Sei sulla pagina 1di 9

1

PREPARACIÓN PARA EL PARTO, RELACIONES DE PAREJA Y ENTORNO


FAMILIAR
Antes y durante el embarazo la madre y el padre deben ser educados respecto a los eventos que
ocurrirán en el embarazo, trabajo de parto, nacimiento y frente al recién nacido. Además, deben
ser entrenados para la participación que deben tener como padres. Mediante una apropiada
educación el temor al parto desaparece, siendo reemplazado por la sensación de felicidad que
acompaña a la maternidad.
La participación del padre (y de otros familiares elegidos por la madre) contribuyen poderosamente
a la disminución del dolor y la ansiedad que ella pudiera sentir en un medio ambiente menos
humanizado.
Desde los tiempos remotos del "arte de partear" han sido las matronas las encargadas de ejercer
labores educativas sobre las embarazadas.
Sólo el profesional de parto está verdaderamente capacitado para realizar una preparación de
garantía. Y de igual manera, la formación de los preparadores, sobre todo cuando se realiza desde
la medicina oficial, debe estar integrada dentro de la especialidad obstétrica. La preparación del
parto evidentemente es una rama de la Obstetricia y, lógicamente, debe estar encuadrada dentro
de ella.
La preparación al parto consiste básicamente en impartir a la gestante una sencilla explicación de
lo que va a suceder en el parto desde el comienzo a la terminación, inducirle una pauta de conducta
y una actitud positiva y entrenarla con técnicas de respiración, relajación y expulsión.
En una preparación para el parto, lógicamente, no puede faltar una información sobre el mismo.
En épocas pasadas esta información se realizaba a base de explicaciones y dibujos excesivamente
simplistas. Hoy la informática nos brinda la posibilidad de utilizar las imágenes para llevar al
conocimiento de la embarazada y su pareja una idea científica sobre el parto y, a la vez, plenamente
comprensible para que la mujer pueda comprender la mejor forma de abordarlo.
El parto se divide en tres etapas. La primera etapa del parto es el trabajo de parto y la misma
culmina con la completa dilatación del cuello uterino; la segunda etapa es el nacimiento del bebé;
y la tercera etapa es la expulsión de la placenta.
MIEDO AL PARTO. Justamente, el miedo es una de las razones por las que el parto resulta más
doloroso. Según un experto ginecólogo, Grantley Dick-Read, se produce el ciclo miedo- tensión-
dolor. Significa que cuanto más miedo tienes, los músculos que interfieren en el parto se ponen
rígidos haciendo el proceso del nacimiento menos eficiente y más doloroso. La información es una
de las mejores armas contra el miedo. En las clases de preparación al parto el especialista explicará
cómo se desarrolla un parto paso a paso y enseñará técnicas de relajación que te ayudarán a
controlar los nervios.
2
Participación del padre en el parto. La colaboración del padre en el parto es fundamental, no
sólo en el plano emocional y afectivo, sino también en el plano físico. Así, es especialmente
importante, su colaboración en el momento del periodo expulsivo para ayudar a su pareja a adoptar
la postura adecuada en la mesa de parto.
La familia es el grupo primario de pertenencia de los individuos, en su concepción más conocida
está constituida por la pareja y su descendencia. Sin embargo, el proceso histórico y social muestra
diferentes estructuras familiares que hacen difícil una definición exclusiva de ella. Más allá de las
diversas estructuras familiares, es posible entender a la familia como la célula social básica, ya que
en toda sociedad es posible identificar una familia, es un componente esencial de la estructura
social más amplia.
El embarazo es una experiencia personal sin comparación y un momento irrepetible para la mujer
y su pareja que se hace extensible a todo su entorno familiar.
Aunque la mujer espere su primer hijo o hija, la sociedad supone que está capacitada para aceptar
la responsabilidad de su gestación, para tener éxito como madre y esposa en la familia y como
profesional en su trabajo.
