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Introducción a la Criminología
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PRÓLOGO
a
im
Mientras que la criminología sigue trabajando en la búsqueda de esa identidad que
d
la autorice a ocupar su lugar como disciplina científica, lo que es indudable es la necesi-
dad del estudio de un comportamiento muy particular que se da en el ser humano y cuya
característica principal es el efecto destructivo que tiene sobre aquel que recae. El estudio
U
de este comportamiento, caracterizado por ser a veces violento, a veces cruel, y a veces
simplemente egoísta, así como los factores que lo inhiben, facilitan y potencian, sin ol-
vidar a aquellos que se ven afectados, debe ser un tema de profundo estudio y debate.
La respuesta la hallará el lector a medida que vaya avanzado en las diversas pro-
puestas y temáticas que componen este manual, donde se explicará si en el ser humano
existe una cualidad intrínseca que puede ser denominada criminalidad. Para ello, esta
tarea no puede abordarse si no es a través del estudio de todos esos factores que rodean
a este comportamiento humano caracterizado por su efecto destructivo más allá de unos
parámetros consensuados y socializados, que serán los que marquen el límite entre lo
criminal y el juego, la broma, la tradición e incluso el accidente fruto del azar.
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"Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta Unidad sólo puede ser realizada con la autorización de la Universidad a
Distancia de Madrid, UDIMA, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de
esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)".
│ Sumario
Profesor Rodolfo Gordillo
INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
No es tarea fácil, pero en este manual se explica de manera sencilla y amena toda
esa sabiduría y conocimiento que han aportado los autores más relevantes en el estudio
del comportamiento «criminal», y que dieron forma a las primeras escuelas caracteri-
zadas por un pensamiento criminológico, así como a las principales teorías que expli-
can cómo el sujeto se ve inmerso en una sociedad que adquiere forma y poder, tanto de
manera tangible como intangible, pero que en ambos casos moldean y condicionan el
comportamiento.
Los autores de este manual tampoco han pasado por alto aspectos tan importantes
para el estudio del comportamiento criminal tales como el peso de la tradición y el fol-
clore, que dan lugar a comportamientos primigenios de reacción violenta contra los que
son diferentes o ponen en peligro la perpetuación de su grupo de referencia. Es decir, as-
a
pectos de vital importancia que también moldean y condicionan nuestro comportamiento
de una forma destructiva como son el estigma y el estereotipo. Por último, pero no por
ello menos importante, este manual también aborda y explica qué estrategias defensi-
m
vas de carácter preventivo se han elaborado para proteger al mismo ser humano de ese
i
comportamiento criminal, así como el trabajo restaurador que actualmente demanda la
propia Organización de las Naciones Unidas para emplear sobre aquellos que han sido
d
víctimas de este comportamiento.
En definitiva, todos estos temas que deben formar parte de un estudio pormenoriza-
U
do de ese comportamiento tan particular, que hemos denominado criminal, son tratados
con el rigor que exige su estudio, con el objetivo de hallar esas respuestas que expliquen
si la criminología debe ocupar un estatus de reconocido derecho dentro de las ciencias
sociales y del comportamiento, o si por el contrario, debemos seguir abordando su es-
tudio desde todas esas disciplinas de las que se nutre la criminología para reclamar su
estatus propio.
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Sumario │
Profesor Rodolfo Gordillo
ÍNDICE SISTEMÁTICO
a
im
d
PÁGINA
Sumario .................................................................................................... 5
.
U
Prólogo ...................................................................................................... 7
.
Unidad didáctica 1. Inicio a la disciplina ............................................... 9
.
Objetivos de la Unidad ..................................................................................................... 10
.
1. Introducción ............................................................................................................... 11
2. Qué se entiende por criminología .......................................................................... 12
.
3. Criminalidad y delito ............................................................................................... 14
.
3.1. Criminalidad ................................................................................................. 14
.
3.2. Delito .............................................................................................................. 16
.
4. Funciones de la criminología .................................................................................. 19
.
5. El problema de la criminología como ciencia ....................................................... 21
.
5.1. La sistematización según una teoría general ........................................... 22
.
5.2. La sistematización basada en tipologías ................................................... 24
.
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esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)".
│ Sumario
Profesor Rodolfo Gordillo
INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
.
Ejercicios voluntarios ........................................................................................................ 27
.
Referencias bibliográficas ................................................................................................ 28
.
Unidad didáctica 2. Historia de la criminología ............................ 29
.
Objetivos de la Unidad ..................................................................................................... 30
.
1. Origen de la criminología ......................................................................................... 31
.
2. La escuela clásica ...................................................................................................... 32
.
a
2.1. Origen de la escuela clásica ........................................................................ 32
.
2.2. Principales características de la escuela clásica ....................................... 33
.
m
3. La criminología positiva ........................................................................................... 38
.
i
3.1. Origen de la escuela social .......................................................................... 38
.
3.2. Principales características de la escuela social ......................................... 39
d
.
3.3. Origen de la escuela positiva italiana ........................................................ 42
.
3.4. Principales características de la escuela positiva italiana ....................... 43
.
U
4. La escuela de Chicago ............................................................................................... 47
.
4.1. Origen de la escuela de Chicago ................................................................ 47
.
4.2. Principales características de la escuela de Chicago ................................ 48
.
5. Historia de la criminología en España ................................................................... 54
.
Conceptos básicos a retener ............................................................................................. 59
.
Ejercicios voluntarios ........................................................................................................ 59
.
Referencias bibliográficas ................................................................................................ 60
.
Unidad didáctica 3. Explicación sociológica, biológica y psicoló-
gica del crimen ................................................. 63
.
Objetivos de la Unidad ..................................................................................................... 65
.
1. Introducción................................................................................................................ 66
2. Explicación sociológica en criminología ................................................................. 67
.
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Sumario │
Profesor Rodolfo Gordillo
M. Clemente y R. Gordillo Índice sistemático
a
.
4.1. Enfoque psicoanalista ................................................................................... 92
.
4.2. Enfoque conductista...................................................................................... 94
4.3. Enfoque cognitivista ..................................................................................... 97
m
.
i
4.4. La psicología de las diferencias individuales............................................ 99
.
4.5. La psicología de la moral ............................................................................. 103
.
d
Conceptos básicos a retener.............................................................................................. 106
.
Ejercicios voluntarios......................................................................................................... 106
U
.
Referencias bibliográficas ................................................................................................. 107
.
Unidad didáctica 4. Teorías críticas, integradoras e innovadoras
del fenómeno criminal .................................... 113
.
Objetivos de la Unidad ...................................................................................................... 114
.
1. Introducción................................................................................................................ 115
2. Teorías críticas radicales ........................................................................................... 119
.
2.1. La teoría de la etiqueta ................................................................................. 120
.
2.2. Criminología marxista .................................................................................. 123
.
3. Teorías integradoras .................................................................................................. 127
.
3.1. La nueva criminología ................................................................................. 127
.
4. Teorías innovadoras ................................................................................................. 130
.
4.1. La postcriminología ..................................................................................... 130
.
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│ Sumario
Profesor Rodolfo Gordillo
INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
m
.
i
1. Introducción ............................................................................................................... 143
2. Nacimiento de la victimología ................................................................................ 144
d
.
3. ¿Qué se entiende por víctima? ................................................................................ 146
.
4. Tratamiento de la víctima ........................................................................................ 152
U
.
5. Definición de victimología ....................................................................................... 154
6. La victimización ........................................................................................................ 156
.
7. Estadísticas victimales .............................................................................................. 160
.
8. Conclusiones .............................................................................................................. 164
.
Conceptos básicos a retener ............................................................................................. 166
.
Ejercicios voluntarios ........................................................................................................ 166
.
Referencias bibliográficas ................................................................................................ 167
.
Unidad didáctica 6. La prevención del delito ................................. 169
Objetivos de la Unidad ...................................................................................................... 171
.
1. Introducción ............................................................................................................... 172
2. Definición ................................................................................................................... 173
.
3. Tipos de prevención del delito ................................................................................ 175
330 www.udima.es
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Sumario │
Profesor Rodolfo Gordillo
M. Clemente y R. Gordillo Índice sistemático
a
.
3.2.2. La prevención del delito a través de la imposición del orden
por medio de la disuasión especial ........................................... 196
.
3.3. El modelo de prevención terciaria o de reincidencia de la criminalidad .. 197
m
.
i
4. Conclusiones .............................................................................................................. 202
.
d
Anexo .................................................................................................................................. 204
.
Conceptos básicos a retener ............................................................................................. 209
U
.
Ejercicios voluntarios ........................................................................................................ 209
.
Referencias bibliográficas ................................................................................................ 210
.
Unidad didáctica 7. Formas de reacción social ante el delito ...... 213
.
Objetivos de la Unidad ...................................................................................................... 214
.
1. Introducción................................................................................................................ 215
2. Explicación evolutiva de la reacción ante el delito ............................................... 216
.
2.1. La creación de un individuo desviado: los orígenes evolutivos del es-
tigma ............................................................................................................... 217
3. Explicación sociológica de la reacción social ante el delito ................................. 223
.
3.1. La creación de un individuo desviado: los orígenes sociales del estigma 224
.
3.1.1. Las categorías y el estigma .......................................................... 224
.
3.1.2. Identidad y estigma ...................................................................... 227
.
3.1.3. Tipos de estigmas.......................................................................... 230
.
www.udima.es 331
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│ Sumario
Profesor Rodolfo Gordillo
INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
4. La norma como elemento de estudio en la reacción social ante el delito .......... 231
.
5. Reacción informal ante el delito .............................................................................. 233
.
6. Reacción formal ante el delito .................................................................................. 237
.
7. Conclusión .................................................................................................................. 242
.
Conceptos básicos a retener.............................................................................................. 246
.
Ejercicios voluntarios......................................................................................................... 246
.
Referencias bibliográficas ................................................................................................. 247
.
Unidad didáctica 8. Teorías del control social ................................ 249
a
.
Objetivos de la Unidad ...................................................................................................... 250
.
m
1. Introducción................................................................................................................ 251
i
2. La teoría de los vínculos sociales ............................................................................. 254
.
d
3. La teoría general del crimen ..................................................................................... 257
.
4. La microfísica del poder ........................................................................................... 263
.
U
5. Las ventanas rotas y la tolerancia cero ................................................................... 265
.
6. Conclusiones ............................................................................................................... 269
.
Conceptos básicos a retener.............................................................................................. 271
.
Ejercicios voluntarios......................................................................................................... 271
.
Referencias bibliográficas ................................................................................................. 272
.
Unidad didáctica 9. Formas de control social ................................ 275
.
Objetivos de la Unidad ...................................................................................................... 276
.
1. Introducción................................................................................................................ 277
2. El poder y el terror como formas de control social ............................................... 279
.
