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LOCAS de José Pascual Abellán

ESCENA 1

La escena totalmente a oscuras. De repente se ilumina una bombilla,


muy leve en primer plano de la escena, …..y se oye una música con
voces, algo tenebrosa…

Actriz 1: (en off, informativa).En los siglos XVII y XVIII la medicina en general
avanzó varios pasos significativos, cada uno de los cuales había de influir a
su modo en la forma en que entenderían el trastorno mental las sucesivas
generaciones.

Actriz 2: (off, la actriz 1 saldrá a escena mientras, vestida con camisón


blanco atado atrás, aunque solo se ve una mancha blanca en la escena,
camina hasta que se para en un punto). William Harvey, Marcello Malpighi,
Thomas Willis,…científicos que estudiaron el sistema nervioso y las
relaciones existentes entre la cordura y la locura. Eran los primeros pasos…

Actriz 1: (la actriz 2, vestida igual, sale a escena de igual modo hasta que se
para enun punto, a partir de ahora están todo el tiempo en escena, aunque
solo se ven por la luza de la bombilla, dos manchas blancas que flotan por la
escena)
Algunos estudiosos innovaron publicando los primeros textos pediátricos
sobre las principales enfermedades internas de la cabeza.
Origen, causas, sintomatología…fueron años de excitación investigadora que
anunciaban la nueva era del pensamiento científico.

Actriz 2:No mucho tiempo después se oiría…” He de reconocer que nunca


he sido lo bastante afortunado para curar a un paciente aquejado de los
síntomas que denotan sin lugar a duda esta enfermedad”
Actriz 1: “Tan vil y miserable es la condición humana que no sólo los
hombres viven atormentados por innumerables dolencias, sino que tampoco
los fetos están exentos de males y trastornos en su encierro uterino, aun
antes de respirar gozosamente el aire vital y ver la luz…”

Actriz 2: Melancolía o delirio, manía sin delirio, manía con delirio, demencia
o supresión de la facultad de raciocinio,…idiocia o anulación de las
facultades intelectuales y los afectos…A los pacientes se les conducía como
rebaños a salas hacinadas con míseros lechos, a los que eran arrojados sin
distinción de enfermedades;

Actriz 1: Dos, cuatros, seis y hasta doce personas dormían juntas en


diversas posiciones. Por el propio devenir de los tiempos, la asistencia
médica era limitada, como lo era también la asistencia religiosa, pese al
desmesurado número de curas y monjas…

Actriz 2: Hotel Dieu, Paris 1606, orden real por la que se acogía a todos los
idiotas y mentalmente enfermos…(Aclarando). Según lenguaje de la época…

Actriz 1: (Tajante, seria, resolviendo). Las mujeres…(silencio)… Las mujeres


se albergaban en la Salpétriere, …7000 mujeres todas vestidas con burda
tela de saco. Cinco internas dormían en una cama; la dieta consistía en un
cuenco de gachas, 30 gramos de carne y tres rebanadas de pan.

Actriz 2: El hedor era insoportable. Más de 1000 mujeres mentalmente


enfermas,-las privadas de razón- se hacinaban en un ala del edificio en las
más deplorables condiciones…
Todos, hombres y mujeres, maniatados a las cadenas y a los grilletes.
(Amenazante) “Ay de ti si me engañas y ocultas a enemigos del pueblo entre
tus locos”

Actriz 1: . Pero habrán de pasar algunos años más de encierros y torturas


antes de que el conocimiento de la enfermedad recibiese el siguiente gran
impulso de la mano del francés Philipe Pinel.

Actriz 2: En la era del progreso, la Europa del siglo XIX trajo consigo la
comprensión de los trastornos mentales. Las bases científicas se asentaban
y se dejaban atrás ideas de dudoso origen y comprobación…

Actriz 1(Que comienza a irse de la escena por un lateral aunque termina


este parlamento justo en la boca antes de desaparecer): Desde tiempos
remotos se atribuía a la enfermedad mental causas sobrenaturales: una
condena del alma, una posesión diabólica, un encantamiento, un delito, una
conducta antisocial, un vicio,( mira a la actriz 2, con cierto humor y
alucinación…) ¡una piedra en la cabeza!…

Actriz 2: (Hace lo mismo que la actriz 1 pero por el lado inverso, y también
se queda en la boca de la salida). Durante buena parte de la humanidad la
locura era una condena,…y los locos…culpables. Los sanadores poco más o
menos que inquisidores… Afortunadamente esto cambia…y ahora nos
encontramos en los albores de la consideración del deterioro mental como
enfermedad.