EL PRIMER TRIMESTRE
Desde que percibe las primeras señales de su embarazo aparecen los interrogantes y los
sentimientos ambivalentes. Los cambios hormonales, psicológicos y físicos la hacen vulnerable y
sufre ciertas “regresiones” aflorando emociones que vivió en su infancia. La mujer que siempre ha
sido autónoma e independiente ahora solicita los cuidados de su madre o los mimos de su pareja y
necesita sentirse acompañada, protegida, querida y valorada.
El entorno social en el que ha nacido y crecido tiene una imagen idealizada de la futura mamá,
incluso ella misma tenía esa imagen antes de haber concebido un bebé. Se espera de ella que se
muestre equilibrada, elegante y resplandeciente desenvolviéndose perfectamente en su vida
familiar, social y laboral. Sin embargo, se encuentra molesta, cansada, nerviosa y “gorda”, tiene
explosiones emocionales que no entiende como llorar o mostrarse agresiva sin motivo aparente.
También se siente culpable y desconcertada porque tiene dudas que no se atreve a compartir: se
siente orgullosa y feliz por su futuro hijo o hija, pero teme no ser una buena madre, pensar en el
parto le produce angustia, cree que no recuperará su figura y lamenta la pérdida de libertad.
Esta carga psicológica le resulta pesada y debe compartirla hablando con su pareja, reconciliarse
con su madre si tiene “asuntos pendientes” de su infancia o consultar con un profesional. Sólo a
ella le corresponde restablecer el equilibrio emocional y afrontar las dificultades que se le puedan
presentar.
La felicidad y la culminación de su feminidad le van a reportar un sentimiento de plenitud que le
ayudará a superar los desequilibrios pasajeros.
3
EL SEGUNDO TRIMESTRE
En los primeros momentos del embarazo, además de los sentimientos desconcertantes, la mujer
está centrada en los cambios físicos y las molestias que siente.

Al llegar el segundo trimestre las molestias desaparecen o se atenúan, la futura madre deja de
preocuparse tanto de sí misma y comienza a pensar en el bebé, en cómo será y el modo de ofrecerle
todo lo que ella cree que no tuvo en su infancia.
En este período la madre se siente como “en una burbuja” y corre el riesgo de desatender su entorno
familiar inmediato. Es el momento de reflexionar y reconocer al padre la importancia que tiene en
la nueva configuración familiar. Para que el futuro padre se implique totalmente en el embarazo
los comportamientos de la madre no deben ser excluyentes.
Salvo que el médico lo desaconseje por problemas o complicaciones en la gestación, la pareja
puede mantener relaciones sexuales e incluso éstas son saludables durante el embarazo.
Normalmente en este período hay variaciones en cuanto a las apetencias sexuales del padre, de la
madre o de ambos, pero esto lo único que significa es que deben dialogar y reajustar sus deseos
cada uno en función del otro y de los dos en función del futuro bebé.
Este segundo trimestre es el momento adecuado para hablar del bebé a los otros hijos. El modo de
enfocarlo será diferente según la edad de los hermanos o hermanas. Si son pequeños no se harán
la idea del tiempo que deben esperar para ver al bebé, en todos los casos harán muchas preguntas
y mostrarán conductas celosas. Los padres deben ser comprensivos, los pequeños sienten
inseguridad, miedo y ansiedad porque no saben cómo les va a afectar a ellos la llegada del pequeño
o pequeña. Los niños temen perder sus privilegios o sentirse abandonados afectivamente por sus
padres. Con sus conductas celosas solicitan que el padre y la madre les aclare su nuevo rol en el
entorno familiar, que les garanticen que no van a perder su cariño y que les ayuden a sentir amor
fraterno desde el embarazo.
EL ÚLTIMO TRIMESTRE
A medida que se aproxima el momento del parto aumenta la impaciencia de la embarazada y sus
ansias por aprender a afrontar el parto y a ser madre. El aprendizaje del ser humano se realiza de
dos formas: a través de la propia experiencia o aprendiendo de la experiencia de los demás. La
primera forma se descarta para las mujeres que esperan su primer hijo y la segunda forma les
ofrece modelos contradictorios porque la sociedad ha cambiado notablemente en las últimas
décadas y, aunque ahora se ofrecen mejores garantías médicas para afrontar el momento del parto,
los modelos maternales y los consejos de las madres y las abuelas han quedado obsoletos. Por otra
parte, los mensajes, en ocasiones muy diferentes y sensacionalistas, de los medios de
comunicación sólo añaden dudas y desconcierto.
