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La expedición
de Gonzálo Jiménez de Quesada
al mar del sur y la creación
del Nuevo Reino de Granada
BANCO DE LA REPUBLICA
Colección Bibliográfica Banco de la República
Historia Colombiana
ISBN: 958-664-018-3
Editado por: Banco de la República
Diágramación e
Impresión: Editora Guadalupe Ltda.
Cra. 42 No. 10-57
Tel.: 269 05 32
A: lppolita
Mónica
Silvana Carolina
Ignacio Hipólito
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1
1
CONTENIDO
Pág.
Tablas............................................................................................... IX
Abreviaciones ........ .............................................................. ... .. ....... X
Prefacio ...... .. ......... .. ... .... .. ... ... ... ..... .. ....... .... ... .. .... ... ........... .. .. ....... .. . XIII
PARTE I
LA EXPEDICION
PARTE Il
LOS HOMBRES
VII
Pág.
5. Características Personales ............. .. .......... .... .... ........ ... ......... ... 283
Edad al llegar al Nuevo Reino .. ......... .... .................................. 283
Previa experiencia en Indias .. .. .... .. .... .. .. .. .. ... .. .. .. .. .. ... .. .. .. .. .. .... 284
Edad al morir................. ...... ............. .. .. ........ .......... .............. .. ... 289
Lugar de nacimiento ...... .. .. .. ................................ .... ............... .. 289
Rango social ................ :................... :.:... ... ... ... .. ..... ...... ..... ........ . 290
Instrucción ...... ..... .. .. ........................... .... ........ .... ... .. ...... ............ 293
Otras características ....... .. .. .. .......... .... ..................... .. .. .. ............ 294
Experiencia militar.. .. ................ .. .............................. .. ............. . 294
Cargos no militares durante la expedición .................. .... ....... 2,95
Parentescos entre sí .... .. ...... ... ........... .... .... ..... ........ ........ .... ........ 295
Minorías presentes en la expedición ............ ........................... 295
PARTE 111
LA LABOR COLONIZADORA
. 6. Los que Permanecieron .... :.... ......... .......... ... .. ,. .......... .......... .... .. 303
7. Fundación de ciudades .............................................. .............. . 306
8. Formación de familias .... ...... .. ................................ ................ .. 313
9. Actividades económicas ............................. :.......................... .. . q:~
Encomenderos .............. ... .. .... ...... .............. :... .... ·... .. ... .... .......... .. 321
Agricultores y ganadero .... ....... .......................... ............... ...... . 328
Comerciantes y Artesanos .... .................................................... . 329
Mineros y transportadores ...... ................... .. .·... ...................... .. 330
. Clérigos ...................................... ........... ........... ... ........... ............ .. 331
Escribanos y otros ...... ....... .... ... ........... ........... .. ,.... ................... . 331
10. Actividades política ................................................................. . 333
11 . Conclusiones ... ....................................... ...................... ........ ... .. 337
Bibliografía .. ........ ................ :........................... :.......... ....,.... .... ..... .. . 345
Indice Onomástico ........ i .. . ... ........................ . .. ......... .. ............... ... .. . 351
VIII
TABLAS
Pág.
IX
ABREVIACIONES
XI
FPS Fray Pedro Simón, Noticias historiales de la conquista de Tie-
rra Firme de las Indias Occidentales, 7 vols. (Bogotá, 1981-
1982)
GFO Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general y natural de
las Indias, 5 vols. (Madrid, 1959)
GHA Guillermo Hernández de Alba, "Primicia Documental del Ar-
chivo de la Ciudad de Bogotá," en Boletín Cultural y Biblio-
gráfico, 11:10 (Bogotá, 1968), pp. 64 a 65
JC Juan de Castellanos, Elegías de varones ilustres de Indias, 4
vols. (Bogotá, 1955)
JF Juan Friede, Gonzalo Jiménez de Quesada a través de docu-
mentos h.i stóricos (Bogotá, 1960)
JFO Juan Flórez de Ocariz, Genealogías del Nuevo Reino de Gra-
nada, 3 vols (Bogotá, 1943-1955). Para los árboles genealógicos
ver la edición príncipe, 2 vols. (Madrid, 1674-1676)
JMG José Manuel Groot, Historia eclesiástica y civil de la Nueva
Granada, 5 vols. (Bogotá, 1889-1893)
JRF Juan Rodríguez Freile, El carnero (Bogotá, 1977)
LFP Lucas Fernández de Piedrahita, Noticia historial de las_con-
quistas del Nuevo Reino de Granada, 2 vols. (Bogotá, 1973)
MAEM María de los Angeles Eugenio Martínez, Tributo y trabajo del
indio en la Nueva Granada (Sevilla, 1977)
MDR Moisés de la Rosa, "Los Conquistadores de los Chibchas," en
BHA XXXII-225 a 253
RR Raimundo Rivas, Los fundadores de Bogotá (Bogotá, 1923)
XII
PREFACIO
XIII
de Colombia y España, a saber: en Colombia, el Archivo Central del
Cauca en Popayán (ACC), el Archivo Nacional de Colombia en Bogotá
(ANC, ahora Archivo General de la Nación), el Archivo Regional de
Boyacá en Tunja (ARB ), los fondos notariales que reposan en estos dos
últimos, mas en las notarías de Vélez y Villa de Leyva. En España, en el
Archivo General de Indias (AGI), e/Archivo General de Simancas (AGS)
y algunos archivos parroquiales y notariales concentrados en Burgos y
en varias localidades anda/usas, incluído el Archivo Municipal de Sevilla.
Los fondos donde se encontraron mas documentos fueron: en ANC
Caciques e Indios, Criminales, Encomiendas, Historia Civil,
Misceláneas, Negros de Santande,; Real Audiencia de Cun.dinamarca,
Residencias de Boyacá, Residencias de Santande,; Testamentarias,
Tierras de Cundin.amarca, Visitas de Santander; en ARB en el Archivo
Histórico de Tun.ja y en los Libros de Cabildo de Tunja; enAGJ Audiencia
Santa Fe, Contaduría, Escribanía de Cámara, Indiferente General,
Justicia y Patronato. Las notas de este libro detallan los documentos de
donde se extractaron.
Una relación de don Gonzalo Jiménez ( "Memoria y Relación de
Todos los Conquistadores que Tienen Méritos en este Reino") y los es-
critos de los cronistas del siglo XVI (y parte del XVII) a saber: fray
Pedro Aguado, el clérigo Juan de Castellanos, Juan Rodríguez Freyle,
fray Pedro Simón y décadas mas tarde el escribano Juan Flórez de
Ocariz, el obispo Lucas Fernández de Piedrahita y fray Alonso de
Zamora, también contribuyeron sus irreemplazables datos a la recons-
trucción de las vidas de los compcuieros del licenciado Jiménez encon-
trados en esta obra.
Entre 'las fuentes impresas utilizadas en esta obra inerece especial
mención el grupo de biografías de 105 de esos hombres escritas por el
señor Raimundo Rivas ( a los cuales llama compañeros seguros de
Quesada) y que consignara en su obra Los fundadores de Bogotá (Bo-
gotá, 1923). Exceptuando una de estas biografías (la de Jorge Celi de
Alvear); escritas antes de que se encontrara el documento precioso so-
bre el reparto del botín que tuvo lugar en junio de 1538 entre todos los
173 compañeros del licenciado Jiménez que entonces estaban vivos, estas
continúan siendo tan buenas hoy como cuando las escribió. Aquí son
ampliadas, cuando es necesario, con aquellos datos sobre sus vidas o
sus actividades que ayudan a definir al típico conquistador y son redu-
cidas considerablemente alno describir detalladamente las acciones de
conquista y exploración en que participaron y que se encuentran en
otras fuentes publicadas. También se reducen considerablemente al no
incluír en ellas las datos genealógicos de los descendientes de esos con-
quistadores de segunda generación. en adelante, extractados por el se-
XIV
ñor Rivas de las Genealogías del Nuevo Reino de Granada escritas por
Juan Fl6rez de Ocariz y publicadas en 1674.
Agradezco las ayudas monetarias recibidas del Vining Davis/Curtis
Wilgus Research Grants, del Departamento de Historia de la University
of Florida en Gainesville y del Instituto de Cooperación Ibero-America-
no, que me ayudaron a llevar a cabo buena parte de mis investigaciones
en Colombia y España. Agradezco la gran colaboración de las señoras
Pilar Moreno de Angel, entonces directora del ANC, de Rosario Parra,
directora delAGI, y del doctor Jorge Palacios Preciado quien dirigía el
ARB, mas las de sus buenísimos grupos de colaboradores, quienes tan
gentilmente y con tanta paciencia siempre me han ayudado. Mucho debo
a mis antiguos profesores David Bushnell, Michael Gannon, David
Geggus, Murdo MacLeod, Lyle McAliste1; Michael Mosseley, Jeffrey
Needell y Darrett Rutman, por haber ampliado mi visión sobre la histo-
ria y la antropología. A Ippolita, mi esposa de toda la vida, gracias por
haberme oído y detectado muchos de mis errores; por los otros que se
pueden haber pasado, invoco la clemencia del lecto,:
XV
PARTEI
La Expedición
l. LA EXPEDICION AL MAR DEL SUR
1
La capitu lación de don Pedro Fernández de Lugo está tra nscrita en DIHC III-196 a 210.
FPA I-188 escribió que don Pedro llegó a Santa Marta con 1.200 hombres en 18 naves, ambos
números quizás exagerados. Sábese que las siguientes diez naves fueron contratadas, las
cuatro primeras en Sevilla, las otras seis en Tenerife: el galeón San Cristóbal, la nao Santa
María, la nao Sane ti Spiritus y el galeón La Magdal ena; las naves de Domenico Rizo, Antonio
Jove, Bartolomé de Fonseca y Alonso Núñez, mas la San Nicol6s, y la San Salvador que
pertenecía a Lázaro Fonte, futuro conquistador del Nuevo, Reino. En estas, y cuaquier otra
que hubiera podido contratar don Pedro, viajaron alrededor de mil personas. A estas diez
naves se les puede sumar la de Juan del Junco quien iba para Cartagena pero que por pedido
de la Audiencia de Santo Domingo se desvió a Santa Marta. Con Junco viajaron cerca de 150
personas. Todos los individuos que viajaron con don Pedro, a excepción de los clérigos,
tuvieron que pagar el pasaje a razón de 6 a 25 ducados cada uno. Ver Leopoldo de la Rosa
Olivera, "Don Pedro Fernández de Lugo Prepara la Expedición a Santa Marta," en Anuario
de estudios atlánticos No. 5, (1959), 399 a 444.
3
01 con el triple propósito de alimentarlos con el fruto de los cultivos
indígenas situados lejos de la ciudad, dar ocupación a los chapetones,
o inexpertos recién llegados, ansiosos de ensayar contra un supues-
to enemigo las artes marciales que estaban aprendiendo y, natural-
mente, recoger algún oro. "Marchando por hileras y en buen orden
como lo dispone el arte militar " salieron 900 hombres hacia las sie-
'
rras de Bonda bien apertrechados de caballos, municiones y armas,
acompañados también por Alonso Luis de Lugo, hijo y heredero de
los títulos y gobernaciones de su padre don Pedro quien al poco se
regresó a Santa Marta .
Desde esa sierra y pasando por Tairona extendieron sus activi-
dades hasta La Ramada, lugar situado cerca del mar y a orillas del
actual río Dibulla. Por esa región sacaron a relucir sus armas para
usarlas contra los naturales, quienes tuvieron que defenderse con
piedras y palos mas con efectivas flechas envenenadas disparadas
con recios arcos. Después de vencerlos, los europeos les quemaron
un pueblo y les tomaron cantidades de cazabe, yucas, ahuyamas y
batatas y cerca de 3.000 pesos de oro. Terminada esta entrada, pre-
ludio de otras mayores, regresaron a Santa Marta, de donde según
una versión, el hijo Alonso Luis se escapó hacia España con el oro
recogido, y en donde sus acompañantes encontraron a don Pedro
quien mientras tanto se había entretenido estudiando posibles expe-
diciones a otros rincones de su gobernación . .
No debió ser muy difícil a don Pedro decidir como proceder.
Hacia el inmediato suroeste y sur de Santa Marta se extendía una an-
gosta y conocida faja de tierra que llegaba hasta la provincia de
Cartagena. Inclinada hacia el sur estaba la región donde vivía el temi-
do grupo Chimila y al oriente de esta, otra donde hacían su casa otro
grupo distinguido con el genérico nombre de Caribe, que por belicoso
y pobre ofrecía poco atractivo. Se sabía que algunas de las· tierras si-
tuadas al este y hacia Venezuela, tales como el Valle de Buritaca y La
Ramada eran ricas, mas eran bien conocidas. Lo mismo sucedía con
aquellas regiones situadas mas allá de la Sierra Nevada y las que le
daban la vuelta siguiendo hacia el sur y continuaban por el Valle de
Eupari y su prolongación por la hoya del río Cesar hasta Chiriguaná y
la zona donde estaba asentado el buen proveído pueblo indígena de
_1 Tamalameque ..,Como hacia el norte estaba el mar, la única región que
7
" le quedaba __a_don Pedro por explorar era hacia ese sur incógnito que
apuntaba al Perú, donde las enormes riquezas extractadas a los incas
eran el polo de atracción que deslumbraba a los aventureros, incluidos
muchos de los llegados a Santa Marta .
4
Propósito
'2
Ver "Relación Anónima de la Conquista de Santa Marta y Nuevo Réino de Granada," en Juan
Friede, Descubrimiento del Nuevo Reino de Gra11ada y fi111daci611 de Bogotá ( 1536-1539), p. 201
y ss; ver también DIHC II-232 a 238 , y FPA I-174.
3
DIHC II-266 y 368.
5
avanzaría por tierra, mientras otro de 140 hombres remontaría el
Magdalena en una carabela y tres bergantines cargados además de todo
lo necesario que podrían necesitar para la exploración . Como
desafortunadamente Viana murió al poco de salir de Santa Marta, fue
reemplazado por los capitanes Juan de Céspedes y Juan de San Martín,
destinados a ganar aún mas fama después . Estos dos grupos lograron
subir río arriba hasta el sitio indígena llamado Sompallón, y cambiando
de banda, subieron por tierra hasta la confluencia de los ríos Cauca y
San Jorge de donde se regresaron a San'ta Marta. Tanto Céspedes como
San Martín estaban listos en esa ciudad, a servir en cualquiera otra
aventura. 4
La situación de la incipiente y rústica Santa Marta había vuelto a
empeorar con el regreso de los expedicionarios que habían ido a La Ra-
mada capitaneados por Alonso Luis, el hijo del gobernador don Pedro.
·- La contaminación de las aguas potables con los detritus de tanta gente
que habían eregido su s improvisadas viviendas sobre las arenas de una
bella bahía, había sido el origen de muchas enfermedades que al multi-
plicarse causaron tantas muertes, que según la macabra descripción de
los cronistas de la época, las campanas no volvieron a doblar por los
muertos en consideración a que su tañer entristecía a los muchos enfer-
mos que por entonces había. Sacar las gentes de la ciudad se volvió
- · apremiante, no solo para apartarlas de tanta enfermedad, sino porque
muchas estaban ansiosas, como es fácil entender, de lanzarse tras el oro
y la fama .
...- / Definido el rumbo general de la próxima empresa, don Pedro no
esta:ba en condiciones de dilatarla porque había otras personas interesadas
en la misma meta. Dos años atrás don Pedro de Heredia, el gobernador de
la vecina provincia de Cartagena, había mandado a su hijo Antonio con
muchos cristianos y diez negros, a que encontraran un paso al Perú. 5
Tampoco eran de descuidar los vecinos venezolanos . El gobernador
Ambrosio Alfinger había iniciado en 1529 la búsqued a de un camino al
Mar del Sur que permitiera a sus jefes, los comerciantes alemanes de la
. poderosa casa Welser, llegar a los mercados del oriente. Años atrás y en
esa búsqueda, Alfinger también había dirigido una importante expedición
que había llegado hasta Tamalameque y que a su regreso a Coro en
4
"Relaci ón Anónima" en Friede, Descubri111ie11to, p. 224; DIHC III 0 98 y 65 ; FPA I-177 a 183;
FPS III-35 a 38.
5
DIHC III-148.
6
Venezuela, había tenido noticias de una rica reg10n situada al sur,
identificada entonces como Xerira.
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J'
(\!',-, [ (, ). -.,
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Organización
6 Juan Friede, El adelantado don Gonzalo Jiménez de Quesada, 2 vols. (Bogotá, 1979), PP· 12
Y 13; "Relación Anónima" en Friede, Descubrimiento, p. 232. Friede dedica el capítulo IV de
esta última obra en confirmar que la expedición de Jiménez fue planeada para que alcanzara el
Mar del Sur o el Perú.
7
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.i j
1,
sor el gobernador Lerma, don Pedro decidió enviar también cinco ber-
gantines río arriba cargados con todo tipo de herrajes, provisiones, ar-
mas y medicinas, para que dieran apoyo a los que marcharían por tierra.
Los del río irían dirigidos por otro capitán que podía obrar con bastante
independencia de Jiménez, lo que resultó en malos entendimientos y
futuros pleitos. Una operación mas 'integrada se hubiese conseguido si
estas dos partes respondieran a una misma cabeza que aunara el interés,
mas no fue así.
El tipo de expedición planeada fue decididamente conquistadora y
de corte militar. Las instrucciones que don Pedro diera al licenciado
Jiménez establecfan en detalle cómo se debían repartir las riquezas obte-
nidas de los naturales hallados en el camino y cómo se les debía tratar,
mas no contemplaban la posibilidad de establecer la mas rudimentaria
colonia, menos fundar un pueblo, y muchísimo menos el establecer una
provincia, lo que inesperadamente vino a ser el resultado de la expedi-
ción. 8 Este objetivo militar y no colonizador, en mucho explica el futuro
titubeo de Jiménez en sentar reales en la tierra que alcanzara y en la
actitud avasalladora de sus gentes, quienes desde el principio creyeron
que estaban luchando contra un enemigo; el indígena. Esta actitud iría a
dificultarles en mucho, el poder hacer la transición de conquistadores a co-
lonizadores. A juzgar por los resultados, buen cuidado y acierto tuvieron
don Pedro y el licenciado Jiménez en escoger capitanes, pues no solo consi-
deraron a los obvios que les acompañaban desde Espaí).a, sino también a los
sazonados en las cosas de Indias que encontraron en Santa Marta. 9
La nómina que conformaron fue lucida: alguacil mayor Hernán
Pérez de Quesada, joven de poca experiencia pero quien gozaba de la
plena confianza de su hermano el licenciado; capitán Juan de Céspedes,
con 1O años de experiencia en Indias y líder de la jornada que alcanzó la
boca del río San Jorge; capitán Pedro Fernández de Valenzuela, experto
en las guerras de Italia; capitán Lázaro Fonte, canario que aportó a la
compañia de don Pedro una nave con mas de 100 hombres; capitán Juan
del Junco, veterano soldado que había estado en el Río de la Platá ~n
1526 y quien había llegado a Santa Marta poco antes que don Pedro,
trayendo por su cuenta 144 hombres; tesorero real y capitán Antonio de
Lebrija, con siete años de experienc;ia en Indias incluida la expedición
Magdalena arriba hasta la confluencia del río que tomó su nombre; con-
8
DIHC IV-75 a 79.
9
Ver biografías en el Capítulo 4.
8
tador real y capitán Juan de San Martín, quien se hallaba en Santa Marta
desde su · fundación y quien había sido líder en la jornada al río San
Jorge y Sompallón; capitán Gonzalo Suárez Rendón, militar curtido en
las guerras de Italia; capitán Juan de Madrid, de quien se sabe poco por
haber muerto en el camino recorrido por la expedición. ·
Los capitanes seleccionados para dirigir la empresa eran enton-
ces en su mayoría personas de probada habilidad o de probada influen-
cia por sus aportes materiales. Cuatro eran expertos en India.s y dos en
guerras europeas; solo uno, Ponte, no aparece como veterano, aunque
en realidad de él no se conocen todos sus antecedentes ·, Teniendo en
cuenta al fallecido en el camino, los ocho capitanes comandaban sen-
das compañías en que se dividió el ejército de tierra, formado por unos
600 hombres, incluidos los de a caballo. 10 Si la proporción de los
soldados de a pie que salieron de Santa Marta fue la misma de los que
llegaron al Nuevo Reino, los primeros fueron 39 macheteros, 56
arcabuceros, 83 ballesteros, 334 rodeleros, y 17 soldados aventureros
que iban por su cuenta .Y por lo tanto no tenían derecho a participar en
el botín que recogiesen.
Los bergantines enviados desde Santa Marta fueron cinco, de los
cuales solo dos, uno de Juan Chamorro, pudieron negociar una tormenta
que les acosó y vencer la boca del Magdalena. Los perdidos fueron re-
emplazados por uno del licenciado Diego Hernández Gallego quien asu-
mió la capitanía de los que avanzaron por agua, y por otros tres
comandados por Juan de Albarracín, Antonio Díaz Cardozo, y Gómez
del Corral. En estas cinc/ naves podían fr hasta 250 hombres. "
,,,
10
Las fuentes indican lo siguiente: a) la contemporánea y confiable relación de Lebrija y San
Martín, escrita por testigos presenciales que como oficiales reales estaban acostumbrados a
llevar minuta de lo sucedido durante la expedición, indicaron que de Santa Marta salieron 500
hombres de a pie y otros de a caballo. b) el "Epítome de la Conquista" señaló que por todos
salieron 600 soldados incluídos los de a caballo. e) El Cronista Anónimo escribió que por todos
fueron 750 personas, incluídos los de los bergantines. d) Aguado escribió que fueron 600 hom-
bres llevando 100 caballos y, e) Castellanos apuntó que fueron 500 mas 30 de a caballo y 30
bestias de carga. En resúi:nen, los de tierra debieron ser menos de 600, y los de a caballo unos 50
si se tiene en cuenta que sobrevivieron 33. Para efectos de este trabajo se toma que quienes
salieroii por tierra fueron 550 hombres de a pie y 50 de a caballo. Zamora escribió que por todos
fueron 800 hombres quienes iban acompañados de "un gran número de indios e indias que
estaban de paz y habían recibido el bautismo.'' (FAZ I-196).
11
"Relación de Lebrija y San Martín" en Friede, Descubrimiento, p. 181; "Relación Anónima,"
p. 234; "Epítome de la Conquista" en Hermes Tovar Pinzón, No hay cac iqu es ni seíiores (Barce-
lona, 1988), p. 166; JF -195 a 214; FPA I-213 a 217; FPS III-87 a 88. No está claro si los
bergantines que remontaron el rio fueron cuatro o cinco; los croni stas y documentos indican que
cuatro hicieron el viaje de regreso, sin decir cuando o donde se perdi ó el quinto.
9
Primera Etapa: La Tora
12
Las fuentes primarias sobre esta expedición son: Ja "Relación" escrita por Lebrija y San
Martín; la "Relación anónima," a veces llamada Ja "Relación de Santa Marta," probablemen-
te escrita por Antonio Díaz Cardozo; el Epírome .de /a conquisra, o Gran cuaderno de Gonzalo
Jiménez de Quesada; las crónicas coloniales escritas por fray Pedro Aguado, Gonzalo Fernández
de Oviedo quien usó el Gran cuaderno que Je prestó Jiménez; el padre Juan de Castellanos
que copiara fray Pedro Simón muchas veces sin aportar datos nuevos; los documentos del
Archivo General de Indias en Sevilla, algunos transcritos por el historiador Juan Friede en
varias de sus obras; y por último, aunque bastante posterior, la crónica escrita por el obispo
Lucas Fernández de Piedrahita quien tuvo en sus manos los escritos del licenciado Jiménez,
hoy perdidos. También se puede considerar con cautela lo escrito por fray Alonso de Zamora.
Ya que estos cronistas son bien conocidos, en las notas dadas a continuación se citan una sola
vez, mientras que los documentos se citan en cada oportunidad. Además de los escritos de
Jiménez que pueden aún existir, puesto que en el siglo pasado los tuvo en sus manos el histo-
riador Plazas, de pronto se encuentran en algún archivo olvidado las relaciones escritas por
Antón de Besos y por Juan del Junco que no son conocidas, pero que están mencionadas en
DIHC IV-197, 199, y DIHC V-350.
10
do la sierra de Santa Marta. 13 Tratando de evitar en lo posible los temi-
bles chimilas y los pantanos que ya empezaban a formarse por las pri-
meras lluvias de invierno, los soldados se pegaron a la Sierra Nevada,
metiéndose algo mas en los terrenos de los caribes y menos en los de los
chimilas. Sinembargo, parte de la provincia Chimila tenía que ser atra-
vesada y mientras lo hacían, empezaron a escasearles los alimentos que
invariablemente eran arrancados de los sembrados indígenas o sacados
de los depósitos de estos. Afortunadamente encontraron varios de estos
sembrados y también a algunos de sus dueños, a quienes apresaron para
que cargaran lo tomado hasta donde posaba el ejército. Este prosiguió su
camino hasta las estribaciones sur de la Sierra donde se le interpuso el
crecido Ariguaní, río que marcaba el límite chimila. Cruzando este los
expedicionarios perdieron una buena parte de lo que llevaban, incluidos
algunos cerdos o cabras. Poco antes Juan del Junco había perdió un
caballo y al salir de esa región al licenciado Jiménez se le murió una
yegua. 14 Desviándose hacia el sureste dieron con el valle del río Cesar
por el que bajaron hasta Chiriguaná, sitio donde el 6 de mayo de 1536,
la expedición hubo el primer oro de los naturales . 15
Ya para esas el número de enfermos era lo suficientemente grande
como para que el licenciado Jiménez deseara contactar los bergantines
antes de llegar al sitio acordado, que era Sompallón sobre el Magdalena,
situado bastante mas arriba de donde estaban y a unas 100 leguas del
mar. Cualquier prisa que se dieron en lograr ese propósito resultó vana,
pues los guías cristianos equivocaron el camino y fueron a dar a lugares
despoblados y por lo consiguiente, desprovistos de cultivos indígenas.
Si no fuera por la abundancia de venados, de los que cazaron algunos,
durante los doce días que estuvieron perdidos hubieran sufrido peores
hambres. Este aprieto de todas maneras aceleró la muerte de algunos de
los enfermos, necesitados de mejor sustento, cuidado, medicinas, y pro-
13
Con buenas razones ma s con débil ev idencia hi stórica, Juan Friede sostuvo que el ejército de
tierra fue al este hacia La Ramada, y ya al lado de la Sierra Nevada tomó el camino al su r hasta
dar con el Valle de Eupari y el Cesar, para ir a Chiriguaná y Tamalameque; ver Friede, Desc11bri-
mie11to, p. 55 a 58. Fray Alberto Ari za, "Itinerario Cronológico y Geográfico de la Expedición
de Jiménez de Quesada al Reino Chibcha" en Boletín Cultural y Bibliográfico, 6:7 (Bogotá,
1963), p. 984 a 997, bas ándose en lo s cronistas co loniales y en el Cuaderno de la Jornada,
arguye convincentemente que aquel bajó directo al sur y al sobrepasar la Sierra tomó rumbo al
sureste hasta llegar a Chiriguaná, punto por el cua l tanto Friede como Ariza, están de acuerdo
que pasó la expedición .
14
JF -138; FPA I-209 y ss.; FPS III-85 y ss.; JC II-449 y ss.
1
' DIHC IV-79.
11
bablemente de descanso y de protección a las inclemencias del tiempo.
Para su suerte dieron con unos naturales de quienes tomaron guías para
que les encaminaran hasta la provincia de Pacabueyes y tierras del señor
de Tamalameque, en cuyo pueblo, famoso por sus mercados y ferias,
por la hospitalidad de sus habitantes, sus buenos aposentos y sus abun-
dantes frutas, entraron bastante a la fuerza y se quedaron unos veinte
días. Este importante centro estaba localizado en las cercanías del Banco
de hoy y nó en las del actual Tamalameque.
Mientras en tan buen sitio recuperaban las fuerzas, los naturales,
invariablemente bien informados de lo que en sus regiones pasaba, les
informaron que los bergantines venían todavía muy abajo. Levantado el
campamento, por la inexperiencia de los soldados en manejar las canoas
graciosamente prestadas por los naturales, tuvieron mucho trabajo en
atravesar el Cesar. Sin otra detención siguieron al sur por caminos indí-
genas hasta dar con el conocido Sompallón situado cerca de La Gloria
actual, donde sabían que encontrarían alimentos suficientes y donde es-
perarían a los bergantines.l Apuntó el cronista Aguado ,'' que a pesar de
que el camino era cosa sabida y por lo tanto menos difícil, no por ello
dejaron de pasar muchos trabajos por las hambres, enfermedades, incle-
mencias del tiempo y los obstáculos naturales representados por los ríos
caudalosos, las ciénagas, los arcabucos y las montañas que tuvieron que
atravesar, lo cual sumado a que "la mas de la gente que consigo llevaba
era de poco tiempo venida de España y no estaban curtidos de los a_ires y
vapores de la tierra, y después de esto la región de Sompallón era muy
malsana," contribuyeron a que murieran 100 cristianos desde que salie-
ron de Santa Marta hasta este sitio de reunión . .
- Allí llegaron los bergentines con el necesitado auxilio y sus
ocupantes le informaron a Jiménez las grandes dificultades que habían
tenido en remontar la boca del Magdalena. Después de un descanso y
notando que el número de enfermos crecía, el licenciado se ocupó de
acomodarlos en las naves y sobre los caballos de carga, mientras los
sanos proseguían el camino, ahora sí con serias dificultades. Porque a
las conocidas se les agregó que como los naturales de la región eran
menos numerosos que en las anteriores y hacían todo su comercio en
canoas, no habían caminos indígenas ni sus acostumbrados cultivos, ni
era fácil apresarles para que les llevaran las cargas y les sirvieran de
guías e intérpretes. Como resultado, el avance terrestre era mas difícil y
los europeos andaban mas hambrientos, flacos, débiles y enfermos,
quedándoles solo el consuelo espiritual ofrecido por los dos sacerdotes
que les acompañaban .
Continúan los cronistas relatando que arriba de Sompallón iban
los conquistadores cortando montes y haciendo puentes y otros aparejos
12
para atravesar los crecidos ríos. Las ciénagas mas vadeables, que a veces
escogían para acortar la ruta, estaban infestadas de caimanes y las selvas
1 de ferocísimos tigres. Testigos de estos ataques fueron Juan Serrano a
quien se lo llevó un tigre y Juan Lorenzo atacado por un caimán.
Tanta llegó a ser el hambre que parece hubo casos de canibalismo
entre los cristianos y algunos soldados osaron sacrificar tres caballos,
por lo que el licenciado impuso la pena capital a quien matase otro de
esos animales. El cronista Aguado hizo énfasis en que muchos de los
enfermos preferían escaparse del campamento y esconderse en lugar tran-
quilo a que les llegase la muerte, en vez de tratar de seguir la agotadora
ruta para fenecer mas adelante de todas maneras. Adicionábanse a todas
las penalidades las llagas que algunos tenían y las frecuentes lluvias,
cuyas gotas engendraban gusanos que iban creciendo entre las carnes y
devorando vivos a quienes los tenían. Estos solo se notaban porque de-
jaban en la piel un punto del tamaño de un alfiler, por el cual respiraban.
Tantas eran las muertes, que según el cronista Simón, ya no se contaban
los difuntos sino los que continuaban vivos . En contraste a semejante
situación tan angustiosa, los mismos cronistas refirieron cómo en ratos
de descanso, los de a caballo salían a cazar los numerosos ·venados que
abundaban en las sabanas, y cómo en una de esas oportunidades tanto
acosaron a un oso hormiguero que este se prendió de las ancas del caba-
llo de Juan Tafur. Aguado, sensible a que la credibilidad de sus lectores
tiene límite, explicó que el temor de Tafur no era de que el hostigado y
acorralado animalito le alcanzase con las inexistentes fauces, sino que
de pronto le pudiera herir con sus afiladas uñas.
Mientras lo anterior sucedía por tierra, los que iban en los
bergantines dieron con un pueblo donde encontraron maíz y las primeras
mantas de algodón tejidas y lindamente decoradas al pincel. Esta seña
... les afianzó las esperanzas a .unos, especialmente al licenciado Jiménez,
de que río arriba debían existir poblaciones indígenas importantes, pues
además habían notado que la sal granulada de mar la consumían los
indígenas que vivían hasta unas 70 leguas río arriba y que luego de
desaparecer esta sasón por un trecho, la empezaba a reemplazar una sal
distinta en forma de panes que por el río bajaba. Al poco notarían que las
montañas se iban cerrando y el Magdalena angostando, hasta llegar al
acogedor pueblo indígena de La Tora o Barrancas Bermejas, que
acertadamente el mismo licenciado estimó, estaba situado a 150 leguas
del mar. 16 Los capitanes Lebrija y San Martín escribieron que a este
16
"Epítome" en Friede, Descubrimiento del Nuevo Reino, pp. 258 y 259 .
13
pueblo situado a 200 leguas de la costa marina, llegaron menos de la
mitad de los que salieron de Santa Marta, por los trabajos y hambres que
pasaron y por ser la gente recién venida de España. El cronista anónimo
discrepó estimando la distancia recorrida en 110 leguas solamente, mas
agregó que hasta allí se demoraron ocho meses en llegar y allí quedaron
otros tres . 17
17
Relación de Lebrija y San Martín en Friede, Descubrimiento, p. 183 y ss. De ser cierto lo de
la Relación Anónima (p. 233), la expedición habría llegado a La Tora en diciembre y habría allí
permanecido hasta febrero o marzo de 1537. Mejor cuadra con la relación del botín recogido
que allí estuvieron hasta febrero, puesto que el 9 de marzo entró a la caja común una buena
cantidad de oro habido por el padre Antón de Lezcámez, Andrés de Murcia, Nicolao de Troya,
Jerónimo de la Inza, Juan Valenciano, y Antonio Día z Cardozo .
14
monte, hizo que le escasearan los alimentos hasta cuando llegó al primer
bohío donde encontró maíz y raíces cultivadas. Ya repuesto el y sus
acompañantes continuaron hasta el sitio a donde San Martín había llegado.
Allí el licenciado decidió permanecer acompañado de varios hombres,
incluidos un negro y un indio, mientras los capitanes Juan de Céspedes y
Antonio de Lebrija mas otros veinte atrevidos se aventuraban camino
indígena arriba. Añadió el cronista Aguado, que estos se fueron solos
sin las acostumbradas mamás, chinos y chinas que solían usar los
conquistadores para que les sirvieran en todo , les cocinasen sus comidas,
les lavasen las ropas, y hasta les recogiesen la paja sobre la que dormían.
El grupo de avanzada anduvo por la sierra hasta dar con doce ca-
sas que encontraron desiertas aunque con abundante alimento. Con tra-
bajo dieron con un indio que les conduciría no solo cuesta arriba, sino
tiempo después hasta donde los indígenas hacían los panes de sal. Cés-
pedes y compañeros continuaron hasta el valle del Opón que dio nombre
a toda la región y serranía que habían recorrido en una extensión estima-
da en 25 leguas. Allí dieron con unas 12 casas habitadas, donde prendie-
ron una docena de personas, entre ellas una mujer despechada porque el
cacique Opón se estaba casando ese día con otra.
Céspedes y compañeros conocieron al señor de Opón quien le fa-
cilitó hasta material para que se hiciesen unas alpargatas y les condujo
durante tres jornadas hasta el Valle del Alférez y otras tres hasta dar con
el Valle de las Turmas o de La Grita, que era el primero situado en el
altiplano donde se iba a establecer el Nuevo Reino de Granada. Desde
allí divisaron muchos caminos y columnas de humo , indicativas de estar
la región muy bien poblada . Obtenidas las primeras muestras de oro fino
y las primeras esmeraldas (ver nota 17), regresaron a casa del Opón
donde tomaron alimentos e indios para que los llevasen hasta donde
había quedado el licenciado. Este al verlos llegar con tan buenas noticias
se alegró mucho y decidió regresar a La Tora por el resto del ejército,
dejando donde estaba a su hermano a que cuidara los alimentos y otras
provisiones que allí quedaban.
De vuelta en La Tora el licenciado encontró dos novedades: una,
muchos indígenas en canoas habían atacado los bergantines sin hacerles
mayor daño; y dos, tanta de su gente había muerto que si unas doscientas
personas se habían perdido hasta llegar allí, otra cantidad casi igual ha-
bía fallecido en este puerto . A pesar de sentirse enfermo, con su caracte-
rística tenacidad que le ayudó a llevar a buen término su empresa, hizo
que los bergantines subiesen por el brazuelo del río hasta el sitio donde
San Martín originalmente había dejado las canoas.
Allí se acordó pasar los enfermos a las naves, cuyos capitanes
iban a decidir unilateralmente después regresar a Santa Marta, en cuyo
15
camino tuvieron grandes dificultades por los recios ataques que les dieron
los naturales, bien escarmentados de la mala visita que les hicieron cuando
remontaban el río. Al llegar a Santa Marta contaron sus desdichas al
gobernador Jerónimo Lebrón, quien había reemplazado al diful)tO don
Pedro. Con las noticias recibidas, en mayo de 1537 Lebrón escribió a la
Corte en España informando que Jiménez había quedado con 170
hombres, entre ellos 30 de a caballo, listo a subir hacia la Laguna de la
Sal situada en la tierra rasa que habían encontrado los capitanes Céspedes
y San Martín. 19
Volviendo al licenciado, este continuó camino hasta el sitio donde
había llegado tras las noticias de San Martín y de allí continuó al valle
del Alférez, no sin antes haber tenido sus soldados un encuentro con los
indígenas que resultó sin consecuencias para los cristianos. De los de-
rrotados obtuvieron varios guías que les resultarían muy útiles, entre
ellos uno que dijo ser de Bogotá.
Los naturales de La Grita y vecindades decidieron frenar a los
cristianos y si posible, echarlos de allí. Juntándose muchos de poca ex-
periencia en artes marciales y muy pobremente armados con peque-
ños dardos que impulsaban mal, salieron a frenar a los recién llegados.
Naturalmente fueron fácilmente vencidos por unos pocos de los recién
llegados, quienes confiados en victoria fácil se prepararon para seguir
retando su suerte hasta la Laguna de la Sal, donde los naturales hacían
los panes que exportaban río Magdalena abajo. En ese momento se con-
taron los efectivos del licenciado, resultando ser, según Lebrija y San
Martín 170 por todos y según otras fuentes, 180. A partir de esta revista
se inició el proceso que resultó en la destrucción de los señoríos del
Zaque y del Zipa, y el final de la expedición exploratoria.
19 DIHC IV-195 y 196. Esta versión coincide con la Relación de Lebrij a y San Martín en Friede,
16
2. ANALISIS DE LA EXPEDICION
17
Los escritores de épocas posteriores que siguieron a Aguado,
Castellanos y Simón, fueron gradualmente exagerando las agrestes
condiciones naturales, quizás con el deseo de hacer aparecer a los
conquistadores mas y mas meritorios y valientes, al vencer naturale-
zas mas y mas inhóspitas. Por ejemplo, a finales del siglo XVII fray
Alonso de Zamora describió así la jornada de los de Jiménez: "Los
que caminaban por tierra iban despedazados los cuerpos y los vesti-
dos entre las espinas y ramazones, picados de los tábanos, seguidos
de innumerables ejércitos de zancudos, jejenes y rodadores, cuyas
lanzas llenas de quemazón y ponzoña no tiene resjstencia; guare-
ciéndose debajo de los árboles, para defenderse de las tempestades
con sus hojas; comiendo de sus frutos y raíces silvestres de que en-
fermaban los más y murieron muchos comidos de tigres y picados de
culebras ... los que navegaban atemorizados de feroces y carniceros
caimanes ... todos asombrados de noche de obscuras tempestades, ra-
yos y truenos tan espantosos." 20
Las descripciones vívidas de una naturaleza implacable, feroz,
devoradora de hombres, contrastadas con un coro de alabanzas a los
que por ella avanzaban hacia el altiplano muisca, continuaron siendo
la norma seguida por los escritores del siglo XIX y aún del XX.
Obstáculos Geográficos
2° FAZ I-198. Este mismo autor criollo de nacimiento, escribió en la misma página de su libro que
"rendidos a tantas calamidades los españoles, nación que entre las del mundo es la mas señalada en
la tolerancia y espera, que sufre los u·abajos porque con ellos se ensorbese y encoleriza y como mas
ejercitada en grandes peligros, busca la gloria entre las mayores dificultades."
18
<
Nuevo Reino y aunque bogar un bergantín río arriba era una labor
durísima que dependía únicamente del esfuerzo humano, muchas
veces mas lo hubiera sido transportar cargas a la espalda por seme-
jante distancia . El bajar de Guataquí, puerto sobre el Magdalena cer-
cano a Tocaima, hasta llegar a la costa atlántica, aún incluido el
trasbordo obligado por los saltos de Honda, fue trayecto fácil que en
menos de tres semanas recorrió el licenciado Jiméhez en dos bergan-
tines, cuando en mayo de 1539 se decidió regresar a España en com-
pañía de los generales Nicolás Federman y Sebastián de Belalcázar a
quienes conoció en tierra muisca. El Magdalena no debe entonces
considerarse como un inconveniente, sino como una gran ayuda que
facilitó el avance de los expedicionarios cristianos y que permitió
que la expedición del licenciado fuera ayudada por los hombres y las
provisiones que avanzaron río arriba en cinco bergantines.
El avance de los conquistadores se vio interrumpido por algunos
ríos; pero de lo sucedido según los cronistas durante los cruces del
Ariguaní y el Cesar, se llega a una conclusión diferente. Según estos, la
labor de atravesar el Ariguaní pasando las armas, el hato y las pertenen-
cias de los conquistadores fue labor improvisada y hecha "con mal ade-
rezo," en la que se usaron cabuyas y lazos sacados de las hamacas. Con
una mejor preparación y un poco mas de conocimiento de quienes hicie-
ron las maromas, este cruce hubiera sido un evento corriente que no
hubiera tenido cabida en las crónicas coloniales. Aún fue mas claro el
cronista Aguado en condenar la inexperiencia de los exploradores cuan-
do cruzaron el río Cesar, pues escribió que a este "pasaron en pequeñas
canoas, con harto riesgo y peligro de las vidas de muchos por no tener el
sostén y hueco que se requería para navegar gentes bisoñas y chapetonas.
Este nombre chapetón o chapetones comunmente se usa en muchas par-
tes de Indias, y se dice por la gente que nuevamente va a ellas, y que no
entienden los tratos, usanzas, dobleces y cautelas de las gentes de In-
dias, hombre que ignora lo que ha de hacer, decir o tratar." Pasar en
canoa un río de harto caudal era cosa fácil, a no ser que quien bogaba no
supiera hacerlo. Las ciénagas ribereñas no debieron ser grande obstácu-
lo, aunque sí una molestia puesto que desviaba y prolongaba el camino.
O se vadeaban como lo hicieron en varias ocasiones, o se circundaban.
El que hubiesen estado crecidas y mas difíciles de atravesar en esa épo-
ca, se comentará mas adelante cuando se trate del clima.
La travesía sobre terreno plano se prolongó Magdalena arriba has-
ta llegar a la confluencia con el Opón y por este valle durante un corto
trayecto, hasta dar con el extremo bajo del Camino de la Sal. De ahí en
adelante, una trocha abierta y mantenida por los indígenas para mover
su nutrido comercio, facilitaba el transitar este el primer agreste tramo
19
de montaña que encontraron los expedicionarios desde que salieron de
Santa Marta. Durante el recorrido de las 25 leguas que habían desde las
estribaciones de las sierras del Atún, pasando por las montañas del Opón
y hasta el Valle del Alférez, los expedicionarios tuvieron que subir y
bajar varias cuestas, algunas de ellas tan inclinadas que les obligaron a
retrazar el camino para que pudieran pasar las bestias. Topográficamente,
este fue el tramo mas duro que hubieron de recorrer. Pasado el Valle del
Alférez y de la Grita en adelante, el terreno lo conformaban lomas ame-
nas cruzadas por cómodos, aunque primitivos, caminos indígenas.