Actriz 1: (Al empezar a hablar sale de la escena y se le escucha en off, cada


vez mas lejos). Pinel liberó simbólicamente a todos los enfermos mentales y
sustituyó el término “loco” por el de “alienado”. Su mayor aportación fue la de
conferir rango científico al tratamiento de la psique enferma.
Actriz 2: (Que hace lo mismo, también en off) Y tras el pistoletazo de Pinel,
el siglo XX trajo consigo las teorías de Kraepelin, Jaspers y Freud,…
(Silencio,…nostalgia).Ay,… Sigmund Freud. Tan amado y tan odiado al
mismo tiempo…

Actriz 1: (off) Mas de 70.000 personas con trastornos mentales murieron


asesinadas en las cámaras de gas en pro de la pureza de la raza humana,
programa aktion t4, segunda guerra mundial….

Actriz 2: (finalizando, en off) Por desgracia, la comprensión de la locura


todavía está muy lejos de ser completa.
Sube la música cada vez mas fuerte, con la única presencia de la leve
bombilla en escena, que estará ya toda la obra…..

PRIMER ACTO

Sigue la música de la introducción que se frenará de golpe cuando aparece


Gregoria, cuando emita sus primeras palabras; al hacerlo, aparece, con
potente luz blanquecina, la escena de la trama argumental principal. La
escena simula una sala de espera de una consulta, de un psiquiatra quizás.
Apenas los elementos básicos. Una puerta, el sofá o sillas de espera,
algunas lámparas, y un pequeño escritorio compuesto de una mesa y una
silla, y un cenicero de pie. Algún taburete a los lados del sofá.

Aparece Gregoria. Tiene unos 40 años, alta, delgada, bien vestida con un
traje de chaqueta, maletín o bolso. Tiene clase,, elegancia…

Gregoria: (Hablando por teléfono).No, no, no…Que no. Ese asunto ya lo


hemos comentado en varias juntas. La reestructuración de la plantilla queda
a disposición del alto cargo directivo, es decir, a mi cargo. Si hay algo que la
humanidad ha hecho bien eso ha sido…el reparto de poderes, las clases.
Por mucho que digan siguen existiendo.

…(Leve risa). Si, si…por lo demás todo bien… (Más distendida) Un mañana
un poco cargada, pero bien. Ya sabes que yo soy de las que funciona mejor
con actividad. No puedo parar. Si…(interactúa), de todas formas hoy al salir
de la oficina me he pasado por la peluquería y me he dado unos rayos.
Tampoco viene mal entre reunión y reunión. A estas alturas del año, si no
viene el sol a verme a mi…En cuanto tenga unos días me marcho al
apartamento en Lloret: dormir, comer, caminar…en fin, aquellos placeres que
solo se permiten los que no tienen nada en la cabeza.

(Se enciende un cigarro mientras escucha a su interlocutor al teléfono)


¿Arturo? Arturo,…(pensativa). Arturo bien. Si, si, muy bien gracias. Ahora
está fuera durante unos días, creo. Con su familia, el pueblo…(Sin mucha
credibilidad).

…Se los daré de tu parte. (Nerviosa) ¿Ahora? No, no,…ahora no puedo. (Se
lo inventa). Estoy esperando para entrar en una reunión. De hecho tengo que
dejarte, (en voz baja simulando que alguien le llama). Me están llamando,
hablamos luego. Besos.

(Se queda sola en escena caminando de un lado a otro).

(Después de un silencio). Cada vez confío menos en el ser humano. No te


puedes fiar de nadie. (Sigue fumando). Confío en las formas exteriores de los
cuerpos, en la figuras,…del interior tengo mas recelos. Me cuesta creer en la
bondad de nadie. Si ya es jodido estar aquí puesto que nadie me ha
preguntado si quería venir,…mas jodida es encontrar a alguien con buenas
intenciones.

(Se acerca al cenicero para apagar su cigarro).

(Por el otro lado de la escena aparece una mujer. Aparenta la misma edad
que Gregoria, quizás uno o dos años más, aunque no simula la misma
presencia que ella. En realidad, es una mujer más clásica, vestida como una
mujer más mayor, incluso con algún elemento excéntrico en su indumentaria,
compuesta de falda larga y rebeca. El elemento excéntrico de su
indumentaria puede deberse a no estar muy centrada mentalmente. Viene un
poco ahogada; se detiene en su entrada a la escena. Bolso colgado).

Silencio. Miradas. Gregoria sigue apagando el cigarro.

