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Magaña, Menéndez y Ramírez.

Ideología, género y subjetividad

Introducción

El actual cuerpo disciplinar de la psicología poseería un sesgo “cientificista” y “objetivista”,


lo que la alejaría de la reflexión sobre los sujetos. La psicología es un ejercicio disciplinar que, si bien
vende un discurso “científico” y objetivo, desprovisto de política, es por el contrario una disciplina
política y situada.

El hombre de hoy desprovisto de grandes relatos (psicoanálisis y marxismo) dejaron al


sujeto huérfano, por lo que la psicología también se oscurece.

El hombre de hoy emerge en la subjetividad. Esto ya no puede ser abordado desde un


enfoque cientificista y objetivista por lo que debería seguirse líneas de posestructuralismo y
deconstruccionistas sugeridas por teoría crítica en la dialéctica negativa postulada por Adorno.

Se plantea aquí por consiguiente que en la subjetividad hay un nuevo lugar para develar el
discurso ideológico.

En la época actual las instituciones de la modernidad influyen en las formas de constitución


social de significados y la subjetividad del sujeto, por ende, en aspectos identitarios y prácticas de
la vida cotidiana. Thompson, define ideología como sistema de prácticas y representaciones que
sustentan y reproducen relaciones sociales de opresión y dominación. Por ej.: el sexismo, el racismo,
el género, etc. Se puede inferir a partir de las relaciones de género y subjetividad, algunos aspectos
de la ideología.

Esto alude a la escisión de los afectos y el daño subjetivo que realiza la modernidad. Naffah
Neto dice que se debe relacionar la subjetividad con el espacio interior, vacío, morada de
experiencias de vida, percepciones, sentimientos, fantasías que necesariamente son registrados
territorios de expresión.

El desarrollo humano como lo sistematiza el programa de naciones unidas para el desarrollo


se liga a la noción de subjetividad y se debe analizar en conjunto con la familia, la sexualidad, la
violencia, las relaciones de poder, etc. Como tema de interés social ha nacido la relación entre los
desafíos que enfrentan los países y las personas en la superación de la desigualdad, al desarrollo de
la calidad de vida y su institucionalización en políticas públicas. Esto sustenta las necesidades más
allá de lo material, incorporando el desarrollo en las nociones ideológicas y subjetivas en relación
con los significados, sentidos y propósitos de vida.

La preocupación actual del desarrollo humano está enfocada en estudiar y analizar a


mujeres y condiciones de desarrollo y subjetividad que las involucran. El género como categoría
explicativa de construcción social, ideológica y simbólica de la diferencia entre hombres y mujeres
en base al sexo para poder comprender la subjetividad.

La psicología en sus comienzos tomaba las nociones de género, pero posterior a los años 60
fue ocultándose. Es necesario retomar la noción de género para poder entender la subjetividad
actual.
El cine tiene un foco central dentro de las representaciones sociales (Moscovici), puesto que
entre la subjetividad personal y la intersubjetividad social se articulan varias expresiones sociales de
la ideología y el género. El cine es un depositario de material importante y se convierte en un
articulador importante en la construcción social del género.

Se busca con el texto hacer un análisis del informe de desarrollo humano en Chile y la
película chilena: La buena vida.

Método

El estudio busca relevar la subjetividad singularizada por la condición de género en la


relación con los procesos de individuación propios del contexto chileno de modernización. Se
utilizarán metodologías cuanti-cuali.

La perspectiva cuantitativa del IDH nos aproxima al objeto en forma deductiva,


caracterizando a sus representaciones desde datos de su realidad. Por su parte, la perspectiva
cualitativa nos proporciona una visión inductiva y descriptiva, que nos exige estudiar el
fenómeno donde éste se representa (el cine), poniendo atención a los procesos subjetivos de
los mismos.

