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UNIDAD 7: Constantes vitales y procedimientos de medición

El funcionamiento de algunos sistemas de nuestro organismo se detecta a través de diferentes signos que nos permiten
evidenciar que la vida continúa. Estos signos vitales se relacionan con una serie de parámetros fisiológicos como son:
TEMPERATURA, RESPIRACIÓN, PULSO, TENSIÓN ARTERIAL Y PRESIÓN VENOSA. Se pueden medir y los valores obtenidos es
lo que entendemos por constantes vitales. Cuando las constantes vitales se alejan de valores considerados normales,
constituyen una señal de alerta de enfermedad o un mal funcionamiento de algún sistema vital. Es importante conocer
cuáles son los valores que se consideran normales y saber que estos valores cambian según las circunstancias individuales:
edad, sexo, actividad…
Para condiciones normales y de salud en adultos, como valores normales que mencionamos en el párrafo anterior, se
aceptan los comprendidos en un intervalo
que es el que aparece en la tabla siguiente:

Observa en la siguiente tabla como varían, según las edades, algunas de las constantes vitales en niños y compara estos
valores con los dados para adultos en la tabla 1:

En la tabla 2 se puede observar que a menor edad en niños, la frecuencia cardiaca es mayor, al igual que la frecuencia
respiratoria. Sin embargo la presión arterial es más baja.

La temperatura
Cuando medimos la temperatura corporal lo que se calcula es el grado de calor interno del cuerpo humano como
consecuencia del equilibrio entre el calor producido y el que pierde el organismo.
El centro regulador de la temperatura está en el hipotálamo.

Los valores normales en un adulto sano oscilan entre los 36-37 ºC, que podemos medir con un termómetro clínico. La
temperatura en ancianos suele estar disminuida, mientras que en los recién nacidos, debido a su inmadurez y a la falta de
grasa bajo la piel, se ven más afectados por cambios extremos de temperatura.
La mayoría de las bacterias o virus que causan infecciones en el cuerpo humano sobrevi- ven a 37 ºC, de tal manera que al
elevarse la temperatura en el organismo por encima de esta cifra, se consigue que disminuya la supervivencia de bacterias y
virus. Por otro lado, la fiebre activa al sistema inmunitario del cuerpo para fabricar más glóbulos blancos, anticuerpos y otros
agentes que luchan contra las infecciones. Así pues se puede decir que la fiebre es una autorregulación de nuestro
organismo, que se activa como mecanis- mo de defensa a las infecciones y a los procesos inflamatorios.

o Medición de la temperatura
Por encima de los 38º C, consideramos que la persona “tiene fiebre”(hipertermia o pirexia); hasta los 38º hablamos de
febrícula. Resulta peligroso cuando la temperatura se eleva por encima de los 39 o 40 grados, pudiendo producir
convulsiones sobre todo en niños. Si llega a los 42 grados puede ocasionar un daño cerebral irreversible.
La temperatura también puede disminuir por debajo de los 36ºC y entonces decimos que la persona sufre hipotermia; esto
se puede deber, además de la exposición al frío, a causas tóxicas, endocrinas, medicamentosas o quemaduras de gran
extensión.

Factores que modifican la temperatura


Hay diversas causas por las que nuestra temperatura puede variar:
1 Edad: Los cambios externos les afecta mucho a los recién nacidos, mientras que la temperatura en los ancianos, como ya
dijimos, suele estar disminuida.
1 Hora del día: La temperatura en general es mayor por la tarde y menor de madrugada.
1 Sexo: En las mujeres según el ciclo menstrual se eleva 0,3 – 0,5 ºC.
1 Ejercicio físico: Incrementa la temperatura por la actividad muscular.
1 Estrés: La temperatura aumenta con las emociones intensas.
1 Enfermedades.
1 Abrigo e ingesta de alimentos fríos y calientes.

Aparatos de medición de la temperatura


La temperatura se mide con un termómetro clínico. En el mercado existen diferentes tipos de termómetros clínicos, algunos
de ellos son los que aparecen en las figuras 2 y 3.

Probablemente conozcas el de mercurio, que se está sustituyendo por el digital, debido al riesgo de contaminación
ambiental y lesiones que produce cuando se rompe.

