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MISION CASA DE

DIOS
Un lugar de
Esta selección que usted encuentra a continuación es tomada literalmente del texto
“HAY UN MILAGRO EN TU BOCA” escrita por el Reverendo John Osteen. Pastor de
LAKEWOOD CHURCH. Aquí encontraremos uno de los principios para lograr los
milagros que tanto anhelamos para nuestras vidas.

HAY UN MILAGRO EN TU BOCA

En algún momento de tu vida necesitarás ¡un milagro de Dios! Puede ser para ti, o para un
miembro de tu familia. ¡Sin duda ya te habrás encontrado muchas veces en estas circunstancias!

Muchos de los que lean estas líneas estarán en gran necesidad ahora. Necesitan hoy un milagro
en sus vidas. ¿Es alguna dolencia o tal vez una temida enfermedad que amenaza sus vidas?
¿Es acaso una montaña de problemas familiares o financieros? ¿Es quizá un hijo descarriado?
¿O alguna fuerza invisible que los llena de temor? ¿Ansían y buscan un milagro?

¡Tengo buenas noticias para ti! Puedes recibir un milagro de Dios porque El es hacedor de
milagros. En la Biblia se mencionan muchos de ellos. Léela y verás a tu Dios. El dijo en
Malaquías: Porque yo, el Señor no cambio.” “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”
(Hebreos 13:8)

Me enseñaron que “el día de los milagros” ya había pasado. Un día, sin embargo, descubrí que
nunca hubo “un día de milagros” sino que hay un DIOS DE MILAGROS y ¡El nunca cambia!
¿Dónde está ese milagro que necesitas tan desesperadamente? ¿Cómo puedes alcanzarlo?
Muchos corren de acá para allá en busca del milagro que tanto necesitan. Van de una persona a
otra, con esperanza, buscando, anhelando y esperando. Algunos obtienen ayuda, claro está,
pues Dios usa vasijas escogidas, pero los que no, quedan decepcionados. ¿Dónde podemos
hallas un milagro?

Veamos la Palabra de Dios.

¿Qué afirma entonces? «La palabra está cerca de ti; la tienes en la boca y en el
corazón.» Ésta es la palabra de fe que predicamos:
Que si CONFIESAS CON TU BOCA que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que
Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para
ser salvo. (Romanos 10:8-10)

¡EL MILAGRO ESTÁ EN TU BOCA!


Las promesas de Dios son buenas. Ninguna palabra de Dios está desprovista de poder: “así es
también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará
lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos”. Dios cuida de su palabra para
cumplirla. Estas promesas están en tu BOCA. ¡Atrévete a decirlas! ¡Atrévete a confesarlas!

¡Cuántas veces habrás dicho: “yo creo en Dios”! pero aún debes hacer algo más que creer en tu
corazón. La Escritura afirma. ¡CONFIESALO CON TU BOCA!
¡La confesión de fe se hace PARA salvación! El milagro está allí en tu lengua, en tu boca. ¿Qué
a qué me refiero con esto? A que la promesa de Dios está allí. Dios, que no miente, te ha dado
muchas promesas.

El milagro está en TU BOCA. Atrévete a pronunciar en voz alta estas promesas. ¡Dilas a ti
mismo! ¡Dilas al demonio! ¡Dilas a la enfermedad! ¡Dilas a las montañas de problemas que
tienes ¡ ¡Confiésalas aún viendo que toda la evidencia está en tu contra! ¡Dilas cuando te
encuentres tan enfermo que casi no puedas pensar coherentemente!

Dios desde lo alto te sonríe. Se deleita en que tu “le traigas a la memoria” su Palabra. El Señor
ciertamente hará que sus promesas se conviertan en realidad. ¡Cuando DECIMOS Y
CONFESAMOS su palabra, El hace que el milagro se realice en nuestras vidas!

¡LA CONFESION SE HACE PARA SALVACION!


EL M ILAGRO MÁS GRANDE

Estoy pensando en aquel día que experimenté el milagro más grande de todos, la salvación de
mi alma. Estaba extraviado y en pecado. Seguía a la multitud. Seguía al mundo y lo amaba. Era
un pecador en camino hacia el infierno. Dios en su misericordia me había salvado la vida dos
veces. La primera, cuando era un bebé de pocos meses y me deslicé de los brazos de mi
hermana cayendo en un fogón encendido.
Pude haber muerto en las llamas pero Dios tuvo misericordia de mí. La segunda, siendo un
adolecente. Nadaba en un río, corriente abajo, cuando me faltaron las fuerzas y me hundí varias
veces. Demasiado débil para pedir ayuda a mis compañeros, finalmente me desmayé. Un
muchacho que iba en un tronco a la mitad del río, y que no sabía que mi cuerpo iba a la deriva,
se tiró al agua, y en ese momento dio contra mí empujándome hacia la orilla. Allí, volví en mí.
¡Ah! ¡Cuán bueno y misericordioso es Dios con todos nosotros!

Sin duda, querido lector, El te ha salvado de perecer en más de alguna ocasión.

En mi estado de perdición necesitaba un milagro que cambiara mi corazón y salvara mi alma.


Una noche, alrededor de la una o dos de la madrugada, cuando regresaba a casa de un club
nocturno, mientras atravesaba Forth Worth, Texas, empecé a pensar en Dios, en el infierno, en el
cielo y en la eternidad. Dios empezaba a contestar las oraciones de alguien. Sentí la convicción
del pecado esa noche, aún cuando no sabía de qué se trataba.

