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Civil I General y persona ElsaKira.pdf


Derecho Civil I: Parte General y Persona.

1º Derecho Civil I

Grado en Derecho

UNED - España
UNED - Universidad Nacional de Educación a Distancia

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su
totalidad.
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DERECHO CIVIL I
PARTE GENERAL Y DERECHO DE LA PERSONA

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TEMA 1
CAPITULO 1

CONCEPTO Y POSICIÓN SISTEMÁTICA DEL DERECHO CIVIL

1.- EL CONCEPTO DE DERECHO CIVIL


1.1. INTRODUCCIÓN
No se puede dar una definición precisa del Derecho, que satisfaga las diversas líneas del pensamiento
y resulte admisible para la generalidad de autores. Ya desde E. Kant (XIX) los juristas buscan una definición
del concepto de Derecho. Para los tratadistas franceses del siglo XIX, el Derecho Civil venía representado por
el Código Civil de 1804 (escuela exegesis). Los autores alemanes de comienzos del siglo XX lo identificaron
con el contenido del Burgerliches Gesetzbuch, código alemán de 1896 (BGB) vigente desde principios de
1900 pero ninguno de los dos llegó a formular una definición de aquello que había de ser objeto de sus
normas.
Semejante identificación material entre los Códigos y el Derecho Civil resulta inaceptable de forma

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mayoritaria en los inicios del siglo XXI por evidentes razones. Por importantes que puedan ser los Códigos
Civiles, es obvio que el Derecho Civil no quedó petrificado en ellos, sino que la legislación posterior y las
coordenadas sociales en general han diversificado su contenido, cuando no han roto algunos de los principios
básicos en que se asentaba la regulación codificada. El Derecho Civil es algo más que un código.
1.2. EL PLANTEAMIENTO HISTORICISTA Y CONCEPCIÓN APRIORÍSTICA (PREVIA)
Las teorías contemporáneas se dividen en:
 Historicistas: recalcan el carácter histórico y evolutivo del Derecho Civil. Recalcan la mutabilidad y
evolución de las instituciones jurídicas sin negar su relación con el Derecho Natural. El Derecho Civil
es distinto en cada época.
 Aprioristas o racionalistas puros: hacen especial hincapié en la nota de permanencia del derecho civil
desde una perspectiva meta histórica. Los principios generales o instituciones del Derecho Civil son
siempre iguales, constantes. Cambia la forma de regular, no los principios. Recalcan la conexión entre
Derecho Civil y Derecho Natural, Por ejemplo: el principio de la libertad de la persona…Principio de
Autonomía de la Voluntad. Es una teoría minoritaria.
1.3 LA SUPERACIÓN DE LA CONTRAPOSICIÓN ENTRE HISTORICISMO Y APRIORISMO.
Doctrinalmente hablando resulta sumamente difícil encontrar manifestaciones puras y radicales del
apriorismo o del historicismo. Abundan las posturas intermedias. Lo que normalmente pretenden subrayar los
aprioristas no es la existencia permanente de un conjunto normativo llamado Derecho Civil, sino la conexión
de las históricas formas del mismo con principios que, trascienden a un ordenamiento jurídico determinado. O
dicho con mayor precisión, los principios que normalmente se reconocen como tributarios del Derecho
natural. A su vez, los historicistas subrayan el aspecto más inmediato de la mutabilidad y evolución de las
instituciones jurídicas, sin que ello implique el desconocimiento o negación de las relaciones de las mismas
con los presupuestos o principios del denominado Derecho natural.
“En el medio está la virtud”. Moral a Nicomano. Aristóteles
Prof. F. De Castro: Aunque el Derecho Civil (las instituciones que lo forman) se base directamente
en el Derecho Natural, el ajuste entre aquel término y su actual contenido ha sido determinado por
circunstancias históricas

3.- LA MATERIA PROPIA DEL DERECHO CIVIL


3.1 DERECHO CIVIL COMO DERECHO DE LA PERSONA
La forma codificada del Derecho Civil ha sido el punto crítico de su evolución, un instrumento. El
núcleo central del Derecho Civil viene representado por la PERSONA en sí misma considerada, en su
dimensión FAMILIAR y en sus relaciones PATRIMONIALES, como revela la mera contemplación del
índice sistemático de cualquiera de los Códigos Civiles.
La propia estructura del Código Civil español demuestra lo anterior. Analizando el contenido del
mismo, las materias sobre las que recae su regulación serían las siguientes:
 Vigencia y efectos de las normas jurídicas.
 Delimitación del ámbito de poder jurídico de las personas y su relación con un grupo especial
de (otras) personas, que les son especialmente próximas por razón del nexo biológico (o
adoptivo) entre ellas existente (familia).

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 Categorías de bienes que pueden ser objeto de tráfico; poder que las personas pueden ostentar
sobre dichos bienes; modos de circulación de dichos bienes; y reglas de transmisión de tales
bienes (herencia).
La materia contemplada en el primero de los apartados reseñados se refiere a cuestiones generales de
fuentes del Derecho y de aplicación y eficacia de las normas jurídicas, que no pueden ser consideradas como
exclusivas del Derecho Civil, aunque se integraron en los Códigos Civiles por razones históricas.
Las situaciones típicas que pueden configurarse como contenido de las diversas formas históricas del
Derecho Civil han sido tradicionalmente individualizadas en la persona, en la familia y en el patrimonio:
 La persona en sí misma considerada, en cuanto sujeto de derecho, sin tener en cuenta cualesquiera
otros atributos, características o situaciones sociales. Cuando se considera a la persona como
empresario, entrará en juego del derecho mercantil, como votante el derecho constitucional y el
electoral , etc
 La familia como grupo humano básico, necesitado de una regulación que encuadre los derechos y
deberes recíprocos entre sus miembros y de éstos con el resto de la comunidad.
 El patrimonio, conjunto de bienes, derechos y obligaciones de cualquier persona, con capacidad para
adquirir y transmitir bienes. También, los instrumentos básicos de intercambio económico (los
contratos) y los mecanismos de transmisión a los familiares a través de la herencia, etc.

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Esta partición de contenidos, se corresponde con realidades y situaciones de permanente existencia.
El Derecho Civil tiene un marcado carácter social, lo que conlleva una tensión constante entre el
grupo social políticamente organizado, considerado en su conjunto y los individuos que lo integran,
considerados como personas en sí mismas. El problema principal es el marco de libertad y de autonomía del
individuo frente al grupo social políticamente organizado, Individuo vs Grupo. También existe otro problema,
si la “familia” se adscribe al individuo o al grupo social.
Se puede conceptuar el Derecho Civil, como el derecho de la personalidad privada, que se
desenvuelve a través de la familia, sirviéndose para sus propios fines de un patrimonio y asegurando su
continuidad a través de la herencia (Prof. A. Cossio)
3.2 CONTENIDO MATERIAL Y PLAN EXPOSITIVO
El usuario de este libro, agradecerá una mayor concreción sobre la temática considerada. El estudio de
nuestra asignatura se divide en 4 asignaturas, ubicadas en sendos cursos de la Licenciatura:
1. PARTE GENERAL: materias generales de carácter introductorio y el Derecho de la persona.
2. OBLIGACIONES Y CONTRATOS: doctrina general del contrato y de las obligaciones de él
procedentes; responsabilidad civil o responsabilidad extracontractual y estudio de las diversas figuras
contractuales.
3. DERECHOS REALES E HIPOTECARIOS: estudio de la propiedad y de la posesión; estudio de
los diversos derechos reales (derecho que tiene una persona sobre una cosa en virtud de una determinada
relación jurídica. Se caracterizan por el carácter inmediato del poder que otorgan a su titular sobre la cosa, y la
facultad de ejercitarlo frente a todos los hombres), y la publicidad proporcionada respecto de los bienes
inmuebles por el Registro de la Propiedad.
4. DERECHO DE FAMILA Y DE SUCESIONES: estudio del matrimonio (y relaciones
extramatrimoniales); relaciones de los progenitores con sus hijos; régimen económico del matrimonio y crisis
matrimoniales (separación, divorcio, nulidad); la herencia y los distintos modos de suceder (testamento y
sucesión testada, sistema de legítimas y reservas, y sucesión intestada).
Al contrastar el referido plan de exposición con el índice sistemático del Código Civil español se
apercibirá de inmediato que entre aquél y éste no existe paralelismo alguno. La razón de ello es que,
doctrinalmente, en nuestro país, ha contado más la elaboración teórica alemana que la propia atención a los
datos normativos patrios. Nuestro Código debe adscribirse sin duda al plan romano francés.

EXAMEN:

Derecho civil como derecho de la persona

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TEMA 1
CAPITULO 2

LA CODIFICACIÓN Y LOS DERECHOS FORALES.

1.- LA CODIFICACIÓN EN GENERAL: LAS BASES HISTÓRICAS E IDEOLÓGICAS DEL MOVIMIENTO CODIFICADOR
Hacia mediados del siglo XVIII, se produce un intento generalizado en toda Europa de realizar una
sistematización del Derecho sobre patrones diversos. Hasta entonces se había calificado como codex o como

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códice a un conjunto de folios en forma de libro, cosido por el lomo, y que, tenía por objeto recopilar
conjuntos muy heterogéneos de cuestiones o máximas jurídicas sin criterio determinado. A veces se
ordenaban cronológicamente, a veces según la fuente y otras veces de forma completamente anárquica.
A partir de ahora, la palabra código pasa a tener un significado preciso y representa un ideal a
alcanzar para todas las naciones europeas (y muchas sudamericanas). Dicho periodo puede considerarse
abierto con la publicación del Código Civil francés en 1804 y cerrado con la aprobación del Código Civil
alemán de 1896 (BGB). En ese periodo se racionalizó la materia jurídica, clarificando el sistema jurídico. Se
estructura un sistema normativo único que se aplicará a la generalidad de los ciudadanos (Francia) o súbditos.
Esta codificación está caracterizada por Claridad, Sistematización, Igualdad política (adecuado a las
estructuras socio-políticas del momento) y Uniformidad jurídica.
Una vez sentadas tales premisas, se manifiesta con nitidez la posibilidad de delimitación de sectores
normativos con principios propios y característicos, que se ve facilitada porque el Derecho pasa a ser feudo
exclusivo del poder legislativo de los diferentes Estados, interesados claramente en lograr la uniformidad
jurídica.

2.- LA CODIFICACIÓN CIVIL ESPAÑOLA


2.1. EL FRACASADO PROYECTO DE 1851 Y LA PUBLICACIÓN DE LAS LEYES ESPECIALES
El bosque de legislaciones históricas superpuestas era de tal naturaleza que el fenómeno codificador
se consideraba como un necesario punto de partida de la construcción de la España del siglo XIX. Todas las
Constituciones decimonónicas incluyen dentro de su articulado la aspiración a la codificación del Derecho
patrio. Dicha aspiración resultó relativamente pacífica en relación con algunas materias, como el Derecho
mercantil, que ya tomara cuerpo codificado en 1829. La codificación civil resultó mucho más problemática,
entre otras razones, por la tensión existente entre el Derecho común y los Derechos forales.
El verdadero punto de partida de la codificación civil española viene representado por el Proyecto de
Código Civil de 1851, comúnmente llamado Proyecto isabelino. Nace dicho trabajo como uno de los
primeros frutos de la recién creada Comisión General de Códigos, según Real Decreto del 19 de agosto de
1843, que actualmente se llama Comisión General de Codificación y que dependía del Ministerio de Justicia.
Dicho proyecto se caracterizaba por:
 Ser notoriamente afrancesado (seguía muy de cerca los patrones propios del Código Civil francés)
 Unificaba la legislación civil española, eliminando los Derecho Forales
Ambas características provocaron su fracaso.
La necesidad de encarar la actualización de la legislación civil era evidente y en las décadas
siguientes se fue desgranando paulatinamente la aprobación de leyes importantísimas que, deberían haber sido
incorporadas al Código Civil (ley hipotecaria, ley de aguas, ley de matrimonio civil, ley de registro civil, ley
de propiedad intelectual). Tales leyes reciben la adjetivación de especiales en cuanto se considera que los
aspectos “comunes o fundamentales de ellas deberían ser recogidos en el Código Civil”. La calificación de
especiales resalta ab initio la idea de que son leyes extracodificadas. Leyes especiales en contraposición a las
leyes generales que están en el Código Civil.
2.2. EL CÓDIGO CIVIL
En Enero de 1880, el Ministro de Justicia ÁLVAREZ BUGALLAL, insta a la Comisión de Códigos a
que en el plazo de un año, sobre la base del Proyecto de 1851, redacte el Código, incorporando al efecto
juristas de los territorios forales.
Al mes siguiente Manuel ALONSO MARTINEZ trata de impulsar la tarea codificadora, recurriendo a
la idea de la Ley de bases: se presentaría a las Cámaras legislativas una Ley en la que se contuvieran los
principios y fundamentos a desarrollar en el Código Civil, mientras que la redacción del texto articulado
quedaría encomendada a los organismos técnicos. Rechazado en el Congreso se vio obligado a presentarlo
ante las Cámaras por libros (esto es, por partes).

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Con ligeros retoques, volvió a insistir en la idea de la Ley de bases en 1885, la cual tras la
consiguiente tramitación parlamentaria fue aprobada como Ley en 1888.
Siguiendo las bases (es decir, los principios, fundamentos o presupuestos fundamentales) establecidas
por dicha Ley, la Comisión de Códigos, de forma algo atropellada y retoques de última hora, llevó a cabo su
misión de redactar el texto articulado, publicado finalmente en la Gaceta (hoy, BOE) de 25, 26 y 27 de julio
de 1889, el Código Civil.
2.3. LA EVOLUCIÓN POSTERIOR DE LA LEGISLACIÓN CIVIL
Desde su publicación hasta la fecha, el texto articulado del Código Civil ha sido objeto de numerosas
reformas, aunque la mayor parte del mismo ha resistido bien el paso del tiempo y sigue fiel a los textos
originarios. Entre las reformas habidas, las fundamentales y más profundas son las debidas a la necesidad de
adecuar el contenido del Código a la Constitución española de 1978, sobre todo en lo referente a la igualdad
entre hombres y mujeres y a la igualdad entre hijos matrimoniales y extramatrimoniales.
Otro bloque de disposiciones modificativas del texto articulado del Código Civil responde a razones
puramente técnicas. Sin duda la más importante es la Ley de 1973, en cuya virtud se dio nueva redacción al
Título preliminar del Código Civil.

3.- LOS DERECHOS FORALES Y LA LLAMADA CUESTIÓN FORAL: PLANTEAMIENTO E INCIDENCIA EN EL PROCESO

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CODIFICADOR
Durante los siglos XVIII y XIX existía en España una cierta diversidad de regulaciones civiles, pues
Aragón, Navarra, Mallorca, Cataluña y las Provincias Vascongadas mantenían reglas propias en materia
civil (sobre todo en lo referido a la familia y a la herencia). Sin embargo, la codificación requería la
unificación legislativa en toda España, a lo que los juristas forales se negaban. Uno de los motivos por los que
no salió adelante el Proyecto Isabelino era que pretendían abrogar (derogar) los Derechos forales.
Cuando se aprueba el Código Civil a finales del siglo XIX no hay consenso y nace la “cuestión foral”.
Una vez aprobado el Código Civil, este se aplica a la mayor parte del territorio nacional, mientras que en los
Territorios Forales (Aragón, Navarra, Mallorca, Cataluña, Provincias Vascongadas y se añade Galicia en
1880) rigen disposiciones de naturaleza civil propias, de diferente alcance, extensión y significado.

4.- LAS DISTINTAS SOLUCIONES DE LA CUESTION FORAL, DESDE LA LEY DE BASES HASTA LA COMPILACION FORALES
4.1. LEY DE BASES Y REDACCIÓN ORIGINARIA DEL CÓDIGO CIVIL, LA TÉCNICA PREVISTA DE LOS APÉNDICES .
La división entre el derecho civil común y los derechos forales ha estado viva durante todo el periodo
y sigue latente en nuestros días.
El art. 5 de la Ley de Bases del Código Civil era suficientemente explícito “las provincias y territorios
en que subsiste Derecho foral lo conservarán por ahora en toda su integridad, sin que sufra alteración su actual
régimen jurídico por la publicación del Código, que regirá tan solo como supletorio en defecto del que lo sea
en cada una de aquellas por sus leyes especiales…”
Art. 6: “el gobierno, oyendo a la Comisión de Códigos, presentará a las Cortes, en uno o varios
proyectos de Ley, los apéndices del Código Civil, en los que se contengan las instituciones forales.”
Conclusiones:
 El Código Civil respeta y garantiza los Derecho forales. Es valedor del régimen normativo foral.
 Los Derechos forales se consideran provisionales (por ahora)
 Los Derechos forales no son sistemas paralelos al Código Civil, sino complementarios, tienen
“Carácter Apendicular”. La intención era conseguir un Código Civil General (único). Sólo se
aprobó en 1926 el apéndice de Aragón.
La vigencia normativa de la Ley de Bases del Código Civil se agotó una vez publicado este, no
obstante tiene un gran valor como instrumento para interpretar el Código Civil
4.2. LAS DIVERSAS COMPILACIONES FORALES
En 1946 en Zaragoza se celebró un congreso Nacional de Derecho Civil para tratar el asunto de
integrar el derecho común y los Derechos civiles forales.
En dicho congreso se obtuvo un relativo consenso respecto de los siguientes puntos fundamentales:
 Llevar a cabo una recopilación de las instituciones forales o territoriales, no sólo las vigentes,
también las no decaídas por el uso.
 Tratar de determinar el substrato común para elaborar un Código Civil general que se
desarrollaría en un nuevo Congreso Nacional (que nunca se celebró)
Entre 1959 y 1973, se aprobaron en las Cortes Generales las distintas Compilaciones forales (durante
el gobierno de Franco)
Compilación de Derecho Civil Foral de Vizcaya y Álava
Ley de 30 de Julio de 1959.
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No es aplicable en todo el territorio, sólo en el campo


Potencia el principio supremo de la concentración patrimonial en torno al caserío familiar
Compilación del Derecho Civil Especial de Cataluña
Ley de 21 Julio de 1960
Rige en toda Cataluña, aunque alguna disposición es de carácter local.
Tiene 334 artículos en 4 libros: Familia (separación de bienes matrimonial), Sucesiones (herencias y
fideicomisos), Derechos reales (censos), Obligaciones y contratos y de la prescripción.
Compilación del Derecho Civil Especial de Baleares
Ley de 19 de abril de 1961
Matriz común con la catalana, menor casuismo y mayor respeto del Derecho propio
Aplicables sólo a las islas de Mallorca, Menorca y en menor media en Ibiza y Formentera
Divida en tres libros.
Compilación del Derecho Civil Especial en Galicia
Ley de 2 de diciembre de 1963.
Galicia no tuvo derecho propio hasta 1880
Es una compilación breve (93 artículos), centrada en 5 títulos del estatuto agrario: 1. Foro, subforo y
otros gravámenes análogos. 2. Compañía familiar gallega. 3. Aparcería. 4. Derecho de labrar y poseer. 5.

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Formas especiales de comunidad.
Compilación del Derecho Civil de Aragón
Ley de 8 de Abril de 1967
Una de las más técnicas y mejor redactadas.
Régimen distinto al castellano, peculiaridades familiares y sucesorias: Comunidad conyugal de bienes
y ganancias. Viudedad foral aragonesa (protege al viudo)
Compilación del Derecho Civil Foral de Navarra
Ley de prerrogativa de 1 de Marzo de 1973.
También llamada “Fuero Nuevo de Navarra”
La compilación no se encuentra dividida por artículos sino por Leyes
Extensa y variada, difícil de resumir, repite artículos del mismo Código Civil

5.- RELACIONES ENTRE EL DERECHO CIVIL GENERAL Y LOS DERECHOS CIVILES FORALES TRAS LA
CONSTITUCIÓN
5.1. EL ARTÍCULO 149.1.8 DE LA CONSTITUCIÓN
Las compilaciones debían ser un paso previo a la unificación del Código Civil, pero con la
Constitución de 1978 todo cambió. Se consolidan las compilaciones y faculta a las Comunidades Autónomas
en las que existan derechos forales o especiales para la conservación, modificación y desarrollo de los
mismos.
Dichas premisas se encuentran establecidas en el artículo 149.1.8 de la Constitución Española, el cual
ha originado un fortísimo debate entre los civilistas actuales sobre su alcance y significado:
“el Estado tiene competencia exclusiva sobre la legislación civil, sin perjuicio de la conservación,
modificación y desarrollo por las CCAA de los derechos civiles forales o especiales, allí donde existan. En
todo caso, las reglas relativas a la aplicación y eficacia de las normas jurídicas, relaciones jurídico-civiles
relativas a las formas de matrimonio, ordenación de los registros e instrumentos públicos, bases de las
obligaciones contractuales, normas para resolver los conflictos de leyes y determinación de las fuentes del
Derecho, con respeto en este último caso, a las normas de Derecho foral o especial”
La mera lectura de dicho precepto evidencia su complejidad. La tensión, pues, entre Derecho civil
común y Derechos civiles forales o especiales sigue irresuelta también tras la Constitución.
COSAS QUE QUEDAN CLARAS:
 El precepto es muy complejo
 Siguen siendo calificadas de “Forales” o “Especiales”
 Sólo aquellas CCAA con compilaciones previas pueden conservarlas: perspectiva historicista.
POSTURAS O INTERPRETACIONES BÁSICAS SOBRE EL TEMA:
1. El concepto de Derecho foral debe ser abandonado tras la CE. Las CCAA pueden legislar sobre cualquier
materia de Derecho civil. Foralistas (catalanes),
2. Otros civilistas entienden que los límites a la conservación, modificación y desarrollo de los derechos
civiles forales o especiales vendrían representados por el contenido normativo de las respectivas
Compilaciones en el momento de aprobarse la CE.
3. Algún foralista propugna que el carácter particular de los Derechos forales sólo puede identificarse a
través de los principios inspiradores que le son propios.
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4. Para otros, el límite constitucional de desarrollo de Derecho civil foral ha de identificarse con las
instituciones características y propias de los territorios forales que, tradicionalmente, han sido reguladas
de forma distinta por el Derecho común y por los Derechos forales (A juicio del autor de esta obra, la
posición técnicamente más correcta es la última)
Pendiente que el Tribunal Constitucional siente doctrina.
5.2. LA ACTUALIZACIÓN DE LAS COMPILACIONES FORALES Y DE LOS DERECHOS FORALES
Uno de los elementos políticos de “diferenciación regional” radica en el desarrollo de los Derechos
forales a los que se refiere el Art.149 de la CE. Una vez aprobados los Estatutos de Autonomía, los órganos
legislativos de las CCAA que tenían Derecho foral o especial, han comenzado a desarrollar el Derecho
privado propio de los antiguos territoriales forales. Esto se ha plasmado sobre todo a mediados de los 80 en
leyes autonómicas cuyo objetivo básico ha sido doble:
 Constitucionalizar el contenido de las compilaciones adecuándolo a los nuevos principios de
igualdad entre hombres y mujeres y entre hijos matrimoniales y no matrimoniales (CE)
 Evidenciar que las compilaciones dejan de ser “leyes nacionales” ya que con la CE las materias
reguladas por ellas corresponden a las CCAA.
Pasada esta primera etapa, la mayoría de las CCAA se ha preocupado por la actualización de las
Compilaciones, siempre como Derecho foral o especial. Sin embargo, la diferenciación normativa va en

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aumento; entre todas las CCAA con competencia foral sobresale sin duda la actividad legislativa catalana.

EXAMEN:

El movimiento codificador en España


Relaciones entre el Derecho Civil y Territorial: La Constitución y los temas forales*****
El artículo 149.1.8 de la Constitución y los Derechos Forales

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TEMA 2
CAPITULO 3

ORDENAMIENTO JURÍDICO Y FUENTES DEL DERECHO.

1.- ESTRUCTURA GENERAL Y CLASES DE LAS NORMAS JURIDICAS


El derecho es, fundamentalmente, un instrumento que ordena la convivencia social. El Derecho es un
conjunto de reglas que trata de dar solución a los conflictos sociales. Esas reglas se llaman NORMAS
JURÍDICAS y están caracterizadas por:

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Obligatoriedad: tienen que ser tenidas en cuenta por los ciudadanos
Coercibilidad: pueden imponerse por la fuerza
1.1. NORMA JURÍDICA Y DISPOSICIÓN NORMATIVA
 Norma Jurídica: (lo que se dice)
 Mandato jurídico con eficacia social organizadora (De Castro).
 Precepto regulador de la conducta de los ciudadanos, obligatorio y coercible, inspirado en un
criterio de justicia (García Amigo).
 No todas las normas jurídicas tienen detrás una disposición normativa o texto concreto, a
veces se basan en costumbres vinculantes
 Disposición Normativa: (es el contenedor publicado)
 Sirve de vehículo a las Normas Jurídicas.
 Están escritas, pero no todo lo escrito es vehículo de Normas Jurídicas, a veces es necesario
combinar varias Disposiciones Normativas para llegar a una Norma Jurídica.
1.2. DISPOSICIONES COMPLETAS E INCOMPLETAS
 Disposiciones Jurídicas Completas o Autónomas: portadoras de una norma jurídica completa
 Disposiciones Jurídicas Incompletas o Auxiliares-Fragmentarias:
 Combinadas con otras del mismo carácter y deducir un mandato normativo
 Combinadas con disposiciones completas para precisar detalles o limitar su ámbito
Tipos de incompletas
 Las que aclaran conceptos o ideas fijadas en otras normas
 Las de remisión o reenvío de una normativa que ya existe: por ejemplo, aplicar las normas de
compraventa a la permuta
 Las que concretan la aplicación y eficacia de una verdadera norma (son parte de la norma)
1.3. LA ESTRUCTURA DE LA NORMA: SUPUESTO DE HECHO Y CONSECUENCIA JURÍDICA
La norma jurídica se estructura en 2 elementos fundamentales, de carácter general y abstracto
 Supuesto de hecho o Supuesto normativo: realidad social a regular, situaciones fácticas a las que
están dirigidas las normas (actos humanos, hechos naturales…)
 Consecuencia jurídica: mandato o precepto, de carácter prohibitivo o permisivo. Campo del deber
ser, contienen una valoración del conflicto de intereses y atribuye derechos y/o obligaciones.
1.4. ABSTRACCIÓN Y GENERALIDAD DE LA NORMA
 Carácter general (generalidad): la norma no está dirigida a alguien en concreto, sino a un grupo de
personas (p.e. empleados) o a la colectividad (Derecho Penal)
 Carácter abstracto (abstracción): la norma contempla un supuesto tipo, genérico, luego se adecua a
cada caso concreto mediante matizaciones de los abogados y jueces.
1.5. NORMAS DE DERECHO COMÚN Y DERECHO ESPECIAL
 Normas de Derecho ESPECIAL: regulan cosas concretas o a un sector determinado o colectivo, por
ejemplo el Derecho Mercantil o Derecho Laboral.
 Normas de Derecho COMUN: es el Derecho Civil, cumple una función supletoria respecto al
Derecho Especial. Art. 4.3: “Las disposiciones del Código Civil se aplicaran como supletorias en las
materias regidas por otras leyes”
1.6. NORMAS DE DERECHO GENERAL Y DERECHO PARTICULAR
 Normas de Derecho GENERAL: aplicadas a todo el territorio nacional
 Normas de Derecho PARTICULAR: aplicables a territorios más reducidos, también se llaman
especiales
o Comarcas: costumbres
o Regiones: derechos forales
o Comunidades Autónomas

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1.7. LA IMPERATIVIDAD DEL DERECHO: NORMAS IMPERATIVAS Y DISPOSITIVAS


 Nomas IMPERATIVAS: (ius cogens, no se pueden alterar). El mandato normativo no permite
modificación por los particulares, no se puede derogar o sustituir, por ejemplo ley fiscal. Derecho
inderogable
 Normas DISPOSITIVAS: mandatos normativos que pueden ser sustituidos por los interesados si así
lo quieren. La norma jurídica desempeña una función supletoria cuando los particulares no han
establecido otras normas. Derecho supletorio. Existe autonomía privada, pero si no se ejerce se aplica
el derecho supletorio.

2.- LA GÉNESIS DE LAS NORMAS JURÍDICAS: LAS FUENTES DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL
2.1. EL PLANTEAMIENTO CIVILISTA Y EL SIGNIFICADO DE LA EXPRESIÓN “FUENTES DEL DERECHO”
Art. 1.1 del CC: “Las fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y los
principios generales del Derecho”. Tanto la ley, como la costumbre y lo principios generales del Derecho son
los vehículos portadores de las normas jurídicas desde el punto de vista formal.
Al hablar de fuentes del Derecho se está haciendo referencia al cómo se generan las normas Jurídicas,
al modo de producción de las normas jurídicas, en un doble sentido:
a) Formal, en cuantos modos o formas de manifestación del Derecho, bien a través de ley o a través

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de costumbre: Fuente en sentido formal.
b) Material, al considerar las instituciones o grupos sociales que tienen reconocida capacidad
normativa (las Cortes Generales, el Gobierno, etc.): Fuente en sentido material.
Otros posibles significados de “Fuentes del Derecho”:
 Legitimadora: Al preguntarse sobre el por qué último del Derecho, se suele hablar de Fuente
legitimadora del mismo, en el sentido de que el Ordenamiento jurídico se asienta en las ideas
comunes sobre la Justicia como último principio inspirador.
 Conocimientos: También se habla de fuentes de conocimiento del Derecho para hacer
referencia al Instrumental del que se sirven los juristas para identificar el Derecho positivo de
una determinada colectividad y un preciso momento histórico.
2.2. LA CONSIDERACIÓN DEL TEMA DESDE EL PRISMA CONSTITUCIONAL
Se ha afirmado que el título preliminar del Código Civil tiene “valor constitucional”; pero no cabe
duda de que mayor valor constitucional tiene el propio art. 1.2 de la Constitución: “la soberanía nacional
reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”.
Al ser la Constitución una derivación de dicha soberanía nacional (el pueblo español aprobó la
Constitución por referéndum), es precisamente ella la que delimita el verdadero sistema normativo y expresa
las capacidades legislativas de las instituciones.
Conforme a ella, tanto el Estado central (Cortes Generales), como las CCAA (Parlamentos
autonómicos o Asambleas legislativas) pueden dictar leyes en sus respectivos territorios.
La Constitución dictamina que la costumbre sólo tiene valor en el Código Civil, no en otras ramas del
Derecho (por ejemplo, Derecho mercantil)
La Constitución tiene una visión más internacional del sistema normativo y las fuentes del derecho.
El artículo 93 de la Constitución Española prevé “se podrán autorizar la celebración de tratados por lo que se
atribuya a una organización o institución internacional el ejercicio de competencias derivadas de la
Constitución Española.” Este artículo se redactó pensando en el ingreso de España en la CEE.

5.- COSTUMBRE Y SISTEMA DE FUENTES (LA COSTUMBRE Y LOS USOS)


5.1. CONCEPTO DE COSTUMBRE
Las fuentes del derecho son la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho. Esto quiere
decir que la costumbre es una de las fuentes del Derecho, situada tras la ley. La costumbre es la observación
reiterada de una conducta, procede de la propia sociedad no organizada. Las normas consuetudinarias son de
emanación social directa.
Ley y costumbre tiene distinto origen, la ley procede de la organización política de la sociedad y la
costumbre procede de la propia sociedad no organizada
La costumbre tiene dos elementos:
 Elemento material: reiteración de un comportamiento
 Elemento espiritual: elevación de ese comportamiento a modelo de conducta, conciencia
social de necesidad o perpetuidad que es lo que distingue la costumbre de los usos
sociales normales.

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Las costumbres (normas consuetudinarias) han sido frecuentes en el pasado, cuando el ritmo de vida y
la movilidad eran lentos. Actualmente tienen menos importancia debido al rápido ritmo de los avances y a la
movilidad geográfica (aldea global)
5.2. CARACTERES DE LA COSTUMBRE
 La costumbre es una fuente del Derecho de carácter subsidiario (respecto a la ley)
 La costumbre sólo es aplicable cuando no haya ley aplicable en el caso (Art. 1.3 del Código
Civil). Dado que hay muchas leyes, cada vez queda menos sitio para las costumbres. En Navarra,
la regla es la inversa, aplicándose la costumbre preferentemente a la Ley (Ley 3 de la
Compilación Navarra).
 La costumbre es una fuente de derecho porque la ley lo determina así. Es la propia ley la que
establece los límites y condiciones de las costumbres.
 La costumbre es una fuente de derecho de carácter secundario: quien pretenda que se le aplique una
costumbre en juicio tiene que alegar y probar la existencia y vigencia de la costumbre en cuestión (Art.
1.3 Código Civil). Regla iura novit curia
 La costumbre tiene que ser racional (razón = derecho natural). Es decir, que no sea contraria a la moral
(moral social dominante, no la moral de quien aplica el derecho) o al orden público (las disposiciones
legales que están por encima de las costumbres)

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
 La costumbre puede ser vinculante (Ley de Enjuiciamiento Civil 2000, Art. 281.2: “la prueba de la
costumbre no será necesaria si las partes están de acuerdo en su existencia y contenido y sus normas no
afectan al orden público”), resultaría vinculante si existe una relación jurídica privada, por ejemplo en la
compra-venta.
5.3. LOS USOS NORMATIVOS
Hay determinados usos que se equiparan a la costumbre, pudiendo generar normas jurídicas
consuetudinarias. Art. 1.3 CC: “los usos jurídicos que no sean meramente interpretativos de una declaración
de voluntad tendrán la consideración de costumbre.
Es en el ámbito de los negocios donde más problemas puede dar este artículo. Los que manejan ese
mundo reclaman que al modo habitual de proceder en un situación se le asigne un cierto valor normativo, por
ejemplo, la tarifa usual, el porcentaje usual…., aunque no se especifique en el contrato. Con esto se le confiere
un cierto poder normativo a los grupos dominantes en el mundo de los negocios. Esto se consiguió con la
reforma del título preliminar del Código Civil de 1974.
La admisión de esos usos como fuente del derecho crea un riesgo de abuso, que se ve reducido por los
límites que se imponen a las condiciones generales de los contratos y por otras leyes con la Ley General de
Protección de Consumidores y Usuarios, Ley de Contratación, Ley contra la Morosidad…

6.- LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO


Los principios generales del derecho son una de las fuentes del ordenamiento jurídico español. Sólo
se aplica cuando no existe ley o costumbre que se pueda usar. Por eso se dice que es una fuente subsidiaria de
segundo grado.
Es un medio para evitar que los jueces fallen en los juicios aplicando su libre albedrío, pero por otro
lado, los jueces están obligados a fallar en todos los pleitos que sean sometidos a su decisión. Sería algo así
como el “limbo de las normas jurídicas”. Para fallar en un juicio, el Juez debe acudir a una norma que le viene
previamente dada (aunque deba él buscarla, encontrarla y adaptarla al caso) que se encuentra en los principios
generales del derecho o principios básicos que inspiran a todo nuestro Ordenamiento y que se corresponden
con nuestro sistema de vida. Ni que decir tiene que, con todo, la generalidad y vaguedad de tales principios
dejan amplio margen al Juez.
Estos principios tienen dos partes:
 Derecho natural o derecho tradicional: se refiere a las convicciones ético-sociales imperantes en
la sociedad. Hay criterios o principios que socialmente se consideran justos y que se deben aplicar
si no existe ley o costumbre. Actualmente casi todos los principios de Justicia o Derecho Natural
se recogen en la Constitución.
 Principios lógico-sistemáticos o lógicos positivos: son los criterios que por inducción se infieren
de las normas concretas, por ejemplo el Principio contrario al enriquecimiento injusto. Se aplican
por la técnica de la analogía.

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7.- LA JURISPRUDENCIA
7.1. LA JURISPRUDENCIA COMO FUENTE DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO
La jurisprudencia son los criterios sentados por los Jueces y Tribunales en su cotidiana tarea de
interpretación y aplicación del Derecho objetivo a los litigios concretos.
Tradicionalmente la jurisprudencia coincide con la doctrina sentada por el Tribunal Supremo.
Las resoluciones judiciales tienen que basarse en el sistema de fuentes legalmente establecido (ley,
tratados internacionales, costumbres, principios generales del derecho). Por eso la jurisprudencia tiene un
papel secundario respecto a las fuentes del Derecho. No se puede considerar una fuente “formalmente”, sino
un “complemento”: Art. 1 apartado 6 CC “la jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico…”.
El Título Preliminar del Código Civil dice: “A la jurisprudencia, sin incluirla entre las fuentes, se le
reconoce la misión de complementar el ordenamiento jurídico”. En efecto, la tarea de interpretar y aplicar las
normas en contacto con las realidades de la vida y los conflictos de intereses da lugar a la creación de criterios
reiterados por parte del Tribunal Supremo, con cierta trascendencia normativa.
Se dice que la jurisprudencia es una fuente de derecho de segundo orden porque:
Tiene trascendencia normativa
Complementa a las otras fuentes del derecho
Esta afirmación, realizada desde el punto de vista del Código Civil, se ve ratificada desde el punto de

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vista Constitucional, es decir, la jurisprudencia constitucional (creada por el Tribunal Constitucional)
constituye igualmente fuente material de derecho.
En términos teóricos la jurisprudencia carece del rango de fuente del Derecho, pero desde el punto de
vista práctico se podría decir que los criterios jurisprudenciales son el verdadero derecho vivido en nuestra
sociedad. Pero no hay que confundir los criterios jurisprudenciales con la creación libre del derecho (países
anglosajones), sino que están basados en el sistema de fuentes establecido legalmente. Resumiendo: la ley es
lo primero, la jurisprudencia es secundaria. Esta afirmación se basa en las siguientes consideraciones:
1. La tarea legislativa corresponde a las Cortes. Los Jueces y Magistrados administran justicia según
el sistema de fuentes (ley, costumbre…) establecido por el poder político.
2. En nuestro medio el juez no tiene capacidad para crear derecho según sus convicciones y criterios
ético-jurídicos.
3. El imperio de la Ley, abstracta y general, garantiza la igualdad entre ciudadanos y es el principio
que constituye uno de los pilares de la convivencia política.
La jurisprudencia adquiere importancia por tres motivos:
 Es preciso adaptar la norma (general) al caso (concreto)
 Las normas pueden ser muy generales, abstractas o flexibles
 Los Tribunales son piramidales, los de primera instancia no están obligados a seguir al
Supremo, pero este puede anular sus sentencias.
7.2. EL RECURSO DE CASACIÓN COMO CRITERIO UNIFICADOR DE LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL
Casar  Anular Casación  Quebrantar, anular o romper jurídicamente.
El recurso de casación es un recurso extraordinario que tiene por objeto anular una sentencia judicial
que contiene una incorrecta interpretación o aplicación de la Ley o que ha sido dictada en un procedimiento
que no ha cumplido las solemnidades legales:
Error in judicando: incorrecta interpretación de la Ley
Error in procendo: incorrecto cumplimiento de las solemnidades legales
El Tribunal Supremo es el órgano superior en todos los órganos, salvo lo dispuesto en materia de
garantías constitucionales. La función básica del Tribunal Supremo es resolver recursos de casación. Dicho
recurso tiene como objetivo unificar la doctrina jurisprudencial para una correcta interpretación de las normas
jurídicas por parte de los Jueces y Tribunales. La primacía de las normas jurídicas no puede ser puesta en
duda por cualquier Tribunal, sino sólo por el Tribunal Supremo.
Así pues, con el recurso de casación se protegen los derechos subjetivos de las partes en litigio, y se
protege el Derecho objetivo de erróneas interpretaciones para evitar la desigualdad en la aplicación de la ley.
Por eso, el motivo más genuino para un recurso de casación es “la infracción de las normas del ordenamiento
jurídico o la jurisprudencia. En materia de D. Civil y D. Mercantil, jurisprudencia equivale a la doctrina que
de modo reiterado establezca la Sala 1ª del TS. (esa es la Sala de lo Civil, la 2º es la de lo Penal… hay 5 salas
del Tribunal Supremo)
Los Jueces y Tribunales inferiores son libres para interpretar y aplicar el Ordenamiento jurídico, pero
su criterio queda matizado por el propio TS, que puede casar (anular) las sentencias o resoluciones si no se
adecuan a la doctrina jurisprudencial establecida por él mismo. No obstante, la jurisprudencia menor
(emanada de los órganos jurisdiccionales inferiores) tiene gran importancia en todas aquellas materias que no

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encuentran cauce procesal oportuno para ser sometidas al conocimiento del TS. En estos casos se encargan las
Audiencias Provinciales o los Tribunales Superiores de Justicia
También existe el recurso de casación foral, que es competencia del respectivo Tribunal Superior de
Justicia autonómico, cuando se basa parcial o totalmente en infracciones de las normas del D. Civil foral o
especial propio de la comunidad y cuando el Estatuto de Autonomía haya previsto esta atribución.
7.3. LA CASACIÓN EN LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL DE 2000
El Art. 477 y siguientes de la LEC (Ley de Enjuiciamiento Civil) regula el Recurso de Casación de la
siguiente forma:
1. El recurso de casación habrá de fundarse, como motivo único, en la infracción de normas aplicables

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para resolver las cuestiones objeto del proceso.
2. Serán recurribles las sentencias dictadas en segunda instancia por las Audiencias Provinciales, en
los siguientes casos:
 Cuando se dictaran para la tutela judicial civil de derechos fundamentales (excepto los del Art.24
CE, derecho a tutela de los jueces)
 Cuando la cuantía del asunto excediere de 25 millones de pesetas
 Cuando la resolución del recurso presente interés casacional.
Un recurso presenta interés casacional si:
- La sentencia recurrida se opone a la doctrina jurisprudencial del TS.
- Cuando existen sentencias contradictorias
- Cuando se apliquen normas de más de 5 años si no existe jurisprudencia
anterior de normas similares.
Esto también se aplica en derecho foral y Tribunales Superiores de Justicia. Queda fuera del ámbito
de casación la infracción de las normas procesales pero se procura no excluir de dicho recurso a ninguna
materia civil o mercantil, para fortalecer la relevancia de la doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo.
7.4. LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL: RATIO DECIDENDI Y OBITER DICTA
Para poder fundamentar el recurso de casación hay que identificar la doctrina jurisprudencial
adecuada, lo cual no es siempre fácil. Todas las sentencias se estructuran en 3 partes claras:
1. Antecedentes de hecho: consideración de los hechos reales que han originado el conflicto
2. Fundamentos de Derecho: razonamientos del Juez o Tribunal al aplicar la legislación
3. Fallo: parte dispositiva de la sentencia en la que el órgano jurisprudencial establece cuál es la
solución (o resolución) del caso. El fallo suele ser breve y conciso, condenando o absolviendo al
demandado.
Para poder anular una sentencia por infracción de la jurisprudencia se requiere:
 Que la doctrina jurisprudencial haya sido dictada en un caso similar al debatido; es decir,
que las normas jurídicas aplicables sean sustancialmente las mismas.
 Que la argumentación realizada por el Tribunal en los fundamentos del Derecho que se
traen a colación haya sido la causa determinante del fallo (ratio decidendi: razón para
decidir) y no una mera consideración hecha incidentalmente (obiter dicta: argumento
auxiliar de interpretación).

EXAMEN:

La norma jurídica: concepto y caracteres (**)


La imperatividad del derecho: normas imperativas y dispositivas
El sistema de fuentes en el ordenamiento jurídico español: determinación y jerarquía
La costumbre, concepto y caracteres (*********)
Requisitos de la costumbre como fuente del derecho
Los principios generales del derecho
La jurisprudencia como fuente del ordenamiento jurídico. Como fuente del derecho. La jurisprudencia
(**************)

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TEMA 3
CAPITULO 4

LA APLICACIÓN DE LAS NORMAS JURÍDICAS

Las normas jurídicas tienen dos funciones: regular y conformar. Para regular deben ser efectivas
ordenando la vida en sociedad y deben ser impuestas (coactivas). Para conformar dan a los ciudadanos los
criterios para organizar su vida y sus relaciones con los demás, al mismo tiempo que amenazan con sanciones
si no cumplen las normas.
Por eso el ordenamiento jurídico tiene que ser suficiente y claro (Art. 9.3 de la Constitución Española)
pero no siempre es así.

