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· t rad11cció12 de EL PLACER DEL TEXTO

NJCOLh!i J\OSA
(d plnccr (!PI (cdo) segu ido por
y
OSC:;\ 1\ TF.l\ Á N LEf:CIÓN INAUGURAL
Clccci61r incugurnl) de líl c:itcrlrn ele semiología lingi.iísticn
c1cl Collegc <le Fr:mcc
prn11u11c:irnln el 7 de enero de 1977.

por
HOL/l.ND nAnTHES
lNDTCE
-·-----...- -------·- --. ·-·--·-·--~-
siglo veintiuno editores, s.a . de c.v.
, ~ __ __
t'c°'l!i') OH ¡\(_:uA 2.10. f.JHEGACIÓ\\! CO':"OACÁN. t\.\ J 'º M(XJC(). D.1'
.... _......... ....·--·--··-·----.- ........ .,. ...................... __
.,_.. ~·- _.. ,____,,_ .,

siqki veíntiuno dn espafi~ ~Hfü o re s, s.a.


~~ ALU: PLAZf., ~1. 2no..i.J MWRtD €:~PAN,!).

r:r_. PL1\CE!t l!EL '!'K\'.'TO


¡ ·l}

l. r::cc : ÓN JN/\UGtrnAt.
¡Ju J

ediclór. nl cuidado de mortl soler


parlada <le anhelo hernán<lez

el placer del leJ<.!o


priméra edición en español. 1974
cunrla edicl6n en e•pnftol, cortegi<ln. 1982
dtcimn edidón en español. 1993

r•rimcr;. edición en fr11t1cés, l 973


© ~ditions du seuil, parls
ll lu lo origi111tl: le plaislr du tecxte

lección Inaugural
pdmen edici6'l en españoi, ! 982
séptima edklón en esp:af\ol, !993

primi:ra edición en francts, 1978


© ~dltions du seu il, P"'rls
lltulo orlginnl: le~o11 i1.tal!¡!Uri!I~ de la chairc de
sfo1iolog,ie líflüafrc Ju rolllge dr, fm11.:.t

edición en espal\r: i ·
© siglo :i;..~i editores, s.a. de c.v.
i ~bn 968-2.3-1169-1

derecho• rcscrvndos t:nnformc " !.: ley


impreso y heoh() en m btkolprin tc<l ""<l n\ ll<le in rnc>:ko
EL PLACER DEL TEXTO

La única pasión lfe mi vida


ha sHo d miedo
HOBBES
El placr.r del tez/o: tal es el "simulador""
de Bacon, quien puede decir: nunca excu-
sarse, nuncc explicarse. Nunca niega na~
do: "Desviaré mi mirnda, ésta !'c:-rá c-n adl'.-
lautr mi únicn negación."

• Rcp1oduci:ión ÍIH:tímil Je un :ip:irn\o u 1111Í•lUin11 p!!·


ra ~tudior y/() t·tn!~roh~r ~ u f~J.:~d¡,;u~~rn:~utv. [1.l

9
(Pinar/ goce: t'll n·<1 iida<I, tropiezo, mC'
confundo; terminológicamente esto vacila
todavía. De todas maneras habrá siempre
im margen de indcc.isión, la distinción no
podrá ser fuente de seguras clasificncio-
Ficción de un individuo (algún M. Teste ftes, el paradigmn se desliznrá, el sentido
al revés) que aboliría en sí mismo las ha- .será precñrio, revocable, reversible, !'l tlis-
n-eras, las clases, las exclusiones, no por turso será incompleto.)
sincretis.mo sino por simple desembarazo
ele ese viejo espectro: la crmtradicción ló-
gica; que mezclaría lodos los lenguajes
nunqne fuesen considerados incompati-
bles; qu~ soportada muelo todas las nc:usa-
ciones de ilogicismo, de inficlclid<1d; que
pennanecería impasible delante de la iro-
nía socrática (obligar al otro al supremo
oprobio: contradecirse) y el terror legal
, (¡cuántas pruebas penales fundan as eii
lllla psicología de la unidad!). Este hom-
bre sería la abyección de nuestra sociedad:
Jos tril.nrnnlcs, la escuela, el mnnicomio, ln
conversación hnrían de él un extranjero:
¿quién sería capa1. ele soportai- la contra-
di.cción sin vergüe11zE1? Sin embargo este
contra-hérnc existe: es el lector del texto
en el momento en que toma su placer. E.n
ese momento el viejo mito bíblico cambia
de sentido, la confusión de Jeng-uas deja de
ser un r«stigo, el sujeto nccede é!l goce por
la cohabitación de los lenguajes que trnba-
jnn corzjuntamentr cf texto <le placer en
uua Tiahcl fc~liz.
10
ubicaba cutre ln <'Sc:Tift1n1 y d k·nguaje):
son los movimientos de unn succión sin
objeto, de una in<liferenciada oralidad se-
pnrada de aquella que produce los place-
res de la gasl..rosofia y tlel lenguaje. Usted
Si l<'n con placer esta írnsc, esla historia o se dirige a mi para que yo lo Jcn, pero yo
c~fn pnlabra es porque han sido cscritns en no soy para usted otrn. cosa que esa misma
d plncrr (este placer no está en contraclic- apelación;. frente a sus ojos no soy el sus-
ci ón con las quejas del escritor). Pero, ¿y tituto de nn<la, no teugo ninguna figura
Jo co11trnrio? ¿E.-:cribir ru d placer, me Ca penas la de ln Madre); no soy para _usrt
asrgurn o mí, <'scritor;la ~xislencin del ¡:la- ted ni un cuerpo, ni siquiera un obj:?lo (co-
cer ele mi lector? De ninguna nwnera. Es sa que me importaría muy poco en tanto
¡ircciso que yo busque a ese lertor (que lo no hay en mí un alma que reclama ·su re-
"nistrcc") siH saber dónde t•stá. Se crea conocimiento), sino solamente un campo,
c.1\lonc<~s un espacio de goce. No <>s la "per- un fondo de expa.nsión. Finalmente se po-
snnn" del olrn Jo que necesito, es el espa- clrín -decir que ese texto usted lo hn escrito
cio: la posihiliclnd rlc una diilli·ctica tld dc- fuera de todo goce y en conclusión ese
s!'!o, ele unn imprevisión del goce: que las texto-murmullo es un texto frígido, como
cnrtns no estén echadas sino que hayn jue- lo es tocln demande antes que se forme en
go todavía. ella el deseo, fo nc~sís.
La neurosis es un mal menor: no en :reu
ladón a lo. "salud" sino r.n relación n ese
__.lVlc prcsc-11laú un lc:xlo, ese texto me alm~ ''imposible" clel que hablaba Bataille ( ..Ln
n-e, se diría que murmura. El rnurrnullo neurosis es la miedosa aprehensión de un
dd texto ('5 nada más que esa espuma del fondo imposible", et{'.. }; pero ese mal me-
lengunjc que se íormn bnjo el efecto ele
nor es el único que permite escribir (y
\tl\n simple nC'ccsiclad ele escritura.· Aquí
leer). Se acaba por lo tanto en esta para-
no ~r ~stá en l<l perversión sino en In tle-
n1a11tla. E.c;criliicrnlo su tC'xto, el t'scdbn lo- doja: los textos corno los de Bataille -·o _y.e
ina un k11guojc de bcb~ glotón: impera- otros- que han sido escritos contra la neu-
tivo. aulom~tico. sin af Pcto, una mínima rosis, desde el seno mismo de la lQcura, tie-
confusi(111 de clics (esos fo11cnms l<lctcos nen en ellos, si quieren ser leido.'i, ese poco
que el nrnrnvilloso jpsui!<l Yélll Giimr.kcn de neurosis necesario r.mra serlucir a su~
12
lrTl11n~: e~l11s lexlo,:; t<•rrilJlf'~ s(1l1 clf'spués
de todn f¡•x!o~ coqueto!:.

·.todo escritor dirá entonces: loco no puedo,


sano no qucrrfrr: sr)/o soy siendo neur6tfr:o. Sade: el placer de la lectur¡¡ proviene fodi-
rectairn;nt~ de cie1tas rupturas (o de cier-
tos choques): códjgos antipiitkos Oo noble
El texto q1rn usted escribe debe probarme y lo trivial, por ejemplo) e11tra11 en con-
r¡u(? me desr.a. Il..sa prncba existe: es lo es~ tacto; se crean ;wologismos pomposos e
c:ritura. La cscdtura es esto: la ciencia rle irrisorios; mensajes pornogrMicos .se mol-
Jos gor.<'s d1•l lcng;unjl', su kanrnsutra Cele. dean en frases tan rurns que se las toma-
cstn c:icncin no lwy más que un trntn<lo: ría por ejemplos gramaticalrs. Como dice
fo cscritu ra misma). la teoría del texto: la lengua es redistri-
buida. Pero esta redi'stribudón se hace
siempre por ruptura. Se trawn dos lími-
tes: un límite prudente, conformista, pla-
giario (se. trata de copiar la lengua en su
estado canónico tal como ha sido ·f ijada por
la escuela, el bu~n uso, la literatura, la cul-
tura), y otro límite, móvil,. vndo (apto pa-
ra tomar no importa qué contornos) que
no es más que el lugar de su efecto: allí
donde s~ entrevé la muerte _del lenguaje.
Esos dos límites --el compromiso que po-
nen en escena- son necesarios. Ni la cul-
tura ni su destiucción son eróticos: es la
fisura entre una y otra la que se vuelve
erótica. El placer del texto es similar n ese
instante insostenible, imp9sible, puramen-
te novelesco que el libertino gusta al tér-
mino de mm ardua maquinación haciendo
14 15
\nllnr l.u cuerda que lo tienr sut;¡wmlido menudo es un ¡:~oderoso chorro de pala-
( ' 11 el lllnmento 111ismo del goce. bras, una cinta de infra-lenguaje. Sfo em-
bargo, todo esto viene a chocar con otro
límite: et del metro (decasilábico), de la
Tnl vez haya aquí un medio para evaluar osonancia, de los neologismos verosímiles;
las obrns <le la modérniclad: su valor pro- de los ritmos prosódicos, de los trivialismos
vcnr1rín de ~u duplidtlacl, enten<lbndo por (por citas) . La desconstrucci6n ele la len-
<'~lo qw• ln lrs obrns ¡>oseen siempre dos lí- gua cstil cortada por i.!l decir político, limi·
111ites. El lílllitc ~11hvc1·sivo puccl<' parecer todo por la nntigua cultura del signifi-
r1·ivilcgint10 porque es
el do In viol~ncia, cante.
JH'ro 110 es Ju viol~ncin Ju que impresiona
<1 l placer, la deslrucción 110 le interesa, lo
cpir. quiere es el lugar de una pérdida, es En Cobra, de Severo Sarduy (traducida
ht fisura, ln iuptura, ·In deflación, el fa- por Sollers y por el autor): la alternancia
ding• que se npoclcra del sujeto en el ccn- es la de dos placeres en cslado de compe-
lro del goce. LG culturn vuelve entonces tencia; el otro límite es la otra felicidad:
lrnjn cunlquirr forina, pern como límite. ¡más y más todavía!, otra palabra más,.
otro fiesta mós . La lengua se reconstruye
en otra parle por el finjo apres>..irado de
Fvi1lp11lcmc11tc !>obre lodo ··(es nlli <lu11cle todos los placeres del lenguaje. ¿En qué
!'l 1ímitr sr.n'1 mñs nítido) h<ljo ln Tonm1 rl<' otra pa11e? En el paraíso de las palabras.
11110 mat.erinlidnd pum: 1« leugunt su léxi- Es verdnden:imente un texto paradisiaco,
co~ sn mélrica, su prnsodia. En Lois, de utópico (sin lugnr), una h~tcrología por
Philippc So1l~r5, todo esta atvcndu, dt·s- plenitud: todos los significantes están allí
cu11struido: los edificios ideológicos, Lis pero nh1guno olcam:n su finolidad; el au~
solidm·iclntlcs intelectuales, 1n sepnración tor <el lector) parece decides: os amo a
ele los ic.Homns e incluso la sagrada anníl- todos (palabras, giros, frases, adjetivos,
1.ó n ele la sintnxis (sujoto/prcdicaclo): el rupturas, todos mezclados: los signos y los
le'<lo ya no loma por· modelo a la frase, a espejismos de los objetos que ellos repre-
sentan) 5 una especie de íranciscanismo
• En in1l~1 en ti texto , titnlficc liternlmcntc: dei::i<len·
da, flojedod. l'orml pute de In nc-mcnd:itur:i especifico
con \·oca 11 todas lns pala bnis a h·a cerse pre·
Jd psicoor1óli;is -r<'nttunltndc por l acq11cs bc:in- y
Jcsigna I• Jl~ollll:ión o ~1101riesccnci:i de sujclo_ {T.1 ' Al (rancé~ [T.]

l7
sentes, darse prisa y volver a irse inmedin- ciJo nl lector -en tanto <·xislt· el gnsto ele
tnmcnte: texto juspeado, coloreado; esta- las rupturas vigiladas, de los conformismos
mos colmados por el lengu<J.je como niños enmascarados y de las destrucciones indi-
a quienes nada sería negado, reprochado, o rectas. Y aunque aquí el logro pue<la ser
peor todavín, u permitid o". Es la a puesta remitido a un autor, se añade un plAcer
de un júbilo continuo, el momento en que Je reali7..adón: la proeza es mnntcnci:- ln
poi- su exceso de pluccr verbal sofoco y La- mimesis del lengunje (el lenguaje iniitlm-
lilncea _en el goce. dose a si mismo), fuente de graneles pla-
ceres] de una manera tan radicalmrmte
nmbigua (ambigua hnsla la raíz) que ol
i~Hrnbert: una mnncrn ele cortnr, de agufe- texto no c«c nunca bajo la buenn r.oncier ·
rear el discurso sin volverlo insensato . cía (y la mala fo) de la parodia (de In risa
Es vcnlacl que la retórica conoce las castradora, de lo "cómico que hace reír 11 ) .
rupturas de constrnccíón (anacoluto) y
las rupturas de subordiimción (asíncle-
ton), pero por primera vez con Flaubc.rt ¿El lugar más erótico de un cuerpo no está
la ruptura deja de ser excepcional, espo- acaso allí donde la vestimenla se abre,1 En
rádica, brillante) engastada en la vil ma- la pervcr,;ión (que es el régimen <lel pln~
teria de un enunciado corriente: no hay
fongua más acá de esas figuras .ºº ~ue
quiere decir, en otro sentido: no existe sino
cer textual) no ha y "zonas erógenasu (ex-
presión por· otra parte besfarite :inoportu-
na) ; es la intermitencia, como bien lo ha
la lengua); un asíndeton generalizado se
n podera de toda la enunciación de mane- .
dicho el psicoanálisis, la que es eréitica: la
de la pjel que centellea entre dos p1e:r.as
ra r¡uc ese discurso tan lcg~ble es, clan?es- (el pantalón y el pulóvcr), entre dos bor-
tinarnente, uno de los mns enloqueodos
- des Oa camisa entreabierta, el guante y la
que se pueda imaginar: la pe~uena mone- manga); es ese centelleo el que seduce,~
da lógica está en los intersti~1os. . . mejor: la puesta en escena <le unn ttpan-
He aquí un estado muy sutil~ ~as1 msos; ción-desaparición.
temible del discurso: la narratlVJdad esta
desconstruidn y, sin embnrgo, la historia
sigi.ic siendo legible: nunca _los dos, bordes No se trata aquí del placer <lel strip-tease
de la fisura han sido sostenidos mas nctn- corporal o del suspenso narrntivo. En unj
ment.r, mmca el placer a sicl.1 rncjor ofrc- y otro caso no hay desgnrra(:uru, no Jrny
18 ¡9
bonks sioo Llll devclnmicnto progresivo: snlf :<illos lmpunollcutt~ (nncllC' Hos ve) lns
toclo la excitación se refugin en ln espe- d;,;scripciones, ll'ls explicaciones, las consi-
ranza ele ver el sexo (sueño del colcg.ialJ deraciones, las conversaciones; nos pare-
o ele conocer el fin de la historia (sntisfoc- cemos a uu espcclodor de cnbnret que su-
ción novelesca). Pflrt1dójicamente (en tan- biendo nl CSC€nario npresurnra el strip-
to es de consumo masivo), es un placer tcasc de 1n lmiloriirn quitándole rápida~
mucho más intelectual que el otro: placer mcnt.e sus vestidos, pero .siguiendo el or-
cdípico (dcsrrn<lar, sn~·cr, conocer el ori- den establéci<lo, es decir: respetando por
gen y el fin) si es verdad que todo relato un lado y precipilanclo por el otro los epi-
<todo clcvelamiento de la verdad) es una sodios del rito (como un sacerdote que
puesta en csccmn <lcl Padre (nuscnte, ocul- tragase su misa). La trncsis, fuente o figu-
to o hipostnsiado), lo que cxplicnría la so- ra del placer, enfrenta nquí los límites pro-
liclaridncl de lns fornws .nm-rntivas, de lns snicos: opone aquello que es útil parn el
cslruclurns fomiliores y de las inten1ic- conocimiento del secreto y oqucllo que no
cioncs de desnudez -rHtnídas todas entre lo es; es una fisura producida por 'l!Il sim-
nosotros-- en el mito de Noé cubierto por ple principio de funcionnlidad, no ·se pro.:.
·sus hijos. duce en lo estmctura misma del lenguaje
sino solamente en el momento de ru
con-
sumo; el nutor 110 puede preverla: no pue-
Sin embargo, el relato más clásico (una de querer escribir lo que no se leerá. Y, sin
novela de Zola, de Balzac, de Bkkcns; de embargo, es el ritmo de lo que se lee y de
Tolstoi) lleva en sí una especie de lmcsis lo que no se lee aquello que constnlye el
debilitada: no lo leemos enteramente con plncer de los grandes relatos: ¿se ha leído
In misma intensidad de lectura, se estable- alguna vez a Proust, Balzac o La guerra y
ce un ritmo audaz poco respetuoso de la la pa~ palabra por palabra? (El encanto
integridad del texto; la avidez misma del de Proust: de una lectura a otra no se sal-
conocimiento nos arrastra a sobrevolar o tan los mismos pusajcs.)
n encabnlgm: ciertos pasnjes (presentados
como "aburridos11 ) para reencontrar lo
más rápidamente posible los lugares que- Lo que me g.1sta ien un relato no es di~
manlcs de ln anécdota (que son siempre rectamente SU contenido ni S'-l estruct\.trt\
sus urticulac1ones: lo que hace avanzar el sino más hhm ln5 rnsgndurns que le impon-
devclamiento del enigma o del destino): go él su helio envoltura : cono, salto, le-
;! ¡
wmto ln Ci1D ·:r.n y vuelvo ~' sm: icqi,frnH'. se) cst<J scgu nda ] eclurn aplicada. {en scn·-
Nada que vor con el profundo desgarra- tido propio) es la que conviene nl texto
miento que •ti! texto de goce imprime nl moderno, nl texto-límite." Lccd· lcntamen-
lenguaje rnis•lllo y no a la simple tempo- le leed todo de una novela de Zola y el
ralidad de su lectura. ' se caerá de vuestras manos; lee d
libro •
. ra-
Por lo tan~o hay dos regímcnC's de lec- pirÍo, por citas, un texto moderno y c~c ~cx­
tura: mm va. directamente n las Hrticul<1- to se vuelve opaco, preé:luido~ • a ' ' ucslro
cioncs de la •mécdota 1 considcn1 ln rxter1- placer: usted quiere <l_lle ocurni algo, pero
ción del tcxt:JJ ignora los juegos deJ len- .no oc-1.lrre nada, pues lo que le sucede al
guaje (si lcco >a Julio Verne voy nírirlo: lenguaje no le sucede al discurso: lo que
P ierdo el diswrso , Jv l sin C'mbar1rn,
• t:l
nu •1cc-
• "ocurre 1>, aquello que "se va", In fisura de
tura no csl6 Jascin<hlfl por mnguna perdz~ los clos hoi-tl '_~s, el ini:crsi.icio ch•} goce, s~
da verbal, c111 el sentido que esta palabra produce en el volunH'll <le los lenguajes,
puede tener m espeleología); 1a otr? lec- en la enunciación y río ·en la continuación
tura no deja nada: 1)esa el tex to y hgadn de los enunciados: no devorar, no tragar
él él lec, si flt!t puede decirse, c011 nplica-
sino masticar, desmenuzar minuciosamen-
ción y ardi·mtemente, atrnpa C'll cmln te- para leer a los autores de hoy es necc-
punto del tc~fo el nsíndcton que cort<t los sa~io reencontrar el ocio ele las · antiguas
lenguajes, y ao fa nnéc<lota:_ no es la ex- lecturas: ser lectores aristocráticos.
tensión 06gita) que ln cautiva, el desh~­
jnmicuto rle li:is verdades sino ~a ~pcrpo_s1-
ción de los niveles de la s1gmficanc1a;
como en el ifiego de ]a mano caliente la
excitación no proviene de un apuro. ~or
pleitear sin01 de una especie de es.trep1to
ve1·lical Oa "9;'ertica1i~ad dd lengua1c Y dP.
sn clestmcciáai); es en el momento en que
rnda .mano Cdiferentc) salta sobre la otra
(y no una d'tspués de la otra) cu~ndo se
produce el a,gujero y arrastra al su)eto d7l
juego -el ~jeto del texto. Pero parado- • Pnra la difcre.nda entre obra y Jexlo vén$e Roland
Jlnrlhcs, S/Z, l'urls, Seuil, 1970. [H.• y trad. c~p . : Mé:<ico,
jicnmcntc ( Q!l tanto la opinic'm cree q~w Siglo xxt, t'iBO.J [r_J
es suficiente ~()n ir rrípido parn no ahuJTtr- • E! iérrnino es d~ f•<'<¡ t•ú l.un111 [rurdmJ. [-r.]