Hoy en día un método alternativo útil es el termómetro de rayos infrarrojos.

Otro termómetro que funciona por infrarrojos es el que aparece en la figura 4, que se coloca en la
frente del paciente y registra la temperatura digitalmente.

Suele utilizarse en termómetros timpánicos como el de la figura 5. Pueden llevar una funda desechable para introducir en el
oído. Registran toma en 1-2 seg.
En el termómetro sonda como el de la figura 6, los valores se registran en un monitor. Se utiliza en casos de pacientes con
temperaturas extremas, tanto por encima como por debajo de los valores normales.

Procedimiento de medición de la temperatura

La temperatura se puede tomar en 4 zonas: la axila, la boca, el recto y el tímpano.


Los valores en la boca o en el recto aumentan 0,5 ºC respecto a los tomados en las axilas.

Para cada uno de los procedimientos de medida de la temperatura que verás a continuación y en el caso de utilizar un
termómetro de mercurio como instrumento de medida, se deben al principio del procedimiento seguir los siguientes pasos:
1 Lavar las manos y poner guantes.
1 Preparar el material y llevarlo al lado del paciente.
1 Informar al paciente de la técnica que se le va a realizar y preservar su intimidad.
1 Bajar la columna de mercurio por debajo de 36ºC. Para ello se debe sujetar el termómetro entre los dedos pulgar e índice
por el extremo opuesto al bulbo y sacudirlo realizando movimientos secos y hacia abajo con la muñeca. Teniendo cuidado
de no golpearlo contra ningún objeto, puesto que este tipo de termómetro se rompe con mucha facilidad.
Actualmente en desuso, por su fragilidad y toxicidad del mercurio.

Colocar al paciente decúbito supino o sentado (sedestación) para tomar la temperatura oral y axilar. Lateral derecho o
izquierdo para la temperatura rectal e inguinal (en la ingle).
1 Colocar el termómetro al paciente siguiendo los métodos que verás más adelante para cada localización.
Para terminar el procedimiento de medición de la temperatura:
1 Retirar el termómetro y leer la temperatura marcada, manteniendo el termómetro a la altura de los ojos.
1 Acomodar al paciente.
1 Recoger el material; bajar nuevamente el nivel de mercurio, lavar el termómetro con agua fría y un antiséptico, secarlo y
guardarlo.
1 Lavarse las manos.
1 Anotar en una hoja los valores para su registro en la gráfica de hospitalización del Paciente.

Material
El material empleado para todas las mediciones es:
1 Termómetro.
1 Gasas.
1 Desinfectante.
1 Hoja.
1 Bolígrafo.
A. Medición de la temperatura axilar
Es el método más empleado. Para realizar las mediciones en esta zona, se emplean los termómetros digitales.
El procedimiento a seguir es el explicado anteriormente, especificando la colocación en la axila. Procedimiento en la axila:
1 Comprobar si la axila está húmeda y si es así, limpiarla y secarla con una gasa, dejarla libre de ropa.
1 Colocar el bulbo del termómetro en el centro de la axila y cruzar el brazo del paciente sobre el tórax, ayudándole en caso
necesario.
1 Mantener el termómetro puesto entre 5 y 10 minutos.
B. Medición de la temperatura oral
Este método está contraindicado en menores de 6 años y pacientes agitados e inconscientes. Algunos ejemplos de enfermos
a los que nunca se les mediría la temperatura en esta zona son los que utilizan mascarilla de oxígeno, con dificultad para
respirar o riesgo de convulsiones.
Para realizar las mediciones en esta zona, se emplean los termómetros digitales. Como la temperatura oral es 0,5 ºC
superior a la axilar, en el registro será necesario especificar la zona de medida, sino es la habitual.
El procedimiento sigue los pasos generales explicados anteriormente, y sólo se modifica en lo relativo a la colocación en la
boca.

Observa en la figura 8 como está situado el termómetro. Procedimiento en la boca:


1 Colocar el bulbo del termómetro por debajo de la lengua del paciente.
1 Pedir al paciente que sujete el termómetro con los labios cerrados. No morderlo.
1 Esperar 4-6 minutos.