3. La familia y los estilos de crianza ............................................................................ 285
.
4. Las Fuerzas de Seguridad del Estado: la policía ................................................... 289
.
5. Conclusiones ............................................................................................................... 296
.
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Profesor Rodolfo Gordillo
M. Clemente y R. Gordillo Índice sistemático
.
Ejercicios voluntarios......................................................................................................... 299
.
Referencias bibliográficas ................................................................................................. 300
.
Unidad didáctica 10. Las instituciones de las sociedades modernas
para el control social ....................................... 303
.
Objetivos de la Unidad ...................................................................................................... 304
.
1. Introducción................................................................................................................ 305
a
2. La institución formal para la creación y formación de nuevos miembros para
el proyecto social: el colegio ..................................................................................... 306
.
3. La institución formal para el control de criminales y delincuentes: la cárcel ... 312
.
m
4. Conclusiones ............................................................................................................... 319
i
.
Conceptos básicos a retener.............................................................................................. 324
d
.
Ejercicios voluntarios......................................................................................................... 324
.
Referencias bibliográficas ................................................................................................. 325
U
.
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Profesor Rodolfo Gordillo
EXPLICACIÓN
SOCIOLÓGICA,
3
UNIDAD
DIDÁCTICA
BIOLÓGICA Y
PSICOLÓGICA
DEL CRIMEN
a
OBJETIVOS DE LA UNIDAD
im
d
1. Introducción
2. Explicación sociológica en criminología
U
2.1. Visión macrosociológica del crimen
2.1.1. La anomia
2.2. Visión microsociológica del crimen
2.2.1. El interaccionismo simbólico
2.2.1.1. La asociación diferencial
2.2.1.2. Las subculturas delictivas
2.2.1.3. Los hogares rotos
2.2.1.4. La institución total
3. Explicación biológica en criminología
4. Explicación psicológica en criminología
4.1. Enfoque psicoanalista
4.2. Enfoque conductista
4.3. Enfoque cognitivista
4.4. La psicología de las diferencias individuales
4.5. La psicología de la moral
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
EJERCICIOS VOLUNTARIOS
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
a
im
U d
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
OBJETIVOS DE LA UNIDAD
Esta Unidad didáctica permitirá al estudiante conocer:
a
tender la criminalidad.
• La evolución de la psicología desde el psicoanálisis hasta la psicología de la
m
moral.
d i
U
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│ Sumario
Profesor Rodolfo Gordillo
INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
John B. Watson
a
1. INTRODUCCIÓN
m
En la actualidad existen tres campos o disciplinas científicas fundamentales a través
i
de las cuales el estudio del crimen y la criminalidad puede ser abordado de una manera
más comprehensiva, a saber: la sociología, la psicología y la biología. Cada una de ellas
d
ofrece datos importantes para el conocimiento y avance de la criminología, ya que, como
venimos reiterando, solo de manera interdisciplinar se conseguirá hallar las respuestas
U
necesarias que nos permitan explicar, controlar y predecir todas aquellas variables rela-
cionadas en mayor o menor grado con el crimen. Así, la perspectiva biológica nos per-
mite conocer el funcionamiento de aquellos mecanismos fisiológicos que intervienen a
nivel molecular en el desarrollo de una conducta1. Dentro de esta perspectiva, también
hay que prestar atención a la estructura morfológica del cerebro, cuya arquitectura mo-
dula la comunicación neuroquímica de esos primeros procesos biológicos y la conduc-
ta que finalmente se desarrolle. Por su parte, la ciencia psicológica estudia qué factores
cognitivos, emocionales, así como los rasgos de personalidad, en su conjunto intervienen
en la respuesta última de un individuo, medida por su comportamiento de tipo antisocial
y/o anormal, que en determinados casos también lo será criminal y delictivo. Por último,
desde el área sociológica se han estudiado aquellos factores que son agentes contingentes
de la producción de una respuesta de un ser que vive inexorablemente vinculado a una
sociedad o grupo de referencia. Es decir, la sociedad es el nicho ecológico en el que el
ser humano se desenvuelve y, por tanto, nunca podrá ser ajeno a este y a sus influencias,
en la que un individuo cualquiera buscará una forma de adaptación que entrará o no en
conflicto con aquellas otras desarrolladas en tal nicho ecológico.
1 Cuando nos referimos a una conducta, también tenemos que tener en cuenta que esta siempre será contingen-
te a esos procesos fisiológicos que al final desencadenarán una acción así como una no-acción o inhibición.
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Sumario │
Profesor Rodolfo Gordillo
M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
a
biológicos que desencadena el cerebro tanto en la acción agresiva y violenta como en
los distintos modos de inhibición. Finalmente, repasaremos aquellos modelos ofrecidos
por la psicología, comenzando con esas primeras explicaciones que se ofrecían desde el
m
psicoanálisis, el conductismo y el cognitivismo, para acabar con las modernas explica-
i
ciones que se sostienen desde la psicología diferencial y el estudio de la moral.
d
2. EXPLICACIÓN SOCIOLÓGICA EN CRIMINOLOGÍA
U
Un aspecto clave en el estudio de la criminología no puede ser otro que profundizar
en el conocimiento del lugar en el que el crimen adquiere todo su sentido, que no es otro
que la sociedad. Este nicho ecológico que es la sociedad es el campo de batalla donde se
manifiestan e interactúan todas las fuerzas y procesos sociales en los que está inmerso
el ser humano. La sociedad, como tal, no existe, es un constructo que se caracteriza por
la manera en que se regula «naturalmente» la interacción entre una serie de grupos de
individuos. Pero ¿cuál es el objetivo de una sociedad?, pues debe tener la capacidad de
construir una realidad de relaciones interpersonales significativas y satisfactorias para
el conjunto de sus miembros. Aun así, teniendo claro el objetivo, el concepto sociedad
sigue siendo demasiado heterogéneo y, por ello, la sociología se ha encontrado con bas-
tantes problemas a la hora de determinar no qué es –en el sentido abstracto–, sino cómo
se puede medir, es decir, como fuerza universal con atributos propios que impliquen una
serie de leyes axiomáticas vinculantes a todo individuo inmerso en ella.
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│ Sumario
Profesor Rodolfo Gordillo
INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
Una visión macrosociológica del crimen implica otorgar y tener en cuenta la fuerza,
presión o influencia de la sociedad como un ente con características propias en el que las
personas son sometidas a unas leyes sociológicas que, en última instancia, predominan
sobre la individualidad. Desde esta visión, autores como Durkheim, Merton o Spencer
han desarrollado teorías interesantes acerca de cómo influye la sociedad sobre el indi-
viduo y qué tipo de reacciones sufrirá este. En este sentido, hay que destacar la obra de
Merton y su revisión sobre el concepto de anomia, que tomó de Emile Durkheim, a la
hora de contribuir al entendimiento de un comportamiento delictivo condicionado e im-
pulsado por un tipo de sociedad determinada.
a
2.1.1. La anomia
m
Emile Durkheim, considerado uno de los padres fundadores de la sociología, con el ho-
i
rizonte intelectual del positivismo en mente, elaboró una teoría fundamentada en un orden
moral que rija la interacción entre individuos e instituciones, estableciendo así una línea base
d
que permita detectar aquellas irregularidades marcadas por una serie de fenómenos sociales
que se alejarían de ese orden moral prefijado por la sociedad. Para ello se valió de lo que de-
nominó «hecho social», concepto caracterizado por su potencialidad de sujeción o coerción
U
respecto del individuo en relación tanto con unas instituciones sociales (tales como el ma-
trimonio, juicios, mercados, iglesias, escuelas de arte, etc.) como con unas normas sociales.
1 En su obra El suicidio (1897), Durkheim desarrolla ampliamente este tipo de suicidio junto al de tipo
egoísta y altruista.
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Sumario │
Profesor Rodolfo Gordillo
M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
Así, el concepto de anomia se identifica con una falta de dirección por parte del Estado
que conduce al individuo a una etapa de desconcierto e inseguridad, en la que los valo-
res tradicionales han dejado de tener autoridad.
Años más tarde, sería Robert K. Merton quien, en 1938, retomaría el término anomia
para describir cómo responde el individuo, más allá del propio suicidio, a esa carencia de
coherencia entre la estructura normativa y social de una sociedad. Esta redefinición del
término anomia, le otorga un sentido operativo, a través del cual se puede medir cómo
afecta al individuo la falta de una estructura social que no regule y facilite correctamen-
te la consecución de unas metas implícitas en una cultura de referencia. Por tanto, si se
considera a la sociedad como una dimensión en la que un polo estará definido por la ar-
monía total entre estructura social y cultural, mientras que el otro lo estará por la ruptura
a
total entre estas dos estructuras, se puede establecer una serie de comportamientos des-
viados, tanto en un grupo de individuos como en alguien en solitario, en relación con el
grado de anomia presente en una sociedad.
im
En la anomia, tal y como Merton la concibe, dos son los conceptos clave a los que
hay que prestar atención, a saber: la estructura cultural y la estructura social. El pri-
d
mero, la estructura cultural de una sociedad, es el conjunto de metas y fines histórica-
mente asentados que determinan el comportamiento de los individuos socializados y que
rigen en mayor o menor medida para todos por igual (e. g., el ascenso social y el éxito
U
económico). Por su parte, la estructura social es el conjunto de medios y modos de al-
canzar legítimamente (o sea, legislado por un estamento político) las metas anteriores
que están a disposición de los miembros de una sociedad (e. g., el trabajo o la herencia).
A la estructura social pertenecen tanto los medios legítimos como los ilegítimos y, por
tanto, también las normas sociales y jurídicas.
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"Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta Unidad sólo puede ser realizada con la autorización de la Universidad a
Distancia de Madrid, UDIMA, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de
esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)".
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
constituyen diversos mecanismos de reacción ante las exigencias sociales (Elbert, 2010:
125). A estos comportamientos Merton los denominó divergentes, porque representan
mejor el alejamiento que sobre el modelo cultural realizan los individuos, aunque este
alejamiento también es sinónimo de desviado –de la norma cultural–, que es lo que se en-
tiende, finalmente en la actualidad, como comportamiento desviado o conducta antisocial.
Es importante señalar que esos cinco mecanismos de reacción que muestran el tipo
de adaptación del individuo al grado de anomia de una sociedad no son estáticos, es
decir, un individuo puede pasar de un tipo de adaptación a otra no solo en distintos mo-
mentos temporales sino, también, a través de los distintos roles que vaya ejerciendo en
la sociedad. Igualmente, también es importante destacar que Merton establece su tipo-
logía sobre un modelo determinado de sociedad, en concreto sobre una jerarquizada en
a
la que los individuos estén obligados a esforzarse activamente y, preferentemente, me-
diante procedimientos institucionalizados para avanzar y ascender en la jerarquía social.
