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{ 1. VÍDEO-POLÍTICA
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La te1evisió~1secarac~erizapor una cosa: entretiene,
re1~jay divieite. Como c1ecíaanteriormente, cultiva al
homoludens;pero la televisión invade toda nuestra vida,
se afirma incluso como un demiurgo. Después de ha-
ber «formado» a los niños continúa formando, o de al.
'. gún modo, influenciando a los adultos por medio de la
«información». En primer lugar, les informa de noti-
cias (más que de nociones), es decir, proporciona no-
ticias de 10que acontece en el mundo, por lejano o cer-
cano que sea. La mayoría de estas noticias terminan por
ser deportivas, o sobre sucesos,o sobre asuntos del co-
razón (o lacrimógenas) o sobre diferentes catástrofes.
Lo que no es óbice para que las noticias de mayor re-
percusión, de mayor importancia objetiva, sean las que
tratan de información política, las intormaciones so-
bre la polis (nuestra o ajena). Saber de política es im-
portante aunque a muchos no les importe, porque la
. política condiciona toda nuestra vida y nuestra convi-
vencia. La ciudad perversa nos encarcela, nos hace
poco o nada libres; >'la mab política -que obviamen-
J te incluye la política económicJ.- nos empobrece «(:ti;
'\ Sartori, 1993, págs. 313-316)
q
Ho..o VlOU15 GIO\'ANI'lISARTORl

Así pues" el.término vídeo-política (tal vez acuñado la televisión condiciona; ()puede condicionar; fuerte-
por mí 1) hace referencia sólo a uno de los múltiple~ as- mente el gobierno, es decir, las decisiones del gobierno:
pectos del poder del vídeo: su incidencia en ~osprocesos lo que un gobierno pu~de y no puede'hacer, o decidir lo
políticos, y con ello una radical transformaciÓn de Cómo que va a hacer.
'. «serpolítitos» yde cómo «gestionarla política».Enten- En esta parte del libro d~sarrollaré los tres temas si-
demos que la vídeo-política no caracteriza sólo a la de- guientes: en primer lugar, la formación de la opinión
mocracia. El poder de la imagen está también a disposi- pública y, en este sentido,la función de los sondeos de
ción de la'! dictaduras. Pero en el presente trc\b~j()m(~ opinión, a fin de llegar a una valoración de conjunto
ocuparé únicamente de la vídeo-política en los sistemas acerca del «direc.tismo democrático». En segundo lu-
liberal-democráticos, es decir, en los sistemas basados en gar, me detendré en el modo en el que el vídeo-poder
elecciones libres.
J
, La democracia ha sido definida con frecuencia como
incide sobre el político elegido y cómo es elegido. Por
último, y en tercer lugar. trataremos de comprender
\ un gobierno de opinión (por ejemplo, Dicey,1914,Y1.0- en qué medida la televisión ayuda o. por el contrario,
well, 1926) y esta definición se adapta perfectamen~e a obstaculiza, a la «buena política».
la aparición de la vídeo-política. Actualmente, el pueblo
soberano «opina» sobre todo en función de có~o la te-
levisión le induce a opinar. Yen el hecho de 'conducir la
opinión, el poder de la imagen se coloca en el centro de
~
i' todos los procesos de'la polítiCacontemporánea.
Para empezar, la televisión condiciona fuertemente
el proceso electoral, ya sea en la elección de los candi-
datos 2,bien en su modo de plan tear la batalla electoral,
o en la forma de ayudar a vencer al vencedor. Además,

I Cfr.Sartori (1989). En mis escritos denomino vide!>a la superfi-


cie del televisor en la cual aparecen las imágenes. Esta es asimis-
mo la acepción etimológica del término: video es un derivado del
latín videm,que significa ver. La acepción técnica del término in-
glés es diferente: aquí vítleoes la película (o la cinta) en la que sc
graban la."imágcncs (como en las cxpresiones videotape,videocfLf-
selleo similares). Pero 110debemos sometemos a la torpeza dc
quien invent.'l las palabras por azar; así pues. insislo en que vírleo
t'S la supcrlkit' t'U la /(11('Vl.'II1\):,Lis iIllÚg('lIcs. lOS. como en Estados Unidos, el' las ek'n:iollcs primarias (rJi.
i
~: :! i'aradÚjiGH!H'ltll', !(( ldc"isiil!! es rmis dcá¡j\'a (y di:;torsiol1adt.ra) Orrell y Pulsby, eds., 1~87). Pero obviamenlc inlluyt.' tambil;¡¡ en
:\ cuanto más democrÚtka, es decir liable, es la elección de candida- las el(:cciones partilocrátic.as de los candidalOs.