Martirio: Hola
Gregoria: (Aún apagando la colilla, sin mirarla, indiferente. Después de un
rato). Hola.
Martirio: (Avanza solo un paso más. Silencio…). El ascensor no funciona.
(Gregoria la mira indiferente, no insultante, pero indiferente), aunque
bueno… subir por las escaleras tampoco está mal.
Gregoria: El ascensor no funciona porque nada funciona nunca. Y subir por
las escaleras, y a un quinto, es una putada. (Mirando a la puerta)

Martirio: (Que empieza a quitarse la rebeca y a dejar el bolso). ¿Usted


también viene a la consulta del doctor Carrión?
Gregoria: Si,…(Más lenta), si,si. Vengo a ver al doctor
Carrión, (apresurándose) pero solo para hacerle unas preguntas. No estaré
mucho. Tengo trabajo, reuniones, informes…En realidad he venido porque le
conozco y paso de cuando en cuando a saludarle. Amigo de la familia, del
club de tenis,…(Camina detrás del sofá donde ya está sentada la otra
mujer). Me iré enseguida.
Martirio: ( Después de un rato en silencio, un silencio complicado). Yo,…yo
vengo porque me estoy volviendo loca. (Gregoria reacciona pero sin decir
palabra, sorprendida. Tras un silencio). Si, loca. (Más ligera). Pero no te
asustes. (Mientras continúa haciendo cosas con el bolso, arreglándolo,
etc…). Pero no loca de ponerme a pegar tiros con el personal,…no, no; ni
loca de gritar desnuda en medio de la Gran Vía. (Riendo). ¿Me
imaginas?...Uy,…no, no, no…(Gregoria sigue parada escuchándole sin
mediar palabra, quizá emocionada). Estoy,…(como pensando), un poco loca.
Si. Loca de no parar de llorar o loca de hincharme a medicamentos para no
caer más en el pozo…(En sus cosas, en su mundo). Loca de tirarme diez
horas seguidas delante del televisor,…sobre todo viendo “El diario de
Patricia”, que es donde me doy cuenta de que hay gente que está peor que
yo…aunque sea mentira…(Se sonríe).

(Gregoria se ha movido del sitio, pero sigue sin hablar, se ha situado al lado
de la puerta de la consulta, impaciente, esperando que le llamen ya.
Martirio sigue hablando, mirando su reloj).

Martirio: Uy, mi hijo debe de haber salido ya del trabajo. Bueno, eso si su
jefe no le ha pedido concluir algún asunto. (Mirando a Gregoria). Confía
mucho en él. Es ingeniero,…de caminos. Me gusta estar en casa cuando
vuelve por las noches, y cenar juntos. Que me cuente cómo le ha ido, si ha
tenido algún problema. Tiene 21 años. Es tan guapo,…y bueno. (Volviendo a
mirar el reloj). Pero hoy,…(lo mira de nuevo), hoy no a ser posible. De todas
formas le he dejado el pescado en el horno. Le gusta mucho la merluza con
pimiento y cebolla…Pimiento verde. (Ingenua, tierna). El rojo no le gusta
porque le recuerda a la sangre y desde pequeño dijo que no comería nunca
nada rojo…(Reflexiona y se da cuenta de algo). Realmente yo nunca como
alimentos blancos,…Mantequilla, leche, queso…(Con otro tono, quizás mas
melancólico).A su padre no le hacen falta ni la merluza, ni la cebolla,…ni el
pimiento. (Más seria). Ni yo. Al menos a sus hijos si les quiere.
Gregoria: (Cortándole) ¿Siempre tarda tanto este doctor?
Martirio: (Que la mira, tras un silencio). ¿Te esperan?
Gregoria: (Enérgica). Si, si…tenía una reunión muy importante.
Martirio: En realidad a mi no me espera nadie…
Gregoria: Pero,…¿y tu hijo?
Martirio: (Pensando). Mi hijo tiene la merluza preparada en el horno.
Gregoria: (Que se separa de la puerta adelantándose algún paso). ¿Y tu
marido?
Martirio: ¿Mi marido? (Resolviendo). En España existen 457 automóviles,
407 teléfonos fijos, una oficina bancaria y ocho actividades de restauración,
como cafeterías, bares o restaurantes, por cada 1.000 habitantes. Un bar por
cada 125 habitantes. ¿Tú crees que mi marido tiene tiempo para otras
cosas?
Gregoria: (Saca otro cigarro y el mechero aunque no llega a encenderlo. Se
lo pone en la boca, pero se lo quita para hablar). España, y esta tierra que
vivimos, es una completa mentira. Nos educan desde que somos chicos
haciéndonos creer lo idílico de la vida. Crecemos entre falsas imágenes de
espontánea felicidad,…¿y qué? Al final solos como ratas. Solos,…y todos.
Esto no es una cosa que le pase a unos cuantos. Esto es cosa de todos.
Nacemos solos, vivimos solos y nos vamos solos “pa” el otro lado.
Martirio: Mi amiga Elvira tiene una familia preciosa, y una vida ejemplar.
Gregoria: Y supongo que vendrá mucho a restregártelo a la cara.
Martirio: Sí, semanalmente, en el café de los jueves.
Gregoria: Tu amiga Elvira está sola como todos. (Se enciende el cigarro.
Fuma. Silencio).
Martirio: Oye, oye…que me parece que aquí no se puede fumar.
Gregoria: Pero,…pero si hay un cenicero…
Martirio: Ya, ya sé. (Inocente, divertida) Pero es para tirar los clinex. En
estas consultas se llora mucho. Y no tanto los pacientes…Los pacientes lo
traemos todo llorado de casa. Lo que pasa es que a veces vienen padres con
sus hijos. En ocasiones los observo cuando el hijo está dentro con el doctor.
Al principio pasa uno de los dos con él. Pero más adelante lo dejan solo
dentro, para que expliquen, y yo me quedo con los padres, escuchándoles a
ellos.
Gregoria: (Con cierta burla) ¿Haces de psiquiatra?
Martirio: (Defendiéndose, incisiva) No, hago de persona…(Tras un silencio,
y con tono pausado, sereno). Y yo les pregunto que por qué traen al
psiquiatra a su hijo. Y ellos me dicen que no lo saben. Porque no está bien.
Porque se ha vuelto violento cuando no lo era, esquivo,…porque tiene miedo
de salir de casa…Y yo les digo que no se preocupen, que de lo que tiene
miedo es de la vida, (ya hablando para ella misma)…y que eso, eso nos
pasa a todo el mundo…(Silencio). Pero ellos siguen llorando porque creen
que su hijo se les está yendo, …y no saben que en realidad los que se van
son ellos; nosotros somos siempre los que nos escapamos de la vida de
nuestros hijos…

