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Perú, ¿una prioridad para Rusia en

América Latina?
Juan Carlos Ladines Azalia (Universidad del Pacífico)
Oscar Vidarte Arévalo (Pontificia Universidad Católica del Perú)1

I. INTRODUCCIÓN

En una relación de tanta asimetría, en términos políticos y económicos, como la que


existe entre Perú y Rusia, el desarrollo futuro de la misma casi siempre va a
depender de los intereses del país con mayor poder. Resulta evidente que, si Rusia
ve la relación con Perú de importancia para su política exterior, en un mundo que
tiende hacia lo multipolar, difícilmente el país andino va a poder desconocer este
acercamiento y dejar de aprovechar la oportunidad que genera poder vincularse con
una potencia de primer orden a nivel global.

Por eso, antes que preguntarnos acerca del interés del Perú -el cual ha pasado en
los últimos años por tratar de mantener relaciones, sobre todo económicas, con todo
el mundo, manteniéndose alejado de cualquier diferencia política-, es más relevante
preguntarnos si Rusia tiene interés por estrechar su relación con un país de América
Latina como el Perú.

En los últimos años, el vínculo bilateral ha tenido una mejora sustancial, aunque
insuficiente. Por ello, a pesar de la existencia de ciertos momentos en el pasado
muy productivos para la relación, debería ser preocupante para Rusia que la
percepción de los peruanos respecto a su país no sea la más positiva. Entre las

1 Los autores agradecen la valiosa colaboración de las estudiantes de la carrera de Ciencia Política
de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Laura Yazmín Arias Fajardo y Karol Mabel Crisóstomo
Aguilar; de las estudiantes de la carrera de Negocios Internacionales de la Universidad del Pacífico,
Lorena Nicole Castagnino Castro y Julia Milagros Chávez Díaz; y de la carrera de Administración de
la Universidad del Pacífico, María De Los Ángeles Arévalo Albornoz, en la elaboración del presente
artículo.

1
grandes potencias que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la
Organización de las Naciones Unidas, Rusia es la que menos confianza genera
para mantener la paz en el mundo y la que más desconfianza provoca, superando
largamente a Estados Unidos y China. Es más, del análisis de encuestas realizadas
desde el 2008 -año que coincide con los inicios de una última y positiva etapa de la
relación entre ambos países- se puede concluir que la percepción respecto a Rusia
no ha mejorado, sino más bien ha empeorado, al punto que mientras Estados
Unidos era visto el 2008 con mayor desconfianza, el 2014 Rusia, sin la necesidad
de que exista una peor valoración hacia dicho país en relación a años anteriores,
en términos relativos era percibida peor que la potencia occidental (Vidarte, 2016:
78-79).

La percepción de la población es solo un indicador de lo mucho que la relación tiene


por desarrollar. Rusia tiene toda la capacidad para mejorar su vínculo con el Perú,
pero ¿el Perú, resulta una prioridad para la política exterior rusa en América Latina?
Y si así fuese, ¿existen las condiciones para que esto suceda? ¿Cuáles son los
principales problemas que podría afrontar la relación entre Perú y Rusia?

II. EVOLUCIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE PERÚ Y RUSIA

A. AVANCES Y RETROCESOS: LA RELACIÓN POLÍTICA A NIVEL


BILATERAL
Durante la Guerra Fría, el componente ideológico y la lucha de poder con Estados
Unidos generó cierta relevancia de América Latina para los intereses soviéticos. En
esta línea, el gobierno militar que tomó el poder en el Perú a finales de la década
del sesenta, preocupado por las consecuencias de las reformas nacionalistas que
estaba llevando a cabo (sobre todo por la reacción que países como Estados Unidos
pudiesen tener), adoptó una política exterior que buscó el acercamiento con el
bloque socialista, dando origen “a una etapa de estrecha colaboración conjunta”
(Berríos, 1983: 56). De esta forma, una vez establecidas las relaciones diplomáticas
en 1969, el Perú se convirtió en uno de los aliados claves de la Unión Soviética en

2
el continente americano, siendo su relación por varios años más importante que con
ningún otro país de la región, con exclusión de Cuba y Nicaragua (Salas, 2007: 80).
Considerado como el centro de las operaciones en el continente, Lima fue el punto
de acceso soviético a Sudamérica (Berrios y Blasier, 1991: 366).

Lamentablemente para la relación que se venía construyendo, con la llegada al


poder del general Francisco Morales Bermúdez en 1975 la intensidad del vínculo
bilateral va a cambiar. Es más, la Unión Soviética habría identificado con
preocupación que en la nueva administración no existía espacio para los partidarios
del gobierno anterior (Petrova, 2012: 114). Así, se da inicio a “una tendencia
regresiva y un enfriamiento de la diplomacia activa” (Berríos, 1983: 65) que había
caracterizado al régimen militar en su primera etapa. En un contexto de crisis
económica, el acercamiento del Perú a Estados Unidos y al Fondo Monetario
Internacional (FMI) se hizo cada vez más imperativo.

Esta historia común, que vinculó bastante a los dos países en el pasado y que se
mantuvo con dificultades hasta la década del ochenta, se va a ver nuevamente
afectada con el fin de la Guerra Fría, al punto de hablarse de una etapa de receso
de las relaciones ruso-peruanas (Petrova, 2012: 15). La pérdida de relevancia de
Rusia en el mundo, en comparación con su antecesora la Unión Soviética, y la
necesidad que tuvo para el Perú de aproximarse a las potencias mundiales a fin de
poder hacer frente a los problemas políticos y económicos que afrontaba, no
ayudaron en el fortalecimiento de la relación ruso-peruana. Esta fase habría durado
hasta los últimos años de la primera década del siglo XXI.

