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ESCENA 1
Actriz 1: (en off, informativa).En los siglos XVII y XVIII la medicina en general
avanzó varios pasos significativos, cada uno de los cuales había de influir a
su modo en la forma en que entenderían el trastorno mental las sucesivas
generaciones.
Actriz 1: (la actriz 2, vestida igual, sale a escena de igual modo hasta que se
para enun punto, a partir de ahora están todo el tiempo en escena, aunque
solo se ven por la luza de la bombilla, dos manchas blancas que flotan por la
escena)
Algunos estudiosos innovaron publicando los primeros textos pediátricos
sobre las principales enfermedades internas de la cabeza.
Origen, causas, sintomatología…fueron años de excitación investigadora que
anunciaban la nueva era del pensamiento científico.
Actriz 2: Melancolía o delirio, manía sin delirio, manía con delirio, demencia
o supresión de la facultad de raciocinio,…idiocia o anulación de las
facultades intelectuales y los afectos…A los pacientes se les conducía como
rebaños a salas hacinadas con míseros lechos, a los que eran arrojados sin
distinción de enfermedades;
Actriz 2: Hotel Dieu, Paris 1606, orden real por la que se acogía a todos los
idiotas y mentalmente enfermos…(Aclarando). Según lenguaje de la época…
Actriz 2: En la era del progreso, la Europa del siglo XIX trajo consigo la
comprensión de los trastornos mentales. Las bases científicas se asentaban
y se dejaban atrás ideas de dudoso origen y comprobación…
Actriz 2: (Hace lo mismo que la actriz 1 pero por el lado inverso, y también
se queda en la boca de la salida). Durante buena parte de la humanidad la
locura era una condena,…y los locos…culpables. Los sanadores poco más o
menos que inquisidores… Afortunadamente esto cambia…y ahora nos
encontramos en los albores de la consideración del deterioro mental como
enfermedad.
PRIMER ACTO
Aparece Gregoria. Tiene unos 40 años, alta, delgada, bien vestida con un
traje de chaqueta, maletín o bolso. Tiene clase,, elegancia…
…(Leve risa). Si, si…por lo demás todo bien… (Más distendida) Un mañana
un poco cargada, pero bien. Ya sabes que yo soy de las que funciona mejor
con actividad. No puedo parar. Si…(interactúa), de todas formas hoy al salir
de la oficina me he pasado por la peluquería y me he dado unos rayos.
Tampoco viene mal entre reunión y reunión. A estas alturas del año, si no
viene el sol a verme a mi…En cuanto tenga unos días me marcho al
apartamento en Lloret: dormir, comer, caminar…en fin, aquellos placeres que
solo se permiten los que no tienen nada en la cabeza.
…Se los daré de tu parte. (Nerviosa) ¿Ahora? No, no,…ahora no puedo. (Se
lo inventa). Estoy esperando para entrar en una reunión. De hecho tengo que
dejarte, (en voz baja simulando que alguien le llama). Me están llamando,
hablamos luego. Besos.
(Por el otro lado de la escena aparece una mujer. Aparenta la misma edad
que Gregoria, quizás uno o dos años más, aunque no simula la misma
presencia que ella. En realidad, es una mujer más clásica, vestida como una
mujer más mayor, incluso con algún elemento excéntrico en su indumentaria,
compuesta de falda larga y rebeca. El elemento excéntrico de su
indumentaria puede deberse a no estar muy centrada mentalmente. Viene un
poco ahogada; se detiene en su entrada a la escena. Bolso colgado).
Martirio: Hola
Gregoria: (Aún apagando la colilla, sin mirarla, indiferente. Después de un
rato). Hola.
Martirio: (Avanza solo un paso más. Silencio…). El ascensor no funciona.
(Gregoria la mira indiferente, no insultante, pero indiferente), aunque
bueno… subir por las escaleras tampoco está mal.
Gregoria: El ascensor no funciona porque nada funciona nunca. Y subir por
las escaleras, y a un quinto, es una putada. (Mirando a la puerta)
(Gregoria se ha movido del sitio, pero sigue sin hablar, se ha situado al lado
de la puerta de la consulta, impaciente, esperando que le llamen ya.
Martirio sigue hablando, mirando su reloj).
