarras.
A los sostenedores de la Asociación "El Despertar Riojano" y sus cien
socios, con quienes hicimos teatro vocacional largos años oficiando de
autores y actores, fundando a su vez una biblioteca pública con edificio
propio entre algarrobos y pichanas y creando el pèriódico Alborada,
ayudando además a levantar la sala de primeros auxilios y una capilla,
siempre en unión con ese vecindario tan afanoso.
A la memoria de Felipe Celestino Cabáñez, hachero, que permaneció
a mi lado hasta sus últimos momentos en todas las ediciones de Albora-
da y Poesía Amiga y que tantas veces, mientras el campo permanecía en
total mutismo, sólo sorprendido por el grito de un tero o una lechuza,
dábamos vueltas y más vueltas al mimeógrafo durante todo el día y
hasta que la noche volvía a soltar sus sombras y su silencio sobre el
campo...
Extensivo también este agradecimiento a Ramón Gregorio Cabañez.
A aquellos con quienes sostuvimos el club deportivo, perdiendo par-
tidos pero haciéndole goles a la amistad.-
A carboneros y hacheros de esta bendita tierra, que constituyen la
raíz de mis cantos y por quienes y para quienes escribí estas memorias.
Y a todo el desparramado vecindario de Villa Nidia por tres leguas a
la redonda, que yo conservo impreso muy adentro de mi corazón, forma-
do por los Arabel, Cabáñez, Velázquez, Pereyra, Flores, Gauna,
Fernández, Avila, Altamirano, Miranda, Tello, Guardia, Soria,
Maldonado, Llanos, Morán, Montivero, Albelo, Quintero, Palma, Arce,
Torres y otros.
20 Héctor David Gatica

A Mozart Schettini y su compañero Mario Lemos, románticos de la


sanidad, que poblaron de botiquines los llanos de La Rioja.
Al presbítero Angel Ramón Nardillo, sembrador del Evangelio por
llanos y sierras.
A Don Humberto Pereyra, pionero del periodismo en estos lares con
su periódico Aspiración allá por 1937, desde Corral de Isaac.
Y por último, a todos aquellos que desde cerca o desde lejos, desde
los pueblos vecinos riojanos y puntanos, como así de América y desde
allende el mar apoyaron nuestra obra.
Y a quienes, actualmente, siguen luchando con ánimo admirable
porque Villa Nidia no muera.

H. D. G.
Antología Poética 21

TESTIMONIOS

A Héctor David Gatica, poeta argentino, ya tuve ocasión de referirme


en esta página con motivo de la aparición de su libro. El Cantor. Hablé
entonces de las singulares circunstancias en que vive y escribe este poe-
ta habitante en la llanura de la imnensa provincia de La Rioja, alejado
de todo centro de civilización, y pese a ello, demostrando ser poeta de
vocación innegable, animador de una obra - una revista - lírica que, no
obstante nacer en tan apartadas soledades, es ya conocida en casi toda
Hispanoamérica y en la propia España.
El nombre de esta revista poética es Poesía Amiga y, de acuerdo con
él, el poeta que la dirige realiza una bella empresa que, trascendiendo lo
puramente poético, logra intensificar - o crear, cuando no existen - frater-
nales lazos de amistad entre los escritores y poetas de las repúblicas
hispanoamericanas y entre ellos y los españoles.
Pero, aunque bastaría esto último para ser memorable la personali-
dad de Héctor David Gatica, quiero insistir que se trata de un poeta
vocacional, es decir, entero y verdadero poeta. En demostración de este
acervo, tengo ante mí la última obra -Memoria de los Llanos-, que, como
acaecía en la primera, sigue cantando los motivos y figuras que le son
particularmente conocidos porque son, precisamente los que geográfica
o históricamente, han configurado aquella vasta región argentina en
que le ha tocado nacer y vivir.
Gatica, como nuestro Miguel Hernaádez, ha vivido en un medio
telúrico, y humano con el que se siente identificado, del que es, como las
típicas figuras que lo pueblan, prolongación humana y al que, siendo
poeta, siente, por tanto, la necesidad de cantar, de interpretarlo, lo que,
en definitiva, equivale a interpretarse y dfinirse a sí mismo. (...) Francisco
Lucio (Página literaria, Tarrasa Información), España.
22 Héctor David Gatica

De la poética sombría de Novalis estamos idealmente unidos al área


de angustia de Paul Eluard. Más, la variedad de este panorama, poética
del cual Verborama, con la precisa terminología, es intérprete, prosigue
su constante amplitud de interés y de experiencia.
Se tiene entonces el movimiento del hombre, la carrera del caballo
lanzado y el torbellino del domador (cavaliere saetante) sobre la vaste-
dad de la llanura y también la detención, el relámpago que enceguece, el
rayo que destruye, el abrazo de la tierra.
Pero la nota fundamental del poeta Gatica, no se extingue en esta
área de sombras, de viento y de destino. Su lenguaje poético es consuma-
do y eficcaz, aun para una visión mental (cerebral) de las cosas que a
veces hace contrastar, a veces armoniza con las intensas xilografías de
Pedro Molina, donde las figuras de los peones se alternan con algunas
formas animales o, a través del idioma de lo objetivo, surreal.
Las cosas por consiguiente hablan un lirismo complejo y una pintu-
ra elaborada y aun ansiosa de verdad, con los candelabros y con la
ausencia sedienta (poemas "Hachero" y "La sequía").
Rápidamente, con este motivo y tónica del quehacer de los hombres y
de los animales sobre su comarca y bajo la amplitud del cielo, se apodera
de improviso el poeta y refunde largos temas de su arte - a simple vista
popular, ingenuo, objetivamente - con su subjetivismo concentrado, ab-
sorbido y una linea típicamente surrealista.
Cuando habla al carrero, el poeta Gatica transita realismo, dureza y
por un final se deriva una pintura monocorde, mientras por el otro
reverbera con los horizontes.
El realismo, más que el pesimismo, le da pureza al sentido de la
participación intensa del hombre y del animal en la misma oscuridad de
su destino "Carrero", "Chúcaro".
Cantar, exprimir y vivir. Esto nos obliga a decir finalmente, el lirismo
por la guitarra del poeta. En tal realidad fugitiva pero persuasiva, de
continua renovación, todas las cosas recobran un significado para no-
sotros y por sí mismo la certeza de ser. Prof. Carlos Gentile, Italia.
Antología Poética 23

Gracias, Don Rioja, por sus generosas palabras al Canto del Viento. Don
Rioja, así llamo a los seres cuando se me aparecen como hombre-paisaje.
Claro, mi Tata los llamaba: Paisanos, y sabía decir: Paisano no es aquel
que nació en el mismo pago, sino el que sabe llevar su paisaje adentro.
Después, considerando las generales del asunto, explicaba que hay
muchísima gente nacida en el mismo pago de uno, pero que para nada
representa, ni ostenta ni honra la tierra de uno.
Bueno, ya algo sabía de usted por comentarios de algunos amigos.
Hizo bien arrimarme el poema suyo escrito para Leyes. Es un trabajo
pensado con el corazón, tierno, expresador de una linda firmeza inte-
rior.
Estoy seguro de que eso mismo, burilado con entendimiento poético,
le hubiera resultado quizás más breve, y algunos rumbos más definidos
como concepto o como símbolo, aún a costa de sacrificar detalles. Pero es
buen asunto así, como usted lo ha sentido y escrito. Y amén.
Me permito acercarle algo sobre la Guitarra, ya que ella es nuestro
confesionario de los crepúsculos a lo largo del tiempo.
En verdad, don Gatica, amo su país riojano, algo lo he caminado y
mucho lo he pensado. A menudo lo evoco porque me hace bien recordar-
lo, porque en algo se parece el destino de mi existencia, tan llena de
largos otoños y primaveras cortitas
Le acerco también los apuntes de «Aires indios», resumen de charlas
y glosas realizadas hace más de cuarenta años en Liceos y Colegios de
todas las provincias, mientras la mano interrogaba a la guitarra.
Alguna vez amigo, saludaremos a la luna en Cochangasta. Mientras
tanto, le digo hasta siempre, don Rioja. ATAHUALPA YUPANQUI.- Pa-
rís, julio de 1983.
24 Héctor David Gatica

PRIMERA PARTE

Héctor David Gatica es un poeta que vive en La Rioja, la naturaleza


le comunicó el don del canto. Su lectura nos regocija porque rescata a la
poesía de tantas líneas hechas versos a que estamos acostumbrados,
vorágine ésta que ya nos asfixia.
Y esta voz viene así, auténtica, sin aspavientos, hondamente.
Este escritor ha evidenciado ser propietario de las herramientas ne-
cesarias para construir una obra de valor.
Pero ¿qué secreto tiene este hombre para escribir tan claro y preciso?
Ninguno. Otra vez cito a Rilke: sabe con él que "los versos no son senti-
mientos, sino experiencias".

Francisco Colombo, Córdoba.


Del prólogo a la segunda edición de "El Cantor".
1963.
Antología Poética 25

CANCION DE AGOSTO
(Al cumplirse las bodas de oro de la Escuela Nº 112 de Villa Nidia)

Y cuentan los abuelos desde el simple


recinto de sus barbas y su apero
que éste fue un pastizal de altura intacta
donde andaban sin rumbo los arrrieros.

Están aquí y aún pueden decirlo


esos hombres de memorias postergadas
que no habia posadas ni caminos
tan solo un chañaral y alguna aguada.

Después el algarrobo alzó los pájaros


el retamal cuajó la voz del viento
y en la jarilla se asomó el verano
verde y sediento.

Y vinieron los carros con sus llantas


consiguiendo una huella para el sueño.
Así se despertaron los caminos
en sudoroso empeño

El corazón del día fue quemado


por algún carbonero
quizás en este mismo sitio
donde un lento país se hizo obrajero.

Y los árboles, tiezos y sin gloria,


rota su altura por el hacha maderera
viajaron en los carros cachacientos
tras una larga muerte fogonera.
26 Héctor David Gatica

II

Un día una campana


voló sobre este reino de pichana
y encaramada al trono del hornero
nos llamó esa mañana.

Era la escuela
en el país del puma y de la cabra:
Corral de Isaac, Bajo Hondo, Tello,
Nueva Esperanza, San Isidro, El Abra1.

Una maestra abría su palabra


sobre el viento y las leguas
y hubo niños letreando aquel agosto
junto a una tierra igual, recia y sin tregua.

La siesta en asnos lentos


regresaba quemando los sombreros
o en las mañanas tiezas la alpargata
le rastreaba la helada a los potreros.

Maíz tostado, torta y algarroba


y un silbido en el anca de la vida.
Así se fue formando, entre caronas,
esta escuela rural de Villa Nidia.

Ah cancha de bolitas carrascales


donde encontrar un sitio para el niño
lejanos compañeros del tejo y la tapada
de la honda y los nidos.

1 En todos estos lugares las escuelas cumplieron sus bodas de oro el


mismo año.
Antología Poética 27

Mas cuantos de esos niños


egresados de la temprana edad
urgidos por los tímidos jornales
buscaron la ciudad.

Los otros, arraigados hasta el llanto,


inventaron la forma de quedarse
dieron con su mujer, trajeron hijos
y esta manera algarrobal de amarse.

Y esa maestra que hace medio siglo


fue una joven promesa de veinte años
nos cubre ahora con sus canas
y las setenta arrugas de sus manos.

Y hoy estamos aquí, canción de agosto,


cincuenta años después de la campana
para abrazarnos y escuchar de nuevo
aquel son tan lejano que aún nos llama.

Dibujo de Leopoldo Torres Agüero


28 Héctor David Gatica

BURRO

Lento trote
que monta garrotazos por leguas en la nuca.

Enancados los niños que vienen de La Estrella,


de Santa Rosa, de la Media Luna
a todo sol
le pondrán la paciencia de plantón al asno
y ahí se quedará por horas y horas
atado a la mañana.
Ni un recreo de sombra

II

Cuando toque salida la campana en Villa Nidia


sintiéndose ensillado por la siesta
volverá levantando ese rescoldo
que del polvo hace el sol cuando calienta.

III

La cadena a la cincha
le atarán al regreso y por las sendas
yéndose con un tranco apaleado
dejará la pobreza de sus rastros

IV

Ni bien cruja la tarde leñatera


en su rama de luz rajada arriba allá en Balde Ultimo
y de sombras la noche rastras ate,
Antología Poética 29

tirando su sed, su hambre, su cansancio


volverá nuestro burro tranqueando con la leña.
Recién entonces le bajarán sudor y lonas.
Ya suelto
revolcando el esqueleto
sentirá que la tierra lo acaricia...

En el polvo tal vez quede una lágrima.

La luna trotará campos de cielo.


Al mirarla
en los ojos el jumento
copiará su luz mansa
y alzando las orejas paralelas
en la página sola del silencio
dejará entre comillas un rebuzno.
30 Héctor David Gatica

CABALLO

Tiempos briosos
Leguas zainas que hallaron una forma
y un tropel y una vida es mi caballo.
¡Qué son todas las leguas de los llanos
si no un potro sediento y desbocado!

Silla briosa de patas enojadas.


Un relincho tuzado alza los cascos
al llevarme sentado sobre el polvo.

Tiene olor a sudores de distancia


tu galope
y nada nos detiene cuando vamos los dos.

La vejez
Solo el tiempo te ha ganado la carrera
y has venido a pararte junto al rancho.
Te tirita en el lomo la amistad...
Ya no puedes serme útil. Te has cansado.

No hace falta bozal. Ya no hay cosquillas.


Con un lazo te tiro los cansancios
y los llevo a manearlos junto al cerco.
Voy a voltear la silla que domé
Tu cuero ha de servirme por los menos.

Mi puñal te despide por la nuca.


Haré un noque con el relincho de tu adiós.
Antología Poética 31

PERRO

Tiempos bravos La vejez


Cariño hablando en el rabo. Te está arrastrando las patas
Fidelidad con colmillos. el servicio de los años.
Pelo de rabias ladradas Ya no sirves para nada
y de humildades lamidas. y estorbas y sueltas sarnas.

Noches mordidas velando El amo te invita al campo.


el caro sueño del amo. Te restriegas en sus piernas
y le haces fiestas al lazo
Bajas mudo la cabeza que te ha puesto en el ladrido.
cuando en la casa te gritan.
Una agonía trenzada
Cazador de castañetas, tirada por sobre un gajo
tienen perdón infantil te está por alzar del suelo.
tus olvidos asesados. ¡Abres la boca y no puedes
morder la muerte colgada!
Tu hambre se rompe en un hueso;
no te ofende comer sobras. Cómo has soltado las patas...
32 Héctor David Gatica

SOMBRAS

Luz del alba rumiando en los chiqueros


que mi comadre ordeña.
Sus manos sustanciosas amasan quesos
o golpean la tela el día entero
tejiendo peleros y jergones.

Mientras tanto los brazos de su hombre el hachero


rebotan en el monte
o se abren como leños
para abrazar los árboles tumbados.

Cuando al caer la tarde el horizonte


parta al sol de un hachazo
y llegue la sombra con sombrero al rancho
dos manos rozarán sus asperezas
al pasarle ella un mate junto al fuego
y temblando cansancio entre los puños
sin decirse palabra
dos sombras sabrán que se han hablado.
Antología Poética 33

ALAMBRADOR

Tiene un canto en las virutas que le saca a la madera


el gusano de acero del taladro.

Tenazas callosas
las manos de los Flores
tiranteando las cuerdas del potrero
hasta darle el sonido de una larga guitarra
con trastes de varillas, medias trabas
y recios rodrigones...
Un destino de músico y peón.

II

Encerrando distancias por la Merced de Amaya


desde la Sierra de las Minas
hasta dar con los guadales de La Médula
desenrollas tu vida, alambrador,
y la entierras como un poste de retamo.
Y en las manos
cuando quieres posarlas sobre tu hijo
se te vuelven corteza las caricias.
34 Héctor David Gatica

Fotografía de Ramón Argentino Avila

Don Manuel Flores, alambrador

Tenazas callosas
las manos de los Flores
Antología Poética 35

HOMBRE Y PAJARO Y FLOR

He querido quedarme entre lo mío


desgarrado en el reino de la espina
donde se halla el silencio con raíces
y se tiene el espacio de los pájaros.

Ya sabrán las auroras entenderse


para darme el mensaje de los vientos.

Corazón de malezas
en mi vida cruzada por las ramas;
hombre y pájaro y flor
entre lo mío.

PARIS, 25.II.93. Querido amigo Héctor David Gatica: Qué casualidad,


aquí encontré al común amigo Torres Agüero y charlamos unos 30 mi-
nutos. Qué alegría al leer su libro (traducido al francés (1)) y desde ya
comencé a componer una obra sinfónico coral sobre el texto de página
Nº 40 (2). Espero estrenarla para fin de este 1993. Espero que sea de su
gusto que haya elegido éste. Quizás algo será «PARLATO» (hablado).
Yo aquí en mi mundo de trabajo y contratado para dirigir en agosto 94
en el Festival de Wissen BURG (frontera casi del sur de Francia con
Alemania). Añoro mi querida La Rioja.

MADRID, 8-III-93. Mi querido amigo: En los momentos libres sigo con su


Obra. Veré como ir unos días a La Rioja y decirle algo sobre mi labor
sobre su texto. Estuve lejos de París, aquí y luego Huelva, Sevilla y ayer
36 Héctor David Gatica

Toledo. Llego a Bs. As. a más tardar el 14 y ya veremos como vernos. Un


fraterno abrazo. Fauré (3).

(1) - Se trata de Memoria de los Llanos traducido al francés por Eduardo


Carballido y que integra la colección NADIR, donde están incluídos Leopoldo
MARECHAL, Juan ORTIZ, Conrado Nalé ROXLO, Oliverio GIRONDO, Ma-
nuel J. CASTILLA, Alejandra PISARNIK, Ricardo E. MOLINARI, Alberto GIRRI,
E. Martínez ESTRADA, Fernández MORENO, Raúl G. AGUIRRE, etc.
(2) - Es el poema Hombre y Pájaro y Flor y que en francés aparece con el título
HOMNE ET OISEAU ET FLEUR.
(3) - El maestro Rodríguez Fauré viajaba permanentemente por el mundo
dirigiendo las orquestas más famosas. El encuentro en La Rioja no se dio pues
falleció unos días antes y la obra sinfónico coral se perdió.
Antología Poética 37

RIOJA ESCONDIDA

Rioja,
escondida en el pecho de la piedra famatina,
déjame que te explote con mis versos
para encontrar tu corazón minero.

Rioja,
blanco ajuar en los naranjos florecidos,
déjame descender a tus entrañas
que en el alba pulposa de los valles
quiero entrar a morir como semilla
por subir al perfume del azahar.

Rioja,
luna norte de aceite allá en Arauco,
déjame que te beba
el canto del arroyo
y me bañe en sus aguas aceitunas
hasta darme el color de los olivos.

Rioja,
canto tinto de un racimo cortado en Vichigasta,
déjame en los borrachos viñatales
ensayar la locura de los ebrios
y quitarle a la boca de las uvas
el beso enamorado de la tierra.

Rioja,
espinuda en los dedos de tu suelo quebrachero,
no me arrees esclavo a los asfaltos;
38 Héctor David Gatica

déjame aquí, salvaje, entre los árboles y el viento


con los ojos perdidos en el cielo.
Quiero verme clavado en tus dolores,
en la sed empacada de los llanos
y asomar en el cactus de mi canto espinudo
con la blanca sonrisa de la flor del cardón.

JUAN FACUNDO QUIROGA


Para salvar malos entendidos recuerdo nuevamente aquí -ya lo hice en
«Mapa de la Poesía Riojana»- que mi poema «Juan Facundo Quiroga»,
no incluído hoy, equivocadamente se encuentra en el libro póstumo de
Julián Amatte, en lo cual este poeta nada tuvo que ver.
Dicho poema aparece por primera vez en mi libro «El Cantor», Colec-
ción «Humapailita», 1961, del Consejo Editorial del Estado; en cambio
la de Amatte es de 1987, o sea, 26 años después. -H.D.G.-
Antología Poética 39

SEGUNDA PARTE

Héctor David Gatica es una voz inevitable. Nadie puede referirse a la


actualidad legendaria y agreste de los llanos de La Rioja, sin mencionar
a este oculto pero siempre visible poeta cuya palabra vigía, elegida, alta
y sustanciosa se revela desde un heroico cráter de ramas y guadales,
como aquellos encendidos pájaros que los argonautas veían emerger
deslumbrados, más allá de los fabulosos y cambiantes horizontes del
Tamais.
Se trata de un hombre que canta lo que vive y vive lo que canta.
El es el testigo intransferible, el decidor más lúcido de una
singularísima comarca habitada por arrieros, pastores y hachadores, en
un paraje donde la redondez regional de la tierra se debate cerrada y
pequeñamente en la posibilidad de los más ásperos olvidos, y el tiempo
ha dejado de cumplir sus años.
Alli, este vendimiador genuino del vocable ha recogido sus motiva-
ciones carnales, integrando una geografía genital de nombres y sucesos
en cuya circunstancia ha esculpido con acierto de orfebre, la armazón
entrañable de estas vivas y místicas memorias.

Ariel Ferraro, La Rioja.


Del prólogo a la primera edición de
"Memoria de los llanos", 1964.
40 Héctor David Gatica

LA TUMBA DE PEDRO BERON

A mediodía, hora en que el sol ilumina mejor el fondo de un


pozo balde, Pedro Berón dispuso dar la última cava de agua a un pozo por
él trabajado.
Habría descendido unos tres metros, cuando la soga se cortó, dejan-
do que el pesado cuerpo callera y se estrellara contra el fondo, con esca-
sa agua aún, y de una profundidad de más de treinta metros.
Los echadores corrieron al brocal, para solo escuchar palabras
inteligibles. Un pocero que estaba de paso fue llamado inmediatamente,
y haciendo uso de la misma soga descendió presuroso. Lo encontró
sentado, las mandíbulas sueltas, un talón rajado mostrando el hueso y
la otra pierna con la tibia y los tobillos salidos.
Lo levantaron a la superficie envuelto en un poncho y una colcha.
Años anteriores su esposa, que se hallaba recibiendo agua, se sintió
enferma, se retiró al rancho y dio a luz una niñita, falleciendo en el acto.
La criatura sobrevivió y en el 59, a la edad de seis años, mientras
jugaba, cayó también en uno de estos pozos falleciendo de inmediato.
El pocero es hombre muy servicial, que no pregunta si hace frío o
calor para entrarse a un pozo, a pelear con las víboras, si es verano, o
estarse varias horas en el agua en invierno, recibiendo en el cuerpo el
barro que cae mientras sube el noque cargado con lo que el pocero va
sacando en cada cava de agua; tierra, tosca, barro. El reumatismo entra
al fin en estos cuerpos.
Los poceros veteranos de nuestra zona han sido Pedro Berón y Nati-
vidad Maldonado, ambos en un tiempo postrados gravemente de
brucelosis -más conocida como fiebre malta-, mal que ataca con crudeza
los huesos y que tantas víctimas ha hecho en el sud riojano.
Nos queda Natividad Maldonado.
Pedro se fue, tal vez a cavar otros pozos con agua de estrellas.
Sus restos quebrados tuvieron sepultura en el cementerio de Villa
Nidia, el 14 de julio de 1961. (Revista Alborada, Año VI, Nº 32. Noviembre
Antología Poética 41

de 1961).