Silencio.

Gregoria: (Rompiendo el ligero dramatismo de la otra mujer). Los hijos son


quistes que les salen a los adultos que no se cuidan. (Empieza a ponerse
nerviosa, saca el móvil, marca un número). ¿Sergio?...Sergio, escucha (un
poco exaltada), …escucha. Comienza tú la reunión por mi. Escucha,…
¡escúchame! No llego a tiempo a la reunión…No, no, no…No quiero que la
suspendáis. Lo que quiero es que comiences tú por mi. En cuanto llegue
asumiré todo lo que quede. Pero ahora no puedo. Estoy terminando unas
cuestiones de última hora,…si,si. Pensé que acabaría antes pero se me ha
hecho tarde. Si no llego a tiempo quiero todos los informes en mi despacho,
y un resumen de las conclusiones administrativas que se hayan planteado.
La decisión final la tomaré en menos de 48 horas. (Cuelga el teléfono y
marcha hacia la puerta, ansiosa. Acerca la cabeza a la puerta e intenta
escuchar lo que ocurre dentro. Piensa en tocar, se reprime…).
Martirio: No te esfuerces,…el mundo de la psiquiatría está lleno de silencios.
Nunca se oye nada. (Tras un silencio en que Gregoria se decepciona, se
frena). Existe un extraño mito de que los locos nos pasamos el día gritando,
histéricos,…(ironía, dulzura) y es cierto (sonriéndose), pero cuando venimos
a la consulta parece que estamos curados, serenos. Tiene gracia; parece
que es al salir por esa puerta, al volver a nuestras vidas, cuando la locura
vuelve a estar dentro de nosotros.
Gregoria: No me extraña. La vida de algunos de vosotros es para volverse
locos.
Martirio: Si, es verdad. (Tras un silencio). ¿Y a ti? ¿A ti no te pasa?
Gregoria: ¿A mi? No, no…a mi no me pasa. Controlo cada aspecto
referente a mi vida.
Martirio: En ocasiones el problema llega del excesivo control de lo que
hacemos.
Gregoria: (Enfadada). Insistes en encontrar en mi…
Martirio: (Le corta). No, no…disculpa. Insisto en ocupar el tiempo de espera
en esta tediosa sala.
Gregoria:(Empieza a caminar por la escena, detrás de los sillones donde
está Martirio. Un momento, tras pensarlo mucho, se para justo detrás de ella
para confesarle algo). En realidad…
Martirio: ( Mientras Gregoria caminaba detrás de ella ha sacado el móvil de
su bolso, ha marcado un número y espera respuesta un rato, aunque parece
que sale un contestador. Cuando Gregoria dice “En realidad”, Martirio le
corta sin dejarle continuar). Hola Victor, soy mamá. Te estoy llamando al
móvil pero me está saliendo el contestador. Así que te hablo…Te he dejado
la merluza con cebolla en el horno. Si la encuentras fría solo tienes que
calentarla dos minutos en el microondas. No me da tiempo a llegar a
casa. (Gregoria desiste de esperar a hablarle se dirige a la mesa donde ha
dejado su cartera. Saca papeles y parece que empieza a trabajar), estoy en
la consulta del doctor. Tú solo tienes que calentarla si se ha quedado fría,…la
merluza. Dos minutos. Que está en el horno….Besos de tu madre (Gesticula
un par de besos, y apaga el móvil, guardándolo de nuevo).
Gregoria: (En sus asuntos, y tras un breve silencio, con cierta sorna). Me
pregunto si tu hijo encontrará la merluza, y si sabrá el tiempo que ha de
calentarla si se le ha quedado fría.
Martirio: (Riéndose, dulce). Es normal. El pobre está muy ocupado. Trabaja
mucho,…
Gregoria: ¿Trabajo? ¿Has dicho trabajo?.....Esto si es trabajo….
(Gregoria sigue en sus papeles. La otra la mira desde el sillón. Gregoria al
percatarse se crece y comienza una batería de firmas, papeleos….comienza
a darse importancia, a llamar la atención,….hasta que Martirio que la sigue
un rato deja de mirarla…. Cuando Gregoria ve que Martirio ya no le hace
caso, comienza, como una niña, a hacer ruidos para que la vuelva a mirar…
Martirio, tras volver a mirarla comienza para si misma un pequeño discurso,
con la mirada intencionadamente perdida).

