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EL ESTADO BENEFACTOR, DIRIGISTA Y PLANIFICADOR, CONTINUIDAD Y CAMBIO EN LA

ECONOMIA Y LA SOCIEDAD ARGENTINAS en Estado, sociedad y economía en la Argentina


(1930-1997) Girbal-Blacha

1) El populismo, el ascenso del peronismo al poder y las características de la “Nueva argentina”


La crisis de la “Argentina de los partidos”, la politización del Ejército, el restablecimiento
neoconservador, la inseguridad político-institucional, la preparación y ejecución del golpe del 4
de junio de 1943, indican la necesidad de una reorientación total del proceso de desarrollo y
que la misma debe surgir del ámbito político. En tal sentido, se da la constitución en el año
1943 del Grupo de Oficiales Unidos.

Cuando el presidente Ramón Castillo aprueba la candidatura de Robustiano Patrón Costas, el


GOU da el golpe. Es el primer golpe de estado en la Argentina que se produce sin participación
civil y tiene por objetivo la construcción de un estado fuerte. El ejército es visto como un
restaurador de la democracia y algunas fuerzas políticas como el radicalismo Yrigoyenista
expresado en la FORJA le dan su apoyo.

En diciembre de 1943 se disuelven los partidos políticos.

Por entonces, el coronel Juan domingo Perón está a cargo del departamento nacional de
trabajo, desde donde emprende la revisión de la política social. Perón, con el apoyo de los
nacionalistas de derecha, acrecienta su base política cuando es designado por el presidente de
la nación como ministro de Guerra, al mismo tiempo que conserva el liderazgo en el GOU y su
cargo al frente de la Secretaria de Trabajo y previsión social.

Desde abril de 1944 Perón realiza intentos de acercarse al radicalismo.

Ese mismo año ocupa la vicepresidencia y a partir de entonces ejerce el poder en tres áreas
clave: la política, al asumir la vicepresidencia de la nación; el ejercito, donde realiza reformas; y
la jurisdicción socio-laboral, mantiene entrevistas con los dirigentes obreros y adopta múltiples
medidas de política social (aumento de salarios; protección al trabajador, tribunales de
trabajo; reglamentación de las asociaciones profesionales; sistema de previsión social.)

En 1945 Perón es obligado a renunciar a todos sus cargos y sometido a arresto. Se produce una
reacción popular el 17 de octubre que impulsa el retiro de todo el gobierno ante la oposición
manifiesta de las Fuerzas Armadas, que ante los hechos consumados brinda a Perón todo su
apoyo.

Desde 1943 y hasta 1945 el ascenso de Perón es evidente. Se consolida como “líder
programático” de los oficiales golpistas, porque tiene objetivos y un programa políticos. Desde
que gana prestigio y poder, con la adhesión de los jóvenes oficiales, hasta convertirse en un
líder político reconocido en las fuerzas armadas. Se desenvuelve entonces la fase preparatoria
del gobierno peronista. Fase de mayor riqueza en cuanto a concesiones sociales y anuncios de
reformas.

El estado apunta a consolidar la autonomía económica del país como conductor y motor del
proceso. Los medios institucionales para concretar tales objetivos, son: el consejo nacional de
posguerra, primer organismo argentino de planeamiento político, que recopila información
para permitir un diagnóstico de la situación que vive el país y encarar la elaboración del Primer
Plan Quinquenal (1947-1951); y la Secretaria de Trabajo y previsión social, organismo director
y de contralor del mejoramiento material e integración social de los sectores de bajos
recursos. Ambos actúan en medio de un clima de oposición de los dirigentes, los sectores
medios y los círculos más conspicuos del agro, la industria y el comercio.

Luego del triunfo electoral del 46 el oficialismo se apresta a unir fuerzas en un partido político
propio que compendie al sector obrero y al sector político, capaz de sustentar el accionar de
Perón. Unido al principio de lealtad, nace entonces el Partido Único de la Revolución que se
transforma en ese mismo año de 1947 en el Partido Peronista, verticalista, monolítico y
personalista. Tres ideas fuerza alientan su doctrina y consolidan a Perón en el poder, cuando
perfecciona las estructuras de su sistema de dominación y de control político: justicia social,
independencia económica y soberanía política.