C. Medición de la temperatura rectal


Es la más exacta pero la más incómoda. Como en el caso de la medida de la temperatura en la zona oral, la temperatura
rectal es 0,5 ºC mayor que la temperatura axilar.
Suele emplearse en lactantes y cuando las demás no se puedan utilizar. Está indicada en enfermos en estado de coma.
Como en los casos anteriores, el procedimiento a seguir coincide en los pasos generales explicados anteriormente, y sólo se
modifica en lo específico de la ubicación.
Procedimiento en el recto:
1 Con el paciente decúbito lateral, lubricar el bulbo del termómetro.
1 Separar los glúteos con una mano para visualizar el ano e introducir el termómetro en el recto unos 3 cm.
1 Mantener el termómetro puesto de 1 a 3 minutos.
D. Medición de la temperatura timpánica
Este método de obtención de la temperatura corporal es muy cómodo y muy útil, en general para todos los pacientes.
Permite obtener una temperatura similar a la temperatura central del organismo, debido a que la membrana timpánica está
en el fondo del conducto auditivo externo y prácticamente no se ve influido por los cambios de temperatura externos. Suele
emplearse en servicios de urgencia y hay centros sanitarios que lo utilizan en todas sus áreas o servicios.
Procedimiento en el tímpano:
1 Colocar la funda desechable en el termómetro timpánico y seleccionar el funcionamiento del termómetro.
1 Introducir el termómetro en el conducto auditivo externo y asegurarse de que el cono con el sensor está bien introducido.
Para ello, de debe colocar el termómetro ligeramente inclinado un poco hacia arriba y hacia delante.
1 A los pocos segundos suena una alarma acústica que indica que ya se puede quitar.
1 Retirar la funda y apagar el termómetro.

La respiración
La respiración es un signo vital, su presencia nos anuncia la existencia de vida y la observación de anomalías en sus
características podrá servir como señal de alerta en el funcionamiento del organismo.
La respiración es la función mediante la cual el organismo introduce aire rico en oxígeno en los pulmones y elimina aire rico
en anhídrido carbónico, es decir, realiza un intercambio de gases.
En la Fig. 11 se representan los movimientos de: como al tomar aire el tórax se expande y al expulsarlo, los músculos del
tórax se relajan

Al observar la respiración se deben tener en cuenta varios factores:


1 Cuando decimos que medimos la respiración en realidad estamos midiendo cuántas veces respiramos por minuto, es
decir su frecuencia. Lo que hacemos, entonces, es medir ciclos respiratorios compuestos de inspiración y espiración, en un
cierto tiempo.
La frecuencia respiratoria normal de una persona en reposo, y sin tener conciencia de estar respirando (es decir, sin pensar
en “tener que respirar”, sino haciéndolo automáticamente), es de 12 a 16 rpm (respiraciones por minuto) para los adultos y
en los niños se ve aumentada la frecuencia de 3 a 10 rpm, según la franja de edad, de manera que a menor edad la
frecuencia respiratoria aumenta.
1 El ritmo, que debe ser constante entre inspiración y espiración. Así podremos distinguir entre ritmos regulares e
irregulares.
1 La profundidad, que se refiere al volumen de aire que entra y que sale en cada respiración. Puede ser profunda o
superficial.
Cuando se modifican la frecuencia, el ritmo o la profundidad de la respiración, entonces aparecen alteraciones que pueden
ser señales de problemas en el organismo. Algunas de estas alteraciones observables son:
1 Taquipnea: ocurre cuando la frecuencia respiratoria es mayor de 24 rpm.
1 Bradipnea: es una disminución de la frecuencia respiratoria normal a valores menores de 12 rpm.
1 Apnea: es una ausencia transitoria de la respiración. La enfermedad más característica es la apnea del sueño, donde se
producen interrupciones de la respiración nocturnas de varios segundos, que a veces se acompañan de ronquidos.
1 Disnea: se presenta cuando existe dificultad para respirar. Puede ser debido tanto a la falta de respiración al realizar un
esfuerzo físico como a una insuficiencia cardiaca o una enfermedad pulmonar.
1 Hiperventilación: es una respiración rápida y superficial causada, la mayoría de las ve- ces, por ansiedad o pánico.
1 Ciertas patologías como meningitis, insuficiencia renal, acidosis metabólica, etc., pueden alterar los patrones normales de
respiración; en estos casos podemos encontrar patrones respiratorios tipo Cheyne-Stokes, Biot, etc.