22 23
Si acepto juzgar un texto según el placer Texto de placer: el que contenln, colme,
no puedo permitirme decir: éste es bueno, da euforia; provien~ ?e la cultura,, n?
este otro es malo. Son imposibles entonces rompe con ella y esta hgoclo a una practi-
los premios, ln crítica, pues é.slé\ implica ca confortable de la lectw-a. Texto de go-
un punto e.le vista táctico, un uso social y ce: el que pone en estado de pérdida, des-
n menudo una garantía imnginarin. No ;icomoda ( té'1l vez incluso hasta una fonna
puc<lo dosificar, imaginar que el texto sea de aburrimiento). hace vnc.ílnr los fumh~­
· perfectible, dispuesto ? entrar en un juego mentos históricos: culturnlcs, psicológicos
de prcdicíldos normatjvos: es demasiado del lector, la congruencia ele sus gustos,
esto, no es suficiente esto otru; el texto de sus v¡:i.lores y c1e sus recuercJos, pone en
(ocurre lo mismo con la voz que canta) crisis su relación con el lenguaje.
no puede arrancm·me sino un juicio no Aquel que· rna,."YJ.tiene los dos textos en su
<t<ljetivo: ¡es esto! Y toclavfa más: ¡es esto campo y en su mano las riendas clel placer
para mí! Este para mí no es subjetivo ni y del goce es un sujeto anacrónico, pu<>.S
existencial sino níetzsch('ano (" ... en el participa al mismo ti.cmpo y cor.t.t't).diéto-
fo;;do no es siempre la m1snrn cuestión: riamcnte en el hedm11smo profun elo de to-
. ·r·1ca esto para m1.') . . . "). .
¿O_ue, s1grn d :i r.u ltura ( auc net1etrn en él apacible-
mente bajo laA forina de un arte de vivir
del que forman parte los libros antiguos)
El brío del texto (si11 el cual en suma i10 y er1 la destrucción de esa cultura: goza
hay texto) sería su voluntad de goce: allí simultáneamente <le Ja COllSistencia de SU
mismo clon<lc excede la clcnrnnda, sobre- yo (es su placer) y de la búsqueda de
pasa el murmullo y trata de dcsbordnr, de pérdida (es su goce). Es un sujeto dos
!':U
forzar lü liberación ele los ndjetivos -qne veces escintliclo, dos veces pervf:'n;o.
son las puertas del lenguaje por <lon<le lo
ic1cológko y lo imaginario penetran en
graneles oleadas.

2.S
cslú más allá ¡- a su lado . El conflicto 110
sería otra cosa que el eslndo moral de ln
diferencfo.; cada vez Cy eslo se vuelve fre-·
cuente) que no es tácito (encarando tnms-
formar una situación reaD se puede seña-
Sociedad de Ami{:os dt'l Te:rto: sus miem- lar en éi la frustración del goce, el fracaso
bros no tenclrii'lll en común (pues no Jrny de una perversión que se ap1nsta hnjo su
forzosamente ar.uenlo sobrn los textos de propio código y no sabe ya inventarse: el
placer ) , mfis que ¡;us rncmigos : h-.·~portll­ conflicto siempre está codificarlo, 1A agre-
nos de tocln f'SJK'cic quC' drc:rrfnn la prcc1n- sión es el más gastndo ele los lenguajes.
sión dd tex to y ,1~ sll placC'r, sea por c -:i11 - Cunndo rechazo la violencia rechazo d có-
formismo c.ultur<il, por n1\io1rnlismo in-- digo que la impone (en el texto tlc Snde,
tn1nsig<'ntn (sos¡wchando una "mística" fuera de toe.lo código puesto que inventa
de ln literatura), sen .ror moralismo polí - continuamcnt.e el suyo propíu y único, no
tico, sea por crítirn cid significante, se n hay conflictos: sólo triunfos). Gusto el tex-
por pragmatismo imbécil, sea por frivo}i- to porque es para mí ese espacio raro del
clncl burlona, sea por destrucción del rlis- lenguaje en el que toda "escena" (en el
c:u 1·so: pfadicln clel deseo verbal. Tnl socie- sentido doméstico, conyugal del término),
dad no tendría ubicnción, no podría mo- toda logoma.quia, está ausente. El texto no
vásc rníis quC' en plcnn ntopÍll; sin embar- es nunca un "diálogo": ningúi1 riesgo de
go, sería una cspPcic de falansterio, pues simulación, de agresión, de chnntaje, nin- •
en él serían reconocidas las contradiccio- guna rhalídad de idiclectos; rltexto insti-
nes (y por lo tanto se reslríngirían los tuye en <>! seno de la relación huma11a
riesgos de impostura idcológicn), la dife- --corriente- una especie ele islot<.>, mani-
rencia ohscna<ln y el c:onflic:to quedndn fiesta la 1mturale2a asocial tlel placer (sólo
marcnclo ele insig11 ific:nnt.in ( sif'rnl o i mprn- el ocio es sociaD, hace entrever la verdad
ductor de placer). escandalosa del goce; que aboliendo todo
imaginllrto v('rual puedn sc:>r nt!ulro.

"Que la diferencia se iles1ice subrepticia-


mc11te lrnciél el lugar del conflicto." La <li-
forencia no es lo que oculta o edulcom f' )
c011fliclo: se conquista solirn c1 conflicto,
27
26
tes, n.1sgos_ ubicuás_ dispuestos en d texto
como scrníllas y que para nosotros rempln-
znn ventajosnm ente los "semina acterni-
tatis", los "zopyra'', las nociones conmnes,
las a sunciones fundnmcntnles de la anti-
Sobre la .escena del tex to no huy rnmpo: gua filosofía) . EJ tex to tiene una forrna
no hay detn'.ls del texto alguien activo (el humana: ¿es un a fi gurn, un a n ngra.ma del
escritor), ni delante alguien posivo ( el lec- cuerpo? Sí, pero de nuestro cuerpo erótico.
tor); no hay un sujeto y un objeto. El tex- El placer del texto seria irreductible a
to caduca l<1s actitudes gramoticales : es el su funcíonamiento gramatlcnl (fouo·tex-
oJu .i.ndifcrcncindo del que habla un nutor tuaD corno e l p.lacer del cuerpo es b:n:dm.~­
excesivo <Angelus Silesius): "El ojo por el tible a 1u :neccsidnd fisiológica .
- que -Veo n Dios es el mismo ojo por el que
Dios me ve."
El place.r del texto es ese mmnento en que
mi cuerpo comienza a seguirsus propias
l~arece que los eruditos íirnbes hablando ideas ---pues mi cuerpo no tiene las mis.
del texto emplean esta expresión admira- rnns irlcas que yo.
ble: el cuerpo cierto. ¿Qué cuerpo?, puesto
que tenemos varios: el cuerpo de los ana-
tomistns y ele los fisiólogos, el que ve o del
que habia -la ciencia: es ci texto de ios grn-
m5ticos, ele los críticos, de Jos comcntndo-
rcs, de los filólogos (es el fcnu-tc:xlo) _ Pero
lnmbién tenemos un cu erpo de goce hecho
únicnmentc de relaC-ioncs eróticas sin nin-
guna relclcióu con el pdmero: es olrn di-
~ ísión, otrn dcnominnción.

Con el te ~'<to ocurre lo mismo : 110 e.:: rnás


que ln lisla aliicrtn de los fuegos dd len-
"l'il,
0 , )." - 'n\~"
, uegos v i vtt_
.. 'f . '-·» 1ucc5 inlr.rn1itcn-
28
cer término distinto del pln cer y <le su
censura: ese término está postergado para
n1.ás tarde, y en tanto se sujete al nombre
mismo del "placer", lodo texto sobre el
placer será siempre <lílaturío : sení siempre
una introducción a aquello que no se escri-
¿Cómo obtc.'1er placer en un placer relata-
birá jamt'.1s. En forma similar n esns prn-
do (aburrimiento de los relatos de sue-
ducciones del arte contemporáneo que
ños, de 1os relatos pnrcelados)? ¿Cómo leer
agotan su :-:ecesidad h11necliatamc>nte cles-
la crítica? Una sola posibilidad: puesto
pués de ser vistAS (puesto que -verlas es
qne en este cnso soy un le ctor en segundo -
comprencler i: ' media tflln e11 tc ln finalidad
grado es necesario despla za r mí p osición:
destructiva con la que están expu estas : no
en Jugar <le a ceptur ser el confidente de
hay en ellas nínguna durndón contempl<'-
ese pJacer crític o ~me d i o seguro p arn no
tiva o deleita ble) j esta introducción sólo
lograrlo---;- puedo, por eJ contrario, volver-
:podría repetirse sin introducir nunca a
me su "voyeur", observo clandestinamen-
nada.
te el placer del otro, entro en la perversión;
ante mis ojos el comentario se vuelve en-
tonces un texto, una ficción, una envoltura
fisurada. Perversidad del escritor (su pla-
ce.r de escribir no tiene función); doble y
tnple perversidad del crítico y de su lec-
tor y así al infinito.

Un texto sobre el placer sólo puede ser cor-


to (así como se di~e: ¿eso es todo? es w1
poco corto) porque el placer únicamente
se deja decir en forma indirecta a b-avés
de una reivindicación (yo tengo derecho
al placer), y por lo tnnto no se puede salir
de una dfoléctica breve, en dos tiemnos: el
tiempo <le la doxa, de la opinión, y ~l de la
pnrado:m, ch' la impugnncibn. Falta un ti=r-
31
)0
E1 placer• del texto no es forzosamente un
plnccr de tipo triunfante, heroico, muscu-
loso. Ninguna necesidad ele cimb r i,<1rse.
Tdi placer puede tomnr muy bien la forma
ele unn derivaº* La ·deriva ndviene cada
vez que nO respeto el todo, y que a foerzR
de parecer arrnstrnclo aquí y allá al capri-
cho de lns ilusiones, seducciones e intirni-
dncioncs <le lenguaje· como un corcho so-
1irc una ol<:i, permanezco inmóvil hél.cienclo
eje sobre el goce intratable que me liga nl
texto (al muu<lo). Hay deriva cada vez
que el lenguaje social, el sociolecto, me
abandona (como se dice: me abandonan
las fuerzas). Por eso olro nombre <le la de-
riva sería lo Intratable - o incluso la Ne-
cedad.

Sin embargo, si se la alcanznrn, decir la


deriva sería hoy un discurso suicida.

• Pera un~ mejor comprensión de esta propuesln de


llarlhc!, d. s~' ensayo ''Pier~ Loli: Aziyadé", en El grado
cero de In e.<cri11tra / Nue1•os ensayos e íticos. Mé~ico. Si·
&lo =--~1. 19i3. tr.J

32 {b
gndo a cfojnr que el enunciarlo lle mi lcxto ¡1fit·niaciún (y i10 de un desm·rollo) y que
se deslice en la contradicción. el sujeto de esta historia (ese sujeto que soy
entre otros) lejos de poder apaciguarse lle-
vando frontnlmente el gusto ele obras an·
¿Sení el placer un goce reducido? ¿Será el tiguas y el sostén de obrns modernas en .
goce un plncer intenso? ¿Será el placer mi- un bello movimiento dialéctico de síntesis,
da rnús que un goce dehilitndo, aceptado es una "contradicción viviente": un sujeto
Y rlrsvi11do n trnvés de un rscC1lonamiento <livicliclo que goza simultánenmcntc a ira·
de condliaciones? ¿Será el goce un placer . vés del texto de la consistencia <le su yo
bmtal) in media to (sin mec~inción)? De la y ele su caída.
respt~eStél (sÍ O no) depende Ja manera en
que nan-arcmos la historia de .1uestrn mo-
rkrniclncl. Pues si digo que ePtrc el ph1cer Por otra parte, proveniente del psicoaná-
Y el goce no htiy mi1s que una diferencia lisis, tenemos un medio indirecto de fun-
de
· .1
grado digo tnmbién emel
ln hístorio hu dn1· ln oposición entre texto de placer y
s1uo p<1cific;:ida: el texto de goce no será texto de goce: el placer es decible, el goce
m6s que el desarrollo lógico; oi-gúnicoj his- no lo es.
tórjco, del texto ele placer, la vanguardia El goce es in-dedble, inter-dicto. Renú.
es la forma progresiva, emnncipada, ele la to a Lacan ("Lo gne hay que reconocer
cu.hura pC!sada: el hoy snl¡~ del ayer, Rob- es que el goce como tal está inter-clicto a
be-Grillct está ya en Flaube~ Sollers, -~n quien habla, o mtí.s uÚn que no puede se!"
Rabelais, todo Nkolás de Stacl en dos cen· <licho sino entre li11eas") y a Lcclaire
tírnetros cuadrndos <le Cézmrno. Pero si por (" . .. el que dice, por lo que dice, se pro-
el contrario creo que el placer y el goce hibe el goce) o corrclotivamente, el que
son fuerzas paralelas que no pueden en. goza desvanece toda letra -y todo dicho
conira.rse y que entre ellas hay algo más posible- en lo absoluto de !a anulación
que un combate, una incomunicación, en- que celebra").
tonces tengo que pensar que la historia, El escritor de placer (y su lector) acep-
nuestrn hístorin, no es podfkn, ni siquiera ta In letra; renunciando al goce tiene el
tal \1ez intelígcntc, y que el texto del goce derecho y el poder de decirlo: la letra es
surge en ella siempre b<:jo la forma de un su placer, está obsesionado por ella) como
e$d1H1alo (<le una L=tltn de equilibr.io), lo están todos Jos que aman el lenguaje
que es siempre la trnz.a <le un corte: de una (no Ja pa1abr<l): los logófilos, 1'.'Scritores,
34 35
con-esponsales, Jingfüstas; es por lo tanto
posible hablar de los textos de placer
(aquellos que no ofrecen ningún debate
con la anulación del goce): la critica se
ejerce siempre sobre te:r:tos de placer,
J1Unca _sobr1i textos de goce: Flaubert, Toda una mitología menor tiende a
Proust, Stendhal son comc.ntados ímigota- hacern os creer que el pfoccr (y específica-
blemente; ln critica die.e entonces el goce mente el placer del tex to) '~" una :idea de
vnno del texto tutor, el goce pasado o ftt·· derecha. La derecha ~ con un mismo tno--
tura.· tíerum que leer, ro he leído: la críti- virniento expide hada la izquie1d¡:;¡ todo Jo
ca es siempre histórica o prospectiva: el que es a \.rJstracto, u:1comorio,
• ' 1
po1'it1co,
• y s~
presente consln t.ativo, la presentación del guarda el placer para sí: ¡sed bienveni-·
goce le <::stá prohibid~~ su materia predi- (~os, vosotros que v~nís nl placer d!!! la lite-
lecta es la cultura que es to<lo en nosotros ratura! Y •.m la izquierda, por rnoralidtld
saho nuestro presente. (olvidando los cigarros de l\ifa r:x ~v de
Con el escritor de goce (y su lector) Brecht). todo "residuo de hedonismo''
comienza e1 texto insostenible, el te:x to aparece como sospechoso y t1esdeñable. E.n
imposible. füe texto está fuera del placer, la derecha, el placer <?s .reivindicado c<m-
fu era ele 1.:1 crítica, salvo que sea alcan:w- tra el jntelectualisnrn, b :inteliguent.sia:
do por otro texto de goce: no se puede es el vieio mito reaccionario del cornzón
hablar "del" texto, sólo se puede hablar contra Ji{ es beza. de la sensación contrn f'l
"en" él a su manera: entrar en un plagio radocinfo. de la ·"dda" (cáli<fa) contra la
1lesenfrenado, afirmar histéricamente el "ahstrncciém '' (frfo): ¿debe entonce~ el
vacío del goce (y no repetir obsesÍ\Tamen- artista seguir el siniestro pr~cepto de De..
t~ Ja let.ra del placer) . bussy: "tratar humildemente de dar pla-
cer"? En la izquierda, el conocimiento, el
método, el comprom.iso, el combo!!'.".-,, se
opone al "simple de1eite" (y sin embargo
¿si el conocimiento mismo fuese delicio-
so?). En ambos lados encontramos la ex-
tra vagan le idea de que el placer. es una.
cosa simple, por lo que s~ lo reivindica o
se lo dcspreci~ . No obstante, el plncer ll<)
36
. u11 ,,!,:111en10 dC'I lcx lo , uo es un rcsitlu ')
t•s
moce11lC', 110 clcp~urlc de unn lógicu 9cl
en ten tlimic11 to y ele la s.cnsadóll, es u nn
deriva) algo que es a la vez revolucionario
y asocial · y no puede ser asumido por
ninguna ~ole.:tivid.arl, ninguna mentaii- ¿Por e¡u·é todo ese fasto verbal en un tex-
dad, ningún i<liolecto. ¿Algo neutro? Es to? El lujo del lenguaje ¿forma parte de
e·vidcnte que d placer del texto es escan- las riquezas exccdentnrias, del gasto in-
d<1los0 no por inmoral sino porque es ató- útil, ne la pérdida incondicional? ¿Una
pico. · gran obra ele placC'r Oa de P:·0ust, por
ejemplo) participa de lo misma economía
que las pirámides de Egipto? ¿El ( ~;critor
es hoy día el sustituto rcsiduol ~lel Mendi-
go, clel Monje, del Bonzo: improductivo
y sin embargo alimentmlo? ¿L1. comuni-
dnrl literaria, análoga a la Sangha búdica
-cualquiera sea la justificad6u que se
cla a sí misma- es sostenido por In socie-
dad mercni1til no por lo que el escritor
produce (no produce nada) sino por lo .
que q.u cma? ¿F.xccdcntnrio, pero no in-
útil?
La modernidnd realiza un esfuerzo in-
cesante por sobrepasar el intercambio:
pretende resistir al mercéldo de Ias obras
(excluyéndose de la comunicación masi-
va), al signo (por la exclusión del sentido,
por la locura), a Ju sexualidad normal
(por la perversión, que sustrae el goce a
la finolicl<Hl de Ja reproducción). ·y sin
embargo no hay nada que hacer: el inter-
cambio recupera todo nclimatnnclo 11c¡u~­
l10 que parece negnrlo: torna el t<'xto y Jo

38 39
pone en el circuito de los gastos inútiles
pero legales, reubicóndolo cu una ccono~
mía colectiva (aunque fuese solamente
psicológica): a titulo de potlatch la inuti- ·
li<lnd misma del texto se convierte en útil.
Dicho de otra manera.• }a srJCiedad vive Estar con quien se arna y pensar en r) t:r·.~.
sobre el modo de hi divisón: aquí mi texto cosa · \" ~· d e es tr:i nrn n en1' que t engo ]ns rrH~-·
sublime, desinteresa do. ~dlú ·un ob jeto :¡ores pe:nsam:i ent os, que !nven to b mejur
mercantil cuvo ndor es. ls gratuidad •, má~ adecuado para mi t r2 bajo. O~tu:re
de ese mism¿ objeto. Pero la sociedad na in :m~''nlO con d texto: prrJd uc~ en mi el.
tiene ninguna idea de esa división: igno- inejor p1llcer si llega a ha cerse escuc~har
ro.. su. propia perversión: "Las dos mitades i:vlfr~ctamente~ s1 k}'h1dolo rne siento
en litigio tienen su parte: ~a pulsión tiene !!evado a levantar Ja :::aoez.n <• menudo, .e..
dereého n su propia sa tisfacción, la reali- escuchar otra cosa·. No estoy necesa.ria~
dad recibe el 1·espeto que le es debido: mente cautivado po.r el text~, de placer;
Pe.ro --a gr<'ga Freud- lo único gratuito puede ser un acto sutil, complPjoi sastení-
es la muerte, como . cada uno sabe." Para do, casi imprevisto: mov:irp.Iento brusco
el texto, la única gratuidad seria su pro- de la cabeza como el de un pájaro que no
pia destruccíón: no escrih.ir, no escribir 0ye nada de lo que i:>scuchamos, que escu·-
rnús, salvo si se es siempre recuperado. cha lo que :no.5otros no oímos,

40
¿Por qué la emoc1on sería nntipática al Nada que hacer: el aburrimiento no es
goce Oa he ~·isto injusta y enteramente simple. No se sale d~l ahuniniiento (clc-
nbicodn del Indo (1e la sentimentalidad, lo.nte de una obra, o de un texto) c.on un
de la ilusión moral)? Es una disensión; gesto de fastidio o de prescindencia. De Ja
una fron lera de desoparición: alguna cosa misma manera que el placer del texto su-
j')i"Tvcrs¡, debr.jo~de las apariencias bien pone to(la una producdórt indirecta, el
pcllSé111tes; tnl vez. sc<t nl mismo tiempo la a hurrirniento llO puede oto1-gm-se la pre-
mús sinuos<1 de bs pérdidas pues contra- rrogativa de ninguna espontancidnd: no
dice la rcgln generéll que quiere dnr al hay a burrimlento sincero.- si personal-
goce una fíguia fija: fuerte, violenta, cru- mente el texto-.munnullo me aburre es
ch: algo nccesariumente musculoso, ten- porque en realidad no fimo la demando.
so, fálico. Contr;í la regla generr1l: jamás ¿Pero si yo la amssr; (si .tuviese algún
dejarse embaucar por la imagen dei goce, apetito maternal>? El abun-imicnto no
nc<'ptar rccmwccda cuando sobrevieric está lejos del goce: es el goce visto desde
una pertu1-bació11 de la regulació11 nmo~ las costas del placer.
rosa (goce rrcco7., rctrasadoi exaltado,
etc.): ¿c-1 n1110r-pasión corno goce? ¿El
goce como sabiduría (cuando llega n
colllpren<lerse H sí mismo fuera de sus
propios pre juirios)?