Aun así, esta tipología tiene un alto valor potencial, dado que permite ubicar el compor-
m
tamiento sobre una dimensión de desviación limitada por el marco cultural y político de
i
una sociedad. Por tanto, teniendo en cuenta lo anteriormente señalado, Merton sostiene
que cada tipo de reacción reúne una serie de características que pueden ser englobadas
d
en cinco tipologías (véase tabla 1) como las siguientes:
U
• Conformidad. Cuando una sociedad es estable o encuentra la estabilidad,
el típico comportamiento de los individuos que la componen es el de con-
formidad, lo que quiere decir que esos individuos pueden lograr sus fines y
metas culturales, ya que la estructura social facilita su consecución. El com-
portamiento ilícito no tiene cabida, ya que los valores son compartidos por
los individuos, que se influyen mutuamente a través de sus relaciones socia-
les. Se trata de la única forma de adaptación que no es desviada. Es la que
la sociedad prevé como correcta para el funcionamiento de los individuos.
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
a
• Retraimiento o apatía. Como característica más notoria se podría decir
que son individuos que están en la sociedad pero no son de ella, es decir,
m
que han renunciado a las metas culturalmente prescritas y su conducta no se
i
ajusta a las normas institucionales. Entre estos sujetos podemos encontrar a
los etiquetados como vagabundos, borrachos, drogadictos, así como a todos
d
aquellos que no comparten la tabla común de valores regentes en su sociedad
de referencia. Podríamos decir que son sujetos que utilizan mecanismos de
escape ante las exigencias a las que su cultura les compromete con los me-
U
dios disponibles, por lo que el conflicto lo resuelven abandonando ambos
elementos precipitantes: metas y medios. La persona que cae socialmente
y con cincuenta años o más se encuentra en la calle pidiendo limosna es un
buen ejemplo al respecto; sabe que es difícil a su edad volver a tener una
posición social, encontrar un trabajo y, por lo tanto, no se ve involucrada
en la sociedad.
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
Por tanto, según esta tipología establecida por Merton, las acciones criminales se
concentran fundamentalmente en dos tipos de respuesta, la ofrecida por los innovadores
y por los rebeldes. Así, en la respuesta innovadora, los sujetos utilizarán cualquier medio
censurable y/o ilegal para conseguir aquellas metas culturales a las que no pueden acceder
por los medios sociales dispuestos por las instituciones al cargo. Por su parte, la respues-
ta rebelde, que defiende una reestructuración del sistema, puede, en algunos casos, llegar
a
a suscitar acciones violentas para conseguir su objetivo pero con la salvedad importante,
respecto a la respuesta innovadora, de que no siempre tiene por qué ser así.
im
Tabla 1. Tipología de los modos de adaptación individual según Robert K. Merton (1949: 218)
d
Modo de adaptación Fines (estructura cultural) Medios lícitos (estructura social)
U
Innovación (+) (–)
(+) significa aceptación; (–) significa rechazo; y (±) significa rechazo de los fines y medios culturalmente
aceptados y planteamiento de nuevos fines y nuevos medios.
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
de la sociedad. En este caso, grupos primarios, como la familia, los amigos y varios
subgrupos, resuelven la tensión y discordia entre cultura e instituciones políticas, mo-
dulando el tipo, la fuerza y la intensidad de las respuestas individuales que se generan
en esa sociedad. Así, desde esta visión de corte sociológico se ha puesto la atención en
el funcionamiento que se produce en aquellos subgrupos con capacidad y autonomía
para regular la conducta de sus miembros, donde una noción clave para desarrollar este
entramado de relaciones interactivas recae sobre el constructo denominado interaccio-
nismo simbólico.
a
En el desarrollo y creación de la corriente ideológica denominada interaccionismo
simbólico hay dos nombres propios que merecen ser destacados, no son otros que los de
George H. Mead y Herbert Blumer. Estos dos autores pueden ser considerados los pila-
m
res fundamentales del primigenio interaccionismo simbólico (Clemente, 2001). El pri-
i
mero de ellos, Mead, fue el arquitecto ideológico y a su vez maestro de Blumer, quien en
1937 acuñaría dicho término en su artículo, con título homónimo, «El interaccionismo
d
simbólico, perspectiva y método». Centrándonos en Mead y en la construcción de esta
corriente de pensamiento, destaca la forma en que aunó las ideas de varios autores para
desarrollar la esencia de lo que sería finalmente esta corriente de pensamiento. Así, tomó
U
de Wundt, del que fue discípulo, el concepto de experiencia humana inmediata y cómo
se llega a esta a través de la comunicación que se establece entre dos o más individuos.
Igualmente, toma de William James, autor de la famosa obra psicológica The principles
of psychology, el origen social del self, el carácter mediador del pensamiento y el aspec-
to volitivo de nuestra naturaleza, que domina tanto el ámbito racional como el sensible
(Picó y Serra, 2010: 26). Con estos ingredientes, se originó una línea de pensamiento en
la que se han apoyado diversos paradigmas con la intención de ofrecer una explicación
de la acción criminal, delictiva o desviada.
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a
• Es de utilidad social y moral de acuerdo con la corriente del pragmatismo.
• Surge en el proceso de socialización a través de la pertenencia a un grupo so-
m
cial con capacidad de crear símbolos e interpretar el comportamiento del otro.
i
• Configura el self, es decir, la individualidad que permite la reflexión sobre
d
sí mismo y los demás, en la que un individuo es a su vez sujeto activo y
objeto social de la interacción.
• Aparece en todo tipo de clases, razas y grupos sociales, asociado al escena-
U
rio también social en el que se desenvuelve la acción.
• Refleja el reconocimiento que le es atribuido a una persona por el grupo.
En definitiva, Elbert (2010: 33) señala muy acertadamente, de manera breve y con-
cisa, que el interaccionismo simbólico plantea una idea de orden y progreso basada en
el consenso que implica la comunicación para el autocontrol de la persona, es decir, a
través de la interiorización del proceso social de comunicación (en la que se traspasa la
simbología a seguir), el individuo adquiere la capacidad de dirigir la propia acción sobre
la base de las consecuencias previstas (Picó y Serra, 2010: 29), cuya definición crimi-
nológica (desviada, antisocial, criminal) puede no coincidir con los estándares de otros
grupos sociales que conforman una sociedad.
1 Mead sostiene que el self es la conciencia que adquiere uno de sí mismo en su interacción con los demás,
en la que juega un papel primordial la comunicación y, por tanto, el mundo simbólico que se construye
desde niño cuando todavía se es objeto de los demás (Picó y Serra, 2010: 28).
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
a
La teoría de la asociación diferencial surge, principalmente, de los datos recogidos
por Edwin Sutherland, en su obra ya clásica, sobre la autobiografía de un delincuente, La-
drones profesionales publicada en 1937. El trabajo de este autor está considerado como
m
una de las aportaciones más originales de su época y consiste en la descripción detallada
i
de los saberes, artes, categorías y códigos internos de un «grupo profesional», el de los
ladrones, cuya información extrajo de primera mano a través de las diferentes cuestio-
d
nes que Sutherland le iba proponiendo al protagonista de la autobiografía, Chic Conwell
(nombre ficticio que sustituye al del ladrón profesional), así como de la propia narración
sobre distintos aspectos de la vida de Chic, que este le iba relatando. Sutherland recopiló
U
todo tipo de información durante siete años, información que, además, iba corroborando
con otros ladrones y sometiendo al juicio de expertos, como jueces, policías y propietarios
de establecimientos víctimas de robos, como los joyeros (Picó y Serra, 2010: 153-154).
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
qué proporción y por qué motivos. La respuesta la obtuvo después de un análisis porme-
norizado sobre las treinta principales corporaciones estadounidenses, y generó la mayor
crisis epistemológica de la criminología en la década de los setenta (Elbert, 2010: 127),
al elaborar y detallar un tipo de crimen: «de cuello blanco», que hasta entonces había
pasado inadvertido o bien no había sido tomado suficientemente en consideración.
a
• El comportamiento delictivo se aprende por la interacción con otras perso-
nas por medio de un proceso de comunicación.
• La parte fundamental de este aprendizaje se desarrolla en grupos personales
m
íntimos. Los medios impersonales, tales como los medios de comunicación,
i
juegan un papel relativamente poco importante.
d
• Cuando se aprende el comportamiento delictivo, este aprendizaje incluye:
U
das y a veces muy simples.
– La motivación, justificaciones y actitudes, esto es, la racionalización,
de nuestros actos.
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
Por tanto, en la teoría de Sutherland, más allá de la idea de una especie de desor-
a
ganización social, podemos encontrar una clara alusión al concepto de organización
social diferencial, ya que sin algún tipo de organización sería imposible el traspaso
correcto de los valores normativos que los diversos grupos sociales realizan en contra
m
del respeto hacia las leyes. Este traspaso será diferencial, proporcionalmente al grado
i
de conflicto con la cultura, lo que nos recuerda la esencia a un nivel macrosociológico
que se plasma a nivel microsociológico en aquellos encargados de traspasar códigos y
d
símbolos que favorezcan un tipo de comportamiento. En definitiva, desde la perspecti-
va de la asociación diferencial, el crimen o la forma operativa de realizarlo se traspasa
a modo de aprendizaje entre una figura representativa1 y un seguidor y/o aprendiz con
U
el que compartirá una simbología común que difiere en algún grado de una cultura de
referencia, en la cual unas determinadas acciones son consideradas punibles, reproba-
bles o criminales.
1 Como figura representativa se puede entender a todo aquel por el que el segundo esté vinculado o sienta
admiración (e. g., padres, amigos, estrellas del rock, deportistas de élite, etc.).
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
tanto humanos como materiales a través de una organización social diferencial sostenida
por una subcultura que ofrecía los medios para alcanzar determinadas metas que, para-
dójicamente, son paralelas a las de la cultura de referencia pero con diferentes códigos
éticos. Así, el éxito y el poder, íntimamente relacionados con el dinero, se obtienen de
manera ilegal e, incongruentemente, les sirven para obtener las mismas recompensas
que si lo hubieran obtenido a través de medios legales.
a
bio de valores acorde al nuevo estatus que le permite tal comportamiento. Las acciones
suelen reflejarse en gran medida a través de un comportamiento «expresivo», que tiene
la finalidad de constatar y reafirmar el estatus de ese individuo. El ostracismo grupal se
m
vuelve vital para asegurar la identidad del grupo, y cuanto más lejos de la cultura de re-
i
ferencia más sectario, impermeable y dogmático será el subgrupo.
d
Es preciso señalar que aunque Cohen se centró exclusivamente en las subcultu-
ras de carácter delictivo expresivo, también hay otros tipos de subculturas, que o bien
no ejercen una violencia tan explícita si es que la expresan, o bien actúan de manera
U
criminal al margen de la ley a través de supuestas lagunas legales que explotan en su
beneficio, independientemente de quién se vea afectado por tal comportamiento. Estas
otras tipologías no violentas también tienen como característica común, con aquellas
violentas, el alejamiento de la referencia cultural mayoritaria, respecto a la fidelidad
con la estructura normativa como medio de progreso social conjunto y armónico. Con-
cretamente, Cloward y Ohlin sostienen que en estas otras tipologías subculturales se
pueden encontrar a aquellos individuos que Merton denominara apáticos y, muy inte-
resantemente, los denominados instrumentales, que son aquellos subgrupos que man-
tienen una carrera delictiva estable como objetivo, funcionando de manera organizada
como una red estructurada a modo de corporación que les posibilita una manera de ga-
narse la vida y ostentar un reconocimiento social (en su subgrupo) de forma duradera,
más allá del momento o etapa juvenil. Estos autores también indican que la subcultu-
ra juvenil puede, en ciertos casos en los que haya una manifestación abierta y adulta
hacia la vida delictiva, ser una cantera prometedora que seguirá con aquella estructura
de negocio ilícito que no podría mantenerse de otra manera, sino a través de las nuevas
generaciones que sostenga la red creada.