Medición de la respiración
En líneas anteriores advertimos que la consciencia de la propia respiración podía ser un elemento de alteración de la misma.
Si el paciente no debe enterarse de que se le está midiendo la respiración, para que no se le altere, ¿cuándo se podrá
realizar la medida?,

A. Material
El material necesario es muy sencillo.
1 Reloj segundero.
1 Hoja.
1 Bolígrafo.

B. Procedimiento
El procedimiento a seguir nos dará respuesta a las preguntas antes planteadas:
✓ Lavar las manos y poner guantes.
✓ Con el paciente acostado en decúbito supino, se debe quitarle las ropas o descubrir la zona a observar.
✓ Se coloca el antebrazo del paciente sobre el tórax a la vez que se le coge la muñe- ca. Esto permitirá al sanitario
sentir mejor los movimientos respiratorios y, a la vez, distraer la atención del paciente (pensará que se le está
midiendo el pulso radial, de manera que no se verá alterada su respiración)
✓ Contabilizar el número de respiraciones por minuto que realiza un paciente se cuenta el número de ciclos
completos (una respiración consta de una inspiración seguida de una espiración) durante un minuto. En casos graves
de dificultad respi- ratoria en los que el paciente no es capaz de movilizar el tórax se observarán los movimientos del
abdomen.
El pulso arterial
Coloca tu dedo índice sobre la parte anterior y externa de la muñeca de la mano contraria, presionando suavemente, sin
cortar el paso, hasta que detectes el bombeo de tu sangre. Lo que aprecias cuando comprimes la arteria (Fig.13) es el pulso
arterial, la oleada de sangre que sale del corazón (ventrículo izquierdo) cuando se contrae expelida hacia las arterias. Existen
tantas contracciones cardiacas como pulsaciones.
Así pues, midiendo el pulso a través de las arterias se pueden cuantificar el ritmo y la frecuencia cardiaca.
El ritmo determina si el pulso es regular o irregular (arrítmico) y la frecuencia expresa el número de latidos del corazón en
un minuto.
A la hora de evaluar las constantes vitales de una persona, los valores que se consideran normales en el pulso de un adulto
oscilan entre 60-80 ppm (pulsaciones por minuto). En niños la frecuencia cardiaca es mayor, sus valores son los que
aparecen en la tabla 2 del primer apartado de esta unidad.
Además de la frecuencia y el ritmo otra señal de la normalidad del pulso se obtendrá de la observación de la intensidad.

La intensidad es la fuerza con que se bombea la sangre en cada latido, en el pulso normal se aprecia como lleno y fuerte. Si
se aprecia con dificultad, se llama pulso débil.
Cuando todos estos valores y datos de normalidad se modifican, se producen alteraciones en el pulso, que como en el caso
de la respiración pueden ser señales de alerta en el organismo. Alguna de estas alteraciones son:

✓ Taquicardias: Aumento de la frecuencia cardiaca por encima de 100 ppm. Los sín- tomas pueden ser palpitaciones
(la sensación táctil del latido cardiaco), mareos o insuficiencia respiratoria.

✓ Bradicardia: Disminución de la frecuencia cardiaca por debajo de 60 ppm. Algu- nos tipos de bradicardia no
producen síntomas, mientras que otros sí, tales como desmayos, mareos o dolor en el pecho.

✓ Arritmia: Alteración del ritmo cardiaco. Algunas veces no provoca síntomas y otras produce temblor, palpitaciones
en el pecho, sensación de ahogo o dolor torácico.

Zonas de medición del pulso arterial

Distinguimos dos tipos de pulsos: el pulso periférico y el pulso central.


