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Pamplona 2009
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra
ISBN 978-84-8081-359-4
3
ÍNDICE
ÍNDICE ........................................................................................................3
ABREVIATURAS ..........................................................................................7
INTRODUCCIÓN .........................................................................................9
PARTE I: LA ACCIÓN HUMANA Y SU LIBERTAD................ 13
CAPÍTULO I: RAZÓN PARA UNA FENOMENOLOGÍA DE LA ACCIÓN .....15
1. Breve semblanza de los autores .......................................................15
1.1 Alexander Pfänder .....................................................................15
1.2 Dietrich von Hildebrand ............................................................17
1.3 Max Scheler ...............................................................................20
2. ¿Por qué una fenomenología de la acción libre?..............................23
3. Fenomenología versus psicologismo ...............................................26
CAPÍTULO II : MARCOS Y ELEMENTOS DE LA ACCIÓN ..........................33
1. Marco y elementos de la acción en A. Pfänder ................................35
1.1. Panorama general de las vivencias ...........................................35
1.2 Elementos constitutivos de la acción .........................................39
1.3 El valor y el encuentro con el valor ...........................................42
2. Marco y elementos de la acción en Hildebrand ...............................45
2.1. Panorama general de las vivencias ...........................................45
2.2. Definición y naturaleza de la acción moral...............................52
2.3 La noción de valor .....................................................................54
3. Marco y elementos de la acción en Scheler .....................................60
3.1. Panorama general de las vivencias ...........................................60
3.2. La acción...................................................................................65
3.3. La noción de valor ....................................................................68
CAPÍTULO III: ANÁLISIS DE LA ACCIÓN .................................................77
1. Inicio de la acción: la configuración del deseo ................................77
1.1 El deseo nacido del exterior.......................................................78
1.2. El deseo nacido desde el interior ..............................................91
2. Del deseo a la volición ...................................................................100
2.1. La creencia en la posibilidad de realizar lo deseado...............100
2.2. La extensión a todas las condiciones de la realización ...........105
4
ABREVIATURAS
2 “Era su casa una preciosa mansión italiana del siglo XVI, que
anteriormente había sido un convento y que en el siglo XIX fue secularizada
por Napoleón. El padre de mi esposo compró esta magnífica propiedad en
1873, y todos sus hijos nacieron en ella”. VON HILDEBRAND, A., “Dietrich von
Hildebrand: Un caballero para la verdad”, Anuario Filosófico, vol. 12 (1979),
p. 186.
3 Cf. VON HILDEBRAND, A., Alma de león. Biografía de Dietrich von
Hildebrand bastantes años más tarde es muy reveladora: “Hay que insistir
en la primacía de los valores morales sobre todos los demás valores.
Solamente los valores morales tienen proyección eterna“, HILDEBRAND,
DIETRICH VON, La verdadera educación cristiana, ediciones Palabra, Madrid
1970, p. 52.
4 Lo cuenta Edith Stein: “Il luogo delle nostre adunanze era la casa del
signor Von Heister, un giovane propietario che per il suo personale piacere
viveva a Gottinga, seguiva le lezioni di filosofia ed amava trattare con i
filosofi. (...).
»Al tempo in cui conobbi io, i fondatori della «società filosofica» non
erano più tutti presenti: Reinach non veniva più da che era libero docente e
sposato; Hedwig Conrad Martius e il marito vivevano, dal matrimonio in
poi, a Monaco e a Bergzabern. Dietrich von Hildebrand si era trasferito a
Monaco, Alexandre Koyré a Parigi, Johannes Hering voleva dare l`esame
nell`estate successiva e per poter lavorar indisturbato si era ritirato a
Strasburgo, sua patria”. Cf. STEIN, E., Il mio primo semestre a Gottinga,
Morcelliana, Brescia, 1982, p. 43-45.
5 Cf. ROVIRA, R., Los tres centros espirituales de la persona. Introducción a
la filosofía de Dietrich von Hildebrand, Fundación Enmanuel Mounier, D.L.,
Madrid 2006, p. 16.
6 Dentro del vasto abanico que ofrece la fenomenología es en Munich,
27 Ibíd., p. 360.
28 Cf. Ibíd., p. 363.
29 E, pp. 517-518.
CAPÍTULO II : MARCOS Y ELEMENTOS DE LA ACCIÓN
entre 1913-1916: Zur Psychologie der Gesinnungen, Zweiter Teil, en Jahrbuch für
Philosophie und phänomenologische Forschung, Band I, Halle 1913, pp. 325-404 y
Zur Psychologie der Gesinnungen, Zweiter Teil, en Jahrbuch für Philosophie und
phänomenologische Forschung, Band II, Halle 1916, pp. 1-125. (Para una
Psicología de las actitudes interiores, en dos volúmenes).