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2. LA FORMACIÓN DE LA OPINIÓN
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Si la d(~lIIocrada tuviera que ser un sistema de gobier-
no guiado y controlado por la opinión de losgobernados,
.- . entonces la pregunta que nos deberíamos replantear es:
¿cómo nace y cómo se forma una opinión pública?'
Casi siempre. o con mucha frecuencia, la opinión pú-
, :. blica es un «pato.>que se da por descontado. Existe y con' ,
eso es suficiente. Es como si las opiniones de la opinión
.- pública fueran, como las ideas de Platón, ideas innatas.
En primer lugar. la opinión pÚblica tiene una ubica-
ción, debe ser colocada: es el conjunto de opiniones que
se (~Ilcu('ntra enel público o enlos públicos. Pero la no-
ción de opinión pública denomina sobre todo opinio-
nes generalizadas d~lpúblico, opiniones endógenas, ]as
cuales son del públi<;o en el sentido de que el público
es realmente el sujeto principal. Debemos añadir que
una opinión se denomina'pública no sólo porque es del
público, sino ~nbién porque implica la respubüca, la
t cosa pÚblica. es decir. argumentos de naturaleza públi-
ca: los intereses generales. el bien comÚn. los proble-
mas colectivos.
. \ ~.~ Cabe destacar que es correct.o decir ((opinión». Opi-
nión es doxa,no es ejJistbne,no es saber y ciencia; es sim-
t
IIm40 VlDENS GIOVANNI S."RTORI

plemente un «parecer», una opinión ~ubjetiva para la tos de información de masas), más corre el riesgo la'opi- r
c~ no se requiere una prueba 11.Las matemáticas, por nión del púhlico de convertirse en «hetero-dirigida»,!
ejemplo, no son una opinión. Ysi ]0 analizamos a la in- como decía ~ esman. . . .
versa, una opinión no es una verdad matemática. De] Por lo demás, cllan~o-la opinión pública se plasmaba.
mismo modo, las opiniones son convicciones frágiles y fundamentalmente en los periódicos, el equilibtio entre
variables. Si se convierten en convicciones profundas opinión autónoma y opiniones heterónomas (hetero-
y fuertemente enraizadas, entonces debemos Ilamarlas dirigidas) estaba garantizado por la existencia de una'
creencias (yel problema cambia). prensa libre y múltiple, que representaba a muchas vo-
De esta puntualización se desprende que es fácil des- ces. La aparición d~ la radio no alteró sustancialmente
armar la objeción de que la democracia es imposible este equilibrio. El problema surgió con la televisión, en
porque el pueblo «no sabe». Ésta sí es una objecíón con- la medida en que el acto de ver suplantó al acto de dis-
tra la democracia directa, contra un demo.s-quese gobier- currir. Cuando prevalece la comunicación lingüística,
-,t, na solo y por sí mismo. Pero la democracia representati- los procesos de formación de la opinión no se produ-
\ i va no se caracteriza' como un gobierno del saber sino cen directamente de arriba a abajo; se producen «en
como un gobierno de la ppinión, que se fundamenta en cascadas», o mejor dicho, en una especie de sucesión de
un público sentirde respublica. Lo que equivale a decir cascadas interrumpidas por lagunas en las que laSopi-
que a la democracia representativa le es suficiente, para niones se mezclan (segÚn un modelo formulado por
existir y funcionar, con el hecho de que el pÚblico tenga Deutsch, 1968). Adem~s, en la cascada se alinean y se
opiniones suyas;nada rrtás,pero, atención, nada menos, contraponen ebulliciones, y resistencias o viscosidades
Entonces ¿cómo se constituye una opinión pública de naturaleza variada 4.
autónoma que sea verdaderamente delpúblico? Está cla- Pero la fuerza a:rrolladora de la imagen rompe el sis-
ro que esta opinión debe estar expuesta a nl~OSde infor- tema de reequilibros y retroacciones múltiples que ha-
maciones sobre el estado de la cosa pÚblica,Si fuera «sor- bían instituido progresivamenie, durante casi dos siglos,
da", demasiado cerrada y excesivamente preconcebida los estados de opinión difusos, y que, desde el siglo XVIIt
en lo que concierne a la andadura de la respublica,en- en adelante, fueron denominados «opinión pública».
. tonces no serviría. Por 9tra parte, cuanto más se abre y La televisión es explosiva porque destrona a los llama-
se expone una opinión pública a f1t~osde información dos líderes intermedios de opinión, y porque se llevd
exógenos (que recibe del poder político o de instflunen- por delante la multiplicidad de «a~toridades cogniti-

3 Cfr. contraHabermas (1971), el cual afirma que LO<.ke,Hume y .¡Así. las opiniones de cada uno no tenían grupos de refert:ncia y,
Rous.'leauacuñan «opinión pÚblica.. fal<;cando)' f()r.lando la doxa por tanto, no derivan sólo de mens~ies infonnativos sino también
plalónica para significar un .inicio radonal. La tesis no es plausible de ¡ckntiticaciuncs (lo que h\s convierte en opiniones sin infor-

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ya (IUt:todos los auloJ"(:sde la llust.raciÚncono<:Ían perll:cl:lII:ellh'
d gl il'~o. O!jcron ..opiniÓn.., pucs, sahil:ndo <[Ul'clOXfl
tmdición filosófica, el término opuesto a verclad ol~i{'Liva.
era. en la
maci,,1Iy, por tanto, poro illlhwnciables). Existen además opinio-
nes relacionadas con el gusto de cana uno, y ya se sabe que drgll.l:
liltu.~ 1UJ1/e..~ldis/,uland1l11l «(:ti'. Bt:rl'lson el al., 1954).