2.- LA BÚSQUEDA DE LA NORMA APLICABLE: LA CALIFICACIÓN


2.2. CALIFICACIÓN, ANALOGÍA E INTERPRETACIÓN
CALIFICACIÓN: es el punto de contacto entre el ordenamiento jurídico y la realidad social. Se trata ahora
de decidir en qué categoría de instituciones o conceptos se debe integrar la situación planteada. A veces es
muy fácil (por ejemplo matrimonio es una institución jurídica y una realidad social típica), pero otras veces es

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muy complicado.
ANALOGÍA: es una forma de integración. Cuando existe una determinada situación nueva, no contemplada
específicamente, se le acabaran aplicando las normas que regulen la institución más parecida y compatible
con la nueva situación. Se basa es similitudes y diferencias con normas preexistentes.
INTERPRETACIÓN: la norma existe, pero está anticuada o el caso es peculiar, por eso hay que
adaptar las normas a la situación, hay que averiguar el sentido de las normas

5.- LA INTEGRACIÓN DEL ORDENAMIENTO: LA ANALOGÍA


5.1. CONCEPTO Y CLASES DE ANALOGÍA
El sistema legal reconoce la existencia de las lagunas o vacíos legales y otorga instrumentos para
superar este problema, la analogía, que consiste en aplicar al supuesto carente de regulación la solución que el
ordenamiento si da para otro supuesto similar o análogo. Hay dos tipos de analogía:
 Analogía legis: un vacío normativo concreto es rellenado acudiendo a otra norma concreta y
determinada que da una solución extensible al supuesto carente de regulación. Es una técnica de
aplicación de la ley. Produce la extensión de la aplicación de las leyes. Por ejemplo; carreras de
carros, carreras de coches; viuda embarazada, herederos...
 Analogía iuris: cuando no existen leyes similares, se puede recurrir a analogías con los principios
generales del derecho. Mediante un proceso de inducción o abstracción se formulan principios que se
aplican cuando no existen leyes o costumbres, es decir, hallar una regla o principio general de carácter
lógico o sistemático. Es una técnica de aplicación de principios generales.
5.2. CONDICIONES Y LIMITACIONES DE LA ANALOGÍA
Condiciones
Para que una norma determinada pueda ser aplicada analógicamente tienen que darse dos condiciones:
1. Ausencia de cobertura normativa concreta
2. Identidad de razón entre el supuesto contemplado en la norma y el supuesto que se quiere solucionar
(Art. 4.1 Código Civil). La ratio decidendi (razón para decidir) tiene que ser adecuada, cumpliendo
criterios de semejanza entre la norma y el caso real. Para valorar la semejanza hay que tener en
cuenta:
 Similitud fáctica entre los supuestos
 Finalidad perseguida por la norma que se trata de aplicar
Limitaciones: Art. 4.2 del Código Civil
1. Normas temporales: las normas dictadas que afectan a un periodo concreto de tiempo, no tienen
valor pasado ese tiempo. No se aplican porque no es una norma vigente.
2. Leyes penales: nadie puede ser sancionado por observar una conducta que la ley no haya tipificado
como delito o falta. Es el Principio de tipicidad y legalidad en materia penal. Esto también se extiende
a las sanciones administrativas. No obstante, si la analogía produjese un resultado favorable para el
ciudadano, podría aplicarse.
3. Normas excepcionales: son las excepciones de los criterios generales del Ordenamiento, por eso no
pueden extrapolarse a otras situaciones.

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4. Normas prohibitivas, son las que limitan la capacidad de las personas y los derechos subjetivos
individuales. En estos casos generalizar es muy difícil por lo que hay que decidir en cada caso
concreto..

6.- OTROS MEDIOS DE INTEGRACIÓN DEL ORDENAMIENTO: LA JURISPRUDIENCIA Y LA EQUIDAD


6.1. LA OMNICOMPRENSIVIDAD DEL ORDENAMIENTO
El ordenamiento jurídico se autodeclara completo y ofrece suficientes mecanismos para garantizar la
resolución de los conflictos sociales, aunque sean novedosos. Por eso se habla de onmicomprensividad o
plenitud.
Los mecanismos de resolución de conflictos son: ley (analogía legis), costumbres, principios
generales del derecho (analogía iuris). El problema sigue siendo si con el concurso de medios o técnicas
diferentes puede darse solución a un conflicto carente de regulación concreta. Pues a pesar de todos, a veces
existen situaciones que requieren verse complementadas con la vivencia del mismo a través de su aplicación
cotidiana (jurisprudencia)
6.2. FUNCIÓN COMPLEMENTADORA DE LA JURISPRUDENCIA
Aunque formalmente no sea fuente del Derecho, la jurisprudencia establece un cuerpo de criterios
para solucionar conflictos con trascendencia normativa en sentido material que complementa al Derecho.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La jurisprudencia adquiere importancia por tres motivos:
 Es preciso adaptar la norma (general) al caso (concreto)
 Las normas pueden ser muy generales, abstractas o flexibles
 Los Tribunales son piramidales, los de primera instancia no están obligados a seguir al
Supremo, pero este puede anular sus sentencias.
6.3. LA EQUIDAD
A veces se puede resolver un conflicto pidiendo al juzgador que lo resuelva de acuerdo con los
criterios de justicia que produzcan la mejor solución.
Se habla de equidad cuando se falla un conflicto sobre la concepción o intuición de lo justo y bueno,
ocurre por ejemplo cuando en lugar de un Juez, se nombra a un árbitro para que resuelva un conflicto sobre la
base de la equidad.
En nuestro medio esta posibilidad es excepcional, Art.3.2 Código Civil: “las resoluciones de los
Tribunales sólo podrán descansar de manera exclusiva en ella (en la equidad) cuando la ley expresamente lo
permita”. Además, también dice que “la equidad habrá de ponderarse en la aplicación de las normas”.
La equidad se emplea para adaptar la generalidad y el rigor de las normas con las circunstancias del
caso concreto. Si al aplicar la norma de acuerdo con el sistema de fuentes, los resultados son desmesurados o
injustos, se debe mitigar su rigor, se debe ponderar (equidad).

7.- LA INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS JURÍDICAS


7.1. CONCEPTO E IMPORTANCIA
Interpretación es la tarea de averiguar el sentido de las palabras que integran la norma, para aplicarla
al caso planteado. Con la interpretación se persigue un objetivo práctico: buscar el criterio de ordenación de
conductas que contiene la norma para hacerlo efectivo en el caso concreto planteado.
Las técnicas de interpretación se encuentran en íntima relación con los fundamentos de la concepción
del Derecho y su función. Además, las técnicas interpretativas trascienden a la aplicación judicial del Derecho
y es de interés general para el conjunto de los profesionales del Derecho, ya que constituyen las pautas
mínimas de argumentación jurídica.
7.2. LOS CRITERIOS INTERPRETATIVOS : EL ARTÍCULO 3 DEL CODIGO CIVIL
Los criterios interpretativos son los materiales sobre los que debe dirigir su atención el interprete para
clarificar el sentido de la norma al ser aplicada a un caso concreto. Estos criterios están recogidos en el Art. 3
del Código Civil, párrafo 1
 Criterio literal o gramatical: el sentido propio de las palabras
 Criterio sistemático: en relación con el contexto
 Criterio histórico: los antecedentes históricos y legislativos
 Criterio sociológico: la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas
 Criterio lógico o teleológico: el espíritu y finalidad (teleo=final)
Hasta la reforma de 1974 del título preliminar del Código Civil no se hace referencia escrita a los
criterios interpretativos, pero se usaban, sobre todo en el Tribunal Supremo.
Algunos autores dudan de la utilidad de este artículo por dos razones:

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 Libertad amplia del interprete, sobre todo en base al criterio sociológico, lo que hace difícil que se
recurra en casación por este motivo
 No existe jerarquía entre los criterios, sólo cierta preeminencia del criterio teleológico
De todos modos, la interpretación de las normas jurídicas requiere combinar diversos criterios
interpretativos.
7.3. LA INTERPRETACIÓN LITERAL
Consiste en interpretar el sentido propio de las palabras de la norma, no de forma aislada, sino en
conjunto. Esto plantea el problema de que las palabras no tienen normalmente un único sentido, por lo que
hay que averiguar en cuál de sus posibles sentido ha querido emplearlas la norma.
Se trata de evitar que se interpreten las palabras más allá de unos limites razonables. Por eso se dice
que cuando el sentido de una norma se desprende con claridad de las palabras que emplea no hace falta
interpretar.
7.4. LA INTERPRETACIÓN SISTEMÁTICA
Para interpretar hay que poner la norma en su contexto, su ubicación en el seno de un conjunto de
disposiciones relacionadas entre sí, con coherencia interna.
El mismo término, según la sede en que se emplee puede tener un significado diferente. Decidir
cuándo debe prevalecer uno u otro sentido viene dado normalmente por el contexto de la norma analizada. Por

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ejemplo: Responsabilidad; en el Código Civil se refiere a menoscabo patrimonial, en el Código Penal se
arriesga la libertad.
7.5. LA INTERPRETACIÓN HISTÓRICA Y LEGISLATIVA
Sólo conociendo la historia de la norma, se puede entender y aplicar en un momento histórico
diferente del que la vio nacer. Si se conoce el ambiente histórico se pueden interpretar los fines específicos de
la norma. También hay que tener en cuenta el autor (aunque a veces esto es difícil de averiguar)
Además, es frecuente que las normas nuevas tengan una parte de su contenido que responda a un
arrastre histórico, no suelen ser innovadoras.
Hay que tener en cuenta los antecedentes históricos y también los legislativos, la tradición jurídica
que le precede. Las normas legales tienen inspiración en borradores, proyectos, actas, textos extranjeros... Por
ejemplo, el código civil español está basado en el francés.
7.6. LA INTERPRETACIÓN SOCIOLÓGICA
La interpretación mediante el criterio sociológico es el contrapeso al criterio histórico. Si una norma
nacida en un momento histórico determinado, se aplica en un momento diferente, puede producir un resultado
indeseable si el cambio de circunstancias es lo suficientemente sensible.
No basta con saber por qué y para qué se dictó la norma en concreto, sino también si las nuevas
circunstancias reinantes consienten o no que permanezca invariado el sentido original.
7.7. EL RESULTADO DE LA INTERPRETACIÓN : LA INTERPRETACIÓN TELEOLÓGICA
La interpretación teleológica se refiere a la ratio legis (razón legal), al criterio que preside la norma, la
idea-fuerza que la inspira, su formulación esencial, lo que debe ser buscado por el interprete. Es el espíritu
(porque) y la finalidad (para que) de la norma.
Espíritu:
Se prefiere una interpretación que procure objetivar el espíritu o voluntad de la norma como algo
independiente del espíritu o voluntad del autor de la misma. Con ocasión de una determinada situación y para
conseguir un resultado concreto, el legislador puede dictar una norma que, sin embargo, dé cabida a supuestos
diferentes y produzca un juego más amplio que lo realmente pretendido en concreto al dictarla. Se distingue
entonces entre:
Occasio legis o circunstancias concretas que motivan que se dicten las normas, y
Ratio legis, o criterio de solución del conflicto que se sostiene en la norma, y que es más susceptible
de generalización.
Finalidad:
La referencia a la finalidad de la norma impone la necesidad de efectuar una interpretación
teleológica, esto es, que atienda tanto a los fines generales que persigue la norma como a los fines concretos
que se consiguen mediante su aplicación al caso planteado. Si lo general y lo concreto son contradictorios, se
debe rechazar esa interpretación.
7.8. OTRAS CLASES DE INTERPRETACIÓN
Atendiendo al resultado de la interpretación se distingue entre:
INTERPRETACIÓN DECLARATIVA: si las palabras de la norma se adaptan justa y exactamente a lo que
resulta de la interpretación.

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INTERPRETACIÓN CORRECTORA: cuando la interpretación produce que deban considerarse incluidos


en la norma supuestos diferentes de los que su tenor literal parece indicar; esta corrección puede ser
corrección:
 Extensiva: las normas que favorecen la libertad de los sujetos
 Restrictiva: las normas que limitan libertades o derechos
Atendiendo al sujeto que interpreta:
INTERPRETACIÓN AUTÉNTICA: reglas interpretativas incorporadas por el propio legislador a la norma.
INTERPRETACIÓN JUDICIAL O USUAL: cuando la interpretación es efectuada por los Tribunales de
Justicia (Jurisprudencia).

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INTERPRETACIÓN DOCTRINAL: efectuada por los estudiosos que analizan teóricamente el sentido de
las normas.
7.9. LA CONSTITUCIÓN Y LA INTERPRETACIÓN DEL ORDENAMIENTO
El aplicador del Derecho debe buscar la averiguación del espíritu y finalidad de las normas. Pero la
libertad de interpretación queda circunscrita por dos situaciones:
 Los principios generales del Derecho. Art. 1.4 del Código Civil
 La Constitución y los valores que esta proclama como superiores. La Constitución es la norma
SUPREMA de todo el ordenamiento jurídico. Art. 5.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

EXAMEN:

La analogía, concepto y clases (*******)


La analogía, condiciones de aplicación
La equidad en la aplicación de las normas (**)
La interpretación: clases (****)
Los criterios interpretativos: el artículo 3 del Código Civil
Interpretación sistemática e interpretación sociológica
Interpretación sociológica
La interpretación teleológica (**)

No entran en 2012-2013

El principio iura novit curia


Las lagunas de la ley (**). Lagunas de la Ley y lagunas del Derecho

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TEMA 3
CAPITULO 5

LA VIGENCIA Y EFICACIA DE LAS NORMAS

1.- VIGENCIA DE LAS DISPOSICIONES NORMATIVAS


1.1. LA PUBLICACIÓN
Los ordenamientos jurídicos modernos no admiten la existencia de disposiciones secretas (salvo
regímenes totalitarios). Toda norma jurídica escrita debe ser publicada. Además la publicación de una
disposición normativa facilita la determinación de la entrada en vigor.
Hay distintas leyes que regulan la publicación de las normas:
 Art. 9.3 de la Constitución: garantiza la publicidad de las normas
 Art. 91 de la Constitución: el Rey ordenará publicar las leyes aprobadas por las Cortes
Generales
 Código Civil: tanto el anterior como el actual ordena publicar las leyes en el BOE como
requisito obligatorio (anteriormente se publicaban en La Gaceta)
Tras la Constitución de 1978 y una vez producida la efectiva consolidación de las CCAA, las

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
disposiciones estatales se publican en el BOE y las autonómicas en el correspondiente Boletín Oficial de la
Comunidad de que se trate. Los actos normativos de las distintas instituciones comunitarias, por supuesto, se
publican (en las diferentes lenguas) en el correspondiente Diario Oficial de la Unión Europea.
1.2. LA ENTRADA EN VIGOR
Una vez publicada, la disposición normativa puede entrar en vigor de forma inmediata, el 1 de enero
del año siguiente, a los 3 meses de su publicación. En caso de que la fecha de publicación no coincida con la
entrada en vigor, la tradición impone hablar de vacatio legis, para identificar el periodo temporal durante el
cual la vigencia o vigor de la ley publicada se encuentra en suspenso.
El Código Civil establece 20 días como periodo de vacatio legis para todas las disposiciones
normativas donde no se especifica el momento de la entrada en vigor. De todos modos, esto casi nunca es
necesario porque casi todas las disposiciones especifican que “entrará en vigor el mismo día de su publicación
el BOE”.
1.3. EL TÉRMINO DE LA VIGENCIA: LA DEROGACIÓN
Las leyes tienden a ser permanentes, no suelen establecer un periodo de vigencia limitado. No
obstante, en ocasiones, se habla de leyes de ámbito temporal, cuando la propia ley autoestablece un periodo de
vigencia determinado.
Cuando las leyes no tienen límite temporal siguen en vigor hasta que una nueva ley dicte lo contrario.
Derogar; dejar sin efecto, sin vigor, una ley preexistente por publicarse una nueva disposición
normativa que contempla o regula los mismos supuestos o materias que la anterior.
 Derogación total: dejar absolutamente privada de efecto la ley anterior
 Derogación parcial: una parte de la ley se anula, el resto sigue en vigor.
Según el Art. 2.2 del Código Civil la derogación puede tener lugar de dos formas
 EXPRESA
- Concreta: la ley nueva indica las leyes anteriores que quedan derogados
- Genérica: cualquier disposición que se oponga a la nueva regulación queda
derogada
 TACITA: aunque no se estipula una materia no puede estar regulada por dos
disposiciones contrarias, en ese caso, según el Art. 2.2 del Código Civil prevalece la
nueva.
La más común es la derogación genérica o tácita.

2.- EL PRINCIPIO DE IRRETROACTIVIDAD DE LAS LEYES


2.1. PLANTEAMIENTO : PROBLEMAS Y DISPOSICIONES DE DERECHO TRANSITORIO
Dictar una nueva ley y derogar la anterior es fácil, el problema de la derogación radica en saber si la
nueva ley debe regular las situaciones jurídicas producidas con anterioridad a ella o sólo las nacidas con
posterioridad.
El problema de la retroactividad o irretroactividad de la ley es muy grave, ya que las relaciones
sociales nacidas bajo la ley antigua no pueden derogarse ni desconocerse. Por eso, normalmente, casi todas las
disposiciones normativas se cierran con una serie de disposiciones transitorias que pretenden resolver los
problemas planteados por el cambio legislativo, por el transito de una ley a otra.

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2.2. LA FORMULACIÓN DE LA TENDENCIAL IRRETROACTIVIDAD DE LAS LEYES


Las disposiciones transitorias no pueden ser infinitas, ni tan detalladas que afronten cualquier
supuesto problemático de Derecho transitorio. Por eso todos los Ordenamientos contemporáneos contienen
una regla general favorable a la irretroactividad de la ley, como regla de máxima.
Este principio queda recogido en el Código Civil, Art. 2.3: “las leyes no tendrán efecto retroactivo si
no dispusieren lo contrario” y en la Constitución Española, Art. 9.3: “la Constitución garantiza…la
irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales…”.
La irretroactividad de las leyes ha estado conectada al principio de seguridad jurídica: como regla,
los actos realizados bajo un determinado régimen normativo no deben verse enjuiciados con una ley nueva.
La irretroactividad a la que apunta nuestro ordenamiento NO es una regla absoluta:
- La Constitución impone la irretroactividad al legislador ordinario, pero no con carácter general,
sino sólo respecto de las disposiciones sancionadoras no favorables (que agraven un régimen
sancionador cualquiera: penal, administrativo, civil, etc) y de aquellas que sean restrictivas de los
derechos fundamentales.
- En cualquier otro caso, la ley puede ser retroactiva con absoluto respeto de la CE y sin violentar el
tradicional precepto civil.
2.3. LA POSIBLE RETROACTIVIDAD Y SU GRADUACIÓN

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La decisión de que una nueva disposición tenga o no carácter retroactivo, depende del propio
legislador (respetando los límites constitucionales), que habrá de valorar en cada caso los beneficios y las
consecuencias negativas de cualquiera de ambas opciones.
La eficacia retroactiva permite graduaciones y matizaciones, según sea la naturaleza del problema
social objeto de regulación:
- Cuando la ley nueva es de aplicación a los efectos de un hecho o acto acaecido con anterioridad a
su publicación, se habla de retroactividad de segundo grado o fuerte.
- Cuando la nueva ley se aplica a los efectos producidos, con posterioridad a su entrada en vigor, a
causa de un hecho o acto anterior a la misma, se califica de retroactividad en grado mínimo o
débil.
La retroactividad resulta de interés general en todas aquellas leyes que conllevan un trato más
favorable para el ciudadano que la legislación preexistente.

6.- EL DEBER GENERAL DEL CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS


6.2. LA IGNORANCIA DE LA LEY
Desde un punto de vista lógico, se podría pensar que para poder respetar las leyes, previamente habría
que conocerlas, ya que difícilmente puede respetarse lo que se ignora. Sin embargo, desde el punto de vista
práctico es imposible que un sujeto pueda conocer todo el conjunto de normas que componen el
Ordenamiento jurídico.
Las reglas de la lógica general no son las mismas que las reglas de la lógica y el razonamiento
jurídicos. Jurídicamente el problema tiene que ser enfocado desde le óptica de la efectividad del
ordenamiento; han de organizarse las cosas de forma que las normas sean efectivamente aplicadas. La norma
se aplicará, sea conocida o no por el sujeto determinado. En otro caso, bastaría con alegar la ignorancia para
que uno quedara a salvo del deber de cumplir y observar la norma.
Este problema es abordado y resuelto por nuestro sistema jurídico sobre las siguientes bases:
 Las normas deben ser objeto de publicidad. Esta publicidad formal implica la teórica posibilidad
de que cualquiera pueda tener acceso a la norma en cuestión. Pero con ello no se resuelve el
problema, pues un ciudadano corriente, enfrentado al BOE tendrá seguramente muchos problemas
para averiguar con exactitud el sentido de una Ley, eso si la encuentra.
 Se establece la regla de la efectividad del ordenamiento y deber de cumplimiento de las normas,
sea conocido o ignorado su contenido (art. 6.1 del CC: “la ignorancia de las leyes no excusa de
su cumplimiento”).
Por consiguiente, aun sin que exista el deber de conocer las normas y sin que éstas sean efectivamente
conocidas, sí existe el deber general de cumplimiento.
6.3. LA EXCLUSIÓN VOLUNTARIA DE LA LEY APLICABLE
En general, las normas tienen que ser aplicadas incluso aunque se desconozcan. Sin embargo, si se
atiende a una de las reglas que se desprenden del art. 6.2 del CC, parece que sí cabe excluir voluntariamente
la aplicación de las normas, dentro de ciertos límites y condiciones: “la exclusión voluntaria de la ley
aplicable sólo será válida cuando no contraríe el interés o el orden público ni perjudique a terceros”.
Para entender esta exclusión voluntaria de la ley hay que conocer la distinción entre normas de
Derecho imperativo y normas de Derecho dispositivo. Las normas imperativas se imponen absolutamente
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siempre con o contra la voluntad y deseos de sus destinatarios. Las normas dispositivas frecuentemente
autorizan a los propios interesados a reglamentar las situaciones que les afectan privadamente.
Cuando esto sucede, la regulación contenida en la norma jurídica solamente entra en juego en defecto
o ausencia de regulación convencional por parte de los interesados. Precisamente se está ante un caso de
exclusión voluntaria de la Ley aplicable, por ejemplo, es regla contenida en la ley que el préstamo de dinero
no produce intereses, pero la propia disposición legal autoriza la posibilidad de pacto expreso en contrario.
Son frecuentes las normas dispositivas en el ámbito del Derecho patrimonial privado. Cuando una
norma reviste ese carácter, entonces es cuando cabe precisamente que la norma general pueda ser desplazada
por la reglamentación particular creada por los interesados.
Cuando, por el contrario, la norma es imperativa, la voluntad o deseo de los destinatarios de la misma
de excluirla es absolutamente irrelevante.

7.- LA VIOLACION DE LAS NORMAS Y SU SANCION


El sujeto es libre de acatar las normas o no, pero si no las acata el ordenamiento prevé sanciones en
función de las normas no cumplidas.
7.2. ACTOS CONTRARIOS A LAS NORMAS IMPERATIVAS
La modalidad más sencilla de la infracción de las normas es la realización de actos contrarios a lo

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dispuesto en ellas. Así la observancia de una conducta, un acto aislado o un comportamiento omisivo que
vaya en contra de lo dispuesto por una norma, constituye infracción del Ordenamiento y producirá las
oportunas consecuencias de toda índole.
Las hipótesis imaginables son casi infinitas. Todas ellas, en términos generales, quedan incluidas en
esa previsión de los actos contrarios a las normas.
7.3. ACTOS EN FRAUDE A LA L EY
Junto a esta modalidad de comportamiento directamente contrario a las normas, cabe que se realice
una conducta que produzca un resultado contrario al ordenamiento, pero que, aisladamente considerada, sin
atender a ese resultado, sea en sí conforme con las normas jurídicas. En tales casos se habla de actos de fraude
a la Ley, caracterizados por “los actos realizados al amparo del texto de una norma que persigan un resultado
prohibido por el ordenamiento jurídico, o contrario a él”. Formalmente la ley se cumple; realmente se
pretende su violación.
Ejemplo (celebración de un matrimonio con la finalidad exclusiva de obtener la nacionalidad). El
ordenamiento reacciona, no conformándose con la observancia formal de sus mandatos, sino yendo al fondo
del asunto, para perseguir las conductas fraudulentas.

EXAMEN:

Vigencia temporal de las normas legales


La derogación de las normas jurídicas: concepto y clases
El principio de irretroactividad (de las leyes) y sus excepciones (**)
La retroactividad de las normas jurídicas y su graduación (****)
La ignorancia de la ley (****)
Actos en fraude a la ley

No entra
La eficacia general de la norma

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TEMA 4
CAPITULO 6

LOS DERECHOS SUBJETIVOS

1.- LA RELACIÓN JURÍDICA: CONCEPTO, ESTRUCTURA Y CLASES


1.1. LA IDEA DE RELACIÓN JURÍDICA
La llamada relación jurídica consiste en cualquier tipo de relación entre seres humanos que se
encuentra regulada por el Derecho o que, sin estarlo, produce consecuencias jurídicas. Otras formas de definir

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la relación jurídica son: vínculo de persona a persona determinado por una regla jurídica (Von Savigny) o
comportamiento interhumano conformado jurídicamente (García Amigo)
En términos generales, se habla de relación jurídica para referirse a todas aquellas relaciones o
situaciones sociales, de cualquier índole, que son susceptibles de ser contempladas jurídicamente. Por tanto,
puede afirmarse que cuando las relaciones sociales son contempladas por el Derecho, cabe hablar de relaciones
con trascendencia jurídica o, sencillamente, de relaciones jurídicas.
En toda relación jurídica habrá que hablar de quienes son los sujetos o protagonistas de la relación
jurídica, las personas que son los únicos titulares de derechos y obligaciones según el ordenamiento jurídico.
1.2. CLASIFICACIÓN DE LAS RELACIONES JURÍDICAS
Partiendo del contenido básico de la relación jurídica, existirán básicamente cuatro tipos:
1. Relaciones obligatorias:
Comprenderían aquellos supuestos en los que, por responsabilidad contractual o extracontractual, una
persona se encuentra en el deber de prestar o desplegar una conducta determinada en beneficio de otra.
2. Relaciones jurídico-reales:
Basadas en la tenencia o apropiación de los bienes, se encontrarían presididas por la propiedad y demás
derechos reales, en cuya virtud una persona goza de una capacidad decisoria sobre el uso y aprovechamiento de
cualquier bien que el Ordenamiento le garantiza frente a los demás miembros de la colectividad.
3. Relaciones familiares:
Situaciones de especial conexión entre las personas que el Ordenamiento jurídico regula atendiendo a
criterios de ordenación social general, para garantizar un marco normativo a la familia.
4. Relaciones hereditarias o sucesorias:
Todas aquellas conectadas al fenómeno de la herencia y a las personas en ella implicadas, como
sucesores de la persona fallecida con anterioridad: derechos y deberes de los herederos entre sí y en sus
relaciones con los demás.
1.3. ESTRUCTURA BÁSICA DE LA RELACIÓN JURÍDICA
Pretende resaltar los distintos componentes que pueden analizarse por separado en ella. Pueden
distinguirse:
Los sujetos de la relación jurídica:
Dado que los derechos y deberes sólo pueden atribuirse a las personas, es evidente que en toda relación
jurídica el componente personal es estructuralmente necesario. Las relaciones sociales de trascendencia jurídica
requieren la existencia de un determinado vínculo o lazo entre personas que ocupan posiciones distintas.
La persona que tiene derecho a algo se denomina sujeto activo. Quien se encuentra obligado a
reconocer, satisfacer o hacer efectivo el derecho de cualquier otra persona, se denomina sujeto pasivo. La
posición de sujeto activo/pasivo puede ser ocupada por una o varias personas (cotitularidad)
El objeto de la relación jurídica:
La realidad material o social subyacente en la relación intersubjetiva. En las relaciones obligatorias, el
objeto consistiría en la actividad o conducta propia de la persona obligada al cumplimiento de algo; en las
relaciones jurídico-reales, el objeto vendría representado por las cosas sobre las que recaen los derechos reales.
El contenido de la relación jurídica:
Se entiende por tal el entramado de derechos y deberes que vinculan a los sujetos o partes de la relación
jurídica, quienes por principio se sitúan bien en una posición de poder o, por el contrario, de deber. La situación
de poder (sujeto activo) implica que una persona tiene autoridad suficiente para reclamar a cualesquiera otras
una posición de sumisión y respeto del propio derecho. La situación de deber (sujeto pasivo) implica que un
determinado sujeto se encuentra vinculado a la realización de un determinado comportamiento respetuoso del
derecho ostentado por cualquier otra persona.

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3.- EL DERECHO SUBJETIVO


3.1. INTRODUCCIÓN: ORDENACIÓN SOCIAL Y ÁMBITO DE LIBERTAD DE LA PERSONA
Las normas jurídicas ordenan a los particulares, individualmente considerados y en cuanto miembros de
los colectivos sociales, así como a los poderes públicos, la observancia de los comportamientos considerados
necesarios para mantener la organización social. La tradición política, cultural y jurídica aboga por el
establecimiento de sistemas jurídicos respetuosos de la libertad de las personas y de los colectivos sociales, a
quienes las normas deben reconocer y respetar su propio ámbito de decisión y de actuación, con plena eficacia,
aunque a veces el hiperreglamentarismo actual hace que esto sea difícil. El ordenamiento jurídico intenta crear
los cauces y garantías para que la libertad personal sea respetada, dentro de los márgenes legales, además
establece los criterios de resolución de conflictos cuando estos surgen.
De acuerdo con nuestra Constitución (Art. 9.3), los poderes públicos sólo pueden actuar al amparo y
dentro de los cauces preestablecidos por el propio ordenamiento, persiguiéndose así la seguridad jurídica y la
prohibición de la arbitrariedad de los poderes públicos.
Pero lo cierto es que el ámbito de la libertad de las personas no solamente puede padecer agresiones
desde los poderes públicos, sino también por parte de otros sujetos privados, individual y colectivamente
considerados. Por ello, no basta con crear baluartes de defensa de la persona frente a la posible agresión estatal,
sino que es necesario defenderla frente a todo tipo de agresión y facilitarle una libertad de decisión dotada de un

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contenido rico para que los legítimos fines individuales y el libre desarrollo de la personalidad se puedan
convertir en realidad.
3.2. NOCIÓN DE DERECHO SUBJETIVO
El derecho subjetivo es el poder que el Ordenamiento otorga o reconoce a los particulares para que
satisfagan sus propios intereses. El “tener derecho a…” significa ostentar el poder de exigir algo a alguien: el
poder de exigir la observancia de una determinada conducta (activa u omisiva) a alguna otra persona en concreto
o, en general, a todos los demás (frente a otros particulares o frente al estado). Por ello suele definirse al derecho
subjetivo como la situación de poder concreto otorgada por el Ordenamiento jurídico a un sujeto para que
defienda y satisfaga sus propios intereses.
3.3 LAS FACULTADES
La idea de Derecho subjetivo constituye un concepto unitario, compuesto de una serie de posibilidades
de actuación que, en muchas ocasiones son susceptibles de distinción y de utilización separada por su titular. A
tales posibilidades se les conoce técnicamente como facultades. Estas son de menos amplitud objetiva que el
derecho subjetivo en el que se integran, siendo dependientes de la vida del propio derecho subjetivo matriz. La
mayor parte de ellas pueden desgajarse de este derecho y generar un nuevo derecho subjetivo derivado que
tendrá menor alcance y contenido.
3.4 LAS POTESTADES
El derecho subjetivo implica un poder de función o de carácter individual en el que nadie está en
mejores circunstancias que uno mismo para decidir lo más conveniente a sus intereses, consiguiendo así el
bienestar general por la suma de los bienestares individuales.
Pero existen otras situaciones reguladas por el Ordenamiento jurídico en las cuales se atribuye un
determinado poder a sujetos individuales, para que atiendan los intereses de otras personas, concibiéndose esta
situación de poder como una potestad. Este concepto despliega sus efectos tanto en el Derecho privado cuanto
en el público, siendo frecuente que determinadas personas tengan atribuidas autoridad, competencias, funciones
o cargas con vistas al cumplimiento de intereses generales que excedan de su propio ámbito de libertad y
decisión.

EXAMEN:

Clases de relaciones jurídicas

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TEMA 4
CAPITULO 7

EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS

1.- EJERCICIO DE LOS DERECHOS Y SUS LÍMITES


1.1. EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS
Ejercitar un derecho es hacer uso del poder que comporta. El ejercicio de un derecho no es obligatorio
sino opcional. En función del derecho de que se trate, así serán los actos de ejercicio que correspondan.
No es preciso que sea el propio titular el que ejercite sus derechos subjetivos. Cuando el titular es
incapaz de ejercitar sus derechos (Ej.: por no tener la edad precisa para ello), pueden hacerlo otras personas.
También puede ocurrir que el titular encomiende el ejercicio a otra persona, para que actúe en interés del titular
del derecho (representación).
El titular de un derecho subjetivo, para satisfacer su interés, puede ejercitar el conjunto de facultades o
poderes concretos del derecho. Sin embargo, la satisfacción del propio interés no autoriza a cualquier acto de
ejercicio del derecho, sino que existen límites.
1.2. LOS LÍMITES DE LOS DERECHOS

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Las facultades de actuación del titular de los derechos subjetivos se encuentran circunscritas o
delimitadas al abanico de posibilidades que satisfaga sus intereses sin detrimento de los derechos de los demás
ciudadanos y de las necesidades o requerimientos de interés general. El ejercicio de los derechos subjetivos debe
llevarse a cabo de forma razonable, no suponen un poder infinito o una capacidad de actuación ilimitada.
Sin embargo, hay quien se extralimita en el ejercicio de sus derechos subjetivos, por eso, el legislador (y,
sobre todo, la jurisprudencia) debe contar con mecanismos restauradores del ejercicio razonable de estos derecho
que permitan la ordenada convivencia social y, en su caso, la jerarquización de los intereses jurídicamente
protegidos. Estos mecanismos suelen identificarse doctrinalmente con los límites de los derechos, dentro de los
que se distinguen: límites extrínsecos, intrínsecos y temporales.

2.- LOS LÍMITES EXTRÍNSECOS EN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS


Los límites vienen dados por un factor externo al ejercicio del derecho propiamente dicho o en sí mismo
considerado. Se agrupan en esta expresión las consecuencias relativas al ejercicio de los derechos nacidas a
causa de la concurrencia de diversos derechos recayentes sobre un mismo objeto o que despliegan su eficacia en
un ámbito que puede verse afectado por diversos derechos contrastantes entre sí. Supuestos típicos:
2.1. LA COLISIÓN DE DERECHOS
Se habla de colisión de derechos, en sentido estricto, cuando determinados derechos, ostentados por
diferente titular, tienen un mismo objeto o un mismo contenido y, consiguientemente, su ejercicio simultáneo
resulta imposible o, al menos, parcialmente imposible. P.e, mi derecho a tomar el ascensor del inmueble en que
resido tendrá que compatibilizarse con el derecho de los restantes vecinos (y viceversa).
Una de las funciones básicas del Ordenamiento jurídico consiste en erradicar en la medida de lo
posible las situaciones posibles de colisión de derechos. El sistema jurídico se encuentra plagado de normas
cuyo objeto central consiste en la jerarquización de unos derechos sobre otros, precisamente para evitar que el
conflicto de intereses socialmente planteado siga siendo técnicamente un supuesto de colisión de derechos.
Dicha jerarquización, implica situar a algunos derechos en posición de subordinación respecto de otros,
atendiendo a distintos criterios:
1. En la pugna entre intereses generales y de carácter privado habrán de primar aquellos.
2. En caso de conflicto entre derechos fundamentales y otros derechos, se habrán de considerar preferentes los
primeros.
3. En el supuesto de que existe oposición entre derechos patrimoniales prevalecerán, según los casos, los de
mayor antigüedad en su constitución, mejor rango o superior titulación, etc.
Sin embargo, por mucha previsión que tenga el legislador o los interesados, lo cierto es que la
complejidad de la vida social seguirá presentando de continuo situaciones fácticas de colisión de derechos que
habrán de resolverse mediante el recurso a los principios generales de aplicación de las normas jurídicas. (Por
ejemplo prima el derecho que se haya puesto en acción antes)
2.2. LAS SITUACIONES DE CO TITULARIDAD
La pluralidad de sujetos respecto de un mismo derecho genera una situación de cotitularidad que puede
ser considerada como un subtipo concreto de la colisión de derechos, pues al menos cuando el derecho recae
sobre las cosas (copropiedad, en sentido técnico) suele ser incompatible el ejercicio simultáneo de todos los
cotitulares sobre ellas. Este problema se rige por las reglas establecidas en los Art. 392 y siguientes del Código
Civil.
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3.- LOS LÍMITES INTRÍNSECOS AL EJERCICIO DE LOS DERECHOS


Son matizaciones derivadas de la propia conformidad del derecho con el ejercicio del mismo,
requiriendo a su titular que se comporte según parámetros exigibles con carácter general, o sea, que los derechos
se ejerciten conforme a su propia función y significado, vetando su ejercicio de manera desorbitada o contraria a
los parámetros de conducta socialmente asumidos.
Tal delimitación de la extensión de los derechos se lleva a cabo por el Ordenamiento y por la
jurisprudencia, acudiendo a una serie de conceptos jurídicos indeterminados que se encuentran acogidos en el
Título preliminar del Código Civil: la buena fe y el abuso del derecho. Constituyen límites intrínsecos, en cuanto
el ejercicio de cualquier derecho ha de realizarse de acuerdo con tales principios generales del Derecho.

4.- LA BUENA FE EN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS


Art. 7 del Título preliminar del CC: “los derechos deberán ejercitarse conforme a las exigencias de la
buena fe”. Dicho precepto ordena que los derechos (pero, también los deberes) que se ostentan deben
materializarse de conformidad con el modelo de conducta que socialmente es considerado honesto y adecuado.
En consecuencia, no estaría permitido realizar actos de ejercicio que, aunque quepan dentro de las facultades
teóricas que tenga el titular, se aparten de ese canon de lealtad en las relaciones sociales.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La buena fe es un concepto jurídico indeterminado, por lo tanto es casi imposible describirla en términos
positivos aunque sea una figura muy común dentro del derecho. Es un principio general del derecho de carácter
expansivo. Es el módulo rector del ejercicio de los derechos. La buena se ha enunciado como postulado básico
por cuanto representa una de las más fecundas vías de irrupción del contenido ético-social en el orden jurídico.
La buena fe sigue siendo un principio general del Derecho, pero es ahora un principio normativizado:
buena fe en sentido objetivo y como pauta general de conducta en el ejercicio de los derechos. La
indeterminación es inmanente al principio general de la buena fe y precisamente mantenerla constituye una
estrategia del Ordenamiento jurídico para facilitar constantes adaptaciones a la realidad.
En la Ley de Enjuiciamiento Civil se incorpora también una referencia a la buena fe, en este caso
procesal, y se pueden distinguir tres partes distintas:
1. Los dos primeros apartados establecen la necesidad de adecuar las actuaciones procesales a las
exigencias de la buena fe, de forma positiva o negativa.
2. El tercero prevé la posibilidad de que a la parte que haya vulnerado las reglas de la buena fe se le
puedan imponer multas de hasta 1 millón de pesetas
3. El cuarto regula el supuesto de que la vulneración haya sido llevada a cabo por los profesionales
intervinientes, pudiéndose establecer una sanción disciplinaria por parte del Colegio profesional
oportuno.
Igualmente son frecuentes las referencias a la buena fe en las disposiciones relativas a la Administración
pública (Ley 30/1999 RJAPAC).

5.- LA DOCTRINA DE LOS PROPIOS ACTOS


Son numerosísimas las sentencias del Tribunal Superior que recurren a la idea de la doctrina de los
propios actos, rechazando el ejercicio de un derecho cuando resulta incompatible con la conducta anteriormente
observada por su titular respecto del mismo derecho o de las facultades que lo integran.
Dicha regla no se encuentra formulada normativamente en nuestro Ordenamiento, mas su operatividad
es innegable como consecuencia concreta del ejercicio de los derechos de acuerdo con la buena fe.
La alegación de la doctrina requiere que el sujeto pasivo demuestre que, en relación con él mismo, el
sujeto activo del derecho subjetivo haya desplegado con anterioridad una conducta que, interpretada de buena fe,
demuestra la contradicción o incompatibilidad de la nueva postura del titular del derecho subjetivo; circunstancia
que, en definitiva, destruye la confianza que para el sujeto pasivo comportaba la conducta anterior del sujeto
activo. Por tanto, dicha ruptura de la confianza ha de considerarse contraria a la buena fe, en cuanto el titular del
derecho subjetivo no puede adecuar a su antojo y por mero capricho, jugando con las expectativas de las
personas que con él se relacionan. Proclama el principio general del derecho como norma, la inadmisibilidad de
actuar contra los propios actos. Constituye un límite del ejercicio de un derecho subjetivo como consecuencia del
principio de buena fe, y de la exigencia de observar un comportamiento consecuente.
Alguien, con su conducta, puede abrir o crear ciertas expectativas a terceros (justificadas y legítimas). Al
planificar su desenvolvimiento en el tráfico jurídico, el tercero puede invertir tiempo y esfuerzo, y el agente con
su conducta inconsecuente cerrarle o frustrarle las expectativas, causándole un daño injusto. Encuentra su
fundamento en la protección que requiere la confianza que se puede haber depositado en el comportamiento
ajeno y la regla de la buena fe, que impone el deber de coherencia en el comportamiento.

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Se basa en la coherencia de la conducta, si nuestros actos son de un determinado tipo hoy, deberán
continuar siéndolo mañana, o las terceras personas no sabrán a que atenerse. Por ejemplo: El padre que reconoce
voluntariamente a una persona como hijo, y pretende posteriormente impugnar dicho estado civil. El
establecimiento que vende alcoholes a una persona, que sufre accidente en sus dependencias y luego pretende
excusarse de su responsabilidad alegando precisamente la ingesta alcohólica de esa misma persona.