Martirio: (Tras un leve silencio). Hay dos cosas que hacen que la vida
merezca la pena. La paz es una de ellas,…la otra, que tu familia esté
bien. (Piensa). El problema para muchos como yo es que cuando se cumple
lo segundo te falta lo primero. Es curioso…
Tengo 44 años. Casada (con gesto irónico, algo resignado). Casada, lo que
se dice casada estoy. Con su traje y sus arras. Su banquete y su crucero,…
casada. Un marido que viene a casa sobre las doce de la noche y se marcha
a las seis de la mañana. ¿Para qué más? Creo recordar que la última vez
que hablamos fue el jueves pasado,….o el miércoles….no el jueves….. Dos
hijos. Victor, 21 años,…(A Gregoria)…el de la merluza. Y Carlos,
19. (Reflexionado con ironía). Estos dos si que son fieles. Estos no me fallan
ni media. Puntuales, a mi lado. Sobre todo a la hora de la comida, de dos a
dos y cuarto. Comen, dejan todo por el medio, y se van.
Me levanto cada mañana a hacerle el café a mi marido, para charlar un rato
básicamente. Café me termino bebiendo yo sola, el suyo y el mío,…con lo
que me altera (Leve risa). Comienzo con la casa, despierto a los chicos, les
hago el desayuno, el bocadillo, la ropa, la habitación, sus libros, la plancha,
el jardín, el polvo, la cocina, los platos, sus zapatillas,…No, si ocupada,
ocupada estoy.
Después de comer recojo la mesa, termino la cocina, pongo la lavadora,…
dos al día, raro es el día que no las pongo,……¡oye!, que hay días que
pongo hasta tres,… me dejo hecha la cena y me siento en un sillón durante
horas… A esperar. (Silencio). A esperar al día siguiente, que será igual. Igual
que el de ayer y el de pasado mañana.

(La mujer sigue en su pensamiento, algo angustiada, saca un frasco de


pastillas del bolso, saca una y la ingiere,…; la otra haciendo como que
trabaja en sus asuntos, casi sin inmutarse por lo que le dicen).

Cuando de joven soñaba con formar una familia con hijos y un marido
parecido a Rock Hudson no sé si me refería exactamente a
esto. (Resolviendo). No soy Doris Day, lo sé, pero…
El otro día, justo aquí en la sala de espera de la consulta, había dos señoras
mayores discutiendo sobre el origen de la locura. Una decía que era por las
radiaciones de los teléfonos móviles al acercarlos tanto a la cabeza. La otra
porque en televisión se ven cosas muy raras que acaban
influyéndote. (Triste, pensando). Y yo me digo que me siento muy sola, y
cada vez más. Que ni mi marido ni mis hijos me necesitan, ni yo misma
ya. (Silencio, saca su móvil para mirar si alguien le ha llamado, esperando
algo). Al principio fue la depresión, los cambios en el estado de ánimo. Pero
eso fue a peor.
Los locos somos como los actores, no nos retiramos nunca. Nos morimos
con las botas puestas…(mirando a Gregoria, como provocándola)…cuando
morimos…de morir…

Gregoria ha empezado a ponerse nerviosa y de nuevo reacciona poniéndose


de pie.