35 Término que Scheler usará para la aprehensión de los valores. Cf.
Sección V, cap. II de su Der Formalismus in der Ethik und die materiale
Wertethik. Neuer Versuch der grundlegung eines etischen Personalismus (1913).
Capítulo II. Marcos y elementos de la acción 37
(intellektuelle Regungen).
50 Por ello, cabe hablar de una primacía del conocimiento frente a la
voluntad. Sánchez-Migallón observa en este punto una diferencia respecto a
Scheler: “Hildebrand se sitúa, así, en la corriente que puede llamarse
“intelectualista” de la fenomenología, en la línea de Brentano o de Husserl y
en contraposición a Scheler, no sólo porque este último admita sentimientos
no intencionales, sino sobre todo por sostener que hay también sentimientos
intencionales en los que no participa de ninguna manera el entendimiento”.
SÁNCHEZ-MIGALLÓN, S., El conocimiento filosófico en Dietrich von Hildebrand,
Cuadernos de Anuario Filosófico, nº 155, Servicio de Publicaciones
Universidad de Navarra, Pamplona 2002, p. 16.
48 Acción humana y disposición de ánimo
Hildebrand, p. 17.
52 El concepto de importancia es clave para la comprensión del autor.
Por importancia entiende Hildebrand “el carácter que permite que un objeto
llegue a ser fuente de una respuesta afectiva o motive nuestra voluntad (…)
aquella propiedad de un ser que le da el carácter de bonum o de malum; en
una palabra, importancia se usa aquí como antítesis de neutralidad o
indiferencia”, HILDEBRAND, D. VON, Ética, p. 34. No obstante, volveremos a
hablar de este término más adelante.
Capítulo II. Marcos y elementos de la acción 49
Hildebrand, p. 18.
54 HILDEBRAND, D. VON, Ética, p. 206.
50 Acción humana y disposición de ánimo
es y qué motiva una acción moral, es decir, nos referimos a lo que Seifert
denomina el estado de cosas que realizar en su importancia (el objeto de la
acción). Cf. SEIFERT, J., Qué es y qué motiva una acción moral, pp. 59-83.
65 “Queremos limitar la palabra acción a una intervención total y típica
mediante la cual se realiza, a propósito y gracias a ciertos medios, una
situación objetiva de una cierta relevancia, claramente separada de nuestra
actividad y que posee un determinado carácter de unicidad”, HILDEBRAND,
D. VON, Ética, p. 340.
66 Cf. HILDEBRAND, D. VON, Ética, p. 338. Frente a estos elementos
79 E, p. 362.
80 Esto va a constituir una parte esencial para que Scheler pueda
Zur Psychologie der Gesinnung I y II, ob. cit. Las diferencias, que estudiaremos
en un segundo momento, las dejo tan sólo esbozadas, sin entrar en
pormenores. Pfänder apuesta por una multiplicidad de disposiciones de
ánimo en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, Scheler habla de la Gesinnung
como una dirección fundamental de valor que se encuentra en el origen de la
moralidad de cada hombre. Cf. CRESPO, M., “Esbozo de una fenomenología
de las disposiciones de ánimo”, en Diálogo Filosófico, 68 (2007), p. 233.
83 También M. Crespo apoya tal posición: “Lo que a mí me interesa
aquí es fijarme en la estructura de la Gesinnung entendida, insisto, como la
dirección fundamental de la vida de las personas humanas de la cual brotan
sus acciones particulares. (…) En este orden de cosas podemos calificar como
moral no solamente a esas acciones y voliciones, sino también al sustrato
común del que éstas surgen [es decir, la Gesinnung]”. CRESPO, M., “Esbozo
de una fenomenología de las disposiciones de ánimo”, pp. 231-232.
Capítulo II. Marcos y elementos de la acción 63
84 E, p. 361.
64 Acción humana y disposición de ánimo
Vivencias no intencionales:
— Meros estados
— Afectos
— Reacciones de respuesta emocionales
Vivencias intencionales:
— Aprehender objetos
— El tender
— El sentir:
a) Sentir intencional primario
b) Sentir de cualidades anímicas emocionales en
objetos o cosas exteriores
c) Sentir de valores:
1. Funciones emocionales del sentir intencional
2. Actos emocionales:
- Preferir y postergar
- Amor y odio
3.2. La acción
87 E, p. 183.
88 E, p. 202.
Capítulo II. Marcos y elementos de la acción 67
89 Cf. E, p. 195.
90 E, p. 196.
68 Acción humana y disposición de ánimo
***
Visto el cuadro de vivencias, las terminologías de cada autor
y su modo de concebir la subjetividad humana pensamos que
es posible hablar de una acción verdaderamente libre, y, sobre
todo, que no se explique en términos de causa como lo hace la
psicología asociacionista que tiene sus raíces en el pensamiento
kantiano.