6.- EL ABUSO DEL DERECHO


El abuso del derecho constituye un concepto jurídico indeterminado que se incorpora al título preliminar
del Código Civil. Su concreción requiere la consideración casuística y por tanto un atento análisis

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jurisprudencial. La fijación de fronteras definidas entre la buena fe y el abuso del derecho es muy complicada.
6.1. LA CONSTRUCCIÓN JURISPRUDENCIAL DEL PRINCIPIO
La idea del abuso del derecho es reciente y posterior al momento codificador europeo y además se
encuentra sobrepuesta directamente con el análisis del contenido del derecho a la propiedad. Su conversión en
texto normativo sucede por primera vez en el BGB.
En la jurisprudencia española el concepto aparece el al sentencia del Tribunal Supremo de 1944, que
enfrentó a la central eléctrica de San Adrián del Besos y el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona. Está
última empresa extrajo arena del litoral lo que produjo desperfectos en la central eléctrica. La sentencia establece
los siguientes puntos de partida:
1. El ejercicio del derecho es lícito aunque se lesionen intereses de tercera personas, aunque esto no
debe tomarse al pie de la letra.
2. La doctrina moderna considera ilícito el ejercicio de los derechos cuando sea abusivo, partiendo
de la idea de que los derechos, aparte de sus límites legales, tienen otros de orden moral,
teleológico y social, de modo que incurre en responsabilidad el que obrando al amparo de una
legalidad externa causa daños a un tercero o a la sociedad.
Elementos esenciales del abuso del derecho:
 Uso de un derecho, objetiva o externamente legal.
 Daño a un interés (de terceros) no protegido por una específica prerrogativa jurídica.
 Inmoralidad o antisocialidad de ese daño. (O bien se actúa con intención de perjudicar o sin fin
serio y legítimo o bien el daño proviene del exceso o anormalidad del ejercicio del derecho)
Desde la sentencia de 1944 el Tribunal Supremo ha reiterado los elementos esenciales del abuso del
derecho y su aplicación o inaplicación.
6.2. LA FORMULACIÓN LEGAL DE LA PROHIBICIÓN DEL ABUSO DEL DERECHO
La figura del abuso del derecho aparece por primera vez en la Ley de Arrendamiento Urbano de 1964,
pero esta ley era limitada, ya que no se podía expandir dicho principio al resto de las relaciones jurídicas
En el Art. 7 del Título preliminar del Código Civil aparece nuevamente la situación de abuso del
derecho: “La Ley no ampara el abuso del derecho o el ejercicio antisocial del mismo. Todo acto u omisión que
por la intención de su autor, por su objeto o por las circunstancias en que se realice sobrepase manifiestamente
los límites normales del ejercicio de un derecho, con daño para tercero, dará lugar a la correspondiente
indemnización y a la adopción de las medidas judiciales o administrativas que impidan la persistencia en el
abuso”.
Según se establece en el Código Civil, los presupuestos de aplicación del abuso del derecho son:
1. Acción u omisión de carácter abusivo: El carácter abusivo, ha de deducirse de la extralimitación llevada a
efecto por el titular, de conformidad con los cánones objetivos de conducta que sean requeridos en el ejercicio
de cada uno de los derechos. La extralimitación puede deberse tanto a la actitud subjetiva del titular del
derecho objeto de ejercicio, cuanto a razones de carácter objetivo en el ejercicio del mismo, aunque no pueda
imputarse al titular mala fe deliberada en la actuación del derecho en cuestión. No requiere que la actuación
sea malévola, aunque puede serlo
2. Consecuencia dañosa para un tercero: El ejercicio abusivo del derecho sí requiere, en cambio, que su
materialización haya acarreado a cualquier otra persona un daño determinado, cuya existencia concreta y
efectiva habrá de probarse y cuantificarse. El daño puede consistir tanto en la aparición de consecuencias
imprevistas para el tercero como en la agravación de la situación jurídica en que éste se encuentre, según que
exista o no una previa relación jurídica entre el agente del ejercicio abusivo y el tercero.
Una vez producido el daño, la víctima podrá reclamar daños y perjuicios y/o solicitar la adopción de
medidas que impidan la persistencia en el abuso.
6.3. EXPANSIÓN Y RETROCESO DEL ABUSO DEL DERECHO
El concepto de abuso del derecho se ha incorporado a múltiples sentencias. No es de extrañar que la
invocación por los litigantes o la aplicación por los Tribunales de la prohibición del abuso del derecho se haya
extendido a otras jurisdicciones, señaladamente a la contencioso-administrativa y a la laboral. Aunque se haya
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normativizado en el Código Civil, la prohibición del abuso del derecho constituye un principio general del
derecho que, por tanto, tiene capacidad expansiva en el conjunto del Ordenamiento jurídico.
El valor general del principio estudiado no significa que su utilización pueda ser indiscriminada. Si se
atiende a la jurisprudencia más reciente, llama la atención la gran cantidad de resoluciones judiciales en las que se
descarta la aplicación de la regla ante el abuso existente en la utilización del recurso al abuso del derecho. (Abuso
del abuso es un retruecano o juego de palabras) Para evitar el abuso del abuso, el Tribunal Supremo establece las
siguientes precisiones:
1. Debe aplicarse con especial cuidado, atendiendo a las circunstancias del hecho y procurando la
indubitada acreditación de los presupuestos de aplicación según en Art. 7.2 del Código Civil.
2. Sólo entra en juego cuando no hay norma concreta aplicable al supuesto, requiriendo que el
interés dañado no goce de protección determinada.
3. Su aplicación debe ser solicitada por quien lo estime, ya que es materia dispositiva.

EXAMEN:

Los límites extrínsecos: colisión de derechos y situaciones de cotitularidad (***)

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La buena fe en el ejercicio de los derechos (**)
La doctrina de los propios actos (**)
El abuso del derecho (*****)
La formulación legal del abuso del derecho

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TEMA 5
CAPITULO 8

LA PRESCRIPCIÓN Y LA CADUCIDAD

1. EL TRANSCURSO DEL TIEMPO Y LAS RELACIONES JURÍDICAS


1.1. INTRODUCCIÓN: LOS LÍMITES TEMPORALES EN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS
El titular de un derecho tiene la posibilidad de ejercitar los poderes que su derecho le confiere, bien en
un momento concreto (término), bien a lo largo de un periodo de tiempo máximo (plazo), que lo mismo puede
haber quedado determinado que indeterminado en la relación jurídica de que se trate.
La precisión del período temporal durante el cual pueden ejercitarse las facultades que se poseen, varía
de acuerdo con la naturaleza del derecho de que se trate y de las previsiones legislativas o de los particulares.
Es justo que la situación de poder que otorga cualquier derecho subjetivo pese sobre los sujetos pasivos del
mismo de forma temporalmente limitada, especialmente por razones de seguridad en el tráfico económico y
jurídico. Si en principio el titular del derecho subjetivo deja pasar un largo período temporal sin hacerlo, puede
darse el caso de que termine por reclamar sus intereses en un momento tan tardío que, razonablemente, el sujeto
pasivo no pensara que tal derecho se encontraba vivo y activo.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Por otra parte, la desidia en el ejercicio de los propios derechos es también manifestación de una
conducta que, permite suponer que los derechos que no son ejercitados en su momento adecuado o dentro de un
periodo temporal prudente, ya no serán ejercitados nunca, generando así la legítima expectativa en las demás
personas de la comunidad de que el derecho ha decaído, ha sido renunciado o no va a ser ejercitado finalmente.
La configuración de los límites temporales del ejercicio de los derechos puede hacerse mediante dos
figuras distintas: la caducidad y la prescripción.
1.2. EL CÓMPUTO DEL TIEMPO CONFORME AL ART . 5 DEL CC
Gramaticalmente hablando, computar equivale a contar o calcular una cosa cualquiera; en nuestro caso,
los periodos de tiempo. El cálculo del tiempo provoca numerosos problemas en la práctica.
La regla fundamental al respecto se encuentra recogida en el art. 5 del CC: “1. Siempre que no se
establezca otra cosa, en los plazos señalados por días, a contar de uno determinado, quedará éste excluido del
cómputo, el cual deberá empezar el día siguiente; y si los plazos estuvieren fijados por meses o años, se
computarán de fecha a fecha. Cuando en el mes de vencimiento no hubiera día equivalente al inicial del
cómputo, se entenderá que el plazo expira el último día del mes. 2. En el cómputo civil de los plazos no se
excluyen los días inhábiles”.
Comentarios:
 La regla tiene carácter supletorio (“siempre que no se establezca otra cosa…”). No vincula al
legislador ni a los particulares. Ambos pueden prever los problemas de índole temporal
estableciendo otras reglas. Pero, en caso de no hacerlo, encontrará aplicación lo dispuesto en el
artículo.
 Ha de considerarse una regla general que se ve contradicha en numerosas ocasiones
 Los días inhábiles se computan como si no fueran tales, pues el Código Civil sigue el sistema de
cómputo continuo, en cuya virtud no se exceptúan los días inhábiles. Si siguiera un cómputo útil no
habría que contarlo. Por ejemplo, son días inhábiles, a efectos procesales los sábados, domingos, 24
y 31 de diciembre y las fiestas nacionales autonómicas y locales.
 La computación de fecha a fecha de los plazos mensuales o anuales, NO deroga la exclusión del
cómputo del día inicial, pero desempeña el papel de garantizar la exacta correspondencia entre
fechas.
 La regla establecida respecto del agotamiento de los plazos mensuales, referida al último día de un
mes cualquiera es obvia, dada la distinta duración de los meses del año.
1.3. EL CÓMPUTO DEL TIEMPO EN OTRAS DISPOSICIONES LEGISLATIVAS
También en esta materia, las disposiciones del Código Civil han desempeñado un claro papel estelar y
han sido aplicables, con carácter general, al conjunto del ordenamiento jurídico.
En los tiempos contemporáneos lo dispuesto por el Código Civil se ve repetido y reiterado (de forma
innecesaria) en otras leyes, en las que podría haber bastado con resaltar la exclusión de los días inhábiles, es
decir, la procedencia del cómputo útil o sólo de los días útiles o hábiles (p.e: en el ámbito administrativo o
procesal, en el cómputo de los plazos, deben ser excluidos los días inhábiles).

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2.- LA PRESCRIPCIÓN
2.1. PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA Y PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA
1. PRESCRIPCIÓN O PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA: Cuando el transcurso del tiempo acarrea la
pérdida o decadencia del ejercicio de los derechos para su titular. Se extinguen los derechos. Afecta a
todo tipo de derechos subjetivos. Atención porque hay derechos que son imprescriptibles.
2. PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA O USUCAPION: Cuando el trascurso del tiempo, junto con una
situación de apariencia jurídica, provoca el nacimiento o consolidación de un derecho a favor de una
persona. Afecta a derechos patrimoniales que pueden ser objeto de posesión en sentido técnico
(propiedad y otro reales)
2.2. PRESUPUESTOS DE LA PRESCRIPCIÓN
Datos básicos necesarios para que se produzca la prescripción
 En primer lugar, es necesario que estemos frente a un derecho que sea susceptible de prescripción,
un derecho prescriptible. Esto se refiere sobre todo a los derechos patrimoniales que pueden
prescribir. Sin embargo, los derechos extrapatrimoniales, generalmente no prescriben.
 Que el titular del derecho en cuestión permanezca inactivo, esto es, sin ejercitar el derecho que le
corresponde.
 Que transcurra el plazo señalado por la ley para el ejercicio del derecho sin que se haya llevado a

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
cabo la actuación del mismo.
 Que, en su caso, producido un acto extemporáneo de pretendido ejercicio del derecho, el sujeto
pasivo alegue la prescripción producida y no haya renunciado a ella.

3.- CÓMPUTO DEL PLAZO DE PRESCRIPCION


El cómputo del plazo prescriptivo establecido en cada caso se inicia desde el momento en que el derecho
pudo haber sido ejercitado, salvo que se disponga otra cosa diferente.
La expresión “desde el día en que pudieron ejercitarse” los derechos (o las acciones, según el tenor
literal del Código Civil) ha de ser entendida en el sentido de que debe iniciarse el cómputo del plazo prescriptivo
desde que el titular del derecho tuvo conocimiento (o pudo tenerlo razonablemente) de que podía ejercitar el
derecho.
El art. 5 excluía del cómputo el día inicial, según dicho precepto el primer día o día inicial del plazo se
tiene por entero (p.e: si cualquier derecho puede ejercitarse a partir de las 13:00 horas del día 3 de mayo de 1990
y tiene un plazo de prescripción de 3 años, dado que el día referido debe computarse desde las cero horas, es
evidente que el plazo finaliza a las 00:00 del día 3 de mayo de 1993. Esto es, el día final para realizar cualquier
acto de ejercicio en relación con tal derecho es el 2 de mayo de 1993)
Excepciones en al cómputo de la prescripción:
 En las obligaciones del pago de rentas e intereses la prescripción comienza a correr desde el último
pago de la renta o del interés adeudado
 En las obligaciones determinadas por sentencia judicial la prescripción comienza a correr desde el
momento en que esta sea firme
 En las obligaciones de rendición de cuentas comienza a correr desde que los obligados a rendirlas
cesan en su cargo o desde que hay conformidad respecto a las cuentas finales.

5.- ALEGABILIDAD Y RENUNCIA DE LA PRESCRIPCIÓN


El concepto de la prescripción implica que habiendo transcurrido el plazo de la misma, ya no se puede
exigir al sujeto pasivo del derecho la conducta activa y omisiva que podía serle impuesta por el titular del
derecho. Así pues, desde el prisma del sujeto obligado, la consecuencia básica de la prescripción radica en que
ésta le produce un beneficio, un inesperado provecho, derivado de la inactividad del titular del derecho
subjetivo.
Por tal motivo, la ley considera que ese beneficio para el sujeto pasivo debe ser dejado en manos del
propio interesado y le exige que tenga una conducta diligente que, al menos debe consistir en la alegación de la
prescripción frente al titular del derecho en el caso de que éste finalmente opte por ejercitar su derecho. En
consecuencia, la prescripción operará sólo si el beneficiado por ella la alega; por el contrario, si el beneficiado
por la prescripción no alega que ha transcurrido el plazo para el ejercicio eficaz del derecho, podrá ser
condenado a cumplir, a pesar de la prescripción y a pesar de que el ejercicio del derecho por su titular sea
realmente extemporáneo. La prescripción no puede ser apreciada de oficio por los Tribunales de Justicia, esta ha
de ser rogada, alegada o solicitada por el beneficiario.
Se puede renunciar a la prescripción una vez ganada (Art. 1.935 del Código Civil), sin embargo se
prohíbe la renuncia anticipada de la prescripción puesto que ello conduciría a permitir que los particulares

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pudiesen hacer imprescriptibles los derecho. La situación de poder otorgada al beneficiario de la prescripción es
un derecho subjetivo autónomo, al que puede renunciarse una vez adquirido, mientras que la renuncia futura
queda vetada de forma absoluta.

6.- PRINCIPALES PLAZOS DE PRESCRIPCION


El derecho civil menciona unos plazos generales de prescripción, aunque hay una enorme cantidad de
casuismo referido a dichos plazos
 Los derechos reales sobre inmuebles prescriben a los 30 años, salvo la acción hipotecaria, que prescribe a los
20 años.
 Los derechos reales sobre bienes muebles prescriben a los 6 años

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
 Los derechos de crédito o personales cuentan con el plazo general de prescripción de 15 años
 El derecho a cobrar prestaciones periódicas pagaderas en plazos inferiores a un año prescribe a los 5 años
 En el plazo de 3 años prescribe el derecho a cobrar los servicios profesionales y algunos derechos concretos
 En el plazo de 1 año prescriben los interdictos posesorios y el derecho a reclamar la indemnización que nace
de la responsabilidad civil extracontractual

7.- LA CADUCIDAD
7.1. CADUCIDAD DE LOS DERECHOS
Los plazos de prescripción propiamente hablando no constituyen límites temporales estrictos de la vida
de los derechos, sino de la inactividad y desidia de sus titulares. Dado que tales plazos son susceptibles de
interrupción, es evidente que los derechos no encuentran en tales plazos una frontera temporal propiamente
dicha, pues pueden revivir de forma continuada y recurrente por un mero acto de ejercicio de su titular. Esta
reviviscencia o resurrección de los derechos no resulta siempre posible, ni técnicamente aconsejable.
Ante ello, la ley (y también a veces los particulares) considera en numerosas ocasiones que el ejercicio
de determinados derechos y facultades se debe llevar a cabo, necesaria e inexcusablemente, dentro de un periodo
temporal predeterminado. Una vez transcurrido el plazo marcado, sin posibilidad alguna de suspensión o
interrupción, el derecho de que se trate no podrá ya ser ejercitado por su titular.
Podemos conceptuar caducidad, como la extinción de un derecho por su falta de ejercicio durante un plazo
temporal prefijado que no es susceptible de ser interrumpido.
Ocurre así, en general, en todos los actos procesales (p.e: quien estime que alguno de sus derechos
fundamentales ha sido vulnerado, perderá su derecho a que el TC conozca su causa si no presenta el recurso de
amparo dentro de los 20 días siguientes a la notificación de la resolución recaída en el previo proceso judicial).
También en Derecho civil (y en otros sectores del ordenamiento) son frecuentes los supuestos de
caducidad.
7.2. RÉGIMEN JURÍDICO : DIFERENCIAS CON LA PRESCRIPCIÓN
1. Los plazos de caducidad no son susceptibles de interrupción ni suspensión alguna, operando, por tanto,
en estrictos términos temporales.
2. Los plazos de caducidad suelen ser breves, cuando no brevísimos, aunque ciertamente cabe resaltar
también que en algunos casos los plazos de prescripción pueden circunscribirse a cortos períodos de
tiempo.
3. La caducidad puede ser declarada judicialmente de oficio, la prescripción no. Esto es así porque existe
un interés público en que ciertos derechos se ejerciten

EXAMEN:

El cómputo de tiempo conforme al Art. 5 del Código Civil (***)


La prescripción. Concepto y presupuestos (**)
Concepto de prescripción extintiva
Computo del plazo de prescripción
Principales plazos de prescripción
La caducidad de los derechos (**)
La caducidad, concepto y diferencias con la prescripción (***************)

Interrupción de la prescripción extintiva. No entra en 2012-2013

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TEMA 6
CAPITULO 9

LA PERSONA

1.- PERSONA Y DERECHO DE LA PERSONA


1.1. LA CONDICIÓN JURÍDICA DE PERSONA : PERSONALIDAD Y PERSONIFICACIÓN
El Derecho existe porque los seres humanos quieren encontrar una forma de resolución de conflictos.
Actualmente se ha equiparado persona y seres humanos, mientras existió la esclavitud y la servidumbre esto no
era así, algunos seres humanos no eran considerados persona. Pero aún así, en Derecho no suele hablarse de ser
humano, ni de hombre, mujer o niño, sino de personas físicas o personas naturales para referirse al conjunto de
seres humanos.
Esto se debe a que hay que tener en cuenta, como posibles sujetos de derechos y obligaciones, no sólo a
los seres humanos, sino también a ciertas entidades, agrupaciones o colectivos a los que el Derecho ha
personificado por razones de distinta índole. Por consiguiente, para referirse genéricamente a cada uno de tales
grupos, se ha impuesto la necesidad de hablar, respectivamente, de persona natural, de una parte, y, de otra, de
persona jurídica.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Las personas físicas o seres humanos fueron consideradas primero en el Derecho (prius), son el
motivo por el que existe el Derecho, para solucionar conflictos interindividuales o sociales. Por el contrario,
las denominadas personas jurídicas son tales sólo porque están reguladas y admitidas por el Derecho positivo.
Sea por la inmanente personalidad del ser humano o por la asimilación al mismo, mediante la
personificación de ciertas entidades o agrupaciones de individuos, el Derecho acaba reconociendo o atribuyendo
personalidad tanto a las personas naturales como a las jurídicas.
Personalidad: reconocimiento de alguien como sujeto de derechos y obligaciones.
1.2. EL DERECHO DE LA PERSONA
El Derecho civil en su conjunto puede identificarse con el Derecho de la persona, en sentido estricto, en
cuanto el objeto propio de las instituciones que aborda, reducido a su mínimo común denominador, es la persona
en sí misma considerada sin atributo alguno complementario (comerciante, trabajador, etc). Así Derecho de la
persona sería sinónimo con Derecho Civil.
Sin embargo, la expresión Derecho de la persona se utiliza también con un significado más preciso para
referirse al conjunto normativo que regula la capacidad de obrar de las personas físicas o naturales y su
incorporación en la sociedad. Así derecho de la persona sería un subsector del Derecho objetivo.

2.- LA PERSONALIDAD (LA CAPACIDAD DE LA PERSONA)


2.1. CAPACIDAD JURÍDICA Y CAPACIDAD DE OBRAR
Al hablar jurídicamente de personalidad se está haciendo referencia al reconocimiento de alguien como
sujeto de derechos y obligaciones: bien porque naturalmente sea idóneo para ello (la persona o personalidad
natural); bien porque el derecho positivo así lo haya estimado conveniente (personalidad jurídica).
El nacimiento de una persona o la constitución de una persona jurídica conlleva inmediatamente que
pasa a ser un miembro de la sociedad y pasa a tener derecho y obligaciones, aunque no pueda llevarlos a la
práctica, por eso se distingue entre:
 Capacidad jurídica: se refiere a ser titular de derechos y obligaciones, significa tener la aptitud o idoneidad
necesarias para ser titular de derechos o/y obligaciones. No se puede graduar, se tiene o no se tiene, se
equipara a la personalidad.
 Capacidad de obrar: se refiere a ser capaz de ejercer sus derechos y obligaciones, implica la posibilidad,
aptitud o idoneidad de una persona (natural o jurídica) para ejercitar o poner en práctica los derechos u
obligaciones que le sean imputables o referibles. Permite graduaciones o divisiones, según el acto a realizar.
2.2. LA IGUALDAD ESENCIAL DE LAS PERSONAS
El Art. 14 de la Constitución española establece que los españoles somos iguales ante la ley, no iguales
entre sí, sin discriminación por circunstancias personales o sociales. Está basada en la ley consagrada con la
Revolución francesa que anulaba las diferencias ante la ley según la clase o sector social
La capacidad jurídica significa posibilidad, abstracta y teórica, de encontrarse en situaciones
originadoras de derechos y obligaciones que pueden darse a lo largo de la vida de un sujeto y tiene un valor
fundamentalmente ético o socio-político. Coloca a todas las personas en un punto de partida presidido por la idea
de igualdad (ser potencialmente sujeto de todos los derechos identificados por el ordenamiento jurídico),
rechazando discriminaciones.

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3.- EL ESTADO CIVIL DE LAS PERSONAS


3.1. CAPACIDAD DE OBRAR Y ESTADO CIVIL
Se habla de estado civil como la capacidad de obrar de determinados grupos de personas. La capacidad
de obrar es objeto de regulación por las normas jurídicas, estableciendo graduaciones. La expresión Estado Civil
sale en numerosas normas, por lo que se hace necesario explicarla.
La mayor parte de la doctrina afirma que los estados civiles son situaciones permanentes (o
relativamente estables) o cualidades de la persona que predeterminan la capacidad de obrar de ésta, debiéndose
en consecuencia señalar como estados civiles los siguientes:
 El matrimonio y la filiación: como determinantes de un cierto status familiae en las relaciones
interconyugales y de los cónyuges con sus hijos.
 La edad: la mayoría de edad porque otorga plena capacidad de obrar a quien la alcanza; la menor edad,
en cuanto la conclusión debe ser la contraria.
 La incapacitación: judicialmente declarada, pues priva de capacidad a quien la sufre.
 La nacionalidad y la vecindad civil: como determinantes de derechos y deberes de las personas.
Las restantes situaciones, cualidades o condiciones de las personas no deberían ser consideradas
estados civiles, dada su transitoriedad, por ejemplo:
 La ausencia declarada.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
 Las restricciones de capacidad impuestas al concursado y al quebrado.
 El desempeño de cargos y funciones, aun en el caso de compartir un determinado régimen de
derechos y obligaciones, como ocurriría en el desempeño de la patria potestad o en el ejercicio de la
representación legal.
Personalidad → Capacidad jurídica
Estado Civil → Capacidad de obrar

3.2. PLANTEAMIENTO CONSTITUCIONAL Y EXPLICACIÓN HISTÓRICA


Planteamiento constitucional
La utilidad del concepto de estado civil es más que discutible, pues realmente tal calificación no conlleva
la aplicación de un régimen normativo prefigurado y común a todos los pretendidos estados civiles antes citados.
La restricción, limitación o determinación concreta de la capacidad de obrar, se pretende explicar de forma
teórica y no atendiendo a la razón legal (ratio legis) de los preceptos específicos (ad hoc), es decir, la protección
de la persona que lo necesita, no la construcción de grupos sociales permanentes y estables.
Todo lo referido a la dignidad de la persona es un valor constitucional (art 10.1), si conectamos la idea
de dignidad con el principio de igualdad, llegamos a la conclusión de que la idea de estado civil debe
abandonarse por pertenecer al pasado.
Explicación histórica
Como dijimos antes, el concepto de estado civil es muy discutible, existen muchos motivos que
justifican la utilización del termino estado civil como una rémora histórica con escaso valor normativo, sólo algo
puramente descriptivo.
El mantenimiento de dicho concepto se debe a la influencia del Derecho romano y la sociedad
estamental que precedió a la Revolución francesa
1. En cuanto al Derecho Romano, se basa en la trilogía status libertatis, status civitatis y status
familiae, según la cual no se era sujeto de Derecho, (es decir persona), quien no fuera libre,
ciudadano romano y no estuviera sometido al padre.
2. En cuanto al concepto medieval de status, se basa en condición o manera en que los hombres viven,
atribuyendo leyes distintas según raza, religión, clase social…
Ninguno de los dos tiene sentido en la sociedad actual.
3.3. LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL DE 7 DE ENERO DE 2000
La nueva Ley de Enjuiciamiento Civil 2000, sólo tiene dos referencias al estado civil y son bastante
marginales. No obstante, la nueva LEC mantiene, en el Título I del Libro IV (art. 748-781), los procesos
especiales sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores, que son los asuntos a los que se refiere el “estado
civil”, pero no usan ese término, sino que usan la denominación técnica del asunto o cuestión, capacidad o
incapacitación, determinación o impugnación de la filiación…
Además, el Art. 751.1, establece que “en los procesos a que se refiere este título no surtirán efecto la
renuncia, el allanamiento ni la transacción”, al tratarse de procesos que no son susceptibles de libre
disponibilidad para las personas o particulares. Las acciones relativas al estado civil son indisponibles, no se
puede transigir sobre la capacidad, ni negociar con la incapacitación de las personas por ser cuestiones
reservadas a reglas de Derecho imperativo, dada su trascendencia.
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4.- EL NACIMIENTO
4.1. REQUISITOS PARA LA ATRIBUCIÓN DE PERSONALIDAD
La ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil, en su disposición final tercera prevé de manera
inmediata que a partir del día siguiente de su publicación cambie la redacción del artículo 30 del Código Civil y
quede de la siguiente forma:
“la personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida y enteramente desprendido
del seno materno”
El artículo 29 del Código Civil establece que el nacimiento determina la personalidad.
Previo a la reforma del 2011, el artículo 30 establecía dos requisitos respecto al nacido para que
adquiriera personalidad:
1.- Tener figura humana
2.- Vivir 24 horas enteramente desprendido del seno materno. La personalidad se adquiría desde el
momento del nacimiento, pero solo si vivía más de 24 horas.
Estas dos condiciones ya no están en vigor.
4.2. EL MOMENTO DEL NACIMIENTO: PARTOS MÚLTIPLES
El nacimiento se produce en el instante mismo en que el feto se independiza de la madre. Por ello, la
legislación requiere que en la inscripción de nacimiento en el Registro Civil conste, además de la fecha, la hora

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del nacimiento. De forma excepcional, el parte médico y los padres alteran levemente la hora para hacerla
coincidir con algún día especial.
La determinación del momento del nacimiento adquiere particular relevancia en el caso de embarazo
múltiple (más de un hijo). Según el art. 31 del Código Civil “corresponden al primer nacido los derechos que la
ley reconozca al primogénito”. En términos médicos, al parecer nace antes el último concebido.
Desde el punto de vista legal, en caso de no conocerse la hora del nacimiento debe constar el orden del
nacimiento y en caso de que tampoco se conozca debe figurar como desconocido.
De todos modos, todos los hermanos son iguales ante la ley, por lo que el primogénito no tiene mayor
importancia. Sólo adquiere importancia en el caso de la Corona (Art. 57 de la Constitución establece que la
sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura) y en los títulos nobiliarios.
4.3. EL NASCITURUS O CONCEBIDO PERO NO NACIDO
Múltiples razones de orden familiar y sucesorio han planteado, ya desde los viejos tiempos romanos, la
necesidad de considerar la situación jurídica de quienes se encontraban gestándose en el claustro materno,
dotándoles de una especial protección.
Los modernos Códigos destinan una serie de preceptos al nasciturus (el que va a nacer) para “reservarle”
ciertos beneficios o efectos favorables para el caso de que llegue a nacer y adquirir la capacidad jurídica.
Según el Art. 29 del Código Civil “el concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean
favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo siguiente”. Esto también se reconoce
el LEC-2000 que en su art. 6.1.2 reconoce la capacidad de las personas físicas para ser parte en los procesos
civiles y también hace lo propio para el concebido pero no nacido, para todos los efectos que le sean favorables.
Desde el punto de vista moral, filosófico, ético o incluso médico, puede discutirse sobre el momento en
que comienza la vida humana, desde el punto de vista legal no hay dudas, la personalidad se adquiere con el
nacimiento regular.
4.4. LOS NONDUM CONCEPTI
La expresión latina es habitual para referirse a personas que, pese a no haber sido “aún concebidas”
pueden llegar a nacer (p.e: el hijo mayor de mi nieto). Tales personas, en principio, no pueden considerarse
como titulares de posición jurídica alguna, ni de un derecho subjetivo concreto, pues representan un futurible.
Sin embargo, existen mecanismos en cuya virtud la atribución de derechos a los nondum concepti resulta
admisible, como la donación con cláusula de reversión en favor de terceros y la sustitución fideicomisaria.

5.- LA EXTINCIÓN DE LA PERSONALIDAD: LA MUERTE


5.1. LA MUERTE Y LA DECLARACIÓN DE FALLECIMIENTO O MUERTE PRESUNTA
El art. 32 del Código Civil establece que: “la personalidad civil se extingue por la muerte de las
personas”, regla obvia que no requiere explicación alguna.
En cambio, sí requiere explicación el art. 34 del Código Civil “presunción de muerte del ausente” o
persona desaparecida (Art. 183-194 CC) sin que se tenga noticia alguna de ella durante un plazo de tiempo
prudencial o bien de aquellas personas que hayan participado en campañas bélicas, sufrido naufragio o accidente
aéreo y de cuya supervivencia no se tengan noticias. La suerte del ausente o desaparecido no puede constituir
una incógnita permanente y sin límite temporal alguno, ya que las relaciones jurídicas tocantes al ausente y,
lógicamente, a terceros no pueden quedar indefinidamente en suspenso. Para evitar esto se puede instar
judicialmente la declaración de fallecimiento, la cual establece plazos según el tipo de desaparición que sea.
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5.2. DETERMINACIÓN DEL FALLECIMIENTO


Las consecuencias de la muerte como hecho físico incontestable que a todos nos ha de llegar son claras:
al extinguirse la personalidad del difunto, todas las situaciones o relaciones sociales a él pertenecientes habrán de
darse igualmente por extinguidas, por desaparición del sujeto. Su cuerpo pasa a ser cadáver y, por consiguiente,
no puede ser calificado como persona, sino como cosa. Por ello, resulta necesario precisar el momento del
fallecimiento y, en tal sentido, establece la Ley de Registro Civil que la inscripción de defunción hace fe de la
fecha, hora y lugar en que acontece la muerte y que, para proceder a la inscripción “será necesaria certificación
médica de la existencia de señales inequívocas de muerte”, con indicación de la causa.
La legislación sobre trasplantes de órganos (Real Decreto 2070/1999), establece que la muerte del

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individuo podrá certificarse tras la confirmación del cese irreversible de las funciones cardiorrespiratorias o
del cese irreversible de las funciones encefálicas. La hora del fallecimiento será la hora en la que se completó el
diagnóstico de muerte.
5.3. LA CONMORIENCIA
La determinación del momento de la muerte adquiere tintes de particular complejidad cuando fallecen
simultáneamente dos o más personas que tuvieran recíprocamente derecho a heredar a las otras, como ocurriría
en el supuesto típico de nuestros días: accidente aéreo, automovilístico, etc, en el que fallecen padres e hijos.
En tales casos, tradicionalmente se solucionó el tema recurriendo a una serie de presunciones:
 Entre marido y mujer, se consideraba premuerta a ésta, atendiendo a su mayor debilidad.
 Entre progenitores e hijos
 Hijos mayores de 14 años: Premueren los padres
 Hijos menores de 14 años: Premueren los hijos
Pero el artículo 33 del Código Civil cambió la tradición, según ese artículo “si los conmorientes fallecen
de forma simultánea no tiene lugar la transmisión de derechos de uno a otro”. Aunque probablemente fue
redactado pensando en una muerte simultánea por la misma causa (accidente, terremoto…), se mantiene aunque
la causa y el lugar sea distinta, siempre y cuando la muerte sea simultánea.
5.4. LA PROTECCIÓN DE LA MEMORIA DE LOS DIFUNTOS
En términos contemporáneos, la doctrina suele referirse a ello mediante la expresión de la protección de
la personalidad pretérita. A decir verdad, ésta protección o la honra de nuestros muertos o difuntos ha sido un
tema bastante extraño al Derecho, siendo contemplado básicamente por normas religiosas o convenciones
sociales de índole extrajurídica.
En Derecho español, hasta tiempos bien recientes, la protección de la memoria de los difuntos
prácticamente quedaba limitada al ejercicio de acciones penales por parte de sus herederos cuando creyeran que
los muertos habían sido objeto de injurias o calumnias. La Ley Orgánica 1/82 en su artículo 4, faculta para
ejercitar las acciones de protección civil del honor, la intimidad o la imagen a los herederos o parientes de las
personas fallecidas previamente y en su defecto, al Ministerio Fiscal.

EXAMEN:

Capacidad jurídica y capacidad de obrar (*********)


Defina capacidad de obrar
Estado civil y capacidad. Capacidad de obrar y estado civil
Requisitos para la atribución de personalidad
El nacimiento: requisitos y momento del nacimiento (******)
La protección del concebido (****)
La conmoriencia (****)
La protección de la memoria de los difuntos (**)

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TEMA 6
CAPITULO 10

LOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD

1.- INTRODUCCIÓN: DERECHOS FUNDAMENTALES Y DERECHOS DE LA PERSONALIDAD


Con las expresiones “derechos fundamentales” o “derechos de la personalidad” se suele hacer
referencia a un conjunto de derechos inherentes a la propia persona que todo ordenamiento jurídico debe
respetar por constituir, en definitiva, manifestaciones varias de la dignidad de la persona y de su propia
esfera individual.
Estos derechos y su delimitación han ido incrementándose y fortaleciéndose a lo largo de los siglos en
las normas políticas básicas de los Estados europeos, desde la Carta Magna inglesa (1225) hasta las actuales
Constituciones.
Nuestra propia Constitución, en su artículo 10, subraya la inherencia de tal conjunto de derechos al
propio concepto de persona: “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre
desarrollo de su personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamentos del orden
político y de la paz social”. En consecuencia, la categoría de derechos a que nos estamos refiriendo han de ser

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considerados como un prius respecto de la propia Constitución, en el sentido de que los derechos de la
personalidad o derechos fundamentales constituyen un presupuesto de la propia organización política
constitucionalmente establecida.
La doctrina civilista se ocupó de los derechos fundamentales de forma tardía, a partir del primer tercio
del siglo XX, aunque ahora los derechos de la personalidad son uno de los puntos fundamentales del Derecho
Civil. Por este motivo numerosa normativa recoge este tipo de derechos: La Constitución Española, Ley de
Protección Jurisdiccional de los Derechos fundamentales de la persona, Ley Orgánica del derecho al honor, la
intimidad personal y familiar y la propia imagen y la Ley de Enjuiciamiento Civil, entre otras.

3.- EL DERECHO A LA VIDA


3.1. LA VIDA Y LA INTEGRIDAD FÍSICA
La protección jurídica de la persona parte del reconocimiento del derecho a la vida y a la integridad
física, contemplado en el art. 15 de la CE: “todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin
que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda
abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra”.
El desarrollo legislativo de tal mandato exige atender a la regulación del Código Penal, aunque resulte
obvia: prohibición de homicidio, asesinato, lesiones, inducción al suicidio, etc. Aunque inicialmente el Código
Penal Militar preveía la pena de muerte en tiempos de guerra, posteriormente, la LO 11/1995 ha declarado
abolida finalmente la pena de muerte, incluso en tiempo de guerra.
Pero además de las repercusiones penales, también existe repercusiones civiles, cualquier agresión o
lesión de la vida o integridad física de la persona, aunque no constituya delito, da origen a responsabilidad
contractual, cuando estos derechos han sido conculcados por terceras personas.
La vida e integridad física son claramente diferenciables: la vida constituye el presupuesto de la
atribución de los derechos a una persona cualquiera; la integridad física, vendría referida a la plenitud de los
atributos físicos de una persona en vida. El derecho a la integridad física “debe entenderse como una derivación
del derecho a la vida, en intima conexión con él y ordenado a la planificación de su sentido y a la plenitud de
su desarrollo”. Por este motivo, cualquier acto relativo a la integridad física no puede considerarse directamente
atentatorio contra dicho derecho, salvo que realmente ponga en peligro injustificadamente la vida de la persona
en cuestión. En consecuencia, las intervenciones higiénicas o quirúrgicas deben ser analizadas como
actuaciones subordinadas a la subsistencia o, mejor, a la calidad de vida de las personas.
3.2. INTEGRIDAD FÍSICA Y TRASPLANTE DE ÓRGANOS
Desde el prisma puramente físico y corpóreo, prestar el consentimiento para la extracción o privación
de cualquier órgano desemboca a la postre en una mutilación de los atributos físicos de una persona. Sin
embargo, lo cierto es que dicha consecuencia es contemplada por el Derecho desde diferentes perspectivas,
atendiendo a la causa que la motiva. No es lo mismo automutilarse para lograr la exención del antiguo servicio
militar obligatorio (conducta tipificada antes como delito por el CP) o cobrar la prima de un seguro, que
consentir la extracción o mutilación de un componente físico o fisiológico para, gratuita y altruistamente,
procurar que el trasplante del órgano subsiguiente permita la mejoría o la salvación de otra persona.
Las disposiciones legislativas que regulan el Transplante de órganos establecen que el altruismo y la
solidaridad que deben caracterizar las relaciones sociales conllevan la permisividad y licitud de la cesión de
órganos, siempre que se respeten los principios legales siguientes:
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 Finalidad terapéutica o científica de la cesión de órganos o elementos fisiológicos.


 Carácter gratuito de la cesión, con la evidente finalidad de evitar la indignidad de la
comercialización de órganos vitales.
 Intervención judicial en el caso de donante vivo, en garantía de que el consentimiento a la
extracción se realiza de forma absolutamente libre y consciente, aparte de constar expresamente
por escrito.
 Respecto de las personas fallecidas, la Ley establece que “la extracción de órganos u otras
piezas anatómicas de fallecidos podrá realizarse con fines terapéuticos o científicos, en el caso
de que éstos no hubieran dejado constancia expresa de su oposición”.
Por consiguiente, el requisito establecido legalmente radica en que la persona haya manifestado
expresamente en vida su voluntad contraria a la cesión o extracción. De no existir oposición expresa, la
extracción de órganos es lícita y posible, aunque la persona en cuestión no hubiera expresado nunca en vida su
voluntad favorable a la cesión. Una vez fallecido, la voluntad de los familiares al respecto resulta
intrascendente.
Con todo, conviene observar que, en la práctica hospitalaria, la oposición de los familiares a la
extracción de órganos del difunto suele conllevar de facto la inaplicación de la Ley y, a la postre, la
imposibilidad de obtención de órganos.

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Tener en cuenta también que según la Ley 26/2011 de adaptación formativa a la Convención
internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad, la información y el consentimiento deben
estar adecuados a la discapacidad del sujeto, para que resulte accesible y comprensible a su tipo de discapacidad

4.- LAS LIBERTADES


La verdadera existencia de un Estado de Derecho se evidencia en el reconocimiento de la libertad de los
ciudadanos en cuanto el libre albedrío es un atributo inherente a la persona humana que todo sistema jurídico
debe aceptar como presupuesto. Art. 9 CE: “corresponde a los poderes públicos promover las condiciones
para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas;
remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la política económica, cultural y social”.
En nuestra Constitución, la libertad constituye uno de los principios inspiradores del ordenamiento
jurídico y contempla diversas manifestaciones de la libertad a lo largo del articulado:
1. Libertad religiosa y de culto
2. Libertad personal (habeas corpus: no puedes estar detenido más de 72 horas sin ser puesto a disposición
judicial)
3. Libertad de fijación de residencia y de circulación por el territorio nacional, incluida entrada y salida del
país
4. Libertad ideológica y de expresión
5. Libertad de producción y creación literaria, artística, científica y técnica
6. Libertad de cátedra
7. Libertad informativa, con su contrapunto, el derecho de rectificación
8. Libertades públicas (derecho de reunión y manifestación y de asociación)
9. Libertad de enseñanza y de creación de centros docentes
10. Libertad de sindicación y de huelga.
Todas estas manifestaciones de la libertad son derechos fundamentales. La libertad se manifiesta en
todos y cada uno de los sectores del Derecho, tanto público como privado, es más, la idea de libertad individual
se hizo realidad antes en los textos de Derecho Privado que en los de Público. Desde el punto de vista
iusprivatista, la libertad es un derecho de la personalidad de carácter básico.

5.- LA INTEGRIDAD MORAL Y LA ESFERA RESERVADA A LA PERSONA


5.1. INTRODUCCIÓN
El art. 15 de la Constitución Española, junto a la integridad física, considera el derecho que tenemos
todos a la integridad moral, (al reconocimiento de la propia dignidad y al respeto y consideración por parte de
los demás miembros de la comunidad). Tal derecho genérico se plasma y concreta en la propia Constitución en
el art. 18.1: “se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”;
precepto que, a su vez, ha sido desarrollado por la Ley Orgánica 1/1982 de protección civil del derecho al
honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. Estos derechos también son objeto de protección
penal, aunque actualmente casi todos los procesos de este tipo son civiles.
La verdadera importancia de la Ley Orgánica radica en que haya delito o no, las reglas indemnizatorias
son las mismas, las cuales se separan de las generales en materia de responsabilidad extracontractual

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5.2. HONOR, INTIMIDAD E IMAGEN


Estos conceptos son muy difíciles de definir, se dice que son metajurídicos o prejurídicos. La Ley
regula estos derechos, pero no los define, pero al regularlos pasan a ser jurídicos y es necesario concretarlos.
La Ley Orgánica del Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y a la Propia Imagen se encarga de
subrayar que las ideas sobre el honor, la intimidad y la imagen son contingentes y variables, dependiendo del
momento y de las circunstancias sociales de cada época. Por eso, en el art. 2 de dicha ley se dice: “la
protección civil del honor, de la intimidad y de la propia imagen quedará delimitada por las leyes y por los
usos sociales, atendiendo al ámbito que, por sus propios actos, mantenga cada persona reservado para sí
misma o su familia”
De este artículo hay que destacar:
 La esfera reservada de la persona debe analizarse en términos objetivos, quedando excluidas las
consideraciones subjetivas que cada cual tenga respecto de su honor, intimidad o imagen.
 Los criterios generales para acceder a dicho análisis son de dos tipos: unos generales y
objetivos y otros subjetivos
 Los criterios objetivos son determinados por las propias leyes y por los usos sociales de
carácter general
 Los criterios subjetivos consisten en que cada persona queda vinculada por sus propios

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actos en relación con el ámbito que considera reservado e íntimo (si la persona ha
decidido pertenecer a las tertulias audiovisuales y está presente todo el día en la vida
cotidiana del resto de los ciudadanos, lógicamente está restringiendo su ámbito íntimo
–aunque éste, deberá ser también objeto de respeto general, si se le compara con
cualquier ciudadano).
Honor
Desde el punto de vista positivo, se define como la estimación y el respeto que la persona se profese a sí
misma y que le reconozca la comunidad en que se desenvuelve. Debe considerar todas las manifestaciones del
sentimiento de estimación de la persona (honor civil, comercial…)
Desde el punto de vista negativo, es más fácil identificar los actos por los que una persona queda
deshonrada.
La jurisprudencia no da un concepto teórico y general del honor, lo identifica con la fama,
consideración, dignidad, reputación, crédito, sentimiento de estimación, prestigio…
Intimidad personal y familiar
La intimidad personal (y familiar) debe identificarse con el ámbito de actuación de cualquier persona
(y familia) intrascendente para los demás y que debe ser respetado por todos. La intromisión en el círculo
privado de cualquiera o la revelación pública de datos íntimos de carácter personal o familiar deben
considerarse conductas atentatorias contra la intimidad personal.
La propia imagen
El derecho a la propia imagen significa que para hacer pública la representación gráfica de cualquier
persona, mediante cualquier procedimiento técnico de reproducción, es necesario contar con su consentimiento.
Estos tres derechos han de ser considerados derechos de la personalidad y simultáneamente derechos
fundamentales.
5.3. LA LESIÓN DE LA ESFERA RESERVADA DE LA PERSONA: LAS INTROMISIONES ILEGÍTIMAS
Al ser el honor, la intimidad y la imagen tan difíciles de definir, se ha prestado especial atención a la
enumeración de los actos que atentan contra ellos. Los actos que pueden ser atentatorios contra el derecho al
honor, la intimidad y la imagen son llamados intromisiones ilegítimas y se han enumerado en el artículo 7 de la
Ley Orgánica, no obstante pueden existir otras intromisiones ilegitimas no enumeradas aquí:
1. Emplazamiento en cualquier lugar de aparatos de escucha, de filmación, de dispositivos ópticos, etc. para
grabar o reproducir la vida íntima de las personas.
2. Utilización de dispositivos ópticos u otros para el conocimiento de la vida íntima de las personas o de
manifestaciones o cartas privadas no destinadas a quien haga uso de tales medios, así como su grabación,
registro o reproducción.
3. Divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona o familia que afecte a su reputación y
buen nombre, así como la publicación de cartas o escritos personales íntimos.
4. Revelación de datos privados de una persona o familia conocidos a través de la actividad profesional u
oficial de quien los revela
5. Captación, reproducción o publicación por fotografía o cualquier otro procedimiento de la imagen de las
personas en lugares o momentos de su vida privada o fuera de ellos, salvo en lo previsto en el artículo 8.2
6. Utilización del nombre, la voz o la imagen de una persona para fines publicitarios, comerciales o de
naturaleza análoga
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7. Imputación de hechos o manifestación de juicios de valor a través de acciones o expresiones que de


cualquier modo lesionen la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra la propia
estimación. La vulneración sistemática de este derecho queda recogida en el Código Penal.
8. La utilización del delito por el condenado en sentencia penal firme para conseguir notoriedad pública u
obtener provecho económico, o la divulgación de datos falsos sobre hechos delictivos, cuando ello
suponga el menoscabo de la dignidad de las víctimas.
Las intromisiones ilegitimas o ilícitas pueden tener exclusivamente alcance civil, pero también pueden
tener alcance penal. Especial mención merece el apartado donde se contemplan los delitos contra estos
derechos cometidos por funcionarios públicos.