¡Cómo recibí el milagro que necesitaba? Llamé a un amigo mío que era cristiano. El me explicó
que “Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que en El crea no
se pierda, mas tenga vida eterna.” También me dijo: “Todos nos descarriamos como ovejas, cada
cual se aparto por su camino, mas el Señor cargó en él (Jesús) el pecado de todos nosotros.” Mi
amigo me hablo de la promesa de Dios. Me enseñó donde dice: “Mas a cuantos lo
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”.
“Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo”» “Venid, pongamos las cosas en
claro—dice el Señor—.¿Son vuestros pecados como escarlata?¡Quedarán blancos
como la nieve!¿Son rojos como la púrpura?¡Quedarán como la lana!” “Cree en el
Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”

Yo creí de corazón estas promesas, pero no podía encontrar el alivio y la paz que anhelaba.
¡Necesitaba un milagro! ¡El milagro estaba en mi boca!

Fui a la iglesia con mi amigo. Atravesé el pasillo con él. Me paré frente a la congregación y ¡ABRÍ
MI BOCA Y DEJE QUE SALIERA EL MILAGRO! Pronuncié con mi boca lo que Dios dijo en su
Palabra. En efecto expresé: “He aceptado a Jesucristo como mi Salvador y El ha salvado mi
alma. Confieso que ahora soy un cristiano con la autoridad que me dan sus sagradas promesas.
Fui lavado de mis pecados con su sangre. Soy un hijo de Dios. Esto es así porque LAS
PROMESAS DE DIOS ASI LO DICEN.”

¡LA CONFESION DE FE (de las promesas de Dios) SE HACE PARA SALVACION!

Ese día, mi milagro de salvación del pecado se hizo realidad. Jesús me salvó. Pero no lo hizo
sino hasta que abrí mi boca y confesé sus promesas como mías.

La Palabra (promesas de Dios) está cerca de ti en tu BOCA. Si… si, si, si tú no solamente crees
sino que también CONFIESAS ESTAS PROMESAS CON TU BOCA, te llevarán al milagro que
necesitas.

¡El milagro está en tu boca! No lo dejes guardado e inactivo. ¡PROCLAMALO!

¡La SALVACION se alcanza por medio de la confesión de fe!

La salvación no significa únicamente el salvar el alma. Significa integración, sanidad, seguridad,


liberación, etc.

Obtén las promesas de Dios relacionadas con tu situación, tómalas en tu corazón y créelas,
luego ABRE TU BOCA y confiésalas, y esto te llevará a la LIBERACION, a la SANIDAD, a la
SEGURIDAD, a la INTEGRACION DE TU CUERPO, MENTE Y ESPIRITU.

En otras palabras, puedes recibir otros milagros de la misma manera como alcanzaste el
milagro de la salvación.

En el caso de sanidad u otras necesidades, la evidencia en cuanto a lo que podemos ver o sentir
puede no manifestarse de inmediato, pero al continuar confesando estas promesas, sin dudar en
tu corazón, surge el milagro brillando para la gloria del nombre de Jesús. Jesús es el hacedor de
milagros. Dios es nuestro sanador, y puede obrar cuando confesamos la Palabra de Dios.

La Biblia dice: “Y limitaron al Santo de Israel” ¡En verdad podemos LIMITAR A DIOS!

¡Él quiere sanarte! ¡Él desea liberarte! ¡El anhela hacer en ti un milagro!

Pero si tú no buscas sus promesas y crees en ellas en tu corazón y no las PROCLAMAS CON
TU BOCA, limitas el poder milagroso de Dios.

Es tan fácil correr hacia algún “hombre” que nos pueda auxiliar. No debemos menospreciar esta
clase de ayuda, pero podría suceder que algún día no encontráramos a esa persona. Dios quiere
que tu crezcas en fe. El quiere que sepas que TÚ eres importante. El oirá TU voz. PIDE Y
RECIBIRAS, BUSCA Y HALLARÁS, TOCA Y SE TE ABRIRA A TI. ¡A TI! ¡Sí, aún a TI! ¡Dios te
oirá y honrará TU CONFESION DE SUS PROMESAS!

LA SANIDAD DE NUESTRA HIJA


Recuerdo cuando nació nuestra hija. Mi esposa es enfermera titulada y pudo darse cuenta
inmediatamente que Lisa no era normal. El médico que la asistió en el parto lo sabía y el pediatra
lo confirmó más tarde. Nos dijo que Lisa tuvo una lesión al nacer, y padecería de algo similar a la
perlesía cerebral. La chiquilla no tenía tono muscular. No tenía reflejos de succión. No pudo
levantar la cabeza de la almohada ni una fracción de pulgada, hasta que tuvo cinco meses.
Nunca pudo gatear. Lo único que logró hacer fue deslizarse sentada por el suelo.

¡NECESITABAMOS UN MILAGRO!

Yo fui durante diecinueve años ministro bautista, y sin embargo sabía muy poco sobre milagros
de sanidad. Teníamos muy pocos conocimientos sobre el poder milagroso de Dios. Los libros de
mi biblioteca me enseñaban que Dios enviaba las enfermedades para bendecirnos o enseñarnos
buenas lecciones. Yo había predicado que debíamos ser muy cuidadosos al orar, y siempre
decir: “Si es tu voluntad.”

