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PERULACTEA GANADERÍA

CURSO EN LÍNEA
“CIRUGÍA PRÁCTICA DEL
TRACTO REPRODUCTOR DE
LA HEMBRA BOVINA”

COORDINADOR: MV. CHRISTIAN GONZALES.


PROFESORES: MVZ IRMA TOVAR Y MVZ. RAFAEL ORDÓÑEZ

9 DE MAYO AL 28 DE JUNIO DE 2013


Cirugía Práctica del Tracto reproductor de la Hembra Bovina
Irma Tovar Corona y Rafael Ordoñez Medina

I. PRINCIPIOS DE LA CIRUGÍA DE CAMPO EN BOVINOS

1. Cuidados preoperatorios

Los siguientes cuidados preoperatorios deberán seguirse con el mayor cuidado:

 Examen clínico

En la práctica diaria, el clínico veterinario tiene que tomar decisiones de manera rápida para atender
a un bovino enfermo o a un hato, por lo que es importante que se apoye en su experiencia profesional
así como en los procedimientos propedéuticos y en algunos instrumentos como el estetoscopio,
termómetro y tiras reactivas para medir el pH y cuerpos cetónicos.

El examen clínico se practica con el fin de llegar a un diagnóstico, establecer el pronóstico productivo
y proponer una alternativa de tratamiento, además de realizar una evaluación preoperatoria. Consiste
de las siguientes acciones:

a) Elaboración de la historia clínica

En la historia clínica se toma en cuenta la raza, sexo, edad, peso, alojamiento, etcétera. También
considera la anamnesis para que el propietario o personal que se encuentra al cuidado de los
animales proporcionen algunos datos acerca del curso de la enfermedad y tratamientos previos, así
como la disponibilidad para que lleven a cabo el tratamiento con las indicaciones que reciban del
veterinario.

b) Realización del examen físico incluyendo la observación del ambiente que rodea al bovino

Esta se realiza de manera rápida y en ocasiones de manera simultánea con la anamnesis. Debe
observarse la actitud, condición corporal, conformación y temperamento del animal. Además se
presta atención a las instalaciones, alimentación y densidad de población.

Se mide la temperatura rectal y el pulso a través de la palpación de la arteria coccígea. También se


inspeccionan la piel, los ojos, las venas yugulares, los ganglios linfáticos, las mucosas, las heces, el tipo
de respiración y la silueta abdominal. La auscultación de los pulmones y corazón se practica en ambos
lados del tórax.

La pared abdominal izquierda se ausculta para determinar la intensidad y frecuencia de los


movimientos ruminales. También se practica la percusión y la sucusión, acompañadas de la
auscultación de ambos lados del abdomen para detectar alguna patología en los órganos
abdominales.

La palpación de la glándula mamaria, así como el examen de su secreción, tienen importancia en las
vacas lecheras.

En los animales adultos se practica la palpación rectal para examinar los órganos genitales, saco
dorsal del rumen, riñón izquierdo, ganglios linfáticos iliacos internos, vejiga, colon proximal y estructuras
óseas de la pelvis. También permite determinar el estado fisiológico del tracto reproductor de las
hembras.

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c) Toma de muestras

En caso necesario se toman muestras de orina y sangre para hacer examen general de orina,
biometría hemática, química sanguínea y serología.

d) Otras pruebas diagnósticas como la ecografía, la endoscopia y la laparoscopia pueden ser


utilizadas.

 Evaluación preoperatoria

Antes de efectuar la sedación y anestesia, es necesario realizar el examen clínico del aparato
cardiovascular y respiratorio, para descartar cualquier anomalía que pueda poner en riesgo al acto
quirúrgico por efecto de los sedantes y anestésicos, especialmente durante el período trans y
posoperatorio, ya que estos agentes pueden provocar depresión respiratoria y cardíaca. Si no se trata
de una cirugía de emergencia deberá posponerse el acto quirúrgico para tratar el cuadro respiratorio.

Asimismo, es necesario evaluar el estado de salud de la glándula mamaria, ya que éste se encuentra
directamente relacionado con el pronóstico productivo de la vaca.

El sedante actúa mejor cuando el animal está en un ambiente tranquilo. Si el animal tiende a adoptar
la recumbencia por efecto del cansancio o por maniobras que han practicado empíricos,
particularmente cuando han tratado de resolver un parto distócico, es conveniente obviar el uso de
sedantes si se desea mantener al animal de pie durante la cirugía; como alternativa se pueden utilizar
los analgésicos para bloquear el dolor.

Es muy importante verificar que el animal haya sido ayunado para practicar una cirugía en decúbito
para evitar el riesgo de broncoaspiración posvómito o al menos para que el tracto digestivo no esté
repleto y permita una mejor manipulación en el período transoperatorio de una cirugía abdominal.

 Preparación del local

El sitio donde se realizará la cirugía debe ser un lugar aislado, amplio, de preferencia sin contaminación
por ruidos o polvo, libre de distractores para el paciente y/o quienes intervendrán durante el acto
quirúrgico y, de ser posible, que cuente con energía eléctrica y agua potable.

El piso debe ser antiderrapante y estar libre de objetos que puedan lesionar al paciente. Cuando se
practican cirugías con el animal derribado se colocará una cama de paja o arena que evite se
produzcan lesiones.

 Ayuno

Aunque la mayoría de las técnicas quirúrgicas se practican con el paciente de pie, cuando la cirugía
no es de urgencia es recomendable realizar un ayuno de 12 horas para no encontrar repletos a los
compartimentos gástricos durante el período transoperatorio. Esta medida es indispensable si la
intervención ha de practicarse en decúbito dorsal o lateral, ya que evitará que debido a la posición y
el uso de sedantes, se produzca el vómito que puede ocasionar a la muerte por broncoaspiración.

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 Sujeción del paciente

Si la intervención se va a realizar con el paciente de pie, deberá aplicarse un bozal y/o nariguero que
será sostenido por un ayudante. Si el animal es agresivo, será necesario utilizar una manga de manejo
o administrar un tranquilizante. Cuando éste se aplica en dosis hipnótica, a los pocos minutos se echan,
por lo que se debe esperar, evitando la maniobra de derribo.

Los miembros torácicos y pélvicos se inmovilizan con cuerdas independientes, las cuales deberán
fijarse a una base sólida, hasta que el paciente quede colocado en decúbito dorsal o lateral, según lo
requiera la intervención que va a efectuarse. Si se va a intervenir un pie, hay que dejarlo sin amarrar,
recomendándose entonces la aplicación de anestesia epidural alta, evitando así los forcejeos del
animal durante la cirugía.
Al colocar el paciente en decúbito dorsal la cabeza se dirigirá lateralmente de tal forma que la saliva
o el líquido ruminal puedan fluir hacia el exterior previniendo así la broncoaspiración.

Sujeción de la cabeza con bozal. Sujeción de la cabeza con nariguero.