Vemos necesario librar a la voluntad de todo tipo de
explicaciones causales que tanto peso está teniendo en el
pensamiento contemporáneo. Con ello, no sólo se pone en juego
la libertad, sino también la moralidad de nuestras acciones.
Para tal propósito vamos a estudiar y proponer, en lo que sigue,
y de la mano de estos tres autores, una acción fenomenológica
que desde el deseo a la resolución voluntaria no contenga de
suyo ningún rasgo determinista, empirista o psicologista que
menoscabe la libertad como rasgo esencial de la acción humana.
93 E. p. 345.
94 Cf. LLAMBÍAS DE AZEVEDO, J., Max Scheler, pp. 64-65.
Capítulo II. Marcos y elementos de la acción 71
como pueda serlo el oído para los colores; pero ese tipo de
experiencia nos presenta auténticos objetos “objetivos” y el
orden eterno que existe entre ellos, a saber: los valores y su
orden jerárquico. El orden y las leyes de esta experiencia hállase
determinado con tanta evidencia y precisión como el de la
Lógica y la Matemática; es decir, que hay conexiones y
oposiciones evidentes entre los valores, las posturas valorativas,
y los actos de preferencia estructurados sobre aquellos, etc., en
virtud de las cuales es posible y necesaria una verdadera
fundamentación de las decisiones morales y sus leyes”95.
Por esto último se puede pensar con razón que el valor no
cambia, es decir, que el significado del valor no cambia respecto
a la cosa con la que se da el valor mismo. Así, el valor de la
lealtad no cambia aún cuando un amigo no me haya sido leal.
El valor no cambia, pero hace que la persona cambie.
Por otro lado, el valor está dotado de una fuerza normativa,
y tal fuerza normativa del valor es directamente proporcional a
su altura96. Y aquí se conecta el valor con la ética, pues ésta es
un saber normativo, un saber que trata de buscar la tarea de
identificar el criterio de la conducta humana adecuada. Como
fuerza normativa el valor debe ser luz en la acción. Nos debe
ayudar a esclarecer qué acciones nos hacen mejores y cuáles no.
Precisamente esto ha sido el gran descubrimiento de Scheler,
“el haber sostenido un ámbito de lo real —el de los valores— en
el que la mirada fenomenológica es capaz de reconocer un
orden legal objetivo; y que ese orden legal constituye el
verdadero fundamento de la ética filosófica”97.
95 E., p. 358.
96 Cf. RODRÍGUEZ, DUPLÁ, L., Ética, p. 139.
97 Ibíd., p. 134.
72 Acción humana y disposición de ánimo
102 DERISI, OCTAVIO N., Max Scheler: Ética material de los valores, EMESA,
Crítica filosófica, Madrid 1979, p. 67. Cf. también al respecto, PINTOR RAMOS,
A., El humanismo de Max Scheler, BAC, Madrid 1978, p. 333. Para M. Dupuy,
esto precisamente, hace el punto culminante de la filosofía de la religión
scheleriana. Cf. DUPUY, M., La philosophie de la religión chez Max Scheler,
Presses universitaires de France, París 1959, pp. 5-6; La philosophie de M. Scheler,
París 1959, pp. 437-440.
Capítulo II. Marcos y elementos de la acción 75
103 Para este análisis nos ha servido mucho la aportación que Pfänder
objeto. El deseo es siempre una acción del yo, pero esa acción del yo la
provoca el objeto con su índole o dirección centrípeta. El objeto de deseo
provoca en el yo (acción centrípeta) una acción centrífuga hacia el objeto, lo
deseado. Cf. Mm p. 194.
121 Muy similar al concepto de importancia hildebrandiano.
86 Acción humana y disposición de ánimo
deseo nace también desde el interior, desde las respuestas afectivas: “el
hombre moralmente consciente conoce su capacidad de aprobar o rechazar
sus respuestas afectivas desde «dentro» con su libre centro personal”,
HILDEBRAND, D. VON, Ética, p. 315. Este «desde dentro» hildebrandiano
difiere con el «desde dentro» scheleriano en que para aquél hay necesidad
objetiva, y para éste no. Sobre este punto, Cf. WENISCH, F., La filosofía y su
método, Fondo de cultura económica, México 1987, p. 128.
137 Aquí nos referimos a la primera tendencia que ya vimos en el
apartado 3.1. del capítulo II: Panorama general de las vivencias en Scheler.
Cf. E, p. 81.
Capítulo III. Análisis de la acción 93
138 Scheler dice al respecto: “lo encuentra en ruta, sin que esté dirigida
originariamente al objetivo” E, p. 82.
139 Esta precisión es importante, pues conviene distinguir en todo
144 Esta va a ser una de las críticas de Scheler a Kant. Para Kant la
intención es querer hacer algo, sin embargo, la disposición de ánimo será la
actitud o el motivo de tal querer, y es precisamente esto lo que va a conferir
a la acción de cualidad moral, y no la intención. Para Kant el motivo que
hace a la voluntad buena, o moralmente buena es el sentido del deber.