No estaba bautizado en el Espíritu Santo entonces, pero Dios nos ayudó. Cerré la biblioteca y
me dediqué, yo solo, día a día, a escudriñar la Palabra de Dios. Leí los cuatro evangelios hasta
que empecé a ver a Jesús. De esas páginas surgió ante mis ojos como una hacedor de milagros,
poderoso y misericordioso. No era un Jesús bautista, metodista, presbiteriano o católico. Era el
HIJO DEL DIOS VIVIENTE QUE ES EL MISMO AYER, HOY Y POR SIEMPRE.

¡Lo contemplé a Él. Su grandeza, superior a todos los conceptos que pudiéramos tener de El!

¡No lo vi como un Jesús denominacional, sino observé a un Jesús tan grande y tan amoroso
capaz de rodear a TODA la humanidad con sus poderosos brazos!

Leímos sus promesas para con nosotros una y otra vez. Nos dimos cuenta que era el diablo
quien afligía a nuestra hija, el que quería tenerla inválida, pero también que Dios quería sanarla.

Oramos por ella pero nada parecía suceder. Se notaba igual. ¿Por qué no hacía algo este Jesús
maravilloso?

¡Estábamos LIMITANDO AL SANTO DE IRSAEL!

¿Dónde estaba nuestro MILAGRO?

¡Estaba en NUESTRAS BOCAS!

Claro, sabemos que el milagro está en Jesús, pero lo limitamos a Él y a su poder cuando
fallamos al no confesarlo y al no mantenernos en su Palabra.
Mi esposa Dodie y yo, pusimos en obra lo que acabamos de aprender. Haciendo lo mejor que
pudimos, ABRIMOS NUESTRAS BOCAS Y confesamos la Palabra PARA SALVACION – PARA
SANIDAD-.

Esos fueron días tristes y obscuros para nosotros, bautistas en grandes conflictos, pero Dios es
tan misericordioso y compasivo.

Hicimos nuestras las promesas y empezamos a proclamarlas todos los días a pesar del estado
en que se encontraba nuestra hija. Declarábamos: “¡Y por sus llagas ella ha sido sanada!” Le
hemos impuesto las manos y sabemos que la Palabra dice: “que ella sanará.” ¡Está sanado!
Jesús dijo: “LO QUE PIDIERES al Padre en mi Nombre os será hecho.” Confesamos: “¡Jesús lo
está haciendo! ¡Jesús lo está haciendo!”
Cuando las personas comentaban que la niña se veía muy mal o nos preguntaban por ella,
tratábamos de decirles lo que Dios decía y no lo que nuestros ojos veían.

Y pasaron los meses. No se notaba ningún cambio en Lisa. ¿Dónde estaba el milagro? ¿Dónde
estaba el milagro?

Se encontraba en nuestras bocas. “El poder de la vida y de la muerte está en la lengua”,


dice la Biblia. Nos aferrábamos a las promesas en contra de los síntomas mentirosos, causados
por el diablo.

“DIOS VIGILA SU PALABRA PARA CUMPLIRLA.” Dios estaba sonriendo y observando.


Jesús estaba cerca.

¡Al quinto mes levantó su cabecita de la cama cuando se encontraba boca abajo! El Dios del
cielo estaba cumpliendo su Palabra. Mi esposa sabía que si un bebé no se sienta solo al séptimo
mes es una señal de anormalidad. Pasó el quinto y sexto mes. El diablo nos dijo mil veces que la
niña nunca sería normal, pero nosotros teníamos un milagro en nuestras BOCAS y
continuaríamos proclamándolo – HASTA ALCANZAR LA LIBERACIÓN -.

¡AL FINALIZAR LOS ULTIMOS DIAS DE LA FECHA CRITICA PARA QUE ELLA SE SENTARA
SOLA, DIO LA VUELTA Y SE SENTO!

Estoy seguro que los ángeles que observaban prorrumpieron en un canto de alabanza a Dios por
su amor y fidelidad hacia su Palabra. Indudablemente nuestro bendito Jesús sonreía ante
nuestro gozo ya que Él había tomado para sí mismo todos nuestros pecados, nuestras
enfermedades y nuestros dolores en su propia carne y en esa forma había comprado nuestra
sanidad.

Ese fue el momento del cambio. De allí en adelante Lisa se desarrolló normalmente. Tiene más
de doce años al momento de escribir este relato. Recientemente estuvo en el cuadro de honor
de su grado escolar. Todo lo que emprende lo hace bien. Es una niña completamente normal.

¡Su pediatra nos dijo que había sido un milagro de Dios!

¡EL MILAGRO ESTABA EN NUESTRAS BOCAS Y AL CONFESARLO SE OBTUVO LA


SANIDAD!
No estamos hablando del poder de la mente. No estamos hablando del control mental sobre la
materia, sino que estamos recordándote la Palabra eterna de Dios: “Y envió su Palabra y los
sanó.”

“Los cielos y la tierra pasarán, pero mis Palabras no pasarán.”

“Su Palabra está por siempre escrita en el cielo.”

DEBES ENCONTRAR LAS PROMESAS QUE SON PARA TI Y PROCLAMARLAS DIA Y


NOCHE. Afírmate en la Palabra de Dios y entonces Él la honrará.

En el caso de Daniel quien por tres semanas oró por algo específico, Dios le dijo: “ Desde el día
que me llamaste envié la respuesta, pero Satanás impidió que ella te llegara,” A veces
éste es el caso, cuando oras. Continúa confesando la Palabra y vendrá. Si la tienes ya en el
corazón, sabes que te llegará.