En este proceso de consolidación, la figura y la acción de Eva son fundamentales. Alentadora


permanente del culto y del mito del líder, con una gran capacidad política, despiadada con sus
adversarios, se apoya en el sindicalismo emergente y se consagra a la acción social.

El poder Ejecutivo Nacional se fortalece y subordina a su accionar las competencias del


Congreso de la Nación y la reorganización ministerial, mientras priva a la justicia de su
autonomía, reduce la influencia de los partidos opositores, consagra el voto femenino y
controla la información (radios, periódicos, cine, universidad)

Las fuerzas políticas se polarizan y la sociedad argentina después de los años cincuenta ya no
se divide en pueblo versus oligarquía, sino en peronistas versus antiperonistas.

2. Dirigismo estatal, reforma financiera y planificación económica

En la argentina de la posguerra se implementa una política económica mercado-internista,


conducida por este Estado dirigista, nacionalista y popular, que redistribuye el ingreso a favor
de la pequeña y mediana industria que produce para ese mercado interno. La alianza entre la
burguesía industrial y la clase obrera organizada definen la esencia del gobierno de Perón. Para
consolidar la autonomía económica del país y superar la “crisis de dependencia”, el poder
ejecutivo nacionaliza, a partir de 1947, los servicios públicos, inicia la repatriación de la deuda
externa y enuncia los principios de la tercera posición. Para remontar la “crisis de
distribución”, acredita a su favor los beneficios de la reforma financiera de 1946 que estatiza la
banca.

Lleva a cabo un diagnostico socioeconómico a través del consejo nacional de posguerra y eleva
al rango de entidad autárquica al instituto argentino para la promoción del intercambio (IAPI)
que monopoliza el comercio exterior y se convierte en eje del proceso de redistribución del
ingreso a favor de la pequeña y mediana industria nacional. Estos instrumentos financieros,
económicos y políticos son los que permiten al estado peronista concretar los objetivos del
Primer Plan Quinquenal que entra en vigencia en 1947.

El gobierno peronista establece que el estado orientará los factores de la economía nacional.
Se busca colocar las finanzas al servicio de un alto grado de crecimiento y de pleno empleo, a
diferencia del modelo anterior donde la moneda y el crédito se adaptaban pasivamente a las
necesidades de la evolución económica interna. El crédito se orienta hacia las inversiones de
mayor influencia en el aumento de la renta nacional.
La nacionalización del Banco Central y su conversión en exclusivo emisor monetario, el nuevo
régimen de depósitos garantizados por la nación y la dependencia de los bancos oficiales, la
caja nacional de ahorro postal y el IAPI del Banco central son los 3 pilares que sustentan la
reestructuración del sistema bancario. El capital de la entidad se considera desde entonces
patrimonio nacional.

Se inicia entonces y hasta 1949, una etapa de expansión económica en la cual el sector rural
juega un papel estratégico de gran significación. La política agraria desplegada desde el estado
peronista, se nutre de controversias y acuerdos que refuerzan el papel primordial jugado por
este sector de la producción en la economía del país.

3. El estado, el agro y la industria como expresión de una relación de fuerzas

La relación agro-industria y el papel que ambos sectores productivos juegan en la


redistribución del ingreso, adquieren importancia singular en la política económica mercado-
internista. Grandes industriales e importantes estancieros se alinean contra los principios del
nacionalismo económico peronista, dispuesto a beneficiar a su base de sustentación: la alianza
entre la pequeño-mediana burguesía industrial y los obreros. El banco de crédito industrial
argentino tiene como objetivo central otorgar créditos a mediano y largo plazo, al sector fabril.
Además de los pequeños y medianos empresarios, resultan beneficiadas las grandes empresas.