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La Ley Orgánica 1/82 también específica las situaciones en las que la captación o utilización de
imágenes puede ser admisible (excepciones):
1. En las actuaciones autorizadas o acordadas por la autoridad competente o cuando exista un
interés histórico, científico o cultural relevante.
2. En cuanto al derecho a la propia imagen cuando:
 La persona ejerce cargo público, profesión notoria o proyección pública y la imagen se
capture durante un acto público o en lugares abiertos
 La utilización de caricaturas de dichas personas de acuerdo con el uso social
 La imagen gráfica sobre un suceso o acontecimiento público cuando la imagen de la
persona aparezca como algo accesorio.
Otra excepción sería la Ley Orgánica 4/97 que regula la videovigilancia en los lugares públicos: “la
captación, reproducción y tratamiento de imágenes y sonidos en los términos previstos en esta Ley, así como
las actividades preparatoria, no se considerarán intromisiones ilegítimas en el derecho al honor, a la intimidad
personal y familiar y a la propia imagen”.

EXAMEN:

Caracteres generales de los derechos de la personalidad

No entran en el temario 2012-2013


El pseudónimo
La lesión de los derechos de la personalidad: el daño moral

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TEMA 7
CAPITULO 11

LA CAPACIDAD DE OBRAR: LA EDAD Y EL SEXO

1.- LA MAYORÍA DE EDAD Y LA PLENA CAPACIDAD DE OBRAR


1.1. INTRODUCCIÓN: LA REDUCCIÓN A LOS DIECIOCHO AÑOS
Llegar a la mayoría de edad significa, de forma automática (por el mero transcurso del tiempo e
inexistencia de enfermedades o deficiencias que impidan a la persona gobernarse por sí misma), adquirir la
plena capacidad de obrar, o posibilidad de ejercitar por sí misma los derechos y obligaciones pertenecientes a la
persona.
El art. 322 del Código Civil dice que el mayor de edad es capaz para todos los actos de la vida civil,
aunque la realidad es que es capaz de gobernarse y es responsable de sí mismo en todas las ramas del Derecho.
También dice dicho artículo “salvo las excepciones establecidas en casos especiales por este Código”,
estableciendo capacidad de obrar especial para casos específicos (por ejemplo, no se puede adoptar hasta los 25
años).
Con la Constitución de 1978, la mayoría de edad se rebajo de los 21 años a los 18 años (Art. 12), esto se

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reguló por la Ley 11/1981 que redacta el art. 315.1 del Código Civil según el cual “la mayor edad empieza a los
dieciocho años cumplidos. Para el computo de los años de la mayoría de edad se incluirá completo el día del
nacimiento”
1.2. LA OCCASIO LEGIS DE LA REDUCCIÓN A LOS DIECIOCHO AÑOS
Occasio legis: Condiciones que generaron la ley.
Durante el proceso constituyente (1976-78), se estableció la mayoría de edad a los 18 años, aunque
inicialmente había dos posturas enfrentadas:
1. UCD y Alianza Popular: querían establecer la mayoría de edad política a los 18 años y dejar el
resto como estaba, según las distintas leyes
2. Los Socialistas y la Minoría Catalana: mantuvieron la mayoría de edad a los 18 años a todos los
efectos, ya que podría darse la incongruencia de poder ostentar un cargo público estando
sometido a la patria potestad, además existía la necesidad de reconocer la plena incorporación
de la juventud a la vida ciudadana.
Así que el 17 de noviembre de 1978 se publica en el BOE el Real Decreto que establece con carácter
inmediato la mayoría de edad a los 18 años para todo el país. La premura en la publicación de la ley se debía a
que de esta forma se ampliaba el número de votantes (4,5 millones de votantes) para el referéndum que tres
semanas más tarde aprobaría la Constitución Española.
Además, según la situación legislativa del momento, reducir el límite de la mayoría de edad, no sólo era
conveniente y oportuno, sino que era una cuestión lógica. La mayoría de edad depende de la instrucción y
formación de los jóvenes, así como de su capacidad para desenvolverse en las relaciones sociales por sí mismos
y de la asunción de su esfera de responsabilidad.
No dejaba de ser incongruente que la mayoría de edad se mantuviera en los 21 años, cuando:
 La Ley General de Educación de 1970 daba por finalizado el proceso de instrucción mucho antes.
El Código de Circulación vigente señalaba los 18 años como edad para la conducción de
automóviles. La Orden de 14 de octubre de 1972 señalaba los 18 años como frontera para la
asistencia a espectáculos de todo tipo.
 Tanto las disposiciones militares como la Ley de Caza implicaban la utilización lícita de armas por
menores de 21 años.
 La vieja Ley de Contrato de Trabajo (1944) otorgaba capacidad contractual en el ámbito laboral a
partir de los 18 años.
 El Código Penal establecía la responsabilidad penal relativamente atenuada a los 16 años y plena a
los 18.
1.3. LA CONSTITUCIONALIZACIÓN DE LA MAYORÍA DE EDAD
No es habitual que la mayoría de edad sea una cuestión que se trate en los textos constitucionales. El
introducir este apartado en la Constitución tenía sus defensores y sus detractores:
1. Detractores: hacían hincapié en que la mayoría de edad nunca había sido materia constitucional y que
debería estar en la legislación ordinaria, para tener mayor flexibilidad. Se insistía en la rigidez de la
Constitución y en que para cambiar la mayoría de edad sería necesario toda una reforma constitucional.
2. Defensores: alegan que las Constituciones son cada vez más completas y que cualquier extremo social
importante merece una referencia constitucional. Además con la regulación constitucional se da coherencia
interna al Ordenamiento jurídico con una única mayoría de edad, cosa que el Código Civil no puede hacer.
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2.- LA MINORIA DE EDAD


Tradicionalmente el menor de edad era total y absolutamente incapaz (término que conviene no
confundir con incapacitado) para realizar actos con eficacia jurídica.
Este planteamiento es muy criticado, negando la “incapacidad general” del menor, ya que no
concuerda muy bien con la realidad práctica, en la que los menores (al menos cuando dejan de ser niños, en
sentido estricto) se desenvuelven por sí solos con relativa frecuencia en el tráfico, celebrando contratos de
continuo (transacciones elementales: compra de chucherías y material escolar, transporte urbano) y nadie duda
de su capacidad para entender su alcance y manifestar una voluntad libre y vinculante. A medida que la edad a
aumenta hasta aproximarse a los límites de la mayor edad, la gama de contratos realizados por el menor y su
complejidad y cuantía económica aumenta.
Por otro lado, los mayores de 14 años, con permiso del Juez, pueden contraer matrimonio y otorgar
testamento (Art. 48.2 Código Civil)
2.1. LA ADQUISICIÓN GRADUAL DE LA CAPACIDAD : LA LEY 11/1981
La Ley 11/1981, modificó los preceptos del Código Civil relativos al menor, reconociéndole una cierta
capacidad, aunque limitada. El Derecho positivo ha acabado por reconocer que la adquisición de la capacidad
de obrar es gradual y paulatina.
Recordar que:

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 El menor puede realizar por sí mismo determinados actos, de acuerdo con las leyes y sus
condiciones de madurez.
 El menor que haya cumplido dieciséis años podrá administrar por sí mismo los bienes que haya
adquirido con su trabajo o industria.
 Los padres no podrán disponer de los derechos de que sean titulares los hijos, ni de sus bienes
inmuebles, objetos preciosos o valores mobiliarios, salvo que cuenten con el consentimiento del
menor que haya cumplido 16 años (expresado necesariamente en documento público) o con
autorización judicial.
 Igualmente es necesario el consentimiento del menor que haya cumplido 16 años cuando sus padres
pretendan emanciparle.
 La alteración del orden de los apellidos de los menores de edad requerirá su aprobación en
expediente registral si tuvieren “suficiente juicio”.
2.2. LA LEY DE PROTECCIÓN DEL MENOR
La Ley Orgánica 1/1996, de protección jurídica del menor, pretende resaltar la adquisición gradual de
la capacidad de obrar de los menores, afirmando que “las limitaciones a la capacidad de obrar de los menores se
interpretarán de forma restrictiva”. Además, la Ley reconoce a los menores los siguientes derechos:
 Al honor, a la intimidad y a la propia imagen
 A la libertad ideológica
 A la libertad de expresión
 A ser oídos
Interpretación restrictiva, es aquella en cuya virtud se desprende que la ley objeto de interpretación
debe aplicarse a menos situaciones de las que ella menciona expresamente.

3.- LA EMANCIPACIÓN
3.1. MAYORÍA DE EDAD VERSUS EMANCIPACIÓN
Emancipar o emanciparse equivale a independizar o independizarse, pese a no haber llegado aún a la
mayoría de edad, de la patria potestad o tutela a la que en principio está sujeto el menor de edad. Según ello, la
mayoría de edad no sería, propiamente hablando, una causa de emancipación, sino sencillamente el acceso a la
plena y general capacidad de obrar, aunque con anterioridad se hubiera conseguido la emancipación. Sin
embargo, la configuración del tema por parte del Código Civil es diferente, pues entiende que la primera causa
de la emancipación es alcanzar la mayoría de edad (art. 314.1º).
El planteamiento del Código es, sin embargo, erróneo e induce a la confusión por varias causas:
1. La mayoría de edad atribuye plena capacidad de obrar. Coloquialmente nadie dice se ha emancipado
por mayoría de edad, se dice es mayor de edad.
2. La emancipación es una posición intermedia de capacidad, ente el menor y el mayor de edad.
Hoy en día entre la capacitación parcial del menor y la mayoría de edad a los 18 años, la figura de la
emancipación es bastante marginal.
3.2. CLASES DE EMANCIPACIÓN
La emancipación puede tener lugar por diferentes causas. Como anécdota, contar que aunque ya no
existe esa figura, en nuestra historia reciente existía la emancipación por concesión de la Patria, creada en 1937

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para incrementar el alistamiento de jóvenes en el ejército en tiempo de guerra. Aunque esta figura no ha sido
derogada propiamente, en este momento es inconstitucional.
La emancipación por concesión paterna
 Pedida por los progenitores
 Hijo con 16 años cumplidos y de acuerdo con el procedimiento
 Se realiza mediante escritura pública o ante el Juez encargado del Registro
 El menor debe presentar su consentimiento a la emancipación ante el Notario o Juez. Tal
emancipación sólo podrá inscribirse (como inscripción marginal de la de nacimiento) en virtud de
escritura o de comparecencia ante el Encargado del Registro.
La emancipación por concesión judicial
 Pedida por el hijo, con 16 años cumplidos
 En caso de que el menor está sometido a patria potestad
 Se habla de conceder la emancipación
 Debe darse uno de los siguientes requisitos:
o Que el progenitor que ejerce la patria potestad contraiga nuevo matrimonio o
conviva de hecho con persona distinta al otro progenitor

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o Que los padres vivan separados
o Que el ejercicio de la patria potestad se vea gravemente entorpecido, casi siempre
en situaciones previas a la crisis matrimonial (separación, divorcio…)
 En caso de que el menor esté sometido a tutela
 Se habla de conceder el beneficio de la mayor edad
 La solicitud debe ser fundada
La emancipación por matrimonio
Art. 316: “el matrimonio produce de derecho la emancipación”, sin la necesidad de la concurrencia de
requisito complementario alguno. “Quien por el matrimonio constituye una nueva familia, no ha de seguir
sujeto a otra autoridad familiar”.
A partir de los 14 años, según el artículo 48.2, el Juez de Primera Instancia puede autorizar el
matrimonio después de oír al menor y a los padres o guardadores.
La emancipación por vida independiente (emancipación de hecho)
Art. 319: “se reputará para todos los efectos como emancipado al hijo mayor de 16 años que,con el
consentimiento de los padres, viviere independientemente de éstos. Los padres podrán revocar este
consentimiento”. La situación de independencia del menor es revocable, frente al resto de clases de
emancipación que tienen naturaleza irrevocable.
Por esta revocabilidad, no se consideraba inicialmente la inscripción en el Registro Civil, pero con la
nueva Ley de Registro Civil (Ley 20/2011, art. 70.4) se dispone “La emancipación tácita o por vida
independiente podrá inscribirse mediante la acreditación documental de la situación de independencia y el
consentimiento de quienes ejercen la patria potestad”, además esto no producirá efectos frente a terceros
mientras no se inscriban en el Registro Civil.
Es evidente que esta situación requiere al menos una cierta autonomía económica del menor, no sólo
lejanía física (por ejemplo los estudiantes desplazados).
En el caso de los niños artistas, si tienen entre 16 y 18 años que viven independientemente, pueden
ceder derechos de explotación con autorización de quien ostenta la patria potestad (Ley de propiedad
intelectual, art. 44). No entiendo si necesitan autorización para vivir independientemente o para ceder derechos de explotación o para las dos
cosas.
3.3. EFECTOS DE LA EMANCIPACIÓN
En general la emancipación sitúa al menor emancipado en una situación de capacidad intermedia desde
el punto de vista patrimonial. Por ese motivo, hasta que llegue a la mayor edad no podrá el emancipado:
 Tomar dinero a préstamo (pero sí prestar dinero o recibir en préstamo cualesquiera otros tipos
de bienes distintos al dinero).
 Enajenar o gravar bienes inmuebles o establecimientos mercantiles o industriales u objetos de
extraordinario valor sin consentimiento de sus padres y, a falta de ambos, sin el de su curador
El código establece una regla especial en caso de matrimonio: para que el casado menor de edad
pueda enajenar o gravar bienes inmuebles….que sean comunes, basta si es mayor el otro cónyuge, si los dos
están de acuerdo. Si el otro cónyuge es menor también, se necesita el consentimiento de ambos padres o
tutores.
Fuera de los aspectos patrimoniales, el menor emancipado tiene una capacidad asimilable a la de
mayor de edad, es decir, capacidad plena para regir su persona como si fuera mayor.

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EXAMEN:

La mayoría de edad y la plena capacidad de obrar


Concepto y clases de emancipación (**)
La emancipación: clases o tipos (*****)
La emancipación de hecho o emancipación por vida independiente
La emancipación por concesión paterna

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La emancipación por concesión judicial (****)
La emancipación por matrimonio
Efectos de la emancipación (****)

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TEMA 7
CAPITULO 12

LA CAPACIDAD DE OBRAR: LA INCAPACITACIÓN

1.- CAPACIDAD E INCAPACITACIÓN


En el código civil se establece como causa de incapacitación las enfermedades o deficiencias
persistentes de carácter físico o psíquico que impidan a la persona gobernarse por si misma.
1.4. LA DECLARACIÓN JUDICIAL DE INCAPACITACION
Privar a una persona de la capacidad de obrar (incapacitar) es una cuestión muy grave que sólo la
autoridad judicial puede realizar. El Juez, tras el correspondiente proceso, regulado por la Ley de
Enjuiciamiento Civil en el artículo 756 y siguientes, mediante sentencia basada en las causas establecidas en el
artículo 200 del Código Civil, podrá declarar incapaz a una persona cualquiera
Aspectos fundamentales de la Ley 13/1983 que regula la tutela:
1. La incapacitación declarada por la sentencia puede ser total o parcial. Es graduable. Hay que
determinar los límites y extensión de la incapacidad y el régimen de tutela o guarda, así como la
necesidad de internamiento.

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2. La sentencia por la que se declara la incapacitación es revisable, ya que no tiene eficacia de cosa
juzgada, dado que las condiciones físicas o psíquicas del incapacitado pueden variar (mejorando o
empeorando). En caso de variación se puede iniciar un nuevo proceso que deje sin efecto o modifique
la incapacitación ya establecida.
1.5. EL INTERNAMIENTO DEL PRESUNTO INCAPAZ
Según el Decreto de 1931, en España era posible el internamiento forzoso con control administrativo.
Esto cambió con la Ley 1983 que instauraba el control judicial de los internamientos forzosos, según esta Ley,
se requería la previa autorización del Juez, salvo razones de urgencia en las que la autorización podía darse a
posteriori.
A partir de la entrada en vigor de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000, se regula el internamiento no
voluntario por razón de trastorno psíquico, explicado en el artículo 763
1. El internamiento, por razón de trastorno psíquico, de una persona que no esté en condiciones de
decidirlo por sí, aunque esté sometida a la patria potestad o a tutela, requerirá autorización judicial, que
será recabada del tribunal del lugar donde resida la persona afectada por el internamiento.
La autorización será previa a dicho internamiento, salvo que razones de urgencia hicieren necesaria la
inmediata adopción de la medida. En este caso, el responsable del centro en que se hubiere producido el
internamiento deberá dar cuenta de éste al tribunal competente lo antes posible y, en todo caso, dentro
del plazo de veinticuatro horas, a los efectos de que se proceda a la preceptiva ratificación de dicha
medida, que deberá efectuarse en el plazo máximo de setenta y dos horas desde que el internamiento
llegue a conocimiento del Tribunal.
En los casos de internamientos urgentes, la competencia para la ratificación de la medida
corresponderá al tribunal del lugar en que radique el centro donde se haya producido el internamiento.
Dicho tribunal deberá actuar, en su caso, conforme a lo dispuesto en el apartado 3 del artículo 757 de
la presente Ley.
El Tribunal Constitucional ha declarado inconstitucional el artículo 763.1 con dos sentencias del
año 2010 y una del año 2012
2. El internamiento de menores se realizará siempre en un establecimiento de salud mental adecuado a su
edad, previo informe de los servicios de asistencia al menor.
3. Antes de conceder la autorización o de ratificar el internamiento que ya se ha efectuado, el tribunal oirá
a la persona afectada por la decisión, al Ministerio Fiscal y a cualquier otra persona cuya
comparecencia estime conveniente o le sea solicitada por el afectado por la medida. Además, y sin
perjuicio de que pueda practicar cualquier otra prueba que estime relevante para el caso, el tribunal
deberá examinar por si mismo a la persona de cuyo internamiento se trate y oír el dictamen de un
facultativo por él designado. En todas las actuaciones, la persona afectada por la medida de
internamiento podrá disponer de representación y defensa en los términos señalados en el artículo 758
de la presente Ley.
En todo caso, la decisión que el tribunal adopte en relación con el internamiento será susceptible de
recurso de apelación.
4. En la misma resolución que acuerde el internamiento se expresará la obligación de los facultativos
que atiendan a la persona internada de informar periódicamente al tribunal sobre la necesidad de

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mantener la medida, sin perjuicio de los demás informes que el tribunal pueda requerir cuando lo crea
pertinente.
Los informes periódicos serán emitidos cada seis meses, a no ser que el tribunal, atendida la
naturaleza del trastorno que motivó el internamiento, señale un plazo inferior.
Recibidos los referidos informes, el tribunal, previa la práctica, en su caso, de las actuaciones que
estime imprescindibles, acordará lo procedente sobre la continuación o no del internamiento.
Sin perjuicio de lo dispuesto en los párrafos anteriores, cuando los facultativos que atiendan a la
persona internada consideren que no es necesario mantener el internamiento, darán el alta al enfermo,
y lo comunicarán inmediatamente al tribunal competente.
Con esta ley se le da más importancia al proceso en sí mismo que a la valoración de la incapacidad
propiamente dicha

2.- LA PRODIGALIDAD
Se trata de una conducta personal caracterizada por la habitualidad en el derroche o disipación de los
bienes propios, malgastándolos de forma desordenada.
Actualmente, no constituye una causa de incapacitación. En la Ley 13/1983 que regula la tutela estuvo
a punto de ser suprimida, pero finalmente se mantuvo, aunque limitando la posibilidad de reclamarla: sólo

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
podrán promover el correspondiente juicio el cónyuge, los descendientes o ascendientes que (por no poder
atender su propia subsistencia) perciban alimentos del presunto pródigo o se encuentren en situación de
reclamárselos y los representantes legales de estos. En caso de que tales familiares no existan o, existiendo, no
tengan derecho a alimentos, cada uno es libre de gastar o malgastar cuanto le venga en gana.
El pródigo, no es técnicamente un incapacitado, ni se encuentra sometido a tutela, sino a curatela. El
pródigo no se ve privado de la capacidad de obrar ni actúa a través del curador sino que sencillamente ha de
contar con la asistencia de éste para realizar aquellos actos determinados en la sentencia. Los demás actos
podrán realizarlos por sí mismo.
La prodigalidad ha sido regulada por la Ley de Enjuiciamiento Civil del 2000:
Art. 757.5: La declaración de prodigalidad sólo podrá ser instada por el cónyuge, los descendientes o
ascendientes que perciban alimentos del presunto pródigo o se encuentren en situación de reclamárselos y los
representantes legales de cualquiera de ellos. Si no la pidieren los representantes legales, lo hará el Ministerio
Fiscal.
Art. 760.3: La sentencia que declare la prodigalidad determinará los actos que el pródigo no puede
realizar sin el consentimiento de la persona que deba asistirle.

EXAMEN:

La declaración judicial de incapacitación (***)


La prodigalidad (***)

No entran en el temario 2012-2013

Concepto y causas de incapacitación (***)


La incapacitación
Concepto y causas de incapacitación

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TEMA 8
CAPITULO 13

LA AUSENCIA Y LA DECLARACION DE FALLECIMIENTO

1.- FUNDAMENTO DE LAS INSTITUCIONES RELATIVAS A LA AUSENCIA EN SENTIDO AMPLIO


Se denomina ausente a quien, además de encontrarse fuera del lugar en que habitualmente desarrolla
su vida ordinaria, ha desaparecido sin dejar noticias o sin comunicarse con sus allegados y familiares. Se
desconoce su paradero e incluso si sigue vivo, sea algo deliberado por parte del ausente o involuntario.
La suerte del ausente o desaparecido no puede constituir una incógnita permanente y sin límite
temporal alguno. Aparte del dato puramente afectivo, es evidente que las relaciones jurídicas relativas al
ausente no pueden quedar indefinidamente en suspenso.
Para evitar la perpetuación de tales incógnitas, el sistema jurídico reacciona estableciendo una serie de
normas. A tal efecto, nuestro Código establece una serie escalonada de medidas a partir de la cual el ausente
puede ser considerado oficialmente muerto.
La declaración de ausencia y fallecimiento son especialmente importantes y graves en periodos de
inestabilidad social (revoluciones, terremotos, maremotos, guerras, etc.) en los que el cauce de la vida ordinaria

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
queda roto y acaba por desconocerse la suerte de una serie de personas. No es de extrañar por eso que en lo
fundamental la redacción actual del Código Civil sobre la ausencia procede de la Ley de 8 de septiembre de
1939, justo después de la Guerra Civil Española.
La Ley 4/2000, de 7 de enero, ha modificado la regulación de la declaración de fallecimiento de los
desaparecidos con ocasión de naufragios y siniestros, siendo su principal misión acortar los plazos
establecidos en la regulación anterior para llevar a efecto la declaración de fallecimiento, tratando de evitar las
consecuencias perniciosas para las familias de los pescadores muertos en la mar, sea por naufragio o por caídas
al mar.
Por otro lado, deben entenderse vigentes las normas de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 reguladores
de los procedimientos de jurisdicción voluntaria, hasta que se haga realidad la premonición contenida en la
disposición final 19ª de la LEC-2000. En el plazo de seis meses a contar desde la flecha de entrada en vigor de
esta Ley, el gobierno remitirá a las Cortes Generales un proyecto de Ley sobre jurisdicción voluntaria. Las
normas sobre jurisdicción voluntaria siguen vigentes al cierre de esta edición (verano 2012).

2.- MEDIDAS PROVISIONALES EN CASO DE DESAPARICIÓN DE LA PERSONA


2.1. EN GENERAL: PRESUPUESTOS Y REQUISITOS
Ante una desaparición, la primera medida que adopta el Código Civil es la posibilidad de designación
de un defensor del desaparecido, para que, interina o transitoriamente, atienda los asuntos más urgentes del
desaparecido. Estas medidas (defensor del desaparecido), se consideran como provisionales, ya que a partir del
año de la desaparición deberían ser sustituidas por la situación de ausencia legal.
El nombramiento del defensor no requiere que haya transcurrido plazo alguno desde la desaparición y
carencia de noticias de cualquier persona, pues precisamente basta la incógnita (aunque sea. meramente
provisional). Si el desaparecido tiene un apoderado con facultades de administración de sus bienes, será él
quien atienda sus asuntos, no siendo necesario la figura del defensor.
2.2. EL DEFENSOR DEL DESAPARECIDO
El defensor ha de ser nombrado por el Juez mediante auto, a instancia de parte interesada o del
Ministerio Fiscal, tras haber seguido el oportuno procedimiento de jurisdicción voluntaria. El auto de
nombramiento debe inscribirse en el Registro Civil.
El defensor nato del desaparecido será su cónyuge, siempre que sea mayor de edad y que no haya
habido separación legal. En caso de falta o inexistencia de éste, habrá de ser nombrado el pariente más próximo
hasta el cuarto grado también mayor de edad. Si no existiera ninguno de los familiares considerados, el Juez
nombrará persona solvente y de buenos antecedentes, previa audiencia del Ministerio Fiscal.
Inicialmente las funciones del defensor deben entenderse limitadas al amparo y representación del
desaparecido en juicio a los negocios que no admitan demoran sin perjuicio grave. Asume, pues, el defensor
funciones puramente cautelares y legalmente muy delimitadas. Aunque será el propio auto judicial el que
delimitará la extensión de las facultades del defensor.

3.- LA DECLARACIÓN DE AUSENCIA LEGAL


Se haya nombrado Defensor del Desaparecido o no, puede solicitarse la Declaración de Ausencia
Legal. De todas formas el nombramiento del defensor del desaparecido tiene carácter provisional y si no se
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soluciona la situación, se promueve la fase de declaración judicial de ausencia legal, siendo la ausencia legal el
supuesto de hecho de dicha declaración
Esta declaración se formaliza a través de un auto judicial y requiere verse precedida de una especial
publicidad del expediente. En este sentido la LEC-2000 dispone que “es requisito indispensables... la
publicidad de la incoación del expediente mediante dos edictos que con intervalo de 15 días se publicarán en:
 BOE
 Periódico de gran circulación de Madrid
 Periódico de la capitalidad de provincia en que el ausente hubiera tenido su última residencia
 Radio Nacional

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
 Otros medios que el juzgado considere oportunos
La declaración de ausencia legal no tiene por qué verse seguida necesariamente por la declaración de
fallecimiento, de hecho, durante la etapa de ausencia legal pueden producirse eventualidades que hagan
innecesaria la declaración de fallecimiento:
• Puede reaparecer el ausente, entonces se restituye el patrimonio y los derechos personales
• Puede probarse la muerte del declarado ausente, en cuyo caso, todos los expedientes judiciales decaen frente
al efectivo fallecimiento del ausente. A partir de ese momento, se considera abierta su sucesión o herencia.
3.1. REQUISITOS EXIGIDOS PARA PROCEDER A LA DECLARACIÓN DE AUSENCIA LEGAL:
Art.183: la situación legal de ausencia del desaparecido comienza:
− Transcurrido 1 año desde las últimas noticias o de la desaparición de la persona que no hubiere designado o
tuviere nombrado un apoderado general
− Transcurridos 3 años, en caso de existencia de apoderado general del desaparecido.
La existencia de un apoderado general permite suponer fundadamente que aquel atenderá a todos los
asuntos relativos a su representado y que la desaparición o ausencia de una persona no tiene por qué provocar
peligro para su patrimonio y los asuntos en que pueda estar interesado.
3.2. PERSONAS LEGITIMADAS PARA PROMOVERLA:
Podrá pedirla cualquier persona que racionalmente estime tener sobre los bienes del desaparecido algún
derecho ejercitable en vida del mismo o dependiente de su muerte, al tiempo que el Ministerio Fiscal y los
familiares quedan obligados a promoverla.
Las personas obligadas a promover una declaración de ausencia legal son:
• El cónyuge no separado legalmente.
• Los parientes consanguíneos hasta el cuarto grado. En la actualidad no debe excluirse el parentesco adoptivo.
• El Ministerio Fiscal, de oficio o a virtud de denuncia.
Aunque hay personas facultadas para solicitarla (cualquiera interesado) y personas obligadas a
promoverla (cónyuge, pariente o Fiscal), esto no es operativo, ya que no se establecen sanciones en el caso de
incumplimiento de la obligación.
3.3. EFECTOS DE LA DECLARACIÓN LEGAL DE AUSENCIA:
 Nombramiento de un representante.
 La patria potestad será ejercida exclusivamente por el cónyuge presente.
 El cónyuge del ausente tendrá derecho a la separación de bienes, aunque inicialmente el régimen
matrimonial hubiera sido otro, previa solicitud al juez.
3.4. EL REPRESENTANTE LEGAL DEL AUSENTE
En el auto de declaración legal de ausencia, el Juzgado nombrará el representante del ausente, con
arreglo a lo dispuesto en el Código Civil (art. 184). Éste puede pertenecer a dos grupos diferentes: los legítimos
y los dativos. Pueden identificarse como representantes legítimos los que son familiares del ausente; mientras
que las personas extrañas al círculo familiar merecerían la calificación de dativos.
A) Los representantes legítimos: (art. 184.1)
1. El cónyuge presente, mayor de edad, no separado legalmente o de hecho.
2. Cualquiera de los hijos mayores de edad, siendo preferidos los que convivan con el ausente (en el
momento de la desaparición) y dentro de ellos el de mayor edad.
3. El ascendiente más próximo de menor edad (padre, abuelo,...) con independencia de que pertenezca a la
línea paterna o materna.
4. Los hermanos mayores de edad que convivan familiarmente con el ausente (en el momento de la
desaparición), siendo preferente el mayor de ellos. Los hermanos tienen restringidas sus atribuciones
como representantes del desaparecido, por lo que se llaman Representantes Legítimos Impropios.
El orden de prelación establecido vincula al Juez, quien sólo podrá alterarlo si aprecia un motivo grave que
así lo aconseje.

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B) El representante dativo: (art. 184.2)


En caso de inexistencia (o ineptitud) de los familiares, el Juez puede designar, a su prudente arbitrio,
representante dativo del ausente a cualquier persona solvente de buenos antecedentes. No ha de tener entronque
familiar con el ausente (aunque puede tenerlo) y su nombramiento es de segundo orden.
A los representantes dativos se les aplican los preceptos que regulan el ejercicio de la tutela y las causas
de inhabilidad, excusa y remoción de los tutores (mutatis mutandi: cambiando lo que haya que cambiar, es
decir, de manera análoga, haciendo los cambios necesarios, esta expresión latina se usa mucho en derecho)
C) Funciones y obligaciones del representante:
Funciones:
 Representación del declarado ausente
 La pesquisa de su persona (seguir las huellas del ausente y buscar su paradero)
 La protección y administración de sus bienes
 El cumplimiento de sus obligaciones.
Estamos obviamente, frente a un supuesto de representación legal. La representación, en su aspecto
patrimonial, comprende desde luego la administración de los bienes y el cumplimiento de las obligaciones
correspondientes al ausente, pero no las personales
Las obligaciones básicas consisten en inventariar y administrar correctamente los bienes que

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conforman el patrimonio del ausente, obteniendo los rendimientos normales de aquéllos.
Los representantes legítimos propios tienen amplias facultades de representación, en cambio los
impropios y los dativos deben:
 Prestar garantía ante el Juez
 Rendir cuentas semestralmente al Juzgado
 Solicitar permiso al Juez para realizar actos por encima de una determinada cantidad estipulada por el Juez
D) La retribución del representante: posesión temporal y ejercicio de la representación dativa.
Posesión temporal: los representantes legítimos son los poseedores temporales del patrimonio del ausente,
teniendo derecho a hacer suyos los productos líquidos del patrimonio del ausente en la cuantía que el Juez
señale, es decir, reciben una retribución que varía según las aptitudes que tengan para gestionar el patrimonio
del ausente, el cual sigue perteneciendo al desaparecido. La cuantía que señala el Juez suele ser un porcentaje
variable según la renta y las obligaciones del desaparecido.
Los representantes legítimos impropios sólo se les puede concender un máximo de dos tercios de los
productos líquidos.
Ejercicio de la representación dativa: los representantes dativos sólo tienen derecho a la retribución fijada para
el tutor. Actualmente, se obliga al Juez a fijarla teniendo en cuenta el trabajo a realizar y el valor y la
rentabilidad de los bienes. La cuantía de la retribución se encuentra establecida entre el 4% y el 20% del
rendimiento líquido de los bienes.

4.- LA DECLARACIÓN DE FALLECIMIENTO


Tercera y definitiva fase: finalmente, se le da por muerto, aunque realmente no haya garantía cierta de que
el ausente haya fallecido. La declaración de fallecimiento supone una presunción: no excluye la reaparición del
declarado fallecido, pero mientras no ocurra se le da por muerto.
Las medidas provisionales, la declaración de ausencia y la de fallecimiento no constituyen fases
necesariamente encadenadas; pueden promoverse sin haberse precedido unas u otras.
4.1. REQUISITOS EXIGIDOS
1.- Publicidad
El la Ley de Enjuiciamiento Civil se establece la misma publicidad que para la declaración de ausencia
legal. En este sentido la LEC-2000 dispone que “es requisito indispensables... la publicidad de la incoación del
expediente mediante dos edictos que con intervalo de 15 días se publicarán en:
 BOE
 Periódico de gran circulación de Madrid
 Periódico de la capitalidad de provincia en que el ausente hubiera tenido su última residencia
 Radio Nacional
 Otros medios que el juzgado considere oportunos
2.- Plazos
Arts. 193 y 194 del Código Civil, modificados mediante la Ley 4/2000 que afecta sobre todo a
naufragios y siniestros
a) Ausencia cualificada: en caso de que la desaparición de la persona haya tenido lugar en condiciones de
peculiar riesgo, siniestros de peculiar gravedad (terremoto, tifón…); subversiones políticas o sociales;

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participación en campañas bélicas; naufragios y accidentes aéreos. Antes era de dos años, pero la Ley 4/2000
establece un año como plazo general para los supuestos de violencia contra la vida; y tres meses en caso de
siniestro, en particular en los casos de naufragio, inmersión en el mar o siniestro de aeronave.
b) Ausencia simple: en cualesquiera otros supuestos, la exigencia temporal se eleva diez años, si bien dicho
plazo se reduce a la mitad si al expirar los cinco primeros años el ausente hubiere cumplido ya 75 años.
4.2. EFECTOS DE CARÁCTER PATRIMONIAL
La declaración de fallecimiento dará lugar a que la herencia del fallecido, conforme a las reglas
generales en la materia, salvo algunas excepciones, pase a sus herederos. Tales excepciones son una
consecuencia de la posibilidad de reaparición del fallecido y tienen una clara función cautelar:
a) Los herederos están obligados a realizar ante notario un inventario detallado de los bienes muebles y una
descripción de los inmuebles del declarado fallecido.
b) Los herederos no podrán disponer a título gratuito hasta cinco años después de dichos bienes, aunque sí
podrán hacerlo a título oneroso.
c) En caso de que el testamento del declarado fallecido se hubiesen instituidos legados, quedarán en suspenso
durante un período de 5 años, exceptuándose los “legados píos”.
4.3. EFECTOS DE ÍNDOLE PERSONAL : EN PARTICULAR, EL MATRIMONIO DEL DECLARADO FALLECIDO
El vigente art. 85 del CC, modificado en 1981, establece que “el matrimonio se disuelve… por la

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muerte o la declaración de fallecimiento de uno de los cónyuges y por el divorcio”. Una vez declarado el
fallecimiento, el cónyuge presente podrá volver a contraer matrimonio si lo desea.
Previo a esta Ley, la declaración de fallecimiento no bastaba por sí sola para que el cónyuge presente
pudiera contraer matrimonio posterior.
4.4. LA REAPARICIÓN DEL DECLARADO FALLECIDO
La declaración de fallecimiento es una presunción, por lo que existe la posibilidad de que el declarado
fallecido reaparezca. En ese caso, el reaparecido “recuperará sus bienes en el estado en que se encuentren y
tendrá derecho al precio de los que se hubieran vendido, o a los bienes que con este precio se hayan adquirido,
pero no podrá reclamar de sus sucesores rentas, frutos, ni productos obtenidos con los bienes de su sucesión,
sino desde el día de su presencia o de la declaración de no haber muerto”.
Dicha recuperación a favor del reaparecido no tiene carácter retroactivo, pues se parte de la base de
que, durante el periodo en que sus sucesores hayan sido titulares de los bienes, realmente deberían ser
considerados legítimos propietarios de los mismos.
En el ámbito personal, el reaparecido recuperará igualmente la posición que pudiera corresponderle en
las distintas relaciones jurídicas. Así, p.e., en las relaciones familiares es obvio que recuperará la patria potestad
respecto de sus hijos. Sin embargo, no podrá ser considerado cónyuge de su consorte, aunque éste le haya
guardado la ausencia y no haya vuelto a contraer matrimonio posterior alguno para reanudar la convivencia
conyugal, habrían de celebrar nuevo matrimonio los antiguos cónyuges.

EXAMEN:

Medidas provisionales en caso de la desaparición de la persona


El defensor del desaparecido
Requisitos de la declaración legal de ausencia (***)
La declaración legal de ausencia: requisitos y efectos (**)
Efectos de la declaración legal de ausencia
El representante legal del ausente
Personas legitimadas para promover la declaración de ausencia legal
Requisitos exigidos para la declaración de fallecimiento (***)
La declaración de fallecimiento: requisitos y efectos
Efectos de la declaración de fallecimiento (**)
Efectos de carácter patrimonial en la declaración de fallecimiento (***)
Efectos personales de la declaración de fallecimiento (**)
La declaración de fallecimiento y el matrimonio del declarado fallecido (***)
La reaparición del declarado fallecido

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TEMA 9
CAPITULO 14

LA NACIONALIDAD

1.- LA NACIONALIDAD
1.1 SIGNIFICADO Y CONCEPTO : NACIONALIDAD Y APATRIDIA.
El preámbulo de la Ley 18/1990, sobre reforma del CC en materia de nacionalidad, expresa que
“las normas que regulan la nacionalidad son, para cada Estado, de una importancia capital, pues delimitan
el elemento personal insustituible de aquél”. Por ese motivo es importante que exista claridad y coherencia de
criterios, para que la Administración pueda saber en todo momento quienes son sus ciudadanos
A pesar de lo importante que es, es muy difícil definir la nacionalidad, por lo que ni la Constitución ni
ninguna otra norma define el concepto. Hay diversas definiciones. Es frecuente definir la nacionalidad como
la condición que tienen las personas que integran la comunidad nacional española (definición poco lógica, ya
que se incluye lo definido en la definición). El Prof. Lasarte considera preferible afirmar que la nacionalidad
es la integración de la persona en cualquier organización política de carácter estatal; de tal manera que la
persona queda sometida al ordenamiento jurídico de dicho Estado, mientras que éste queda obligado a

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reconocer y respetar los derechos fundamentales y las libertades cívicas de aquélla.
Las normas sobre nacionalidad determinan el elemento personal o elemento poblacional de cualquier
Estado, por lo que tiene extremada trascendencia desde el punto de vista del Derecho en general, por este
motivo, se regula con detalle la materia en base a las siguientes ideas (que a veces pueden ser contradictorias)
1ª. Importancia de la nacionalidad estatal, se pretende limitar el número de nacionales, y se establecen
controles para conseguirla de forma sobrevenida, muchas veces difíciles de superar
2ª. Generosidad de procedimientos de recuperación y mantenimiento de la nacionalidad de origen y
de supuestos de doble nacionalidad convencional que parecen perseguir la ampliación del número de
nacionales.
En realidad, lo que subyace en semejante tensión entre la reducción y la ampliación de los nacionales
de un Estado determinado es el amplio rechazo actual de las situaciones de apatridia, en las que se
encontrarían todas aquellas personas que no tienen nacionalidad alguna. Dicho rechazo internacional ha sido
fruto de los excesos de ciertos regímenes políticos durante la primera mitad del siglo XX (soviéticos, nazis,
etc.) y se hizo realidad normativa desde la firma de la Declaración Universal de Derechos Humanos cuyo
artículo 15 dispone
1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se le privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.
Respecto de los apátridas considera el Código Civil que les será de aplicación, como ley personal, la
ley del lugar de su residencia habitual, denominada técnicamente lex loci.
El Reglamento de reconocimiento del Estatuto de Apátrida vigente en el momento actual es el
aprobado por el Real Decreto 865/2001, de 20 de julio, debiéndose tener en cuenta ahora la ley 12/2009, de 30
de octubre, reguladora del derecho de asilo y de protección subsidiaria, cuya disposición final tercera sugería
que en seis meses habría un nuevo marco jurídico de los apátridas, que finalmente no se ha producido, hasta
ahora.
1.2. NACIONALIDAD Y CIUDADANÍA
Hoy día nacionalidad y ciudadanía son términos sinónimos, aunque el tema genera controversia en la
doctrina española. Los partidos políticos nacionalistas pretendieron sustituir el término “nacionalidad” de la
Constitución por el de “ciudadanía”; y reservar la idea de nacionalidad para las “nacionalidades” de ciertas
CCAA. La propuesta no tuvo éxito, pero enturbió definitivamente la cuestión teórica. La propia Constitución
Española, en un artículo fundamental como el 53, uso la expresión “cualquier ciudadano” de forma
equivalente a nacional o español.
1.3. REGULACIÓN NORMATIVA
La regulación de la nacionalidad se ha encontrado siempre ubicada en el Título I del Libro I del
Código Civil “De los españoles y de los extranjeros” que comprende los arts. 17 al 28.
Dichos artículos del Código Civil han tenido cinco redacciones distintas, pues la nacionalidad ha sido
objeto de modificación legislativa recurrente. La última en el 2002, que ampliaba la posibilidad de ejercitar la
opción por la nacionalidad española. En 2007 se publica la Ley de la Memoria Histórica, aunque formalmente
no introduce ninguna modificación en el texto del Código Civil.