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
de que no fueran amados por su familia, hecho que hasta entonces se había creído que
era un factor decisivo para formar parte de un grupo subcultural y que refleja la impor-
tancia que para estos chicos supone formar parte de una «sociedad», aunque sea de ma-
nera paralela a la cultura de referencia, a la cual sí pertenece su familia y de la que se
han visto desplazados. Así, familia y cultura de referencia forman una «sociedad» que
refleja, paradójicamente, desamor, incomprensión, castigo y reproche, todo lo contrario
a lo que encuentra en el subgrupo de acogida que invierte todos esos mensajes negati-
vos, permitiendo al sujeto formar una identidad reflejo de un estatus «subsocial» que es
respetado y, además, le proporciona una satisfacción afectiva que no ha encontrado en
sus primeros grupos de referencia, como la familia y el colegio. Así, el proceso de iden-
tificación con el subgrupo y de diferenciación frente al resto es básico para la validación
de su identidad. El sujeto aprende quién es y quién no, y va formando una identidad de-
a
lincuente y comprometida con la subcultura que le proporciona un estatus y unos están-
dares que le ayudan a establecer un claro referente para su autoevaluación.
m
En línea con lo anteriormente sostenido, Hall establece un baremo a través de una
i
dimensión bipolar en el que se puede medir la peligrosidad de un joven, teniendo en
cuenta su mayor o menor compromiso o identificación con el subgrupo delincuente, de
d
acuerdo a estas seis características:
U
cia, es decir, la configuración de una identidad delincuente.
• Poseer actitudes negativas hacia su familia de origen.
• Otorgar un gran valor a las actividades delincuentes, es decir, la configura-
ción grupal delincuente.
• Rechazo hacia los logros y metas de la clase media (de la cultura de refe-
rencia) y la aceptación de ocupaciones alternativas y de «fácil vida».
• Percibir las causas del crimen como externas a la persona1.
• Utilizar medios y modos criminales de carácter expresivo, acompañados de
cierto entusiasmo como modo de autoexpresión.
1 Más adelante se describirán aquellas técnicas de neutralización que utilizan los delincuentes para impedir
o inhibir la responsabilidad de actos criminales.
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│ Sumario
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
grupo de referencia expresarán acciones más acordes en relación con el grado de identifi-
cación para mantener su estatus, que a la vez forma su identidad de pertenencia. Igualmen-
te, no solo en la etapa juvenil la pertenencia a un subgrupo es interesante en la explicación
criminológica, ya que el concepto «subgrupo» también hace alusión a una red social para-
lela, al margen de la ley de la sociedad de referencia, que facilita el aprendizaje de técnicas
y herramientas que mantenga a la propia red sobre la que gira la vida de estos individuos.
a
lleva a cabo para mantener su estatus e identidad subgrupal y que, además, entran en clara
contradicción con su cultura de referencia, hacia la que fue educado en sus primeros pro-
cesos de socialización y hacia la cual, en mayor o menor medida, existe una presión so-
m
cial. En este sentido, Sykes y Matza (1957) describen una serie de técnicas que utilizan
i
estos miembros de culturas subgrupales y les posibilita «neutralizar» la responsabilidad de
sus actos, que se traduce en una moral paralela en la que la vergüenza, la culpa, el miedo
d
y la incomodidad se tornan permeables e inofensivas para la autoestima del delincuente.
Estos autores sostienen que estas técnicas son un componente crucial para desarro-
U
llar lo que Sutherland denominó «definiciones favorables hacia la violación de la ley». Es
más, es el aprendizaje de estas técnicas lo que facilita que ciertos individuos se convier-
tan en delincuentes, más allá del aprendizaje de imperativos morales, valores o actitudes
estándares en directa contradicción con aquellos establecidos en la sociedad dominante.
En definitiva, Sykes y Matza expusieron en las siguientes cinco técnicas de neutraliza-
ción el modo en que un individuo «neutraliza» una acción reprobable:
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
a
• La condena de los que condenan o, en otros términos, el rechazo de los
rechazadores. De esta manera el delincuente cambia el centro de atención
desde sus propios actos desviados hacia las motivaciones y conductas de
m
aquellos que desaprueban esos actos. La hipocresía que rodea al condenador
i
y que en muchos casos se aleja de la tarea de reforzar o expresar las normas
de la sociedad dominante (e. g., jueces, políticos y policías corruptos) sirve
d
de acicate para mantener este razonamiento neutralizador.
• La apelación a lealtades mayores. Con ello, el delincuente sacrifica las
U
demandas de la sociedad de referencia por aquellas estipuladas por su
subgrupo o grupo social minoritario. Es importante señalar que el delin-
cuente no repudia las normas dominantes, más bien se plantea un conflicto
entre estas y las del subgrupo, que se resuelven a favor de las de tinte crimi-
nal que le aportan una serie de recompensas añadidas, tales como estatus,
reafirmación y pertenencia. Aquí es importante señalar cómo el conflicto
entre sociedad versus «amistad» se resolverá en la mayoría de ocasiones
a favor de la «amistad» o vínculos personales significativos en la red de
apoyo cercana al individuo delincuente.
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
En la visión microsociológica del crimen, otro factor a tener en cuenta es el que ocurre
dentro del primer grupo al que pertenece un individuo, y al que está vinculado de manera
«imperativa» al ser el vástago, fruto de una relación entre dos personas. Estamos haciendo
referencia al grupo denominado familia, cuyos miembros dominantes, padre y madre, serán
los primeros agentes socializadores con los que se encontrará el futuro joven, y a través de
los cuales aprenderá esos primeros mecanismos culturales que le posibilitarán enfrentarse
con un determinado éxito a las distintas situaciones con las que se vaya encontrando este
individuo en desarrollo en sus primeros años de vida. Por tanto, parece evidente la impor-
tancia en el proceso de socialización que tienen estos agentes socializadores, y cómo cual-
quier problema, alteración o conflicto que se produzca en el seno de este grupo influirá
a
en el subsiguiente comportamiento del miembro más influenciable y vulnerable, el hijo.
En esta línea, si tenemos en cuenta cómo los defectos de socialización en una fami-
m
lia afectan a los hijos, tenemos que hacer mención a las investigaciones llevadas a cabo
i
por los esposos Glueck, entre 1939 y 1970, que mostraron los efectos criminógenos de
lo que ellos etiquetaron como broken homes de las familias con trastornos. En uno de sus
d
estudios más relevantes, estos autores investigaron durante diez años a dos grandes gru-
pos de jóvenes y siguieron durante largo tiempo su vida posterior, estudiándolos desde
el punto de vista de la desviación de la norma. Los grupos se componían de quinientos
U
jóvenes de entre siete y diecisiete años, del mismo origen étnico, que provenían de los
suburbios de Boston. A cada joven del grupo de «delincuentes» (centro de corrección)
se le emparejó sobre el papel con otro joven de inteligencia y edad semejantes pertene-
ciente al grupo de no delincuentes (centro escolar). A través de todo tipo de técnicas,
tales como informes de instancias oficiales, test de inteligencia, encuestas a la familia e
informes escolares, se obtuvieron unos resultados que impresionaron por su capacidad
explicativa respecto de determinadas interrelaciones entre familia con trastornos y una
orientación normativa defectuosa, y que se mostraban con especial claridad, según
Hassemer y Muñoz Conde (2001: 90), en los siguientes hechos:
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
Por tanto, estos hijos que han recibido una socialización normativa defectuosa se
regirán por una serie de valores y actitudes que les desviarán de la norma generalmente
respetada, llevándoles a reproducir los patrones comportamentales aprendidos, ya sea en
solitario o estableciendo una nueva familia que reflejará lo aprendido, o bien entrando
a formar parte de un subgrupo con el que se encuentren más cómodos y apoyados, con
el que, además, se identificarán de manera más fácil que con el grupo dominante. Así,
parece que existiera un círculo vicioso que dificulta que un individuo socializado dife-
rentemente pueda reubicarse dentro del grupo social dominante, lo que producirá una
tensión casi perpetua que dificultará la convivencia armónica y conjunta hacia el pleno
desarrollo del individuo.
Para terminar este repaso sobre aquellos modelos relacionados con el interaccio-
a
m
nismo simbólico y su influencia en la manera de entender el comportamiento desviado,
i
es conveniente tener en cuenta aquellos estudios realizados por Ervin Goffman. A este
autor, también miembro de la escuela de Chicago, se le considera el fundador de un en-
d
foque sociológico conocido como dramaturgia porque adoptó una perspectiva de la vida
social como si esta fuera una serie de actuaciones dramáticas que se asemejaban a las
representadas en el escenario (Clemente, 2001: 144).
U
Goffman destaca cómo hay una serie de lugares que condicionan la situación y com-
portamiento de los individuos que los ocupan. En su prefacio de su famosa obra Interna-
dos. Ensayos sobre la situación de los enfermos mentales (1961: 11) sostiene:
Según este autor, los establecimientos sociales, que son sitios tales como habitacio-
nes, conjuntos de habitaciones, edificios o plantas industriales, donde se desarrolla regu-
larmente determinada actividad (Goffman, 1961: 19), han sido analizados generalmente
desde la perspectiva técnica, política, estructural y cultural; pero sería necesario anali-
zarlos también desde su perspectiva dramatúrgica. Esto permitiría, por ejemplo, describir
las técnicas de manejo de las impresiones así como la identidad e interrelaciones de los
distintos equipos que actúan en un establecimiento social. Así, podemos detectar clara-
mente la conexión con el interaccionismo simbólico, al que Goffman alude estudiando
aquellos códigos y simbología que solo tienen sentido dentro de unos límites determi-
nados físicamente, que conforman tales establecimientos sociales.
