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MÓDULO V

LA PARTICIPACIÓN DE LOS
ALUMNOS EN LAS ACTIVIDADES
DIDÁCTICAS

LECTURA

Incrementando la participación de los alumnos y alumnas


The Teacher Center1
Washington University in St. Louis

http://teachingcenter.wustl.edu/resources/teaching-methods/participation/increasing-student-participation/

Es común que los docentes incluyan en las sesiones o en la jornada escolar diferentes
formas de organización del trabajo en clase, como discusiones, plenarias y trabajo en
equipo, con la intención de aumentar la participación de las alumnas y los alumnos. Sin
embargo, si solo pocos participan con respuestas voluntarias, haciendo preguntas o
contribuyendo a las discusiones, las sesiones de clase se convierten, en cierta medida,
en una pérdida de oportunidad para evaluar y promover el aprendizaje. Usted puede
mejorar la participación de las y los estudiantes, si dedica tiempo y reflexiona acerca
de cómo generar un ambiente adecuado de aprendizaje y al planificar cada sesión.
También, si cuida la manera en que interactúa con ellos, tanto de manera verbal como
no verbal, ya que de ese modo les comunicará su actitud respecto a la participación.

Idealmente, el objetivo de incrementar la participación de las y los estudiantes no


implica que todos participen de la misma forma y con el mismo ritmo. Antes bien, se
trata de crear un ambiente en el que cada uno tenga la oportunidad de aprender y
de explorar los contenidos e ideas en profundidad, y desde una variedad de puntos
de vista. Algunos estudiantes alzarán sus voces más que otros; esta variación es
resultado de las preferencias que tienen para aprender, así como de sus diferentes
personalidades. Por ejemplo, ciertos estudiantes que no hablan a menudo en las clases

1 Autorización para la traducción y el uso en la plataforma y el sitio web “Tutoría para docentes y técnicos docentes de nuevo
ingreso” de la Secretaría de Educación Pública, México, de parte de la Dra. Beth A. Fisher, Directora de Servicios Académicos
de The Teaching Center. Lecturer in Women, Gender, & Sexuality Studies, de la Universidad de Washington en San Luis.
Traducción: Norma Reséndiz. Revisión de la versión traducida: Vicente Oropeza, Hilda Gómez y Nagtchelli Archundia. Diseño
gráfico: Ricardo Muciño.
Este material cuenta con Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License, a nombre
de la Universidad de Washington. Queda prohibido su uso, derivación, copia, venta o distribución con fines de lucro o
comerciales, así como otros ajenos a su uso académico en la Tutoría.
Por petición de la Universidad se utilizan ambos géneros en el texto.

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son reflexivos y desarrollan ideas y preguntas en sus mentes antes de hablar; otros
son tímidos y se sienten incómodos al hablar frente a otros (al menos inicialmente).
Muchos alumnos y alumnas, que con frecuencia se ofrecen como voluntarios(as) para
participar, son aprendices activos, usualmente piensan mientras hablan.

El objetivo del docente es crear condiciones que permitan hacer aportaciones a todos
los alumnos y alumnas, considerando sus preferencias para aprender y diferentes
personalidades. Para alcanzar este objetivo, usted tiene que tomar medidas adicionales
para alentar a las y los estudiantes más callados a hablar y, ocasionalmente, pedirles a
los más participativos que se contengan de comentar para dar oportunidad a los demás.

Este texto se divide en las secciones siguientes:

1. Creación de un ambiente de aprendizaje

2. Planificación

3. Escuchar y responder

4. Enlaces y referencias de materiales que abordan el tema de aumentar


la participación de las y los estudiantes, siempre y cuando el acceso al
contenido sea gratuito y sin fines de lucro o comerciales.

1. CREACIÓN DE UN AMBIENTE DE APRENDIZAJE

Organice el aula de tal manera que se adapte al tipo de participación que tiene
en mente. Al comenzar el primer día de clases, acomode el salón o espacio
educativo de tal manera que fomente la participación activa de sus alumnos
y alumnas. Cuando organice el aula tenga en mente, no solamente el número de
sillas que requiere según la cantidad de estudiantes, sino también que estas puedan
moverse. Si dirige discusiones de manera frecuente considere acomodar las sillas en
forma de círculo o de “U” para que se asegure que todos los alumnos y las alumnas
puedan ver y hablar entre ellos. Si enseña en un salón amplio o en una sala de
conferencias, pídales que se concentren en el frente del mismo. Si lo requiere, mueva
las sillas a su lugar original al final de la sesión, de modo que puedan ser utilizadas de
manera distinta al día siguiente o por otro grupo.

