Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
limos club
Diego, Burich
Limos club / Burich Diego. -1a ed.- Ciudad Autónoma de
Buenos Aires: Zindo & Gafuri, 2018.
82 p. ; 21 x 14 cm.
ISBN 978-987-3760-83-9
zindo.gafuri@gmail.com
Impreso en Argentina
limos club
diego bu
prólogo
fernando molle
notificación para ingresantes
7
Famosamente se ha repetido que el barroco (el de todas
las épocas) sufre de cierto “horror al vacío”, y que desde ahí
emite su proliferancia, precisamente para conjurarlo. Limos
Club viene a desmentir este supuesto. Porque este primer
libro de Diego Bu, entre otras prerrogativas, nos conduce,
por saturación, al puro desierto. Traficando palabras
degradadas (como muchos hacen) para inyectarles brillo
estético (como pocos pueden hacerlo), Bu desovilla un
paisaje verbal heteróclito pero vaciado, conmovedor en
su gelidez. No faltan aquí la fiesta y la risa. Pero apenas
son una lejana resonancia: la comparsa ya pasó y nos
quedamos solos en medio del papel picado. Una obra
unipersonal sin público ni teatro. Mente que es desierto,
voz que replica a nadie:
8
(…) A diez milímetros el centímetro del vértigo / –a los
nueve dejó de contar.
9
en suaves cabeceos. // Con pincel de cerda, a un ojo
Cíclope. /
10
heló
En la dudosa luz
bajo sombras lentas, dije:
Ven si heló
con la boca
bajo luz dudosa
los ruiditos.
Ven cyborg
al tú
lo hacen los días
si heló o si amanece.
A su terror espaciada
de lúgubre luz, insistí:
Ven a la umbría
si heló dicen si vi
cuán temblorosa dio
su luz el piélago.
13
Ven y ya
a la boca humanoide
tan humana su led
temblorosa de luz.
Ven toma
ávida e impaciente
un agua ignota
extravagante.
Ven de rodillas
tras el monte
14
detrás del fuego
sin lágrimas.
Ven si heló
la transmisión del cielo
dejando delgados puentes
como lágrimas en la lluvia.
Desde el piélago vi
el hongo atómico en la lamparita, dije:
Ven a andar
en la boca heló
un humanoide ruidito
tu reflexión.
Ven aún
infectada de sangre
en la merienda del cyborg
la bruma.
Ven con
la calma
del
ruidito.
Ven lamparita
fuego
dentro
15
de cyborg.
Ven
a roer
temblorosa
una lágrima.
Ven toma
lo inhumano
lejos
de un sol.
Ven si
poquísima
luz
crece.
Ven
brota
un hielo
lento.
16
Ven
a nada.
Ven
a todo.
Ven
al vasto
oso
polar.
Ven tal
asfixia
de cyborg
no hay.
17
sinto mal
Cuán abominable ademán
en esa manga de frívolas nieblas.
si mal
mal si
si muy mal
si malísimo
si
si al mal
muy mal si
si pero mal
menos mal si
malísimo mal si
si va mal
22
Simpático renacuajo hace magia
bajo la ducha.
mal pie si
si sin mal
mal mal si
si mal la
malísimo si lo
al mal sido
23
limos club
Introducido el hueso
en los ceibos negros del espacio:
el club.
el club.
Un rayo verde
con hábiles empujoncitos,
adivina sus insomnes hojas,
en instantes,
el frío se hará poderoso, en las arboledas:
el club.
el club.
27
Complejísimo tú,
los planetas oscuros son dolomías,
desprenden lagartijas, donde escalofríos
lejanos toman el breve atajo
de un relámpago,
donde asoma:
el club.
el club.
el club.
Su limonita acaso,
en dudosas abdominales
leída
cómo hablarles a los helicópteros, a las turbinas,
28
si una hipótesis
humosa como de humita al palo
comunica
el abordaje:
el club.
el club.
Lo enmarañado
cual torniquete de amapolas
con deliberado monóculo
dirán que es
propenso a los accidentes,
como si alentara
un desvelo de flashes antiguos
del tamaño de soles bajos,
asimismo:
el club.
Un inquieto casi,
pequeñín,
con excrecencias sinfónicas,
bajo influencias melodramáticas,
como un alfiler de ancho infinito,
bebió a lo alud
toda la hidrósfera,
apenas
29
lo contuvimos,
en todo momento:
el club.
De verse
la sembrada agitación,
de borrascosas orugas,
caen
de plano
sucumben:
el club.