145 Cf. SÁNCHEZ-MIGALLÓN, S., La persona humana y su formación en Max
Scheler, p. 38.
146 Cf. Ibíd., p. 68.
Capítulo III. Análisis de la acción 97
147 E, p. 202.
148 SÁNCHEZ-MIGALLON, S., La persona humana y su formación en Max
Scheler, p. 39.
98 Acción humana y disposición de ánimo
149E, p. 358. Para ver esta novedad scheleriana Cf. también LLAMBÍAS
DE AZEVEDO, J., Max Scheler. Exposición sistemática y evolutiva de su Filosofía con
algunas críticas y anticríticas, pp. 81-82.
100 Acción humana y disposición de ánimo
153 E, p. 200.
154 Ibíd., p. 210.
Capítulo III. Análisis de la acción 103
158 FV, p. 122. Tanto Pfänder como Hildebrand como Scheler e incluso
Seifert, a la hora de definir una acción moral, ponen este poder o capacidad
de realizar la acción como parte esencial del hecho de volición. Cf.
HILDEBRAND, D. VON, Ética, p. 200; SCHELER, M., ML, p. 7; SEIFERT, J., Qué es y
qué motiva una acción moral, p. 45.
159 ML, p. 8.
160 Aunque respecto a esto último cabe una excepción: el
arrepentimiento. Sobre el arrepentimiento, Cf. SCHELER, M., Arrepentimiento y
nuevo nacimiento, Encuentro, Madrid 2008.
Capítulo III. Análisis de la acción 105
propia acción, constituye la condición para que el deseo del fin pueda
extenderse también a las condiciones de la realización de lo deseado, es
decir, a la necesaria acción propia representada. Y esta extensión del deseo al
complejo de las condiciones de realización es necesaria para convertir el
hecho del deseo en volición”. FV, p. 134. A mi juicio, añadiría a la lista que
tal deseo debe ser mi deseo y no deseo en mí, distinción de la que ya hemos
hablado, pero que también diremos algo en el siguiente epígrafe.
167 “Pero si la satisfacción del cumplimiento es ella misma fin,
entonces la aparición de la satisfacción del cumplimiento deberá también de
nuevo proporcionar satisfacción; la que se alcanza en el cumplimiento no es
la satisfacción a la que se apuntaba como objeto. Nos retrotraeríamos con
ello al infinito” PFÄNDER, Philosophie der Lebensziele, Vandenhoeck/Ruprecht,
Gotinga 1948, p. 18.
Capítulo III. Análisis de la acción 107
“Preguntar qué clase de acciones tenemos que llevar a cabo, o qué clase de
conducta es correcta, equivale a preguntar qué clase de efectos producirán
semejantes acciones o tal conducta”. MOORE, G., Principia Ethica, Centro de
estudios filosóficos, Universidad Nacional Autónoma de México, 1959, p.
139.
169 FV, p. 140.
170 Aquí identifico volición con acto de querer, refiriéndome más al
nuevo a colación para facilitar una visión conjunta del camino recorrido a
modo de síntesis.
116 Acción humana y disposición de ánimo
2.5. La acción
sus actos es de vital importancia, “el sujeto que lleva a cabo los
actos voluntarios no planea por encima de la tendencialidad
que distingue a la voluntad, pero tampoco se dispersa y
difumina en aquellos actos, como si careciera de eficacia propia
sobre ellos. Se ha descrito el momento de la libertad como un
querer-querer, lo cual no sería posible sin la diferenciación
sujeto/actos. La libertad de la acción recibe su eficiencia de la
libertad del acto de querer, el cual, una vez manifestado como
poder activo en el instante de la decisión, extiende su influencia
hasta la acción, sea mayor o menor —o incluso mínimo— el
lapso temporal entre ambas”195.
juicio, aquello a lo que se refiere. “Este correlato nunca puede ser una cosa,
sino una objetividad sintáctica de la forma «ser-b-de A» distinta tanto del
juzgar mismo, la vivencia judicativa, como del contenido ideal del acto de
juzgar (la significación proposicional idéntica)” CRESPO, M., Ensayo
introductorio a Qué es y qué motiva una acción moral, de SEIFERT, J., pp. 29-30.
206 HILDEBRAND, D. VON, Ética, p. 33.
126 Acción humana y disposición de ánimo
Hildebrand, p. 40.
210 Cf. E, p. 210.
128 Acción humana y disposición de ánimo
Se trataría del motivo del obrar. Por eso, Seifert sostiene que en
la acción moral es el valor o la importancia en sí que el sujeto
percibe en la situación representada el que pasa a convertirse en
el principal motivo para que el yo volente se proponga realizar
dicha acción211.