Si la cirugía ha de realizarse con el animal de pie, hay que prever que éste puede adoptar la
recumbencia durante el período transoperatorio debido al efecto del sedante o por agotamiento, por
lo que deberá impedirse que se eche sobre la herida, ya sea sujetando a los animales de manera que
no puedan echarse o aislando con sábanas de plástico esterilizadas antes de que el animal caiga
para evitar la contaminación de la herida o las vísceras.

Debe colocarse un pial que sujete las patas para evitar algún golpe al cirujano o a sus ayudantes.

Es recomendable amarrar la cola del animal a una pierna para impedir que ensucie el área quirúrgica
con algún movimiento de la misma. A los animales muy nerviosos es necesario taparles los ojos con un
paño, así se tornarán más tranquilos.

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Manga de manejo y sujeción de la cabeza con la argolla nasal.

Manga de manejo con cuellera.

Colocación de pial en los miembros pélvicos.

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 Tricotomía y lavado de la piel

En caso necesario, se bañarán los pacientes unas horas antes de la cirugía.

Se recomienda hacer la tricotomía con máquina eléctrica (Oster con peine 40), ya que así no se irrita
la piel. Cuando no se cuenta con energía eléctrica, se puede utilizar una navaja de rasurar con o sin
rastrillo.

Tricotomía con máquina eléctrica.

Tricotomía con hoja de rasurar.

La tricotomía tiene que abarcar una superficie tres veces mayor al área de la incisión. La piel se lava
con jabón quirúrgico o neutro. Es necesario señalar que se debe lavar del centro hacia la periferia, de
preferencia con un cepillo durante tres minutos y retirar completamente el jabón con agua limpia.

Es necesario el lavado cuidadoso de las manos y brazos con jabón quirúrgico, así como el cepillado de
las uñas del cirujano y sus ayudantes. A menudo se recurre al apoyo de ayudantes improvisados,
entonces debe instruírseles en el lavado quirúrgico de las manos y la importancia de tener las uñas
cortas.

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 Instrumental, guantes quirúrgicos y materiales de sutura estériles

En una intervención quirúrgica, las probabilidades de infección están en relación directa con la
cantidad de gérmenes que puedan contaminar el campo operatorio y la virulencia de éstos.

La aplicación de técnicas para destruir a los microorganismos que pueden causar la contaminación
del área quirúrgica ha permitido evitar las infecciones posoperatorias. Los procedimientos de
esterilización del instrumental de cirugía general, y especial así como el uso correcto de desinfectantes
y antisépticos, desempeñan un papel muy importante en la prevención de las infecciones.

Instrumental de cirugía general: tijeras de mayo y de Metzenbaum; pinzas de Kelly rectas y curvas, pinzas de
disección, porta agujas de mayo y automático, mango de bisturí y pinzas de Allis.

Instrumental de cirugía general: Agujas semicurvas de sutura.

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Instrumental de cirugía especial: lazo obstétrico, cadenas obstétricas


con jaladeras, ganchos orbitarios y gancho de doble presión.

Instrumental de cirugía especial: pasa sierra, fetotomo con sierra de alambre y cuchillas.

La esterilización destruye a los gérmenes mediante procesos físicos o químicos. Un instrumento estéril no
posee ningún microorganismo vivo. Los antisépticos son sustancias que impiden el desarrollo de los
microorganismos o los exterminan; el término designa especialmente a los preparados que se aplican
a los tejidos vivos. Los agentes químicos que pueden utilizarse para destruir los microorganismos se
conocen como germicidas.

Las técnicas de esterilización se clasifican en dos grupos: físicas y químicas.

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Para esterilizar el instrumental de cirugía general de manera fácil, puede utilizarse un horno eléctrico o
de gas o sometiéndolo a la ebullición. El instrumental de corte y de cirugía especial deberá sumergirse
en antiséptico.

Las siguientes precauciones serán necesarias para obtener buenos resultados.

1. Con calor seco se requiere de las siguientes precauciones para tener una correcta esterilización:

 Mantener los siguientes tiempos: 170°C, 45 minutos; 160°C, 120 min.


 El instrumental deberá estar libre de materia orgánica.

2. Con calor húmedo se requiere de las siguientes indicaciones:

 El objeto que se va a esterilizar debe estar limpio y sumergido de manera total en el agua en
ebullición desde el principio hasta el final, durante 10 minutos; aunque debe considerarse que al estar
a más de 300 msnm, el agua hierve a menor temperatura.

La desinfección química puede lograrse mediante el empleo de germicidas: los agentes tensioactivos
y los agentes halogenados.

Los agentes tensioactivos más enérgicos de este grupo son los cuaternarios de amonio, son
bactericidas a baja concentración para destruir gran variedad de bacterias grampositivas y
gramnegativas, así como ciertos virus y hongos. Tienen la propiedad de desnaturalizar las proteínas al
inhibir la respiración bacteriana, además de que disminuyen la tensión superficial de los líquidos con el
consiguiente cambio en la permeabilidad de la membrana plasmática. Están indicados para
aplicaciones en piel y mucosas y como desinfectantes del material quirúrgico. Tienen las siguientes
ventajas:

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 En concentración eficaz son poco irritantes.
 Su acción se inicia rápidamente.
 Su toxicidad es muy baja.

Es necesario considerar que la actividad de estos antisépticos locales se neutraliza con jabones,
componentes tisulares y pus. Para la desinfección preoperatoria de la piel sana se recomienda la
tintura de benzalconio al 1: 1000.

De los compuestos halogenados pueden emplearse el cloro y el yodo; son bactericidas por su acción
oxidante, son baratos, seguros y poco tóxicos. Cuando se mezcla el yodo con disolventes o portadores
que lo mantengan en solución se llaman yodóforos, como el yoduro de povidona, que está formado
por yodo polímero polivinil pirrolidona, para usos generales de antisepsia, pues al ponerse el
compuesto en contacto con la piel, el yodo se libera lentamente y no provoca sequedad en la piel ni
la sensación irritante que comúnmente se presenta después de la aplicación de la tintura alcohólica
de yodo.

Es necesario utilizar guantes quirúrgicos estériles para reducir las infecciones del campo operatorio,
además de brindar una protección a las manos del cirujano . No deberán ponerse en contacto con
materiales o áreas corporales del paciente que no se encuentren estériles.

Guantes de cirujano estériles.

 Antisepsia del área quirúrgica

Los antisépticos impiden el desarrollo de los microorganismos o los exterminan y se aplican a los tejidos
vivos. La actividad de estos antisépticos locales se neutraliza con jabones, componentes tisulares y pus.
Para la desinfección preoperatoria de la piel intacta se recomienda la tintura de benzalconio,
yodóforos y los compuestos clorinados.

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Antisepsia de la piel.

2. Sedación y anestesia disociativa. Antídotos y analépticos.

La sedación es un estado de quietud mental, sin inducción de sueño ni ansiedad. Es un recurso común
para el médico veterinario cuando tiene dificultades para tratar animales nerviosos o agresivos,
facilitando cualquier tipo de manejo o intervenciones quirúrgicas.