Alborada, revista fundada y dirigida por H. D. Gatica y su hermano Omar


Nicolás, en colaboración con maestros de la Escuela Nº 112 de Villa
Nidia -1956 - 1966 -.
Cuarenta y seis ediciones. Impresa en el campo. A mimeógrafo, con
tirajes de cuatrocientos ejemplares. Una década distribuyéndola por ran-
chos de los llanos riojanos, entre carboneros y hacheros, ganaderos
mayores y criadores de cabras.
Paralelamente se editaba también, dirigida por el autor de este libro,
la revista literaria Poesía Amiga -61 - 65 -; trece ediciones que saliendo a
lomo de caballo desde Villa Nidia, era llevada hasta la estafeta de Nue-
va Esperanza, distante 15 km., difundiéndose desde ahí por América
del Sur, Central y Norte, Europa y norte de Africa, con la colaboración de
los más destacados poetas de numerosas naciones.

Lo esperarán "de vicio" los boliches


en las botellas lánguidas y rotas.
Le cargará su muerte a cada taba.
Le apostará su ausencia a cada sota.

Vendrá a correr relinchos un lobuno


sin que le frene nadie las partidas.
A cada cancha faltará esa fusta
que se cayó del lomo de la vida.

II

Trajo unos postes, puso la roldana;


pidió una pala, un noque y una soga
y fue cavando, entrándose en la tierra
donde la tosca es golpe que se ahoga.
42 Héctor David Gatica

Vivió en los pozos, buzo de la arcilla,


buscando el agua de hondas napas frías
y fue poniendo marcos de cansancio
en los costados lerdos de los días.

Le dio a la tierra muda bocas frescas


y le arrancó palabras de agua, breves
para el valido largo de las cabras
que ardientes beben.

Tantas sequías! Cuántos que lo ataron


para que baje y busque la corriente
y así aumentar la sed del reumatismo
que en cada hueso duele una vertiente.

El, y sólo él, su tumba iba a cavarse


con esa hondura propia del pocero.
Se fue enterrando en todas las paladas.
Le llovió tosca el noque, roto el cuero.

La tierra habló con húmeda insistencia


y Pedro vio su llanto de ojos fríos.
Bebió su boca amarga de terrones
y sintió el agua entrarle como un río.

Salió a cuadrar un tiempo de piletas


y cuando estuvo, dijo que lo echaran
con una sola soga. Descuidado
lazo del aire largo en que lo ataran.

¡Crujió la muerte justo bajo el nudo,


los echadores dieron un tirón
y fue sentir un golpe húmedo a trueno
en la profunda tumba de Berón!
Antología Poética 43

Pedro Berón

Xilografía de Pedro Molina


44 Héctor David Gatica

ALBORADA. Conjuntamen-
te con Omar N. Gatica. Cua-
renta y cinco ediciones, duran-
te once años (1954-1965).

POESIA AMIGA. Revista


internacional de poesía, cinco
años, trece ediciones. Con via-
jes por Uruguay, Chile, Para-
guay, Bolivia, Perú, dedicándo-
le un núimero a cada país.
(1961-1965).
Antología Poética 45

AGUSTIN ALDECO

En horas de la mañana rezábamos la novena a la Virgen del Valle en


un día de Diciembre ppdo. Una tormenta sin miedos dejó caer un agua
mansa, sin otro ruido que el de las gotas sobre el techo de zinc.
De repente un estruendo, como el de una bomba, pareció caernos
encima.
Terminado el culto y al salir, vimos a una veintena de metros de la
casa, debajo de un algarrobo frondoso, el cuerpo de un hombre tendido
de bruces; en una mano sostenía el sombrero, en la otra, el rebenque. Tal
cual lo alcanzara la centella cuando cayó sobre el monte y su cabeza.
Sus cabellos lacios, desparramados y quemados, aparentaban una
rama seca. Su boca, abierta, besaba el suelo. Al darlo vuelta, impresionó
su rostro amoratado, carbonizado por el golpe eléctrico.
Se trataba de Agustín Aldeco, joven de 17 años. A unos cien metros
de él, hacia el este, se encontraba su caballo, medio atontado.
Al anochecer, entre sollozos contenidos, su tutor vino desde Nueva
Esperanza buscando el lienzo para la mortaja.
Sus padres habían llegado desde el otro lado de la sierra dos días
antes para llevárselo con ellos ya que desde tiempo atrás, se encontra-
ban separados. Y lo llevaron; pero no como ellos hubiesen querido. Lo
llevaron en un cajón para bajarlo a la tumba.
Sabemos que el caballo quedó enfermo y que se lo vio echado varios
días, hasta que al fin murió.
El algarrobo también se fue secando. Al cavarlo, con el tiempo, se
comprobó que sus raíces, en muchas partes, tenían la misma apariencia
del carbón. Alborada, Año VI, Nº 34. Agosto de 1962.

Un galope de auroras le despegó la frente


para abrirle en los ojos el último camino
y midió la distancia del bozal a las manos
para saber el largo de la luz al destino.
46 Héctor David Gatica

El sintió que las nubes le apuraban el rostro


pero no pensó nunca que eran gotas de sombra.
Fue por eso golpeando con el látigo el tiempo
hasta llegar al sitio donde la cruz nos nombra.

Preguntó en el trayecto: ¿Villa Nidia, ésta lejos?


Cuando hirió con su peso la edad de los estribos
y bebió en un galope de apurado aquel trecho
ya los pies le dolían, quemado el equilibrio.

Una lluvia callada comenzaba a caer.


Para evitar mojarse buscó un árbol de altura.
Desmontó del caballo y aguardó el chaparrón.
El ataúd del tronco calculó su estatura.

¡Todo el plomo del cielo se descargó en un rayo


quemando las pestañas del árbol asombrado
y bajó por la antena vertical de la vida
insultando la carne con un grito morado!

Las astillas rezaron desde un aire quemado


y cayó en las raíces, largo, el peso de Aldeco
que besó, boca abierta, la tierra de su encuentro
copiando en los cabellos un algarrobo seco.
Antología Poética 47

HACHERO

Andan buscando trabajo Los Morán y Los Llanos.


Se está acabando el monte
y hay que llevar las ollas a otra parte.

Brillarán sus cinturas en un charco de sal


cuando la piel entregue los sudores
al golpe de la siesta que voltearán sus brazos.

De Córdoba han llegado los Machuca y los Vera


traen niños y perros
y cuentas que pagar.

Por la corteza herida del quebracho


se adelgaza la tarde en Pozo de Piedra
para pintar de acero los insectos del pecho.
Alfredo Palma crece
cuando derriba un monte de diez metros de leña.
En las ramas más altas
se cimbra su potencia.

Con sus dieciocho hijos


va don Félix Mercado rumbo a Corral de Isaac.
Se está acabando el monte.

II

Les quebró los pulmones la insistencia del obraje


a Rosario Quintero y sus hermanos.
48 Héctor David Gatica

Aguaceros de soles recogieron en la espalda.


Cuando debieron parar porque el hacha los volteó también a ellos
no tenían ni un árbol guardado en los bolsillos.
Y cortando un acceso de vómito y de tos
fue hasta la vida el golpe
tumbando la plegaria del alma de un hachero.

Xilografía de Pedro Molina


Antología Poética 49

CARBONERO

Un horno està encendido


-dieciocho toneladas de sudor-.
Otro horno está tapado
-ciento noventa metros cubicados
de algarrobo y quebracho-.
Y otro horno por armar.
Las chatas rodeadoras
amontonan un bosque por cada horno.

Recogiendo los meses


con la horquilla de los dedos
don Luis Fernández, carbonero,
quema un dolor doblado en los riñones.

Embolsado el sudor de cada día


con tizones de sol sobre la nuca
tienen cielos de humo
sus pesos negros.

II

Paladas de este pena reseca


-jarilla y tierra-
con que tapan los trozos.
Caliente sepultura vegetal.

Desvelos con el humo en la almohada.


La frente de estos hombres
se supone que es humana.
¡Bestia de olor que acecha llamaradas
50 Héctor David Gatica

cuidando por las noches que no se incendie el horno!.


Mientras más lento el fuego
más pesado el carbón.

Que le saquen la mortaja al bosque


pronto y con siesta.
Lloran ángeles negros en las bolsas
por un infierno más para las manos.

Jornales de saliva tiznada


para nombrar los sueños carboneros.

III

Ha quemado en El Retamo
-como ocho mil hectáreas de quebracho-
en La Gloria, en San Pedro, en todas partes.
Antología Poética 51

Le queda solamente carbonilla


y cisco
hasta en el alma
y unas ganas ardientes y encimadas
de abrazar más mujer y menos leños.

Vuelve don Luis Fernández quemador


vuelve por doña Juana
sobre la curva de los días apilados en el monte.

Un beso de sabor oscuro


le enciende una mujer de leña.
52 Héctor David Gatica

CARRERO

Arabel, Cabáñez, Velázquez; lindos apellidos


para escribir la historia de las huellas.

Don Venancio Soria está bien:


Tiene dos carros.

El carro es el padre de la casa.

II

Traquetea el bostezo del camino largo


con barandas de polvo
sed callada y guadalosa
que se bebe la voz.

Rompe la quietud un tropel de mulas


que salpican de rastros y que tiran
dos ruedas tardas
que se caen sin tiempo del tabaco.

Sombrero de estar como pegado


empantanado hasta las orejas.

La punta del sudor cubre un pañuelo bataraz


y la boca del sueño
aperada de callos de silencio
le descarga a las barbas un silbido.
Una faja más larga que la pena
y negra como el fondo de la vida
le cuida los riñones al carrero.
Antología Poética 53

Tres toneladas de carbón


lleva en el carro a los Cerrillos
distante treinta leguas.
Tres toneladas pesa el sol
el tranco de las bestias
y el silencio del desierto.

Seis pesos cobrará por tonelada


sin contar el descuento que le hará el basculero
y hay que pagar el agua y la encerrada

Xilografía de Pedro Molina


El carro es el padre de la casa
54 Héctor David Gatica

y hacer gasto en cantina.


Envolverá el dinero en el pañuelo
bien atado
pero a veces
después de siete días de hondas huellas
volverá con las arrugas del pañuelo solamente
y un tufo a vino largo y a sudor.

III

La paciencia carrera cincha siglos


y se enllanta en la fragua de los médanos.

Media tarde pesada traquetea


del Pimpollo al Caldén
atada por cadenas a seis mulas
con pisadas que abren leguas al guadal
desde un eje de azotes que desangran.

A mitad de camino
vitrola a cuerda
tonada y vals
el amor de la niña de la aguada
entre sábanas de lienzo sueña huellas.

IV

Don Facundo Velázquez


lo he nombrado
cogollo de poleo y atamisqui.
Desate que ha llegado la oración.
¡Mire el cuartero con un ojo volcado!
---A lo mejor la punta del rebenque...---
Y el recado
le ha reventado el lomo a la sillera.
Antología Poética 55

---Tengo aceite quemado "pa" curarla.---


Al último el varero, siempre al último
después le toca a usted.
Desate don Facundo su ilusión:
"Cadenero de mano" es su querer.

El fogón. Y la pava. Y la sombra


del carrero mateando soledades.

La marucha reparte su cencerro


por el campo y las pencas.

Cuando la noche oculte totalmente los caminos


se revuelque con las mulas y rebuzne
y beba y coma pasto
dormirá sus cansancios en el hombre más solo
con almohada de aperos y yuguillos
en un lecho de lonas y de estrellas.

Fotografía de Ramón Argentino Avila


Facundo Velazquez, carrero
56 Héctor David Gatica

CAMPERO

- Manda decir Doña Vicenta


que le busque las cabras.
- Habrá que colgar los días de los rastros.

Hacia la madrugada
majadas de vigilias
cuidarán los pastores por los campos lejanos.

- Los ijares de mi sed y mi caballo


voltean alambrados a la siesta..

-Mi destino es andar mordiendo soles


o bajando pellones a la luna.

- Dónde estarán sus gritos atajados


Berna Miranda
rumiándose el silencio de este pasto
que le crece en la boca.

Sigue corriendo el norte.


- Ya llevo una semana punta a punta
sin sacarle el freno al viento.

Se han perdido las cabras de Los Altamirano


tras ellas
anda un león rondando.
Antología Poética 57

CHUCARO

Azotes, espuelas y caricias


le frenan la potencia encabritada.

Una ilusión de pérdida lo invade


desde el lomo hacia el suelo sobre churquis
donde se acabaría Alfonso Ibáñez
y todos los que doman
desde esta tierra al norte.

Pero el tiempo es dolor que al fin se aprende.

Doblando sus luciérnagas de espanto


ha de inclinar la sangre en el maíz
baba caída en días de equilibrio.

Y se atará el poniente entre las crines


con claveles de estrellas sangrantes al costado
por la música de las espuelas.

Por último
bajo el rocío de los dedos de Alfonso el domador
todo vendrá a rendirse por las lonjas y el morral
que amansarán el miedo de las grupas.
58 Héctor David Gatica

GUITARRA

Tarde afinada en manos de algarrobo


con una letra azul en los estambres.

Hay todavía pájaros redondos


en tu boca juglar resucitada.

Cómo levanta el agua de los labios


la raíz escondida de tu música.

¿Qué novia ausente me besó los dedos


para crear la luna en una zamba?

Tal vez te abarque el brazo de la espera


donde encender la fe de los suspiros
y habrá una luz de cuerdas
en todos tus sonidos.

Mi voz es polen en tu son


donde se cuaja el ritmo de la tierra,
la sangre, la madera y el amor.
Antología Poética 59

Xilografìa de Pedro Molina

Hay todavía pájaros redondos


en tu boca juglar resucitada
60 Héctor David Gatica

LA SEQUIA

Una crisis nacional se extiende sobre la Argentina. Y en nuestros


llanos, ésta se acentúa más.
Primero la aftosa en el vacuno, que pasa luego a los chiqueros, pere-
ciendo más del cincuenta por ciento de las cabras. Y aquellas que han
quedado en pie, mal paren. O los cabritos, principal fuente de recursos
económicos, se aniquilan y mueren por falta de leche.
Es muy común ver por los campos cabras desorientadas que andan
dando vueltas los montes, secándose y muriéndose.

Cada día, al encerrar su majada, la mujer ve que se va apocando.


Ayer faltó la mora, hoy la azuleja y la tramojera; mañana vaya a saber
cuales. No hay para qué ir a buscarlas; los cueros mortecinos no valen
nada.
Nuestro llanero, ante la pérdida de sus humildes bienes, no dice
nada, ni se queja. Y si habla de la mortandad de los animales, lo hace por
ser tema común, el del momento, como lo es la sequía, el viento, el calor.
No hay lloro en sus palabras, cree que ha nacido para ser pobre y lo
asume sencillamente.
No hay agua. Las represas están agotadas, como una mujer sin llan-
to. También los pozos se agotan y exigen nuevas cavas.
Los pastos se resecan y se acaban. Las vacas, hambrientas y sin fuer-
zas, mueren al parir, o al ser mamadas por los terneros en ese estado, se
van debilitando hasta caer.
Llegó la epidemia y hay que cuerear todos los días.
Algunos pobladores de la Sierra de las Minas o cercanos a ella, tie-
nen que andar leguas con los tarros a cuestas, en procura del agua para
la comida y para que beban las personas.
Las explotaciones de bosques se han paralizado en su casi totali-
dad, ya por falta de agua, o porque en los pueblos no hay dinero para
pagar el carbón. Y los hacheros galopan de un lado para otro, sin encon-
Antología Poética 61

trar trabajo.
Es un poco lúgubre la despedida que la revista Alborada hace al año
62; pero es que no puede ser de otra manera, llevando como llevamos el
dolor angustiante y silencioso de quienes nos rodean. (Alborada. Año VII.
Nº 35, Noviembre de 1962.)

Viento que sopla el polvo suelto


y el mugido flaco de las vacas.

Pasa el incendio largo del verano


quemando un desafío de sombreros
y un ave más se muere cada noche
porque el hombre
sin descubrir ni el ala de una nube
se acuesta cara al cielo.

Si el llanisto se aburre de ver morir las vacas


y no llegar la lluvia
ha de tirar su sombra en La Cañada
en San Miguel o más allá en Bajo Hondo
junto a los cueros de las bestias muertas.
Y así es como han de irse
Los Avila, Los Fernández, Los Soria;
se los verá dejar los ranchos solitarios,
subir a esos enormes camiones como buitres
que se llevan la hacienda regalada
y adoptar una historia sin chiqueros.

II

Cansancio de siestas yeguarizas


que amontonan su sed en los corrales.
62 Héctor David Gatica

Sobre la sed del viento martirizando arenas


por una lluvia lerda que nunca llega
postergada limosna
hincando las rodillas de un sol excomulgado
casi a cincuenta grados.

La tierra se abre heridas que ya no se desangran


y un instinto sin pasto muestra lunas de hueso
blanqueando en todas partes.

Cuando se canse el viento de alzar látigos


y de ofender la boca de los días
ha de venir el sur mojando iguanas.
Antología Poética 63

LA LLUVIA

Larga sequía
que fue apurando un parto de callos en las manos
sacando agua del pozo
noque a noque
día a día
vuelta y silbido largo
roldana y soga.

¡Lluvia!
¡Luvia!
¡Lluvia!
Al fin llegó la lluvia a Villa Nidia...

Y el hombre de la tierra que yo canto


quedó mirando el agua rescatada
para el panal de soles de su puño
decidor de lagartos y tranqueras
sombra algarrobal.

Saltó la verde risa


masticando su elástico de espera..
¡Como se pone nueva la distancia
cuando respira el suelo por las breas!

- Hoy no tendrás que abrir la boca al pozo balde


para que venga el día desde abajo.
64 Héctor David Gatica

LA VIEJA GUITARRA
(1981)

Este poema fue escrito para don Alfredo Le-


yes a fines de octubre de 1951. Iba a ser en-
viado por correo cuando me llegó telegrama
comunicándome su fallecimiento. Viajé en-
tonces toda la noche para leérselo en su tum-
ba en el cementerio de Villa Nidia.

Sus manos me enseñaron a quererla


a ponerle los dedos de tal forma amorosa
que soltara su canto
manos temblonas de tirantear alambre por los campos
de Balde de las Marías
dedos callosos enredándose junto al puente
de la vieja guitarra
madera con cicatrices
una por cada boliche donde el trago
rasguñaba a los hombres su larga mansedumbre
y claro
se despertaba en tajos.

Usted don Alfredo Leyes me enseñó ¿se recuerda?


a caminar por los bellos diapasones
con esas manos suyas grandes como la sombra
de algunos algarrobos
espesas y pesadas.
Venían de sostener la mancera en las aradas
Antología Poética 65

y le tapaban la boca redonda a la guitarra vieja


más vieja por las cosas lejanas que le sacaba a ratos.

Usted mi amigo don Alfredo Leyes


que acababa de trenzar un lazo de ocho tientos
andaba luego con los dedos poderosos por sobre aquellos
trastes acerados
y entonces
le nacían milongas a sus callos
¡pucha digo!

Yo le pedía me enseñara a tocarla


porque sí por eso nada más
o a lo mejor por no olvidarlo nunca
y cuántas veces se bajó de ir arreando a guardamontes un toro
y empezó por dar vuelta a las clavijas
sólo porque sonara como la voz del viento en los retamos.

Yo le pedía don Alfredo Leyes ¿se recuerda?


que me diera a aprender la caricia de la música
y sus manos que alzaron cuando mozo
el rebenque pesado del carrero
un rebenque capaz de echar al suelo a un hombre
esas manos poderosas andaban livianitas por las cuerdas
buscándoles el tono del crespín en las breas.

La abrazaba con miedo de romperle la cintura


porque sus músculos sólo sabían luchar con las sequías
desafiándolas a noque y a roldana
y ella, la guitarra vieja,
se le quedaba mansa y atendiéndolo
para que usted le diera ese sonido
que andaba con estribos y al galope por su pecho.
66 Héctor David Gatica

Nunca le di las gracias.


En su sombrero algo me lo decía:
la copa, acaso el ala; la cinta desflecada por los montes.

Jamás le dije que le estaba agradecido


por enseñarme a caminar cerca del canto
despacito y sin ruido como el tranco cazador de un puma.
Por eso este poema
para decirle lo que nunca le dije.
Habrá que ver qué pasa ahora cuando usted lo rastree
en la vieja guitarra
con sombrero
y a solas.
Antología Poética 67

TERCERA PARTE
LA INFANCIA
"Y aunque estuviera usted en una cárcel cuyas
paredes no dejaran llegar a sus sentidos ninguno
de los rumores del mundo ¿no seguiría teniendo
siempre su infancia esa riqueza preciosa, regia,
el tesoro de los recuerdos?.

Reiner María Rilke


(De CARTAS A UN JOVEN POETA)

Es cierto que «Hay Un Mundo» en la hondura llanista y riojana al


que solo ascendemos y penetramos mediante su poesía vital y decisiva.
Un sitio donde la voluntad del tiempo se transparenta en el devenir del
hombre sostenido sobre la verticalidad de las raíces áridas de la tierra.
Las voces naufragan en la inmensidad del cielo cuya luna descuelga,
redonda y enamorada, en la luz de los mitológicos paisajes y seres que
avecindan la claridad cristiana y solitaria de Villa Nidia.
A la búsqueda de los elementos que convienen al canto rural, tu
poesía enciende las fogatas verdes y polvorosas para concentrar la ma-
gia musical de la palabra. Y el vínculo que hace a la intensidad expresi-
va bien atiende a la realidad circundante, como un anillo de sangre que
liga la versión primitiva a la columna rugosa y desgajada del algarrobo
antiguo.
Es entonces cuando el mundo delicioso de las personas, los pájaros,
las vidalas y los árboles construyen ese otro mundo posesivo de la poe-
sía donde habita con singular fruición, con fervoroso éxtasis contempla-
tivo, con ardiente gesto creador. De ese universo habla tu poemario con
acento puro, estilo identificado y proyección total. Mundo, universo,
mapa donde la verdad rige la voz enaltecida por los nudos sedientos de
los días que hollan el camino telúrico de la grandiosidad del llano.
Celebro este canto tuyo, de íntimo eco, digno de alcanzar la perma-
nencia y el halago de la relectura en vigilia por la autenticidad de la
sustancia y la calidad de los símbolos.

Luis Ricardo Furlan


Del prólogo a la primera edición de «Hay Un Mundo». Buenos Aires.
Edit. Cardinal, 1967.
68 Héctor David Gatica

LIMITES Y PUNTOS CARDINALES


DE MI INFANCIA EN VILLA NIDIA

Nos ubiquemos primero en el lugar: Un patio de tierra -el de los


primeros pasos- y los juegos infantiles -propios de un niño de campo-.
Todo, rodeado por la casa paterna y el aljibe.
A continuación, los puntos cardinales:
Por el lado de la primavera, el canto de las chuñas, el silbido de las
perdices, la flor amarilla de la pichana, la aparición de los lagartos y las
primeras lluvias.
Hacia el punto cardinal del verano, la llegada del piquillín, los
coyuyos y la algarroba.
Mirando al otoño, el balido de las cabras a la hora de la encerrada y
las caídas de las tardes sobre la Sierra de las Minas.
Y orientándonos para el costado del invierno, las heladas grandes y
los ventarrones de agosto.

