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Epistemología Comunitaria

del Conocimiento

Marcel Arvea Damián

Editorial La Mano

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CATALOGACIÓN:
Título: Epistemología Comunitaria del Conocimiento.
Autor: Marcel Arvea Damián.
Colección: Materiales de Estudio de los Círculos de Investigación.
Editorial LA MANO.
Temáticas: Epistemología, Gnoseología, Filosofía, Metodología, Método.

©® Marcel Arvea Damián.


©® Diseño de portada e interiores. Alejandra Duarte de la Llave y Fernando
Cruz Pérez.

Epistemología Comunitaria del Conocimiento.


Colección: Materiales de estudio de los Círculos de Investigación.
Primera Edición: 23 de enero de 2017.
Puebla de Zaragoza, Puebla, México.

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Marcel Arvea Damián

A saber, el desarrollo del ser humano es posible, entre otras


cosas, por los saberes conservados en prácticas culturales y sociales
específicas, esto fortalece la idea que el conocimiento es siempre
producto de un diálogo comunitario.
Esta manera de organizar el conocimiento y potenciarlo en
pensamiento y acción comunitaria, es en todo mejor que los pro-
cesos individuales de aprendizaje; pues todo nos demuestra que es
mejor pensar y actuar comunitariamente; sin embargo, la cultura
dominante nos impone el individualismo que inevitablemente ter-
mina por cosificarnos, dividirnos, separarnos y deshumanizarnos.
No se practica la cooperación y solidaridad, el servicio, la gue-
laguetza o el tequio; por el contrario, nos imponen y nos ajustamos
pasivamente a prácticas deshumanizantes e individualistas (“las
competencias”, por ejemplo). Todo ello nos obliga a competir de
cualquier manera con nuestros semejantes, que por eso mismo pa-
san a ser nuestros ‘contrincantes’, nuestros ‘enemigos’…
Entonces pensar comunitariamente es pensar correctamente
el mundo de la vida del cual todas y todos somos responsables. Se
trata de pensar sobre nuestras condiciones materiales y espirituales
de vida y existencia, de nuestra libertad y dignidad como personas,

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en nuestro espacio y tiempo de acción, para humanizar la realidad
en beneficio de quienes menos tienen y peor sufren.
Es por eso que pensar y sentir comunitariamente es sentir y
pensar correctamente, humanamente, pues el sentipensar comuni-
tario siempre concluye en convivencia humana, en acción cultural
para la libertad. Se trata de sentir-pensando y pensar-sintiendo los
problemas de la vida cotidiana para resolverlos en prácticas comu-
nitarias; vg: el dolor humano, la ignorancia, luchar contra las injus-
ticias, crear el inédito posible, la utopía. etc.
Es importante decir que la epistemología comunitaria del co-
nocimiento que aquí proponemos, nunca se concentra en la rela-
ción sujeto-objeto común a las epistemologías occidentales (S→O);
objetivando la vida y determinándola a dicha objetivación; en reali-
dad, el conocimiento siempre es una construcción y producción
social, comunitaria, compartida, y en consecuencia intersubjetiva,
intercomunicativa e interpersonal; relación entre sujetos que piensan y
transforman —en comunidad— un objeto (S↔S)→O). Lo importante
entonces es comprender que el conocimiento es esencialmente so-
cial, producto de una relación entre sujetos (S↔S), no una relación
sujeto-objeto (S→O), como sugieren las epistemologías positivis-
tas.
Gracias a la epistemología comunitaria del conocimiento,
que también es una teoría comunitaria de la comunicación, es
posible significar el sentipensar de nuestras vidas, aprovecharlas para
sistematizar la experiencia que nos ofrece la práctica y el pensa-
miento intencional; unidad de la acción-reflexión que nos permite
formular conjeturas, suponer hipótesis, cuestionar, criticar, crear y
recrear en comunidad. Tal como se ha dicho arriba, el conoci-
miento es una creación y construcción comunitaria, social, pro-

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ducto de la acción y reflexión intencional donde la praxis es nues-
tra, propia y comunitaria; todas y todos participamos en su elabo-
ración y activación.
La epistemología aquí descrita deriva necesariamente en una
metodología que libera la palabra y el pensamiento al través del
diálogo. Entendemos el diálogo como una metodología de conoci-
miento que dinamiza la dialéctica creadora que genera posibilida-
des factibles para la esperanza. En esta significación del encuentro
humano, como acto de conocimiento y desarrollo (cara-cara, ros-
tro-rostro y vis a vis), todas y todos participamos responsable y co-
munitariamente, todas y todos aprendemos en comunidad desde
nuestro sentipensar consciente e intencional: voluntario.
Este sentipensar de la práctica comunitaria se constituye en el nú-
cleo de la epistemología que aquí proponemos.
Nadie es ignorante absoluto, ni nadie conoce todo. Cada
quien conoce muchas cosas y desconoce otras tantas más; por eso
siempre aprendemos. (Freire)
Parafraseando a Freire, podríamos decir que nadie humaniza a
nadie, ni nadie se humaniza en soledad; mujeres y hombres nos humaniza-
mos en comunidad condicionados por el mundo de la vida.