-12 43
Leo en Bouvard et Pécuchet esta frase que
Cuanto más unn historia está contada de
m e· da placer: "Manteles, sábanas, serví-.
una mnncrn decorosa, sm dobles senti-
lletas c.olgal;an verticalmente nganadns
dos, sin malicia, . edulcornda, es mucho
por palillos de maclcrn a las ~uerdas ten-
más focil revertirla, ennegreccrla leerla
invertida CMme. de Ségur lelcla pol' didRs." Gusto en ella un exceso de preci-
Sa<lc). Esta reversión, siendo pura nro- sión, una especie de exactitud. maniaca
pla-
d·..:cción, desarrolla soberbiamente el del len;p.¡aje, una extravagancia de des-
cripción (que es posible reencontrar en
cer del texto.
los textos de Robbe-Grillet) . Se asiste a
esta paradoja: la lengua literaria es tras-
tornada, ·sobrepasada, ignorada, en la
medida en que se ajusta a la lengua
" pura ,, , a l a 1engua esencia
. l, a la lengua
gramatical (se sobrentiende que esta len-
gua no es más que una idea). La exactitud
en cuestión no resulta de un aumento de
los cuidados, no es un plusvalor retórico
como s1. -las cosas tuesen
- progresiva.mente'
me;or descritas sino de un cambio de cÓ·
digo: el modelo Oejauo) de la, descrip-
ción no es más el discurso oratorio (no
...
se
pm t"
a mas ' ), .
smo una especie de arte-
facto lexicográfico.

45
F.l texto es un objeto fetiche y ese fetiche Los sistemas ideol6gicos son ficciones (ido-
me desea. El texto me ehgc me<lianle foda los del teatro, hubiese dicho nncoll)'
una clispo~jción dí! pantallas invisihl~s, de novelas -pero novelas clásicas provistas
seleccionadas sutilezas: el -vocahu1ario, las de intrigas~ de crisis, de personajes buenos
reforencí as, la legibilidad, etc.; y perdido y malos no novelesco es otra cosa: un
en medio clcl texto (no por detrá: como simple corte no estructurarlo, una diS<'mi-
un dm1s ex-nwchinaJ está siempre el otro, irnciém de formas: la maya). Cacla ficdón
el autor. cslfi soslc11idn por un hah1a socin1, un so-
Como institución el autor está muerto: ciolccto con el que se iclentifica: )a ficción
su persona civil, pnsional, biógráfica, ha es ese grado de consistencia en donde se
dc:soparccido; rlcsposcí<la, ya no ejerce alcanza un lenguaje cuando se ha cristali-
sobre su obra. la formidable paternidad zado excepcionalmente y encuentra una
cuyo relato se cncarg;;iban de establecer y clase sacerdotal (oficiantes, intelectuales
. )

renovar tanto la historia literaria como la artistas) pa·r a hablarlo comúnmente y di-
enseñanza y ia opinión. Pero en el texto, fundirlo.
de una cierta manera, yo deseo al autor: ": . . Cada pueblo posee un universo de
tengo necesidad de su figura (que no es ni conceptos ina temátic:; mente rcpartidos,-y
su.:: representación ni su proyección)' tan- bajo la exigencia de la verdad, compren-
ÍEJ"COmo él tiene necesidad de la mía (sal- de que desde allí en adelante todo dios
vo si sólo "murmura"). conceptual debe sólo ser buscado en su es-
f era11 (Nietzsche): estamos todos captura-
dos en la verdad de los lenguajes, es decir,
en su regiona1iclad, ar:rastradus en la for-
midable iivaliclad que reglnmcmta su ve-
cindad. Pues cada habla (cada ficción)
combate por su hegemonía y ·crnmclo ob-
tiene e} 110clcr se extiende en lo corri.:ntc
y lo cotic\iano volvi~nclosc do:ra, Haturnlc-

46 47
za: es el habla preten<lidnmcnte npolitica c11'J.s n-:~; que ºintoxicados", "teleguia-
de los hombres pclíticos, de los ag~ntes dos" , etc.); es comprensible entonces que
<lel Estado, <le la prensil, de 1a ni.dio, ele la la presión del lenguaje capit~lista (pro-
televisión; !nduso el de la conversación; porcionalmente más fuerte) no sea. del
pero fuera del poder, contra él, la rivnli- orden paranoico, sisten1ático, argumenta-
dad renace, las hablas se fraccionan, lll- tivo, articulado: es un envenenamiento
chvn entre elbs. Una despiadada tópica implacable, una doxa, una forma de in~
. regula la vida del lenguaje; el lenguaje consciente: en resumen, la ideología en
proviene siempre de tilgún lugar: es un su eseucia.
topos guerrero.

No hay o ~rn medí.o para que estos sistemas-


El nnmdo del lenguaje Oa logosfora) era ha blados deje.n de perturbar o incomodar
rcp1·csentado como m1 jnmenso y perpe- más que habitar alguno de ellos. Si no:
tuo conflicto de paranoios. Sólo s.obrevi- {)' yo, r yo, qué es lo que hago en todo .
vcn los sistemns <las ficciones, las hablas) esto?
suficientern,ente creadorns para :producir
una última figura, aquella que marca al
mlversario bajo un vocablo a media.s cien- El texto por el contrario es atópico si no
tífico, a medias ético, especie de tornique- en su consumo por lo menos en su produ_c-
te que pci-mite simultáneamr:mte comprn- ción. No es un hah1a~ una ficción, en él el
har, explic<lr, ccn1<lc1rnt·, .von . ~tn1·;- rccupc- sistema <?stá desbordado. abandonado
rvr al enemigo, en una pala brn: hacerfe·- (ese desbordamiento. esa élefección es la
pagar_ Entre otras, puede decirse de cier- significanda). De ~sta a to pía el texttt
t«s vulgRtas: del habla marxista, para toma y comunica 8 su lector un estado ex-
qnien toda oposídón es de clnse; del hnbla. traño: simultáneament~ incompatible y
psicoanalítica, pnrn quien toda dcnegvción calmo. En la guerra de los lenguajes pue~
rs una tonf esión; del habla cristiana, para den existir momentos tranquilos, y esos
quien todo rechazo ~s demanda, etc. Fue momentos son los textos ("La guerra
sorprendente que el le1~gunje del poder -clice un personaje de Tirecht- no ex-
en pi talista no comprendiese ·a primera cluye la paz .. _ La gt~errn tiene sus mo~
vista tal figura de sistema (de 1n más baja mentos de paz. - - Entre dos escaramuzas
espPdc en tnnto los oponentes no eran di- se vacía trnnquilarnentc un vaso de cer-
48 49
veza ... "). Entre dos asaltos <le palabras, que es iexto: ninguna voz <Cie11cít1, Cau-
e11tre dos presencias de sistenrns, el placer sa) Institución) está detrás de lo que él
del texto es siempre posible no como una dice. Seguidamente, el texto destn1ye has-
cesión sino como el pasaje incongruente ta el fin, hasta la contradicción, su propia
--disociado- de otro lenguaje, como el categoría discursiva, su referencia socio~
ejercicio de unn fisiología diferente. lingüística· (su "género"); es "lo cómico
que llo hace reír", la ironía que no st;je-
ta el júbilo sin alma sin mística (Sar-
Todavía existe demasiado heroísmn en '
duy), la cita sin comillas. Por último, el
111wc;tros }cngunjcs; en los mejores -pien- texto puede, si lo desea, atacar las estruc-
se e.n el de D;-itaille-i exnltación ele cic:. . _ turas conónicas de la lengua misma
trs expresiones y finalmente una especie ( Sollers): el léxico (exuberantes neologis-
,\ ¡: heroísmo insidioso. Por el contrario, el mos1 pülabras-multiplicadoras, translite-
pl0ce1· de1 texto Cel goce del texto) es :rnciones), la sintaxis (no más célula
corno una diminación brusca <le! valor lógica ni frase) . Se trata, por trasmutación
g¡_ierrero, mm cscamación pasajera de los (y no solamente por transformación}, dé
nrrestos del escritor, una detención del hacer aparecer un nuevo estado filosofal
"cornzón'' (del coraje) . de la matefia del lenguaje· este estado in-
sólito, esle metal incandes~ente fuera del
origen y de la comunicación es entonces
l'.Córno un texto que es del orden del len- parte del 1.:mguaje y no un lenguaje, aun-
guaje pnc:dc ~r:r fucrn rlc los lenguajes? que fuese excéntrico} dobla<lo, ironizado.
¿Cómo e:i:terioriwr (sacar B 1 exterior) las
hablíls del mundo sin refugiarse en una
últinrn lrn bln a pnrtir <le la cual Jas otrns El placer del texto 110 tiene acepción ideo-
sc-rínn simplemente ccmunicadasi recita- lógica. Sin embargo: estn impertinencia
das? En e1 momento en que nombro soy no ~~arece por liberalismo sino por per-
11ornbrado: capturado en Ja rivalidad de version: el texto, su lectura, están escindi-
)os nombres. ¿Cómo el texto puede "sn- dos. Lo que está desbordudo quebrado es
lir" de la gt1erra de las ficciones, de Jos la unidad moral que ]a soci~d~d exige' de
sociolectos? Por un trabajo progresivo de todo producto humano. Leemos un texto
rxtcnunción. En primer lugnr el texto :i- (de placer) como unn mosca vuela en el
r¡uidn torio n1ct<1-lcnguajc, ;' es po r e~to Y0lumen de una p1c2?1, por VL ~!tas brus-

51
rns, falsamente definilivns, <ipresurndns e r1é suje!.o: especfros, lr~7;os, rastros, nub:s
inútiles: la ideología pasa sobre el texto y necesarias: ]a subverswn debe producir
su lectura como el enrojecimiento sobre su propio claroscuro.
un rostro (en el amor algunos gustan eró- (Se dice cor rientem ente : "jdeología do-.
ticamcnte 'este rubor); todo escritor de mínante". Esta expresión eB incongrue.nte
phicer tiene esos mbores imbéciles CBal- ¿pues, qué es la id~ologiu? Es prccisame11 ..
zac, Zoln, Flaubcrt, Proust: salvo tal vez fe la frlea cuando domina: J.a :ideología no
M<illonné, dueño <le gi mismo): en el tex- puede ser sino domjnante. l\1ientrns que
to de placer las fuerzas contrarias no es- es iusto hablar de "ideologfa de la clase
tán en estado de represión sino en dev_e- doibinan te" puesto q1.:e existe una clase
nir: nada es verdaderamente a;tlagonista, dominada. es inconsecuent':' hahlar de
todo es plural. Atravieso sutilmente la no- "ideología· dominante" pt.:és no hay ideo~
che rez.ccionar:ia. Por. ejemplo, en Fec1m- logia dominada: del lado <le los "domi- ·
didad de Zola lu ideología es flag rnu te, nades" no hay nada, ninguna: ideología.,
p<iTLicularmenle pegajost1: n<it.urnlismo, sino precisamente - y es el último grado
fomiliarismo, colonialismo; eso no impide de la alienación- la ideología que· están
que continúe leyendo 11 Ii_bro. ¿E.stR dis- ob1igat1os (para simbolizar, para viYid a-
torsión es bunal? Es posible encontrar tomar de la clnse aue los <lom.ina. La lucha
nsomuros¡¡ la habiiidad económica con la social no puede redudrse <i la lucha de dos
que el sujclo se escinde, <liyidicndo su lec- ideo!ogí.as rivales: lo que est.á en cuestión
tU!·a, resistiendo al contagio del juicio 1 é!. es la· ~ubversión de tada ideología)º
1a 11H2t0r1i111itt de la satisfac~i6n: ¿scr6 que
el placer vuelve ohjetivo?

Algunos quíeren un texto (un arte, una


pintura) sin sombra separado de ]a "ideo-
Jogía dominante", pero es querer un tex-
to sín fecun<lidn<l, sin productividnd, un
texto estéril (ved el mito de la Mujer sin
Sombra). El texto tiene necesídnd de su
sombra: esta sombra es un porn de ideo-
logía, un rxo de re:presentnción, llll pocú
52 53
cia general (y no su particularidad tecno-
crá tii::CI). Todo lo que es apenas tolerado o
rotundamente rechazado por la lingüísti-
ca (como ciencia canónica, positiva) -la
significanda, el goce-- es lo que precisa- -
Es necesario marcar bjen los imaginarios mente retira el te:x:to de los imaginarios
del lengua;e, a saber: la palabra como del lenguaje.
unidad singular, mónada mágica; el le...'1~
gu~~-; como instrumento o expresión del
pensilmicnto; la escritura como translite- Sobre el placer del texi:o no es posible nü1-
ración 1_'.e la palabra; la carencia misma guna "tc.·.is"; apenas una inspección
o la negación del_ lenguaje como fuerza (una introspección) abreviada. Eppure si
primaria, espontánea, pragmática. Todos gaude! y sin emhnrgo r a despecho de
esos artefactos son asumidos por d imagi.- todo gozo del texto.
nario de la ciencia Oa ciencia como ima- ¿Podemos al menos dar algunos ejem-.
ginario); la lingüística enuncia rr..uy bien plos? Se podria pensar en una ínmensa
1a verdad sobre el lenguaje pero solamen- cosecha colectiva.: se recogerÍan todos los
te en esto: que ninguna ilusión consciente textos que huhiesen dado placer a alguien
es realizada; es la definición misma de lo (no importa el lugar <le donde viniesen)
imnginario: la inconciencia del incons- y se revelarla ese cuerpo textual (corpus:
ciente. · está bien dicho) un poco como· el psico-
Ya es un primer trabajo restablecer en análisis ha expuesto el cuerpo erótico dd
la.,dencia del lenguaje aquello que le es hombre. Sin embargo sería de temer que
atribuido fortuitamente·, <lesdeñosamente tal trabajo no alcanzaría más que« expli-
r a veces directamente negado: la semio- car los teX:tos recogidos, habría una bifur-
logía Oa estilística, Jn retórica, decía cación inevitable del proyecto: no punien-
Nietzsche), ln práctica, la acción ética, el do decirse, el placer entraría en la vía gc-
"entusiasmo" ( Nietzsche, otra vez). Un se· 11ernl de las motivaciones, ning~na de las
gundo trnbnjo es volver. a colocar en la cuales podría ser definitjvn (si (l}cgo aquí
ciencia lo qt:.c va cont1a ella: en este caso algunos placeres de texto es. siempre de
el texto. El texto es el lenguaje sin su ima- paso) de una ·manera precaria, sin regu-
ginario, es lo r¡ue falta a la ciencia del len- lnridad L En unn palahrn, tnl trah<1jo no
guajr: para que sen rcuelada su importan- podría ex:Jibirse. I\"o puedo n1ús que girar
54 55
alrededor del tema - y por lo tanto vale se vincufo por el goce con la gratuidad de
más hacerlo breve y solitariamente antes la muerte) es silenciada por el escritor: se
que colectiva e interminablemente; es contracta, se mu.sculizn, niega la deriva,
mejor renunciar a efectuar el paso del reprime el goce: hay muy pocos que com-
valor - -fundamento de la afirrriación- baten a la vez la represión ideológica y
a los valores, que son eíectos de cultura. la represíón libidinal {aquella que el in~
tclcctual hace pesar sobre sí mismo: sobre
su propio lenguaje).
Como criatura de lenguaje, el escritor
está siempre atrapado en la guerra de las
ficciones (de las hablas) en la que sola-
mente es un juguete puesto que el lengua-
je que . lo constituye Oa escritura) está
siempre fuera de lugár (es a tópico). Por
eJ simple efecto de la polisemia (estado
rudimentario de la escritura) el compro-
miso· combativo de ur:a palabra literaria
es, desde su origen, dudoso. El escritor
está siempre sobre el trabajo ciego de los
sistemas a la deriva; es un comodín, un
maná, un grado cero, el muerto del brid-
~e: necesario para el sentido (para el
comb<ite) pero ..:n sí mismo privado de
sentic19 fijo; su lugar, su valor (de cambio)
varía según los movimientos de la histo-
ria, de los golpes tácticos de la lucha: se
le .e xige todo y/ o nada. Está fuera del in-
tercambio, sumergido en el no. beneficio,
el mushotoku zen, sin deseo ele tomar
nada si no el goce perverso de las palabras
(pero el goce no es nunca un tomar: nada
lo sepan~ del satori, de la pérdida). Para-
doja: esta gratuidad r1e la escritura (que
56 57
que sea un "especialista" l'n Proust:
Proust es lo que me llega, 110 lo que yo
llamo; no es una "autoridad", simplemen-
te un recuerdo circular. Esto es precisa-
mente el intertexto: ·la imposibilidad de
Leyendo un texto mencionado por Sten- vivir fuera del texto infinito -no im-
dhal (pero qt:e no es suyo)~ reencuentro porta que ese texto sea Proust, o el diario,
u Proust en un detalle minúsculo. El obis- o la pantalla te1evisivn: el libro hace el
po de Lescars rlesignn a ]a nieta de su sentido, el sentido hace la v_id<1.
grnn vicario con una serie ú.e npóstrofes
preciosos (mi nietecita, mi ami.:;ulta) n:i
linda morocha, ¡ah golosita/) qlIC rcsnci-
tan en mí los cumplidos ele las dos men-
sajeras del Gran Hotel de Balbec, Marie
Gcncslc y Célcstc Albaret, al narrador
( ¡0'1/ diablito de cabellos de pájaro, ¡oh
profunda malicia! ¡Ah juventud! ¡Ah her-
mosa pid.l). De la misma manera, en
Flaubcrti son los durazneros normandos
c11 flor que leo a partir de Proust. Saboreo
.. el reino de lns f ónnulns, el trnstm.equc de
los orígenes; la dc.c;cnvolturn que hace
prr.venir el texto nnlcrior del texto ulte-
rior. Comprendo que parn mí la obra de
Proust r-s la obra de rcf eren cía, )a mathe-
sis gmH!rnl, rl mandnla ele to<ln ln cosmo-
gonía litPraria, como Jo eran las Cartas de
Mine. de Scvigné para In abuela del na-
rrador, las novelas de Cflhnllerías para
Don Quijote, etc.; esto no quiere decir
• .. f'.pbodt! 1k lil .-ic tl'Athnnnsc Augcr, ¡rnb!ii, por
s;: níi:cc ... en 1:1! Aft•111oirl'r d '1111 rourisit. 1, p¡;. 231l - 2 ·"!~
(Stcndhal. Oerr1 •rct cu111pltJr<. l':nis. ( , lm~nn-l c vy . lS91).

58 59
Si usted clavl! un clavo en fo madera, la Ningún objeto está en relación constante
nrn<lera resiste diferentemente según el con el placer (Lacan a propósito de Sade) .
lugar donde se lo clava: se dice que la ma- Sin embargó para el escritor ese objeto
dera no es isotrónica. Rl texto tampoco es existe: no es el leng,rnje, es la lengua, la
isotrópico: los bo~des, la fisura son impre- lengua materna. El escritor es aquel que
visibles. Así corno l;-: fisica (actual> debe juega con el cuerpo de ::"1 madre (reenvío
a justarse al carácter noiisolrópico de cier- a Pleynet sobre Lautréamont y sobre Ma•.
tos ambientes, de ciertos universos, de la tisse): para glorificarlo, embellecerlo, o
misma manera será necesario que el aná- para despedazarlo,. llevarlo al limite de
lisis estn1ctural (Ja semiología) reconoz- sólo aquello que del cuerpo puede ser re-
ca los menores resistencias el dibujo irre- conocido: iría hasta el· goce de una desfi-
gular de sus venas. guración de la lengua, y la opinión -lanz.a- ·
rá grandes gritos pues no quiere que se
"desfigure la naturaleza".