Antecedentes contextuales

I. Ideología y representaciones del género desde el IDH (informe de desarrollo humano)


2010 en Chile

El último informe de desarrollo humano se ha centrado en las relaciones entre hombres y


mujeres. Se sistematiza al género como atribución social de identidades, significados, poderes,
funciones y expectativas referidas al cuerpo, sexo y condición social, abriendo condición femenina
a realidades ideológicas, simbólicas y subjetivas.

A pesar de los avances respecto a las oportunidades de las mujeres en leyes políticas de
igualdad de género en la sociedad, existen obstáculos de representación subjetiva.

El informe muestra la distancia entre el índice de desarrollo humano relativo al género


(disparidad de desarrollo entre sexos) y el índice de desarrollo humano (calidad de vida) se ha
reducido en un 95%; esto sin embargo no refleja la percepción desde la condición subjetiva de
género. (Yo entiendo que este párrafo quiere decir que ahora no hay casi nada de diferencia de
calidad de vida entre hombres y mujeres según la estadística, pero que esto en la práctica no se
siente así).

En relación con la subjetividad los indicadores dan cuenta de que, si bien existen
cambios para la mayoría de la población, persiste una consistente percepción sobre la
necesidad de superar desigualdades de género y una importante influencia de éste en la
realización de vida. Otros datos reflejan la relativa distancia entre su igualdad valorada y la
efectivamente vivida.

Indicadores subjetivos como autonomía personal, confianza en sí mismo y realización


personal tampoco son indiferentes a los sesgos de género y esto cambia en relación con la
condición de las mujeres en el ámbito público o privado y laboral. Existen diferencias en sus
respuestas si poseen un empleo remunerado (realización si lo hacen). La escasa diferencia
entre el índice de desarrollo de género y el de desarrollo humano hace necesario un análisis
de fuentes cualitativas.
En chile en cada hombre y mujer hay un vínculo en la imagen que porta sobre sus
identidades y roles y la forma en que despliega sus relaciones. Esto demuestra que se siguen
subjetivando las desigualdades.

II. Ideología y representaciones del género en un texto cinematográfico

El cine es crucial para entender el mundo de hoy, puesto que muestra dimensiones
humanas que se escapan de la cotidianeidad. El cine es una ventana abierta a la sociedad y
a la subjetividad. El lente del cine muestra modelos identitarios, ideológicos, objetos de
sublimación social, modos de vivir, hacer y pensar. Esto da a pensar que los textos
cinematográficos pueden otorgar sentido o invisibilizar el sin sentido de los relatos de género,
tal y como se inscriben en la vida de las mujeres.

La buena vida (película), adquiere valor al plasmar las formas singulares en que se
inscriben los conflictos y particularidades de las condiciones de subjetivación y desarrollo que
operan en la vida del Chile actual. Transmite una aproximación escéptica sobre el devenir de
las mujeres en momentos vitales, armados ideológicamente, la forma en que se inscriben y
someten en relaciones de género asignadas por la desigualdad de posibilidades de desarrollo,
y por los constantes ocultamientos del malestar subjetivo asociado a ello.

Se invita a ver la cotidianeidad de vidas urbanas y se refleja la realidad desde la


subjetividad, describiendo el tránsito público/privado y su reflejo en desasosiegos de la
sensación de impropiedad vital.

La ausencia de relaciones entre los personajes, el vacío y los vínculos estériles,


reflejan el abandono moral de la sociedad, siendo las protagonistas femeninas las que nutren
la subjetividad.

Teresa (personaje principal) es una mujer asediada por representaciones que dan
cuerpo a su identidad, que articulan la internalización de formas determinadas por el género
de vivir su femineidad. Mujer profesional, psicóloga y económicamente independiente, sigue
los pasos de un hombre lejano y displicente en quien no encuentra validación que otorgue
legitimidad a aquellas dimensiones de su ser autónomo que busca reafirmar. Transita
espacios comunes portando la angustia de su soledad y cierta extrañeza vital.