Y ahora, si, los límites de mi infancia en Villa Nidia, que se me fueron


agrandando a medida que fui creciendo:
Norte: A cinco metros de la casa, el camino por donde llegaban y
pasaban jinetes, sulkys y carros con leña, carbón y sal.
Esos límites se me alejaron unos metros, cuando a los cinco años
juntaba esuqeletos de vacunos y equinos, imaginando trenes, camiones,
vacas, perros.
Luego se fueron hasta el bordo de la represa, desde donde miraba el
agua turbia que depositaba la acequia después de la tormenta, oyendo el
canto de los sapos.
Se corrieron más lejos aún hacia el grito de un campero, desde donde
venía el balido del toro tostado y el furor del viento norte

Sur: Primero la cocina donde la Pancha Soria cocinaba los guisos y el


puchero.
Antología Poética 69

Horas más allá, el canto de los gallos al alba.


Más lejos aún, en el potrerillo, los montes tupidos con la leña que
acarreábamos todos los días.
Por la noche, los gritos de las vizcachas. A la madrugada, las tormen-
tas que venían tronando desde el sudoeste.
Y en los atardeceres, las sendas por donde poníamos las trampas a
los zorros con mi hermano Darío.

Este: Las basuras que con su escoba de jarilla juntaba nuestra herma-
na mayor, Nydia, barriendo patios y que nosotros levantábamos, rezon-
gando, en una carretilla.
A los cien metros, las risotadas de doña María Ibáñez y las tonadas
que cantaba Antonio Miranda, acompañándose con un tarro de lata y
una damajuana con vino para el cogollo.
Los trompos que nos hacía don Pedro Miranda antes de que lo apre-
tara el rancho en una noche de tormenta.
La calle larga por donde llegaban los parientes y por la cual se iba,
alguna vez, nuestro padre en el viejo Ford a la ciudad lejana y descono-
cida.

Años después, por donde salía cada atardecer acompañado por los
perros, una linterna y un lápiz, a cazar poemas -estos mismos que hoy
forman parte de "Memoria de los Llanos".
Los gritos de los teros y las lechuzas en las chacras.
Y la aradas y aquel maíz que de niño, con una bolsita sembradora,
tiraba en el surco.

Oeste: A los cincuenta metros y a los seis años, el molino. A la cuadra,


la Escuela 112, la de los juegos al tejo, las bolitas, la mancha, la tapada y
la de las primeras poesías recitadas en las fiestas patrias.
Estos límites se alejaron luego a los quinientos pasos con las costu-
ras que llevábamos a doña Jacinta para que nos hiciera los pantalones
cortos.
Después, quince galopes largos al poniente, la Estafeta Nueva Espe-
70 Héctor David Gatica

ranza, adonde íbamos a buscar a caballo la correspondencia para la


escuela y el vecindario y por donde después, volarían hacia el resto de
América y hacia Europa nuestras revistas mimeografiadas "Alborada" y
"Poesía Amiga"
Por último, pasando la Sierra de Las Minas, el lugar en el cual encon-
traría a Noelia -la madre de mis hijos- en quinenes prolongaría mi infan-
cia-.

Con todos estos datos, le será muy fácil ubicar y llegarse hasta la
Villa Nidia de mi infancia.
Ah, me olvidaba: No la busque en el mapa, los cartógrafos se olvida-
ron. Un pequeño descuido.
Si algún día alguien hace el mapa de la poesía, tal vez ahí consiga-
mos que le den un lugarcito a Villa Nidia.
Antología Poética 71

ESE MUNDO

Hay un mundo que es de leñas nostálgicas


y de caminos en reposo.

Reconstruir ese tiempo


sería descargar una angarilla de años.

Un mundo
y penetrar en ese espacio
que habita entre la raíz y más allá de las hojas
lindando con el fuego.

Hay un mundo que yo sé que existe


no recuerdo en qué tiempo desterrado
cerca de las cenizas
más acá de los hombres y del miedo
trepando por mi infancia feliz
a un gran árbol seco.
72 Héctor David Gatica

Dibujo de Nicanor Pavón Villareal


Antología Poética 73

LA COSECHA

Nos íbamos a cosechar el sol en bolsas.


Aturdíamos la algarroba.
Sus vainas largas se parecían a la risa de mis hermanos.

De la algarroba extraíamos la aloja.


La aloja tiene gusto a Dios.

Tiempo del tiempo de las cigarras:


El canto de una cigarra es mi mayor virtud.

Nos desalojan el suelo.


Lo dejan sin algarrobos.
Nosotros pasamos a ser la tierra desolada
con un coro sepultado
ése de los coyuyos distantes
que nos castigan la cara
como si los árboles rebotaran en nuestras venas
temerosos de secársenos, también, en el corazón.
74 Héctor David Gatica

LOS TROMPOS

Pueden preguntárselo a don Pedro Miranda;


él los hacía de sus arrugas.
Justamente porque lo apretó la casa
cambiándolo de rastro en estrella
es que lo recuerda mejor.

Los trompos nos ponían de música


daba espirales el corazón
bailaba la vida.

Al fin se nos partieron


apretándonos la infancia sus astillas
así como lo apretaron los horcones a don Pedro Miranda.
Antología Poética 75

LA ABUELA

Mi abuelita Antonia no fue una mujer


fue una trenza
colocándome palabras desconocidas.

Tal vez si hubiese escuchado sus rezos


tendría más pasado.

Lo más lejano en mí
no es aquella casa encantada de Santa Ana
si no el modo de sus trenzas
formadas de nacimientos y despedidas.

Los caminos me llevaban hasta sus días anteriores


con un peso luminoso para mis alegrías
que se iban de paseo
y de zapatos dolorosos
con pantalones que no se podían ensuciar.

Tengo una confusión de lunas, árboles y desplayados


y de otras cosas tan fantásticas como borrosas
aunque no menos dichosas
que el estallido de esas noches enormes.

Mis primos me apuntaban con sus carreras


que venían a estrellarse contra mis pantalones cortos.

Un día vi a mi madre
viajar sin mí a Santa Ana
volver y acostarse.
76 Héctor David Gatica

De esa cama ya se levantó con la cabeza blanca


y el paso de luto.

Dios viste a sus criaturas


y que yo recuerde
mi punto de partida fue aquella incuestionable trenza.
Antología Poética 77

CAZANDO

Lo más emocionante era la noche


tocándonos apenas la punta de los pies.
Yo alumbraba su puntería con una linterna
y él baleaba los gritos de las vizcachas.

Años después
a mi hermano lo llevó su ingeniero a la ciudad,
ése que ya le apuntaba en los tobillos
y que le dio un rostro de dos pisos.

Todo para nosotros fue un acontecer de senderos y de cuevas


entre iguanas y lampalaguas.

Mi hermano tenía la siesta en los cabellos.


Una vez me dijo que él era la siesta
y le creí
pues yo sentía el tiempo al lado de su sombra.

Aquellos atardeceres y su silbido me eran similares


y lo recuerdo tanto así en cuclillas al anochecer
tanto
como a la tierra fina que echaba sobre las trampas.

Una piel de zorro es tan hermosa para mí


que volvería a ser niño por solo una piel de zorro.
78 Héctor David Gatica

CAYETANO

Caneta
--Cayetano Pimpignano--
era alto
casi tan alto como el saludo de doña Berta
--aquella buena mujer que lo amparó en su casa--
con una espalda de espiga desgranada.

Vino desde Buenos Aires


o sabe Dios si llegaba de algún lugar de mí mismo.

Se quedó en La Rioja
se quedó en la leña que acarreaba por las tardes
se quedó en el rancho de don Sinencio y doña Berta.

Las noches
las de aquel invierno
nos unieron el campo
y su alto y mi bajo se igualaron de andar juntos.

Los perros que ladraban y corrían


estiraban nuestros oídos
hasta terminar en un zorrino
o en un quirquincho.

Tarde
muy tarde
prendíamos el fuego casi al fondo del campo;
su calor junto a las estrellas se me quedó en la manta.
Me hablaba de Buenos Aires
Antología Poética 79

de la televisión
de los subterráneos.
Todo alargaba mi nariz de pasto
y las llamas le pegaban en el rostro lejano
el rostro sin caricias de Caneta.

Cuando callábamos
atendíamos la noche
mirábamos el monte oscuro
los perros.
El cielo echaba helada sobre nuestras cabezas.

A deshoras volvíamos
él a sus lonas
yo a mis pensamientos.

Mi amigo Caneta
tan muchacho y tan alto.

Le quería la boina
o acaso la ceja izquierda.

A don Sinencio lo mataron bebiendo vino.


Doña Berta murió después de encerrar las cabras.

¿Y Caneta?
--Cayetano Pimpignano--...
otros dijeron que no
que estaba vivo.

No sé.
Nunca más supe de su espalda sin pasado.
80 Héctor David Gatica

JUGANDO

Tener un patio para jugar


viene a ser algo así como tener el cielo consigo.
Poderle agregar un pañuelo a la luna;
la mayor de las dichas puede ser un cántaro así.

La tierra de una ronda no es lo mismo


que ese polvo molesto que se sacuden las visitas.

-¿Vieron la estrella que se corrió?

A Ventura poco le importa no saber como se llama su padre


le interesan más
las alpargatas nuevas que le compró doña Felinda.

- Jugamos junto al aljibe?


Una raya en el suelo no se ve con la luz de la luna;
con un chorro de agua podemos marcarla mejor.
Vos me comprás yo te vendo.

- ¡La mama Felinda tiene billetes muchos y bonitos!


- Va! Mi papá tiene más muchos y más bonitos.
Claro, porque tu mamá le trabaja a mi papá.

- ¡Dice la señora que pasen a cenar!

A Ventura no lo mandan que se lave las manos!


¿Por qué no nos darán permiso para comer en la cocina
sentados en cuclillas
y con el plato en las rodillas como lo hace Ventura?
Antología Poética 81

- No es cierto papá que usted tiene más plata


que doña Felinda?
- Coma callado!
Cierre la boca para comer!
82 Héctor David Gatica

LA PANCHA

Llevo conmigo senderos adorables


quitados al tiempo
por el recuerdo de mis hermanos.

Este por ejemplo que mide la historia de la cocina


quebraba las tardes
y las cargaba por estatura.

Todos los días nos mandaban a la leña


que después de juntar en el campo
traíamos en nuestros brazos.

A nosotros nos faltaba cuerpo


para alzar tanta tarde.
Pesaba la leña
se nos caía de los pantalones cortos
nos pegaba en la risa.

A la Pancha Soria en cambio


le sobraba mujer
por eso la sopa
tenía sabor a sus brazos de algarrobo
y a su frente de fuego.
Antología Poética 83

LOS CABALLOS

El pasuco, qué silla.


Qué pingos el colorado y el picazo.
Aquel moro bailador de José.
El lucero
esa maldita maña de mirar las estrellas.
El tostado, tan noble;
le pelaron la cola y lo soltaron
que se fuera a morir al campo.
El pangaré de nuestro hermano Nito;
se fue con él.
Mi zaino de carrera;
si lo habrá atropellado Santos Cura
por un par de cervezas.
Y el tordillo
mañoso de cabeza y en el lomo una niña.

Esto es nombrar mi infancia yeguariza.

Los caballos son más fieles que mi memoria


y que las horas estrechas
que hoy van pasando sin caminos
ellos, los caballos,
constituyen la raíz de mis días
y este afán de perforar el polvo.

Una tarde casi me muero por no tener caballo;


me faltaba distancia.
84 Héctor David Gatica

Lo de sentirme con leguas en la voz


tiene mucho de madrugadas galopando.

Había que ponerle rastros al canto.

Crecer sin caballos tendrá que ser muy triste.

Ellos reventaron nutriéndonos;


nos dieron agua, leña, surcos
y hasta otros pagos.

Casi se me quedan en el alma.


Se quedaron en sus huesos.
Antología Poética 85

DON DIEGO

Un verano el maíz
me vistió de madrugadas.

Entre las patadas de los mulos


se oían todavía mis últimos juegos.

Aparecía el sol
y me golpeaba sobre los hombros.
Pero la comida era más sabrosa al mediodía
porque en mis pasos
se iba nutriendo de sudor el puchero.
Lo que antes quería por antojo
supe que era sed
que me empezaba a doler
en los azotes que le pegaba don Diego a su tabaco.

Las siestas me daban duro


y aprendí a querer un sombrero
así como la quería a mi madre.

Decir arado, surco, amelga


es nombrar un tiempo de tordos y torcazas.

Antonio Miranda,
Sinencio Fernández,
Natividad Maldonado:
Duchos aradores
pacientes del cencerro, la mancera y el morral.
86 Héctor David Gatica

Nos llevaban el matecodido


dulce, igualito al piolín y al trompo
y bebíamos por caceroladas
la sombra de los animales
sentados sobre la tierra arada.
Ellos nos cubrían el descanso
y los cuarenta grados que cobraba por día don Diego Ibáñez.

Riendas y pecheros al fin


caían junto al crepúsculo.
Recién entonces
mi alegría sin cadenas ni balancines
podía revolcarse repartida entre los grillos y la luna.
Antología Poética 87

RETORNO

Medían mis pies un número húmedo


como aquella noche que tronaba hacia el niño
desvelo norte.
Tenían un tamaño de leña
de sendas diarias
un tamaño de calandrias y de piquillín.

Todo mi tiempo lo he dedicado a ser árbol.


Conozco al tacto las creencias del viento.

Un día me llevaron a la ciudad


para enseñarme el nombre de muchas calles.
Yo les dije desde un principio
que el sol y una trayectoria de lagartijas
de cuevas y palomas
enumeraban mi vida.

No sé porque
las calles me tiraron con motores y zapatos.
Tal vez porque yo venía de la espina.

Y volví a la hora del tordo


y me descalcé de ciudades.
88 Héctor David Gatica

LA CASA

La casa se poblaba de misticismo y tarde


tras lejanos silbidos de perdices y monte
de allá venía mi alma
mis días infantiles.

Sentada en un sillón
en aquella galería del verano
mi hermana leía entre pilares.

¡Ay! Lejanas historias...


Ahí anduve viviendo esos rincones
en un mundo de perros centinelas del viento
relinchos amansados
y olor a madreselvas.

Cada día, madre, regaba sus helechos y laureles


o tapada la cabeza con la toalla
le daba chancuas a la siesta
--hora de andar hondeando resolana--
Cada galería, hermana, nos traías el asombro
y era la casa y la tarde un salmo
y era mi casa "La isla del tesoro".

"Amalia", "María", "Juana Eyre"...


La bautizaron Nydia
barría los patios
y leía novelas a mis padres.
"Genobeba de Bravante"...
"Flor de durazno"...
Antología Poética 89
90 Héctor David Gatica

lecturas enredadas entre bramar de toros encendidos


y retozar de chuñas.

A la entrada del sol


poníamos las trampas a los zorros
y las tapábamos con el silencio del crepúsculo.
...
A veces se entrampó la soledad...

Vuelvo a mi madre regando las vegonias


regando las achiras.

A esos hombres de estancia vuelvo


arreando su silbido a la represa
o haciéndome pasar por las tranqueras
contándome de aguadas y rodeos
y cuentos de Pedro "Ordimán" o de Quevedo.

Y al llegarnos la noche por el portón abierto


todos reunidos
mis padres mis siete hermanos
rezábamos a ese Dios de campo afuera.
Después
llenábamos el patio de espaldares
para dormir bajo la Vía Láctea.

Y muy cerca del aljibe el mesón


sin más luz que la luna cenando con nosotros.

Cada viento
el agua del molino subía a los duraznos
se enredaba en la parra.
Todo se nos secaba;
mas mi padre volvía sobre los mismos hoyos
Antología Poética 91

renovando su fe de agua y estaca


pasión de aguaribay y tamarindo
padre siembra de frutales y maíz
padre flor del paraíso
que colocó un racimo azul a mis memorias
tras un lejano ventanal de avispas.

Y llegaban los primos y los tíos


venían del cariño y los caminos medanosos
¡ay! madre, su bondad...
hacía pan
y el olor de ese pan
que cuántas veces lo amasamos juntos
pan caliente y dorado sacándolo recien del horno
se ha instalado en mis cantos
y hoy me ufana pensar
que salga olor a ese pan de mis palabras.

También el odio estaba


--si es que estaba--
odiábamos a la hemana mayor al ordenarnos
alzar esas basuras como casas
juntadas por su escoba de jarilla.
La odiábamos a la mañana
y la amábamos por las tardes si leía en voz alta.

Atento a los mensajes de las nubes


y al olor del jarillal anunciador de lluvias
nuestro padre nos hacía levantar
que abrierámos acequias al canto de los sapos
y al terrón de las chacras.
O bien
calentada al rojo la marca en el fuego del estiércol
nos arengaba en los corrales
92 Héctor David Gatica

donde enlazábamos terneros y fuertes ventarrones.

Ahora
si hay que dar algún nombre para el tiempo de entonces
Maldonado me llaman
Natividad Maldonado digo
arriero del aroma y el rocío
pocero y gran peón.

A la antigua "vitrola" de los tangos, el bolero y el vals


que de tarde en tarde
poblaba de música la quietud del aire
para qué recordar si se me escapa el alma.

Aquí terminan entonces mis memorias


diciendo que mi madre
mi madre hablaba con la vida
la generosa vida de sus manos
sirviendo a las mujeres campesinas mate y pan
de esa harina amasada por los años.
Si todavía siento sus manos milagrosas
amasándome el alma.

Y que los pasos de mi padre


me riegan desde entonces estos cantos.

Y en cuanto a la hermana que bautizaron Nydia


la sigo sorprendiendo aún
barriendo aquellos patios infinitos
y soltándome palomas en su voz.
Antología Poética 93

Nydia, Chicho, Darío, Elsa, David, Omar, Noemí.


Sentados nuestros padres, Celso y Délia.
94 Héctor David Gatica
Antología Poética 95

LOS DIAS DEL AMOR


96 Héctor David Gatica

SOBREVIVIENTE

Ellos miraban el abandono de la tierra


y se veían en el empeño del arbusto.
Siglos que ponen del color del tiempo
donde ya no es tan fácil cambiarse la fachada.

Aquí a las plantas las despojaron de sus hojas


y hay una participación de espinas
que mucho se parece al espíritu de los cuchillos
defensores de la vida y amigos de la muerte.

La falta de agua estaba en su destinos.


En esa heredad te conocí.

¿Desde dónde venías?


De algún rito quizás.

Te encontré en la costra de la sal


y en el aguacero petrificado de las tortugas.
Te encontré
en el país de las lejías.
Antología Poética 97

TU PAIS

Ah los días que seguí tu andar sin tregua


en un país de astilla que solo yo nombré.

Tengo un siglo de leguas clausuradas


de caminos llegando a tus guaridas
asaltos vegetales
imponiéndome el jume y la paloma.

Cuando veo pasar esos arrieros venidos de la piedra


te sorprendo en sus potentes cabalgatas.

Me llegan los carreros de la pampa


traen sal en la cintura
el sombrero les dobla las palabras
y yo te veo en sus camisas castigadas por la arena
como un desierto de soles
padeciente hasta el final.
98 Héctor David Gatica

ENTONCES

Has viajado a la ciudad.


¡Qué más puedo decir!

Al menos quedarán estos cantos


aunque en mí se destruya la existencia.

Cuando estés de regreso de los ruidos luminosos


de las aulas magnas
cuando estés aquí
donde te espero desde el remolino
con este llano
con esta tierra madura de soledad
entre tordos y calandrias
y gentes de madera y de sal
entonces
cuando estés aquí y pasemos cruzando el retamal
juntaremos la luna en tu cintura.
Antología Poética 99

ORIGENES

Este lento y descuidado modo de caminar


me acerca a los árboles
al aire
a un poste esquinero.

El campo.
Las tres Marías.
El canto del molino que golpea las sombras.
El viento siempre.
Y también esta arena donde me he sentado.

Aquí sí que toda noche es grande


y el silencio ausencia de cuanto es falso.
Puedo pensar sin que nadie me destroce la mirada
y alcanzar con el mentón el alba.

Sé que esta noche viajas


que vuelves a la antigua comarca del halcón.

Una brisa bastará para reunirnos


la rama simple
aquí donde el nombre más leve
tiene el tamaño de lo eterno.
100 Héctor David Gatica

ENCONTRADA

No te podía hallar
oculta como un ave entre la fronda.

Sentía el horizonte como buscándome;


algo también a mí no me encontraba.

Sería esa llovizna que en otoño...?


Los potreros olorosos a monte...?
Las tardes perfumadas de poleo bebiendo en la represa...?

Era tu amor
con todas esas formas.

Ya no me interesa saber nada más


salvo el tiempo justo en que aparece la flor de la pichana.
Antología Poética 101

CONTIGO

Desde la ciudad donde estás estudiando


viniste a visitarme.

Entrábamos a una capilla


yo buscaba tu frente;
...
la encontré en mis labios.

Los muertos amados


también nos solicitaron desde el cementerio:
- Venid a visitarnos
para que vayáis aprendiendo nuestro oficio.

Con tus manos restantes


abriste la tarde
y como si leyeras La Biblia
tenemos que completar el sufrimiento
que le faltó al amor dijiste
luego lloraste un poco
después dormías.

Por la mañana caminábamos


costeando esa chacra que cuidan las lechuzas.
Recíbeme este brazo te pedí
ciñendo tu silueta
mira que si no
se lo doy al vuelo de ese pájaro
102 Héctor David Gatica

él tiene en su garganta
la misma canción de tu cintura

¿Ves aquellos árboles? Ya te conocen;


yo los he instruído de ti.

Es hora de que viajes.


Es hora de quedarme muy solo por la senda.

Llévate al menos
la mirada de Dios desde las aves.
Antología Poética 103

CARTA A TU NOMBRE, NOELIA


(Desde Chilecito)

Aquí he venido
también a estudiar.

Hace ya algunas horas que no recibo carta tuya.


Te cuento que me siento solo.
Anoche me puse a pensar si será verdad la vida
no es tan fácil saberlo
lo más difícil es calzarse las calles
y comenzar el día.

Por la mañana me senté a leer el Antiguo Testamento


Salomón me dice que ponga tu nombre
como un collar de perlas en mi garganta.

A la tarde la dediqué a juntar saludos


-el domingo es un punto de apoyo-
le puse la dirección a tus labios
y le abroché la boca al mundo.

Ahora he salido a caminar por los alrededores


como si fuera cierto que estoy en lo que me rodea.
Las acequias bulliciosas me acompañan.
104 Héctor David Gatica

TU VINCHA

Vienes y existen las cosas


se desocupa la distancia
y entran tus labios tibios en mis ademanes.

Tal vez el Famatina destaparía un río de soledad


si calentáramos su nieve más alta.

Somos una misma ladera


te ayudaré a subir
-separarnos es limitarnos-
dame tu risa
que hoy hemos aprendido cómo se asciende a la mañana.

Hace algunos días pensaba en un regreso


algo así como empezar en una caricia
vienes y existo
ya estamos en el valle de Samay Huasi
admiremos esta pausa de árboles
-para nosotros todo es recuperación-
esta entrada parecida a los antiguos tiempos
ese señor con nostalgia de museo
el ala embalsamada de lo que dijiste al último
lo escrito por el hombre para sobreponerse a sus bigotes
el ansioso minuto de un retrato
este clima místico y dos palomas menos
-toda pajarera es una resta-
Antología Poética 105

Vienes y esto es tan cierto


y tan engañoso también
pues ya estamos junto a otro adiós.