La llegada al poder del presidente Ollanta Humala (2011-2016) reflejó una mejora
sustancial de la relación. Si bien en el quinquenio anterior del presidente Alan García
se habían dado importantes acercamientos, con Humala va a generarse una
dinámica bilateral intensa a nivel de Relaciones Exteriores y Defensa, la misma que
va a tener como hitos la primera visita oficial de un presidente peruano a Rusia el
2014 y la firma de una Asociación Estratégica entre ambos países a fines del 2015

3
(etapa superior a la relación de socios establecida el 2006). Cabe señalar que los
flujos de acuerdos, concretados en los años recientes, han trascendido diferentes
temas, desde el tradicional ámbito militar hasta los de pesca, aduanas,
telecomunicaciones, entre otros.

Desde sus tiempos como candidato, Humala había mostrado cierta cercanía con
Rusia. Su programa de gobierno llamado “La Gran Transformación”, en la parte
relativa a su propuesta en materia de política exterior, se refería a la necesidad de
profundizar las relaciones con Rusia, así como reconocía el esfuerzo de dicho país
en la construcción de un mundo multipolar. Este último punto es central para la
política exterior rusa, y la sola mención refleja la semejanza entre el entonces
candidato Humala y el gobierno ruso acerca de cómo debe configurarse el poder a
nivel global. Asimismo, deben resaltarse los vínculos construidos por el hermano de
Ollanta Humala y miembro fundador de su partido político, Alexis Humala, quien se
habría reunido con empresarios y funcionarios rusos, de cara a lograr apoyo a la
candidatura de su hermano.

Lamentablemente, al final del mandato de Humala la relación se habría vuelto a


enfriar, siendo esto más evidente con la llegada al poder de Pedro Pablo Kuczynski.
Algunas veces resulta complejo hablar de un enfriamiento de la relación en tanto los
contactos a nivel bilateral y multilateral continúan -más aún cuando existe una
dinámica y compromisos que no pueden desconocerse de improviso-, sin embargo,
desde la perspectiva rusa, la nueva administración peruana parece alejarse un poco
de su país, prefiriendo darles importancia a otros países (B. Boykova, comunicación
personal, 30 de agosto de 2017).

Si bien podría decirse que América Latina, al encontrarse geográficamente alejada


del radar político ruso, no debería representar “un vector prioritario para la política
exterior rusa” (Lukasevich, 2013: 32), algunas cosas podrían estar cambiando. Con
el objetivo de contrarrestar la presencia de occidente en su zona de influencia
directa (dígase Ucrania y Siria), en los últimos años se ha reflejado un aumento de

4
su interés por América Latina “de una manera relativamente considerable” (Ghotme,
2015: 71-80). La consolidación de Rusia como “global player” para Vladimir Putin
resulta de primer orden, por lo que tiene que intensificar, en la medida de lo posible,
“su presencia en otras regiones del globo a fin de coadyuvar a la consolidación de
un mundo multipolar”, así como lograr “el respaldo de sus iniciativas en el plano
multilateral por parte de los países latinoamericanos” (Lukasevish, 2013: 32 y 36)

En este sentido, considerando que Rusia es un miembro permanente del Consejo


de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, el hecho que el Perú
asuma un puesto como miembro no permanente en dicho foro en el periodo 2018-
2019, implica que la dinámica diplomática va a crecer entre ambos países en forma
considerable, a partir del trabajo a desarrollar en uno de los principales órganos del
planeta (B. Boykova, comunicación personal, 30 de agosto de 2017). Este nuevo rol
que va a asumir el Perú genera posibilidades de cooperación muy interesantes, pero
también importantes retos, ya que muchas de las decisiones que deba tomar frente
a temas de impacto mundial pueden acercarlo o alejarlo de Rusia. Putin ha señalado
que el Perú constituye un socio tradicional en materia de cooperación multilateral
(El Comercio, 2017A), veremos si luego de dos años, el Perú sigue siendo
considerado de la misma forma.

B. ¿EXISTE UN PROGRESO EN TERMINOS COMERCIALES?


El desarrollo de una política comercial entre Perú y Rusia es una estrategia que se
ha mantenido expectante en la última década. En esa línea de acción la relación
entre ambas naciones ha tenido idas y venidas sujeta a varios factores.

Históricamente, la política comercial entre ambas naciones ha sido un proceso


exógeno, dónde los impactos de crisis internacionales han impulsado reacciones
distintas. Asimismo, ha estado sujeta a intereses geopolíticos, un criterio que ha
predominado en el espacio ruso.

5
El comercio internacional se ha transformado en una herramienta para salir del
subdesarrollo y poder ofrecer un enfoque de bienestar económico. Esa relevancia
se puede contrastar en la evolución de los acuerdos comerciales que el Perú ha
desarrollado con Estados Unidos, China, Japón, la Unión Europea, entre otros. En
esta línea, Rusia habría buscado profundizar su influencia a través de la Unión
Euroasiática. Sin embargo, la estrategia comercial rusa con miras al Océano
Pacífico, pareciera distante y poco desarrollada. A pesar de presentarse como un
mercado atractivo (más de 400 millones de habitantes), con oportunidades de
negocios, en especial mirando al Pacífico, no es algo que ha llegado a
materializarse. Distinta es la mirada desde el Pacífico Sudamericano, la cual ha
mostrado una política comercial más agresiva en los últimos quince años:
concretando no sólo acuerdos regionales, sino también integrándose con China,
Japón, y parte del Sudeste Asiático, mercados altamente competitivos, pero que se
encuentran fuera del ámbito geopolítico sudamericano.