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1.4. ADQUISICIÓN ORIGINARIA Y DERIVATIVA: LA NATURALIZACIÓN


Tradicionalmente se consideraba que la nacionalidad de origen era la atribuida desde el nacimiento a una
persona determinada, en virtud de los criterios político-jurídicos utilizados por el legislador, que básicamente
son dos:
1. La atribución de nacionalidad por la pertenencia del nacido a una determinada línea o estirpe
familiar, criterio normalmente identificado con la expresión latina ius sanguinis.
2. La atribución de nacionalidad por el lugar de nacimiento, normalmente conocido como ius soli.
La nacionalidad adquirida o atribuida con posterioridad al nacimiento se califica de nacionalidad
derivativa o derivada. La nacionalidad de origen correspondería de forma natural o subsiguiente al

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nacimiento; mientras que la derivativa sería aquella adquirida de forma sobrevenida. Para referirse a la
nacionalidad derivativa, técnicamente, resulta preferible hablar de naturalización para identificar todos
aquellos supuestos en los que una persona adquiere o llega a ostentar una nacionalidad diversa a la que le
corresponde por nacimiento. En tal caso se habla de naturalizado/a, para distinguir a dichas personas de los
nacionales de origen.
Hoy día, la claridad de líneas divisorias entre nacionales de origen y naturalizados ha quedado rota.
Nuestra vigente legislación permite adquirir la nacionalidad de origen de forma sobrevenida o con
posterioridad al nacimiento.
Es muy importante la distinción entre nacionalidad de origen (no se puede perder,
independientemente de a qué edad la consigas) y la derivativa (se puede perder, por ejemplo en caso de
terrorismo de un español naturalizado (que consiguió la nacionalidad derivada), se le puede retirar la
nacionalidad)

2. LA NACIONALIDAD DE ORIGEN
2.1 IUS SANGUINIS O FILIACION
El criterio fundamental de atribución de la nacionalidad española de origen viene representado por el
nacimiento de una persona cuyo padre y/o madre sean españoles (art. 17.1a) (Sin distinción de sexos ni de si
los padres están casados o no)
En el caso de cónyuges de distinta nacionalidad, el nacido puede ostentar dos nacionalidades
distintas en el caso de que la legislación aplicable al cónyuge extranjero contenga una regla similar a la
española.
La atribución de nacionalidad funciona con independencia del lugar de nacimiento y es también
aplicable si la nacionalidad de uno o ambos progenitores este latente o en suspenso (en caso de doble
nacionalidad)
2.2 IUS SOLI O NACIMIENTO EN ESPAÑA
Los supuestos que originan la atribución de nacionalidad española de origen son:
1. El nacimiento en España del hijo de padres extranjeros si, al menos, uno de ellos hubiere nacido
también en nuestro territorio nacional, salvo diplomáticos (Art 17.1.b) Para evitar estirpes familiares
extranjeras afincadas en España.
2. Los nacidos en España de padres extranjeros, si ambos carecieren de nacionalidad o si la legislación
de ninguno de ellos atribuye al hijo una nacionalidad (Art. 17.1.c). La finalidad del precepto es clara:
evitar los supuestos de apatridia.
1. Los nacidos en España cuya filiación no resulte determinada: piénsese en el recién nacido
abandonado en el portal de una casa. Ante el desconocimiento de su línea familiar, el Código Civil
opta por atribuirle la nacionalidad española de origen.
2.3. ADOPCION DE MENORES EXTRANJEROS POR ESPAÑOLES
Se otorga la nacionalidad de origen al extranjero menor de 18 años que sea adoptado por un español
(Art. 19.1). Aunque es nacionalidad de origen, se adquiere en el momento de la adopción, no con el
nacimiento.
2.4. CONSOLIDACIÓN DE LA NACIONALIDAD O POSESIÓN DE ESTADO
Puede consolidarse la nacionalidad española de origen en virtud de la posesión de estado contemplada
en el Art.18. Por ejemplo, inscrito en el registro civil como hijo de padre español, es español, pero si
finalmente se descubre que el padre no era ese, sino un inglés, puede consolidarse la nacionalidad porque no
hubo mala fe por parte del inscrito.
2.5. LA DESCENDENCIA DE PERSONAS EXILIADAS O REPRESALIADAS: LA LEY 52/2007
La Ley de memoria histórica del 26 de diciembre de 2007, declara en su exposición de motivos que
“amplia la posibilidad de adquisición de la nacionalidad española a los descendientes hasta el primer grado de
quienes hubiesen sido originalmente españoles. Así se satisface una legítima pretensión de la emigración

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española, que incluye singularmente a los descendientes de quienes perdieron la nacionalidad española por el
exilio a consecuencia de la Guerra Civil o la Dictadura”
La misma Ley, en su disposición adicional séptima, amplia este derecho a los nietos, lo cual hace que
exista una incongruencia entre la exposición de motivos y la disposición adicional.
Pero finalmente ambos grupos pueden optar a la nacionalidad española de origen formalizando su
declaración en el plazo de 2 años desde la entrada en vigor de la presente disposición adicional (Diciembre
2008), pudiéndose ampliar otro año más por el Consejo de Ministros, como se hizo. El plazo finalizó el 27 de
diciembre de 2011.

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
La presente Ley amplía la posibilidad de adquisición de la nacionalidad española a los descendientes hasta el primer grado
de quienes hubiesen sido originariamente españoles. Con ello se satisface una legítima pretensión de la emigración
española, que incluye singularmente a los descendientes de quienes perdieron la nacionalidad española por el exilio a
consecuencia de la Guerra Civil o la Dictadura.
DISPOSICIÓN ADICIONAL SÉPTIMA. Adquisición de la nacionalidad española.
1. Las personas cuyo padre o madre hubiese sido originariamente español podrán optar a la nacionalidad española de
origen si formalizan su declaración en el plazo de dos años desde la entrada en vigor de la presente disposición adicional.
Dicho plazo podrá ser prorrogado por acuerdo de Consejo de Ministros hasta el límite de un año.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
2. Este derecho también se reconocerá a los nietos de quienes perdieron o tuvieron que renunciar a la nacionalidad
española como consecuencia del exilio.

3. LA NACIONALIDAD DERIVATIVA
Aquellos procedimientos que permiten adquirir la nacionalidad española a personas que
originariamente tenían otra nacionalidad o carecían de nacionalidad alguna, como:
3.1. LA OPCION
Permite conseguir la nacionalidad derivativa a aquellas personas que, aunque se encuentren
conectadas con España, carecen de los requisitos necesarios para ostentar la nacionalidad española de origen.
Supuestos de adquisición de la nacionalidad española en virtud de opción:
1. La filiación o el nacimiento en España cuya determinación se produzca después de los 18 años de edad del
interesado. (Art. 17.2)
2. La adopción del extranjero mayor de 18 años de edad. (Art. 19.2)
3. Estar o haber estado el interesado sujeto a la patria potestad de un español. (Art. 20.1.a)
4. Las personas que sean descendientes de padre o madre que hubiera sido originariamente español y nacido
en España, sin límite de edad. (Art. 20.1.b)
En general, la declaración de optar por la nacionalidad española deberá ser realizada en el plazo de
dos años, a contar desde el momento en que se da el supuesto de hecho propio de la adquisición de la
nacionalidad española por opción. Cuando se refiere al apartado 3 (patria potestad) se puede hacer incluso con
menos de 18 años, antes de los 14, lo solicita el representante legal, entre los 14 y 18 lo solicita el menor
asistido por un representante.
Una vez transcurrido el plazo de dos años se pierde todo derecho a utilizar esta vía. Sin embargo,
apenas reviste gravedad, pues podrá naturalizarse mediante el plazo de residencia de un año.
3.2. LA CARTA DE NATURALEZA
“La nacionalidad española se adquiere por carta de naturaleza, otorgada discrecionalmente
mediante Real Decreto, cuando en el interesado concurran circunstancias excepcionales”. Puede identificarse
como una forma especial y privilegiada de otorgamiento de la nacionalidad española por el poder ejecutivo.
Tales singularidades consisten principalmente en las circunstancias excepcionales del interesado y en
su otorgamiento discrecional (es decir, no reglado). La cuestión tiene escasa importancia desde el punto de
vista práctico, pues esta forma de atribución de la nacionalidad española es absolutamente inusual. Su uso es
muy escaso, deportistas de alto nivel por ejemplo.
La pertinencia u oportunidad de este medio se ha puesto de manifiesto con ocasión de los atentados de
Madrid el día 11 de marzo de 2004. La circunstancia de que, entre los heridos y fallecidos, hubiese numerosos
ciudadanos de nacionalidad diferente a la española trajo consigo que el Gobierno aprobara el RD sobre
concesión de la nacionalidad española a las víctimas de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004.
También se usa este medio para conceder a las Brigadas Internacionales la nacionalidad española sin
tener que renunciar a su nacionalidad anterior.
3.3. LA NATURALIZACIÓN POR RESIDENCIA
Aunque la consideramos en tercer lugar, realmente la naturalización por residencia constituye el
supuesto normal de adquisición de la nacionalidad española por nacionales de otros Estados.

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La residencia continuada y efectiva de cualquier extranjero en nuestro país, cuando se ve acompañada


de la solicitud de otorgamiento de la nacionalidad ante el Ministerio de Justicia, se considera (o se presume)
como una verdadera integración del interesado en la comunidad nacional.
El dato inicial a considerar es el periodo de residencia que habilita para solicitar la concesión de la
nacionalidad española. La residencia tiene que ser legal, continuada e inmediatamente anterior a la solicitud,
además hay que demostrar buena conducta cívica y suficiente grado de integración en la sociedad española.
Plazos:
1. Residencia decenal: constituye la regla general.
2. Residencia quinquenal: refugiados.
3. Residencia bienal: nacionales de origen de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea
Ecuatorial, Portugal y sefardíes.
4. Residencia anual:
a) El que haya nacido en territorio español.
b) El que no haya ejercitado la facultad de optar a tiempo.
c) El que haya estado sujeto legalmente a la tutela, guarda o acogimiento de un ciudadano o
institución españoles durante dos años consecutivos.
d) El que al tiempo de la solicitud llevare un año casado con español o española y no estuviere

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
separado legalmente o de hecho, incluido los cónyuges de los funcionarios diplomáticos
e) El viudo o viuda de español o española, si a la muerte del cónyuge no existiera separación
legal o de hecho.
f) El nacido fuera de España de padre o madre, o abuelo o abuela que originariamente hubieran
sido españoles.
La concesión podrá denegarla el Ministro de Justicia “por motivos razonados de orden público o de
interés nacional”. El peticionario que se vea perjudicado y crea reunir los requisitos legalmente fijados puede
recurrir a la jurisdicción contencioso-administrativa.
Para favorecer el control y la comunicación entre las Administraciones, se estipula que las autoridades
competentes pueden recabar de oficio cuantos informes sean necesarios para comprobar los requisitos de la
nacionalización, sin que sea necesario en consentimiento de los interesados.
3.4. REQUISITOS COMUNES A LA ADQUISICIÓN DERIVATIVA
El Art.23 establece que son requisitos comunes para la adquisición derivativa (opción, carta de naturaleza
o residencia):
 Que el mayor de 14 años y capaz, jure o prometa fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución
Española y a las Leyes
 Que declare que renuncia a su anterior nacionalidad, (salvo los naturales de países iberoamericanos,
Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial y Portugal)
 Que la adquisición se inscriba en el Registro Civil español
1) En el caso de que la nacionalidad se haya adquirido por carta de naturaleza o por
residencia, el interesado dispone de un plazco de 180 días para cumplir los requisitos e
inscribir la nacionalización en el Registro Civil, si no lo hace pierde la nacionalidad
2) Si de adquiere la nacionalidad por opción, los plazos de caducidad se dan en relación con el
cumplimiento de los requisitos del Art.23

EXAMEN:

Adquisición originaria de la nacionalidad (***)


La Nacionalidad de origen ius sanguinis y ius soli
Adquisición de la nacionalidad española por opción (**)
La nacionalidad derivativa
Adquisición de la nacionalidad española por carta de naturaleza (***)
La adquisición de la Nacionalidad por residencia (*****)
Requisitos comunes a la adquisición derivativa de la Nacionalidad (***)

No entra en 2012-2013
La doble nacionalidad

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TEMA 9
CAPITULO 15

LA VECINDAD CIVIL Y EL DOMICILIO

1.- SIGNIFICADO DE LA VECINDAD CIVIL


La vecindad civil permite saber cuál es legislación civil aplicable a las personas, si la foral de
determinadas autonomías y la común de otras. Esto es muy importante en el Derecho Civil, sobre todo en
determinados aspectos (por ejemplo la sucesión es distinta en muchas zonas forales)
1.1. VECINDAD CIVIL, CONDICIÓN POLÍTICA Y VECINDAD ADMINISTRATIVA DE LOS ESPAÑOLES
La vecindad civil no requiere propiamente residencia, sino la voluntad de aplicación del sistema o
subsistema civil que se trate. La vecindad civil es independiente de la condición política que supone la
pertenencia a cualquiera de nuestras Comunidades Autónomas (la condición política se refiere al lugar donde
votas o puedes ser elegido) y es también independiente de la vecindad administrativa propiamente dicha o
pertenencia a un determinado municipio (empadronamiento).
La vecindad administrativa es obligatoria para cualquier persona (española o extranjera) que resida en
territorio español, que debe estar empadronada en su municipio de residencia.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1.2. REGULACIÓN NORMATIVA DE LA VECINDAD CIVIL
Antiguamente, con el matrimonio, la mujer debía seguir la vecindad civil del marido y perdía la suya.
Tras la nueva redacción del Artículo 14 del Código Civil basada en la Ley 11/1990 en aplicación del principio de
no discriminación por razón de sexo, “el matrimonio no altera la vecindad civil”
Las Comunidades Autónomas carecen de competencias para regular la vecindad civil, estando reservada
la regulación de tal materia a la legislación estatal. Así lo ha establecido el Tribunal Constitucional cuando
razona que la Constitución optó inequívocamente por un sistema estatal y, por tanto, uniforme de Derecho Civil
interregional.

2. LA ATRIBUCIÓN DE LA VECINDAD CIVIL


Desde que en 1990 se afirmará la independencia entre marido y mujer respecto a la vecindad civil, se
rompió el principio de unidad familiar y se complicaron las reglas de atribución de vecindad civil.
Respecto de los hijos, si los dos padres tienen la misma vecindad se aplica ius sanguinis, si los padres
tienen distinta vecindad se puede aplicar la del lugar de nacimiento o la de uno de los padres si así lo decidieran
Por otro lado, cualquier menor de edad que haya cumplido 14 años podrá optar por la vecindad civil del
lugar de nacimiento o por la última vecindad de cualquiera de sus padres.
Finalmente, la residencia y el lugar de residencia también son tenidos en cuenta por el legislador a
efectos de la adquisición de una vecindad civil.

3. LA COINCIDENCIA EN LOS PADRES O PROGENITORES: IUS SANGUINIS


En caso de que los padres tengan la misma vecindad civil esa será la de los hijos. Art. 14.2 “tienen
vecindad civil en territorio de derecho común, o en uno de los de derecho especial o foral, los nacidos de padres
que tengan tal vecindad”.
Además, la Ley 11/1990 añade que la vecindad civil común de los adoptantes hace que dicha vecindad
sea atribuida a los adoptados no emancipados.

4. LA DISTINTA VECINDAD DE PADRES O PROGENITORES


El Art.14 establece que existen criterios legales de atribución de la vecindad civil a los hijos, pero
también faculta a los padres para que elijan la vecindad civil de los hijos e incluso los hijos mayores de 14 años
pueden elegir
4.1. LA ATRIBUCCIÓN DE LA VECINDAD CIVIL POR LOS PADRES
Art. 14.3: “los padres, o el que de ellos ejerza o le haya sido atribuida la patria potestad, podrán
atribuir al hijo la vecindad civil de cualquiera de ellos en tanto no transcurran los 6 meses siguientes al
nacimiento o a la adopción”.
La contemplación del plazo señalado, pretende evitar que los padres jueguen con la vecindad civil del
hijo. El fondo de la cuestión consiste en la necesidad de que los padres actúen de común acuerdo, pues de otra
manera podrían originarse supuestos abusivos en la atribución de la vecindad civil al hijo (básicamente, por el
padre, al llevar a cabo la inscripción del hijo, mientras que la madre se encuentra en la clínica o en la
recuperación postparto). Por tanto, el Encargado del Registro Civil debiera exigir la actuación conjunta y
concorde de los padres en la atribución al hijo de la vecindad civil de cualquiera de ellos, sea o no coincidente
con la del lugar del nacimiento. Si no hay acuerdo se establecen los criterios legales de atribución de vecindad.
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4.2. LOS CRITERIOS LEGALES DE ATRIBUCION DE LA VECINDAD CIVIL


En el caso de que exista diferente vecindad civil entre los padres, los criterios de atribución de vecindad
civil será en primer caso el lugar de nacimiento y en último término la vecindad de derecho común.
Si los padres se ponen de acuerdo, se atribuirá la vecindad civil que ellos consideren oportuno.
Resumiendo, en caso de que los padres no tengan la misma vecindad civil se seguirá este orden:
1. La que establezcan los padres de común acuerdo (se refiere a la del padre o la madre, según ellos
decidan)
2. La del lugar de nacimiento
3. La vecindad civil común en caso de haber nacido en el extranjero

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5. ADQUISICIÓN DE LA VECINDAD CIVIL EN VIRTUD DE OPCIÓN
Desde 1990, se complicó mucho la situación de vecindad civil, y se rompió el concepto de unidad
familiar, pudiéndose producir la situación de que cada miembro de una familia tenga distinta vecindad civil. Para
evitar esto, el legislador ha propiciado la existencia de adquisiciones derivativas de la vecindad civil a través del
mecanismo de la opción. Así, se distingue:
5.1. LA OPCION POR MATRIMONIO
Según la Ley 11/1990 “el matrimonio no altera la vecindad civil”. Por eso, el matrimonio entre
españoles de diferente vecindad civil puede verse extraordinariamente complicado en cuestiones de régimen
económico patrimonial y hereditarias.
Para evitar esto, el Art. 14.4 del Código Civil establece que cualquiera de los cónyuges puede optar,
durante la vigencia del matrimonio, por la vecindad civil del otro, permitiendo la unificación familiar. Pero la
realidad es que casi nadie lo hace por desconocimiento general del significado de la vecindad civil
5.2. LA OPCION PROPIA DE LOS HIJOS
El último párrafo del art. 14.3 permite a los hijos pronunciarse de forma personal acerca de la vecindad
civil que desean ostentar, pues pueden optar tanto por la vecindad civil correspondiente al lugar de nacimiento,
como por la última vecindad de cualquiera de sus padres, siempre que hayan cumplido 14 años, estén o no
emancipados. Sólo que, en caso de no estar emancipados, habrán de actuar con la asistencia de su representante
legal.
El plazo de ejercicio de la opción comienza al cumplirse los 14 años y se extingue “un año después de su
emancipación”. Por tanto, en el caso de que ésta se produzca por alcanzar la mayoría de edad, el interesado
cuenta con 5 años naturales para llevar a cabo la opción (desde los 14 hasta los 19 años). El plazo, en todo caso,
debe ser considerado de caducidad.
5.3. LA OPCIÓN POR ADQUISICIÓN DE LA NACIONALIDAD ESPAÑOLA
Ejercitada por el extranjero que adquiera la nacionalidad española.

6. LA ADQUISICIÓN POR RESIDENCIA


Ley 11/1990 prevé que, a consecuencia de la residencia, habitual y continuada, en un territorio distinto
al de la vecindad civil anterior, cualquier español puede (no tiene obligación, pero puede hacerlo) adquirir una
nueva vecindad civil. Por tanto, la vecindad civil se adquiere:
 por residencia continuada durante 2 años, siempre que el interesado manifiesta ser esa su voluntad.
 por residencia continuada de 10 años, sin declaración en contrario durante ese plazo
Ambas declaraciones se harán en el Registro Civil.
En este sentido, la ley es absolutamente respetuosa con la voluntad individual, con todo, hay que matizar lo
siguiente:
 La continuidad en la residencia: no parece suficiente con que sea continuada, sino que además debe ser
inmediatamente anterior a la emisión de la declaración de voluntad correspondiente.
 La declaración de voluntad positiva: tras dos años de residencia, en el momento que el interesado
quiera.
 La residencia de 10 años y el mantenimiento o cambio de la vecindad civil: quien desee mantener su
vecindad anterior puede hacerlo, mediante la oportuna declaración ante el Registro. Si pasan los 10 años
sin que se diga lo contrario se adquiere la vecindad civil del lugar de residencia de forma automática. El
Tribunal Supremo no tiene muy claro este precepto y ha admitido recurso de casación

8. EL DOMICILIO: CONCEPTO Y SIGNIFICADO


El término domicilio se refiere a la vivienda de la persona, aunque por extensión puede estar también
referido al lugar de residencia habitual de la persona. Por otra parte, el domicilio en cuanto lugar de residencia
habitual de la persona tiene importancia no sólo para el Derecho civil, sino para los restantes sectores del
Derecho (Tributario, Electoral…).
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En nuestra Constitución el domicilio aparece expresamente recogido en el art. 18, que garantiza su
inviolabilidad. Evidentemente, en tal precepto el domicilio se identifica con la vivienda en la que (habitual o
pasajeramente) reside la persona, para garantizar que (salvo en caso de flagrante delito) nadie puede penetrar en
ella, ni siquiera los representantes de los poderes públicos, sin autorización judicial o consentimiento del propio
interesado. Según el Tribunal Constitucional, esto también se aplica a las entradas o registros de las habitaciones
hoteleras
El Art. 19 del Código Civil reconoce a los españoles el “derecho a elegir libremente su residencia y a
circular por el territorio nacional”.
La disposición del Código Civil sobre el particular establece que para el ejercicio de los derechos y el
cumplimiento de las obligaciones civiles, el domicilio de las personas naturales es el lugar de su residencia
natural y en su caso el que determine la Ley de Enjuiciamiento Civil. Semejante enfoque, hace que, la doctrina
distinga entre domicilio real o voluntario y el domicilio legal.

9. CLASES DE DOMICILIO
9.1. EL DOMICILIO REAL O VOLUNTARIO
Se habla de domicilio real como derivación de la residencia efectiva, o de domicilio voluntario, dado que
la fijación del lugar de residencia depende en exclusiva de la voluntad de la persona.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Para algunos autores, el domicilio real comprende el hecho físico de la residencia efectiva en un lugar
determinado (elemento material) y la voluntad de residencia estable o habitual en dicho lugar (elemento
espiritual o intencional).
Sin embargo, la generalidad de los autores actuales considera que el elemento espiritual no es un
componente necesario del concepto legal de domicilio, sino que basta con considerar el domicilio como la
residencia habitual efectiva (elemento material).
9.2. LOS DOMICILIOS LEGALES
El domicilio legal se fija por una disposición normativa que así lo establece, con independencia del lugar de
residencia efectiva de la persona. Los casos más destacados de domicilio legal son:
 El domicilio de los diplomáticos destinados en el extranjero será el último que hayan tenido en territorio
español
 El domicilio de los hijos sometidos a la patria potestad será el de sus padres; y el de los menores e
incapacitados sometidos a tutela o curatela, el de sus guardadores.
 El domicilio de los comerciantes, para todo lo referido a la actividad mercantil será el pueblo donde esté su
centro de operaciones.
 El domicilio de los empleados es el pueblo en el que sirvan su destino o en el que vivan con más frecuencia
 El domicilio de los militares en servicio activo es el pueblo en el que se encuentre el Cuerpo al que
pertenezcan.
Hoy en día, mucha gente no trabaja donde vive, por eso, difícilmente podría identificarse el lugar de
desempeño de las funciones profesionales con el domicilio real o la residencia habitual.
9.3. EL DOMICILIO DE LOS LITIGANTES EN LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL DE 2000
El domicilio procesal (domicilio a efectos de notificación), no determina el domicilio propiamente dicho,
es solo un dato instrumental para que los litigantes conozcan los detalles del caso. En el caso de que las partes
litigantes actúen a través de Procurador, su domicilio carece de relevancia alguna, ya que la fijación únicamente
tiene por objeto la emisión y recepción de las correspondientes citaciones y notificaciones.
El domicilio del demandante será el que haya hecho constar en la demanda o en la petición o solicitud
con que se inicie el proceso; y el demandado, una vez comparecido, podrá designar para sucesivas
comunicaciones un domicilio distinto.
Se trata de que los litigantes tengan un lugar donde ser localizados y hacer llegar las oportunas
notificaciones, sin imputarle “residencia habitual”
9.4. EL DOMICILIO ELECTIVO
Es el lugar de ejercicio de un derecho o del cumplimiento de una obligación designado por las personas
interesadas en cualquier relación jurídica, con independencia del domicilio real de las mismas. El Código Civil
no regula con carácter general dicho domicilio electivo, pero, en la práctica, es objeto de mucha utilización y
tiene gran importancia.

EXAMEN:
La atribución de la vecindad civil por los padres (**)
Adquisición de la vecindad civil en virtud de la opción
La adquisición de la vecindad civil por residencia (***********)
Clases de domicilio (****)
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TEMA 10
CAPITULO 16

EL REGISTRO CIVIL

1. EL REGISTRO CIVIL: NOCIONES FUNDAMENTALES


1.1. INTRODUCCION
Las relaciones sociales requieren frecuentemente acreditar de forma segura e indiscutible las
condiciones de capacidad y el entorno familiar de la persona: la edad, el hecho de estar soltero o casado o de
no haber sido sometido a incapacitación, etc.
Los modernos Estados, adoradores de la estadística, han mostrado un enorme interés por contar con
un “fichero” de sus ciudadanos, de gran utilidad para las más diversas cuestiones.
Semejante fichero viene representado por el Registro Civil, un Registro que está destinado al efecto
de que consten en él “los actos concernientes al estado civil de las personas”. En términos coloquiales (y en
impresos y formularios, incluso oficiales), la expresión estado civil se hace coincidir con el hecho de estar
casado o no (soltero, divorciado o viudo); sin embargo, en términos técnico-jurídicos, la significación del
estado civil es mucho más amplia. Como sabemos, son estados civiles de la persona cualesquiera cualidades

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
o circunstancias estables de la misma que, de una forma u otra, afecten a su capacidad de obrar.
En el Registro Civil no sólo se inscriben circunstancias o situaciones referentes al estado civil, sino
que se inscriben todos aquellos datos estipulados por la Ley. Aunque desde la perspectiva contraria, no es
susceptible de inscripción en el Registro Civil la mayoría de edad por la sencilla razón de que al estar
estipulado constitucionalmente, solo hay que realizar una operación aritmética para calcularla.
1.2 DATOS INSCRIBIBLES
Constituyen objeto del Registro Civil los siguientes datos relativos a las personas, la biografía jurídica:
1. El nacimiento
2. La filiación (hijo de…)
3. El nombre y apellidos
4. La emancipación y habilitación de edad
5. Las modificaciones judiciales de la capacidad de las personas o que éstas han sido declaradas en
concurso, quiebra o suspensión de pagos (debe constar también en el Registro Civil el nombramiento
del administrador del discapacitado o de las personas relacionadas con la tutela o la administración
del patrimonio)
6. Las declaraciones de ausencia o fallecimiento
7. La nacionalidad y vecindad
8. La patria potestad, tutela y demás representaciones que señala la Ley
9. El matrimonio
10. La defunción
Los datos que se pueden inscribir en el Registro Civil son esos y sólo esos, tienen numerus clausus,
los particulares no pueden pretender la inscripción en el Registro Civil de hechos distintos
El Registro Civil no afecta sólo a los españoles, sino también a los hechos ocurridos a extranjeros en
territorio español (nacimientos, defunciones….) Además, los hechos ocurridos a los españoles fuera de
España, también se inscribirán en el Registro Civil cuando tengan que servir de base a inscripciones
marginales exigidas por el Derecho español.
1.3. EL NOMBRE
El nombre es el dato identificador inicial y posiblemente principal de toda persona. Tras la aprobación
de la Ley del Registro Civil de 8 de junio de 1957 al dar nombre al nacido “no podrá consignarse más de un
nombre compuesto, ni más de dos simples”. Previo a esto los niños podían llevar multitud de nombres, casi
todos relacionados con el santoral y los abuelos
Según la Ley 40/1999, se puede sustituir el nombre que obre inscrito en el Registro Civil en castellano
por su equivalente en cualquiera de las demás lenguas españolas.
1.4. LOS APELLIDOS
El sistema español se ha caracterizado por atribuir o imponer a toda persona dos apellidos,
anteponiendo el primero de los paternos y después el de los maternos. Además, el ordenamiento español se ha
caracterizado siempre por mantener los apellidos propios de la mujer, esté casada o no. La costumbre
burguesa de algunos sectores sociales de atribuir a las casadas el apellido del marido jamás ha tenido
reconocimiento normativo alguno, tratándose sólo de un uso social sin valor jurídico.
La Ley 40/1999 introdujo una modificación importante, la posibilidad de que ambos padres, de común
acuerdo, decidieran el orden de transmisión de su respectivo primer apellido en la inscripción registral, sin
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que tuviera que ser obligatoriamente primero el del padre y luego el de la madre, podría ser al revés (casi
nadie lo hace)
Finalmente la LO 1/2004, relativa a la violencia de género, bajo la rúbrica de “cambio de apellido”
ha añadido un nuevo párrafo al art. 58 de la Ley del Registro Civil: “2. Cuando se den circunstancias
excepcionales podrá accederse al cambio. En caso de que el solicitante de la autorización del cambio de
apellidos sea objeto de violencia de género y en cualquier otro supuesto en que la urgencia de la situación así
lo requiriera”.

3. ORGANIZACIÓN DEL REGISTRO CIVIL


Para que el Registro Civil pueda resultar útil es necesario diversificar territorialmente el Registro y
agrupar en “secciones” diferentes las circunstancias fundamentales objeto de inscripción.
3.1. LAS SECCIONES DEL REGISTRO CIVIL
En España el Registro Civil se encuentra divido en cuatro secciones, denominadas respectivamente:
- Nacimientos y general.
- Matrimonios.
- Defunciones.
- Tutelas y representaciones legales.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La Sección 1ª (“De nacimientos y general”):
El nacimiento es el asiento principal de esta sección y de todo el Registro Civil, representa el punto
medular de todo el sistema registral, asumiendo el papel de inscripción central, que proporciona información
sobre las restantes inscripciones de la persona. Sabiendo donde nació una persona y consultando su
inscripción de nacimiento, se puede rastrear el resto de los datos inscritos en los Registros.
Para que se produzca la centralización a través de la inscripción de nacimiento, los Jueces encargados
de los diversos Registros, deben coordinarse de oficio para llevar a cabo las notas marginales o de
referencia en el asiento de nacimiento
Además, de la inscripción de nacimiento, en esta sección se anotan también todos aquellos hechos
inscribibles que la ley no establece que se deban inscribir en otra Sección:
 Modificaciones judiciales de capacidad
 Declaraciones de concurso, quiebra y suspensión de pagos (estos dos últimos derogados)
 Declaración legal de ausencia
 Declaración de fallecimiento
 Hechos relativos a la nacionalidad o vecindad
 Tutela y administración patrimonial de las personas con discapacidad
Igualmente, al margen de la inscripción de nacimiento se pondrá nota de referencia de las
inscripciones de matrimonio, tutela, representación y defunción del nacido.
La Sección 2ª (“De matrimonios”):
En esta sección se inscribe el matrimonio, la fecha, la hora y el lugar donde se contrae. Como
anotaciones marginales se establecen las siguientes:
a) Las sentencias y resoluciones sobre la validez, nulidad o separación del matrimonio y cuantos
actos pongan término a éste.
b) La existencia de pactos, resoluciones judiciales y demás hechos que modifiquen el régimen
económico de la sociedad conyugal.
La Sección 3ª (“De las defunciones”):
En esta sección se inscribe la muerte de la persona, con indicación de la fecha, hora y lugar en que se
produce. La inscripción de la muerte se realiza por la declaración de quien tenga conocimiento de ella y,
particularmente, de los parientes del difunto o habitantes de su misma casa. Se inscribe exclusivamente el
hecho físico y real de la muerte y no así la declaración de fallecimiento, la cual se inscribe como nota
marginal en la sección 1ª, de nacimientos.
La Sección 4ª (“De tutelas y representaciones legales”):
La representación legal por antonomasia es la ostentada por los padres respecto de los hijos menores
que se encuentran sometidos a la patria potestad. Sin embargo, ésta y sus modificaciones no hay que
inscribirlas en el Registro Civil.
Por tanto “las tutelas y representaciones legales” quedan circunscritas a la anotación de los cargos
tutelares y demás representaciones legales de personas naturales y sus modificaciones.
3.2. LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL
El Registro Civil depende del Ministerio de Justicia y dentro de dicho Ministerio todos los asuntos a
él referentes están encomendados a la Dirección General de los Registros y el Notariado. Según el art.
149.1.8º de la Constitución Española, “la ordenación de los Registros, es una materia que corresponde en
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exclusiva a la competencia estatal. Por ese motivo, institucionalmente considerado, el Registro Civil es único,
en el sentido de que todos los distintos registros se consideran integrados como un todo.
Naturalmente no supone que exista un único Registro Civil en el sentido de oficina y organización
administrativa del mismo, sino que, por el contrario, está integrado por los Registros Municipales, los
Registros Consulares y el Registro Central.
1. Los Registros Municipales:
En todo municipio debe existir un Registro, en el que se inscribirán los hechos que ocurran en dicho
municipio. Hay dos tipos de Registros Municipales, según existan o no Jueces de primera instancia:
a) Registros principales, en los municipios donde hay Juez de Primera instancia, estos son los encargados

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de dicho registro.
b) Registros subordinados o delegados, los existentes en aquellos municipios en que únicamente exista
Juez de paz, quien actuará por delegación del Juez de primera instancia, pero con numerosas restricciones:
 Carecen prácticamente de competencia en materia de expedientes.
 No existe la Sección 4ª.
 Las certificaciones deben llevar siempre la firma conjunta del Juez de paz y del Secretario.
2. Los Registros Consulares:
En cada demarcación consular habrá un Registro Civil a cargo de los cónsules de España o los
funcionarios diplomáticos. Su misión es que los residentes en el extranjero puedan inscribir los datos exigidos
por la Ley. Se inscriben no sólo nacimientos sino todos los hechos que afecten a las cualidades personales de
los españoles, sean residentes en el extranjero o visitantes ocasionales.
Las inscripciones realizadas en los Registros Consulares se extenderán por duplicado, siendo válida la
realización de fotografías o procedimientos análogos, debiendo cuidar que la impresión sea indeleble y legible
y que el tamaño coincida con el de los folios de los libros de inscripciones. Uno de los ejemplares se remite al
Registro Central y el otro queda depositado en el Registro Consular.
Hasta 1985 había que remitir los duplicados a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, desde
entonces el Reglamento del Registro Civil permite la comunicación directa entre los Registros Consulares y el
Registro Central
3. El Registro Central:
Se encuentra a cargo de la propia Dirección General de los Registros y el Notariado del Mº de
Justicia y, por tanto, es un Registro único para todo el territorio nacional, estando radicado en Madrid en
cuanta oficina u organización administrativa.
Una de las funciones principales consiste en centralizar todas las inscripciones realizadas en los
Registros consulares. Además acoge también todos aquellos hechos para cuya Inscripción no resulte
competente ningún otro Registro, así como aquellos que no puedan inscribirse por concurrir circunstancias
excepcionales de guerra u otras (incendio, inundación, asalto, etc.) que impidan el funcionamiento del
Registro territorialmente competente.
Igualmente se llevarán en el Registro Civil Central los libros formados con los duplicados de las
inscripciones consulares y de las inscripciones de nacimiento practicadas en los Registros Municipales del
domicilio.

4. LOS DIVERSOS ASIENTOS DEL REGISTRO


Asiento: apunte o anotación extendida por escrito, en este caso en los libros registrales. Se llama
asiento a la incorporación de datos o circunstancias al Registro. Hay distintos tipos de asientos, con diferente
carácter y efectos.
4.1. INSCRIPCIONES
Constituyen el tipo de asiento fundamental y se caracterizan por ser asientos de naturaleza permanente
y sustantiva, es decir, no dependen de ningún otro asiento, ni constituyen añadidos o datos complementarios del
mismo. Se consideran inscripciones principales las de nacimiento, matrimonio, defunción y la primera de cada
tutela o representación. Al ser inscripciones principales abren folio registral, es decir, ocupan el espacio
principal reservado en el modelo de folio registral, mientras que las otras inscripciones se califican de
marginales, caso de la adopción o de la emancipación, en el sentido de que ocupan el espacio correspondiente
(el margen interior) del folio registral principal, que será el de nacimiento.
La diferencia entre inscripción principal y marginal es sólo anecdótica, ya que la inscripción marginal
tendrá los mismos efectos que las inscripciones principales, es decir, tendrá fuerza probatorio privilegiada.
4.2. ANOTACIONES
Las anotaciones registrales son asientos provisionales, secundarios, de menor importancia que las
inscripciones, que sólo tienen valor informativo (no son probatorias), son declaraciones con valor de
presunción. Se puede anotar la existencia de un guardador de hecho y de las medidas judiciales de control y
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vigilancia adoptadas respecto a un menor o presunto incapaz, a petición del Ministerio Fiscal o de cualquier
interesado. Los hechos o circunstancias que pueden ser recogidas en anotaciones se encuentran en el artículo
38 de la Ley de Registro Civil.
4.3. NOTAS MARGINALES
Son asientos breves anotados en el margen de los folios registrales cuya función es relacionar las
inscripciones entre sí, de tal forma que la consulta del Registro se vea facilitada. Coordinan y enlazan los
asientos registrales entre sí y están destinados a hacer constar el cumplimiento de determinadas formalidades
o la existencia de hechos que deben reflejar los asientos del Registro.
Dada su función instrumental, se las denomina también notas de referencia. Así, por ejemplo, al
margen de la inscripción de nacimiento, se pondrá nota de referencia a las de matrimonio, tutela,
representación y defunción del nacido. Al mismo tiempo, en estas inscripciones se hará constar, a su vez,
referencia a la de nacimiento. Incluso el lugar de enterramiento puede hacerse constar por nota marginal
cuando la inscripción de defunción se haya realizado previamente sin indicarlo.
También se pueden recoger en notas marginales las modificaciones judiciales de capacidad,
modificaciones de organismos tutelares, prorroga o rehabilitación de la patria potestad…. Dichas
inscripciones serán comunicadas al Registro de oficio por el Juez competente.
4.4. INDICACIONES

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Otra novedad incorporada a la Ley vigente es la constancia en el Registro Civil del régimen de bienes
del matrimonio (gananciales, separación, comunidad absoluta, participación, etc.), a través de un asiento de
carácter especial legalmente denominado indicación.
4.5. CANCELACIONES
En técnica registral, cancelar significa privar de eficacia a una inscripción o cualquier otro asiento
que con anterioridad publicaba un hecho o circunstancia susceptible de registración. Las cancelaciones son
asientos de carácter negativo que suponen la anulación de un asiento anterior por ineficacia del acto,
inexactitud del contenido u otra causa.
La cancelación puede constar marginalmente o abrir folio independiente (con la consiguiente nota de
referencia) y, por su parte, el asiento totalmente cancelado será cruzado (esto es, tachado) con tinta de distinto
color en el libro registral; mientras que, si se cancela parcialmente, se subrayará la parte cancelada cerrándose
entre paréntesis con llamada marginal al asiento cancelatorio.

5) LAS INSCRIPCIONES REGISTRALES, EN PARTICULAR


Realmente los únicos asientos que gozan de un régimen jurídico destacable son las inscripciones, en
cuanto tienen valor probatorio especialmente cualificado.
5.1. INSCRIPCIONES DECLARATIVAS Y CONSTITUTIVAS
Inscripciones declarativas
Los hechos ocurren, con plenitud de efectos, con independencia de la declaración. La función de las
inscripciones declarativas consiste en constatar públicamente hechos ya ocurridos (nacimiento, muerte…). La
mayor parte de las inscripciones, aunque sean obligatorias, tienen carácter declarativo.
Inscripciones constitutivas
Las inscripciones constitutivas son excepcionales. En estas, la inscripción en el Registro Civil se
considera, desde un punto de vista legal, un requisito más del acto jurídico que conlleva una modificación de
las circunstancias personales, de tal forma, que sin la inscripción dicho acto no produce efecto.
Son inscripciones de carácter constitutivo:
a) El cambio de nombre y apellidos, cuyo plazo de inscripción caduca a los 180 días de la
notificación de la autorización.
b) La adquisición derivativa de la nacionalidad española.
c) Las declaraciones de conservación, recuperación de nacionalidad y vecindad civil.
5.2. EL VALOR PROBATORIO DE LAS INSCRIPCIONES
Las inscripciones son una prueba privilegiada y cualificada y también excluyente. Los hechos
inscritos en el Registro Civil tienen valor probatorio. Sólo cuando no existe inscripción o no se puede
certificar el asiento se admitirán otros medios de prueba.
Cuando no existe inscripción o esta se ha impugnado, la Ley del Registro Civil procura restaurar la
exactitud de los hechos inscritos de dos formas:
a) Para admitir otros medios de prueba en caso de falta de inscripción, será requisito indispensable para su
admisión, que, previa o simultáneamente, se haya instado la inscripción omitida o la reconstitución del
asiento.
b) No podrán impugnarse en juicio los hechos inscritos en el Registro sin que a la vez se inste la
rectificación del asiento correspondiente.
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El valor probatorio se basa en la presunción de exactitud de los hechos inscritos (también denominada
fe pública registral), por lo que los asientos registrales (y, por tanto, las certificaciones de ellos) dan fe de las
circunstancias fundamentales de la inscripción correspondiente: existencia y eficacia del hecho inscrito,
sujetos intervinientes y tiempo y lugar en que se produjo (verdad oficial de los hechos).