Gregoria: No me gusta este sitio, no me gusta la gente…


Martirio: (Reaccionado a lo que ha oído). Pero,…pero si estamos solas…
Gregoria: (Que se nota que busca actividad, aproximándose a la mujer en el
sofá). ¿Tú lees?
Martirio: (Sorprendida al principio, pero flexible a la pregunta). Si, a Luis
Sepúlveda. (Mirando al frente). El viejo que leía novelas de amor.
Gregoria: (Concluyendo, queriendo dejar claro algo). Yo no leo,…uy que va,
Yo no leo. No puedo. No tengo tiempo. (Brillante). La dirección de la empresa
no me deja casi tiempo libre. Coordino la gestión de 4 edificios repartidos por
toda España; el personal, los presupuestos,…Ahora precisamente tenía una
reunión con los comités de empresa. Íbamos a hablar de la reestructuración
de la plantilla. Imagino que habrá comenzado ya sin mí. (Vuelve a sus
papeles).
Martirio: También me gusta mucho Mario.
Gregoria: ¿Eh?
Martirio: (Evidente, como algo que todo el mundo sabe)….Mario.
Gregoria: (En los papeles). No recuerdo exactamente donde dejé el balance
gráfico del último ejercicio.
Martirio: ¿No crees que se le ha valorado más por su poesía que por su
prosa?
Gregoria: (A lo suyo). Creo que toda esta documentación está….(pensativa)
Martirio: Yo siempre llevo “La tregua” conmigo (la saca del bolso, y la hojea
hasta que encuentra un texto concreto. Lo lee). “Es evidente que Dios me
concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es
evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso
pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por
vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy
otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes,
mucho más” (Silencio. Reflexión). Este libro me hace pensar lo hermoso que
puede llegar a ser el dolor.
Gregoria: (Reaccionando) ¿Lo hermoso que puede llegar a ser el dolor?
Martirio: (Que mira extrañada). En la novela hay dolor, como en la vida. Es
bueno aprender a vivir con eso.
Gregoria: ¿Bueno? ¿Eso crees? ¿Ha sido bueno para ti?...(Algo
despectiva).Pero, ¿tú te has visto?...(Tras pensar que decir). Algunas
personas como tú sois capaces de pagar más de cien euros por venir aquí
menos de una hora,…(Con sorna) a curaros de vuestra enfermedad, para
luego concluir diciendo “este libro me hace pensar lo hermoso que puede
llegar a ser el dolor”.
Martirio: ¿Tú no tienes dolor?
Gregoria: (Que ha quedado tocada).Yo no tengo tiempo para sentirlo
Martirio: (Repite mas pausada). Escucha, ¿tú no tienes dolor?
Gregoria: (Que reacciona algo molesta e incluso algo violenta). ¿No crees
que con ese pensamiento mereces un poco lo que tienes? (La mujer en el
sofá la mira, o no, sin decir nada. Quizá tiene la mirada perdida en la
nada). Odio el derrotismo, el victimismo, el pesimismo…

Martirio: (Cambiando de tema, por interés, se supone). Debe de ser


apasionante tu trabajo.
Gregoria: (Que estaba volviendo a sus papeles y se sorprende al oír esto
último. Tras un silencio). Si, si que lo es.
Martirio: Debe ser apasionante levantarte cada mañana, ponerte guapa,
pintarte como una puerta y acudir a un puesto de responsabilidad como el
tuyo. Que todo el mundo te espere, que todo el mundo reciba tus órdenes,
tus normas. Sentirte que eres alguien y que haces algo,…Debe ser…

(Un silencio cubre la escena. La mujer en el sofá se quedó pensando, la otra


un poco nerviosa.)

Gregoria: (Que se levanta o incorpora de repente, exaltada). ¿Pero qué


hace este doctor con los pacientes? ¿Se los come?. Tengo una reunión,
papeles, tengo tanto que hacer. (Saca el teléfono de nuevo, marca, pero
desesperada cuelga y lo vuelve a guardar .La otra mujer, que sigue sentada,
saca un bote de pastillas lo mueve para que se oiga el contenido y le
pregunta:

Martirio: ¿Quieres una?


La primera se dirige a la mujer, sin parar de mirar el frasco de pastillas,
cuando llega y estira su mano para cogerla, la mujer las guarda de
inmediato, con cierta sorna sádica:
Martirio: Bueno que a lo mejor no son éstas las que tú tomas…(y las guarda
en el bolso).

Gregoria: (Asustada) ¿Usted? ¿Usted qué hace aquí?


Martirio: (Que mira para otro lado por si hubiera otra persona. Habla con
confianza y le extiende una mano). Hola,…si soy yo.
Gregoria: (Que reacciona un poco violenta golpeando la mano de la mujer, o
al menos apartándola). Déjeme en paz…Y no me toque…(Se calma un poco,
se va al lateral izquierdo al lado del cenicero, algo mas relajada y consciente,
como si esto hubiera sido una crisis, alucinación quizá). Y no me cuentes
más tu vida mujer,…por dios. Apestas a vulgaridad. Tengo mucho trabajo.
¿Es qué no me ves? Tengo mucho que hacer y aquí todo el mundo me
molesta…(Vuelve a la puerta. Definitivamente toca en ella con los nudillos,
llama un par de veces. Espera. Derrotada al ver que nadie abre vuelve a su
mesa y se deja caer; Martirio ha quedado tocada emocionalmente por cómo
le ha hablado la otra mujer, quedan las dos algo ensimismadas. Cambia la
luz, con música, y en la siguiente escena vemos a Martirio que se ha
quedado dormida en el lugar donde estaba sentada. Gregoria saca un collar
de perlas doradas de su bolso, lo hace como una niña que descubre un
tesoro, lo mira y se lo pone; lo toca y se levanta para enseñárselo a la otra
mujer, pero se percata de que está dormida y se enfada, de nuevo, como
una niña pequeña; sin hacer ruido vuelve a su sitio, y cuando va a sentarse
agarra la silla la levanta y se sienta de golpe provocando
un gran ruido. Martirio se despierta asustada, y Gregoria sigue en sus
asuntos, como si no fuera con ella.. Martirio se despierta poco a poco, mira
la puerta, el reloj, a Gregoria, etc,…. se pone el bolso sobre las piernas y
saca diversas cosas que hay dentro).