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Desde el inicio del ciclo escolar deje en claro a las alumnas y los alumnos que
tiene la expectativa de que todos participen. El primer día de clases, explique lo
valioso que es para usted la participación de sus estudiantes. Indique que desea hacer
todo lo posible para garantizar que la dinámica y las actividades del aula propicien la
participación plena de todos, lo cual incluye convocar a los que no levantan la mano
y, a veces, pedir a quienes más participan se contengan, para permitir que otros
tengan una oportunidad. Solicíteles que le informen si puede hacer algún cambio para
mejorar la dinámica de la clase y aumentar sus niveles de participación.

En el primer día de clases, dé a sus alumnos y alumnas una clara idea de cuáles son
sus expectativas respecto a su nivel de participación. Por ejemplo, si planea dar una
explicación en la que dé tiempo para preguntas y diálogo, haga eso desde el primer
día; si planea dirigir discusiones más extensas, hágalo desde el primer día.

Considere si es conveniente asignar una valoración al desempeño de los alumnos


en las discusiones o en sus intervenciones para que comprendan la importancia de
su participación. Si planea valorar la participación, informe a los estudiantes sobre
los criterios específicos que usará. Por ejemplo, ¿evaluará la frecuencia y la calidad
de sus contribuciones, así como la manera en que responden a los comentarios de
sus compañeros? ¿Qué considerará para valorar la participación de los alumnos, su
escritura informal, las discusiones en grupo, el trabajo en pequeños grupos o algún
otro tipo de actividad? Valorar la participación de las y los alumnos es especialmente
importante, y usualmente esencial, cuando aborda contenidos favorables a la discusión.

Aprenda y diríjase a sus alumnos y alumnas por sus nombres. Ellos estarán
más comprometidos si creen que los percibe como individuos, en lugar de miembros
anónimos de un grupo [especialmente en secundaria]. Anímelos a aprender los
nombres de los demás, esta estrategia aumentará la posibilidad de que se dirijan
unos a otros por su nombre y dirijan sus comentarios entre sí, no sólo a usted.

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2. PLANIFICACIÓN

Asigne a sus alumnas y alumnos parte de la responsabilidad de aumentar


la participación de todos. Por ejemplo, en el primer día de clases, puede decirles
cuáles son sus objetivos en términos de su participación en las sesiones (por ejemplo,
debates informados y animados en que todos participen) y pídales elaboren una lista de
pautas que le ayuden a alcanzar ese objetivo. Usualmente, ellos generarán excelentes
pautas tales como “no interrumpir a otro mientras habla” y “critica las ideas, no
a la persona”. […] Los estudiantes que se sienten implicados desde el principio en
desarrollar discusiones exitosas tendrán mayores probabilidades de trabajar juntos
para incrementar la participación.

Considere pedir a las y los estudiantes que dirijan las discusiones o que hagan
preguntas de discusión antes de la sesión. Proporcióneles orientación y evalúe su
desempeño en estas tareas (asigne un puntaje, por ejemplo, que forme parte de la
valoración de su participación en la sesión).

En las clases que impliquen debate o discusión donde tenga problemas para conseguir
que los estudiantes participen, considere pedirles que envíen comentarios anónimos
sobre cómo mejorar la participación en clase, así como sugerencias de cómo lograr
que más compañeros se involucren; a menudo, le permitirán identificar que hay
problemas con la dinámica del trabajo en el aula que no puede advertir (por ejemplo,
algunos resienten que uno o dos compañeros “dominan” la discusión todo el tiempo)
o que la estructura de la discusión es muy predecible o estructurada.