Las lluvias, las tormentas, el calor, el frío, y los "vapores dañinos y aires
destemplados," fueron los obstáculos relacionados con las condiciones
climatéricas encontradas en al ruta. Aunque ninguno de los tres prime-
ros causaban la muerte, sí pudieron haber contribuido a debilitar el cuer-
po humano y hacerlo mas propenso a las enfermedades. Las lluvias
incesantes que mojaban todo, sacaban los ríos de madre, inundaban las
llanuras y que frecuentemente venían acompañadas por rayos y truenos,
eran un evento estacional, o sea que se sucedían en determinados meses
del año solamente. Don Pedro y el licenciado Jiménez, probablemente
ignorantes de este hecho, no pudieron haber escogido peor momento
para lanzar su expedición en búsqueda de un camino al Perú. Salieron en
el mes del que dice el viejo proberbio "en abril aguas mil, y en mayo
hasta romper el sayo." Por eso las lluvias les estorbaron desde abril
hasta el final de junio cuando generalmente amainan, o sea que les mor-
tificaron al poco de haber abandonado Santa Marta y les acompañaron
hasta cuando llegaron a Tamalameque. Volverían a molestarles en sep-
tiembre cuando estaban ya cerca de La Tora, lugar donde prudentemen-·
te, ya mas conscientes de los rigores del clima, descansaron hasta
comienzos del otro veranillo.
Los calores del valle del Magdalena son sin duda sofocantes, es-
pecialmente para quien viene de las montañas, pero no son mayores de
los experimentados en los fuertes veranos Andaluces, provincia de don-
de provenían muchos de los conquistadores. Allí, en Ecija, llamada La
Sartén de España, el termómetro sube a 45 grados centígrados a la som-
bra, cosa que muy raramente sucede en cualquier lugar del valle del Mag-
dalena. Comparativamente, entonces, los calores no deberían haber sido
una gran sorpresa para los soldados pues ya los habían sufrido en las
tierras de donde provenían. Así mismo, cuando subían a la altiplanicie,
les incomodó el frío porque ya venían muy escasos de ropas, pero nue-
20
vamente, esas temperaturas son suavísimas al compararlas con los cru-
dos invierrios de Castilla, Extremadura, León y en menos grado Andalu-
cía. Además, al frío lo combatieron exitosa y rápidamente con las mantas
que tomaron de los indígenas.
Los aires y vapores dañinos son algo mas difícil de tratar por no
ser tan fácilmente identificables. Refiriéndose un escritor del siglo XIX
a la salubridad de la región de Tamalameque apuntó que "su tempera-
mento es cálido y las miasmas que se levantan de las ciénagas y panta-
nos producen fiebres intermitentes, peligrosas para el extranjero ." 21
Obviamente se refería a un fenómeno que entonces no se conocía bien,
mas sus resultados sí: que en las aguas estancadas se criaban mosquitos
cuyas picaduras transmitían la malaria y la fiebre amarilla, enfermeda-
des que se manifestaban en graves fiebres intermitentes y que molesta-
ban mas a los foráneos que a los criados en la región. A pesar de que
parece existir cierto paralelo entre las descripciones del siglo XVI y las
del XIX, hasta allí llega su similitud. Está razonalmente probado que
ninguna de esas dos enfermedades existían en la América antes del siglo
XVII, cuando se cree fueron introducidas del Africa occidental. 22
Probablemente los cronistas se referían a algún tipo de fiebres que
atacaban a los hombres, originadas mas por dietas inadecuadas o mala
nutrición, que por transmisiones parasíticas. Conviene tener en cuenta
que Simón escribió que "porque como los mas eran chapetones y no
acostumbrados a los aires y destemples de estas tierras, que son bien
diferentes a las de España," lo que sugiere que existía alguna relación
entre lo que consideraba la causa de un tipo de enfermedad imputable al
ambiente y a la falta de experiencia en Indias. Por último, en cuanto a las
gotas de agua--mejor a las picaduras de unas moscas--que engendraban
gusanos en ciertas partes del cuerpo, para cualquier persona que vive en
zonas cálidas tropicales esto es creíble. Los nuches no solo crecen en el
ganado sino en cualquier otro animal, incluido el hombre, cuando es
picado por la mosca que lo produce. Estos pueden causar mas que mo-
lestia un gran dolor, pero no se comen a las personas. Quizás en casos
rarísimos, un gran número de nuches pueden causar considerables pér-
didas de sangre, debilitamiento, y aún la muerte si no son extraídos, mas
los conquistadores sabían, y así lo escribieron los cronistas, que si a
esos gusanos se les tapaba el respiradero con cualquier resina, morían y
fácilmente los podían extraer.
21
Manuel Ancízar, Peregrinación de Alpha (Bogotá, 1956), p. 430.
22
William H. McNeill, Plagues and Peop/e (Garden City, NY. 1963), p. 430.
8 8 2 16 21
Insectos, Sabandijas y Fieras
22
cadáveres al agua en vez de enterrarlos. Con esto se cebaron los caimanes
y se volvieron una amenaza, en primer lugar para los perros ( !) que al
río iban a tomar agua. También refieren las crónicas que a un asno le
asió el hocico un caimán, dejándolo tan descarnado que después daba la
sensación de estar siempre riendo . No sería de extrañar que semejante
práctica de botar los cadáveres al agua hubiese contaminado las aguas
que seguramente también tomaban, contribuyendo quizás a que se
sucediesen mas muertes, no por los caimanes, sino por las enfermedades
que resultaban.
Los tigres, animal que ocupa prominente lugar en nuestro folklo-
re, también aparece como causante de la muerte del soldado Serrano.
Cuenta la crónica, para el que desee creerla, que mientras se lo llevaba
un tigre "como un gato a un ratón," tuvo tiempo para pedir socorro que
se lo dieron sus compañeros saliendo tras la fiera y quitándoselo de las
fauces, aunque de poco sirvió, pues el tigre volvió en la madrugada y se
lo volvió a llevar, esta vez para siempre. Concedido; es probable que un
jaguar--no había tigres por esos lados--hubiese causado la muerte a un
soldado o dos, mas de allí inferir que fue un factor prominente en las
pérdidas humanas, es algo menos cierto. La historia del oso hormiguero,
tan cruelmente acosado por las lanzas de sus perseguidores, puede dejar
en el lector más un sentimiento de compasión con el animalito, que uno
de preocupación por la suerte de Juan Tafur quien se creía amenazado
por las afiladas uñas de este cuando, seguramente _aterrorizado el oso,
alcanzó la anca del caballo que aquel montaba.
Indudablemente los animales salvajes representaban un elemento
de cuidado para quienes se internaban en su habitat, y pudieron haber
sido bien peligrosos para los enfermos que se quedaban rezagados y
escondidos en el monte a esperar la muerte (Estaría Serrano esperando
la muerte en una hamaca?) . Pero de allí a concluir que muchos de los
expedicionarios murieron comidos de tigres y de carniceros caimanes,
es sencillamente una exageración atractiva e intrigante y por ello de mucho
raigambre popular. 23
23
Ver Horacio Cabrera Sifontes, El tigre del Madre- viejo (Caracas, 1985).
23
los bergantines, el ejército de tierra, consistente de unas 600 personas,
perdió unas 100 de Santa Marta a Sompallón, otras 100 desde allí hasta
La Tora, unas 200 mientras descansaban y dejaba pasar el invierno en
este sitio, y mas de 20 entre La Tora y las cumbres de la Sierra del Opón,
situadas en el actual departamento de Santander.
Muchos mas prominentes con~o causantes de muertes figuran en
los escritos de los cronistas las hambres y las enfermedades que los
peligros debidos a la configuración geográfica, al clima y a los animales
que habitaban los sitios por donde pasaron. Estos escritos también im-
plican que había una interrelación, aunque no entendida, entre las ham-
bres, las enfermedades, y las muertes, distinta de la sencilla interpretación
que las gentes morían de hambre y de enfermedades. Parecía como si los
cronistas percibieran un ciclo en que los trabajos debilitaban a las gente
y las predisponían a enfermar, y cuando les faltaba la comida, morían
mas rápidamente. Por ello, parece conveniente tratar las hambres y las
enfermedades al mismo tiempo.
Anota el cronista Simón que a las pocas leguas de salir la expedi-
ción de Santa Marta y ya en el país Chimila, por llevar el ejército poca
comida les faltó esta y se detuvieron a tomarla de cultivos indígenas.
Salidos de Chiriguaná, anota Aguado, por haber equivocado el camino
dieron los cristianos con unos despoblados desprovistos de cultivos y
por andar sin alimentos, murieron algunos de los que iban enfermos, a
pesar de que en este caso también, el resto se salvó porque comieron
unos venados que cazaron . Mucho hay de común en estos dos primeros
casos que volverían a sucederse varias veces a medida que la expedición
hacía camino. Lo que es mas de extrañar, sinembargo, es que tan al poco
tiempo de haber salido ya les hubiera hecho falta el alimento y que des-
pués, andando por caminos hollados y conocidos, hubieran perdido la
ruta, no por un rato, sino por doce días .
Ya se vio que los capitanes eran hombres curtidos en asuntos mili-
tares y de rara habilidad; pero les faltó un maese de campo experto en
ciertos aspectos prácticos, consciente que la gloria cae mejor sobre gen-
. tes con estómagos satisfechos y que la expedición debía marchar por
etapas previamente comprobadas por los guías y baquianos. A pesar de
esta aparente deficiencia, los cristianos se dieron mañ~s para seguir y
llegar al oasis indígena de Tamalameque, donde los alimentos eran abun-
dantes y hasta delicados y desde allí pudieron recorrer otro trecho hasta
Sompallón, sitio previamente conocido y rico en provisiones. A simple
vista parece inexplicable que la tropa perdiera una sexta parte de. sus
efectivos recorriendo lugares conocidos, tierras llanas, comparativamente
de pocos peligros y dificultades, y de haber sufrido pocas hambres, pues
las dos _que experimentaron no duraron mucho .
24
El siguiente trecho que recorrió la expedición hasta llegar a La
Tora, fue muchísimo mas duro que el anterior. Parte ele ese, hasta llegar
al río Lebrija, se extendía por lugares conocidos, pero el resto hasta
llegar a La Tora, era totalmente nuevo para la tropa. Tocia la región era
menos habitada por los naturales, lo que se traducía en una ausencia
total ele caminos terrestres, pues los pocos habitantes que habían hacían
su comunicación y comercio en canoas y sus cultivos estaban menos a la
vista, y por lo consiguiente, menos accesibles a los cristianos. El trabajo
se multiplicó ante la necesidad ele ir abriendo trocha para lo cual se creó
un grupo especializado ele macheteros. Las enfermedades siguieron au-
mentando por falta ele alimentación. En este trayecto, como en el ante-
rior, murieron otros 100 hombres, pero al menos, a simple vista su pérdida
parece mas comprensible que durante el fácil tramo anterior. Tantas mas
fueron las hambres y los muchos trabajos que experimentaron los expe-
dicionarios que hasta parece se dieron algunos casos ele canibalismo y
subrepticiamente se sacrificaron tres caballos. La única ventaja aparente
durante este último trayecto fue que caminaron sin tener que cargar en-
fermos, pues en Sompallón los pasaron a los bergantines y probable-
mente, lo mismo hicieron con los que se iban agravando en el camino.
Disminuido el ejército en una tercera parte, los sobrevivientes lle-
garon al cómodo sitio indígena ele La Tora, que aunque no muy rico en
siembras y cultivos, los bergantines no tuvieron dificultades en encon-
trarlos en los alrededores y de allí llevarlos al campamento. Por las con-
veniencias que este sitio ofrecía, fue que allí la tropa descansó durante
tres meses. Sinembargo, a pesar de que los soldados no estaban allí
soportando ninguna de las incomodidades inherentes a estar avanzando
en medio de una selva tropical y ele tener comida mas o menos a la
mano, igual continuaron muriendo. Tantos se perdieron en La Tora--
doscientos--como en tocio el trayecto de Santa Marta a esta. Entonces, si
las muertes se sucedían cuando estaban los soldados haciendo recorri-
dos fáciles o difíciles, o aún ninguno, es necesario descartar cualquier
influencia sobre las enfermedades y las muertes, derivada de los traba-
jos inherentes al estar viajando. Igual la gente moría haciendo puentes,
caminos, trochas, atravesando ríos, vadeando ciénagas y de noche col-
gando su hama_ca ele cualquier árbol y bajo la lluvia, que comiendo y
descansando en lugar mas permanente, protegido de los elementos, y
por lo consiguiente mas cómodo .
Podría ser que los hombres no morían tanto ele trabajos y hambres
como de alguna enfermedad contagiosa nó identificada que igual ataca-
ba a hombres en ejercicio o en reposo. Sinembargo, el general ele la
expedición no murió , ni tampoco su hermano; no murieron ninguno ele
los tres oficiales reales ni ele los dos sacerdotes; ni perecieron siete de
25 .
los ocho capitanes en que se dividió la tropa; ni ninguno de los cinco
capitanes de los bergantines; ni el alférez de a caballo. En fin , no murió
ninguno de los líderes que se sabe salieron de Santa Marta, excepto el
Capitán Juan de Madrid. No es dable pensar en enfermedades contagio-
sas que afectaban al soldado y nó al capitán, o que diferenciaban entre
líderes y subalternos.
Sería que una vez afectados por enfermedad contagiosa no menciona-
da ni identificada por los cronistas, las tropas rasas, por rio tener acceso a las
medicinas, morían mientras los capitanes nó? Esto parece muy improbable,
primero porque semejante proceder tan inaudito y anti-cristiano sencilla-
mente no se daba entre gentes que tenían un mismo propósito y que necesi-
taban de ayuda mutua para lograrlo, y porque cómo podrían haberse proveído
previamente de una cura para algo que desconocían?
Hay algo de uso diario que debe ser considerado: el alimento. Es
bien probable que el capitán y clérigo tuvieran prelación en la distribu-
ción de la comida y quizás la veteranía había enseñado al primero lec-
ciones que el soldado chapetón no conocía. Tal vez el capitán y el clérigo
sabían, bien por experiencia o porque el indio que les servía se lo había
enseñado o simplemente les preparaba una comida adecuada, que había
necesidad de mantener una dieta balanceada de los alimentos america-
nos que entonces consumían. Quizás el capitán también estaba mas acos-
tumbrado a consumir venado , aves, pescado y hasta tortuga que su
compañero mas rudo . De todas maneras, el capitán murió menos que el
soldado, probablemente porque se alimentaba mejor.
Probado está que la dieta tuvo mucho que ver con las enfermeda-
des durante las expediciones. Atrás habían quedado los jamones y em-
butidos, los quesos, las conservas, el aceite de oliva, los ajos y cebollas;
lo que ahora había era maíz, raíces comestibles, ahuyamas y algunos
fríjoles . Ya no es necesario explicar en este siglo la importancia de las
vitaminas en la salud del cuerpo humano. La deficiencia de liamina (vi-
tamina B 1) puede causar beriberi, la de niacina (vitamina B3) pelagra, la
de cobalamin (vitamina B 12) anemia, la de ácido ascórbico (vitamina C)
escorbuto . Una dieta basada en maíz, como la seguida por muchos de
los conquistadores, es alta en carbohidratos, baja en proteínas y muy
baja en las vitaminas acabadas de mencionar. De las enfermedades pro-
ducidas por esas deficiencias, el escorbuto ha sido señalado como la
principal causa de la muerte de otros conquistadores. 24 Hay evidencia de
que este afectó también a los soldados del licenciado Jiménez. Los ero-
24
Percy M. Ashbum , The Ra11ks of Dearh : A M edi ca/ Hisrory of rh e Conqu esr of Ame rica (New
York, 194 7), pp. 57 a 79.
26
nistas escribieron como los enfermos de su expedición se huían sigilosa-
mente del real y se escondían en el monte en busca de tranquilidad y de
una muerte pacífica. Este deseo de morir tranquilo, es una manifestación
típica del escorbuto, como también lo es la caída de los dientes--no men-
cionada por los cronistas--e hinchazón en las extremidades y posible
ulceración, lo cual sí describieron estos aunque muy someramente.
A los conquistadores los mataba no tanto el hambre y las enfenneda-
des, como las enfermedades causadas por el hambre, o mejor, por el mal
comer, el cual lamentablemente, también está relacionado con la falta de
experiencia sobre las cosas de Indias de la mayoría de los conquistadores.
Parte de esta pudo deberse a la altivez y terquedad. Desde tiempos
inmemoriales el indio había resuelto esos problemas fundamentales y podía
enseñarle a los recién llegados como sobrevivir muy bien en su medio.
Cómo explicar que alguien hubiese muerto de hambre, o de avitaminosis,
en un medio americano dotado de ríos colmados de peces y tortugas, sus
cielos de aves, algunas de ellas como patos, paujiles y guacharacas no solo
comestibles sino deliciosas, sus tierras abundantes de venados y sus bos-
ques plenos de frutos tropicales incluidos varios tipos de nueces con un alto I
valor proteínico, a lo que se le sumaba lo cultivado por los indígenas, todo '
lo cual lo tenía el conquistador a su mano? En verdad el ser chapetón tenía
tan graves inconvenientes que hasta podía ser causa de la muerte. Algo
de lo que escribió Zamora, y visto atrás, tal vez explica el proceder de
aquel rudo e inexperto conquistador del Siglo XVI: esa actitud de que
"en los trabajos se ensorbece y encoleriza, como [nación] mas ejercitada
,,--en grandes peligros, busca la gloria entre las mayores dificultades," pudo
haberle cerrado tanto los ojos que no le dejó buscar la cura donde es-
taba: en el conocimiento del indio.
(
La Lucha Contra el Indio
1\
El segundo obstáculo que se imponía a los designios de los conquistado-
res y que junto con la naturaleza había que vencer, eran los indios. Por
ello fue que la expedición del licenciado Jiménez fue de tipo militar y
para eso eran los arcabuces, rodelas, ballestas, espadas y otras armas
que llevaban. Mas no siempre fueron percibidos los indígenas como in-
útiles enemigos, pues en demasiadas oportunidades resultaron conve-
nientes y hasta necesarios, como aquellos que les servían y de los que en
buena cantidad sacaron forzados de Santa Marta. 25 Al poco de salida la
27
expedición de esa ciudad se entraba en tierras de los primeros contendores,
los de la nación Chimila, a quienes pinta Aguado como "gente desnuda,
belicosa y muy crecida y herbolaria [o sea que envenenaban sus flechas
con yerbas]. ..traidora que nunca acomete sino en celadas y embosca-
das." Mas como los soldados estaban ansiosos en llegar al Perú y no en
guerrearles, siguieron de largo hasta cuando faltos de comida, se detu-
vieron a recoger las cosechas de los cultivos indígenas.
Mas adelante de Chiriguaná los guías españoles perdieron el ras-
tro y metieron a sus compañeros por despoblados faltos de alimentos de
donde los sacaron unas indígenas locales que lograron apresar. Al llegar
a Tamalameqüe, a la fuerza entraron en el pueblo y a la fuerza permane-
cieron en él durante veinte días porque los alimentos eran abundantes y
porque el sitio ofrecía algunos otros atractivos siendo, como era, un
gran centro de comercio y comunicaciones regionales provisto de cami-
nos acuáticos y terrestres . Ya descansados, los expedicionarios tomaron
prestadas de los indígenas una canoas y con gran trabajo atravesaron el
Cesar, no sin antes haber sido informado por los locales que los bergan-
tines venían retrasados. Seguramente la expedición tomó el camino indí-
gena que debía llevar a otro centro regional, Sompallón, porque en parte
alguna mencionan los cronistas o documentos que la tropa fuera cortan-
do montaña, sino simplemente caminando. Por encontrarse en este sitio
sembrados y casas indígenas, allí quedó el licenciado Jiménez con sus
compañeros y allí se reunieron con los bergantines.
28
se hubiese _d emorado unos meses mas en llegar a Sompallón, sin el pro-
ducto de los cultivos indígenas que los europeos libremente recogieron a
lo largo del camino, nunca hubiese podido llegar a feliz término . No al
menos durante varias decenas de años. Sin ese aporte vital de los indíge-
nas, el proceso colonizador de la provincia de Santa Marta hubiera sido
totalmente distinto, quizás mas parecido al iniciado por las colonias in-
glesas de Jamestown, Plymouth y Boston. Se habrían establecido en el
litoral grupos de agricultores que de acuerdo a sus tasas de crecimiento
demográfico mas de inmigración, se hubiesen extendido lentamente ha-
cia el interior hasta llegar, mucho tiempo después, a tierra muisca. Ha-
blar de que este proceso de expansión, ante la ausencia del alimento
proveído por el indígena, hubiese durado decenas de años no es ·enton-
ces una exageración, si se tiene en cuenta, además, cuán bien arraigó en
el Nuevo Mundo el concepto castellano de la hidalguía que consideraba
indigna la labor manual necesaria para cultivar el campo.
Las condiciones del trayecto de Sompallón a La Tora fueron muy
distintas al anterior, principalmente porque la densidad de población in-
dígena era menor. Por ello habían menos caminos y cultivos indígenas,
mas señalar que el valle del Magdalena estaban cubierto de selvas vírge-
nes, es negar la existencia de todos los indígenas que allí vivían. 26 Afor-
tunadamente al sur de La Tora y río Opón arriba, el capitán Juan de
San Martín dio con el Camino de la Sal y un sistema indígena de trans -
porte completo con almacenes de depósitos y servicios de alojamiento y
alimentación para los mercaderes y transportadores que lo frecuentaban,
el que quedó a disposición del licenciado y su tropa.
Las dificultades que este grupo tuvo que afrontar ele ahí en adelan-
te hasta llegar al valle de la Grita fueron tres . Una, capturar algunos
guías indígenas lo cual lograron cuando tomaron al indio Pericón, a los
indígenas que les facilitó el cacique Opón y a otros que encontraron mas
adelante. Dos, suavizar los mas abruptos pasos del camino pedáneo que
subía por las sierras del Atún y el Opón para que pudieran pasar los
caballos. Tres, obtener mantas ele algodón tejidas por los indígenas, para
que los del ejército pudieran abrigarse ele los fríos de aquellas montañas.
No vale la pena detenerse a considerar los pequeños encuentros
que tuvieron con los naturales a la boca del Valle del Alférez porque
26
Aún el cuidadoso escritor Raimundo Rivas cayó en esa trampa; ver RR-166 . El fiscal real Francisco
Guillén Chaparro, escribió en 1583: "El Rio Grande de la Magdalena por donde se sube a este
Reino, la cual ahora cincuenta años cuando fue descubierto, estaba muy poblado de indios naturales,
entre los cuales había mucha riqueza de oro y abundancia de comidas. Lo cual ha venido tan a
menos, que de cuarenta mil indios y más que e11to11ces había, no hay al presente mil ... "
29
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fueron de consecuencias mínimas para los soldados aunque nó para los
naturales . Mas serio fue lo que en este valle sucedió. Al ver los naturales
que a sus labranzas y casas entraban los arribados y tomaban lo que
deseaban, se reunieron para detenerles. Con sus débiles armas--no
usaban arcos para propeler a distancia flechas envenenadas como los
· de Santa Marta--consistentes en pequeños dardos, lanzas largas y
espadas de madera de palma, salieron al ataque que fue fácilmente
repelido por unos pocos hombres comandados por Jerónimo de la Inza
y ayudados por solo un hombre de a caballo. Esta fue toda la fuerza
militar que se requirió para desbaratar la resistencia indígena, pues estos
naturales estaban acostumbrados a otro tipo de guerra muy distinta, en
la que primaba el concepto de "tomar a mano al contrario," y no de
matarlo en el campo de batalla. Desafortunadamente, no era dable
"tomar a mano" a los avezados españoles expertos en correr a los moros
de la península ibérica y en ganársela a todos los ejércitos de Europa.
Aquí notaron los recién llegados cuan débil era la fuerza bélica del
muisca y que tan fácil era abusar de ellos.
Desde el Valle de la Grita continuarían sirviendo los indígenas a
los conquistadores en todas las modalidades mencionadas, especialmen-
te de guías. Suena pretencioso, y es inexacto, seguir repitiendo que los
recién llegados descubrieron esto y aquello. Fueron los guías indígenas
que los condujeron y les mostraron dónde vivían sus soberanos como el
Zaque, el Zipa y otros señores principales; dónde guardaban algunos de
sus tesoros; dónde estaban sus adoratorios mas importantes como el tem-
plo de Sogamuxi; dónde estaban las tumbas de sus antepasados; dónde
se encontraban las minas de esmeraldas y como las explotaba el señor de
"Somynduco"; con cuales otros grupos indígenas mantenían un activo
comercio intecambiando sal y mantas de su manufactura por oro, esme-
raldas, coca, plumas, caracoles y otras preciosidades. En fin, el indígena
mostró al conquistador mucho de lo que quiso ver, mientras le alimenta-
ba y entretenía hasta prestándoles sus mujeres e hijas, y sirviéndole, sin
exagerar, a cuerpo de rey y aún mejor, pues los cronistas hasta sugirie-
ron, quizás equivocadamente, que los indígenas percibieron a los cris-
tianos como hijos de su dios el sol. 27 Esta gran reverencia hacia los
recién llegados no duró mucho, pues sus abusos y exageradas exigencias
hicieron que los indios les perdieran respeto.
Allí en el altiplano Cundi-Boyacense encontraron los recién llega-
dos una civilización que había aprendido a vivir en paz con la naturale-
27 FPS III-167.
30
za, aunque tuvieran que defenderse de sus aguerridos vecinos panches y
muzos. Allí tenían su casa medio millón de indígenas; 28 allí cultivaban
sus tierras, cazaban en sus bosques, pescaban en sus ríos, hacían su
comercio, preparaban sus comidas y bebidas, levantaban sus edificios,
fabricaban sus artefactos, rendían tributo a sus señores, defendían su
territorio, adoraban a sus dioses, se expresaban artísticamente, se diver-
tían y practicaban sus deportes, se reproducían y educaban a sus hijos, o
sea, que cumplían con las mismas funciones inherentes al ser humano
que los europeos; ni una mas, ni una menos, aunque en un grado inferior
de civilización cuando esta se mide en términos de desarrollo material.
Estos señores indígenas y sus familias sabían que existían al descubier-
to, que estaban tan vivos como los del otro lado del mar.
Por lo anterior se debe evitar tildar el evento de la llegada de los
cristianos a la tierra muisca como un descubrimiento. Repitiendo lo dicho
por otros, lo que está descubierto no se puede descubrir. El pretender los
europeos, aunque no intencionalmente a veces, continuar viendo las cosas
desde un punto de vista exclusivamente europeo, tiene cierto tono de
arrogancia y es irrespetuoso con los nativos americanos. El continuar
los americanos percibir su pasado desde un punto de vista europeo, es
anacrónico . El considerar esas dos masas humanas en el mismo plano
permite, en cambio, valorar la reunión de los indígenas con los
expedicionarios dirigidos por el licenciado Jiménez como un encuentro
entre dos grupos humanos con idénticos derechos e idéntic~ dignidad.
El que nó hubiese sido percibido entonces por aquellos que escribieron
la historia no da cabida a que hoy no se le mire como fue . Sinembargo,
el sesgarse en favor de uno u otro lado previene que hagamos lo más
valioso: estudiar nuestro pasado para aprender mas sobre nuestra
identidad.
28Jaime Jaramillo Uribe, Ensayos de historia so cial colombia11a (Bogotá, 1968), p. 93; Germán
Colmenares, Historia económica y social de Colombia , 1537-1719 (Bogotá, 1978), p. 101.
31
Ortal al Meta, la de Nicolás Federman al Nuevo Reino. Mas tiempo
tomaron las de Ambrosio Alfinger a Tamalameque (Pacabueyes) y la de
Jorge Espira hasta el Caquetá que también recorrió una distancia mas
larga. Sinembargo, fue la mas grande si se mide por el número de personas
que tomaron parte en ella, y si no fue la mas larga ni la mas demorada,
fue la mas exitosa de todas y por ello la mas importante. Su éxito consistió
en haber encontrado una numerosa y próspera sociedad indígena que
soportó la superposición de una civilización tipo europea y su importancia
fue que la nueva comunidad constituida progresó y se convirtió en una
de las mas grandes y productivas colonias del reino de Castilla y del
imperio español hasta cuando logró su independencia.
Indudablemente es admirable que un grupo de hombres aventura-
ran sus vidas en busca de riquezas y fama, mas ello en sí no es cualidad
única, puesto que en una forma u otra, todos los que dejaron las costas
del viejo continente para venir al nuevo, hicieron los mismo. Lo real-
mente admirable de la expedición dirigida por el licenciado Jiménez re-
side en dos puntos claves: primero en la tenacidad que demostraron ante
condiciones adversas al progreso de la misma; y segundo, haber percibi-
do que detrás del comercio de la sal y las mantas de algodón tenía que
existir una civilización indígena digna de conocerse.
De estos dos puntos anteriores quizás el mas significativo sea el
segundo, pues en una forma u otra las expediciones diferentes de las
dirigidas por el licenciado también demostraron gran tenacidad. Sin dis-
culpar razones, cuando la expedición de Alfinger pasó por tierras veci-
nas a Guane en el actual departamento de Santander, vio indígenas
vestidos con mantas de algodón y que comían sal de minas y supo que al
sur estaba el rico Xerira, mas no siguió en su búsqueda. Gerónimo de
Ortal, o mejor su segundo Alonso de Herrera, conoció de las riquezas
que llamaban· del Meta y remontando el Orinoco desde la boca del Drago
sobre el océano Atlántico, llegó a la confluencia con el Meta por el cual
subió unos pocos kilómetros mas no siguió; de haberlo hecho, quizás
hubiese sido guiado por los indios a continuar por el Pauto u otro afluente
del Meta hasta llegar a espaldas de tierras del Zaque y del señor de
Sogamoso. Primero Espira, quien le hubiera ganado la carrera al licen-
ciado, y segundo Federman, quien la hubiera perdido, cuando pasaron
por la región del Casanare fueron informados por los indígenas que al
otro lado de las montañas habían civilizaciones ricas en sal, oro, y man-
tas. Ninguno de los dos, sinembargo, percibió en estas señales lo que fue
tan claro para Jiménez. Seguramente que los indios del Casanare, quie-
nes mantenían un comercio bien activo con sus semejantes de la región
del Cocuy, les mostraron a Espira y Féderman las mantas de algodón y la
32
sal que bajaban de la montaña, iguales quizás, a las mismas que vio con
ojos mas abiertos el lícenciado Jiménez. 29
La expedición fue bien organizada por un general capaz y hábiles
capitanes, salvo pequeñas fallas en el aprovisionamiento adecuado de comi-
das y de elementos para cruzar 1íos y de estrategia en el avance especial-
mente en el tramo adelante de Chiriguaná. Falla mayor fue haber salido en
abril, cuando comenzaban las lluvias, pues las incomodidades subsiguien-
tes causaron demoras que pudieron haber contribuido a la muerte de algunos
soldados. El recorrer grandes distancias y afrontar las dificultades que im-
pone una naturaleza tropical exige fortaleza personal, preparación, expe-
riencia y algo de suerte. Aquellos menos dotados de estas cualidades dejaron
sus huesos en la ruta. El curtido en Indias, o baquiano, tenía mejor posibili-
dad de cruzar un río en una canoa, sabía como extractar su subsistencia de la
naturaleza, como defenderse de los peligros que ésta escondía, entendía mejor
a los nativos, sabía comer mejor y balancear su dieta y hasta lo picaban los
mosquitos menos. El experimentado contó con una gran ventaja para sobre-
vivir los trabajos, como también la tuvo el que fue general, o alférez, oficial
real, capitán, o sacerdote.
La ruta que tomó la expedición no fue peor ni mejor que otras, aun-
que contó con algunas ventajas importantes derivadas de poder utilizar ca-
minos indígenas, no tener que atravesar largos páramos y de haber sido
ayudada por bergantines cargados de provisiones que también hicieron las
veces de hospitales flotantes. Gran parte de la ruta fue por tierras planas a
29
Sobre Alfinger ver Juan Friede, los We/ser en la co11q11ista de Vene zuela (Caracas, 1961),
p. 206. En un pleito entre Bartolomé Camacho, compaiiero de Jiménez, y Andrés de Ayala,
compaiiero de Féderman, le tachaba el primero al segundo no tener tantos méritos por no ser
de los que primero entraron al Nuevo Reino. Contestó Ayala que en efecto, él no vino con
Jiménez, mas "que este que declara vino en descubrimiento <leste Reino de la gobernación de
Venezuela con el gobernador della nombrado rniser Ambrosio e que a la entrada <leste reino en
el páramo que hoy dia nombran de miser Ambrosio les dio un temporal en el dicho páramo que
duró tres horas de mal tiempo en tanto grado que en el dicho páramo se quedaron helados e
muertos 116 personas asi de españolas como de indios ... e se perdió la mayor parte dello [de lo
que traían] y allí como no fueron parte para entrar en este reino se volvieron a la dicha gober-
nación de Venezuela y esto fue antes que el dicho mariscal don Gonzalo Jiménez de Quesada
se saliese de la dicha ciudad de Santa Marta en descubrimiento <leste reino." AGI Justicia
1107 No. 1, fl. 94 y ss ., pleito Camacho vs. Aya la por Toca vita, 1567. Sobre Alonso de Herrera
ver FPS 1-398. Sobre Espira, ver Friede, los Wclser, p. 352. Sobre Féderman, ver AGI Patro-
nato 162-1-1, probanza de Frncisco de Murcia. En ella uno de los testigos declaró que vinien-
do por los Llanos "dieron en un paraje hacia Pamplona y una lengua [traductor del lenguaje de
los indios] que traían les dijo que tenía noticia de este Nuevo Reino, que era tierra muy rica de
oro y mantas y de mucha gente y qne siéndolo así, el dicho Fedreman juntó la gente y les hizo
un parlamento diciéndoles de la noticia que tenía, y que era mejor la que llevaban por delante;
y que cuando aquella les faltase, volverían sobre lo otro. "
33
excepción del tramo arriba del desembarcadero sobre el Opón.Allí contaron
con la ventaja del Camino de la Sal, que por ser hecho para tráfico pedáneo
tuvieron a veces que rectificar para hacer paso a los caballos y a las bestias
de carga. Sin embargo, este trabajo no pudo ser tan duro como el afrontado
por Féderman, quien para llegar a Fosca tuvieron sus compañeros que usar
lazos para subir en vilo a los caballos.
Las condiciones climatéricas encontradas en la ruta fueron malas
por la época en que los expedicionarios partieron de Santa Marta, pues
lo hicieron al comienzo de las lluvias, mas pronto aprendieron y la si-
guiente estación invernal la pasaron descansando en La Tora. Ni los ca-
lores ni los fríos que encontraron en el trayecto fueron peores de los que
ya conocían en España o en otras partes de Europa.
Los animales encontrados en la ruta contribuyeron a la incomodidad
de los expedicionarios. Mientras con experiencia se podían proteger de las
hormigas, avispas y murciélagos, poco podían hacer contra los mosquitos,
especialme1:te molestos para quienes no estaban acostumbrados a ellos, o
contra las garrapatas y las moscas del nuche. Todas estas plagas, sinembargo,
eran comunes a la extensa región tropical que cubre gran parte del continen-
te, no exclusivas de la hoya del Magdalena y sus afluentes, y que se sepa,
ninguna de ellas causó directamente la muerte a conquistador alguno. Otros
animales, como el jaguar y el caimán, sí pudieron haber sido responsables
de la desaparición de unos tres soldados como lo anotó el licenciado. A
estos animales se les pinta invariablemente mas grandes y feroces de lo que
en realidad fueron y hoy se sabe que raramente atacan a un hombre sano,
aunque bien lo pudieron hacer a uno que estuviera enfermo y recostado en
algún lugar escondido esperando a la muerte.
La expedición fue financiada y equipada por el gobernador
Fernández de Lugo. La alimentación, el transporte en canoas, parte im-
portante del hospedaje, comunicaciones, múltiples servicios incluido el
de guías y uso de caminos, fueron aportadas por el indio. Sin la provi-
sión de alimentos indígenas durante la ruta, la expedición hubiera tenido
que demorarse varias décadas y quizás siglos , hasta que las colonias
establecidas en el litoral atlántico se hubiesen expandido lentamente hasta
llegar a la altiplanicie muisca. El indio, originalmente percibido por el
europeo como un enemigo, en realidad fue su mejor aliado .
La tenacidad del licenciado Jirnénez y algunos de sus acompañan-
tes, su habilidad de percibir lo que significaban unos panes de sal de
mina y unas mantas de algodón, la fortaleza física y de carácter de los
sobrevivientes, y la permanente contribución indígena manifestada en
los diversos servicios que aportaron, fueron las razones para que se hu-
biese implantado de una civilización tipo europeo en las tierras de los
muiscas y sus vecinos.
34
PARTE 11
Los Hombres
3. LOS SOBREVIVIENTES
' El cuaderno de las partidas está en AGI Escribanía de Cámara 1006 y ha sido publicado en
DIHC IV-79 a 91 y en Luis Gálvis Madero, El Ade/a111ado (Madrid, 1957), p. 348 a 361. El
reparto del botín se encuentra a continuación del documento anterior y ha sido publicado en
BHA XVI-662 a 687 . Este último fue comentado por Raimundo Rivas '¡l,os Compañeros de
Quesada" en BHA XVI-705 a 715 y cuidadosamente estudiado por Moisés de la Rosa en "Los
Conquistadores de los Chibchas," BHA XXII-225 a 253. El pleito de Castellanos vs. Jiménez
fue publicado en el BHA XI-610 a 628; ver también JF -224 a 233. Sobre el pleito de Hernández
Gallego vs. Jirnénez de Quesada, ver JF -195 a 214; este docurnenlo ha sido cambiado de legajo
y ahora se encuentra en AGI Justicia 534B, ramos I a 6.
37
\ .
ocuparon en ella, cuantas partes del botín recibieron y otros datos de
interés .
Después de cuidadoso estudio de este documento hecho por
Moisés de la Rosa, se conocieron mejor los nombres completos de
los soldados participantes, pues varios de ellos aparecen en el origi-
nal con su primero o segundo apellido únicamente y aún por su apo-
do. Mas al confrontar la lista final del señor de la Rosa con otros
documentos, esta se puede m~jorar aún mas. 2 El resultado de esta
confrontación mejora la lista de los sobrevivientes de la expedición
del licenciado Jiménez en los siguientes 18 nombres.
Nombre dado
por Moisés de la Rosa Nombre revisado
2
El correspondiente soporte documental de las modificaciones hechas acá, está detallado en las
biografías de los conquistadores que están incluídas en el capítulo siguiente.
3
MDR -239
38
Consideradas estas modificaciones, a continuación se listan los
173 compañeros del licenciado que participaron en el reparto del botín y
el cargo que tuvieron durante la expedición. Estos, sinembargo, no son
todos los que llegaron al Valle de la Grita. Martín Bravo, Juan Gordo,
Jiménez, Andrés de Murcia, Villalobos, y Valle también lo hicieron, mas
murieron antes de que se hiciera el reparto y por ello no dejaron rastro
alguno en el Nuevo Reino .3 El licenciado, los 173 sobrevivientes y los 6
muertos suman 180 hombres, que fueron en total, los llegados al valle
de la Grita.
39
Lista de los compañeros de Gonzalo Jiméne:i de Quesada
40
Lista de los compañeros de Gonzalo Jiménez de Quesada
41
Lista de los compañeros de Gonzalo Jiménez de Quesada
42
Lista de los compañeros de Gonzalo Jiménez de Quesada
43
4. BIOGRAFIAS DE LOS SOBREVIVIENTES
MARTIN DE ABRIVA
4
MDR -251; JF -152.
45
Féderman, en un viaje que hizo a España había traído mercancías al
Nuevo Reino que vendido en las tiendas de Santa Fe-. 6 Catalina de Cés-
pedes, mujer de Abriva, en 1553 declaró sobre un enredo urdido aparen-
temente con el propósito de desprestigiar a Alonso Téllez, escribano y
compañero de Belalcázar. 7 Abriva todavía era vecino de Santa Fe el 29
de mayo de 1557, en cuya calidad le tocó contribuir con el costo de un
soldado de a pie para combatir la guerra que se planeaba contra los in-
dios rebelados de !bagué y Mariquita.8
7
AGI Justicia 569-3-3, causa contra Téllez, 1553.
46
PEDRODELACEVOSOTELO
9
El dato sobre haber acompañado a Jiménez por dos años se encuentra en AGI Justicia 547 No. 2,
r. 2, secreta contra Jiménez y su hermano Hernán Pérez. Añadio Sotelo que llevaban 11.000 pesos
de oro de Su Magestad, y otros 13.000 de oro fino de la caja de Su Magestad que no entregaron.
Jiménez llevaba 26.000 pesos. de oro de su propiedad. RR -328 trae una biografía bastante com-
pleta de Acevo. La nomenclatura moderna de sus probanzas es AGI Patronato 153-3 y AGI Patro-
nato 156-11; el interrogatorio de la de 1569 es el mismo transcrito en FDNR V-236 a 247. El
documento de la asignación de Sasa está transcrito en JF - 192.
10
ANC Historia Civil XX, fl. 627 a 663, probanza de Francisco Hernández Hermoso.
11 El documento de la asignación de Sasa por Jiménez esta transcrito en JF -19 I a 192. Ver DIHC
47
biznietos, ahora que tenía casi 80 años. 12 Su mujer se llamaba Ana
Núñez y con ella tuvo 14 hijos.
Acevo hizo de testigo en las probazas de servicios de hicieron
varios conquistadores del Nuevo Reino, entre otros Agustín Castella-
nos, Francisco Hernández Hermoso, Pedro Rodríguez de los Ríos, Fran-
cisco Maldonado, Antonio Ruiz, y Cristóbal de San Miguel.
48
ALONSO DE AGUILAR
13
JFO 1-166; MDR -250 .
14
CDT 1-40.
15
JFO Arbol XI, par. 38. Ver también RR -39 y 40. La probanza de Aguilar ahora está en AGI
Patronato 168-12-1.
16
AGI Patronato 157-1, probanza de Sebastián Saavedra. Ver tamb ién FPA II-234 , 245,246.
17
ARB Archivo Histórico de Tunja, f. 17 a 74.
49
DIEGO DE AGUILAR
Ocupó el importante cargo de veedor real, en razón del cual tuvo que
constatar la repartición del botín quitado a los naturales y comparar sus
notas con las que había tomado el licenciado Jiménez, líder de la expedi-
ción que originó el Nuevo Reino. Como soldado de a caballo que era, de
ese botín le tocaron dos pártes mas 200 pesos de mejoría por el cargo
real que desempeñaba, después de habérsele compensado con 200 pesos
por dos caballos que perdió en el camino, mas 46 pesos por otras cosas
que contribuyó a la expedición. En total recibió Aguilar la buena suma
de 1.466 pesos de oro fino, 114 de oro bajo y 10 esmeraldas. 18 Los
cronistas le mencionaron como tomando parte en el asalto que a espada
desnuda el licenciado hizo al señor de Tunja, soberano que terminó per-
diendo autoridad, tesoros, y hasta la vida. 19
Aguilar no permaneció en el Nuevo Reino sino que con los gene-
rales Belalcázar, Féderman y Jiménez, se embarcó en los dos berganti-
nes que se construyeron a orillas del Magdalena en un sitio no muy
cercano a la futura Tocaima y se fue a la costa de regreso a España. El 21
de junio de 1539 ya se encontraba en Cartagena haciendo declaraciones
en el pleito que el capitán Diego Hernández Gallego puso al licenciado
Jiménez por su parte en el botín. Aguilar declaró entonces tener 30 años
y firmó su deposición. 20
Años mas tarde se vuelve a saber de Aguilar porque su compañe-
ro Juan Tafur le demandó por 75 esmeraldas que le entregó en el Nue-
vo Reino para que se las llevara a España . Era entonces el año de 1552
y Aguilar estaba bien establecido en Málaga, Andalucía, con su mujer
e hijos. 21
18 MDR-251
19
FPA IV-286; FPS III-250 .