✓ El pulso periférico se puede tomar en la arteria radial, arteria humeral y en el dorso del pie.
✓ El pulso central se puede detectar en la arteria carótida, en la arteria femoral y en el corazón.
Se consideran pulsos centrales: el apical, el carotídeo y el femoral, aunque la situación o localización de estos últimos sea en
realidad “periférica”. La localización de ambos es básica, sobre todo en situaciones graves, en las cuales el paciente sufre
hipotensión o incluso parada cardiorrespiratoria (su corazón deja de latir y deja de respirar).

En el siguiente esquema se te presenta una clasificación de las zonas de medición de los dos tipos de pulsos:
CLASIFICACIÓN DEL PULSO
A

Periférico Central

Radial: Apical:
Es el pulso más utilizado Se toma para comparar el pulso radial, ante
por tener una localiza- irregularida- des, o en caso de pulso débil. Se
ción más accesible. Se localiza en el ápex o punta del corazón. Para ello se
detecta en la cara interna ausculta al paciente a unos 7 – 8 cm del esternón
de la muñeca sobre el hacia el 5 º- 6 º espacio in- tercostal en el adulto.
hueso radial.
En el niño, entre 7 – 9 años se
localiza entre el 4 º - 5 º
espacio intercostal.
Humeral:

Esta es la arteria donde se En el niño entre 4- 6 años en el 5 º


toma la tensión generalmente. espacio intercostal, a la altura de
Se emplea línea media clavicular. En el niño
en niños. También de menor de 4 años, en el 4º espacio
usa como segunda opción intercostal más a la izquierda de la
Carotídeo:
a la toma del pulso radial.
Su toma es frecuente cuando
Se palpa en la cara interna del
hay una parada cardiaca y
músculo bíceps del brazo o en
cuando no se detectan otros
la parte media de la zona ante-
puntos.
cubital. Se presiona sobre el
Pedio: Se sitúa en la zona lateral del cuello
Este pulso se detecta en entre la tráquea y el músculo
el dorso del pie hacia la Femoral:
mitad en sentido transversal. Se toma más frecuentemente en
Se palpa siguiendo la línea los niños y en los pacientes que
imaginaria entre el pulgar y el se encuentran en coma o incons-

segundo dedo del pie. cientes.

Se palpa, aproximadamente en la
línea media de la ingle (al lado del
Medición del pulso arterial
ligamento inguinal), presionando la
A. Material arteria sobre el hueso coxal.
✓ Fonendoscopio (para pulso apical).
✓ Reloj segundero.
✓ Hoja.
✓ Bolígrafo.
B. Procedimiento
Para la medición de los pulsos femoral, braquial y pedio, se sigue el mismo procedimiento que para el pulso radial,
localizando la zona concreta en cada caso y adoptando las posiciones adecuadas.
Para el pulso femoral y pulso pedio la posición a adoptar será decúbito supino. Este procedimiento lo lleva a cabo la/
enfermera/o. Los paso comunes a seguir son:
1 Lavar las manos y poner los guantes.
1 Explicar al paciente lo que se le va a hacer y pedir su colaboración.
1 Colocar al paciente en la posición adecuada.
1 Elegir la arteria de palpación: Radial, Carótida, Apical, Femoral…
1 Contabilizar las pulsaciones.
1 Anotar en la hoja de registros: nº de pulsaciones por minuto, ritmo e intensidad.
Las variaciones de la medición según la localización podemos observarla en tabla de la página siguiente:

La tensión arterial
La tensión arterial es la presión que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cuando se toma la tensión arterial a
un paciente, lo que se mide es la fuerza con que fluye la sangre a través de las arterias.
La figura 15 refleja las condiciones de normalidad en la tensión arterial en base a dos factores determinantes: el diámetro
interno del vaso sanguíneo y la cantidad de sangre que fluye por los vasos. Observa cómo en los casos en que la tensión es
alta, varían estos factores.
Para comprender el concepto de tensión arterial es necesario que retomes de la unidad anterior las nociones de ciclo
cardiaco, sístole y diástole.