La importancia comercial de Perú en Rusia y viceversa pareciera verse limitada.


Una relación comercial que se ha visto estructuralmente acotada a temas militares
y en algunos sectores específicos referidos a la pesca (B. Boykova, comunicación
personal, 30 de agosto de 2017). El resultado de ello es una relación deficitaria (para
el Perú), y estructuralmente no presenta cambios significativos. Así la pregunta que
cabe hacerse es, ¿Qué tan viable e importante puede ser fortalecer y profundizar la
relación comercial entre Perú y Rusia? La respuesta a dicha interrogante es la
intención de la siguiente sección, buscando entender los efectos exógenos
(históricos, políticos y económicos), así como las oportunidades endógenas que se
pueden desarrollar desde el punto de vista comercial.

La apertura post Guerra Fría


La política comercial rusa atravesó por una serie de cambios importantes durante la
década del noventa lo que generó una regresión de su presencia en el mundo. Fue
una etapa de alejamiento para el compromiso de Rusia con América Latina.
Después de la desintegración de la Unión de República Socialistas Soviéticas

6
(URSS), los gobiernos rusos miraron hacia adentro y cortaron los lazos con los
antiguos aliados en las Américas (Nolte & Hoffman, 2007). Tuvieron que pasar más
de diez años, para que recién desde el gobierno de Vladimir Putin se comiencen a
producir cambios importantes con miras a una economía más abierta que buscara
reforzar los lazos comerciales. Durante la primera etapa de Putin en el poder (2000-
2008) se impulsó un crecimiento económico que le permitió a Rusia tener una
política exterior y comercial más autónoma. Sin embargo, pasada la primera década
del XXI esa estrategia de apertura comercial se retrajo. Se instaura la Doctrina
Medvedev, la misma que en términos comerciales implicó priorizar la aproximación
dentro de su zona de influencia. El criterio geopolítico primó ante la oportunidad de
expandirse comercialmente a otras zonas geográficas (Kanet, 2011).

Bajo el mando actual de Putin desde el 2012 los objetivos rusos se han
reconfigurado, así Rusia busca consolidarse como gran potencia y actor global, en
deseo de mantener una estructura multipolar. La discusión sobre el posicionamiento
ruso sigue estando vigente en el mundo académico produciendo varios puntos de
vista en cuanto a la forma cómo Rusia pretende acceder a ese posicionamiento,
aun así, la discusión es válida:
“Las aspiraciones de Rusia bajo Putin parecen ser las de recuperar
plenamente su estatus de gran potencia (cuya pérdida, según Putin,
ha sido una tragedia) y al mismo tiempo alejar la posibilidad de un
orden unipolar norteamericano, para lo cual busca desarrollar un
contrapeso plural, ya sea con los BRICS o en un entendimiento con
China” (Alcade Cardoza, 2015: 51).

El resultado de esta política exterior (con miras a una integración comercial, entre
otros objetivos) se podría resumir en los siguientes resultados:
 Miembro de la Comunidad de Estados Independientes: Tratado de la
Organización de Seguridad Colectiva (OTSC), Unión Euroasiática
(básicamente unión aduanera)
 Miembro de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) (Rusia -
China)
 Miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y
del esquema 5+1 (más Alemania)

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 Miembro del Grupo G8 y del Grupo G20
 Miembro del Foro Asia Pacífico (APEC)
 Miembro del Grupo BRICS
 Miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC)

Pero, mientras que la política comercial rusa pondera criterios geopolíticos, la


estrategia peruana se enfocó más en lo comercial. Rusia es un mercado con mucho
potencial, por tamaño de mercado; así como por el poder adquisitivo que posee.
Rusia hoy en día acumula un PBI per cápita de 26 mil dólares (en poder de paridad
de compra). Es una economía que por la rapidez con la que ha estado creciendo y
por la cercanía a Europa presenta mucho dinamismo en gustos y preferencias (S.
Bayona, comunicación personal, 23 de agosto de 2017).

A pesar de este interesante escenario, esta situación sólo ha mostrado interés, mas
no voluntad de actuar. En la siguiente tabla se detalla la balanza comercial entre
Rusia y Perú en el período 2005 – 2015:
.

8
Tabla 1: Participación comercial peruana en relación con Rusia (expresado en miles de dólares)

Concepto 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Exportaciones
peruanas en 31,561 25,617 13,552 21,726 26,244 58,809 78,800 88,440 151,255 138,634 85,191
relación a Rusia
Importaciones
peruanas en 63,087 83,937 136,083 219,435 184,611 185,965 513,043 333,808 339,380 318,045 329,435
relación a Rusia
Exportaciones
241,451,657 301,550,666 352,266,399 467,993,955 301,796,059 397,067,521 516,992,618 524,766,421 527,265,919 497,833,529 343,907,652
totales de Rusia
Importaciones
98,707,256 137,811,060 199,725,955 267,051,244 170,826,590 228,911,658 306,091,490 316,192,918 314,945,095 286,648,777 182,781,965
totales de Rusia
Participación de
Perú en las
0.0131% 0.0085% 0.0038% 0.0046% 0.0087% 0.0148% 0.0152% 0.0169% 0.0287% 0.0278% 0.0248%
importaciones de
Rusia
Participación de
Perú en las
0.0639% 0.0609% 0.0681% 0.0822% 0.1081% 0.0812% 0.1676% 0.1056% 0.1078% 0.1110% 0.1802%
exportaciones de
Rusia
Variación anual
del % de
participación de
-4.70% 11.87% 20.60% 31.52% -24.83% 106.32% -37.01% 2.07% 2.96% 62.44%
Perú en las
importaciones de
Rusia
Variación anual
del % de
participación de
-35.01% -54.71% 20.67% 87.32% 70.32% 2.91% 10.57% 70.21% -2.93% -11.05%
Perú en las
exportaciones de
Rusia
Fuente: Trademap, 2017