214 Otra cosa es que pensemos la acción —como hace a veces la ética
abusivo; nos habla desde arriba, a una distancia respetuosa; nos habla con la
fuerza de la objetividad, empleando una llamada majestuosa que nuestros
deseos no pueden alterar”, HILDEBRAND, D. VON, Ética, p. 46.
223
Cf. REINER, H., Bueno y malo, pp. 30-33; 37; 41; 51.
134 Acción humana y disposición de ánimo
235 Como pensó Schopenhauer, “El motivo pertenece a las causas (…).
Pero la causalidad toda es sólo la forma del principio de razón en la primera
clase de objetos, o sea en el mundo corpóreo dada a la intuición externa. (…)
La motivación es la causalidad vista por dentro…”, SCHOPENHAUER, A., De la
cuádruple raíz del principio de razón suficiente, §43. Gredos, Madrid 1981, pp.
206-209.
236 Lo que sería propiamente la racionalidad práctica.
237 Cf. Mm, p. 226.
Capítulo III. Análisis de la acción 141
Schopenhauer.
142 Acción humana y disposición de ánimo
a) El motivo
242 Cf. SCHRÖER, C., “El juicio normativo en Tomás de Aquino desde la
b) El fin
c) La motivación
251 E, p. 188.
252 Cf. SÁNCHEZ-MIGALLÓN, S., La persona humana y su formación en Max
1. CLASES DE LIBERTAD263
2. LIBERTAD Y MOTIVOS
277 Es muy significativo a este respecto cómo Reiner siempre que habla
de los valores atisba que su fundamento descansa en el concepto de
dignidad. El valor, dice, “es el ente que, por virtud de su propiedad, es de
alguna manera digno de nuestra estimación y por ello aparece como grato”
REINER. H., Vieja y nueva ética, p. 200. En esta misma línea afirma Brentano:
“Decimos que algo es bueno cuando el modo de referencia que consiste en
amarlo es el justo. Lo que sea amable con amor justo, lo digno de ser amado,
es lo bueno en el más amplio sentido de la palabra”, BRENTANO, F., El origen
del conocimiento moral, Tecnos, Madrid 2002, § 23.
Capítulo IV. La libertad humana 161
294 Esta es una de las razones por las que el caprichoso no ha llegado a
la madurez. Su vida se ha estancado en la adolescencia, es una vida enferma,
o mejor, somnolienta, pues todavía no ha despertado en él la llamada del
valor. Esto explica también que el mal genio del adolescente, cuya actitud
general es la rebeldía, se confunda con el carácter. El adolescente caprichoso
tiene una apariencia de carácter fuerte, pero en realidad se trata de una falta
de carácter, pues si hemos dicho que el carácter es la impronta personal de la
acción de determinada persona, en el adolescente, al no estar presente la
libertad, es, en cierta manera, menos persona, pues su centro personal está
embotado. Sobre el hombre embotado véase HILDEBRAND, D. VON, La
gratitud, Encuentro, Madrid 2000.
295 Cf. HILDEBRAND, D. VON, Ética, p. 289.
296 FERRER, U., “Algunas conexiones entre libertad, conocimiento y
valor, según la fenomenología”, en revista Investigaciones fenomenológicas, 1
(1995), p. 88.
Capítulo IV. La libertad humana 171
299 ML, p. 18. Con ello no se quiere decir que la libertad sea un sentirla
o meramente una conciencia de ser libre. “la sensación de libertad no es lo
mismo que la libertad real. La aparente ausencia de vínculos es engañosa,
puesto que éstos se encuentran siempre unidos a la vida humana. La
libertad no es la ausencia de vínculos o compromisos, sino la capacidad de
contraer los vínculos que yo quiero”, GARCÍA CUADRADO, J. A., Antropología
filosófica, Eunsa, Pamplona 2006, p. 154.
Capítulo IV. La libertad humana 173
4. LIBERTAD Y ACCIÓN
escuchar dentro, escuchar esas exigencias prácticas que decíamos más arriba.
El obediente, el que se exige o el exigido es, en este sentido, más libre.
302 Cf. ML, p. 11.
303 SCHELER, M., Ordo Amoris, Caparrós editores, Madrid 1996, p. 53-
54.
304 SCHELER, M., Ordo Amoris, p. 27. Esta frase de Scheler es
equiparable a esta de Hildebrand: “La actitud moral fundamental representa
la base constitutiva de la vida moral de la persona”, Mce, p. 137. Ordo Amoris
y actitud fundamental vienen a ser lo mismo.
Capítulo IV. La libertad humana 175
nuestro ser libre hemos intuido que en el hombre hay algo que
le hace ser más que sujeto, y eso es la persona.
