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EN FAMILIA

ACOMPAÑAR A FAMILIAS HERIDAS


Un ministerio de atención y cuidado
¿Qué elementos deberían estar presentes en un itinerario eclesial
que busque atender, cuidar y acompañar a tantas familias que tienen
sed de compañía, respeto, dulzura y esperanza?

E
N primer lugar, la presencia. En segundo lugar, diálogo. De- tura a la vida del otro y de su punto
Hay que estar en el camino para cía Paulo Freire que el diálogo es el de vista.
poder ver. El acompañamiento encuentro entre seres humanos para Para un cristiano hay una rea-
pastoral, como las cosas importantes transformar el mundo. lidad que nos ayuda a entender lo
de la vida, no funciona con «mando A través de la palabra (día-logos) que es el diálogo en plenitud: la
a distancia». Necesitamos hacernos conocer la vida, los gozos y las espe- Encarnación. En ella Dios se pone
presentes en los lugares −físicos, vir- ranzas de estas familias, porque son a nuestro nivel, su Palabra se hace
tuales, vitales− y en la realidad que también los nuestros. Dialogar es nuestra palabra y, gracias a ella, se
habitan las personas a las que que- ponerse al mismo nivel, querer pro- hace posible la experiencia profunda
remos acompañar. Evidentemente, de encuentro. Y en ese encuentro
no se trata de mera presencia física Dios no solo nos revela cómo es Él,
(importante, qué duda cabe) sino sino que también nos revela lo que
también, y puede que, sobre todo, estamos llamados a ser. No po-
afectiva. dremos ayudar a las familias
Quien quiera ayudar a una heridas, si no establecemos
familia (herida o no), debe con ellas un encuentro que
amarla, admirar lo que signi- se asemeje, lo más posible,
fica, conocer sus potenciali- al encuentro que se da en
dades y su belleza, y debe Jesucristo entre el ser hu-
tener entrañas de misericor- mano y Dios.
dia para estar presente sin Un tercer elemento,
colonizar, cercano sin juz- importante desde el co-
gar, disponible sin agobiar, mienzo, lo constituye el
para ayudar sin crear depen- hecho de ser conscien-
dencia. Un tipo de presencia tes de que Dios ya está
que supone paciencia, disposi- habitando esa familia en sus
ción para aprender, capacidad de circunstancias concretas. Dios
sorpresa, voluntad y también recta nos precede siempre, y ya está
intención… trabajando y dándose a esa familia.
Una presencia discreta, pero Dios ya es misericordia cordial para
también nítida; respetuosa, pero los heridos antes de que nosotros
interpelante; una presencia más nunciar una palabra verdadera, dar y lleguemos. Por eso, un objetivo bási-
afectiva que ideológica. Esta pre- recibir confianza, ser capaces de po- co en nuestra tarea de atención pas-
sencia, más pastoral que doctri- nerse en el lugar del otro. El diálogo toral es no querer adelantar a Dios,
nal, nos facilitará una experiencia es horizontal por vocación. Consiste nosotros vamos detrás.
de encuentro. Encuentro que, a su en compartir y escuchar respetando Nuestra tarea pastoral conlleva,
vez, precisa de un bien cada vez los valores de los demás. El diálogo también, ayudar a los miembros de
más escaso: tiempo. auténtico provoca una radical aper- esa familia concreta a descubrir que