9
A partir de la tabla, se puede contrastar dos aspectos: primero, el resultado es
deficitario para el Perú; y segundo, la cartera de productos no ha cambiado en dicho
periodo de análisis Esto hace pensar que el Perú podría tener una mejor posición
para poder desarrollar oportunidades en favor de un acercamiento comercial. Esto
fue confirmado por la Embajada Rusa en el Perú: “me parece que [de darse una
aproximación comercial a través de un tratado] Perú podría ganar más porque
nosotros somos una economía grande” (B. Boykova, comunicación personal, 30 de
agosto de 2017).

Esta afirmación de Boykova coincide, con la estrategia que plantea el Ministerio de


Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) (S. Bayona, comunicación personal, 23
de agosto de 2017), la cual señala que el Perú debería especializarse en mercados
nichos enfocados a productos con valor agregado, donde se presenta un potencial
considerable. Esto último se puede ver en las tablas 2 y 3, donde se detalla la matriz
de oportunidades para el sector pesca y textil, respectivamente2.

2
Dicho análisis se ha desarrollado en base a la metodología de Ventajas Comparativas Reveladas en el
mercado tradicional de la pesca y mercado de alto valor agregado (y expresado en las entrevista a
B.Boykova) como es el caso del sector textil.

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Tabla 2: Matriz de oportunidades comerciales en el sector pesca
Producto nuevo Producto viejo
nueces de brasil, frescas o secas sin
200621 lenguas de bovinos, congeladas 80122
cáscaras
Pescado congelado (excepto los filetes y Filetes y demás carne de pescado
30351 30499
demás carne de pescado de la partida 0304) (incluso picada), frescos,
mandarinas, clementinas, wilkings e
60240 rosales, incluso injertados 80520
híbridos similares
Avellanas sin cáscara, frescas o secas,
Mercado 80222 800610 Uvas frescas
incluso mondadas
viejo
81050 kiwis frescos 81090 Otros frutos frescos
Semilla de remolacha azucarera, para los demás mucilagos y espesativos
120910 130239
siempre derivados de los vegetales
Semilla forrajera de pasito azul de kentucky,
120924
para siembra
130212 jugos y extracto de regaliz
pollitos del genero gallus domesticus de
10511
peso inferior o igual a 185 g
pavos (gallipavos) de peso inferior o
10522
igual a 185g
20727 trozos y despojos de pavo congelados
cebollas y chalotes, frescos o
70310
refrigerados
alubias, incluso desvainadas, cocidas,
71022
congeladas
Mercado
nuevo 71040 maiz dulce
71080 las demas legumbres y hortalizas
120991 semillas de legunmbres y hortalizas
cacao en grano, entero o partido crudo
180100
o tostado
180400 manteca, grasa y aceite de cacao
cacao en polvo sin azucarar ni
180500
edulcorar de otro modo
Fuente: Trademap, 2017

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Tabla 3: Matriz de oportunidades comerciales en el sector textil

Producto nuevo Producto viejo

Mantas de lana o pelo


fino (exc. mantas
Hilados de algodón, con un alto contenido de algodón,
520621 630120 eléctricas, manteles y
pero < 85% en…
colchas, así como
artículos …
Hilados de filamentos de acetato de celulosa, incl. los
monofilamentos de título < 67 decitex, sencillos (exc.
540333
hilos de coser, hilados acondicionados para la venta al
por menor e hilados texturados)
Mercado viejo
Tejidos de hilados de filamentos sintéticos, incl. los
monofilamentos de título >= 67 decitex, y cuya mayor
dimensión de la sección transversal sea <= 1 mm,
540730 constituidos por napas de hilados textiles paralelizados
que se superponen en ángulo recto o agudo y fijadas
entre sí en los puntos de cruce de los hilos mediante un
adhesivo o por termosoldado
Superficies textiles con mechón insertado (exc.
580230
alfombras y demás revestimientos para el suelo)
Hilados de algodón, con un alto contenido de algodón,
Hilados de algodón, con
pero < 85% en peso, sencillos, de fibras sin peinar, de
un alto contenido de
520615 título < 125 decitex "> número métrico 80" (exc. 520612
algodón, pero < 85% en
acondicionados para la venta al por menor, así como el
peso,
hilo de coser)
Tejidos de algodón, con
Hilados de filamentos de acetato de celulosa, incl. los
un alto contenido de
monofilamentos de título < 67 decitex, sencillos (exc.
540333 521051 algodón, pero < 85% en
hilos de coser, hilados acondicionados para la venta al
peso, mezclado exclusiva
por menor e hilados texturados)

Tejidos de hilados de filamentos sintéticos, incl. los
monofilamentos de título >= 67 decitex, y cuya mayor Hilados con un contenido
dimensión de la sección transversal sea <= 1 mm, de fibras discontinuas
540730 constituidos por napas de hilados textiles paralelizados 550932 acrílicas o modacrílicas
que se superponen en ángulo recto o agudo y fijadas >= 85% en peso,
entre sí en los puntos de cruce de los hilos mediante un retorcidos …
adhesivo o por termosoldado
Hilados con un alto
contenido de fibras
Mercado nuevo 551120 sintéticas discontinuas,
Superficies textiles con mechón insertado (exc. pero < 85% en peso,
580230 alfombras y demás revestimientos para el suelo) acondicionados …
Tejidos de fibras
sintéticas discontinuas,
551341
con un alto contenido de
fibras discontinuas de …
Hilos y cuerdas de
560410 caucho, revestidos de
textiles
Redes de mallas
anudadas, en paño o
560819 pieza, fabricadas con
cordeles, cuerdas o
cordajes, así …
Tejidos de punto, de
anchura > 30 cm, de
600621 algodón, crudos o
blanqueados (exc. tejidos
de punto …
Fuente: Trademap, 2017

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De acuerdo a la información brindada, se puede observar que el sector pesca
estaba más concentrado en productos viejos y mercados viejos; mientras que en el
sector textil había mayor concentración en los productos nuevos y mercados
nuevos.