El federalismo económico expuesto por el discurso oficial, no se corresponde exactamente con


los porcentuales de distribución del crédito según la radicación de las empresas. Las empresas
de la capital federal y del conurbano reciben hasta 1952 más del 60 por ciento del total

Mientras la industria recibe el auxilio crediticio y legislativo estatal, el agro juega un papel
estratégico en la economía. El decreto 14.001 concede una rebaja obligatoria del 20 por ciento
en el precio vigente para los arriendos con el propósito de amortiguar los efectos de la difícil
situación financiera por la que éstos atraviesan; al mismo tiempo mantiene en vigencia la
prorroga de contratos y la suspensión de los juicios de desalojo. La federación agraria
argentina considera las medidas un paso previo a la resolución del problema de la tenencia de
la tierra.

Desde 1944 es impulsado por el consejo agrario nacional el cambio en el sistema de tenencia
de la tierra, mediante expropiaciones en áreas especiales de regular productividad. Estas
practicas intentan dar contenido a los enunciados del manual del peronista que proclama que
“el que tenga la tierra ha de laborarla…por otra parte, si no es capaz de trabajarla, que la
venda.”

La estrategia en realidad impulsa un proceso de desinversión en el agro. Favorece un escaso


compromiso de parte de arrendatarios y propietarios para invertir parte de su renta en el
campo, del cual no pueden disponer libremente. Los bajos precios que el IAPI paga a los
productores rurales, la prorroga de los contratos de arrendamiento, el congelamiento de los
cánones pagados por el arriendo de campos y el aumento de los salarios rurales, distorsionan
las relaciones agrarias y, se reflejan en el decrecimiento del área sembrada.
El propósito del oficialismo es mantener el equilibrio intersectorial entre propietarios,
arrendatarios y exportadores, para evitar un desgaste del poder político y la puesta en tensión
de todo el sistema.

La proliferación de sociedades anónimas agrarias, inmobiliarias, constituidas desde la segunda


mitad del decenio de 1940, con la participación de familiares de los propietarios originales
indican que se ha iniciado la aceleración del proceso de parcelamiento de grandes propiedades
rurales en explotaciones medianas.

La planificación económica sustentada por el peronismo motiva la necesidad de sostener una


producción agropecuaria creciente y minimizar el conflicto social, para hacer posible la
redistribución del ingreso a favor de la pequeña y mediana industria. Para lograr sus fines
perón cuenta con los dos instrumentos de financiación ya mencionados: el iapi y la reforma
bancaria de 1946. El primero comercializa la producción agraria, comprando a precios mínimos
al productor y vendiendo en un mercado mundial que por entonces paga precios altos por los
cereales. La diferencia así generada constituye el capital para implantar una política crediticia.

Más allá de las advertencias del discurso oficial y de los reales subsidios que la industria recibe,
los sectores agrarios no quedan excluidos del otorgamiento de créditos en esta etapa de
fomento industrial.

Los parámetros de la política peronista combinan medidas económicas, política de tierras y


concesiones laborales para promover un aumento sostenido de la producción, beneficiar a los
sectores priorizados por el plan quinquenal de 1947 y, a la vez, anticiparse a los posibles
conflictos entre los diversos sectores rurales y entre ellos y el Estado nacional.

4. Población y organización del movimiento obrero. Nuevos y viejos actores

Los casi quince millones de habitantes que registra el Censo Nacional de 1947, no se
distribuyen equitativamente. El crecimiento del Gran Buenos aires cobra proporciones
desconocidas hasta entonces, alentado por el proceso de industrialización y la urbanización
creciente.

Desde el departamento nacional de trabajo, luego Secretaria de trabajo y previsión social se


ejecuta la “política restauradora social”, con un fuerte énfasis del papel del estado y con
objetivos precisos:

*atenuar los impactos de la industrialización y la urbanización

*disminuir el déficit habitacional

*trabar el alza de los alquileres

*mejorar el nivel de vida de los sectores mas bajos de la población e integrar estos sectores al
quehacer nacional

El organismo desarrolla una doble tarea: de codificación, y de reconocimiento y control.

En el primer caso el propósito es ampliar el radio de acción de la legislación laboral, que


comprende ahora a los trabajadores industriales.
Para los sindicatos nuevos, la influencia estatal se convierte en la base de su creciente poder;
un poder subordinado a las exigencias estatales por la dependencia que de él mantiene.