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HOMO VlUENS

.. ~'.¿ -"~"!.~.-'....
vas» que establecen de forma diferente, para cada uno 'o

de nosotros, en quién debemos creer, quién es digno de


crédito y quién no lo es 5.Con la televisión, la autoridad
es la visión en, sí misma, es la autoridad de la imagen.
No importa que la imagen pueda engañar aún más que
las palabras, como veremos más adelante. Lo esencia]
es que el ojo cree en lo que ve; y, por tanto, la autoridad
~ cognitiva en la que más se cree es lo que se ve. Lo que se
ve parece «real», lo que implica que parece verdader:o.
DeCÍa que a'la democracia representativa le basta,
J
\
para funcionar, que exista una opinión pública que sea
verdaderamente delpúblico ti. Pero cada vez es menos
3. El. GOBIERNOm: l.OS SONDEOS

\. cierto, dado que la videocracia está fabricando una opi- Recordaba antes que la invención del telégrafo tuvo
nión sólidamente hetero-dirigida que aparentemente enseguida un gemelo en 'la agencia de noticias «VÍate-
. refuerza, pero que en sustancia vaCÍa, la democracia légrato». Un hilo sujeto por palos es sólo un hilo si no
como gobierno de opinión. Porque la televisión se exhi- transmite algo; y es una mala inversión si no transmite
be como portavoz de una opinión pública que en reali- lo suficiente. Esto mismo es válido para la televisión:
dad, es el ecoderegresoe~ la propia voz. también la imagen debe estar repleta'de contenidos. En
Según Herstgaard: «Los sondeos de opinión reinan gran parte, los contenidos televisivos (de naturaleza in-
como soberanos. Quinientos americanos son continua- formativa) son imágene,s de acontecimientos, pero son
mente interrog-ados para decirnos a nosotros; es decir, a también «voces públicas". Dejp a un lado, por ahora,
los otros 250 millones de americanos ]0 que debemos las entrevistas \Casualesa los viandantes. Las otras voces
pensar» 7. Y($ t~ds()que la televisiÓnse limite a reflejar públicas, o del\ público, ~stán constituidas por sondeos
los cambios que se están produciendo en la sociedad y que nos indican en porceiltajes «lo que piensa la gente».
en su cultura. En realidad, la televisión refleja los cam- Para ser exactos, los sondeos de opinión consisten en
bios que promueve e inspira a largo plazo. respuestas que se dan a preguntas (forIrtuladas por el en-
j: trevistador). Yesta definición aclara de inmediato dos co-
sas:que las respuestas dependen ampliamente del modo
; Para profundizar en estos puntos debo remitir a la 1t:<:Lul'ade en que se formulan las preguntas (y,por tanto, de quién
Sanori (1995, capítUlo VJII, "Opinión pÚblica,,). Concretamente
sohn' el modelo lk DenLKh. Ijj'o¡lIi,págs. 183-1~fI.
las formula), y que, frecuentemente, el que responde
..
¡;La cuestión se rd'l.Icrza por la nociÓn 0(' opilli6n p'-thlica "(,011,(',
se siente «forzado» a dar una respuesta improvisada en
ti,'a.. (fjj'. l'agl; )' Shapiroo I!)9¡\): pno tampoco t'sm 'Jpil1iÚn :t¡{J'l' aquel momcnto. ¿Es eso lo que piensa la gente? Quien
gada se susU'ac a la erosiÓn qm' cStl,IYdcscribil'lIdo. ,rurma esto no dice la verdad. De hecho, la mayoría de las
l'I
, t i Cit. en Glisenti y Pesen ti (1990, pág. 145) opiniones recogidas por los sondeos es: a) débil (no ex-
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HOldo VIDENS. CtÓVANNI SARToIU