60 61
medio: la fuga hacia adelante: todo len-
guaje antiguo está ínmediatamente com-
prometido, y toclo lenguaje deviene anti-
guo desde el momento en que es repetido. _
El lenguaje encrático (el que se produce·
El lenguaje que hablo en mi mismo no es y se extiende bajo la protección del po-
de mi tiempo; por naturaleza está fijado der) es estatutariamente un Ien·g-¡..rnje de
l'n la sospecha ídeoiógica; es preciso en-. repetición; todas las instituciones oficiales
tonces que Juche con €:1. Escribo porque. <le léngunje son máquinas repetidoras: las
no quiero las palabras ' : ~}e encuentro; pqr escuelas, el deporte, la r::..'.Jicidacl, la obra
sustrncción. Y al mismo tiempo, este pen- masiva, la .canción, la infonnadón, repi-
último lengvaje es el de r. ·i placer: leo a ten siempre la misma estrut '...ura, el mis.-
lo lnrgo de ]i1s noches n Zola 1 u Proust, mo sentido, a menudo las mismas pala·
n Ven1c, 1\1ontecristo) las iVJemorias de 1.111 brns: el estereotipo es un hecho polilico, la
turista, e incluso a veces ;i Julicn G1·eerL figura mayor de la irleologla. Por el con-
ilitc es mi placer pero no mi goce. l\ 1i goce b·arjo, Jo Nuevo es el goce (Freud: "En el
só:o puede llegar con lo nuevo absoluto adulto, la novedad cons,tituye siempre la
pues sólo Jo m1evo trastorna (enferma) la condición P.el goce"). De esto proviene la
conciencia (¿ocurre esto fácilmente?, no lo configuración actual de las fuerzas: por
creo; nueve veces sobre diez lo nuevo no un lado una chatura masiva (ligada a . la
es más que el estereotipo de la novecfad). repetición del lenguaje) -cha~ fuera
<lel goce pero no forzosamente fyera del
''
\ placer- y por el otro un arrebato deses-
Lo Nuevo no es una mocla, es un valo1· perado que puede ir hasta la destrucción
fundamento <le toda crítica: nuestra eva- del discurso: una. tentativa por hacP.r re-
luación del mundo no depende ya, como surgir históricamente el goce reprimido
en Nietzsche) al menos directc;mente, de bajo el estereotipo.
la oposición entre lo noble y lo vil, sino de La oposición Cel cuchillo del valor) no
la oposición entre lo Antiguo y Jo Nuevo se da necesariamente entre los contrarfos
Oa erótica. de lo Nuevo comenzó en d si- consagrados, nornbrndos (el matcrinlisrr.o
glo XVIII: lorga transformnci6:1 en mar- )' el idealismo, el reformismo ·y l~ revolu-
cha). Pnrn escapar a la alie11ación de Ja ción, etc. ) sino que se da siempr<? y en to-
sociedad presente iio exist~ más que este rios lado~ rntre la r:.r:ct~prión :v In n·~la . La

66 67
sucu le11 !_:-, ¡;;;t su IJovednd (cu ciertos t.c~­
n·gln ('s rl ;1buso, In cxccrJC1011 es d gocC'.
tos, h1s palabras bril~nn, son cotilo np:1n-
Por rjemplo, c.n cicr:los 1110111eutos es posi-
ciones que distrncu, .u1co11grucntcs - ·m1-
ble ~nslt!nt•r Ja ~xcepcífm de los Místicos.
porta poco que pu.crlan parecer pedantes;
Todo, pero ·llo lc1 regla ( ln gPncnilidocl~ el
estereotipo, d itliolccto: el lengunje con-
persomi1mente me gusta est.a frase a.e
Leibniz: " ... corno si Jos relojes de l_:;o!s1-
sisti.:n te).
Uo marcasen lns horns JJ01· obrn de c1e11.a.
facultad horodeíclíca, sin tener necesidad
de engranajes, o corno si Jos molinos tri-
Sin <'mbnrgo se puede pretender lo con·
turasen el gr:mo por m1n cualiclml /raclu-
trnrio (ele ~ odns manerns no seríii yo quien
rante sin necesidad de mucins"). En an1-
Jo pretendiese): fo reretición cugcnclrada
bos casos es .la ribma física del goce, el
por sí misma el goce. Los f.'jcmplos etno-
surco, la in·s cripción, la sí11copa: tanto Id
.gd ficos ahundnn: ritmos o?scsivos, músi-
c¡ue es nhuPcnrlo: rcvudlo, o lo que estalla,
cns fosc:in<ldnrns, lctnníns, ntos, ncmbulsu
dcsc11t011u.
lJú, 1ico etc.é·I cm· repetir hasta el exceso·
) } . es~
cntrn.r en la pérdida, en el cero del s1gni-
ficaclo. Pero parn que 'la repetición sea El eslr.reotipo es la palabra repelida fuera
erótica es p1·edso que sea fontrnl, literal,
de toda mo.gfo, de todo cutusia~n10, como
y el! nt1C'slrt1 cultura t•st<1 rígido repcticicm
si fuese n;:1turnl, corno si por milagro esa
·(cxcesivn) rlcvicnc cxct'11trir.a, drsplaz<Hhl
pala brn que se repite fuese adccuadn cu
hacia ciertas regiones margiirnJes de ln 1.:ada- momento por n11.011cs dif crcntcs,
músícn. L,, fonnn bastnrcin de in cuii.u r·a
como si jmitar pudiese no ser sentido
de masas es la repetición vergonzosa: se como una imitación: palabra sin vergüen-
repiten los contenidos, los esqucn~as. ícleo- za que pretende la consistencia pero igno-
Jó~icos, el pegoteo de las co11trnd1c.c1.ones, ra su propia insistcncí;,. Nietzsche hu
pcrn se Y<HÍUll las fon1w5 supcrhcmlcs: hecho notar que fa "vcnlad" no era 111<\s
1rncvos libros nuevas emisiones, 1mcvos que la soli<lificadón de nntiguas metáfo-
fi1ms, hechos ~\ivcrsos pern siempre el mis- rns. En ese sentido, el estereotipo es la villa
mo sentido. actual de la "verdad", d ré'!sgo palpable
En resumen, la paln bra puede ser eró- que hace transitar el 01.·n~rncnlo in:'e1?tn-
tica bnjo dos concliciones opuestas, ambas do hacia la forma caHOmrn, nmstnct1va~
excesivas: sí C'S iepctidn hastn el cansan- 1 1ct sie;11ifirndo. tSi:ría ltm!110 im:i~inar
cio o. llo1· d cnntral'io~ si <'~ inC's¡wrnda,
69
68
una nuevu ciencia lingüística que no estu- En el campo intelectual la elección polí-
diase yn el origen ele las palabras, la eti- tica es una detención del lenguaje~ es por
mologíni ni su difusión~ la lexicología, lo tanto un goce. Sin embargo el lenguaje
sino el progreso de su solidificación, su retoma su poder bajo su forma más con-
espesamiento a lo largo del discurso histó- sistente (el estereotipo político). Es nece-
:-k.o: sin duda esta ciencia sena subversiva, sario tragarsn sin náuseas este lenguaje.
mnrÚcstanñ.o, más que el origen de la ver- Otro goce (otros bordes): consiste en
dnd, su na1urnleza retórica, lingüística . ) despolitizar Jo que es aparentf'mente polí-
La desconfianza con respecto al estcr.eo- tico y en poJiti7.ar lo ,que apnrentemenle
lipo Oigndo al goce de ]a palabra nuev<1 o 110 lo cs. Pero no, sP politir.a lo qllc debe
del discurso insostenible) es un principio ~c::rlo y nacln ni~s.
de inestabilidad übsoluta que no respeta
nada (ningún contenido, ninguna efac-
ci6n). La náusea llega en el momento en
que el enlace fle dos :palabras :importantes
~e sobrentiende. Y desde el momento en
que una cosa esta sobrentendida 1a aban-
dono: es el goce. ¿Provocación inútil? En
fo novela de Poe, Valdemar, el moribun-
do magnetizado, sobrevive cataléptica-.
rn~nte gracias a la repetición de las pre-
guntas que ]e son dirigidas ("¿Duerme
Sr. Valdemar?"), pero esta supervivencia
es insostenible: la falsa muerte, la muerte
ntroz, es aquella que no es_ un término? es
lo interminable. ("¡Por amor de Dios!
¡Rápido, rápido, hacedme dormir o rles-
pertadmel Les digo que es toy muerto.")
El estereotipo es esta imposibilidad nau-
see' hunda de morir.

iO
71
"1 os r·mes supcdon~s se ·r1csv<1-
.N J·1 ll·1·1smo: A. me confía que no soporta.ría d dese11-
loriu1n". Es u ii momento j11cstablc. nmr- freno de su madre pero que si lo aceptaría
naz.nclo, puei; otros v<iJon~s sup~i·iores en su padre, y agregn: .¿ Ps -:xtrnño, nn?
tien<lcl1 inrncdi<ilnmenle anles que Jos pri- nastana u n solo i.wrnbn· para acabar con
meros sean clcstrui<los a toma:" el primer su sorp1·csa: ¡el Edipo! En mi op'..ni6n A
puesto; 1n clinlectica no hnce más que li- está muy cerc<\ rlel texto pues como el tex-
gar posioilirlades sucesivas : de ah' provie- to tampoco da los nnmbrcs o borra lo·; que
_nc la confusión en el seno mismo del existen; el texto no dice (¿con qué dudosa·
anarquismo. ¿Cómo instalar· la carencia intención?): el marxismo, el hrechtismo,
ele todo \'alor superior? ¿La ironía} La el capitnlismo, el icl('alisrno, el Zen, etc.; el .
ironía proviene siempre de un lugar sc- Nombre no viene a los labios, está frag-
¡;uro. ¿Ln violencia? Es un vnlor super.ior mentado en prácticas, en palo.hrns· que no .
y de los mrjoi- codifitvdos. ¿El goce? Sí, son Nombres . TmpuJsñndn!>Í- hncin .los li-
e n tanto no sea t1icho, c:onv<:'1~'ríc10 en doc- mites del rlecir, en una rri.afh('si.t del len-
ti·inn. El nil1ilismo mús consecuente es tal guaje qur 1rn quinc sPi· confundida ·con
vez ac¡ucl r¡uc se i:1m10scara: de lllla rna- la ciendn, Pl trxto dcslrnce In nominnciú11.
JJen1 uliN1 i1J1 <1 lus i11:>t itudu1ié:>, ú los dis- -· ,..,...__ ,.l r r .... , .,,.;/n., ln o;..n, ·.r~\ nl ,y·n ..-1...
J t,.. ,:)11..Q ''~ ' "" '-'"-.J\JU... .t ' t \~'-·<::.. ...... . , ........ ... b '~- · ..
cursos conformista!"~ o las finn1icla<les üpa-
rcntes.
En un texto nutiguu que ncnbo tle lec1·
(un episodio de la vida eclesiástica rela-
tado p"'or StcndhaD se suceden Jos alhnen-
tos nombrados: leche, tartas, queso a la
crema de Chnntilly, confituras de Bar,
naranjas ele Maltn, fresas con almíbar. ¿Es
un placer de pura represent~ción (sólo
cxpedmentado por el kc:.ci· p.-oloso)? Pero
"111\ 110 llH' g-u:;ta la kdic ni los n1in ;" ntns

72
n~~~arn<los y n1c pt;oy~xt~ i:u~y poc9 en C'!
1letalle .de estas comidas infantiles. Aqu1
ocuhe ofra cosa relacionada. sin duda a
otrq sentid¿ de la p~labra (lrepresenta-
ció:ri'', t:uando en un: debate alguien re-
pre'ienta algo a su- :i:rttedocútor ·no hace Según par~á un frnn~és d.~ ca.da do_s no
Iee~la mitad de Francia esta~ privada --se
má~. qut~ aleg-2r'eLúltimo estado de la rea-
lidatl lo ínmanej?,ble que hay en ella. De priva ·del placer del texto. beneralmente
fo rnÍsma manera tal'. vez el ·novelista ci- se deplora dita desgracia nac:l_onal desde
.·tm:-úlo nombr:nrí~.)) notificnndo la comida un punto de vista h1.1manistn c~mo _si d~s.­
(tr~tán<loltt
corno notable) irnpon"e al lec- preciando el libro lo~ francese5 renun01a-
tor ~1 últiinn estado :~ la materia, lo. que · sen solamertte a un brnn moral, ::t un valor
en ella no pu"ede ser sobrepasado, dejado ele
noble. Sería tnejor hacer la sombria, la es-
IRélÓ (aunque no· es "d mismo caso de los túpida y trágica _historia de todos los p~a­
norub:res dtndos antei·iormente: mar·xis- ceres objetados y reprimidos en las soc1e.-
dades~ hay un oscurantismo del placer.
mo, ·1'd.ealismo, etc.) .. ¡Es eso! Este grito no
- dcbu ser cntl.'n<lido como una iluminación Aun si reubicamos el p1t1cer del texl~
de tri inteJjgcndn sino tomo el límite mis· en el campo de su teoría y n,o en el e~~ su so-
mo de la nominación, 1le la imaginación. ciología Oo qne lleva aqu1 ~ un rhscurso
En :resumen habrífl dos r~alísmos: el ·pri- particular aparentement; pnv.ado el~ todo
. mero descifi~íl '10 "rcnl"no
que se demues- nlcance nacional o socwD sigue s1endo
tra ·pero no se ve); el segundo dice .ln una alienación política la que. está en
".re¿¡Jidad" Oo que se ve pero que no se cuestión: la preclusión O.el placer (y mu-
demuestra); la novela, que puede mez- cho más del goce) en una sociedad traba-
da.r los <los realismos, agrega a lo inteligi- jada por dos morales: una moral mayori-
ble de lo "real" la cola fantasmática ele la tario de la mediocridn<l; ln otra, gru-·
"realidad": sorpresa porque se comiese en
pusc~lar, del rigor (político y I o científi-
1791 µ,na "ensalada de naranjas al ron"
co). Se diría que la idea fle placer ya no
como en nuestros actuales restoranes: halaga a nadie. Nuestra sociedad parece
esbozo de inteligíble histórico y ernpecinn- a la vez tranquila y violcntn, pero sin lu-
rnient.o de la cosa On mll"anjai el ro11 i por
gar a dudas es frígida. ·
estar allí.

15
cnnln.r una historin ·ruyo final .r:onrJua: sé
y no sé~ hago· frC'nln, A ~uí mii:1110 como ~;
no supfosc: sé. l'n~ty hic-n qur Edipo ~cní
clP.scuhierto, que Dtmlon será gumoti naclo, ·
La nmcrt.e dd Padre suprimió muchos de pero de. todas manj!i·as . . , En relación ~
los placeres ele 1n literaturn. ¿Si ya no hay la historia dramiHién ' ~quell n en la que
Pndrc parn qué seguir contando historias? se ígr:ora el fina]-- }JflY ,9c5aparidón del
¿To(l o rclnto no se Yincula con el Edipo? placer y pr'lgresió:n del goce ( chln c.ufüi ..
r'. Cr;~tnr 11<> es siempre buscar el origeri, :ra de · masa ach:iaL:(londc se efectúa un
dé'cfr sus qu'.!reUns con l~ Ley, er1tra:r en gran co~sumó·_:rlP.. ~«1i~i'~~ntin1!';" lrny Pi'.r· Jo.
la . dinJ.!ctica del enternecimiento y del tanto poc11 f;Oce >~. ·. ·
odio? Hoy clia se e·quivalc de una misma
manera el fülipo y el :relato :· no se ama,
uo se teme, 110 se cuenta más. Como fic-
ción, el Edipo servia para algo, pnra hacer
buem1s 11ovelas, para nan-rar bien (esto
fue ese.rito c.k•s¡>Ut~'i ele· -ver City gfrl, de
Murncau).

Muchas lecturas son perversas, lo que im~


''i>licn uno escisión. De la misma mancrn
que d n.iño sa'b c que la madre no tiene
pehe ' y sin embargo -cree que ella posee·
uno (Frcud lrn mostrado la rentabilidad
ele esta economía), el lector puede decir
en todo momento: sé mu.y bien que no son
más qur. palabras, pero de todas mane-
ra.J¡. • • (me conmuevo c:omo si estas pala-
lirn~ cmrnónrnn una realidnn). De todas
fas lecturas. la lectura. trágica es la más
pffvC'rsa: ohtcn¡:rn plnC"c1· escucbánclome
76
para no volverme loco", clrcfo Dntaillc
-queriendo decir que e~crihía la locura;
pero ¿quÍért podi;ia decir: "Esáibo para
rzo tener miedoº? ¿Quién podría escribir
el miedo (fo que no quiere decir m1rrar-
I)i·oximidad ( ¿identi,i:lad?) .del goce y del lo)? El miedo no expulsa ni reprime ni
miedo . . Lo que repilgna en esta vincu- realiza la etcritura: gracias á la más in-
lat;:ió11 _n() es t~mto ]~ ¡ idea que .el miedo es móvil de las contradicciones~ la escritura
un sentimiento -desagradable -idea iJa- y el miedo c·oe:\.-isten separados.
mÜ-- sin9- que es ub sentinúento medio- (Sin hablar del caso cuando escribir da
demcnf e ind.ignrH.Á.s d sentimiento des- miedo.)
catf.aqo .en ,todas Jaslilos.offas (salvo~ creoJ
. :Hobbes: -''la ún:ic.a. pasión de mi vida ha
sido el .miedo">; la locura no lo tiene nun-
ca. en cuenta (salvo ~al v~z la loCÚra pasa·
cht:demoda: el Borla), y esto le"impide· ser
modernoº: es una negación" de la trá.nsgre~
sión$ una locura que deja en _plen~ con-
ciencia. Por:u,1~a ..(lltima fatalidad, el suje-
to que tiene miedo permanece siendo
siempre un Sujeto; tal vez pueda ser rcm-
piazndo por la neurosis (se.habla entonces
de angLJ.stiá,' palabra noble, científica:
pero el mic(lo no· es la angustia).
Estas rriismas razones acercan el miedo
al goce: el ~edo .es la dandestinidad· b-- a
soH.tta no porque ·sea "inconfesable": (to-·
dnvía hoy dia ·:es d)fícilmente confesa, ble)
sino porque esciDdien<lo 'al sujeto, pero
.dejándolo intacto, no tiehe a su disposi-
ción .rntis que significantes similaret;: el
Jmguaje delirante no es i:1sil:;le para
quien !o escucha ni:icer en él. ªEscribo
78
cree en b fras~(:y qn~ si~mpre ha atribui-
do una exorbitante dignida(l a la sintaxis
predicativa ¡< con10 forma de una lógic11, ·
d~ mis rncfonnlidad); n~cordé ~sle ~sc:án­
dafo dent1ficó :. nb ºexiste .ninguna gramá~
Un dfo, a mcdbs dormido sobre e) asiento .
tJce l ocntiYa.
. . f ' .
. gramabce ei e Io que se
d 1: UJl lmr, inlentabn por juego cnumernr habh1 y !H.' de lo ~iue se escribe, y para co-
ledos los lrnguajcs que entraban en rní menzar: gramática del francés hablado>.
H ud icii>n~ músicas, conversaciones, ruíd0:> Estamos <ent.rega~los a 1A frflse (y de allí E~
de sillas dC' vnsos, todn una e:.l.e1:cofonia fo fraseo1ogía) "· ·
n..1yo lugnr cjemplnr C.$ um1 pla:m de Ttm-
gcr (descrita por· Sev0ro Sflrc~uy"i. Todo
esto lwblnha en mí (es bien co11ocido) v La Frase es jenh~quka: i ..1p1icn sujecio-
esta polubrn Jlamncln "intci·ior" t> ra rnuy nes, subordir,iaciones, reacciones internas.
De ahí. provie1ie su forma acahéltla, pue.c;
semejan te a 1 ruino ele In plaza, a esa gra-
dación ele voce~ que me nmían df'l ~xte­ ¿cómo una jerarqu..la podría penna.uecer
rior: yo mismo rrn un lug<1r puhliro, un abierta? La Frase está acabada; es preci-
suk; • pasab.nn f'll mí lns palílhrns, ]ns trn- samente ese lenguej~ que está acabado.
zos de sintngruas, los finaks ele- rtirmuln~l En esto la práct.iw difiere de la teoría. La
y TI inguna frase .'it' f ormaTM, como si i·sa teoria CChorhsky) dice que la frase e.e; en
hubiese :.irlo ln ley dC' ese Icngunje. E.sin derecho infinita. (infi.nitnmente cotnliza-
pca]aln-;., n~t~:r c!..:lttu·n.t · 1 ~ !'!1..!~' su!v;ij~ :1 ln bJe) pero In p1·áctica obligo siempre n ter-
YC7., era sobre lodo fcxic<1l, csporádit:n, minar la fr~se. "Toda activida{l ideológica
constituía <'ll rní. l\ tnwés de su flujo apa- se presenta pajo In forma d e ; enunciado~
l·cn lt\ un tliscontiuuo definitivo: esta 11v- composiciorialm~nte acnbnrlos''. Tnmuifat
f rase i10 cm oigo informe que 110 poseyese podemos totjlar .esta: ·proposiciqn d~ Jufü~ .
rl poder ele: ncccdrr u lo frase, que fue.se Kristeva e1~ 1 sli reverso: todo cmmdado
algo ante~ de la frase, ('nt más bien algo acabado coáe el ric5go de ser ideológico.
que ctcrnél, soberbiamente, está fuera de En. efecto, es el poder. de aca bamiento €1
la f1 ·ase. En ese momento, vit:tualmente, se que de.fine 1a rnaestr.Ía frástica y · marca
desplomaba tocia esa lingüísticn que sólo con una destreza suprema costosamente
ridquirida, CQnqUistada, a los ~grmlcs de la
• !lkrcntlo arnbc. !E.) Frase. F.l prpfesor C'S alguien que termina·
Sl
~us frases. El polítiro ,bntrcvistado se pren-
rupa visiblemente por imaginar un final
a. s~ frase: ¿y si olvidhra lo. que tiene que
decir? ¡Toda su polit~·ca se vería perjudi-
cadnl ¿Y el escritor? Valéry decía: "No se
piel1saH p~lábras, solámerite se piensan Placer del . th.• to. Clásicos. Cultura (cuan-
frases." Lo decía pofque era escritor. Y to más c:ultni·a, má.s gr~:..1de y diverso será
prec)samente s ~ llama escritor no a quien el placer). Inteligencia. Ironía. Delicade-
cxpr'~~a stl pensnmiehto~ su pasión o su za. Eufoda. ;Maestría. Seguridad: arte de
imaginilción mediante frases sino a quien vivir. 1{:1 placer del texto puetle definirse
piensa f1 ;zses: un Piensa-Frases (es d.eci'r: por u:1~ práctica (sin ningún riesgo de
·11¡ totalmente un pensador ni totalmente repres10n): lugar y tiempo de lectura:
un.frnscador). · . casa, provinda, comida cercana lámpara
1• donde es necesaria-
f a.mi·1·ia -a,11 , es'
decir> a lo lejos o no CProust en el csc;·lto-
' .
El placer de la.frase ~s muy cultural. El rio .perfumado por 1 ~~ flores de fris)~ etc.
art~foc_to c;;reado por los retódcos, los gra-
Extraordinatio r<'' ~· o del yo (pc>r el
máticos, los . lingüístas, los maestros, ios fantasma); inconsciente acolchado. Este
escritores, · los padreS, este ·artefacto es pla~e,r. puede ser dicho:· de aquí proviene
.imitado de· manera más o menos lúdica; Ja cnbca .
-Se juega con un objeto excepcional del .··- Textos de goce. El placer ea pedoz~s; Já.
que la Hngüística ha señalado su carácter lengua. en pedazos; la cultu1·n en pedazos.
p;1r.ndójíco: inmutablemente estrnctura- Los textos de goce son perve1·sos en tanto
rlo y sin embargo infinitamente renovµ- estári fuera de toda finalidad imaginable
ble: algo nsi como el juego de ajedrez. inc~u~o la final~dad del placer (el gocen~
¿A tnenos ·que para ciertos perve:rs?s la.· obliga necesarrnmentc al placer, incluso
frílse sea Ull cÚerpo? . ~ue?~ ªP.~reptemente aburrir). Ninguna
JllSbficat1on es pos1!:l le, nada se reconsti·
tuye ni se recupera~ El texto de goce es
abs_olularn.~nte intnir.sitivo. Sin .embargo
la perver!¡10n no es suficiente para definir
ol goce, es !:U extremo quien puede hacer-
lo: ·extremo sicmprL~ rlcspla7.nrlo, vacío '