PARTE II: EL FUNDAMENTO SUBJETIVO DE LA ACCIÓN
HUMANA
CAPÍTULO V: NOCIÓN DE LA «DISPOSICIÓN DE ÁNIMO» O
«GESINNUNG»
315 Para este epígrafe nos ha sido muy útil el artículo de Mariano
Crespo ya citado: “Esbozo de una fenomenología de las disposiciones de
ánimo”, así como la obra, también citada numerosas veces, de Francisco
Javier Olmo García: La “filosofía sobre fundamento fenomenológico” de Alexander
Pfänder, con especial atención a su pensamiento ético. Ambas tienen como fuente
la obra de Pfänder, Zur Psychologie der Gesinnungen , vol. I y II (1913-1916).
186 Acción humana y disposición de ánimo
319 Por esto mismo, desde sus orígenes –en concreto, desde Brentano-,
325 STEIN, E., Beiträge zur philosophischen Begründung der Psychologie und
que acompaña a la posición fundamental de hecho se halla más bien tan sólo
como dirección positiva consciente hacia lo bueno, pues sólo aquí se
encuentra la entrega subordinante nacida de la legítima exigencia objetiva
del mundo de los valores” Mce, pp. 142-143.
331 Mce, p. 136.
196 Acción humana y disposición de ánimo
341 Por esto mismo se puede entender el aserto del filósofo danés:
Hildebrand, p. 27.
353 Cf. Ibíd.
204 Acción humana y disposición de ánimo
ánimo”, p. 246.
369Cf. WOJTYLA, K., Persona y acción, p. 33. En esta misma tesitura dice
Lobato: “la persona humana en su acción no sólo manifiesta su condición
personal, sino que al mismo tiempo la realiza”. LOBATO, A., “La persona en
el pensamiento de Karol Wojtyla”, en Angelicum, 56 (1979), p. 169. Por otro
lado, también por sus acciones conocemos al Hacedor, de la creación
podemos llegar al Creador.
214 Acción humana y disposición de ánimo
de ánimo”, p. 247.
372 SCHELER, M., Ordo amoris, p. 27.
Capítulo V. Noción de la «disposición de ánimo» o Gesinnung 215
383 E. p. 738.
CAPÍTULO VI: EL PAPEL DE LA GESINNUNG EN EL SER HUMANO
1. PSICOLOGÍA DE LA GESINNUNG
390 Ibíd.
391 Ibíd.
modo alguno, sin verlo a la luz de una intuición global más profunda de la
peculiaridad de nuestro flujo vital en relación con nuestra inmutable
persona”. SCHELER, M., Arrepentimiento y nuevo nacimiento, p. 16.
395
E., p. 204.
Capítulo VI. El papel de la Gesinnung en el ser humano 229
Pascal, esto requiere una «lógica del corazón», pero una lógica
que no puede reducirse a la lógica del entendimiento407. No es
que sean opuestas, pero sí distintas. Para Scheler esta lógica del
amor va a constituir la clave de su ética filosófica, pues de
alguna manera, la esencia del hombre viene dada por lo que
denomina el ordo amoris408. “El amor es justamente la apertura a
lo valioso de la realidad, de las cosas que nos rodean. El amor,
dice Scheler, es un explorador o un guía que busca los valores,
que es capaz de ir ampliando cada vez más la esfera de valores
accesibles al hombre. El que ama busca lo valioso en todos los
órdenes: no sólo se complace en el valor sensible, sino que
409 FERNÁNDEZ BEITES, P., “Amor en cuerpo y alma: Eros a la luz del
417 FERNÁNDEZ BEITES, P., “Amor en cuerpo y alma: Eros a la luz del
ágape”, p. 58.
418 Justamente en el amor ve Scheler la auténtica crítica a Lutero y al
protestantismo en general cuando ponen su base en el miedo de conciencia,
una actitud muy contraria al amor cristiano. “Lutero y Calvino sitúan la
esencia de la contrición misma en los «terrores conscientiae» en aquél miedo al
infierno que se presenta a la vista de la falta de fuerza en el hombre para
cumplir la ley. Según Lutero, para el hombre que siente el peso de sus
pecados y su necesaria insuficiencia ante la ley de Dios, este temor es el
único motivo eficaz para asegurarse de la justificación, mediante la fe en la
Sangre expiatoria de Jesús y en la satisfacción y misericordia de Dios
alcanzada por esa Sangre”, SCHELER, M., Arrepentimiento y nuevo nacimiento,
ob. cit. p. 32.
Por otro lado, cuando Scheler habla de salvación personal a veces se
refiere a que uno se salva a sí mismo, que es el arrepentimiento moral, y,
otras se refiere a la trascendencia que supone hablar de vocación, esto es, al
arrepentimiento en sentido religioso. Desde este último sentido, el hombre
es salvado, no se salva, y es justamente salvado por los valores encarnados
en la persona, que en última instancia remiten a la Persona Divina.