presa opiniones intensas, es decir, sentidas profunda- voto sea esa. El elector tiene eti sq.escopeta; cuandO'el~ .
mente); b)volatil (puede cambiar en pocos días); t) in- tra en la cabina electoral, un soló cartucho; y si tiene,
ventada en ese momento para decir algo (si se responde pongamos por caso, cinco opiniones firmes, deberá sa-
«no sé» se puede quedar mal ante los demás); y sobre crificar cuatro. Durante más de veinte aQos,los expertos
todo d) produce un efecto reflectante, un rebote de lo han explicado a los políticos americanos que para cua-
que sostienen los medios de comunicación. drar el déficit presupuestario, o para reducir las deudaS,
De modo que, en primer lugar, las opiniones recogi- bastaba con subir un. poco el precio de la gasolina (que
das en lossondeos son por regla general d.ébiles; yes raro en Estados Unidos cuesta la mitad que en Europa). Pero
que alguna vez se recojan opiniones profundas 8.Escri- no, no hay nada que hacer: los sondeos rev:el~ que los
be Russell Newman: «De cada diez cuestiones de políti- americanos son contrarios a esta medida. Pero si repu-
ca nacional que se plantean t.odos los años, el ciudada- blicanos y demócrd:a5 se pusieran de acuerdo para v~tar
x un aumento, estoy dispuesto a apostar que el hecho de
.\ no medio tendrá preferencias fuertes }'coherentes por
encarecer la gasolina no tendría nil1guna incidencia
una o dos, yvirtualmente ninguna opinión sobre los de-
más asuntos. Lo cual no es obstáculo para que cuando electoral.' Yes que dar por segura una opinión no equi-.
un entrevistador (~mpiezaa preguntar smjan opiniones vale en modo alguno a prever lin comportamiento. Un
inventadas en ese momento» (1986, págs. 22-23). El re- parecer sobre una issue,sobre una cuestión, no es una
sultado de ello es que la mayoría de lasopiniones recogi- declaraciónde intención de voto. .
das son frágilese inconsistentes 9.Sin contar las opiniones Por otra parte, tenemos el problema de Iafáci~ mani- '.,'
inventadas para asun'tos que se desconocen completa- pulación de los sondeos (así como de su institucionali-
mente. El entrevistador que interpela sobre una «leyde zación, que es el.referér..dum). Preguntar si se debe per-
los metales metálicos», o bien sobre una absurda y fantás- mitir el aborto, o bien si se debe proteger el derecho a
tica ,<leyde 1975 sobre asuntos públicos>.,no vuelve a la vida, es presentar las dos caras de una misma pregun-
casacontas manosvacías:le r<.~srondc un t.ercioe incluso ta; de una pregw1ta sobre un problema que se entiende
dos terdos de los entrevistados (cIr.Bishop el aL, 1980). mejor que muchos otros. Ysin embargo, la diferente for-
Es verdad que algunas veces tenemos una opinión fir- mulación de la pregunta puede cambiar la respuesta de
me y sentida con fuerza, pero i~cluso cuando es así, no un 20 por ciento de los interpelad9s. Durante el escán-
es ~eguro que la opinión que dictará nuestra elección de dalo Watergate, en 1973, se efectuaron en un solo mes
siete sondeos que preguntaban si el presidente NixoI)
11La noción de intensidad se equipara a la de sfllience,es decir, de debía dimitir o debía ser procesado. Pues bien, '«la pro- .
preeminencia, de relevancia. Para simplificar, resuelvo la segun- porción de respuestas afirmativas variaba desde un mí-
. da en la primera, al1ll<1l1~
las dos cuestiones son difercnciables. nimo del 10 a un máximo del 53 por ciento. Yestas dife-
9 Converse (1964) ha destacado que, cuando la misma pregunta rencias se debían casi exclusivamente a variaciones en
sobre las preferencias polít.icas se repite en intervalos de tiempo,
las respuestas varían sin ninguna base coher<~nte. sino de un la formulación de las preguntas» (Crespi, 1989, págs.
(~ modo casual. 71-72). Ésta es una oscilación extréma para una pregun-

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.