Cuando el corazón late, impulsa a la sangre hacia las arterias y se ejerce una fuerza contra las paredes de los vasos (aumenta
la presión dentro de éstas), por lo que se produce una presión máxima llamada presión sistólica. Entre latido y latido, el co-
razón se relaja, se llena de sangre, y la presión dentro de las arterias disminuye, a esta presión mínima la llamamos presión
diastólica. Por esto medimos dos valores uno de presión máxima y otro de presión mínima. En un adulto normal estos
valores oscilan entre 140-120 mmHg para la presión sistólica y 90-60 mmHg para la presión diastólica, y por ejemplo, en el
caso de una persona que tuviera una presión sistólica de 130 y una presión diastólica de 70, decimos que tiene una tensión
13/7 (mmHg).
Cuando los valores están por encima de los normales hablamos de hipertensión y cuando están por debajo de hipotensión.
Si durante un control de constantes vitales medimos la presión durante varias tomas y la tensión está por encima de los
valores normales, es decir mayor de 140/120 mmHg de sistólica y además o independientemente una presión diastólica
igual o superior a 95 mmHg entonces se dice que la persona sufre hipertensión.
La hipertensión se considera un factor de riesgo que predispone a la aparición de enfermedades cerebrales, cardíacas y
renales.
Se sabe que la tensión suele aumentar con la edad. Esto se debe a que las arterias se vuelven más rígidas con los años y son
menos capaces de dilatarse y contraerse, por lo que aumenta la presión en su interior. Prueba a comparar tu tensión con la
de algún miembro de la familia de mayor edad, ¿se cumple esta relación?
Cuando hay una disminución reiterada durante varias tomas de los valores de presión, por debajo de 80/60 mmHg de
sistólica y de 40/20 mmHg en la diastólica, entonces la persona puede sufrir hipotensión. Un tipo de hipotensión es la
denominada ortoestática que consiste en una bajada brusca de presión, como consecuencia de un cambio brusco de
posición.
La hipotensión puede ser causada por exceso de calor, problemas cardiacos, efectos secundarios de medicamentos, cambios
rápidos de posición, etc. Con la tensión baja se pueden sentir mareos o falta de fuerzas.

Medición de la tensión arterial


Para empezar diremos que la medida de la tensión puede hacerse mediante:
Método directo o invasivo, a partir de la colocación previa de un catéter venoso con el que se mide la presión en la arteria.
Este método lo verás más adelante en esta unidad.
Método indirecto que es el más utilizado y pa- ra el que se necesita un esfigmomanómetro y un fonendoscopio.
A. Aparatos de medida
Los esfigmomanómetros pueden ser:

✓ Esfigmomanómetros manuales como el esfigmomanómetro aneroide o el de mercurio y automáticos como el


esfigmomanómetro digital.
✓ El esfigmomanómetro o tensiómetro manual, consta de un manguito con una bolsa de goma que se llena de aire y
que está recubierta por una tela. Tiene dos tubos de goma; uno que comunica con la pera que insufla el aire al
manguito; el otro tubo conecta el manómetro e indica la presión del aire. El manguito se adapta alrededor del
brazo, empleando la talla adecuada para efectuar lecturas correctas y evitar errores en sus valores. Existen varios
tipos de esfigmomanómetros manuales:
✓ El aneroide (figura 16), consta de un circuito de aire que ejerce la presión sobre una esfera graduada con una aguja
que señala los valores de presión arterial.


✓ El de mercurio (figura 17), contiene un depósito de mercurio líquido con una escala graduada entre 0 y 300 mmHg.
Es el más fiable por su simplicidad.
✓ 1 Esfigmomanómetros automáticos, como el que aparece en la figura 18, miden la tensión y el pulso
conjuntamente. Estos son muy cómodos y precisos, si están bien calibrados.

✓ El fonendoscopio que utilizábamos para medir el pulso, también se utiliza para medir la tensión, pero solo en el
método auscultatorio que verás más adelante. Según la figura 20, se compone de tubo, arco y olivas además de la
campana. (Observa el detalle). La campana suele tener dos caras: una para los sonidos de alta frecuencia (sonidos
cardiacos anormales, presión arterial, etc.) y el diafragma para los sonidos de baja frecuencia (sonidos respiratorios,
intestinales, cardiacos normales, etc.). Hay fonendoscopios para medir la presión arterial alta, que tienen una
campana con una sola membrana o diafragma. El fonendoscopio se emplea junto con el esfigmomanómetro de
mercurio y el aneroide.
Material
1 Esfigmomanómetro.
1 Fonendoscopio (solo se utiliza para método auscultatorio)
1 Hoja.
1 Bolígrafo.