'ºAGI Justicia 599, mencionado en Juan Friede, El Adelantado Don Gonzalo Jimé11ez de
Quesada, 2 vols. (Bogotá, 1979), vol. 2, p. 33. Este pleito ha sido trasladado a AGI Justicia
534B-l, ff. 1 a 6.
50
DOMINGO DE AGUIRRE
22
Tomado de RR -40 a 41; los datos sobre la familia de Aguirre se encuentran en JFO Arbol XIV,
par. 95. La probanza de Aguirre, iniciada en Timaná en 1543 y continuada en Sevilla en 1545, se
encuentra en AGI Patronato 153-4-1.
23
DIHC VII-89 a 90.
24
AGI Justicia 1116B.
21
ARB Archivo Histórico de Tunja V, ff, 390 a 413.
51
MARTIN DE AGUIRRE
26
CPI II-38.
52
JUAN DE ALBARRACIN
29
FPA I-188 y 215.
30
JF-142, 146,150.
31
DIHC V-143.
32
BHA XI-627 a 628.
53
Quedó en España y rrias precisamente en Jerez de la Frontera de
donde era vecino en septiembre de 1541, según su declaración dada en
un pleito, la cual tampoco firmó . 33 Allí en Jerez fu.e a visitarlo su parien-
te político, el adelantado Alonso Luis de Lugo, cuando este abandonó el
gobierno del Nuevo Reino en 1544 y se regresó a España. Albarracín era
casado con Ana de Lugo hermana de Alonso Luis, y tuvieron un hijo
llamado Pedro de Lugo. En 1549 aún continuaba en Jerez según él mis-
mo lo manifestó en otro pleito, esta vez del licenciado Jiménez con su
compañero de expedición, el capitán Diego Hernández Gallego. 34
El escritor colonial Juan Rodríguez Freile indicó que Albarracín
fue encomedero en Tunja donde tuvo familia, sobre lo cual no se ha
encontrado ningún documento que lo respalde y sí que lo contradiga
como ya se anotó. 35
34
AGI Justicia 534B.
35 JRF -78 .
54
JUAN DE ALCALA
36
AGI Patronato 153-7-2 , probanza de Alon so Dornínguez, J 549. MDR -215 . La probanza de
Alcalá hecha por su hijo en 1559 se encuentra ahora en AGI Patronato 154-1-1 ; ver RR -43 y 44.
37
AGI Santa Fe 127-2-30.
55
JUAN ALONSO
Según el documento del reparto del botín, al valle de los Alcázares llega-
ron dos soldados con este nombre, el uno rodelero y el otro ballestero. 38
El mejor conocido de los dos se llamaba Juan Alonso de la Torre y se
avecindó en Vélez, ciudad en la que fue conquistador y colonizador ac-
tivo en guerras y gobiernos . El otro soldado fue el menos conocido Juan
Alonso, de quien aquí se trata.
Este Alonso se radicó en Santa Fe y en su distrito fue encomendero.
Casó con Luisa Fuerte, hija de Juan Fuerte el compañero de Féderman.
El 22 de diciembre de 1559, su suegro hizo dejación de la encomienda
de Cueca a su favor, en la que le sucedió su primogénito llamado tam-
bién Alonso . 39 Alonso, padre, hizo su testamento en Santa Fe el 14 de
septiembre de 1569, a pesar ser vecino de La Palma, donde consta que
tuvo con su mujer, Luisa, cuatro hijos: Juan, Martín, Estebanía y Catali-
na, quienes heredaron las tres estancias y otros bienes que dejó. 40 Debió
morir al poco tiempo de hacer su testamento, pues cuando el menor tomó
posesión de Cueca en 1582, manifestó que su padre era difunto.
Flórez de Ocariz trae en su lista de los compañeros de Lebrón a un
Juan Alonso avecindado en Santa Fe, de lo que no he encontrado evi-
dencia alguna en otras fuentes. Es por tanto posible, que lo haya confun-
dido con este compañero de Jiménez. 41
38
MDR -253 y 250.
39
ANC Misceláneas XXVII, ff. 427 a 476. Aquí se encuentra el título de la encomienda y otros
documentos transcritos en Revista del Archivo Nacional, 3:23 (Bogotá, feb. 1939), pp. 92 a 94 .
'º ANC Notaría Primera de Santa Fe, 14 de septiembre de 1569, ff. 683 y 684 .
41
JFO 1-186.
56
JUAN ALONSO DE LA TORRE
42
Tomado de RR -44 a 46.
3
• JFO Arbol ll, par. 106.
44
ANC Residencias de Santander LVI, ff. 549 y ss. En interrogatorio fue transcrito en Revista del
Archivo Nacional 2:15 (marzo y junio, 1537), pp . 1 a 21.
57
tanas que los niños les pintan a las casas. En estos documentos se en-
cuentra la información citada arriba. 45 Su hijo Lorenzo Martín, clérigo
de V~lez en 1590, hizo su probanza en la que menciona los méritos de
su padre y los suyos propios. 46
'5 AGI Patronalü 154-1-6, probanza de Alonso Hernández de Ledesma ; ANC Encomiendas XVI,
ff. 55 a 84, probanza de Pedro de Sala Izar; ANC Historia Civil XXII , proban za de Melchor Ramírez;
ANC Encomiendas XI , ff. 275v a 303 , pleito Domínguez vs Mateas.
46
AGI Santa Fe 127-1-13, aíio 1590 ..
58
PEDRO DE ALVARADO
Rodelero de la hueste del licenciado Jiménez que recibió una parte del
botín repartido en junio de 1538. 47 Fue uno de los primeros pobladores
de Vélez. Estando en esta provincia y yendo en 1540 de la tierra del
señor Tisquisoque a la provincia de Chevere acompañado del alcalde
Baltasar Moratín, con el propósito de castigar a los naturales rebelados,
se hirieron los dos con puyas envenenadas escondidas en el suelo, de lo
cual murieron. 48
47
MDR -251; JF-152.
48
JC IV-344; FPS IV-46.
59
PEROAÑEZ
49
La probanza de los Añez se encuentra ahora en AGI Patronato 165 -3- 7. En ella declaró Francis-
co Yáñez Hermoso que su padre era Periañez y su abuelo era Francisco Hernández Hermoso. Ver
RR -381 a 382.
60
CRISTOBAL ARIAS DE MONROY
52
Flórez de Ocariz le dedicó su Arbol XXI, ver. Sobre su fecha de nacimiento y el no haber ido al
Dorado ver AGI Patronato 160-1-9, probanza de Cristóbal Arias de Monroy. Lo de haber sido
arcabucero se encuentra en MDR -250. La órden de Monlalvo de Lugo es tratada en AGI Justi-
cia 546, ff. 1233, preguntas 15 y 16.
61
JUAN DE AROCA
" MDR-253.
55 Lo escrito es un resúmen de las declaraciones de Aroca contenidas en tres proban zas: ANC
Historia Civil IX, ff. 372 y ss., probanza de Diego de Herrera , 1558 ; AGI Patronato 114- 12,
probanza de Luis de Mideros , 1565 ; AGI Patro nato 11 2-1-1, probanza de Lá za ro Fonte, 1565 .
62
JUAN DE AROCHE
6
' MDR -252 y 253.
57
JF -142, 143, 152 y 153.
63
PEDRO BARRANCO
64
ANTONIO BERMUDEZ
60La mayoría de estos datos son de sus probanzas, la una de 1567 que está en AGI Patronato 168-
1-4, la otra de 1582 que está enAGI Patronato 162-2-6. Seguramente Flórez de Ocariz utilizó esas
mismas fuentes pues muchos de los datos están duplicados en el Arbol XIX de sus Genealogías,
dedicado a Bermúdez. Ver también RR -46 a 49, MOR -249, JF -150, DIHC IX-134, ANC Enco-
miendas XXX, ff. 287 a 374 y 1023 a 1024.
61
ANC Encomiendas XXX, ff. 287 a 374 y 1023 a 1024.
65
PEDRO BRAVO DE RIVERA
6
'CPI I-271: en la li sta de los que viajaron con Pedro de Lerma aparece un Pedro Bravo, quien
bien puede ser el hombre aquí considerado.
63
MDR-249.
6
' CDT I-5 y 6, 7 y 8.
65 FPA I-331 y 332; CDT 1-130.
66
CDT I-40, 81 y 82 .
67
La probanza de 1576 se encuentra en AGI Patronato 160-2-4. Ver RR -51 a 53.
68
AGI Patronato J 68-11-1, probanza de Miguel Holguín .
66
JUAN DE CACERES
Soldado ballestero que llegó entre los primeros a los dominios del Zaque
y quien por sus trabajos recibió parte y media del botín recogido por
todos los de la hueste del licenciado Jiménez. 69 Avecindóse en Tunja en
fecha incierta, mas el 14 de marzo de 1541 estaba allí bien establecido,
ya que el cabildo de la ciudad le concedió una huerta. 70 Allí continuó
viviendo, declarando en esa en 1551 ser de mas de 40 años, o sea nacido
alrededor de 1510 y no firmó su testimonio por no saber escribir. 7 t Fue
encomendero de Cerinza y debió morir sin sucesión antes de 1554, cuando
esta encomienda pasó a manos de su compañero Antón de Castro. 72
69
MDR -251; JF-151.
JO CDT -94.
71
ANC Encomiendas XX , f. 24, probanza de Rodríguez Casalla.
72
MAEM -589.
67
DIEGO CALVACHE
73
MDR -250; JF -151.
7
' FPS III 0 356.
15 JFO 1-167.
68
BARTOLOMECAMACHO
77
CDT I-40.
78
DIHC VII-114.
79
Parte de estos datos se encuentran en RR -53 a 58 quien cita una información levantada por el
Capitán Rodrigo Sánchez Zambrano que se encuentra en ANC Encomiendas XXVII, la cua l no he
visto.
80
JFO Arbol XIII, par. 6.
69
11'
• 1
,· 1 ' " '
-Cuando un hijo suyo, llamado Bartolomé Camacho, se inscribió
en Sevilla para regresar al Nuevo Reino, declaró que en este había naci-
do y que era hijo de Bartolomé y una india. 81 Atestiguó en las probanzas
de Francisco Rodríguez y de Pedro Niño, su yerno y murió siendo alcal-
de de Tunja en 1583.
81
CPI V-60.
70
DOMINGO DE LAS CASAS
82
Ver FAZ I-196 a 251 ; RR -58 a 61; AGI Patronato 158-1 -8 , probanza de Antón de Le zcámez.
83
JF -138 y 147.
84
JF -213.
8
' FPS III-297.
71
Sotelo, quien acompañó al licenciado no solo en el viaje de regreso a
España sino durante dos años en ese país, declaró que vio a las Casas
recoger el oro para que "lo llevase a Sevilla e dello hiciese dotar una
capellanía y memoria en la Torre de Oro en Sevilla para dedicase una
misa ciertos días de la semana e que la viese la gente que estaba en el río
e por aquella plaza." 86 Hoy en el museo de la Torre de Oro no hay
memoria de capellanía alguna que haya sido fundada a nombre de los
conquistadores del Nuevo Reino de Granada por el fraile las Casas o por
otra persona.
72
JUAN CASTELLANOS
88
JC IV-422 a 426; FPS IV- 144 y 149; JFO I-171.
89
AGI Justicia 1123, parcialmente transcrito en JF -246 y 247.
73
¡ ·- .. (
Castellanos quien ya había subido antes , mas este se perdió. En otro
documento adicionó Cabrera que reunidos en Sompallón los bergantines
con los hombres que avanzaban por tierra y por no saber el camino que
habían tomar, el adelantado envió a Juan de Castro (sic) quien ya había
estado en el Nuevo Reino , a que con 20 o 25 hombres fueran adelante
buscando la vía. Quince o 20 días después el adelantado con el resto de
la gente siguió el rastro macheteado por Castellanos hasta que llegaron a
los Cuatro Brazos . Allí supieron que este y su grupo se habían perdido
en las sierras del Atún y por eso se habían devuelto, no sin perder a
varios hombres que les tomaron los naturales . 90
Castellanos continuó viviendo en el Nuevo Reino por un tiempo se-
gún lo atestiguan cuatro escrituras hechas entre 1544 y 1547, a raíz de sus
actividades, incluida una que tiene que ver con un negro que poseía. 91
90
AGI Patronato 165 -3-4, probanza de Antonio Hernández, y AGI Patronato 156-1 -5, probanza
de Agustín Castellano.
91
DIHC IX-64, 70, 83 , 91.
74
JERÓNIMO CASTILLEJO
92
JF -144; MDR -253.
93
FrÍede, El Adelantado, vol. 2, p. 325.
75
ANTONIO DE CASTRO
94 MDR -251. Mucha de la información contenida acá proviene de JFOArbol III, par. 10 a 12 y de
su probanza en ANC Encomiendas XXXII, ff. 396 a 441. Ver también RR -63 a 66.
95
DIHC VII- 139.
96
DIHC VII-123.
98
AGI Patronato 165-3-8.
76
CATALAN
99
MDR -253; JF -144 y 146.
77
JUAN DE CESPEDES
100 DIHC 1-216, 253; Il-27, 41, 75 (aunque lea Juan Día z Pérez en vez de Juan de Céspedes), 76,
93; IV-86. Además de los cronistas coloniales que mencionan a Céspedes frecuentemente, la prin-
cipales fuentes escritas sobre este son la "Relación de Lebrija y San Martín," la "Relación de la
Conquista de Santa Marta," el "Epítome de la Conquista," y el Arbol VI de las Geneologías de
Flórez de Ocariz dedicado a este conquistador. Los documentos mas importantes sobre el son su
probanza conservada en AGI Patronato 153-13-2 y su probanza para vestir el hábito de Santiago
que se guarda en el Archivo de las Ordenes Militares. En adición, en los documentos publicad(!S
por Juan Friede en dos series, DIHC y FDNR, se le menciona frecuentemente . Además de estas
fuentes ver también las mencionadas en las dos notas sigui entes y sus índices. A excepción de
estas dos series, el seííor Rivas utilizó los escritos acá listados e hizo un buen resúmen de ellos;
ver RR -66 a 96.
101
Ver DIHC IV-195 a 196 y 232 a 233.
78
se sucedieron entre 1539 y 1540, tales como las de Guatavita, Tinjacá,
Simijaca y las de Vélez. No fue con Pérez a explorar las provincias del
Dorado pero le acompañó parte del camino y se regresó a Santa Fe,
ciudad de la que fue alcalde en 1542 y 1543. Cuando se fundó esa
ciudad había sido uno de sus primeros regidores, cargo que volvió a
repetir al año siguiente, siendo nombrado perpetuo en 1548. 102 Siendo
ya Luis de Lugo gobernador del Nuevo Reino, los franceses destruye-
ron a Santa Marta . Para reconstruirla Lugo mandó a Céspedes con el
cargo de teniente de gobernador y capitán general. En esas el estaba
alistando gente para ir a poblar en Tocaima, mas este honor le tocó a
Hernán Venegas. Regresó cuando Pedro de Orsúa gobernaba el Reino
a nombre de Díez de Armendáriz y fue alcalde de Santa Fe en 1546 y
también su teniente general y justicia mayor hasta cuando en 1550 se
estableció la Real Audiencia.
Ya casado con Isabel Romera, viuda de Francisco Lorenzo el com-
pañero de Lebrón y con dos hijos Antonio y Lope, en 1556 levantó in-
formación de sus servicios y pidió en perpetuidad sus encomiendas de
Cáqueza y Ubaque, una renta anual de 2.000 ducados e investidura en la
órden de los caballero de Santiago, lo cual no le concedieron. El presi-
dente Venero de Leyva le nombró en 1567 teniente general y justicia
Mayor del Reino, título que usó hasta cuando este fue suprimido por
órden real. Murió en 1573, o al principio del siguiente año, cuando esta-
ba entusiasmado con la próxima conquista de Yeima y Moquigua que
iba a realizar. Fuera del matrimonio y con la india Isabel del Perú, tuvo
a Juan de Céspedes. 103
102 DIHC V-164, 172, 319. Sobre sus acciones como alcalde de Santa Fe en 1543, ver DIHC VII-
20, 27, 36, 76, 82, 86, 11 O. Sobre su nombramiento de teniente de Santa Marta ver DIHC VII-230.
Sobre su alcaldía del 46 ver DIHC YIII-202 a 237. Sobre su tardío matrimonio que necesitó
intervencion oficial para que se realizase, ver DIHC IX-197 . Su nombramiento como regidor
perpetuo es mencionado en DIHC IX -227 , X-13 y 70.
103
RR -66 a 96, recordando que la probanza de Céspedes se encuentrar en AGI Patronato
153-13-2.
79
GOMEZ DE CIFUENTES
'º' JFO Arbol XI, dedicado a Gómez de Cifuentes, contine muchos datos de los acá indicados;
MDR -249; JF -150.
107
Ver JFO Arbol XI de Gómez de Cifuentes. Ver también AGI Justicia 1095, pleito Martín Pujo!
vs. Gómez de Cifuentes por Paipa.
10
• JFO Arbol XI, par. 25; CPI Vl-287.
80
PEDRO DE COLMENARES
109
JFO Arbol -VIII; AGI Patronato 161 -2- 5, probanza levantada por su hijo Luis en 1579 RR
-100 a 103. La probanza lev antada por su hijo Luis en 1579; probanza de Francisco de
Colmenares (donde es mencionado Céspedes), está en ANC Encomiendas XXVIII ff. 878 a
886; RR -100 a 103.
11 0
AGI Audiencia Santa Fe 122-2-10, prob anza de Gonzalo García Zorro.
11 2 CPI III-278 . Sobre su segundo viaje a España, ver FDNR 11-139, 267,370, mas III-79 y 254.
81
GOMEZ DEL CORRAL
11 3
De la Rosa Olivera, "Don Pedro Fernánde z de Lugo," , pp. 30 y 31.
11 4
"Relación de la Conquista de Santa Mart a," en Friede, Descubrimiento, p. 233 .
11 5 MDR -248; JF -149.
11 6
AGI Patronato 153-4-1, proban za de Domingo de Aguirre, Sevilla 1545 .
11 7 DIHC VI-94, 95, 234 ; ver también VII -333 .
82
CRIADO
118
MDR -238 y 248; JF -150.
83
PEDRO DAZA DE MADRID
119
CPI Il-25; AGI Audiencia Santa Fe 123-2-15 , probanza de Francisco Rodríguez, 1564.
120
MOR -249; JF -155.
121
CDT I-24.
122
DIHC VII-114.
123
AGI Patronato 160-1-4, probanza de Juan de Villanueva, 1575 ; AGI Justicia 490, pleito por
Pasea.
124
Varios de los datos mencionados acá están en JFO Arbol III, par. 63. Allí lee erróneamente que
Pedro Daza de Madrid y su padre Juan de Madrid fueron descu bridores compañeros del Licencia-
do Jiménez.
84
ALONSODIAZ
85
ANTONIO DÍAZ CARDOZO
127 RR -106 a 124. El señor Rivas tomó mucho s de sus datos de dos fuente s: uno, la "Relación de
la Conquista de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada" que algunos historiadores atribuyen con
razón a la pluma de Díaz Cardozo y la que fuera publicada por Friede en su obra D esc11bri111ie11to,
p. 201 a 252; dos, el Arbol IX de Flórez de Oc ariz, dedicado a Díaz. La probanza de este conquis-
tador se encuentra en AGI Patronato 168- 13-1.
Por haberse opuesto a recibir a Lebrón como gobernador, este le
acusó en Santa Marta donde fue condenado al perdimiento de sus bienes
y a muerte. Custodiado por Juan del Junco salió preso a España para que
allí fuese juzgado. 128 Estando en ese país en 1545, declaró ser vecino de
Sevilla, de mas de 40 años, o sea nacido alrededor de 1500, y firmó su
testimonio . 129 Las encomiendas de Suba y Tuna que dejó en Santa Fe le
fueron quitadas y entregadas a Pedro de Colmenares; por ello hubo un
pleito entre los dos y las volvió a recuperar. 130 Solamente hasta 1556 se
registró para regresar al Nuevo Reino, dejando a su mujer Felipa de
Almeida y a sus hijos Manuel, Isabel y Margarita, para que lo hicieran
luego. Manuel finalmente no viajó con ellas e Isabel lo hizo con sus
hijos, 3 mujeres y un niño. Este viaje fue muy accidentado porque tuvie-
ron que devolverse a raíz de una tormenta. 131 Además de los cuatro hijos
legítimos ya mencionados, Díaz Cardoso también tuvo con una india un
hijo llamado Diego Díaz.
128
DIHC VI-144.
129
AGI Patronato 153-4-1 , probanza de Domingo de Aguirre.
130
DIHC VJII-232.
131
Sobre este viaje tan accidentado, ver AGI lndifercnte Gene.mi 1212, aíío 1555 , y CPI III-244,
248, 275 .
87
JUAN DIAZ
Soldado rodelero a quien le tocó una parte del tesoro recogido por la
hueste conquistadora del Nuevo Reino dirigida por el licenciado Jiménez,
cuando se hizo el reparto del botín en 1538. 132
132
MDR -252; JF -153.
88
SIMON DIAZ
133 ARB Archivo Histórico de Tunja III, f. 194; AGI Justicia 547, f. 827v a 832 donde se encuen-
13
' MDR -252; CDT I-101; ARB Notaría Primera, f. 425v.
131
JFO Arbol IV, par. 2.
/
136 AGI Justicia 546, juicio de residencia de Montalvo.
89
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El siguiente gobernador de turno, Miguel Díez de Armendáriz,
concedió a Díaz una encomienda que había quitado a Francisco de
Monsalve. 13 8 Esta debería ser Chiscas en la región del Cocuy, porque es
la única encomienda que se sabe Monsalve poseyó y que de paso, estaba
en la misma región que la de Guacamayas. 139 Díaz debió morir al poco
de ordenar su testamento de 1551. En efecto , es bien probable que este
hombre haya sido el mismo Simón Díaz muerto por los bravos· naturales
de Coyaima cuando los cristianos salieron a hacerles la guerra para paci-
ficar la región donde estaba asentada la recién fundada !bagué. 140
13 8
DIHC IX -343 .
139
CJA-426.
14
º AGI Ju sticia 566, f. 308.
90
ALONSO DOMINGUEZ BELTRAN
141
RR -124-127.
142 ANC Encomiendas XI, ff. 275v a 303, pleito Domínguez vs. Mateas. Ver lambién AGI Justicia
488, pleito Domínguez vs. Gonzalo Suáre z por encomiendas, contenido en unos 500 folios.
14 3
DIHC VII-106 .
144
DIHC IX-227.
91
Hernández Peña y Elvira Zamora. 145 Continuaba activo en 1574 cuando
declaró en la probanza de Pedro Rodríguez de los Ríos, compañero de
don Gonzalo Jiménez quien entonces ya era adelantado, que los dos vi-
nieron con este y padecieron tantas necesidades que tres cuartas partes
de sus compañeros murieron en el camino. Declaró en esas ser de 64
años, o nacido en 1510, y firmó. 146 Sábese también que fue activo mine-
ro en el Río de Oro donde sostuvo una cuadrilla de trabajadores y que
tuvo por lo menos_dos hijos llamados Hernando y Alonso Domínguez. 147
145
CPI III-262.
146 AGI Patronato 160-1-2, probanza de Rodríguez. Domínguez tambi én atestiguó en la probanza
147 Enrique Otero D'Costa, El cro11ic6n solariego, (Bucaramanga, 1972), pp. 28, 133, 179.
92
JUAN DOMINGUEZ DE LAS CANOAS
149
JC IV-210 a 213.
93
1} /"
( .... :
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JUANDUARTE
152
JC IV-174; FPS III-139; LFPI-199.
153
AGI Justicia 566, f. 1152, testimonio de Diego Ortiz.
94
Indias, pues un hijo suyo nacido en Vizcaya de donde probablemente
también provenía el padre, casó con una hija de Juan/Mateos, el compa-
ñero de Féderman, quien manejaba a finales de la década de 1560 una
cuadrilla de trabajadores en las minas del Río de Oro que eran de Mateos
el padre. 155
95
JUAN FERNANDEZ
158
ANC Encomiendas XX.
159 ARB Archivo Histórico de Tunja IV, f. 228 ; CPI IV- 2 12.
96
JUAN FERNANDEZ DE VALENZUELA
160
RR -360 a 361.
161
MDR -250; ARB Archivo Histórico de Tunja III, ff. 135 y ss., te stamento del padre Estéban
Verdero; sobre las encomiendas ver Darío Fajardo, El régimen de la encomienda en la provincia
de Vélez (Bogotá, 1969) , p. 56. Allí se lee que el encomendero se llamaba Juan Alonso de
Valenzuela, lo que puede ser una mala transcripción.
97
a estos indios no fue por culpa de los españoles sino de aquellos, por no
querer dar la obediencia al rey y servir a los cristianos. Si a esos se les
quemaron algunos bohíos, fue solo después que Galeano les había re-
querido ir a servir y no lo hicieron; y no fue cierto que les quitara oro
distinto del que voluntariamente quisieron dar, y nunca vio que Galeano
les hiciese comer el oro de bajos quilates que llevaban. Continuó
Fernández contestando las 56 preguntas que le hicieron, siempre
corraborando que los indios eran muy malos y mentirosos, que por sus
acciones habían merecido los pocos y suaves castigos que se les habían
dado y que solo era cuando estaban amedrentados que servían a los cris-
tianos, haciéndoles labranzas, trayéndoles la caza en buen estado, y ha-
ciéndoles otros menesteres, sin cuyos servicios se hubiese despoblado
Vélez. Al final de su testimonio puso sus señales. 162
La última intervención conocida de este soldado es cuando en agos-
to de 1549, siendo regidor de Vélez, hizo de testigo en el juicio que se le
hizo a Pedro de _ürsúa por haber ido a guerrearles a los de Guane y des-
truido a los de Pore. En esa oportunidad no trató de poner sus se~ales al
pie de su deposición; solo se limitó a decir que no sabía escribir. 163
162
ANC Residencias de Santander LVI, ff. 626 a 633.
163
ANC Residencias de Santander LVI , ff. 722 y ss.
98
PEDRO FERNANDEZ DE VALENZUELA
164
JFO Arbol XX, par. 11.
16' ANC Hi storia Civil X VI, f . 103v. p roban za de Hern ando de Roj as .
166
MDR -248; JF -142 y 149 .
167
AGI Justici a 534B-l-2.
99
una relación a la corte sobre la exploración en que acababa de tomar
parte, notando que el licenciado Jiménez le había encomendado al caci-
que de Pasea con todos sus sujetos, incluidos los señores Sueta y Acuativa.
Pedía al Rey, que en consideración a que pensaba volver allá, no le fue-
ran a quitar ni su encomienda ni su casa y ganados ( !) que había dejado.
168
Como se anotó arriba, aún estaba vivo alrededor de 1560.
168
DIHC VI-59 a 60; ver también -89. La aseveración de Fernández sobre los ganados que dejó en
el Reino es sorprendente. Aunque por ganados se podía entender un par de cabras flacas o unos
cerditos recién nacidos, también podían ser algunas vacas co n su toros. Sábese que Belalcázar
introdujo al Nuevo Reino una pira de cerdos; sinembargo, la aseveración de Fernández refuerza la
posibilidad que con Jiménez llegaron al Reino otros animales domésticos como cabras, ovejas y
aún vacunos.
100
FRANCISCO DE FIGUEREDO
169 JFO Arbol XXVII, par. 40. El dato de que fue hombre de a caballo es de MDR -249. La proban-
za de Figueredo hecha en 1562, ahora se encuentra en AGI Patronato 155-1 -8, de donde segura-
mente tomó sus datos Flórez de Ocariz. RR -128.
17º En su órden: AGI Justicia 492; Patronato 154-2-6; AGI Patronato 158-3-4; AGI Audiencia
101
LAZARO FONTE
171
Probanza de Fonte, AGI Patrona to 112-1-2 ; RR -130 a 135.
172
De la Rosa Olivera, " Don Pedro Fernández ."
173
Sobre las razones de la mala vo luntad que le tomó el Licenciado a Fonte, se aducen que fue
porque le acusó de haber escondido una s esmeraldas sin quintar, o que le llamó converso; ver JF
-18 a -20.
102
1
111
sinembargo, sostuvo en parte su culpabilidad y lo condenó a que saliese
desterrado del Nuevo Reino a perpetuidad, sentencia escrita que Ponte
al recibirla la rompió. Por esto y otras faltas g1:aves, el gobernador Luis
de Lugo le abrió causa en 1543. 174
Ponte fue acusado de desacatar las órdenes de la audiencia de Pa-
namá sobre su destierro, de haber matado a un alguacil en Cádiz, de
haber sido cruel con los indígenas del Reino y de haber violado niñas
indígenas. Mas específicamente, sobre los cargos tercero y cuarto se le .
acusó de con el fin de sacar a los indígenas oro y esmeraldas, les auchaba
los perros para que se los comiesen, mataba a otros y los tasajeaba para
alimentar y cebar a estos animales, y a muchos indios les mandó cortar
las narices y las manos y a las mujeres los senos (tetas, dice el documen-
to). Los testigos calculaban que las niñas que había violado Ponte eran
pre-púberes y de unos ocho o nueve años de edad. En Turmequé tomó
una niña virgen y amarrándole los pies a dos estacas que clavó en el
suelo, y las manos a los palos de un bohío, la forzó. A una niña virgen,
hija del señor de Bogotá, tan pequeña que la traía un indio en los brazos,
la violó. Aseguraba el testigo Simón Díaz que ello había sucedido así
"porque este testigo la oyó llorar y dar gritos aquella noche, y otro día
vio este testigo en la cama del dicho Lázaro Fonte la sangre que había
caído a la dicha niña." Este negó todos los cargos.
Ponte le hizo cruenta guerra al Fusagasugá porque se sospechaba
había matado a Juan de Castro lo que resultó ser falso. Entre otros deta-
lles macabros, con engaños metió en un cercado a 25 o 30 indígenas
entre quienes se encontraban dos señores principales, . y les soltó los
perros hasta que los mataron. Con un alfanje que siempre llevaba al
cinto, mató a otros indios. El propósito principal de estas acciones era
hacer que le dieran mas oro. Mientras estuvo en el Nuevo Reino había
sido recompensado con la encomienda del cacique Mazeya de Pusagasugá
y a Techativá e Ingativá en Fontibón, los cuales pasaron a Gonzalo García
Zorro cuando Ponte se fue con Pérez al Dorado. 175
174
DIHC VII-131 a 139.
175
AGI Patronato 122-2-10, probanza de García Zorro; ver también DIHC V-163 y 182 a 184, VI-
99 y ss. Ülra referencia importante, AGI Patronalo 159-2-2, probanza de Alvaro Rodrígu·ez, com-
pañero de Féderman y quien vivía en Quito, 1572.
176
MDR -252; AGI Justicia 552, ff. 274 y ss. JFO 1-175, FPS III-356, LFP 1-306, escribieron que
Diego Franco, vecino de Vélez, había llegado con Féderman.
177 JFO Arbol XXXI, par. 30. Ver también JRF -89, FPS III-356; LFP 1-306.
104
Pare. 178 Al enviudar ella casó con Juan Fernández Pardo quien en la
década de 1560 adquirió título de por lo menos Ubaza, lo cual indica que
Diego debió morir poco antes. 179
Participó Diego Franco en la guerra que los vecinos de Vélez hi-
cieron a los agataes durante los primeros años de vida de esa ciudad y
tomó parte activa en la emboscada exitosa que les armaron. 180
Esta acción ha dado pie para que se le considere, con razón, uno de
los primeros pobladores de esa ciudad, la segunda mas antigua del Nue-
vo Reino. 181 Por el año de 1555 viajó a España, seguram~nte con el
cargo de procurador de Vélez, porque presentó ante la corte una serie de
solicitudes a favor de esa comunidad. 182 Cuando trató de regresar al Nuevo
Reino tuvo serias dificultades en salir de la península Ibérica, por haber
encallado su barco en la barra de San Lúcar. Cuando finalmente zarpó en
1558 , lo hizo acompañado de su mujer Ana de Porras, sus cuñados Luisa
y Juan de Porras y su mamá Juana Pérez, según el registro de pasajeros
que se asentó en Sevilla, en el que consignó que regresaba al Nuevo
Reino y que era natural de Andalucía. 183
179
Fajardo, El rég i111e11 de e11co111ie11da, p. 58 .
180
JCIV-311:FPSIV-19:LFP!-364.
181
Otero D'Costa, El cro11ic611, p. 359.
183
AGI Indiferente General 1214, año 1558; CPI III-296 .
105
DIEGO DE FRIAS
Este soldado de a caballo recibió dos partes del botín habido en la expe-
dición del licenciado Jiménez al Nuevo Reino, recogido hasta junio de
1538. 184 Aunque los cronistas le llamaron Juan, escribieron que Frías
fue con el grupo enviado por Jiménez a averiguar quienes andaban por el
Río Grande. Estos resultaron ser los de Belalcázar a quienes después de
corteses saludos, les invitaron al valle de los Alcázares. 185 Frías se regre-
só a la costa acompañando a Belalcázar, Féderman y Jiménez y ya en
junio de 1539 declaraba en Cartagena en el pleito entre los licenciados
Hernández Gallego y Jiménez, por el botín mencionado arriba. Añadió
que había nacido en 1514 y firmó su testimonio. 186 Debió regresar al
Reino un tiempo después.
Recordando que fue soldado de a caballo y por tal de mayor dis-
tinción que los de a pie, se comprende mejor que la corte le expidiera
título de regidor de Santa Fe en 1547, lo cual no hay evidencia que
habiera materializado. También le dirigió a la audiencia una cédula reco-
mendando a Diego por servir desde hacía mucho tiempo y por ser pa-
riente de "criados y servidores del rey." 187
184
MOR -249; JF -150 .
187
DIHC VIII-338; DIHC X-28.
106
MARTIN GALEANO
188
JFO Arbol II, par. 1.
189
CPI II-98.
107
¡:, ··-
Galeano era muy activo, sin dudas . Además de haber sido justicia
mayor de Vélez varios años , también fue mercader y en esa ciudad tenía
una tienda donde vendía mercancías . Propuso abrir un camino para re-
cuas de Vélez al puerto del Carare si la audiencia de Santa Fe le daban la
exclusiva de operarlo por 20 años. 190 Del juicio de residencia que las
autoridades hicieron de su gobierno en Vélez han sobrevivido solo los
descargos, que bien leídos, dan idea de cómo justificaba los abusos que
cometía, mentalidad que no le era exclusiva pues reflejaba muy bien el
espíritu que encerraba el Requerimiento, aquel famoso documento que
los españoles debían leer a los indígenas al primer contacto. Hizo énfa-
sis en que siempre procuró que los naturales se sometieran al rey, fuesen
amigos y sirviesen a los cristianos, porque así podía la ciudad subsistir,
lo cual convenía al servició de Dios y del rey; mas aquellos naturales,
sin causa ni razón y sin que se les hiciesen daños, se rebelaban de la
obediencia que debían.
Para que los naturales circularan el mensaje de lo que les conve-
nía, Galeano ordenaba a sus soldados que tomasen piezas (mote que
denota una cosa, no un ser humano) y los llevasen a Vélez, a los que
soltaba sin hacerles daño, excepto cuando los deAgatá mataron a Baltasar
de Cuéllar, ya que requerido por los vecinos, tuvo que ceder ante la
conveniencia de escarmentarlos para que no volviesen a matar un cris-
tiano, ni rebelarse, ni tratar de quemar a Vélez. Así que si les hizo algún
daño y se les quemaron algunos bohíos, no fue por culpa de él sino de
los indios que no querían dar la obediencia a Su Magestad. Nunca les
tomó nada contra su voluntad y si les pidió algún oro, no era para sí sino
para los encomenderos que lo necesitaban para sustentarse y para que
por ese medio los indígenas demostraran su amistad a los cristianos .
Nunca les hizo comer el oro de bajos quilates que le traían y al
indio que le "hizo ademán de hacer comer un oro o cobre, no murió; y
aunque muriera, merecía la muerte· por el escarnio y burla que hacía a lo
que Galeano le decía a nombre de Su Magestad." Nada tuvo que ver
cuando despeñaron al señor de Chipatá, muerte que redundó en mucho
provecho, pues sus súbditos volvieron a aparecer y a servir muy bien.
Cuando los indios venían con sus fraudes y mentiras para que no los
maltrataran y traían la caza podrida y hedionda, Galeano "hacía ademán
de hacérsela comer para que se enmendasen." Si no fuera por los casti-
gos que les mandaba hacer, los indios no hubieran mantenido a los de
Vélez ni a las personas que transitaban por el camino del Carare, trayén-
108
11
dales carne y haciéndoles las sementeras tan necesarias para que esta
ciudad no se despoblase. 191
El resto del documento es del mismo tenor. Tan graves serían los
cargos impuestos a Galeano que las autoridades locales le enviaron pre-
so a España para que allá fuese juzgado. 192 Salió para Cartagena y allí lo
embarcaron en La Gallega, nave que se agregó a la flota comandada por
Cosme Rodríguez Farfán, mas al llegar al paraje donde desemboca el
canal de Bahamas, murió, no sin antes dejar de albacea al rico y piadoso
comerciante Luis López Ortiz y a Diego Franco, su compañero y vecino.
Franco atestiguó lo anterior en Valladolid en mayo ele 1555, añadiendo
que Galeano le había entregado 700 pesos que llevaba . 193
Tal vez para hacerse cargo ele las pertenencias del difunto, su viu-
da Isabel Juan ele Arroyo (no Isabel Juan de Meteller como escribió
Ocariz), con su mamá Jerónima Fortuna e Isabel Angela, viajaron ese
año de España al Nuevo Reino. 194 Galeano poseía las encomiendas de
Chipatá, Guavatá, Guane, Orta, Saboyá y Semisa, varias ele las cuales
aparecen después a nombre de su hermano Pedro Galeano quien vivía en
Vélez desde 1541. También disfrutó de los servicios ele dos negros que
en algún momento se le escaparon. 195 Nacido en 1505, en Valencia se-
gún el cronista Castellanos y su inscripción ele pasajero en Sevilla, no
tuvo hijos con Isabel ele Arroyo mas con otra mujer tuvo a Marina Galeano.
Sabía firmar. 196
191
ANC Residencias Santander LVI, ff. 549 a 672.
192
FDNR II-185 y 194.
193
AGI Justicia 1102-3-1, Montalvo de Lugo vs. Diego Franco.
194
CPI III-152.
195
Fajardo, El régimen de encomienda, pp. 55 a 62; AGI Justicia 561, ff. 124 v.
196
Su declaración en ANC Encomiendas XI, ff. 275 a 303. pleito Mateas vs. Domínguez.
109
LUIS GALLEGOS
197
AGI Patronato 153-4-1, probanza de Domingo de Aguirre .
198
MOR I-153; JF -153; FPS III-356; JFO 1- 172; LFP I-202.
110
GONZALO GARCIA ZORRO
199
JFOArbol V, par. 1 y 7, dedicado a García Zorro. Flórez escribió que García había subido como
alférez de los bergantines, lo que no es cierto . Ver RR -149 a 154, teniendo en cuenta que la
probanza de García Zorro está ahora en AGI Patronato 157-2- 1. Como el Sr. Rivas solamente usó
las probanzas del Archivo de Indias que se encuentran en el fondo de Patronato, se le pasó otra
hecha anteriormente y que se encuentra en AGI Audiencia Santa Fe 122-2-10, la cual se comenta..
en el siguiente párrafo.
111
Pérez mandó al capitán Céspedes para que él y toda la gente regresasen y
recogiesen indígenas para llevarlos a la expedición del Dorado. Ido Pérez le
dejó con el cargo de alguacil mayor del Reino el cual, según él, hasta la
fecha de su probanza lo había ejercido muy bien. 200
García Zorro fue acusado de haber sido cruel con los naturales en
dos ocasiones. Estando en el Cocuy pidió oro a un cacique y porque no
se lo dio mandó que le soltaran los perros que mataron a varios indios e
indias. Habiendo encontrado al cacique del Cocuy y su hermano
Palmaboya, le pidió oro al primero y como no le dio, lo colgó por los
brazos y le ató a los compañones (arcaísmo por testículos) una piedra
del tamaño de la cab~za de un hombre. Después le auchó los perros
hasta que lo destrozaron. A Palmaboya le hizo poner los pies tan cerca
del fuego que se le tostaron, añadiendo un testigo que García Zorro "le
hizo pringar con tocino derretido ... y le vio poner muchas veces los pies
al fuego y se los vio arrugados y que no podía andar sobre ellos." 201
Fue testigo en varias probanzas a saber: la de Melchor Ramírez
donde aparece su firma, aparentemente hecha con mucho trabajo, o me-
jor dibujada mas que escrita; en la de Diego Romero y en la de Agustín
Castellano donde rindió testimonio un año antes de su muerte. 202
200
AGI Audiencia de Santa Fe 122-2-10. Sobre la fundación del Cocuy ver también DIHC VJI-32.
202
ANC Historia Civil XXII; AGI Patronato 154-3-1; AGI Patronato 156-1-5.
112
JUAN GARCIA MANCHADO
Había nacido en 1515 y en 1536 había venido a Santa Marta con el go-
bernador Pedro Fernández de Lugo . De allí subió como soldado
rodelero siguiendo al licenciado Jiménez hasta que llegaron de primeros
a tierra de los muiscas. 203 Se avecindó en Tunja y allí tuvo su parte en
una carta en que los "primeros descubridores y conquistadores" pedían
al gobernador Alonso Luis de Lugo que repartiera las encomiendas que
había suspendido, carta que pidió a otro que firmara en su nombre. 204
Continuó viviendo en Tunja hasta 1572, cuando siendo soltero, se
decidió por el mas benigno clima de Villa ele Leyva a cuya fundación
asistió. 205 Murió en 1584 dejando asentado en los papeles de la mortuoria
que era del distrito de Toledo, Castilla la Nueva, hijo ele Juan García
Manchado y de Beatriz García y declaró no haber sido casado ni en
España ni en el Nuevo Reino. Dejó, sinembargo, dos hijos naturales,
Diego García Manchado e Isabel Manchado . 206
203
MDR -252. La edad se saca de su testimonio en el pleito de Fra y Vicente de Requejada con la
viuda de Sánchez Ropero por una estancia en Moniquirá, at es tiguado por García en 1569. Este
quedó ciego hacia 1549 y no firmaba por esa razón: ver BHA XIII-159.
20
• DIHC VII-123.
2
º' FPS IV-473.
206
ARB Archivo Hi stórico de Tunja XV, 1584 . Ver también RR - 193.
113
PEDRO GARCIA DE LAS CAÑAS
º'
2
MDR -250; CDT I-40; LFP II-507.
208
ANC Encomiendas XI ff. 8 a 169, pleito Suarez vs. Domínguez.
209
ARB Notaría Primera de Tunja I, f. 14v.
114
ALONSO GASCON
210
MDR-251; JF-151; JFO 1-166; José Ignacio Avellaneda Navas, Los comp01ieros de Féderman,
cofundadores de Santa Fe de Bogot6 (Bogotá, 1990), pp. 143 y 144.
115
ALONSO GOMEZ SESQUILLO
2 12
ANC Residencias de Santander LVI, ff. 569v a 579v.
215
Tovar Pinzón, No hay caciques, p. 96.