Sin embargo, es importante indicar que a pesar que el Perú puede tener una ventaja
en desarrollar una mejor cartera de productos a exportar, Rusia por el contrario no
pretende desarrollar una estrategia comercial en pos de la diversificación y dejar de
depender de la exportación de recursos primarios como única fuente de ingresos.
Ello en cierta medida complica la relación que busca fundamentarse en la
profundización de mercados y que exista la posibilidad que el flujo comercial no se
dinamice, de ser el caso Rusia puede salir perdiendo en un escenario probable.

Visiones macroeconómicas de contraste y la falta de un objetivo integrador


En el contexto regional las variables políticas y económicas sopesan como marcos
de análisis para entender la política comercial. Curiosamente, la relación entre Perú
y Rusia en los últimos años presenta una situación particular, una dinámica política
favorable, pero bajas expectativas en lo económico.

Dentro del espectro económico se presentan escenarios contrarios que no permiten


concretar las relaciones comerciales. Durante la primera década (y parte de la
segunda) del siglo XXI, mientras que el Perú ha gozado cierta estabilidad
macroeconómica, la economía rusa no ha podido consolidar su poderío (Banco
Mundial, 2011). A pesar que el gobierno ruso hizo un esfuerzo por no exponerse a
la crisis financiera internacional, para el año 2009 el reflejo de malos manejos
económicos hizo que la actividad productiva rusa se contrajera de manera
significativa (a esto sumándole una caída en el precio de los hidrocarburos) y de la
cual no ha sabido salir. Es por ello que la animosidad del acercamiento ruso
responde a un factor de coyuntura, más que a un elemento de estrategia (Mucci,
2014). Además, el bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos está impactando

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significativamente en la economía rusa; según el Banco Mundial, se augura una
desaceleración en los próximos dos años (Trending Economics, 2017).

El estado de la economía rusa a nivel interno muestra que sigue siendo débil, tanto
en los años 2015 y 2016 el Producto Interno Bruto (PIB) decreció en un punto y
medio porcentual en promedio. Asimismo, el gasto del sector público sigue pesando
dentro de su estructura económica, lo que le genera una salida de recursos que en
el largo plazo debe financiarse. Esto se agrava más ante un escenario en el cual las
exportaciones de petróleo y gas están decreciendo y ya presentan tasas negativas
de crecimiento (FMI, 2017A; 2017B). Sin embargo, los saldos en cuenta corriente
aun presentan resultados positivos, lo que le permite a Rusia tener un margen de
negociación con el mundo. Es en este escenario complicado que la integración no
se ve positiva y su impacto económico puede no ser auspicioso para los intereses
rusos.

En el Perú el panorama macroeconómico también ha mostrado debilidades ante la


caída de los precios de los commodities referidos a metales. A pesar de ello, el
crecimiento del PIB peruano sigue estando por encima de la media del resto de
Sudamérica. Asimismo, según el Fondo Monetario Internacional, las exportaciones
se mantienen dentro de una senda de crecimiento, mientras que las importaciones
crecen, pero a una menor velocidad. Lo cual significa una mejor posición en
términos de intercambio. Esto impulsa a que el Perú mantenga su perspectiva en la
búsqueda de profundizar sus mercados a través del perfeccionamiento de
mecanismos tipo tratados de libre comercio, entre otros instrumentos que fomenten
la integración comercial.

Es así que un contexto económico asimétrico, no permite que la aproximación sea


clara para ambos países, ya que sus agendas apuntan a distintos objetivos
económicos. Así Rusia ha planteado un fuerte programa de industrialización y
recuperación de la industria, como consecuencia de ello el sector agrícola ha visto
un crecimiento interno significativo (B. Boykova, comunicación personal, 30 de

14
agosto de 2017). Esta estrategia ha tenido dos elementos claves: la depreciación
del rublo con el objetivo de hacer las importaciones menos competitivas (lo cual
genera un barrera artificial), y segundo (y dado el bloque económico) la pequeña
industria agrícola atraviesa por problemas financieros y productivos, favoreciendo a
la agricultura expansiva comandada por firmas exportadoras, a tal punto que para
el 2016 Rusia estuvo dentro de los principales exportadores mundiales (Erokhin,
2017). Sin embargo, esta tendencia es muy relativa al efecto cambiario y cuánto
tiempo puede Rusia impulsar dicha política monetaria.

Así, a pesar de ser un país con abundantes riquezas en el sector energético, no


apuesta por una economía diversificada. La acumulación de divisas provenientes
de la exportación de petróleo por parte de grupos económicos ha producido un
estancamiento en su estrategia comercial. La explicación podría darse en que, al
igual que en el Perú, se generó una expectativa sobre los precios de los
hidrocarburos continuarían una curva ascendente, cosa que partir del 2010 no se
dio. Es bajo este contexto que Rusia se aproximó comercialmente a socios como
Venezuela y Brasil que comparten su misma estructura exportadora (Blank, 2009).
Esta idea fue la herencia de la Doctrina Medvedev, la cual estableció como uno de
sus objetivos profundizar la cooperación económica y política con países como
Brasil, Argentina, México, Cuba y Venezuela y, a su vez, mejorar la relación para
los próximos años (Mucci, 2014; Lavrov, 2011).