Es normal que una mujer en los últimos momentos del embarazo sienta miedo al dolor y al
derroche de energía que puede suponer el parto. En estos casos oír que “todas las mujeres han
parido” no ofrece tranquilidad. A lo largo de la historia todas las mujeres han sentido los mismos
temores, aunque cada una los viva de forma diferente.
Para superar los temores es imprescindible que la madre los asuma y hable de ello con su pareja,
con el médico o comadrona y con su madre u otras mujeres que han sido madres.
Cuando llegue el momento la madre comprobará que la naturaleza, los genes, el instinto y el amor
incondicional por su hijo o hija le aportan la confianza y la seguridad de realizar cuanto sea
necesario para recibir a una criatura tan esperada y deseada.

4
FUNCIONES DEL ÚTERO GRÁVIDO
El útero grávido tiene dos funciones esenciales:
 Mantener el embrión durante el embarazo
En la primera función es el endometrio el que toma un papel activo. Durante la segunda mitad del
ciclo ha proliferado y sus glándulas secretan sustancias nutritivas: si hay embarazo está preparado
para la anidación y se mantiene así durante toda la gestación. Cuando el huevo fecundado llega al
útero, se nutre de las secreciones endometriales. Al cabo de 3-4 días, por mitosis sucesivas ha
alcanzado la fase de blastocisto y está rodeado por células trofoblásticas secretoras de enzimas
proteolíticas. Estas enzimas licuan el endometrio, liberándose gran cantidad de sustancias
nutritivas y formándose una cavidad donde anida el blastocisto.
Durante las primeras semanas, el embrión se alimenta fundamentalmente a través de las células
trofoblásticas, hasta que se desarrolla la placenta, unida al feto por las arterias y la vena umbilical.
Las vellosidades placentarias están inmersas en los senos venosos del endometrio, dependientes
de la arteria y la vena uterinas, con sangre materna. El oxígeno y los nutrientes pasan de la sangre
materna a la fetal por difusión simple y otros sistemas de transporte.
El mantenimiento del cuerpo lúteo del ovario se debe a la producción en la placenta de la hormona
gonadotropina cariónica, que mantiene la capacidad nutritiva del endometrio.
 Expulsarlo cuando el feto llega a término
En cuanto a la segunda función, la expulsión del feto maduro, es el miometrio el que adquiere el
protagonismo. No se conoce con exactitud el mecanismo por el cual, llegado el momento, se pone
en marcha el parto. Participan de forma importante la distensión de las fibras musculares uterinas
y una serie de estímulos hormonales, tanto maternos como fetales.
La oxitocina, una hormona secretada por la neurohipófisis, es capaz de provocar directamente las
contracciones uterinas; los estrógenos actúan facilitando la acción oxitócica y las prostaglandinas
regulando la actividad del útero. Una vez iniciado, el proceso se autoalimenta de la siguiente
7manera: la cabeza fetal dilata el cuello uterino, lo que provoca un reflejo de secreción de oxitocina
por la neurohipófisis; la oxitocina contrae la musculatura del útero, haciendo descender al feto por
el canal del parto, lo que dilata aún más el cuello uterino y se repite el ciclo.
Las contracciones del parto comienzan en el fondo del útero y se dirigen hacia abajo, perdiendo
intensidad en su progresión. Al principio son distantes entre sí, pero la frecuencia aumenta hasta
llegar a una contracción cada 2-3 minutos, cada vez de mayor intensidad, que terminan por
producir la expulsión del feto y de la placenta. Inmediatamente después del parto, el útero
comienza a involucionar, volviendo a su tamaño previo al embarazo al cabo de 4 semanas.
5
LAS RELACIONES CON EL NIÑO
Los fetos en situación de riesgo para su desarrollo son aquellos que, debido a un determinado
número de factores o circunstancias, tienen un mayor número de posibilidades de presentar algún
tipo de deficiencia o alteración en su capacidad de comunicación, motriz, sensorial, cognitiva,
afectiva, de conducta o una mezcla de ellas.