Si Dios nos sanara instantáneamente cada vez que se lo pedimos, no tendríamos paciencia con
los demás. No creceríamos espiritualmente en la fe. Ciertamente tendremos horas obscuras
cuando pareciera que estamos solos nosotros, Dios y su Palabra - ¡PERO SI CON AUTORIDAD
CONFESAMOS SUS PROMESAS Y PROCLAMAMOS NUESTRO MILAGRO COMO UN
HECHO CONSUMADO, ES MAS QUE SUFICIENTE!

UN TUMOS CANCEROSO SANADO

Una maravillosa mujer cristiana que vive en Texas, encontró que el milagro que esperaba estaba
en su boca. Lo digo de nuevo, Jesús es el hacedor de milagros, Dios es el sanador pero actúa a
medida que declaramos sus promesas. Se confiesa PARA salvación, PARA sanidad y PARA
liberación. Si quieres alcanzar sanidad y liberación, entonces toma el camino correcto que te
conduzca allí.

ESE CAMINO ES EL DE CONFESAR LAS PROMESAS DE DIOS CREYENDO EN TU


CORAZÓN QUE DIOS CUIDA DE SU PALABRA PARA CUMPLIRLA.

Se confiesa para salvación, sanidad y liberación. “Porque muy cerca de ti está la Palabra, en TU
BOCA.” La pregunta es: ¿LA CONFESARAS para alcanzar TU MILAGRO?

Esta mujer cristiana vino a una de nuestras cruzadas. En ese entonces, yo ignoraba la terrible
condición física en que se encontraba. Tenía un tumor canceroso. Estaba muy hinchada y sufría
dolores intensos desde hacía mucho tiempo. Estaba en tratamiento médico y habían programado
ya su operación; sin embargo pidió que la trajeran.
Ella rogo a Dios que por medio de los dones del Espíritu me mostrara su enfermedad, la hiciera
crecer en fe y la ayudara a encontrar su sanidad.

Sufría ella terriblemente durante nuestra reunión. Oh, gracias Dios mío que Jesús puede
conmoverse tanto por nuestras enfermedades. Siente una compasión tan grande por los que
sufren.

Prediqué y ministré a las personas, llamé a algunas para orar particularmente por ellas. Luego
anuncié que habíamos terminado. Esta mujer me cuenta que se sintió desmoralizada porque al
parecer no había sido tomada en cuenta. Yo sentí un alerta en mi espíritu. Tuve dudas sobre que
fuera el momento propicio para terminar la reunión. Ere Jesús susurrando a mi corazón que
había alguien más a quien ayudar. Que maravilloso es saber que Jesús está siempre presente
trabajando, presto a ayudarnos a cooperar con Él. El dijo que si salíamos a predicar estaría
siempre con nosotros. El está ahora y estaba presente aquel día.

“Siento que no debemos concluir todavía,” dije. “Aquí hay alguien más que necesita ayuda.”
Según recuerdo, la llamé al frente. El amado Señor me había comunicado que la mujer tenía un
tumor canceroso y que El quería sanarla. Esto hizo crecer la fe de ella. Recuerdo que ordené al
tumor que se secara y que ese cuerpo fuera sanado. A la mujer le dije que manifestara que: “Por
las llagas de Jesús había ya sido sanada.” Le dije que lo repitiera constantemente. Sé que
muchos son sanados instantáneamente, pero ella aparentemente no lo fue. Todavía tenía
dolores físicos y también se palpaba el tumor.

¡¡El milagro saldría de su BOCA!!

Había recibido instrucciones del Señor Jesús de informar a la mujer que – REPITIERA Y
REPITIERA Y REPITIERA -: “POR SUS LLAGAS FUI SANADA.” “Porque muy cerca de ti está la
Palabra, en tu BOCA.” SI LA CONFESARES, esta confesión será hecha PARA sanidad.

La mujer se fue a su casa animada en el espíritu sin imaginarse el sufrimiento que le esperaba.
Nos contó que durante los siguientes días pasó las horas más dolorosas de su vida. Parecía
estar peor que nunca, pero había aprendido el secreto. Con gran fe y determinación repetía día y
noche:¡POR SUS LLAGAS FUI SANADA! ¡POR SUS LLAGAS FUI SANADA! En su agonía y
desesperación, abría la boca para dejar salir el milagro proclamando con autoridad ¡POR SUS
LLAGAS FUI SANADA!

Cuando pienso en ello me imagino que seguramente la confesión de esa humilde y sufrida mujer
¡sonó como un trueno cuando atravesó las nubes y subió a los cielos! Los que allá estaban oían
sus palabras ¡POR SUS LLAGAS FUI SNADA! Pasó por las estrellas y ellas se unieron a ese
canto que fue posible gracias a los sufrimientos padecidos por el Hijo de Dios - ¡POR SUS
LLAGAS FUI SANADA! –
Llego a las puertas del cielo y los ángeles alzaron sus voces al unísono para hacer de su
confesión un coro de aleluyas que lo llenó todo. - ¡POR SUS LLAGAS FUI SANADA! – Llegó al
TRONO DE GRACIA Y MISERICORDIA – donde está derramada la SANGRE del CORDERO –
que testifica que “Fue herido por nuestras rebeliones, traspasado por nuestras iniquidades y que
¡POR SUS LLAGAS FUIMOS SANADOS!” ¿Jesús, que es mediador de nuestras confesiones, y
Dios, nuestro Padre amoroso, estaban allá cuando salió la promesa de la boca de esa dolorida
mujer! ¿Por su confesión de fe en la Palabra de Dios, le fue otorgada la sanidad!