83
m6v.il, Ílllprevisíblc . Este e x tre1110 ganrn-
tiza el goce: una perversión A medins se
embrolla rópidmnente en un juego de fi.
m didades subal1.ernas: prestigio~ ostenta~
dón, r_ivalida d, discurso, necesidad . de -
mostrarse, etc. El texf.o e.s <d~~b\'!da s~r··¡ ""~" p1~rnona Ptt-·
daL que muestra su tqlsero nl Padre Po-.
Iftico.
Todo el rnurido puede testin1onfa:r que ei
placer dnl texto no es seguro: nada nvs_
dice que el mismo texto nos gi.1star6 por.
segunda vez; es un placer que fácilmente
:se disuelve, se disgrega por el htm1or, el
hábito, la circunstancia, es un placer pre-
cario (obtenido gradas a una plegaria si-
h~nclosa dirigida a las Gai:ias de sentirse
bien y que estas Ganas puedén revocar);.
de ahí proviene la imposibilidad de hablar
de ese texto desde d punto de -vista de la
ciencia posifrva (su jurisdicción es la de
la ciencia crítica : el placer como principio
criticc). ·.
El goce del texto no es precario, es peor,
es _precoz; no se produce en el tiempo jus-
to, no depende de ninguna maduración.
'fodo se rcalizti de una vez y este arrebato
es evidente en la pintura actual: desde el
momento en que es comprendida el prin-
cipio de Ja pérdida se vuelve ineficaz, es
necesario pasar a otrn cosa. Todo se juega,
se gozu, en la primera mirada.

84 85
nebra y cont>í'rvn les insí.piélns ·c.unsirlera-
dones' mor~les: sin embargo sena ' ese
tiempo .el qli~ np habría envejecido y no
la filosofía de Afoiel.

¿Por qué en- tantas obras históri~ns, nove~


!escas)· bi ogrMic:os, hajt un placer en ver
represcntadn la "vida .•cot.idinna. 11 dr: unn
ópocn, de un pórsonnjt~? ¿Por qué esta cu-
dosida<l p(}r l_os detalfos: hornios, hábitos,
tomidas, casa, 'Vestidos, etc.? ¿Es por el
gusto fantasmático de la "realidad" Oa
rnnterin.lidad rnismn del "eso ha .<;ido"!?
¿Y no es el fantasma mismo el que convo-
ca el "detnllc'\ la ~cena minúsc11ln, pri-
nu}n, en fo c¡uc pueclo f ácilmcnte tonwr
mi lugar? En.
resuf!1e11, ha.hrí" "pequ~ñós
histéricosº ·fosos
·1dctores> que obtendrían
gor.c de un singular ~entro: no el de ln
g-ramlcza sino el ele 1a mediocridad· (¿si
Cs C)LIC hay SJlCñOs, fántasmas: Ci.c medio-
críclad't) · . .
Dp esta 1mq1Úa e5 imposible inwgin<ir
notcitión más tenu~, . más ü1significantc:
qü<.' -la cl~l "tie1ripo qUc Jrncr ., (que hac:ía), ·
y. $il'i. . crnbargo ..· . el otro elfo intentando
n
lec_¡- A1níe!, frrit~Ú:iófi. por lo
que el vir-
tuoso editor .(to9,avía nay ql1ien preduyc
el plnccr) crcy~hclo ~Ü\cer un bitm supti-
mc tlcl Diario :ios detalles cotic1innos, el
· tirntpn que lÍnc.L-. n1 hohl~ clc·l lap;n t1c Gi-
86 87
un término .iemántico: b i:\cs!..rucción se
uh.ka d6dlmente bajo el grnu milo semio~
lógico del "uersus" (blanco '1r~rsus ru1-
BT0J; de ésta manera la <lest.111cción del
:,irte ~stá condenada sólc a bs fo:r1m.1s mr-
El ~rte pareci:. comprometido hístúr.ica- tt1d,,jnle,1r: (~<}l!elhs que >en Hter.f:!JmentB
011.: nlc, sodahnenl.e. Por eso d nrti!:ta i;e contra .\a dn:r.a) li;.,s dos ·c.l~!i del por1.,tl.L;¡:-·
%f:w;rz~ por destmi:do. :•na ·~$lifm pi:>~adoo uno nl otrn dt~ 1•.i.n<'t :m<'}· ·
Veo trcr.; fo.rrn:as <m este csiue:rzo. EJ ar-- neni finalrn~~1t,e ~~bÍ!lplk:}ú hny un -:11~.·:u 1ex:...
tisla PLH~d~ 1mrnr 'ª c~ro s.ignifkunte: si es d<:> e~b~1<~tun1l entr.~ hu: :·, ·rn1as co:ntcstnta··
•!s(:ril~n. ba~~rs~ ~;inenst.~, l:;intor, º: por el dns y l.as f()nnas cuestfor1r-1dns.
i..:ontrnno~ s1 es pmtor, c1ncasta, o desano .. 1,Jnvernaiv~:nit1. enth~ndó" :wr n.1br,JP.tsión
! ' ~ .~ ~
llm in termina hles dic;cursos críticos s11br~
,J •• -

. sur.zl aau.elle \\l!UP. ·mr s~ :mteresa direr:t.a-


d cine, fa _pintura , redudr ·voluntariamer.! - mente ~n fa d~st..rucción" esqu.iv1:1 d par:l-
te d arte a rn crítica. El artista puede tam- . dígma y busco otr-o término:. u:n terte:r
bién dejnr la escritura y someterse a Jn término que sin embargo 11p se{~ ün -tér-
significnncfo d·~ ja Júis1na, hacerse sabio, mino de sfntesis sino un h~f1ni n o t:on:.én..:
teórico fr1tdr.cluol, habla r pnn siempre trkn, inapdit.tl. (Un 1~J!~mp!- o? T'<ü ·11rez
iks<lc una zona mor¡1l limpia de toda \;i;m- Dataille . qµe frnst.rn (!l i.érn:1ino k!eafüt..a
sun lit:la d de lenguaje.; puede también anu- por un tjlate:dalismo inesp(;!radtJ · donih~
larse, rlcjnr de escribir, cambiar de oficio, owpan s~! lugar el Vicfo~ Ja devoci6:o~ ·e1
de dcs~o. j1.1~go, ~J 41rófümr> imposible; .cte.; d~ e~.a
LB. th~sgracia es que esta destrucción es manera l):ataille no opone Ja libert.ftd
~icmpre inadecuada¡ o bien se hace desde sexual .al jfudor sintL ., . la rfsa} ..
el exterior del arte y por lo tanto se vuel- ~~ . . ..

ve no pertinente, o bien· la destrucción


consiente en permanecer en la práctica
del arte y en consecuencia se ofrece rápi-
damente a la recuperación Oa vanguar-
cfü1, ese lenguaje rel:)elde que va a ser re-
cupcniclo). La incomodidad ele esta alter-
11.:tiva proviene de que la destrucción <le!
· disr:urso nu c>s un térmi110 dinléctiro sino

88 89
movimientos tla11 testimonio de una figu-
ra del texto nec.esllria para el goce de la
lectura. Por este mismo hecho, y mucho
más que el texto, el film será siempre con
toda· seguridad figurntivo aunque no re-
El texto de plocei· i1o es forzosamente presente náda (por lo que de todas mn-
aq_uel que rclat_a-placeres; el ~~-xto:de goce _ peras va~e Ja pena realiwrlo).
po_ es nm~c~ _ riqL~el-quei:cuen_ta)m goc<l~ El La reprf;Sentación seria una f íguración
plac~ ~ <le l~ 'rcpresentaCión rio .está ligado. inflada, ::-argada de múltiples sentidos
n su objeto: h pornogi·f'lffo no es ..;eg1ffa_ pero rlonde está ausente el sentido del
En ténni:1os -zool6gico~ se dirá que r.l. lu- deseo: un e::~1acio de justificaciones (rea-_
p;<Jr tlel placer textüalno es la relación de lidad, moral; verosirnílitucl, legibilidacl,
Jn C(lpia y del modelo .(1·clación de irnitn- verdad, etc.) .. Veamos un texto de pura
dón ), sino 'solélmente la del engaño y ln representación:_ Barbey d'Aurevilly escri-
copia (rela'dón de deseo, ele pro<lucóóll 1_. be de la virgen de Memling: "Está ergui-
da, perpendicularmente presentada. J..os
seres puros son erguidos. Las mujeres cas-
Por otra parte seria necesario distinguir tas se reconocen en el ta lle y el movi-
. entre la jiguración y la represantación. miento, las voluptuosas se deslizan lán- ·
_La figuración sería el .modo ele apnri- guidamente y..se inclinan casi a punto ele
ción del cuerpo erótico (110 imp01ta lA for- caer." Adviertan al pnsnr· que el prncccli~
ma Q grado) en el perfil del texto. Por miento representativo pudo engendrar
ejemplo: el autor puede Dparecer en su tanto un arte <la novela clásica) como
texto (Gen et, Proust) pero no qajo las una "cic11cia" Oa grafologia que, por
especies de ]a biografía directa Clo que ex- ejemplo, de Ja voluptuosidad de una cartn
tNlerh1 al cilerpo,_ daría un sentido n. la concluy~ la sensualidad del redactor) y
vida, fo1jnría un destii¡io) . o tan1l?iéu; i:c que" si1~ sofisticación alguna es justo cla-
pu.cde co~cebír ..dcseo pbr un perfonnje de sificar como inmediatamente ideológica
·novela· (por pulsioncs -fugit.ivas). O inclu- C.pcr la proyección hist{>rica de su signifi-
so : el texto r.i1stno, estructura dingramá- cación). E.s ·cierto que a menudo la repre-
licn y no ' imttntiva, puede . desplegarse sentación toma como objeto ele imitación
hajo forma ele, cuerpo)' disociado en objetos al deseo mii;mo) pero entonces ese deseo
fetiches, en "h:lgrfrcs eróticc5._ Toclos rstos .i_n ~nlf'-drl mnrco, 1k; ru"ldro~ rirruln rn-

90 91
. .
!.re los personajes y si hay un receptor t~sc
receptor permanece .interior n la ficción
(se podrá decir en consecuencia que toda
semiótica· que retiene al deseo encerrado
en la configurnci6n de los actuant.es por
nueva tlUC sea es una semiótica de Ja re- Apenas se ha dicho algo sobre eJ placer
presentación. La ·representación es prec:i- <le! texto en cualquier parte npmecen dos
sarnente eso: cuando nada ·sale, cuando gendarmes preparados para caernos eud-
imela salta fuera· del. marco, del cuadro, ma: el gend~r.Jiie polítko y el gen1.hnme
del libro, <le la pantalláL~ · _psicoanalítico: fütjfüiad y I o culpabilidad.,
e] placer e$ ~,cfoso-··" '!fano. t>..S una id~a de
~fase ·o mn1 ilusi61}º'.'.- · _ · , · · .
·Vieja. muy vieja t.rndkión: e.l hedonis-.
mo lm sido rejfritri}do · por· cnsi toclo.$ las
filosofías, sólo ~tifi·e 'los' i-m1rgüindos se en-
cuentra la rcinndicsd{m hed!'Ji1ista: Sade~
Fourier, para Nietzsche misxrllr el hedo-:. ·
nismo es :un pesimismo. Jfü plnccr es siem-
pre dec$dnm1do, :reducido, df?sinflndo en
provethó fl<i/los vaiol'éS foerle?'; noblés~· lá
Ver:dlld;;·ia fV!ut.frte;~'él Progresb,"1a L1:ícliá~·
la· Alegría, :·ek, Stl: rival ~kwriosn ~ '}.';l
D ;,;i..,..,,·u;"'
'\,..
~~
"'-" ..¡'-'•.., .\;,,.i..h.
".- ..,e ~~:, JiO.l-":.A.«l.
~o· " .. ~ .... .,.,.:..,"r'~"'
..... t.111...1,A_"~"""-~'" ....
~lbl
º't-•"'""""°':::' _.,,,..._

DeseO' pero: nu:nca · del Placer, el Deseo


tendría un~· dignida.d epist.énrica·pero el
Placer no. :~é-, rtid~. que .la Sociedad Oa
nu.estra.) rc(:l1at.a <y-· Hcaba por· igno.rarl de·
tal manera 'P.l. guce q_ue no puede sino pro~
,ducir epistcmotpgí~~ de la Ley tJ de· su
impugnación), 1mnca de su ausencia, o
mejor; de su nuli<lnd. Es curiosa esta per-
manencia filosófica del Deseo (en tanto
nunca es satisfecho): ¿Estn p111ahm 110 dc--

92
1iottjHn una '"idea de dlase"? ( Presuncióh cualquier otfb. Es _clccir: ya sed vinculan-
de \lna prueba bastan,le grosera pero sin do el texto ~e los "placeres" de la vida
embargo bastante notoria: lo , "popular" (una comida, un ja1·dín, un ..encuentro,
no conoce el Deseo, sólo placeres , j una voz, .un momento, etc. ) fil catálogo
personal de huestras sensualidades, o ya
sea abriendo mediante el textd la brecha
Los ;libros llRl~ados "eróticos" <es necesa- tlel goce, de la gran pérdidn suhje\iva,
rio ~gre~ar: los comunes, para exceptuar identificando ese texto a los mo;rn:·ntos
a $Li~le y <tlgún ofro) representé: no tan- .más purqs <le la perversión, a sus lugares
to 14
escena e1~6tica sinb su expectoci6ri, su clandestinos. Lo importnnte es igu ..lar el
_campo del pliicer~ abolir la falsa oposición
prepnradón, su prógresión: es en es•.o qúe
res~lt.an "excitantes'\ y por supuesto
entre v-ida práctica y vida contempla f. m.
cuando la escena llega hay decepción, dc- El placer 'c1el texio Ps una reivindicacióh
iladón. Dicho de ·otra .maner a, son libros dirigida jhstl:lmentc contrn Ja separació11
del pesco, no del Placer. O dicho con ma- del texto, pues lo que el texto dice n trnvÍ's
licia~ ponen en escena· el Pl<icer tal como
de la. particularidad <le su nombre es ln
lo vh . el
psi.~oanfi.lisis. :,un mismo sentido ubicuidad del placer, la atopía del goce.
Idea de un libro (de un tc1.'to) <lonrle
dice tanto aquí Como Allá que todo esto es
bien decepcionante. · sería trazada, tejida, de la manera más
personal, la relución de todos los goces:
los _de la "vida" y los del texto donde una
misma anamnesis recogería la "i"ectura y
<El monumento psicoanalítico debe ser
la aventura.
atl'avesado, no rodeado, como las calles
admirables <le una gran dudad, cailes a
ti-avés de l~s cuales se puede jugar, soñar,
etc.: es una ficción.) Jmagiriar una estétic.<t- (si_ 111 palabra no
está demasiado devaluarla) fundnda hasta
el final (completamente, radicalmente,"
Parece que existiría tma mística <le Texto. en todos los sentidos) en el placer del con-
Por el contrnrio, todo el esfuerzo consiste sumidor. fuese quien fuese, pertenezca a
en materiafü:.ar el plac·er del texto, en la clase o al grupo que sea, sin considera-
ltnr.cr cfC'l texto zm_objdo de placer r:nmn ción de cult<11·ns y de knrlnjr:s: líls c0nse-

9-1 95
cuenda~ scría11 enormes, tal v1.·z incluso
desgarrndoras <Brccht ha comenzado a
Clflbornr tal estética del placer; de todas
sus propuestos es 1a que se olvida más a
menudo). ·
El sueño pcnn.ite, };o,stiene~ retiene y saca
i\ luz una cxtremn fineza de sentimientos
mondes; a _veces inclu::;o metafísicos, el
senti rlo más sutil d~~ las relacionés huma-
nas, de.las diferencias refinadas, un sabo.r
<le alta d vili:iacu)n, en resumen,, unn 16gi-
ca conscienté1 a r ticulada c"n uria delica-
deza in;md..ita que s6lo .u n vigilante traba-
jo podría conseguir.. Brevemente, el sueño
Jiace hablar todo .lo que e1i mf iJO t/!$ e:r.tra-
es
ffo; e:r:tJ·'Gn¡aro:, UJll:l anécdota .indvil ·
heCha con :senfün-íenfos muy civilizados·
(el sueño sei1a dvili-:ador). ·
A menuc.lo el goce pone en .e.c;cena este
diforcncinl···epo'e) , pero tnmbicn puede
da'r la figura contraria (aunque también
escindida): unn nn éc<lotn muy legible ton
r.e!:'!tim!entos imporibfo,! ( M nu.:. Edwa.rdo.~
de IJataille) .