En materia de reconocimiento y control, la organización obrera recibe un notable impulso


basado en el paternalismo gubernamental, que se expresa, por ejemplo, en aumentos
generales de salarios y a través de la legislación que regula la constitución y funcionamiento de
las asociaciones profesionales. La asociación profesional puede constituirse libremente, sin
necesidad de contar con la autorización previa del gobierno, siempre que su objetivo no atente
contra la moral, las leyes y las instituciones fundamentales pero debe inscribirse en la
Secretaría de Trabajo y Previsión. Esta actúa como organismo de control sobre las actividades
generales que desarrollan los mismos. Tiene facultades para disolver cualquier sindicato
disidente.

El combate al desempleo forma parte de las preocupaciones esenciales de esta administración.


El aumento de la ocupación se vincula estrechamente al aumento del gasto público con la
transferencia de trabajadores al sector servicios, que alimenta una creciente burocracia
estatal.

Más allá de la legislación vigente sobre seguridad social, la tarea principal la desempeña desde
1948 la fundación de ayuda social “María Eva Duarte de Perón” ente privado que se sostiene
con aportes cegetistas, fondos del estado y donaciones particulares. Esta fundación afirma la
fidelidad de amplios sectores bajos de la sociedad a favor del peronismo y su líder.

En materia de organización y política el sindicalismo peronista reconoce dos períodos


perfectamente diferenciados. Una primera etapa, entre 1946 y 1950, es de expansión y
consolidación gremial, dominada por el Estado. Entre 1951 y 1955, los rasgos sustantivos del
sindicalismo argentino se enlazan con la incorporación cegetista al movimiento justicialista y el
control monolítico ejercido por el Estado sobre los sindicatos.

El gobierno surgido del golpe del 4 de junio de 1943, preocupado por la posibilidad del uso de
la huelga general como instrumento de confrontación contra el accionar estatal, dispone la
intervención en las dos centrales obreras existentes, para promover la composición de una
Comisión Pro Unidad Sindical. Todo el esfuerzo se pone en encauzar el movimiento obrero de
acuerdo con las directivas del Estado.

La acción del gobierno se despliega en dos frentes: sobre los dirigentes obreros, que
flexibilizan su conexión con los representantes del gobierno, y sobre los trabajadores, a
quienes se les otorga el carácter de actores en la renovación.

Se desenvuelve sobre estas bases, entre 1943 y 1948 un activo proceso de transformación en
la estructura gremial, que se plasma parcialmente con la constitución en 1945 de una sola
confederación general del trabajo.

Los sucesos del 17 de octubre de 1945, cuando la CGT no puede controlar a sus bases,
precipitan una definición sobre la conducción y orientación del movimiento obrero.

En 1947 la CGT se presenta como un organismo que actúa en abierta colaboración con el
gobierno de Perón.

En abril de 1951, en medio de la burocratización de los sindicatos, la CGT celebra su congreso


General Extraordinario, donde se impone a los gremios el conformismo ideológico. Se confirma
la naturaleza colaboracionista de la central obrera y su identidad con el peronismo se expresa
en la reforma del preámbulo de su Carta Orgánica. Adopta entonces la doctrina peronista y se
constituye en ejecutora y depositaria de sus postulados. Mientras el gobierno peronista
presenta perfiles cada vez más autoritarios, los sindicatos adoptan posiciones de lealtad. La
CGT pasa a formar parte del Partido Peronista como su rama más importante y pierde
autonomía. Los sindicatos son usados entonces como respaldo gubernamental, en momentos
de crisis se acrecienta la participación cegetista en actos políticos y sus miembros alcanzan
mayor presencia en los organismos parlamentarios.

La CGT pierde terreno en el campo sindical, para asegurar las conquistas sociales obtenidas. Se
aproxima al gobierno y se distancia de las bases. La relación entre estado peronista y
sindicatos se hace cada vez más monolítica y autoritaria.