Martirio: (A la otra.) ¿Quieres un chicle?


Gregoria: (Que al principio la mira como el que oye un ruido, pero sin
hacerle caso. Luego contesta, mirando a sus cosas). No, no…
Martirio: ¿Una revista?
Gregoria: No
Martirio: ¿Una chocolatina?
Gregoria: Que no…

(Unos segundos de silencio. La mujer en el sofá se resigna. Pero vuelve a


intentarlo).

Martirio: ¿Agua? ( La otra se levanta, va hacia ella “vencida” por su rival que
no deja de insistir, la escena es simpática. Cuando llega a su lado se da
cuenta de que no tiene ninguna botella). Agua no tengo.
Gregoria: Y entonces, ¿por qué me ofreces agua si no tienes?
Martirio: Porque si quieres puedo bajar a comprar una para las dos, hay
justo un supermercado aquí abajo.
Gregoria: (No se cree la situación, pero es simpática la escena, repito.
Comienza a volver a su sitio). No, no hace falta…Ay. (Cuando va a
incorporarse de nuevo a sus asuntos saca un pequeño ventilador y se da
aire, haciendo unos aspavientos y gemidos que llaman la atención de la
mujer en el sofá,…después vuelve la mirada atrás y mira a esa mujer que
lleva toda la tarde sentada. La mira unos segundos y vuelve a dirigirse a
ella). ¿Y a ti qué te pasa,…?
Martirio: (Que sabe que la mujer quiere saber su nombre). Martirio. Me llamo
Martirio. Mi madre fue un poco visionaria al buscarme el nombre.
Gregoria: Si, en esa época los padre tenían muy poco gusto,…
Martirio: (Animada). Si,…si, si. ¿Y tú? ¿Te llamas?
Gregoria: En esa época, ya sabes, los padre….…(Que quería
esconderlo). Gregoria.

(Tras contenerse ambas rompen a reir).

Martirio: (Que definitivamente está mas animada). Pero yo me hago llamar


Marta. Digo que es Marta, de Martirio.
Gregoria: Ya,…(Se ríe. Ironía). Y yo Jennifer, ¿no te jode? De Gregoria,
Jennifer.

(Tras volver ambas a reír, especialmente Gregoria, se recompone el tono de


la escena, y Martirio se dispone a contar qué pasa).

Martirio.: La vida emocional. (Gregoria la mira, Martirio le hace un gesto


para que se siente con ella, Gregoria duda, desconfía y finalmente se
acomoda a su lado para atenderla). Si, la vida emocional. Los seres
humanos tenemos dos vidas. Por un lado la fisiológica, y por el otro la
emocional. ¡Bah! En realidad son solo una. Toda emoción tiene un
componente fisiológico. Cuando nos emocionamos el corazón nos late mas
deprisa; cuando nos sonrojamos las mejillas se ponen coloradas…
Gregoria: (Que la escucha atentamente). ¿Y a ti…?
Martirio: (Que no duda la respuesta). A mi lo que me duele es la vida
emocional…El dolor de vida emocional es como una enfermedad que te
devora por dentro. (Despacio). Es como un puño que te coge del cuello y que
cada día te aprieta más…
Voy a dormir tarde cada noche. No quiero irme a la cama porque sé que lo
siguiente después de acostarse es levantarse. (Concluyendo). Y yo muchos
días no quiero levantarme. Otros días me levanto y marcho corriendo al
espejo del cuarto de baño porque he soñado que soy otra persona. Tengo la
necesidad, la ilusión, de ser otra. Pensar que ese día ya no soy yo. Que soy
otra persona, con otra vida…con otras vidas…Anoche por ejemplo soñé que
era Iñaki Gabilondo, fíjate que tontería,…(Bajando el tono, el ánimo).Pero
cuando me miro al espejo… pues soy yo,…soy yo de nuevo. Con mi miseria,
con mi tristeza,…. Con mi locura, quizá. Si, supongo que si…(Mirando a
Gregoria que ha seguido atenta, muy atenta, a Martirio)…Y por eso vengo.
¡Bua! En realidad es pura burocracia. Venimos al psiquiatra, contamos (poco)
lo que nos pasa, tomamos medicinas. Empiezas mal….psicólogo. Te ven
peor,….psiquiatra. Ahora, no puedo negar el efecto tranquilizador de las
pastillas,…la ayuda química…la evasión.
Gregoria: (Con un fino hilo de voz). ¿Entonces?
Martirio: Entonces….entonces que no solo de química vive el hombre, ¿no?
Gregoria: (Que le da levemente la mano a Martirio, la acerca. Muy decidida
en lo que dice). Tú lo que tienes que hacer es salir ahí fuera. Deshacerte de
todo lo que tienes ahora y coger el primer tren que veas…
Martirio: (Que casi ni le deja terminar, pero con dulce ironía). A veces no sé
si es mejor coger el tren o si sería más provechoso que el tren me cogiera a
mí.
Gregoria: ¿Morir? Craso error…(Burlándose). Tirarse al tren, tirarse al tren,
…A quien tienes que tirarte es…
Ambas: ¡Al maquinista! (Complicidad).