96
mos la sutihlza rle un. movimie nto absolu-
to" (Nietzsche).
El Texto serio también ese úrhql cuyn
nominación · (provisoria) debemos a la
grosería de nueitros 6rganos. Seríamos
¿Pu~de haber_ a~gu:Oa; refació;{.entre el _científicos .p dr falta de sutileza.
pla~.er
ele! t ~Xto. 'y ·Ja:S instituciones del
text6? }\fay'~~ota~ -~, -~~orín del ·texto pos-
tula::el g·oce· pero tienq poco porvenir ins-·
titt1r.:0mil en tanto f u!Jdri en su cumpH-
mietjto exacto, su .¡isunción, una pn1ctien
Ua del rsc1'itor) y no:una cfencia, un mé-
.forl<iJ una _iti.ve51.igadón) una pedagogía.
Por $lis ·mismos ·principios esta teoría s.J.Jo
pneclc iiroclucir -teóricos o prúcticos escri-
bi cnles y no especialistas (crWcos, in\res-·
tigadores, profos.cu:~, ~stndiantes). No es
solamente el carñ4tcr fatalmente mctalin-
.gtiiüico de· toda investigación institudo-
2ml lo que traba: Ja· (!Scriturn del place.r
tex.1.U.a}, ocurre también ql.l.C actualmente
somos incapaces de coúce'bir una verdade-
ú1 cienciá dCl d.e venif Os. única. que po-
dría reµnfr puestro placer _sin disfrazarlo
de · una· túte1á ÍpoiaD: " ... no somos lo
bastante ·s utiles-para percibir el flujo pro-
hablementc absoluto del dezxmir; lo per-
manente no existe mós que gracias n n'1es-
tros groseros órganos q:i.:t~ resumen y ~cú­
las tosas en planos comunes 1 mien-
TI Cl'l
trns que rnl'la existe bajo esta forma. El
iixbol es
n cacl:i instante UIHI COSO JlllCVil j
afirmamos fo forma porque no aprchc1)de-

98 99
cuC'ncías sedan enormes, tal Vt'Z inch..is.o
dcsgnrrndora.s rnrccht ha comenzado a
clnborar tnl estética dd placer; de todas
sus propucstns es la que se olvida más a
menudo). ·
El sueño permite, };optiene, retiene y saca
¿1 luz una extn~mn fineza ele scntim.ic:nt.os
:mOrnlcs; a v.c ces indu::;o metafísicos, el
senfülo más" sutil de las relaciones huma~
iias~ de. las diferéndas refinadas, un .sabor
de alta dvilizn1,;1.Jn, en resumen., unn lógi-
ca conscienté, nrticula<la cnn uria delica-
dez.u in!'lud.Ha que sólo un vigilante traba~
jo podria. conseguir._ Brevemente, el sueño
hace hablar fodn .lo que ~n mf no es_ e:r.tra-
110; extranjero: e:; una anécdota incivil·
hecba con ' scnthnienfos muy civil\z.ados·
(el sueño sei1a vfoili:wdor). '
A menutlo el goce p~.ne en escena este
difcrcnciaf · ( Po'cJ, pero tnmbicn puede
d<fr la figura contraria (aunque también
escindida): unn i:méc<lota muy legible ton
$e!'ltimi~ntos impo~i'b!AJ..t (Mme. Edwai·da~
de Dataille) .

96 .9.7
posilJJ¡· c.bl~ncr un cic.J·to pl'acc•r <le w1n Se podría iii·1nginnr un a lipoibgía de los
llHHlt!H! de imí\ginorsc ~orno indú.iiduo, dr placf'l"es ele lcctunl - --o <le los Jectorcs de
inverttm· una ele las tmis raras y últimas p.lacer-o; esta tipología no po~ría ser so-
ficciones: lo ficiicio de la identidad. Esta· ciológica pues el p~acer no es pn atributo
ficciJn no es ya la i-lusi6n de una uni<lar1, del producto: ni <le la pro,ducci6n, sólo po-
es por el contrnrío el teatrn ele sodccfad ciría ser psicoanalitica compro1netienclo la
dondt: lwcc_mos ~omparcccr a nuestro plu- relación de la neurosis lectora ctm la forma
ral: imcstro placer . es itufiTJiclual, p~1·0 no alucinada del texto. El fetichista acordaría
j>(•rsón11L con el texto corlado, con la parcelación
de las cit~s, de las fórmula~ ; de.los estereo-
tipos. cori el.J)lncer ele las palabras. El ob-
Cad<t \ (''l ll~H~ i11t~·1~to. ,;hnafo.~l'\i.1;1·. tc:..::lo
1
sesivo obtenUría la voluptuos". :lacl ele la
CJl!l! ~11c hn dndo plac~1j i 110 es 1i1i "s~1hjeti­ letra) de los :!enguajes segundos, excéntri-
ví<la~1·r· la. q~c l'('(.'llCUe'11lro 1 C:i i;Ji ."inclivi- cos, de los nlt:!ta-lenguajes (esqi clase reu-
dno'li d dato hásico que separa ini cuerpo niría todos k)s logófilos, lingiiistas, semí-
(](~ lds oti·os rn~rpos y ,ht,3ce stiy:o su pro- óÜcos, filólogos, todos aquellos para quie-
' .·• ... .· _,,
pio sufrimieiito; .s u própío placú: es mi nes el lenguaje vuelue). El paranoico
cttN·j10 ele' goce· el que j·cencuen~tro. Y ese consumiría o produciría textos sofisticados,
cuerpo de goce es tn'rribién mi sujeto llistó- historias desanollaclas como razonamien-
rir.o) pu('s <'S nl :térmüio de una comhrirn- tos,, const¡ur.cíone5 propuestas como jue.-
torin úiuy fii.1a ele ·~lt'mentos b{ogrMico~, gl'?s, co1i1~ exig-('ncias sec.rctM. F.n. c:um1Lq.
históri~~s 1
sodol6gícos, ncu1·óticos ( cc\ucn- nl histédcti (tan contrario al obsesivo) se-
ció1\ dnse social> ·configurnción infontil, ría aqúd que tom~ al texto por moneda
Ne.} c¡uc n~gulo el j~u~go contradictorio· contante y sonante, que entra en ]A. come-
del placer (c:n1turnD y del goce (no-cul- dia síri. f~m,do) sin verdad) del leúgunjci
tural) y que me escribo como u11 sujeto. aquel qú'e·· ~lo es el sujeto de ninguna mi-
actuulmente: mal ubicado, llegado dema- .rada cdti~a y se arroja a través del texto
siado tarde .o "demasiado temprano (este (que· es' una cosa. totalmente distinta a
p1:oyectorse · r11 él),
dc:mnsi'ado no designa unñ pena ni mrn
foltu ni una. desgmda sino solnmcnte con-
vota u11 lugar nulo): sujeto nnncrúnico, a
la tl e riví) .

103
· l:lé1\)~ · Sad~, Fourlei, :no lian sido toclos ~
em.lemonistas dec.larados?
·Sin embargo ellugar·del j)lnccr .en \ma
te1:iría del tu"to 11ri ~s $(~guro. ·Shnph1.mm-·
le llega un dfa '"*' q!:e r.e dent.e h1 1u·fy?n··
'T"~;xio quier~d eci.r ·.reji.do .. J.)erc ·d l1a5ta df.I. (li!. <lcsccntnir 1.ii • v•co In l(!fH'.\~ . ~fo
fH¡ni se ha tcnnad1) P.!'te tetido r:r rrn un desplazar el discurso 1.m 11w•o el j,(¡¡-.1,'. d.C>
p.r oducto, un ve!Q detrás del i::::rmJ. s~ en- !..!UC ...,, rt-pile torna consístencia v ~~ col•- •
r;uentra miis o menos otulto ~l ~o:·:rit..íifo Oa .,;'?!lJF!nl.c ~01m?tedo .ni sm.:udón t!C' UH i;u~S··
'.' en:lmU, n osotros: acr:mtu <inws a!1. :.in:~ lü UorHu Ui'i!!ÜO. Corno n<·mbrc tdv.ial, indig--
hlr.a gencrntin1 du qnc el texto S'-' h;:i·;~, se no ! : quién~ sin r~ÍTJ •;f~ 11.amarfo hoy
trabaja ª tra,·és de un r.ntrelazado r~r<­ h~cknist.a?) _pu ede -pcrt':.2dmr d n '.\JT.HQ
pctuo; perdfrfo en ese tl:iido -·-esa te xtu- (\eI tcxk :i l<J ·mero}. a l. :i 1«.~n_)<¡ d~ n fo n1 0 ~
n .1---- d sujeto se deshace en €1 como una '· nl d~ Ja vcr.tl~J: t-<::: '·'" i 1 ~din!ct0, un ' \)i::!'-
fJraña que se disuelve en b s S'~g:r~w:iciones r·<i!.O:trador" 5) ~~~ pw~de 1lec ii·, ~.jn •'.!cual fo
constructivas de su tcfo. Si aniúsemos hs l~J')rÍt! del f. f.' X.tO ~ O}.l' CJ'Í;l 1l r;p:rJYeJ"t.lrSC (')J
:neologismos podríamos defiuir la teoría un sistema centrado~ une !ifosofia del sen-
del texto como u na hifologío (hifos: es el tido.
teJido y la tela de la ~rafia ) .

Aunqu~ la l~ oría del texto haya. espedfi.


cnmc~~tc i!t:!!:!g!!e.tlC !a s!gi1if!canr.:!a er::n P1
sentido que Juli!l Kdsteva ha dado a esta
palabra) corno lugar del goce~ aunque
haya afirmndo el ·valor erótico y crítico de
la práctica textual, estas propuestas son a
me:nudo olvidadas, reprimidas, ahogadas.
Y s'in embn'rgo: ¿el lfl8lerialismo radical
hacia el cual tiende fa tcorfo es concebi-
ble sin el pensamie}1to del placer, del
g·oce? ¿Los rnros materialistas del pasado
-cada u110 ~ su mni\cni-, Epicuro, Di-·
!04
<lo clebin s<'1· ¡el panfleto po:ític:o ele Dar~
mes! ·
El p1nrer del texto es eso: el valor lleva-
do n 1 rfl ngo suntuoso .de significante.

No se pucclc d<!cir ~unca ele mancrn sufi-


cíen1c Ja fucr:..a de suspensión del plnr.er:
es i.mn vcnlacl rrn epojá, una detención que
fijil clcstlc lrjos todos los valor<'s Admitidos
( n el niit idos por sí mi:;n1ns): F.I placer es un
17l'1tlro º" forma mns pen-r·r.c;a ele lo dC'-
lllotlÍélCO).

Ü ni lllCllOS lo que el
placer suspende es el
vn lor signífknrlo:· Ja Cbücnn) Causa. "Dar-
nws) un Iimpinpisos al que juzgan en estC'
rnorncút o pifr hC1·ll~1· in tcntndo ílscsin ar n l
0

l'C')", C"Stn l"C'fl ..il'ln ncfo


SllS id tlflS políticas, : . ;
Jo (jll(' VUC'!V<' ~m!t )' Qtl'll V<~:dH1j,l la pluma
de Dnrnws rs l!! f!rist~cn1cia qtrn cscrihc
lia6\·tolfra.<;ia . .La pnlnlw11 escrita <le esta
manera· f'S . ~bastnntc tcrdhla .... ~· Víctor
Hllgo rpfo;lr¡,s) - ~precia vivá1\1c11tc la cx-
trri,·ngnncin ·élel significont~¡ sahc también
que· este pequeño orgasmo m:fográ.fíco
provlc:nc de his ~'ideB"s" de pnrmes: sus
idcnsi c.s 1l<•d=1~; ·suii :vhlorcs, su fe polítict1,
¡¡¡ <•v11h1Hri611 t¡lic· hace de un rnis1110 ilHJ·
Yilili~lllo: i·scribir~ Bo111brar, cleso1"logrn-
fol!' :· \'O!nÍtílr. Sill ("!lll_)ill.l!.'fl) ¡qué :-ilmrri-

!06 107
LECCIÜN INAUGUHAL
de la cátedra de serniología lingüística
del College de Fnn1ce,
pronunciada el 7 de enero de 1977

111
Debería sin duda interrogarn1e en princí-
pio acerca de las razones que han podido
inclinar al College de France a recibir
a un sujeto incierto, en el cual cada
atributo se halla de algún modo com-
batido por su contrario. Ya que, si mi
carrera ha sido universitaria, no poseo
sin e1nbargo los títulos que conceden
ordinariamente acceso a esta carrera. Y si
es cierto que he querido desde hace tiem-
po inscribir ini trabajo en el cainpo de la
ciencia, literaria, lexicológica y sociológi-
ca, rne es preciso reconocer por cierto que
no he producido sino ensayos, género a m-
biguo donde la escritura disputa con el
análisis. Y si es igualniente cierto que he
ligado rnuy te1nprana111ente mi investiga-
ción con el nacirniento y el desarrollo de
la sen1iótica, no lo es n1enos que poseo es-
casos derechos para representarla, dado
que he estado inclinado a desplazar su de-
finición -apenas 1ne parecía constitui-
da--, y a apoyarme en las fuerzas excén-
tricas de la n10dernidad, más cerca de la
revista Tel Quel que de las numerosas re-
vistas que en el inundo atestiguan acerca
del vigor de la investigación serniológica.
113
Es pues nianifiestainenle un sujeto in1- quien me vinculan el afecto, la solidari-
puro el que es acogido en una casa donde dad intelectual y la gratitud, ya que fue
reinan la ciencia, el sa her, el rigor y la él quien ha tenido a bien presentar a la
invención disciplinada. Igualmente, ya asan1blea de profesores esta cátedra y su
sea por prudencia o por esa disposición titular.
que a n1enudo 1ne in1pulsa a salir de un Otra alegría ine en1barga hoy, u1ás gra-
aprieto intelectual inediante una interro- ve en tanto xnás responsable: la de ingre-
gación planteada según mi propio gusto, sar en un lugar al que rigurosan1ente pue-
n1e desviaré por las razones que han con- de designarse con10 fuera del poder. Pues-
ducido al College de France a recibirn1e to que, si se me pernlite interpretar a rni
-puesto que a mis ojos son inciertas-.- vez al College, diría que, en el orden de
para referirn1e a las que constituyen para las instituciones, es con10 una ele las últi-
mí, y con respecto a nü ingreso en este lu- mas astucias de la historia. El honor es
gar, más una alegría que un honor, por- generalmente un desecho del poder; aquí
que si el honor puede ser in1nerecido, la es su sustracción, la parte intocada: el pro-
alegría nunca lo es. Alegría de reencontrar fesor no tiene aquí otra actividad que la
aquí el recuerdo a la presencia de autores de investigar y hablar -pennítanrne de-
queridos y que han enseñado o enseñan cirlo de buena gana: soñar en voz alta su
en el College de France: en p1in1er lugar, investigación-, y no la de juzgar, elegir,
por cierto, Michelet, al que le debo haber pro1nover, son1eterse a un saber dirigido .
descubierto, desde el migen de mi vida in- Privilegio enonne y casi injusto en el n10-
telectual, el sitio soberano de la Historia mento en que la enseñanza de las letras
entre las ciencias antropológicas, así con10 se halla desgarrada hasta la fatiga entre
la fuerza de la escritura cuando el saber las presiones de la deniancla tecnocrática
acepta con1prorneterse con ella. Luego, y el deseo revoh1cioné1rio ele sus estudian-
n1ás cerca de nosotros, J ean Ba1uzi y Paul tes. Sin duda, enseñar, hablar sin1plernen-
Valéry, cuyos cursos seguí en este nlisrno te, fuera de toda sanción institucional, no
salón cuando yo era adolescente; después, es una actividad que se encuentre por de-
más próxirnos todavía, Maurice Merleau- recho pura de todo poder: el poder Oa
Ponty y Érnile Benveniste. Y en cuanto al libido don1inandíJ está allí, agazapado en
presente, se nle pennitirá exceptuar de la todo discurso que se sostenga así fuere a
discreción en que la anüstad debe inante- partir de un lugar fuera del poder. Y
nerlos innornbrados ·a Michel Foucault, a nw.nto 1118.s libre sea cstu t'nsefianz<1. rnú s
114 115
aúu .re8ulla 11ecesario preguntarse en que
cou<liciones y según qué operaciones pue-
de el discurso desprenderse de todo que-
rer--asÜ'. Esta interrogante constituye para
iní el proyecto profundo de la e11señanza
que hoy se inaugura. En efecto, aquí se tratará del poder, indi-
recta 1nas obstinaclan1ente. La "inocen-
cia" 1noclerna habla del poder como si
fuera uno: ele un lado los que lo poseen,
del otro los que no lo tienen; habían1os
creído que el poder era un objeto ejen1-
plannente político, y ahora creen10s que
es tan1bü~n un objeto ideológico, que se in-
filtra hastn allí donde no se lo pt'rcibe a
prii11era vista --en las instituciones, en las
-
ensenanzas-, .
pero que en st.nna es s1ern-
pre uno. Pero {Y si el poder fuera plural,
con10 los de111onios? :'Mi non1bre es Le-
gión", podría decir: por doquier :y eu to-
dos los rincones, jefes, aparatos, inasivos
o n1inúsculos, grupos de opresión o de pre-
sión; por doquier voces "autorizadas", que
se autorizan para hac(~r escuchar el dis-
curso de todo poder: el discurso de la arro-
gancia. Adivinan1os entonces que el po-
der está presente en los 1nás finos rneca-
nisrnos cJp] intercan1bio social: no sólo eu
el Estado, las clases, los grupos, süio tain-
bién en las modas, las opiniones corrien-
tes, los espectáculos, los juegos, los de-
portes, las inforn1aciones, las relaciones
fan1iliares y privadas, y hasta en los acce-
sos lilwn1don•s qtH' trntnn dfl 1mpup;nar-
l 16
117
lo: llan10 discurso de poder a todo discur- ejernplos groseros) esloy obligado a po-
so que engendra la falta, y por ende la 11ern1e prirnero co1no sujeto au tes de
culpabilidad del que lo recibe. Algunos enunciar la acción que 110 sed1 sino nri
esperan de nosotros, intelectuales, que atributo: lo que hago no es rnás que la
actue1nos en toda ocasión contra el Po- consecuencia y la consecución de lo q ne
der; pero nuestra verdadera guerra está soy; de la 1nisnia rnanera, estoy sie1npre
en otra parte; está contra los poderes, no obligado a elegir entre el niasculino y el
se trata de un combate fácil porque, plu- fernenino, y 1ne son prohibidos lo neutro
ral en el espacio social, el poder es, süné- o lo co1nplejo; iguahnente estoy obligado
tricamente, perpetuo en el tiempo históri- a rnarcar rni relación con el otro inedia11te
co: expulsado, extenuado aquí, reaparece el recurso ya sea al tú o al usted: se rne
allá; jarnás perece: hecha una revolución niega la suspensióu afectiva o social. Así,
para destruirlo, prontamente va a revivir por su estructura 1nisnrn, la lengua irn--
y a rebrotar en el nuevo estado de cosas. plica una fatal relación de alienación.
La razón de esta resistencia y de esta ubi- Hablar, y con inás razón discurrir, no es
cuidad es que el poder es el parásito de un corno se repite de1nasiado a n1enudo co-
organisino transocial, ligado a la entera n1unicar sino sujet0r; toda la lengua es
historia del hornbre, y no solan1ente a su una acción rectora genera Jjzada.
historia política, histórica. Aquel objeto Citaré unas palabras de Renan: "El
en el que se inscribe el poder desde toda francés, señoras y señores -decía en uua
la eternidad hu1nana es el lenguaje o, conferencia-, jan1ás será la lengua del
para ser n1ás precisos, su expresión obliga- absurdo, y tan1poco será una lengua reac--
da: la lengua. cionaria. No puedo irnaginar una re0cción
El lenguaje es una legislación, la len- seria que tenga por órg0no al francés." Y
gua es su código. No ven10s el poder que bien, a su nJanera, llenan era perspicaz;
hay en la lengua porque olvidaiuos que adivinaba que la lengua no se agota en el
toda lengua es una clasificación, y que rnensaje que engendra; que puede sobre-
toda clasificación es opresiva: ardo quiere vivir a ese mensaje y hacer que eH él se
decir a la vez repmtición v conn1inación. oiga, con una resonancia a veces terrible,
Corno J akobson lo ha dernostraclo, un algo diferente a lo que dice, sobrein1pri-
iclion1a se define inenos por lo que penni- nüenclo a la voz consciente y razona lJJ>e
te decir que por lo que obliga a decir. En del sujeto la voz donünaclora, testaruda ,
llUPstra lengun frn nces0 ( ~· se trata dr ünplacable de la estructura, es clecir, de
1J8 119
la especie ell lanlo que ella habla. El recogiendo lo que se arrastra en la lengua.
error de Henan era histórico, no estructu- A partir del inomento en que enuncio
ral; creía que la lengua francesa, fonna- algo, esas dos rúbricas se reúnen en mí,
da ---pensaba él-- por la razón, obligaba soy sin1ultánea1nente an10 y esclavo: no
a la expresión de una razón política que, n1e conformo con repetir lo que se ha di-
en su espíritu, no podía ser sino dernocrá- cho, con alojanne confortablernente en la
tica. Pero la lengua, co1no ejecución de servidumbre de los signos: yo digo, afir-
todo leng·uaje, no es ni reaccíonaria ni rno, confirn10 lo que repito.
lJrogresista, es sin1ple.1.11ente fascista, ya En la lengua, pues, servilismo y pod<'r
que el fascisn10 no consiste en irnpcdir se confunden ineluctahlen1ente. Si s<' ll<1-
decír~ sino en obligar a decir. n1a libertad no sólo a la capacidad de sus-
Desde que es proferida, así fuere en la traerse al poder, sino ta1nhién y sobre
inás profunda intinlidad del sujeto, la len- todo a la ele no someter a nadie, entonces
gua ingresa al servicio de un poder. En no puede haber libertad sino fuera del
ella, inelndibl e niente, se dibujan dos rú- lenguaje. Desgracíadainente, el lenguaje
bricas: la autoríclad de la asercióu, la gre- hurnano no tiene exterior: es un a puer-
gariedad de la repetición. Por una porte, tas cerradas. Sólo se puede salir ele t'l al
la lengua es inrnediataniente asertiva: la precio de lo imposible: por la singulari-
negación, la duda, la posibilidad, la sus- dad 1nística, según la describió Kierke-
peusión del juicio, requieren unos opera- gaard cuando definió el sacrificio de Abra-
dores particulares que son a su vez retonrn- ham con10 un acto inaudito, vaciado de
dos en un juego ele lnáscaras de lenguaje; toda palabra incluso interior, dirigido
lo que los lingüistas llarnan la niodaliclad contra la generalidad, la gregariedad, la
no es nunca rnás que el suplen1ento de la rnoralidad del lenguaje; o tainbién por el
leugua, eso con lo cual, cou10 en una sú- arnén nietzscheano, que es c01110 una sa-
plica, trato de doblegar su in1placable cudida jubilosa asestada al servilisn10 de
poder de cmnprobación. Por otra parte, !a lengua, a eso que Deleuze llarna su
los signos de que está hecha la lengua sólo manto reactivo. Pero a nosotros; que no
existen en la inedida en que son reconoci- son10s ni caballeros de la fe ni superhon1-
dos, es decir, en ]a rnedida en que se repi- bres, sólo nos resta, si puedo así decirlo,
le11; el signo es seguidista, gregario. En hacer tran1pas con la lengua, hacerle
cada signo duenne este rnonstruo: un es- trampas a la lengua. A esta fullería salu-
te1·eotipo; nunca puedo hablar nii1s que dable, a esta esquiva y 1nagnífica engañifa
121
120
que pennite escuchar a la lengua fu era
del poder, en el esplendor de una revolu-
ción pennanente del lenguaje, por mi
parte yo la llamo: literatura.
Entiendo por literatura no un cuerpo o
una serie de obras, ni siquiera un sector
de comercio o de enseñanza, sino la grafía
compleja de las marcas de una práctica,
la práctica de escribir. Veo entonces en ella
esencialmente al texto, es decir, al tejido
de significantes que constituye la obra,
puesto que el texto es el afloraniiento 1nis-
1no de la lengua, y que es dentro de la len-
gua donde la lengua debe ser con1batida,
descarriada: no por el mensaje del cual es
instrumento, sino por el juego de las pala~
bras cuyo teatro constituye. Puedo enton-
ces decir indiferentemente: literatura, es-
critura o texto. Las fuerzas de libertad
que se hallan en la literatura no depen-
den de la persona civil, del con1pronliso
político del escritor, que después de todo
no es más que un "señor" entre otros, ni
inclusive del contenido doctrinario de su
obra, sino del trabajo de desplaza1niento
que ejerce sobre la lengua: desde este
punto de vista, Céline es tan importante
como Rugo, Chateaubriand o Zola. Lo
que aquí trato de señalar es una responsa-
bilidad de la forn1a; pero esta responsabi-
lidad no puede evaluarse en ténninos
ideológicos; por ello las ciencias de la
122 123
ideoltJgía ~ieu1pre han gravitado tan esca- te este fulgor iudirecto ihuniua al nuevo
.sarnente sobre ella_ De estas fuerzas de la día que llega. La ciencia es basta, la vida
líteratura quiero indicar tres, que orde- es sutil, y para corregir esta distancia es
naré bajo tres conceptos griegos: 1lfathe-- que nos interesa la literatura. Por otro
sis, /\Jínu:si:o:.'>Semiosis. lado, el saber que ella rnoviliza jan1ás es
La literatura torna a su cargo n1uchos ni co1npleto ni final; la literatura no dice
.saberes. En una novela co1110 Robinson que sepa algo, sino que sabe de algo o
Crusoe P ~ iste un saber histórico, geográfi- . aun:
n1e3or ' que ella les sabe algo, que 'les
co, socio l <colonial), técnico, botánico, sabe nn1cho sobre los hon1bres. Lo que
a 11 tropul/1gico ( Hobinson pasa de la natu- conoce de los ho1nbres es lo que po-
l'tÜeza a la cultura). Si por no sé qué ex- dría llaniarse la gran argarnasa del
t'PSO de socialismo o de barbarie todas lengua je, que ellos trabajan y que los
1mestras disciplinas 1nenos una debieran trabaja, ya sea que reproduzca la diversi-
:-.1er expulsadas de la enseñanza, es la disci- dad de sociolectos, o bien que a paiiir de
plina literm·ia ]a que debería ser salvada, esta diversidad, cuyo desgarrarniento ex-
pcirque todas las ciencias están presentes perimenta, irnagine y trate de elaborar
eu el n1m rnn1ento literario. Por esto puede un lenguaje-lírnite que constituiría su
decirse que la litera tura, cualesquiera fue- grado cero. En la rnedida en que pone en
ren las escuelas en cuyo nornbre se decla- escena al lenguaje -en lugar de, simple-
rt'., es a bsolnta y categórican1ente realista: rnente, utilizarlo-, engrana el saber en la
ella e.s la realida<l, o sea, el resplaudor rueda ele la reflexividad infinita: a través
inisn10 de lo real. Ernpero, y en ()Sto es de la escritura, el saber reflexiona sin ce-
verdadenunente enciclopédica, la litera- sar sobre el saber según un discurso que
tura hace girar los saberes, ella no fija ni ya no es episten1ológico sino dranrático.
fetichiza a ninguno; les otorga un lugar Resulta de buen tono en la actualidad
indirecto, _r este indirecto es precioso. Por irnpugnar la oposición entre las ciencias y
un lado, pen11ite designar unos saberes las letr3s en la 1nedida en que unas rela-
posibles - -insospechados, incun1plidos: la ciones cada vez inás nurnerosas -ya sea
lit.eratura tsabaja en los intersticios de la de n10delo o de rnétodo- vinculan a estas
ciencia, siernpre retrasada o adelantada dos regiones y borran a rnenudo sus fron-
L'Oll respecto a ella, se1nejante a la piedra teras; y es posible que esta oposición apa-
de Bolonia; que irradia por la noche lo que rezca un día como un mito histórico. Pero
1rn a hnacenadn d1ffa n tf~ el día. y rne<l inn- desde 1a perspectiva del 1engu.ajc --que