HOMO YlDF.NS
GIOVANNI5AR'roRl

ta sencilla. YeI azar crece, obviamente, cuando los pro- Hablo de opiniones ciegas porque todos los protesio-
blemas son complicados. Cuando los ingleses fueron in- nales del oficio saben, en el fondo, que la gran mayoría
terpelados sobre la adhesión a la Unión Europea, los que de los interpelados no sab~ casi nada de las cuestiones
estaban a favor oscilaban (pavorosam~nte) desde un 10 sobre las que se le preguntan. Dos de cada cinco amen-
a un 60 por ciento;.también esta vez, la causa de tal osci- canos.no-saben qué partido -y sólo hay dos partidos-
lación estaba en función de cómo se formulan y varían controla su parlamento, ni saben dónde están los países
:J
las preguntas 10. del mundo (cft Erikson el ál., 1988). Se puede pensar:
{ De todo esto se deduce, pues, que quien se d~ja in- ¿qué diferencia hay si no se saben estas cosas? En sí mis-
fluenciar o ao;ustarpor los sondeos, el sondeodirigido,a ma, hay muy poca diferencia; pero es enorme si estas la-
. menudo se deja engaflar en la falsedad y por la false- gunas elementales se interpretan como indicadores de
.r o dad. Sin l~mbargo, en Estados Unidos la sondco-de- un desint~rés generalizado: El argumento es que si una
pendencia de los políticos -empezando por el presi- persona no sabe ni siquiera estas cosas tan elementales,
dente- es prácticamente absoluta. También en Italia, con mayor razón no tendrá noción alguna de los proble~
BerJusconi vivede sondeos ysu política se basa en ellos. mas por simples que sean..
Porque lasondeo-dependencia, como }'ahe dicho, es la Creo que somos muchos los que estamos de acuerdo
auscultación de una faisedad que nos hace caer en una -aunque sólo lo digamos en voz baja- que la sondeo-
trampa y nos engaña al mismo tiempo. Los sondeos no depen.dencia es nociva, que lasencuestas deberían tener
son instrumentos d~. demo-poder -un instrumento menos peso del que tienen, y que las credenciales de-
que revela la vox populi- sino sobre todo una expre- mocráticaS (e Incluso «objetivas») del instrumento SOI1
sión del poder de los medios de comunicación solJreel espurias. Pero casi todos se rinden ante el hecho su-
pueblo; y su influencia bloquea frecuentemente deci-:- puestamente inevitable de los sondeos. A lo cual respon-
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siones útiles y necesarias, o bien lJeva a tomar decisio- do que los sondeos nos asfixian porque los estudiosos
nes equivocadas sostenidas por simples «rumores», . no cumplen con su deber. Los pollsters,los expertos en
!i
,I por opiniones débiles, deformadas, manipuladas, e sondeos, se limitan a preguntar a su quidam,cualquiera
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incluso desinformadas. En definitiva, por opiniones que sea, «¿qué piensa sobre esto?» sin averiguar antes lo
!! ciegas. qu~sabede eso,si es ,que sabe algo. Sin embargo, el nú-
cleo de la cuestión es éste. Cuando se produjo la segun-
10Un <:iemplo límite de manipulación es que basta con variar el or-
da votación de la Comisión Bicameral para las reformas
constitucionales apareció un sondeo del CIRM que
. den de dos nombres para obtener respuestas diferentes. Un son-
deo Ropcr de scptiembrc de 1988 da como rcsult~ldo que cuando
el nombre dt~ úukakis (el candidato demócraL\ a la presidencia)
daba como resultado que el 51 por ciento de los italia-
nos estaba a favor de )a elección de una asamblea cons-
L !'c I1H.'IKiona 1:11primer IlIgar, Bllsh (Sil al1lagol1lsla rCIHlbliG\l:o)
tituyente y sólo el 22 por ciento era favorable a la Bica-
i\ SI- ponía 12 plintos por d('h¡~j..):111Iresllltado que se ducía a ,1
ptl1U()Scuando se decía primero el nombrt: de Bush (dI. CIICn:spi. meral. El mismo día (el 15 de enero de (997) Indro
1989, pág. (9). Montanelli comentaba irÓnicament<:~ en IL Con-if:rp'd.f.lé.a
í\
q
HOMO VlDF.NS

Sera.que para muchos italianos «bicameral» era proba;. .


.
blemente una habitación con dos ~amas. Está claro que
el pollstercomercial no tiene ningún interés en verificar
cuál es la consistencia o inconsistencia de las opiniones
que recoge: si lo hiciera sería autodestructivo. Pero los
centros de investigación y las instituciones universita-
rias tendrían el estricto deber de colmar esta zona de os-
curidad y confusión, verificando mediante fact-finding
polls (encuestas de determinación de hechos) yentre-
vistas en pr()fundidad el estado y el grado de desconoci-
J mientodel gran público; Sin embargo, se callan como
muertos. Yde este modo convierten en inevitable algo
4. MEN.OS INFORMACiÓN

que se podría evitar. He dicho que él gobierno de los sondeos se basa, inte.r
alia. en opiniones desinformadas. Una consideración
que nos llev\\al problema de la información. El mérito
casi indiscur:ble de la. televisión es que «informa»; al
menos eso nos dicen. :Pero empecemos por aclarar el
'. concepto.
In~ormar es propocionar noticias, y esto incluye noti-
cias sobre nociones. Se puede estar informado de acon-
tecimientos, pero también del saber. Aun así debemos
puntualizar que informaciónno esconocimiento,no es saber
en el significado ~urístico del término. Por sí misma, la
información no lleva a comprender las cosas: se puede
estar informadísimo de muchas cuestiones, y a pesar de
ello no comprenderlas. Es correcto, pues, decir que la in-
formación da solamente nociones. Lo cual no es negati-
vo. También el llamado saber nocional contribuye a la
formación del homosaPiens.Pero si el saber nocional no
. es de despreciar, tampoco debemos sobrevalorarlo. Acu-
mular nociones, repito, no significa entenderlas.
Debemos también destacar que la importancia de las
.~\
; informaciones es variable. Numerosas informaciones son
\.
\
sólo frívolas, sobre sucesos sin importancia o tienen un -
I
r~
HOMO VlI»:NS
GIOVANNI SARToRI