En esa línea de acción China pudo aprovechar mejor las condiciones de


posicionarse como un socio comercial estratégico en Latinoamérica, comprando
materias primas de Perú para luego transformarlos en bienes intermedios o finales.
Rusia utiliza a China como plataforma de producción para importar productos
manufacturados.

Desde una mirada estructural, lo comercial pareciera estancado. Este tipo de


barreras depende de varios factores y uno principal que debe abordarse es el de la
mirada empresarial. Los organismos del Estado de ambos países reconocen la

15
necesidad de desarrollar una aproximación en varios sectores que se identifican
como prioritarios. Sin embargo, un objetivo claro de la política comercial debe ser el
de mostrar los beneficios de mercado, llámese ganancias, penetración del mercado,
posicionamiento de productos, entre otros. Este debe ser la mirada clara de la
integración haciendo participe a los agentes privados en la toma de decisiones de
porque ir a un mercado tan lejano.

III. CONDICIONES FAVORABLES

Como ya se ha mencionado, el Perú, sexta economía de América Latina (según


PIB), es uno de los países que mayor desarrollo económico ha tenido en la región.
Además del crecimiento (con tasas que llegaron a ser de 9.1% el 2008, 8.5% el
2010, 6.5% el 2011 y el 5.8% el 2013), también debe considerarse al Perú como un
país bastante estable, con políticas comerciales que se han mantenido en los
últimos 20 años, aspecto fundamental para fines de negocios e inversiones.

Sin embargo, si bien podría señalarse en forma crítica que comercialmente el Perú
no representa un socio importante para Rusia -país que a diferencia de China no
importa, sino exporta materias primas-, también es cierto que el potencial en la
relación bilateral en términos comerciales es muy grande. Para el Perú, por el
tamaño de la economía rusa y todas las oportunidades que genera el débil
desarrollo comercial existente a nivel bilateral; y para Rusia, no solo por la
necesidad de abrir nuevos mercados, en un contexto determinado por la existencia
de graves restricciones económicas por parte de la Unión Europea, sino también
por el papel que el Perú puede tener como puerta de entrada a la Alianza del
Pacifico, bloque conformado además por Chile, Colombia y México, y que constituye
el 38% del PBI de América Latina (S. Bayona, comunicación personal, 23 de agosto
de 2017). En este sentido, Rusia y la Alianza del Pacífico comparten el mismo
interés en la región del Asia-Pacífico (el Kremlin tiene intenciones de intensificar sus
relaciones comerciales con regiones rusas colindantes para incrementar la
competitividad) (Proskurina, 2004); adicionalmente, este acercamiento puede

16
generar plataformas empresariales con el objetivo de desarrollar mecanismos como
joint ventures, los cuales aunque parecen lejanos, no deberían resultar imposibles
para el Perú (Bai, 2016).

Por otro lado, pero desde el ámbito de la cooperación militar, el Perú se ha


consolidado como un importante comprador de maquinaria bélica proveniente de
Rusia. Recientemente, el gobierno peruano adquirió 24 helicópteros de Rusia, lo
cual se complementa con el servicio técnico y la capacitación que Rusia brinda al
Perú para el correcto funcionamiento de la maquinaria adquirida (B. Boykova,
comunicación personal, 30 de agosto de 2017). En otras palabras, mantener los
vínculos con Rusia no solo es importante para el Perú -sobre todo para hacer frente
a cualquier escenario de bloqueo que no permita satisfacer nuestros intereses de
seguridad, tal y como ya sucedió en el pasado-, sino también, considerando la
trascendencia comercial del complejo militar-industrial ruso, el Perú constituye uno
de los principales socios de Rusia en América Latina.

Cabe señalar que, más allá de las oportunidades económicas que se pueden
generar en beneficio de ambos países, existe un contexto regional que ha cambiado
bastante estos últimos años. Justamente, este se encuentra caracterizado por una
clara acefalía de poder, la misma que debería generar en Rusia una mayor atracción
por países como el Perú.

En primer lugar, la perdida de interés por parte de Estados Unidos en América Latina
a lo largo del siglo XXI, su “patio trasero” por excelencia, y el ascenso de Donald
Trump, con quien parece que la relación con la región se va a deteriorar aún más,
generan posibilidades para que potencias extra regionales puedan considerar tener
una mayor participación en el continente. De ahí que, el intento del nuevo gobierno
estadounidense por construir un muro en México -que divide a América Latina de la
América Anglosajona-, sus políticas migratorias que afectan a miles de
latinoamericanos y su posición respecto a lo avanzando por el presidente Barack
Obama respecto a Cuba, pueden hacer que los países de esta parte del mundo,

17
sean por motivos políticos o económicos, giren su atención hacia potencias como
China y Rusia.