116
DIEGOGOMEZ
Para fortalecer sus argumentos en el pleito que ventilaba con Diego Ortiz
el compañero de Féderman, Diego Gómez hizo una probanza de sus
servicios en 1551 en la ciudad de Vélez de donde era vecino . En esa
preguntó a los testigos, quienes asintieron a sus afirmaciones, si sabían
que hacía 15 años había venido con el gobernador Pedro Fernández de
los reinos de España a Santa Marta, ciudad de la cual salió con el licen-
ciado Jiménez en busca del Nuevo Reino, pasando en el camino tantos
trabajos que solo llegaron 170 hombres. Después de instalado en la nue-
va tierra fue con Hernán Pérez a la jornada de la Casa del Sol donde fue
herido malamente y de regreso fue con el capitán Juan de Ribera a paci-
ficar la provincia de Guane donde los naturales habían matado varios
españoles, hallándose en un grupo que de pronto fue rodeado por 2.000
indios. Si no fuera por la buena maña que se dieron, hubieran muerto
todos los cristianos. En el curso de esa pacificación construyó un puente
para que Ribera y sus soldados pudieran pasar un río. Preguntó a los
testigos, además, si sabían que a él le dieron la encomienda de T (ilegi-
ble) y Cochavita, por otro nombre llamada Sotaquirá, que había tenido
por mas de ocho años hasta que el gobernador Díez se la quitó y se la dio
a Diego Ortiz. 216
Algunos cronistas pintaron a Diego Gómez, lucitano, participando
en la arriesgada atravesada de un río cuando con el capitán Juan de San
Martín fueron a averiguar que había por los Llanos Orientales, indirecta-
mente confirmando que Gómez vino al Reino con Jiménez, pues esa
acción tuvo lugar antes de la llegada de Belalcázar y Féderman. Radica-
do en Vélez como se vio, Gómez salió a auxiliar al gobernador Luis de
Lugo quien tenía problemas para encontrar el camino del Opón a esa
ciudad. Posteriormente en vista de las dificultades que tuvo con el go-
bernador Miguel Díez, se fue a España a solicitar le hiciesen justicia. 217
Según la versión de Díez, él había condenado a Gómez por tratar mal a
algunos naturales y por otros delitos, razón para que se fuese huyendo
del Reino. 218
21 6
AGI Justicia 492-1, pleito entre Pero Añez, Diego Ortiz y Diego Gómez por Sotaquirá.
217JC IV-220, 430 y 503; FPS III-233 y IV-153, donde le cambia el nombre llamándole Diego
Jiménez.
218
DIHC IX-321
117
Para que se pueda saber mejor lo ocurrido entre Gómez y Díez, se
trae a relación la versión del gobernador interino Lope Montalvo de Lugo
quien acusó a Díez de que atendía mal a sus gobernados " ... con palabras
muy soberbias y de mala crianza, afrentar a las personas diciéndoles que
mienten como bellacos, a los que ante él vienen a pedir justicia, como lo
hizo con ... y a otras personas mandándoles dar palos y cuchilladas, como
fue a ...Diego Gómez. 219
Cuando vino explorando con el licenciado Jiménez ocupó el cargo
de ballestero, por cuya razón le tocó parte y media del botín recogido.
En otra oportunidad declaró que había nacido antes de 1520, quizás alre-
dedor de 1515, y que no fue al Dorado . Firmó su declaración . 220
21 9
DIHC IX-349.
22
º MOR -251; JF -151; AGI Justicia 492-5, Arias vs . Sánchez por Moniquirá .
118
FRANCISCO GOMEZ
221
JFO Arbol XVII, par. 1, dedicado a este conquistador.
222
AGI Patronato 154-1-1, probanza de Juan de Alcalá. También hizo de testigo en la probanza de
Diego García Cabezón, AGI Justi cia 492 No. 2. La proban za de 1562 mencionada por el Sr. Rivas
en nota 4 p. 155, se encuentra ahora en AGI Patronato 155-1 -9.
119
HERNAN GOMEZ CASTILLEJO
223
AGI Patronato 154-3-1.
224
MDR -241; JF -150.
226
AGI Justicia 552.
120
Gómez nació en Córdoba alrededor de 1515, y era hijo de Juan Gómez
Castillejo, tintorero. Del hijo Hernán se decía que era mercader y había
vuelto a España en 1548. Regresó a Santa Fe y en 1550 ocupó el cargo de
mayordomo. Murió a principios de la década del 60 y su viuda, Catalina
Gaitán, heredó Suesca por no dejar su marido herederos legítimos. 227
227José de la Torre, "Hernán Gómez Castillejo," en BHA XXXllI-307 a 312; MAEM -612; JFO 1-
169; RR -158.
121
JUAN GOMEZ PORTILLO
228 Flórez de Ocariz le dedicó el Arbol XIV, donde se encuentran todo s los datos sobre la familia
de Gómez. Ver también AGI Patronato 153-7-2, probanza de Alonso Domínguez; MOR -249; AGI
Justicia 545 f. 350 v. donde se establece que de manos del Licen ciado Jiménez recibió Usme; RR
-158 a 161.
ANC Caciques e Indios LV, ff. 12 y ss. ; ver AGI Justicia 545, f . 350v; AGI Patronato 158-3-4;
229
122
PEDRO GOMEZ DE OROZCO
230 Alonso Luis de Lugo quitó Baganique a Juan de Orozco para dársela a Cristóbal Ruiz, mas
pudo recuperarla después por mano de Miguel Díaz; ver AGI Justicia 548 No. 2, ff. 317 a 382.
Como este Orozco estaba vivo en 1571, desconcierta el contenido de una cédula real fechada el
17 de febrero de 1563, donde se lee que por muerte de Pedro de Orozco, vecino de Tunja , quedó
vaco el repartimi e nto de Baganique y por ello se le asignaba a Don Gonzalo Jiménez; ver "Real
Provisión" en Revisra del Archivo Nacional 5 :53-54 (sep. a dic. 1943) , p. 369. Se menciona esto
porque Ocariz escribió que Pedro Gómez de Orozco tuvo una encomienda de Tunja lo cual parece
errado .
231 AGI Patronato 152-3, probanza de Ortún Vela sco; ANC Encomiendas IV, ff. 1017 a 1044,
probanza de Simón del Basto, año 1583 ; ANC Historia Civil XIX, información de servicios de
Alonso Carrillo; ANC Encomiendas XI, pleito Juan Mateas vs. Alonso Domínguez ..
123
nas de Vélez que habían matado a Miguel Seco Moyano en 1553. 232 El
22 de diciembre de 15 51 fueron requeridos todos 1os vecinos de V élez
de mantenerse armados para servir al Rey en caso de necesidad. A Pedro
Gómez le exigieron mantener un caballo, lanza, y adarga. 233 Esta evi-
dencia es la única que se ha encontrado de su vida en esa ciudad y su
nombre no aparece en las listas de encomiendas correspondientes a ese
período de tiempo. Confirma, sinembargo, que fue solo años después de
fundada Pamplona que allá se fue a vivir.
La primera evidencia que se tiene de su vida en Pamplona a donde
según él mismo fue a vivir en 1559, está fechada el 28 de noviembre de
1560. En esa fecha.aparece dando una contribución de tres y medio pe-
sos para sufragar varios gastos extraordinarios que tuvo la ciudad. Ya el
siguiente año fue elegido regidor del cabildo y el 29 de diciembre de
1560, este le asignó una estancia para ganado sobre las márgenes del río
Chopo. 234 De esa ciudad fue que salió a asistir en la fundación de San
Cristóbal, lo cual tuvo lugar el 31 de mayo de 1561. Cuando las autori-
dades de Pamplona pidieron a los vecinos man!festar qué armas podían
poner al servicio del Rey, orgullosamente Pedro se presentó con sus dos
hijos, Pedro y Gonzalo, bien montados sobre sendos caballos de guerra.
235
Casó con Isabel Domínguez con quien tuvo esos dos hijos , mas la
niña Brígida. El padre murió después de 1583 , pues ese año atestiguó en
la probanza de Simón del Basto ya anotada.
233
ANC Criminales XVIII, ff. 981 a 1005 .
234
CDP -324, 327 , 335.
235
Joaquín de Urdiciáin, "Fundación y Fundadores de San Cristóbal ," en Boletín de la Academia
Na cional de Historia, vol. 41 (Caracas, 1958), p. 501. ANC Criminales L, ff. 525 y ss.
124
FRANCISCO GONZALEZ DE TRUJILLO
Desde 1927, cuando se encontró el documento del reparto del botín efec-
tuado en junio de 1538 entre todos los soldados que habían sobrevivido
la expedición del licenciado Jiménez que dio origen al Nuevo Reino, se
sabe que Trujillo, miembro de esa expedición, se llamaba Francisco
González y era probablemente de Trujillo en Extremadura. Como rodelero
que fue en esa aventura, le correspondió una parte del botín. 236
Habiendo ya reposado en la nueva tierra, debió ser la heredad del
Zaque la que mas le agradó, porque fue uno de los pobladores de la
ciudad de Tunja, quedando inscrito como vecino el 24 de diciembre de
1539 y habiendo recibido un solar para construir su casa. 237 Probable-
mente acababa de llegar a Tunja de la expedición de la Casa del Sol, de
la que venían muchos de los inscritos en esa fecha. Como a los otros
conquistadores, Alonso Luis de Lugo le debió suspender el título que
tenía de una encomienda, porque junto con otros compañeros de expedi-
ción le escribió una carta pidiéndole que hiciese una nueva distribución
de las mismas . 238 Al finalizar 1543, hizo de testigo en Tunja al proceso
que abrió el gobernador Lugo contra Lázaro Ponte, a quien acusaba de
estar ilegalmente en el Reino, de haber matado un alguacil en Cádiz, de
haber sido cruel con sus encomendados de Fusagasugá y de haber co-
rrompido niñas indígenas. 239
González también atestiguó en el proceso que en 1547 abrió el
gobernador Miguel Díaz contra Gonzalo Jiménez, contestando pregun-
tas sobre el castigo que· este hizo al Duitama y su participación en la
muerte del Zipa Saguipa. 240 Había nacido alrededor de 1516 y no sabía
escribir porque no podía firmar. 241
236
JF-153; BHA XVl-705 a 715 y XXIl- 152.
237
CDT I-40.
238
DIHC VII-114.
239
DIHC Vll-137.
240
JF -90. Allí se lee equivocadamente, Francisco Gutiérrez de Trujillo.
241
ANC Encomiendas XI, f. 109, citado por RR -357.
125
JUAN GONZALEZ DEL PRJ\.DO
243
RR -163.
244
AGI Justicia 552, ff. 274 y ss.
2 6
' AGI Justicia 566, ff. 772 y ss.
126
miento del botín se sabe que el único Prado que entró con Jiménez fue
Remando del Prado, vecino de Santa Fe y luego de Tocaima, mas nó de
Vélez. Remando, entonces, no es confundible con Juan y por eso se le
pone al lado. La primera impresión es creer que Flórez de Ocariz se
equivocó en listar a Juan del Prado como uno de los primeros en el
Reino, mas cuando se sabe que una persona con ese nombre fue uno de
los primeros regidores de Vélez según lo relatan los cronistas Castella-
nos, Simón, y Piedrahita, saltan las dudas . 247 No será que Juan del Prado
es el mismo Juan González del Prado, llamado por su segundo apellido
como a veces se acostumbraba? Por ejemplo, en el índice del libro Los
fundadores de Bogotá del señor Rivas, se encuentran varios soldados
listados como Castilblanco, Corredor, Ledesma, Manchado, Malina,
Monroy, etc, y que corresponden a Diego López Castilblanco, Pedro
Ruiz Corredor, Alonso Hemández de Ledesma, Juan García Manchado,
Andrés Vázquez de Malina, Cristóbal Arias de Monroy.
Todo lo anterior señala que Juan del Prado, primer regidor de Vélez
en 1539, fue el mismo Juan González del Prado a quien Galeano le negó
justicia antes de 1544 y el mismo Juan González que fue alguacil de la
misma ciudad antes de 1550. Sorprende menos saber que Juan González,
quien no sabía escribir como se anotó arriba, hubiera tenido cargos de
regidor y alguacil, además de confeccionar listas de gentes, cuando se
conoce que, por ejemplo, los influyentes capitanes y alcaldes de Santa
Fe, Antón de Olalla y Gonzalo García Zorro tampoco sabían escribir, o
cuando se ve la cruda señal que estampaba en los documentos Juan Alonso
en vez de firma, persona que fue varias veces alcalde de Vélez.
247
JC IV-299 y 300; FPS IV-10; JFO I- 171; LFP I-329 .
127
JUAN GONZALEZ
248
MOR -250; JF -151.
128
JUAN DE GÜEMEZ
249
MDR -252; JF-152.
"º JFO 1-170; aquí lee equivocadamente que Güemez era vecino de Tunja.
251
DIHC IX-74.
252
AGI Justicia 585, ff. 550 y ss., Juan de Santander vs Juana Flórez.
129
GUILLEBIEN
25
' CPI II-38.
130
ALONSO HERNANDEZ
131
'·i
ALONSO HERNANDEZ DE LEDESMA
132
Hernández de Ledesma cualquier repartimiento que estuviera vacío. Como
muchas otras ódenes reales esta tampoco se cumplió, así que el paciente
Hernández volvió a España en 1577 y pidió una renta, ya no de 1.000
sino de 2.000 pesos anuales. La corte solo le aprobó 800 pesos por me-
dio de otra cédula. Contento debió regresar de Madrid al Nuevo Reino
con el nuevo mandato real que al final tampoco tuvo efecto, pues
Hernández murió después de pasados dos años ya que en 1579 atestiguó
en la probanza de Hernán González Hermoso. 256
En 1570 ya había trasladado su vivienda de Vélez a Tunja, pues
declaró ser vecino de esa cuando depuso en la probanza de Diego López
Castilblanco, por lo cual también se sabe que había nacido alrededor de
1516 y que sabía firmar. 257 Cuando fue la primera vez a España,
Hernández debió viajar acompañado de un hijo mestizo que tenía, pues
al inscribirse en 1562 en Sevilla como pasajero que regresaba al Nuevo
Reino, lo hizo añadiendo que había nacido en la Ciudad Rodrigo en León,
y que viajaba con su hijo Marcos, habido en Leonor, india. La enco-
mienda que tuvo en Vélez se llamaba Chocoa. 258
133
ANTONIO HERNANDEZ
259
MDR -251 ; JF -152.
260
JFO 1-167.
134
FRANCISCO HERNANDEZ
261
MDR-250; JF-151.
262
FPS III-356; JFO I-168; LFP I-201.
263
ANC Historia Civil XIX, probanza de Francisco Hernández, 1572. Ver RR -25 a 27 quien da
una buena descripción del contenido de la probanza.
135
MARTIN HERNANDEZ DE LAS ISLAS
264
AGI Patronato 153 -4-1.
265
CDT 1-178.
266 ANC Caciques e Indios XXIV, ff. 645 y ss., interrogatorio de Sánchez Cogolludo.
268
ARB Archivo Histórico de Tunja VI, ff. 208 a 289.
136
riamente a lo expresado por sus descendientes, especialmente por Juan
Mejía quien era el marido de una de sus hijas, Hernández no murió po-
bre pues dejó bienes de consideración en el Nuevo Reino y en Tenerife,
además de una larga lista de acreedores y deudores que atestiguan las
frecuentes transacciones que realizaba en vida. Tenía además negocios
de importancia con Mateo Ordóñez y dejó un esclavo negro llamado
Antonillo. 269
137
PEDRO HERNANDEZ DE AGUILAR
.270 ANC Encomiendas XI, ff. 170 a 303, pleito Domínguez vs. Mateas; MOR -25 1.
271
ANC Visitas Santander III, ff. 479 a 558.
272
AGI Patronato 1'62-1-1, probanza de Francisco de Murcia.
138
GARCIA DEL HITO
m CDT I-179.
139
JERONIMO DE LA INZA
Ante el muy noble señor capitán Juan de Céspedes, alcalde ordinario por
Su Magestad en esta ciudad de Santa Fe y en presencia de Onorato Vi-
cente Bernal escribano público y de su cabildo, el 17 de julio de 1542 se
presentó Gonzalo García Zorro a hacer la probanza de los servicios que
había prestado al rey su señor. Como testigo presentó, entre otros, a Je-
rónimo de la Inza (apellidado también de Ainsa, Ainza, Aynsa, Ayusa)
quien aseguró conocerle desde que llegó a Santa Marta el adelantado
Pedro Fernández de Lugo, indicando así que entonces él ya estaba en
Santa Marta. Siguió declarando que tenía mas de 40 años, o sea nacido
alrededor de 1500, y haber visto a García servir muy bien como alférez
de caballos, no solo en Santa Marta sino en el camino al Reino y des-
pués de entrados en este. Hall ose con García en la jornada que pretendió
encontrar la Casa del Sol, pero no asistió a la fundación del Cocuy por-
que entonces se hallaba en la exploración de las Sierras Nevadas (con
Baltasar Maldonado). Firmó su testimonio. 277
De la Inza fue capitán de macheteros durante la expedición que
dirigió el licenciado Jiménez y en razón a su cargo fue recompensado
con cuatro partes del botín habido por todos, al que él mismo contribu-
yó algo mas de 6 pesos el 9 de marzo de 1537, lo que prueba que fue
uno de los primeros en llegar al valle de la Grita. 278 Llegados a su
destino se residenció en Santa Fe, de la cual fue uno de sus dos prime-
ros alcaldes. 279 De esta debió partir a mediados del 39 a la jornada de
la Casa del Sol y debió regresar a Santa Fe a finales de ese mismo año.
En el primer semestre del 41 fue entonces a explorar las Sierras Neva-
das del Quindío con el capitán Maldonado, regresando a mediados del
año . Poco después reemplazó en el cargo de alcalde a Juan Díaz Hidal-
go, el compañero de Belalcázar, cuando se ausentó. El 9 de diciembre
pidió tierras en el distrito de Santa Fe y en el siguiente del 42 fue
elegido regidor. 280
Siguiendo el órden del tiempo, en mayo de 1542 unas 15 perso-
nas encabezadas por Inza pidieron licencia al cabildo de Santa Fe para
277
AGI Audienci a de Santa Fe 122-2-10. No es improbable que el ve rd adero gentilicio de Jeróni -
mo fuese Ainsa, nombre de un pueblito situado en la s provin cias Va sco ngadas.
278
MDR -248 ; JF -150; DIHC IV-80 .
279
JFO I-3 53.
280
GHA -58 y 59.
140
que les permitieran hacer el arriesgado viaje a Santa Marta. Inza debía
continuar a la audiencia de Santo Domingo en negocios oficiales, mas
no salió inmediatamente de Santa Fe porque, como se vio, en julio
declaró en la probanza de García Zorro y aún 10 días después seguía
en la ciudad. 281 Poco venturoso le resultaría a Inza este viaje, más mo-
tivado por la idea de atender asuntos oficiales como por traer mercan-
cías de Santa Marta, lo cual era un gran negocio como ya lo habían
probado el gobernador Jerónimo Lebrón y su acompañante el mercader
Alonso Martín. De la Inza llegó en efecto a Santa Marta, mas el 15 de
noviembre le sorprendió la muerte mientras que con su socio, el expe-
rimentado Alonso Martín, preparaban un bergantín para subirlo al Rei-
no cargado de mercancías. A su muerte dejó muchos bienes, entre ellos
por lo menos diez tejuelos de oro que valían 4.899 pesos, varias cade-
nas y medallas de oro, vajilla de plata, ropas, zapatos, sedas, tijeras,
hilos, cuchillos, un arcabuz y una espada. También dejó a los negros
Antón y Juana y a la india mexicana y esclava, Catalina, a quien había
comprado en 60 pesos. 282
Antes de morir, de la Inza alcanzó a hacer su testamento y nombró
por herederos a su socio Martín y a Juan Ortiz de Zárate quien parece
tenía parte en el negocio. Estos prosiguieron con el plan y cargaron el
bergantín y continuaron río Magdalena arriba, mas en el pueblo de las
guayabas, cerca a Melo, él y el año de 1542 llegaron a sus términos. El
bergantín prosiguió acompañado de otros cuatro de Alonso Luis de Lugo
y compañeros que también remontaban el río con destino al Reino, pero
todas las mercancías que llevaban--incluidos negros esclavos--fueron
rematados en Santiago de Sompallón.
141
JUAN IZQUIERDO
283
JF -150 y MOR -249.
284
CDT I-4, 9, 25 y 26.
285
JF -250; AGI Justicia 534B - l-5.
142
JULIAN
286
MDR -251 ; JF-152.
143
1'; ·. / 1'
; )
JUAN DEL JUNCO
287 Instrucción dada por el Adelantado al Licenciado Jiménez el 4 de abril de 1536, en JF -126.
288
GFO II-353 a 367.
289
LFP I-143.
29
° CPI II-3 a 49. Aquí están listados los 144 hombres que se inscribieron en Sevilla para viajar
con Junco. Extrañamente, solo tres de estos aparecen en la lista de los sobre vi vientes de la expe-
dición del Licenciado Jiménez al Nuevo Reino: el c érigo Juan de Lezcámez y muy probablemen-
te Nicolao de Troya quien aparece como Nicolás de Troan y Guillebién que debe corresponder al
listado como Francisco Gabullet. Sobre su desvío a Santa Marta, ver la "Relación de Santa Marta,"
en Friede, Descubrimiento, p. 227.
144
Había salido de España muy recomendado por el rey, quien ade-
más de enviar cédulas de encomio a varias autoridades, le había concedi-
do a Junco licencia para llevar 1O esclavos libres de derechos, le había
prestado una pequeña suma de dinero y le había nombrado regidor de
Cartagena. 291 Sinembargo, sus pocas acciones destacadas desde que lle-
gó en 1535 a Santa Marta hasta cuando salió del Nuevo Reino después
de una corta permanencia, parecen no justificar tanta distinción real. No
se sabe en que se ocupó ni él ni su gente desde que llegaron a Marta
hasta el arribo de don Pedro. De todas maneras, a los tres meses de este
evento saldría Junco dirigiendo, con el grado de capitán, una compañía
de la gran expedición que buscaría una vía de penetración al Mar del Sur.
Sábese que en el recorrido desde Santa Marta hasta llegar a tierra muisca,
donde se fundó en Nuevo Reino, perdió dos caballos, uno en tierras de
· la nación Chimila y el otro en el río Sogamoso. Sábese también, que fue
de los primeros en entrar al valle de la Grita. Cuando unos dos años
después de llegados a donde los muiscas se supo de que por los alrede-
dores estaba acercándose la expedición de Nicolás Féderman, el licen-
ciado le envió a Pasea para que fuera a recibirle, pues Junco le conocía
desde antes. 292
Aunque no es evidente que acompañara a Gonzalo Suárez a la fun-
dación de Tunja, este le nombró como uno de sus primeros regidores--
cargo que no ejerció--y el siguiente 18 de agosto el cabildo le inscribió
como vecino y le adjudicó solar para su casa, lo que parece sucedió in
absentia. Así se explica porqué el 29 de diciembre siguiente, Junco pre-
sentó una petición al cabildo de esa ciudad para que le recibiera de veci-
no y le asignara un lote, a lo cual aquel respondió mas que generosamente,
al concederle solar, estancia, caballería y huerta. Ningún rastro dejó en-
tonces digno de aparecer en las actas del cabildo de esa ciudad, a la que
debió abandonar antes del 18 de diciembre de 1540, porque en esa fecha
el cabildo dispuso de su solar y se lo asignó a otro vecino. 293
A principios del siguiente año Junco dejó el Nuevo Reino y se fue
a Santa Marta con el gobernador Lebrón, no sin antes haber recolectado
una buena cantidad de esmeraldas y oro y de haber escrito una relación
sobre lo sucedido en la expedición en que participó, la cual puede aún
reposar en algún archivo. 294 El 30 de marzo de 1541 ya se encontraba en
291
Ver seis cédulas reales que le favorecen, en DIHC III-190 y 191.
293
CDT I-12, 24, 42, 43, 69.
294
DIHC V-350.
145
la costa atlántica rindiendo declaraciones sobre ciertos cargos que el go-
bernador Lebrón hizo a uno de los compañeros de Belalcázar. Indicó
en esas que había nacido en 1503. 295 Allí mismo le pidió el gobernador
que llevara preso a España al capitán Antonio Díaz Cardozo junto con
dos probanzas selladas que contenían una descripción de lo que estaba
sucediendo en el Nuevo Reino, para entregarlas a los oficiales de la
Casa de Contratación. 296
En algún momento Junco cambió de destino. De Santa Marta
salió en una carabela que iba para la Española, mas en lugar de seguir
hacia Sevilla se desvió a Santo Domingo a donde llegó en julio de
1541, según lo escribió el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, quien
quedó muy impresionado con las esmeraldas que Junco le mostró . Allí
se quedó a vivir, allí casó con Inés de Villalobos, hija de Lucas Vázquez
de Ayllón el viejo quien había sido oidor de la audiencia, y allí conti-
nuaba viviendo en 1560, año en que ejercía el cargo de factor real,
según se desprende de su propia declaración en la que manifestó haber
nacido en 1500. 297
Cerca de 30 años después de haber salido Junco del Nuevo Reino,
y a raíz de su muerte, llegó a Tunja un hijo y heredero suyo, llamado así
mismo Juan, a reclamar los derechos que debían existir sobre unas enco-
miendas que su padre dejó. Tamaña sorpresa se debió llevar el mucha-
cho cuando fue recibido por quienes tenían entonces los títulos de ellas,
con una requisitoria en los siguientes términos . Que el Capitán Juan del
Junco, compañero de don Gonzalo Jiménez y padre del Juan que ahora
se presentaba, durante los 20 meses que permaneció en el Reino había
tomado 20.000 pesos de oro de los caciques Quiminza, Cucayta, Boyacá,
Sora, Sutamanga y Cuqueitagacha. Que durante ese tiempo atormentó al
señor de Quiminza y a los otros caciques y los apremió para que le
dieran mucho oro y esmeraldas. Que como después de ido el padre,
nunca volvió a aparecer ni dejó bienes en el Reino, los actuales
encomenderos se encontraban complacidos por la venida del hijo here-
de"ro, pues a él le podían poner cargo para que cancelara los 20 .000
pesos que se había llevado el padre. 298 Sobra decir que no hay evidencia
de que el hijo hubiese permanecido en Tunja mucho tiempo.
295
DIHC Vl - 129.
297
AGI Patronato 50 No. 23 , ramo 5.
298
ARB Archivo Hi stórico de Tunja X, 15 de enero de 1570. Ver también DIHC V-305 .
146
Juan del Junco era de una familia prominente de Asturias que a
través de los años había mantenido relaciones sólidas con otras de la
misma región y que en conjunto, fueron muy influyentes en los eventos
de Indias . Junto con los Alas, Arango, Flórez, Hevia, Menéndez, Miran-
da, Salís, Valdés y otras, dejaron muchas huellas de sus actividades en
el área del Caribe, incluida Cartagena, y mas tarde en la Florida. 299
299
Eugene Lyon, The Emerprise of Florida, 74 y 75.
147
ANTONIO DE LEBRIJA
300
DIHC II-81.
301
FPAI-174.
148
Mucho de lo aquí relatado sobre la expedición ha sido extractado
de la famosa relación que Lebrija y su compañero Juan de San Martín
escribieran al Rey. Parte de esta fue redactada en Santa Fe y completa-
da en Cartagena mientras esperaban que el 8 de julio zarpase la nave
que les conduciría a España. 302 Seis días antes, sinembargo, atestiguó
Lebrija una diligencia que hizo el licenciado Jiménez para defenderse
del pleito que le puso el licenciado Hernández Gallego, capitán de los
bergantines que surcaron el Magdalena hasta el río Opón, descontento
por la forma como se había repartido el botín . Por esta se sabe que
Lebrija había nacido en 1507. 303 Continuó su viaje pasando por la isla
Española y ya en enero de 15.40 se encontraba en Madrid atestiguando
en el pleito sobre la jurisdicción del Nuevo Reino, en el cual no agregó
nada mas a lo ya conocido, sobre su participación en esa conquista o
sobre su persona. 304
303 JF -214.
3
º' DIHC V-302 a 304.
149
ANTON DE LEZCAMEZ
3
º' ·cpr n-12.
306
AGI Patronato 158-1-8, probanza de Antón de Lezcámez, 1567.
307
DIHC IV-80.
308
AGI Patronato 153-7-2, probanza de Alonso Domínguez.
309
AGI Patronato 195-12, ff. 86v y 87.
150
Aunque todos los cronistas coloniales lo nombran en sus escritos,
nada mas se sabe de él desde que regresó del Dorado hasta cuando fue
enviado por el obispo Barrios a que fuera cura de la iglesia mayor de la
recién fundada Mérida. Parece que allí tomó mas arraigo su vida y allí
quedó atendiendo las necesidades espirituales de sus feligreses y tam-
bién sirviendo de albacea a varios testantes. Debió morir poco después
de 1581. 310
310 Agustín Millares Carló, Protocolos del siglo XVI (Caracas, 1966), pp. 8 a 50.
151
PEDRO DE LOMBANA
311
AGI Audiencia de Santa Fe 122-2-10, probanza de Gonzalo García Zorro.
312
CPI I-237.
313
DIHC II-80 y 82.
314
MDR -252, JF -152.
315
AGI Justicia 1097, Ortega vs. Lugo. Ver también Testamentarias de Cundinamarca XXIII. ff.
557 a 710, pleito sobre los bienes de Lombana, que al decir de su hija Catalina, el albacea Ortega
malbarató los bienes; por eso esta demandó la mortuoria.
152
el Nuevo Reino : Juan y Catalina. Esta casó con Alonso Delgado quien el
6 de marzo de 1583 levantó en Santa Fe una probanza de los servicios de
su suegro . Por ella se sabe que de manos del mismo licenciado Jiménez,
Lombana recibió en el distrito de Santa Fe, donde se avecindó, los
repartimientos de Ciénaga y Subía y que al morir esos fueron asignados
a Mateo Sánchez Rey, el compañero de Féderman. 316
153
DIEGO LOPEZ CASTILBLANCO
3 17
RR -61 a 63.
La lista de los vecinos de Vélez está en ANC Criminales LXVIII, ff. 981 a 1005. MOR -252; y
318
154
GIL LOPEZ
319
DIHC IV-79 a 91; JF-136 a 161.
321
DIHC V-139.
322
BHA XI-622 a 625.
323
AGI Justicia 990, ff. 8 y ss.
155
JUAN LOPEZ
324
RR-179 y 180, actualizando sus referencias así: CDT I-10, 62, 92, 94.
325
DIHC VII-103, 123; VIII-238 a 278 y 326 a 332; IX-100 a 105.
326
Ver MAEM -598; José Mojica Silva, Relación de visitas coloniales (Tunja, 1946) , p. 21.
156
PEDRO LOPEZ DE MONTEAGUADO
328
CDTI-92yl78 ; DIHCVII-12 3.
329
DIHC IX-73.
330
JFO Arbol III, par. 17.
33 1
AGI Patronato 157-1-2.
157
LORANA
332
MDR -252.
333
AGI Justicia 545, Fábregas vs . Lugo.
334
DIHC IX-169 y 199.
158
GONZALO MACIAS
335
JFO Arbol XIII, par. l. Aquí lee equivocadamente que fue al Dorado con Hernán Pérez de
Quesada, en vez de con Gonzalo Jiménez de Quesada, en cuya expedición murió.
336
MDR -252; CDT I-40.
337
DIHC VII-123.
338
FAL V-25.
339
RR -180 a 182.
159
BALTASAR MALDONADO
160
ser juzgado. Maldonado obedeció y se presentó ante el presidente de la
Gasea quien por sentencia dictada en Cuzco en mayo de 1548, le dio por
libre y le restituyó su perdida encomienda. Volvió a ser acusado por lo
mismo por el licenciado y juez Alonso de Zorita, mas los documentos
correpondientes se quemaron en el incendio de la casa del escribano
Alonso Téllez en Santa Fe. A pesar de esto, la real audiencia le nombró
alcalde mayor de la provincia de Santa Fe y le tocó visitar a los naturales
del Nuevo Reino para saber cuantos y en que condiciones estaban. Nue-
vamente fue investigado por el oidor Montaña por crueldades contra los
naturales, mas la causa se suspendió para atender el levantamiento de
Alvaro de Oyón. Finalmente y por órden de la audiencia, definió los
términos entre las ciudades de Tocaima, Mariquita y Victoria.
Casó en Santa Fe con Leonor Carvajal, hermana de María la viu-
da del mariscal Jorge Robledo y tuvieron a Alonso, María y Ana. Tuvo
también hijos fuera del matrimonio, uno llamado Juan Gómez
Maldonado. 340 En su segunda probanza lee que murió en 1558. Había
nacido alrededor de 1510 y sabía firmar. 341
340
Lo anterior ha sido extractado de RR -184, quien para facilidad del lector, transcribe buenas
partes de los comentarios de los cronistas coloniales sobre este conquistador. Flórez de Ocariz
dedicó a Maldonado el Arbol XXXIII de sus Genealogías, donde se encuentran muchos de los
datos sobre su descendencia. Las probanzas de Maldonado tienen ahora otra nomenclatura: la
iniciada en Cali en 1546 y que contiene interrogatorios de 1551 y 1583, esta ahora en AGI
Patronato 153 No. 5. La de 1565 en Tunja está en Patronato 157-2-5. En esta se establece que
murió en 1558, y que durante la expedición del Licenciado (pregu nta 4) no solo comieron sapos
y culebras sin que hasta hubo canibalismo pues algunos comieron carne humana, de indios e
indias, a lo cua l asintió el testigo Francisco Rodríguez . En CDT I, en DIHC VI, VIII, IX y X, y
en el vol. 2 del Libro de acuerdos de la A11die11cia, hay varios documentos donde aparece su
nombre; favor consultar sus índices.
341
AGI Justicia 561 f. 116, juicio residencia Miguel Díez.
161
JUAN MALDONADO
342
MDR-250; JF -151.
343
DIHC VII-114.
344
AGI Ju sticia 1123, inform ac ión de Jerónimo Lebrón.
162
ALONSO MARTIN COBO
345
MDR -251; JF -151; ANC Encomiendas XX, ff. 1 a 61, probanza Antón Rodríguez Cazalla.
346
DIHC VII-123.
347
Tovar Pinzón, No hay caciques, p. 88 y MAEM -272.
348
AGI Santa Fe 126-3-30.
163
ALONSO MARTIN, EL MOZO
349
MDR -252 .
350
JF -152.
35 1
DIHC VII-123.
352
AGI Justicia 492-5, Francisco Arias vs. Manín Sánchez Ropero por Moniquirá.
164
DIEGO MARTIN HINIESTA
Fue uno de los treinta y tres soldados de a caballo que llegaron al Nuevo
Reino acompañando al teniente de gobernador y futuro mariscal del Nuevo
Reino, Gonzalo Jiménez de Quesada, por cuyos trabajos le recompensa-
ron con dos partes del botín habido por todos los de la expedición. 353
Los cronistas coloniales asintieron a que Martín vino con el licenciado,
quien probablemente era de la localidad de Hiniesta en Zamora, aña-
diendo uno de ellos que era hermano de Juan Martín de Hiniesta. 354
Con un alto grado de seguridad se puede afirmar que Diego fue
uno de los fundadores de Vélez y uno de sus primeros vecinos. Allí
estaba activo ayudando a asentar la tierra al poco tiempo de esa funda-
ción, hasta cuando con otros compañeros se adentraron en la provincia
de Chevere y fueron heridos con armas indígenas envenenadas , lo que le
causó la muerte a Diego y a otro soldado. Como durante el siglo XVI se
confundían los apellidos Martín y Martínez, no es de extrañar que el
cronista Castellanos, copiado por Simón y Fernández de Piedrahita, hu-
biera llamado Martínez a este conquistador. 355
Para mayor confirmación de la muerte de Martín, nótese que cuan-
do otro soldado compañero de Jiménez, Pedro de Salazar, hizo su pro-
banza de servicios, indicó que "por fin y muerte de Diego Martín, vecino
de la ciudad de Vélez, vacaron los indios ele Cocunuba, que es en los
términos de la dicha ciudad" y Gonzalo Suárez, en esas capitán y justicia
mayor del Reino, se los concedió . 356 O sea, que aún antes o durante el
mandato de Gonzalo Suárez, que tuvo lugar entre el primero ele septiem-
bre de 1541 y mayo de 1543, fue cuando murió Diego Martín . Como se
puede notar en el libro de cabildos de Tunja, el único Diego Martínez
activo en esa ciudad y en ese tiempo, era el capitán de ese nombre que
había llegado al Reino con Féderman.
353
MDR-249; JF-150.
355
JC IV-343; FPS IV-45; LFP 1-4 14 .
356 ANC Encomi endas XVI , ff. 55 a 84, pregunta No. l O y sus respuestas.
165
HERNAN MARTIN
358 JF -250 .
166
JUANMARTIN
359
MDR -252; JF -153 dondes se le lista equivocadamente como Valle.
360
ANC Encomiendas XI, f. 279v, pleito Mateas vs. Domínguez.
361
ANC Encomiendas XXIX, ff. 756 y ss.
167
MATARRUBIA
168
MATEO
363
MDR -252; JF -152.
169
FRANCISCO MEDRANO
364
JFO 1-168.
365
MDR -250; JF -151.
170
GASPAR MENDEZ
366
MDR -250; JF -151.
367 Friede, El adela111ado, vol. 2, p. 32.
368
JC IV-254; FPS III-276.
369
JFO I-169; LFP I-202; AGI Patronato 153-3-1, probanza de Acevo, 1553.
171
FRANCISCO DE MESTANZA
Bien comprobada está su llegada a Santa Marta con don Pedro Fernández de
Lugo y al Nuevo Reino como rodelero de la expedición dirigida por el licen-
ciado Jiménez, lo mismo que su participación en el botín habido en el curso
de esta expedición y distribuido entre todos los sobrevivientes. 370 Radicóse
en Santa Fe de donde salió a tomar parte en la cruenta guerra ordenada por
Hernán Pérez contra el cacique Guatavita quien rehusaba reunirse con los
cristianos. En esta acción y bajo las órdenes del capitán Melchor de Valdés,
fue al valle de Gachetá donde entre todos los soldados quemaron muchos
bohíos, destruyeron muchas labranzas y a muchos indios les cortaron las
manos o las narices. Como premio a sus acciones conquistadoras le corres-
pondió la encomienda de Cota en el distrito de Santa Fe, ciudad en la que se
avecindó. Hernán Pérez le quitó esta encomienda para dársela a su amigo
Juan de Arévalo, pero posteriormente recibió Cajicá que tuvo hasta cuando
se la quitaron por haber tratado mal a sus encomendados. Los oidores Góngora
y Galarza escribieron al rey en noviembre de 1550 que Mestanza, estando
en la cárcel por haber tratado mal a los naturales de Cajicá y por haber
robado el proceso correspondiente, se había fugado porTocaiina para seguir
Magdalena abajo. 371
Continuó su camino y no paró hasta llegar a España, presentándo-
se en noviembre de 1552 ante las autoridades en Madrid a declarar en un
reclamación que Lope Montalvo de Lugo le hizo a la corona. Allí decla-
ró Mestanza y firmó su testimonio, el haber nacido alrededor de 1520,
ser vecino de Santa Fe, conocer a Montalvo desde 1542 y haber ido con
Hernán Pérez a la expedición del Dorado. 372
Mestanza no se quedó en España. En 1561 declaró que no estaba
en el Reino cuando se rebeló Alvaro de Oyón y también en 1560 y 1561
rindió declaraciones en Santa Fe en sendas probanzas de dos de sus
compañeros. 373 Aunque nunca recuperó la buena encomienda de Cajicá,
el presidente Venero de Leyva le favoreció con el depósito temporal de
algunos naturales que vivían en el distrito de Mariquita, ciudad donde se
avecindó y murió después de 1569 sin dejar sucesión. 374
37
º MDR -252; JF -153.
37 1
AGI Justicia 547 , ff. 788 a 792 y 830; MAEM -45; DIHC X-327 y 328 .
372 AGI Justicia 1117B, f. 19v.
373
Respectivamente: AGI Patronato 154-3 - 1, probanza de Diego Romero; AGI Patronato 154-2-
6, probanza de Alonso Hernánde z de Ledesma; AGI Patronato 155-1- 8, probanza de Francisco de
Figueredo.
374
JFO I-168; AGI Patronato 158-3-1, probanza de Juan Ramírez de Hinojosa, 1569; MAEM -74.
172
JUAN DE MONTALVO
375
AGI Patronato 165-1-7, probanza de Alonso de Olalla. RR -202 a 206 contiene una biografía
de Montalvo; sinembargo, bastante de lo acá descrito es adicional, excepto por sus acciones en el
Cabo de la Vela. Flórez de Ocariz le dedicó el Arbol XXIV en donde se encuetran bastantes de los
datos sobre su persona.
376
AGI Justicia 1123, Lebrón vs. Arévalo.
173
asistió ayuda enviada desde Vélez, ciudad a donde llegaron primero. A
finales de 1543 ya estaba Montalvo en Santa Fe firmando peticiones al
adelantado para que repartiese los naturales entre los conquistadores. 378
Durante su vida en el Reino ocupó varios cargos importantes
como el de mayordomo de Santa Fe entre 1546 y 1548, alguacil mayor
en el 64, alcalde ordinario de la misma ciudad en el 68, 74 y 82, procu-
rador general en el 94 y teniente de gobernador de La Palma. Con su
señora Eloísa no tuvo hijos, mas í una hija fuera del matrimonio. Murió
en 1597 después de haber ayudado mucho a sus compañeros conquis-
tadores, pues les sirvió de testigo en por lo menos 17 probanzas de sus
servicios.
174
DIEGO MONTAÑEZ
Según el documento del reparto del botín habido de los naturales por la
hueste del licenciado Jiménez, llegaron al Nuevo Reino los rodeleros
Diego Montañés y Juan Montañés, mas el mejor conocido machetero
Diego Suárez Montañez. 379 Como al Diego Suárez Montañez, casado
con Ana Rodríguez de León y encomendero de Chiquisa, Tota y otras,
también se le llamaba Diego Montañés, queda difícil ditinguir cuales
actividades corresponden a él y cuales al soldado aquí tratado. A Suárez
Montañés se le pueden estar imputando algunas acciones que en verdad
correspondieron a este Diego Montañez.
De Diego, con primer apellido Montañés, se sabe que fue soldado
rodelero y que recibió una parte del botín.
379
MDR -249 y 251; JF-151 y 152.
175
380
MDR -251; JF -152.
381
JFO I-171; CDT I-196.
176
ALONSO DE MORALES
382AGT Patronato 195-12, información de Alonso Luis de Lugo, 1543 . Este es citado en DIHC
Vll-34.
177
Conócese que Morales tenía el cargo de rodelero durante la expe-
dición de Jiménez al Mar del Sur porque su nombre aparece entre los
que participaron en el repartimiento del botín habido por todos . 383 Acer-
tadamente Flórez de Ocariz le listó entre los de la hueste de Jiménez que
se avecindaron en Tunja, mientras Raimundo Rivas, al confundirlo con
Alonso Morales Farfán de los Godos, le excluyó de su libro . 384 Por últi-
mo, el nombre de Alonso Morales es mencionado en otro documento
corrido durante el mandato del gobernador Miguel Díez y que trató de
un despojo que le hicieron. 385
383
MDR -252 ; JF -152.
384
JFO I-166; RR -29 .
385
DIHC IX-94.
178
HERNANDO NAVARRO
386
MDR -253 ; JF -153.
387
AN C Encomiendas XI, ff. 70 y ss.
388
ARB Libro de Cabildos de Tunj a, 24 de dic iembre de 1553.
179
FRANCISCO NOVILLO
389
FPS III-356; JFO I-172.
390
AGI Patronato 195-12, parcialmente transcrito en DIHC VII-90, donde aparece su nombre mas
no sus respues tas.
391
DIHC VIII-238 a 278; DIHC IX-103.
392
AGI Justicia 566, ff. 1091 y ss., interrogatorio Galeano.
393
DIHC X-61 a 62; también ver documento siguiente.
394
AGI Patronato 153-8-2.
180
PEDRONU~EZCABRERA
395
DIHC II- 79 y 82.
398 CDT 1-23, 53, 54, 56, 60; 61, 64, 65, 66, 69.
399
JC lV-454; FPS III-265.
ARB Archivo Histórico de Tunja IV, ff. 154 a 220 , mortuoria de Núñe z. Ver también III, f.
• 00
279.