Los sedantes disminuyen la excitabilidad y la motricidad, sin afectar demasiado la conciencia o la


sensibilidad dolorosa. El paciente se torna más tranquilo, somnoliento y sin interés por lo que le rodea.

También potencian el efecto de los anestésicos reduciendo el riesgo de toxicidad, pueden disminuir de
manera moderada la presión arterial y tener algunos efectos colaterales indeseables como afectación
de las funciones vegetativas, acción adrenalítica y anticolinérgica, hipotermia, temblores musculares y
en animales viejos o enfermos puede inducir hipotensión arterial, fibrilación ventricular y muerte por
shock.

 Derivados de la fenotiazina

Algunos sedantes utilizados en esta especie pertenecen al grupo de los derivados de la fenotiazina,
cuyo efecto tranquilizante se debe a su acción antagonista de la dopamina, neurotransmisor de
estructura catecolamínica con actividad inhibidora en el cerebro. En este grupo se encuentran la
acepromazina y la propiopromazina.

Acepromazina. Deprime el sistema de activación reticular que se encarga de controlar la temperatura


corporal, el metabolismo basal, la emesis, el tono vasomotor, el balance hormonal y el estado de
alerta. También tiene efectos anticolinérgico, antiepasmódico, hipotérmico y antiarrítmico. La
acepromazina no tiene efecto analgésico.

La sedación se presenta 10 a 15 minutos después de la aplicación y se prolonga por un período de una


a dos horas. Su efecto se manifiesta por somnolencia, protrusión del tercer párpado, así como caída
del párpado superior, orejas y belfo inferior.

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Pueden presentarse efectos colaterales como vasodilatación periférica, hipotensión, hipotermia,
depresión de los reflejos condicionados y protrusión prolongada del pene por parálisis de su músculo
retractor.

En animales desparasitados con organofosforados no se deberá utilizar la acepromazina dentro de los


treinta días siguientes, porque se puede potencializar el efecto de este sedante.

La dosis es de 0.02 a 0.05 mg/kg por vía intravenosa lenta, ó 0.05 a 0.1 mg/kg por vía intramuscular. Esta
última vía de administración puede ocasionar dolor en el sitio de la inyección.

 Agonistas α2 adrenérgicos

Los derivados agonistas α2 adrenérgicos como la xilacina y la detomidina producen cambios en el


voltaje transmembrana y en la excitabilidad neuronal.

Xilacina. Es el sedante más utilizado, produce diversos efectos que van desde la sedación ligera hasta
la narcosis, dependiendo de la dosis y la vía de administración. Los bovinos son extremadamente
sensibles a la xilacina en comparación con otras especies, ya que requieren la décima parte de la
dosis para obtener el mismo efecto que en equinos, caninos o felinos.
Se puede aplicar por vía intramuscular, intravenosa o epidural. La dosis recomendada es de 0.05 – 0.3
mg/kg por vía intramuscular ó 0.01 – 0.2 mg/kg por vía intravenosa. Por vía epidural la dosis es de 0.05 –
0.1 mg/kg pudiendo mezclarse con la lidocaína, se recomienda adicionar solución salina fisiológica
hasta completar 5 ml cuando se emplea sola. Cuando se requiere trabajar con el bovino de pie es
preferible la vía intramuscular administrando dosis bajas. Las dosis elevadas aplicadas por vía
intravenosa se utilizan para que el animal adopte la recumbencia y se puedan realizar cirugías en
decúbito lateral o dorsal. El efecto se presenta 10 a 15 minutos después de la aplicación intramuscular
o de inmediato si se aplica por vía intravenosa. La duración promedio de su efecto es de 2 a 3 horas.

Dosificación de la xilacina

Indicación Posición del Efecto Dosis


animal
Sedación Relajación Analgesia IM IV
muscular mg/kg mg/kg
I. De pie XX X X 0.05 0.01 – .02
Sedación
ligera
II. Cirugía De pie XXX XXX XX 0.1 0.03 – .05
menor

III. Recumbencia XXXX XXXX XXX 0.2 0.06 – 0.1


Cirugía
mayor

IV. Recumbencia
Cirugía XXXX XXXX XXXX 0.3 ---
mayor
(Es
riesgosa y
requiere de
ayuno
prolongado)

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Establecer la dosis ideal es difícil, especialmente cuando la recumbencia es indeseable, por lo que se
recomienda tomar en consideración el estado nutricional, temperamento y peso del animal, así como
evitar la vía de aplicación intravenosa.

La xilacina induce depresión progresiva del sistema nervioso central produciendo desde la sedación,
hasta la hipnosis, e incluso la inconsciencia cuando se administra en dosis elevadas. Posee
propiedades analgésicas e induce relajación muscular; deprime los mecanismos de termorregulación y
las funciones cardiovasculares causando bradicardia; puede estimular tanto al sistema nervioso
simpático como al parasimpático, pudiendo provocar contracciones uterinas, por lo que no se
recomienda emplearla en el último tercio de la gestación; también produce disminución de la
frecuencia respiratoria y cardíaca, temblores musculares, insensibilidad cutánea, diuresis y salivación.
Cuando se trabaja con el animal en recumbencia, la cabeza debe colocarse de manera que la saliva
pueda salir de la boca para evitar efectos colaterales como bronconeumonia pos regurgitación,
asociada a la relajación del cardias y dificultad respiratoria a consecuencia del meteorismo. En caso
de meteorismo, se colocará una sonda esofágica para permitir la salida del gas.

Al eliminarse la xilacina, lo primero que se recupera es la capacidad de incorporación seguida de la


sensibilidad cutánea y finalmente se normalizan las constantes fisiológicas. Los efectos colaterales más
comunes son la postración, meteorismo, hipersalivación, intranquilidad y aborto 24 a 72 horas después
de la aplicación.

En animales muy nerviosos o estresados el efecto puede no presentarse en el tiempo esperado, por lo
que deberá dejarse en un lugar tranquilo antes de realizar una segunda aplicación para evitar la sobre
dosis.

Para contrarrestar los efectos de la xilacina se pueden emplear fármacos antagonistas de ésta.

La xilacina no puede ser detectada en la leche después de 20 horas de ser aplicada.

Detomidina. Tiene efectos analgésicos además del efecto sedante. Los animales tratados permanecen
de pie luego de la inyección intravenosa. La dosis es de 20 – 60 µg/kg por vía intravenosa o
intramuscular. Dependiendo de la dosis ocasiona hipotermia moderada, bradicardia e hipotensión.
También puede ocasionar piloerección, sudoración, salivación, temblores musculares y prolapso del
pene. No provoca contracciones uterinas por lo que puede emplearse con seguridad en hembras
gestantes. La vida media de eliminación es de una hora y media. La droga no puede ser detectada
en leche después de la aplicación.