¿Dónde la ciudad?
Trasladaron la risa? El alba? La montaña?
Tal vez yo no exista. O será que me falta tu vincha.
106 Héctor David Gatica

UN PETALO PARA TI

He llegado hasta la primavera;


advertida estarás en todo lo que vuelve
en todo menos en ese beso que no brota.

Las glorietas se cubren de jazmines


y los tilos aroman el aire de la plaza.

No recuerdo quién o sí el amor


me dio esas fresas que ahí te mando:
Huelen a modo de palabra enamorada.
Guarda sus pétalos y ayúdalos.
Antología Poética 107

EL COMPROMISO
-Villa Nidia-

El corazón del patio de mi casa paterna


cabe esta noche en una copa
con la alegría de los hermanos
y de nuestros padres levantando sus edades
para brindar por nuestro compromiso.

Anticipada música redonda


ceñido perfume
para informarme de tu nombre
para estar en los ademanes de tu mano
y desde tu saludo de novia
aparecer en el brillo de cada caricia tuya.

Un anillo es también una ronda.


Y aquí juega el amor.
108 Héctor David Gatica

LA BODA

Me ha levantado un templo
dijo el Señor.

Yo también te he levantado una capilla


para este acto
asistido por tanta gente humilde
que ayudó con su pobreza
dio sus cabras
y desde los mansos chiqueros caprinos
levantó esta oración.

Te hice un templo aquí en los llanos


y en su altar hoy nos hemos dado el SI
como el aire con el ave
como la senda con el monte
como la vida y el amor.
Antología Poética 109
110 Héctor David Gatica

DESDE UN SILBIDO

Una mañana tan parecida a ésta


la misma cantidad de cielo
la misma cantidad de otoño
caminábamos con tu madre.
Ya se le notaba tu vida en sus ojos
y eras casi una caricia en su andar.

Una mañana tan parecida a ésta


la misma cantidad de sendas
la misma cantidad de árboles
deshojábamos una brisa con tu madre
tembló una rama en su voz
y por llamarme dijo tu nombre.

Hoy no está ella aquí


y es campo y es otoño
una perdiz sale volando al costado del camino
eso me hace recordar cuando aquella viejecita de vestido largo
doña Luisa Cabáñez
me contaba cada vez que venía a nuestra casa
y me encontraba jugando:
-Yo lo encontré a usted
en un nido de perdiz.

Y hoy quiero decir tu nombre, hijo


y tu nombre se me escapa volando.
Antología Poética 111

Vienes desde un silbido de perdiz no lo dudes


a romper el cascarón del próximo verano
para que asome un pichón de sol por tu mirada.
112 Héctor David Gatica

LLEGADA DEL HIJO

Y así es que estás acá


tu nombre es conocido ya igual que tu cabello cobre
acaso tan hermoso como un día de campo.

Ahora nos pones corcovos en los brazos


corcovos en el sueño
tu carcajada estalla
y entonces nosotros creemos en la felicidad con
rostro tuyo
en la paz de los días con tu llanto y tu risa
en los desvelos que nos consagran padres.

A veces puede ser que estemos alejados


sin embargo
nos convoca tu horario sin palabras
comprendemos entonces que en ti todo se apoya
y nos sentimos débiles
llamados al amor por tu ternura.

Ahora claro está


si queremos llegarnos a tu mundo
tiramos el saco
el entrecejo
rompiéndonos la edad en tu país.
Antología Poética 113

MEDIAS PALABRAS

Nada es mejor que corretear los días


con tus pies inseguros.

Dices oto, bum bum, esconé, queshi con ushe.


Con todo lo pequeño que hay en ti
se completa la casa
y en tus juguetes
le das cuerda a nuestra infancia rota.

De repente
cae una risa tuya en mi camisa
y un jinete de amor me sube hasta los hombros.

Y si lloras tu llanto
anula todo lo demás.
114 Héctor David Gatica

JUNTANDO CARACOLES

Y es así no más que tu tiempo se agranda


pronto habrá que abrirle otra ventana al cariño nuestro.

Los traspiés de la vida


hicieron guardar demasiado silencio a tu padre
y toda la frescura de tu ángel
se fue quedando en las cosas
en días exigentes que preguntaban del pan
de la casa o del trabajo
en alguna muerte muy sentida incluso
y hasta en aquella lluvia que no llegó a mojarle el alma.

Sus antenas sólo recibían ruidos


por ahí alguna palabra
entonces se estremecía
y se apresuraba a postergarla.

A lo sumo
te hacía mirar una estrella
contemplar un atardecer
o juntaba caracoles contigo.

Ahora vas a tener que compartir las estrellas


y los caracoles
y decirle a tu hermanito que ya son dos en el mundo
para romperle los vidrios a la siesta
desde el mejor escondite.
Y convenir con tu padre
Antología Poética 115

que sí que el trabajo es imprescindible


pero que también es bueno para un padre y su hijo
juntar caracoles y mirar estrellas
116 Héctor David Gatica

SOLOS

-Papá,
cuando salió el sol
nosotros abrimos los ojos para llorar.

-¿Y por qué, hijo?


-Porque nos habían dejado solos.

Ay, mi David Gabriel, pequeño niño


que podría agregar a tus palabras de sumo bíblico
no fuera pobre comparado con tu acusación
y con el poema que salió de tu boca triste
a la manera de los salmos.

Es cierto que los hemos abandonado


tu madre porque anda enferma
y ha debido irse lejos y llorosa en busca de médico;
justamente por no dejarlos solos es que los ha dejado solos.

Y en cuanto a mí
los he abandonado desde el canto
ya no los nombro.
Estoy viviendo tan aturdidamente...
Y te encargas vos de volverme a la poesía
que es volver a la vida y al amor.

Cuéntale a Pablo Esteban mientras juegan en su cuna


que otra vez los he recordado
y que procuraré estar con ustedes
Antología Poética 117

como lo está intentando mamá


porque yo también debo de estar enfermo
si no, no los hubiera dejado solos seguramente
abriendo los ojos para llorar.
118 Héctor David Gatica

EL COLOR AMARILLO

-Papá,
¿qué color es ése de la biblioteca?
-Verde mar, hijo.
-A mí me gusta el amarillo y el azul.
-¿Por qué el amarillo?
-Porque es el color de la manteca.

Una sonrisa parte de mis labios


mientras mido el pensamiento de mi niño.
A Van Gogh también le gustaba el amarillo
mas mi niño lo descubre no por la luz de los pinceles;
su amarillo es rectangular y con proteínas.

-¿Y el azul?
Qué comida azul te gusta, hijo?
-Me gusta el azul porque es el color del cielo
de ese cielo
que vemos los dos por la ventana cuando juntos miramos las estrellas.

Siento como si, alzado a una montaña,


un aire fresco me invadiera la sangre.
Y esa sonrisa que me despertó el color amarillo
el de la manteca
ahora se me agranda y se me vuelve infinita
mientras va penetrando en mi corazón el color azul
porque es el color del cielo que con mi hijo miramos por la ventana.
Antología Poética 119

UN CUENTO

-Papá, contame un cuento...


-Tendría que haberte contado un cuento
el de Caperucita por ejemplo o Blanca Nieve;
pero hoy debo corregir las pruebas de mis alumnos.
Otro día ¿sabes?

-Papá, contame un cuento...


-Ahora no pues me voy a la universidad a rendir.
En esta semana ha de ser.
Te contaré La Lámpara de Aladino.

-Papá, contame un cuento...


-Sí. Sí, mañana, te lo prometo. Palabra.

Tendría que haberte contado un cuento


fabricado un avioncito de papel o un barco.
Tendría que haberte arreglado el triciclo.

En fin
que una tarde un niño puede no viajar en un barco de papel
y que una noche un niño puede dormirse sin un cuento.

Necesito llevarte a las columpias


darte un paseo por mi corazón
asomarme a tus lágrimas
y jugar contigo a ser tu padre.
120 Héctor David Gatica

-Papá, contame un cuento...


-A lo mejor mañana
a lo mejor
cuando ya mi niño seas un hombre
y el barco tenga que hacérselo a mi soledad
y el cuento no tenga a quién contárselo.

David (h), Noelia, David, Macarena y Pablo.


Antología Poética 121

HIMNOS FARISAICOS

- o EL CANTO DE LAS MANOS -

Ilustraciones de
Hugo Dante Albarracín
122 Héctor David Gatica

CARTA PROLOGO

Leí -mi querido amigo y colega Héctor David Gatica- sus vehementes
y dolorosos poemas. Tienen fuerza aún cuando estén siempre dentro de
esas situaciones extremas donde -precisamente- la fuerza suele restar
lirismo al poema. No importa eso demasiado si no se elude la emoción,
si ella está omnipresente como sucede en Himnos Farisaicos, su breve y
estremecido poemario. Lo abrazo como poeta, a pesar de que nuestros
caminos sean distintos y, a veces, hasta opuestos.
Le devuelvo sus originales y le doy las gracias por haberme permiti-
do penetrar en el conocimiento de un mundo desesperado pero, secreta-
mente, tierno y buscador de las claves misteriosas de lo humano y su
universo.

ULISES PETIT DE MURAT


Buenos Aires, 1968.

CANTO HUMANO

«El canto de las manos». Respetuosamente creo que sólo ese debería
ser el título, pero naturalmente esas son cosas personales (1). En 1960, el
poeta José Isacsan fundó el «neo-humanismo, un movimiento que ten-
día a la humanización del hombre y de sus actos en la tierra. Es cierto
que el mundo ha ido a contramano y, hoy, los hombres carecemos de
esos atributos primordiales. Pero la poesía era sede de estas cosas e
insiste pregonando su verdad;: quien quiera recogerla, que lo haga, es
Antología Poética 123

gratis. Tu poesía se inscribe en esa corriente. Si bien toda la primera


parte se apoya en versículos de la Escritura, el canto humano surge
espontáneo señalando los «errores» del humano: recordemos que filo-
sóficamente el «error» nace con el hombre, se inserta en su destino y el
devenir es un intento de sucesivas «correcciones». El canto humano se
eleva y busca sostén en los textos bíblicos. Tu modo de cantar es llano y
personal, muchas veces directo. Creo que eso le hace bien a tu poesía,
porque evita distorsiones metafóricas. Tu preocupación es el destino del
hombre en la tierra, sobre todo su proceder en ella, y eso está logrado
plenamente.
Los poemas de «La casa» no se apartan de ese clima interno ni de la
intención. Sólo que en la «La casa» se respira la alegría de la «creación».
El hombre crea de la nada, es a imagen y semejanza de Dios, y al hacerlo
se justifica. Encuentra justificación en su cuerpo cansado, en sus manos
agrietadas y callosas, en el gozo de la misión cumplida. Diría que las
dos partes se enlazan porque si en la primera aparece el «error» del
hombre, en la segunda aparece su intento de «corrección». Las manos
son ejecutoras de la intención y finalmente responsables de la degrada-
ción o el jubileo del hombre. Conmovedor sustrato de una poesía que
pretende esa otra «creación» en el espíritu del hombre: el goce de ser útil
a los hombres. Te envío un fuerte abrazo.

Antonio Aliberti
San Antonio de Padua 5-3-98

(1) Primero se lo llamó «Himnos Farisaicos». Después se le agregó como


subtítulo «o EL Canto de las Manos».
124 Héctor David Gatica

Este dibujo de Carlos Cáceres fue hecho para la primera edición de


Himnos Farisaicos que, lamentablemente se me extravió. Muchos
años después apareció y cumpliendo con su autor (que se fue a vivir a
Francia siendo allá un reconocido plástico) lo incluyo en esta edición.
Antología Poética 125

A manera de Introducción

Luego de «Memoria de Los Llanos» la poesía seguíame siendo tan


vital como la raíz al árbol. El elemento nuevo fue la presencia de La
Biblia.
Se da además una especie de simbiosis; Experiencia y poesía; poesía
y experiencia.
Fue para aquel entonces cuando con uno de mis hermanos -Omar
Nicolás- ensillamos los caballos y fuimos puesto por puesto, rancho por
rancho conversando con la gente -en su mayor parte hacheros y carbo-
neros. Luego, en carros tirados por seis mulas y en chatas rodeadoras de
dos ruedas, hicimos con ellos el acarreo de la arena y de la piedra. La
arena, de antiguos caminos barranqueados por las crecientes, en cam-
pos de «La Porfía»; la piedra, de una lomada vecina a la Sierra de las
Minas. Quedando al fin levantado un templo a Dios.
La otra parte está relacionada con la muerte de una madre soltera
que deja solos a cuatro niños. Había que levantarles un techo. Lo hici-
mos pegando los ladrillos con barro -en vez de cal- y mucho amor, tanto
como para poder vencer el desafío del hielo de aquellas mañanas tras-
pasadas por el viento, meses en que el agua se nos volvía escarcha.

H. D. G.
126 Héctor David Gatica

PRIMERA PARTE
Desde la Biblia hasta el Templo
Así pues, Salomón edificó la Casa y la acabó.
(III Reyes, 6. 14)

Evangelio según San Juan


Y hay también hombres cuyos dientes son espadas, y sus muelas
cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra y a los desvalidos de
entre los hombres.
(Prov. 30. 14)

Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron un consejo y


dijeron ¿Que hacemos? Porque este hombre hace muchos milagros. Si
le dejamos continuar, todo el mundo va creer en El y los romanos
vendrán y destruirán nuestro lugar (santo) y también nuestro pueblo.
Pero uno de ellos, Caifás, que era Sumo Sacerdote en aquel año, les
dijo: Vosotros no entendéis nada y no discurrís que os es preferible
que un solo hombre muera por todo el pueblo, antes que todo el pueblo
perezca. Esto, no lo dijo por sí mismo, sino que, siendo Sumo Sacerdo-
te en aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación, y no
por la nación solamente, sino también para congregar en uno a todos
los hijos de Dios dispersos. Desde aquel día tomaron la resolución de
hacerlo morir.
(Juan 11, 45-53)

Hay que arrancar el ala a las palomas


que no quede un arrullo;
apretar el pecho de las madres
hasta estrujar las últimas luciérnagas
Antología Poética 127

y castrar a los pobres y a los cojos


no sea que el Amor los una.

¡Oh!... ¡No!
Vosotros no sabéis.
¡Que muera el Amor, que es uno solo!

Besemos al Amor; hay que matarlo


antes que las palomas vuelen
y que las madres paran.

Pontífice del verbo fariseo


en mis labios de oráculo os crucifico
y en este mismo instante
Caifás se me cae de la boca.
Dibujo de Hugo Albarracín
128 Héctor David Gatica

Versículo de la Negación

Un poco después, acercándose los que estaban allí de pie, dijeron a


Pedro: ¡Ciertamente tú también eres de ellos, pues tu habla te denun-
cia! Entonces se puso a echar imprecaciones y a jurar: Yo no conozco a
ese hombre. Y enseguida cantó un gallo, y Pedro se acordó de la
palabra de Jesús: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Y saliendo afuera, lloró amargamente.
(Mt. 26 73-75)

Llueve frío
sobre el esqueleto deshojado de la humanidad.

Un viejo va a taparse con estrellas


¿Mi padre?
No lo reconozco.

Epístola del alba


fe de rocío y árbol
y esta armazón humana torturada.

Mis manos van despertando


un hontanar de gallos.

Pedro llora en mis manos.


Antología Poética 129

Dibujo de Hugo Albarracín


130 Héctor David Gatica

Epístola a Dios

Saulo que todavía respiraba amenaza y muerte contra los discípulos


del Señor, fue al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para Damasco, a las
sinagogas, con el fin de traer presos a Jerusalén a cuantos hallase de
esta religión, hombres y mujeres, y yendo por el camino, ya cerca de
Damasco, de repente una luz del cielo resplandeció a su rededor; y
caído en tierra oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? y respondió el: ¿Quien eres, Señor? Díjole Este: Yo soy Jesús
a quien tú persigues. Mas levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo
que has de hacer. (Hech. 9. 1-6)

Y a fin de que por la grandeza de las revelaciones, no me levante sobre


lo que soy, me ha sido clavado un aguijón en la carne, un ángel de
Satanás que me abofetee, para que no me engríe. Tres veces rogué
sobre esto al Señor para que se apartase de mí. Mas El me dijo: Mi
gracia te basta, pues en la flaqueza se perfecciona la fuerza. Por tanto
con sumo gusto, me gloriaré de preferencia en mis flaquezas, para que
la fuerza de Cristo habite en mí.
Por Cristo, pues, me complazco en las flaquezas, en los oprobios, en
las necesidades, en las persecuciones, en las angustias, porque
cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2 Cor. 12-7-10)

San Pablo
le debe el santo a la persecución de Saulo camino de Damasco.

Y yo siento
contemplando estas ciudades calientes de mi carne
que llevo vida a borbotones en la sangre
para llegar a Dios y sacudirlo.
Antología Poética 131

¡Nada que sea tibio quema a nadie!.

Saulo tiene una carta en mis entrañas


¡ay! me tiemblan las manos;
tengo miedo de abrirla
no sea que aparezca el rostro deslumbrante de Dios.

Dibujo de Hugo Albarracín


132 Héctor David Gatica

La Cena del Señor

Entonces dirá también a los de la izquierda: Alejaos de Mí, malditos,


al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve
hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber;
era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis;
enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces responderán ellos
también: Señor ¿cuando te vimos hambriento, sediento, forastero,
desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Y El responderá: En
verdad, os digo, en cuanto habéis dejado de hacerlo a uno de éstos, los
más pequeños, tampoco a Mí lo hicisteis. (Mt. 25- 41-45)

Partieron y encontraron todo como El les había dicho, y prepararon la


pascua. Y cuando llegó la hora, se puso a la mesa, y los apóstoles con
El.
Díjoles entonces: De todo corazón he deseado comer esta pascua con
vosotros antes de sufrir. (...)
Sin embargo, ved: La mano del que me entrega está conmigo a la mesa;
Porque el Hijo del Hombre se va, según lo decretado; pero ¡ay del
hombre por quien es entregado!. (LC. 22. 13-15; 21, 22)

Vino a decirme su pesar entre los puños


como quien adora a Dios.

Agrandé la rotura del hueco de sus manos


la tarde que no quise estrecharlas.

Lo vi alejarse arrancándose mi nombre


tras el trigo negado que le granó en el llanto
cuando uno de sus hijos
besándole la mesa desierta de la frente
le preguntó si esa noche tampoco iban a cenar.
Antología Poética 133

Dibujo de Hugo Albarracín


134 Héctor David Gatica

Salterío del Adiós

El pago que ustedes no les dieron a los hombres que trabajaron en su


cosecha, está reclamando contra ustedes; y el Señor de los ejércitos ha
oído la reclamación de esos trabajadores. Aquí en la tierra ustedes han
hecho una vida de lujo y de placeres, engordando como ganado;
y ya llega el día de la matanza.
Ustedes han condenado y matado a los inocentes,
sin que ellos se resistieran. (Stg. 5. 4-6)

¡Cómo se te aleja el corazón de los brazos!


Tanto y tan cierto
que no puedes alzar el hambre a tu mujer.

No le digas ni por lástima «te quiero»


que te saldrán sin sangre las palabras.

¡Ah!... ¡Cuánto pesa al fin


el tiempo que a pedradas derribabas!

Y ahora
cómo ponerle aliento a tu mirada sin pulso,
darle a tu mujer una palabra tuya
y a tus hijos, contarles otra historia?
Antología Poética 135

Dibujo de Hugo Albarracín


136 Héctor David Gatica

Apocalipsis de la Amistad

Conozco tus obras: no eres ni frío ni hirviente.


¡Ojalá fueras frío o hirviente! Así, porque eres tibio, y ni hirviente ni
frío, voy a vomitarte de mi boca. (Apoc. 3. 15.16)

No hay cosa más inicua que el que codicia el dinero: porque


el tal a su alma misma pone en venta; y aun viviendo
se arranca sus propias entrañas. (Ecli. 10.10)

Me sembraste tus manos aquellos días


al punto de quedarnos los dedos oliendo a chacra.

Quise darles raíces


levantarlas hasta la altura del amor.
Fue inútil.

Te ceñí con todo mi cariño


y no maduraste.
Tus manos
no tenían fuerzas para crecer
en otros territorios que no fueran los del lucro
abundaban en ademanes
y hasta en una manera dulce de saludar;
mas en su biografía
no encontramos ninguna noticia acerca de tu corazón.
Antología Poética 137

Dibujo de Hugo Albarracín


138 Héctor David Gatica

Proverbio del Silencio

El amigo ama en todo tiempo; es un hermano


para el día de la desventura.
(Prov. 17. 17)

No podría convocar la palabra


sin haberla andado antes
pie por pie
porque abrir la boca al viento
par decir cosas
cuando un amigo nos pide con sus puños rotos
que le hagamos silencio
es blasfemia el hablar.

Compartiré esta hora del dolor tuyo


hasta sentir mi corazón levantándose en gajos desde tu herida.

Y recién entonces,
con los dedos machucados,
me haré presente en la PALABRA.
Antología Poética 139

Dibujo de Hugo Albarracín


140 Héctor David Gatica

Edificación del Templo

Y díjole Yabvé: He oído tu oración y tu súplica que has proferido


delante de Mí. He santificado esta casa que has edificado, para poner
allí mi Nombre para siempre, y mis ojos y mi corazón estarán allí en
todo tiempo.
(III Reyes. 9.3)

Esta arena
que rompen nuestros pasos y los pasos de estas mulas
adivina un amanecer que ya la está nombrando
como si oliera en sus lechos permeables
el sostén a nivel que ha de formarla.

Sonido separado del agua


arena
como de un coro
como de un armonio.

En la cara que te rompo a paladas


tienes retratado un Cristo de sudor fino
y de palabras pesadas.

Estás limpia.
No me ensucias la camisa pegada a la siesta.
Estás limpia
como para entrar en el reino de los cielos.

Quiero que me ayuden a llenar el carro hasta el sol


y asistir después al culto del descanso
reconstruidos de pan.
Antología Poética 141

¿No ves?
Si ya tu cuerpo va tomando altura.

Ahora, arena,
no caminas por los declives del sur
mojada de lunas.
Además
se te cayó el viento de los hombros.

Una raíz de cal te ha construido el alma


y lo tienes a Dios por habitante.

Arena de la acequia
arena
te suena el corazón como una campana
llamándonos a orar.
142 Héctor David Gatica

SEGUNDA PARTE
La Casa
.

Alumbramiento Desde el Barro

Siento los pies congelados.


El viento sopla afilando la mañana.
Aquí sucede
que hay que quebrar el agua para poder amarla.

Observa mis manos


partidas por la música del barro.

Mira como, goteando,


me salen murallas por la punta de los dedos.
Antología Poética 143

Compromiso Edificado

Estaban en la mesa de festejos


una historia de barro
la pared -pura forma de invitada íntima-
el agua para el pelo de los sábados
y la dicha compartida
de humear en el plato de un amigo.
144 Héctor David Gatica

La Casa

Alzo mis manos


que beberán en un cáliz rectangular
la plegaria bermeja de este día.