Paula, hija adolescente embarazada, señala a su madre (Teresa), con la indiferencia


marcada por la ausencia de historia en su novela “La Buena Vida”, el carácter fragmentario
de proyectos vitales tensionados constantemente por la imposibilidad de su consolidación.

Leonor, la anciana viuda, se atribuye ser la encargada de renovar en la memoria del


hijo adulto la figura del padre muerto, hace ya varios años, con la cual busca generar una
narración que provea de consistencia a la vida vivida, y poder decir al final del recorrido que
esta fue buena.

Paula y Leonor se sitúan al contrario de Teresa, quien es en lo público independiente


económicamente y tiene mayor capital social. En las tres mujeres la subjetividad es
interpelada por vínculos y significados que se dan a sí mismas.

Teresa sufre por su vulnerabilidad ante lo masculino. Su subjetividad está condenada


a la impropiedad, puesto que en las representaciones de género actuales a las mujeres se
les prohíben cosas. Sufren en el reconocimiento de sufrir.

Paula no quiere silencia su conflicto. Esto habita espacios postergados en su relación


con los padres.
Leonor, aunque vive una relación imaginaria con su marido muerto, deposita en su
hijo el sentido de triunfo o fracaso. Enfrenta constantemente rehacer sus ideales entorno a
su esposo.

Paula dice que las mujeres de Wood (asumo que es el pueblo) no tienen historias
propias y están ancladas al pasado.

Discusión y conclusión

Se reconoce la interacción entre lo social y lo psicológico en la dimensión de género.


La representación alcanzada no solo depende de condiciones materiales, sino también de las
internas (autovaloración, motivaciones, significados). El núcleo central de la estructura
subjetiva está marcado por las aspiraciones y los logros que se alcanzan.

Hay diferencia entre la vivencia de la subjetividad del hombre y de la mujer en lo


público y lo privado. Cuando se van perdiendo los referentes sobre ciertos géneros, los
individuos comienzan a diseñar proyectos de vida en ausencia de discursos ideológicos de lo
femenino y lo masculino.

Los procesos de individuación dan cuenta del grado de autonomía con que las
personas generan proyectos de vida, en relación con lo público y lo privado, respecto a los
mandatos de género.

En el filme se puede considerar la subjetividad de las mujeres como resultado de la


valoración afectiva del grado de éxito o fracaso de sus proyectos de vida. Los personajes se
presentan desde relativa estabilidad, sin embargo, Paula, Teresa y Leonor tienen un campo
de cuestionamiento respecto a la complejidad de los conflictos del desarrollo. Se visibiliza
aquella dimensión de malestar femenino que tienen las condiciones objetivas del género.

El proceso de individuación que acompaña a la modernización de la sociedad es un


factor. Las personas diseñan su proyecto de vida en función de sus selecciones y no mandatos
ideológicos. El índice de individuación del PNUD (programa de las naciones unidas para el
desarrollo) se puede remitir al tránsito entre lo público y lo privado. Se hace necesario un
abordaje que reconozca el espacio de la subjetividad como lugar donde el cuerpo toma
representaciones de género y las formas en que son vividas como proceso de individuación.

Los índices de poder subjetivo e individuación dan cuenta de la dimensión estadística


pero no de la subjetivación en la modernidad para diferenciarse como hombre o mujer.

La autonomía y la generación de encuadres vitales para un desarrollo humano integral


son factores determinados a nivel ideológico en la cultura. El desarrollo es atravesado por el
género puesto que esto permite visualizar al otro para realizar encuadres vitales.

La noción de poder subjetivo (Percepción de la capacidad de cada persona de ejercer


decisiones relativas al logro de proyectos acordes a sus deseos y posibilidades de desarrollo),
revela la instalación de la subjetividad femenina a través de la representación del género,
graficada por la dificultad para dar sentido a las propias experiencias, lo que genera mujeres
con sensación de desasosiego o en un campo de incertidumbre.

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