181
bió una casa Cabrera que tuvo su orígen a orillas del río Miño. Casó con
Isabel Maldonado de Bohorquez, en otro documento llamada Isabel
Lidueña Maldonado, con quien tuvo a Pedro Núñez Cabrera. 401 El padre
recibió de Hernán Pérez la encomienda de Bonza en el distrito de Tunja
y posteriormente el gobernador Luis de Lugo le concedió las de Turga,
Susa, y Támara. 402
Años después y a la muerte de su marido, Isabel debió tener dudas
sobre la protección que podían darle las leyes, porque entonces insistió
ante las autoridades que por no haber quedado hijos legítimos del matri-
monio, las encomiendas del marido deberían pasar a ella. Los testigos
presentados asintieron a lo asegurado, sin que nadie en ese momento
hubiera sostenido lo que para algunos podría haber sido obvio: a la muerte
de Núñez padre, Isabel estaba en cinta y por lo consiguiente, sí había
heredero legítimo en camino. 403 A pesar de ese ardid, Pedro hijo no per-
dió la herencia ni la mamá se vió desamparada porque volvió a casar con
Miguel Holguín, compañero de Féderman, quien tenía indígenas enco-
mendados quienes producían lo suficientes para garantizarles una vejez
tranquila. Además de este hijo legítimo, Núñez Cabrera tuvo fuera del
matrimonio y con una señora de la tierra, a las hijas mestizas Francisca,
Luisa y Ana. 404
El algún momento el hijo de Pedro hizo la probanza de los servi-
cios del padre, la cual no se encuentra. Sábese de la existencia de esta
porque en 1586 el hijo levantó un documento llaniado de oficio y parte,
para recordar a las autoridades que debían resolver la probanza del pa-
dre que estaba pendiente. 405
4
o, JFO Arbol XIV, par. 98 .
403
AGI Justicia 616, mencionada en BHA XXVIII-89 a 90.
4
o, ARB Archivo Histórico de Tunja V, ff. 377 a 389.
405
AGI Audiencia Santa Fe 126-1-5.
182
ANTÓN DE OLALLA
406 RR -210 a 218. Florez de Ocariz Je dedicó el Arbol IV de sus Genealogías, donde se encuen-
tran muchos datos sobre su familia y descendencia. La probanza de 1590 se halla en AGI Patrona-
to 166-1-1.
407
CPI III-325.
408
ANC Encomiendas XXVI, ff. 870 y ss.
409
AGI Justicia 546, f. 1196v y 1273, juicio de Montalvo de Lugo. Son numerosas las citas que
hay de Olalla en DIHC; favor consultar sus buenos índices .
183
JUAN DE OLMOS
410
RR -218 a 224. Flórez de Ocariz le dedicó el Arbol XII de sus Gen ea logía s donde se encuen-
tran muchos de los datos sobre su familia y descendiente s. Las dos probanzas de este conquista-
dor se encuentran ahora en AGI Patronato 154-3-4 y 163-1-5.
184
cortar muchos brazos, manos y narices, "y a las mujeres las tetas." Fir-
mó su declaración. 41 1
Flórez de Ocariz escribió que Olmos era hijodalgo notorio, mas
anota que era el quinto hijo, o sea que estaba lejísimos de poder aspirar
al mayorazgo, herencia de bienes y de cualquier título si lo había. Había
nacido en 1510 mas o menos. 412
411
AGI Patronato 195-12, f . 20v.
185
ORDOÑEZ
413
MDR-250; JF-151.
4 14
CPI I-269.
415
DIHC IV-45.
186
JUAN DE ORTEGA
416
RR -221 a 224.
417
AGI Patronato 158-3-4.
418
AGI Justicia 549 No. 1, ff. 1 a 69.
419
AGI Patronato 158-3 -4 , probanza de Diego López Castilblanco.
187
CRISTOBAL ORTIZ BERNAL
420
RR -49 a 51. Flórez de Ocariz le dedicó el Arbol XXIII que trae muchos de los datos de la
familia de este conquistador a quien llama por su nombre completo, Cristóbal Ortiz Bernal.
421
CPI II-124.
188
MIGUEL DE OTAÑEZ
422
MDR -253; JF -144 transcribe su nombre corno Otoñes.
423
ANC Historia Civil XXII, ff. 299 y ss.
424
Tovar Pinzón, No hay caciques, p. 67.
189
JUAN DE PALACIO
426
DIHC VI-167 y X -193.
427 DIHC VI-167 y X-193 ; DIHC VII-275 .
190
ALONSO DE PANIAGUA
Los mas antiguos cronistas del Nuevo Reino fueron en su orden fray Pedro
Aguado, el padre Juan de Castellanos y fray Pedro Simón. Todos los tres
mencionaron a un soldado Paniagua sin indicar su primer nombre. Simón lo
incluyó en su lista de los venidos al Nuevo Reino con el licenciado Jiménez
y todos lo asociaron con acciones ocurridas en esa expedición o en la pro-
vincia de Vélez algún tiempo después de haber sido fundada esa ciudad. 428
En el documento sobre el reparto del botín aparece el nombre de un rodelero
llamado simplemente Paniagua, quien recibió una parte de este. 429
Mas de un siglo después de ocurridos los hechos descritos, el es-
cribano Juan Flórez de Ocariz antecedió el nombre de Diego Sánchez al
de Paniagua, escribiendo que con el general Jiménez había entrado al
Nuevo Reino el soldado ballestero Diego Sánchez Paniagua, natural de
Alia, quien murió sin sucesión. 430 Aunque Flórez de Ocariz tenía a su
alcance todos los documentos del Reino por ser escribano mayor de la
cancillería, se pudo haber equivocado con el nombre de Paniagua al lla-
marle Diego Sánchez, como se equivocó en llamarle ballestero cuando
en realidad fue rodelero . En nada refuerza la posibilidad de que su pri-
mer apellido fuese Sánchez el hecho de que el cronista Fernández de
Piedrahita también lo apellidó así, porque este sacó de la obra de Flórez-
-la cual indicó que conocía--la lista de los soldados de Jiménez, intro-
duciéndole cambios mínimos. Así las cosas, se tendría un soldado
Paniagua, seguro compañero de Jiménez, con la posibilidad de que se
llamara Diego Sánchez Paniagua.
Esta posibilidad se dismunuye sinembargo, cuando se nota que
hasta la fecha no existe evidencia documental conocida que la soporte.
En cambio, la existencia de un Alonso Paniagua está comprobada am-
pliamente. De este se sabe que el 18 de agosto de 1539, o sea a los 12
días de fundada Tunja, el cabildo de esta le nombró agrimensor de la
ciudad para que definiera la cabida de los solares y estancias que se
fueran adjudicando a los vecinos. Continuó ejerciendo su cargo hasta
febrero de 1541, cuando el mismo cabildo resolvió reemplazarle por
estar enfermo. 431 Este Alonso Paniagua fue muerto por el Ocavita, co-
428
JC Parte II, elegía IV, canto IV; FPA I-347; FPS IIl-356.
429
JF -152.
430
JFO I-167. Ver también RR -394 y 395 .
431
CDT I-22 y 89.
191
yuntura que usó el capitán Juan de Céspedes para hacerle la guerra, la
cual condujo con las crueldades acostumbradas de atormentar naturales
cortándoles manos, pies , senos, narices y orejas y auchándoles los pe-
rros para que les destrozaran en vida. 432
Para precisar cuando ocurrió esta acción se recurre a los testimo-
nios de otros testigos presentes, quienes añadieron que tuvo lugar du-
rante la jornada de Hernán Pérez al Dorado, o sea después de septiembre
de 1541, cuando ya Paniagua debió haberse repuesto de su enfermedad
para venir a morir de otra causa. Tal guerra fue ordenada por el teniente
de gobernador Gonzalo Suárez quien también tomó parte en ella. Según
la cronología deducida de los relatos de) cronista Simón, esta tuvo lugar
antes que Jerónimo de Aguayo saliese de Tunja a fundar a Málaga, lo
que se sucedió en marzo de 1542. El ataque al Ocavita sucedió, enton-
ces, entre septiembre de 1541 y marzo de 1542.
Lo anterior permite devolver al soldado Paniagua su original nom-
bre de Alonso, quien por su muerte a manos de las gentes del Ocavita
causó una dura guerra entre septiembre y marzo de 1542, y quien había
nacido enAlia--no Italia como escribió el señor Rivas--una población de
Cáceres que queda en la provincia de Extremadura.
432
ANC Caciques e Indi os XXIV, ff. 560 a 664 , Mateo Sánc hez Cogollud o es ac usado de cruel-
dades.
192
DIEGO DE PAREDES CALDERON
433
RR -224 a 226.
434
AGI Patronato 157-2-5, probanza de Maldonado.
435
AGI Justicia 546, f. 1046v (o 334v).
436
AGI Patronato 152-3, AGI Patronato 165-3-8, probanza de Juan de Avendaño.
193
GONZALO DE PEREIRA
437
MDR -249; JF I -150.
194
ANTONIO PEREZ
438
MDR -250; JF-151.
439
JC IV-300; FPS IV-10; JFO 1-167.
° CDT 1-70
44
19:S
HERNANPEREZDEQUESADA
441 El señor Rivas hizo una magnífica cond ensación de lo escrito por los cronistas coloniales y
otras fuentes históricas, que aquí se sigue, exc epto cuando se indi ca; ver RR -230 a 273. DIHC IV-
78. Rivas escribió que Pércz había nacido al principios del siglo XVI , mas e l escribano Pedro del
Acevo Sotelo, compañero de Pérez, calculó que cuando este tomó las riendas del Reino (1539)
tenía 24 o 25 años; ver AGI Justicia 547-2-2, infonnación secre ta contra Gonzalo Jiménez y Hernán
Pérez.
442
DIHC IV-90.
196
este hecho delictuoso, como quizás todos los conquistadores que les acom-
pañaban. Los 150.500 pesos hallados en los aposentos del Zaque mas los
52.000 encontrados en las manos del Sogamoso habían aguzado la codi-
cia a todos e iniciado un proceso asaz irreversible. El ser de conocimien-
to general el rumor que el Sagipa era mas rico que el Zaque y el hecho de
que hubiese prometido dar a los conquistadores un bohío lleno de oro,
exacerbaron hasta el límite los deseos de todos por conseguir mas oro y
esmeraldas. Hasta los mas moderados empezaron a perder la paciencia
cuando el Sagipa postponía lo prometido y se vio progresivamente ami-
norada cuando les llevó de sitio en sitio con la disculpa que en el próxi-
mo encontrarían el tesoro. Después de tanta dilación, Sagipa se vio solo
y sin amigos que intercediesen en su favor y le libraran de tormento
inminente, práctica tan común en la época para forzar confesiones de
moros, judíos y cristianos, y porqué no, de indios? Ya nadie venido del
otro lado del mar iba a permitir que un indígena, de los que había muchí-
simos, se fuese a interponer entre ellos y un tesoro que estaba, aparente-
mente, tan al alcance de la mano.
Tan lamentable parece hoy el tormento y muerte de Sagipa ama-
nos de los creadores del Nuevo Reino, como la farsa legal que armaron
entre todos para justificar sus acciones con razonamientos triviales. En
esa tramoya legal Hernán Pérez sirvió de defensor, Jerónimo de la Inza
de acusador, el licenciado Jiménez de juez, Juan Rodríguez de Benavides
de escribano y varios conquistadores de testigos . La primera fase del
tormento consistió en colgarlo de una viga por las manos atadas detrás
del cuerpo! Preguntaba el licenciado a los testigos que presentó si no fue
cierto que "todas las veces (dos) que se le dio (este tormento) fue muy
liviano y cosa de que no pudo recibir (Sagipa) detrimento ni daño en su
persona, no solamente para morir de ello, pero aún que no recibiese
perjuicio ni manquedad de sus miembros."
Inculpando el licenciado a otros y tratando de lavarse las manos de
este crímen, añadió que cuando mandó a los capitanes San Martín y Suárez
con "cierta gente de a pie y de caballo," al ver que Sagipa nada les entre-
gaba, le dieron dos o tres tormentos muy recios "rayéndole las plantas de
los pies y dándole muchas veces fuego y mucha cantidad, de manera que
luego al instante, por causa de los dichos tormentos, por dos o tres ve-
ces, de manera que de allí a pocos días que le tornaron a traer al real
murió sin darle el dicho licenciado mas tormentos." 443 Que no se diga
ahora que Sagipa murió porque era débil y no fue capaz de resistir un
tormento liviano, o porque cayó en las manos de los despiadados San
443
DIHC V-113 a 115 y 139 a 145
197
Martín , Suárez y acompañantes. Sagipa, como el comendador de
Fuenteovejuna, murió por mano de todos.
Hernán Pérez salió a explorar las sierras nevadas del Quindío don-
de se sospechaban habían grandes riquezas, mas habiéndose tenido noti-
cia de los indios que algunos cristianos merodeaban por el valle del
Magdalena, se desvi6 a averiguar quienes eran, resultando ser los de
Belalcázar quienes le siguieron hasta los predios del señor de Bosa que
tributaba al de Bogotá. Fundada Santa Fe, nombrado su cabildo y estan-
do de salida el licenciado para ir a España a dirimir la jurisdicción del
Nuevo Reino, a la que creían tener derecho no solo los de Santa Marta,
Venezuela y Popayán, sino al poco hasta los de Cartagena, se borró cual-
quier traza de ilegalidad que hubiese quedado del hecho que el licencia-
do había fundado una ciudad sin tener poder para ello. El cabildo de
Santa Fe, legalmente constituido y en todo su derecho, el 13 de mayo de
1539 aceptó a Pérez como su teniente de gobernador y justicia mayor de
la ciudad y Nuevo Reino de Granada. 44 4
Probablemente en abril Pérez dio órdenes a Martín Galeano para
que fuera a fundar a Vélez y el 18 de junio hizo lo mismo con Gonzalo
Suárez para Tunja, habiendo dos días de esta última fecha a cuando or-
denó a Lázaro Fonte hacer la guerra a los de Fusagasugá. Antes de Suárez
salir a tierras del Zipa, Pérez marchó a buscar la Casa del Sol que se
suponía quedaba por los lados del Cocuy. Los i1evados intrigaron y lue-
go facinaron a los conquistadores. Aquí tuvo Pérez otro fracaso pareci-
do al de la búsqueda de las amazonas o de Muzo: después de gastarse
cuatro meses recorriendo montañas regresó con las manos vacías y pre-
ocupado por haber dejado el Reino por tan largo tiempo. De acuerdo con
el cronista Piedrahita, Pérez en algún momento salió a guerrear a los
panches de Nimaima y Bituima, mas estos lo rechazaron y tuvo que
regresarse a Santa Fe sin haber logrado su propósito.
Por ese tiempo sucedió la supuesta conspiración de los naturales
para acabar con los cristianos, lo que movió a Pérez a cortarle la cabeza
al gran Zipa Aquimín y a otros 400 señores principales (número segura-
mente exagerado) en la plaza de Tunja. Le hizo la guerra al Guatavita,
antes había ordenado a Baltasar Maldonado ir contra el Duitama atrin-
cherado en la laguna de Tinjacá y ordenó los ataques a los naturales que
se habían retirado a los riscos de Suta, Tausa y Simijaca. También envió
a dar auxilio a los cristianos de Vélez acosados por los naturales de los
alrededores. Si se puede poner en duda la existencia de un plan indígena
para en un día determinado esconder los frenos de los caballos, soltar a
198
estos y matar a todos los europeos, lo que sirvió de disculpa a Pérez para
matar al gran zaque Aquimin y compañeros, la determinación indígena
de retirarse tan lejos o alto como podían para no servir a los cristianos,
no tributar y que los dejaran en paz, es evidente. Esta fuerte oposición
de los naturales y sus grandes consecuencias sociales está en espera de
un estudio. Los cronistas, todos ellos europeos e ignorantes de la menta-
lidad indígena, han pintado a los muiscas como débiles, apocados, faltos
de voluntad y de propósito. Esta caracterización superficial, seguramen-
te basada en que los muiscas usaban armas poco efectivas, también re-
quiere una reevaluación.
Mientras parte de lo anterior sucedía, el gobernador Jerónimo Le-
brón llegó al Nuevo Reino a reclamar la gobernación, mas los cabildos
de Tunja y Santa Fe--Vélez ya había obrado positivamente--influenciados
por Pérez y consejeros, no lo recibieron sobre el tecnicismo de que sus
provisiones reales sólo leían gobernador de Santa Marta y no del Nuevo
Reino. Al igual que las muertes de Sagipa y Aquimín, esta pobre deci-
sión de Pérez le ocasionaría sus ratos amargos poco después, porque
Lebrón le abrió un proceso al poco de regresar a Santa Marta. Le acusa-
ba de sus acciones contra los naturales que serán comentadas con mayor
detalle mas adelante, y de que era muy falto de experiencia, voluble,
lascivo y que favorecía a los que habían llegado con Belalcázar porque
estos le hacían buenos regalos y hasta le prestaban indias del Perú ex-
pertas en amores·"para que se echase con ellas. " 445
Aunque en el caso del gobernador Lebón, Pérez obró equivocada-
mente pero con determinación, mas esta última cualidad no le asistió
cuando envió al capitán García Zorro a que fundase la cuarta ciudad del
Nuevo Reino, El Cocuy. Pasarían cuatro meses de tomada esa decisión,
lo que hizo a principios de 1541 , cuando influenciado por los fabulosos
relatos del recién llegado Lope Montalvo de Lugo y sus compañeros,
acerca de la existencia de tesoros por la región de los Llanos, decidió
ordenar la despoblación del Cocuy y la recogida de todos los indígenas
comarcanos que se pudiese para llevarlos de cargueros. Los esfuerzos
de García Zorro y compañeros se perdieron, junto con las vidas de mi-
llares de indígenas.
Juzgando en retrospecto, acción nada difícil, Pérez ya estaba listo
para tomar la peor decisión que fue precisamente la de conducir esa
expedición de grandes proporciones que llamó del Dorado, la que reco-
rrió dilatadas regiones de los llanos y las selvas orientales, incluidas
partes del Caquetá y Putumayo. Comprometió grandes recursos de seres
445
DIHC VI-118 a 130, JF -244 a 254.
199
humanos americanos y europeos, caballos, bastimentas, y provisiones,
en un momento en que quizás se requerían para asentar mejor el Nuevo
Reino. Tomó unos 5.000 naturales (otras fuentes dicen mas), 260 euro-
peos, casi 200 caballos y grandes provisiones y con ellos anduvo por los
Llanos en un deambular sin rumbo que al cabo de 16 meses fue a termi-
nar en Mocoa, Sibundoy y Pasto, sin que se hubiese logrado cosa alguna
de valor. Con carta escrita en Cali el 16 de mayo de 1543, tersamente
informaba al rey que en esa aventura "murieron en ella 80 españoles y
los demás salieron flacos y mal dispuestos. Caballos murieron 110 y
todo el servicio que traíamos." 446 Cuando Pérez escribía esa carta, ya
dirigía los destinos del Nuevo Reino el adelantado Alonso Luis de Lugo.
Antes de viajar Hernán Pérez de Cali a Santa Fe el adelantado
Lugo abrió causa contra él y contra su mucho mas meritorio hermano. 447
Acusaba al licenciado de haber matado a tormentos al señor de Bogotá y
a Pérez le hacía muchos cargos y mas graves: le acusaba de haber sacado
a la fuerza millares de indios del Cocuy y otras partes para llevarlos de
cargueros y sirvientes al Dorado; de haber mandado hacer la guerra al
Duitama atrincherado junto con sus súbditos y sus familias en una isla
situada en la mitad de la laguna de Tinjacá, ocasión en la que los cristia-
nos le mataron mas de 1.500 súbditos; de haber atacado al Guatavita y
haberle matado centenares de sus vasallos, quemado sus ranchos y arra-
sado sus sementeras.
La lista de cargos contra Pérez continúa. Dio permiso para que en
varias ocasiones por separado se soltaran los perros a decenas de inde-
fensos naturales que fueron así desmembrados y para que a señores prin-
cipales se les diera tormento hasta la muerte con la esperanza de que
revelaran sus tesoros muchas veces inexistentes. Para escarmentar a gru-
pos indígenas tomaba algunos individuos y les mandaba cortar las nari-
ces, las manos, los pies, las orejas o a las mujeres hasta los senos, y los
dejaba ir para que llevaran el mensaje a sus compañeros de lo que les
esperaba si no eran sumisos . Los señores de Sogamoso, Firavitoba, Chía,
Guasca, Fusagasugá y otros no mencionados por el adelantado, como
. Aquimín y sus señores, tuvieron que sufrir las crueldades hechas, orde-
nadas, o permitidas por Pérez. A pesar de que estos horrores estaban
sucediendo en toda la América Hispánica entonces, su generalización no
446
Ver la "Relación del Descubrimiento de la Canela," escrita por el mismo Pérez: DIHC VII-
12 a 16.
447 La causa contra los Quesada se encuentra en AGI Patronato 195-12 ; DIHC VII-20 a 36 contie-
ne un resúmen de estos. Una versión ampliada de los mismo se encuen tra en AGI Justicia 547, tl.
635 a 942. Ver también DIHC VII-86 a 90 y 137.
200
libra a Pérez de que teniendo la autoridad para poner algún freno a los
abusos, optó por dejar que un grupo desordenado de aventureros dis-
puestos a hacerse ricos muy rápidamente, se burlaran de los mandatos
reales y de las recomendaciones eclesiásticas que en una buena medida
pretendían proteger al indiano .
A las acusaciones del adelantado Luis de Lugo sobre maltrato a
los naturales se sumó la que tanto Pérez como su hermano el licenciado,
habían dispuesto de fondos reales sin la debida autorización . Pero lo que
debió rebasar la copa de las autoridades fue que hubo un mal entendido
y mal juzgado conato de rebeldía en que estuvo envuelto Pérez y su .
mucho menos conocido, y aparentemente menos culpable hermano, Fran-
cisco Jiménez, al poco de llegados de Cali. Por esto se abrió causa y los
dos hermanos fueron juzgados y condenados a galeras perpetuas y a la
pérdida de todos sus bienes .
Seguramente que las sospechas de rebeldía por parte de Hernán
Pérez se vieron reforzadas con la declaración del cabildo de Santa Fe del
30 de octubre de 1543, de que Pérez tenía en su casa "como criados 50
españoles, 150 indios, veinte y tantos negros, treinta y tantos caballos, 5
acémilas." 44 8 Esta era una fuerza de consideración que en las manos de
una anterior cabeza de gobierno, podía causar justa preocupación a las
autoridades . Por el mes de noviembre de 1543 apareció fijado en un
poste de Tunja al frente de la casa donde se quedaba el adelantado Luis
de Lugo, un "libelo infamatorio" cuyo contenido no se conoce. Este dio
pie a que se abriera una investigación en la que se encontró que también
existía una carta escrita por mano de un Bartolomé Sánchez encomendero
de Sáchica, 449 y firmada por varias personas destacadas como García
Arias Maldonado, Hernando de Beteta, Pedro de Colmenares, los dos
hermanos Quesada y otros . Según unos testigos, esa carta contenía "co-
sas muy feas contra el adelantado y contra su honra y fama ," pero añadió
Lázaro Fonte, uno de los que depuso así, que no la había leído. Según
los implicados, la carta que era dirigida al rey, solo contenía acusaciones
contra el adelantado por lo que les había hecho a varias personas del
Nuevo Reino, como haberle quitado a Beteta la vara de alcalde de Tunja,
haber suspendido las encomiendas y cobrado las correspondientes de-
moras que no le pertenecían. 450 Era imposible que una carta a la máxima
448
GHA -67.
" 9Este es di stinto de Bartolomé Sánchez Suárez y Bartolomé Sánchez a sec as , ambos compañeros
de Gon zalo Jiménez.
"º AGI Justicia 547 fl. 136 hasta prin cipio No. 2 ramo 2.
201
autoridad en España fuera a contener "cosas muy feas" aunque sí acusa-
ciones bien vehementes .
Beteta y Arias Maldonado fueron condenados a la horca pero ape-
laron y los hermanos Hernán y Francisco a galeras perpetuas. Desde
antes, Lugo había continuado la causa a los hermanos Quesada por re-
beldía y por las razones ya mencionadas sobre las crueldades hechas a
los naturales, no haber recibido a Jerónimo Lebrón como gobernador y
haber tomado dineros de la caja del rey. Para finales de diciembre de
1543 , el adelantado ya enviaba a los hermanos presos a la audiencia de
Santo Domingo para que los mandasen a las galeras. 45 1 Ante esa audien-
cia se presentaron, mas sabedores las autoridades de que la corona había
nombrado juez de residencia para que viera los casos del Nuevo Reino,
vía el Cabo de la Vela fueron enviados a Cartagena donde este juez esta-
ba. Habiendo sido acomodados en el navío del capitán de la flota de
Indias que paró en el Cabo para que llevarlos a Cartagena, un rayo les
alcanzó y mató a los dos. 452 Pérez tendría entonces unos 30 años de
edad, debía ser soltero y sin hijos conocidos. En vida disfrutó por un
tiempo de las buenas encomiendas de Sogamoso y Fontibón .
202
JUAN DE PINILLA
453
ANC Encomiendas XI, ff. 8 a 169.
454
FPS III-356; MDR -219; JF - 150.
"'DIHC IX-96.
203
unido quizás a su falta de firmeza, abocaron a que en mayo no quisiera
volver a asistir a las reuniones del cabildo . Notando esas rencillas y
seguramente con la influencia de Velasco, la audiencia nombró a este
justicia mayor de Pamplona en reemplazo de Finilla. 458
Finilla, a pesar de todo, no se incomodó tanto con este nombra-
miento y se quedó viviendo en esa ciudad, según evidencia que dejó en
abril de 1554, diciembre del 55, diciembre del 57, diciembre del 58 y
marzo del 59. Ya en noviembre del 60 se nota su ausencia y nada mas se
vuelve a saber de su vida. 459 Durante su permanencia en Pamplona gozó
de las encomiendas de Mene, Izcala, y Guesguira, las cuales aún tenía en
1560 cuando era soltero . 460
'" B. Matos Hurtado, "Apuntaciones y Docume ntos Para la Hi storia de Pampl ona ," en BHA XVIII-
311 a 318 .
459
CDP -86, 149, 227, 259, 279, y 324.
460
Tovar Pin zón, No hay caciques ni seliores , p. 1OO.
204
HERNANDODELPRADO
Hijo del segundo matrimonio de María Ruiz, madre también del capitán
Juan de Céspedes, nació en Castilla alrededor de 1510 y llegó a Santa
Marta con el adelantado Fernández de Lugo, provincia en que participó
en la entrada que hicieron al valle de Tairona. Como soldado de acaba-
llo enrolóse en la expedición al Mar del Sur dirigida por el licenciado
Jiménez y se distiguió en el camino, especialmente porque junto con
Antón de Olalla y otros tres hombres quedaron en el valle del Alférez
mientras el capitán Céspedes regresaba montaña del Opón abajo a dar
nueva de la tierra llana encontrada. 461 Asistió a la fundación de Santa Fe
donde permaneció y de la que era regidor en 1540 cuando a ella llegó
Jerónimo Lebrón a solicitarle al cabildo que le recibieran de gobernador
del Nuevo Reino, solicitud que ese no aceptó. De regreso en Santa Mar-
ta Lebrón inculpó a todos quienes no lo recibieron, incluido Prado. 462 En
1542 volvió a ser regidor de la ciudad de su residencia, mas no durante
todo el término, porque en agosto de ese año fue uno de los que bajaron
a Santa Marta con el grupo de Jerónimo de la Inza, Alonso Martín, y
otros, a traer mercancías al Nuevo Reino. A principios del 43 haciendo
el viaje de regreso camino Magdalena arriba acompañado de Juan Va-
lenciano, llegó a Sompallón que acababa de ser fundado. Su justicia
mayor Lorenzo Martín les quitó el oro que llevaban y les pidió que fue-
ran donde el adelantado Alonso Luis de Lugo estaba, mas Prado rehusó
y en cambio se fue a Mompox con otros tres soldados con quienes llegó
a Cartagena de camino a España. 463
Prado no siguió para España, sinembargo. Inexplicablemente se
le encuentra en Timaná en noviembre de 1543, declarando en la pro-
banza que Domingo de Aguirre hizo allí cuando iba camino a Europa.
Asintió a todo lo preguntado, incluido que habían explorado de Santa
Marta al Nuevo Reino con el licenciado Jiménez, que no estaba en ese
Reino cuando llegó Alonso Luis de Lugo y firmó su declaración. 464 De
Timaná regresó a Santa Fe porque en 1545 volvió a ser regidor. Allí
continuó viviendo y en abril de 1547 compraba una estancia en el pue-
461
RR -227 a 229. MDR -249.
462
DIHC VII-292.
63
' AGI Justicia 1095 No. 1, respuestas de Prado al interrogatorio de Miguel Trujillo. Lo de regi-
dor en 1542 está en GHA -59.
464
AGI Patronato 153-4-1.
205
blo de Punza. 465 Habiendo llegado el gobernador Miguel Díez le nom-
bró justicia mayor de Tocaima y a esta se trasladó permanentemente.
Allí fue premiado con las encomiendas de Guanacapila, Almiba,
Guataquí y Ambalema, y con el tiempo tuvo su parte en la explotación
del oro de Mariquita. Fue regidor de Tocaima en 1572 y su alcalde en
1576 y 1578, último año en que se sabe de su existencia. 466 No fue
casado, pero con una india tuvo a Francisco del Prado quien le sucedió
en sus encomiendas.
465
GHA -70; RR -228.
466V. Ernest Aitken, "Gobernantes de Tocaima Desde el Siglo XVI Hasta la Terminación de la
Colonia," BHA XXXI-736 a 741.
206
JUAN DE PUELLES
467
AGI Patronato 153-7-2.
468 DIHC VI-102 . AGI Patronato 195-12, f. 90v. Ver DIHC VII-89; la respuesta de Puelles se
encuentra en el original.
207
MARTIN PUJOL
469
DIHC IV-89; MDR-250; JF-151.
470
DIHC V-162; CDT I-79 , 81 , 104 a 106.
472
DIHC Yil-123; AGI Justicia 547 juicio de residencia de Luis de Lugo; ver resúmen en BHA
XXVI-318 a 319.
473
AGI Justicia 545, f. 1180.
208
modificara la sentencia a la lista de cargos mencionados arriba. Este en
vez de mostrarse· benigno, le metió en la cárcel. 474
Pujol debió continuar ejerciendo la ganadería en Tunja, pues se
sabe que el 5 de julio de 1551 recibió un poder del capitán Diego Martínez
y el 24 de diciembre del 53 contribuyó a sufragar unos gastos de la
comunidad. 475
474
DIHC VII-234; DIHC IX-353 y ver también DIHC X-330.
"' ARB Notaría Primera deTunja III, f. 96; ARB Libro de Cabildos deTunja, diciembre 1553 . Ver
también CDT I-17 donde está ilustrado el hierro para marcar ganados que usaba Pujol.
209
'1, \
. ..).1
JUAN QUINCOCES DE LLANA
Hombre de corta estatura pero muy fuerte, llegó a Santa Marta en 1536 y
subió al Nuevo Reino como soldado rodelero de la expedición dirigida
por el licenciado Jiménez, tocándole una parte del botín recogido por
todos. Llegado al Nuevo Reino luchó contra los naturales de Vélez y
Simijaca para reducirlos a la paz y se avecindó en Tunja donde Je
encomedaron Furaquirá, Guatochá, Susacón y Tobasía. 476 En 1543 firmó
una petición dirigida al gobernador Luis de Lugo para que repartiera las
encomiendas y continuó viviendo en Tunja donde se volvió ganadero
importante: en 1556 una cédula real ordenaba a las justicias del Reino
no ponerle trabas para que pudiera sacar y vender ganados en el Perú(!)
y otras partes. 477
No fue casado pero dejó hijos. En 1564 se inscribió para regresar
al Reino Alvaro de Quincoces, natural de Santa Fe, hijo de Juan de
Quincoces y de una india. 478 Murió antes de noviembre de 1567.
476
RR -274 y 275; MOR -253 .
477
DIHC VII-114; ver también -123. FDNR !II-81 y 82.
478
Tovar Pinzón, No hay caciques , p. 87; CPI IV-409.
210
JUAN RAMIREZ DE HINOJOSA
Este soldado rodelero quien pedía le tuviesen por hijodalgo notorio, lle-
gó a Santa Marta con el adelantado Don Pedro y allí tomó parte en algu-
nas de las pacificaciones de indios que se hicieron. Se enroló en la
expedición del licenciado Jiménez y con el subió hasta el Nuevo Reino,
habíendose distiguido en el camino por ayudar a sus compañeros. Fue
uno de los primeros en entrar por el río Opón y dar con el Camino de la
Sal y sus depósitos y también de los primeros en llegar al valle del Alfé-
rez. Asistió a la fundación de Santa Fe y fue con Hernán Pérez a buscar
la Casa del Sol. Mientras estaban en esas se sublevaron los naturales de
la tierra y de regreso Pérez envió al capitán Céspedes a que luchara en
Tinjacá. Con este capitán fue al socorro de Vélez en lo que se demoraron
3 o 4 meses, luego a luchar con los rebelados de Simijaca y por último
con aquellos que se habían atrincherado en los peñoles de Suta y Tausa,
donde trabajó al lado del capitán Juan de Arévalo durante cuatro o cinco
meses. También estuvo con el capitán Maldonado desalojando a los in-
dios que se habían metido en el centro de una laguna. 479
Acompañó al capitán Venegas en la fundación de Tocaima donde
se estableció, fue su alcalde en 1569 y su regidor en 1571, ciudad donde
además tuvo la encomienda de Tocaima que tenía pocos indios . Asistió
también al capitán Núñez Pedroso en la fundación de Mariquita. Casó
con María del Campo y tuvieron cinco hijas, Gregaria quien casó con un
hijo de Martín Yañez Tafur, Juana, María, Isabel y otra. En los docu-
mentos figura además un escribano de Tocaima entre 1581 y 1602, lla-
mado Francisco Ramírez de Hinojosa, quien debía ser su familiar. 48 º
Juan debió casar después de 1560 porque en ese año figuró como soltero
y encomendero de Tocaima. 481
479
AGI Patronato 158-3-1, probanza de Juan Rarnírez de Hinojosa , 1569 ; RR -275 y 276;
MDR -25 3.
480
W. Ernest Aitken, «Gobernadores de Tocaima» en BHA XXXI-736 a 741. JFO Arbol XX, par.
6 y 7.
481
Tovar Pinzón, No hay caciques, p. 71.
211
CRISTOBAL DE ROA
482
RR -277 a 279; JF -231; BHA XI-617 a 619; DlHC V-3 19 y 323; AGI Justicia 990 No. 2, los
Belzeres (Welser) vs. Féderman.
483
AGI Indiferente General 1212, o de abril de 1555.
484
CPI III-252.
485
ANC Criminales CI, ff. 378b a 414.
212
ANTON RODRIGUEZ CAZALLA
487
AGI Patronato 157-2-5 , probanza de Baltasar Maldonado, 1565.
213
,_ 1
J 'J
-~.
·'
CRISTOBAL RODRIGUEZ
488
MDR -252; JF - 152.
214
FRANCISCO RODRIGUEZ
489
JFO Arbol 111, par. 12; AGI Audiencia de Santa Fe 123-2- 15 y ANC Encomienda s XXXII, ff.
359 a 395, proban zas de Franc isco Rodrígu e z. La de ANC , f. 383 y ss. , contiene su tes tamento de
1574; MOR -250; RR -281 a 283 .
215
JUAN RODRIGUEZ BENAVIDES
491
MDR -252; JF -152.
492
JFO Arbol II, par. 106.
216
JUAN RODRIGUEZ GIL
493 CPI JJ-114 . Otros de sus compañeros hicieron los mismo; por ejemplo, Martín Galeano, Martín
494
RR -283 a 286; MD_R -251.
495
DIHC VIIJ-231 y X-352.
496
AGI Justicia 1117B, Montalvo de Lugo sobre salarios.
497
AGI Audiencia de Santa Fe 80-3-46; CPI JV-87.
217
El mismo año de 1560 vuelve a aparecer como soltero y
enc~mendero de Soaca en la provincia de Tunja. Probablemente volvió a
España en 1577 y estaba aún vivo en 1579 . Casó dos veces: la primera,
con Salvadora Sánchez con quien no tuvo hijos; la segunda, tal vez des-
pués de 1560 cuando estaba soltero, con Catalina Jorge de Meneses, hija
de Andrés Jorge el compañero de Lebrón. Con esta última tuvo a Fran-
cisco, Juan, Ana de Jesús y Catalina. Fuera del matrimonio tuvo a Isabel
Rodríguez Melgarejo, Mari González Melgarejo, Juana la soltera, Juana
la casada con Garzón, Catalina Rodríguez Melgarejo, Ana, Francisca y
Leonor, todas criollas nacidas en Tunja. 498
498
Tovar Pinzón, No hay caciques , p. 89; JFO Arbol XXII, par. 1-5.
218
JUAN RODRIGUEZ PARRA
Llegó con don Pedro Fernández de Lugo a Santa Marta, en cuyos alrede-
dores hizo algunas entradas a tierras indígenas antes de actuar como sol-
dado rodelero en la expedición del licenciado Jiménez. Después de llegado
al altiplano fue a explorar el valle del Magdalena y se hizo tristemente
célebre porque con su compañero Miguel Sánchez, fue el causante del
incendio que arrasó el magnífico templo de Sogamuxi, el . adoratorio
mas importante que había en los dominios del Zaque . Fue a la jornada de
la Casa del Sol y mientras esto ocurría, Gonzalo Suárez fundaba Tunja,
ciudad a donde regresó Rodríguez y se avecindó el 24 de diciembre de
1539. Allí el cabildo le entregó un solar para construir su casa y las
autoridades le asignaron los repartimientos de Chicamocha, Tequia, y
Viracusa. 499 En 1548 acusó a un Aguilino Calatrava de haber entrado en
Chicamocha y haber matado cinco de sus encomendados y aprisionado
otros para pedirles oro de santuarios. 500
Casó con Catalina de Valero, hija de Juan López compañero de
Jiménez y no tuvieron hijos por lo que su mujer heredó la encomienda.
Había nacido alrededor de 1517 y sabía firmar, mas cuando depuso en la
probanza de Juan de Avendaño hecha en 1587, no lo pudo hacer por
estar impedido de la mano. 501
99
' RR -286 y 287; MDR -251; CDT I-40.
219
PEDRO RODRIGUEZ DEL CARRION
502
Los datos sobre su familia y bienes son tomados de su testamento de 1570, en ARB Archivo Histó-
rico de Tunja VIII, ff. 35-65. Este es mencionado por JFO Arbol XV dedicado a Rodríguez, donde se
encuentran varios datos complementarios. Ver RR -287 a 289 quien mencíona la probanza de Rodríguez
hecha por un yerno en 1575, la cual se encuentra ahora en AGI Patronato 160-1-2.
503
MOR -253; CDT 1-179.
504
AGI Patronato 168-11-1.
220
PEDRO RODRIGUEZ DE LEON
505
RR-290 y 29l;ANC Encomiendas XXXII, ff. 396 a 441, probanza deAntón de Castro; MDR
-250; CDT 1-40; JFO Arbol XIII, par. 45.
'º6 DIHC VII-123, donde aparece su nombre como Pedro Rodríguez de Aillón.
507
DIHC X-121 a 122; ver también 123.
221
BLASCO ROMERO
Este soldado rodelero recibió su parte del botín habido durante la expedi-
ción dirigida por el licenciado Jiménez al Nuevo Reino. 508 Allí permaneció
hasta cuando el gobernador Jerónimo Lebrón, rechazado en ese cargo por
los cabildos de Tunja y Santa Fe, decidió regresar a Santa Marta en 1541.
Con él viajó Romero, manifestando posteriormente que lo había hecho dis-
gustado por el trato cruel que Hernán Pérez de Quesada había dado a los
indígenas del Nuevo Reino. Quien sabe que otras razones le asistieron para
tomar tal decisión y que calló, mas lo cierto fue que atestiguó en unas
acusaciones que Lebrón hizo en 1541 a Juan de Arévalo en Santa Marta,
uno de los que mas se habían opuesto a que fuese recibido por gobernador.
Declaró Romero que estaba provisionalmente en ese puerto, que era aproxi-
madamente de 40 años de edad y desde que conoció a Arévalo dos años
atrás, le había visto ser hombre tan bullicioso y escandaloso que de los 300
vecinos del Reino 250 le querían mal. Oyó decir que Arévalo había dado
tormento a un cristiano en Guatemala y le vio castigar a los de Cota, torturar
al Chía y atacar tan duro a los naturales refugiados en el peñol de Sutatausa,
que esto había sido peor crueldad que la hecha por Herodes. Vio a Hernán
Pérez tener en su casa a la india que había traído Arévalo del Perú y quien
era mas apreciada que muchos pesos de oro. Dijo que en Santa Fe se rumoraba
que Pérez había dado mas indios a Arévalo, no por sus méritos, sino por su
moza Beatriz. Firmó su testimonio . 509
Dos semanas después volvió Blasco a deponer en otra probanza he-
cha por Lebrón contra los hermanos Jiménez de Quesada a quienes acusaba
de manejar mal los dineros del rey y a Hernán Pérez por ser un jovenzuelo
inexperto e incapaz de gobernar. Romero estuvo de acuerdo en que Jiménez
presionó a sus soldados para que contribuyesen a pagarle el viaje a España,
que antes de embarcarse en el puerto del Magdalena sacó doce o trece mil
pesos de la caja del rey, que mandó torturar al Bogotá echándole cebo ar-
diente en el estómago porque no le dio un bohío lleno de oro, y que mandó
a él traerlo a Santa Fe, lo que hizo en una hamaca porque el cacique estaba
tan herido que murió a los dos días de haber llegado. Por todas las cruelda-
des que se cometían y por la inexperiencia de Pérez en gobernar, fue por lo
que según él, se fue a Santa Marta, probablemente sin regresar al Reino
porque nada mas se sabe de su vida. 510
509
AGI Justicia 1123, parcialmente tl'anscrito en DIHC VI-127 a 129.
"º JF -348.
222
DIEGO ROMERO
Cuenta el escribano Flórez de Ocariz que Romero era hijo natural de don
Carlos de Mendoza y de Inés Romero, que había llegado a Santa Marta
con don Pedro Fernández de Lugo y se había ocupado, como sargento
de una compañía, en varias pacificaciones hechas en los alrededores de
esa donde fue herido. Como soldado (arcabucero) subió al Nuevo Reino
con el licenciado Jiménez pasando muchos trabajos y ya llegados a ese,
fue a Somondoco a buscar las minas de esmeraldas y se halló en las
pacificaciones que se hicieron a los caciques de Duitama y Guatavita. Se
avecindó en Santa Fe donde disfrutó de las encomiendas de Engativá y
Uneapá (Une), ciudad de la cual fue su alguacil mayor, procurador gene-
ral y mayordomo en 1552. Casó con María de Aguilar con quien tuvo a
Diego y Melchor Romero deAguilar y a Francisca de Mendoza deAguilar.
Fuera del matrimonio tuvo a Andrés, Alonso e Isabel Romero. Murió en
1592 y había nacido alrededor de 1510. 511
En 1561 hizo su probanza de servicios en Santa Fe, de donde pro-
bablemente sacó Flórez de Ocariz varios de sus datos mencionados arri-
ba. En ella, atestiguada entre otros por don Gonzalo Jiménez, hizo Romero
una buena descripción de como debía portarse un hidalgo notorio como
él. Este documento contiene además, la tasación de las encomiendas de
Engativá y Une hechas por el visitador Villafañe en 1561. 512
El señor Rivas hizo un recuento de las acciones en que se halló
Romero según ·1os cronistas coloniales, algunas de las cuales un tanto
dudosas, pues no fueron mencionadas en su probanza. Estas son, en re-
sumen, que estuvo en la exploración de los panches con Pérez, asaltó el
peñol de Lupachoque, fue con Pedro de Orsúa a la entrada de Muzo y
que ayudó a pacificar esa provincia en 1559. Tenía mas de 80 años cuan-
do murió en 1592. 513
Hizo de testigo en muchas probanzas de conquistadores, entre otros
Alonso Domínguez, Francisco de Aguirre, Lázaro Ponte, Cristóbal
Gómez, Francisco Hernández Hermoso, Francisco de Murcia, Pero Niño,
Cristóbal Ruiz, Domingo de Guevara, Ortuño Ortiz, Pero Hernández,
Francisco Maldonado, Alonso de Olalla, Antonio Ruiz, Cristóbal de San
Miguel, Hernando de Velasco, Ortún Velasco, Juan de Alcalá y Juan de
Torres. En varias de ellas hay constancias de que Romero sabía firmar.