 Anestesia disociativa

Clorhidrato de ketamina. Es un anestésico general disociativo de la familia de las fenciclidinas, con


actividad analgésica y que produce depresión cardiopulmonar. En el cerebro inhibe al ácido gama
amino butírico (GABA) y bloquea a la serotonina, norepinefrina y dopamina. Deprime el sistema
talamoneocortical y activa al sistema límbico. No suprime los reflejos corneales, laríngeos o podales. No
ocasiona relajación muscular.

La dosis anestésica de la ketamina es de 2.2 mg/kg. Cuando se aplica por vía intravenosa produce
recumbencia aproximadamente un minuto después de la administración, y la duración del efecto
anestésico es breve (aproximadamente 15 minutos), por lo que se emplea para realizar procedimientos
quirúrgicos de corta duración. En caso necesario se podrá aplicar la mitad de la dosis adicionalmente
para prolongar 10 minutos más su efecto.

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Las vías de aplicación intramuscular y subcutánea producen recumbencia de 3 a 10 minutos después
de la inyección y la duración del efecto anestésico es de 45 minutos, lo que permite realizar cirugías
más prolongadas.

Las dosis subanestésicas (0.05 a 1 mg/kg) aplicadas por vía subcutánea o intramuscular permiten
trabajar con el animal de pie, además de tener buen efecto analgésico durante un período corto de
tiempo. En caso necesario podrán aplicarse dosis adicionales para prolongar el tiempo del efecto.
Este anestésico se utiliza en combinación con la xilacina, la cual se aplica primero y cuando es
evidente la sedación se administra la ketamina.

Tiletamina. Es un anestésico químicamente relacionado con la ketamina, por lo que tiene un efecto
similar a ésta. El efecto se obtiene de manera rápida (1 a 7 minutos después de la inyección
intramuscular) y se prolonga de 30 a 60 minutos. Comercialmente se encuentra en combinación con el
zolazepam, sedante de la familia de las benzodiacepinas que produce relajación muscular. El efecto
de este es más prolongado que el de la tiletamina, por lo que los animales tratados permanecerán
sedados durante 1 a 5 horas.

La utilización de la combinación tiletamina-zolacepam está contraindicada en animales con


enfermedad cardíaca o pulmonar, así como en la cesárea, ya que atraviesa la barrera placentaria
produciendo depresión respiratoria en neonatos.

La tiletamina no suprime los reflejos palpebral, laríngeo, faríngeo y podal. Pueden observarse efectos
adversos como movimientos involuntarios, salivación, apnea, cianosis, hipotensión, edema pulmonar y
rigidez muscular.

La dosis es de 3.6 a 4 mg/kg por vía intramuscular.

 Antídotos

Antagonistas α2 adrenérgicos: yohimbina y tolazolina

Yohimbina y tolazolina. Bloquean los receptores α2 adrenérgicos; tienen una función importante en el
sistema nervioso central y periférico. La activación de estos receptores inhibe la actividad del sistema
nervioso simpático y origina disminución de la presión arterial. Cuando la yohimbina o la tolazolina los
bloquean, se incrementan los impulsos simpáticos y se potencia la descarga de noradrenalina desde
las terminaciones nerviosas, lo cual da lugar a la activación de los receptores α 1 y β1 en el corazón y
vasos periféricos, con el consecuente incremento de la presión arterial.

La yohimbina y la tolazolina pueden ser usadas para revertir los efectos de los agonistas α adrenérgicos
al finalizar el procedimiento quirúrgico para facilitar una recuperación más rápida y minimizar
complicaciones de una recumbencia prolongada como el meteorismo, neumonías mecánicas,
edema hipostático o lesiones por compresión nerviosa en animales pesados, además de que no deja
de ser inquietante para el propietario, quien anhela ver a su animal de pie rápidamente como prueba
fehaciente de recuperación. La dosis de la yohimbina es de 0.15 – 0.3 mg/Kg y de la tolazolina es de
0.5 – 2 mg/Kg. Si se trata de una emergencia se aplican por vía intravenosa. Por vía intramuscular su
efecto se presenta a los 10 minutos y por vía intravenosa a los 3 a 5 minutos. El efecto es de corta
duración así que en caso necesario se puede repetir la dosis.

Los efectos adversos de la yohimbina y la tolazolina son: excitación nerviosa, temblor muscular,
descarga nasal y lagrimal, piloerección, salivación e hiperemia de las mucosas.

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 Analépticos

Cuando se concluye una cirugía y el paciente aun se encuentra deprimido por efecto de la xilacina,
también se pueden utilizar sustancias analépticas que estimulen el centro respiratorio a nivel del
sistema nervioso central.

Clorhidrato de doxapram. Es un estimulante del sistema nervioso central en general y del centro
respiratorio en particular, por lo que provoca la recuperación del intercambio gaseoso. La dosis es de
0.5 - 1.5 mg/kg por vía intravenosa y su efecto se nota 2 minutos después de aplicarlo.

Los efectos adversos del doxapram son: hipertensión, arritmias e hiperventilación pudiendo llegar a la
alcalosis respiratoria.

Clorhidrato de heptaminol y diprofilina. En la combinación del clorhidrato de heptaminol con la


diprofilina, el primero estimula la respiración y aumenta el tono cardíaco, el segundo es un derivado de
la teofilina y tiene actividad analéptica al estimular la corteza central y el centro respiratorio. La dosis
es de 1 – 10 mg/kg de heptaminol y 1- 10 mg/kg de diprofilina por vía intravenosa.

Piribenzamina. Para contrarrestar el efecto depresor de los sedantes también podemos utilizar la
piribenzamina, antagonista que actúa en los receptores para la histamina H 1 que tiene un efecto
estimulante muy marcado. La dosis es de 0.75 mg/kg (en los bovinos adultos se recomienda una dosis
total de 20 ml) por vía intravenosa lenta. El efecto es inmediato, los animales postrados se reincorporan,
no tienden a postrarse de nuevo y la acción del tranquilizante no se ve afectada.

3. Anestesia local y regional.

La anestesia local y regional es segura, efectiva y permite realizar muchos procedimientos quirúrgicos
en el ganado bovino de manera profesional. Las técnicas anestésicas por lo general son sencillas y los
anestésicos locales se pueden adquirir con facilidad y a un costo razonable. Antes de realizar alguna
de las técnicas anestésicas es necesario sujetar al animal, el que casi siempre estará bajo el efecto de
un sedante. El sitio de aplicación del anestésico local deberá tener la piel sin pelo, lavada y
embrocada con un antiséptico.

El cirujano debe seleccionar y aplicar el método anestésico que elimine el dolor durante los períodos
operatorio y postoperatorio inmediato.

La lidocaína (xilocaína) y la procaína al 2% con o sin epinefrina son soluciones anestésicas que
permiten insensibilizar los tejidos que se manipularán durante el acto quirúrgico. Su efecto dura en
promedio dos horas. Son sustancias que actúan directamente sobre las terminaciones nerviosas,
produciendo pérdida localizada y transitoria de la sensibilidad y capacidad motriz del área inervada
por las estructuras nerviosas en cuya vecindad se aplica.