E., p. 640. Nótese también aquí que Scheler identifica amor con
419
persona. (…) los deberes que proceden de los valores a los que
se refiere el ordo amoris de un individuo constituyen su
vocación, la tarea moral que no puede delegar en ninguna otra
persona”420. Cada persona tiene su vocación, su ordo amoris
desde el que configura toda su existencia.
Es muy significativo que Scheler hable del amor a las cosas
como la aspiración suprema del hombre, pero ese amor debe
ser además lo más parecido a como Dios ama también421.
Así pues, el ordo amoris es lo que está detrás de cada acción
humana moralmente relevante. “Porque es el medio de hallar
tras los embrollados hechos de las acciones humanas
moralmente relevantes, de los fenómenos de expresión, de las
voliciones, costumbres, usos y obras espirituales, la sencilla
estructura de los fines más elementales que se propone, al
actuar, el núcleo de una persona, la fórmula moral fundamental
según la cual existe y vive moralmente este sujeto. Por tanto,
todo lo que podemos conocer nosotros de moralmente valioso
en un hombre o en un grupo tiene que reducirse
–mediatamente– a una manera especial de organización de sus
actos de amor y de odio, de sus capacidades de amar y de odiar:
al ordo amoris que los domina y que se expresa en todos sus
movimientos”422.
Otra peculiaridad del amor es que no sólo es fuente, sino
que también es fin y motivo del obrar. Podríamos decir, con
Aristóteles, que, en este sentido, el principio es también fin. El
explicar al hombre sin la trascendencia. Pero hay una excepción. Existe una
obra de Heidegger titulada Camino de campo en la traducción castellana
donde habla tímidamente y en poesía de la trascendencia. Cf. M. HEIDEGGER,
Camino de campo, Herder, Barcelona 2003. Es un modo de afirmar que existe
la trascendencia, pero no lo afirma con la razón, con la filosofía, sino con la
poesía, donde para los románticos, era una forma de superar los límites de la
razón. De algún modo le sucede lo mismo a Kant cuando con la razón pura
no puede llegar a la metafísica y sólo le cabe la “fe” para afirmar el sentido
último de las cosas. Ambos son modos de desprestigiar la razón y dualizar
al hombre en una dicotomía, razón y fe, donde no cabe complementación.
En lo que se refiere a la trascendencia, tanto Kant como Heidegger pactan
con la medianía del agnosticismo, pues tienen una razón ilustrada como
paradigma de la auténtica y única razón.
452MANDRIONI, H. D., Max Scheler. El concepto de “espíritu” en la
antropología scheleriana, Itinerarium, Buenos Aires 1965, p. 53.
453 Mounier habla de espíritu encarnado; Leonardo Polo habla de
457 Ibíd. Poco más tarde, en su Ética, Scheler justifica su futura obra El
puesto del hombre en el cosmos, que ya tenía en mente en su Ética. Esto desdice
mucho de la crítica que ha recibido duramente Scheler sobre su falta de
sistematización. En 1913 ya tenía prevista su obra más antropológica.
Aunque bien es manifiesto las muchas desigualdades con el planteamiento
inicial, desigualdades tan patentes que justamente esta obra nueva hace
posible hablar de un segundo Scheler.
458 Cf. SCHELER, M., El puesto del hombre en el cosmos, p. 82.
459 Cf. FERNÁNDEZ BEITES, P., “La posibilidad del humanismo (después
filosófica (…) una filosofía en sentido estricto, una filosofía primera acerca
del hombre”. Cf. Ibíd, p. 316.
460 SCHELER, M., El puesto del hombre en el cosmos, p. 69-70.
461 E., p. 520. Lo que distingue los actos de las funciones son: su
480 HEIDEGGER, M., El ser y el tiempo, FCE, Madrid 1971, § 9, p. 42. Para
una recuperación cabal de la persona, esto es, abierta a la trascendencia y
manteniendo la identidad personal, hay que sostener la ontología clásica e
incorporar la novedad fenomenológica, pero superando el existencialismo.
Con tal superación lo que se pretende es no renunciar a la esencia. Como el
análisis existencial fenomenológico no llega a explicar el hecho, de lo que se
trata es de ensayar un análisis no existencial sino esencial fenomenológico.
Este es el objetivo del audaz artículo de Pilar Fernández Beites, de la que su
fuente de inspiración es la fenomenología subyacente en el pensamiento de
Zubiri. Cf. “Fenomenología y esencia procesual humana”, p. 382.
481 FERRER, U., ¿Qué significa ser persona?, pp. 51-52.
482Tales conexiones de sentido necesitan de un principio unificador y
orientador. Y lo que unifica en el orden del espíritu —pues tanto los actos
como las personas son espíritus—, es justamente el ordo amoris de la persona.
483 FERRER, U., ¿Qué significa ser persona?, p. 52. También Husserl se
Scheler”, p. 17.