La mayoría de los factores de riesgo que nos encontramos en la etapa prenatal tienen que ver con
la salud y costumbres de la madre, siendo el ambiente del niño en el útero crítico para su desarrollo.
Ésta es la razón, por la que, la edad de la madre, su estado general de salud y nutrición, y lo
adecuado de su cuidado prenatal, son factores maternos que potencialmente pueden llegar a ser
riesgos importantes.
Algunos problemas de salud suelen incrementar el riesgo de producir determinados efectos en el
nacimiento (por ejemplo, la diabetes) o aumentar la probabilidad de un adelanto en el nacimiento
(por ejemplo, las enfermedades de transmisión sexual). Del mismo modo, el consumo de tabaco,
de alcohol y de otras drogas, son perjudiciales para el desarrollo del feto. Finalmente, las
infecciones maternas, como de VIH o de hepatitis B se pueden transmitir al feto dando lugar a
problemas de salud importantes.
FACTORES DE RIESGO PRENATALES
Edad de la madre: aquellas mujeres mayores de 36 años y menores de 16 tienen una mayor
probabilidad de tener un hijo con algún tipo de problema médico. En concreto, lo más común es
un peso menor en el bebé, y especialmente las adolescentes.
Atención prenatal: ocurre en determinadas situaciones que hay mujeres que, bien sea por
desconocimiento o por opinión personal, no usan los servicios de asistencia sanitaria prenatal. Esta
falta de atención prenatal puede ocasionar un mayor riesgo de que se rompan antes de tiempo las
membranas amnióticas, dando lugar a un bebé prematuro y de bajo peso al nacer.
Problemas de salud de la madre: existen una serie de enfermedades de la madre que aumentan
considerablemente el riesgo de que el bebé, al nacer, tenga algún tipo de problema. Las más
destacadas son la epilepsia, la diabetes o el VIH.
Salud y nutrición de la madre: ambos aspectos tienen efectos considerables la salud del bebé
(por ejemplo, una dieta rica en grasas y baja en proteínas puede provocar enfermedades
cardiovasculares en el bebé). Una vitamina importante que la madre debe añadir en su dieta como
suplemento alimenticio, principalmente durante el primer trimestre de la gestación, es el ácido
fólico, ya que puede reducir la incidencia de un tipo de defecto como es la espina bífida.
6
Consumo de tabaco, alcohol u otras drogas durante el embarazo: el tabaco es el factor de
riesgo más importante para que el bebé tenga bajo peso al nacer, y aunque no está asociado con
malformaciones importantes del feto, sí que existe relación entre el consumo de tabaco por parte
de las madres gestantes y un aumento del número de abortos y mortalidad perinatal, además de
alteraciones del crecimiento, de la capacidad cognitiva y del desarrollo pulmonar del bebé. Por
otra parte, el consumo excesivo de alcohol durante el embarazo puede dar lugar al llamado
Síndrome Alcohólico fetal, que se caracteriza por una serie de alteraciones en el bebé tales como
bajo peso al nacer, defectos en el corazón o microcefalia, entre otros. Finalmente, el consumo de
drogas (como la cocaína y la metanfetamina) por parte de la mujer embarazada, también se asocia
con problemas en el desarrollo del bebé, como pueden ser bajo peso al nacer o un menor perímetro
craneal y tamaño del bebé. Puede ocurrir que también se den ciertas anomalías neurológicas o
urogenitales, así como a nivel de la conducta.
Infecciones: las cinco infecciones congénitas más comunes son: la toxoplasmosis, la rubéola, el
citomegalovirus, el herpes y la sífilis.

EL PROCESO DEL PARTO


El parto se produce alrededor de cuarenta semanas después de la última regla. La mayoría de las
mujeres inician su parto en los días previos o inmediatamente posteriores a esta fecha. Sin
embargo, en un pequeño grupo de mujeres, el parto puede adelantarse incluso tres semanas o
retrasarse casi dos, considerándose normales estas dos situaciones.