Y, en segundo lugar, líderes regionales como Brasil y Venezuela, que habían tenido
un papel preponderante a inicios del siglo XXI -incluso se hablaba del eje Brasilia y
el eje Caracas-, hoy ya no cumplen ese rol. La crisis económica (que ha tenido como
principal causa la reducción del precio de las materias primas de las cuales tanto
dependemos) y los cambios políticos (que se han dado en Argentina, Brasil y
Venezuela), reflejan una reconfiguraron del poder en América Latina (Ayuso y Villar,
2017: 140), escenario que puede ser aprovechado por el Perú. No resulta
casualidad que el gobierno peruano haya podido asumir un papel muy activo a nivel
interamericano, incluso de líder frente a la crisis de la democracia venezolana los
años 2016 y 2017. Por esta razón, aunque Rusia puede sentirse preocupado por
las inversiones que mantiene en Venezuela en el rubro energético, las cuales no
cuenta en el Perú, el gigante euroasiático podría reconsiderar los vínculos que
establece en una región tan cambiante (donde antiguos socios podrían dejar de
serlo y en la cual el rol que el Perú tiene es cada vez más importante). Con toda
seguridad, la firma de la Asociación Estratégica ruso-peruano es expresión de esta
nueva realidad (B. Boykova, comunicación personal, 30 de agosto de 2017).

Lamentablemente, aunque la coyuntura latinoamericana muestra algunas


condiciones que pueden resultar favorables para pensar en un fortalecimiento de la
relación bilateral, política y económica, entre Perú y Rusia, también existen una
serie de problemas que podrían evitarlo.

IV. LIMITANTES QUE RUSIA DEBERÍA CONSIDERAR

A. LA GEOPOLÍTICA DE LAS GRANDES POTENCIAS


América Latina, y con especial relevancia el Perú, es una región del mundo que se
encuentra históricamente dentro de la influencia occidental. Hasta inicios del siglo
XX vinculada estrechamente a los intereses europeos (sobre todo de Europa

18
Occidental) y luego, considerada dentro de la órbita de predominio de Estados
Unidos. Y, en estos últimos tiempos, la creciente presencia de China en el
continente, principalmente a nivel económico, es un aspecto a tener en cuenta para
comprender las prioridades de nuestros países en materia de política exterior.

Por eso, ¿qué tanto la relación con países que resultan de gran relevancia para el
Perú pueden afectar el vínculo que se puede construir con otros países, por ejemplo,
con un gigante como Rusia?

Tratándose de la Unión Europea, según el embajador Maúrtua de Romaña, las


relaciones que el Perú tiene con este bloque han vuelto a ser una prioridad para la
agenda peruana (2017: 195). Las negociaciones y luego suscripción de un acuerdo
comercial y el proceso de exoneración de la Visa Schengen, son expresiones de la
estrecha relación que se ha venido dando entre Perú y la Unión Europea, sobre
temas que para nuestro país resultan fundamentales.

En este sentido, ¿por qué, a pesar del interés mostrado por el gobierno peruano en
mayo de 2014, durante la visita del ministro ruso de Relaciones Exteriores Serguei
Lavrov, para iniciar un dialogo con el objetivo de suscribir un tratado de libre
comercio, este acercamiento comercial se vio detenido? Ni la trascendencia de la
visita oficial del presidente Ollanta Humala a Rusia a finales del 2014, pudo lograr
avances en este tema. Definitivamente existen una serie de temas comerciales ya
mencionados que probablemente no se presentan en nuestra apertura con otros
grandes mercados con los cuales queremos profundizar nuestros vínculos
económicos, como la India, Turquía o Indonesia. Incluso, la misma pertenencia de
Rusia a la Unión Euroasiática puede haber sido una limitante, en tanto al tratarse
de una unión aduanera, no se puede negociar solo con Rusia sino con todo el
bloque, que incluye a países de realidades distintas como Bielorrusia que no es
miembro de la Organización Mundial del Comercio (S. Bayona, comunicación
personal, 23 de agosto de 2017). Por tal razón, si existían problemas técnicos para
negociar a nivel comercial, ¿qué motivó al Perú dar ese paso?

19
La relación entre la Unión Europea y Rusia después del fin de la Guerra Fría “no ha
sido un camino de rosas, sino un sendero sembrado de desconfianza, temores y
reproches”, pero existía cierto interés común por mantener la relación privilegiando
ámbitos como el vínculo comercial (Serra Massansalvador, 2005: 27-28); sin
embargo, la reciente crisis ucraniana iniciada el 2013 ha despertado nuevamente la
rivalidad y la confrontación diplomática y comercial entre ambos (Sánchez Ramírez,
2016: 497). Por ello, no resulta ilógico pensar que en un contexto determinado por
las sanciones que la Unión Europea le impuso a Rusia a causa de la anexión de
Crimea y su apoyo a las provincias separatistas de Lugansk y Donestk, el Perú
pueda ver afectado su acercamiento a Rusia debido al interés que en ese momento
se tenía por lograr que la Unión Europea exonere a los peruanos del requisito de la
Visa Schengen (aspecto que demostró ser de gran relevancia para la política
exterior peruana durante el gobierno de Humala y resaltado de dicha forma en su
último discurso a la nación). En otras palabras, la relación entre Perú y la Unión
Europea puede demostrar como intereses ajenos al vínculo entre Perú y Rusia,
pueden condicionar el desarrollo futuro de la relación bilateral (B. Boykova,
comunicación personal, 30 de agosto de 2017).

En el caso de Estados Unidos, sucede algo similar. Las diferencias entre Estados
Unidos y Rusia han sido evidentes los últimos diez años, al punto que el actual
presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se encuentra siendo cuestionado
por vínculos con autoridades rusas que pudiesen haber interferido en la reciente
campaña electoral. No por algo, Rusia es una de las principales amenazas a la
seguridad de la potencia mundial. Así, desde la perspectiva del Almirante Kurt Tidd,
Comandante del Comando Sur de Estados Unidos, la presencia de Rusia en
América Latina busca principalmente competir (suponemos con Estados Unidos)
directamente por influencia (El Comercio, 2017B).