6. LA PUBLICIDAD FORMAL
La expresión publicidad formal se refiere al carácter público del Registro Civil y al hecho de que su
contenido puede ser conocido a través de formas especiales reguladas por la ley.
6.1. LOS MEDIOS DE PUBLICIDAD: LA GRATUIDAD DE LAS CERTIFICACIONES
El conocimiento de los asientos registrales puede adquirirse a través de los siguientes medios:
a) Consulta directa o exhibición al interesado de los propios libros registrales, para que pueda obtener la
información directamente e incluso tomar notas, aunque esas notas carecen de valor probatorio alguno. Por
eso y por la dificultad de la consulta directa generalizada (escaso espacio y personal), la consulta directa es
más anecdótica que otra cosa.
b) Las notas simples informativas: de lo mismo que puede certificarse se dará, sin garantía, nota simple
informativa a quien la solicite. El giro “sin garantía” demuestra bien a las claras que las notas simples
informativas (expedidas por lo general en papel común con el sello del Registro correspondiente) carecen de

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valor probatorio y explica que sean escasamente utilizadas en la práctica.
c) Las certificaciones, son documentos públicos con pleno valor probatorio, tal y como establecía la antigua
LEC-1881, el cual hablaba indistintamente de “las partidas o certificaciones de nacimiento, de matrimonio y
de defunción…”, manteniendo así un término (partida) que es el normalmente utilizado para referirse a las
certificaciones del Registro Civil.
Aunque antiguamente el peticionario de las certificaciones debía abonar el importe de las mismas,
diversas medidas legislativas han declarado la completa gratuidad de todas las actuaciones del Registro Civil.
La gratuidad de las certificaciones, unida a su particular valor probatorio como documentos públicos, hace
que su uso sea generalizado, siendo, por tanto, el medio habitual de acreditación del contenido de los asientos.
Atendiendo al conjunto de datos que proporcionan, las certificaciones pueden ser:
• Literales: las que comprenden íntegramente los asientos a que se refieren, con indicación de
las firmas.
• En extracto y ordinarias: las que contienen los datos de que especialmente hace fe la
inscripción correspondiente.
Hoy día las certificaciones suelen ser comúnmente literales, pues la autorización de fotocopias de los
libros registrales, hace que sea más fácil proporcionar el contenido íntegro del folio correspondiente que
entresacar del mismo algunos datos. Naturalmente, dichas fotocopias se realizan en papel oficial y con una
diligencia de compulsa autenticada con la firma del Secretario del Juzgado.
6.2. EL CARÁCTER PÚBLICO DEL REGISTRO :
El carácter público del Registro ha sido regulado por ley, pero sólo la parte que hace referencia a las
certificaciones. Las notas simples y el examen directo no está regulado
El Registro Civil, como regla general, tiene carácter público, asumiendo que quien solicita una
certificación tiene interés en conocer los asientos y, por consiguiente, derecho a obtener la oportuna
certificación. Sin embargo, dicha regla general tiene excepciones:
1. De una parte, porque las cuestiones relacionadas con la intimidad personal y familiar no deben ser objeto
de divulgación indiscriminada y son consideradas como casos de publicidad restringida. En consecuencia, las
certificaciones que contengan algunos de los datos reservados (filiación adoptiva, filiación no matrimonial o
desconocida, privación o suspensión de la patria potestad, rectificación del sexo, causas de nulidad o
separación matrimonial, causas de divorcio, etc.) sólo pueden ser expedidas a favor de los propios inscritos o
de sus familiares cercanos o herederos.
2. En segundo lugar, para evitar los abusos que podría provocar la gratuidad de las certificaciones, se
considera que si el peticionario solicita más de una certificación referida al mismo asiento o documento, el
encargado adoptará las determinaciones oportunas a fin de evitar abusos.
6.3. INFORMATIZACIÓN Y ACCESO TELEMÁTICO A LOS REGISTROS CIVILES
Los Registros civiles han recibido, en los últimos años, un impulso en el proceso de informatización,
así como la digitalización de sus archivos. Se trata de una cuestión compleja, técnica y políticamente que
requiere un desarrollo paulatino. Desde el año 2002 es posible solicitar certificaciones a través de internet,
aunque lo cierto es que, a día de hoy, el peticionario acabará recibiendo una fotocopia del asiento, a través del
correo postal.
Para poder desarrollar la informatización y el acceso telemático al Registro Civil se introdujeron tres
previsiones normativas en la Ley del Registro Civil:
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1. Las inscripciones registrales podrán ser objeto de tratamiento automatizado


2. Las referencias que se realizan a los libros y asientos registrales, se entiende que también
están referidas a los ficheros automatizados de datos registrales y al tratamiento de estos
3. Se establecen los requisitos y demás condiciones para realizar y expedir asientos y
certificaciones que afecten al establecimiento y gestión de los ficheros automatizados.
Se diseño una aplicación informática llamada INFOREG, que está funcionando a pleno rendimiento
en la mayor parte de los Registros Civiles principales cuya función es:
 Tratamiento de texto de los asientos registrales
 Almacenamiento electrónico de los datos
 Conectar los datos de las distintas Secciones sobre una misma persona
 Facilitar la transmisión masiva de datos de utilidad pública a los organismos públicos
Todo esto siempre con pleno respecto a los límites legales sobre publicidad restringida, protección de
datos personales y derecho a la intimidad personal y familiar.
6.4. REFERENCIA AL LIBRO DE FAMILIA
El llamado Libro de familia es un instrumento más de publicidad de determinados datos relativos a las
personas cuyo conocimiento se encuentra bastante generalizado, pues es utilizado para un buen número de
actos administrativos. Materialmente, consiste en una libreta de cubiertas azules que, como regla, se entrega a

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los cónyuges en el momento de ser inscrito el matrimonio (o cuando se lleva a cabo una adopción o el
reconocimiento de un hijo no matrimonial).
El objeto fundamental del Libro de familia consiste en anotar en el mismo los datos relativos al
matrimonio, nulidad y divorcio, filiación (matrimonial y extramatrimonial), hechos que afecten a la patria
potestad y la defunción de los hijos ocurrida antes de la emancipación. Los asientos del Libro de familia
tienen valor de certificaciones y de ahí su importancia como medio de prueba.
Con la legalización del matrimonio homosexual, ha sido necesario realizar unos retoques en los
modelos de asientos y certificaciones del Registro Civil y del Libro de Familia, introduciendo la figura del
progenitor A y progenitor B.

EXAMEN:

Datos inscribibles en el Registro Civil (**)


Clases de asientos practicables en el Registro Civil
El asiento de inscripción: clases y valor probatorio
Las inscripciones registrales en particular
El valor probatorio de la inscripción en el Registro Civil

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TEMA 11
CAPITULO 17

LAS PERSONAS JURÍDICAS

3. LAS PERSONAS JURÍDICAS EN EL CÓDIGO CIVIL


En el Código Civil se utiliza expresamente la denominación de “personas jurídicas”, en plural. El
Código Civil español fue el primero que formuló una regulación especial de la personalidad jurídica, pero de
una forma demasiado amplia, siendo necesario diversificar y distinguir entre los diversos tipos de personas

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jurídicas. Es casi imposible pretender elaborar un único concepto de personalidad jurídica, ya que sería tan
vago y abstracto que no tendría utilidad.
3.1. LA ESTRUCTURA BÁSICA DE ASOCIACIONES Y FUNDACIONES
En nuestro sistema jurídico existen tres tipos de personas jurídicas: Corporaciones, Asociaciones y
Fundaciones
La asociación es un grupo de personas unidas para conseguir un fin. La fundación es un conjunto de
bienes, un patrimonio, adscrito a un fin. De todas formas las asociaciones requieren un patrimonio y las
fundaciones precisan de la colaboración de personas, pero el germen de asociación y fundación es distinto
3.2. LAS CORPORACIONES : LAS PERSONAS JURÍDICAS PÚBLICAS
Las personas jurídicas denominadas por el Código Civil corporaciones son básicamente asociaciones,
pero están reconocidas o creadas por ley.
De este modo habría dos tipos de agrupaciones de personas:
1. Por iniciativa de los componentes de la agrupación quienes deciden dotarla de personalidad
jurídica, sería la asociación
2. Por iniciativa de una Ley, dando cuerpo a una corporación, que se organiza dentro de las
Administraciones públicas: Estado, Comunidades Autónomas, Provincia, Municipio,
Universidades, Colegios Profesionales, Federaciones Deportivas…
El Código utiliza el término corporaciones para referirse a todas las personas jurídico-públicas que
deben su nacimiento al propio impulso de la Administración pública y de los diferentes organismos políticos.
3.3. EL INTERÉS PÚBLICO DE ASOCIACIONES Y FUNDACIONES
El Código Civil dice que las asociaciones y fundaciones deben ser “de interés público reconocidas por
la ley”. Lo dicho no significa que las asociaciones y las fundaciones dejen de ser personas jurídico-privadas
en sentido genuino, sino sólo que los fines perseguidos por ellas han de ser de interés general. En principio,
las asociaciones y las fundaciones han de ser consideradas privadas, en el sentido de que, una vez permitidas
legalmente, la iniciativa de su creación o constitución corresponde, por principio, a los particulares.
Este requisito tiene un motivo evidente, el Ordenamiento jurídico no puede consagrar la existencia de
personas jurídicas cuyos objetivos sean contrarios a los intereses generales de la comunidad.
3.4. ASOCIACIONES Y SOCIEDADES: EL INTERÉS PARTICULAR
El artículo 35 del Código Civil dice: Son personas jurídicas:
1. Las corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público, reconocidas por la Ley.
2. Las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o industriales, a las que la ley
conceda personalidad propia, independiente de la de cada uno de los asociados.
Con las asociaciones de interés particular viene a complicarse el panorama. En realidad, tales
asociaciones constituyen un subtipo de la figura de la asociación propiamente dicha: las sociedades, que
tienen por objeto conseguir un lucro o ganancia repartible entre los socios.
Sin embargo, ha de considerarse que dicho interés particular no es antagónico al denominado interés
público (generación de riqueza, creación de empleo, ampliación de mercados, etc.).

EXAMEN:
Las personas jurídicas en el Código Civil (**)
Clasificación de las personas jurídicas

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TEMA 11
CAPITULO 18

LAS ASOCIACIONES

2. LEGISLACIÓN APLICABLE Y CLASES DE ASOCIACIONES


2.1. LA ANTINOMIA ENTRE LA LEY 191/1964 Y LA CONSTITUCIÓN
La Constitución Española, como tantas otras, reconoce el derecho de asociación (art. 22). El derecho
de asociación no está regulado sólo por los regímenes democráticos, sino también por los que no lo son. La
diferencia fundamental entre unos y otros vendrá dada por el posterior desarrollo o limitación del principio
asociativo, en el segundo caso en la evitación de toda agrupación de carácter político.
La Ley de Asociaciones de 1964, vigente hasta el 2002, prohibía cualquier tipo de asociación que
implique un peligro para la unidad política y social de España, entre otras cosas, impidiendo el normal
desarrollo del derecho a la asociación que estipulaba la Constitución.
Entre 1978 y 2002 se dio la paradoja situación de simultanear la vigencia de las dos leyes, que son
contradictorias entre sí.
2.2. LA PLURALIDAD NORMATIVA EN EL MOMENTO CONSTITUYENTE

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La peculiar transición política de España, entre 1975 y 1978, requirió institucionalizar los partidos
políticos y los sindicatos antes de la elaboración de la propia Constitución. Esto hizo que se produjera una
situación muy peculiar. Se mantiene la Ley General de Asociaciones de 1964 como un parche y al mismo
tiempo se legislan varias leyes relacionadas con las Asociaciones:
 Asociaciones políticas: 1976
 Asociación sindical: 1977
 Partidos Políticos: 1978
También se publican varios Reales Decretos en 1977
- Actividad política-sindical en las Fuerzas Armadas
- Derecho de asociación sindical de los funcionarios públicos
- Derecho de asociación de los funcionarios civiles de la Seguridad del Estado
2.3. LA SITUACIÓN NORMATIVA ACTUAL : LOS TIPOS PARTICULARES DE ASOCIACIONES
A partir de la puesta en vigor de la Constitución, estando todavía vigente la Ley 191/1964 (en gran
parte inconstitucional) y pendiente de desarrollar el artículo 22 de la Constitución, la clase política siguió una
política de parcheado. Se realzan ciertas asociaciones: partidos políticos, libertad de sindicación, los
sindicatos y las asociaciones empresariales, las asociaciones y colegios profesionales y la asociación
profesional de Jueces, Magistrados y Fiscales.
La Constitución ratifica un extenso panorama de entidades asociativas: asociaciones religiosas
(católicas y no católicas), asociaciones deportivas, asociaciones administrativas de contribuyentes,
asociaciones de propietarios, centros de iniciativas turísticas, asociaciones de consumidores…
Con el tiempo, la situación se ha vuelto confusa desde el punto de vista normativo, pues algunas de
las disposiciones han sido objeto de reforma o desarrollo antes de transcurrir 10 años desde la aprobación de
la Constitución. Se cambió la regulación de las asociaciones de carácter sindical, las asociaciones
profesionales de Jueces, Magistrados y Fiscales, las asociaciones religiosas, las asociaciones deportivas, las
asociaciones de estudiantes universitarios.
La diversificación es abrumadora, no sólo por la legislación que se ocupa de cada tipo de asociación,
sino porque no existe una ley que regulé las asociaciones en general y porque además existen disposiciones
autonómicas sobre los diferentes tipos de asociación (País Vasco, Cataluña, Canarias, Andalucía, Valencia)
que vienen a complicar el panorama.
2.4. LA LO 1/2002, REGULADORA DEL DERECHO DE ASOCIACIÓN
La regulación constitucional del derecho de asociación y el contenido de la mayor parte de los
preceptos de la Ley 191/1964 son totalmente contradictorios. Lo cual está agravado porque el Código Civil no
estipula nada en relación con la Asociaciones.
Por ese motivo es tan importante la aprobación de la Ley Orgánica 1/2002, reguladora del derecho de
asociación, siendo Ministro del Interior D. Mariano Rajoy. Dicha Ley establece un régimen mínimo y común
que es compatible con las leyes especiales dictadas para determinados tipos de asociaciones (partidos
políticos, sindicatos…) y sirve de base para las asociaciones no contempladas en la legislación especial.
El desarrollo reglamentario de la LO 1/2002 se ha llevado a cabo por el Real Decreto 1497/2003 por
el que se aprueba el Reglamento del Registro Nacional de Asociaciones y sus relaciones con los registros de
asociaciones autonómicos.

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3. CONSTITUCIÓN DE LA ASOCIACIÓN
3.1. LA PLURALIDAD DE PERSONAS
El presupuesto fundamental del nacimiento de la asociación viene representado por la unión o
agrupación de un número plural de personas, las cuales precisamente se asocian entre sí para conseguir
alguna finalidad que, por separado, sería imposible o inoportuna.
La constitución no precisa nada al respecto del número mínimo de asociados. Por tanto, bajo su
vigencia, según la opinión mayoritaria, habría de considerarse bastante la existencia de dos o más personas.
La Ley 1964 hablaba de varias personas naturales. Sin embargo, la Ley orgánica 1/2002 establece que se
necesitan como mínimo tres personas, físicas o jurídicas, como socios iniciales o fundadores. De este modo,
podrán constituir asociaciones las personas físicas y las personas jurídicas, sean estas públicas o privadas.
El hecho de que las personas jurídicas puedan asociarse es controvertido, ya que en principio se
trataba de un derecho reservado a los ciudadanos. Sin embargo las personas jurídicas podían agruparse bajo el
esquema organizativo de federación o confederación.
Para crear un asociación o formar parte de una ya existente es necesario tener capacidad de obrar, por
lo cual, los menores de edad no podrán formar parte de asociación alguna. Este aspecto también es
controvertido ya que entonces las asociaciones estudiantiles y juveniles serían contrarias a la ley, tampoco se
podría permitir la pertenencia de menores de edad a otro tipo de asociaciones, como por ejemplo, culturales o

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deportivas.
La Ley 2002 establece una excepción para los menores de edad de más de 14 años no emancipados,
con el consentimiento de sus padres o tutores, sin perjuicio de los establecido para las asociaciones infantiles,
juveniles o de alumnos en la LO de Protección Jurídica del Menor.
3.2 EL ACTA FUNDACIONAL
El primer paso para constituir una asociación es llevar a cabo un acto donde se manifieste la voluntad
de constituirla. La Ley habla de un acta constitutiva, acuerdo de constitución o acta fundacional, que es el
documento suscrito por los socios fundadores que deja constancia de la voluntad común y concorde de los
asistentes de constituir una asociación.
La Ley no da detalles, puede tratarse de un documento público (acta notarial) o privado, redactado y
suscrito por las propias personas interesadas (el más habitual por ser gratuito). En dicho documento deben
constar los siguientes datos:
1. Nombre y apellidos de los promotores de la asociación (si son personas físicas); denominación o razón
social (si son personas jurídicas) y en ambos casos nacionalidad y domicilio.
2. Voluntad de los promotores de constituir una asociación, los pactos que hubiesen establecido y la
denominación de esta
3. Estatutos aprobados que regirán el funcionamiento de la asociación, cuyo contenido se ajustará a las
prescripciones de la Ley.
4. Lugar y fecha del otorgamiento del acta y firma de los promotores o de sus representantes si son
personas jurídicas
5. Designación de los integrantes de los órganos provisionales de gobierno.
3.3. LOS ESTATUTOS:
Los estatutos, son las reglas de autorregulación de la asociación, tienen que comprender la
denominación, fines, domicilio, órganos directivos, etc. Tienen una gran importancia práctica, ya que sus
normas suplen los vacios legales.
Tanto la ley derogada de 1964 como la legislación actual de 2002 establecen un contenido estatutario
mínimo, que una vez respetado, puede completarse con los pactos y condiciones LICITOS que los socios
quieran incorporar:
1. La denominación de la asociación, que no podrá ser idéntica a la de otras previamente registradas.
Tampoco pueden usarse denominaciones de otras corporaciones: Colegio, Academia, Cámara,
Universidad…, ni demarcaciones territoriales sin precisiones complementarias: Asociación de Madrid…,
ni nombres reservados a otros tipos de personas jurídicas: sociedad, fundación, compañía…
2. El domicilio y ámbito territorial donde se realicen sus actividades.
3. La duración, cuando la asociación no se constituya por tiempo indefinido (lo más frecuente es que sea
por tiempo indefinido).
4. Los fines de la asociación, que habrán de ser lícitos y determinados, así como las actividades previstas
para su consecución. Los fines y las actividades deben ser descritos de forma precisa. En relación con la
licitud de los fines, la Constitución se limita a declarar la ilegalidad de las asociaciones que persigan fines
o utilicen medios tipificados como delito, y a prohibir las asociaciones secretas y las de carácter
paramilitar. Los fines descritos por la LO 2002 son: cívicos, educativos, científicos, cultural, deportivos,

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sanitarios, de promoción de los valores constitucionales, de promoción de los derechos humanos, de


asistencia social, de cooperación para el desarrollo, de promoción de la mujer……
5. Los requisitos y modalidades de admisión y baja, sanción y separación de los asociados y las clases de
éstos. Podrán incluir también las consecuencias del impago de las cuotas por parte de los asociados.
6. Los derechos y obligaciones de los asociados y de cada una de sus distintas modalidades.
7. Los criterios que garanticen el funcionamiento democrático de la asociación.
8. Los órganos directivos y representación, su composición, reglas y procedimientos para la elección y
sustitución de sus miembros, sus atribuciones, duración de los cargos, causas de cese, la forma de
deliberar, adoptar y ejecutar sus acuerdos y las personas o cargos con facultad para certificarlos, y
requisitos para que los citados órganos queden válidamente constituidos, así como la cantidad de asociados
necesaria para poder convocar sesiones de los órganos de gobierno o de proponer asuntos en el orden del
día.
9. El régimen de administración, contabilidad y documentación, y fecha de cierre del ejercicio asociativo.
10. El patrimonio inicial y los recursos económicos de los que se podrá hacer uso.
11. Causas de disolución y destino del patrimonio en tal supuesto, que no podrá desvirtuar el carácter no
lucrativo de la entidad.
3.4. LA INSCRIPCIÓN REGISTRAL Y LA ADQUISICIÓN DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA

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Tradicionalmente (ley 1964), se consideró que la adquisición de personalidad jurídica por parte de las
asociaciones requería el control de los poderes públicos (sistema de reconocimiento) y su inscripción en el
Registro provincial dependiente del Ministerio del Interior.
Actualmente, el párrafo 3 del artículo 22 de la Constitución establece que “las asociaciones deberán
inscribirse en un Registro a los solos efectos de publicidad”. En base a esto, el Tribunal Supremo ha deducido
que la personalidad jurídica nace del acuerdo o acto constitutivo, sin necesidad de acto registral, lo cual ha
sido muy criticado por los juristas, según los cuales, las asociaciones registradas deberían gozar de
personalidad, las no registradas deberían ser asociaciones sin personalidad. Esto es evidente en relación con
los partidos políticos y los sindicatos, los cuales no gozaran de personalidad jurídica independiente de la de
sus promotores si no han sido inscritos en los correspondientes Registros.
La LO 1/2002 dice en su artículo 10, que la inscripción será a los solos efectos de publicidad y en su
artículo 5.2 establece que con el otorgamiento del acta fundacional, la asociación adquiere su personalidad
jurídica y la plena capacidad de obrar. PERO, los promotores de las asociaciones NO inscritas responderán
personal y solidariamente, de las obligaciones contraídas con terceros, mientras que las asociaciones inscritas
responden de sus obligaciones con todos sus bienes presentes y futuros, sin que los asociados tengan que
responder personalmente de las deudas de la asociación. Por este motivo, la inscripción resulta crucial en
relación con el régimen de responsabilidad por deudas frente a terceros, aspecto fundamental para establecer
la existencia o no de personalidad jurídica independiente.

4. LA CONDICIÓN DE SOCIO
4.1. VOLUNTARIEDAD E INTRANSMISIBILIDAD DE LA CUALIDAD DE SOCIO
Pertenecer a una asociación es un acto voluntario. Nadie puede ser obligado a pertenecer a una
asociación, ni a seguir ostentando la cualidad de socio previamente adquirida.
El Tribunal Constitucional por un lado y la Le 2002 por otro establecen la condición de socio desde
dos perspectivas:
 Positiva: las personas tienen derecho a asociarse libremente y a incorporarse a asociaciones preexistente.
 Negativa: nadie puede ser obligado a asociarse, aunque reúna los requisitos personales o los presupuestos
para ello según los estatutos de la asociación. Nunca puede ser algo obligatorio ni coactivo.
La condición de socio tiene carácter personalísimo y es esencialmente intransmisible, ya sea
intervivos o mortis causa. El socio no puede subrogar en su posición a otra persona, aunque ésta reúna los
requisitos exigidos o las condiciones establecidas estatutariamente para pertenecer a la asociación,
imponiéndola al resto de los consocios.
Sin embargo, los estatutos pueden establecer mecanismos de sustitución de socios u otorgar vías
preferentes de ingreso a favor de ciertas personas, mediante el correspondiente acuerdo social (previsto en los
estatutos), no por mera iniciativa o decisión de algún socio concreto. Esto es legal y ampliamente utilizado, la
Ley establece que la condición de asociado es intransmisible, salvo que los Estatutos dispongan otra cosa por
causa de muerte o a título gratuito.
4.2. ADQUISICIÓN DE LA CUALIDAD DE SOCIO
Tipos de socios:
 Socios fundadores: que generaron el grupo social organizado, en el momento constituyente.
 Socios ordinarios o socios: se incorporaron en cualquier momento posterior.
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Requisitos para la admisión:


 El candidato debe solicitar la incorporación a la asociación
 Debe cumplir las condiciones fijadas por los estatutos:
- Condiciones que son libremente determinadas por parte de los promotores de la asociación
- Debe considerarse la asociación una estructura abierta, sin que exista abuso por parte de los ya
socios
 Debe dirigirse a los órganos directivos de la asociación
 Suelen necesitar una carta de recomendación de uno o varios socios.
 El candidato tiene que tener capacidad de obrar.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Es frecuente que las asociaciones cuenten con patrocinadores, socios honorarios y honoríficos: se
trata de personas que, sin ostentar la cualidad de socio, proporcionan lustre y esplendor a la asociación o le
suministran apoyo y patrocinio.
4.3. PÉRDIDA DE LA CONDICIÓN DE SOCIO :
Motivos:
 A petición del socio (a veces se establece la necesidad de preaviso con un plazo de antelación)
 Debido a muerte o declaración de fallecimiento
 Si se pierden las condiciones o circunstancias personales requeridas para pertenecer a la asociación (ser
vecino por ejemplo)
 Razones establecidas en los estatutos: impago de cuotas, actuación desleal o contraria a los fines de la
asociación….
4.4. DERECHOS Y DEBERES DE LOS SOCIOS :
Derechos: (Art. 21 Ley 2002)
 Son de tipo “político”: asistencia a asambleas, voto, participación en los órganos de gobierno, conocer
los estatutos y los órdenes del día…
 No pueden restringirse, son iguales para todos los socios
Deberes: (Art. 22 Ley 2002)
 Contribuir económicamente, mediante la cuota,
 Procurar la consecución de los fines de la asociación, participando en las actividades programadas por
la Junta Directiva o el órgano de gobierno que cumpla sus veces.

5. ESQUEMA ORGANIZATIVO Y ÓRGANOS DIRECTIVOS


1. Asamblea General: órgano supremo; ha de convocarse al menos una vez al año para la aprobación de
cuentas y presupuestos. Es el órgano competente para modificación de Estatutos, etc. Salvo que los Estatutos
dispongan otra cosa, el quórum de constitución en 1ª convocatoria es la mayoría de socios (presentes o
representados) y en 2ª, cualquiera que sea el número de asistentes a la sesión.
2. Junta Directiva: órgano de dirección y gestión de la asociación.
3. Presidente: representa a la asociación frente a terceros y preside tanto la Junta Directiva como la Asamblea
General.
La Ley 1964, regulaba obligatoriamente los referidos órganos, pero la Ley 2002 sólo habla de un
“órgano de representación que gestione y represente los intereses de la asociación”, de tal manera que, en
adelante, dicho órgano lo mismo puede denominarse Junta Directiva que Consejo de dirección, Comisión
permanente o cualquier giro similar. En este sentido, las asociaciones tienen que ajustar su funcionamiento a
lo referido en sus propios Estatutos.

6. EL PATRIMONIO SOCIAL Y LA GESTIÓN ECONÓMICA


6.1. PATRIMONIO SOCIAL Y CAPACIDAD PATRIMONIAL
La Ley 1964 hablaba de patrimonio fundacional, pero la Ley 2002 hace referencia a patrimonio
inicial: conjunto de bienes y derechos que los socios aportan a la Asociación en el momento de la
constitución.
Es obligatorio que en los Estatutos figure una cifra concreta como patrimonio inicial, quedando
vinculada al cumplimiento de los fines de la asociación. Dicho patrimonio inicial puede aumentar
posteriormente mediante las aportaciones o cuotas que acuerden los socios, las donaciones, subvenciones,
legados, herencias, etc., que pudiera recibir de terceros.
Aunque la Ley de 1964 era muy restrictiva con la capacidad patrimonial, hoy en día las asociaciones
tienen derecho a adquirir y poseer toda clase de bienes y derechos sin necesidad de autorización
administrativa alguna. Sin embargo, no hay que olvidar que la dotación patrimonial de las asociaciones es

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algo puramente instrumental (no como en las fundaciones) y suele ser de escasa entidad e incluso
prácticamente inexistente.
Pese a ello, conviene no olvidar que (en contra de cuanto ocurre en las fundaciones) para las
asociaciones la dotación patrimonial tiene un carácter puramente instrumental, y por tanto, suele ser de escasa
entidad e incluso prácticamente inexistente en ciertas ocasiones.
6.2 DISOLUCIÓN DE LA ASOCIACIÓN Y DESTINO DEL PATRIMONIO
La nueva LO 1/2002, considera que el destino del patrimonio “no podrá desvirtuar el carácter no
lucrativo de la entidad”, al tiempo que se establece que “en todos los supuestos de disolución deberá darse al
patrimonio el destino previsto en los Estatutos”.
A pesar de esto, priman las normas estatutarias, por lo que, aun siendo cierto que la idea de lucro es
extraña al régimen jurídico de las asociaciones y que, por consiguiente, la disolución de la asociación no
debería tener como resultado el enriquecimiento de los asociados, la interpretación generalmente aceptada en
los estatutos es que en caso de disolución de la asociación el patrimonio restante podrá distribuirse entre los
asociados. (lo que es bastante paradójico)

7. LA SUSPENSIÓN DE LAS ACTIVIDADES DE LA ASOCIACIÓN


La Ley 1964 atribuía la facultad de suspender la actividad de la Asociación a la Administración.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Desde 1978, con la Constitución, la suspensión de las actividades de la asociación sólo podrá llevarse a efecto
mediante resolución judicial motivada, anulando la anterior capacidad de la Administración.
En cambio, la Ley 2002 no hace ninguna referencia a la suspensión de las actividades de la asociación

8. LA DISOLUCIÓN O EXTINCIÓN DE LA ASOCIACIÓN


Por Ley: ilicitud.
 Ley 1964: en caso de ilicitud la asociación era disuelta por sentencia judicial.
 Constitución: requiere resolución judicial motivada, basada en el Código Penal:
o Anterior Código Penal: Eran Asociaciones ilícitas las siguientes:
 Las que tenga como objetivo cometer delitos o promover su comisión
 Las que empleen medios violentos para conseguir sus objetivos
 Las que sean clandestinas o paramilitares
 Las que promuevan la discriminación racial
o Actual Código Penal:
 Bandas armadas, organizaciones o grupos terroristas
De forma voluntaria:
 Por voluntad de los socios. Deberá regirse según los Estatutos, si los Estatutos no lo prevén se
aplicará la Ley
o 1964: Voto favorable de 2/3 partes de los socios que formen la Asamblea Ordinaria
o 2002: Mayoría cualificada de las personas presentes o representadas
 Por expiración del plazo estipulado al crearla
 Por haber realizado el fin social
 Por ser imposible realizar el fin social

EXAMEN:

La pluralidad de personas en las asociaciones


La inscripción registral y la adquisición de la personalidad jurídica**
Extinción de las asociaciones

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TEMA 11
CAPITULO 19

LAS FUNDACIONES

La fundación es la persona jurídica de sustrato patrimonial por excelencia: una vez constituida no
importa de ella tanto la persona del fundador como el conjunto de bienes (o patrimonio) que éste separa o
individualiza para atender a un fin determinado. Puede caracterizarse la fundación como la personificación de un
patrimonio establemente adscrito a un fin de carácter general.

2. TIPOS DE FUNDACIONES Y LEGISLACIÓN APLICABLE


Hasta la publicación de la Ley 30/1994, se reconocían tres tipos fundamentales de fundaciones:
2.1. LAS FUNDACIONES BENÉFICAS
También llamadas de beneficencia particular, son las más antiguas y las de mayor raigambre social.
Estaban reguladas por un Real Decreto de 1899, que las identificaba como fundaciones “permanentes
dedicadas a la satisfacción gratuita de necesidades intelectuales o físicas…”, generando un buen número de
instituciones sanitarias o asistenciales que cumplieron su cometido durante bastantes décadas (hospitales,

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
manicomios, asilos, casas cuna, etc.). Actualmente, la presencia social de éstas es bastante escasa ante la
generalización del sistema público de Seguridad Social.
2.2. LAS FUNDACIONES LABORALES
Se encontraban reguladas por un Decreto de 1961. Podían ser creadas por un convenio entre empresa
y trabajadores o ser creadas en un acto unilateral por parte de la empresa o de terceras personas. En él se
estipulaban las aportaciones de ambos y las normas sobre el gobierno y administración. Dichos pactos se
celebraban con las formalidades establecidas en los Convenios Colectivos Sindicales. Su número e
importancia, en la práctica, eran escasos.
2.3. LAS FUNDACIONES CULTURALES PRIVADAS
Inicialmente se hablaba de fundaciones benéfico-docentes, hasta la publicación del Decreto
2930/1972, que se empezaron a denominar fundaciones culturales privadas. Se trataba de fundaciones con
patrimonios autónomos destinados por sus fundadores a la educación, investigación científica y técnica o a
cualquier otra actividad cultural, y administrados sin fin de lucro por las personas a quienes corresponde su
gobierno con arreglo a las prescripciones de los Estatutos.
El protectorado de las fundaciones culturales privadas quedó encomendado al Ministerio de
Educación, pero el Ministerio no ha mostrado mucho interés, ya que ni siquiera creo el Registro de dichas
fundaciones.
Según el Decreto de 1972, las fundaciones culturales privadas se subdividían de forma descriptiva en
tres subtipos con el mismo régimen jurídico:
a) Fundaciones de financiación: conceden ayudas económicas para desarrollar actividades culturales
y seleccionan a los beneficiarios de las mismas de acuerdo con sus estatutos.
b) Fundaciones de servicio: sostienen un establecimiento cultural
c) Fundaciones de promoción: promocionan lo estipulado en sus estatutos, mediante desarrollo de
programas de actividades.
2.4. REFERENCIA A LAS FUNDACIONES RELIGIOSAS
Conforme al RD 589/1984, sobre Fundaciones Religiosas de la Iglesia Católica, estas fundaciones
podrán también adquirir personalidad jurídica civil mediante su inscripción en el Registro de Entidades
Religiosas, dependiente en este caso del Ministerio de Justicia.
2.5. LA INEXISTENCIA DE TIPOS FUNDACIONALES BAJO LA LEGISLACIÓN CONTEMPORÁNEA
Las actuales Leyes de Fundaciones abandonan la clasificación anterior, llevando a cabo una
regulación de carácter general que se aplica a todos los tipos de fundaciones. Aunque descriptivamente se
pueden seguir usando dichos términos, las leyes de a994 y 2002 tienen carácter común para todas.
De todos modos, la Ley 50/2002 mantiene el régimen propio de las fundaciones religiosas de la
Iglesia Católica, extendiéndolo a las diversas “Iglesias, Confesiones y Comunidades Religiosas”, de
conformidad con el principio de aconfesionalidad estatal.

3. LA CONSTITUCIÓN DE LA FUNDACIÓN
3.1. LA VOLUNTAD DEL FUNDADOR
Por lo general la constitución o creación de una fundación puede llevarse a cabo tanto por personas
físicas como por personas jurídicas ya sea mediante acto Inter vivos o mortis causa (en testamento). La
voluntad de fundador (o fundadores) asume un extraordinario protagonismo, ya que la fundación no en
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absoluto una “estructura abierta” dependiente de la voluntad de los administradores, sino sólo y
exclusivamente dependiente de los designios del fundador. Los Estatutos de la fundación han de ser
interpretados y, en su caso, integrados conforme a la voluntad del fundador.
Ahora bien, la voluntad del fundador no es algo que haya que proteger a toda costa. Hay un mínimum
exigible al pretendido fundador que debe observarse:
a) La fundación ha de servir fines de interés general para la colectividad; debe estar presidida por la idea de
altruismo.
b) Pese a que los Estatutos fundacionales deben ser interpretados conforme a la voluntad del fundador,
éste, por sí mismo, no tiene facultad alguna para decidir la suerte de la fundación una vez constituida. La
pervivencia o extinción de la fundación dependerá de lo dispuesto en los Estatutos
3.2. LA DOTACIÓN PATRIMONIAL
No basta la mera voluntad de fundador para que la fundación pueda entenderse constituida. La
fundación es un patrimonio adscrito a un fin y, por tanto, no nacerá al mundo del Derecho mientras no se la
dote de los bienes necesarios para atender a los fines previstos. La dotación patrimonial es un requisito sine
qua non de la existencia y constitución de la fundación
La Ley 50/2002, establece que “la dotación… ha de ser adecuada y suficiente para el cumplimiento de
los fines fundacionales”, presumiéndose “suficiente la dotación cuyo valor económico alcance los 30.000

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
euros”. La Ley estipula que en ningún caso se considerará dotación el mero propósito de recaudar donativos.
No obstante, la dotación patrimonial inicial puede ser considerada solamente como un paso inicial
para conseguir una dotación ideal o una dotación óptima. Tampoco imposibilita futuras aportaciones
patrimoniales que deban agregarse a la dotación inicial. Pero cuidado, la dotación patrimonial inicial es un
requisito de la constitución de la fundación y no puede ser una transferencia patrimonial irrisoria o simbólica.
3.3. LOS FINES DE INTERÉS GENERAL : LOS BENEFICIARIOS
El art. 34 de la Constitución Española reconoce el derecho de fundación para fines de interés general.
Además el Código Civil, en su artículo 35.1 estipula que las corporaciones, asociaciones o fundaciones de
interés público reconocidas por la Ley son personas jurídicas.
Un análisis detallado de este aspecto establece los siguientes requisitos:
1. Los fines fundacionales deben estar descritos, obligatoriamente, en los Estatutos de la fundación, para
poder someterse al control de los poderes públicos.
2. Los futuros beneficiarios de las prestaciones de la fundación tienen que ser, necesariamente
indeterminados (colectividades genéricas de personas), estando prohibido que sean fundaciones
“familiares”
3. Los fines han de ser lícitos por principio y, en particular, legales. Si no lo son pueden ser suspendidas
sus actividades o ser extinguidas tras trámite judicial (mediante sentencia)
3.4. LA FORMA Y LA INSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO
Aunque tradicionalmente se afirmaba que la constitución de las fundaciones no debía depender de que
el acto fundacional se hubiera instrumentado de una forma (formalidad) determinada y/o de que la fundación
hubiera sido inscrita en un Registro público, actualmente las cosas han cambiado.
La Ley de Fundaciones de 2002 estipula que “las fundaciones tendrán personalidad jurídica desde la
inscripción de la escritura pública de su constitución en el correspondiente Registro de Fundaciones”,
aclarando incluso que “sólo las entidades inscritas en el Registro al que se refiere el apartado anterior
podrán utilizar la denominación de Fundación”. También las normas forales o autonómicas estipulan lo
mismo. El Registro de Fundaciones está regulado por el Real decreto 1611/2007.

4. EL GOBIERNO DE LA FUNDACIÓN: EL PATRONATO


Una vez constituida, lo normal es que la gestión y funcionamiento de la fundación se realice a través
de un órgano colegiado, denominado Patronato (y sus miembros patronos o administradores). Aunque en
el pasado podían existir patronos únicos, la Ley de Fundaciones se inclina decididamente por el Patronato
colegiado compuesto al menos por tres miembros.
Los patronos suelen identificarse personalmente al redactar los Estatutos, con vistas a constituir el
primer Patronato. Para el futuro, sus componentes se señalan de forma indirecta (p.e. los tres hijos, nietos o
posteriores descendientes del fundador de mayor edad) o por indicaciones de cargos (obispo, rector,
alcalde...). Si la fundación se constituye inter vivos, lo normal es que el fundador o instituyente asuma un
papel en el patronato, con lo que en esa primera fase, coinciden en una misma persona en instituyente y el
administrador.
Los patronos, incluso los instituyentes, son puros administradores de la fundación, debiendo respetar
los estatutos y las reglas aplicables. La administración de los patronos queda sometida a la autorización previa

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o al control a posteriori por parte de los poderes públicos a través del Protectorado (excepto las fundaciones
navarras).

5. LA ACTIVIDAD DE LA FUNDACIÓN
5.1. EL PATRIMONIO FUNDACIONAL Y LA APLICACIÓN DE LAS RENTAS
Las actividades de la fundación deben ser realizadas sin detrimento de la dotación patrimonial, para
evitar el agotamiento del mismo. La fundación debe actuar conservando su patrimonio y aplicando a la
consecución de sus fines fundacionales única y exclusivamente las rentas o rendimientos de la dotación
patrimonial, además de otros posibles ingresos como donaciones, subvenciones… que no integren la dotación

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patrimonial propiamente dicha. Para que esto sea posible, la dotación patrimonial tiene que estar formada por
bienes y derechos rentables.
Aunque el Decreto de 1899 establecía que las fundaciones estaban obligadas a convertir su patrimonio
en títulos de deuda pública, ese requisito ha sido abolido. La Ley 50/2002 tiene como premisa que “el
patrimonio de la fundación podrá estar constituido por toda clase de bienes y derechos susceptibles de
valoración económica”.
Los patronos no pueden actuar a su antojo en la administración y disposición de los bienes de la
dotación patrimonial. Los actos de cierta entidad deben contar con la correspondiente autorización del
Protectorado, para garantizar el mantenimiento del valor económico de la dotación patrimonial.
Además, la ley establece que al menos un 70% de las rentas o de cualquier otro ingreso de la
fundación, previa deducción de impuestos, debe ser destinado a los fines fundacionales. El resto, deducidos
los gastos de administración, puede ser destinado a incrementar la dotación patrimonial. Las aportaciones
efectuadas en concepto de dotación patrimonial, realizadas en el momento de la constitución o en cualquier
otro momento, no serán computables en este sentido.
5.2. LAS ACTIVIDADES EMPRESARIALES
Inicialmente la doctrina especializada era contraria a la idea de que las fundaciones pudieran
desempeñar actividades empresariales. Incluso se afirmó que la estructura fundacional es contraria a que la
fundación sea accionista de sociedades mercantiles, ya que la idea de lucro no es propia de las fundaciones.
Sin embargo, en los últimos tiempos se defiende abiertamente esta posibilidad a fin de incrementar la
rentabilidad de la dotación y procurar el mejor cumplimiento del fin fundacional. Por lo que, con carácter
general, se admite el desempeño de actividades empresariales por parte de las fundaciones.

6. EL PROTECTORADO
El Protectorado, es el Departamento administrativo que tiene encomendada la vigilancia y control del
devenir de la fundación.
Hasta la publicación de la Constitución Española dicha función tuitiva correspondía al Estado de la
siguiente forma:
 Las fundaciones laborales y las benéficas están adscritas al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
 Las fundaciones culturales, al Ministerio de Educación y Ciencia.
Aunque las cosas siguen siendo así en lo fundamental, en la actualidad conviene advertir:
1. La mayoría de los Estatutos de Autonomía de las CCAA atribuyen a éstas competencia exclusiva
sobre las fundaciones que desarrollen principalmente sus funciones en la correspondiente Comunidad.
2. La Ley 30/1994 y la Ley 50/2002 se limitan a indicar que el Protectorado será ejercido por la
Administración General del Estado, en la forma que reglamentariamente se determine, respecto de las
fundaciones de competencia estatal.
3. El Reglamento de fundaciones reitera la anterior idea: “el Protectorado es ejercido por la
Administración General del Estado a través de los Departamentos ministeriales que posean
atribuciones vinculadas con los fines fundacionales”.

7. EXTINCIÓN DE LAS FUNDACIONES


La vigente Ley de Fundaciones enumera las siguientes causas de extinción:
1. Cuando expire el plazo por el que fue constituida.
2. Cuando se hubiese realizado íntegramente el fin fundacional.
3. Cuando sea imposible la realización del fin fundacional, sin perjuicio de lo dispuesto en los arts 29 y 30.
4. Cuando así resulte de la fusión a que se refiere el artículo anterior.
5. Cuando se presente cualquier otra causa prevista en el acto constitutivo o en los Estatutos.
6. Cuando concurra cualquier otra causa establecida en las leyes.
Tales causas son más teóricas que otra cosa: la causa más común de extinción de las fundaciones
suele ser la Insuficiencia patrimonial para atender al fin previsto. En ese caso la fundación no se extingue,
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sino que se origina la modificación o fusión de las fundaciones. Es decir, el patrimonio restante se adscribe
aun fin menos ambicioso que el inicialmente previsto; o se procede a acumular o agregar varios patrimonios
fundacionales para seguir cumpliendo la voluntad de los fundadores, pero adecuada a las nuevas
circunstancias temporales.
La modificación y/o fusión de las fundaciones requiere, además del correspondiente acuerdo del
Patronato, la autorización o control del Protectorado.
La Ley 30/1994 excluyó la posibilidad de reversión del patrimonio fundacional a los herederos o
familiares del fundador: “tendrán que destinarse a entidades no lucrativas privadas que persigan fines de
interés general y que tengan afectados sus bienes, incluso para el supuesto de su disolución a la consecución
de aquéllos…” La Ley 50/2002 utiliza términos parecidos.

EXAMEN:

Concepto de fundación
Adquisición de la personalidad jurídica de las fundaciones
El gobierno de la fundación: el patronato (**)

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La actividad de la fundación
El protectorado de la fundación (**)

Concepto y diferencia entre asociación y fundación (**)

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TEMA 12
CAPITULO 20

LAS COSAS

1. EL OBJETO DE LA RELACIÓN JURÍDICA


1.1. IDEAS GENERALES
Las relaciones jurídicas tienden por lo general a conseguir o bien una cosa determinada, o bien la
prestación de una conducta concreta por parte de cualquier persona. Por este motivo, resulta lógico hablar del
objeto de la relación jurídica, para poner de manifiesto que cuando los sujetos de Derecho se relacionan unos
con otros el fin por ellos perseguido (una cosa, una conducta concreta) puede identificarse con el elemento
objetivo de la relación entablada.
Aunque el elemento objetivo suele ser alguno de los bienes necesario para la subsistencia cotidiana, casi
siempre cosas, esto no siempre es así y requiere de algunas precisiones:
1. Es también frecuente que relaciones sociales sometidas al Derecho tengan por objeto conductas
humanas que en absoluto pueden cosificarse (ej: conocer el castellano, guardarse fidelidad los cónyuges).
2. El estudio de las cosas, como capítulo independiente, sólo tiene fundamento de orden sistemático y

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didáctico.
3. Tradicionalmente, la distinta naturaleza o características de las cosas se tiene en cuenta al entablar las
relaciones jurídicas y el ordenamiento jurídico tome en consideración los rasgos peculiares de ciertos grupos de
cosas para dotarlos de un régimen jurídico distinto al de otro grupo de cosas diferentes.
1.2. COSAS Y BIENES
 Cosas: objetos materiales.
 Bienes: componentes del patrimonio de una persona con interés económico, tanto si son cosas propiamente
dichas, como si son derechos sobre las cosas (derechos reales) o derechos que tienen por objeto la conducta
ajena (derechos de crédito).
Aunque a veces se usan de forma sinónima, en rigor, el término “bien” sería el género, frente al papel
de especie desempeñado por las “cosas”. Los bienes tienen interés para el Derecho porque son susceptibles de
apropiación o de atribución a una persona (física o jurídica). Las cosas materiales, en principio son de uso
común y generalizado (sol, aire, lluvia) y aunque tienen previsiones normativas van más encaminadas a su
protección.