11 ~ 125
aquí es la nuestra-, esta oposición es per- la escritura se encuentra doquier las pa-
tínente; por lo demás, lo que ella pone de labras tienen sabor (saber y sabor tienen
relieve no es forzosarnente lo real y la en latín la misma etimología). Curnonski
fantasía, la objetividad y la subjetividad, decía que en niateria de cocina es preciso
lo Verdadero y lo Bello, sino solamente que "las cosas tengan el sabor de lo que
unos diferentes lugares de la palabra. Se- son:'. En el orden del saber, para que las
gún el discurso de la ciencia -o según un cosas se conviertan en lo que son, lo que
cierto discurso de la ciencia-, el sa her es han sido, hace falta este ingre<liente: la
un enunciado; en la escritura, es una sal de las palabras. Este gusto de las pala-
enunciación. El enunciado, objeto ordina- bras es lo que ton1a profundo y fecundo
rio de la lingüística, es dado como el pro- al saber. SP por rjen1plo que n1uchas de
ducto de una ausencia del enunciador. La las proposiciones de l\tlichelet son recusa-
enunciación, a su vez, al exponer el lugar das por la ciencia histórica, pero ello no
y la energía del sujeto, es decir, su caren- ünpide que Michelet haya fundado algo
cia (que no es su ausencia) apunta a lo así coino la etnología de Francia, y que
real misn10 del lenguaje; reconoce que el cada vez que un historiador desplace el
lenguaje es un inmenso halo de in1plica- saber histórico, en el sentido 1nás lato del
ciones, efectos, resonancias, vueltas, re- ténnino y cualquiera que fuera su objeto,
vueltas contenciones; asume la tarea de encontre;nos en él sin1plemente una es-
hacer ~scuchar a un sujeto a la vez insis- critura.
tente e irreparable, desconocido y sin en1- La segunda fuerza de la literatura es su
bargo reconocido según una inquietante fuerza de representación. Desde la anti-
familiaridad: las palabras ya no son güedad hasta los intentos de la vanguar-
concebidas ilusorian1ente corno simples dia, la literatura se afana por representar
instrwnentos sino lanzadas corno proyec- algo. ¿Qué? Yo diría brutahnente: lo real.
'
ciones, explosiones, vibraciones, niaqu1-.
Lo real no es representa ble, y es debido a
narias sabores; la escritura convierte al que los hombres quieren sin cesar repre-
' -
saber en una fiesta. sentarlo 1nediante palabras que existe una
El paradign1a que aquí propongo no historia de la literatura. Que lo real no sea
sigue la división de las funciones; no trata representable -sino solainente den10stra-
de poner de un lado a los sabios, a ~os in- ble-- puede ser dicho de diversas niane-
vesti cradores y del otro a los escritores, ras: ya sea que con Lacan se lo defina
o ' .
los ensayistas: sugiere por el contntr10 qlH' con10 lo irnposible, lo que no puede alean-
126 l27
J.arse y escapa al cl.iscurso, o bie11 que, en con la historia. Ya q ne fue en la segunda
Lénniuos lupológicos, se verifique que no initad del siglo x 1x, en uno de los períodos
se vuede hacer coincidir rm or<len pluri- n1ás desolados de la desdicha capitalista,
d in1e11sio11al Oo real) con un orden u11i- cuando la literatura encontró con Mallar-
din1eusiunal (el lenguaje). Ahora bien: 111é -al inenos para nosotros, 103 france-
es precisan1ente a esta iu1posibilidad to- ses- su figura exacta. La rnodemidad
pológica a la que la literatura no quiere, ---nuestra nwderniclad, que entonces co-
nunca quiere s01ueterse. Los hon1hres no 1nienza- puede definirse por ese hecho
~e resignan a (•sa fa Ita de paralelisrno en- nuevo: que <'ll ella se conciban utopías de
tre lo real y el lenguaje, y es este rechazo, lenguaje. Ninguna '¡historia de la litera-
posibleniente tan viejo coruo el lenguaje tura" (si es que aún deban escribirse) po-
nlisnw, el que produce, en una agitación dría ser justa si se co11tentara con10 en él
incesante, la literatura. Podría iinaginar- pasado con e11cadenar las escuelas sin
se una histora de la literatura o, para de-· 1narcar el corte que entonces pone al des-
cirlo n1ejor, de las producciones de len- nudo un nuevo profetisn10: el de la es-
guaje, que fuera la histora de los expe- critura. "Can1biar la lengua", expresión
dientes verbales, a nienudo n1uy locos, que rnallanncana, es conconütante con "Can1-
los ho1nbres han utilizado para reducir, biar el nmndo", expresión inarxista: exis-
don1eñar., negar o por el contrario asunür te una escucha política de Mallarmé, de
lo que sienzpre es un delirio, a saber, la los que lo siguieron y aún lo siguen.
inadecuación fundan1enta l del lenguaje De allí se deriva una cie1ia ética del
y de lo real. Decía hace un instante, a lenguaje literario, que debe ser afirmada
propósito del saber, que la literatura es dado que está siendo irnpuguada. Se le
categórica111ente realista en la n1edida en reprocha a nienudo al escritor, al intelec-
que sólo tiene a lo real como objeto de tual, no escribir Ja lengua de "todo el
deseo; y diría ahora, sin contradecirn1e n1undo". Pero es bueno que los hornbres,
puesto que en1pleu aquí la palabra en su dentro de un n1isn10 idi01na -el francés
acepción fanülíar, que tarnbién es obsti- para nosotros---, tengan varias .lenguas.
nada1neute irreal ista: cree sensato el de- Si yo fuese legislador ---suposición a be-
seo de lo ünposible. rrante para alguien que, etin10lógican1e11-
Esta función; posiblernente perversa y te hablando, es "an-arquista"--, lejos de
por ende dichosa, tiene un 11on1hre: es la in1poner una unificación del francés, sea
función utópica. Aquí nos reencontranws burguesa o popu líl r, n1entnrín por el con-
128 129
trario el aprendizaje sin1ultárwo de diver-
de la lengua pudieron e·v ita r ser recu.--
sas lenguas francesas, de funciones dife-
perados por él, ya sea en. la fornrn
rentes, igualmente pro1novidas. Dante
discute muy serian1ente para decidir en póstun1a de una inscripción en la cultura
qué lengua escribirá el Conuivio: ¿en latín oficial, o bien en ln fon11a presente de una
n10da que Ílnpone su ünagen y le prescri--
o en toscano? No es en absoluto por razo-
be confonnarse a lo que de él se pspera .
nes políticas o polémicas por las que eligió
No resta otra salida para este autor que la
la lengua vulgar, sino al considerar la
de desplazarse u obcecnrse. o ainbas a
apropiación ele una y otra lengua a su nia- la vez. ·
teria: an1bas lenguas --c01no para noso-
Obcecarse signific.a a firnrn r lo lrreduc . .
tros el francés clásico y el inoderno el
fr~ncés escrito y el hablado- constitu;en ti ble ele la literatura: lo que en ella resis"'
te y sobrevive a los discursos tipificadm:
as1 una reserva en la cual se siente libre
que la rodean --las filosofías, las ciencÜ\s,
de abrevar según la verdad del deseo. Esta
las psicologías--~ actuar corno sí ella fue--
libertad es un lujo que toda sociedad de-
re incornparable e inrnortnl. Un escritor
bería procurar a sus ciudadanos: que haya
-y yo entit:.>ndo por tal no al soporte de
tar;t~s lenguajes como deseos; proposición
una función ni al sirviente de un arte~
utop1ca puesto que ninguna sociedad está
sino al sujeto de una práctica-·- fldw te-·
todavía dispuesta a aceptar que existan
ncr la obcecación del vigí.a que se en··
diversos dese~s. Que una lengua, la que
cuentra en el entrecruzamiento de todos
fue~e, no repnn.ia a otra; que el sujeto por
los dernás discursos, en posición tri l iol 1

ven1: conozca su1 ren10rdinlientos, sin re-


con respecto a la purC'za de las doctrinas
pres~ones, e~ goce de tener a su disposición
(trivialis es el atributo etin10lúgico de l(l
dos instancias de lenguaje, que ha ble una
prostituta que aguarda en la interseccióu
u otra según las ·perversiones y no según
de tres vías). obcecarse quiere decir en
la Ley.
su111a n1antener hacia todo y contra todo
La utopía, cierta1nente, no preserva del
la fuerza de una deriva :v d~' una espera.
poder: la utopía ele la lengua es re-
Y precisan1ente porque se obceca es q1w
cupera da con10 lengua de la utopía
la escritura es arrastrada a desplazarsP .
'
que es un genero con10 cualquier otro.' Puesto que el poder se adueña del goce de
Puede decirse que ninguno de los es- escribir c.01110 se adueña de todo goce,
critores que en1prendieron un cmnbate para rnanipularlo :y tornarlo en un pro-
sumarnente solitario contra el poder ducto gregario, no pPrvPrso. del nnsrno
130
ruodo que se apodera del producto gené- relación c011 el tratro. Para designar lo
tico del goce an10roso para producir, en su imposible de la lengua he citado a dos au-
provecho, soldados y n1ilitantes, Despla- tores: Kierkegaard y Nietzsche. Sin em-
zarse puede significar entonces colocarse bargo, arnbos han escrito, pero los dos lo
allí donde no se los espera o, todavía y hicieron en el reverso rnisn10 ele la identi-
rnás radicalrnente, abjurar de lo que se ha dad, en el juego, en el riesgo extraviado
escrito (pero 110 forzosarnente de lo que del non1bre propio: uno rnediante el re-
se ha pensado) cuando el poder gregario curso incesante a la seudoninüa, el otro
]o utiliza y lo serviliza. Pasolini fue así colocándose, hacia el fin ele su vida de es-
(:onducido a "a bjurar" <la palabra es critura -como lo ha mostrado Klossovs-
suya) de sus tres filrnes de la Trilogía de ki-, en los Iín1ites del histrionisn10. Pue-
la· vida porque con¡ probó que el poder los de decirse que la tercera fuerza de la
utilizaba, sin 110 obstante arrepentirse de hteratura, su fuerza propiamente semióti-
haberlos escrito: "Pienso --dice en tul ca, reside en actuar los signos en vez de
texto póstnrno------ que antes de la acción no destruirlos, en rrieterlos en una maquina-
se debe nunca , en ningún caso, terner una ria de lenguaje cuyos muelles y seguros
anexión por parte del poder y de su cul- han saltado; en resumen, en instituir, en
tura. Es preciso co1nportarse corno si esta el seno misn10 de la leúgua servil, una
riesgosa eventualidad no existiera ... Pero verdadera heteronimia de las cosas.
pienso iguahnente que después es 1ne1~es­
ter percibir hasta qué punto se h~ sido
utilizado, eventnalrnente, por el poder. Y
entonces? si nuestra sinceridad o nuestra
necesidad han sido son1etidas o 1nanipu-
ladas, pienso que es a bsolutarnente nece-
sario tener el coraje de abjurar.' '
Obcecarse )·- desplazarse pertenecen en
surna y sin1ultáneamente a un n1étodo de
juego. Así no hay que sorprenderse si, en
el horizonte irnposible de la anarquía del
lenguaje --allí donde la lengua intenta
escapar a su propio poder, a su propio ser-
vilisrno--, se encuentra algo que guarda

133
güística. Pero la 1nis1na lingüística, u.u
poco con10 la econornía Cy la coinparación
no puede ser insignificante), está --1ne pa-
re~e- a punto de estallar, por desgarra-
nnento: por una parte, se halla atraída
Henos ahora ante la semiología. hacia_ tui polo fonnal y , al seguir por esta
Prirnero es preciso volver a decir que las pen~1ente, corno la econon1etría, se for-
ciencias (por lo rnenos aquellas de las que niahza cada vez n1ás; por la otra, se llena
algo he leído) no son eternas; son valores de cont_enidos sien1pre n1ás nu1nerosos y
que suben y bajan en una bolsa, la bolsa pr?~es1van1~nte aJejados de su can1po
de la historia: bastaría a este respecto con ong1nal. Al igual que el objeto ele la eco-
recordar la suerte bursátil de la teología, no~ía se encuentra actualn1ente por do-
discurso hoy exiguo y no obstante ciencia quier ----en lo político, lo socia], lo cultu-
soberana en otro tiempo hasta el punto de ral-, el objeto de la lingüística no tiene
que se la ubicaba afuera y por enciina del lírnites: la lengua -según una intuición
Septenniu.m . * La fragilidad de las ciencias de Benveniste- es lo social nüsrno. En
llarriadas humanas posiblemente se deba a síntesis, ya sea por un exceso de ascesis o
que son ciencias de la imprevisión Cele don- de hambre, farnélica o repleta la lingüís-
de provienen los sinsabores y el 1nalestar tica se desconstruye. A esta tlesconstruc-
taxonó1nico de la economía), lo cual alte- ción de la lingüística es a lo que yo deno-
ra in1nediatan1ente la idea de ciencia. La nüno semiología.
ciencia misma del deseo -el psicoanáli- Habrán podido percibir que a lo largo
sis- no puede dejar de morir un día, de mi presentación he pasado subrepticia-
aunque mucho le debamos, con10 n1ucho mente de la lengua al disctffso, para re-
le debernos a la teología: porque el deseo tornar a veces y sin preaviso del discurso
es 1nás fuerte que su interpretación. a la lengua, coino si se tratara del nüsn10
Por sus conceptos operatorios, la se- objeto. Creo efectivarnente hoy que, con
rniología -que puede definirse canónica- la pertinencia aquí escogida, lengua y dis-
rnente co1no lo ciencia de los signos, de curso son indivisibles porque se deslizan
todos los signos- ha surgido de la lin- según el misn10 eje de poder. E1npero, en
" Suma de trivium y quadrivium, o sea los dos grupos
sus conüenzos esta distinción de origen
integrados por las siete artes liberales a que se reducía la saussureano Cbajo el tipo de la pareja
ciencia profana durante Ja Edad Media. [E.] Lengua/Habla) brindó grandes servicios