487 Cf. AMENGUAL, G., Antropología filosófica, p. 225.
Capítulo VI. El papel de la Gesinnung en el ser humano 269
488 FERNÁNDEZ BEITES, P., “Amor en cuerpo y alma: Eros a la luz del
ágape”, p. 58.
489 SÁNCHEZ-MIGALLÓN, S., La persona humana y su formación en Max
Scheler, p. 154. Conviene distinguir el ordo amoris normativo, es decir, la
escala de valores por la que se debe regir el actuar de una persona, del ordo
amoris fáctico, o sea, la escala de valores que de hecho se elige para la
actuación humana.
270 Acción humana y disposición de ánimo
cristiano”, p. 893.
492 No es de extrañar que la libertad sea, por eso mismo, potencia,
dinamis, poder-hacer, pero un poder-hacer real.
Capítulo VI. El papel de la Gesinnung en el ser humano 271
humana”, p. 382.
497 Cf., FERNÁNDEZ BEITES, P., “Teoría de la sustantividad: una
necesaria ampliación de la teoría de la sustancia”, en Revista Pensamiento, 64
(2008), pp. 197-223.
498 Con el término “construcción” no debe entenderse un idealismo al
513 SCHELER, M., Zur Ethik und Erkenntnislehre, 1986 (3ª ed),
Absolutsphäre und Realsetzung der Gottesidee (1915-1916), pp. 237-238, en
Gesammelte Werke, Francke-Bouvier Verlag, Bern-Bonn.
Capítulo VI. El papel de la Gesinnung en el ser humano 281
523 Cf. RODRIGUEZ DUPLÁ, L., “La interpretación scheleriana del amor
cristiano”, p. 896.
524 E., p. 638.
286 Acción humana y disposición de ánimo
525 Cf. RODRIGUEZ DUPLÁ, L., “La interpretación scheleriana del amor
cristiano”, p. 901.
Capítulo VI. El papel de la Gesinnung en el ser humano 287
verdad, por otro lado, que nuestro primer deber, según unas profundas
palabras que no son de Nietzsche sino de Píndaro, es llegar a ser lo que
somos, nada hay más importante para cada uno de nosotros y nada más
difícil que llegar a ser un hombre. De modo que la primera finalidad de la
educación es formar al hombre, o más bien, guiar el desenvolvimiento
dinámico por el que el hombre se forma a sí mismo y llega a ser un hombre”
MARITAIN, J., La educación en este momento crucial, Desclée de Brouwer,
Buenos Aires 1943, p. 12.
529 SCHELER, M., Zusätze aus den nachgelassenen Manuskripten., en Späte
Scriften, GW, IX, Francke Verlag Bern und München, 1976, p. 298.
290 Acción humana y disposición de ánimo
ella hay un yo como centro que dirige actos libres. Para Pfänder
el alma humana es un ser vivo que se mantiene en el ser
mientras se va renovando continuamente en su existir. “Su fin
es sólo la realización desde dentro de un ser vivo anímico
determinado según un modelo puesto en el germen”530.
Justamente este tenerse a sí mismo va a ser un reproche no
poco importante de Scheler a la filosofía de Heidegger, que
“con su Dasein pierde de vista «el ser propio, el derecho propio
de la “razón”, de la “persona”, del “espíritu”, del tenerse a sí
mismo (de la auto-dependencia del ser, lo que es el ser-
persona), y además pierde el derecho propio de la genuina
«esencia», de la racionalidad, del «ens a se»”531.
Por eso, Scheler pone el principio de individuación en el
alma espiritual como sustrato real del centro personal: “El
último y verdadero principio de individuación reside ya para el
hombre… en su alma espiritual (Geistseele) misma (es decir, en
el sustrato (Substrat) real de su centro personal”532. Lo que me
diferencia de los demás seres es el alma espiritual enderezada a
aquellos valores que mi prototipo personal propone, y esto está
en la esfera espiritual. Ello depende en gran medida de la clase
de valores que persiga. Los valores hacen, construyen la esencia
de la persona individual. Los valores son por tanto
constitutivos de la esencia personal. Esto no significa que los
valores sean la esencia de la persona, sino, más bien, que el
conjunto estructurado de actos (actos que persiguen valores, o,
Scheler, p. 175.
532 MAX SCHELER, Esencia y formas de la simpatía, Losada, Buenos Aires
1943, p. 131.
Capítulo VI. El papel de la Gesinnung en el ser humano 291
534 Cf. ZUBIRI, X., Sobre la esencia, Alianza editorial, Madrid 1985.
535 FERNÁNDEZ BEITES, P., “Fenomenología y esencia procesual
humana”, p. 384.
536 Cf. FERRER, U., De la fenomenología a una teoría de la persona, p. 56.
Capítulo VI. El papel de la Gesinnung en el ser humano 293
A. Fuentes
B. Obras consultadas