puro ysimple valor espectacular. Lo que equivale a decir que sucede día a día (giorncpergiorno].Pero lo que Ha.
que están desprovistas de valor o relevancia -significati- mamos propiamente información de masas se desarro-
va». Otras informaciones, por el contrario, Son objetiva- lla con la aparición de la radiofonía. El periódico excluye
mente importantes porque son las informaciones que eoiPsoal analfabetQque no lo puede leer, mientras que
constituirán una opinión pública sobre problemas públi- . la locución de la radio llega también a los que no saben
cos, sobre problemas de interés público (vid. supra,pág. leer ni escribir. A esta extensión cuantitativa le puede
69). Ycuando hablo de subinformación o de desinforrna- corresponder un empobrecimiento cualitativo (pero no
ción me refiero a la información de «relevancia públi- cuando la comparación se realiza con las publicaciones
ca». Yes en este sentido (no en el sentido de las noticias de contenido exclusivamente escandoloso, como los la.
deportivas, de crónica rosa o sucesos) en el q~e la televi- bloides).Pero siempre existirá 'una diferencia entre el
J sión informa poco y mal. .:.~ .
Con esta premisa, es útil distinguir entre subinforma-
periódi~o y la radio: como la radio habla también para
los que no leen, debe simplificar más y debe ser más bre-
ción y desinformación. Por subinformacíónentiendo una ve, al menos en los noticiarios. Aun así se puede decir
información totalmente insuficiente que empobrece de- que la radio complementaal periódico.
masiado la noticia que da, o bien el hecho de no infor- ¿Yla televisión? Admitamos que la televisión infor-
mar, la.pura y simple eliminación de nueve de cada diez ma todavía más que la radio, en el sentido de que llega
noticias existentes. Por tanto, subinformación significa a una audiencia aún más amplia. Pero la progresión se
reducir en exceso. PO( desinfonnaciónentiendo una dis- detiene ~n este punto. PQrque la televisión da m~1tOS
torsión de la información: dar noticias falseadas que in- informaciones que cualquier otro instrumento de in-
ducen a engaño al que las escucha. Nótese que no he di- fórmación. Además, con la televisión cambia radical-
cho que la manipulación que distorsiona una noticia sea mente el criterio de selección de las informaciones o
deliberada; con trecuencia refl~ja una deformación pro- .e~tre las informaciones. La información que cuenta es
fc!;iom\l,lo clIalla hace menos culpable, pero también la que se puede filmar mejor; y si 110hay filmación no
. gr
más Deli , osa. hay ni siquiera noticia, y, así pues, la noticia no se ofre-
Evidentemente, la distinción es analítica, sirve para ce, pues no es «vídeo-digna».. .
un análisis claro ypreciso del problema. En concreto, la Por tanto, la fuerza de la t.elevisión -la fuerza de'
subinformación y la desinformación tienen zonas de su- hablar por medio de imágenes- representa un pro-
perposición y traspasan la una a la otra. Pero esto no nos blema. Los periódicos y la radio no tienen el problema
impide que podamos analizarlas por separado. de ten el"que; estar en elluga1"de loshechos.Por el contra-
La difusión de la información, que se presenta como rio, la televisión sí lo tiene; pero lo tiene hasta cierto
tal, aparece con el periódico. La palabra inglesa newspa.- punto. No hay y no había ninguna necesidad de exage-
!)a describe exactamcnte su propia namral~za: h~ia o rar; no [Oda:~las noticias tienen que ir obligatoriamen-
,~\
papel «de noticias» (1li..)WS).
En italiano, gij)r1l(lled~staca el te acompaiiadas d~ imágenes. L:'-lcllcstiÓn de estar (~n
'\ aspecto de la cotidianidad, como en español el diaria;lo ci lugal' de los':hechos
¡ es, en parte, un problema que se
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!
"~ HaMo VlDENS GIOVANNI SARTORl