Un adventicio
jala un secreto de pastos,
de arcillas simulando estalagmitas
son sus manos,
desordenados los hábitats,
alelíes de azufre,
en las hamacas
una noche de hielos,
desafía:
el club.
el club.
30
Así repantigados
en un sinfín,
desvainadas intimidades
a la legua o la lengua
apenas mas larga,
su indecente fulgor,
sus ingestas vívidas,
tras los ligustros:
el club.
Como incisiones
de mármol blanco
escandalosas las linternas,
devueltos a flote
arcaicos navíos hundidos,
al fuego negro de la pupila
adaptada la oscuridad:
el club.
Subrepticiamente de lo hondo
la radiante superficie,
avecina la camada unívoca
del tonel de sauces llorones,
continentales,
díscolos cocodrilos,
mariposos:
el club.
31
tomó los tonos de la remolacha,
de cinabrio trémulo
una bocanada de obuses
en los esquejes de la neblina,
bajo abedules
frotó las piernas,
singular es el témpano
que ocupa el cuadrilátero,
la veo,
en cuatro:
el club.
Cancelado.
32
plum (un jardín)
A un magenta, el sol –sos un rosa con carácter.
35
Ah que susto, era un anillo
–es.
A de anhelo, o anzuelo
–se hurga la luz un infierno.
36
A ese matorral que zumba los tobillos
–bajo una bruma sin cuerpo.
Clásica, la abstracción
–la primera gota que toca la tierra.
37
del cóccix
Discanto, la escena monta un bolseado ondular
bajo el vértice de la teta
el sostén.
41
Infrasónicas emisiones de elefante, perplejo
soplo invisible.
42
En el llano de las sombras, en el barro de las pestañas,
el linde del rímel insolente, labra un ungüento
de agua clara.
43
De la cola del punctum, el bulto liba la diagonal
sin diálogo, la compara a un hosco hacerse
los claritos un sábado a la tarde,
sin turno.
44
esto es una pipa
Como comido
en los hidrotermales barrenado
de grafitos, apatías.
47
La verdá la tienen bien
debe ser oscurita. Mala cosa.
Dense
un tarascón que huye despavorido,
la inoculación de escondrijos antiguos
anómalos como hidras asimétricas,
Como comido
en el quicio taciturno que incide en un desdén
sonámbulo
como si el sincretismo de un murciélago formulase:
48
Como comido
aíslo un elemento lexical
escurrido en un embudo de anhelo pictórico,
o en un cielo que supura por las orillas
dejando la bóveda muda,
inversamente,
lo que me hace más gordo.
Aventurándose
mas no sin sus avíos, sus aparejos
su clic mágico o viseversa
ornamentado e intraducible
exageradamente tuerto y mal soplado:
Como comido
barrenado en sodios
en las impúdicas motas del mu,
aclara,
que ve en el tiempo de los otros
un confite que no se disuelve.
49
estanco
A esa brújula le crecen,
agujas como pompón,
como incisivos de león.
Si el confín es un escaparate
prendo un fósforo diurno.
53
(proyecciones óseas)
habituados a cierta congoja,
dentro de pócimas enfriadas
en cúbicas masitas indiferentes.
¿Por qué?
No sé
cada piedrita, mica,
amucha el chancro
que baja
de una atmósfera, suya,
un nubarrón
marrón, suyo,
flota en su glasé náutico.
Y ahí nomás,
un cuajo salta como
langosta en una oscuridad,
de azafrán y canela,
(en esa claridad de lo nocturno)
ante los molondrones prestos
a machacar esta nuez neolítica,
y silvestre pero llena, insisto, de coscorrones.
¿Por qué?
54
rasca colgajos de habla o prosa embrujada:
heme colateral,
desollado e indeciso de piel,
en una imposible dicción
que acopla cuantiosas lengüitas.
¿Por qué?
55
luz mala
¡De acá!
Me hablé. Se habló.
A orillas. En orina
de junco
asombrado
al sol.
Sin intuida
orilla, armadillo
bebido
de luz mala.
Claro de escollos
luz mala bebida
con temblores.
¡De acá!
Sólido en
59
hebras, oh,
en todos lados
anduvo y no hay
dónde ir.
Y vierto un pis,
en órbitas cuando
llegado estoy
en lo muerto,
haciendo
de vivo.
Sin orilla
soñada, familia
de cuises
hinchados de mala luz.
Hablé: hablo,
o mal bebo
bebido o hablado mal.
Ahora: ¡De
acá!
60
a la nun
ca intuida,
línea bebi
da mal ha
blada de luz.
Orilla: ahí
de hacerla
(no) se
encuentra.
Luz merodea
un meo asom
brado de jun
co. Me hablé.
Se habló.
