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3 Álgebra y geometría: una perspectiva


Poco a poco la relevancia del álgebra fue adquiriendo su lugar en la mentalidad de los
matemáticos. Descartes es probablemente la figura central en la comprensión del papel
del álgebra. Aunque, para Descartes, más que ofrecer conocimiento del mundo el
álgebra refería a un método de razonamiento sobre cantidades abstractas. El lugar que le
daba era fundamental: el álgebra precedía lógicamente a otras partes de las matemáticas
y era una ciencia en sí misma, aunque sin sentido, más bien orientada al cálculo.

El álgebra para Descartes debe entenderse sumergida en su búsqueda de un método


general para encontrar y asegurar el conocimiento verdadero. Esto último puede
apreciarse en su tratado Le Calcul de 1638. Al álgebra por primera vez se le asignaba un
lugar tan relevante para el conocimiento. De hecho, Descartes pensaba que era una
extensión de la lógica para lidiar con cantidades. Por medio de la simbolización de los
principios y métodos lógicos era posible, según él, mecanizar el razonamiento y crear
una "matemática universal''. Una idea que estaría mejor desarrollada en Leibniz.

En esa tesitura, también, se colocaba Barrow, para quien el álgebra no era matemática
sino magnitudes geométricas expresadas de manera simbólica.

Descartes representa un salto cualitativo en la comprensión del lugar independiente del

álgebra. Para Descartes, por ejemplo, representaba o una longitud o un área, mientras

Vieta insistía en que solamente un área. era un número para Descartes.

John Wallis fue incluso más lejos que estos intelectuales, derivó todos los resultados del
Libro V de Euclides de manera algebraica.

Barrow y Newton considerarían a la geometría como la parte más importante de las


matemáticas, pero es evidente que los nuevos métodos que se condensarían en el cálculo
diferencial e integral empujarían mucho más el lugar del álgebra. Pero ya volveremos
sobre ese asunto.

El punto que debe señalarse aquí refiere de nuevo a la fundamentación del álgebra, que
no se podía dar en términos similares a los de la geometría griega. Algunos buscaron
métodos y nociones geométricas asociadas a procesos algebraicos o aritméticos, pero
resultaba imposible. ¿Cómo representar números complejos, negativos o irracionales?
Si bien los más críticos rechazaron el álgebra y la aritmética que aparecía tan
inconsistente, la realidad es que la mayoría optó por usarlas. Con ello se dio un cambio
en los criterios para validar los resultados matemáticos y de sus métodos, con una
mayor apelación a la prueba y el error, la heurística, la intuición, los argumentos físicos
y la inducción que dominaría por muchos años. De hecho, hasta el siglo XIX.

Esto último es importante; no se podía dar en términos lógicos una respuesta apropiada
para justificar la validez del álgebra y la geometría con base en los criterios de la
Antigüedad clásica aplicados a la geometría. Esto no solo valoriza los prejuicios o
debilidades matemáticas de la época, sino también retrata una época completa, que ha
retomado las tradiciones clásicas y las ha avanzado pero que todavía no encuentra todas
las afirmaciones propias de su desarrollo. Por otra parte, nos señala el sentido histórico
de los métodos, los significados y el lugar de los criterios de las matemáticas y las
ciencias en general.

Aunque se suele decir que el cálculo diferencial e integral es la mayor realización


matemática de la revolución científica, debe subrayarse mucho el papel de la geometría
de coordenadas. Esta hizo posible el conocimiento cuantitativo de las formas y curvas
geométricas (ahora expresables de manera algebraica), que se requería en el nuevo
escenario, con muchas demandas prácticas sociales.

Con la geometría de coordenadas se abrió el camino para revertir el dominio de la


geometría en las matemáticas a favor del álgebra, a pesar de las dificultades de
justificación lógica que ésta exhibía.

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