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A partir de ese momento el EZLN represento, junto con el peso de sus demandas,
el pararrayos de la muerte de la sociedad civil la cual respondió masivamente ante
el llamado de insurrección nacional.
La ideología del EZLN a primera vista viene marcado por el nombre; se sujeta a un
orden militar con jerarquías establecidas; sobre todo sujeto a leyes de guerra con el
fin de mantener la plena convicción de lucha justa y no desplegarse como grupos
fragmentados que comenten actos terroristas , es decir, un trato que viene marcado
con pautas humanitarias, muy relacionado a esto se identifican, en lo propio, con la
virtuosa entrega a una causa justa y honesta, pues como zapata, no solamente
luchan por condiciones de vida básicas sino por la libertad que tiene por derecho
cada pueblo indígena de disfrutar la vida en su propia tierra. Por libertad, en este
sentido, se refieren a la independencia política y económica, que si bien era con
miras al estado de Chiapas, resonó como una alarma en todas las regiones pobres
del país, lo cual, como ya se mencionó, represento un despertar de la conciencia
por la libertad, y un movimiento de las voluntades por cambiar el paradigma político
y social de todo el país.
Hay ciertas ideas que predican que el origen teorico e ideológico del movimiento
es el resultado de múltiples manifiestos; maoísmo, guevaristas, marxistas así como
ideas tomadas de los movimientos revolucionarios centroamericanos. Sin embargo,
la inclinación más práctica y aterrizada a la que siento que se apegan es, por un
lado, la idea de “mandar obedeciendo” la cual tomare más adelante y “el buen vivir”
del que reflexionare ahora.
Los términos “buen vivir” y “vivir bien” que describen los conceptos sumak kawsay
(quichua) y suma qamaña (aymara) respectivamente. Aciertan en ambos casos a
una cosmovisión del nosotros que en suma se aproxima en español a vivir con
plenitud y en armonía con un todo dinámico o naturaleza. He dicho aquí dinámico
dado que la visión del mundo de los pueblos indígenas está marcado por dualidades
y concepciones naturales, por la conjunción y renovación de partes en armonía que
deben moverse para permanecer, es decir, un todo vivo y a veces intangible; un
organismo que sigue en desarrollo total, en el que el hombre indígena por su actitud
“filosófica”, quiero decir, por su carácter de asombro, de dudar ante su existencia
que es lo más próximo e inmediato que tiene , ha aprendido a ver en la naturaleza,
la belleza, la creatividad y la sabiduría de todo lo vivo.
“Vivir bien es la vida en plenitud. Saber vivir en armonía y equilibrio; en armonía con los
ciclos de la madre tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con toda
forma de existencia en permanente respeto1”
1
Huanacuni,2010:32.
Si el EZLN proclama o, más exactamente, sus principales dirigentes “para todos
todo, nada para nosotros” haciendo hincapié en su total entrega por la lucha;
resumiría el “buen vivir” en boca de todos los que apoyan el movimiento en un “no
quiero nada para mí que no sea para nosotros”
Otro aspecto importante que se puede leer entre líneas en la frase “para todos todo,
nada para nosotros” es la forma de proceder en los actos organizativos del EZLN.
Tales procedimientos se llevan a cabo bajo la consigna del “mandar obedeciendo”
El concepto implica un modo de gobierno cuyo liderazgo está subordinado a los
designios de la comunidad. En este sentido, se construye una red de apoyo en el
que el líder no es el que manda, sino solamente la figura que ejecuta el mandato de
la conciencia del pueblo. Así pues quien está a la cabeza, como lo es la figura del
subcomandante Marcos, es un hombre sin rostro o, mejor dicho, la figura de
multitud de palabras y rostros que quienes quieren ser escuchados y tomados en
cuenta. Este principio brinca a la vista como democracia; el mandar obedeciendo,
va construyendo su propia autonomía con la que los pueblos indígenas eligen
idealmente el modo en el que quieren ser gobernados, estableciendo, en quien
gobierne, no el poder sino la respuesta bajo la permanente consulta del pueblo. Tal
precepto a mi parecer conservaría la memoria cultural de quieren son gobernados;
los pueblos indígenas mandarían en su propia tierra desde una postura compatible
con su propia realidad. En este sentido el actual presidente ha querido adoptar el
“mandar obedeciendo” con miras al progreso económico pues, si bien se hacen las
llamadas consultas, parece que ha impuesto proyectos en miras al crecimiento del
capital; el mandar obedeciendo no se despliega en aras al progreso sino al del “buen
vivir”, es decir, un estado de consolidación y recuperación de las tradiciones y por
otro lado de conciencia de una vida digna.
2
Abelardo Hernández Millán. Los hijos más pequeños de la tierra . Edit. Plaza y Valdes 1998 p. 98
3
Ibíd.. p 100
Otro aspecto importante que suena en los informes del EZLN es el llamado término
“hombres verdaderos” que a mi parecer abarca, si bien el aspecto de quien habla
sólo con la verdad, representa también el ejemplo de una actitud de vida en el que
se defienden con autenticidad los intereses sin ninguna hipocresías. Actitud que en
cierta manera escuda la lealtad del movimiento, es decir, si tales hombres son
verdaderos no hay duda de que se sigue en la misma línea de acción sin
intervención de intereses personales, se diría que por su naturaleza lo hombres
verdaderos son aquellos en los que no se puede desconfiar; no hablan de mas,
callan y aprender la sabiduría del silencio, lo que refleja un estado de conciencia
que emerge de las mentiras del gobierno, pues este nuevo paradigma por el que se
lucha no sólo exige un cambio político sino un cambio social e individual. En su
mayoría los integrantes del EZLN son indígenas de varias etnias que representan
la gran fuerza de las convicciones del movimiento, tal estado refleja el deber de
cumplir individualmente con la condición de ser “verdaderos”, estado de conciencia
que para la lucha vale toda la pena.
El gobierno por su parte se vio obligado a negociar y firmar los tratados de San
Andrés donde se reconocían los derechos indígenas. Lamentablemente a 25 años
de rebeldía la construcción en torno a una democracia verdadera donde el “mandar
obedeciendo” y el “buen vivir” reflejen las condiciones de vida de los pueblos
indígenas queda aún en aquel sendero de la lucha continua.
Bibliografía:
Abelardo Hernández Millán. Los hijos más pequeños de la tierra. Edit. Plaza y
Valdés 1998 p. 240.