2. LA DISTINCIÓN ENTRE BIENES MUEBLES Y BIENES INMUEBLES


De todas las clasificaciones de las cosas, la división entre bienes muebles e inmuebles es sin duda la más
importante, pues el régimen jurídico de unos y otros es muy diverso, tanto en la época romana como en la
actualidad.
El Código Civil dice en su artículo 333 que “todas las cosas que son o pueden ser objeto de apropiación
se consideran como bienes muebles o inmuebles”. A continuación, el artículo 334 pasa a detallar de forma
pormenorizada que son bienes inmuebles (tierras y lo unido a ella de forma estable, de forma que no lo puedas
sacar sin deterioro de la cosa). El artículo 335 describe que se consideran bienes muebles “todos los bienes que
se puedan transportar de un punto a otro sin menoscabo de la cosa inmueble a que estuvieren unidos”
2.1. INMUEBLES POR NATURALEZA Y POR INCORPORACIÓN: LAS PARTES INTEGRANTES
El bien inmueble por antonomasia es la tierra, en cuanto elemento físico que sirve de soporte a la
existencia de los seres humanos y, por consiguiente todo lo que se encuentra unido de forma estable a ella, sea
de forma natural o de forma artificial (por incorporación), es considerado por el Código Civil como bien
inmueble:
 Los edificios, caminos y construcciones.
 Los árboles y las plantas y los frutos pendientes.
 Las minas y las canteras.
 Las aguas ya sean vivas (ríos, etc.) o estancadas (lagos, etc.).
De otra parte, refiriéndose ya no sólo a la tierra, sino a cualquier otro bien inmueble, considera como tal
“todo lo que esté unido a un inmueble de manera fija…”
Esta última referencia hace que algunos autores prefieran subdistinguir entre inmuebles por naturaleza e
inmuebles por incorporación, pues evidentemente cualquier bien mueble unido establemente a un inmueble
(lavabo, grifo, chimenea empotrada, etc.) era, antes de su incorporación, un bien mueble “por naturaleza”.

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El art. 334 requiere que la unión se lleve a cabo “de una manera fija”. La fijeza o perdurabilidad de la
unión la explica el CC en el propio precepto “… de suerte que no pueda separarse de él sin quebrantamiento de
la materia o deterioro del objeto”.
El hecho de que la incorporación provoque materialmente la consecuencia de que el bien mueble pase a
ser parte del inmueble ha traído consigo que la doctrina española contemporánea haya pretendido incorporar a
nuestro sistema jurídico el concepto de “parte integrante” (y también el de “pertenencia”).
No tiene sentido, según nuestro Código Civil la calificación de esencial-necesario o accesorio-
complementario, lo único verdaderamente importante es que esté unido al inmueble de una manera fija. El
concepto de “partes integrantes”, tampoco parece un concepto útil, ya que se consigue el mismo resultado con
la idea de “quebrantamiento”.
2.2. INMUEBLES POR DESTINO : LAS PERTENENCIAS
Son bienes muebles, que por su destino, se convierten o transmutan en bienes inmuebles para el
Ordenamiento jurídico:
1. Las estatuas u otros objetos ornamentales unidos de modo permanente al edificio (finca urbana) o la
heredad (finca rústica).
2. Las máquinas o utensilios destinados al servicio de una explotación asentada en un inmueble, sea
rústica, agraria, industrial, comercial...

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
3. Los palomares, colmenas y cualesquiera criaderos de animales o peces unidos a la finca de modo
permanente. (los criaderos de animales y sobre todo las piscifactorias son discutibles, ya que son básicamente
“agua” y podrían ser calificados como bienes inmuebles por naturaleza o en todo caso por incorporación.
4. Los abonos destinados al cultivo que estén en las tierras donde hayan de utilizarse.
5. Los diques y construcciones, incluso flotantes, que estén destinados a permanecer en un punto fijo de
un río, lago o costa.
Son bienes subordinados, de forma permanente o duradera, a un bien principal para que este pueda
cumplir mejor su función económica. En el Código alemán se denominan pertenencias
2.3. INMUEBLES POR ANALOGÍA
Según el art. 334.10 del CC son bienes inmuebles las concesiones administrativas de obras públicas y
las servidumbres y demás derechos reales (por ejemplo derecho de paso) sobre bienes inmuebles.
Al ser estas concesiones incorporales, existen dudas sobre que puedan ser calificadas como bienes, y
con más motivos calificarlas como bienes inmuebles y bienes muebles, debido a la naturaleza del bien sobre el
que recae el derecho.
2.4. BIENES MUEBLES
Se pueden definir de dos formas:
Negativa: todos los bienes que no se encuentran relacionados en el artículo 334
Positiva: todos los bienes que se pueden transportar de un punto a otro sin menoscabo de la cosa
inmueble a que estuvieren unidos
Cuando entre el mueble y el inmueble exista una verdadera adherencia o inseparabilidad estaremos ante
un “inmueble por incorporación”; en caso contrario, se tratará de un bien mueble, por existir una unión
meramente pasajera o accidental.
El Código Civil considera también bienes muebles por analogía a determinados derechos entre los que
se encuentran “las rentas o pensiones, sean vitalicias o hereditarias”.

3. OTRAS CUALIDADES DE LAS COSAS


En muchas relaciones jurídicas es interesante saber si una cosa puede ser sustituida, según las
características de las cosas. Clasificaciones de las cosas:
3.1. COSAS CONSUMIBLES E INCONSUMIBLES
Han de considerarse consumibles “aquellos bienes de que no puede hacerse el uso adecuado a su
naturaleza sin que se consuman”.
Son cosas consumibles las que, utilizadas conforme a su destino, desaparecen de la esfera jurídica de la
persona que las usa, ya sea porque al hacerlo se agotan o destruyen (leña, gasolina, tinta…) o, sencillamente,
porque se pierde la disponibilidad de ellas, aunque materialmente sigan íntegras (por ejemplo el dinero que
gastamos habitualmente). Se usan y desaparecen
Bienes inconsumibles, tal y como dice el Código, recurriendo a la técnica de la contraposición, serán
los demás.
Los bienes inconsumibles pueden ser, ellos mismos, entregados a otras personas en virtud de cualquier
relación jurídica (préstamo, regalo, venta). Por el contrario, en relación con los bienes consumibles, sólo cabrá
la entrega de otro tanto de la misma especie y calidad, es decir, de una cantidad equivalente (tantundem), pero
no los mismos y exactos que fueron entregados.
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3.2. BIENES FUNGIBLES Y BIENES INFUNGIBLES


Se denominan cosas fungibles a aquellas que pueden sustituirse por otras en caso de ser necesario, dado
que son entre sí homogéneas o equivalentes y contempladas en atención a sus características o cualidades
genéricas (un libro, el dinero, un coche, cinco litros de aceite). En general, las cosas fungibles son al mismo
tiempo consumibles, aunque los conceptos no son sinónimos.
Los bienes infungibles son los que tienen características propias que no tienen por qué darse en el resto
de los bienes de la categoría (un libro dedicado por su autor para alguien en concreto, un cuadro determinado).
3.3. EL DINERO COMO BIEN FUNGIBLE
El dinero es un bien mueble al servicio de las personas. Su importancia no estriba en su consideración

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
como cosa, sino en ser medio general de cambio y de pago, así como una unidad de medida del valor atribuido a
las cosas en el mercado.
El dinero, como tal, es una cosa material, representada por papel moneda o por monedas fraccionadas,
de naturaleza absolutamente fungible, y por lo tanto sustituible en las relaciones jurídicas. En casos
excepcionales puede considerarse infungible, cuando por cualquier circunstancia, la numeración y otros signos
alcancen valor de coleccionista (o como prueba en un juicio).
3.4. BIENES DIVISIBLES E INDIVISIBLES
Cosas divisibles: aquellas que una vez dividida desempeñan la misma función que la cosa matriz
(parcela de 2.000 mts. dividida en dos).
Por el contrario, cuando la división física de la cosa origina piezas o componentes (desmontaje de un
ordenador) que por sí mismas no desempeñen la misma función que anteriormente realizaba la cosa matriz,
habremos de calificarlas de cosa indivisible; aunque tales partes resultantes tengan utilidad (piezas de
recambio) o gran valor (trozo de corbata del novio).

4. CLASES DE COSAS EN RELACIÓN A SUS PARTES O CON OTRAS COSAS


4.1. COSAS SIMPLES Y COMPUESTAS
Cosas simples son aquellas que, una vez formadas (natural o artificialmente) traen consigo una unidad
inescindible, dada la imposibilidad de fragmentar los diversos elementos de la cosa sin provocar de forma
simultánea la destrucción de la propia cosa simple (una hoja de papel, un pan, un cristal).
Las cosas compuestas se caracterizan por estar formadas por la adición de una serie de cosas simples
cuya unión persigue conseguir una determinada función, pero que son susceptibles de separación (automóvil).
La división entre cosas simples y compuestas es intrascendente para el derecho y no tiene utilidad. En
términos prácticos lo que si tiene utilidad es la distinción entre cosas divisibles e indivisibles.
4.2. LAS UNIVERSALIDADES DE COSAS
En determinadas ocasiones, es útil considerar agrupadas un conjunto plural de cosas para facilitar su
consideración como objeto de derecho. Por ejemplo, cuando se vende una biblioteca o una colección filatélica.
A tales conjuntos se les denomina universalidades, precisamente para evidenciar que funcionan en el
tráfico como un todo, que exige reglas distintas y propias de las que se aplicarían en el caso de considerar una a
una las distintas cosas que la integran. Casi siempre la existencia de una universalidad depende del dueño de las
cosas, el cual las agrupa, sin embargo, alguna veces existe una política legislativa para agrupar determinados
bienes, por ejemplo el patrimonio del ausente, en ese caso se habla de universitates iuris.

5. LOS BIENES DE DOMINIO PÚBLICO


Existen una serie de bienes que, por su peculiar importancia y por estar destinados al uso común o a un
servicio público, han sido sometidos a un régimen especial, denominado dominio público.
Son bienes de dominio público:
1. Los destinados al uso público, como los caminos, canales, ríos, torrentes, puertos y puentes
construidos por el Estado, las riberas, playas, radas (ensenadas) y otros análogos.
2. Los que pertenecen privativamente al Estado, sin ser de uso común, y están destinados a algún
servicio público o al fomento de la riqueza nacional, como las murallas, fortalezas y demás obras de defensa del
territorio, y las minas, mientras que no se otorgue su concesión.
Además, según el artículo 344.1, son bienes de uso público, en las provincias y el los pueblos, los
caminos provinciales y los vecinales, las plazas, calles, fuentes y aguas públicas, los paseos y las obras públicas
de servicio general, costeadas por tales pueblos o provincias.
De todas formas, no hay que olvidar, que las entidades públicas (Estado, CCAA, Provincias y
Municipios), también pueden ser titulares de bienes en régimen de propiedad privada
5.1. BIENES DEMANIALES Y BIENES PATRIMONIALES
Los bienes y derechos que pertenecen a las entidades públicas pueden ser:
1. Bienes de dominio público o demaniales.
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a. Son inalienables, imprescriptibles e inembargables.


b. Los bienes de dominio público estatal.
2. Bienes de dominio privado o patrimoniales.
La Constitución establece que por Ley se regularán el Patrimonio del Estado y el Nacional, su
administración, defensa y conservación. (Ley de Patrimonio del Estado y Patrimonio Nacional, Ley de 1982
modificada por Ley 1995)
5.2. CRITERIOS DISTINTIVOS ENTRE AMBAS CATEGORÍAS : LAS PRETENDIDAS NOTAS CARACTERÍSTICAS EXCLUSIVAS DE LOS
BIENES DEMANIALES
Los bienes y derechos que pertenezcan a las entidades públicas y no merezcan la consideración de
demaniales, serán calificados como patrimoniales.
Legal y doctrinalmente, la frontera entre ambos tipos de bienes se delimita en base a los dos criterios
descritos previamente:
1. La naturaleza de los bienes: excluiría del ámbito de la propiedad privada a una serie de bienes que no
son susceptibles de apropiación por los particulares: mar, playas, recursos naturales…
2. La afectación o destino de los bienes a los intereses generales de la comunidad, ya sea por estar
especialmente afectos al uso público o al servicio público. Son inalienables, imprescriptibles e
inembargables.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Los bienes patrimoniales serían los que no están afectos al uso o servicio público (ya sea por naturaleza
o por destinación especial).
Es común resaltar la diferencia entre ambos tipos de bienes subrayando el régimen jurídico de los bienes
de dominio público y dejando en la sombra el régimen propio de los bienes patrimoniales.
Respecto de los bienes demaniales, la Constitución Española delega en la ley ordinaria su regulación,
“inspirándose en los principios de inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad”.
Inalienabilidad: no pueden ser objeto de enajenación, son indisponibles si previamente no ha tenido
lugar la desafectación al interés público. Tendría como consecuencia la inalterabilidad
Inembargabilidad: no pueden ser objeto de gravamen ni quedar afectos en garantía de tipo alguno que
pueda acarrear el embargo de ellos.
Imprescriptibilidad: no son susceptibles de convertirse en propiedad de los particulares mediante
usucapión (adquisición de un derecho) o prescripción adquisitiva.
5.3. IDENTIDAD BÁSICA DEL RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS BIENES DEMANIALES Y PATRIMONIALES
La identidad básica del régimen jurídico de los bienes demaniales y patrimoniales es muy parecida,
aunque con algunas diferencias. Por ejemplo, los bienes patrimoniales tampoco pueden ser objeto de embargo
salvo escasas excepciones.
Por otro lado, aunque en los bienes patrimoniales tiene menor importancia la inalienabilidad conviene
no olvidar que:
 Para enajenar bienes patrimoniales hay que contar con autorización administrativa, según la valoración de
los bienes a enajenar: poder legislativo, Gobierno, Ministerios de Economía y Hacienda…
 La enajenación tendrá determinadas garantías procedimentales (subasta pública)
De este modo hay un relativo parecido entre la desafectación para los bienes demaniales y la
autorización para los bienes patrimoniales.
Otras notas o características asociadas a los bienes demaniales están presentes en los bienes
patrimoniales, como por ejemplo las facultades de deslinde de los bienes de oficio y de recuperación de los
bienes de oficio (determinación por las propias Administraciones Públicas de la extensión y linderos de sus
bienes inmuebles) y de recuperación de los bienes de oficio (potestad exorbitante de la Administración, según la
cual puede recuperar la posesión de los bienes de que haya sido despojada, antes del transcurso de un año y un
día, por sí misma; mientras que los particulares, en caso similar, habrán de recurrir a la autoridad judicial a
través del anteriormente denominado interdicto de recobrar).
Aunque se use la expresión “patrimonio privado de la Administración”, lo cierto es que éste se encuentra
sometido a un régimen jurídico-público que, sólo por excepción, reclama la aplicación de las normas de
Derecho Privado.
Por otro lado, el dominio público entraña una forma de explotación caracterizada por la esencialidad del
interés general, que es el interés de todos los ciudadanos y por la existencia de unas formas de control
administrativo de dicho interés.

6. LOS FRUTOS
6.1. CONCEPTO
En términos jurídicos, fruto es todo rendimiento o producto que genera cualquier cosa, sin perder su
propia individualidad y sustancia. Puede hablarse de bienes (o cosas) fructíferos y no fructíferos, división que
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tiene un valor fundamentalmente descriptivo, pues el problema radica en determinar a quién corresponden los
frutos de una cosa; Los frutos pertenecen al propietario de la cosa principal (o fructífera).
6.2. CLASIFICACIÓN DE LOS FRUTOS
Según el art. 354 y 355 del Código Civil, pertenecen al propietario:
1. Frutos naturales son las producciones espontáneas de la tierra, y las crías y demás productos de los
animales.
2. Frutos industriales son los que producen los predios (fundo o finca) de cualquiera especie a beneficio
del cultivo o del trabajo.
3. Frutos civiles, tienen tal carácter: El alquiler de los edificios, el precio del arrendamiento de tierras y
el importe de las rentas perpetuas, vitalicias u otras análogas. Son denominados o calificados así, para resaltar
que no son productos que se deriven directamente de la cosa, sino “como consecuencia de haberla hecho objeto
de una relación jurídica de la que nace el derecho a obtener el fruto”.
Esta clasificación de los frutos es controvertida por diversas causas:
a) la diferenciación entre frutos naturales e industriales no tiene sentido en la actualidad, una es
espontánea y la otra es por cultivo, pero el fruto será el mismo.
b) el régimen jurídico de todos los frutos es el mismo, con lo que la diferenciación no tiene sentido.
6.3. CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DE LOS FRUTOS

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
A. Los frutos son bienes que llegan a tener independencia y propia autonomía desde el momento en que
son separados de la cosa matriz (las frutas o los intereses de una cantidad depositada en el banco).
B. Sólo se entienden por frutos los beneficios o productos de una cosa que se generen conservando la
cosa matriz su propia sustancia y funcionalidad económica (el peral sigue siendo tal y la cantidad sigue íntegra).
C. Los frutos tienen evidentemente carácter accesorio respecto de la cosa fructífera, que en adelante
puede seguir produciendo otros frutos si el propietario de la misma lo considera conveniente y no desea, por
ejemplo, donarla o venderla (en cuyo caso, aunque obtenga un buen precio, no es técnicamente fruto).
D. Una cosa potencialmente fructífera producirá o no frutos según la voluntad y condiciones concretas
de su propietario o de quien tenga derecho sobre ella, así que no se puede exigir a los frutos carácter periódico
alguno.

EXAMEN:

Clases de bienes inmuebles


Otras cualidades de las cosas: cosas consumibles e inconsumibles (****)
Bienes fungibles y bienes infungibles: concepto (****)
Concepto de bien fungible y consumible
Los frutos (**)
Los frutos: conceptos y clases. Los frutos y sus clases (**)
Clasificación de los frutos.

Características básicas de los frutos


Bienes inmuebles por destino: las pertenencias

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TEMA 13
CAPITULO 21

EL PATRIMONIO

1. LA NOCIÓN DE PATRIMONIO
En general, se entiende por patrimonio el conjunto de bienes económicamente evaluables que
pertenece a una determinada persona, es decir la fortuna personal.
1.1. EL PATRIMONIO COMO PRETENDIDO CONJUNTO DE DERECHOS
Sin embargo, para la mayor parte de los juristas la expresión patrimonio no debe referirse a los bienes
en sí mismos consideradas, sino sólo a los derechos que sobre ellos recaen. En definitiva, el patrimonio habría
de identificarse con los derechos (y, en su caso, obligaciones) que siendo evaluables económicamente o
pecuniariamente apreciables pertenecen a una persona. Desde este punto de vista sería una “universalidad de
derecho”, porque el concepto deriva del propio sistema jurídico y no de la voluntad concreta de la persona de
agrupar los bienes; y también sería una “universalidad de derechos” subjetivos de contenido económico
agrupados por la persona titular de los mismos.
Los derechos patrimoniales requieren una significación económica concreta y sólo ellos pueden integrar

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
el patrimonio. La doctrina, en relación con la posición jurídica de la persona, excluye de la noción de
patrimonio a los siguientes derechos de la persona: la capacidad jurídica y capacidad de obrar, de los derechos
de la personalidad, de la nacionalidad, de la vecindad civil, del domicilio, etc., en cuanto que son atributos de la
persona que carecen de entidad económica concreta.
1.2. LA CONTEMPLACIÓN DEL PATRIMONIO POR NUESTROS TEXTOS NORMATIVOS
El Código Civil considera a los derechos como bienes, como una especie particular de bienes. Lo cierto
es que la generalización del término patrimonio es fruto de una abstracción motivada por el nacimiento en el
Derecho contemporáneo de la responsabilidad patrimonial universal, según la cual, las personas deben
responder frente a los demás de sus deudas con todos los bienes que tengan o que puedan tener en el futuro (art.
1.911 del Código Civil).
El Artículo 1911 del Código Civil es muy importante en nuestro sistema jurídico y dispone que “del
cumplimiento de las obligaciones responde el deudor con todos sus bienes, presentes y futuros”, de este artículo
se puede extraer:
1. Desaparece el concepto de prisión por deudas, en cuya virtud la persona podía perder la libertad en caso de
no afrontar sus deudas.
2. Se restringen las facultades de cobro de los acreedores sólo a los bienes y no a los atributos personales e
incluso a los derechos subjetivos del deudor, que, por ser indisponibles e inalienables, no pueden ser objeto de
consideración por aquéllos, ni el ordenamiento permite su embargo o privación al deudor.
Asimismo cuando se plantea la posibilidad de embargar, no se fija solo en los derechos, sino
fundamentalmente en los bienes propiamente dichos, por considerarles elementos patrimoniales con
sustantividad propia, con independencia de los derechos que sobre tales bienes pudiera tener la persona
embargada. Por eso, según la Ley de Enjuiciamiento Criminal, se guardará en los embargos el orden siguiente:
1. Dinero si se encontrare
2. Efectos públicos y títulos valores que se coticen en Bolsa
3. Alhajas de oro, plata o pedrería
4. Créditos realizables en el acto
5. Frutos y rentas de toda especie
6. Bienes muebles o semovientes
7. Bienes inmuebles
8. Sueldos o pensiones
9. Créditos o derechos no realizables en el acto
10. Establecimientos mercantiles e industriales
Nuestro Código Civil se refiere al patrimonio, no tanto como derechos, sino como bienes, ya que su
formulación es previa a la “teoría del patrimonio”.
A) El usufructo de un patrimonio
El artículo 506 del Código Civil regula el usufructo sobre la totalidad del patrimonio, entendiendo aquí
patrimonio como conjunto o suma de bienes.
Sin embargo, la formulación doctrinal del patrimonio llega a la conclusión teórica de que es imposible
transmitir inter vivos el patrimonio en su conjunto, en atención a la imperatividad de las normas que lo regulan
(¿Cuáles serían esas normas?) y al sentido o significado institucional que ha de atribuirse al …concepto.

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Esto choca totalmente con la posibilidad de que la donación comprenda todos los bienes presentes del
donante o “donación del patrimonio”, que en el artículo 634 establece que “la donación podrá comprender todos
los bienes presentes del donante, o parte de ellos, con tal que éste se reserve, en plena propiedad o en usufructo,
lo necesario para vivir en un estado correspondiente a sus circunstancias”
B) Los preceptos relativos a la ausencia
En la redacción de los artículo 181 a 197 del Código Civil, que regulan la ausencia, se utiliza de forma
frecuente el término patrimonio, esto es debido a que se redactaron en 1939, en pleno apogeo de la Teoría del
Patrimonio: “el juez podrá adoptar las providencias necesarias a la conservación del patrimonio del
desaparecido”, “el representante del declarado ausente tiene la obligación de conservar y defender del
patrimonio del ausente”…. Pero si observamos con detenimiento estas leyes, vemos que se refieren al

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
patrimonio como conjunto de bienes, NO equipara patrimonio y derechos.
C) Las modificaciones introducidas por la Ley de 11/1981
En 1981 se modifica la Ley de filiación, patria potestad y régimen económico del matrimonio, donde
triunfa el significado y el propio significado técnico del patrimonio. Pero tampoco parece que pueda excluirse
del patrimonio los bienes.
D) La Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000
En esta Ley aumenta el uso lingüístico del termino patrimonio y del giro elementos patrimoniales, pero
sus referentes siguen siendo los bienes y no los derechos. La Ley establece la obligación del ejecutado de
formular manifestación de sus bienes, con sus gravámenes
E) La Ley de protección patrimonial de las personas con discapacidad
Esta Ley utiliza frecuentemente el sustantivo patrimonio y el epíteto patrimonial. Tanto en la exposición
de motivos, como en el articulado, se repite los términos aportación o aportaciones de “bienes y derechos”,
ratificando el triunfo normativo del planteamiento teórico de patrimonio = bienes y derechos
F) La Ley 1/2009 de 25 de marzo
Mantiene la línea de patrimonio como bienes y derechos: “en todo caso, y en consonancia con la
finalidad propia de los patrimonios protegidos de satisfacción de las necesidades vitales de sus titulares, con los
mismos bienes y derechos en el integrados, así como sus frutos, productos y rendimientos no se consideraran
actos de disposición el gasto de dinero y el consumo de bienes fungibles integrados en el patrimonio, cuando se
hagan para atender las necesidades vitales de la persona beneficiaria.

2. LOS ELEMENTOS PATRIMONIALES


2.1. BIENES Y DERECHOS
Según el prof. Lasarte, el concepto de patrimonio no debe restringirse al conjunto de derechos
subjetivos de contenido económico de las personas, sino que deben considerarse integrados también dentro del
concepto los propios bienes sobre los que recaen tales derechos (o, al menos, los bienes objeto de los derechos
reales), que constituyen los elementos patrimoniales básicos.
El planteamiento formal de gran parte de la doctrina está viciado de origen, porque no atiene a la
valoración real de unos y otros elementos patrimoniales. En los derechos de crédito (un crédito concreto
debido a un préstamo), la valoración económica de ellos se encuentra incorporada al propio derecho, en
unidades monetarias concretas, que al ser unidades de valor general, permiten que la utilidad patrimonial se
deduzca del propio derecho.
Por el contrario, en el caso de los derechos reales, la cuestión debe ser contemplada de otro modo;
tomemos la propiedad como ejemplo. Si somos propietarios de una casa, el valor en sí no lo proporciona
nuestro derecho de propiedad sobre la misma, sino el precio (real o presumible) de mercado de ella, con lo cual,
la referencia patrimonial del tema ha de reconducirse necesariamente al propio valor del bien más que al del
derecho. De ahí que, la LEC no hable de embargar el derecho de propiedad, sino los bienes muebles o
inmuebles objeto de dicho derecho; mientras que, en cambio, los créditos si pueden ser objeto de embargo.
2.2. LAS DEUDAS
Evidentemente, las deudas constituyen un factor de disminución del valor económico del conjunto
patrimonial que, restado de éste, daría el resultado correspondiente.
En términos teóricos, lo más razonable es defender que las deudas, aunque sea como mero elemento
pasivo, forman parte del patrimonio y que, por consiguiente, la determinación de éste requiere distinguir entre
patrimonio bruto y patrimonio neto, o lo que es lo mismo, entre activo y pasivo del conjunto patrimonial.
La cuestión planteada sólo tiene consecuencias prácticas: ¿qué debe ocurrir en el caso de que se
transmita un conjunto patrimonial a otra persona?, ¿se transmiten también las deudas? Por norma general la
respuesta será SI. Sin embargo, la posición que se adopte desde la perspectiva teórica será necesario contrastarla
con las opciones normativas que haya tomado el legislador. Así, en nuestro derecho:

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1. El fenómeno de la herencia se contempla como transmisión mortis causa de un conjunto patrimonial, en el


que suceden los herederos tanto en los bienes y derechos como en las deudas y obligaciones que no tengan
carácter personalísimo.
2. En el caso de la donación de todos los bienes del donante, nuestro Código Civil sienta la premisa de que las
deudas inherentes a tales bienes sólo se entenderán transmitidas al donatario si las deudas fueron contraídas
antes de la donación o si ésta se hizo en fraude de acreedores.

3. EL PATRIMONIO PERSONAL O GENERAL


3.1. EL PATRIMONIO COMO EMANACIÓN DE LA PERSONALIDAD
La consideración doctrinal del patrimonio se basa en las teorías de dos grandes juristas franceses,
AUBRY y RAU, quienes sostienen que el patrimonio personal es el conjunto de bienes y derechos de cualquier
persona por el mero hecho de serlo sin requerirle atributo complementario alguno. La posición de Aubry y Rau,
conocida actualmente como la teoría clásica, personalista o subjetiva, parte de la base de que la idea de
patrimonio se deduce directamente de la personalidad, en cuanto es una emanación de la personalidad y la
expresión del poder jurídico de que una persona, en cuanto tal, es investida.
Aubry y Rau formulan una serie de proposiciones consecutivas: únicamente las personas tienen
patrimonio; toda persona tiene un patrimonio y ninguna persona tiene más de un patrimonio. Pero cuando

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comparamos esto con la realidad jurídica, no coincide, por lo que las conclusiones de Aubry y Rau son
desechables.
3.2. LAS MASAS PATRIMONIALES COMO CONJUNTOS DE BIENES
Otros autores han tratado de resaltar el aspecto objetivo o la consideración objetivista del patrimonio,
resaltando que éste no puede confundirse con la propia capacidad patrimonial de las personas, sino que es
necesario conectarlo con las masas de bienes que el Ordenamiento individualice por conectarlas con un destino
o finalidad concretos. La noción de patrimonio debe quedar en una posición subordinada respecto de la persona.
Además la ley no atribuye un significado unívoco al termino patrimonio, los conjuntos patrimoniales atribuidos
a una persona no tienen por que ser ni uno ni intransmisibles.

4. LOS DIVERSOS TIPOS DE PATRIMONIO


Junto con el patrimonio personal propiamente dicho, la doctrina ha puesto de manifiesto la existencia de
otros conjuntos patrimoniales menores que se separan o individualizan del patrimonio personal cuando el
Derecho los dota de un régimen jurídico peculiar.
 Patrimonios personales
 Patrimonios separados
- Patrimonios de carácter interino; afectos a un fin concreto
- Patrimonios de destino
 Patrimonios colectivos
4.1. PATRIMONIOS SEPARADOS
1. Herencia aceptada a beneficio de inventario, se estudiará próximamente
2. Patrimonio correspondiente al incapacitado y al pródigo: dividido en dos masas patrimoniales:
a. Una reservada a la gestión y administración del órgano tutelar correspondiente.
b. Otra masa patrimonial reservada al ámbito de actuación propia del incapacitado.
3. Patrimonio protegido de las personas con discapacidad, Ley 41/2003. Los bienes y derechos que forman
este patrimonio, que no tiene personalidad jurídica propia, se aíslan del resto del patrimonio personal de su
titular-beneficiario, sometiéndolos a un régimen de administración y supervisión específico.
4. la masa del concurso y de la quiebra, el grueso del patrimonio personal del concursado o del quebrado,
pasa a ser un patrimonio de liquidación gestionado por los designados (antes se llamaban síndicos del
concurso y ahora son los administradores concursados). Al concursado o quebrado le queda un mínimo no
embargable, y la posibilidad de que se le señalen alimentos, un patrimonio menor, cuya gestión y
administración seguirán siendo competencia suya.
4.2. PATRIMONIOS DE CARÁCTER INTERINO
En algunos casos, una masa patrimonial es objeto de independización ante la incertidumbre respecto de
su titular.
 Cuando determinados bienes y derechos pertenecen o son atribuidos al concebido pero no nacido.
 Cuando la declaración de ausencia legal respecto de una persona provoca el bloqueo de su patrimonio hasta
que se despeje la incógnita acerca de su existencia o se realice la declaración de fallecimiento. El ausente
puede tener otro patrimonio en el lugar en que se encuentra, éste sería su verdadero “patrimonio personal”,
pasando su anterior patrimonio a ser uno separado e interino.

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4.3. PATRIMONIOS DE DESTINO


La fundación es un patrimonio adscrito a un fin de interés general. Una vez constituida la fundación, tal
patrimonio pertenece a la propia persona jurídica y pasa a ser patrimonio personal de la misma. Sin embargo,
con anterioridad a la constitución, la dotación patrimonial inter vivos ya ingresada en el banco o las previsiones
testamentarias de atribución de bienes para constituir la fundación, se entiende generalmente que constituyen un
concreto patrimonio de destino (que también está presidido por la idea de interinidad o provisionalidad).
La misma naturaleza debe atribuirse a los patrimonios de suscripción, procedentes de colectas o
cuestaciones públicas organizadas para conseguir fondos para cualquier finalidad. Esta actividad está regulada
por el Real Decreto 1965 que desarrolla la Ley de Asociaciones de 1964. La Ley de Asociaciones de 2002 aun
no ha desarrollado el Decreto que regule los patrimonios de suscripción:
1. Según Real Decreto de 1965, con lo recaudado se forma un patrimonio destinado a un fin, cuyos órganos de
gestión y distribución son los organizadores. Los bienes que lo componen no pertenecen a los organizadores
en propiedad (no tienen responsabilidad) ni tampoco a los suscriptores de la colecta, por que si fuera así y
los fondos fueran insuficientes se les devolvería el dinero. En caso de fondos insuficientes será el
Gobernador civil de la provincia (actualmente esta figura no existe, serían los Subdelegados del Gobierno)
quien “prudencialmente” establecerá el destino alternativo de los fondos recaudados.
2. Según la Ley 2002, los organizadores de una colecta responden personal y solidariamente frente a las

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
personas que hayan contribuido, pero esto aún no ha sido objeto de desarrollo reglamentario.
También se califica como patrimonio de destino el patrimonio especialmente protegido de las personas
con discapacidad según la Ley 41/2003, ya que las distintas aportaciones tienes como finalidad la satisfacción
de las necesidades vitales de sus titulares.
4.4. PATRIMONIOS COLECTIVOS
Son las masas patrimoniales pertenecientes a dos o más personas (naturales o jurídicas) que, en cuanto
componente de un determinado grupo carente de personalidad jurídica (no personificado), tendrían acceso a
tales bienes. Los ejemplos de mayor interés son los de la sociedad de gananciales y la herencia indivisa con
pluralidad de herederos.
La sociedad de gananciales, no es una verdadera sociedad, sino una de las formas posibles de
organización del régimen económico del matrimonio, que se caracteriza por la necesidad de distinguir entre los
patrimonios privativos de los cónyuges (bienes adquiridos por los cónyuges con anterioridad al matrimonio o
bien los adquiridos posteriormente a título gratuito: donación, herencia…) y el patrimonio ganancial (los bienes
obtenidos por los cónyuges, una vez casados mediante su trabajo, profesión, oficio e industria, además de los
frutos, rentas o intereses de los propios bienes privativos de cada uno de los cónyuges). La masa ganancial se
considera patrimonio colectivo de ambos cónyuges.
La situación de comunidad hereditaria requiere que exista una pluralidad de herederos que hayan
aceptado la herencia, pero que, sin embargo, aún no han llevado a cabo la partición o distribución de los bienes
hereditarios entre ellos. Éstos tendrán una cuota ideal sobre el conjunto de la masa de la herencia (un noveno,
un tercio, la mitad), pero no podrán realizar acto de disposición alguno sobre ellos, debiéndose limitar a
administrarlos, bien por si mismos, bien mediante un administrador nombrado judicialmente.

EXAMEN

Tipos de patrimonio (***)


Patrimonio personal y patrimonio colectivo
Patrimonios separados: patrimonio interinos y afectos de un fin o de destino
Los patrimonios de destino (**)

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TEMA 14
CAPITULO 22

EL NEGOCIO JURÍDICO

2. EL PRINCIPIO DE LA AUTONOMÍA PRIVADA


Las consecuencias jurídicas de cualquier hecho se encontrarían predeterminadas por el Derecho
positivo, de tal manera que, incluso en relación a los actos humanos conscientes y voluntarios, la libertad o el
albedrío de la persona quedaría limitada a la decisión de realizar o no el acto que representa el supuesto de
hecho típico de la norma jurídica aplicable.
Frente a esta afirmación se presentan dos objeciones:
1ª. La libertad de la persona no puede quedar reducida hasta el extremo de limitarse a decidir si lleva
a cabo (o no) el supuesto de hecho contemplado en las normas jurídicas. Al menos en las relaciones entre
particulares, resulta necesario reconocer a las personas ámbitos de libertad superiores, que les permitan no
sólo decidir si realizan o no un determinado acto, sino también determinar las consecuencias del mismo,
conforme al propio designio del acuerdo o pacto conseguido por cualquier otra persona o conforme a la propia
decisión voluntaria del actuante.

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2ª. La omnicomprensividad del Ordenamiento jurídico (que es más teórica que real) no llega hasta el
extremo de prever una solución concreta para todo hecho o acto jurídico realmente acaecido, pues el propio
sistema jurídico parte de la base de que la libertad de actuación de los sujetos de derecho permite establecer
reglas de conducta que, si bien se encuentran amparadas por el Derecho positivo, no se encuentran
expresamente contempladas en él de forma detallada.
Por todo esto se dice que la titularidad de los derechos subjetivos reconocidos o atribuidos a las
personas no son un fin en sí mismos, sino un vehículo de satisfacción de los propios intereses de los
particulares. Por tanto, ha de reconocerse a las personas la capacidad de “negociar” con sus derechos y de
utilizarlos como les convenga conforme a la satisfacción de sus intereses.
Este poder de iniciativa atribuido a los particulares, según el cual se pueden establecer las reglas
aplicables para conseguir sus fines, existe y se identifica con el denominado principio de autonomía privada.
Se habla de ésta cuando se le atribuyen a los particulares la posibilidad de dictar reglas de conducta
vinculantes, supone en definitiva un poder de autorregulación o de autogobierno en las relaciones jurídicas
privadas.
El reconocimiento de la autonomía privada supone que las relaciones entre particulares se encuentran
sometidas no sólo a las normas jurídicas en sentido estricto (ley, costumbre y principios generales), sino
también a las reglas creadas por los propios particulares.
La idea de autonomía privada está regulada y contemplada en nuestra regulación jurídica, siempre y
cuando no sea contraria a las leyes, la moral ni al orden público. Existe un mínimo imperativo de respeto
general y una vez tenido en cuenta existe libertad para autorregular los propios intereses. En este sentido se
habla de Lex contractus: las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las partes
contratantes y deben cumplirse a tenor de los mismos.

3. EL NEGOCIO JURÍDICO
3.1. INTRODUCCIÓN: LA CATEGORÍA CONCEPTUAL DEL NEGOCIO JURÍDICO
Nuestro Código Civil NO utiliza la expresión negocio jurídico ni ha adoptado semejante concepto
como parámetro de la regulación que le es propia. Las pocas veces que el Código Civil usa el término
Negocio, lo hace en el sentido de asunto o trato con contenido patrimonial.
Sin embargo, todas las exposiciones generales de Derecho civil dedican amplias páginas a este tema.
Esto se debe a que la dogmática alemana se vio obligada a construir una teoría general aplicable a todos los
actos y contratos subsumibles en la idea de la autonomía privada (testamentos, contratos, matrimonios…).
Esta circunstancia hizo que finalmente el “negocio jurídico”, hasta entonces un mero concepto organizador o
sistemático, fuera consagrado legislativamente en el BGB de 1.900. Para el BGB, el negocio jurídico es toda
declaración de voluntad dirigida a producir un efecto jurídico.
El modelo legislativo alemán ha sido seguido posteriormente por algunos, aunque pocos, Códigos
Civiles. El esquema doctrinal que en su día lo sustentó hace que la doctrina o teoría del negocio jurídico sea
importada a otros países, entre ellos Portugal, Italia y España.
3.2. EL DEBATE SOBRE LA UTILIDAD DEL NEGOCIO JURÍDICO
La pertinencia o inoportunidad de mantener la teoría general del negocio jurídico se ha convertido en
una disputa doctrinal importante. La cuestión que debe ser planteada de forma diferente en Alemania y en
España, ya que en Alemania el negocio jurídico es un referente normativo de necesaria consideración,
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mientras que en España es, en todo caso, una mera referencia sistemática para referirse al conjunto de actos
jurídicos que encuentran su fundamento en la autonomía privada. En todo caso, en España, el uso del término
negocio jurídico se encuentra generalizado, tanto por la doctrina como por la jurisprudencia.
La jurisprudencia, acude con alguna frecuencia al uso del término en ciertas sentencias, en la mayoría
de los casos su utilización es puramente gramatical, para evitar reiteraciones o frases redundantes.
En cuanto al concepto de negocio jurídico en nuestro sistema normativo sólo es posible realizando
una generalización de las disposiciones normativas referentes a los diversos contratos, y sobre todo, al
contrato en general; ampliando posteriormente dicha generalización con la consideración de otras
instituciones concretas, como el matrimonio, la emancipación, la adopción, los testamentos, etc. Una vez
conseguida la “generalización” del negocio jurídico, solo queda volver a la individualización de cada negocio

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jurídico (contractual, testamentario, matrimonial…)
Calificar, por ejemplo, al testamento de negocio jurídico no añade ni quita nada al propio régimen
jurídico del mismo, pues en definitiva, más que de su denominación o de su conceptuación teórica, dicho
régimen dependerá en exclusiva de las normas legales existentes sobre el particular.
Según uno autores, el concepto de negocio jurídico en nuestro sistema, sólo tiene valor introductorio,
para analizar posteriormente las figuras particulares y concretas. Según otros autores debería ser al revés,
estudiar primero los tipos distintos: matrimonios, testamentos, contratos… y después intentar buscar una
visión global (la teoría del negocio jurídico debería explicarse una vez conocidos los diversos elementos que
la componen y fundamentan). La diferencia radicaría en si estudiar el negocio jurídico como introducción o
como epílogo.

4. LOS ELEMENTOS DEL NEGOCIO JURÍDICO


1. Elementos esenciales: serían aquellos que necesariamente deben integrar el negocio jurídico para que se
considere válido y eficaz. Tales elementos serían los siguientes:
a. la voluntad o el consentimiento de crear un determinado negocio
b. la causa
c. la forma
d. el objeto
2. Elementos naturales: circunstancias, datos técnicos o características del negocio que la ley considera
integrados en el negocio, salvo que el sujeto o las partes los excluyan.
3. Elementos accidentales: representados por la condición, el término y el modo, en cuanto determinaciones
de carácter accesorio que, por propia y expresa voluntad de los sujetos, pueden formar parte del negocio
jurídico.

5. CLASIFICACIÓN DE LOS NEGOCIOS JURÍDICOS


Virtualmente ilimitados, las principales categorías son:
5.1. NEGOCIOS INTER VIVOS Y NEGOCIOS MORTIS CAUSA
Son negocios mortis causa aquellos que tienen por objeto regular las relaciones jurídicas de una
persona después de su fallecimiento (el testamento). Son unilaterales y revocables mientras no se produzca el
fallecimiento.
Por contraposición son negocios inter vivos los que regulan las relaciones jurídicas de una persona (o
normalmente, dos o varias), durante su vida (todos los contratos).
5.2. NEGOCIOS PERSONALES Y NEGOCIOS PATRIMONIALES
Clasificación según la naturaleza de las relaciones jurídicas. En los negocios patrimoniales se regulan
los aspectos de contenido económico (contratos, testamento), en cambio, se califican de negocios personales
los referidos a las relaciones jurídicas de las personas cuyo objeto fundamental radica en aspectos de
naturaleza extramatrimonial (matrimonio, adquisición de nacionalidad).
5.3. NEGOCIOS TÍPICOS Y NEGOCIOS ATÍPICOS
Los negocios típicos son aquellos que, al tiempo que gozan de un reconocimiento legal expreso, se
incluyen en un régimen normativo específico (adopción, contrato de compraventa).
Los negocios atípicos son los que, siendo lícitos y admisibles con carácter general, como derivación
de la autonomía privada, carecen de una regulación institucional, por no haber sido contemplados
expresamente por el legislador (uniones de hecho, contrato de garaje).
5.4. NEGOCIOS CAUSALES Y NEGOCIOS ABSTRACTOS
Los abstractos producirían efectos por la mera voluntad de las partes y sin necesidad de tener en
cuenta el elemento causal. NO PARECEN ADMISIBLES EN NUESTRO SISTEMA JURÍDICO, por mucho
que el BGB sí los permita y regule.