Martirio: Uy, mi hijo debe de haber salido ya del trabajo. Bueno, eso si su
jefe no le ha pedido concluir algún asunto. (Mirando a Gregoria). Confía
mucho en él. Es ingeniero,…de caminos. Me gusta estar en casa cuando
vuelve por las noches, y cenar juntos. Que me cuente cómo le ha ido, si ha
tenido algún problema. Tiene 21 años. Es tan guapo,…y bueno. (Volviendo a
mirar el reloj). Pero hoy,…(lo mira de nuevo), hoy no a ser posible. De todas
formas le he dejado el pescado en el horno. Le gusta mucho la merluza con
pimiento y cebolla…Pimiento verde. (Ingenua, tierna). El rojo no le gusta
porque le recuerda a la sangre y desde pequeño dijo que no comería nunca
nada rojo…(Reflexiona y se da cuenta de algo). Realmente yo nunca como
alimentos blancos,…Mantequilla, leche, queso…(Con otro tono, quizás mas
melancólico).A su padre no le hacen falta ni la merluza, ni la cebolla,…ni el
pimiento. (Más seria). Ni yo. Al menos a sus hijos si les quiere.
Gregoria: (Cortándole) ¿Siempre tarda tanto este doctor?
Martirio: (Que la mira, tras un silencio). ¿Te esperan?
Gregoria: (Enérgica). Si, si…tenía una reunión muy importante.
Martirio: En realidad a mi no me espera nadie…
Gregoria: Pero,…¿y tu hijo?
Martirio: (Pensando). Mi hijo tiene la merluza preparada en el horno.
Gregoria: (Que se separa de la puerta adelantándose algún paso). ¿Y tu
marido?
Martirio: ¿Mi marido? (Resolviendo). En España existen 457 automóviles,
407 teléfonos fijos, una oficina bancaria y ocho actividades de restauración,
como cafeterías, bares o restaurantes, por cada 1.000 habitantes. Un bar por
cada 125 habitantes. ¿Tú crees que mi marido tiene tiempo para otras
cosas?
Gregoria: (Saca otro cigarro y el mechero aunque no llega a encenderlo. Se
lo pone en la boca, pero se lo quita para hablar). España, y esta tierra que
vivimos, es una completa mentira. Nos educan desde que somos chicos
haciéndonos creer lo idílico de la vida. Crecemos entre falsas imágenes de
espontánea felicidad,…¿y qué? Al final solos como ratas. Solos,…y todos.
Esto no es una cosa que le pase a unos cuantos. Esto es cosa de todos.
Nacemos solos, vivimos solos y nos vamos solos “pa” el otro lado.
Martirio: Mi amiga Elvira tiene una familia preciosa, y una vida ejemplar.
Gregoria: Y supongo que vendrá mucho a restregártelo a la cara.
Martirio: Sí, semanalmente, en el café de los jueves.
Gregoria: Tu amiga Elvira está sola como todos. (Se enciende el cigarro.
Fuma. Silencio).
Martirio: Oye, oye…que me parece que aquí no se puede fumar.
Gregoria: Pero,…pero si hay un cenicero…
Martirio: Ya, ya sé. (Inocente, divertida) Pero es para tirar los clinex. En
estas consultas se llora mucho. Y no tanto los pacientes…Los pacientes lo
traemos todo llorado de casa. Lo que pasa es que a veces vienen padres con
sus hijos. En ocasiones los observo cuando el hijo está dentro con el doctor.
Al principio pasa uno de los dos con él. Pero más adelante lo dejan solo
dentro, para que expliquen, y yo me quedo con los padres, escuchándoles a
ellos.
Gregoria: (Con cierta burla) ¿Haces de psiquiatra?
Martirio: (Defendiéndose, incisiva) No, hago de persona…(Tras un silencio,
y con tono pausado, sereno). Y yo les pregunto que por qué traen al
psiquiatra a su hijo. Y ellos me dicen que no lo saben. Porque no está bien.
Porque se ha vuelto violento cuando no lo era, esquivo,…porque tiene miedo
de salir de casa…Y yo les digo que no se preocupen, que de lo que tiene
miedo es de la vida, (ya hablando para ella misma)…y que eso, eso nos
pasa a todo el mundo…(Silencio). Pero ellos siguen llorando porque creen
que su hijo se les está yendo, …y no saben que en realidad los que se van
son ellos; nosotros somos siempre los que nos escapamos de la vida de
nuestros hijos…
Silencio.