ha creado la.propia televisiÓn (y que le ayuda a crecer televisión convierte el hecho en una novela de suSpense
exag.eradamente) 11. sobre un ccraptovíaInternet». Lanza entrevistadores a to-
Aún recordamos que. durante algún tiempo los noti- das partes, se desplaza a Madrid, y de este modo animará
ciarios de televisión eran fundamentalmente lecturas de a otras niñas a escapar de sus casas.Yvemos sin desc.anso
estudio. Pero después alguien descubrió que la misión, imágenes de p~ertaS, ventanas, calles,'automóviles (que
el deber, de la televisión es «mostrar» lascosas de las que en general son de archivo) destinadas a llenar el vacío de
se habla. Yeste descubrimiento señala el inicio de la de- penosas misió~es igualmente fallidas.
generación de la televisión. Porque éste fue el hecho que Cuando todo va bien, se nos cuentan las elecciones
ha «aldeanizado)) la televisión en un sentido completa- en Inglaterra o en Alemania rápidamente, en 30 segun-
mente opuesto al que se refería McLuhan: en el sentido dos. Después de esto llegan unas imágenes de un pue-
.J de que limita la televjsión a lo cercano(a las aldeas cer- blecito que deben justificar su coste permaneciendo el}
canas) y deja al margen las localidades y los países pro- onda 2 ó 3 minutos; unas imágenes de alguna. historia
i
blemáticos o a los que cuesta demasiado llegar con un lacrimógena (la madre que ha perdido a su hija entre la
equipo de televisión. . multitud) o truculenta (sobre algún asesinato), cuyo va-
Todo el mundo habrá observado que en la televisión lor informativo o formativo de la opinión es virtualmen-
ahora son cada vez más abundantes las notidas locales y te cero. Los noticiariós de nuesti-a televisión actual em~
nacionales y cada vez más escasas las noticias internacio- plean 20 minutos de su media hora de duración en
nales. Lo peor de todo'.es que el principio establecido de saturarnos de trivialidades y de noticias que sólo existen
'. que la televisión siempre tiene que «mostrar», convierte porque se deciden y se inventan en la rebotica de los no-
en un imperativo el hecho de tener siempre imágenes de ticiados. ¿Información? Sí, también la noticia de la muer-
todo lo que Sehabla, lp cual se traduce en una inflación te de una gallina aplastada por un derrumbamiento se
de imágenes vulgares, es decir, de acontecimientos tan puede llamar informéJ.ción. Pero nunca será digna de
insig'l1ificélnws('omo ridículanwnw eXélKerados.En It~l- mención.
Hahan exhibido cenlenares de veces -para ilustrar las La obligación de «mostrar» genera el deseo o la exi-
investigacionesde la operación anti-mafiaManos/impúls--- gencia de «mostrarse». Esto produce el pseudo-aconteci.
las imágenes. de las cajas de seguridad de un banco, y miento, el hecho que acontece sólo porque hay una cá-
siempre era el mismo banco (que además no tenía nin- mara que lo está rodando, y que, de otro modo, no
guna relación con los hechos que se contaban). Dos alo- tendría lugar. El pseudo-acontecimiento es, pues, un'
cada."niñas, de 13 Ó 14 años, se escapan de su casa, y la evento prefabricado para la televisión y por la televi-
. sión. A veces esta fabricación está justificada, pero aun
así, no deja de ser algo «falso) expuesto a serios abusos
11La «If:y de ParkinsolJ., (Parkinson, 1957). que prevé el cJ'('dmie!l- \', hicillllt:nlt.'ouee!<1
como verdac.k:radesinff)rmaÓÓn.
.l
w aULOIJl¡Íticodt' las bUfonacias independi<'lltcmCl1lc (1(-clla1tlll¡(~r
lH>c(:sictadobjetiV<I,sólo por mecanismos interr1l's de,prohtÚación, La cueslióll (::', insislO, que )a producción de pst::udo-
se aplica exactamente al aumento del personal de la lelt:v¡¡;iÓI1. acontecimientos 1)el hecho de caer en lo trivial e iJlsig-
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HONO VIDE.'IS GIOVANNI5AA'rORl