Lo sé
con muchas horas
he pagado este instante;
sin todo ese tiempo reunido
no habría colocado una sola de mis yemas
en los picaportes del viento.

Desde hoy
¡cómo quiero a los ladrillos!
Para quererlos de esta forma
debí acariciarlos mañana tras mañana,
ladrillo por ladrillo.
Ahora ellos me devuelven el aprecio
permaneciendo a plomada
uno
sobre
otro
hasta reunir el calor de cuatro niños
que pueden incluso amar la noche
porque el padre techo
Les tapa ahora el frío
que llega con la luna en el canto de los gallos.
Antología Poética 145
146 Héctor David Gatica
Antología Poética 147

Ilustradores:
Luis Blanchard - Nicolás Bustos - Miguel Angel Guzmán
Nicandro Pavón Villarreal - Pedro Molina - Hugo Albarracín
Patricia Aballay - Jorge Ponce
148 Héctor David Gatica

DOLOR COLLA

Quisiera abrir la piedra andina


descubrir un gran río pasando bajo el alba de Bolivia
ascender al Illimani
navegar el Titicaca rumbo a Puno
y beber en totumas el silencio del colla.

Aquellas ediciones de palomas


que cruzaban mi cielo
son las mismas que encuentro cayendo sobre Oruro.

Y hay un frío tan grande metido en los aguayos


que cuesta quedar solo.

Déjenme al desvelo del estaño


componer de trenzas y sombreros de fieltro
un trópico de soles
y pedirle venía al altiplano
y al indio compañía.

(La Paz, Bolivia, 1965)


Antología Poética 149

Dibujo de Luis Blanchard


150 Héctor David Gatica

SILENCIO QUECHUA

Un día el brujo dijo que todo había terminado


que fue cuando las vicuñas entregaron sus mantas al viento
para no dejárselas a los conquistadores del maíz.

Y cuando el último inca moría


el Oceáno Pacífico se puso a parir cañones
que vomitaron sobre oasis y yungas.

Desde entonces
- destronado el kipus
que reinaba en el Cuzco -
cada mañana cae fusilada en el Callao.

(Lima, Perú, 1965)


Antología Poética 151

Dibujo de Nicolás Bustos


152 Héctor David Gatica

PAIS DESVELADO

Crecer con una decisión:


Destrozar los candados.

Rescatar el maíz desposeído


por lo que tiene de nuestro y de esta tierra.

Pertenecer al sol de Capricornio


donde un hombre de estaño muere por Bolivia.

Mostrarse heroico en esta latitud chilena del cobre mutilado


o junto al Golfo de Darién
rescatar por lo menos un pan cada mañana.

Preguntarle al país por su esqueleto


o por el ganado ilustre de las pampas.

Hay días en que todo se sostiene


porque uno acaba con el hambre justa
y no quedan ni ganas de silbar.

La carga que una llama alza en Socompa


es la misma que pesa en nuestro abuelo.

Apenas si uno sabe que es hijo de estos chacos


porque nota la ausencia de ser dueño.
Antología Poética 153

Alzando el corazón, que aún nos queda sano,


quizás reconozcamos
nuestra sangre.

Dibujo de Miguel Angel Guzmán

Foto «Pais desvelado» (Premio NOA del poema ilustrado, VIII Salón
de poema ilustrado. Tucumán, 1970)
154 Héctor David Gatica

AMERICA DESDE AQUI


...«Y termino. Para mí el Barrio San Martín ha sido el
ventanal a través del cual he descubierto la marcha del
pueblo y de la iglesia latinoamericana hacia la
liberación plena».

OPCION FUERA DE LA LEY - José M. Llorens S.J.

Con un poco de barro y una semilla


se puede inaugurar una flor.

Con un basural
y unas gotas de sudor
se puede parir un pueblo.

En un gran pedregal del otro lado del parque San Martín


donde la hermosa ciudad tiraba sus vergüenzas
hombres huraños asomaban desde unas cuevas
- olía el aire a cosa prohibida -
miraban y miraban
nadie los veía
- la inmundicia es cosa despreciable -

Ahí comenzó todo


-una vez enarbolado el miedo es ya distinto-
la tierra inútil aparecía amada
levantaron el techo simple y cálido
prohibido
la noche anduvo con ellos
- cavadora de estrellas... y de zanjas -
por eso pudieron robar el agua
Antología Poética 155

descolgar por alambres clandestinos el pecado de la luz


y desvelarse entre perros
escarbando en la basura su palabra
hasta ponerla en cada boca
pronunciando en voz alta
el silencio del valle de los huarpes.

Ahora
el basural es un pájaro
que está empollando el corazón de América.

(Bº San Martín, Mza., 1969)

Dibujo de Nicanor Pavón Villareal


156 Héctor David Gatica

TU GRITO
El gobierno a través del I.M.T.I. (Instituto del Minifundio y Tierras Indi-
visas), saneó títulos iniciando el ordenamiento legal de las viejas merce-
des indivisas y a la vez encaró los seculares pleitos productos del mini-
fundio. A tal fin el procedimiento empleado fue la creación de unidades
económicas rentables, metodología que si bien contribuyó a ordenar la
producción regional, aceleró el éxodo en la provicnia. La Merced de La
Hediondita por ejemplo, que albergaba a 140 familias quedó solo en
manos de 26 propietarios. Con el agravante que más de la mitad de los
reducidos nuevos propietarios, nunca antes había vivido en esa zona
rural. (1)

«Drama para 5.000 familias. El gobierno interventor de La Rioja ha


establecido la unidad económica en parcelas de 2.550 hectáreas, o
sea, que solamente podrán radicarse 580 familias, y las restantes
deberán abandonar la zona. El plan del I.M.T.I. es redistribuir la
tierra de acuerdo con un puntaje que deben acumular los ocupantes,
indemnizar a los desplazados y asistir técnica y financieramente a
los que quedan. Roque Zárate, desplazado de la Merced de la
Hediondita, expresó: Nadie quería tantas hectáreas. A Palacios y a
Ocampo los obligaron a aceptar 8.000 hectáreas y ellos querían sola-
mente 5.000. El Banco les da el préstamo. Tiene que ser gente de
recursos. Yo no tengo recursos y tuve que irme. Esto es para el que
tiene plata. Lo que buscan es correr a todos los pobres para poner
gentes de recursos. Ahora no se donde me iré con mi mujer y mis
hijos». Diario Clarín, Bs. As. 7 de enero de 1971. Nota de Daniel
Moyano.

(1) Estos datos y otros de singular relevancia sobre la experiencia de la Mer-


ced de la Hediondita se encuentran en un trabajo de tesis presentado en la
escuela de Servicio Social por Selva de Martinez. Elena Caballero y Martha
Peña bajo la dirección del profesor Francisco Delich que fuera cesanteado por
Iribarren. (De los Rostros de la Ciudad Golpeada de Ricardo Mercado Luna).
Antología Poética 157

Te han quitado la tierra


a vos que eras raíz hundida en la sequía
consagrado en el viento y en los soles más fuertes.

Te pagarán muy bien por lo alambrado


por el corral
por la represa
por cualquier adelanto en fin que hubiera en tu sudor.

Te pagarán la compañía del vecino


la mano del amigo.

Te pagarán los huesos de tu madre


sepultados en esta tierra amada que te expropian.

Te pagarán la alegría de los niños cabalgando por el monte


y la leche ordeñada por tu mujer al aclarar.

Te pagarán muy bien, peso por peso, el balido de las cabras


y el canto de los pájaros al alba.

Deja esa tierra chúcara


puestero de Olpas y el Tudcum.

Tu grito estaba acostumbrado a sembrar ecos en el campo.

Guarda silencio en la ciudad ahora


porque en los tribunales
están saneando los títulos de tu desalojo
y entonces para ellos
los que se quedan con tu tierra
será Ley
y será Justicia.

(Llanos riojanos, 1971)


158 Héctor David Gatica

Dibujo de Hugo Albarracín


Antología Poética 159

MUJER VIOLADA

La noche caía húmeda y pesada


sobre el valle y los lapachos.

En aquella ciudad que se halla entre cañaverales y naranjos


por donde caminábamos admirando sus tarcos
comenzaste a contarme tu penuria.

Era una manada de países


clamando por tu boca.
Era ese barco venido por el lado del Caribe
a quitarle el algodón al maya
tu luna desflorada.

Suplicio del tanino, del aceite y la zafra


buscando el calendario de tu cuerpo
y dejándonos un niño más
caído en las fronteras del amor
al lado de cien mil niños destruidos por el vientre
bajo el peso brutal del imperio del hambre.

Veo al intruso llegarse por cien ríos dolientes


y abrir un surco en tu penumbra prohibida
para después llevarse el trigo y lo demás.

Y lloras porque el día


desnuda los abortos de la coca
dejándote el amor sin dios.
160 Héctor David Gatica

Acaso la misma noche de tu entrega


también mi corazón se desnudaba
junto a un país violado como vos.

Dibujo de Pedro Molina


Antología Poética 161

CUANDO LA VIÑA SEA TUYA

Fue demasiado el tiempo que mutiló estas cepas


cauce cantarino del agua
llevándose los músculos del hombre.

Cuando algún día la viña sea tuya


y cultives tu sudor y te dé frutos
cuando habilites tu cansancio
habrá luz en tu cuarto
y en tu canto
desbrotarás el aire
atarás con cariño los vástagos del día
y de entre el vivero de penas donde creces
pasarás a la viña, las uvas y el buen vino.

Y ya de noche
sembrador de paisajes
con las manos perfumadas de tierra todavía
decidirás con los del surco
que al regador se lo provea de estrellas
que no se vaya en el viento el amor
que descanse la mujer encinta y tengo un hijo entero
decidirán en fin
que a la mañana muy temprano sacarán la azada
para abrirle los soles a la parra.

Pero ¡ay!
que están cerradas las compuertas de tus sueños
el agua se destroza en los canteros
162 Héctor David Gatica

en las carnes podridas del silencio


donde tiembla la palabra sin decir de tu mujer
que creyera también en una viña
además de la viña de los hijos.

Lo que más duele es el amor sin tierra


el minifundio de tus manos
tu dicha contratada.

Comprendo:
Hay esperas que crecen lentamente
en las acequias del corazón del hombre
todavía
y una especie de dolor arremangado
en las tobillos del país.

(Prov. de La Rioja, 1974)


Antología Poética 163

Dibujo de Jorge Ponce


164 Héctor David Gatica

CANTO TOTAL (1)

Ah... si pudiera dar con el cauce de tu lengua


y decir las cosas tan sencillamente y con tanta fuerza
así como empujan desde tu sombrero
goteando la sal del cansancio
ese que cada jornada
va formando las salinas de tu rostro universal.

OLTA
Es así como nombro la piedra
para anunciar en lajas tu músculo
pájaros planos
picos, socavones y olorosas dinamitas
apilados en básculas mezquinas.

AMINGA
Es así como nombro el surco
para lavar mi voz en las vertientes del pueblo
donde los latifundios del verano
hacen malparir la tierra.

FAMATINA
Es así, como nombro a los ríos del deshielo
a las palas y a los brazos
que se ocupan de abrir canales a las nueces.

LLANOS RIOJANOS
Y es así como digo algarrobales
donde ha sido expropiada la guarida del puma
desalojados antiguos desvelos de puesteros
y parcelado el corazón perseguido del viento.
Antología Poética 165

Mientras tanto
el mineral
la piedra
la siembra
la tierra
el agua
aquí se han convocado
y en olla con porotos, maíz y ají
donde se mezclan el locro y tu silencio
los hijos del sudor
alimentan al sol de sur a norte
un enorme peón continental.

(América, 1975)

(1) Posterior a «País desvelado» llegaron «Los Días Insólitos».


166 Héctor David Gatica

Dibujo de Pedro Molina


Antología Poética 167

EN CINCUENTA INSIGNIFICANTES CAPITULOS

FAJA DE HONOR DE SADE


168 Héctor David Gatica
Antología Poética 169

SOLO UNA CARTA

Querido David:

Te vuelvo a ver en tu Rioja, me voy de ella y pienso, cuánto cariño


intacto, cuánta desinteresada amistad inauguramos en aquellos años
del 60.
Eramos tan jóvenes..., pero tan iguales a hoy si nos referimos a nues-
tra apuesta diaria, nuestra diaria necesidad de la Poesía...
Estoy verdaderamente conmovido, y en ese sentimiento se entrecruza
la idea de permanencia de nuestro cielo y un tremendismo; la gravedad
de tu libro, «Los Días Insólitos», cuyos originales tan cariñosamente me
pasaste. Y digo gravedad en su múltiple rostro: el imán de la tierra, el
dolor, los pesares...
Leo el libro y presiento que estoy ante un entretejido donde hay un
artista sosteniendo a un artesano, porque es un artesano quien va acu-
mulando los materiales de los días (Construyendo una diócesis, una
particular jurisdicción de la informática) en una especie de sacrificio
lineal, inmoral como los sucesos.
Y el poeta parecería tácitamente decir: La imaginación está vedada
en el país del desencanto, descanto entonces el día, lo notifico.
Releo el libro y descubro en su marcha que el Angel de la Poesía va
reconstruyendo su aliento infinito. Escucho entonces cristalizar el agua
de las piedras de un informe terrible, escucho la voz del creador desam-
parando el infierno, haciéndolo visible, sin alma, sin siquiera la volun-
tad de vida del reptil o la piedra.
¿Pero cuál es la urdimbre de este entretejido? Por un lado el informe,
los datos sucediéndose como gemidos de moribundos y ronquidos de
sombras de amigos desfilando por un túnel. Por otro lado, la presencia
de un narrador con la brasa en la lengua, una delicada presencia inad-
vertida por los artífices de la cofradía del silencio y la penumbra. Es que
170 Héctor David Gatica

había una voz tatuando los bajos relieves del paisaje, había una mancha
de blanco en la tinta negra y vacía.
Y en el transcurrir del texto late la Poesía, el don de informar, escribir
versos o narrar desde el sitial de la solidaridad y la esperanza, la dolida
voz de un poeta entre comensales de la muerte, los amigos ausentes, los
difuntos.
Solitaria estirpe la tuya, querido David, esgrimiendo papeles entre
deudos, incendiarios y enmascarados. Solitaria estirpe de un poeta sos-
teniendo la esperanza, poesía en tiempo de asesinos.
Seguramente es el blanco, tu blanco auscultando la inocencia, el blanco
sobre el negro como impronta de los infinitos deseos de la vida sobre
una piedra detenida en el telón de sus teatros.
¿Pero qué me dice tu canto? ¿Qué me dice el poeta en su mirada? Me
dice que el canto de los días se impone al insólito enmascarado, y eclip-
sa las garras de sus bestias, lo deja a merced del desamor y la antipoesía.
Y me dice que el juicio será eterno.

Roberto Sánchez
Buenos Aires, setiembre 1985.
Antología Poética 171

APENAS UNOS TESTIMONIOS

Transcurrirán varias generaciones de argentinos para que «Los días


Insólitos», dejen de estremecer a sus lectores. Permanecer indiferentes al
tema es no ser consanguíneo con David Gatica, en la tierra llamada
Argentina.
De todas las masacres nos sentimos testigos por su voz narradora
sin limitaciones formales ni temáticas, inmanentes en el campo de la
muerte, de cuyo extenso territorio nos ha tocado conocer por experien-
cia. Un pueblo invalidado, una nación violada, va apareciendo página
tras página (...). Todo está documentado. Su voz, llanamente dolida, es
para siempre, y es para todos los pueblos mancillados por la barbarie.
(Pregón, Bs. As).

Y me has dado en «Los días Insólitos» y en tu «País Desvelado» otra


nueva flor, que gracias a Dios impedirá que muera el heroísmo de tanta
vida agotada y de tanto heroísmo, que hubiera quedado oculto sin que
un corazón de poeta le diera la forma bella que significa la semilla plan-
tada con tanta sangre que dará luz y esperanza a «lo Nuevo» que ha
tenido que nacer así, con sangre, para embellecer la historia de nuestro
continente en el ocaso de este siglo XX que estamos terminando.
Creo que lo tuyo es un primer paso de este embellecimiento poético
de nuestra historia. (...)
Con muchas ganas de verlos y participar de sus anhelos y de sus
búsquedas.
En el Señor Jesús. (José María Llorens (Macuca)- Mendoza).
172 Héctor David Gatica

Al leer tu poema sobre la nieve que empezó a caer, también ella insó-
litamente el 4 de setiembre de 1976, sentí de nuevo la tremenda angustia
de ese día. Sentía el frío que la estufa y la cocina atemperaban y pensaba
en lo que estarían pasando nuestros amigos en el Penal.
Y muy hondamente me calaba el dolor de saber que a Eduardo lo
habían tomado un 16 de agosto cuando había hecho calor y estaría
totalmente desprotegido contra el frío. ¡Que ingenua! Para entonces mi
hijo ya no sentía ni frío ni calor. Ni tenía ilusiones, ni luchas, ni miedos..
ni horrores. (...) Amalia de Manghesi. Buenos Aires.

Cuando leí en el verano último el libro «Los Días Insólitos» que me


prestara Ursula en los días de estadía en ésta por supuesto que me pro-
dujo más que nada, una honda emoción. En ese entonces pensé que Ud.
tiene un coraje como pocos, que es, por sobre todo, profundamente soli-
dario y auténtico.
Ahora, al leer la noticia de la distinción otorgada por la SADE nos
hemos alegrado hondamente, pero especialmente nos hemos sentido
agradecidos de Usted.
Por eso queremos decirle: ¡Gracias David por su libro!
Gracias, porque adentro de esta maraña que es la justicia de los hom-
bres, usted sencillamente ha hecho justicia con todo lo que sus poemas
trasuntan, que fue dolorosamente real e incuestionable.
El libro es una sentencia que caerá con todo su peso en la historia de
una época que muchos tratan de soslayar. (Jenny Robles - Campanas, La
Rioja).

Te hago estas líneas hoy «20 de Mayo de su Majestad», como dice la


hermosa Cantata, que escuché para estar presente de algún modo en mi
tierra dolida y esperanzada. Como ves, estoy lleno de nostalgia, sobre
todo en esta carta para el amigo de «Villa Nidia», que saltó «el charco»
de los llanos y se acomodó en la «Ciudad de todos los azahares».
... Regalé un ejemplar de «Los Días Insólitos» a dos nuevos amigos
Antología Poética 173

que tengo aquí; él es de Córdoba y vino exiliado como tantos otros y se


quedó por estos lares; su compañera es alemana (...) El libro los hizo
llorar y no dejan de dar gracias por haberles hecho este regalo.
Ya vez, como la literatura auténtica llega a lo profundo del corazón.
Con esta amiga alemana, que habla perfecto castellano, vamos a in-
tentar traducirlo y darlo a conocer a gente latinoamericana y alemanes
interesados en el tema; si esto se hace, voy a mandarte copia. (...)
Hasta cualquier poema, hasta cualquier vino, hasta cualquier re-
cuerdo. Un gran abrazo. (PANO NAVASO, Berlín, Alemania, 20/5/87).

23 de setiembre de 1986. Acabo de leer «Los días Insólitos» de un


solo nudo de garganta, y me pongo a escribirte a ver si le da por desha-
cerse. Es increíble cómo has convertido la verdad cotidiana en poesía, en
este caso una verdad terrible, que asistida por tu poesía maravillosa, por
tu manera de contar como una ley de seguridad entra en el corazón de
un niño, produce ese nudo de garganta que me dura todavía. Leerlo ha
sido como haberme quedado allá, me has devuelto La Rioja que perdí, y
he podido comprender más a fondo lo terrible del exilio interno.
... Otra cosa que me sucedió con tu libro fue las ganas de volver, como
las que ha traído Mario ahora, esas ganas que uno con los años va
tapando con barniz pero siempre quedan abajo. Pero, como dice tu libro,
está el problema de los hijos que se acostumbraron a Europa.
También quiero volver para hacer lo que no pude cuando fui por el
asunto de la película: estar con los amigos, vagar, cantar, beber. Yo en-
tonces andaba mal, no era el de siempre, estaba muy aturdido. El viaje
me hizo bien y por fin pude recuperarme después de tantos años.
Y ahora quiero llevar allá el Daniel recuperado, y lo haré en cuanto
pueda, sin periodistas ni películas ni nada. Ir hasta Córdoba, alquilar
una renoleta, nosotros cuatro, y cruzar los llanos como lo hicimos tantas
veces.
Eso me reconectará con La Rioja y me curaría de la nostalgia. Y lo
haré en cuanto pueda.
Hace un par de días terminé una novela, la estoy pasando en limpio.
Se desarrolla en Jagüé, aunque no se dice, he preferido que suceda en
cualquier pueblo andino de América Latina. Surgió de una vieja idea del
174 Héctor David Gatica

Facundo que quería escribir, y muy transformada se ha convertido en un


libro de 400 páginas. (1)
20 de febrero de 1987. Esta mañana, haciendo limpieza general, apa-
reció en la habitación de María Inés la carta que te escribí en setiembre.
(...)
Dentro de unos días me voy a Cádiz, en cuya universidad dictaré un
curso de tres meses sobre literatura rioplatense. Dedicaré el último mes a
la Argentina que aquí se desconoce, o sea la del interior, y estudiaremos
tu obra entre otras, y escucharemos La Cantata.
Un escritor español de quien publicaste cosas en «Poesía Amiga»,
creo que Pere Ginferrer, es ahora académico y famoso. Lo comentábamos
los otros días con Carlos Mamonde. (...) (Daniel Moyano - Madrid).

Sigo impresionado por la lectura de «Los días Insólitos». Sigo sin


entender cómo la naturaleza del hombre se puede perturbar hasta esos
extremos. Los nombres que se suceden a lo largo de tu documento poéti-
co estuvieron ligados a mí en jornadas inolvidables.
Pienso en Ariel Ferraro, del cual fui amigo y compañero de episodios
culturales; en Angelelli con el cual pensamos en la fundación de una
biblioteca en la Catedral; en Mario Aciar, en el cual descubrí a un artista
plástico formidable; en toda aquella gente cordialísima que recibió a la
delegación de la Fundación Argentina para la Poesía, que encabezába-
mos con Raúl González Tuñón, allá por el año 1966.
Volviendo a tu libro, necesario, en el que lo poético es avasallado por
la anécdota dolorosa, se advierte de continuo el poeta contenido, el poe-
ta que se tangencia para dar lugar al testimonio.
Ojalá que nunca más se vuelva a ese terror y que nunca más nos
obliguemos a decir: «Realmente en este país uno no sabe ya cuántas
muertes le quedan de vida».
Un gran abrazo desde esta tristeza. Tu amigo. (Carlos Alberto Débole-
Buenos Aires)..

(1) Se trata de «Tres golpes de timbal».


Antología Poética 175

Estamos abocados a la difusión de tu libro. Te diré que hasta ahora la


gente que lo ha leído quedó muy entusiasmada, tu libro gusta a rabiar
aquí en esta húmeda Buenos Aires. («Amaru»).