Método auscultatorio
1 Lavar las manos y poner los guantes.
1 Explicar al paciente lo que se le va a hacer.
1 Colocar al paciente sentado o decúbito supino, con el brazo apoyado y a la altura del corazón.
1 Pedir que se remangue la ropa o exponer el brazo y evitar las prendas que le opriman.
1 Colocar el manguito del esfigmomanómetro alrededor del brazo, por encima del pliegue cubital. Los tubos de goma deben estar en el
extremo distal de la arteria, siguiendo la dirección de ésta.
1 Colocar la membrana del fonendoscopio sobre la arteria humeral después de haber palpado esta última con la punta de los dedos. Situar la
membrana, 2 dedos (más o menos 3 cm) por debajo del manguito. Nunca situar la campana justo bajo el manguito pues da valores
erróneos.
1 Cerrar la válvula de la pera girando en el sentido de las agujas del reloj.
1 Insuflar aire en el manguito elevando la presión en su interior hasta valores de 20-30 mmHg superiores.
1 Reducir lentamente la presión abriendo un poco la válvula de la pera. El momento en el que se escucha un ruido agudo y claro, equivale a la
presión sistólica.
1 Seguir disminuyendo la presión del manguito y escucha los ruidos hasta que desaparezcan totalmente o cambien de tono; en este
momento se detecta la presión diastólica.
1 Deshinchar el manguito y retirarlo del brazo del enfermo.

Medición de la presión venosa central


Aunque el auxiliar de enfermería no puede medir este parámetro, debe tener el material preparado, ayudar en el desarrollo
del procedimiento, recoger al final el material utilizado y anotar los valores en una hoja.
Además de las constantes vitales descritas, es una determinación frecuente en pacientes ingresados en la UCI. Esta técnica
tiene por objeto medir en centímetros de agua la presión media en la aurícula derecha o vena cava.
Los valores normales de la presión venosa central en una persona adulta en condiciones de reposo son de: 6 – 12 cm de
agua en vena cava y 0 – 4 cm de agua en la aurícula derecha.

Balance de líquidos
El agua es vital para restituir las pérdidas de líquido en el suero sanguíneo y prevenir un espesamiento de la sangre
(hipovolemia). El aporte de agua asegura el flujo y con ello la función transportadora (oxigeno, nutrientes, calor, lactato,
CO2) de la sangre así como una buena irrigación de los tejidos periféricos y la refrigeración del organismo.
Los cuadros que siguen a continuación reflejan el equilibrio entre el volumen de líquidos aportado al organismo y el
volumen de líquidos perdido por el mismo.

En condiciones normales el balance de líquidos es cero, es decir, se ingresa la misma cantidad de líquido que se elimina.

Conocer el balance de entrada y salida de líquidos ayuda al médico a aumentar o disminuir las entradas o a favorecer o
interrumpir las salidas. El balance de líquidos se determina midiendo las cantidades que el paciente ingiere y elimina en 24
horas.
Por ello en ciertos pacientes, se debe saber con exactitud el volumen de líquidos que toman al día. Este es el caso de
enfermos que no pueden ingerir alimentos ni líquidos y están con sueroterapia (postoperados). En ellos se debe valorar los
líquidos ingeridos por vía oral (agua, leche, zumos de frutas, infusiones, sopas y cualquier alimento en estado acuoso);
además de las cantidades administradas por vía enteral (alimentación a través de sonda) y parenteral (sueros,
medicamentos, transfusiones…).
Para la medición de líquidos ingeridos se utilizan recipientes graduados o bien se dispone de una relación de volúmenes,
por ejemplo, un vaso de agua y un plato hondo con- tienen aproximadamente 200 mL.
Por otro lado, se deben valorar también las pérdidas a través de la orina, las heces, vómi- tos, drenaje de heridas,
hemorragias, procesos febriles, etc.; además de otras pérdidas, aparentemente inapreciables, como son las secreciones
(saliva, respiración o sudor).
Para la medición de las pérdidas apreciables se emplean recipientes graduados (recipiente de orina, bolsa de diuresis
_cuando se tiene sonda vesical_, copa de cristal graduada, etc.)
Al final del día se suman todas las cantidades parciales de los líquidos
Para realizar el balance total de líquidos se restan los ingeridos de las salidas
El balance positivo significa que hay mayor ingesta de líquidos que salidas, por lo que retiene líquidos. Y el balance negativo
que hay mayor salida de líquidos que entrada, por lo que una perdida prolongada en el tiempo daría lugar a una
deshidratación.