511
JFO Arbol V, par. 47 y 48. El dato de haber sido arcabucero es de MDR -250.
512
AGI Patronato 154-3-1.
513
RR-291 a 294.
223
JUAN RUANO
514
FPS III-356; JFO I-173; MDR -252; JF -153.
m CDT I-40; ARB Notaría Primera de Tunja !, f. 410.; DIHC VII-34 y 35; AGI Audiencia Santa
Fe 122-2-10, probaza de García Zorro.
516
ARB Archivo Histórico de Tunja III, ff. 135 y ss.
224
CRISTOBAL RUIZ
m RR -294 a 296; MDR -253. Sobre su fecha de nacimiento y su habilidad de firmar, ver AGI
Patronato 154-3-1, probanza de Diego Romero. Su probanza de servicios se encuentra en AGI
Patronato 160-1-1 y ANC Historia Civil XVI.
225
PEDRO RUIZ CORREDOR
"º RR -105 a 106; su probanza en AGI Patronato 163-1-4; CDT 1-40; MDR -250; JF-151; DIHC
VIJ-123 .
226
PEDRO RUIZ HERREZUELO
522AGI Justicia 546, f. 110, juicio de residencia de Lope Montalvo. Ver también BHA XIII-157 y
158, pleito Requejada vs Sanchez Ropero.
227
JUAN DE SALAMANCA
m Su probanza de servicios está en AGI Patronato 160-3-5; MOR -253; CDT 1-40; RR -297 a
298.
24
' AGI Patronato 157-1-2, probanza de Bartolomé Camacho, 1565.
228
PEDRO DE SALAZAR
"' ANC Encomiendas XVI, ff. 55 a 84, de donde igualmente, el señor Rivas obtuvo sus datos; ver
RR -298 a 300. . .
'" DIHC V-306 a 308; ANC Encomiendas XI, ff. 275v a 303, pleito Domínguez vs Mateos; AGI
Patronato 153-7-2, probanza Alonso Domínguez.
229
ALONSO DE SALCEDO
527
MDR-249.
528
CDT I-26.
230
JUAN DE SALCEDO
529
AGI Patronato 153-4-1 , ff. 21 y 22.
530
MDR -249; CDT I-23.
231
FRANCIBCOSALGUERO
531
RR -301 a 304; MOR -249; CDT I-42.
532 AGI Audi encia Santa Fe 123-2-15, prob anza de Francisc o Rodrígue z.
533
DIHC VII-118 y 123; 126 a 128.
534
AGI Audiencia Santa Fe 124-1 -7, Francisco Salguero y el conv ento.
232
HERNANDO DE SALINAS
536
LFP I-200.
233
A pesar de las aseveraciones de Fernández de Piedrahita, el señor
Raimundo Rivas descartó a Salinas de su lista de compañeros del licen-
ciado Jiménez porque no encontró apoyo en otros documentos. Me toca
ahora el turno de discrepar de ese cronista, quien escribió que Hernando
estuvo en la fundación de Tocaima, en el auxilio que le dieron los cris-
tianos como diez años después al acosado !bagué y que fue uno de los
fundadores de Victoria, porque creo que lo está confundiendo conAsencio
de Salinas quien entró al Nuevo Reino con Lope Montalvo de Lugo y
cuya presencia en las acciones que tuvieron lugar en Tocaima, !bagué y
Victoria, está bien documentada. 538 En adición, Hernando ya nó estaba
en el Nuevo Reino, porque bajó a la costa con los tres generales, en su
camino a España. En efecto, en junio de 1539 depuso en Cartagena en el
pleito entre los licenciados Jiménez de Quesada y Hernández Gallego
sobre el reparto del botín, añadiendo que había nacido en 1507 y firman-
do su declaración. 539 Debió continuar a España y por ello no dejó las
huellas que buscó Rivas y que al parecer, nunca encontró.
538
LFP II-566 y 694 a 696; José Ignacio Avellaneda Navas, La expedición de Lope Monta/va de
Lugo al Nuevo Reino de Granada, de próxima aparición.
539
AGI Justicia 534B-l-2.
234
FRANCISCO DE SAN MARTIN
"º DIHC V-300; AGI Justicia 744 No. 2, pleito Castellano vs . Jiménez.
541
MDR -249; JF -150.
542
Ver BHA XI-616 a 617. El documento original se encuentra ahora en 5348-1-2.
235
¡, 1'
1
JUAN DE SAN MARTIN
A pesar de que en la probanza que hizo en 1532 hubiese indicado que era
de Burgos, cuando hizo una declaración en Madrid en enero de 1540,
dijo ser de la villa del Carrión . Burgos y Carrión de los Condes las
cuales están situadas en la misma provincia. Pasó con Rodrigo de Bastidas
a Santa Marta y hallóse en la fundación de esa ciudad en 1526. Allí fue
muy activo, tomando parte en varias cabalgadas, o entradas, y explora-
ciones, entre otras la que fue al Pueblo Grande o Pocigueyca. 543 La mas
importante de estas fue la que terminó dirigiendo junto con el capitán
Juan de Céspedes y que subiendo por el Magdalena remontaron el Cauca
hasta las bocas del San Jorge, porque aportó conocimientos geográficos
que servirían de mucho en expediciones subsiguientes. En la "Relación
de Santa Marta," escrita probablemente por su compañero Antonio Díaz
Cardozo, el nombre de San Martín aparece varias veces.
En 1532 fue nombrado regidor de la ciudad y fue enviado a Espa-
ña como procurador de la misma. 544 Su activa participación como capi-
tán y contador real en la expedición del licenciado Jiménez al Nuevo
Reino quedó plasmada en su propio escrito hecho en compañía de Anto-
nio de Lebrija y conocida como la Relación de la conquista y descubri-
miento del Nuevo Reino de Granada. 545 En razón a su cargo participó en
la distribución del botín habido por la expedición. 546 También declaró en
la probanza ordenada por Hernán Pérez sobre la muerte del señor de
Bogotá que se hizo en 1539. 547 No quedó en el recién creado Nuevo
Reino pues bajó con los tres generales a la costa y siguió a España. A
mediados del año ya estaba haciendo declaraciones en Cartagena en el
pleito entre los licenciados Jiménez y Hernández y en Madrid, España,
en febrero de 1540. En esta última fue que declaró haber nacido en la
villa del Carrión y ser de 35 años de edad, o sea nacido . en 1504. 548
Parece que en España quedó y no volvió al Nuevo Reino .
543
DIHC II-75 y 76.
545
En Friede, Descubrimiento, pp. 181 a 199. Aquí tam bién se en cuentra la "Relación de Santa
Marta," pp . 201 y ss.
, 236
BARTOLOMESANCHEZ
549
MDR -250; JF -151.
237
BARTOLOMESANCHEZSUAREZ
553
MDR-25l;JF-151.
238
FRANCISCO SANCHEZ ALCOBAZA
556
AGI Justicia 567, ff. 333v y ss., Venero vs. Alcobaza.
"' Hay una Alcobaza en Portugal. Con alguna frecuencia los portugueses que iban a Indias decla-
raban ser de la vecina Extremadura--donde queda Badajoz--quizás para evitarse problemas con
las autoridades. Hay un Francisco Sánchez que salió de España con el Gobernador García de
Lerma pero que dijo ser ,de Medellín; ver CPI-270.
239
Al preguntársele si se confesaba y arrepentía de sus pecados, dijo
que religiosamente lo hacía cada año . Para probar su punto, listó a todos
los sacerdotes que le habían dispensado este sacramento recientemente,
habiendo sido el último fray Buenaventura, con quien se confesó en
Macaregua, una de las encomiendas de la provincia de Guane. Añadió
Sánchez, que en esta confesión había ganado muchas indulgencias y el
jubileo de es·e año. Juzgado por el licenciado Venero fue condenado a
recibir 100 azotes, a ser paseado en desgracia sobre un burro por las
calles de Vélez y a ser desterrado perpetuamente del Nuevo Reino. Quien
sabe a donde se iría Sánchez a abusar de otros indígenas o a reformarse
y hacer penitencia por sus faltas pasadas .
240
JUANSANCHEZDETOLEDO
''8
MDR -251. El año-de naciemiento es sacado de AGI Justicia 153-702, probanza de Alonso
Domínguez, cuyo testimonio firmó.
m RR -304 a 305; ANC Notaría Primera de Bogotá, protocolo del 19 de septiembre de 1570.
241
JUANSANCHEZDEUTRERA
561
AGI Justicia 561, f . 162, juicio de residencia de Miguel Díez; AGI Patronato 195-12, Lugo vs.
Jiménez de Quesada . El mejor indicio de que este es Juan Sánchez de Utrera y no de Toledo, es por
la edad que indicó.
242
MARTIN SANCHEZ ROPERO
562
MOR -249; JF -136 a 161.
563
CDT I-42, 86, y 178.
564
FAL I-14.
565 Sobre la encomienda ver MAEM -37, 87,595 y AGI Justicia 492, pleito Francisco Arias vs.
Martín Sánchez por Moniquirá, 1550. Ver también RR -294 quien indicó que Sánchez nació en
1514 .
243
los dos, por lo que Sánchez tuvo que ir por ella. 566 En 1555 ya estaba
listo para regresar, inscribiéndose en Sevilla como pasajero que iba al .
Nuevo Reino, nacido en Buendía de la provincia de Cuenca, hijo de
Melchor Ropero y de Catalina de la Fuente. Viajaba acompañado de su
mujer Catalina Martínez y de la doncella Marina Rodríguez . 567
Pasados varios años de estar viviendo nuevamente en Tunja y sin-
tiéndose enfermo, Sánchez hizo su testamento el 31 de mayo de 1562 y
al otro día murió . No habiendo dejado hijos legítimos quedó por herede-
ra su mujer Catalina. Pidió que le enterraran en la iglesia mayor de Tunja,
en la sepultura que ya había pagado y que quedaba exactamente en el
sitio donde acostumbraba sentarse su mujer. Además de muchas misas y
responsos que mandó decir y cantar, ordenó que a los naturales de
Moniquirá les rebajaran el tributo en 20 mantas de algodón . A Marina
Rodríguez, la doncella que había venido con él desde España , le dejaba
300 pesos para su casamiento. A los mestizos Juan y Gas par, este último
su tercer hijo natural, les dejó 100 pesos de oro a cada uno para que se
los entregasen cuando llegasen a la mayoría de edad. A su otro hijo,
Sebastián, le pedía que quedase de criado en su casa y también le legó
100 pesos. Sinembargo, además de estos tres hijos tuvo una hija cuyo
nombre no mencionó, pero que estaba casada con Francisco Riojano a
quien Ropero llamó yerno y quien fue uno de sus albaceas . 568 De estos
cuatro hijos, Gaspar fue a España, y listo a regresar, el 31 de enero de
1567 se registró en Sevilla como natural de Tunja, e hijo de Martín
Sánchez Ropero y de una india. 569
A la viuda Catalina y a su hijo putativo Sebastián Ropero, en 1569
les tocó ayudar a Sastoque y Risastoque, cacique y capitán de Moniquirá,
a defender unas tierras de las que fray Vicente de Requejada, primer
cura de Tunja, creía tener títulos . 570
566
AGI Justicia 1106- 1, Sánch ez vs Fra ncisco López.
567
CPI III-240.
568
AGI Ju stici a 1106-1, Sánchez vs Francisco López.
569
CPI V-46 .
244
MATEOSANCHEZCOGOLLUDO
572
MDR -250; JF -151; CDT 1-40, 88, y 92.
245
Dos ' puntos claros se destilan de las múltiples declaraciones de
Sánchez en este proceso: sentía un continuado y profundo temor de los
naturales y tenía una enorme desconfianza de ellos . 573 Sánchez fue ha-
llado culpable mas apeló al siguiente gobernador, Miguel Díez. Los car-
gos debieron ser tan probados y serios que este le confirmó la culpabilidad
y lo sentenció a la pérdida de todos sus bienes y encomiendas y a ser
desterrado perpetuamente del Nuevo Reino. Esta sentencia también la
apeló Sánchez, quien al fin logró volver a tener a Ocavita.
El 31 de agosto de 1558 murió en Tunja después de testar y de
declarar que había nacido en Cogolludo, Castilla la Nueva. Le heredaron
su mujer María de Morales y una hija llamada María como la madre,
casada con el conquistador Juan de Villanueva . Además de la encomien-
da dejó unas casas en Tunja, ropas, muebles, cuentas por cobrar y por
recibir, 400 cerdos y 160 ovejas. 574
574
ARB Archivo Históri co de Tunja VI, ff. 3 a 11.
246
MIGUEL SANCHEZ
575 RR -306 a 313; MDR -252; CDT 1-40:AGI Patronato 157-1-2, probanza de Bartolorné Carnacho.
576
RR -306 y ss; Ulises Rojas , Corregidores y justicias mayores de Tunja y rns provi11cias desde
la fi111daci611 de la ciudad hasta 1817 (Tunja, 1962), p. 628.
247
de Tunja en 1572, acudió a la fundación de Villa de Leyva. Casó en
Tunja con Catalina Rodríguez Melgarejo, hija natural y criolla del
conquistador Juan Rodríguez Gil, y tuvieron a Miguel Sánchez
Melgarejo quien le sucedió en la encomienda, el clérigo Juan Sánchez
Melgarejo, el franciscano fray Francisco Melgarejo, a las monjas Lucía
de la Concepción y Catalina de San Miguel y a Isabel Melgarejo. 578
Falleció poco después de 1596 .
578 El señor Rivas no indicó de donde sacó los datos sobre la desce ndecia de este conquistador, la
cual es muy distinta a la aquí indicada, tom ada de JFO Arbo l XXII , par. 55 .
248
PEDROSANCHEZSOBAELBARRO
579
MDR -249; JF -150; AGI Justicia 599, pleito Gallegos vs. Jiménez, ref. JF -213, pero este
docuemento ahora se encuentra en AGI Justicia 534B-J-2.
249
ALONSO DE SANDOVAL
582
MDR -249; JF -150.
583
AGI Justicia 599, pleito Hern ández vs. Jiménez. Este documento está ahora en AGI Justi cia
S34B-l-2.
250
MIGUEL SECO MOYANO
58
' JFOArbol XXV; MDR-251.
586ANC E ncomiendas XI, ff. 283 a 287, testimonio Miguel Seco en pleito Domínguez vs Mateus,
1551 ; de aquí se deduce el año de nacimiento de Seco dado en el párrafo anterior.
587
ANC Criminales LXVIII, ff. 981 a 1005 .
251
dicho Belalcázar, a Miguel Seco vecino de Vélez .. .y este me vendió al
ilustísimo obispo de este Reino ... y yo soy libre como consta." 588
La ciudad efímera de León de los Yareguíes fue fundada el 20 de
octubre de 1552. En su jurisdicción estaban comprendidas las tierras de
los Chinácotas (ninguna relación con el actual municipio de Chinácota)
y Sapos que Miguel Seco ansiaba tener para gozar de su tributo pues
tenían la fama infundada de poseer mucho oro . Habiendo logrado que
estos naturales fueran excluidos de esa jurisdicción y puestos dentro de
la misma de Agatá, que ya poseía como se vio, se fue a extraerles la
mayor cantidad de oro posible. Estos naturales lograron obtener de sus
vecinos los Carares una poca cantidad de tunjos de oro mezclada con
mucho cobre, los que fueron con mucha ilusión a ofrecer a Seco. Este,
disgustadísimo con tan pobre presente, cargó unos arcabuces con los
tunjos y les pidió abrir las bocas a los emisarios indígenas mas principa-
les, quienes inocentemente lo hicieron . Lleno de ira Seco ordenó dispa-
rar los arcabuces. Aterrados los indios se concertaron y cayeron después
sobre el campamento de Seco a quien mataron con otros dos españoles
que le acompañaban. 589
A su muerte, ocurrida seguramente en 1553, Moyana estaba casa-
do con Beatriz Osorio con quien no tuvo hijos y quien le sucedió en la
encomienda. Fuera del matrimonio tuvo a Juana Miguel Seco Moyana.
Beatriz volvió a casar con el conquistador Juan de Castro, compañero de
Féderman, con quien tuvo hijos. 590
588
ANC Negros y Esclavos de Santander V, ff. 945 a 959.
589
FPSIV-319a321.
252
JUAN SEDANO
m MAEM-604.
253
BARTOLOME DE SEGARRA
94
, MOR -252 ; JF -152.
95
' CDT I-40.
596
ANC Residenci as Boyac á XIV, f. 799v.
597
JFO I-174; LFP I-203.
254
DIEGO DE SEGURA
598
MDR -249; JF -150 y 138.
599
CDTI-12; DIHCV-174.
600
AGI Justicia 534B-l-2.
601
Transcripción de Nicolás García Samudio, en Crónica del muy magnífico capitán don Gonzalo
Suárez Rendón (Bogotá, 1939), pp. 292 y 308.
255
ALONSO SERRANO
602
MDR -249; JF -150, 142, 143.
604
DIHC V-143 a 144.
605
CPI II-30.
256
FRANCISCO DE SILVA
06
• MDR -253; JF -144; RR -328 . El señor Rivas escribió un artículo en 1527 (BHA XVI-709 y
ss.) en el que negó la participación de este soldado aventurero en la expedición de Jiménez, la cual
aquí se confirma.
607
AGI Justicia 588, ff: 680 a 686.
608
AGI Patronato 165-3-5.
257
DIEGO SUAREZ MONTAÑEZ
609
CPI 11-25 ; DIHC III-287 .
612
Ver JFO Arbol XXXI , par. 18 y RR -206 a 208 .
258
GONZALOSUAREZRENDON
61 3 En su probanza de servicios (ver RR -332) indicó que reclutó en Sevilla una compañía a su
costa y la llevó a las Canarias. Debió tratarse mas bien de un pequeño grupo de soldados que
formaron parte del total organizado por-Alonso Luis de Lugo; ver Leopoldo de la Rosa Olivera,
"Don Pedro Fernández de Lugo Prepara la Expedición a Santa Marta," en Anuario de estudios
atlánticos No. 5 (1959), pp. 399 a 444 . La edad de Suárez es tomada de sus propias declaraciones
en las probanzas de Diego García de Cabezón, Diego López Castilblanco, Gon zalo Suárez de
Deza, mas en el pleito Domingo Lozano vs. Luis Lanchero:en que manifesto haber nacido en
1514, 1515, 1518 y 1520. Flórez de Ocariz le dedicó el Arbol III de sus Genealogías, donde
aparecen los datos sobre su familia y descendencia. Nicolás García Samudio escribió una obra
laudatoria de este conquistador: Crónica del muy magnífico capitán don Gonzalo Suárez Rendón
(Bogotá, 1939), donde transcribe su testamento , comentado mas adelante. Falta, sinembargo, un
estudio crítico y balanceado sobre la labor de este destacado conquistador y la base de poder que
logró establecer con participación de sus coterráneos y familiares, para captar la riqueza produci-
da por los antiguos sujetos del Zaque.
614Instrucciones del Adelantado de Canarias en JF -126. Esta fuente es mas confiable, natural-
mente, que la probanza de servicios de Suárez donde se lee que él debía reemplazar al Licenciado
Jiménez en caso de faltar.
259
y que le causó la muerte. A Suárez se le confió la fundación de la tercera
ciudad del Nuevo Reino, Tunja, lo que hizo muy bien en medio de una
de las regiones mas habitadas del altiplano muisca, aunque en un sitio
escaso de agua y bosques. Allí organizó el gobierno civil de la ciudad y
con la previa intervención del licenciado Jiinénez y luego con la del
hermano de este, Hernán Pérez, repartió en encomienda los naturales de
la provincia entre los conquistadores que allí se avecindaron, reserván-
dose para sí, como era lo acostumbrado, algunas de las mas productivas.
Como justicia mayor de TU:nja que era, se opuso a que el goberna-
dor Jerónimo Lebrón fuese aceptado como la máxima autoridad del Nuevo
Reino a pesar de que había sido legítimamente nombrado por la audien-
cia de Santo Domingo. En su mismo carácter de justicia mayor requirió
a Hernán Pérez no ir ·a la exploración de las provincias del Dorado por
los perjuicios que esto podía causar al Nuevo Reino, al dedicar una bue-
na parte de los recursos existentes en una empresa incierta y en un mo-
mento en que eran muy necesarios para consolidar lo ya logrado.
Sinembargo, Pérez se fue en septiembre de 1541 acompañado de 260
cristianos quienes conformaban una 'parte demasiado grande de los aproxi-
madamente 600 colonizadores que 'residían en el Reino entonces. Ese
día, que fue el primero del mes, Gonzalo Suárez quedó dirigiendo el
gobierno del Reino, no solo el de Tunja, aunque había sido nombrado
para ese cargo el anterior 19 de agosto.
En los 20 largos meses que Suárez tuvo el gobierno del Reino, se
hicieron algunas pacificaciones ·de indígenas rebelados, principalmente
el Ocavita, y se fundó en el valle de Tequia la ciudad de Málaga, nom-
brada así en honor de la que le vio nacer y que desafortunadamente solo
duró algo mas de un año. Tuvo bajo su responsabilidad la distribución
de indígenas en encomienda, lo que dio lugar a muchas quejas de sus
propios compañeros. Tiempo después estos y el cabildo de Tunja mani-
festaban que "Gonzalo Suárez ... nunca repartimiento hubo que lo diese a
ninguno de los primeros descubridores, aunque estaban sin el y se lo
pedían, sino a la persona o personas que a él le parecía, y menos lo daba
a las personas que h_abían trabajado la tierra sino a las personas que
nuevamente (por recientemente) habían venido a ella ... como los dio a
sus parientes y amigos y criados, como pasó de verdad." 615
Cuando Alonso Luis de Lugo, gobernador de las provincias de
Santa Marta y el Nuevo Reino por orden del rey, llegó a Vélez el 3 de
agosto de 1543, Suárez estaba allí. Desde el punto de vista de Lugo, los
compañeros de Jiménez que gobernaban la tierra debían ser personas de
615
DIHC VII-120.
260
poco fiar, pues habían tratado de arrebatarle la gobernación de una pro-
vincia ganada a costo e iniciativa de su padre y la que a él le pertenecía
como heredero legítimo que era de un derecho adquiddo por capitula-
ción real. Allí mismo en Vélez, Lugo presentó sus provisiones reales,
tomó de las manos de Suárez la vara de justicia y al saber que este era la
persona mas rica del reino, debió preguntarse si su padre no tendría
parte en ese caudal habido de los naturales. Aunque Lugo le confirmó la
encomienda de Icabuco en noviembre de 1543, el cronista Castellanos
escribió que le arrebató parte del botín de oro y esmeraldas que Suárez
había confiado al cuidado de su cuñado Pedro Vásquez de Loaiza. 616
Aunque por falta de documentos no se conocen las verdaderas
razones que tuvo el gobernador Lugo para detener a Suárez ni los cargos
que le hizo, cuando se decidió abandonar el Reino le llevó preso para
que le siguieran juicio en España. Después de navegar el Magdalena
abajo y de costear hasta el Cabo de la Vela, allí reposaron . Al saberse en
·este puerto de la llegada a Cartagena del juez Miguel Díez deArmendáriz,
quien venía a enc.argarse de resolver todos los negocios legales pendien-
tes del Nuevo Reino, Lugo siguió para España y dejó a Suárez preso en
manos de las autoridades del Cabo para que lo remitieran a este juez.
Suárez fue embarcado en una nave llegada de Santo Domingo con desti-
no a Cartagena, en que venían presos los hermanos Francisco Jiménez y
Hernán Pérez de Quesada, para que sus causas también fuesen resueltas
por Díez de Armendáriz, nave que también abordó el obispo electo fray
Martín de Calatayud. Estando aún en el puerto, un rayo mató al capitán
de la nave, a los dos hermanos Quesadas, e hirió al obispo y a Suárez.
En 1545, libre de toda culpa, regresó Suárez de Cartagena acom-
pañando a Pedro de Orsúa, el primo del gobernador Miguel Díez, quien
subía al Nuevo Reino a tomar la vara de justicia a nombre de Díez. De
regreso, Suárez se dedicó a llevar una vida relativamente tranquila en
Tunja, pues que se sepa, lo mas sobresaliente que le tocó afrontar fueron
pleitos por la encomienda de lcabuco que le pusieron su cuñado Pedro
Vásquez y Alonso Domínguez, y haberse preparado--sin haber tenido
que ir--a resistir las rebeliones de Gonzalo Pizarro, Alvaro de Oyón, y
Domingo de Aguirre. A pesar de las cuantiosas riquezas que amasó, en
15 64 hizo una relación de los servicios que había hecho a la corona, para
justificar su solicitud por 3.000 pesos de renta anual, por el título de
mariscal del Reino, alférez real y capitán de Tunja, y por que se le nom-
616
Sobre el derecho de Luis de Lugo a la gobernación, ver capitulación en DIHC !II-196 y ss .
(especialmente el par. 3), y DIHC V-69 y ss . Sobre la titulación de Jcabuco firmada por Lugo ver
DIHC VII-124 a 126. Sobre los ataques de Lugo a Suárez, ver JC IV-477 a 488.
261
brara alguacil mayor- con derecho" heredable para su hijo. Todas estas
solicitudes fueron rechazadas por el monarca español. 61 7
Suárez casó con Mencia de Figueroa y tuvieron a María Isabel,
Miguel, y Nicolás Suárez de Figueroa. Después de haber testado, murió
en 1583. Dejó las encomiendas de Icabuco, Tibaná, Chiriví, Ochonova y
Guanecá y sus cuantiosos bienes, a su mujer e hijos. En la cláusula 39
de su testamento manifestó las reservas que por un tiempo tuvo sobre la
legalidad de haber despojado a los naturales de sus riquezas, duda que
seguramente no tuvieron muchos otros conquistadores. En este docu-
mento se refleja que en vida no solo tuvo agudo interés .en cultivos y
levante de ganado mayor y menor, sino que en tierras de sus encomen-
dados de Guanecá operaba uno de los primeros trapiches azucareros ins-
talados en el Nuevo Reino. Años atrás había tenido bajo su alar a Ana,
india peruana, con quien tuvo amores lo suficientemente intensos como
para admitir la posibilidad comentada por la gente, de que Isabel, hija de
Ana, también lo fuese de él. Esta fue, sinembargo, desheredada.
6 17
ANC Encomiendas XV, ff. 438 a 749, pleito Vazquez vs Suárez por Icabuco; ANC Encomien-
das XI, ff. 8 a 169, pleito Domínguez vs Suárez por Icabuco .
262
JUANTAFUR
618
JFO Arbol XX, par. 1 a 4; FPA l-174: RR -344 a 348. Ver tambi én la carta que Je dirigió Tafur al
Rey haciéndole un resúmen de su vida, fechada el 14 de abril de 1575, en FDNR VI-412
619
MDR -249; FPA I-227 y 228.
620
DIHC IY-87.
263
infantería y alguacil mayor. Tatnbién fue oficial real del Nuevo Reino en
1542, junto con Pedro de Colmenares y Hernán Venegas. 62 1 En ese dis-
trito tuvo las encomiendas de Pasea, Chitasugá, U saque, Chipaque, !taque,
Furacicá y Quirasaque, algunas por tiempo corto .
Casó con Francisca de Ulloa primero y luego con Bernardina
Manuel, hija de Alonso de Hoyos, compañero de Belakázar, y no tu-
vieron hijos. Fuera de matrimonio tuvo a Catalina Tafur. El obispo de
Santa Marta escribía al Rey en 1559, que Juan Tafur era hombre viejo,
viudo, con hijos y con familia . En adición, cuando las autoridades vi -
sitaron la encomiend.a de Pasea en 1560, Tafur apareció como viudo .
Esto hace pensar que su matrimonio con Bernardina debió ocurrir des-
pués de 1560. 622
Durante el gobierno de Luis de Lugo y luego de su sucesor
Montalvo de Lugo, el fiscal le acusó de maltratar a sus encomendados
de Pasea y Chitasugá. Al señor Chibagocha, cacique de Chitasugá, le
ahuchó los perros que lo destrozaron; se concertó con los panches para
que atacaran a los muiscas de pasea, los mataran y se los comieran; y al
cacique de Pasea lo tuvo encadenado durante dos meses. 623 Los esfuer-
zos de la corona y la iglesia para protejer al americano parece que tuvie-
ron algún efecto moderador en la actitud arrolladora de los europeos. En
1564 atestiguaba Tafur que los rebelados sutagaos le habían hecho gran
daño a sus cerdos y cañaverales. Que hacía cuatro años había ido "y sin
hacer a los dichos indios ningún daño, sino con halagos y promesas y
dádivas de mantas y otras cosas hasta que vinieron de paz ."
En 1576 fue nombrado contador del Nuevo Reino a raíz de la muerte
del titular, Juan de Penagos. Aún estaba vivo en 1579 cuando declaró en
la probanza de Francisco Hernández Hermoso, indicando que era de mas
de 80 años y firmando su deposición . 624
264
FRANCISCO DE TORDEHUMOS
625
JFO Arbol XXVII, par. 40; MDR -250; RR -348 a 351; Juan A. Vi!lamarín, "Encomenderos and
Indians in the Formation of Colonial Society in the Sabana de Bogotá, Colombia, 1537 to 1740,"
Ph.D. Brandeis Univer~ity, 1972, p. 363; CDT 1-179 y 191; PAL II-237. Sobre los títulos de la
encomienda de Cota y su tasación, ver BHA XXVII- 734 a 739 .
626
Severino de Santa Teresa, Historia documentada de la iglesia en Urabá y el Darién, 5 vols.
(Bogotá, 1956), vol. 1, p. 282.
628
ANC Notaría Primera de Bogotá, ff. 381 a 386.
265
LAZARO DE LA TORRE
631 CDT 1-179; ARB Libro d~ Cabildos de Tunja 1, acta del 24 de diciembre de 1553.
266
DIEGO DE TORRES
633
MDR -250; DIHC VI-218 a 220; RR -351 y 352.
634
Tovar Pinzón, No hay caciques, p. 100. Ver también CDP -411 a 413.
635
ANC Historia Civil XVI, ff. 174v y ss .• probanza de Cristóbal Ruíz .
267
JUAN DE TORRES
636 MDR -250; AGI Patronato 153-7-2, proban za de Alon so Domínguez; RR -353 a 356, AGI
Justicia 547 f. 824 a 827v.
637
MAEM -594 y 604; Tovar Pinzón, No hay caciqu es , p. 88; JFO Arbol XXVII, par. 40.
638
AGI Justicia 561 Juicio de residencia de Mi guel Díez, ff. 127v y 339v.
639DIHC V- 336 ; VI-90; VII-11 8; FAL I-9; Roj as, Correg idores de la pro vincia de Tunja, p. 627;
RR -353.
268
do como cacique de ese grupo indígena, dio origen a una acción legal
muy ruidosa pues para defender los derechos que consideraba tener como
hijo de conquistador y al mismo tiempo como jefe de grupo, fue a Espa-
ña y logró que la corte reconociera sus derechos a este título, que mu-
chos peninsulares consideraba usaba para alterar a los indios. 640 Juan
murió antes de 1571 cuando su hijo Pedro hizo la probanza del padre que
contiene varios de los datos aquí mencionados. 641
640
Ulises Rojas, El cacique de Turmequé y su época (Tunja, 1965); CPI VI-292, donde aparece su
inscripción en Sevilla como pasajero que regresaba al Nuevo Reino en 1579, hijo de Juan de
Torres y de Catalina de Moya .
641
AGI Patronato 159-1-1, probanza de Juan de Torres.
269
NICOLAO DE TROYA
642
CPI II-22; DIHC IV-80; MDR -251.
644
DIHC VIII-159.
645 AGI Justicia 552, ff. 422 y ss. En el f. 113v se encuentra su edad.
6 6
' EOR I-10.
270
Las diligencias de Troya para obtener alguna encomienda hechas
en tiempos de Luis de Lugo, en algún momento produjeron resultados,
pues suyos vinieron a ser los repartimientos de Tocancipá y Unta en el
distrito de Santa Fe, después que los dejó Lázaro Ponte. 647 Troya no fue
casado, mas dejó dos hijos naturales llamados Catalina y Juan de Troya.
Catalina heredó de su padre una estancia en Tibitó, a fa cual tuvo que
defender en 1576 de los derechos que sobre ella creían tener los suceso-
res de Juan de Penagos. 648
648 JFO Arbol XXXIV, par. 4; ANC Tierras de Cundinamarca XLVIII, ff. 595 y ss .
271
SALVADOR DE UMBRIA
649
JFO 1-174.
6
'º MDR -252; JF -152.
6
" CDT 1-40.
6
" CDT I-178.
653
DIHC VII-123.
6" AGI Patronato 195-12, transcrito parcialmente en DIHC VII-90, donde no aparece la respuesta
de Umbría.
272
Es probable que el apellido de este conquistador sea un gentilicio
por Umbría en Huelva. Continuó viviendo en Tunja hasta antes de di-
ciembre de 1558, cuando Martín Hernández de las Islas declaró en su
testamento deber a Umbría "vecino que fue de esta ciudad, difunto y
descubridor de este Reino, catorce pesos de buen oro." El documento
señala también que Salvador tuvo relaciones con una señora de la tierra
con quien hubo a Perico, a quien el testamentario Hernández declaró
deberle 200 pesos de oro. 655
655
ARB Archivo Histórico de Tunja IV, ff. 208 a 289.
273
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....... ,l.
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JUAN VALENCIANO
656
ANC Criminales CXXXVII, ff. 936 a 943; MDR -251; JF -151.
657
CDT -10, 22, 23; RR -357 a 360.
658
AGI Justicia 1095, No. 1, Valenciano vs Rodríguez y Trujillo .
274
de Aguirre, en la que dijo conocerle desde 1530, ser de 36 años o sea
nacido en 1509, y haber hecho todo el recorrido al Reino de Bogotá con
Aguirre y el licenciado .Jiménez y que se había avecindado en Tunja.
Firmó su deposición.
Regresó muy pronto porque de Vélez salió por órden de Pedro de
Orsúa a llevar al gobernador Díez, quien estaba en Cartagena, noticia
sobre la muerte de Blasco Núñez Vela el virrey del Perú. Díez apresuró
su viaje a Santa Fe y acompañándolo, vino Valenciano. Ya establecida la
Real Audiencia de Santa Fe, los oidores le dieron permiso de ir a Euro-
pa, para que ahora sí cumpliera la promesa. Allá fue y tras muchas peri-
pecias y encuentros con piratas, logró regresar al Reino en 1560. Al
pedir auxilio para poder vivir, el presidente Venero de Leyva le asignó
una encomienda en los Remedios, la cual a Valenciano le pareció poca
cosa por lo que exigió mas. En agosto de 1568 estaba nuevamente en
España suplicando al Consejo de Indias le premiasen mejor, el que expi-
dió una recomendación para las autoridades del Reino. En enero de 1575
estaba nuevamente viviendo en Santa Fe y no se sabe la fecha de su
muerte. 659
Como se vio, Valenciano era casado y los testigos del pleito por
Soacá mencionado arriba, indicaron que no había traído a su mujer cuando
fue a España la primera vez. Quien sabe si lo haría después, o como se
llamaba ella.
659
RR -358 y 35-9.
275
ANDRES VAZQUEZ DE MOLINA
662
MOR -250; JF 151.
663
ANC Encomiendas XIII No. 39, fl. 877 a 1071.
276
En 1560 Vazquez de Molina estaba soltero y le pedía a la corte no
lo hicieran casar, como debían serlo todos los encomenderos, porque
estaba enfermo. En la visita que se hizo a esa encomienda en ese año,
también se listó a Vázquez como encomendero soltero. 664
Tuvo sinembargo relaciones fuera de matrimonio con Catalina de
Quintanilla, la viuda de Francisco Gómez, y engendraron a Andrés y a
Marcos Vázquez de Malina. Por otro lado parece que tuvo también a
Diego Vázquez de Malina y a Marcos de Malina, aunque este último
pueda ser el mismo nombrado antes . Murió después de 1579.
664 AGI Indiferente General 12 15 ; Tova r Pin zón, No hay caciqu es, p. 79.
277
HERNAN VENEGAS
66'Cuando no se indica otra cosa, los datos co ntenidos en esta biografía provienen de JFO Arbol
VII dedicado a Hernán Venegas, su proban za en AG[ 159-2-4 , año 1572, y RR -365 a 380 .
666
MOR -249; JF -150.
667
CDT I-12, 13, 15, 16, 20, 21, 23, 36 y 37.
668
AGI Contaduría 1292. Ver también DIHC VI-281 y 287 .
278
miendas de Guatavita, Gachetá, Suba y diez pueblos mas, que le adju-
dicara Gonzalo Suárez. 669
Venegas fue elegido alcalde ordinario de Santa Fe para los años
1542 y 1543. En este último año llegó el gobernador Alonso Luis de
Lugo, quien por noviembre ya había decidido que Tocaima debía ser
fundada. 670 Recogiendo al parecer las personas que ya había selecciona-
do y alistado el capitán Juan de Céspedes, Venegas fue y pobló esa ciu-
dad el 20 de marzo de 1544, nombrando alcaldes, regidores y el
correspondiente cura. Allí continuó viviendo hasta cuando estaba bas-
tante consolidada la nueva fundación. Regresó a Santa Fe y cuando el
presidente del Perú pidió au.xilio al gobernado1: del Reino Miguel Díez,
Venegas fue con Pedro de Orsúa llevando unos 100 aventureros. Des-
pués de haber recorrido unas 150 leguas, les alcanzó aviso de aquel
presidente de que ya no necesitaba de sus servicios. Devolvióse Venegas
el año siguiente a Santa Fe . Al haber sido ascendido Gonzalo Jiménez el
5 de marzo de 1565 , de la categoría de mariscal a la de adelantado,
quedó vacante la primera dignidad que Venegas pidió para sí. El monar-
ca español se la concedió el 11 de abril de 1571. ·
Falleció el mariscal Venegas en febrero de 1583. En 1569 cuando
tenía 56 años de edad, casó con Juana Ponce de León , hij a de don Pedro
Ponce de León, gobernador de la provincia de Venezuela. Durante los
14 años que duró el matrimonio tuvieron ocho hijos, Pedro, Luis,Alonso,
Francisco, María, Juana, Inés e Isabel. Fuera del matrimonio tuvo a María,
Alonso, Isabel y Hernán.
669
La tas a de la encomienda de Gu atavil a hecha en 1555. está desc rita en FPA I-4 19 a 422.
670
DIHC VII- 111.
2,79
FRANCISCO DE VILLAVICIOSA
671
MDR -249 .
672
CDTI-12, 20, 80,165 .
673
· AGI Audiencia Santa Fe 122-2-10, probanza de Gonzalo García Zorro, respuesta de Pedro de
Colmenares. Ver también AGI Patronato 195-12, parcialmente transcrito en DIHC VII-35 .
674
ARB Archivo Histórico de Tunja III, f. 3, testamento de Francisco Hernández Hermoso.
675
AGI Patronato 153-4-1.
280
pesos a Pedro de Brizeño, tesorero del Reino. Como la venta de enco-
miendas estaba prohibida, a quien se le dio título de ella fue a Gaspar
Rodríguez, muy amigo de Brizeño. 676
Por otro testimonio que dio Francisco de Villaviciosa en Tunja
en 1547, se sabe que había nacido en 1514. En ese año fue alcalde de
la ciudad. 677
676 AGI Justicia 561, f. 127v y 339v, juicio de residencia de Miguel Díez.
677
ANC Encomiendas XIII, No. 2. Gonzalo Suárez vs Alonso Domíguez por Icabuco; Rojas,
Corregidores de la provincia de T1111ja, p. 627.
281
CRISTOBAL DE ZELADA
679
MDR -252; GAH -58.
282
5. CARACTERISTICAS PERSONALES
283
edad promedia de los compañeros del licenciado fue de 27 años y la
media de la edad fue también de 27 años.
0
•• Palabra de orígen anti.Jlano adaptada en el siglo XV o XVI.
284
Tabla 1
Características Compañeros Jiménez, Año de nacimiento, Años de Experiencia en Indias,
Edad al Llegar al Reino, Edad al Morir, y si Sabían Firmar.
Martín de Aguirre 2
B artolomé Camacho 15 JO 2 27 73 no
Diego Franco 15 15 22 44
285
Tabla 1 (Continuación)
Luis Gallegos 2 si
Luis Gallegos 2 si
Juan de Güémez si
Antón de Lezcámez 2 si
Juan Maldonado si
286
Tabla 1 (Continuación)
287
Tabla 1 (Continuación)
Alonso de Salcedo si
Francisco Sánchez
Juan Sedano
Salvador de Umbría no
Cristóbal de Zelada si
288
Edad al Morir
Lugar de Nacimiento
289
Tabl a 2
Provincias Españolas y Países Donde Nacieron
Andalucía 31
Aragón
Asturi as
Canarias 2
Castilla la Nueva 12
Castilla la Vieja 9
Extremadura 12
Galicia 2
León 7
Murcia 2
Vascongadas 5
Grecia
Rango Social
290
demostraron con documentos, como se debía hacer en la península don-
de nacieron. El pertenecer a la nobleza española tenía ciertas ventajas
prácticas que la hacían deseable, además de que imprimía un sello de
distinción social del que su poseedor podía enorgullecerse. Los nobles
ocupaban lugares especiales en las iglesias, procesiones, cermonias ci-
viles y en los tribunales. Podían llevar armas en sitios donde les estaba
vedado a los plebeyos, estaban exentos del impuesto de pecho y otras
contribuciones y eran preferidos en los puestos gubernamentales y ecle-
siásticos. A los nobles no se les podía encarcelar por deudas, ni secues-
trar sus armas y caballos, ni sus casas podían ser violentadas, pues se
consideraban bajo protección real. Cuando se les detenía, eran encarce-
lados y juzgados en sitios y por tribunales especiales. No podían ser
torturados y si eran condenados a muerte, no se les podía ahorcar; tenían
que ser decapitados, excepto si su crímen había sido de traición. En caso
de ser ajusticiados, la compensación que recibía su familia era mayor
que la asignada a los plebeyos.
Durante el medioevo un plebeyo podía ennoblecerse por medio de
servicios militares, por herencia, o por favor real. La reconquista espa-
ñola había dado oportunidades a muchos de mejorar su estado social,
enfrentando a los moros infieles en los campos de batalla y ganando
territorios para los reyes cristianos. Si eran afortunados, también podían
enriquecerse con los botines habidos en esas guerras. Esa sociedad un
tanto abierta que existió durante varios siglos, produjo el suficiente nú-
mero de hidalgos como para que ya a mediados del siglo XVI se queja-
sen las municipalidades españolas de que sus ingresos por impuestos de
pecho se habían reducido sensiblemente.
Considerando todos los aspectos anteriores, no era demasiado atre-
vido entonces que algunos de los conquistadores del Nuevo Reino pre-
sumieran ser de una clase especial, y porqué no, hidalgos. Sus méritos
no se comparaban desfavorablemente con los de sus antepasados, pues
ellos también habían ganado enormes territorios para el rey de España
luchando contra el infiel (en este caso los indios). Aquellos que eran
encomenderos, podían aducir que la corona les obligaba a sostener una
casa señorial hecha con materiales durables y techo de teja, en la que
debían mantener armas y caballos listos a defender al rey. Quizás todos
los compañeros del licenciado deberían ser considerados nobles y solo
les prevenía el alcanzar esa dignidad el estar tan lejos de España, donde
solamente esos favores se podían obtener.