Te envío fotocopia del comentario que salió muy interesante porque


eran tres las personas que hablaron -entre ellas Agustín Tavitián- y él
agregó palabras porque también lo había leído. Se habló casi todo el
tiempo que duró el programa sobre «Los días Insólitos»:
176 Héctor David Gatica

Expresa Héctor David Gatica: «Estos escritos se salvaron bajo tierra


en un lugar de los llanos de cuyo nombre no quiero acordarme».
Los desgarradores episodios que relata el poeta en su último libro
«Los días Insólitos» hace meditar y reflexionar, no sin vergüenza, y
hasta arriesgar una hipótesis: En el lugar donde él lo escondió bajo
tierra, un quirquincho hizo su cueva, no obstante el escrito se salvó de la
destrucción. Ningún animal, ni el más rastrero y depredador sería ca-
paz de cometer contra sus congéneres la ignominia y crueldad de la que
el hombre fue capaz en ese período funesto que cuenta Gatica. El quir-
quincho dejó intacto el escrito. ¿Una lección?
Gatica ha cambiado en este libro su poetizar, es demasiado grave su
acusación, se percibe que está escrito en el momento de los aconteci-
mientos y no regatea a una sola expresión que haya lacerado honda-
mente su espíritu.
Ha permanecido de pie ante los atropellos atroces, entonces no hay
metáforas en sus poemas, casi no existe el vuelo poético porque el dolor
sobrepasa los sentidos.
... Gatica pasa lista a sus amigos poetas, artistas. Los menciona sólo
por sus nombres de pila, quizá debió agregar el apellido. Cuando dice
Ariel, algunos saben que se refiere a Ariel Ferraro, pero quizá, desde la
valentía del libro, la fuerza de su acusación y la condena hubiese sido
importante incluir el nombre completo, tal como lo hicieron en su mo-
mento García Lorca, Miguel Hernández y el mismo Neruda. (...)
... Nada escapa al denunciador libro del poeta riojano Héctor David
Gatica, extracto de noticias, documentos. Un libro duro, real, sin fantasía, seve-
ro, sin cortapisa y muy doloroso».
Espero tus noticias. Afectos de Pedro Capdevila. Siempre tu amiga.
(Lidia Balkenende - Buenos Aires).
Antología Poética 177

CAPITULO 0
BAJO TIERRA

Estos escritos se salvaron bajo tierra en un lugar de los llanos «de


cuyo nombre no quiero acordarme».
Parecido al mes de los fogones de San Juan, era el tiempo de las
fogatas de quiénes preferían quemar sus libros antes que su vida. Mas
no todos tenían alma para esto, optando muchos por enterrarlos, como
lo hace un león con su presa.
A medida que los iba escribiendo los escondía, a veces entre libros o
revistas, o en el bolsillo de la funda de mi guitarra. En fin, que en ningún
lugar me parecían estar seguros; tampoco lo estábamos nosotros. Por
eso viajé, tomé una pala y los sepulté a la sombra de un quebracho.
Para ese verano, como pocas veces, llovió mucho.
Al volver a resucitar los apuntes, me encontré con que un quirquin-
cho había hecho una cueva que llegaba hasta los papeles, posibilitando
la entrada del agua.
A medida que paleaba me golpeaba el corazón. Cuando llegué a la
envoltura -el cuerpo del delito NN- la saqué nervioso y comprobé... que
se habían salvado (no sé si para bien o para mal), gracias a la última
bolsa de polietileno que los cubría.
Más de una vez pensé si no se merecían hacerlos desaparecer defini-
tivamente; luego meditaba: La mala memoria no siempre es la que mejor
aconseja. Porque con el pretexto de que eso fue muy feo y que es menester
olvidarlo, venga entonces otro tiempo similar, total, por feo, trataremos
de ocultarlo nuevamente, como esos pecados de juventud que llevan a
negar al hijo natural.
Además no fueron unos días, fue un montón de años de atropello y
horror. Fue un tiempo histórico, nuestro tiempo.
A la verdad, ¿hay que ocultarla? ¿Existen más posibilidades de paz
y justicia sin ella?
178 Héctor David Gatica

No ha sido mi intención escribir para publicar. Si lo hice, fue porque lo


vivía y porque sentía la necesidad de expresarlo. Me dolía.
Pensaba además que cada uno debe ser el testimonio de su época,
cualquiera sea el arte de su expresión.

H.D.G.

Bajo la custodia de este quebracho -Llanos de La Rioja- estuvieron


sepultados, como si fuera una tumba NN, los originales de dos libros:
«La Carpeta Vacía» y «Los Días Insólitos».
Antología Poética 179

CAPITULO II
DE COMO UNO NO SABE CUANTAS
MUERTES LE QUEDAN DE VIDA

La incineración humana en altos hornos


también está al día.
¿Qué horror no lo está?

Mujeres de quince a veinte años


ven clausurados sus senos
violada su risa.

Se mata curas militares policías obreros empresarios


ancianos jóvenes políticos estudiantes gremialistas
madres padres hermanos niños profesionales delincuentes
inocentes
se mata se mata se mata.

Es tarde ya
me voy a dormir y entre sueños
cuando alargue mi mano para apagar el receptor
quizás alcance a oír la última muerte del día.

Realmente
en este país
uno no sabe ya cuántas muertes le quedan de vida.
180 Héctor David Gatica

CAPITULO III
(1976)
LA NOCHE EN QUE ESE GOLPE
LLEGUE A MI PUERTA

Llegó
eso tan común en la América nuestra
llegó el golpe.
Ya no hay poder legislativo ni judicial
cinco partidos fueron proscriptos
quedan en disponibilidad los empleados públicos
deja de tener vigencia el Estatuto del Docente
los programas educativos serán revisados de manera que
respondan a la formación del ser nacional.
Brigadieres almirantes generales coroneles tenientes
comodoros
mayores capitanes sargentos cabos
adquieren en este acto capacidad para gobernar.

Nuestro gobernador ha sido detenido


despojado de todos sus derechos como ciudadano.

El F.M.I. nos ha prestado millones de dólares.


Cómo no falta en este mundo generoso
alguien solidario capaz de tendernos una mano...

No será favorecido ni atacado ningún sector;


se lucha sólo contra la subversión, contra los corruptos
y contra la delincuencia económica.
Antología Poética 181

Los grandes titulares cubren un gran mutismo


es el mismo que ha puesto rejas a la voz de mis amigos
mis amigos que han sido llevados en el sigilo de la noche
visito a sus hijos y mujeres
tampoco saben nada
nada más que los llevaron y se quedaron solas
sin otra explicación que los fusiles.
Ya no se espera el golpe en la puerta
como el dulce anuncio de una mano amiga
se abre a soldados apuntando hacia el miedo
y uno está preparado para ese golpe en la puerta
día y noche
días y noches
listo para abandonar a su familia.
182 Héctor David Gatica

CAPITULO IV
QUE TRATA DEL ORÍN DE LA
LEY DE SEGURIDAD

No sé, hijo, cómo decírtelo


para que alcances a comprenderlo
una forma de entendimiento
que no te detenga los juguetes.

Recuerdo que a los cinco años


jugaba yo en el campo con huesos de esqueletos vacunos
y eran trenes para mi fantasía
camiones caballos vacas perros
a los cinco años
juntaba cuncunas de las pichanas en el monte
las echaba a un pozo y después las orinaba
y eran peces en un mar de meadas amarillas
sin que nadie intentara castrar aquellos días.

Y hoy ¡oh ironía! debo romper ese mundo de mi hijo.


Podría demorar las palabras
pero no los hechos.

Tu madre fue dejada cesante


un capitán vino a normalizar la Universidad
y le aplico la Ley de Seguridad
todo por su dedicación exclusiva al trabajo y al hogar.
Lágrimas amargas corrieron por su rostro joven y
hermoso.
Antología Poética 183

Me miras en silencio hijo y no me dices nada


mientras la Ley de Seguridad penetra en tu corazón
a los cinco años
el orín de la Ley de Seguridad.
184 Héctor David Gatica

CAPITULO VI
EN ESTE PAÍS LO ÚNICO QUE SE
PUEDE EDITAR ES EL MIEDO

Un libro de investigación literaria me iba a ser editado. Tras el golpe,


gracias que alcancé a salvar los originales.
Otro libro, éste de poesía, se aprestaban a largar las ediciones
«Burnichón». Las pruebas de galera ya estaban corregidas.

El barba Burnichón
«no lo nombres que se te aparece»
recorredor empedernido de las ciudades argentinas
caminante de sus «burnichetas»
lo mataron lo dinamitaron
lo tiraron a un aljibe le volaron la casa.

En este país
lo único que se puede editar es el miedo
bajo el sello de las ametralladoras.
Antología Poética 185

CAPITULO VII
LOS GERANIOS DE LA URSULA

A Mario Aciar
eximio plástico riojano
le allanaron la casa revisándole hasta el hígado
no se salvó ni el diario íntimo de la más pequeña de las hijas
algo así como violar la inocencia del vuelo de un colibrí.

Lo llevaron preso
a él y a una estola que le regaló un sacerdote cuñado suyo.

La luna brillaba luminosa sobre los cerros


sobre la cabeza medio calva de Mario
sobre el coche de la policía
sobre los geranios de La Ursula.
186 Héctor David Gatica

CAPITULO VIII
TIENE DERECHO A ELEGIR:
¿CARIÑO O PAN?

Están allanando al diario El Independiente


varios de sus periodistas y fotógrafos son detenidos.

También allanan a una mujer desamparada. La Chacha Schaller.


Bramó el camión con gran despliegue de soldados y armas
corriendo y saltando por sobre tapias y techos
poniéndole color verde al miedo.
No estaban más que los dos hijos menores
ella llegó de cuidar otros niños
que no eran suyos
pues había que decidirse entre el cariño o el pan.
La encañonaron
temblaba su débil cuerpo
mientras en los fondos de la casa
otros soldados cavaban buscando... el fantasma de Canterville...
Antología Poética 187

CAPITULO XII
LOS LLEVARON A TODOS

Carlos Mamonde llegó a mi casa


pensé que a leerme su último poema
vamos me dijo a visitarlo a Ariel Ferraro que le han llevado la mujer.
En casa de él encontramos a otro poeta, Eloy López.
Al día siguiente voy por la casa de Eloy López
también ya lo han detenido
según le dijeron los soldados a su esposa
porque es más peligroso tener ideas que poner bombas.
Paso a contárselo a Daniel Moyano ¡eh! que macana!
le dices a Ariel que mañana mismo iré a visitarlo.
No puede cumplir con su promesa el novelista.
Enterado habló a casa de Carlos para contarle que a Daniel
lo han llevado esta mañana
mas tampoco está Carlos
me contestan lo vinieron a buscar hace media hora.
188 Héctor David Gatica

CAPITULO XIV
SOLO SALGO DE VISITA

Estaba rompiendo papeles cuando lo vi


se lo hace casi sin mirar me dijo
porque si no duele mucho
recuerda a Fernández Moreno
media vida me pasé juntando papeles
y la otra mitad rompiéndolos.

Lo sigo visitando casi diariamente


de su huerta arranca y me da unas plantas
cada vez que las riegue lo recordaré.

Plomero albañil carpintero


músico poeta periodista cuentista novelista.

Completa dos grandes baúles y otros tantos cajones


donde va embalando su laboratorio fotográfico
cañas de pescar soldador
puedo ganarme la vida haciendo notas
escribiendo ensayos enseñando música
trabajando como fotógrafo o plomero
por qué me miras así mujer
qué poca confianza que me tienes
habla y sigue embalando
libros, ropas
embalando veinte años de haber vivido en La Rioja.

Lo que más cuesta es salir


después desde el barco el mar nos abrirá otro horizonte.
Antología Poética 189

Artistas de variedades La lombriz Una luz muy lejana


El fuego interrumpido El oscuro El trino del diablo
El estuche del cocodrilo.

De tarde pasé por su casa


me llamó la atención ver tantos bultos descargados
entré sin llamar
era la casa de un amigo
rostros desconocidos me frenaron.

Lo fui a encontrar en lo de José y Olga Paredes


como te va poeta subdesarrollado de los llanos
me dijo y agregó
perdoname estoy en pedo.
Y en inglés alemán francés castellano italiano
hace suyos estos versos tan simples como desgarrantes para el caso
«no me pregunten donde voy
solo salgo de visita».

Ya en la terminal nos juntamos unos pocos amigos


no quería que lo despidieran
comprendo tu dolor Daniel Moyano
mas no he podido no verte partir
antes era tan fácil
con caminar unas pocas cuadras bastaba
ahora habría que tragarse el Océano Atlántico y algo más.

Me despedí de Ariel Ferraro


él me trajo a La Rioja hace veinte años
le dejé un abrazo a la Nena Lanzillotto
con ella compartí la cárcel.
Este pedacito de montaña que se ve desde aquí
y aquella luna
alcanzaba a ver en puntas de pie
190 Héctor David Gatica

por una hendija de la celda.

Todos sufrimos a la hora del adiós


al verla lagrimear a Irma
llorar a su hijo Ricardito
despedirse contenta a la pequeña María Inés
rodeándonos el cuello con sus bracitos
abrazarse fuertemente a nosotros y sollozar a Daniel.
Subió al colectivo
llevaba el violín enfundado.

Desde la ventanilla nos gritó:


El tiempo no es más que algo chiquito así
la distancia también
Madrid está apenas a doce horas de la Argentina
y a dos mil dólares... Esos sí son muchos.

Sonreímos...
¡No!
No le preguntamos al gran novelista
adonde va
sólo sale de visita
... para siempre.
Antología Poética 191

CAPITULO XIX
POR ALGO HA DE SER

Allanamientos detenciones rastrillajes secuestros


el corazón da un salto cuando suena el timbre
cuando golpean la puerta
tras ese golpe la visita que se espera
no es una visita querida
tras ese golpe se presume la separación
un uniforme un arma muchos uniformes muchas armas
la cárcel la incomunicación la tortura
la enfermedad la muerte
día y noche pesa este temor
este miedo que se lo va construyendo minuto a minuto
calle a calle casa a casa habitación a habitación
y todos andamos con la angustia en la boca y en el pecho
en la mirada y en las manos
quemamos libros o los enterramos cuando
se acerca cada nuevo rastrillaje
por adivinanza
qué puede o que no puede ser subversivo
se esquiva a los parientes de los presos
o a los que fueron cesanteados
por algo ha de ser se dice
entre nosotros nos damos la mano para destruirnos
para delatarnos
y hay sumo cuidado en no hablar mal
de lo que no se puede hablar bien.
192 Héctor David Gatica

CAPITULO XX
EL DIA DEL ESCRITOR ENTRE CERROJOS

Como nunca el diario dedica una página entera


a la recordación de un poeta
lástima que el homenaje no sea a su creación
sino a su apellido
tras este homenaje
se esconde un nuevo gran silencio
un silencio de una página entera.

Hoy debía hablar sobre poesía


y en homenaje al día del escritor
el profesor Carlos Alberto Lanzillotto
pero el poeta de «Silencio con niños»
ya está entre rejas
entre los silencios por supuesto.

Voy a rendir mi propio homenaje entonces


y lo hago ante el gran ausente
el escritor argentino
mencionando tres autores riojanos
Ricardo Mercado Luna Arturo Ortíz Sosa Carlos Alberto Lanzillotto
que en esta semana fueron encarcelados.

El día del escritor está entre cerrojos


detenido e incomunicado.
Antología Poética 193

CAPITULO XXIV
LOS SEPULTARON EN EL SILENCIO
DE DIARIOS Y RADIOS

Provincia de San Nicolás y el Niño Alcalde


que en agosto se vuelca a «Las Padercitas»
rindiendo tributo al violín de San Francisco
y que en enero asiste religiosa al Tinkunaco con
sus alféreces y allis
casi a cincuenta grados
«Año Nuevo pacari
Niño Jesús Canchari
Inti tapa llallerchi»
provincia la de las siestas densas y desiertas
de estarse en las veredas de la noche
esperando que el calor afloje
con un pueblo poeta y artesano
que moldea la greda canta villancicos
huele el perfume de los azahares
y viste sus pesebres
provincia chayera
que le cuelga su alegría al pujllay
hospitalaria y devota de los buenos vinos
de la aloja y el patay
hoy acaba de asistir, muda,
al asesinato de dos sacerdotes: Gabriel
Longueville y Carlos de Dios Murias
Los secuestraron en Chamical
los torturaron y mataron en Chañar
y los sepultaron en el silencio de los diarios y las radios.
194 Héctor David Gatica

CAPITULO XXV
PREGUNTE EN LA MORGUE

Han sido secuestrados tres hombres jóvenes.


La esposa de uno de ellos
recorre diariamente la policía la cárcel el batallón
mendigando una noticia
por ahí han de estar corriendo la misma suerte que los curas de
Chamical
le contesta el de la provincial
y a mí qué me viene a preguntar
le recrimina el segundo del batallón
vaya pregunte en la morgue.
Ella se retira llorando
dentro suyo una criatura a punto de nacer
le patea el llanto.
Antología Poética 195

CAPITULO XXVII
DESNUCADO ESTÁ DIOS
(Cantata Riojana)

Dirán que andas por un camino equivocado


si andas por tu camino.
Antonio Porchia

A pocos kilómetros de Punta de los Llanos quedó


sobre la tarde
con los brazos en cruz
de cara al cielo.
Comenzaron a llegar desde los barrios a La Catedral
así como estaban cuando los sorprendió la terrible noticia.
Por las puertas laterales
ellos intentaron entrar portando carabinas.
Doña Angelita los atajó desenfundando sus setenta años
-¡Nadie va a venir a sacarme de la casa de mi padre!
-les gritó- y se sentó
los demás hicimos lo mismo
atajaron entonces la puerta de calle
por eso la gente que llegó después fue ganando la plaza.

Lo trajeron a la morgue y no lo entregaron hasta la madrugada


una duda atroz flotaba en la noche de oración y horror.

Dos días desfiló La Rioja ante su féretro.


En el atrio estaban
el cardenal primado de la Argentina
ocho obispos
ochenta sacerdotes y otras tantas religiosas.
Y en la calle y en la plaza
un pueblo acongojado.
196 Héctor David Gatica

La policía abrió camino a empujones entre los fieles


para que pasaran sin ser molestados
el señor Gobernador Interventor
el Jefe del Batallón
el Jefe del CELPA
las esposas de los jefes. Las autoridades en fin.
Ahí nos apretujamos para que pasaran ellos.

Habla el Obispo de La Rioja


Habla Monseñor Angelelli
-Que no me vengan a ver estos que hoy mandan
portadores de armas y de poder
dejen que los sin voz vengan a mí
quiero seguir estando entre los pobres
como lo hice en vida
yo Enrique Angelelli
el Pelado
obispo y además difunto suyos.
Que vengan todos esos que ustedes dejaron sin trabajo
o que llevaron a las cárceles.

La Rioja no esconde lágrimas.


Habla un sacerdote:
«Su corazón abierto abrazó a todos; pero tuvo debilidad por los pobres,
por aquellos que no le podían dar dinero ni poder ni armas, nada».
Habla Monseñor Zaspe:
«Las mismas voces interesadas que lo calumniaron a Cristo, también lo
tocaron a Angelelli».

Nuestro pastor va a ser retirado a su panteón.


Angelelli va a ser depositado
en la basílica menor del corazón de los pobres.

El gentío llora y lo saluda levantando pañuelos


Antología Poética 197

desconsoladamente lloramos
no hay miedo que detenga ni oculte estas lágrimas
en especial las de los más humildes
los que ya no tienen nada que perder.

Y si tienes algo todavía, no has perdido todo; te falta


perder algo todavía.
Antonio Porchia
198 Héctor David Gatica

CAPITULO XXX
AHI NO LLEGA LA VOZ
POR EL TELEFONO

Casi nunca sucede


está nevando
voy a comunicárselo a algún amigo que aún no lo sepa
recién comienza
a algún amigo
¿pero a quien?
Allá no llega la voz por el teléfono
ni ellos podrán salir a mirar la belleza de la nieve.

Nevó toda la noche y sigue nevando


la mañana presenta casas y árboles y cerros distintos
techos blancos ramajes blancos calles blancas.
Leo La Cabaña del Tío Tom
y la nieve se me va para adentro ahora
con el dolor de la esclavitud de los negros.

Es lunes y sigue nevando


ya van tres días.
Cuánto hielo debe de haber penetrado en las cárceles
Ajenos a este espectáculo blanco
a ellos sólo les llega el frío descarnado
de la leve
nieve.
Antología Poética 199

CAPITULO XXXIII
PAJAROS EN LIBERTAD

Un hombre vendía pájaros en la calle


le obligaron ponerlos en libertad
qué hermoso gesto de amor a la libertad.

De vez en cuando llegan noticias de la cárcel de Sierra Chica


en cambio de los que están presos acá no se sabe nada.

Los pájaros liberados andarán sembrando en el aire


cantos y colores.

El historiador riojano tiene número ya en Sierra Chica


le corresponde el 933
así que ya no hará falta identificarlo como el autor del libro
«Los Coroneles de Mitre» - Dr. Ricsardo Mercado Luna
desde hoy bastará con llamarlo el Novecientos Treinta y Tres.

¡Miren allá!
Ahí van los pájaros
tirándole cantos y colores a la libertad!
200 Héctor David Gatica

CAPITULO XXXIV
LOS ALMUERZOS NUESTROS
DE CADA DIA

Los almuerzos están de moda:


El lunes los tres Comandantes;
de lunes a viernes almorzando con Mirtha Legrand;
los sábados almorzando con el Jefe del Batallón.

«Prosiguiendo con los almuerzos que las autoridades milita-


res de la provincia vienen realizando con distintos sectores de
la comunidad riojana en el Casino de Oficiales, hoy asisten
los arquitectos. Ya han estado los odontólogos y de tribuna-
les».

Qué interesante este acercamiento con nuestra comunidad.


En una de esas el próximo sábado le toca a un barrio, al de San
Vicente por ejemplo, ahí debe de haber gente que no almuerza, que no le
vendría mal sentarse en el Casino de Oficiales, comer, tomarse unos
vinos y conversar en vivo y en directo, porque éste, Héctor Pérez Bataglia,
es un Coronel que ama mucho a los riojanos, posiblemente más que los
coroneles de Mitre que mataron con tanto cariño a los montoneros del
Chacho.
Antología Poética 201

CAPITULO XXXVIII
ME ESTAN POR MATAR Y
NO TENGO A QUIEN CONTARSELO

El contralmirante, Ministro de Relaciones Exteriores, sostuvo que la sub-


versión y el terrorismo de derecha no son tales, ya que el cuerpo social del país
está contaminado con una enfermedad que corroe sus entrañas, y que forma
anticuerpos, los que no pueden ser considerados de la misma manera que se
considera el microbio.
-Bs. As., 3, NA.-

Mi compadre Toto Torres


a quien el cáncer le llevó a su esposa este año
una santa mujer que le pidió
no te aferres a mí porque yo tengo que partir
rehacé tu vida y enseñá a los niños que sean generosos
y llamá a mi madre para avisarle que voy a morir
ya veo que ustedes no se animan
quiero además dar las últimas instrucciones
a los de Cáritas San Francisco.