Gráfica de hospitalización

Los datos tomados de las observaciones que se realizan al paciente se registran en una gráfica hospitalaria.

El objetivo de la gráfica es proporcionar al equipo médico, de forma rápida y clara, la máxima información con respecto al
estado físico del paciente.
Hoy en día estos datos se informatizan junto a la historia clínica del paciente.
Aunque en cada centro hospitalario existen diferencias en el diseño y funcionamiento de su documentación, las gráficas
pueden ser:
1 Mensuales u ordinarias: se emplean en casi todos los servicios de hospitalización. Recoge datos todos los días durante
todo el periodo de ingreso, incluyendo tres controles (mañana, tarde, noche), durante 30 días de observación.
Se registran datos sobre: constantes vitales, tipo de dieta y peso del paciente, deposiciones, expectoración, terapéutica y
balance de líquidos.
1 Horarias o especiales: se utiliza en pacientes que deben ser controlados durante cortos periodos de tiempo. Por
ejemplo, pacientes de UCI, de la sala de reanimación, unidades coronarias, quirófanos, salas de urgencia o
postoperatorios. En este caso el registro de los datos se hace hora a hora, durante 24 horas.
Se registran datos de: constantes vitales (incluida siempre la presión venosa central), el balance de líquidos (con carácter
riguroso y detallado), analíticas y parámetros de la sangre, datos aportados por aparataje (respiradores, oxigenoterapia,
aspiraciones traqueo bronquial, monitores cardiacos, etc.), terapéutica, comentarios (en este apartado se anotan los datos
de interés relacionados con el paciente)
Cada centro hospitalario tiene sus propios modelos de gráficas, no obstante, a modo de ejemplo te presentamos un modelo
de gráfica ordinaria. Observa con atención las partes del mismo y los campos que se deben registrar.
1 Presión venosa central: se identifica como PVC. Cada intervalo es 1 unidad (líneas en horizontal). El color utilizado en la
gráfica es el negro y se señala con una pequeña circunferencia.
1 Frecuencia respiratoria: Se identifica como FR. Cada mínimo intervalo son 2 unidades. El color en la gráfica es negro.
1 Frecuencia cardiaca o pulso: se identifica como FC. La escala o líneas horizontales varían en 4 unidades. El color en la
gráfica es azul.
1 Temperatura: se identifica como Tª. Cada mínimo intervalo varía en 0,2 unidades. El color es rojo.
1 Presión arterial: se identifica como PA. El intervalo de la escala se incrementa en 10 unidades. Se registran la presión
máxima y mínima por separado, mediante una flecha. En este caso no se unen los puntos sino la toma sistólica y diastólica.
El color en este caso es verde.
1 Todo lo que se retira o suspende, se marca con dos líneas oblicuas de color rojo.
1 Los valores se registran en la parte de “representación de las gráficas” (ver modelo de gráfica adjunto), utilizando la escala
de la izquierda para cada constante vital se colocan puntos coincidiendo con el turno y el día correspondientes, que unidos
después permiten obtener la representación gráfica.
1 El registro del balance de líquidos, se hace en la parte derecha inferior. Se anota el volumen de líquidos para cada turno y
día. Se suman las entradas y se suman las salidas para cada turno. Se restan entradas y salidas, lo que nos da el balance
final. Que puede ser positivo, lo que quiere decir que las entradas superan al volumen perdido (retiene líquidos) o negativo
si las pérdidas superan a las entradas.

A modo de ejemplo:

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