Algunas de las prebendas y ventajas de ser noble fueron traslada-
das intactas a Indias y varias fueron utilizadas por los conquistadores
del Nuevo Reino para mejorar su condición económica y social por me-
291
dio de la obtención de favores reales, tales como encomiendas de indios,
rentas vitalicias, o en algunos casos, cuando ya estaban resueltos los
problemas de la sustentación diaria, títulos honrosos y hasta escudos de
armas. El problema que se les presentaba a muchos de los que vivían a
este lado del mar era cómo certificar su carácter de nobles hidalgos ante
la ausencia de la correspondiente ejecutoria o prueba de nobleza hecha
ante algún tribunal competente. Esta ejecutoria podían no tenerla por no
poderla justificar, o porque estaban muy lejos de España donde vivían
sus padres y conocidos, tan indispensables para que pudieran atestiguar
el noble status de sus familias.
Para resolver estos inconvenientes, el artificio encontrado por los
interesados en ser aceptados como nobles hidalgos, no solo en el Nuevo
Reino sino en otras partes de Indias, consistió en reclamar ser hijodalgos
notorios. Esto quería decir que si se comportaban como hidalgos, o sea
se les notaba la hidalguía, era porque tenían que ser hidalgos. La prueba
de nobleza en este lado del Atlántico dejó de descansar solamente en
documentos; ahora podía sustentarse en la forma como el aspirante era
percibido por sus compañeros, algunos de los cuales, a su, turno, tam-
bién podían estar interesados en que se les tuviese como hidalgos .
En total, 27 compañeros del licenciado Jiménez manifestaron ellos,
o sus descendientes, ser hijodalgos. Estos están listados en la tercera
columna de la Tabla 3, en adición a Juan Sedano, quien fue el único
distinguido por la corona con un escudo de armas, más por sus méritos
ganados en el Perú años después, que en el Nuevo Reino. De estos 27,
unos pocos, como Gonzalo Suárez, eran primogénitos y podían presen-
tar su ejecutoria de nobleza; otros como Juan de Céspedes , Juan Tafur y
Hernán Venegas, podían hacer lo propio sin saberse si eran primogéni-
tos o nó. Otros, como Juan de Olmos, podían presentar documentos
probatorios pero siendo, como era, el quinto hijo del matrimonio, tenía
una remotísima posibilidad de que tuviese acceso a herencia o título si lo
había. Unos, como Antonio Bermúdez, Antonio de Castro, Gómez de
Cifuentes, Gonzalo García y otros, se percibieron a sí mismo como hi-
dalgos; a otros les tuvieron como tales sus hijos o sus viudas después de
muertos: PeroAñez, Pedro Bravo, Baltasar Maldonado, son buenos ejem-
plos. Aún a otros fueron sus nietos quienes los consideraron así, como
fue el caso de Pedro de Colmenares. Posteriormente, que este tipo de
afirmación fuese hecha por los descendientes de segunda generación en
adelante, cuando ya no existían testigos que pudieran avalar lo asegura-
do, dio cabida a crear documentos falsos y gentes inexistentes, como en
el sonado caso del conquistador Jorge Celi de Alvear, comentado por el
escritor Raimupdo Rivas.
292
Hay que tener en cuenta que según este estrato social, al primer
hijo de la familia le favorecían las leyes del mayorazgo. Para infortunio,
sus otros hermanos llamados segundones, quedaban en la dura posición
de tener que asegurar su subsistencia fuera de casa, pues en esta solo el
primogénito gozaba de favor. Las oportunidades que usualmente se les
presentaban a estos segundones eran en la carrera·de las armas, al servi-
cio de la iglesia, o en posiciones gubernamentales, mas nunca trabajan-
do con las manos o dedicándose a la gran mayoría de las actividades
económicas consideradas entonces--y hasta mediados del siglo XVIII--
denigrantes. Por ello muchos hijodalgos, aunque segundones, vieron
expandir sus horizontes en las. Indias.
Para cerrar, la corona por su lado no restringió activamente lapo-
1
pularización de los hidalgos notorios ni trató de reglamentar esa preten-
sión. Lo que sí frenó con firmeza fue permitir que una clase de
encomenderos con ambiciones feudales, soñando tener a los indígenas
como vasallos bajo su completa propiedad y leyes, se hiciese aún mas
poderosa económica y políticamente. De ahí las Nuevas Leyes de 1542,
que en el caso del Nuevo Reino, no tuvieron mayor efecto hasta mucho
mas tarde, durante el mandato del presidente Venero de Leyva.
Instrucción
Una de las evidencias históricas que puede dar indicio sobre la educa-
ción de las personas del siglo XVI es si sabían firmar o no. Como en ese
tiempo era cosa rutinaria pedir a los testigos que firmaran sus declara-
ciones, y como reinaba un concepto legalista que exigía dejar frecuentes
constancias escritas de lo sucedido, hoy se conoce si muchos conquista-
dores podían firmar o nó. No solo el acto de poder firmar en sí sino la
apariencia de la firma dan indicios sobre la educación de su autor, pues
los dos contribuyen a saber si sabía escribir o nó. No es lo mismo una
firma clara y desenvuelta a otra que parece dibujada, o peor, que esté
reemplazada por una burda cruz hecha con trabajo. Afortunadamente,
los abundantes escribanos que tomaban las declaracione~ y manejaban
papeles legales acostumbraban a indicar si la persona firmaba el docu-
mento o "lo señalaba con su señal," clara estipulación de que no sabía
firmar y menos escribir. Esta distinción de los escribanos adquiere una
mayor importancia en consideración a que muchos de los documentos
que han sobrevivido no son los originales, sino copias entregadas a los
interesados mientras el original era enviado a España o como aún hoy,
quedaba en las notarías o en un archivo central.
293
De tan limitada evidencia, pero que ha sido utilizada efectivamen-
te con anterioridad, se ha de deducir si la persona era analfabeta o letra-
da y si tenía alguna razonable educación en términos del siglo XVI. No
se deben suponer relaciones directas entre la educación de las personas
y los cargos que tenían. A veces se encuentran alcaldes, alguaciles ma-
yores, regidores y otros quienes no sabían firmar y por tanto, nunca
recibieron una educación formal. Este hecho fue el que debió inclinar al
escritor colonial Juan·Rodríguez Freile a lanzar su chusco comentario de
que "había hombres entre ellos, que los cabildos que hacían, los firma-
ban con el hierro que herraban las vacas."
En la sexta columna de la Tabla 1 se indican aquellos conquistado-
res que firmaron o nó un documento en alguna oportunidad. De 118
conocidos, 88 pudieron hacerlo y 30 nó, o sea que un 75 porciento de
los compañeros del licenciado tenían posibilidades de saber escribir y
por lo consiguiente, de ser educados . Esto deja un porcentaje de analfa-
betismo seguro del 25 porciento, el cual es mas bajo que el 30 porciento
encontrado entre los 168 hombres que avasallaron el imperio incáico . 68 1
Por razones sin definitiva explicación, los hombres del licenciado apare-
cen como mas educados, relativamente, que los de cinco años atrás.
Otras Características
Experiencia militar
294
Bermúdez, Juan de Céspedes, Pedro Fernández, Martín Galeano, Gonzalo
Suárez, Juan de Torres y Andrés Vázquez. No es coincidencia que ninguno
de estos expertos guerreros hubiese sido uno de los soldados mas bajos
de la expedición como fueron los rodeleros, macheteros, o ballesteros.
En efecto, tres fueron capitanes, dos soldados de a caballo y dos
arcabuceros. Tampoco debe ser coincidencia que todos hayan declarado
ser hijodalgos, a excepción de Martín Galeano quien lo pudo haber hecho
en alguna probanza de sus servicios que no ha sobrevivido.
Parentescos entre sí
295
Antes de partir don Pedro Fernández de Tenerife en las islas Cana-
rias para Santa Marta, la corona le concedió permiso para llevar 100
esclavos negros libres de derechos. 682 Aunque este tipo de licencia era
negociable en total o en parte--en efecto se podía considerar como una
especie de ayuda monetaria de la Corona--lo que de ello se desprende es
que don Pedro pudo haber traído consigo un número de esclavos negros,
de los cuales algunos podían haber estado disponibles a marchar con las
gentes dirigidas por el licenciado. Por su parte, Juan del Junco fue auto-
rizado a llevar 1O esclavos negros en su nave que llegó a Santa Marta .
El cronista Castellanos , seguido de Simón, mencionaron la pre-
sencia de un negro e~ la expedición. Relataron que cuando el ejército
estaba en La Tora estando muy necesitados de alimentos, el mismo li-
cenciado salió con varios de sus hombres en barquetas, "llevando por
piloto de las dos a un negro y a un indio, criado del general y su herma-
no." 683 En las biografías del Capítulo 4 se indica que en enero de 1541
Juan Ruano vendió un negro suyo llamado Francisco Terranova y que
Juan Sedano era dueño del negro Antón quien en 1540 tenía el éargo de
pregonero en Tunja. Hernán Pérez tenía mas de 20 negros en 1543. Es-
tas cuatro evidencias sugieren que varios esclavos negros contribuyeron
al éxito de la expedición del licenciado Jiménez.
En el segundo semestre de 1539 , estando Gonzalo García Zo-
rro buscando la Casa del Sol con Hernán Pérez, no solo perdió un
caballo morillo sino que se le murió Juanillo, esclavo morisco . Aun-
que este lo pudo haber obtenido de Belalcázar o de Féderman, lo mas
probable es que lo hubiese traído consigo de Santa Marta y del otro
lado del mar. Cabe entonces la posibilid ad de que en la hueste del
licenciado hubiese moros .
El historiador colombiano Juan Friede arguyó que el licenciado
don Gonzalo pudo haber pertenecido a una familia de conversos ju-
díos. Sostuvo su punto sobre cuatro bases; la una, que se puso tan
mol.esto con Lázaro Fon te conio para condenarlo a muerte, porque le ·
llamó confeso. La ofra, porque algunos miembros del Consejo de In-
dias sostuvieron que el licenciado descendía de "reconciliados." La
tercera, porque Jiménez dio el nombre de La Tora al pueblo indígena
situado sobre las barrancas bermejas del Magdalena, voz que denomi-
na el rollo de pergamino en que los judíos transcriben el Viejo Testa-
mento. La última, porque los doce bohíos construidos para alojar a la
296
tropa en el asiento del futuro Santa Fe fueron hechos en honor de las
doce tribus de Israel. 684 Si el señor Friede estaba en lo cierto, en la
hueste del licenciado hubieron conversos.
Descontando los centenares de indígenas de ambos sexos que ayu-
daron al progreso de la expedición, no he encontrado el mas mínimo
indicio de que al licenciado le hubiesen acompañado mujeres europeas,
de las cuales había varias en Santa Marta cuando de allá salió y quienes
habían llegado con el adelantado don Pedro. En resumen, si es cierto·que
se tiene razonable certeza de que no hubieron mujeres en la hueste del
Licenciado, también es cierto que bien pudieron haber en ella, además
de cristianos, negros, moros, y judíos.
Tabla 3
Lugar de Nacimiento, Hidalguía, y Otras Características
Pedro Barranco
Primo J. de Alcalá
Catalán Aragón
684
JF -17 a 21.
297
Tabla 3 (Continuación)
298
Tabla 3 (Continuación)
299
Tabla 3 (Continuación)
Contador_real
300
PARTE 111
La Labor Colonizadora
'\
6. LOS QUE PERMANECIERON
1
La base de esta cuenta es el documento del reparto del botín; ver JF -136 a 161. Aunque sirve
ara el propósito que es comparar las cantidades recibidas por los que se fueron, esta cuenta no
es muy precisa porque mezcla pesos de oro bajo con pesos de oro fino, que no son lo mismo.
Las cantidades recibidas por cada persona incluyen las bonificaciones y mejorías recibidas;
para ver un ejemplo, ver la nota siguiente.
303
Tabla 4
Conquistadores Idos Después de la Expedición
Los que viajaron con los tres generales en mayo de 1539 fueron:
2 A Fray Domingo le correspondieron 60 pesos por una yegua que se le murió en Sompallón;
200 pesos para que dijese misas; dos partes del botín que correspondieron ·a 1.134 pesos mas 10
esmeraldas; 150 pesos de mejoría; y 1.680 pesos de oro fino que recogió entre todos para fundar
una capellanía, que según el licenciado Jiménez, nunca fundó; ver FPS III-297.
304
Tal vez estos destacados conquistadores no consideraron que la
nueva tierra les ofrecía la mejor oportunidad, o tal vez se sintieron satis-
fechos con el tesoro recogido hasta junio de 1538, mas lo que pudieron
obtener y esconder después de haber sido este tasado por los oficiales
reales. Se debe tener en cuenta que mil pesos de oro fino equivalían a
diez libras de oro de 22 quilates, lo que durante los últimos cinco siglos
por lo menos, han representado una cantidad apreciable de dinero.
No hay forma de averiguar la cantidad de riquezas que los con-
quistadores obtuvieron después del reparto del botín , mucha de la cual
seguramente podían mantener fuera del alcance de los ojos alcabaleros
de los oficiales reales, mas sí hay un ejemplo que puede dar un buen
indicio. Bajo Diego de Agu!lar se puede leer qué cuando estaba listo a
partir para España en mayo de 1539? .Juan Tafur le entregó 75 esmeral-
das para que se las llevase. Como hombre de a caballo que era, a Tafur le
habían correspondido ·1 O esmeraldas en el reparto del botín, o sea que en
el último año, había acumulado mas de seis veces las esmeraldas origi-
nalmente obtenidas.
En resumen, la mitad de los jefes, oficiales reales y clérigos, y
mas d_e una cuarta parte de los hombres de a caballo que participaron en
la expedición del licenciado, se fueron para no volver. En contraste, de
los 122 hombres que componían la infantería, solo 4 se fueron para siem-
pre durante los dos años subsiguientes a la fundación del Nuevo Reino.
305
7. LA FUNDACION DE CIUDADES
3
Instrucciones dadas al Licenciado, en DIHC IV-75 a 79.
306
dio prematuro, aunque permanente nacimiento , a la ciudad de Santa Fe
de Bogotá. Seguramente que el licenciado, no queriendo violar el estatu-
to legal de fundar sin autorización , fue que, como añadió el mismo cro-
nista Simón, ese día no nombró justicia ni regimiento ni las demás cosas
importantes al gobierno de la ciudad, ni para la iglesia cura. 4
Esta primera fundación de hecho fue celebrada con gran fiesta y
misa por todos los soldados del ejército. Sinembargo, pasarían ocho meses
para que a ese asiento llegaran Nicolás Féderman y al poco el experto
fundador Sebastián de Belalcázar, quien ya tenía a su haber el estableci-
miento de Quito, Guayaquil, Cali, Popayán, y Timaná. Sería Belalcázar
quien explicara a Jiménez la conveniencia de hacer un asentamiento per-
manente con todos los requisitos del caso, más ahora que ya le había
informado de la muerte de su jefe el adelantado don Pedro, lo que hacía
mas incierto el futuro de lo conquistado.
Poco trabajo debió tomarle convencer a Jiménez de la convenien-
cia de crear un municipio compuesto de justicias y regidores, quienes a
la usanza castellana, cuando se reunían formaban un cabildo que gozaba
de toda autoridad para controlar tan gran territorio y a tanta gente cristia-
na como se acababa de reunir, administrara la justicia, distribuyera tie-
rras, y en fin, obrara a nombre del rey. No sería de extrañar que acatando
esos sabios consejos, el licenciado hubiese encontrado alguna disculpa
o esguince legal que calmara su conciencia de abogado, como la encon-
tró Hernán Cortés cuando fundó Veracruz en México . Como fuere , lo
cierto fue que ya confiado en la legalidad de sus acciones, el 27 de abril
de 1539 y en presencia de los generales Belalcázar y Féderman, el licen-
ciado ordenó el trazo de calles, plazas y solares , adjudicó lotes a los
futuros vecinos, a la iglesia, al cura, al cabildo, nombró dos alcaldes
ordinarios , siete regidores, cura párroco y escribano, y después de he-
chas las ceremonias de rigor, dio por fundada la ciudad de Santa Fe, con
lo que se inició también la colonización del Nuevo Reino ·de Granada. 5
Dejando claro que Santa Fe fue fundada dos veces, la primera de-
lante del ejército del licenciado Jiménez y la segunda en presencia de los
generales Belalcázar y Féderman con las tres huestes reunidas, a conti-
nuación se describe la participación de los conquistadores de Jiménez en
el establecimiento de las primeras ciudades del Nuevo Reino. Como va-
' FPS III-299 a 305 . El cronista Zamora insistió en que en esa fecha su compañero de comunidad,
Domingo de las Casas , fue nombrado por Jiménez cura de la ciudad , dato no sustanciado con
documento.
' Ver FPS III-343 a 346; JFO 1-162 a 165 y 353 :a 354; Juan Friede , Descubrimie11to, pp.
97 a 105. ·
307
rios hombres vivieron en mas de una ciudad, se ha escogido aquella don-
de dejaron una huella mas firme .
Santa Fe
Vélez
308
Tunja
Cocuy
309
Málaga
Por órden del malagueño Gonzalo Suárez, esta ciudad se pobló después
del 10 de marzo de 1542. 6 Allí estuvo Pedro García de las Cañas quien
por haberse despoblado esta fundación un año mas tarde, se regresó a
Tunja.
Tocaima
Pamplona
Tudela
6 CDT I-192 .
7 Ver pie de página JFO I- 379 y ANC Hi storia Civil XVI, f. 819, proban za de Lope de Salzedo.
8
CDP. p. VII.
310
Mariquita
Mérida
Remedios
San Cristóbal
11
A su fundación ocurrida en 31 de marzo de 1561 asistió Pedro Gómez
de Orozco, vecino de Pamplona.
Villa de Leyva
Ocaña
9
CDP -244 a 250.
311
Resumiendo, todos los compañeros del licenciado Jiménez se ha-
llaron en las dos fundaciones de la ciudad de Santa Fe: a la de hecho que
tuvo lugar el 6 de agosto de 1538, y a la formal, solemne y jurídica del
27 de abril de 1539. Aunque varios de los conquistadores vivieron en
mas de una ciudad, 134 se residenciaron con mayor permanencia en una
de las ciudades del Nuevo Reino. Evitando duplicaciones, 43 de ellos lo
hicieron en Santa Fe, 20 en Vélez, 63 en Tunja, 3 en Tocaima, 3 en
Pamplona, 1 en Mariquita y 1 en Mérida. Cada uno en su capacidad,
contribuyó a darle permanencia a su ciudad de residencia.
312
8. FORMACION DE FAMILIAS
313
que ver en ello la apariencia social que seguramente veía con mejores
ojos los matrimonios peninsulares que los mixtos. Esta cierta reserva
ante la mujer nacida en América desaparecía cuando se trataba de conso-
lidar uniones libres, mas allá del ocasional encuentro entre un hombre en
la flor de su edad y una mujer inocentemente dispuesta, quien solo se-
guía sus instintos hormonales y las enseñanzas de la naturaleza e ignora-
ba los prejuicios morales que agobiaban al europeo .
Tabla 5
Resumen Uniones Conyugales
Tipo de Unión Veces Hijos
314
mestizos engendrados por los compañeros del licenciado Jiménez, fue-
ron ilegítimos.
Aunque la informaci~n disponible no permite una mejor evalua-
ción, se debe tener alguna idea de cuando se casaron estos hombres.
Algunos ya lo estaban cuando llegaron a Santa Marta pero habían deja-
do atrás a sus mujeres. Juan de Montalvo bajó del Reino con el goberna-
dor Lebrón a recoger a su mujer que había dejado en Santo Domingo o
en España; Alonso Domínguez viajó en 1549 a España a traer a su pri-
mera consorte y en 1557 trajo a su segunda; un año después Pedro García
de las Cañas le pedía a un familiar que le trajera su mujer de España.
Diecinueve años después de .haber salido Martín Galeano de la península
ibérica dejando a su mujer, viajaba esta al Nuevo Reino muy seguramen-
te con el propósito de recoger cualquier herencia que hubiese dejado su
marido recientemente fallecido. Felipa de Almeida, Catalina Martínez,
María de Valdoya vinieron en 15 5 5, y Ana de Porras en 15 5 8. Por úl ti-
mo, Catalina Hernández y María del Campo vinieron solteras en 1555.
Se pregunta uno como pudieron subsistir estos matrimonios separacio-
nes tan prolongadas, especialmente en una época en que una carta y su
respuesta podrían demorar dos años en llegar a su destino.
Esta dilación o abandono de las mujeres por parte de los conquis-
tadores--común en todas las Indias--obligó a las autoridades a tomar
medidas. Cuando en 1544 el gobernador actuante, Lope Montalvo de
Lugo, obligaba a varios a ir por sus mujeres, uno de los compelidos a
cumplir mejor con sus obligaciones conyugales fue Cristóbal Arias de
Monroy. El estado y la iglesia siguieron insistiendo, convencidos como
estaban, de que un colonizador casado era mucho mas estable y por lo
consiguiente mas confiable, que uno soltero. Por ello a los encomenderos
se les exigía estar casados y quienes no estaban, tenían que obtener una
dispensa oficial. Bueno es recordar que el mismo licenciado, siendo
encomendero, un año después de haber recibido su título honorario de
adelantado (1564), tuvo que acudir ante las autoridades a pedir permiso
para no casarse, aduciendo entonces que "no tengo edad para me poder
casar ni salud tampoco, porque ha mas de veinte años que estoy enfermo
de asma, enfermedad tan contraria a la cópula cuanto se sabe y es noto-
rio, y hacer ahora vida maridable con mujer era un abrirme notoriamente
la sepultura." 12 La edad sinembargo, no fue impedimento para que otros,
como Hernán Venegas, casasen ya pasados sus mejores años, pues esta-
ba llegando a los 60 cuando lo hizo.
12
Friede, El Adelantado, vol. 2, pp. 349 y 350.
315
Probablemente varios conquistadores se fueron a casar a Europa
y regresaron. Cuando las mujeres de algunos de estos vinieron de Es-
paña, trajeron consigo familiares o conocidas solteras (como Catalina
Hernández y María del Campo) que terminaron casándose en el Nuevo
Reino con otros conquistadores. Seguramente en esos tiempos casar a
una doncella que aportaba corta dote y larga edad, debería ser mucho
mas fácil en la predominantemente varonil sociedad europea del Nue-
vo Reino que en España.
En la Tabla 6 se han señalado con un asterisco (*) las mujeres de
los compañeros de Jiménez que estaban emparentadas con otros con-
quistadores del Nuevo Reino. Al final de la tabla se da la relación que
ellas tenían. El papel que jugaron estos nuevos parentescos y los viejos
mencionados en ·el Capítulo 5, en el establecimiento de un orden econó-
mico y social en el Nuevo Reino, está en espera de un análisis detallado.
Tabla 6
Uniones Conyugales y Número de Hijos
Catalina Silíceo
Unión natural
Unión natural
316
Tabla 6 (Continuación)
Unión natural
Francisca de Torres
Unión natural 2
Unión natural
317
Tabla 6 (Continuación)
Unión natural
Unión natural +2
318
Tabla 6 (Continuación)
Unión natural 3
Catalina de Vargas 3
319
Tabla 6 (Continuación)
Beatriz de Torres o
Paulina Velázquez o
María de Santiago o
Unión natural
Unión natural 2
Unión natural 2
Unión natural 4
320
9. ACTIVIDADES ECONOMICAS
Encomenderos
Después del despojo inicial en que valieron todos los métodos imaginables
para quitar a los indígenas cualquier cosa de valor que usaban o tenían
en sus hogares, templos, santuarios, y hasta en las sagradas tumbas de
sus antepasados, la base económica del grupo europeo que inició la co-
lonización del Nuevo Reino--al igual que el de otras partes de la Améri-
ca hispana--fue el sistema de encomiendas . Según este, la máxima
autoridad distribuía entre los conquistadores los grupos de naturales que
poblaban el distrito a colonizar. En teoría, al quedar estos libres de pagar
tributo a sus anteriores señores, podían continuar haciéndolo sin ningún
pe1juicio, simplemente pasándolo ahora al encomendero europeo, quien
a cambio debía protegerlos de las amenazas de sus vecinos indígenas, y
porqué no, de la rapiña de los otros conquistadores, y debían adoctrinarlos
en la religión católica.
Muy poco duró en las Américas este sistema dentro del concepto
original, un tanto utópico puesto que no contemplaba la codicia ni el
deseo del encomendero de enriquecer a la carrera. Cuando este sistema
fue transplantado al Nuevo Reino ya vino alterado por los abusos de
los que tenían el poder de las armas. Desde el principio, y sin reglas
claramente establecidas, los indígenas fueron obligados a entregar a
los encomenderos cantidades arbitrarias de tributo en oro, esmeraldas
o mantas de algodón que se negociaban fácilmente, mas todo tipo de
alimentos cultivados, pesca y caza, yerba para sus caballos, leña, ma-
321
<leras para construcción , y todo clase imaginable de servicios persona-
les para el mantenimiento de sus casas y estancias. Deberían entregar
no solo su trabajo y lo que producían, sino posteriormente hasta el
derecho a sus tierras .
Probablemente en la primera distribución de naturales hecha por
el licenciado Jiménez, quien por no ten~r autoridad para ello les dio el
nombre de repartimiento "mientras el rey dispone otra cosa," intentó
premiar a todos sus compañeros de acuerdo al rango militar que tuvieron
durante la expedición, mas al nó conocer bien el territorio y mucho me-
nos al medio millón de ihdígenas que habitaban el altiplano Cundi-
Boyacense, cometió muchas fallas.
Que caro tuvieron que pagar los naturale~ la ignorancia y mala
administración de los recién llegados! Las modificaciones constantes a
las encomiendas hechas posteriormente por Hernán Pérez, Gonzalo
Suárez, Alonso Luis de Lugo, Lope Montalvo de Lugo, y Miguel Díez
de Armendáriz, mas la falta de claridad a lo que estaban los indígenas
obligados, fueron las primordiales razones para que con estos vencidos
naturales se cometieran las clases de abusos mencionadas en las biogra-
fías del Capítulo 4, al querer los cristianos extractar en el menor tiempo
posible el mayor beneficio de un privilegio que hoy tenían pero quepo-
dían perder mañana.
Tanto cambio y modificación en la posesión de las . encomiendas,
sujeta no solo al capricho del gobernante de turno, sino que el derecho a
ellas se perdía por ausencia aunque temporal del tit~lar, se refleja en la
Tabla 7 donde se listan los compañeros del licenciado que se conocen
tuvieron encomiendas, o derecho a una parte de ellas, al menos por un
tiempo. Esta Tabla muestra en adición el nombre de las encomie.ndas y
el distrito a que pertenecían .
Se sabe deJ02 compañeros de Jiménez que tuviernn encomien-
das, algunos en mas de una ciudad por haber vivido en mas de una.
De estos , 34 las tuvieron en Santa Fe, 14 en Vélez, 52 en Tunja, 3 en
Tocaima, 3 en Pamplona, 1 en Mariquita, 1 en Rem~dios, y 2 en La
Palma. Como varios tuvieron encomiendas . en mas Qe un' distrito, .la
suma de estas por lugares es mayor que el total de encomenderos.
Como una encomienda pudo haber tenido varios titulares, su nombre
puede aparecer repetido en la Tabla 7 . Lo que se hace evidente con
una simple ojeada, es que un alto porcentaje de los compañeros del
Licenciado Jiménez fueron premiados asignándoles generosarqente
indígenas que habían de servirles .
322
Tabla 7
Encomenderos y sus Encomiendas
Encome1idero Encomienda
323
' ''
Tabla 7 (Continuación)
Encomendero Encomienda
324
Tabla 6 (Continuación)
Encomendero Encomienda
Juan de Torres Basa, Fitatá, Tenjo, Cota, en Santa Fe; Iza, Turmequé en Tunja
325
Por medio de la utilización del trabajo indígena, estas encomien-
das garantizaron durante la vida del beneficiado y de sus descendientes
de primera generación--el título original era por dos vidas--una ex:isten-
cia cómoda, durante todo el tiempo que tuvieron un número rnzonable
de indígenas. La introducción inocente y no intencional de algunas en-
fermedades contagiosas por parte de los peninsulares, mas los excesivos
trabajos y vejaciones a que sometieron·a sus encomendados a pesar de'la
oposición de la corona y de la Iglesia, los redujeron tanto en número que
ya a mediados de la década del 1550 algunos de los encomenderos se
quejaban por medio de sus probanzas de servicios dirigidas al rey, de
que los indios asignados no rentaban lo suficiente para poder vivir bien.
De ahí en adelante iban a empezar a adquirir importancia otras activida-
des comerciales y de producción.
A pesar de las lamentaciones que ya por los años sesenta se habían
vuelto un coro, el podef económico de los conquistadores vueltos colo-
nizadores, descansó sobre los indígenas, quienes a pesar de su disminu-
ción continuaron siendo suficientes para explotar minas, cuidar ganados,
transportar mercancías, producir muchos de los alimentos necesarios,
construir casas, mantener estancias y huertas y efectuar cualquier servi-
cio personal que estos imaginasen y demandasen.
El mejor índice del éxito económico logrado por esta hueste se
encuentra en la memoria y relación escrita en 1564 por el mismo maris-
cal Jiménez, sobre los méritos y la condición en que se encontraban sus
53 soldados que aún estaban vivos después de 25 años de iniciada la
colonia. 13 Treinta de ellos, o sea mas de la mitad, estaban aún gozando
de sus buenas encomiendas, por lo que Jiménez los calificó, según sus
propias palabras como sigue (los paréntesis son míos): 14
- Juan de Céspedes tiene bien de comer (tenía encomendados 3.400
indios)
- Antón de Olalla tiene bien de comer (2.000)
- Gonzalo Suárez tiene muy bien de comer (1. 724)
- Antonio (Díaz) Cardozo tiene harto bien de comer ( 1.500)
- Gonzalo García Zorro tiene razonablemente de comer (1.300)
14
Los números entre paréntesis corresponden al número de indios encomendados según aparecen
en "La Visita de 1560" transcrita en Tovar Pinzón, No hay caciques, pp . 24 a 120. Aunque en
1564, cuando el Mariscal Jiménez escribió su memoria, el número de encomendados había
disminuído, los números entre paréntesis siguen dando una buena idea comparativa entre las
encomiendas usufructuadas por los compañeros de Jiménez.
326
- Hernán Venegas tiene muy bien de comer (2.000)
- Juan de Ortega es hombre rico (500)
- Francisco de Figuereqo tiene de comer (300)
- (Francisco) Salguero tiene de comer medianamente (613)
- Gómez de Cifuentes tiene mas que razonablemente de comer
(1.064)
- Domingo de Aguirre tiene mas que razonablemente de comer
(950)
- Andrés (Vázquez) de Malina tiene muy bien de comer (1.400)
- Diego Romero tiene bien de comer (750)
- (Diego de) Paredes Calderón tiene bien de comer porque es
rico (870)
- Juan de Quincoces es rico en hacienda y en indios (797)
- Miguel Sánchez tiene en hacienda muy largo de comer (1590)
- Pedro Rodríguez del Carrión es rico (329)
- Diego (Suárez) Montafiez tiene de comer muy largamente (1040)
- Francisco Gómez tiene bien de comer (800)
- Pedro Ruiz Herrezuelo es hombre bien rico (888)
- (Cristóbal de) Roa tiene bien de comer (1.338)
-, Pedro Gómez (ele Orozco) tiene bien ele comer (no era encomendero
en Pamplona en 1560)
- Juan Sánchez de Toledo es medianamente rico (vendió Gachancipá)
- Antonio ele Castro tiene bien de comer (1.292)
-· Juan Rodríguez Parra tiene muy bien de comer (940)
- Juan Rodríguez Gil es hombre rico de hacienda (117)
- Juan López tiene bien de comer (1.000)
- (Pedro López de) Monteaguaclo es persona rica medianamente
(436)
- Pedro Rodríguez de León tiene bien de comer (263)
- Pedro (Daza) ele Madrid tiene muy buen repartimiento (1.000)
327
Agricultores y Ganaderos
15
FPA 1-419 a 422.
328
indígenas, quienes al realizarlas evitaban a los ennoblecidos colonizado-
res sudores en las frentes y rubores en las mejillas.
Comerciantes y Artesanos
329
clavos que se emplearon. Pero la labor de otros artesanos desconocidos
tales como carpinteros, calafateadores, cordeleros y fabricantes dejar-
cias es evidente.
Sánchez Ropero era herrero y de su forja no solo salieron las sie-
rras, clavos y herrajes para los bergantines, sino que durante el transcur-
so de la expedición y después, se _encargó de cuidar que los caballos
anduviesen bien herrados. Sábese también que .Simón Díaz era sastre y
que Diego Gómez o era constructor o carpintero pues hizo un .puente.
Alonso Hernández de Ledesma y Pedro de Salazar hospedaban ,g ente en
Vélez y lo mismo hacía Vázquez de Malina en Santa Fe, quien para
proteger sus ambiciones de ser un hidalgo que ,no le permitían participar
en labores tan vulgares como la de posadero, era rápido en añadir que lo
hacía sin cobrar a los huéspedes. La mujer de Juan de Montalvo fue la
primera panadera en Santa Fe y Gonzalo Suárez operó uno .de los prime-
ros trapiches. La presencia de otros artesanos es evidente aunque no se
sepa quienes fueron. Seguramente había expertos talabarteros y curtido-
res que cuidaban los arreos y quienes, cuando se acabó el papel en tiem-
pos de Hernán Pérez, prepararon los cueros de venado donde se llevó el
registro de lo sucedido en el Rein.o.
l\tlineros y Transportadores
330
cos, vinos, conservas, aceites y.harinas que viajaban en botijas grandes,
todo ~sto y mucho mas tenía que ser transportado ahora sobre la espalda
de los naturales . Para ello había que organizar cuadrillas de cargueros
que desde el desembarcadero sobre el Opón y luego sobre el del Carare
pudieran encargarse del trajín'hasta Vélez, Santa Fe y Tunja. Esta activi-
dad contribuyó a enriquecer a los encomenderos mas cercanos a donde
estaba la necesidad. Martín Galeano y su sobrino Martín Seco , ·vecinos
. de Vélez, fueron activos en esto. El primero ofreci'ó a la audiencia man~
tener el camino del Carare a Vélez si le' ciaban la exclusiva para mover
mercancías por es ta.
:•, '•,
Clérigos
Escribanos y Otros
331
ayudado por Juan Rodríguez de Benavides. Una vez establecidas las tres
primeras ciudades, Rodríguez fue escribano de Santa Fe, Domingo de
Aguirre y Alonso Salcedo de Tunja, Pedro de Salazar de Vélez. Mas
tarde, Francisco Novillo lo sería de Tocaima. Fueron en total 6 escriba-
nos de 173 soldados, lo que representa un 3 ½ por ciento de estos.
Juan Izquierdo y Alonso de Paniagua fueron agrimensores en Tunja,
el alocado Juan Duarte fue pregonero en Santa Fe, mientras _el negro
Antón, quien también debió subir al Reino con Jiménez porque era pro-
piedad de Juan Sedano en 1540, lo era de Tunja. Con sus profesiones y
oficios, todos los descritos contribuyeron en hacer la vida mas graciosa
y llevadera durante los primeros años del Nuevo Reino.
332
10. ACTIVIDADES POLITICAS
333
Cristóbal Ruiz, Diego Romero, Cristóbal Ruiz, Francisco de Tordehumos,
y Hernán Venegas; de Tunja lo fueron Bartolomé Camacho, Gómez de
Cifuentes, Hernán Gómez Castillejo, Juan López varias veces, Juan
Rodríguez Gil, Juan Sedano y Juan Valenciano; de Tocaima Francisco
Novillo.
Muchas veces fueron alcaldes y regidores de las ciudades los
compañeros de Jiménez. Resumiendo,' alcald~i fuúon: de-Santa Fe
40 veces, de Vélez 9, de Tunja 17, del Cocuy 1 y de Tocaima 3 (total
70 veces). Regidores fueron: ·de Santa Fe 29 veces,. de Vélez 4, de
Tunja 28, de Tocaima 2, y de Pamplona 1 (total 64 veces). En adición
uno fue pregonero y otro agrimensor de Tunja, otro cura párroco de
Mérida, y un cuarto administrndor de bienes qe difunto s. Por todos,
65 compañeros del Licenciado Jiménez ocuparon posiciones de go-
bierno, ,contribuyendo .a sí al desarrollo político de la comunidad que
e~ tablecieron.
:,
Tabla 8
Cargos Públicos que Oéuparon
Pedro del Acevo. Escribano Tunja y Santa Fe, procurador de· causas de l a
Audiencia.
Oomingo d~ Aguirre En Tunja primer escribano, alcalde 1551, reg idor_1548, 56, 62 .
Juan Alonso T En Vélez p~imer alcal\le, 1546, _53, 57, regidor perpetuo 1548.
Antonio Bermúdez · Alguacil mayor Audi•encia 1551 ; en Santa Fe regidor 1547 , 58,
60, 61, 62, procurador 1559; justicia mayor Remedios 1565;
contador. Cartagena 1569.
Juan de Céspedes En Santa Fe regidor 1539, 40, regidor perpetuo 1548, alcalde
1542, 43 , 46; tenie,;te general y justicia mayor de Santa Fe.
Gómez de Cifuentes En Tunja regidor 1543, 44, 48, 50, 52, 53, 54, procurador 1566,
'akalde 1549, 71 y 75. . '
Pedro Colmenares Cdnt~dor del Reino 1-S4 1 a 43 y~¡, te sorero ·de 1558 a 60; de
Sa nta Fe teniente general de 154.1 a 1543, regidor 1539, alcalde
1547. .
334
Tabla 8 (Continuación)
Feo. Fig~eredo Procurndor del Reino 1549 ; en Santa Fe regidor 1558, a!ca'!de
1561.
Gonzalo García Alguacil -mayor del Reino en 1541; en Santa Fe regidor 1540,
41, perpetuo 1548, alcalde 1544, 45, 48, 50, 53, 56, 64, pro-
curador 1542; justicia mayor del Cocuy 1541.
Baltasar Maldonado Alguacil mayor del Reino en 1539, alcalde may_or de Santa Fe
en 1551.
Francisco Novillo ,En Toc;aima escribano 1544, procurador 1547, 48. Pedro Núñez
Regidor Tunja 1540.
Antón de Olalla En Santa Fe regidor 1541, 42, perpetuo 44, alférez mayor 1543 ,
alcalde 1557 , 58, 67, 73, capitán de infantería 1561.
Juan de Olmos
.'
Alg uacil mayor Santa Fe, probable justicia mayor de Muzo.
335
Tabla 8 (Continuación)
Hernando del Prado Regidor Santa Fe I 540, 45; regidor de Tocaima 1572 y alcalde
1576, 78.
Martín Pujo! Alcalde mayor del Reino 1543, 44; regidor Tunja 1541 y ad-
ministrador de bienes de difuntos.
Miguel Sánchez En Tunja regidor 1565, alcalde 1572, 81, 86, alguacil mayor.
Gonzalo Suárez Capitán y justicia mayor del Reino 1541 a 1543; capitán y
justicia mayor Tunja 1539 a 1541.
Juan Tafur De Santa Fe alcalde 1541, 46, 52, 54, 59, 71, regidor 1542,
47; oficial real 1542, contador. Audiencia 1576, alguacil
mayor.
Andrés V ázq uez De Santa Fe regidor perpetuo 1548, alcalde 1560, 64, 69, alfe-
rez mayor.
336
11. CONCLUSIONES
337
tares de épocas posteriores, incluidos algunos en este siglo, se han limi-
tado por lo general a unírsele al coro original de alabanzas, gradualmen-
te exagerando mas y mas las agrestes condiciones naturales y la resistencia
indígena, quizás con el deseo de hacer aparecer mas valientes a los sol-
dados, quienes para empezar, no están desprovistos de méritos. Los hé-
roes necesitan de los villanos. Sinembargo, reevaluando todos estos
escritos al compararlos con otros documentos y sometiéndolos a un aná-
lisis mas cuidadoso, se tiene que la valía de la expedición del licenciado
Jiménez no está donde se le ha querido encontrar. Aunque sin duda fue la
mas exitosa, y por ello la mas importante, ni fue la mas larga, ni la mas
demorada, ni la que quizás recorrió los peores caminos, si se le compara
con otras realizadas en la década de 1530 en la parte norte del continente
suramericano. Lo realmente admirable de esta empresa, fue haber inter-
pretado acertadamente lo que las mantas de algodón y la sal de minas
encontradas en el camino significaban, y la tenacidad de insistir en lle-
gar a su punto de origen cuando las condiciones se presentaron adversas.
Otras expediciones realizadas en la rüisma década tuvieron las mismas
noticias, pero ni les dieron el valor que encerraban, ni demostraron la
misma férrea insistencia.
,)
Recorrer grandes distancias y afrontar las dificultades que impo-
nía una naturaleza tropical , exigía fortaleza personal, preparación, expe-
riencia y algo de suerte. Quienes poseían estas condiciones en menor
grado, se contaron entre los mas de 400 hombres que dejaron sus huesos
a lo largo de la ruta. Estos fueron en gran proporción soldados de a pie,
no soldados de a caballo , ni clérigos, ni avezados capitanes ni otros jefes
y oficiales reales. El curtido en Indias tenía mejores posibilidades dé
sobrevivir que el acabado de llegar del viejo continente, y más la tuvo el
capitán que el soldado. No fueron las características geográficas de la
naturaleza, tales como ríos, ciénagas y agrestes montañas , ni las candi- ·
ciones climatéricas como las lluvias, calores y fríos--estos dos últimos
nunca tan severos como los veranos andaluces o los inviernos castella-
nos--ni los huidizos jaguares y caimanes, ni las picaduras de mosquitos
que también eran plaga en el Mediterráneo europeo, los causantes de
tantas muertes, siendo oportuno recordar que en esas la América estaba
excenta de malaria y fiebre amarilla. Todos los factores anteriores con-
tribuyeron sin duda a debilitar la resistencia humana, mas la gente falle-
ció principalmente por falta de preparación y experiencia y por consumir
alimentos de deficiente poder nutritivo .
I No fueron tampoco los indios el gran obstáculo al avance de la
expedición. Al contrario, desde que los cristianos abandonaron por tierra
la vecindad de Santa Marta hasta cuando hicieron contacto con los
muiscas, en gran proporción obtuvieron su alimento saqueando los cul-
'
338
tivos y los ranchos de los naturales. Durante largos trechos la expedición
avanzó mas liviana porque sus pesadas cargas se movían sobre espaldas
de indígenas, era guiada por indígenas y descansaba en ranchos indíge-
nas, mientras que sus soldados y hasta sus caballos eran servidos por
indígenas.
~ Si el adelantado de Canarias financió y equipó la expedición, fue
el indígena quien proveyó mucho del alimento y otros servicios durante
el camino. A este despierto adelantado no se le escapó la importancia de ·
la posible contribución de los naturales que encontraran en la ruta, y fue
así como instruyó al licenciado Jiménez pedirles oro, después de expli-
carles lo costoso que era organizar ese tipo de empresa . Desde luego que
el americano debió preferir ver al europeo alejarse de su casa, mujeres y
cultivos, mas caracterizarlo como un obstáculo a la expedición es impre-
ciso y desagradecido; todo lo contrario: la contribución indígena al pro-
q greso de la expedición no solo fue significativa sino tan indispensable,
que sin ella llanamente no hubiera podido haberse realizado.
Arribados los cristianos a la cumbre de la cordillera oriental, en-
contraron una nación Muisca formada de medio millón de personas quie-
nes vivían armónicamente con la naturaleza, cumpliendo con sus mismas
funciones humanas, incluida eso de guerrear con el vecino. Los indíge-
nas percibieron a los recién llegados como seres extraordinarios, hasta
como hijos del sol nos cuentan los cronistas coloniales, y por eso los
reverenciaron y les mostraron dónde vivían sus señores principales, dónde
tenían sus grandes templos, cómo obtenían su oro, dónde estaban las
minas de esmeraldas, y en fin, mucho de lo que dejaron conocer y saber,
hasta cuando los abusos y las exageradas exigencias del europeo les
hicieron perderles el respeto y retirles la confianza.