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5.5. NEGOCIOS GRATUITOS Y NEGOCIOS ONEROSOS


Se habla de un negocio gratuito (o lucrativo) cuando uno de los sujetos se enriquece o obtiene un
beneficio a consecuencia del negocio, sin asumir carga o contraprestación alguna (la donación). Para el
Código Civil son también gratuitos los contratos de mandato, préstamo y depósito, ya que se trata de
beneficiar a alguien sin exigir nada a cambio.
En los negocios onerosos la prestación de una parte encuentra su razón de ser en la contraprestación
de la otra: arriendo para que el arrendatario me pague mensualmente, y él me paga para tener una vivienda. El
calificativo oneroso significa carga, por lo que expresa claramente que se trata de conseguir algo mediante la
transferencia a la otra parte de un valor equivalente.
5.6. NEGOCIOS BILATERALES Y NEGOCIOS UNILATERALES
En este apartado es importante distinguir entre negocio jurídico y contrato, no tiene el mismo
significado negocio jurídico unilateral que contrato unilateral.
 Negocio jurídico unilateral: se basa en la voluntad de una sola persona o de varias con la misma
posición jurídica, por ejemplo testamento.
 Negocio jurídico bilateral: requieren la voluntad de dos o más personas con posiciones jurídicas
contrapuestas, por ejemplo los contratos.
 Acto plurilateral o acto colectivo: varias personas manifiestas su voluntad y ocupan posiciones

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similares o persigan el mismo objetivo.
 Contratos bilaterales o sinalagmáticos: generan obligaciones para ambas partes; por ejemplo, el
comprador paga y el vendedor entrega el objeto.
 Contratos unilaterales: los que generan obligaciones sólo a una de las partes; por ejemplo la
obligación de devolver un préstamo.
5.7. NEGOCIOS SOLEMNES Y NEGOCIOS NO SOLEMNES
Esta división se establece atendiendo a si la declaración de voluntad en que asienta el negocio debe
instrumentarse ajustándose a una determinada forma (o no).
Se consideran negocios jurídicos solemnes o formales, aquellos en que se impone una formalidad
determinada, sin la cual el negocio no producirá efectos, por ejemplo la Escritura pública, declaración ante el
Encargado del Registro civil, etc.
Los negocios jurídicos no solemnes serían aquellos en los que la forma del negocio no está
predeterminada.

EXAMEN:

El principio de autonomía privada. Concepto y límites de la autonomía de la voluntad privada (***)


Clasificación de los negocios jurídicos (**)
Negocios jurídicos típicos y atípicos
Negocios abstractos y causales (**)
Negocios jurídicos gratuitos y onerosos

Este año no entra


Hechos, actos y negocio jurídico

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TEMA 14
CAPITULO 25

LA INEFICACIA DEL NEGOCIO JURÍDICO

2. LA NULIDAD
Se habla de ineficacia del negocio jurídico en todos aquellos supuestos en los que el negocio no llega a
producir los efectos a que estaba tendencialmente dirigido o deja de producirlos en un momento dado. La
ineficacia negocial pueden clasificarse en:
A) Invalidez: motivada por la existencia de circunstancias intrínsecas a cualquiera de los elementos
esenciales del negocio jurídico que no resultan admisibles pra el Ordenamiento jurídico. Dentro de la
invalidez, según la gravedad de tales circunstancias cabe distinguir entre:
1. Nulidad.
2. Anulabilidad.
B) Ineficacia en sentido estricto, en la que se deberían incluirse aquellos casos en que ciertos defectos o
carencias extrínsecos al negocio jurídico en sí mismo considerado, como acuerdo de voluntades,
conllevan su falta de efectos: mutuo disenso, desistimiento unilateral, resolución por incumplimiento,

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rescisión, revocación, acaecimiento de la condición resolutoria, falta de acaecimiento de la condición
suspensiva, etc.
La nulidad es el supuesto más grave de ineficacia. Suele ser adjetivada como nulidad absoluta o nulidad
de pleno derecho, pero recibe el rechazo del Derecho ya que no puede reconocer el Ordenamiento jurídico
ningún efecto del negocio jurídico nulo, ni siquiera su admisibilidad como tal negocio jurídico, hasta tal punto
que se habla del “nada jurídico”
2.1. CAUSAS DE LA NULIDAD
Las causas de nulidad son de extraordinaria gravedad. La nulidad propiamente dicha, absoluta o de
pleno derecho tiene lugar cuando el acto es contrario a las normas imperativas o prohibitivas o cuando no tiene
existencia por carecer de alguno de sus elementos esenciales: el consentimiento, el objeto o la causa.
Son causas de nulidad radical del negocio jurídico aquellas que sean contrarias al derecho imperativo:
1. La carencia absoluta o inexistencia (excluidos los denominados vicios de la voluntad; pero no la violencia
absoluta) de cualquiera de los elementos esenciales (son elementos esenciales la voluntad, la causa, la forma
y el objeto). Se ha de considerar que falta absolutamente el acto de voluntad o el debido consentimiento
cuando quien celebra el negocio jurídico lo hace arrogándose falsamente la representación de otro.
2. El incumplimiento de cualquiera de los requisitos del objeto del contrato: licitud, posibilidad y
determinación.
3. La ilicitud de la causa de cualquier negocio jurídico.
4. El incumplimiento de la forma sustancial, en el caso de negocios formales o solemnes.
5. La contrariedad a las normas imperativas, a la moral y al orden público, en cuyo caso suele hablarse
directamente de negocio jurídico ilegal.
6. En particular, los actos a título gratuito sobre bienes comunes realizados por un cónyuge sin el
consentimiento del otro.
2.2. LA ACCIÓN DE NULIDAD
Por muy nulo que sea un negocio jurídico celebrado, su apariencia seguirá produciendo los efectos
propios del negocio jurídico de que se trate, como si fuera válido, hasta que sea destruido. Para evitar semejante
apariencia negocial, la acción de nulidad tiene una serie de características:
A) Es imprescriptible, puede ser ejercitada en cualquier momento.
B) Puede ejercitarla cualquier persona interesada en deshacer el negocio jurídico nulo. La jurisprudencia
no excluye a los terceros, si a ellos les puede perjudicar el negocio jurídico que impugnan. En la
práctica es lo más frecuente. La parte que genera la causa de nulidad no puede impugnar el negocio
jurídico, por tanto, sólo la parte que sufra una causa de nulidad que sea exclusivamente imputable a la
otra parte del negocio podrá actuar judicialmente.
2.3. CONSECUENCIAS DE LA NULIDAD
A) En general: la restitución.
El negocio jurídico nulo no produce efectos. La declaración judicial de nulidad tienden a dejar las cosas
en la situación inmediatamente anterior a la celebración del presunto negocio jurídico: lo que técnicamente se
denomina restitución.
Art. 1303 del Código Civil, pensado para los contratos, dice: declarada la nulidad […] los contratantes
deben restituirse recíprocamente las cosas que hubiesen sido materia del contrato, con sus frutos y el precio con
los intereses.
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Art. 1307 del Código Civil dice: siempre que el obligado por la declaración de nulidad a la devolución
de la cosa, no pueda devolverla por haberse perdido, deberá restituir los frutos percibidos y el valor que tenía la
cosa cuando se perdió, con los intereses desde la misma fecha.
B) En particular: los supuestos de ilicitud.
La restitución no tiene sentido en los supuestos en los que el objeto (del contrato) o la causa (del
negocio) sean ilícitos. En estos casos se aplicarán los artículos 1305 y 1306 que determinan diferentes
consecuencias según que la ilicitud (civil) del objeto y de la causa constituya o no, simultáneamente, un ilícito
(delito o falta) penal propiamente dicho.
1. En el caso de ilícito penal se aplicará el artículo 1305
a. Imputable a ambos contratantes, estos carecerán de toda acción entre sí, y se procederá contra ellos,
dándose, además, a las cosas o precio que hubiesen sido materia del contrato, la aplicación
prevenida en el Código Penal respecto a los efectos o instrumentos del delito o falta.
b. Imputable a un solo contratante: el culpado podrá reclamar lo que hubiese dado, y no estará
obligado a cumplir lo que hubiera prometido.
2. En los supuestos en que la causa torpe (ilícito civil) se aplicara el artículo 1306:
a. Cuando la culpa sea de ambos contratantes, ninguno de ellos podrá repetir lo que hubiera dado a
virtud del contrato, ni reclamar el cumplimiento de lo que el otro hubiese ofrecido.

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b. Cuando esté de parte de un solo contratante, no podrá el culpable repetir lo que hubiese dado a
virtud del contrato, ni pedir el cumplimiento de los que se hubiera ofrecido. El no culpable, podrá
reclamar lo que hubiera dado, sin obligación de cumplir lo que hubiera ofrecido.
2.4. LA NULIDAD PARCIAL
Los casos de nulidad parcial son cada día más frecuentes. Se habla de nulidad parcial cuando el negocio
jurídico contiene una o varias cláusulas o determinaciones ilegales, pese a la validez y adecuación al
Ordenamiento jurídico del conjunto esencial del mismo. Algunos aspectos del negocio jurídico son contrarios a
una norma imperativa planteando el problema de determinar si la invalidez de la cláusula nula debe afectar al
conjunto negocial. El Código Civil no contempla dicho problema con carácter general, aunque a lo largo de su
articulado existen normas concretas de las que se deduce el principio general que ha de inspirar su solución: las
determinaciones o condiciones nulas deberán tenerse por lo puestas, como inexistentes; al tiempo que se debe
preconizar la eficacia del negocio jurídico: principio de conservación del negocio jurídico. Resulta claro que el
vacío contractual resultante debe rellenarse mediante las tareas de interpretación y de integración. En el caso de
la integración no habría problemas, pero a veces con la interpretación, el negocio jurídico, privado de las
cláusulas nulas, no corresponde con el designio de las partes y en ese caso se proclama nulo el acuerdo
negocial.

3. LA ANULABILIDAD
Un negocio jurídico anulable será aquel que puede ser impugnado o, por el contrario, seguir
produciendo efectos en caso de que su efectiva anulación no tenga lugar. La anulabilidad es un supuesto de
invalidez de mucha menor gravedad que la nulidad.
3.1. CAUSAS DE LA ANULABILIDAD
1. Todos los vicios de la voluntad o, en su caso, del consentimiento: error, violencia (no absoluta),
intimidación y dolo, que no van a volver a ser considerados.
2. Inexistencia de plena capacidad de obrar en alguno de los sujetos del negocio y, en su caso, de las partes
contratantes, tal y como ocurre en los siguientes casos:
a. Los menores no emancipados (art. 1263.1)
b. Las personas sometidas a la tutela, conforme a la sentencia de incapacitación.
c. Las personas sometidas a curatela, conforme a lo establecido en el art. 293.
d. Los emancipados respecto de los negocios jurídicos contemplados en el artículo 323.
3. Inexistencia de consentimiento marital o uxorio (esto es, del otro cónyuge) respecto de los actos o negocios
jurídicos onerosos realizados por el otro cónyuge, cuando legalmente se requiere el consentimiento de
ambos.
3.2. LA ACCIÓN DE ANULABILIDAD
A) Plazo de ejercicio:
Art. 1301.1 la acción de anulabilidad “sólo durará 4 años” que se deduce como plazo de caducidad
quedando atenuado en un buen número de supuestos de anulabilidad.
El art. 1301 indica que el plazo ha de computarse de forma diversa, según la naturaleza de la causa de
nulidad:
1- El punto inicial del cómputo es “la consumación del contrato” sólo en los casos de error o dolo.

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2- En los demás casos de anulabilidad el cómputo inicial queda retrasado a un momento posterior a la
celebración del negocio jurídico anulable:
- El cese o desaparición de la intimidación o violencia; ya que mientras existan, el negocio jurídico se ha
de entender continuamente viciado.
- La salida de la tutela respecto de los negocios jurídicos celebrados por menores o incapacitados: regla
que es mera consecuencia de que el pupilo o tutelado no puede actuar por sí mismo, no tiene
independencia, jurídicamente hablando.
- La disolución de la sociedad conyugal o del matrimonio (“salvo que antes hubiese tenido conocimiento
suficiente de dicho acto o contrato” el cónyuge no interviniente), en los casos de falta del

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consentimiento del otro cónyuge.
B) Legitimación activa:
El círculo de personas legitimadas para el ejercicio de la acción de anulabilidad queda limitado a las
personas que hayan sufrido el vicio de la voluntad o del consentimiento o fueren incapaces para realizar el
negocio jurídico; así como quienes, sin ser parte propiamente hablando del mismo, asumen obligaciones a
causa de dicho negocio jurídico. Art. 1302.
3.3. EFECTOS DE LA ANULABILIDAD
Los efectos de la anulabilidad son sustancialmente los mismo que las consecuencias de la nulidad
analizadas en general: la restitución conforme el artículo 1303 y normas complementarias. Bastaría con tener en
cuenta el trato favorable que dispensa el art. 1304 a quienes realizan negocios jurídicos sin tener plena
capacidad de obrar: “ no está obligado el incapaz a restituir sino en cuanto se enriqueció con la cosa o precio
que recibiera”
La fundamental coincidencia de efectos entre nulidad y anulabilidad, la restitución entre las partes del
negocio o, en su caso, los contratantes, es consecuencia del hecho de que la anulación del negocio jurídico tiene
carácter retroactivo.

4. LA PERVIVENCIA DE LOS NEGOCIOS JURÍDICOS INVÁLIDOS


4.1. LAS CAUSAS DE INVALIDEZ Y SU POSIBLE SANACIÓN
La diferencia entre nulidad y anulabilidad no puede rastrearse en función de los efectos positivos del
ejercicio de la correspondiente acción, sino resaltando las consecuencias de la falta de ejercicio de la acción.
Mientras que no se declare judicialmente la anulabilidad o la nulidad, los negocios jurídicos inválidos
pervivirán como si no fueran tales, pero ¿qué consideración tienen para el ordenamiento jurídico?
 Aunque no se ejercite la acción de nulidad, el negocio jurídico nulo será tal para el Derecho.
 La falta de ejercicio de la acción de anulabilidad conlleva, por el contrario, que la pervivencia fáctica
del negocio jurídico anulable se asume por el Ordenamiento jurídico, que lo convalida por considerar
que las causas de anulabilidad no atentan contra el orden público negocial, sino contra los intereses de
un particular. Por tanto, si la persona que ha sufrido la causa de anulabilidad no procura su propia
indemnidad ejercitando la acción anulatoria del negocio jurídico, el principio de seguridad jurídica
comportará la sanación de la causa de anulabilidad.
Las causas de anulabilidad son disponibles para las partes y, por tanto, sanables. Las causas de nulidad, por
el contrario, son de derecho necesario y de carácter absolutamente indisponible, por atentar contra el orden
público.
4.2. LA CONFIRMACIÓN DEL NEGOCIO JURÍDICO ANULABLE
Si las causas de anulabilidad son disponibles para las partes, renunciando al ejercicio de la
correspondiente acción, es lógico que exista un cauce para sanar el negocio jurídico anulable antes de que la
acción de anulabilidad precluya. Dicho cauce sanatorio se conoce con el nombre de confirmación. Conforme el
art. 1313 “la confirmación purifica al contrato de los vicios de que adoleciera desde el momento de su
celebración” (tiene eficacia retractiva) y, por consiguiente, extingue la acción de anulabilidad (art. 1309)
Para que la confirmación sea válida, se requiere que quien la lleve a cabo (por definición, quien está
legitimado para ejercitar la acción de anulabilidad: arts. 1312 y 1302) sea consciente de la trascendencia de la
misma. Por ello requiere el Código Civil que el confirmante tenga conocimiento de la causa de anulabilidad y
que el vicio no le siga afectando (habiendo ésta cesado)
Puede realizarse la confirmación de forma expresa o tácita. Esta última consiste, según el artículo 1311,
en que el legitimado para ejercitar la anulabilidad “ejecutase un acto que implique necesariamente la voluntad
de renunciarlo”
4.3. LA DENOMINADA CONVERSIÓN DEL NEGOCIO JURÍDICO NULO
Quizá por el eterno prurito de simetría característico de ciertos juristas y dado que la confirmación es
sólo aplicable a los anulables, se afirma que el negocio jurídico nulo es susceptible de conversión.

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La pretendida conversión del negocio jurídico consistiría en que un negocio jurídico con tacha de
nulidad, por contravenir alguna norma imperativa propia del modelo o tipo negocial de que se trate, puede ser
reconducido a un tipo negocial diverso para ser considerado válido. Por ejemplo: un comodato oneroso debería
estimarse arrendamiento, ya que para el Código Civil intercambiar cesión de uso de una cosa por precio
constituye la causa típica del arrendamiento y no la de comodato.
Generalizar la figura de la conversión en nuestro Derecho resulta tarea ardua, ya que el Código Civil no
la considera posible, por mucho que se pretenda ampliar el principio de conservación del negocio jurídico. En
supuestos concretos, la tarea interpretativa resultará igualmente difícil; ya que, además de concurrir en el
negocio jurídico nulo los requisitos y contenido del negocio jurídico válido al que se reconvierte, no parece
razonable propugnar la conversión del negocio jurídico sin tener en cuenta la voluntad de las personas
interesadas.

5. LA RESCISIÓN
Es una forma particular de ineficacia del contrato que procede de un momento posterior a la celebración
del mismo, el cual nace plenamente válido, pero posteriormente puede ser declarado ineficaz por sus efectos
lesivos o perjudiciales para una de las partes o de un tercero (art. 1291)
Se distingue fácilmente de la nulidad y de la anulabilidad del negocio: la rescisión presupone un

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negocio jurídico inicialmente válido, mientras que la nulidad y la anulabilidad implican la invalidez inicial del
negocio a que estén referidas.
5.1. CAUSAS DE RESCISIÓN
Se pueden clasificar en tres grupos distintos:
A) Rescisión por lesión:
El término lesión significa aquí perjuicio patrimonial para uno de los sujetos del negocio, y en
particular, para una de las partes contratantes. Utilizando dicha idea como causa de ineficacia el CC declara
rescindibles:
1- Los contratos que pudieran celebrar los tutores sin autorización judicial, siempre que las personas a quienes
representan hayan sufrido lesión en más de la cuarta parte del valor de las cosas que hubiesen sido objeto de
aquellos. Los contratos que celebre el menor por sí solo serán anulables y no rescindibles. Tampoco serán
rescindibles los contratos que celebre el tutor con autorización judicial; respecto de los cuales podrá el
menor, para reparar los prejuicios que le causen, exigir la responsabilidad en que haya podido incurrir el
Juez al conceder la autorización al tutor. Finalmente aquellos contratos que, necesitando la autorización
judicial, celebre el tutor por sí solo, son directamente nulos, por incumplimiento de ese requisito o condicio
iuris.
2- Los celebrados en representación de los ausentes, siempre que éstos hayan sufrido una lesión a que se
refiere el número anterior, es decir, en más de la cuarta parte del valor de la cosa, art. 1291 y no se haya
celebrado el contrato con autorización judicial, art. 1296.
3- La participación de la herencia, siempre que la lesión sea en más de la cuarta parte, atendiendo al valor de
las cosas cuando fueran adjudicadas. Art. 1074
Fuera de los casos indicados ningún contrato se rescindirá por lesión art. 1293.
B) Rescisión por fraude:
La celebración de un negocio jurídico con intención fraudulenta respecto de terceros, es decir, con
ánimo de engañarlos perjudicando sus intereses, constituye igualmente causa de rescisión en los siguientes
supuestos:
1- Los contratos celebrados en fraude de acreedores, cuando éstos no puedan cobrar de otro modo lo que se les
deba, art. 1291.3. Se presume el fraude en todas la enajenaciones gratuitas; y en las onerosas, cuando el
transmitente haya sido judicialmente condenado o cuando se trate de bienes embargados judicialmente, art.
1297.
2- Los contratos que se refieran a cosas litigiosas, cuando hubiesen sido celebrados por el demandado sin
conocimiento y aprobación de las partes litigantes o de la Autoridad judicial competente, art. 1291.4
3- Los pagos hechos en estado de insolvencia por cuenta de obligaciones a cuyo cumplimiento no podía ser
compelido el deudor al tiempo de hacerlos, art. 1292
C) Rescisión por otros motivos:
El art. 1291.5 mediante una cláusula remisiva de carácter general, deja la puerta abierta a cualesquiera
otros casos en que especialmente determine la ley de rescisión.
5.2. LA ACCIÓN RESCISORIA
Tres requisitos:
1- Que el perjudicado carezca de otro recurso legal para obtener la reparación del perjuicio art. 1294; se trata,
por tanto de una acción subsidiaria.
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2- Que el perjudicado pueda devolver aquello a que estuviera obligado art. 1295.
3- Que las cosas objeto del contrato no se hallen legalmente en poder de terceras personas que hubieren
procedido de buena fe, art. 1295.2; ya que, en tal caso, la pretensión del lesionado o defraudado ha de
limitarse a reclamar la indemnización de perjuicios al causante de la lesión. Art. 1295.3
El plazo de ejercicio de la acción será de 4 años, empezará a correr desde la celebración del negocio
jurídico rescindible. Para las personas sujetas a tutela y para los ausentes, los 4 años no empezarán hasta que
haya cesado la incapacidad de los primeros, o sea conocido el domicilio de los segundos. Art. 1299.2
5.3. EFICACIA RESTITUTORIA E INDEMNIZACIÓN DE LA RESCISIÓN
El efecto fundamental de la rescisión es obtener la devolución de todo aquello que haya sido entregado
o transmitido por virtud del negocio rescindible. Pero puede ocurrir que las cosas entregadas hayan
desaparecido, siendo imposible su devolución; o bien que hayan ido a parar a manos de terceros adquirentes,
protegidos en su adquisición de modo preferente sobre el que ejercita la acción rescisoria por lesión o fraude, en
estos casos de imposible devolución, la acción rescisoria se transforma en indemnizatoria o reparatoria, con
carácter subsidiario.
La obligación de indemnizar puede alcanzar al adquiriente de mala fe, pues “el que hubiese adquirido
de mala fe las cosas enajenadas en fraude de acreedores, deberá indemnizar a éstos de los daños y perjuicios que
la enajenación les hubiere ocasionado, siempre que por cualquier causa le fuere imposible devolverlas. Art.

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EXAMEN:

Causas de nulidad***
Causas de anulabilidad**
Negocios rescindibles: causas.***

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TEMA 14
CAPITULO 26

LA REPRESENTACIÓN

1. IDEAS GENERALES
Por lo general, las personas se desenvuelven en el tráfico jurídico por si mismas, realizando aquellos
actos o negocios que estiman de su interés de forma directa y personal. Sin embargo, resulta frecuente que la
actuación personal sea imposible o desaconsejable (lejanía, gran pérdida de tiempo, razones de salud,
ausencia, etc.) y sea necesario buscar una tercera persona que despliegue la actividad de que se trate en lugar
del directamente interesado, sustituyéndolo.
De otra parte, el hecho de que toda persona, incapaces incluidos, sea o pueda ser titular de derechos y
obligaciones hace necesario que la ley atiende a la gestión de tales derechos y obligaciones imponiendo a
ciertas personas el desempeño de los mismos en nombre del incapaz.
1.1. LA REPRESENTACIÓN VOLUNTARIA O CONVENCIONAL Y LA REPRESENTACIÓN LEGAL
Conforme a lo dicho, el fenómeno representativo, consistente en actuar en el tráfico jurídico una
persona por otra, puede encontrar su origen en:

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
a) La decisión del interesado; quien, mediante un acto de autonomía privada, confiere a otro autorización para
actuar en su esfera personal. Se habla de representación voluntaria o convencional, ya que el interesado, si
quisiera, podría actuar por sí mismo y cuidar de sus propios intereses.
b) En la propia ley, que, en protección de los incapaces, hace que sus intereses sean ejecutados por una persona
capaz a la que la ley faculta y obliga a desempeñar tal cargo. Se denomina representación legal al fenómeno
sustitutorio en virtud del cual, por mandato de una ley, una persona tiene encomendada la gestión de los
intereses de un incapaz o de una persona que, sin llegar a ser técnicamente tal, no puede (el ausente, el
nasciturus) o no debe (el concursado o quebrado) desplegar la actividad que requeriría la marcha de sus asuntos.
1.2. LA ACTUACIÓN EN NOMBRE AJENO O CONTEMPLATIO DOMINI: LA REPRESENTACIÓN DIRECTA
Diferenciadas en su origen y significado, la representación voluntaria y la representación legal
constituyen dos caras de una misma moneda, cuya funcionalidad es la misma en ambos casos: una persona
(representante), especialmente facultada convencional o legalmente para ello, actúa en nombre y por cuenta de
otro (representado), de forma tal que el resultado de su gestión o actuación incide y recae directamente en la
esfera jurídico-personal del representado.
Tanto el representante legal como el voluntario han de actuar “en nombre del representado”, de forma
tal que los terceros sepan desde el primer momento que su intervención formal no conlleva, sin embargo, que
queden vinculados personalmente con el representante, sino que éste se limita a actuar por otra persona: el
representado.
La utilización del nombre ajeno (el del representado) o mejor, la “actuación en nombre ajeno”, es,
pues, el dato inicial característico de la representación (se obliga a levantar un edificio a la Constructora S.A.,
aunque firme el correspondiente contrato D. Antonio Martín en cuanto gerente de la misma. En caso de
discusión sobre la calidad de los materiales del edificio, no se podrá reclamar indemnización alguna a D.
Antonio Martín, como persona física o natural, sino a Constructora S.A.).
A consecuencia de esta directa y automática vinculación entre representado y tercero, en el caso de
representación de origen voluntario, se denomina a este tipo de fenómeno sustitutorio representación directa.
1.3. LA REPRESENTACIÓN DE CARÁCTER INDIRECTO
Todos aquellos supuestos en que el representante actúa en nombre propio, aunque lo haga por cuenta
ajena y en interés del representado. En tales casos, se habla de representación indirecta, pues aunque en el
fondo el representante actúe siguiendo las instrucciones del representado, externamente o frente a terceros, se
presenta como parte directamente interesada, realizando los actos o cerrando las negociaciones en su propio
nombre.
1.4. OTROS SUPUESTOS DE INTERPOSICIÓN GESTORÍA
Son numerosos los supuestos en que una persona sustituye o auxilia a otra en actividades de la más
variada índole, mas sin atribuirse legitimación representativa alguna, sino sencillamente colaborando o
contribuyendo materialmente a la consecución de tales actividades, sin llegar a sustituir realmente la capacidad
decisoria del interesado (una secretaria o una intérprete, el niño a quien se envía a pagar lo adecuado en el
supermercado), no pueden ser considerados representantes, sino “otra cosa”.
Categorías gestorías:
1. La actuación gestoria puramente auxiliar: terceras personas intervienen en cualquier acto o negocio jurídico
sin capacidad decisoria alguna, sino desempeñando un papel puramente material, asesorando o auxiliando al
interesado: abogado, intérprete, agente de la propiedad inmobiliaria, etc.
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2. El nuncio, emisario o mensajero: persona que, actuando por otra, lleva a cabo un acto jurídico cualquiera,
pero de carácter material y sin posibilidad de modificar su alcance. Al nuncio o emisario no se le requiere
capacidad de obrar o capacidad contractual alguna (pagar una deuda, recibir un pago, recoger la compra ya
realizada…).
1.5. PLANTEAMIENTO: EL PARADIGMA DE LA REPRESENTACIÓN DIRECTA
¿No puede decirse que el anuncio “representa” de algún modo al dominus negotii? Por supuesto que sí.
Lo representa en cuanto “se presenta por él”; pero, en términos jurídico-técnicos se considera que no hay
verdadera representación. La idea de representación es una abstracción doctrinal, un concepto teórico, que, por
consiguiente, puede extenderse o restringirse según la concepción de cada cual, dado que no existe una norma

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
concreta que precise los límites seguros de la actuación representativa propiamente considerada en nuestro
ordenamiento jurídico.
No significa que la cuestión carezca de importancia práctica, además de la teórica, pues la calificación
técnica de cualquier supuesto concreto de interposición gestoría acarreará la aplicación de las normas generales
y de los principios propios de la categoría representativa correspondiente.
Consideraremos los extremos fundamentales de la representación directa, es en todo caso de utilidad,
mutatis mutandis, a los demás tipos de representación, sean más o menos espúreos.

2. LA REPRESENTACIÓN DIRECTA Y SUS PRESUPUESTOS


2.1. CONCEPTO Y REQUISITOS
Identificada la representación directa con la “verdadera representación”, los presupuestos básicos de la
figura radican en la coexistencia de tres datos básicos:
1. La actuación en nombre ajeno: consiste semejante requisito en la necesidad de que el representante se
presente ante los terceros como persona que actúa en nombre de otra (p.e. el representante acredita su condición
de tal mediante la exhibición de un poder notarial).
2. La actuación por cuenta ajena: requisito en cuya virtud la actuación del representante debe encontrarse
presidida por la idea de defender los intereses y las expectativas negóciales del representado. Tal requisito no
sólo está presente en la representación directa, sino también en los demás supuestos de representación.
3. Existencia de apoderamiento: semejante presupuesto es igualmente aplicable a todas las categorías de
actuación representativa.
2.2. ÁMBITO DE LA REPRESENTACIÓN: LA EXCLUSIÓN DE LA ESFERA PERSONALÍSIMA .
La generalización de la dogmática alemana y el hecho de que el BGB adscriba la temática de la
representación a “la emisión de declaraciones de voluntad” ha traído consigo que la mayor parte de la doctrina
considere que la actuación representativa tiene su ámbito natural y propio exclusivamente en relación con los
negocios jurídicos.
En nuestro Código, el art. 439 establece que la adquisición de la posesión (acto de carácter material)
puede realizarse “por la misma persona que va a disfrutarla, por su representante legal, por su mandatario…”.
La doctrina española, de forma mayoritaria, niega que en el citado artículo puedan verse indicios de verdadera
representación”.
Sin embargo, el CC leído a través del BGB parece compatible. El parecer de F. DE CASTRO, sí parece
asumible: “…el ámbito de la representación es muy amplio en Derecho español; comprende todo el campo de
la autonomía de la voluntad, entendida ésta en su sentido más general; es decir, comprendiendo la celebración
de negocios jurídicos, realización de actos jurídicos no negociales, ejercicio de derechos y facultades; siempre
que no tengan carácter de personalísimos”.

3. EL PODER O LA LEGITIMACIÓN DEL REPRESENTANTE


3.1. EL APODERAMIENTO : PODER Y MANDATO
Para que una persona pueda presentarse legítimamente ante la comunidad como representante de otra,
es evidente que ha de estar facultada, legal o convencionalmente, para ello. En pocas palabras, el representante
ha de tener un “poder” para actuar en cuanto tal.
El “apoderamiento” al representante constituye el punto de partida de su actuación en nombre ajeno (o
del representado) y delimita y concreta sus facultades. El acto de apoderamiento es unilateral en cuanto su único
efecto radica en otorgar al representante la facultad o posibilidad (mas no la obligación) de representar al
principal.
Si el poder no llega a conocimiento del apoderado, existe y es válido, pero es simultáneamente ineficaz
(no ha valido para nada), dado que no ha sido objeto de desarrollo posterior. El desarrollo del poder requiere la
existencia de un contrato de mandato, en cuya virtud el apoderado (en cuanto mandatario) sí queda obligado a
llevar a cabo la actividad contemplada como objeto del mandato.

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En nuestro CC el mandato puede carecer de efectos representativos, por consiguiente, el mandato puede
ser representativo o no representativo, pero en todo caso la representación es una modalidad del mandato.
3.2. CLASES DE PODER
El representado (en el caso de representación voluntaria “poderdante”) puede querer que el apoderado
(o representante) gestione sólo un asunto concreto, y, en tal caso, se dice que le otorgará un poder especial.
Por el contrario, se habla de poder general, cuando el principal autorice al representante para gestionar una
serie múltiple de asuntos del poderdante o incluso todos los asuntos y negocios del representado.
En el caso de que se apodere a varias personas para un mismo asunto es de gran interés práctico saber si
la actuación de ellas se ha de realizar de forma conjunta o por separado. A tal efecto, debe distinguirse entre:
 Poder solidario: sería el otorgado a varias personas para un mismo asunto de forma que cualesquiera de
ellas pueden celebrar individual y separadamente el negocio en cuestión.
 Poder mancomunado: cuando la designación de varias personas tiene como propósito determinante que
todos ellos participen en la celebración definitiva del negocio.
La distinción entre poder revocable y el poder irrevocable hay que referirla a la representación
voluntaria. El apoderamiento, es desde luego un acto propio de autonomía privada, respecto del cual el
poderdante detenta por completo la iniciativa. De forma tal que, el poder es por naturaleza revocable sin
necesidad de justa causa o de fundamento concreto alguno. Sin embargo, no son extraños los casos en que el

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propio representado tiene interés en conceder las atribuciones correspondientes al representante de forma
irrevocable, para evitar “males mayores” (alguien muy endeudado otorga poder irrevocable a sus principales
acreedores para vender algunos de sus bienes, bajo el compromiso de que éstos no le embargarán otros bienes
fructíferos con los que piensa afrontar el resto de sus deudas).

4. LA INADECUACIÓN ENTRE ACTUACIÓN REPRESENTATIVA Y APRODERAMIENTO: EL


DENOMINADO FASUS PROCURATOR
Pese a que la actuación del representante requiera encontrarse legitimada por una relación de
apoderamiento, convencional o legalmente constituida, resulta obvio que en la práctica no son extraños los
casos en que una persona actúa por otra sin contar con dicha legitimación o, extralimitándose en las atribuciones
que le habían sido conferidas por el poder.
4.1. INEXISTENCIA DE PODER
Aunque factible, es escasamente frecuente que una persona se arrogue la representación de otra que no
le ha otorgado poder alguno.
4.2. EXCESO EN LA ACTUACIÓN REPRESENTATIVA
Son sumamente numerosos los casos en que el representante se prevale de un poder que, después, le ha
sido revocado por el principal o aquellos en que el representante se extralimita de las instrucciones recibidas en
el poder, por entender de buena fe que con ellos consigue mayores beneficios para el poderdante o por querer,
maliciosamente, cerrar de una vez el negocio para cobrar. En tales casos y en otro de parecida índole se habla de
falsus procurator (falso representante), en atención a la economía gramatical.
4.3. LA NULIDAD DE LA ACTUACIÓN DEL FALSUS PROCURATOR
Considerar vinculado a semejante actuación al presunto representado no parece razonable, ya que él no
ha autorizado a nadie para actuar en su nombre o ha señalado unos límites que no han sido respetados por el
apoderado. De otra parte, como el apoderado no actuaba en su nombre, una vez perdido el sustrato personal de
su intervención, tampoco resulta lógico considerarlo vinculado.
El negocio o contrato celebrado entre el representante y el tercer no podrá producir los efectos propios
del mismo y habrá de considerarse ineficaz. Art. 1259.2 “ el contrato celebrado a nombre de otro por quien no
tenga su autorización o su representación legal será nulo…”

5. LA RATIFICACION DE LA FALSA O INADECUADA ACTUACIÓN REPRESENTATIVA


Dicha consecuencia (nulidad del acto) se producirá “… a no ser que lo ratifique la persona a cuyo
nombre se otorgue antes de ser revocado por la otra parte contratante” Esto es, el representado, advertido o no
previamente por el representante, cuando el tercero le inste a ejecutar lo pactado con el falso representante
adoptará la iniciativa:
A) Alegar la existencia de un supuesto de falsus procurator y desentenderse de forma total y absoluta del tema;
B) Asumir personalmente la falsa o inadecuada actuación representativa y considerarse vinculado con el tercer,
mediante una declaración propia de voluntad que, conforme al verbo del art. 1259.2º, se conoce con el
nombre de “ratificación”
5.1. CARÁCTER Y CONSECUENCIAS DE LA RATIFICACIÓN
Dicha aceptación ex post facto de la actuación del representante viene a suponer, pues, un
apoderamiento a posteriori que, no obstante, tiene ineficacia retroactiva y sana el defecto de poder de la
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actuación del representante, originariamente no apoderado. Por tanto, a los efectos prácticos la fecha del
contrato en su caso será la del celebrado por el falsus procurator y no la de la ratificación.
Naturalmente, en el supuesto de que la actuación del falsus procurator se vea ratificada, el tercero (al
quedar vinculado en adelante con el representado) no tendrá interés alguno en mantener relaciones con el falsus
procurator y, por tanto, no se dirigirá contra el representante, aunque inicialmente la actuación de éste estuviese
viciado por un defecto de poder.
5.2. LA INEXISTENCIA DE RATIFICACIÓN
A) La actuación contra el sedicente representante
Al contrario, en el supuesto de que el falsus procurator no cuente con la posterior ratificación del
representado, al tercer no le quedará otra vía que accionar o actuar contra el sedicente representante. En
dependencia de los datos concretos de hecho el tercero podrá:
 Dirigirse contra él por vía penal, ya que la actuación consciente y malévola de arrogarse una representación
que no se tiene puede constituir un delito de estafa.
 No obstante, en la mayor parte de los casos el tercero habrá de limitarse a reclamar en vía civil el
resarcimiento de daños causado por la actuación falsamente representativa. Para ello resulta necesario que
el tercero haya pactado con el falsus procurator de buena fe (sin conocimiento de su falta o defecto de
poder) y, de otro lado, con la debida diligencia (procurando conocer el título de legitimación del

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representante, sin haber confiado lisamente en la palabra de éste), pese a los cual el falsus procurator le
induce a engaño y le lleva a negociar.
B) El resarcimiento de daños: el interés contractual negativo.
La concreción del referido resarcimiento de daños se plasma en el denominado “interés contractual
negativo” ; esto es, en indemnizar al tercero de los perjuicios patrimoniales sufridos (el denominado lucro
cesante); que, como se ve, en caso de falta de acuerdo entre ambos, será necesario determinar judicialmente,
tras la consiguiente reclamación y pleito.
Por tanto, es evidente que la actuación del falsus procurator coloca al tercero en una situación poco
deseable, ya que el tercero habrá de pechar con todos los riesgos de la operación: desde la localización y
búsqueda del falsus procurator hasta su propia insolvencia.

6. LA ACTUACIÓN POR CUENTA AJENA


6.1. EN GENERAL
La actuación por cuenta ajena que la representación conlleva, supone y requiere que el representante
gestione y defienda el interés del representado, en nombre de quien interviene, y se olvide del suyo propio en
tanto desenvuelve la actuación representativa. Por consiguiente, para actuar correctamente, en el caso de que
exista conflicto de intereses entre poderdante o representado y representante, éste debería atender más al
provecho y beneficio del representado que al suyo propio.
6.2. LA INADMISIBILIDAD DEL AUTOCONTRATO O CONTRATO CONSIGO MISMO
De los diversos supuestos de conflictos de intereses entre representante y representado el más llamativo
sin duda viene representado por el autocontrato o contrato celebrado consigo mismo. Con dicho giro o
expresión se hace referencia a todos aquellos casos en los que una persona, actuando en nombre de otra, de un
lado, y, de otro lado, en nombre propio, celebra el contrato asumiendo roles diversos y aparece, aunque sólo sea
formalmente, como comprador y vendedor o como arrendador y arrendatario. Resumiendo: el apoderado firma
en las dos casillas del contrato; en una como representante de X; en la otra como representante de Y o bien en
su propio nombre y derecho.
En Derecho español no existe regulación específica de la figura a la que nos venimos refiriendo. Sin
embargo sí existen algunos preceptos en los que se evidencia la prohibición de celebrar actos jurídicos por los
representantes cuando dicha celebración suponga conflicto de interés con sus respectivos representados.
Conclusión: El autocontrato no es admisible en Derecho español y debe ser considerado como anulable
en la representación voluntaria y nulo de pleno derecho en la representación legal, salvo que resulte indudable
que no hay conflicto de intereses alguno en su celebración.

7. LA DENOMINADA REPRESENTACIÓN INDIRECTA


La actuación por cuenta ajena no es una nota exclusiva de la representación voluntaria directa y de la
representación legal (esto es, de la representación propiamente dicha), sino que puede darse en otros supuestos
por razones más o menos inconfesadas (p.e: si yo, enemistado con el carpintero del barrio, encomiendo a un
amigo que le encargue una determinada librería, es obvio que no sólo no le apodero para que utilice mi nombre,
sino que debe guardarse de hacerlo, pese a que actúe por mi cuenta y en interés mío).

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La ocultación de actuar en nombre ajeno es, pues consciente y deliberada ya por razones serias (el
político a quien no interesa que el vendedor de un chalet filtre a la prensa la noticia de la compra) o
intrascendentes (encargo a un amigo que me traiga de Italia un queso parmesano).
En los supuestos de esta índole la actuación representativa se caracteriza por el hecho de que el
representante actúa “en nombre propio”, sin manifestar u ocultando conscientemente el nombre de la persona
por cuenta de quien actúa. Por tanto, en puridad de conceptos, acaso deberíamos hablar de mandatario y no de
representante.
Siendo ello así, parece natural que la actuación del mandatario no pueda vincular directa e
inmediatamente al representado y al tercero, ya que este ni siquiera sabe por cuenta de quién ha actuado el
mandatario.
Los supuestos ahora considerados se suelen englobar bajo la denominación de representación
indirecta, pese a que en la misma no se da propiamente hablando fenómeno representativo alguno.
Con independencia de la denominación de la figura, en los supuestos aludidos no existe relación alguna
entre mandante y tercero. En efecto, cuando el mandatario obra en su propio nombre, resulta que:
 El mandante no tiene acción contra las personas con quienes el mandatario ha contratado, ni éstas
tampoco contra el mandante.
 El mandatario queda obligado directamente con la persona con quien ha contratado, como si el asunto

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fuera personal suyo.
Manteniendo el mismo esquema explicativo, en el caso de la representación indirecta, uno de los lados
del triángulo brilla por su ausencia (las líneas discontinuas significan la actividad fáctica habida entre los
intervinientes; las continuas las relaciones jurídicas dimanantes de la representación).

Representación directa Representación indirecta

Representado Representado

Representante

Tercero Tercero

8. LA REPRESENTACIÓN LEGAL
Conviene hacer una recapitulación sobre la materia, pues no son extrañas las propuestas doctrinales
acerca de la exclusión de la representación legal del ámbito de la representación.
Nuestro CC no utiliza casi nunca el vocablo representación para referirse a la actuación representativa
directa; mientras que su utilización (y la de representante) es continua y reiterada en relación con los supuestos
de representación legal.
Es cierto que entre la representación directa y la representación legal, existen innegables diferencias.
Pero en definitiva, el substratum básico de ambas es el mismo: una persona actúa en nombre y por cuenta de
otra, que será la titular de los derechos y obligaciones dimanantes de la actuación representativa.
Prototipos de representación legal ya considerados:
 Los tutores son representantes legales de los menores o incapacitados sometidos a tutela, con carácter
general. Sin embargo, la tutela es hoy día graduable y, por tanto, el ámbito de actuación del
representante depende de lo establecido en la sentencia de incapacitación
 Los progenitores son representantes legales que ostentan la patria potestad sobre sus hijos menores o la
patria potestad prorrogada sobre los hijos mayores incapacitados.
 Se ha de considerar representante legal el defensor judicial que represente y ampare los intereses de
menores e incapacitados
 Y debe incluirse dentro de la representación legal el defensor del desaparecido y los representantes de
quien se encuentre en situación de ausencia declarada.

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EXAMEN:

Concepto y clases de representación (**)


Representación directa e indirecta: concepto y diferencias
La representación legal. Representación voluntaria y representación legal. Concepto y diferencias
La representación directa y sus presupuestos (***)
Ámbito de la representación: exclusión de la esfera personalísima (**)
El apoderamiento: concepto, clases y diferencia con el mandato.
Clases de poder

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La denominada representación indirecta

RESUMEN DE LOS TEMAS QUE MÁS CAEN

La costumbre y los usos


La jurisprudencia
La integración del ordenamiento. La analogía
El principio de irretroactividad de las leyes
El abuso del derecho
La caducidad: concepto, diferencias con la prescripción
La personalidad: capacidad jurídica y capacidad de obrar
La emancipación
La declaración judicial de incapacitación
La declaración de fallecimiento
La nacionalidad derivativa
La adquisición de vecindad civil por residencia
Los tipos de patrimonio
La representación
La representación directa

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