PERÍODO DE DILATACIÓN
La dilatación consiste en el borramiento o desaparición del cuello uterino y en su ensanchamiento
progresivo hasta alcanzar un diámetro de aproximadamente diez centímetros, lo que permite el
paso del feto.
La dilatación se consigue mediante las contracciones del útero. La frecuencia, intensidad y
duración de estas contracciones son variables.
Ésta es la fase más larga del parto y la que puede resultar más pesada a la mujer. En las primerizas,
puede durar desde 4 a 5 horas, hasta más de 12, y en las mujeres que ya han tenido un parto o más,
desde 2 a 3 horas, hasta más de 8.
El período de dilatación posee a su vez dos partes o fases:
7
Borramiento del cuello. Las primeras contracciones son cortas, poco intensas y bastante
espaciadas. Tienen como finalidad ablandar y acortar el cuello hasta hacerlo desaparecer o
“borrarlo”. Este proceso puede durar bastantes horas sobre todo en primerizas.
Durante esta fase del parto debes tratar de distraerte, pasear e intentar relajarte y reservar tus
energías para más adelante cuando las contracciones sean más intensas.
Dilatación. Una vez borrado el cuello comienza la dilatación. Gradualmente las contracciones
aumentan en intensidad, frecuencia y duración. Se hacen rítmicas, apareciendo cada dos o tres
minutos. Cada vez son más dolorosas, aunque cada mujer va a sentir de forma diferente el dolor.
En general es fundamental que tengas una actitud tranquila, relajada y colaboradora.
Posiblemente éste sea el momento de comenzar a practicar la respiración, y la relajación que
aprendidos durante los cursos de Psicoprofilaxis. Debes también intentar adoptar posturas
cómodas. Durante esta fase puede estar indicada la práctica de alguna técnica de analgesia o
anestesia, al igual que determinadas medicaciones para aumentar, disminuir o regularizar la
frecuencia de las contracciones.
La dilatación se mide mediante exploraciones vaginales y se cuenta en centímetros. Esta fase
termina cuando se alcanza la “dilatación completa”, que suele corresponder a unos diez
centímetros aproximadamente.
PERÍODO EXPULSIVO
El período expulsivo comienza cuando se alcanza la dilatación completa y termina con la salida
del niño. Habitualmente este período se desarrolla en una sala de parto.
Su duración es muy variable, y depende de muchos factores. Se considera normal una duración de
una hora en primerizas y 30 minutos en mujeres que ya han tenido otro/s parto/s. Pero este período
se puede prolongar, considerándose normal.
Las contracciones son ahora más largas e intensas pero efectivas.
Con estas últimas contracciones el feto desciende poco a poco a través del canal del parto girando
sobre sí mismo para facilitarse el paso. Cuando la cabeza sea visible y asome a través de la abertura
de la vulva, el personal sanitario puede hacer un pequeño corte o episiotomía para ensanchar dicha
abertura e impedir pequeños desgarros de los músculos.
A continuación, saldrá la cabeza del niño e inmediatamente el resto del cuerpo. Posteriormente se
pinza y corta el cordón umbilical.
PERÍODO DE ALUMBRAMIENTO
Este período comienza cuando termina la expulsión del feto y se corta el cordón umbilical y
termina cuando se expulsa la placenta.
Después de una breve pausa las contracciones reaparecen, aunque ahora son suaves y escasamente
dolorosas. Generalmente la placenta se desprende de las paredes del útero y sale espontáneamente,
aunque a veces requiere una ligera presión o masaje sobre el vientre de la madre.
Una vez expulsada la placenta se cose la episiotomía, si esta se ha realizado. Con esto termina el
Parto.
8
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LOS MÚSCULOS DEL PERINÉ Y SU PAPEL EN EL
PERIODO EXPULSIVO.
La musculatura del piso pélvico corresponde a un grupo de músculos estriados dependientes del
control voluntario, que forman una estructura de soporte similar a una “hamaca” para los órganos
de la pelvis.
El músculo más importante es el elevador del ano. Descrito inicialmente por Andreas Vesalius en
el siglo XVI, ha sido objeto de múltiples estudios en cuanto a su estructura y función.