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"Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta Unidad sólo puede ser realizada con la autorización de la Universidad a
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esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)".
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
Algunos de estos lugares pueden ser accesibles a cualquier individuo (e. g., oficina
de correos), mientras que otros son de un acceso muy restringido o nulo para sujetos que
no cumplan unas características muy determinadas (e. g., club social o cárcel). Lo que
sí brindan todos estos lugares es un sitio en el que la simbología común se vuelve alta-
mente especializada y segregadora, pudiéndose reconocer de inmediato a los miembros
que forman parte de estas instituciones respecto de aquellos que no.
Pero si existe una institución que destaca por encima de todas aquellas y a la que
hay que prestar atención desde la criminología, es la denominada institución total. Según
Goffman una institución total puede definirse como un lugar de residencia y trabajo donde
un gran número de individuos en igual situación, aislados de la sociedad por un periodo
apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria, administrada formal-
a
mente (Goffman: 1961, 15). En nuestra sociedad, este tipo de instituciones pueden cla-
sificarse, a grandes rasgos, en cinco grupos:
m
• Instituciones erigidas para cuidar de las personas que parecen ser a la vez
i
incapaces e inofensivas (e. g., residencias para ancianos, huérfanos o casas
de acogida).
d
• Instituciones diseñadas para cuidar de aquellas personas que, incapaces de
cuidarse por sí mismas, constituyen además una amenaza involuntaria para
U
la comunidad (e. g., hospitales psiquiátricos).
• Instituciones cuyo objetivo es proteger a la comunidad de quienes constituyen
intencionalmente un peligro para ella y no se propone como finalidad inme-
diata el bienestar de los reclusos (e. g., cárceles y campos de concentración).
• Instituciones destinadas al mejor cumplimiento de una tarea de carácter
laboral y que solo se justifican por estos fundamentos instrumentales (e. g.,
cuarteles, barcos, escuelas de internos y campos de trabajo).
• Instituciones o establecimientos concebidos como refugios del mundo, casi
siempre de carácter religioso o místico (e. g., conventos, monasterios y otros
claustros).
• Alienación. Toda institución absorbe parte del tiempo y del interés de sus
miembros y les proporciona el lugar y el medio de expresión para conside-
rarlo en cierto modo un mundo propio.
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
a
teracción. Por ejemplo, no es raro observar comportamientos desviados en muchos de
estos miembros, tales como los llevados a cabo por veteranos de guerra que, despojados
de sus valores en combate, se encuentran perdidos en una sociedad que hipócritamen-
m
te desmerece la violencia gubernamental. También es usual observar comportamientos
i
desviados en exconvictos que han pasado numerosos años en la cárcel y que, lejos de
reorientarles hacia la cultura de referencia, han reintensificado una serie de valores para
d
subsistir en las prisiones. Igualmente, el comportamiento, ya quizás de antaño, de pes-
cadores cuando desembarcaban después de largos meses de pesca o travesía. Sin olvidar
U
la clara desculturación de órdenes religiosas que parecen estancadas en un pasado do-
minado por ellas, en clara disonancia con la evolución ideológica, cultural y hasta tec-
nológica característica del siglo XXI.
Por tanto, desde un punto de vista criminológico habrá de tenerse muy en cuenta
el funcionamiento y estructuración de este tipo de instituciones que comparten con
la sociedad espacio y tiempo, lo que les obliga a entenderse y utilizar un lenguaje
común y actual que facilite una interacción recíproca respetuosa con el contrato so-
cial vigente en la estructura social, y a la que se deben todos los ciudadanos indepen-
dientemente de las peculiaridades a las que se vean expuestos a la hora de firmar, ya
sea de manera tácita u obligada, un compromiso con aquellas instituciones que ma-
nejan códigos distintos a los de la mayoría que constituye la sociedad de referencia.
En este sentido, cobran, además, especial importancia aquellas instituciones creadas
con el objetivo de reintegrar a sus ciudadanos más conflictivos a la senda de la armo-
nía social (tales como penitenciarias, reformatorios o psiquiátricos, entre otros), en
las que la ruptura con aquellos códigos, simbologías y normas que ocurren en estos
establecimientos convierte en paradoja, por no decir prácticamente utopía, el objeti-
vo de reintegración, del que sí formamos parte todos los ciudadanos integrados en la
masa social dominante.
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
a
necesario para entender cómo funciona el organismo de un criminal, atendiendo principal-
mente a las funciones del sistema nervioso y, en concreto, del cerebro.
m
En este proceso nos tenemos que referir a neurotransmisores, enzimas, proteínas y
i
todo un elenco de moléculas que hacen posible la comunicación interneuronal y que, por
lo tanto, juegan un papel fundamental en el desarrollo de la ulterior respuesta cerebral.
d
La importancia de estos elementos es tal que, por ejemplo, la desactivación de una enzi-
ma receptora del neurotransmisor serotonina posibilita que esta permanezca más tiempo
en el espacio sináptico, produciendo una alteración de la percepción del individuo, blo-
U
queando señales provenientes de la amígdala para que el individuo deje de estar parali-
zado y apático y pueda, entre otras cosas, tomar una actitud más activa, favoreciendo el
flujo de señales provenientes del sistema nervioso simpático.
Para el estudio de estas moléculas con capacidad comunicativa de las que el cerebro
se vale para saber en todo momento qué ocurre en el organismo y cómo controlarlo, ha
sido imprescindible el desarrollo tecnológico que permitiera observar cómo funcionan
estos procesos. Así, la tecnología poco a poco ha ido posibilitando que podamos acceder
a datos o conocimiento que sería improbable haberlos alcanzado de otra manera, es decir,
metafísicamente. Cada nuevo descubrimiento ha abierto una nueva puerta y ha puesto
sentido y coherencia a los anteriores resultados, tanto teóricos como experimentales, que
a su vez iban indicando cuál debería ser el próximo paso. Así, el estudio del cerebro se
1 Dentro del área neurobiológica, tenemos que hablar del desarrollo de las neurociencias, que son aquellas
disciplinas que estudian el sistema nervioso y entre las cuales podemos encontrar la biología molecular
y celular, la neurofisiología, la neuroquímica y la neuropatología, todas ellas disciplinas que ayudarán a
la comprensión de cómo, cuándo y por qué un cerebro toma una decisión que podrá ser contingente con
una conducta de tipo criminal.
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ha ido perfeccionando a medida que los avances tecnológicos han ido permitiéndolo,
destacando en esta línea a finales de los años setenta, la que podemos denominar «era de
las técnicas de neuroimagen», que permiten medir simultáneamente la actividad cerebral
y la conducta, lo cual se ha convertido en una valiosa herramienta para comprender las
estructuras cerebrales y las vías neuroquímicas que subyacen en determinados compor-
tamientos (Guardia, Segura y Gonzalbo, 2000).
De manera muy sucinta y a modo de descripción muy general, entre las técnicas
más importantes podemos destacar, en orden cronológico, las siguientes:
a
Hans Berger inventa un aparato que registra en un gráfico de ondas la ac-
tividad eléctrica del cerebro a través de una serie de electrodos colocados
sobre diversos puntos estratégicos del cuero cabelludo, y cuyas oscilacio-
m
nes son contingentes a la actividad cerebral que se produce al realizar una
i
tarea determinada (Raichle, 2010). Tal aparato recibió el nombre de elec-
troencefalograma.
d
• 1975, se comercializa el instrumento llamado tomógrafo que permite ob-
tener una tomografía por emisión de positrones (TEP), el cual permite de-
U
terminar aquellas regiones del cerebro que se encuentran implicadas en la
realización de tareas mentales concretas a través de la medición del consu-
mo de energía que conlleva tal realización (Páez, De los Reyes y Llamas,
2007). Así, un mayor consumo energético (glucosa) en determinadas zonas
del cerebro indica que mayor es la actividad de las neuronas allí situadas.
• A partir del año 2000, las técnicas han ganado en complejidad, en parale-
lo a la capacidad de los procesadores informáticos para calcular algorit-
mos cada vez más complejos que permitan medir los procesos de manera
holística, posibilitando con ello la detección de redes neuronales comple-
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
a
del cerebro ha seguido una progresión geométrica, que a día de hoy nos permite elabo-
rar inferencias con un grado de fiabilidad y de fidelidad sin igual y que, sin duda, nos
acerca a entender qué ocurre en el cerebro criminal. Así, tanto de una manera estructural
m
como funcional y utilizando una jerga neurocientífica, que un criminólogo necesitará
i
conocer, podríamos decir que un comportamiento se produce de la siguiente manera:
d
En el cerebro humano, las capas corticales prefrontales reciben señales de secto-
res biorregulatorios que incluyen los centros de neurotransmisores del tronco encefálico
(dopamina, noradrenalina y serotonina) y del prosencéfalo basal (acetilcolina), el cuer-
U
po amigdalino, el hipotálamo y la corteza del cíngulo, permitiendo la construcción de un
sistema de valor biológico esencial para el razonamiento y la toma de decisiones. Así, las
capas prefrontales representan categorizaciones de las situaciones a las que el organis-
mo se comprometió, así como clasificaciones de las contingencias de la experiencia vital
concreta. El patrón neural correspondiente a estados corporales puede ser consciente y
constituir un sentimiento. Las áreas dorsolaterales del lóbulo frontal canalizan informa-
ción sobre el conocimiento del entorno y, además, con el sector medial superior pueden
activar las cortezas premotora, motora primaria y motora suplementaria, influyendo en
la motilidad. Las capas corticales prefrontales se conectan con los núcleos basales, es-
tructuras anatómicas vinculadas con el sistema motor, pero también con la cognición a
través del cerebelo. Los sectores ventromediales de la corteza frontal envían señales a
efectores del sistema nervioso autónomo y pueden promover respuestas químicas en el
hipotálamo y el tronco encefálico relacionadas con la emoción, respondiendo a funcio-
nes biorregulatorias y sociales (Tornese y Ugarte, 2008: 36), con lo que finalmente, el
cerebro determinará la acción/no acción más coherente respecto a la situación, persona-
lidad, energía disponible y recompensa.
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
criminólogo la comprensión de dichos resultados para poder entender qué ocurre en el ce-
rebro de una persona que utiliza un comportamiento criminal a veces violento, a veces no,
pero caracterizado por ser siempre criminal. Por tanto, si parcelamos el comportamiento
criminal en esa dualidad de acción o no acción en la que, lejos de ser limitante, está indican-
do el procesamiento final donde un sistema nervioso se impone sobre otro, es decir, para la
acción prevalece el sistema nervioso simpático, mientras que en la no-acción lo hace el sis-
tema nervioso parasimpático, tendríamos que hablar del comportamiento tipo-acción más
violento, como es la agresión, y de su inhibidor sostenido en la no-acción, como es la moral.