Uno o dos días después la mujer expulsó el tumor canceroso. Lo llevó al médico, que confirmó
su malignidad. Perdió peso rápidamente hasta convertirse en una mujer normal. Hoy, después
de muchos años. Continúa sana y sirviendo a Dios.

Recientemente estuvo en una de nuestras reuniones, haciendo crecer en fe a la congregación, al


relatar la historia que acabo de contarles.

Indudablemente, el diablo hubiera querido robar a aquella mujer su milagro, y si solo hubiera
podido cerrarle la boca lo hubiera hecho. Porque él sabía que el milagro estaba allí, en su boca.
Pero ella se aferró a la Palabra, en su confesión de fe, y el milagro se hizo realidad.
Tu milagro está en tu BOCA.
Puede no venir hoy, o la próxima semana, o el mes entrante, ¡PERO VENDRÁ!

Mírate en lo más profundo de tu ser, completamente libre de enfermedad, sufrimiento y de todo


problema, ¡LO ESTAS! Ahora, haz tuyas las promesas de Dios sin temor, y proclámalas con
firmeza día y noche. Cuando alguien te pregunte cómo te sientes, solamente ¡DILE LO QUE
DIOS DICE A CERCA DE TI! ¡CUANTALE SOBRE LAS PROMESAS DE DIOS! ¡DILE QUE NO
TE DEJAS LLEVAR POR LO QUE SIENTES, SINO POR LO QUE DICE DIOS!

EL PODER DE LAS PALABRAS

¡PALABRAS! ¡PALABRAS! ¡PALABRAS! Hablemos por un momento a cerca de las ¡PALABRAS!

Hay millones de palabras en el mundo. Están escritas en libros, periódicos, y miles de lugares.
Sólo son palabras.

También hay palabras escritas en la Biblia. Miles de ellas en este libro milagroso. Se ven como
las palabras del mundo, se escriben igual; PERO SON DIFERENTES. Jesús dijo: “Las
PALABRAS que yo os he hablado son ESPIRITU y son VIDA.” Dios dice que “Sus Palabras son
VIDA para todos aquellos que las hallan,” También dice: “PORQUE LA PALABRA DE DIOS ES
VIVA Y EFICAZ Y MAS CORTANTE QUE TODA ESPADA DE DOS FILOS.”

La Biblia dice que toda la Escritura es “inspirada por Dios”.

Aunque las palabras en la Biblia puedan verse como cualquier otra palabra escrita, hay una
diferencia – ES LA PALABRA DE DIOS – Dios HA SOPLADO ALIENTO DE VIDA EN ELLAS. ¡En
el momento en que tomamos estas palabras con “aliento de vida” y las confesamos en fe, se
realizan los milagros!

Dios usó palabras para crear este mundo. Se nos dice que El creó todo con el poder de su
palabra. El creó por medio de las palabras. El dijo: HAGASE – Y FUE HECHO -.
¡Las palabras en la boca de Dios son Poderosas! ¡SUS PALABRAS dichas por nuestra boca
también son poderosas!

Oseas 14:2 dice: “llevad con vosotros palabras de súplica, y volved al Señor.”
¿Qué llevarás contigo cuando acudas al Señor para pedirle un milagro? ¿Qué es lo que El quiere
que tú le traigas?

¡TRAELE PALABRAS! ¡TRAELE PALABRAS! ¡TRAELE PALABRAS DE DIOS! ¡TRAELE


PROMESAS DE DIOS Y CONFIESALAS DELANTE DE EL!

Dios dice que le “hagamos recordar.” El quiere que le TRAIGAMOS A LA MEMORIA sus
promesas.

La Biblia dice: “Te has enlazado con las PALABRAS de tu boca”. Dios dice: “Porque por tus
PALABRAS serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”
El Señor dice: “La muerte y la vida están en poder de la lengua.” Las palabras que tú pronuncias
son importantes. Pon las PALABRAS de Dios en tu boca y dilas.
La Biblia dice en Joel: “DIGA el débil: Fuerte soy .” Esta cita nos dice que los débiles deben
DECIR – DECIR – DECIR. No dice, que ore el débil, sino dice, que los débiles DIGAN.

Para que los débiles puedan obtener ayuda, ¡deben cambiar lo que están DICIENDO! Si los
enfermos desean obtener ayuda, ¡deben cambiar lo que están diciendo! Para que los atribulados
obtengan ayuda, ¡deben cambiar lo que están DICIENDO! Reitero nuevamente que los débiles
digan día y noche “¡Soy fuerte!, El Señor es la fortaleza de mi vida.” Que los enfermos digan:
“Por Sus llagas hemos sido sanados.” “Ciertamente llevó El MIS enfermedades y sufrió MIS
dolores y por sus llagas FUI sanado.”
“Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” Ya me pusieron las manos y me estoy
recobrando. “El Señor es mi sanador.” “El ha quitado toda enfermedad de en medio de mi.”
“Bendice alma mía al Señor y bendiga todo mi ser su Santo Nombre. Bendice alma mía al Señor
y no te olvides ninguno de sus BENEFICIOS. EL ES QUIEN PERDONA todas MIS
INIQUIDADES y SANA TODAS MIS DOLENCIAS.” DEMOS GRACIAS A Dios, porque El dijo
TODAS. DILO, Y TU ENFERMEDAD DESAPARECERÁ.

Que los ATRIBULADOS digan – CON CONFIANZA - : “Dios es mi refugio y mi fortaleza, UNA
AYUDA SIEMPRE PRESENTE EN MI ANGUSTIA.” Declara:” ¡Dios está conmigo!” “¡El es mi
ayudador!” “Si Dios es por mí, ¿quién contra mí?” “¡Muchas son las aflicciones del justo, pero de
todas ellas ME LIBRARA EL SEÑOR!”