La lidocaína es tres veces más potente que la procaína y se difunde mejor en los tejidos.

La anestesia local se obtiene de varias formas:

 Anestesia local por infiltración

Es el método más común y consiste en inyectar el anestésico en el tejido subcutáneo y muscular. La


infiltración puede hacerse en forma lineal o en forma de abanico. La técnica de anestesia local más
empleada es la infiltración en la línea de incisión.

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Infiltración en la línea de incisión

Con esta técnica, el anestésico se difunde hacia los tejidos circundantes. Una de las ventajas que
proporciona es su efecto vasoconstrictor con lo que se minimiza el sangrado en el área quirúrgica. Sin
embargo, el proceso de cicatrización pudiera verse alterado por la presencia del vasoconstrictor en el
área de incisión.

Infiltración en la línea de incisión. Inyectando el anestésico debajo de la piel,


alrededor del anillo herniario.

 Anestesia de conducción o por bloqueo nervioso

Se obtiene inyectando el anestésico local junto a un nervio periférico o plexo nervioso. La solución
anestésica se difunde hacia el tronco nervioso anestesiando la zona inervada, ya que imposibilita la
conducción de impulsos a lo largo del nervio, produciendo analgesia y relajación, lo que es de utilidad
en algunos procedimientos quirúrgicos. Pertenecen a este grupo: la anestesia paravertebral, el
bloqueo retrocular del ojo, el bloqueo del nervio auriculo-palpebral y el bloqueo del nervio cornual.

Infiltración en forma de “L” invertida

Se utiliza para realizar laparotomías (con cesárea, rumentomía, abomasopexia, omentopexia y


tiflotomía). La técnica consiste en infiltrar el anestésico local caudalmente a la última costilla y
ventralmente a los procesos transversos de las vértebras lumbares de forma tal que forme una pared
de anestesia que limite el campo operatorio, quedando bloqueadas todas las ramas nerviosas que
entran en el área operatoria. Las agujas largas (15 cm de longitud) de calibre 16 facilitan este
procedimiento. Se emplea alrededor de 100 ml de anestésico local y debe esperarse unos minutos
para que el efecto anestésico deseado se obtenga.

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Infiltración en forma de “L” invertida.

Anestesia paravertebral toraco – lumbar

Consiste en bloquear los nervios espinales en el punto en el que estos emergen del canal vertebral y
junto al origen de su rama comunicante del tronco simpático. De esta forma se obtiene la
insensibilización y relajación de la pared abdominal y parcialmente de los órganos abdominales.

Para la mayoría de las cirugías abdominales se bloquean los nervios T 13, L1 y L2. Los sitios de bloqueo se
ubican sobre una línea imaginaria que transita en forma paralela a 5 cm de la línea media (procesos
espinosos de las vértebras), por encima de los procesos transversos lumbares; la localización exacta de
cada punto se corresponde con el borde anterior de los procesos transversos, se infiltran 2 ml de
lidocaína para bloquear la sensibilidad cutánea.

Debido a que los nervios espinales a partir del segmento torácico emergen en dirección oblicua
caudal, la rama T13 se bloquea en la primera apófisis transversa lumbar y así sucesivamente. Para el
bloqueo de los nervios se emplea una aguja de 10 cm de longitud e introduciéndola a través del
orificio de la infiltración subcutánea se dirige verticalmente hacia abajo hasta alcanzar el borde
anterior de la apófisis transversa correspondiente, a ese nivel por encima del ala de la vértebra se
inyectan 5 ml de lidocaína 2% para bloquear la rama dorsal del nervio correspondiente, esta corre por
encima de la apófisis transversa; después la aguja se dirige sobre el borde anterior perpendicularmente
en dirección craneal, de manera que la aguja siga un trayecto casi vertical y se profundiza de 1 a 2
cm más, hasta rebasar el ligamento intertransverso, que se percibe en su resistencia al paso de la
aguja y se depositan 15 ml de la solución para bloquear la rama ventral.

Este procedimiento se repite en cada punto. El efecto total de la anestesia se aprecia a los 15 minutos
del bloqueo del último nervio y dura alrededor de 90 minutos. Si se desea ampliar el área anestesiada
puede incluirse el bloqueo de la rama nerviosa L3. La aplicación correcta de este bloqueo nervioso
ocasiona incremento de la temperatura de la piel, anestesia de la piel y escoliosis de la columna
hacia la zona insensible.

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Anestesia paravertebral toraco – lumbar. Las flechas indican el sitio de aplicación


del anestésico local para bloquear los nervios T13, L1 y L2.

La anestesia paravertebral toraco – lumbar tiene ciertas ventajas sobre la infiltración local de la pared
abdominal, a saber: provee anestesia total y uniforme de la pared y el peritoneo, ejerce un efecto
relajante sobre la pared muscular y en menor grado sobre las vísceras, por lo que disminuye la presión
abdominal permitiendo así realizar las maniobras quirúrgicas con rapidez, precisión y delicadeza. Con
este procedimiento finalmente la cicatrización es más rápida al no contener la herida operatoria
anestésico local. Las indicaciones para la anestesia paravertebral incluyen a las intervenciones que
requieren el abordaje quirúrgico por el flanco tales como las cirugías de los compartimentos gástricos,
intestino y útero.

Anestesia epidural

Consiste en depositar el anestésico local en el espacio epidural del canal vertebral. La punción puede
realizarse entre la 1ª y 2ª vértebra coccígea o en el espacio que se localiza entre el sacro y la primera
vértebra caudal. Este bloqueo insensibiliza la vulva, ano, cola y perineo. Brinda una gran seguridad
siempre y cuando se realice una antisepsia adecuada de la piel que impida la introducción de
gérmenes.

Dependiendo del volumen del anestésico local inyectado en el espacio epidural la anestesia será alta
o baja, encontrándose el límite entre ambas en el punto de origen del nervio ciático (2ª vértebra
sacra); cuando el anestésico sobrepasa este punto se consigue la anestesia epidural alta, teniendo
como consecuencia la parálisis de las extremidades posteriores. Con la anestesia epidural baja no se
observa parálisis motora de los miembros pélvicos.

Para aplicar la anestesia epidural el cirujano debe colocarse detrás del paciente y localizar el punto
de inyección, primero por observación (ligera depresión en la base de la cola) y después, por
palpación digital comprueba el punto realizando movimientos de arriba a abajo en la cola. Previo
rasurado y embrocación con antiséptico se introduce una aguja en el punto mencionado, primero
verticalmente a través de la piel y luego dándole una inclinación aproximada de 45°, en dirección
cráneo – ventral hasta llegar al ligamento intervertebral, cuya perforación se percibe por una
sensación similar a la que produciría una hoja de papel al ser puncionada por una aguja. La

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profundidad a la que es necesario introducir la aguja para llegar al ligamento intervertebral es de 2 a 4
cm y puede variar según la condición corporal.