Use una variedad de métodos de enseñanza, incluyendo lecturas, discusiones


y trabajo en pequeños grupos. Si usted aborda contenidos con base en una lectura
o exposición, dé tiempo durante la misma para hacer y responder preguntas, cuestione
a las alumnas y los alumnos acerca de cómo resolver cierto problema o discutan en
torno a un tema vinculado con la lectura. Haga una pausa cada cierto tiempo con este
propósito (cada 15 minutos o menos, por ejemplo). Cuando los estudiantes aprenden
a esperar estas oportunidades para la discusión y el cuestionamiento, escuchan más
activamente. Si da una explicación o realiza una lectura por 30 minutos o más, por
ejemplo, antes de hacer una pausa para las preguntas y la discusión, sus alumnos
habrán tomado notas durante tanto tiempo que les resultará difícil cambiar de modo
rápidamente. Además, es posible que hayan olvidado preguntas, comentarios o
conceptos poco claros de las primeras partes de la sesión.

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Durante las sesiones, integre lecturas breves para presentar conceptos, aclarar y
ordenar ideas, y ayudar a las y los alumnos a establecer conexiones entre lo que saben
y los nuevos contenidos. Utilice pequeños grupos de discusión, tareas informales de
escritura y discusiones en línea antes o al comienzo de la clase para que las alumnas y
los alumnos comiencen a pensar en el tema de la sesión. Estas estrategias pueden ser
formas efectivas para proporcionar a los alumnos reflexivos y los tímidos un medio para
que puedan contribuir a la discusión a lo largo de la sesión. Si durante las discusiones,
usted comenta las ideas que los estudiantes más silenciosos compartieron en grupos
pequeños, o escribieron en las tareas informales de escritura y en las discusiones en
línea, puede alentarlos a que se expresen en el grupo más amplio. Puede comentar
acerca del trabajo escrito de un alumno o una alumna, por ejemplo, “este análisis es
perspicaz, todo el grupo se beneficiaría de escuchar tus ideas con más frecuencia”.

Organice cada sesión para que, a lo largo de la misma, las alumnas y los
alumnos tengan oportunidades para realizar y responder preguntas; prepare
algunas interrogantes iniciales y dé seguimiento de manera previa. Utilice
preguntas para valorar el aprendizaje de sus estudiantes, de modo que adviertan
qué material o parte del mismo es más importante, y ayúdelos a avanzar en su
conocimiento y pensamiento. Aliente a las alumnas y los alumnos a preguntar durante
toda la clase (aproximadamente cada 15 minutos o menos), no solo al final.

Si califica la participación de las y los estudiantes, planifique darles una


calificación preliminar y una breve evaluación escrita de su desempeño.
Otórgueles calificaciones previas antes de que finalice el periodo de evaluación y a la
mitad del mismo, para que sepan dónde se encuentran. Puede diseñar su evaluación
escrita para alentar a los estudiantes callados a hablar más a menudo y a quienes
participen más, para que den a otros la oportunidad de participar.

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3. ESCUCHAR Y RESPONDER

Use señales verbales y no verbales para fomentar la participación. No permita


que los mismos voluntarios respondan a todas las preguntas. El que los mismos
voluntarios respondan de manera frecuente es un indicador de que usted aprecia
sus respuestas, también muestre que desea escuchar a los demás. Diríjase hacia los
lugares donde están sentados los estudiantes más callados; sonría y haga contacto
visual con ellos para alentarlos a que hablen. De la misma manera, cuando los
voluntarios recurrentes hablen, mire alrededor del aula en lugar de sólo a ellos para
alentar a los demás a que participen de igual forma.

Reduzca la ansiedad de los estudiantes a participar, creando un clima en el cual


se sientan confortables de “pensar en voz alta”, tomar riesgos intelectuales, hacer
preguntas y admitir cuando no saben algo. Una de las mejores maneras de hacerlo es
modelar [mostrar] estos comportamientos usted mismo.

Dé tiempo a las y los estudiantes para pensar antes de responder a sus


preguntas. No tenga miedo del silencio. Dé de 5 a 10 segundos para pensar y
formular una respuesta. Si transcurren de 10 a 15 segundos sin que alguno responda
de manera voluntaria y lo observan con una mirada perpleja, replantee la pregunta. No
caiga en la tentación de responder sus propias preguntas, esto condicionará a que los
estudiantes duden antes de hablar, pues observarán que usted espera “la respuesta”.
La paciencia es la clave; no tenga miedo del silencio. Entre más espere a que sus
alumnas y alumnos contesten, más reflexivas y complejas serán sus respuestas.