Mil y un eu
caliptos arden
envueltos
en llamas
de muér
dago.
Mal hablao
de meo lo
intuido sin
albor.
¡De a
cá!
Hipo
sin orilla,
61
línea de
letrea
da mor
dida de luz,
mal bebido
el hoy
mal mordi
do.
De lo hablado
luz sin
dentros
bañados de
limosa orilla.
¡De acá!
A un mundo
hablado mal.
A una hincada
luz mala, finjo
su amniótica luz.
Sin temblorosa
orilla ni hormigueo
de hueso rascado.
62
a sus anchas
lo imaginable.
Habla un bol
cuya nebulosa
boca insinúa
mal bebida
lo colmado.
Mía: tuya.
Intuyose inhabitado
de orilla, frunció
delicadísimo
un tropo,
una batata.
¿Escondí el rabo
en este fondo terrible?
63
¡cíclope no!
Ríe el Cíclope con el ojo. Sonríe.
Dentro es uno. Dentro es Cíclope el sueño.
A un palmo de Cíclope.
Dice: Ojo, el Dentro nos mira.
Suceso: no es mi materia aún,
brillo,
en un iris brutal de Cíclope.
¿Deforme? No es mi materia.
67
idóneas para no sé qué.
El brotado animalito
revienta como bomba bioma
e irreconocible como berrinche compostado
compromete a Cíclope
con su último pigmento.
Caer: no es mi materia.
Cíclope dice:
Una avispa en una hoja.
La hoja de un libro.
Una avispa revolotea viva.
68
Cerrado está el libro.
Y estando en eso
con el cuajo irresoluto,
vomita
el famoso reloj irrompible.
Emite un resplandor de halo fibroso,
desea un: de nuevo.
Cayó
como relámpago.
Un relámpago que llega tarde a su trueno.
Trueno: dibujo de luz tardía,
o más: profusas luces que vacilan
en suaves cabeceos.
Deshuesado
el estruendo
69
no cae
o como dibujo tronado de lo que cae
en infinito acople
de Ojo o de Cíclope o de Único.
Cíclope dice:
Eso lo explica,
en demora,
pero lo explica.
A un Ojo de mí:
inmensamente perdido en el detalle
con lo que dá, o ya ¡va! o un segundito después
no está más.
70
orión
Aún cuando
al humo del cielo
un haz sonámbulo
lo atraviese.
Más elegante.
Como si nada
he mirado
navíos con soles
fuego con naves.
Más bien.
He mirado
particularidades
del meso fondo
galáctico.
73
Más que tarascones.
Orión dramático
a su látigo geometrías
colas meridianas
estrías de fuego.
Navíos de plasma
calma chicha
donde se componen
amplios descansos sin sombras.
He visto
con soles
la vociferante
expectación.
A punta
de palo escruta
polvo galáctico
vendrá el estornudo.
Ven dá
a tu sumisión
el espacio curvo
74
del harapo.
A su convoy virulento
televisado
el muerto
que espanta.
Diría
escolios de luz
los de un sol
rarísimo.
75
Del filo al hierro
estacionados detrás
de olores químicos
los remolinos cenitales.
El vínculo
con el recinto
es más viejo
que Orión.
De los campos se va
bajo un cielo de equívocos
pastando pedazos
geo luminosos.
Con el terrón
76
de lo natural
rompiéndose
en los dedos.
Nave de rayos
da
almácigo de calamidades.
Da cría
agujero
bastante vivo
lo bastante.
Da una boca
de papanatas
atmósferas.
Da vecinos
de la gran fruta
padecen murciélagos.
Dentro la boa
telégrafos en las vísceras
da densa
nube de cielo
escondida.
77
Índice
heló 7
sinto mal 15
plum (un jardín) 29
del cóccix 35
esto es una pipa 41
estanco 47
luz mala 53
¡cíclope no! 61
orión 67
otros títulos de la editorial:
carlos battilana
el lado ciego
bárbara belloc
canódromo
horacio fiebelkorn
la patada del chancho
mauro lo coco
niño cacharro
aníbal cristobo
una premonición queer
karmelo iribarren
no hay más
silvio mattoni
el gigante de tinta
naty menstrual
poesía recuperada
robert hass
home movies
ben lerner
elegías doppler
emmanuel hocquard
esta historia es la mía
john cage
indeterminación
rae armantrout
necromancia
robin myers
lo demás
charles simic
hotel insomnio
gonçalo m. tavares
el libro de la danza
richard brautigan
30 de junio, 30 de junio
jenny boully
el cuerpo: un ensayo
impreso por
Tecno offset
Araujo 3293
en abril de 2018