Anestesia epidural. La correcta colocación de la aguja en el canal vertebral se comprueba por la facilidad con la
que se desplaza el émbolo de la jeringa. La inyección de la solución anestésica deberá hacerse de manera lenta.

En la anestesia epidural baja se aplica hasta un máximo de 10 ml de solución anestésica y su efecto


dura alrededor de 90 minutos.

La xilacina puede ser aplicada por vía epidural en dosis de 0.05 mg/kg produciendo analgesia regional
y sedación. Además se puede mezclar con la lidocaína en dosis alta para producir anestesia regional
y sedación profunda, en esta opción se utiliza la dosis de 0.1 mg/kg para la xilacina.

4. Sutura: materiales y patrones más empleados. Cicatrización.

Para reconstruir los tejidos incididos, exceptuando la piel, se emplean las suturas que el propio
organismo es capaz de desintegrar y absorber, ya que son cuerpos extraños al organismo. Las suturas
quirúrgicas desempeñan una función fundamental en la cirugía, y es la de aproximar los tejidos de un
mismo origen para facilitar su cicatrización.

Existen dos grandes grupos: absorbibles y no absorbibles

 Materiales absorbibles

Naturales

Compuestos por fibras colágenas, cuyo origen principal son las fibras de intestinos de animales. Se
degradan por actividad enzimática; las enzimas leucocitarias “digieren” el material y facilitan su
absorción.

Catgut. Se elabora a partir de fibras colágenas obtenidas de la submucosa del intestino de ovinos y
caprinos que son procesadas electrónicamente. La resistencia del catgut simple se mantiene de 8 a
10 días. El tiempo máximo de absorción es 70 días. Con el fin de aumentar su duración y resistencia se

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le recubre con sales de cromo lo que duplica el tiempo de resistencia y la absorción se completa
después de los 90 días. Para su reabsorción se requiere la actividad enzimática celular, lo que ocasiona
exudación y edema con excesiva actividad fibroblástica. Se han observado algunas reacciones
alérgicas debidas a este material.

Catgut crómico

Sintéticos

Se reabsorben por hidrólisis. Son derivados del ácido poliglicólico del que se logran hilos muy resistentes
y finos, pero que al hidratarse se transforman en metabolitos normales del organismo.

Dexon (ácido poliglicólico). Es un polímero del ácido glicólico constituido por hilos muy finos, trenzados
y es flexible, inerte y no colágeno, no antigénico y no pirogénico. Es muy resistente y se encuentra
teñido de verde para identificarlo bien en el campo operatorio. Se absorbe en un término de 100 a 120
días. Es estable en heridas contaminadas. Cuando se emplea para suturar la pared uterina no
ocasiona adherencias ni inflamación. Es mejor tolerado por los tejidos que el catgut.

Acido poliglicólico

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Vicryl (Poliglactin 910). Este copolímero que está constituido por la unión del ácido glicólico con el
ácido láctico, no se hidrata con facilidad, por lo que es muy resistente. Cuando se hidrata se
reabsorbe por hidrólisis, sin necesidad de degradación enzimática, lo que produce una reacción tisular
menos intensa. El tiempo de absorción fluctúa entre los 60 a 90 días.

PDS (Polidioxanona). Es un polímero que contiene un grupo de éter oxigenado para hacerlo suave y
flexible. Se absorbe por hidrólisis. Se reabsorbe a los 6 meses.

Maxon (Poligliconato). Preparado de un copolímero del ácido glicólico y trimetilencarbonato. Inerte,


no colágeno, no antigénico. Es bien tolerado por los tejidos. Se absorbe en un término de 180 días.

Monocryl (Poliglecaprone 25). Sutura monofilamentosa compuesta de un copolímero de glicolida y


épsilon-caprolactona. Se encuentra teñida de color violeta o incolora, es flexible y resistente. Se
absorbe por hidrólisis, produciendo escasa reacción tisular seguida de una formación gradual de tejido
fibroso conectivo alrededor del hilo. Su absorción se completa a los 90 – 120 días.

Poliglecaprone 25

Polysorb (lactómero 9 – 1). Es un poliéster sintético derivado de los ácidos glicólico y láctico. Muy
resistente y se encuentra teñido de color violeta para facilitar su visibilidad. La absorción ocurre entre
los 56 a 70 días.

Lactómero 9 – 1

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 Materiales no absorbibles

Se emplean para suturar la piel. Son muy resistentes. Como no se absorben deben ser retiradas una vez
que se ha llevado a cabo la cicatrización.

Naturales

Seda. Se elabora a partir de la seda natural que se industrializa trenzándola y eliminándole la cera y
goma naturales. Se tiñe de negro para facilitar su visualización. Es muy resistente, pero puede hacer
reacción de cuerpo extraño si no se le retira oportunamente.

Sintéticos

Nylon monofilamento. Posee gran resistencia y genera una reacción tisular mínima. Como posee una
gran memoria para recuperar su forma original, los nudos tienden a deslizarse, por lo que se requiere
hacer un mayor número de éstos.

Nylon trenzado. Consiste en filamentos de nylon entrelazados apretadamente para evitar que el hilo
posea capilaridad. Si se encuentra recubierto de silicona se torna más suave y flexible. Posee gran
resistencia y produce escasa reacción tisular.

Nylon quirúrgico

Poliéster. Consiste en fibras de poliéster (tereftalato de polietileno) entrelazadas, muy resistentes, que
provocan mínima reacción tisular. Se le colorea de blanco o verde.

Por lo general las suturas que se encuentran contenidas en sobres; miden alrededor de 60 a 70 cm y se
encuentran unidas a una aguja de sutura. Las suturas de mayor longitud carecen de aguja, por lo que
deberá utilizarse una aguja curva de sutura y en caso de no disponer de esta, puede ser sustituida por
una aguja hipodérmica desechable, calibre 18 por 1.5 pulgadas de longitud a la que se le quita la
parte plástica. La sutura se fija a la aguja haciendo presión con una pinza en la porción terminal de
esta.

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Sutura unida a una aguja hipodérmica

Las suturas son cuerpos extraños y como tales pueden tener un efecto adverso para la cicatrización.
Existen tres consideraciones importantes:

 La cantidad de material de sutura implantado. El calibre debe ser acorde a la fuerza requerida
por el tejido. Deberá dejarse la menor cantidad de material en el tejido.
 Las suturas que se están absorbiendo pierden su fuerza, pero continúan siendo cuerpos
extraños.
 Todos los materiales de sutura originan cierto grado de respuesta inflamatoria, pero los naturales
son los más irritantes y los monofilamentosos sintéticos, los menos.

Teniendo en cuenta las características de las diferentes suturas es posible realizar una selección de las
más adecuadas para cada función.