nificante.no se debe a ninguna necesidad o~jetiva, a nin- otros cien o mil acontecimientos igualmente digno! de
gún imperativo tecnológico. En Francia, en Inglaterra y consideración.
en otros países siguen existiendo noticiarios serios que A fuerza de subinformar. ya la vez de destacar y exa-
seleccionan noticias serias y que las ofrecen sin imáge- gerar las noticias locales, terminamos por «perder de
nes (si no las tienen). El nivel al que ha descendidó nues- vista» el mundo y ~asi ya no interesarnos por él. La ne-
tra televisión se debe fundamentalmente a un personal cedad de los públiéos educados por la televisión queda
que tiene un nivel intelectual y profesional muy bajo. La bien ejemplificada por el caso de Estados Unidos, donde
información televisivase podría organizar mucho m~jor. la retransmisi(m de la caída del muro de Berlín en 1989
Aclarado esto, es verdad que la fuerza de la imagen está -probableme' í.teeI aco~tecimiento político más impor-
en la propia imagen. Para hacernos una idea, basta com- tante de est~ siglo (despliés de las guerras mundiales)-
J
.
par~ la información escritá del periódico con la infor-
mación visual de la televisión.
fue un fracaso televisivo.El índice de audiencia del acon-
tecimiento mien tras se ofrecía en directo por la cadena
\
El hombre de la cultura escrita y, por tanto, de la era ABC,con dos importantes comentaristas, fue el más bajo
de los periódicos leía, por ejemplo, alrededor de quince entre todos los programas de esa franja horaria. Yla au-
acontecimientos diarios significativos-nacionales o in- diencia de la caída del muro de Berlín fue ampliamen-
ternacionales--. y por regla general cada acontecimiento te superada (ese mismo año) por el estudiante chino
se desarrollaba en una columna del periódico. Este no- frent.e al tanque en la plaza de Tiananmen, en Pekín:
ticiario se reduce al m~os a la mitad en los telediarios; un evento de gran valor espectacular pero de escasa re-
y con tiempos que a su vez descienden a 1 ó 2 minutos. levancia sustancial 12.
La reducción-compresión es enorme: y lo que desapa- La CBS,otra de las grandes cadenas de televisión, ha
rece en esa compresión es el encuadre del problema al comentado tranquilamente: «essimplemente una cues-
qU(~S<:rdi('n:l1las im{lKc1ws.PunluC ya sabelUos (Iue la ti6n de prefc.~renciade los espectadores. El índice de au-
imagen es elwl1Iiga de la ahst.racdÚII, mientras que ex- diencia aument.a con acont.ecimientos nacionales como
plicar es desarrollar un discurso absu-acto. Ya he dicho terremotos o hurclcanes».Este comentario es escaloflian-
en otras ocasiones que los problemas no son «visibles».
Lo que podemos ver en la televisión es lo que «mueve»
los sentimientos y las emociones: asesinatos, violencia, 12Sobre Tiananmen, Henry Kissinger se preguntaba «¿cómo es po-
sible que haya tantos escritos en inglés en los carteles y pancartas de
disparos, arrestos, protestas, lamentos; y en otro orden los estudiantes?» y luego observaba que «lasvíctimas de la plaza no
de cosas: terremotos, incendios, aluviones e incidentes
. vanos.
eran muchas; el mayor nÚmero áe muertos estaba a unas tres millas
de la plaza.)' ('stos eran ohreros)' no l'studiantt's [...que] se manifes-
taban pam reclamar mejores condiciones económicas, no para cam-
F.n suma. lo visible nos aprisiona en lo visihle. Para el
biar la vida política del país» (dl. Glisenli y Pesenti, 1990,pág. 174).
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hombre que puede ver (y ya CSléí), lo qlle IIUn.: !iO CXiSl.l'. ,\sí pues, ('11el (:;\50de Tiananmcn ~;(;mezcla un pselldo-aconteci-
La amputaciÓn es inmensa, y empeora a G'I.\I:~add pr)l'- miento creado por la presencia de la td("visión (pancartas en in-
qué y dd cÓmo la telcvisión elige eJedt:lalú~vÚiblt1,cntre ¡.{Iés),subinfurmaciún y además desiufi.muación.

HOMO VlDF.NS
GIOVANNISARTOR/

te por su miopía y su cinismo: descarga sobre el público Prueba de ello es que haSta la Ilegada'de Iatelevisión '
las culpas que, eñ realidad, tienen los medios de comu-
nicación. Si el hombre de la calle no sabe nada del mun- el público se inter~saba por las'noticias internadonalés,
ypor eso los periódicos las publicaban. Ahora se intere-
do, es evidente que no se interesará por él. Inicialmente, san por ellas cada vez menos. ¿Por qué? ¿Seha atrofiado
también la inrormación (como la lectura) representa un el ciudadano por sí solo? Obviamente no. Obviamente
«coste». El hecho de informarse requiere una inversión la prensa escrita alimentaba unos intereses y una curiosi-
de tiempo y de atención; y llega a ser gratifican te -es dad que la vídeo-política ha ido apagando.
un coste que compensa- sólo después de que la infor-
mación almacenada llega a su masa crítica. Para amar la
música es necesario saber un-poco d~ mÚsica,si no Bee-
J\ thoven es un ruido; para amar el fUtbol es necesario ha-
ber entendido cuál ~s la naturaleza del juego; para apa-
sionarse con el ajedrez hace falta saber cómo se mueven
las piezas. Análogamente, el que ha superado el «um-
bral crítico», en lo que se refiere a la política y a los asun-
tos internacionales, capta al vuelo las noticias del día,
porque comprende enseguida el significado y las impli-
caciones. Pero el que p.o dispone de «almacén» realiza
un esfuerzo, no asim~lalos mismos datos y por ello pasa
a otra cosa. El público que no se interesa en la caída del
muro de Berlín es el público que ha sido formado por
las~randes cadenas de televisiónnorteamericanas 13. Si
las preferencias de la audiencia se concentran en las no-
ticias nacionales y en las páginas de sucesos es porque
las cadenas televisivas han producido ciudadanos que
no saben nada y que se interesan por trivialidades 14.

IS Que además es un público que ni siquiera se interesa ya por


cuestiones públicas: ahora en Estados Unidos sÓloel 20 por cien-
to de losjóvenes de menos de treinta años sigue los telediarios lb-
nmdos lIJ()'rblnel'll.5.
n()ticia.~dclmundo.
11Neil Postman comenta lo siguiente: "Con toda probabilidad. los
americanos son hoy la población que más entretenimiento tiene
[enterlllinetlJy la menos informada del mundo occideíltal>. (1985.
. -1 ~~]~. -'

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