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La infancia de Adolf Hitler: del horror oculto al horror manifiesto

Luis Felipe Jarquín Romero

Adolf Hitler, una figura que ha trascendido hasta nuestros días por, al parecer, representar la
maldad a la que puede llegar el hombre. Un estandarte de racismo y una distorsión de
pensamiento filosófico es lo que se deja ver cuando sale a flote en la cotidianeidad este nombre.

Hay horror y desprecio al hablar de él, de una imagen comprada o de un entendimiento más allá
de su persona, ya no importa cómo se vea; su nombre sigue resonando con todo lo que
representa.

Huir, es lo que pasa por la cabeza, pero no se huye ya de Hitler, si no dé, como da entender el
texto, un deseo de naturaleza irracional capaz de volverse a repetir. Aquí ya no se habla más de
Hitler, aquí se habla del hombre, y en este terreno, el texto trae a flote la naturaleza humana
según el psicoanálisis, trae a la vista la bestialidad extrema en el reino de lo humano, y arrastra
consigo una antigua pregunta, ¿el hombre es bueno o malo por naturaleza?, una pregunta muy
característica del pensamiento de occidente, que cambia su trayecto según como sea contestada,
y que deja ver la ausencia por la pregunta que señala a su esencialidad.

Hablar de lo humano sin hablar de éste se ha vuelto común, aun en este texto, pero dado que no
es el principal motivo hablar de esto, volvamos al punto que realmente atañe a la lectura, ¿la
maldad es innata o tiene un fenómeno reactivo?, basados en el psicoanálisis el autor sabe mostrar
los traumas que va adquiriendo el niño a través de los padres. Con el ejemplo de Hitler, vemos
como un niño no nace asesino, si no que en su momento fue el perseguido, convirtiéndose ahora
en perseguidor, jerarquizando y oprimiendo a los más débiles y desamparados en los niveles de
poder en los cual se ejerce la violencia, pues el padre de Hitler lo golpeaba, mostrando que
probablemente estos también fueran maltratados, repitiendo la historia de su misma infancia.

El odio injustificado de Hitler encontró escape en su odio a los judíos ya que se odia a los judíos
porque la gente lleva en su interior odio no permitido. Un niño que crezca tras una coraza de
virtudes exigidas ya en una edad muy temprana recurrirá con gusto a la única válvula de escape
permitida: agenciarse su antisemismo (es decir su derecho a odiar)

Solo el inconsciente de un niño es capaz de copiar el inconsciente de sus padres mostrando sus
rasgos y defectos, arrastrándolo, formando una cadena en generaciones.

Conclusión

Opino que el libro dibuja bien lo que plantea, como, por ejemplo, la perspectiva psicoanalítica y
como esta concibe las diferentes etapas del desarrollo de niñez a adulto. Aunque sin mencionar
como la imagen de Hitler sigue estando presente en la mente del autor al escribir, podemos
encontrar gran riqueza conceptual en el texto.

Marca bien las pautas y las causas de cada acción, pero sería prudente preguntarse ¿Qué pasa si
concebimos la inexistencia de un inconsciente?, dejando claro que con esta pregunta no estoy
asegurando que no existe tal o que, si existe, sino solo poniendo una cuestión que atañe tambien a
otras perspectivas psicológicas y que podría enriquecernos a todos los psicólogos.

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