 Patrones continuos

Los patrones continuos son aquellos que se practican usando la misma sección del material desde el
principio hasta el fin haciendo un nudo al principio y otro al final, por lo que se practican con mayor
rapidez, los más usuales son:

 Surgete continuo simple, es adosante y brinda un cierre impermeable tanto de líquidos como
de aire, se usa en peritoneo y en músculos.

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Surgete continuo

 Surgete continuo anclado o de Reverdin. Es adosante y tiene la ventaja de ser estética y más
segura que la anteriormente descrita. Está indicada en tejidos que presentan mayor resistencia
como la piel, teniendo la desventaja de gastar más material.

Sutura de Reverdin

 Sutura de colchonero. Es evaginante y está indicada para suturar fascias de línea media, ya
que brinda una cicatrización firme en zonas de gran tensión.

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Sutura de colchonero

Sutura de colchonero concluida

 Sutura invaginante no perforante: indicada para sellar órganos huecos como el útero, rumen o
intestinos. Los patrones más utilizados son la sutura de Cushing y la de Utrecht.

Sutura invaginante, continua, no perforante.

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 Patrones discontinuos

Son aquellos en que cada punto cierra una parte de la herida y en cada uno se aplica el nudo, tienen
la ventaja de poder mantener los tejidos en posición, pero requieren más tiempo para realizarlos y se
deja más material en el organismo. Las más comunes son:

 Puntos simples. Es adosante, ofrece una buena cicatrización y si es necesario se puede quitar
algún punto sin deshacer toda la sutura, permitiendo así el drene de algún acumulo de líquidos
o el alivio de una tensión desmesurada. Es muy recomendable para piel.

Puntos simples

 Puntos en X. Se considera como una sutura de refuerzo, ya que consigue un mejor adosamiento
de los bordes. Se puede usar en capas musculares.

Puntos en X.

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Cicatrización

Todo daño tisular implica una respuesta inflamatoria inicial para llegar a la cicatrización. La
respuesta variará en relación con el tipo de cirugía practicada.
La cicatrización ideal sería la alcanzada por regeneración del mismo tejido que fue seccionado o
destruido. Pero en el organismo solo la epidermis y la mucosa del tubo digestivo la logran; el resto
de los tejidos cura por fibrosis, al depositarse la sustancia colágena que forma el tejido cicatricial.

La cicatrización de las heridas se divide en cuatro fases: inflamatoria, de desbridamiento, de


proliferación y de remodelación. Esta división solamente se utiliza con fines didácticos, ya que el
cierre de una herida es un proceso dinámico en el que las fases se superponen.

Ante una incisión se produce sangrado de los pequeños vasos del área seccionada y casi de
inmediato ocurre una vasoconstricción de estos durante aproximadamente 10 minutos, para limitar
la hemorragia; después hay vasodilatación, con la que se disminuye la velocidad circulatoria local
y aumenta la permeabilidad capilar y por lo tanto la extravasación. También comienza un
mecanismo celular a través del cual los leucocitos polimorfonucleares, los eritrocitos y las plaquetas
se adhieren al endotelio de los pequeños vasos del área dañada, de forma tal que en una hora los
ocluye por completo y cesa el sangrado. Solo escapan pequeñas cantidades de suero con
leucocitos mononucleares, aumentan la permeabilidad y la formación de coágulos por
concentración de plaquetas y fibrina en el área.
Hay activación local de histamina, serotonina, quininas y las prostaglandinas E1 y E2 que actúan
como mediadores en la respuesta inicial al proceso inflamatorio agudo.
La reacción inflamatoria tisular es más intensa si se traumatizan los tejidos por manipulación
inapropiada, por el empleo innecesario de pinzas e incluso de agujas gruesas o sin filo. Las suturas
cutáneas con una tensión exagerada pueden ocasionar la necrosis isquémica.

Durante los primeros cuatro días, los espacios “muertos” del área quirúrgica se llenan de fibrina que
se solidifica y produce un suero espeso que contiene leucocitos polimorfonucleares, linfocitos,
macrófagos, monocitos y mastocitos. La duración de esta fase depende de la cantidad de
desechos y del grado de contaminación, por lo que en caso de heridas infectadas son esenciales
para la cicatrización el desbridamiento quirúrgico, la correcta hemostasis y el drenaje.
De los 5 a 21 días comienza la fase proliferativa o fibroblástica en la que los fibroblastos participan
activamente, pues a partir de la fibrina sintetizan tejido colágeno que es el encargado de la
cicatrización. Simultáneamente con el enlentecimiento de la circulación y la hiperemia local hay
neoformación vascular a partir del epitelio de las vénulas, que con la fibrina y la sustancia
fundamental forma el soporte vascular del tejido de granulación. Entonces aparece la fibrogénesis
que ocurre a expensas de los fibroblastos, los mastocitos y el endotelio vascular y de ésta base y en
presencia de vitamina C se originarán fibras colágenas, responsables de la resistencia a la acción
de tracción de la herida. La concentración de hidroxiprolina de la fibra colágena determinará el
grado de esta resistencia.

Por último, de los 22 a los 90 días ocurre la fase de remodelación, en la cual cada tejido busca
restablecer el tejido original. Es un proceso más complejo que los anteriores, pues implica la síntesis
de diferentes proteínas en el cual la vitamina C parece tener alguna participación. La cicatriz final
se produce por depósito de tejido conectivo fibroso.
Existen dos tipos de cicatrización:
- De primera intención. Se logra en heridas suturadas con bordes bien afrontados.
- De segunda intención. Se da en heridas abiertas suturadas o no suturadas.
La cicatrización en la herida abierta se logra por el crecimiento del tejido concéntrico del tejido
desde los bordes, con neoformación vascular e invasión de la sustancia fundamental por estos

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vasos de neoformación y confluencia de fibroblastos, leucocitos, macrófagos, histiocitos y linfocitos
que forman el tejido de granulación. Por supuesto que la progresión de la curación dependerá
mucho del área a “rellenar”, pues si el diámetro es grande será mayor el tiempo necesario para
lograr la curación. Por esta razón se recomienda suturar para aproximar los bordes y facilitar la
cicatrización una vez que se ha resuelto la infección.
Existen factores que dificultan la cicatrización como la infección generalizada o local, la anemia, la
desnutrición, los traumatismos, los trastornos circulatorios generalizados o locales, los seromas y
hematomas, los espacios muertos, la presencia de cuerpos extraños, el exceso de tejido necrótico
o traumatizado y la utilización de corticoides. Probablemente la utilización local de anestésicos y
vasoconstrictores pueden retrasarla.

5. Cuidados posoperatorios

El período posoperatorio comienza cuando finaliza la intervención quirúrgica y se continúa hasta que
el paciente es dado de alta. Si este período se descuida, la consecuencia puede ser un desenlace
desfavorable o al menos un aplazamiento del tiempo de recuperación, aunque la cirugía haya sido
practicada correctamente.