Vino a visitarme mi compadre


a mostrarme un ultimátum por escrito
se lo ha hecho llegar un tal «Comando Libertadores de América»
le dan plazo hasta el veinte para que abandone el país.
-¿Y qué piensas hacer compadre?
-¿Adónde ir con los niños y con mis diabete a cuesta?
Enfrentaré lo que sea, aquí, en La Rioja.
¿A quien quejarme? ¿A quien pedir vigilancia? ¿A qué justicia?
¿A qué amigo confiarle estas cosas?
202 Héctor David Gatica

Estamos solos compadre


basta caminar por las calles para darnos cuenta
basta querer comunicarnos con alguien
basta sentir la necesidad de decirle a alguien
me están por matar
y no tener a quién contárselo.
Antología Poética 203

CAPITULO XLVI
AQUEL CRISTO NEGRO QUE
AYER SACARON DE TU CELDA

Conversábamos contigo Toto Guzmán de tu reciente prisión


cuando una de tus hijas te avisó que te buscaban.
Yo me quedé mirando tu café sin probar.
Volviste y alzando los cigarros y la campera
agachándote me susurraste no te muevas
han venido a llevarme.
-¡Adios Julia!

Tu mujer trata de convencer a las criaturas que volverás


salen a jugar
y recién entonces ella iza las banderas del llanto.
Yo sigo mirando tu café sin probar
negro, amargo
y enfriándose como algo que acaba de morir.

Supe que los primeros días estuviste muy mal


que te declaraban con los ojos vendados
las palabras atadas
y las ametralladoras contra los pinceles.
Cuando te devolvieron las manos
con diarios dentífrico fósforos fideos
y pedazos de tu imaginación engrillada
comenzaste a crear criaturas
como ese cristo negro de papel higiénico quemado
que ayer sacaron de tu celda.

Tus hijas se acuestan cada noche sobre el miedo


204 Héctor David Gatica

tu mujer te inventa carta todos los días.


La anciana madre en cambio reza y calla.

Rodeado de estos cuadros que vos pintaste


defensores de tu olvido
cuán larga se hace esta ausencia.

Vuelve aunque más no sea por este café


amargo y solo
que hace cinco años cuido.
Antología Poética 205

CAPITULO XLVII
CONVERSANDO CON TU
AMIGO DAVID (1)

Estuve conversando con tu amigo


él siempre nos visita y se interesa por tu salud
le comenté lo que hablamos en Sierra Chica
cuando me decías que
ya habrá encontrado David otro amigo a quien leerle sus poemas
todos al fin
se irán acostumbrando a vivir sin mí
y un día nadie me necesitará.
Cuán equivocado está Ricardo Mercado Luna me contestó David Gatica
desde que él se fue
ni diarios ni revistas ni emisoras radiales
saben si vivo o muero
alguien visitaba de tarde en tarde
la oculta tierra que yo siembro
era Ricardo
pero a él se lo llevaron
esto me cuenta tu amigo
le pusieron cerrojos a nuestro diálogo
ahí donde sólo la amistad podía llegar
nosotros nos acercábamos al lado del poema
nos quedábamos con él
y Ricardo le prestaba su calidez humana.
Y sigue hablando David
Los amigos no nacen ni crecen solos y sin cuidados
como las flores del Velasco
necesitan de ese tiempo compartido que nosotros le dábamos
tampoco se reemplazan como una pieza rota
206 Héctor David Gatica

la ausencia de un amigo es ausencia para siempre


mientras él no regrese.
Comprendo que en la celda Ricardo se debe sentir solo
y triste y abandonado
tampoco yo me siento acompañado agrega
cuando camino por las calles de mi alma
por donde deambulan las sombras de lejanos amigos
que habitan el exilio
pero nuestras soledades en algún lugar se juntan
y dialogan y se abrazan.
Qué equivocado está Ricardo vuelve a repetirme
la voz del corazón de un amigo siempre sigue sonando
es como el sol después de cada noche
es como el viento en los llanos antes de cada primavera
es... bueno como es Ricardo
ni después de la noche ni antes de la primavera
si no siempre
andando por los faldeos de la libertad
o quieto tras una puerta con candado.
Yo espero su regreso termina diciéndome tu amigo esperanzado
él volverá y entonces
nos sentaremos a compartir el poema de su llegada
algún vino también
y a convencernos mutuamente
de que nos necesitamos como nunca.

(1) Como a la cárcel no podían llegar cartas de amigos, inventé ésta para que
su esposa la escribiera como de ella y con letra suya.
Antología Poética 207

CAPITULO XLVIII
LOS ESPERO OCHO AÑOS

Don Humberto Pereyra.


Tenía el corazón siempre en las manos
y lo ofrecía a todo el mundo.
Lo vivía repartiendo.

Fue maestro rural mientras permaneció en Corral de Isaac


y cuando se vino a la ciudad
embajador del cariño.

Su hijo Ariel Ferraro debió irse del país con toda su familia.
Ocho años estuvo esperando el regreso
que no es poco tiempo ya para un octogenario.
Prolongó su vida nada más que para verlos antes de morir.

Al fin llegó el nieto, Arielito


joven ya. Se fue niño.
Cuando el nieto llegó,
hacía una semana que había muerto el abuelo.
208 Héctor David Gatica
Antología Poética 209

CANTATA RIOJANA

CANTATA
RIOJANA
RAMON NAVARRO RAMON NAVARRO
HECTOR DAVID GATICA CHITO ZEBALLOS
PANCHO CABRAL
RIOJA TRIO
210 Héctor David Gatica

Letra: Héctor David Gatica; Música: Ramón Navarro;


Glosario: Ariel Ferraro

Intérpretes: Ramón Navarro, Chito Zeballos, Pancho Cabral,


Rioja Trío, Ramón Navarro (h), Colacho Brizuela, Luis Chazarreta

Audiovisual: Riardo Acebal; Voz Audio: Juan Carlos Soria;


Dibujos: Miguel Angel Guzmán, Pedro Molina

DATOS BREVES
En 1985 aparece el disco de la Cantata Riojana, y el 24 de Mayo del
mismo año se la estrena en el Teatro «Susex», con un lleno total, quedan-
do fuera, sin verla ni escucharla, numerosas personas.
Vienen después las giras, completando los 18 departamentos de la Pro-
vincia de La Rioja y 12 provincias más.
Asimismo participó del Festival Folclórico de Cosquín y se hizo presen-
te en los teatros más importantes de Bs. As.: Colón, Cervantes y San
Martín, totalizando más de cuarenta presentaciones.
En el año 2000 un grupo de artistas jóvenes la vuelve a rpresentar, esta
vez en el Teatro «Víctor María Cáceres», en la Plaza 25 de Mayo -más de
2000 personas- y en Chilecito, con mayor asistencia de público aún, en
lo que se denominó «Cantata Joven».
En el 2001 se edita «El libro de la Cantata Riojana» -parte de él extrae-
mos aquí-.
Y en el 2005 se cumplen los veinte años de la aparición de esta cantata,
que coincidente con la remodelación del ahora denominado Nuevo Tea-
tro «Víctor María Cáceres», se presenta nuevamente a su público y como
aquella primera vez del 24 de Mayo de 1985, vuelve a llenarse la sala,
quedando numerosas personas sin conseguir entrada y estremeciéndo-
se, tambien nuevamente, hasta las lágrimas, y el fervoroso aplauso de
pie, siendo además trasmitida por Canal 9 a toda la provincia.
Antología Poética 211

GLOSARIO
por Ariel Ferraro

Cantata y cantar de gesta

Esta cantata resume y sintetiza la elementalidad más entrañable de nues-


tra circunstancia provinciana.
Para consolidar con justeza su cometido, ella comienza a concretarse en
el raigón más elemental de su antigüedad. Se proyecta explorando el
esplendor y el tallo de su etnia aborigen o mestiza y trepa después por
los altibajos de su inflorescencia más codiciada y hasta sopesa la posibi-
lidad de sus frutos, sean ellos apetitosos o malogrados, para expresar,
finalmente, que es lo que se puede cantar y adjurar en ese árbol histórico
y geográfico que simbólicamente nos identifica.
Como en las antiquísimas cantatas de la Grecia heroica, música y poe-
ma se amalgaman aquí con equilibrada dignidad para extraer los más
caros y genitivos aspectos de nuestra identidad, que va desde los días
primigenios del riojanismo en barbecho - ya posea forma racial, abori-
gen o mestiza - hasta forjar o determinar, al cabo de tiempos, los elemen-
tos singulares de la territorialidad del riojano de hoy. Todo esto, aflora
nítida y resaltadamente, en este contexto que asoma en la fabulosa y
codiciosa gesta de la conquista, va pormenorizando las etapas evoluti-
vas del pueblo en crecimiento, los héroes que surgen en su entorno y los
aconteceres excepcionales que surgen, día tras día, hasta culminar en
las circunstancias de esa enlutecida actualidad que nos tocó vivir du-
rante los tiempos más recientes. Pero a pesar de todo, la obra consigna,
212 Héctor David Gatica

por las cosas que fielmente documenta, una clara apertura de esperan-
za.
Ramón Navarro y Héctor David Gatica, han plasmado una obra de qui-
lates, en donde nada sobra, pero tampoco nada falta. Su hermosura
tiene el peso específico de la obsidiana que fascina por la gravitación de
su sencillez cautivante.
Cada fragmento de esta Cantata Riojana, ha sido plasmado mediante
un enjundioso ajuste cardíaco y siguiendo un molde sencillo que tiene
como base, nuestras expresiones musicales más genuinas. Por ello mis-
mo, su consolidación parece salirse del molde tradicional y convertirse
sin más - y sin menos - en uno de nuestros cantares de gesta al que
podemos augurarle una auténtica y notable perdurabilidad.
Antología Poética 213

CANTO UNO
CANTO FUNDACIONAL DE LA RIOJA

Veinte de Mayo de su Majestad


tomo en su nombre posesión de la mañana
del diaguita sin risa
del poleo perfumado.

Arranco el viento
para que siempre sea calmo
el valle del Yacampis y su gente.

Bebo la desolada confianza de la tierra.

Reparto el sol y el indio


entre los que han venido.

Siembro al voleo
estos sesenta heroicos apellidos:
Ellos serán los nombres permanentes del pueblo.

Y te fundo
Ciudad de Todos los Azahares
y te concedo el mando
puesto de norte a sur
como esos cerros
con todo el poder
de los futuros naranjales
cuyo Alcalde Mayor
será el aroma.

Te dejo aquí una plaza


que ya está siendo vieja;
214 Héctor David Gatica

abertura en el centro del otoño


hacia un cuento de la historia.
Podrán mirarme diariamente por ella,
ver al alférez general de los guanacos
y a mí: Ramírez de Velasco
Primer Adelantado de estas leguas hurañas.
Y a Blas Ponce
con catorce carretas
que cargan la custodia de su nombre.

Y a este Rojas de Oquendo


que atravesó las sales del Atlántico
solamente
para escribir un canto;
con él han de regarte las acequias.

Y te fundo
Ciudad de Todos los Azahares
cuyo Alcalde Mayor
será el aroma.

Será el aroma.

CANTO DOS
LA MALOCA

Brazos para mi señor el rey


almas para Dios.
- Capitanes y soldados
a maloquear que en esta cacería
buena pieza es el salvaje.
Antología Poética 215

A quemar las tolderías


para que venga el indio a levantar los templos.

A quitarles la tierra;
ellos deben cultivar nuestros huertos.

- Señor encomendero
¿dónde están sus oídos?

- En el sumiso suelo
que vamos conquistando
y en esa gran montaña
que suena como plata.

- Señor encomendero
¿no oye ese gran clamor
que llega hasta La Quiaca?
Y no ve esas hogueras
que en las cumbres de la noche
llaman a rebelión?

¡Llaman a rebelión!

- El castigo es el bien
que ha de calmarlos
la muerte general
por todo el norte y cuyo.

Y entonces marca un alarido en La Rioja


esta rebelión que le ha nacido a América.

Cacique Coronilla
prepara la insolencia de tus crenchas,
ya cuatro potros
216 Héctor David Gatica

te arrastran por el Valle de Antinaco


ya cuatro potros
se dividen los puntos cardinales de tus miembros
y componen con ellos
la rosa salvaje de los vientos.

Cacique Coronilla
por el valle de Antinaco
tu muerte va formando
la rosa de los vientos.

LA
ROSA DE LOS
VIENTOS

CANTO TRES
UN SANTO DE MADERA DE NARANJO

Veinte mil indios braman por el Huaco


avanza el río
con un cauce de flechas
en la puerta del agua
para abrirle canales
de sangre a la venganza.

Los abusos y el miedo que asoló a las tinajas


han fermentado;
a danzar va la muerte
en la Quebrada.
Que se haga centro
en el corazón de agosto.
Antología Poética 217

- San Francisco Solano


o nos salvas de la chusma
o La Rioja fue... un cuento.

Instrumento del más alto registro


comparable tan sólo con el trino del ave
ha sonado el violín.

- ¿Tan bruto es el indio


que sólo se lo puede detener... con la música?

Se apacigua el alzamiento,
crece un santo de madera de naranjo
y un Niño Alcalde indio
la provee de Dios
a la ciudad del rey.

CANTO CUATRO
INVOCACION A LAS
DIVINIDADES DIAGUITAS

Divinidades del diaguita


que encontró Zacarías Agüero Vera
muchos años después
por las altas memorias de la montaña solitaria
huyendo de la llanura profanada:

La fecunda Pachamama de la lengua kakana


la madre de la tierra.
218 Héctor David Gatica

La Zapam Zucum que orienta con el humo,


protectora de los algarrobos.
Ella cuida en Vichigasta los niños de las cosecheras.

La juguetona y risueña Yacurmana


de Chuquis y la costa del medio
madre del agua.

El veloz Yastay
hijo de la montaña
dios de las manadas y las aves del campo.

La tormentosa Huayrapuca
madre de los vientos; guiadora del Zonda.

El Cachirú que arrebata los ojos


numen maligno
presente a la hora de la muerte.

La útil Saramama, cuidadora de langostas y cuncunas;


diosa patrona del maíz y las conanas.

El esquivo Mikilo con rastro de gallo


robador de niños;
genio del mal
que duerme la siesta bajo las higueras.

El poderoso Chiqui cuyo templo es el tacu centenario


numen terrible de la atmósfera.

Y el Pujllay
alborotador de jóvenes y viejos
divinidad de la alegría
que preside la chaya.
Antología Poética 219

CANTO CINCO
LAS MADRES ABORIGENES

Las tribus aborígenes


dueñas primeras de la tierra
fueron nuestras madres.

Los que vinieron a caballo dijeron


estas tierras pasan a ser nuestras
y comenzaron a violarlas.

Hombres con nombre y apellido


y codicia
los nuevos dueños.

Mujeres sin nombre ni apellido


ni caricias
nuestras madres
madres indias.

Las madres indias


madres salvajes
solas empezaron a enseñarnos el amor.
Por eso amamos salvajemente la tierra.
¡La tierra!

Somos la montonera.
¡Somos la montonera!
220 Héctor David Gatica

CANTO SEIS
EL REPARTO DEL AGUA

Como contestó un chuqueño


- ¿Está de turno, don?
- Turno nomás, porque agua no hay.

Así era el gobierno


de esta amada ciudad
unos pocos con el agua del mando
el resto
con el turno no más.

Y es que gobernar
no es cosa para todos;
hay que tener
un apellido
un naranjal
y además estar de turno
y con el agua
y el manantial.

No puede gobernar
quien no consulte largas horas de riego
o quien no presente al bien del pueblo
feudos que lleguen hasta Los Nevados.

Para usted
don Manuel Vicente Bustos
habrá seis turnos; la vida no alcanza para más.
Su hermano Francisco
confórmese con tres riegos.
También hay que abrirles las compuertas
Antología Poética 221

a los feudos que llegan hasta Los Nevados.


Y a estas tres familias más
de nobles... naranjales.
¡Es justicia!

Aquí se acaba el agua


el resto del pueblo
con el turno no más
con el turno no más
con el turno no más.

¡Con el turno no más!

CANTO SIETE
EL CANTO POPULAR

Han pasado tres centurias


y el mentado “Canto al Famatina”
se ha perdido.

Pero aquella poesía oral


que la transmite el pueblo
saltó de un siglo a otro
de abuelo a abuelo:

“Pobrecita mi provincia
lástima le estoy teniendo
al ver sus terrenos secos
y en otras partes lloviendo”.
222 Héctor David Gatica

Así el viejo romancero español


que cantaban los juglares
enriquecido por los aires de aquí
anda a caballo.

Y en Vinchina
se aquerenció la copla:

«Mi sombrero me ha cobrado


el tiempo que me ha servido;
yo también le hi de hacer cargo
el sudor que me ha bebido».

Hasta allá fue a buscarla


Juan Alfonso Carrizo
y la encontró en la boca de los viejos vidaleros
que es la memoria del canto popular
agazapada en las chirleras de la caja
dispuesta a no morir:

«Si coplas faltan, señores,


por coplas no estén llorando;
en mi casa tengo un árbol;
con coplas se está ladiando».

CANTO OCHO
ODA A LOS CAUDILLOS

Y otra vez el alzamiento del coraje


remolinos de a caballo
los llamaron caudillos
Antología Poética 223

será porque andaban con el pueblo


y el poder en las montas
nunca quietos
siempre en pie de guerra
desalojados de la paz.
Sólo en algún campamento de su sueño
los sorprendió el amor.

Nueve provincias son suyas


mi General
diga si el pueblo no quiere
ser Federal.

El caudillo llanisto Juan Facundo Quiroga


viene montando un moro.
No es cierto;
monta en su nombre
un nombre que inventaron los riojanos.

Quiroga se llama a los pastores y labriegos


esa gente que de nada es dueña
y que hoy se une en un nombre
por tener juntas sus nadas.

Juan Facundo Quiroga


general de los miedos
parte desde los llanos rumbo a las boleadores.
Leguas apasionadas pisa el potro
por comarcas feudales que temen sus patillas.

Hombre macho ese Quiroga


que lo parió
se viene solo y parece
viene un montón.
224 Héctor David Gatica

Don Facundo
si usted quiere
le cambiamos La Tablada por sus vientos federales.

Don Tigre de Los Llanos


acá tiene una bala
se la manda la historia.
Repártala en su gente.

La Rioja por todas partes


lo acompañó
Barranca Yaco ha pasado
y usted quedó
La Rioja por todas partes
lo acompañó.

__________
- __________

El viento ya sacude un nuevo nombre


se lo buscó en los Llanos
y lo lleva repartiendo a la marchanta;
Ángel Vicente Peñaloza anda ahí.
Ese caudillo no anda
ni desanda
está por todas partes y no está en ninguna
juega a estar y a no estar.

El Chacho puso en el viento


su corazón
y el remolino del monte
sube su voz.

Cuidado pos don Chacho


vienen los coroneles por los Llanos
Antología Poética 225

prendiendo fuego al sueño


y a veces se equivocan
y nos queman el rancho.

No se ande con esas travesuras


de enlazarle las jinetas al odio
ni devolverles prisioneros
que sueltan a volar su nombre.
Ellos sólo le entregaran silencios.

Doña Victoria si quiere


cabalgaremos
y si nos ponen cañones
los toparemos.

Ochenta Años de vida montonera


defendiendo a La Rioja
es más que suficiente
para quedarse en las vidalas.

Cuando quiera el degúello


diga nomás compadre.

Dicen que El Chacho esta vivo


tengan cuidau
no se anden montando en pelo
por ese lau.
Dicen que El Chacho está vivo
tengan cuidau.

__________
- __________

¡Otro caudillo!
Ejército y proclama:
226 Héctor David Gatica

Es Felipe Varela
con voz de ley y afán americano.

Nadie queda sin rienda


se hace coscoja el valle.

Todo muy bien planeado


menos la falta de agua
menos el sol riojano.

¡A terminar con ellos


en el Pozo de Vargas!

¡No ha´y ser así!


¡Mientras haya riojanos
habrá caudillos!

Y cuando América avance


por la unidad
no habrá más Pozo de Vargas
que lamentar.
¡ No habrá quien tape este grito
de libertad!

CANTO NUEVE
VIDALA DEL EXODO

Los valientes soldados de la guerra


ahora vencidos
ocupan sus caballos de combate
en arrear hacienda ajena
Antología Poética 227

y han cambiado las lanzas


que empleaban en el enemigo
por el hacha
que voltea los árboles amigos
quedándose más pobres que nunca.

Los carros
antes guapos cobradores de huellas
dejan llanta y vara en las manos del herrero
para que rompa a golpes de martillo
la ilusión del carrero.

Sin leña los fogones


sin monte los hacheros
y con la negra mentira del carbón en la mirada
en el triste momento de partir
a la hermosa ciudad
que los quiere recibir en... sus orillas.

CANTO DIEZ
VIDALITA DE LOS CREADORES

Don Joaquín
«Mis Montañas»
le regalan un valle.
Si usted quiere
llámele... Samay Huasi.

«La mirada en el tiempo»


se le va don Arturo Marasso
se le va por los cerros Colorados.
228 Héctor David Gatica

Don Gabino Coria Peñaloza


si yo quiero seguir su «Caminito»
usted dirá... «Y que el tiempo nos mate a los dos»
Alberto Ocampo, Julián Amate, Nicolás Dávila
devotamente Chilecito los custodia.

Rosarito de Atiles
los delantales blancos de su Patria
le piden un jardín de amor.

Hay un Ángel riojano


“que olvidó las estrellas”.

No he dicho aún Víctor María Cáceres


que en el telón de su partida
quedó un grito al despojo de la tierra
y un llamado por “la vuelta al nido”.

Honrando la memoria de los ilustres plásticos riojanos


digo su nombre Guzmán Loza.

Nombro Calíbar
y estoy llamando a un rastreador.
Vuelvo a decir Calíbar
y entonces los poetas más ilustres cantan
junto a pintores del mejor pincel.

Convoco el alma de los telares


el rostro alfarero de la raza
y concurren las manos milagrosas
de los grandes artesanos de mi tierra.

Fray Bernardino Gómez


gracias por el Museo Inca Huasi
Antología Poética 229

y Las Padercitas.

Los caminos del suelo argentino


nos acercan su nombre Timoteo Gordillo
y los altos caminos del cielo sobre El Ande
no olvidaron sus alas Vicente Almonacid.

Y te saludo finalmente
historia de aquí y de allá y de todo un continente
bastándome decir para tan poco
y para tanto
ésta es... “La Rioja Heroica”.

CANTO ONCE
SERENATA A LA
CIUDAD DE LOS AZAHARES

Y volvió la ciudad
a sus plazas tranquilas
hospedando el saludo
en los días apacibles
religiosa y profana.

San Francisco era ahora


una imagen de santo
en andas hacia agosto.

San Nicolás y el Niño Alcalde


con sus alféreses y allis de fin de año
un Tinkunaco del calor y la fe.
230 Héctor David Gatica

Se vio a los mansos cocheros de plaza


llevando a la ciudad
por calles que ilustran nuestras glorias de ayer:
Ortiz de Ocampo,
Castro Barros,
Pelagio B. Luna,
Bazán y Bustos,
Zelada y Dávila.

Y al llegar el Pujllay vistiendo el carnaval


de albahaca, harina, un balde de agua y una chuma
no se salvó ni Dios.

Cuando los primeros calores parían a diciembre


lo sabían los riojanos
porque todo era pesebres
y pacotas de changos cantando villancicos
en sus noches de aloja.

¿Qué zaguán no esperó las serenatas


de don Julio Florencio Chazarreta?
Del ciego Roberto Paz, Enrique Cárbel
y Nicolás Agüero (“El Nogal”)?