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Acompañar a familias heridas

puede que ellos se hayan alejado de Esa comprensión cordial, nos ayu- tan integrados en nuestras homilías,
la Iglesia o que hayan sentido que la dará a caminar juntos hacia una so- en las intervenciones públicas de los
Iglesia se ha alejado de ellos, pero lución, hacia una respuesta que ayude miembros de la Iglesia, en los medios
que quien nunca se ha ido, quien ha a esa familia concreta en su camino. de comunicación eclesiales, en las
permanecido siempre ahí es el Dios Para ello será preciso escuchar, ver, tra- instituciones educativas, sociales y
de la misericordia, el Dios de Jesucris- bajar, testimoniar. Somos muy amigos pastorales… y un largo etcétera.
to, el Dios Padre-Madre que nos si- de comenzar por la «solución». Somos La comunidad eclesial debe usar
gue sosteniendo, día a día, por amor. muy amigos de decir a los demás lo su ternura y su creatividad para que
«¿Puede una madre olvidarse de su que tienen que hacer para solucionar se les dé cauce para poder perdonar
criatura, dejar de querer al hijo de sus sus problemas. Sin embargo, el cami- y perdonarse, para trabajar y asumir
entrañas? Pues, aunque ella se olvide, no de regreso a casa, de sanación, de el caudal de sentimientos, en ocasio-
yo no te olvidaré» (Is. 49, 15). conversión, solo es posible cuando se nes abrumadores, que experimentan.
También debemos ayudarles, en caso
de ser necesario, a reconocer erro-
res y a asumir responsabilidades. La
comunidad eclesial debe sentirse
vocacionada para ayudarles en sus
tareas de reconciliación y de acep-
tación personal, para ayudarles a
reconstruir autoestima y humanidad
allá donde haya sido dañada. La co-
munidad eclesial debe también darles
la posibilidad de disfrutar de tiempo
libre y de reducir su estrés, de sentir-
se acompañados, de sentirse familia
grande. Y también debemos honrar
y acompañar el dolor que sienten,
dándoles siempre una nueva oportu-
nidad de sentirse capaces de amar y
ser amados.
Todos somos responsables en el
camino que les conduzca a partici-
par realmente en la vida eclesial. To-
En el proceso de acompaña- han dado los pasos anteriores. Ese es dos somos responsables de ayudar a
miento y cuidado de las familias he- el camino al que la Iglesia, a través de esos hijos e hijas de Dios concretos a
ridas es preciso hacer nuestros sus la Amoris laetitia, nos invita. En ese ca- recuperar la confianza y la esperan-
problemas, sus heridas, sus dudas… mino juntos, en ese acompañamiento za usando grandes dosis de ternura.
Comprender su búsqueda, miedos y verdadero, será posible que las fami- Nadie busca la herida, incluso aun-
necesidades. En definitiva, dejarnos lias heridas, los agentes de pastoral que podamos tener responsabilidad
afectar. Percibir desde el interior, in- familiar y toda la comunidad eclesial en ella por acción o por omisión. Por
tentar comprender en profundidad puedan vivir, crecer y sanar. eso la familia herida lo que necesita
desde la comunión. Para ello será Cuando las familias concretas de nosotros es que le mostremos el
necesario desprendernos de «las- experimenten problemas concretos rostro verdadero de Dios que siem-
tres» (cada uno sabe qué pesos le en sus vidas y en sus relaciones, de- pre libera porque siempre ama.
impiden caminar junto a otros, qué ben poder contar con la ayuda y el En resumen, nuestra primera e
pre-comprensiones y qué prejuicios acompañamiento de la Iglesia. Así ineludible tarea será acercarnos a esa
le acompañan). Evidentemente, toda la comunidad eclesial debe invo- familia concreta y, como Jesús hizo
comprender no significa renunciar lucrarse para que se sientan en casa. con María Magdalena, preguntar con
a lo que creemos, ni comulgar con Toda la comunidad eclesial deberá ternura: «Mujer, ¿por qué lloras?».
ruedas de molino, ni ser quienes no trabajar para que quienes atraviesan
somos. Comprender significa perci- problemas (sean cuales sean) se sien- PABLO GUERRERO, SJ
bir, penetrar, alcanzar, simpatizar y, tan integrados en la vida diaria de la Instituto Universitario de la Familia
ojalá, hermanarse. Iglesia y esto significa que se sien- Universidad Pontificia Comillas

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