Que los atormentados por el espíritu de temor también DIGAN. Cambia lo que has estado
diciendo si quieres obtener la victoria. Que los temerosos digan CON FIRMEZA DIA Y NOCHE:
“El Señor es mi pastor, nada me faltará… aunque ande en valle de sombra de muerte, NO
TEMERE MAL ALGUNO, PORQUE TU ESTARAS CONMIGO.” No temo porque Tú estás
conmigo, no desmayo porque Tú eres mi Dios. ¡Tú ME ESTAS AYUDANDO!, ¡Tú ME ESTAS
FORTALECIENDO! ¡Tú me sustentas con la diestra de tu justicia! ¡Que los temerosos REPITAN
Y REPITAN: “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? “El Señor es las fortaleza de
mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos y mis
enemigos vinieron sobre mí, tropezaron y cayeron.”

Que aquellos que se ven perseguidos por el temor digan: “Porque no me ha dado Dios espíritu
de COBARDIA, sino de poder, amor y de dominio propio.” Di: ¡”No tengo espíritu de temor!
¡Tengo al Santo Espíritu de poder! ¡Tengo al Espíritu de Amor! ¡Tengo al Espíritu de dominio
propio!” dilo a todos. No hables de tus temores, sino de los que Dios dice a cerca de tu situación.
Actúa mientras confiesas y el temor desaparecerá como la bruma ante el sol naciente.

¡Que lo débiles DIGAN!


¡Que los afligidos DIGAN!
¡Que los enfermos DIGAN!
¡Que los temerosos DIGAN!
¡Que los que necesitan un milagro DIGAN!

¿Qué dirán estos necesitados? ¿Qué dirás tú? Di ¡LO QUE DIOS DICE! Toma sus promesas y
sube a su trono por medio de Cristo Jesús y “Tráele a la memoria sus promesas”. Confiesa que
son un hecho ahora.
La epístola a los hebreos dice: “Porque El dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de
manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que
me pueda hacer el hombre.”

¡Esta es una escritura maravillosa! Observa que dice: “porque El dijo: … DE MANERA QUE
PODEMOS DECIR CONFIADAMENTE…”

Dios no nos dio cientos de promesas solo para que CREYERAMOS EN ELLAS. Nos las dio para
que PODAMOS DECIRLAS CON CONFIANZA, EN NUESTRA CONFESION PARA
LIBERACION.
Encuentra una de sus promesas que se ajuste a la situación en que te encuentres, créela en tu
corazón y luego ¡CON CONFIANZA DILA A TI MISMO, A TUS AMIGOS, A TU FAMILIA Y AL
DIABLO! CON SEGURIDAD diles a todos: - Esto es lo que Dios, mi Padre, ha dicho – y ¡yo lo
creo! ¡Es mío ahora! Sostente en ello y decláralo cuando tengas dolor, problemas, temor,
enfermedad y necesidades de cualquier índole.

Jesús es el “Sumo Sacerdote” de nuestra confesión y El ciertamente velará porque las promesas
de Dios se conviertan en una realidad en nuestras vidas.

La Biblia dice en Marcos 11: 23 “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este
monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será
hecho LO QUE DICE, LO QUE DIGA LE SERÁ HECHO.”

Piensa en ello. SI NO DUDAMOS EN NUESTROS CORAZONES – podemos alcanzar LO QUE


DECIMOS -. Si no crees que esta es una ley que funciona, pruébala al revés, que es lo que la
mayoría de las personas hacen de cualquier manera. Creen que están enfermos y que se van a
poner peor, y se lo dicen a todo el mundo. Pregúntales y te dirán con toda claridad y convicción:
“Estoy enfermo, me duele, probablemente tendré que ir al hospital. Creo que tengo cáncer. Esto
va de mal en peor.” Y así siguen y siguen, creyéndolo y repitiéndolo ¡HASTA QUE ALCANZAN
LO QUE ESTAN DICIENDO!

Si esta ley se cumple en el sentido inverso, seguramente también se cumplirá en el sentido


positivo. Dará resultado cuando ejercitemos LA FE PARA CONFESAR Y DECIR LAS
PROMESAS DE DIOS.

Así que empieza a proclamarlo hoy. No dudes. Cree en tu corazón lo que Dios dijo y dilo
constantemente en tu hablar y ALCANZARAS TODO LO QUE DIGAS.

¿Ves? “Dios cuida de su Palabra para cumplirla.”

Ahora bien, hay tres voces que nos hablan: la primera es la voz del abismo, que clama cuando
el cáncer, la enfermedad, la ceguera y los problemas llegan a tu vida. Grita con voz de trueno.
“¡Estás enfermo! ¡Te encuentras en problemas! ¡Estás enfermo! ¡Te encuentras en problemas!”, -
esta es una de las voces - . La segunda es la voz de Dios, diciéndonos en su Palabra: “Por sus
llagas hemos sido ya sanados.” El llevó nuestras enfermedades. El nos redimió de la maldición,
habiéndose hecho maldición por nosotros. El llevó en sí mismo nuestros pecados en su cuerpo.
Mi Dios suplirá todas nuestras necesidades. Los síntomas y la enfermedad dicen una cosa y
Dios dice otra, y el punto crucial del asunto es… La tercera voz que te pregunta: ¿Qué vas a
hacer al respecto? ¿Qué postura tomarás? ¿Vas a escuchar y seguir la primera voz y confesar lo
que el diablo te ha hecho? O ¿Vas a afirmarte en la Palabra de Dios confesando y creyendo lo
que Dios ha dicho? Si así lo haces, di “¡AMEN!”