En el primero de los casos, cuando nos referimos a qué ocurre en el cerebro de una
persona con tendencia a tener comportamientos rutinarios agresivos violentos, la neuro-
ciencia ha puesto de manifiesto el papel de las estructuras implicadas en la regulación de
a
la emoción, en particular la amígdala y el córtex prefrontal ventromedial (véase figura 1),
con la primera implicada en la generación del afecto negativo y el segundo en su regula-
ción (Alcázar-Córcoles, Verdejo-García, Bouso-Saiz y Bezos-Saldaña, 2010; Davidson,
m
Putnam y Larson, 2000; Motzkin, Newman, Kiehl y Koenigs, 2012). Así, el aumento de
i
la agresión se ha asociado con un descenso de la activación del córtex prefrontal (que
se piensa refleja un descenso del control) y un aumento de la activación de la amígdala
d
(que refleja un incremento del afecto negativo). La investigación también ha implicado
al estriado ventral y su sistema dopaminérgico asociado en encuentros agresivos entre
coetáneos, donde existe una relación en el aumento de la densidad del transportador
U
dopamina estriado en agresores violentos (Tiihonen, Hakola y Eronen, 1995) y en re-
conocimientos disruptivos de señales faciales de agresión (Seo, Patrick y Kennealy,
2008), después de daño en el estriado ventral.
Así, tenemos que un comportamiento agresivo, típico de sujetos violentos, puede ser
detectado a través de la medición y detección de un funcionamiento anómalo de las regio-
nes cerebrales anteriormente señaladas. Pero hoy en día, aparte de la violencia explícita
encabezada por distintas formas de agresión, también está proliferando aquel tipo de delito
al que Sutherland denominó «de cuello blanco», que es aquel realizado por personas que,
lejos de utilizar la violencia, utilizan su poder, estatus e influencia para llevar a cabo ac-
ciones criminales como el robo, pero a los que la ley ha denominado de otra forma, como
malversación de fondos, prevaricación y cohecho, en clara falta de sintonía con la acción
real. En todos estos criminales, al igual que en los de corte violento, hay un indicador común
que señala que estos sujetos no tienen bien desarrollada la suficiente moral que inhiba sus
acciones violentas y/o criminales. Por tanto, la comprensión neurobiológica de la moral se
torna una cuestión importante para que con su desarrollo se puedan establecer programas y
proyectos preventivos que anulen o atenúen la agresividad, así como aquellas acciones in-
morales que aunque exentas de violencia no lo están del daño y sufrimiento que ocasionan.
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
a
juicios valorativos de los que depende su propia moral y, con ello, qué tipo de compor-
tamiento desarrollará, o mejor dicho, no inhibirá.
im
Figura 1. Distribución de las principales áreas cerebrales implicadas en la conducta
d
Corte medial del cerebro
U
Corteza Corteza
cingular cingular Corteza
Corteza anterior posterior parietal
prefrontal medial
dorsomedial
Corteza
prefrontal
ventromedial
Corteza Amígdala
orbitofrontal
Hipocampo Cerebelo
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
No queremos terminar este apartado sin comentar cómo desde un acercamiento mor-
fológico estructural como el que ofrece la genética, también se han hecho intentos de de-
terminar su influencia sobre el comportamiento agresivo de tipo criminal. En esta línea,
algún sector de la criminología no empírica ha indicado que una anomalía cromosómica,
concretamente en aquellos individuos que tienen un cromosoma Y de más (XYY), llamada
síndrome de Jacobs, predisponía hacia este tipo de comportamiento. Aunque, finalmente,
estudios más precisos encontraron que esta alteración cromosómica apenas afectaba a un
porcentaje muy reducido de sujetos de cara a este comportamiento violento de carácter
criminal. Este sesgo se debió a una de las críticas que ya recibió Lombroso sobre su ata-
vismo, y no es otro que tener en cuenta para sus estudios solamente a sujetos que ya es-
taban presos por delitos ya probados, es decir, en un ambiente puramente carcelario. Así,
una vez que se extendieron los estudios hacia sujetos con esta alteración en población
a
normal, se halló que el porcentaje real de sujetos que habían tenido un comportamiento
agresivo criminal era no significativo (estadísticamente hablando), con lo cual no podía
concluirse que esta alteración cromosómica fuera un factor de riesgo para el desarrollo
m
de una conducta punible y/o criminal (Plomin, Defries, McClearn y McGuffin, 2002).
i
Así, hoy en día, el estudio genético de la criminalidad todavía se halla lejos de ofre-
d
cer resultados esclarecedores, pero al menos sí está valiendo para descartar hipótesis que
han servido para la etiquetación de ciertos delincuentes cuyo problema no derivaba de su
dotación cromosómica pero que así han querido hacernos creer, pues no olvidemos que
U
detrás de la criminalidad siempre se esconderá una gran carga política, por lo que tene-
mos que permanecer escépticos ante esas teorías que, aunque llamativas y cercanas a la
ciencia del siglo XXI, carecen de contrastación empírica para realizar una aseveración
contundente o que siguen permaneciendo activas cuando se ha demostrado que se trata
de una falacia. Y de ahí la necesidad para un criminólogo de conocer y permanecer ac-
tivo, actualizado y receptivo a estos conocimientos neurocientíficos que aportan datos e
información relevante sobre la criminalidad y a los que no se puede permanecer ajeno.
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
Para terminar este repaso sobre las explicaciones que distintas disciplinas pueden
ofrecer sobre la criminalidad, no podíamos obviar el papel de la ciencia del comporta-
miento, es decir, de la psicología. Repasando la aportación de la psicología, hay que se-
ñalar cómo las explicaciones que desde ella se han hecho de la criminalidad han ido a la
par que el desarrollo de los principales modelos teóricos que pretendían ser hegemónicos
en los que apenas se tenía en cuenta lo desarrollado en otros. Durante buena parte del
siglo XX, la lucha de escuelas por crear ese modelo hegemónico que explicara la con-
ducta humana, también condicionó la manera en que se explicaba por qué una conducta
criminal tenía lugar. En la actualidad, como no podía ser de otra manera y en línea con
a
lo propuesto por la Organización Mundial de la Salud, que indica cómo solo desde un
acercamiento biopsicosocial se pueden garantizar los mejores resultados que ayuden a
establecer mejores diagnósticos, tratamientos y métodos preventivos, la psicología aboga
m
por una búsqueda multidisciplinar de resultados que permitan explicar algo tan complejo
i
como la conducta humana, no ya por su respuesta final, fácilmente observable, sino por
todos los condicionantes que han de darse para que esta tenga lugar. Ese es, por tanto,
d
el papel de la psicología, la integración de todos aquellos factores que intervienen en
los procesos psicológicos y que, sin duda, permitirá también con sus resultados profun-
dizar en el complejo mundo del crimen, del que el hombre es el protagonista principal.
U
Así, en las siguientes líneas ofreceremos un brevísimo repaso a los principales pos-
tulados que se han hecho desde los tres modelos más representativos para explicar la con-
ducta humana, a saber: el psicoanálisis, el conductismo y el cognitivismo, a través de los
cuales podremos obtener una visión general del progreso de la psicología hasta nuestros
días, en la que esa visión biopsicosocial se ha plasmado en estudios sobre la personali-
dad que, combinando las diferentes esferas en las que se encuentra inmerso un individuo,
han planteado teorías interesantes sobre cuál es la estructura de personalidad en la que
se asienta un sujeto que produce acciones criminales, violentas y/o desviadas, sin olvi-
dar, por supuesto, las aportaciones que desde esta ciencia se han hecho sobre la moral.
Freud (1856-1939), padre del psicoanálisis, es quizás uno de los médicos más co-
nocidos e influyentes de la historia. Su forma de entender la psique humana traspasó
hitos y fronteras, y le dio a la psicología un renombre y publicidad que permanece vi-
gente hasta nuestros días. El psicoanálisis, en líneas muy generales, sostenía que las al-
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teraciones psicológicas provenían de una serie de traumas que se habían generado por un
incorrecto desarrollo evolutivo (e. g., el complejo de Edipo) marcado por distintas fases
que el niño debía completar en armonía con sus principales figuras de apego. Estos traumas
permanecían latentes hasta que afloraban en el individuo, bien de forma psicosomática o
conductual, como respuesta de compensación al hecho que generó el trauma y que por
asociación con algún acontecimiento actual (de tipo cognitivo, afectivo) activa un patrón
de acción destinado a eliminar la pulsión instintiva latente.
a
(1949: 199), la posición freudiana establece que la estructura social restringe de manera
fundamental la libre expresión de los impulsos nativos fijados del individuo y que, en
consecuencia, periódicamente el individuo se alza en rebelión abierta contra esas res-
m
tricciones para alcanzar la libertad. Continúa este autor, citando a Freud (1949: 209):
i
«Originalmente, hay impulsos biológicos del hombre que buscan plena
d
expresión, y después, está el orden social, que en esencia es un aparato para
manejar los impulsos, para el tratamiento social de las pasiones, para la renun-
cia a los placeres instintivos.»
U
Por tanto, Merton, al sostener que la estructura social es productora de motivacio-
nes nuevas que no pueden predecirse a base del conocimiento de los impulsos nativos
del hombre, utilizó la idea freudiana que criticaba cómo la estructura social restringía
de manera fundamental la libre expresión de los impulsos del hombre, abogando así por
cierto anarquismo al que Merton era contrario.
Lo atractivo del inconsciente y de los postulados de Freud fue utilizado como ex-
plicación criminológica para describir cómo resolvía un sujeto un conflicto entre el
Eros y el Thanatos, es decir, cómo el impulso de muerte era dirigido contra sí mismo
y contra otros para liberar la tensión traumática generada por la represión contenida
en el inconsciente. En términos psicoanalíticos, un superyó deficitario no era capaz
de controlar a un ello pulsivo que tomaba el control del yo, productor final de la res-
puesta. Para defenderse de esa angustia, según el psicoanálisis, el yo utiliza distintos
mecanismos de defensa, tales como regresión, desplazamiento, represión, proyección,
compensación, racionalización, formación reactiva y negación, que son maneras irra-
cionales de afrontar la angustia. En este sentido, un interesante estudio de Apter y co-
laboradores (1989), sobre la relación de los mecanismos de defensa con el suicidio y la
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
violencia, indicó que los mecanismos de defensa son una parte integral de una cadena
de eventos implicados en el desarrollo de la conducta violenta y suicida, y que estos
actúan diferencialmente y específicamente. Concretamente, sostienen que la regre-
sión y el desplazamiento funcionan como dinamizadores e intensificadores del impul-
so agresivo, bien hacia uno mismo a través de la represión, o bien de manera externa
a través de la proyección y la negación.
a
tres principios básicos que la caracterizan, sostenía que la prontitud en la aplicación de
la pena era fundamental para que el sufrimiento de la acción criminal se impusiera al
placer satisfecho por tal conducta. Lo que estaba indicando esta escuela es que la mera
m
proximidad de dos acciones tiene un efecto modulador sobre el comportamiento de un
i
individuo. Al producto de esta asociación temporal los conductistas lo llamaron condi-
cionamiento, pero antes de profundizar en este concepto, no está de más echar la vista
d
atrás para señalar la figura de John B. Watson (1878-1958) como principal artífice en la
eliminación de la introspección (técnica característica del psicoanálisis) como variable
psicológica de estudio, para centrarse en la conducta y utilizarla como variable «opera-
U
tiva» que podía ser observada y medida a través de diversas manifestaciones totalmen-
te contrastables, lo que alejó a la psicología de las especulaciones sobre el inconsciente
que dominó el panorama psicológico a principios del siglo XX y que perduró hasta la
entrada del paradigma cognitivista a mediados de dicho siglo.