De ahí en adelante los indígenas continuaron sirviendo a la fuerza
y porque no tuvieron otra alternativa. Repitiendo lo que otros ya han
•: dicho, lo que está descubierto no se puede descubrir. El prentender con-
tinuar percibiendo estos eventos desde un punto de vista exclusivamente
europeo es injusto, porque niega la participación y hasta la existencia de
medio millón de seres humanos. Lo que en realidad sucedió fue un en-
cuentro entre dos grupos humanos con idéntida dignidad e idénticos de-
rechos. El que no hubiese sido percibido entonces cómo tal, no da cabida
a que hoy no se le mire como fue. Un análisis mas balanceado, y menos
interesado en mostrar las fallas del uno o del otro en lo ocurrido, nos
permitirá entender mejor nuestra propia identidad .
Por medio de un valioso documento hoy se saben los nombres y el
rango militar de los 173 compañeros del licenciado que sobrevivieron la
expedición y que participaron en el reparto del botín habido de los natu-
rales . Sus biografías, que dan preferencia a detalles y eventos que ,arro-
339
jen mas luz sobre sus contribuciones sociales, políticas y económicas a
la entidad que crearon, están incluídas en el Capítulo 4. De estas se
extraen las características definidoras de este conquistador.
El compañero del licenciado Jiménez fue un hombre nacido en
Andalucía, y en órden descendente, en Castilla, Extremadura, o en el
Portugal. Acababa de llegar a Indias y aunque algunos de ellos tenían
varios años de experiencia en estas, el 80 porciento de los que llegaron
al Nuevo Reino tenía menos de dos años, incluídos el año aproximado
que gastaron en el recorrido de la expedición. El mas viejo tenía 47 años
de edad y había seis muchachos de 17, pero el promedio de edad y la
media de esta eran ambas de 27 años. Los que lograron sobrevivir los
grandes peligros, tendieron a vivir largos años: el 70 porciento de los
conocidos vivió mas de 60 años y el 40 porciento alcanzó los 70.
El conquistador típico pudo haber sido persona mas culta que el
promedio del español del siglo XVI. El 25 porciento eran analfabetas, lo
que deja un 75 por ciento que por saber firmar sus nombres, tenían bue-
na posibilidad de saber escribir y por lo consiguiente de ser educados
según los términos prevalentes en ese siglo, que antecedía al Siglo de
Oro y a la gran expansión cultural que vivió España durante la segunda
mitad del siglo XVI. Entre estos hombres se encontraban, además del
licenciado que era persona de alta educación, personas que escribieron
detalladas relaciones de lo ocurrido en la expedición, amanuences o es-
cr'ibanos, oficiales reales acostumbrados a llevar cuenta de lo ocurrido y
otras que oficiaban misas en latín seguramente acompañadas de bien
hilvanados sermones.
El compañero típico del licenciado ni venía de la clase mas nece-
sitada de la península ibérica (recordar que mas del 11 porciento de
ellos eran portugueses), ni de la alta nobleza. El tener que pagar un
pasaje relativamente costoso de Europa a las Indias fue un factor se-
leccicmador, que también quizás hasta ayuda a explicar el porqué de su
mas elevada tasa de alfabetización. Fue entonces un hombre común,
nacido indistintamente en ciudades o aldeas, dentro de los cuales hu-
bieron algunos pocos hidalgos, los mas de estos segundones, quienes
por haber quedado en la dura posición _de buscar en otras partes la
fortuna que le negaron los mayorazgos que pertenecían a los primogé-
nitos, tenían que salir de casa a buscar fortuna por otras partes. Con
todo , hubieron bastante mas que reclamaron ser del primer escalón de
la nobleza española, al considerarse hijodalgos notorios, o sea que aun-
que no podían demostrar su hidalguía con documentos y ejecutorias, lo
hacían con su notorio porte y distinción. Por todos, algo mas del 15
porciento de los compañeros del licenciado indicaron ser hijodalgos.
340
Del total de la hueste, seis hombres habían adquirido experiencia en
las armas en los campos de Europa.
Una vez recogido el cuantioso botín habido durante el camino,
pero mucho mas después de saquear las residencias de los señores de
Tunja y Sogamoso, la mitad de los capitanes, oficiales reales y sacerdo-
tes se fueron a España para no regresar. Dentro de estos se contaban seis
de los once capitanes de la expedición y 9 de los 33 distinguidos solda-
dos de a caballo que la sobrevivieron. En contraste, solo cuatro de los
122 soldados de infantería decidió partir para siempre. Es claro entonces
que buena parte de los mejor compensados capitanes, oficiales y solda-
dos de a caballo, quedaron satisfechos con el botín recogido y creyeron
que sus mejores oportunidades estaban por otros lados , presunción en la
que no concurrió el soldado raso.
Con el tiempo los que permanecieron fueron acomodándose con
algún trabajo a su nueva función de colonizadores. Fueron activos en
la fundación de las siete primeras ciudades del Nuevo Reino, en las
que muchos se establecieron y formaron familias con las mujeres que
habían dejado en Europa y que algunos fueron a recoger, mientras otros
casaron en el Reino, algunos con parientas de sus compañeros venidas
a la América. El 90 porciento de los conquistadores casaron con cote-
rráneas y el resto permaneció célibe; en adición, dos de estos también
tuvieron relaciones naturales con europeas. Si se acepta que el resto de
sus uniones naturales conocidas fueron , como parece, con indígenas,
el 47 porciento de estos hombres tuvieron con ellas este tipo de rela-
ciones lo suficientemente sólidas como para engendrar hijos que en
algún momento fueron reconocidos como tales. Ninguno de los hom-
bres casó legítimamente con indígena, y de sus uniones naturales o
legítimas, resultaron un promedio aproximado de dos hijos por cada
una. Como algunos de estos hombres ya eran familiares antes de llegar
al Reino, con los matrimonios celebrados con las parientas de otros ,
se formaron intrincadas redes que junto con aquella preferencia natu-
ral que se daba entre los nacidos en el mismo pueblo o regíon, crearon
estructuras sociales que algunos utilizaron para consolidar su poder.
Este aspecto está en espera de ser estudiado.
La época inicial del saqueo desconsiderado y a mano armada de
que se derivaron las primeras ganancias económicas de los recién lle- .
gados, dió paso a la inestable y mal administrada distribución de indí-
genas en encomienda entre los compañeros del licenciado. Por medio
de este sistema los indígenas dejaban ele tributar a sus acostumbrados
señores para hacerlo al conquistador encomendero, quien en retribu-
ción les proveía protección y doctrina. Sinembargo, la falta de estabi-
341
lidad en la asignación de las encomiendas derivadas del capricho del
gobernador de turno, de que este derecho se podía perder cuando se
estaba ausente, la ignorancia de cuantos indígenas la componían y cual
era su capacidad de tributación lo que dejaba completamente sin defi-
nir que se esperaba del indígena, fueron los principales factores que
incidieron en el desórden creado.
Esa inestabilidad y mala administración que engendraron un exa-
gerado deseo de usufructuar a la carrera un beneficio que existía hoy
pero que podía perderse mañana, explican en mucho las increíbles cruel-
dades a que fueron sometidos los indígenas por los conquistadores bajo
la vista complaciente de las autoridades locales, quienes optaron por
ignorar las recomendaciones reales y eclesiásticas que con frecuencia
insistían en proteger al indiano. Muchos debieron ser los conquistadores
sanguinarios, pues llanamente mas de una décima parte de los compañe-
ros de Jiménez fueron acusados por las autoridades de haber sido
exageradamente crueles con los indígenas.
Mientras estos eran diezmados una y otra vez por el mal trato
unido a las enfermedades contagiosas importadas, la encomienda de-
mostró ser tan beneficiosa a los cristianos antes de que se estableciesen
otras actividades económicas, que 25 años después de iniciada la colo-
nia, el mismo Jiménez escribió cómo de sus 53 compañeros que aún
estaban con vida en 1564, 30, o sea mas de la mitad, estaban acomoda-
dos y hasta ricos con el producido de sus indios.
Algunos años después de haber sido importados las primeros ani-
males domésticos e introducido las primeras semillas de cereales, horta-
lizas y frutas de orígen europeo, con la buena ayuda de los indígenas
varios de los hombres se dedicaron a la cría de ganados, a los cultivos y
a otras actividades del campo, incluído el establecimiento de instalacio-
nes azucareras y molinos de harina. Otros juzgando acertadamente que
donde había oro había buenas perspectivas de negocio, se dedicaron al
comercio y al transporte de mercancías, mientras algunos proveían po-
sada a los viajantes y otros introducían negros para alquilarlos o usarlos
directamente. Dentro de estos hombres había también artesanos sufi-
cientemente hábiles para construír bergantines y puentes mas las herra-
mientas que se necesitaban en esos trabajos, y dotarlos de velas y jarcias.
Otros eran sastres, curtidores y talabarteros, hábiles en explotar minas
de oro, sal y esmeraldas y hasta en establecer saladeros de pescado.
Varios hombres prestaron servicios valiosos a la comunidad. Los
sacerdotes velaron por el bienestar espiritual de las gentes, los escriba-
nos porque quedaran evidencias escritas de todo lo que necesitaba so-
porte legal, mientras otros hacían de agrimensores y unos terceros de
342
pregoneros. También hubieron médicos cirujanos, veterinarios que aten-
dían los valiosos caballos de guerra, y problemente hasta un boticario.
Con tanto conocimiento profesional y artesanal, quizás hubieran podido
los recién llegados, con la ayuda indispensable de los indígenas, haber
sostenido una comunidad tipo europeo por varios años, eso sí sin los
vegetales y productos animales de orígen europeo que fueron introduci-
dos por los conquistadores que llegaron después con los gobernadores
Jerónimo Lebrón y Alonso Luis de Lugo principalmente.
Así como una buena medida de la influencia social y económica
que los compañeros de Jiménez ejercieron en el Nuevo Reino, la pue-
den dar las familias que formaron, los hijos que tuvieron, las enco-
miendas que manejaron y los productos y servicios que prestaron a la
comunidad, también una buena medida sobre la influencia política que
ejercieron la pueden dar los puestos públicos que ocuparon en la admi-
nistración del Reino y sus municipalidades. Estos hombres fueron des-
de pregoneros y agrimensores municipales, pasando por alcades y
regidores, hasta oficiales reales, alguaciles mayores, capitanes genera-
les y justicias mayores de las ciudades. Dos de ellos llegaron a regir
los destinos del Nuevo Reino de Granada, la nueva colonia que con el
esfuerzo de todos establecieron y agregaron a la Corona de castilla, la
que pudo reterla para sí durante casi tres siglos, hasta que las condicio-
nes políticas, sociales y económicas de esta colonia y del mundo euro -
peo, justificaron su independencia.
343
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350
INDICE ONOMASTICO
351
Alonso Martín 141,164,205,274,298,329
Alonso Martín Cobo 41 , 159, 163, 164, 286, 309, 318, 324
Alonso Martín, el mozo. 41,286,309
Alonso Morales Farfán 178
Alonso Núñez 3
Alonso Paniagua 191
Alonso Romero 223
Alonso Salcedo 332
Alonso Serrano 38, 43,256,288
Alonso Suárez 85
Alonso Téllez 46, 161
Alvaro de Oyón 62, 76,161,172,261
Alvaro de Quincoces 210
Alvaro Rodríguez 103
Ambrosio Alfínger 32, 33, 155, 317
Ana Beltrán 91
Ana de Betancourt 76, 105
Ana de Castro 188, 318
Ana de Cifuentes Contreras 80
Ana de Lugo 316
Ana de Pmrns 104, 315
Ana de Velosa 76,317
Ana Domínguez 181
Ana García de Melgarejo 217
Ana Maldonado 51, 316
Ana Núñez 48, 316
Ana Rodríguez 320
Ana Rodríguez Beltrán 91
Ana Rodríguez de León 175,221,258,319
Ana Suárez 258
Andrea de Sevilla 317
Andrés de Ayala 33
Andrés de Murcia 14, 39
Andrés Jorge 60,320
Andrés López de Galarza 180
Andrés Romero 223
Andrés Vásquez 294,300,320, 325,336
Andrés Vásquez de Malina 43,127,277,288,308,314,327
Antón de Besos 10
Antón de Castro 67, 221
Antón de Esquivel 254
Antón de Lezcamez 14,41,71, 150,286,295,298,311,324,
331
Antón de Olalla 42, 89, 127, 203, 205, 208, 287, 299,
308,318,324,326,328,333,335
352
Antón de Rodas 154, 167
Antón Flamenco 122
Antón Pérez 195
Antón Pérez de Lara 195
Antón Rodríguez 299,333
Antón Rodríguez Cazalla 42, 96,163,287,319,324,309,336
Antonio Bermúdez 39,285,292,294,297,308,317,323,
333,334
Antonio Cabrera de Sosa 73
Antonio de Castro 39, 76, 285 , 292, 297, 309, 317, 323,
327,333,334
· Antonio de Encizo 156
Antonio de Lebrija 5, 8, 10, 13, 14, 15, 16, 41, 73, 83, 236,
278,286,295,298,304
Antonio de Luján 46, 208
Antonio Díaz 295,297,304,334
Antonio Díaz Cardozo 9, 10, 14, 40, 87, 146, 236, 285, 308,
317,323,326,333
Antonio Hernández 41, 74, 134, 146, 298, 309
Antonio Jove 3
Antonio Pérez 42, 195, 309
Antonio Rol 251
Antonio Ruiz 48, 223
Antonio Serrano 256
Antonio y Lope 79
Asencio de Salinas 234
B. Matos Hurtado 204
Baltasar de Cuéllar 108
Baltasar Maldonado 41, 49, 51, 69, 94, 152, 154, 187, 189,
198,213,286,292,298,309,318,324,
333
Baltasar Moratín 59
Bartolomé Camacho 33,39,70, 157,228,247,285,297,309,
317,323,334
Bartolomé de Fonseca 3
Bartolomé González 132
Bartolomé Ortiz 81
Bartolomé Sánchez 43,201,237,238,288,299,304
Bartolomé Sánchez Suárez 43,201,309
Bartolomé Segarra 38, 43,309,319,325
Beatriz de Alencastro 76
Beatriz de Contreras 80
Beatriz de Salazar 188
Beatriz de Torres 265,320
Beatriz García 113
353
Beatriz Osorio 252, 319
Beatriz Pacheco 122
Benito Claro 224
Benito Serrano 256
Bernardina Manuel 264,320
Bernardino de Salazar 184
Blas Martín de Benavides 57
Blasco Núñez Vela 62,160,275
Blasco Romero 42,287,304
Bravo de Rivera 69
Capitán Juan de Céspedes 6
Carlos de Mendoza 223
Catalán 40,297
Catalina Bermúdez 65
Catalina Carvajal 227,319
Catalina de Céspedes 46,316
Catalina de la Fuente 244
Catalina de Moya 269
Catalina de Quintanilla 277,314,318,320
Catalina de Robles 316
Catalina de San Miguel 248
Catalina de Troya 271
Catalina de Valero 219,319,320
Catalina de Vargas 258,319
Catalina Gaitán 121, 318
Catalina González 256
Catalina Hernández 315, 316
Catalina Jorge de Meneses 218,319
Catalina López 136, 318
Catalina Martín Pacheco 122,318
Catalina Martínez 85,244,315,319
Catalina Melo 241
Catalina Moya 268
Catalina Ortega de Sala.:ar 184
Catalina Robles 49
Catalina Rodríguez 221,319,320
Catalina Rodríguez Melgarejo 218,248
Catalina Ruiz 212,319
Catalina Silíceo 61, 316
Catalina Tafur 264
Catalina Valero 156
Constanza Jiménez 150
Constanza Rodríguez 316,320
Constanza Rodríguez Hermoso 60
Coronel Joaquín Acosta X
354
Cosme Rodríguez Farfán 109
Criado 40,304
Cristóbal Arias 316,323
Cristóbal Arias de Monroy 39, 61, 127, 150, 285, _297, 308, 311,
315
Cristóbal Bermúdez Plata X
Cristóbal Bernal 188
Cristóbal de Molina 122
Cristóbal de Roa 42,287,299,304,309,319,324,327
Cristóbal de Rojas 157
Cristóbal de San Miguel 46,48, 223
Cristóbal de Zelada 38,43, 288,308
Cristóbal Díaz 89
Cristóbal Estrada 163
Cristóbal Gómez 223
Cristóbal Ortiz 299,335 1
Cristóbal Ortiz Bernal 38, 42, 132, 184, 188, 217, 287, 308,
310, 318
Cristóbal Rodríguez 42
Cristóbal Rodríguez Cano 214
Cristóbal Ruiz 4~ 123,188,223,267,287,299,308,
319,324,325,334,336
Darío Fajardo 97
De la Rosa Olivera 82, 102
Díaz Cardozo 184
Diego Bustamante 258
Diego Calvache 39,309
Diego de Aguilar 39,50, 73,148,285,295,297,304,305
Diego de Alcalá 55
Diego de Frías 40,285,304
Diego de Ordás 31
Diego de Paredes 318,324,335
Diego de Paredes Calderón 42,188,193,287,309,327
Diego de Paredes Calvo 193
Diego de Paredes de Sunuba 193
Diego de Segura 43,255,280,288,295,300,304,319,
325
Diego de Torres 43,268,300,304,310,320,325
Diego de Valladolid 84
Diego de Vargas 159
Diego Díaz 86, 87
Diego Franco 40, 104, 105, 109, 126, 285, 298, 308,
317,323
Diego García Cabezón 101, 119, 259
Diego García Manchado 113
355
Diego García Zorro 111, 112
Diego Gómez 40,117, 118,286,298,309,323,330
Diego Hernández Gallego 9, 37, 50, 54,249
Diego López Castilblanco 41, 101, 122, 127, 133, 187, 259, 286,
309,318,324
Diego Martín 165,299
Diego Martín Hiniesta 41,167,295,309, 324
Diego Martínez 154,165,209
Diego Montañez 41, 175, 221 , 258
Diego Muñoz 122
Diego Ortiz 97, 117, 132
Diego Paredes 299
Diego Rodríguez 215
Diego Romero 42, 112, 120, 172, 188, 287, 299, 308,
325,327,333,334,336
Diego Romero de Aguilar 223
Diego Ruiz Manosalvas 278
Diego Sánchez 191
Diego Suárez 300
Diego Suárez Montañez 43,288,309,319,325,327,328
Diego Vásquez de Molina 277
Díez de Armendáriz 79,180
Domenico Rizo 3
Domingo de Aguirre 82, 87, 110, 205, 231, 261, 280, 285,
297,304,309,323,327,332,334
Domingo de Guevara 223
Domingo Lozano 259
Eloísa Gutiérrez 173,318
Elvira Pérez de Cuéllar 226,319
Elvira Zambrano 69
Elvira Zamora 91
Enriqué Ortega Ricaurte X
Enrique Otero D'Costa X, 92
Eufrasia de Santiago 101,317
Felipa de Almeida 86, 87,315,317
Felipe de Contreras 80
Felipe Gabullet 130
Felipe Gutiérrez 52
Fernández de Lugo 34,55,84, 152, 156,205, 227,239,274
Fernández de Piedrahita 104,126,136,233,234,253,254
Fernando Bustamante 258
Flórez de Ocariz XI, XIV, 56, 60, 57, 61, 65, 68, 73, 78,
81, 86, 96, 99, 101 , 104, 107, 111, 114,
122, 126, 127, 134, 135, 1.39, 156, 159,
161, 170, 173, 176, 178, 180, 181, 183,
184,185,188,191,221,223,224,249,
254, 259,266,272
356
Francisca de Betancourt 213, 319
Francisca de Mendoza de Aguilar 223
Francisca de Morales 215, 319
Francisca de Torres 91, 317
Francisca de Ulloa 264, 320
Francisca López 85,317
Francisca Ortiz 320
Francisca Pimentel 317
Francisca Rodríguez 316,320
Francisca Rodríguez de Benavides 57
Francisco Arias 164,243
Francisco de Aguirre 223
Francisco de Castro 76
Francisco de Colmenares 81
Francisco de Figueredo 40, 122, 132, 172, 285, 308, 313, 314,
317,327,333
Francisco de Mestanza 41, 132,287, 308
Francisco de Monsalve 90, 104, 164
Francisco de Murcia 33, 132, 138, 223
Francisco de Salguero 159
Francisco de San Martín 43,295
Francisco de Silva 43,114,288, 300,309,325
Francisco de Tordehumos 43, 163, 265, 268, 288, 300, 308, 314,
320,325,334,336
Francisco de Viana· 5
Francisco de Villaviciosa 43,281,288,309,310,325,336
Francisco del Prado 206
Francisco Figueredo 298,323,335
Francisco Gabullet 130, 144
Francisco Gómez 40, 277, 286, 298, 308, 310, 314, 318,
320,323,327,334,335
Francisco Gómez de la Cruz 119
Francisco González 125, 298
Francisco González de Trujillo 40,125,286,309
Francisco Guillén Chaparro 29
Francisco Hernández 41, 123,135,264,320
Francisco Hemández Hermoso 47,48, 60,223,276,280,
Francisco Jiménez 201
Francisco López 243,244
Francisco Lorenzo 79,320
Francisco Maldonado 48,223
Francisco Medrano 41, 308
Francisco Mestanza 324
Francisco Monsalve 163
Francisco Novillo 38,42, 180,287,310,332,334,335
357
Francisco Pizarro 5, 10,263
Francisco Ramírez de Hinojosa 211
Francisco Riojano 244
Francisco Rodríguez 42,70,84, 161,215,232,287,299,319,
325,328
Francisco Salguero 43,232,288,309,319,325,327,330,
336
Francisco San Martín 288,299,304
Francisco Sánchez 288,299,325
Francisco Sánchez Alcobaza 38, 43,239,309
Francisco Terranova 224,296
Francisco Y áñez 60
Fray Alberto Ariza 11
Fray Alberto Lee López X
Fray Alonso de Zamora X, XIV, 10, 18, 22, 27
Fray Buenaventura 240
Fray Domingo de las Casas 39, 71, 150, 285, 295, 297, 304, 307,
331
Fray Francisco de Olmos 184
Fray Francisco Melgarejo 248
Fray Joaquín Urdiciáin 311
Fray Luis de Olmos 184
Fray Melchor de Olmos 184
Fray Pedro Aguado X, XIV, 10, 17, 19, 20, 24, 28, 191
Fray Pedro de Aguado 7
Fray Pedro Simón XI, XIV, 10, 73, 191, 224
Fray Vicente de Requejada 113
Fray Vicente Verdero 331
Garci Arias Maldonado 201,203
García de la Hita 274
García de Lerma 66, 78,80, 148,181,186,187,239,247
García de Tovar 136
García del Hito 41,286,298,309,324
García Martínez de Castro 80
Gaspar Enríquez 65
Gaspar Méndez 41,299,308,324
Gaspar Rodríguez 268,280,281
Germán Colmenares 31
Gil López 41,155,286,295,298,304,331
Gobernador Ambrosio Alfinger 6
Gobernador García de Lerma 5
Gobernador Rodrigo Alyarez Palomino 5
Gómez de Cifuentes 40, 80, 208, 245, 285, 292, 297, 309,
317,323,327,334
Gómez de Feria 119
358
Gómez del Corral 9, 40, 82, 181,285, 297, 304, 309, 323
Gonzalo de la Lombana 152
Gonzalo de Pereira 42,295,299
Gonzalo Fernández de Oviedo XI, 10, 146
Gonzalo García 292,298,335
Gonzalo García Zorro 40, 81, 101, 103, 111, 127, 140, 152,
224,280,286, 296,308,310,317,323,
326,333,334
Gonzalo Jiménez de Quesada XI, XIII, XIV, 2, 7, 8, 10, 11, 12, 13, 14,
16, 18, 19, 20, 33, 37, 47, 50, 72, 73,
75, 78, 92, 99, 107, 123, 125, 113, 132,
136, 139, 142, 146, 165, 177, 179, 196,
198,201,223,234,236,237,243,249,
253,255,256,260,266, 272,274,278,
279,280,281,283
Gonzalo Macías 41,232,286,298,309,318,320,324,
335
Gonzalo Pizarra 62, 76,102,160,217,253,261
Gonzalo Suárez 66,91,99i 145, 156,157,160,165,179,
181,192,219,220,230,243,245,255,
259,279,300,306,319,320,322,325,
330,336
Gonzalo Suárez de Deza 259
Gonzalo Suárez Rendón 9,43, 203,255, 259,288,309
. Guillebien 41, 130
Guillermo Hernández de Alba XI
Guiomar Maldonado 188
Hermes Tovar Pinzón 9
Hernán Cortés 8, 10,307
Hernán Gómez 298,318
Hernán Gómez Castillejo 40,286,308,324,329,334,335
Hernán Gómez de la Cruz · 119
Hernán González Hermoso 133
Hernán Martín 41, 286, 304,
Hernán Pérez 47, 49, 61, 6~ 66, 73, 76, 78, 8~ 84,
89, 96, 97, 111, 114, 117, 120, 150, 152,
160, 164, 172, 177, 180, 182, 184, 189,
192,193,196,197,198, 200,201 , 203 ,
208,211,212,213,214,215,217,221,
222, 224,225,236,242,243,245,247,
251,253,258
Hernán Pérez de Quesada 42,159,173,222,261,287,333
Hernán Suárez 212
Hernán Venegas 43, 79,99, 188,264,288,292,295,300,
308,310,316,320,325,327,328,333,
334,336
359
Remán Venegas Can"illo Manosalvas 278
Remández Gallego 99,106, 149,234,237, 255 ,
Remando de Alcocer 81
Remando de Beteta 201
Remando de Prado 42,324
Remando de Rojas 99
Remando de Salinas 43,233, 288, ~ 99, 304
Remando de Velasco 61, 223
Remando del Prado 104,274,287,295,299,308,318,330,
336
Remando Domínguez 92
Remando Navarro 42,287,309
Roracio Cabrera Sifontes 23
Inés Arias 119
Inés de los Ríos 220
Inés de Remona 136
Inés de Villalobos 146,318
Inés Romero 223
Inés Venegas 278
Isabel Angela 109
Isabel Contreras 80
Isabel de la Palma 263
Isabel de Quesada 196
Isabel de Valenzuela 99
Isabel Díaz Tafur 263
Isabel Domínguez 124,318
Isabel Gómez 91, 317
Isabel González 101, 314
Isabel Grimaldos 76
Isabel Jiménez Suárez 259
Isabel Juan de Arroyo 109, 317
Isabel Maldonado de Bohórquez 182,318
Isabel Manchado 113
Isabel Melgarejo 248,317
Isabel Pérez de Cuéllar 69,317
Isabel Rodríguez Melgarejo 218
Isabel Romera 79,317,320
Isabel Romero 223
Isabel Ruiz de Quesada 157, 318
Jaime Jaramillo Uribe 31
Jeróniina de Castro 188
Jerónima Fortuna 109
Jerónimo Castillejo 39, 304
Jerónimo de Aguayo 192,249, 268, 280
Jerónimo de la Inza 14,30,41, 197,205,274,286,308,329,
335
360
Jerónimo de Melo 5
Jerónimo Grimaldo.s 76
Jerónimo Lebrón XIII, 16, 73, 82, 104, 132, 141, 160, 162,
166,167,173,199,202,222,205,231,
260,282,303,343,
Joaquín de Urdiciáin 124
Jorge Celi de Alvear XIV, 292
Jorge Espira 32, 155
Jorge Robledo 80, 161
José Ignacio Avellaneda 115
José Ignacio Avellaneda Navas 234
José Manuel Groot XI
José Mojica Silva 156
Juan A. Villamarín 265
Juan Alonso 39, 126, 127, 132, 216, 308, 316, 323
Juan Alonso de la Tmrn 39, 56, 57,285,297,308,323
Juan Alonso de Valenzuela 97
Juan Alonso T. 316,334
Juan Bustamante 258
Juan Calderón de la Fuente 193
Juan Camacho 69
Juan Castellanos 37, 39, 53, 155,212, 285, 304, 309
Juan Castro 76
Juan Chamorro 9
Juan de Albarracín 9, 39, 53,285,297,304,316,329
Juan de Alcalá 39,55,64, 101,188,223,285,295,297,
308,310,311,316,323
Juan de Angulo 116
Juan de Arévalo 172, 173, 207, 211, 222
Juan de Aroca 39, 63,285
Juan de Aroche 39, 62, 63,297
Juan de Avendaño 76,193,219,257
Juan de Cáceres 39,285,309,323
Juan de Castellanos XI, XIV, 10, 17, 18, 73, 94, 191, 220,
249
Juan de Castro 74, 103,252
Juan de Céspedes 5, 6, 8, 15, 16, 40, 78, 79, 93, 94, 104,
111, 132,192,205,217,236,245,279,
285,292,294,295,297,308,317,323,
326,333,334
Juan de Chávez 101
Juan de Figueredo 101
Juan de Güémez 40,286,308,318,324
Juan de Lezcámez 144
Juan de Madrid 26, 84
361
Juan de Montalvo 41, 89, 162, 233, 287, 299, 304, 308,
314,318,324,330,333,334,335
Juan de Olmos 42,150,184,287,292,299,308,318,
324,333,335
Juan de Orozco 123
Juan de Ortega 42, 152, 287, 299, 308, 318, 324, 327,
335
Juan de Palacio 42,190
Juan de Palacios 190
Juan de Penagos 264,271
Juan de Pinilla 42,203,208,245,287,310,318,324,
328,333,335
Juan de Puelles 42,287,308
Juan de Quincoces 136,210,272,318,327,328
Juan de Ribera 117, 154
Juan de Salamanca 42,287,299,309,310,319,325
Juan de Salcedo 43,230, 231,288,299,304,309,336
Juan de San Martín 5, 6, 9, 10, 13, 14, 15, 16, 29, 43, 73,
78, 99, 117, 148, 149, 197, 217, 235,
256,288, 295,304
Juan de Santander 129
Juan de Serrada 137
Juan de Tordehumos 265
Juan de Torres 43, 223, 268, 269, 280, 288, 294, 300,
308,309,320,325,336
Juan de Troya 271
Juan de Velosa 76
Juan de Villanueva 80, 84,245,246
Juan del Junco 3, 8, 10, 41, 52, 82, 84, 87, 130, 144,
146,150, 215,256,258,259,270,278,
284,286,296,298,304,306, 309,318,
324,335
Juan del Prado 127
Juan Díaz 40, 85
Juan Díaz Hidalgo 140
Juan Díaz Pérez 78
Juan Domínguez de las Canoas 40
Juan Duarte 22,40, 194,298,309,317,332, 335
Juan Esteban Verdero 71, 97, 120
Juan Fernández 40,298,317,323,335
Juan Fernández de Valenzuela 285,308
Juan Fernández Pardo 105
Juan Fernández Valenzuela 40,41, 323
Juan Friede X, 5, 7, 10, 11, 14, 16, 33, 50, 75, 78,
296
362
Juan Fuerte 56,320
Juan García 298
Juan García Manchado 40, 113, 127,286, 309, 311, 317
Juan Gascón 114, 238
Juan Gómez 298
Juan Gómez Castillejo 121
Juan Gómez Maldonado 161
Juan Gómez Portillo 38,40, 286,308,318,324
Juan González del Prado 38,40, 126,127,134,286,298,335
Juan Gordo 39
Juan Izquierdo 41,286,298,304,309,332,335
Juan López 41, 156, 219, 286, 309, 318, 320, 324,
327,334,335
Juan Lorenzo 13, 22
Juan Maldonado 38,41, 286,308
Juan Martín 41,286,295,309
Juan Martín de Hiniesta 165, 167
Juan Martín Hincapié 167
Juan Martín Hiniesta 167
Juan Mateas 91, 95, 123, 167, 251
Juan Mejía 137
Juan Miguel 107
Juan Montañés 175
Juan Montañez 41,309
Juan Ordóñez 186
Juan Ortiz de Zárate 141
Juan Pérez de Jubera 263
Juan Finilla 203
Juan Porras 105
Juan Quincoces 324
Juan Quincoces de Llana 42,287,309
Juan Ramírez 299
Juan Ramírez de Hinojosa 42,172,211,287,310,311,319
Juan Ramírez H. 324,336
Juan Rodríguez 84,216,220,320
Juan Rodríguez Benavides 42,287,319,336
Juan Rodríguez de Benavides 57,155,197,308,332
Juan Rodríguez Freile XI, 54,294
Juan Rodríguez Freyle XIV
Juan Rodríguez Gil 42, 107, 217, 248, 274, 287, 299, 309,
319, 325, 327, 334, 336 ·
Juan Rodríguez Parra 42,156,247,287,309,319,325,327
Juan Ropero 243
Juan Ruano 38,42, 224,296,309
Juan Ruiz Clavija 225
363
Juan Ruiz de Orejuela 65
Juan San Martín 299
Juan Sánchez 242,295
Juan Sánchez de Toledo 43,288,299,308,319,325,327
Juan Sánchez de Utrera 43,242,288,300,309,325
Juan Sánchez Melgarejo 248
Juan Sedano 43,288,300,309,325,332,334,336
Juan Serrano 13
Juan Tafur 13,23,43,50, 120,263,288,292,295,
300,305,308,319,325,333,336
Juan Valenciano 14,43,84,205,267,288,300,304,309,
320,325,328,334,336
Juan Verdero 224
Juana Benavides 216
Juana de Benavides 57
Juana de Bonilla 317
Juana de Monroy 61
Juana de Sosy 130
Juana Diareta 270
Juana Flórez 129,318
Juana Hernández Peña 91
Juana Macías 232,319,320
Juana Macías de Figueroa 159
Juana Miguel Seco Moyano 252
Juana Moreno de Figueroa 159, 318
Juana Paula de Acuña 107
Juana Pérez 105
Juana Ponce de León 279,320
Julián 41
Lázaro de la Torre 43,288,309,325
Lázaro Fonte 3,8,40,62,76, 103,125,129,158,198,
201,207,223,271,285,296,298,308,
317,323,335
Leonor Alvarez 84
Le.onor Carvajal 161,318
Leonor de la Fuente 193,318
Leonor Gómez 85
Leonor Gutiérrez 225,319
Leonor Pérez 213, 319
Leonor Ruiz Herrezuelos 268,320
Leopoldo de la Rosa Olivera 3,259
Lope de Salzedo 310
Lope Montalvo 227
Lope Montalvo de Lugo XIII, 89, 118, 120, 126, 158, 172, 193,
199,217,234,249,315,322
364
Lorana 41
Lorenzo Martín 58, 205
Lorenzo Martín de Benavides 57
Lozano de la Torre 266
Lucas Fernández de Piedrahita XI, 10
Lucas Vásquez 146
Lucía de la Concepción 248
Luis Bernal Castro 188
Luis de Lugo 79, 84, 103, 107, 117, 120, 129, 182,
193,201,208,210,225,261,264,271,
282
Luis de Mideros 62
Luis de Sanabria 159
Luis de Sandoval 129
Luis Gálvis Madero 37
Luis Gallegos 40,286,309
Luis Lanchero 49,259
Luis López Ortiz 109,270
Luis Romera Iruela X
Luisa Castro 76
Luisa Fuerte 56,316,320
Luisa López 156
Luisa Porras 105
Manuel Ancízar 21
Marcos de Molina 277
Marcos Vásquez de Molina 277
Margarita de Tunja 111
Mari González Melgarejo 218
Mari Hernández del Castillo 152
Mari Juan 212
María de Aguilar 49,223,319
María de Anaya 65,317
María de Benavides 57
María de Carvajal 80
María de Cerezo Ül"tega 184, 318
María de Covarrubias 80
María de Guzmán 66,317
María de los Angeles Eugenio Martínez XI
María de Morales 187,246,319
María de Nava y Olivares 81,317
María de Orrego 183
María de Orrego Valdaya 183,318
María de Rioja 156, 318
María de Santiago 265,320
María de Trujillo 81
365
María de Valdoya 315
María del Campo 211, 315,316,319
María del Carmen Galbis Díez X
María García 217
María Magdalena de Alcántara 84,317
María Ruiz 107, 205
María Ruiz Corredor · 226
María Suárez 255, 319, 320
María Valdaya . 183
Mariana Daza de Erazo 84
Marina Galeano 109
Marina Herrezuelo Carvajal 227
Marina Rodríguez 244
Mario Góngora XIII, 265
Marquesa Cardozo 86
Martín Alonso Galindo 57
Martín Bravo 39
Martín de Abriva 39,285,308,316
Martín de Aguirre 39, 52,285,297
Martín de Calatayud 261
Martín Galeano 40,57,97, 104,107,116,126,132,154,
180,198,217,229,251,285,286,294,
295,308,309,315,329,331,333
Martín Hernández 136,273,298,318,329
Martín Hernández de las Islas 41,309
Martín Hernández Gratadilla 136
Martín Pujol 42, 107, 217, 287, 309, 324, 328, 333,
335
Martín Ropero 243
Martín Sánchez 243,295
Martín Sánchez Ropero 43, 164, 227, 244, 288, 300, 309, 329,
330
Martín Seco 331
Martín Yafiez Tafur 211
Martín Yáfiez Tafur 99
Matarrubia 41
Mateo 41
Mateo Ordófiez 137, 329
Mateo Sánchez 245,246,328
Mateo Sánchez Cogolludo 43,136,192,288,309,319,325
Mateo Sánchez Rey 153,300,319
Melchor de Fábregas 158
Melchor de Loranza 158
Melchor de Valdés 55,172,270
Melchor Ramírez 57, 58, 112, 189
366
Melchor Romero de Aguilar 223
Melchor Ropero 244
Mencia Castilla 220
Mencia de Figueroa 262,319
Micaela Bernal 188
Miguel de Otáñez 42,287,311,318,324
Miguel de Troan 270
M1guei de Trujillo 274
Miguel Díez 91,96,97, 104,107,117,123,125,135,
161, 178,185,206,217,242,246,261,
268,270,279,280,281,322
Miguel Díez de Armendáriz 90, 261·
Miguel Hólguín 66,182,220,257,266
Miguel Ruiz Corredor 226
Miguel Sánchez 43, 219, 288, 300, 309, 311, 319, 325,
327,334,336
Miguel Sánchez Melgarejo 248
Miguel Seco 251,252,300,319,325,334,336
Miguel Seco Moyano 43,124,288,295,309 .
Miguel Trujillo 205
Moisés de la Rosa XI, 37, 38
Montalvo de Lugo 45, 6~ 61,109,183,208,217,264,
Nicolao de Nápoles 241
Nicolao de Troya 14,38,43, 144,270,288,300,308,320,
325,329
Nicolás de Troan 270
Nicolás Féderman XIII, 19, 32, 37,145,148,155,214,278,
307,320
Nicolás García Samudio 255, 259
Nicolás Suárez de Figueroa 262
Núñez Pedroso 211
Obispo Lucas Fernández de Piedrahita XIV
Ordóñez 42
Ortún López de Ortega 187
Ortún Velasco 104,123,203,223,310
Ortuño Ortiz 223
Otero D'Costa 105
Paulina de Velásquez 265
Paulina Velásquez 265,320
Pedro Alvarado 39,308
Pedro Barranco 38, 39, 55, 64,295,297
Pedro Bravo 66, 76,292,297,317,323
Pedro Bravo de Mqlina 51
Pedro Bravo de Rivera 39,285,309,310
Pedro Brizeño 268
367
Pedro Caballero 251
Pedro Colmenares 334
Pedro Daza 84,297,309
Pedro Daza de Madrid 38,40, 84,285,317,323,327
Pedro de Aguado 8, 13, 15, 18,
Pedro de Alvarado 38
Pedro de Arévalo Orozco 123
Pedro de Brizeño 281
Pedro de Colmenares 40,81,87,201,264,280,285,292,297,
308,317,323,333
Pedro de Córdoba 242
Pedro de Enciso 208
Pedro de Heredia 6, 107, 144
Pedro de la Gasea 65,253
Pedro de la Lombana 152
Pedro de Lerma 5, 51, 66, 86, 148,263
Pedro de Limpias 75
Pedro de Lombana 41,152,286,298,318,324
Pedro de los Ríos 263
Pedro de Lugo 54
Pedro de Mendoza 107
Pedro de Orsúa 55,66, 79,98, 107,154,223,261,270,
275,279,280,310,311
Pedro de Salazar 43,57,92, 165,287,319,325,330,332,
336
Pedro de Torres 91
Pedro de Velasco 81,249
Pedro del Acevo Sotelo 39,71,75, 196,285,297,304,308,316,
323,333,334
Pedro Domínguez 91
Pedro Fernández 53,61,62, 102,117,150,173,284,294,
295,298,304,317,323
Pedro Fernández de Lugo 3, 28, 47, 60, 78, 82, 86, 102, 111, 113,
122, 123, 132, 136, 140, 144, 148, 167,
172, 177, 184, 188, 196,212,213,217,
219,221,223,233,245,259,276,282,
306, 337,
Pedro Fernández de Valenzuela 8,40,41, 285,331
Pedro Galeano 109
Pedro García 156
Pedro García de las Cañas 40,286,309,310,315,317
Pedro Gómez 124, 298
Pedro Gómez de Orozco 40, 123,286, 310, 311, 312, 318, 327
Pedro Gómez O. 324,335
Pedro González 101
368
Pedro Hernández 298, 324
Pedro Hernández de Aguilar 41, 309
Pedro Hernández de Valenzuela 99
Pedro López de Monteaguado 41, 286, 309, 318, 324, 327
Pedro Nel Lombana 308
Pedro Niño 70
Pedro Núñez 299, 318, 324
Pedro Núñez Cabrera 42, 181, 182, 208, 287, 309
Pedro Ortiz 91
Pedro Porree de León 279
Pedro Rodríguez 309, 320
Pedro Rodríguez C. 299, 319, 325
Pedro Rodríguez de Aillón 221
Pedro Rodríguez de León 42, 258, 287, 309, 327
Pedro Rodríguez de los Ríos 48, 92, 220
Pedro Rodríguez del Carrión 42, 287, 309, 320, 327, 328, 329
Pedro Rodríguez del Carrión de los Ríos 220
Pedro Rodríguez L. 299,319, 325, 336
Pedro Ruiz Corredor 42, 127,287,299, 309, 319, 325
Pedro Ruiz He1Tezuelo 42,287,299, 309,319,325, 327
Pedro Sánchez 300, 304
Pedro Sánchez de Velasco 249
Pedro Sánchez Sobaelbano 43, 288
Pedro Vásquez 261
Pedro Vásquez de Loaiza 261
Percy M. Ashburn 26
Pérez de Quesada 53
Periañez Portoes 60
Pero Añez 38, 39, 117,285,292, 297, 309, 316
Pero Hernández 223
Pero Niño 223
Rafael Font 102
Raimundo Rivas XI, XIV, 29, 37, 178,234,292
Risano Benito Claro Calvache 68
Rodrigo Bastidas 78
Rodrigo Cifuentes 80
Rodrigo de Bastidas 236
Rodrigo de Cifuentes 80
Rodrigo Sánchez Zambrano 69
Rodrigo Suárez 99
Rodrigo Suárez Rendón 259
Rodrigo Suárez Sabarriego 157
Rodríguez Casalla 67
Salvador de Umbría 43, 288, 300, 309, 320
Salvadora Sánchez 218, 319
'' 369
Sánchez Cogolludo 136
Sánchez de Santana 23
Sánchez de Velasco 249
Sánchez Sobaelbarro 249
Santiago Campana 167
Santiago de Sompallón 141, 173
Sebastián de Belalcázar XIII, 19, 37, 78, 107,148,214,278,307
Sebastián Gaboto 144
Sebastián Ropero 243,244
Sebastián Saavedra 49
Simón del Basto 123, 124, 249
Simón Díaz 40, 90,103,297,309,317,323,330
Sube y Ubarea de Vélez 239
Tisquisoque 59
Tovar Pinzón 116, 163, 189, 204,210,211,267, 326
Tristán Ortiz 188
Ulises Rojas 247,269
V. Ernest Aitken 206
Vásquez de Malina 277,330
Venero de Leyva 79, 172, 311
Vicente de Requejada 245,331
William H. McNeill 21
370