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COMPRENSIÓN
“El autor solo escribe la mitad del libro y de la otra mitad debe ocuparse el lector”, dijo
alguna vez Joseph Conrad.
Aprender a leer
Si “el autor solo escribe la mitad del libro y de la otra mitad debe ocuparse el lector”, como
advertía el novelista polaco Joseph Conrad, ¿qué herramientas debemos emplear los
maestros para asegurarnos de que la “otra mitad” que construyen nuestros alumnos se
traduzca en un aprendizaje significativo?
Dado que la lectura es uno de los principales vehículos para aprender, debemos guiar a
nuestros estudiantes a ejercitar distintos niveles de pensamiento a través de la lectura:
Literal
Inferencial
Crítico
¿Qué significa esto? Que debemos incentivarlos para que, luego de leer, no solo repitan
sistemáticamente lo que está explícito en el texto, sino que lo interpreten, que lo evalúen
y cuestionen.
1. Nivel Literal
En el Nivel Básico o Literal se identifican las ideas principales y refuerza la memoria con
anotaciones o dibujos.
También llamado “Comprensión centrada en el texto”, el Nivel Literal se refiere a
entender bien lo que el texto realmente dice y a recordarlo con precisión y corrección.
Este nivel de pensamiento está relacionado con preguntas que piden identificar la
información explícita en el texto, o sea, que solicitan hallar la idea principal, reconocer y
recordar hechos y detalles.
¿Cómo logramos eso? Pidiéndoles a los lectores que estén atentos de los nombres de
personajes, incidentes, tiempo, lugar, hechos minuciosos, de las secuencias, o sea, del
orden de los accidentes o acciones planteados con claridad, de relaciones de causa y efecto
y de los rasgos de carácter de los personajes.
Para hacer esto más fácil, puedes pedirles a tus alumnos que subrayen aquello que
encuentran interesante de acuerdo al objetivo al leer. Además, pueden escribir al costado
la idea o sentimiento que despierta tal lectura. Si fuera poco, dibujar lo que se está leyendo
permitirá fijar la memoria, además de tener un panorama más amplio y menos lineal de la
lectura.
Mediante este trabajo, el maestro comprobará si el alumno puede expresar lo que ha leído
con un vocabulario diferente. Si fuera el caso, le será fácil desarrollar el siguiente nivel de
comprensión.
También es común que los autores supongan que sus lectores ya conocen algunos aspectos
del tema, y por ello omiten información en la que el lector debe pensar para comprender
su sentido.
Por lo tanto, para entender un texto, además de la información explícita debes considerar
la información implícita, es decir, aquellas ideas que no fueron expresadas literalmente
pero que pueden inferirse.
Como docente puedes incentivar la inferencia lectora en tus alumnos invitándolos a ser
“detectives”: pídeles que busquen pistas y piensen. Seguramente te sorprenderán con sus
explicaciones.
Una lectura crítica desarrolla nuestro razonamiento y nos adiestra para distinguir los
hechos de las opiniones y los objetivos declarados de los reales.
Las preguntas de este nivel te exigen evaluar el texto, identificar el formato, el tipo de
texto, la intención comunicativa, el tono del emisor, así como emitir un juicio de valor con
el respectivo argumento que respalde tu punto de vista. Tu argumentación debe ser
consistente y basada en lo que propone el mismo texto.
Un hecho es una enunciación que puede verificarse. Si leemos que “Los metales se dilatan
con el calor” o que “Cristóbal Colón descubrió América”, podemos verificar la
información ya sea con experimentos científicos, documentos o material de archivo.
La opinión presenta una de las posibles interpretaciones de un hecho. Las opiniones tienen
siempre una carga subjetiva, son juicios de difícil comprobación. Nuestras creencias,
pareceres y sensaciones no son hechos sino opiniones.
Fomenta en ellos la costumbre por la lectura, pues a través de ella accederán a una buena
escritura, a la correcta expresión de sus ideas, proyectos, pensamientos y argumentos
dentro y fuera del aula.
No por nada el genio argentino de las letras Jorge Luis Borges afirmaba que hablar de
lectura obligatoria es como hablar de felicidad obligatoria. En medida que tus alumnos se
adentren en la lectura con la guía adecuada, serán como Borges: incapaces de imaginar un
mundo sin libros.