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investigado por Pavlov y por el que recibió el Premio Nobel en 1905, más los resulta-
dos que obtuvo Thorndike y que le permitieron formular la ley del efecto2, junto con los
que obtuvo Skinner con diferentes animales en su famosa caja de Skinner, pusieron las
bases para que este último desarrollara el concepto de conducta operante, que es aquel
comportamiento activado por un reforzador y cuya asociación crea un patrón de acción
automatizado entre respuesta y refuerzo. Así, con la conducta operante, el conductismo
señala de manera inequívoca el papel que un reforzador tenía para la subsiguiente res-
puesta, que Skinner (1986: 119) resume de forma muy clara:
a
futura. Los reflejos y otros modelos innatos de conducta evolucionan porque
aumentan las probabilidades de supervivencia de las especies. Las operantes se
adquieren porque van seguidas de consecuencias importantes para el individuo.»
im
Por tanto, el conductismo, con sus primeros resultados sobre las pautas primarias
de aprendizaje basadas en el condicionamiento, abrió la puerta para el estudio de cómo
d
se aprenderían esos primeros comportamientos violentos. En esta línea de investigación
cobra especial sentido el trabajo de Albert Bandura, que sistematizó el denominado apren-
dizaje social (también denominado aprendizaje vicario, observacional, de imitación y/o
U
modelado) para explicar si los jóvenes que crecen en entornos violentos adquieren pa-
trones de aprendizaje concretos. Así, los resultados obtenidos por Bandura indican que
aquellos niños y adolescentes que se encuentren en entornos donde la delincuencia y la
violencia formen parte de su rutina habitual tendrán una probabilidad más alta que aque-
llos ajenos a estas circunstancias de desarrollar conductas operantes en sintonía con
aquellos reforzadores válidos en sus círculos cercanos (Donovan y Jessor, 1985). Esto
se debe a que las conductas parentales desviadas que los niños y adolescentes perciben
parecen sugerirles que tienen «permiso» para realizar y dedicarse a tales conductas des-
viadas (Conger, Rueter y Brody, 1996).
1 El condicionamiento clásico es un método que consiste en hacer responder artificialmente (por ejemplo
ante una campanilla) a una parte visceral del organismo (como aquella que produce la salivación) a través
de una asociación temporal entre el estímulo natural que produce esa respuesta visceral (presentación de
comida) y el artificial. Así, si después de una serie de asociaciones en las que se presentan contiguamente
el estímulo natural y el artificial, se logra que la salivación se produzca únicamente ante la presentación
del estímulo artificial, se habrá logrado un condicionamiento clásico que se caracteriza porque el orga-
nismo da una respuesta condicionada ante un estímulo condicionado.
2 La ley del efecto indica que toda acción que conlleve una recompensa produce que tal conducta se realice
con mayor frecuencia.
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esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)".
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a
En esta línea anteriormente propuesta, sobre la transmisión intergeneracional, la
psicología ha estudiado aquellos estilos de crianza que generan adultos que exhiben
conductas antisociales, delincuentes y/o violentas. Los resultados han indicado que los
m
estilos de crianza basados en el autoritarismo, así como los que utilizan métodos permi-
i
sivos o indulgentes y en los que la disciplina es inconsistente, tienden con frecuencia a
crear comportamientos de tipo agresivo en los que sus hijos muestran, además, escasa
d
autoestima y alta impulsividad (Baumrind y Black, 1967; Brook, Duan y Brook, 2007;
Loeber y Dishion, 1983; Nagin y Tremblay, 2001; Romano, Tremblay, Boulerice y
Swisher, 2005). Además, los padres de jóvenes con desórdenes de conducta tienden a no
U
precisar claramente expectativas respecto a una conducta aceptable y no aceptable, no
proporcionan disciplina consistente después de comportarse antisocialmente, observan
y supervisan inadecuadamente a sus hijos, al igual que usan estrategias de solución de
problemas familiares inefectivas, basadas mayoritariamente en técnicas coercitivas que
generan una espiral de interacciones negativas con el niño que posteriormente genera-
lizará a los contextos en los que interactúa (Dogan, et ál., 2007; Marmorstein y Iacono,
2004; Pettit y Arsiwalla, 2008; Reid y Patterson, 1989).
En definitiva, este modelo es importante ya que señala una serie de aspectos fácil-
mente identificables en la aparición del comportamiento violento, como el que se produ-
ce en el aprendizaje social y en los problemas de transmisión intergeneracional, que se
mantienen a lo largo de la vida del individuo. Pero este modelo también se caracteriza
porque cuenta con una serie de herramientas que pueden ser utilizadas para aumentar o
reducir una conducta producida por condicionamiento. Así, por ejemplo, en psicología,
los refuerzos son utilizados para aumentar la exhibición de una conducta, mientras que el
castigo y la omisión (también denominado castigo negativo) son utilizados para la reduc-
ción o eliminación de una conducta. Por tanto, este modelo es muy válido para desarrollar
técnicas de reforzamiento y castigo que ayuden a instaurar nuevos patrones de compor-
tamiento contingentes a señales cívicas y funcionales para la convivencia en sociedad.
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a
Sin entrar en más detalles sobre la lógica experimental de este modelo psicológico, ya
podemos intuir cómo desde el enfoque cognitivista puede explicarse una acción violenta. En
im
esta línea, uno de los modelos más influyentes es el modelo de procesamiento de la informa-
ción social de Dodge. Este autor sostiene que las respuestas conductuales en una situación
social siguen una serie de pasos secuenciales en el procesamiento de la información de la
d
que el individuo no es consciente (excepto en situaciones noveles o altamente complejas), y
que un sesgo o un déficit en cualquiera de estos pasos puede conducir a una respuesta agre-
U
siva, ya que dicho sesgo hace más difícil encontrar soluciones no violentas a los dilemas
interpersonales a los que se enfrentan los niños y adolescentes (Dodge, 1986; Dodge, Pettit
y Bates, 1994; Loeber y Hay, 1997). Los pasos que definen este modelo son: codificación
de las señales sociales en el ambiente, formación de una representación mental e interpre-
tación de esas señales, búsqueda de una posible respuesta conductual, elección de una res-
puesta entre aquellas generadas y promulgación de la respuesta generada; donde cada una
puede actuar sobre la respuesta desviada final de la manera que se detalla a continuación:
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a
te, seguida de la interacción entre la intención y la razón. Estas atribuciones
se asociaban de forma positiva con la severidad del castigo que los jóvenes
otorgaban a frases que reflejaban diferentes situaciones violentas.
m
• La búsqueda y generación de una posible respuesta conductual. Según
i
Crick y Dodge (1994), la formulación y clarificación del objetivo conduc-
tual para la situación tiene lugar en este tercer paso (formulación del objeti-
d
vo), donde la agresión es una solución fácil (Quiggle, et ál., 1992) y directa
recuperada desde la memoria a largo plazo, mientras que soluciones menos
directas son más difíciles de generar, aunque el resultado sea mejor. En este
U
sentido, estos autores señalan que los niños agresivos generan más respues-
tas agresivas, tales como sobornos y manipulaciones afectivas, así como
menos respuestas asertivas que aquellos niños considerados no agresivos.
• Elección de una respuesta entre aquellas generadas. También se ha de-
mostrado cómo los niños y adolescentes agresivos generan menos estrategias
eficaces que los niños no agresivos, que no se conforman con la primera que
les viene a la cabeza y elaboran varias alternativas para decidir de, entre ellas,
cuál será la más eficaz (Lochman y Dodge, 1994; Shure & Spivack, 1972).
En este paso, una vez que la respuesta ha sido generada, la tarea consiste
en evaluar el contenido de cada respuesta producida sobre la base de están-
dares internos del individuo, como reglas morales, creencias normativas y
valores. Una vez seleccionada, el grado de capacidad personal y confianza
para desarrollar la respuesta conductual también es evaluada; además, estos
niños confían en su habilidad para el uso de respuestas agresivas a la par
que tienen menos confianza en su capacidad para inhibir la agresión. Así,
estos niños agresivos esperan que la agresión sea más efectiva para obtener
resultados reforzantes, con unos pocos resultados negativos interpersona-
les y algún resultado de sanción (Perry, Perry y Rasmussen, 1986). Estas
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
Además, Dodge sostiene que dos de las principales causas de un aprendizaje social
desviado en niños tienen que ver con las tempranas experiencias de abusos psíquicos que
exponen a estos a modelos agresivos, así como las relaciones inseguras, que conducirán
a
al niño a convertir las estructuras de memoria del mundo en un lugar hostil que facilita-
rá responder con una conducta coercitiva para lograr los resultados deseados. Por tanto,
cuando a estos niños que han sufrido abusos psíquicos y relaciones inseguras se les pre-
m
senta un estímulo provocador (como bromas, trampas o el seguimiento de normas), se
i
les activan aquellas estructuras de memoria en relación con sus vivencias, que dirigirán
su atención hacia los aspectos hostiles de estas señales, así como a la interpretación de
d
estos estímulos como una amenaza. Además, la red de asociación de palabras hostiles y
negativas en su memoria llevará a estos niños a acceder a respuestas agresivas a estas se-
U
ñales, gracias a la evaluación favorable que hace el niño de los resultados de su agresión.
Finalmente, repetidas experiencias de esta clase consolidan en el niño las estructuras de
conocimiento, creando patrones de procesamiento más automatizados que se traducen,
en última instancia, en comportamientos antisociales de primera elección.
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a
enck, la existencia de diferencias debe constatarse en la estructura fisiológica, neurológica
y bioquímica del individuo, origen de dichas diferencias. Por consiguiente, las dimensio-
nes de su taxonomía descriptiva serán las bases para el estudio de los determinantes causa-
m
les de la conducta (Sánchez-Elvira, et ál., 2004: 349), cuya descripción sería la siguiente:
i
• Individuos psicóticos caracterizados por ser agresivos, fríos en el trato, ego-
d
céntricos, impersonales, impulsivos, con conductas antisociales, carentes
de empatía, creativos y con dureza en su trato.