Después de 1949, con el acrecentamiento de las dificultades económico-financieras, el


gobierno revisa su política social y salarial. La CGT tiene que optar entre alinearse junto al
gobierno o dar satisfacción a las necesidades de los gremios que representa.

La desilusión de los sectores obreros con el régimen no es sinónimo de desilusión con Perón.
Mientras la CGT pierde su poder combativo y se orienta hacia la política al transformarse en
una de las ramas del movimiento peronista, los trabajadores se enfrentan con sus
organizaciones cuando éstas pierden su poder de combate para acrecentar las conquistas
sociales. A ellas son a las que culpan de los ajustes que el estado peronista exige.

A pesar de haberles concedido el voto en 1947, las mujeres ocupan para el peronismo un
papel fundamental en la familia y sólo se las concibe colaborando con la economía domestica a
través del trabajo domiciliario, pero no se alienta el trabajo fabril.

5. El “cambio de rumbo” y la “vuelta al campo”

A partir de 1949,en medio de un proceso inflacionario creciente, en momentos en que el IAPI


pasa por una difícil situación financiera, revierte sus funciones originarias y pasa a subsidiar
prioritariamente a frigoríficos extranjeros, molinos harineros, refinerías de aceite, producción
de maquinaria agrícola, hacendados y consignatarios. Se refuerzan los préstamos destinados a
las manufacturas del cuero, la maquinaria agrícola, el transporte automotor de pasajeros y de
carga y la producción forestal, como un síntoma de “la vuelta al campo”.

La economía argentina de los años cincuenta se contrae frente a los cambios coyunturales
externos e internos. Los reajustes financieros promueven la inflación. La mirada de la
dirigencia nacional se dirige al campo.

El Segundo Plan Quinquenal (1953-1957) consolida esa renovada política agraria, con el
fomento de una mayor y mejor producción en relación con el mercado interno y los saldos
exportables(mejora de los precios), el anunciado fomento a la colonización y el
reordenamiento en el uso de la tierra, el crédito, la mecanización de las unidades de
producción, la tipificación de los granos, el impulso al cooperativismo para reducir los costos
de intermediación y la implantación de un sistema impositivo que promueve una explotación
racional del suelo.
6. La “tercera posición”, el sistema de Bretton Woods y las inversiones del capital externo

Hacia 1949-1950, las condiciones internacionales cambian: el descenso de los precios agrícolas
mundiales ante las abundantes cosechas de Europa, Canadá y Estados Unidos. La inflación,
pone en jaque a la economía argentina. El plan económico peronista muestra sus limitaciones.
Los sectores agrarios aprovechan la coyuntura y endurecen sus reclamos frente al gobierno. La
caída de los precios agrícolas en el mercado mundial reduce los altos beneficios obtenidos por
el IAPI. El estado revisa la singular “tercera posición” (acción de gobierno no se basa ni en la
abstención total, ni en la intervención total, sino que se basa en la conducción de las
actividades sociales, económicas y políticas del Pueblo)

El cierre de la economía ya no se sostiene y la política gubernamental toma perfiles más


liberales.

En 1950 un consorcio de bancos de nuestro país celebra un empréstito por 125 millones de
dólares con el Export Import Bank de Washington. Es contraído para cubrir pagos atrasados de
nuestro país con los importadores de los Estados Unidos.

El segundo plan quinquenal se basa en tres principios básicos: organización, planificación y


racionalización para desarrollar las fuentes de energía, la industria pesada y fomentar la
producción de materias primas en el país, limitando el consumo nacional y estimulando las
fuerzas productivas básicas de mayor capacidad de rendimiento. A esta reformulación política
se añade la sanción, en 1953, de la ley 14.222 de inversiones extranjeras “orientadas” que
modifica las condiciones para la inversión de capitales externos, equiparándolos a los
nacionales y sumando su aporte al ahorro nacional para invertir. La planificación y la
legislación dan muestras del propósito de crear condiciones favorables para la inversión
externa.

A esta propuesta se suma, en 1955, la firma de los contratos con la Standard Oil de los Estados
Unidos de América del Norte, para explotar parte del petróleo nacional

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