Y es que justamente el Perú se ha consolidado desde la década del noventa como


uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región, siendo para los

20
intereses peruanos de carácter central esta relación. Resulta interesante señalar
que, ya a finales del gobierno de Alberto Fujimori, David Scott Palmer señalaba que
era “lógico esperar que el gobierno peruano haga todo lo que pueda en sus
relaciones exteriores bilaterales con su contraparte norteamericana para lograr sus
objetivos básicos” (1998: 120). Pensar que esta relación puede haber afectado el
acercamiento que Perú buscaba tener con Rusia no resulta descabellado, por lo
menos así es como Rusia lo parece comprender (B. Boykova, comunicación
personal, 30 de agosto de 2017).

Si bien podría decirse que la política exterior que adoptan países pequeños como
el Perú no debería tener impacto en temas de primer orden a nivel internacional, el
reciente pedido de Estados Unidos al Perú (y otros países latinoamericanos) de
romper relaciones diplomáticas con Corea del Norte, y luego la respuesta del país
asiático en la dirección contraria, denota que incluso países que no constituyen
“global players” son tenidos en cuenta por parte de las potencias mundiales.

B. LA DISTANCIA COMERCIAL, LAS OPORTUNIDADES LIMITADAS


Geopolíticamente Rusia presenta una agenda limitada (energética, financiera y
militar) en la región de Sudamérica, por lo que lo comercial no se torna una prioridad
en su agenda (Romeiko, 2011; Mucci, 2014). Como ya se mencionaron, dos factores
priman: primero, la percepción de lejanía es fuerte (por ende, se asume una fuerte
inversión en costos logísticos), y segundo, los intereses son muy débiles en cuanto
a oportunidades del mercado. Se mantiene un sesgo a la exportación concentrada
en pocos sectores y un mercado de productos intermedios que generan poco valor
agregado.

Tomando la última línea como una estrategia de “gran potencia” industrial, confirma
que Rusia está buscando desarrollar una estrategia de relación centro-periferia, en
la cual busca desarrollar alianzas con países que puedan proveer insumos a la
construcción de su liderazgo global. Sin embargo, debe mirar a la política comercial
como un fin, no como un medio para lograr dicho objetivo.

21
Por otro lado, el elemento de distancia desde el punto de vista comercial tiene varias
aristas: cultural, comercial, visión largo plazo, elementos de sociodemografía,
interrelaciones sociales, relaciones de poder, entre otras. Rusia se ha enfocado en
desarrollar estos elementos de distancia con sus pares donde el criterio de
proximidad geográfica ha ponderado de manera significativa (Hofstede, 1984; Montt
Strabucchi & Rehner, 2015). Sin embargo, al momento de desarrollar oportunidades
comerciales dentro del espacio de Pacífico Sur, esto se sintetiza en evaluar los
costos de oportunidad monetarios y transaccionales, lo cual limita los
emprendimientos con orientación al comercio exterior. Así la profundización
económica entre Rusia y Perú se evidencia de manera débil, en tratados bilaterales
de carácter específico desarrollados entre ambas naciones. La relación de acuerdos
bilaterales entre Rusia y Perú muestran el poco interés desde el punto de vista
comercial a mejorar dicha relación a futuro (Ministerio de Relaciones Exteriores,
2014).

Es así que las estrategias comerciales se han dirigido en posiciones opuestas,


mientras el Perú está a la búsqueda de profundizar, ampliar mercados, y
geográficamente posicionarse como un hub comercial; en Rusia el camino ha sido
todo lo contrario. Como consecuencia se ha producido un retraso industrial, y la
disminución de sus capacidades en dinamizar medios de producción. Para Rusia
más fácil es vender petróleo y gas, y comprar todo lo necesario.

Existen razones geopolíticas y geoeconómicas, para que las relaciones económicas


entre Rusia y América Latina no hayan figurado entre las prioridades básicas; no
obstante, fortalecer estas relaciones debería considerarse una estrategia válida si
el objetivo de Rusia es afianzar su presencia en la región.

Una oportunidad que se mantendrá constante y predecible será, como ya se ha


mencionado a lo largo del texto, en el sector militar. Lamentablemente, esto ha
desarrollado una estructura limitada y distante, ya que no contribuye a acercar a

22
otros mercados conexos. Es posible que pueda desarrollarse como un sector
“plataforma” con el objetivo que incentivar entornos de emprendimientos que
coadyuven a vincular sectores emergentes de la economía rusa con pares
peruanos.

Finalmente, Rusia como importador podría enfocarse en la compra de alimentos:


azúcar, cítricos, carne, entre otros productos alimenticios. Algo que ya hace con
Brasil, Colombia y Ecuador (café, flores, entre otros productos). Es así que la
industria rusa podría constituir un mercado con perspectivas y oportunidades para
la colocación de maquinarias, equipos y diseños tecnológicos. La estrategia rusa es
la de convertirse en un proveedor privilegiado de tecnología para la exploración y
explotación de hidrocarburos y fuentes de energía (Boykova, Discurso en la
Universidad Ricardo Palma, 2017).

V. CONCLUSIÓN

Considerando las actuales perspectivas políticas y económicas que América Latina


y el Perú plantean a Rusia para el fortalecimiento de la relación bilateral, en estos
últimos años el Perú ha sido cada vez más relevante para la política exterior de la
potencia mundial. No obstante, Rusia aún tiene mucho por trabajar para hacer frente
a una serie de dificultades a nivel político y económico, tanto de carácter exógeno
como endógeno, con el objetivo de consolidar este acercamiento, el cual, como ya
se ha visto en el pasado, puede terminar siendo solo esporádico.

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