¿Ves? La Biblia nos ha dicho que los débiles digan – no que oren sino que DIGAN -. Que DIGA
el débil “fuerte soy”. Eso es lo que El dice. Que el débil diga. Debe decir algo. Que el enfermo
diga: “Estoy sano”. Que el atribulado diga: “he sido liberado”. Que el oprimido por el demonio
diga: “Soy libre”. Díganlo con base en la obra santa y maravillosa del Hijo de Dios viviente que
derramó su sangre para comprar todo esto para nosotros.

Mira a la infeliz mujer que padecía de flujo de sangre. ¡Ella dijo algo! La Biblia nos dice que,
“Porque decía: Si tocare tan solamente su manto…” “Porque decía: que si tan
solamente tocara, será sanada.”

Mira David enfrentándose a Goliat, El dijo algo. El dijo: El Señor te entregará hoy en mi mano, y
yo te venceré.”

Uno de los hallazgos más asombrosos que he hecho en la Biblia es a cerca de las ¡Palabras!

La mujer sirofenicia que siguió a Jesús era “una despreciable gentil”, Jesús no prestó atención a
sus súplicas en ese momento. El no estaba siendo rudo, sino que estaba acrecentando la fe de
ella. Mientras lo seguía, Jesús no le respondió palabra, los discípulos le dijeron a Jesús:
“despídela, pues da voces tras nosotros”, pero la mujer se postró ante El diciendo: “Señor, mi
hija es gravemente atormentada por un demonio.” Esta madre venía en pos de Jesús –clamando
ayuda – deseando un milagro para su necesitada hija a quien había dejado en casa. Finalmente,
Jesús se volvió y le dijo: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perros.” La mujer
le contestó: “Sí, Señor; pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus
amos.”

Ahora ¡Oigan lo que respondió Jesús!: “Oh mujer, grande es tu fe. Por esta palabra, ve; el
demonio ha salido de tu hija.” ¡Piensa en esto! – Una mujer pudo decir algo, confesar algo – y un
demonio salió de su hija. ¡Jesús le dijo que el demonio había salido de su hija por las palabras
que ella había pronunciado!

Les digo que a causa de lo que decimos hay un gran número de demonios en hijas, esposos,
esposas, niños, hombres y mujeres. En realidad estamos declarando que vamos a vivir para el
diablo cuando decimos que no creemos, cuando decimos que no recibimos, cuando decimos que
no cederemos, y cuando decimos que vamos a hacer esto, aquello o lo otro, contrario a los
preceptos de Dios. Esta forma de hablar abre una puerta al diablo y al poder de las tinieblas. La
mujer sirofenicia vino a Jesús adorándole y diciendo. Su hija se encontraba a muchos kilómetros
de distancia. Jesús le dijo que es tan poderoso lo que decimos, lo que confesamos con nuestras
palabras, que por medio de esta confesión la mujer obtuvo la sanidad para su hija.

- Mi hermano, mi hermana - ¡es importante lo que dices!

La Biblia dice que “si no dudas en tu corazón sino crees que será hecho lo que dices, lo
que digas será hecho. Por tanto te digo que todo lo que pidas orando, cree que lo
recibirás y te vendrá.”
¿Sabes que eres el resultado de lo que has estado diciendo? ¿Lo sabes? Posees en tu cuerpo,
en tu mente, en tu ser físico y en tu ser espiritual, lo que has estado diciendo. Si estás débil y
derrotado examínate a ti mismo. Eres el producto de lo que has estado diciendo porque has
recibido lo que dijiste. Si quieres ser diferente, debes cambiar tu forma de hablar – lo que estás
diciendo -.

Si quieres cambiar tu vida, debes cambiar tu forma de hablar, tu confesión. El milagro está en tu
boca. No encontrarás a ningún siervo de Dios que te pueda ayudar si persistes en confesar las
obras del diablo y de las tinieblas. No encontrarás a ningún siervo de Dios que te pueda ayudar
si no confiesas lo que Dios ha dicho en su Palabra.

UN MILAGRO EN LA VIDA DE UN MINISTRO

¡El milagro que necesitas está en tu BOCA! ¡Confiésalo mientras CREES EN TU CORAZON!

Esto me recuerda a un querido y talentoso ministro del evangelio a quien conozco muy bien.
Estaba terriblemente afectado por la artritis. Casi no podía levantarse de la cama o caminar. Para
poder empezar el día al levantarse por las mañanas, cojeaba con dificultad hasta la bañera para
tomar un baño en agua caliente y así lograr un poco de alivio. Compraba las aspirinas al por
mayor. Su dolor era constante e intenso. Sus rodillas y tobillos estaban tan hinchados que
parecían toronjas.

Yo podría seguir y seguir contándoles, pero no encontraría las palabras adecuadas para describir
su condición. Amaba a Dios y estaba lleno de su Espíritu. Ansiaba continuar predicando.

Un día, en el avión que se dirigía al lugar donde tenía que predicar, algo sucedió. Dios vivificó en
su corazón las palabras de la Escritura: “Por sus llagas HEMOS SIDO SANADOS.” De pronto,
durante el vuelo, este hombre CREYO EN SU CORAZON. Pudo decir en verdad y creyéndolo,
¡ESTOY SANO! ¡POR SUS LLAGAS ESTOY SANO!