La epistemología comunitaria de conocimiento, como acción


reflexión, enfrenta siempre un doble desafío a resolver: a) Conocer
la realidad humana desde nuestra vida práctica y material o b) hacer
una abstracción de ella; lo cual significa que el conocimiento de-
pende tanto de las personas involucradas en el acto de conocer, de
sus relaciones interpersonales, como de la realidad que condiciona
dicho acto y relación.

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¿Cómo integrar sujeto y objeto en un mismo acto de conoci-
miento?
Las epistemologías occidentales dirán que el conocimiento es
producto de la relación sujeto-objeto: (S→O) (idealismo); (S←O)
materialismo y (S↔O) dialéctica. Sobre las variantes de esta rela-
ción epistemológica las corrientes de pensamiento fundamentaron
sus postulados particulares; de cualquier modo, se insiste en que el
aprendizaje y el conocimiento son el producto de un acto indivi-
dual, de una relación de objetivación e individuación: (S→←O).
En las dos primeras, la manera de concebir el aprendizaje y la
producción de conocimiento se concentra en el argumento racio-
nalista de la filosofía occidental. Ego Cogito (Husserl); Cogito ergo
sum (Descartes) … Yo pienso ... Pienso luego existo…
¿... Y quién piensa...? —Sin duda el Ego; sin excepción el Yo...
Al respecto escribió Freire:

Conocer, que es siempre un proceso, supone una situación dia-


lógica. No hay, estrictamente hablando un “yo pienso”, sino un
“nosotros pensamos”. No es el “yo pienso” lo que constituye el
“nosotros pensamos”, sino por el contrario, es el “nosotros pen-
samos” lo que me permite pensar.
En la situación gnoseológica, el objeto de conocimiento no es el
término del conocimiento de los sujetos sino su mediación.

Así, la fórmula del Ego Cogito cartesiano quedó impuesta más


que corroborada; Pascal por esas fechas escribió que el corazón tiene
razones que la cabeza no comprende; pues el conocimiento, como
construcción social, no podría ser producto de un Yo pienso con
la cabeza, sino de un nosotros sentipensamos con el corazón tam-
bién, en comunidad, que es la forma correcta de pensar.

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El conocimiento del ser humano es entonces primero comu-
nitario y luego se interioriza como un proceso mental individual...,
no al revés. No se trata de una relación S↔O sino de una relación
entre sujetos (S↔S) que se relacionan (piensan, conocen y trans-
forman) un objeto.
La fórmula epistemológica que describe ello es: [(S↔S)↔O)].
El conocimiento surge entre seres humanos en relación.
El desarrollo de la conciencia humana, la elaboración del co-
nocimiento, el aprendizaje, sucede precisamente en la actividad
práctica de la relación humana, comunitaria y social; entre sujetos
condicionados por su realidad y comunidad de vida.
Si el conocimiento es construcción social, por qué se pretende
entonces construirlo individualmente y para la individuación. Si el
conocimiento es construcción social lo sensato sería organizarlo co-
munitariamente, pues la relación comunitaria organizada e inten-
cional enriquece siempre la generación de nuevos conocimientos.
Este es precisamente el principio epistemológico que aquí pro-
ponemos para conocer y humanizar la comunidad de vida, nuestra
comunidad vital y existencial, que es, como dijo Dieterich, “real-
mente existente”.
La superación del problema se elabora mentalmente al convi-
vir crítica y autocríticamente, humanamente, en la realidad contra-
dictoria que nos oprime e individualiza. Sólo exponiéndose a la
contradicción humana es posible sentipensar la realidad como pro-
blemática; sentipensar, sentintuir, senticrear y ser conscientes de la
contradicción que nos prohíbe ser para actuar y superar la situación
inhumana y contradictoria que nos condiciona.

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Sólo problematizando comunitariamente la existencia hu-
mana será posible descubrir la esencia contradictoria de la indivi-
duación, del Yo pienso sin corazón que nos impone la deshuma-
nización, opresión y muerte.

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