1 34 135
y lf' din é-1 la sf'tniología el aliento para tras un objeto que ella tornaba abusiva-
co1ue11zar. l\1ediant.t> esta oposición yo po- n1ente limpio y puro, lin1piándose los de-
día reducir el discurso, niiniaturizarlo en dos en la madeja del discurso corno Tri-
ejen1plos de gra111ática, y de tal suerte po- malción en los cabellos de sus esclavos. La
día esperar que toda la conmnicación semiología sería desde entonces ese tra-
hurn rrna cayera en rni red, como \i\Totan bajo que recoge la irnpureza de la len~a,
)' l.oge dtrapaban a Alberich 1netarnorfo- el desecho ele la lingüística, la corrupción
seado en un pequer·"lo sapo. Pero el ejen1- inrnediata del mensaje: nada rnenos que
plu no es " la cosa 1nisnrn", y la cosa del los deseos, los temores, las n1uecas, las in-
lt.-'ttguajt~ llO puede sostenerse, mantenerse
tünidaciones, los adelantos, las ternuras,
e-11 los lí .m ites de la fnisP. No son so1a1nen- las protestas, las excusas, las agresiones, las
tc los fo11enias, las palabras y las articu .. rnúsicas de las que está hecha la lengua
lacioues sintá cticas los que se hallan so- activa.
111etidos a un régimen de libertad vigilada, Sé lo que una definición semejante tie-
en la 111edida en que no se los puede cmn- ne de personal. Sé lo que 1ne obliga ,~.ca­
binar de cualquier nwdo, sino que toda la llar: en un sentido, y muy paradopca-
capa del discurso se encuentra fijada por mente toda la semiología, la que se inves-
una red de reglas, de constricciones, de tiga y 'ya se in1pone c01no ciencia pos.itiva
opresioues, de represiones, inasivas y va-· de los signos y se desan·olla en revistas,
gas en el nivel retórico, sutiles y agudas asociaciones, universidades y centros de
en el nivel granrntical: la lengu.a afluye estudio. l\!Ie parece empero que la institu-
en el discurso, el discurso refluye en la ción de una cátedra en el College de Fran-
!engtHL> persisten llllu bajo la otra, con10 ce intenta rnenos consagrar una disciplina
en el juego de las nianitas calientes. La que perrnitir la prosecución de ci~ri:o tra-
distinción entre lengua y discurso sólo bajo intelectual, la aventura de oei::o su-
aparece entonces corno una operac10n
.'
jeto. Ahora bien, en lo que rne coi:-c1:rne,
transitoria; algo, en suma, de lo que se la semiología pa~ió de ur: n10v1m1en~o
debe "abjurar". Ha llegado un tir1npo en propiamente pas10.n~l: creia .Yº Chac~a
el que, como alcanzado por una sordera 1954) que una ciencia de los s1g!1os podia
progresiva, no escuché rnás que un solo activar la crítica social, y que Sartre,
sonido, el de la lengua y del discurso rnez- Brecht y Saussure podían reunirse en es.e
clados. Entonces la lingüística n1e pareció proyecto; se trataba en sunia de compren-
estar 1:rfl bajando tras un i111nt'nso :-;eñuelo, der (o de describir) cón10 una sooedad

13?
produce estPreotipos, Ps decir, colinos de torio. Así se ha visto u Ja rnayoríu d<.' las
artificio que consurne enseguida cmno liberaciones postuladas -las de la socie-
unos sentidos innatos, o sea, colmos de na- dad, de la cultura, del arte, de la sexuali-
turaleza. La se1niología ( rui serniología a] dad-- enunciarse según las especies de un
menos) nació de una intolerancia ante discurso de poder: glorificándose por
esa n1escolanza de rnala fe y de buena haber hecho aparecer lo que había sido
conciencia que caracteriza a la 1noralidad aplastado, sin percibir lo que por eso
general y que al atacarla Brecht lla1nó el nüsn10 resultaba por lo de1nás aplastado.
Gran Uso. La lengua trabajada por el po- Si la senüología de que hablo retornó
der: tal ha sido el objeto de esta prünera entonces al Texto es porque, en ese con-
se1niología. cierto de pequeñas dmninaciones, el Texto
Después Ja serniología se desplazó, tornó se le apareció corno el índice inisnro del
otros colores, pero conservó el rnisn10 ob- despoder. El Texto contiene en si la fuerza
jeto, político -pues no tiene otro. Este de huir infinitainente de la palabra gre-
desplazanüento se cu1nplió debido a que garia Oa que se agrega), e incluso cuando
la sociedad intelectual can1bió, así no fue- ella persigue rPconstituirsP pn M, éste re-
re n1ás que a través de la ruptura de niayo brota sien1pre lejos - y es estr movimien-
de 1968. Por una parte, unos trabajos con- to de espejis1no lo que traté de describir
temporáneos han n10dificado y modifican y de justificar hace un i110111ento al hablar
la inragen crítica del sujeto social y del de la literatura-, rebrota 1nás aJlá, hacia
sujeto parlante. Por la otra~ ocurrió que un sitio inclasificable, atópico, si puede
.
en la inedida en que los aparatos de irn-
' decirse, lejos de los tópoi de la cultura
pugnación se rnultiplicaban, el poder politizada, "esa constricción a formar con-
n1isn10 --con10 categoría discursiva- se ceptos, especies, formas, fines, leyes ...
dividía, se extendía con10 un agua que ese n1undo de casos id(,nticos.. dPl que
corre por doquier, y cada g1upo opositor habla Nietzsche; levanta d{,Lil, transito-
se convertía a su turno y a su inanera en riarnente, esta armadura de generalidad~
un grupo de presión y entonaba en su de n10ralidad, de in-diferencin. (sepan'-
propio non1bre el discurso mismo del po- rnos bien el prefijo cfol radical) que pesa
der, el discurso universal: una especie de sobre nuestro discurso colectivo. L,a lite-
excitación n1oral se apoderó de los cuerpos ratura y la se1niología vienen así a con-
políticos e, incluso cuando se reivindicaba jugarse para corregirse u1utuarnente. Pur
el goce, se lo hacía con un tono conn1ina- un lado, eJ rPtorno i1H·<'~éllllf' nl lPxtn. ali-

1 39
tiguo o inoderno; la inrnersión regular en
la 1nás con1pleja de las prácticas signifi-
cantes -a saber~ la escritura (ya que ella
se opera a partir de signos ya hechos) -- ,
obligan a la senüología a trabajar sobre
diferencias~ y le ünpiden dogniatizar, La semiología de la que hablo es simultá-
"consolidarse); 1 tmnarse .por el discurso nearr1ente negativa y activa. Alguien que
universal que no es. Por su lado, la 1nira~ toda su vida se ha debatido para bien o
da senliótica colocada sobre el texto obli- para mal en esa diablura del lenguaje no
ga a rechazar· el rnito al que ordinaria- puede menos de resultar fascinado por las
niente se recurre para salvar la literatura formas de su vacío, que es todo lo contra-
de la palabra gregaria que la rodea, que rio de su hueco. La se1niología aquí pro-
la presiona, y que es el rnito de la creati- puesta es entonces negativa o, ruejor aún,
vidad pura: el signo debe ser pensado ---o -independienternente de la pesadez del
repensado-- para ser decepcionado n1ejor. término-, apofática, no porque niegue al
signo sino porque niega que sea posible
atribuirle caracteres positivos, fijos, ahis-
tóricos, a corporales; en síntesis, científi-
cos. Este ápofatis1no irnplica por lo lnenos
dos consecuencias que se conectan di-
recta1nente con la enseñanza de la se-
rniologia.
La prirnera es que la senüología - -aun-
que al principio todo la predisponía a
ello, ya que es lenguaje sobre los len-
guajes- no puede ser ella rnisnia un Tne-
talenguaje. Precisan1ente al reflexionar
sobre el signo descubre que toda 'relación
de exterioridad de un lenguaje a otro es,
a la larga, insostenible: el tien1po desgas-
ta mi poder de distancia, lo n10rtifica,
convierte a esta distancia en una esclero-
sis; no puedo estar al n1isn10 tiernpo fuera
del leuguaje, tratúndolo con10 un blanco, lar: puede ayuclnr a algunas cie1H-.Íé1s, ser
y dentro del lenguaje, tratándolo con10 durante un tiernpo su con1pañera de ruta,
un anna. Si es cierto que el sujeto de la proponerle un protocolo operativo a partir
ciencia es aquel que no se deja ver, y que del cual cada ciencia debe especificar la
es en sunrn esta retención del espectáculo diferencia de su corpus. Así , la parte de la
que llarnainos "rneta-lenguaje", entonces se1niología que 111ejor se ha el esa rrollado,
lo que estoy condenado a asun1ir al hablar es decir, el aná 1is is ele los relatos, puedP
de signos con signos es el espectáculo nlis- brindar servicios a la historia, a la etno-
1110 de esta rara coincidencia, de este estra-
logía, a la crítica de textos, a la exégesis,
bisn10 extraño que rne en1parenta con los a la iconología ( tod~1 in1age11 es, en cierto
hacedores de sornbras chinescas, que inues- n10do, un relato ) . Dicho con otras pala-
tran a la vez sus rnanos y el conejo, el pato, bras, la serniologín no es un casillero, no
el lobo cuya silueta sin1ulan. Y si algunos pennite aprehPnclcr directmnente lo real
se aprovechan de esta condición para ne- iinponiéndole u na tra11spRre11cia ge11en~ l
garle a la se1niología activa, a la qur escri- que lo tornaría inteligible. Pretende ni<ls
be, toda vinculación con la ciencia, es n1f'- bien agitar lo real en ciertos lugares y ino-
nester sugerirles que sólo por u~ abuso 111entos, y dice que esos efectos de agita-
episten10lógico, que co111ienza precisanzen- ción ele lo real son posibles sin casilleros:
te a desnzoronarse, identificarnos el rneta- es incluso prPcisa1ne11te cuando la se-
lenguaje y la ciencia, corno si uno fuera la 1niología quiere ser un casillero cuando
condición obligada de la otra, cuando en llO agita iiacfo. De allí qup la sP1niología
realidad constituye su signo histórico y no tiene la fu11ciú11 de sustituir a ningu11a
por ende recusable. Posiblernente haya disciplina: yo hubiese deseado que la se-·
llegado el tiempo de distinguir lo n1eta- miología no t oniara aquí el sitio de nin-
lingüístico -que es una ruarca con10 cual- guna otra Ül'\'estigació11, sino que por el
quier otra- de lo científico, cuvos crite- contrario las élyudara a tocfas, que tuviera
rios son otros (quizás, dicho sea ele paso, lo con10 asiento lHHl especie ele cátedra llHJ-
propiamente científico resida en destruir vil, c01nodí11 del saber actual; cmno el
la ciencia precedente). signo niisn10 lo es ele todo discurso.
La serniología tiene una relación con la Esta serniologia uegativa es una se-
ciencia, pero no es una disciplina (ésta es rniología activa: se despliega fue r a de la
la segunda consecuencia de su apofatis- n1uerte. Entiendo por ello que no reposa
n10). ¿Qué relación? t:na rp]ació11 anci- subrc unn "scrniofisis"', l'll una naturali~
dad ined e del signo, n.i que tarnpoco es un velo pintado o, nie1or aún, como con
una "sen1ioclasia 'j, una destrucción del una ficción.
signo. Sería rnás bien, para continuar con Este goce del signo imaginario es ac-
e l paradig111a griego, una serniotropia: tualrnente concebible debido a ciertas
vuella hacia e1 signo, es cautivada por él rnutaciones recientes que afectan rnás a
y lo recibe, 1o trata y si es necesario lo la cultura que a la sociedad n1isnrn: una
i nüta, co1110 nn espectáculo imaginario. situación nueva modifica el uso que po-
La senüología sería en sunrn un artista demos hacer de las fuerzas d0 la literatura
(esta palabra 110 es aquí ni gloriosa ni que he rnencionado. Por un lado y en
desdeñosa, sjno que se refiere solarnente principio, desde la Liberación el n1ito d0l
a una tipología ): representa con los sig·- gran escritor francés, depositario sagrado
11os e.muo cou un señuelo consciente, cuya de todos los valores superiores, se agota y
fascinación quiere hacer saborear y con1- rnuere poco a poco con cada uno de los
pre11der. El siguo --- al inenos el signo que últirnos sobrevivientes del período de en-
él ve---- es siP111pre inrnediato~ regulado treguerras. Ingresa en escena un nuevo
por una especie de evidencia que le salta tipo que ya no se sabe --¿o todavía no se
sabe?- cómo lla1nar: ¿escritor?, ¿intelec-
al rostro, cmno un disparador de lo hnagi-
tual?, ¿esc1ibidor? De cualquier modo,
11ario. Pur ello la seniiología (¿debo pre-
desaparecida la 1naestría literaria, el es-
cisar nuevarnente que se trata de la se-
critor ya no puede ostentarla. Luego, y por
1uiolllgÍa de quien aquí está ha blando?)
otro lado, mayo de 1968 puso de inanifies-
no es uiw hennenéntica: pinta en vez de
to la crisis de la enseñanza: los antiguos
excavar, uia di porre en lugar de via di
valores ya no se transmiten, ni circulan,
levare. Sus objetos predilectos son los tex- ni impresionan n1ás; la literatura se ha
tos de lü [niagi11ario: los relatos, las irná-
desacralizado, las instituciones resultan
genes, los retl'a tos, las expresiones, los irnpotentes para protegerla e imponerla
idiolectü::>, las pasiones, las estructuras que corno el modelo in1plícito de lo humano.
dese111peña 11 si n1ultánean1ente \tpa apa- Y no se trata ciertamente de que· la litera-
1 iencia de verosiniilitnd y una )incerti- tura sea destruida, sino que ya no está cus-
dun1bre de verdad. Llanrnría gustosarnen- todiada: es pues el mon1ento de ir hacia
te " st: nuo.J.og1a
• ·¡ ' ))
a 1 curso e1e operac1011es
. a ella. La semiología literaria sería ese viaje
lo largo del cual es posible -o incluso que pernlite desen1barcar en un paisaje
desccn1tnd1> · - j11g<lr co.11 d signo como con libre por desheredan1iento: ni ángeles ni
1 -l- l
145
dragones cstún allí p¿1ra dt'f<'11dl·rlc1. La el saber o la_ cultL~~l el le vel~liculiza, sino
rnirada puede nllonn's pusarst> no siu per- las formas d1scu:·s1v~ \S .éi\ t1.·aves c~e las q~1e
versidad sobre cosas antiguas y bellas cuyo se lo propone. )'.a qll\1o es\ a ensenanza tie-
significado es abstn-lcto, caduco: n101nc.11- ne por objeto --corn~~ ~tratado de suge-·
to a la vez decadpute y profético, 1110- rirlo- al discurso tmrlhaf) en la fatalidad
rnento de dulce apocalipsis, n10Irwnto de su poder, e1 inétodo no puede realrnen-
histórico del goce nrnyor.. te referirse n1ás que a los n1edios apropia-
Si entonces en Ps1a P11seuH11za que por dos para desbaratar, desprenderse o por lo
su niisn10 lugar nado estú llmiwda a sa11- inenos aligerar (Ücho poder. Y cada vez
cio11ar salvo la Jidc1idnd el(' sus awli1orps ~ rne convenzo n1ás, tanto al escribir cuanto
si el 1nétodo intervic11<' a título d<' rnnr- al enseñar, de que la operación funda -
cha sisten1ática, 110 puP<l<' tratarse d( ~ uu n1ental de ese inétodo de desprendinliento
111étodo heurístico que se propusiera pro- consiste en la fragmentación si se escribe
ducir descifnnnientos, plantenr resulta- y en la digresióu si se expone o, pR ra de-
dos. El n1étodo no puede n'ferirse aquí rnús cirlo con una palabra preciosan1ente an1-
que al propio lenguaje en tanto lucha por bigua, en la e:rcursión. D0seR ría pues que
desbaratar todo discurso consolidado. Por la palabra y la escucha que aqu..í se trnza -
ello es justo <lecfr que tan1bién este n1éto- rán fuerm1 sen1ejantes a los vaivenes de
do es una Ficción, proposición ya adelan- un niño que juega en torno de su rnadre,
tada por Malla rn1é ctrn nclo pensaba en que se aleja y luego retonrn hacia ('l la
preparar una tesis de lingüística: '-Todo para entregarle uu guijarro, una hebra de
método es una ficción. El lenguaje se le lana, dibujando de tal suerte en torno de
apareció como el instru1nento <le la fic- un centro apacible tuda un área de juego,
ción: seguirá el inétodo del lenguaje: el dentro de la cual el guijarro, la la na, irn-
lenguaje reflexionándose." Lo que quisie- po1tan finalrne11te llH:.' Hus que el don lleno
ra yo poder renovar en cada uno de los de celo que ofrenda.
años que nie sea dado enseñar aquí es la Cuando el niño actúa así uo hace ntás
n1anera de presentar el curso o el sen1ina- que desenvolver los vaivenes <.le un deseo
rio; en pocas palabras, "sostener" un dis- que él presenta y represen.ta sin fin. Creo
curso sin irnponerlo: ésa será la postura sinceran1ente que e11 l'l origen de una en-
rnetódica, la qu.aestío, el punto por delrn- seiia11za como ésta es preciso acrptn r des--
tir. Puesto que lo que puede resultar opre- de siempre colocar un fantas1na que puecle
sivo en una ensefianza no PS fiua lrnente Yariar afin trn .; ;)fHl. F' l<>. así ln si<>nto,

t -t ¡
puede parecer provocativo: ¿cón10 atre-
verse a hablar, en el inarco de mm insti-
tución todo lo libre que pueda ser, de una
enseñanza fantasn1ática? Sin embargo, si
se considera por un instante a ]a más se-
El otro día releí la novela de Thomas
gura de las ciencias hurnanas, la historia,
Mann, La nwntafía nzágica. Este libro
¿cón10 no reconocer que rnantiene una
pone en escena una enfern:edad que he
relación continua con el fantasn1a? Esto
conocido bien la tuberculosis. Por la lec-
tura mantuve' reunidos en mi conoencrn
é:.~s lo que 1\1ichelet había comprendido: la . .
Historia es a fin tle cuentas la historia del
tres momentos de esta enfern1edad: el de
lugar fautasrnático por excelencia, es de-
la anécdota que ocun·e antes de la gue-
cir, el cuerpo hunrnno; partiendo de este ' . .
rra de 1914.; el rnon1ento de mi propia en-
fantas1na , ligado en él a la resurrección
fern1edad alrededor de 1942, y el actual,
1írica de l ns cuerpos pasados, l\1ichelet ' 1nal, vencido por la qu1nuo-
cuando dicho . .
p11do hacer de la Historia una irunensa
tera pía, ya no conserva en absoluto el 1ni~­
antropología. La ciencia puede entonces
rno rostro que otrora. Pero la tuberculosis
11acer del fantasrna. Se trata de un fan-
que yo viví es muy cercana a la tubercu-
tasrna, dicho o Ílnplícito, a 1 que el profe-
losis de La nwntaña rnágica: ambos mo-
sor debe i·etonrnr anualn1ente en el n10-
mentos se confundían, igualmente aleja-
111ento de decidir acerca del sentido de su
dos de n1i propio presente. Percibí ~11ton~es
viaje; de tal nwdo se desvía del sitio adon-
con estupefacción (sólo las ev1de_ncrns
de ~e lo aguanla, que es el lugar del Pa-
dre, sieu1pre ntuerto con10 se sabe, puesto
pueden dejarme estupefacto) que 7?1z pro~
pio cuerpo era histórico. En un sentido, m1
que sólo el hijo tiPne fantasnias, sólo el
lii jo Psté1 vivo. cuerpo es conten1poráneo _?e H~r~s Cas~
torp, el héroe de L,a rnontanr; mag~ca; 1n1
cuerpo, que todavia no habia nacido, ya
tenía veinte años en 1907, año. en el que
Hans penetró y se instaló en "el país de
arriba" nli cuerpo es ciertamente más vie-
' , .
jo que yo, con10 si conse~aran1os siempre
la edad de los ten1ores sociales con los que
por el azar de la vida nos hemos topado.

L:j,g
Entonces, si quiero vivir debo olviCiar que
mi cuerpo es histórico, debo arrojanne en
la ilusión de que soy conternporáneo de
los jóvenes cuerpos presentes y no de rni
propio cuerpo, pasado. En síntesis, perió-
dican1ente tengo que renacer, hacenne
n1ás joven de lo que soy. A los cincuenta
y un años Michelet con1enzaba su vita
nuova: nueva obra, nuevo arnor. De ma-
yor edad que él (se entiende que este pa-
ralelo es de afecto), yo tainbién ingreso
en una vita nuova, rnarcada hoy por este
sitio nuevo, esta nueva hospitalidad. In-
tento pues dejanne llevar por la fuerza de
toda vida viviente: el olvido. Hay una
edad en la que se enseña lo que se sabe;
pero inn1ediatarnente viene otra en la que
se enseña lo que no se sabe: eso se llanrn
investigar. Quizás ahora arriba la edad
de otra experiencia: la de desaprender, de
dejar trabajar a la recon1posición irnprevi-
sible que el olvido impone a la sedünenta-
ción de los saberes, de las culturas, de las
creencias que uno ha atravesado. Esta ex-
periencia creo que tiene un non1bre ilustre
y pasado de 1noda, que osaré toniar aquí
sin complejos, en la encrucijada rnisnrn
de su etfrnologia: Sapientia: ningún po-
der, un poco ele prudente saber y el n1áxi-
mo posible <le sabor. impreso en e astil lo hermanos. s. n
fresnos 7. col. el manto
del. iztapalapa. d. f.
dos mil ejemplares y sobrantes
15 de junio de 1998

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