Quién no recuerda a los Peralta Dávila,


al bandoneón de Nicolás Córdoba,
al conjunto Llajta Sumaj
y “esas manos color tierra” de Velardes,
Los Vicentinos,
La Virgen India de Ñoñolo Albarracín,
la riojanísima voz de Antonio Benítez.

¿Quién no cantó una chaya


de José Oyola alguna vez?
Antología Poética 231

Y levante la mano
el que en La Rioja su amor
no sintió perfumado
por la flor del azahar.

Por la flor del azahar.


Por la flor del azahar.
Por la flor del azahar...

CANTO DOCE
CHAYA FINAL

Famatina es el nombre
de la nieve y el oro
y el Velasco la cumbre
de la piedra mayor.

De viñedo y nogal
el oeste.

De aceite el norte.

Al sur
dispara el viento
recorriendo los llanos
montando algarrobal y quebrachal;
ganado y pasto.

Espejos de dique y salitral


desierto
y cardonal.
232 Héctor David Gatica

Talampaya,
el Ande
y los camélidos.

Este es el marco
de una historia
heroica y larga
que afianza su dolor.

__________
- __________

Un atropello más
nos regaló este siglo.
Ni flechas ni alaridos,
tampoco lanzas ni caballos:

Cultura y religión plantan enganche:


los poetas se han alzado en canto;
los plásticos arriesgan sus pinturas
más allá de la flor y el colibrí;
escritores, periodistas
enarbolan la palabra al tope de la denuncia;
la Iglesia toca campanas en el corazón de los pobres
y como si esto no bastara
en la frente cansada de los trabajadores
le nacen sindicatos al sudor.

Por eso
el que nos mandaron esta vez
ordena a las noches
allanar y encarcelar a “la ciudad de los naranjos”.

Como El Chacho hacia Chile,


como Varela al Paraguay
Antología Poética 233

algunos cabalgan las aguas del Atlántico


en busca de la madre
que nos dio Ramírez de Velasco.

Y los otros
los porfiados en quedarse
o los lerdos en huir
- sea docente, religioso o político,
obrero o artista -
pagan su pecado
con ocho años sin sol
o con la muerte.

Y - cuando no - en los llanos


a cientos de puesteros
los obligan a entregar su tierra.

Y en Chamical
y en Punta de los Llanos
¡desnucado está Dios!

__________
- __________

Y aquella ciudad de todos los azahares


entona ahora un canto fabril con ritmo al este,
tiene varios naranjales menos
y hay unos cuantos edificios más.

Y una esperanza
por así decir.

No traicionemos el pasado:
Fue de lucha;
mas también fue de amor.
234 Héctor David Gatica

He aquí el vino:
Bebamos, que lo dan nuestros lagares.
Y he aquí el canto. Nuestro canto.
Cantemos:

Este es el rostro
de una historia
heroica y larga
que afianza su dolor.

Rostro de un pueblo
de muchos pueblos
que en toda América
levantan su canción.

¡Que en toda América


levantan su canción!
VILLA NIDIA
TEATRO CERVANTES

TEATRO COLON
Antología Poética 235

LO QUE NO VA A QUEDAR

LO QUE NO
VA A QUEDAR
El libro de las seis jornadas
1960-2007

(Inédito)
236 Héctor David Gatica

EL VIAJE

En las escuelas rurales de aquella época sólo se podía acceder hasta


4º grado, lo que hice en la Esc. 112 de Villa Nidia, logrando luego llegar
hasta 6º en Candelaria, Prov. de San Luis. Recién a los treinta años pude
continuar el secundario libre en La Rioja, graduándome de maestro en
Mendoza, a los treinta y tres.
En mi niñez, en algún lugar disimulado, escuchaba a mi hermana
Nydia leerle novelas a mis padres, sentados en la amplia galería pasada
la siesta.
Estas lecturas fueron enriquecidas por los cuentos de hadas, reyes y
princesas que por las noches nos contaba nuestra prima mayor Anatilde
Durán, cuando ocasionalmente venía a visitarnos, algunas lecturas de
nuestro hermano Darío de vacaciones de sus estudios en San Luis y en
los veranos cuando, munido de una bolsita sembradora, seguía a los
aradores quienes por la noche, antes de tender sus peleros en el suelo
para dormir a cielo abierto, me contaban cuentos de Pedro «Ordimán» y
de Quevedo.
Luego vendrá el consejo de los oculistas a mis padres que no me
hicieran estudiar si querían conservar mi vista.
A partir de ahí mis lecturas deberán ser a escondidas, apareciendo
en el horizonte de mis primeros pasos literarios Belisario Roldán, Rafael
Obligado, Almafuerte, los poetas gauchescos -Hilario Ascasubi,
Estanislao del Campo, José Hernández-, Amado Nervo, Rubén Darío,
Gustavo Adolfo Bécquer, Fray Luis de León, como así las gramáticas de
Roberto Giusti, García Elorrio, Ragucci.
A su amparo, habré escrito cien, doscientas poesías, supuestas poe-
sías que a mí me parecían maravillosas, que de un golpe y sin atenuan-
tes se me derrumbaron, ya veremos la razón.
Recuerdo que mi primer manojo de poesías apareció en dos tomos
Antología Poética 237

con el título «Versos de mis diecisiete años», los tomos eran el original y
una copia y su única lectora, mi madre.
El derrumbe vino porque un supervisor de enseñanza primaria -de
amplia cultura como el historiador Nicolás Rivera, el poeta Armando
Romero Chavez- pasó por Villa Nidia ya no recuerdo si en sulky o a
caballo, hablándome del conceptismo de Quevedo, del culteranismo de
Góngora y dejándome como regalo un pequeño libro. El nombre del
supervisor, Hugo Plaza; del libro: «El Romancero Gitano» de Federico
García Lorca. ¡Vaya regalo!
A causa de la lectura de este libro sufro una fuerte crisis al descubrir
que mis pretendidas poesías no eran tales y busqué rehacerme en un
memorable viaje por Cuyo y La Rioja, de mucho atrevimiento para mí si
se tiene en cuenta que casi nunca salía de la zona rural donde vivía,
lugar de obrajes poblados de hacheros, hacedores de carbón, conducto-
res de carros, criadores de cabras, arrieros, alambradores, poceros y
puesteros, viaje éste que habría de inspirarme la creación de la revista
literaria «Poesía Amiga» -segunda revista porque la primera había sido
«Alborada», creada con mis hermanos y gente de la zona-, la cual me
permitió comunicarme con América y Europa, recibiendo en canje nu-
merosos libros y alrededor de cien revistas de arte y letras que, cuántas
veces, me llegaban a lomo de caballo, y viajar después por América para
dedicarle un número especialmente a la poesía de cada país visitado.
Así pues, con mis pobres lecturas y habiendo pasado los 20 años,
llego a Mendoza en búsqueda de un listado de lectura universal que me
sacara del analfabetismo.
Tras visitar a Enrique Ramponi -consagrado en el 35 con «Piedra
Infinita»- me llego hasta la casa de Alfonso Sola González -quién con
Graciela Maturo dirigían la revista «Azor»-, padre de seis hermosas
criaturas, confeccionándome un listado de autores, que habría de seguir
enriqueciendo consultando a otros poetas mendocinos, sanjuaninos y
riojanos. Años después Sola González se suicidó.
Me llegué también hasta el kiosco de revistas y libros de Víctor Hugo
Cúneo, quien me vendió una codiciada antología del creacionismo de
Vicente Huidobro. En 1969, plaza Independencia, Cúneo se roció con
238 Héctor David Gatica

nafta y se incineró, escribiendo todavía poesía entre el fuego y la agonía.


Algunos de los libros de este listado los fui consiguiendo poco a poco
para entregarme a una apasionada lectura, mezclada con las conversa-
ciones que diariamente mantenía con mi gente. Por esas lecturas selec-
tas, que a veces apenas alcanzaba a comprender, aquellas conversacio-
nes me parecían intrascendentes. Pasado el tiempo llegué a comprender
que eran las que más me enriquecían.
En un viaje que no hace mucho realicé desde La Rioja a Buenos Aires
-con gran enojo por esa deplorable costumbre de choferes y azafatas de
agredirnos con la televisión poniéndola a todo volumen, corriendo las
cortinas para que se vea mejor la pantalla con tiros y trompadas, en
lugar de poner música y dejar que los pasajeros gocen mirando la gran
pantalla del paisaje- descorrí mi cortina y empecé a leer «Las flores del
Mal» del poeta francés Charles Baudelaire.
Terminada la lectura cerré el libro y me puse a escribir lo siguiente:

Viajar es bueno
viaja el río fertilizando tierras a su alrededor
viaja el mar y su movimiento
evita la podredumbre de las aguas
viajan las nubes y a su paso
van tirando vida sobre los continentes
el viento viaja
desparramando nubes, semillas
vivificando el ambiente
viaja el hombre oxigenando su espíritu
ante la pantalla grande del paisaje
cambiante, cautivante
estoy viajando
música y distancia
acompañado de un libro de Baudelaire
estas «flores del mal»
han despertado en mi memoria
cosas algo extrañas de mi ayer
Antología Poética 239

como vivir en una comarca


donde gastaban su sombrero los hacheros
conocía sus ambiciones mínimas
producto de un árbol derribado
estando atento para cuando comentaban
no quiere llover, hace calor
y que yo intentaba llevar a mi verso
tal cual ellos lo decían
a la vez
sorprendíame los poemas de Paul Eluard
los cuentos de Maupassant, Anton Chejov, Gogol
no lograba entender a Saint John Perse
igual vibraba entero
hasta llegué a quedarme
por eso de la cortedad de mi olfato poético
sin «Una temporada en el infierno»
habitar donde no llegaba la radio
ni la televisión
ni los diarios
y tener que entendérmelas con León Tolstoy
entregándome el olor a la vida
Dostoyievski trayéndome la nieve encadenada
de la estepa siberiana
Nazim Hikmet
estremeciéndome con su canto encadenado
«Como en cuarenta idiomas se me imprime
pero en Turquía estoy prohibido
en mi propio idioma»
crecer donde no circulaban transportes como éste
en el que voy viajando
qué digo como éste tan moderno
si solo se andaba de caballo
y en esos mundos desolados
yo leía las «Elegías» de Rilke
240 Héctor David Gatica

los «Himnos de la noche» de Novalis


y entre himnos y elegías
escuchaba al hachero Alfredo Palma
hablándome de inmensos campos con miles de hectáreas
de añosos bosques de algarrobo, quebracho, tintitaco, retamos
sintiendo en sus palabras el olor a transpiración
que le daba el golpe del hacha
y a la par quedaba como en suspenso
ante el misterio atormentado
de Edgar Adan Poe
arrojaba junto a Eliot
entre «La poesía y los poetas»
y cuando el «Romancero Gitano» me enunciaba
«las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora»
me levantaba para saludar al carrero Facundo Velázquez
huésped de todas las huellas
desmontando de la madrugada
que era su mula sillera
y bebíamos un trago
con él y Omar Khayyam
«sepultadme en la taberna
bajo la mirada cariñosa de las botellas»
me tiraba en la siesta de Walt Whitman
«vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver como crece la hierba del estío»
sufría «Los heraldos negros»
«hoy no ha venido nadie
y hoy he muerto que poco en esta tarde»
oraba y resistía en «Carta al greco»
«dije al almendro
-Hermano, háblame de Dios.
Y el almendro floreció»
mientras tanto el chileno Vicente Huidobro
Antología Poética 241

me aconsejaba
«no cantes a la rosa
haz la rosa
no cantes a la lluvia
has llover»
y yo iba y hablaba de la hacienda sedienta
con el ganadero Alfredo Leyes
de las cabras matadas poe el león de acuerdo a
cálculos del puestero Manuel Flores
de los zorros entrampados y el buen precio de cueros
de iguanas y lampalaguas según el cazador Horacio Guardia
comentábamos del suicidio con el peruano José María Arguedes,
con Hemingway, Jack London, Césare Pavese
«Palabras no. Un gesto».
daba mi último adiós a Miguel Hernández
solicitándome desde su prisión
«despedidme del sol y los trigales».
cantaba himnos a la vida al aire libre
con Rabindranath Tagore
y abría surcos a la siembra con el arador Natividad Maldonado
me perdía en los milenios de la poesía china
«es que sólo tú has visto bajo la Gran Muralla
amontonarse los esqueletos de los muertos?»
y para la época de los ventarrones en los llanos
me transportaba a ese otro gran páramo
«-Voy para allá. Ya voy.
Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando
como si fuera un montón de piedras»
me sentía alucinado ante «El lobo estepario»
o bien me iba a visitar a Don Luis Fernández el carbonero
solo en la soledad del campo
quemando su risa en las troneras de los hornos
leía tres veces «El viejo y el mar»
tres «La isla del tesoro»
242 Héctor David Gatica

y era como si alcanzara mayor profundidad cada vez que


veía a Pedro Berón cavar un pozo balde buscando el agua
de la vida... y de su muerte.

Ese ha sido mi ayer


que hoy he recordado en este viaje
mi extraño ayer
leyendo en esos territorios poco menos que ocultos a
la mirada de Dios a poetas tan lejanos como famosos
y viviendo entre hombres de hacha y látigo
tan pero tan ignorados
como de sudor cercano.

Listado en el cual figuraban los siguientes nombres, entre otros: GRE-


CIA: Nikos Kazantzaki; PERSIA: Omar Khayyam; AUSTRIA: Ztefan Zwig;
LA INDIA: Rabindranath Tagore; TURQUIA: Nazim Hikmet; ITALIA:
Césare Pavesse; ALEMANIA: Goethe, Herman Hesse, Novalis, Graham
Greene; CHECOSLOVAQUIA: Franz Kafka, Rainer María Rilke; RUSIA:
León Tolstoy, Anton Chejov, Fedor Dostoievski, Gogol; INGLATERRA:
Oscar Wilde, Carlos Dikens, S. T. Eliot; FRANCIA: Honorato de Balzac,
André Bretón, Teilhard de Chardin, Saint Exupéry, Paul Eluard, Gustave
Flaubert, Lubics Milosz, Maupassant, Jackes Prevert, Arthur Rimbaux,
Paul Sartre, Paul Valery; ESPAÑA: Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Vi-
cente Alexandre, Miguel Hernández, Antonio Machado, Pedro Salinas;
E.E.U.U.: William Falkner, Hernesto Eminway, Walt Whitman, Edgar
Adan Poe; GUATEMALA: Miguel Angel Asturias; NICARAGUA: Er-
nesto Cardenal; MEXICO: Juan Rulfo, Octavio Paz; CUBA: Nicolás
Guillén, Alejo Carpentier; PERU: José María Arguedas; URUGUAY: Juan
Carlos Onetti, Eduardo Galeano, Mario Benedetti; CHILE: Vicente
Huidobro, Pablo Neruda.
Asimismo algunos poetas argentinos, ninguno paraguayo no boli-
viano, que en la década del 60 conocí personalmente en las giras que
realicé por América con mi revista Poesía Amiga.
Antología Poética 243

INDICE
244 Héctor David Gatica
Antología Poética 245

ÍNDICE GENERAL

DEDICATORIA ................................................................................... 4

BREVE BIOGRAFÍA .......................................................................... 5


PREMIOS - DISTINCIONES ............................................................... 6
BIBLIOGRAFIA .................................................................................. 7
LIBROS PUBLICADOS ...................................................................... 7
REVISTAS ......................................................................................... 8
GRABACIONES ................................................................................. 8
RECITALES Y CONFERENCIAS........................................................ 9
DVD ................................................................................................... 9

REDONDEANDO ............................................................................. 10

MEMORIA DE LOS LLANOS

MEMORIA DE LOS LLANOS ........................................................... 13


DOCE EDICIONES .......................................................................... 14
BREVE CONSIDERACION .............................................................. 16
RECONOCIMIENTO ......................................................................... 18
TESTIMONIOS ................................................................................. 21

PRIMERA PARTE ............................................................................ 24


CANCION DE AGOSTO ................................................................... 25
BURRO ............................................................................................ 28
CABALLO ........................................................................................ 30
TIEMPOS BRIOSOS ........................................................................ 30
LA VEJEZ ........................................................................................ 30
PERRO ............................................................................................ 31
TIEMPOS BRAVOS ......................................................................... 31
246 Héctor David Gatica

LA VEJEZ ........................................................................................ 31
SOMBRAS ...................................................................................... 32
ALAMBRADOR ................................................................................ 33
HOMBRE Y PAJARO Y FLOR ......................................................... 35
RIOJA ESCONDIDA ........................................................................ 37
JUAN FACUNDO QUIROGA ........................................................... 38

SEGUNDA PARTE ........................................................................... 39


LA TUMBA DE PEDRO BERON ....................................................... 40
AGUSTIN ALDECO .......................................................................... 45
HACHERO ....................................................................................... 47
CARBONERO .................................................................................. 49
CARRERO ....................................................................................... 52
CAMPERO ...................................................................................... 56
CHUCARO ....................................................................................... 57
GUITARRA ....................................................................................... 58
LA SEQUIA ...................................................................................... 60
LA LLUVIA ....................................................................................... 63
LA VIEJA GUITARRA ....................................................................... 64

TERCERA PARTE ............................................................................ 67


LA INFANCIA .................................................................................... 67
LIMITES Y PUNTOS CARDINALES ................................................. 68
DE MI INFANCIA EN VILLA NIDIA .................................................... 68
ESE MUNDO ................................................................................... 71
LA COSECHA .................................................................................. 73
LOS TROMPOS ............................................................................... 74
LA ABUELA ..................................................................................... 75
CAZANDO ........................................................................................ 77
CAYETANO ...................................................................................... 79
JUGANDO ........................................................................................ 80
LA PANCHA ..................................................................................... 82
LOS CABALLOS .............................................................................. 83
DON DIEGO ..................................................................................... 85
RETORNO ....................................................................................... 87
LA CASA ......................................................................................... 89
Antología Poética 247

LOS DIAS DEL AMOR

LOS DIAS DEL AMOR ..................................................................... 95


SOBREVIVIENTE ............................................................................ 96
TU PAIS ........................................................................................... 97
ENTONCES ..................................................................................... 98
ORIGENES ...................................................................................... 99
ENCONTRADA .............................................................................. 100
CONTIGO ....................................................................................... 101
CARTA A TU NOMBRE, NOELIA ................................................... 103
TU VINCHA .................................................................................... 104
UN PETALO PARA TI ..................................................................... 106
EL COMPROMISO ........................................................................ 107
LA BODA ....................................................................................... 108
DESDE UN SILBIDO ...................................................................... 110
LLEGADA DEL HIJO ...................................................................... 112
MEDIAS PALABRAS ..................................................................... 113
JUNTANDO CARACOLES .............................................................. 114
SOLOS .......................................................................................... 116
EL COLOR AMARILLO................................................................... 118
UN CUENTO .................................................................................. 119

HIMNOS FARISAICOS

HIMNOS FARISAICOS o EL CANTO DE LAS MANOS .................. 121


CARTA PROLOGO ......................................................................... 122
CANTO HUMANO .......................................................................... 122
A MANERA DE INTRODUCCIÓN .................................................... 125

PRIMERA PARTE .......................................................................... 126


DESDE LA BIBLIA HASTA EL TEMPLO ......................................... 126
EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN ................................................... 126
VERSÍCULO DE LA NEGACIÓN .................................................... 128
EPÍSTOLA A DIOS ......................................................................... 130
LA CENA DEL SEÑOR ................................................................... 132
SALTERÍO DEL ADIÓS .................................................................. 134
248 Héctor David Gatica

APOCALIPSIS DE LA AMISTAD .................................................... 136


PROVERBIO DEL SILENCIO ......................................................... 138
EDIFICACIÓN DEL TEMPLO ......................................................... 140

SEGUNDA PARTE ......................................................................... 142


LA CASA ....................................................................................... 142
ALUMBRAMIENTO DESDE EL BARRO ................................... 142
COMPROMISO EDIFICADO ..................................................... 143
LA CASA .................................................................................. 144
DOLOR COLLA .............................................................................. 148
SILENCIO QUECHUA .................................................................... 150

PAIS DESVELADO

PAIS DESVELADO ........................................................................ 152


AMERICA DESDE AQUI ................................................................ 154
TU GRITO ...................................................................................... 156
MUJER VIOLADA .......................................................................... 159
CUANDO LA VIÑA SEA TUYA ........................................................ 161
CANTO TOTAL ............................................................................... 164
SOLO UNA CARTA ........................................................................ 169
APENAS UNOS TESTIMONIOS .................................................... 171
BAJO TIERRA ................................................................................ 177
DE COMO UNO NO SABE CUANTAS
MUERTES LE QUEDAN DE VIDA ................................................. 179
LA NOCHE EN QUE ESE GOLPE LLEGUE A MI PUERTA ............ 180
QUE TRATA DEL ORÍN DE LA LEY DE SEGURIDAD .................... 182
EN ESTE PAÍS LO ÚNICO QUE SE
PUEDE EDITAR ES EL MIEDO ..................................................... 184
LOS GERANIOS DE LA URSULA .................................................. 185
TIENE DERECHO A ELEGIR: ........................................................ 186
¿CARIÑO O PAN? ......................................................................... 186
LOS LLEVARON A TODOS ............................................................ 187
SOLO SALGO DE VISITA .............................................................. 188
POR ALGO HA DE SER ................................................................ 191
EL DIA DEL ESCRITOR ENTRE CERROJOS ................................ 192
Antología Poética 249

LOS SEPULTARON EN EL SILENCIO DE DIARIOS Y RADIOS ..... 193


PREGUNTE EN LA MORGUE ........................................................ 194
DESNUCADO ESTÁ DIOS ............................................................. 195
AHI NO LLEGA LA VOZ POR EL TELEFONO ................................ 198
PAJAROS EN LIBERTAD ............................................................... 199
LOS ALMUERZOS NUESTROS DE CADA DIA .............................. 200
ME ESTAN POR MATAR Y NO TENGO A QUIEN CONTARSELO . 201
AQUEL CRISTO NEGRO QUE AYER SACARON DE TU CELDA .. 203
CONVERSANDO CON TU AMIGO DAVID ...................................... 205
LOS ESPERO OCHO AÑOS ......................................................... 207

CANTATA RIOJANA

CANTATA RIOJANA ....................................................................... 209


DATOS BREVES ........................................................................... 210
GLOSARIO .................................................................................... 211
CANTO FUNDACIONAL DE LA RIOJA ........................................... 213
LA MALOCA .................................................................................. 214
UN SANTO DE MADERA DE NARANJO ....................................... 216
INVOCACION A LAS DIVINIDADES DIAGUITAS ............................ 217
LAS MADRES ABORIGENES ........................................................ 219
EL REPARTO DEL AGUA .............................................................. 220
EL CANTO POPULAR ................................................................... 221
ODA A LOS CAUDILLOS ................................................................ 222
VIDALA DEL EXODO ..................................................................... 226
VIDALITA DE LOS CREADORES ................................................... 227
SERENATA A LA CIUDAD DE LOS AZAHARES ............................. 229
CHAYA FINAL ................................................................................ 231

LO QUE NO VA A QUEDAR

LO QUE NO VA A QUEDAR ........................................................... 235


EL VIAJE ....................................................................................... 236
250 Héctor David Gatica
Antología Poética 251

Se terminó de imprimir en Enero de 2008


252 Héctor David Gatica

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