Entre la séptima a novena semana del desarrollo intrauterino se observan los primeros esbozos del
músculo. Su desarrollo está determinado por una serie de interacciones moleculares y celulares
con las estructuras que lo rodean. Existe evidencia de cierto dimorfismo sexual (desarrollo
diferente según el sexo) de este músculo visto en estudios histológicos de recién nacido, donde los
individuos de sexo femenino presentan un músculo más laxo y con mayor cantidad de tejido
conectivo. El músculo elevador del ano en conjunto con un segundo músculo del piso pélvico, el
músculo coccígeo, forman el llamado diafragma pélvico, siendo el primero el componente
principal.
Este diafragma se extiende hacia anterior desde el pubis, posterior hacia el cóccix y lateral hacia
ambas paredes laterales de la pelvis menor. Se extiende como un embudo hacia inferior formando
la mayor parte del suelo de la pelvis. Existe además otro grupo muscular que conforma el
diafragma urogenital, más inferior, es decir superficial al elevador del ano que, al igual que éste,
participa en la continencia urinaria.
El elevador del ano es el músculo más extenso de la pelvis. Está compuesto por tres fascículos o
haces: el haz puborrectal, pubococcígeo e iliococcígeo. El haz puborrectal se origina desde la cara
posterior de ambos lados de la sínfisis del pubis. Su origen es medial al origen del haz
pubococcígeo.
El haz puborrectal es un fascículo muscular grueso que avanza hacia posterior e inferior hasta
detrás del recto a nivel de la unión anorrectal donde sus fibras se cruzan dando la característica
forma de “U”. El haz pubococcígeo se origina lateral al origen del haz puborrectal, en la sínfisis
del pubis, sobrepasando el recto e insertándose a nivel del cóccix. El haz iliococcígeo se inserta en
las regiones laterales a la sínfisis de pubis y en el arco tendinoso de músculo elevador del ano (un
engrosamiento ancho curvo y cóncavo de la fascia obturatoria) y hacia posterior se inserta en el
ligamento anococcígeo lateral a las dos últimas vértebras coccígeas. La disposición de las fibras
adopta una dirección hacia inferior y medial en dirección al conducto anal, formando un “embudo”
con forma de V o de “alas de paloma” al observar cortes coronales a esta altura.
El control de este músculo está dado por inervación proveniente del nervio para el músculo del
elevador del ano proveniente del plexo sacro, ramas del nervio pudendo, perineal y rectal inferior.
Sultan describió en 1994 que tras los partos vaginales existe la posibilidad de trauma sobre este
músculo, determinando una prevalencia de entre un 15 a 35% de alteraciones anatómicas en esta
población. Durante el parto, además, pueden producirse lesiones a nivel de la inervación,
especialmente de los nervios pudendos lo cual provocaría una denervación y atrofia de este
músculo. Lo anterior determina una pérdida de la estructura y secundariamente descenso del piso
pélvico, especialmente de los compartimentos anterior y medio. Sin embargo, estas alteraciones
no siempre se asocian con la aparición de síntomas como incontinencia urinaria y fecal, así como
sensación de bulto por prolapso uterino.
El músculo elevador del ano es una estructura dinámica que en reposo presenta la forma de un
“embudo” o “domo”, que al contraerse se horizontaliza, elevando y llevando hacia anterior a la
unión anorrectal generando un ángulo que dificulta el paso de las heces desde el recto hasta el ano
por un cambio en los ejes de ambos, y finalmente se relaja y estira coordinadamente durante la
defecación descendiendo la unión anorrectal y alineando el recto con el conducto anal para permitir
la defecación. Esto es parte del mecanismo tanto de continencia fecal, para evitar la salida de las
heces en un momento inapropiado, como de defecación adecuada. En algunos pacientes puede
producirse una descoordinación de este mecanismo y al momento de la defecación se genera una
contracción paradojal e inconsciente del haz puborrectal lo que es causa de constipación por
obstrucción defecatoria. Esta alteración funcional pude ser tratada ya que al ser un músculo
estriado dependiente del control voluntario, puede ser reeducado y entrenado para devolver la
coordinación inconsciente al acto defecatorio.

Potrebbero piacerti anche