(Ambas ríen, aunque pronto Martirio vuelve a bajar el ritmo de la escena con
su dulce pesimismo).

Martirio: Si me muero ahora lo haré de forma voluntaria, no como el resto de


la humanidad que lo hace medio quejándose…Si me mato ahora lo haré
tomando yo la iniciativa; cuando esté rabiando de dolor no me ofrecerán esa
posibilidad.
Gregoria: (Que niega con la cabeza). ¿Matarse?
Martirio: Matarse es un capricho que no todo el mundo puede darse. ¿Por
qué seguir aquí?
Gregoria: Yo tampoco lo sé; pero una vez aquí no voy a pasar mis días
restregándome en mi propia mierda, y menos en la de los demás. Quiero
vivir todos los mundos…
Martirio: (Que la corta). ¿Aunque sean inventados? (Gregoria la mira
desafiante, pero lo deja pasar. Se levanta y parece que vuelve a sus
asuntos.) Nosotros no podemos huir más, que ya hemos huido bastante.
Gregoria: (Que se vuelve, parada). ¿Huir?
Martirio: Mucha gente nos pasamos la vida entero huyendo de un lado para
otro…huyendo de la felicidad. Cuando huyes de un problema huyes también
de la solución. Y la solución de un problema siempre trae consigo la felicidad.
Hay gente que no sabe ser feliz…
Gregoria: (Brillante, un poco superior). Pues no es tan difícil, mona.
Martirio: (Dulce y triste ironía, con cierta gracia). Yo lo que voy a hacer es
tirarme de un buen octavo o un buen noveno,…y catapum.
Gregoria: (Con mas ironía, aunque no tan dulce) Pues claro que sí. Y si
encuentras un décimo mejor que no mejor, no vaya a ser y te quedes como
una quiche de verduras…Y la papeleta para quien dejes, ¿no?
Martirio: ¿El qué? ¿Una loca? Hoy en día los locos no servimos para nada,
no tenemos ningún valor. Cero…No, no…¿para qué quieren una madre así
mis hijos? Pero si los locos sobramos hasta de los manicomios. Un loco es
un ser humano que se estropea, que ya no sirve…(Se recompone y pone un
poco de humor al asunto).
Gregoria: Los locos sois ángeles en busca de un refugio en un mundo cruel
y despiadado la mayoría de las veces.
Martirio: (Que le ha venido algo a la cabeza y hace un gesto a Gregoria
para que le preste atención). Estos son 2 chicos en el manicomio, Pepe le
dice a María:
María, ¿te quieres casar conmigo?
Y María le dice:
¿Tú estás loco?
Y Pepe le dice:
¿Y tú estás aquí de vacaciones?

(Ambas ríen, y aunque al principio no entiende nada, Gregoria acaba


desternillándose, lo que da paso a que Martirio al final se frene, pues no era
tan bueno el chiste)

Gregoria: (Divertida, descarada) Tú estás loca…


Martirio: (Para si misma),…ya y tú estás aquí de vacaciones…
Gregoria: (Molesta, pero es algo medio divertido) De todas formas entre un
tonto y un loco me quedo sin duda alguna con los segundos. Un tonto es
más peligroso. (Se desespera de nuevo). ¿Y este doctor? ¿Pero qué
hace? (Se dirige a la puerta, sin esperar toca con los nudillos repetidamente,
ante el hecho de que nadie abre es ella la que abre la puerta, despacio…se
queda parada ante lo que ve, como asustada de golpe dando un paso atrás,
… suena la música, melancólica, triste…espera unos segundos parada
mirando al interior de la habitación. Cierra la puerta de un golpetazo. Se
dirige a Martirio, por detrás; baja la música aunque no desaparece). Voy al
servicio. (Se marcha por la derecha de la escena, derrotada).
Martirio: (Cuando ya ve que se ha marchado Gregoria.): La vida es triste,
(saca de su bolso un papel, un diagnóstico como de un hospital, se dirige a
la mesa donde Gregoria tiene sus papeles, y entre estos deja el papel que
sacó del bolso) y sobre todo para personas como tú y como yo…

Se hace el oscuro y se oye una música, que servirá además como música de
entreacto.

FIN DEL PRIMER ACTO.

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