Cuando su avión aterrizó. Él bajó con dificultad. El pastor que le esperaba le preguntó con
lástima: “¿Cómo estás?” el ministro levantó la vista y le dijo: “¡Ah, estoy sano!” El pastor lo vio
como quien ve a alguien que ha perdido la razón. Esa noche cuando caminaba cojeando con
suma dificultad hacia el púlpito, se paró frente a toda la congregación y proclamó con voz fuerte:
“¡Quiero anunciarles que ESTOY SANO!” ¡Solo imagínense! ¡Todavía con dolor y con las piernas
hinchadas! ¡SIN EMBARGO SABÍA EN SU CORAZON Y LO CONFESABA CON SU BOCA, QUE
ESTABA SANO!

El milagro estaba en su boca y lo declaró en voz alta. Rápidamente empezó a recuperar la salud
y llegó a estar completamente bien. En el día de hoy no tiene ni rastros de artritis, y es usado
extraordinariamente por Dios.

UNA BUENA CONFESION DIARIA


¡Nos haría bien a todos confesar ante Dios sus Palabras ¡DIARIAMENTE! Me gustaría compartir
con ustedes la confesión que yo hago y sigo haciendo ante Dios constantemente.
“Confieso con mi boca que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que Dios le levantó de los
muertos, y POR LO TANTO SOY SALVO.”

Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas. (“Cor. 5:17). Yo estoy en Cristo.

¡SOY UNA NUEVA CRIATURA! Las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. ¡Yo estoy
en Cristo! ¡Yo estoy en Cristo! ¡Soy una NUEVA CRIATURA! Las cosas viejas han pasado y
todas han sido hechas nuevas.”

Tengo un nuevo Padre en el cielo! - ¡Tengo vida nueva! - ¡vida eterna! - . ¡Tengo una nueva
ciudadanía que es en el cielo! ¡Tengo una nueva esfera de acción! ¡He sido liberado del poder de
las tinieblas y trasladado al Reino de su Hijo amado! ¡Mi nombre está escrito en el libro de la vida
del Cordero1”

¡TENGO NUEVO PODER!

“Tengo poder para pisar sobre serpientes y escorpiones y SOBRE TODO EL PODER DEL
ENEMIGO ¡Y NADA, POR NINGUN MOTIVO, PODRA HACERME DAÑO! ¡ Tengo poder para
echar fuera a todos los demonios! ¡Puedo poner mis manos sobre los enfermos y ellos sanarán!
¡Puedo hacer todas las cosas por medio de Cristo!”

¡Confieso los muchos beneficios del Calvario!

“Bendice alma mía al Señor y no olvides ninguno de sus BENEFICIOS. Él es quien perdona
TODAS tus iniquidades; que sana TODAS tus dolencias. Que rescata tu vida de la destrucción,
que te corona de amorosa bondad y dulce misericordia; que sacia bien tu boca para renovar tu
fuerza. ¡Todos mis pecados han sido perdonados! ¡Todas mis enfermedades sanadas! ¡Mi vida
es protegida y fortalecida en Dios! ¡Estoy coronado con su misericordia!”

¡Confieso que no tengo miedo!

“Aunque ande en valle de sombra de muerte ¡NO TEMERE MAL ALGUNO! NO TEMERE porque
Tú estarás CONMIGO. No desmayaré porque Tú eres mi Dios. ¡Tú me estás AYUDANDO! ¡Tú
me estás FORTALECIENDO! ¡Tú me estás SUSTENTANDO con la diestra de Tú justicia1”

“No me has dado espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio. ¡Tengo el
ESPIRITU DE PODER DENTRO DE MI! ¡Tengo el ESPIRITU DE AMOR DENTRO DE MI!
¡Tengo el ESPIRITU DE DOMINIO PROPIO DENTRO DE MI!”

“¡Me cubre la SANGRE DEL CORDERO! ¡El Señor va DELANTE DE MI! ¡Jesús está DENTRO
de mí! ¡El ángel del Señor acampa ALREDEDOR de mí! ¡Y acá, debajo de mí, están los brazos
eternos de Dios! ¡Y EL BIEN Y LA MISERICORDIA ME SIGUEN TODOS LOS DIAS DE MI VIDA!
¡Aleluya! ¡EL TEMOR NO TIENE LUGAR EN MI VIDA!”

“¡Confieso que éste es un día especial!”

“Hoy soy sano. Hoy he sido llenado del amor de Dios. Estoy lleno del gozo del Señor. ¡HOY! Hoy
he sido llenado de la paz del Señor. Hoy he sido llenado de la sabiduría del Señor. Hoy estoy
lleno del Espíritu Santo. Estas cosas son mías ¡HOY!”
“Confieso HOY que ayudaré a alguien a encontrar la gracia y la misericordia de Dios. Hoy me
regocijaré porque el cielo es mi hogar. ¡Hoy me gozaré porque mi familia está viviendo al regazo
del Señor!”

“Esta es mi confesión, y la digo con firmeza ante el diablo, ante los ángeles, ante el Señor
Jesucristo y ante Dios, mi Padre. Gracias Padre, en el Nombre de Jesús, porque ¡TENGO LO
QUE DIGO! ¡MI CONFESION SUBE ANTE TI BASADA EN TU PALABRA! Jesús es el Sumo
Sacerdote de mi confesión y El la honra HOY.”

Amigos míos, hagan esta confesión todos los días con confianza y firmeza, y descubrirán que
Dios cumple su Palabra. EL MILAGRO ESTÁ EN TU BOCA.

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