Martirio: (Tras un leve silencio). Hay dos cosas que hacen que la vida
merezca la pena. La paz es una de ellas,…la otra, que tu familia esté
bien. (Piensa). El problema para muchos como yo es que cuando se cumple
lo segundo te falta lo primero. Es curioso…
Tengo 44 años. Casada (con gesto irónico, algo resignado). Casada, lo que
se dice casada estoy. Con su traje y sus arras. Su banquete y su crucero,…
casada. Un marido que viene a casa sobre las doce de la noche y se marcha
a las seis de la mañana. ¿Para qué más? Creo recordar que la última vez
que hablamos fue el jueves pasado,….o el miércoles….no el jueves….. Dos
hijos. Victor, 21 años,…(A Gregoria)…el de la merluza. Y Carlos,
19. (Reflexionado con ironía). Estos dos si que son fieles. Estos no me fallan
ni media. Puntuales, a mi lado. Sobre todo a la hora de la comida, de dos a
dos y cuarto. Comen, dejan todo por el medio, y se van.
Me levanto cada mañana a hacerle el café a mi marido, para charlar un rato
básicamente. Café me termino bebiendo yo sola, el suyo y el mío,…con lo
que me altera (Leve risa). Comienzo con la casa, despierto a los chicos, les
hago el desayuno, el bocadillo, la ropa, la habitación, sus libros, la plancha,
el jardín, el polvo, la cocina, los platos, sus zapatillas,…No, si ocupada,
ocupada estoy.
Después de comer recojo la mesa, termino la cocina, pongo la lavadora,…
dos al día, raro es el día que no las pongo,……¡oye!, que hay días que
pongo hasta tres,… me dejo hecha la cena y me siento en un sillón durante
horas… A esperar. (Silencio). A esperar al día siguiente, que será igual. Igual
que el de ayer y el de pasado mañana.
Cuando de joven soñaba con formar una familia con hijos y un marido
parecido a Rock Hudson no sé si me refería exactamente a
esto. (Resolviendo). No soy Doris Day, lo sé, pero…
El otro día, justo aquí en la sala de espera de la consulta, había dos señoras
mayores discutiendo sobre el origen de la locura. Una decía que era por las
radiaciones de los teléfonos móviles al acercarlos tanto a la cabeza. La otra
porque en televisión se ven cosas muy raras que acaban
influyéndote. (Triste, pensando). Y yo me digo que me siento muy sola, y
cada vez más. Que ni mi marido ni mis hijos me necesitan, ni yo misma
ya. (Silencio, saca su móvil para mirar si alguien le ha llamado, esperando
algo). Al principio fue la depresión, los cambios en el estado de ánimo. Pero
eso fue a peor.
Los locos somos como los actores, no nos retiramos nunca. Nos morimos
con las botas puestas…(mirando a Gregoria, como provocándola)…cuando
morimos…de morir…
Martirio: ¿Agua? ( La otra se levanta, va hacia ella “vencida” por su rival que
no deja de insistir, la escena es simpática. Cuando llega a su lado se da
cuenta de que no tiene ninguna botella). Agua no tengo.
Gregoria: Y entonces, ¿por qué me ofreces agua si no tienes?
Martirio: Porque si quieres puedo bajar a comprar una para las dos, hay
justo un supermercado aquí abajo.
Gregoria: (No se cree la situación, pero es simpática la escena, repito.
Comienza a volver a su sitio). No, no hace falta…Ay. (Cuando va a
incorporarse de nuevo a sus asuntos saca un pequeño ventilador y se da
aire, haciendo unos aspavientos y gemidos que llaman la atención de la
mujer en el sofá,…después vuelve la mirada atrás y mira a esa mujer que
lleva toda la tarde sentada. La mira unos segundos y vuelve a dirigirse a
ella). ¿Y a ti qué te pasa,…?
Martirio: (Que sabe que la mujer quiere saber su nombre). Martirio. Me llamo
Martirio. Mi madre fue un poco visionaria al buscarme el nombre.
Gregoria: Si, en esa época los padre tenían muy poco gusto,…
Martirio: (Animada). Si,…si, si. ¿Y tú? ¿Te llamas?
Gregoria: En esa época, ya sabes, los padre….…(Que quería
esconderlo). Gregoria.
(Ambas ríen, aunque pronto Martirio vuelve a bajar el ritmo de la escena con
su dulce pesimismo).
Se hace el oscuro y se oye una música, que servirá además como música de
entreacto.