Es frecuente que en cada grupo haya, al menos, alguien que levante su mano
rápidamente para responder a casi todas las preguntas. Si usted, de manera constante,
le da la palabra a ese o esa estudiante, quienes requieren más tiempo para formular
sus respuestas, simplemente aprenderán a dejar que él o ella responda.

Escuche por completo las preguntas y respuestas de sus estudiantes; evite


interrumpir. Resista la tentación de interrumpirlos cuando usted cree que sabe lo
que dirán o preguntarán. A menudo, los maestros entusiastas y bien intencionados
hacen suposiciones incorrectas y dejan las preguntas de sus alumnos sin responder
o tienen ideas erróneas acerca de lo que pensaban decir.

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Proporcione respuestas específicas, alentadoras, variadas. Señale lo que es


útil o interesante acerca de las contribuciones de las y los estudiantes. Seleccione los
comentarios que han hecho, pero no discutido. No utilice la misma frase estandarizada
para responder a cada comentario. Cuando los estudiantes escuchan “buen punto”
una y otra vez, empiezan a perder motivación. Haga preguntas de seguimiento para
que los alumnos y alumnas aclaren, afinen y respalden sus ideas. Cuando den una
respuesta incorrecta o superficial, responda de manera que los desafíe a pensar más
profundamente o reconsideren la evidencia con que cuentan. Recuerde que la mejor
manera de reprimir la participación y el aprendizaje es avergonzar a un estudiante
[no lo haga].

Repita las respuestas de los alumnos y alumnas para resumir o aclarar ideas.
Utilice esta estrategia cuando sus comentarios sean vagos o “sólo vean por encimita”,
pero evite usarla en exceso porque esto hará que esperen a que usted les “traduzca”
o valide sus ideas.

Redirija los comentarios y las preguntas a otros estudiantes. Aliente a los


alumnos y alumnas a que se respondan unos a otros, antes de esperar a que usted
lo haga. Cuando alguien esté hablando, vea alrededor del salón, no solamente a
quien participa; haga contacto visual con los otros estudiantes y hágales saber que
espera que ellos escuchen y formulen respuestas. Proporcióneles un modelo cortés
y civil de discurso mostrando respeto e interés por el punto de vista de los demás.
Aprenda a limitar sus propios comentarios. Particularmente, cuando se intensifique el
diálogo evite responder a cada uno; de lo contrario, las y los estudiantes aprenderán
a esperar a que usted responda en lugar de formular respuestas propias.

Enfatice las ideas de las y los estudiantes. Motívelos a compartir sus ideas y
utilizarlas siempre que sea posible (dando la atribución y reconocimiento que
corresponde). Al referirse a un comentario hecho por una o un estudiante en una
sesión anterior, manifiesta que usted ha pensado y aprecia lo que sus alumnos tienen
que decir.

La participación activa de los estudiantes no sucede de manera natural; debe ser


planeada y motivada cuidadosamente. Dedique tiempo suficiente en el bimestre o ciclo
escolar para evaluar la participación de las y los estudiantes y desarrollar estrategias
que permitan mejorarla; administre a la mitad alguna evaluación que les ayude a
ellos y a usted a detectar el progreso realizado. Tome notas durante y al finalizar el

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bimestre o ciclo escolar para que lleve un registro de lo que salió bien y de aquello
que le gustaría cambiar la próxima vez que le corresponda trabajar con el mismo
espacio curricular o grado escolar, con la intención de incrementar la participación de
sus alumnas y alumnos.

Vínculos y referencias para incrementar la participación de los estudiantes

Davis, Barbara Gross. Tools for Teaching. San Francisco: Jossey-Bass, 1993.

“Questioning Strategies.” Center for Teaching Excellence. University of Illinois at


Urbana-Champaign. http://cte.illinois.edu/resources/topics/methods/strateg.html.

“Encouraging Interaction in Science and Engineering Classes”. The McGraw Center.


Princeton University. https://mcgraw.princeton.edu/node/661.

“Facilitating Discussions in Humanities and Social Science”. The McGraw Center.


Princeton University. https://mcgraw.princeton.edu/node/656.

McKeachie, Wilbert, et al. McKeachie’s Teaching Tips: Strategies, Research, and Theory
for College and University Teachers. 12th ed. Boston: Houghton Mifflin, 2005.

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