• Individuos extravertidos que destacarían por una escasa capacidad de apren-
U
dizaje por condicionamiento clásico (que sería el responsable de la apari-
ción de la conciencia), una buena sociabilidad, amables, activos, asertivos,
buscadores de sensaciones, descuidados y dominantes.
• Sujetos neuróticos definidos por su inestabilidad emocional, tendencia a la
ansiedad, depresión, sentimientos de culpa, baja autoestima, tensión, irra-
cionalidad y timidez.
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Una vez repasadas las principales características de este modelo, el siguiente paso
será establecer cómo se puede utilizar para una posible explicación de la criminalidad. En
este sentido, Pelechano (2008) indica que en la última formulación de la teoría, Eysenck
defiende que la delincuencia y la conducta antisocial se relacionan positiva y causalmen-
te con alto psicoticismo, alta extraversión y alto neuroticismo. Como hemos comentado
anteriormente, se postula que las tres dimensiones poseen una base biológica indiscu-
tible, donde el nivel (alto o bajo) de los tipos sostenidos por Eysenck dará lugar a dife-
a
rentes formas de comportamiento determinado. Así, en el caso de la extraversión y del
psicoticismo, los sujetos con niveles bajos de activación cortical se caracterizarían por
conductas de asunción de riesgos, búsqueda de sensaciones e impulsividad, que se lle-
m
varían a cabo para alcanzar el nivel óptimo de activación cortical. En el caso del neuro-
i
ticismo, sin embargo, hay que centrarse en este y su papel como modulador impulsivo,
que a través de patrones disfuncionales de conducta aprendidos incrementará la conducta
d
antisocial producida por los rasgos de extraversión y psicoticismo.
U
ansiedad o miedo, es fundamental para que a través de procesos de condicionamiento, de-
sarrollados y modulados desde la infancia (a través del refuerzo negativo)1, se potencien
comportamientos prosociales que inhiban y/o eliminen la ansiedad o miedo. Así, cuando
posteriormente un sujeto se vea tentado a cometer alguna acción antisocial, la respuesta
automática que se activará será aquel comportamiento que en la infancia se condicionó
con la desaparición de la ansiedad, recuperando, así, la homeostasis corporal. Por tanto,
este condicionamiento a través del refuerzo negativo es fundamental establecerlo desde
la infancia, ya que de lo contrario, con reglas y castigos blandos, el condicionamiento no
se completará, lo que además aumenta el riesgo de que en el futuro esta asociación sea
más resistente y en algunos casos ya tardía (Garrido, Stangeland y Redondo, 2006: 343).
En este sentido, la aplicación de una política penal sobre el menor de carácter «blanda»
estará maleducando y dificultando el correcto aprendizaje de un desarrollo moral que hay
que fomentar desde la más tierna infancia para que cree fuertes conexiones y posibilite
con más facilidad procesos inhibitorios automáticos de primera opción.
1 El refuerzo negativo es una técnica que se utiliza con el objetivo de aumentar una respuesta adecuada
(e. g., pedir disculpas) eliminando algo displacentero (e.g., la ansiedad o miedo que produce ser culpa-
ble de una acción antisocial) a través de condicionar la tranquilidad que siente alguien cuando recibe el
beneplácito y la aprobación de sus padres por las disculpas emitidas.
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
a
Antecedentes Antecedentes Consecuencias Consecuencias
distales proximales proximales distales
m
Condicionamiento
Sociabilidad
i
Arousal Sensibilización
Criminalidad
(SARA, Vigilancia
ADN PEN Creatividad
Sist. Límbico, Percepción
d
Psicopatología
etc.) Memoria
Conducta sexual
Reminiscencia
U
Determinantes Determinantes Rasgos Comportamientos Comportamiento
genéticos biológicos psicométricos (tendencias) social
Rasgos
Agresivo Impulsivo Inconstante
específicos
Gasta grandes
Respuesta Palizas después Cambia de trabajo
cantidades
habitual de ingerir alcohol con facilidad
en juegos de azar
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
«Desde que el concepto de una actitud moral ha formado la base de las teo-
rías psicológicas de autores como Freud, Durkheim o Parsons, entre otros, hay
una razón para estar de acuerdo con McDougal (1908) de que el problema funda-
mental de la psicología social es la moralización del individuo por la sociedad.»
Estas palabras con las que Kohlberg (1963) inicia su famoso artículo en el que desarro-
lla la explicación sistemática del concepto de la moral que más estudios ha suscitado, nos
indican la importancia que la moral ha tenido para autores de la talla de los anteriormente
nombrados. No es de extrañar, ya que de ella depende que la convivencia en sociedad al-
a
cance esos mínimos armónicos que permitan un avance próspero de tal sociedad.
Pero una pregunta surge en el ambiente, ¿es la moral innata o se adquiere única-
m
mente a través de procesos de socialización?
i
En este sentido, Keller y Rentschler (2008) sostienen que a los dieciocho meses, los
d
niños intentan de vez en cuando consolar a otro, ofreciéndole una galleta o una chuche-
ría al niño llorón para que se calme. Entre dos y tres años, aumenta el deseo de ayudar,
los pequeños comienzan a percibir sentimientos interpersonales complejos, del estilo de
U
sentirse concernido, defraudado o engañado por algo. Tal fenómeno depende tanto del
desarrollo emocional como del cognitivo: a medida que maduran, los niños van adop-
tando de manera creciente la perspectiva del otro y van aprendiendo a consolar de forma
competente. Los niños pequeños no son, por tanto, egómanos en absoluto. Antes bien,
se orientan precozmente de forma intuitiva hacia una regulación moral, que se basa en la
razón y en una capacidad innata de empatía. En todo caso, este comportamiento no puede
considerarse ético en sentido estricto, pero sí denota las bases innatas con que todo ser
humano cuenta y que deben ser potenciadas desde los primeros procesos de interacción
social. Concluyen dichos autores que no solo el principio de «premio y castigo» sirve
para el desarrollo moral del niño. Para una formación ideal, hemos de considerar al ser
humano en su plena autonomía, ya que a partir del segundo año de vida, los niños se
muestran capacitados para compartir, consolar y ayudar, siempre que les demos la opor-
tunidad de hacerlo, ya que con apenas cinco años los niños descubren el atractivo de la
propiedad, y no es raro que se produzcan por entonces sus primeros hurtos.
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
a
relaciones de respeto y confianza entre dos o más personas. La pers-
pectiva es de miembro de un grupo.
m
– Estadio 4. La perspectiva como miembro de la sociedad en su tota-
i
lidad de este estadio es una perspectiva de sistema.
d
• Nivel III: postconvencional o principios de moralidad autoaceptados.
Se alcanzaría alrededor de los veinte años (estadio 5), siendo solo logrado
por una minoría de adultos en su forma universal.
U
– Estadio 5. Mezcla punto de vista moral y legal, primando los dere-
chos éticos y legales democráticamente establecidos.
– Estadio 6. Caracterizado por unos principios universales éticos de
justicia.
1 Los adultos «simples» serían aquellos que ya han alcanzado la madurez física y cognitiva pero no han
desarrollado procesos cognitivos complejos más allá de una educación básica.
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
puedan desarrollar una moral acorde a su estadio evolutivo en franca consonancia con
la responsabilidad y actitud prosocial que la sociedad espera de uno de sus miembros.
Interesantemente, Schleim y Walter (2008) comentan los nuevos puntos de vista que
están surgiendo sobre el estudio de la moral. En esta línea, destaca el modelo conflicto-
control de valoración moral desarrollado por el profesor Greene y su equipo (2008), de la
Universidad de Harvard, con el que investigaron aquellos dilemas éticos de tipo personal
que generan un conflicto interior, generado en voluntarios que actuaban en consonancia
con las valoraciones coste-beneficio, es decir, en aquellos que encontraban justificado sa-
crificar a una persona sola para salvar a un grupo. Los resultados indicaron que en tales su-
jetos la parte anterior del cerebro frontal se activaba con particular intensidad. Igualmente
a tener en cuenta es la teoría desarrollada por Jonathan Haidt (2007), de la Universidad de
a
Virginia en Charlottesville, denominada «social-intuitiva». Propone esta que las razones
meditadas no son las que determinan nuestro juicio moral. Los hechos a enjuiciar son va-
lorados de forma automática, casi intuitiva. Este proceso inconsciente no se deja condi-
m
cionar por argumentos. Según Haidt, por regla general, la justificación de nuestros juicios
i
espontáneos la elaboramos. Por último, Hauser (2006) descompone la moral humana en
«estructuras intencionales-causales» de actuación con sus correspondientes consecuen-
d
cias, con las que analiza quién, a quién, qué, por qué y con qué consecuencias se ha hecho
algo. De manera importante, este autor señala que el ser humano se rige por unas reglas
éticas, en las que las consecuencias intencionadas de un hecho pesan más que sus efectos
U
colaterales. De esta manera, los daños originados de forma activa son juzgados más graves
que los causados por omisión. La base empírica de esta hipótesis la constituyen el «test
del sentido moral» de Hauser1, que consta de un elenco de dilemas morales en los que el
investigador manipula sin cesar las intenciones y las consecuencias de las actuaciones.
En definitiva, nada mejor que acabar con las sabias palabras de José Ortega y Gasset:
1 En la página web que aparece a continuación, cualquier persona que lo deseé podrá realizar un test sobre su
sentido de la moral, elaborado por el propio Marc Hauser (disponible en inglés, español, chino y holandés):
http://moral.wjh.harvard.edu.
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a
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d
EJERCICIOS VOLUNTARIOS
U
Tras el estudio de esta Unidad didáctica, el estudiante puede hacer, por su cuenta,
una serie de ejercicios voluntarios, como los siguientes:
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M. Clemente y R. Gordillo Explicación sociológica, biológica y psicológica del crimen
6. Elabora una tabla en la que se indique cómo pueden ser utilizados los me-
canismos de defensa postulados por el psicoanálisis para emitir acciones
violentas.
7. Detecta en la red alguna imagen de cómo llevar a cabo un condicionamien-
to clásico y después elabora un esquema sobre el funcionamiento del con-
dicionamiento operante.
8. Explica cuál de los pasos propuestos por la teoría del procesamiento de la
información es más importantes para la atribución hostil de la intención y
pon un ejemplo.
9. Desarrolla un ejemplo, como el representado en la figura 3, utilizando los
a
otros dos rasgos o tipos propuestos por Eysenck.
10. Contesta al test planteado por Hauser (http://moral.wjh.harvard.edu) y con-
figura un dilema propio que se corresponda con el nivel II propuesto por
m
Kohlberg.
d i
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Básica
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INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA
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