Es importante dejar por escrito al propietario o responsable todos los cuidados que deban darse al
paciente y despejar cualquier duda, ya que del cumplimiento de estas indicaciones, dependerá el
resultado de la operación.

 Alojamiento

El paciente deberá alojarse en un sitio limpio, aislado y con abundante cama, además de prevenirlo
de enfriamientos y corrientes de aire.

 Higiene de la piel

La herida quirúrgica debe mantenerse limpia y será tratada con cicatrizantes u otros antisépticos
diariamente hasta que los puntos sean retirados. El cuidado de esta región permite prevenir las
infecciones.

 Alimentación

La dieta se recomienda de acuerdo con el carácter de la intervención quirúrgica y el funcionamiento


del tracto gastrointestinal; es necesario que el paciente reciba la cantidad suficiente de alimentos
energéticos y proteicos. El propietario debe conocer bien con qué habrá de alimentar al paciente
después de la operación y cómo deben modificarse las raciones de acuerdo con la evolución
postoperatoria.

 Terapia con antimicrobianos

La infección es una de las complicaciones más importantes en los pacientes intervenidos. Los animales
alojan normalmente microorganismos en las superficies internas y externas del cuerpo. Los gérmenes se
mantienen en equilibrio con el huésped, tanto que muchas heridas quirúrgicas evolucionan
normalmente y cicatrizan de primera intención. En ocasiones un factor predisponerte (como la lesión
de la piel o mucosas contaminadas) trastorna los mecanismos que normalmente inhiben el desarrollo
de los gérmenes y entonces aparece la infección.

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Las heridas con mucho tejido lacerado, sobre todo si se afecta el tejido muscular, se infectan con más
frecuencia. La localización y el tamaño de la herida también influyen en el crecimiento de los
microorganismos. Cuando las heridas se realizan en la región dorsal curan más rápido que las que se
practican en la región ventral, porque son zonas más limpias y existe una mejor irrigación.

Cuando las heridas se practican en zonas con dermatitis ocasionadas por agentes químicos, como los
antisépticos en elevadas concentraciones es más frecuente que aparezcan infecciones. Los cuerpos
extraños también irritan los tejidos y aportan gran cantidad de bacterias, lo que aumenta la frecuencia
de infecciones. Las suturas actúan como cuerpos extraños por lo cual deben emplearse en la menor
cantidad posible.

Los gérmenes que con mayor frecuencia contaminan las heridas son los enterococos, los bacilos Gram
(-), los clostridios, los estafilococos y los estreptococos.

Los signos de infección más frecuentes son el aumento de la temperatura tanto local como corporal y
los cambios regionales de color, dolor, edema e inflamación.

El mecanismo de infección de la herida es el siguiente: primero aparece edema motivado por el


aumento de la circulación que lleva los leucocitos encargados de fagocitar los gérmenes
contaminantes. Si los leucocitos logran vencer regresa todo a la normalidad, pero si los gérmenes
infectantes no son vencidos producen necrosis y se forma un absceso.

Cuando se forma un absceso en una herida quirúrgica es importante diagnosticarlo y evacuarlo para
eliminar los gérmenes y las toxinas con los productos de la desintegración tisular. Después se procederá
a realizar la limpieza de las zonas lesionadas. La cicatrización de la herida será a partir del tejido de
granulación que rellena la zona afectada al crecer desde los bordes. La administración de
antimicrobianos que eliminen la infección favorece la curación local y evita o elimina la aparición de
infecciones en otras localizaciones.

Los antimicrobianos más empleados son:

 Penicilina G (11,000 – 22,000 UI/Kg, IM cada 24 horas)


 Enrofloxacina (2.5 mg/Kg, IV ó IM, cada 24 horas)
 Oxitetraciclina (11 mg/Kg, IV cada 24 horas)
 Trimetoprim/Sulfametoxasol (30mg/Kg, IM, cada 24 horas)
 Gentamicina (4 mg/Kg, IM, cada 24 horas)
 Ceftiofur (1-2 mg/Kg, IM, cada 24 horas)

 Tratamiento del dolor posoperatorio

Se define al dolor como una experiencia sensorial desagradable asociada a una lesión tisular.

Fisiología del dolor

De forma simple, las vías del dolor pueden considerarse como una cadena de tres neuronas. La
neurona de primer orden se origina en la periferia y se dirige hacia la médula espinal; la neurona de
segundo orden asciende por la médula espinal y la neurona de tercer orden se dirige hacia la corteza
cerebral y otras estructuras supraespinales. De forma más compleja, la vía incluye una red de ramas y
comunicaciones con neuronas sensitivas y neuronas inhibidoras descendientes procedentes del
cerebro medio que modulan la transmisión aferente del estímulo doloroso.

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La primera fase de reconocimiento del dolor incluye transformar la energía mecánica, química o
térmica en estímulos eléctricos mediante terminaciones nerviosas especializadas llamadas
nociceptores. Estos receptores son terminaciones nerviosas libres de las neuronas aferentes primarias y
funcionan indicando una lesión real o potencial de los tejidos. Estas señales se transmiten por medio de
los axones A-delta poco mielinizados, de diámetro grande que conducen los impulsos muy rápido,
produciendo lo que se llama primer dolor.

La transmisión por fibras C, más pequeñas y desmilinizadas es más lenta, se denomina segundo dolor y
refuerza la respuesta inmediata producida por las fibras A-delta. Ambos tipos de fibras se distribuyen
por la piel, peritoneo, pleura periostio, cápsulas articulares, vasos sanguíneos, músculos, tendones,
fascias y vísceras. Los cuerpos celulares de ambas fibras aferentes se encuentran en la raíz dorsal de los
ganglios nerviosos y extienden sus axones para realizar la sinapsis con las neuronas de los cuernos
dorsales dentro de la sustancia gris de la médula espinal.

En el cuerno dorsal es donde se inician la modulación y la integración de la entrada de información


nociceptiva. Las neuronas aferentes primarias establecen conexiones directas o indirectas con uno de
los tres grupos de neuronas del cuerno dorsal: a) interneuronas excitadoras o inhibidoras; b) neuronas
propioespinales que se extienden a los centros supraespinales incluidos en los segmentos de actividad
refleja; y c) neuronas de proyección que se dirigen hacia los centros supraespinales como el cerebro
medio y la corteza.

Estas neuronas de proyección se dividen en varios tractos ascendentes, que incluyen el tracto
espinotalámico, el tracto espinomesencefálico y el tracto espinocervical. Estas neuronas conectan con
neuronas de tercer orden localizadas en la zona de la médula, puente, el cerebro medio, el tálamo, el
hipotálamo y la corteza cerebral, donde finalmente se percibe el dolor. Los estímulos dolorosos
aferentes están sometidos a efectos inhibidores mediante el sistema modulador descendente. La
inhibición se produce en las estructuras corticales y talámicas, el cerebro medio, la médula rostral y el
tronco encefálico, y en el cuerno dorsal de la médula espinal.

En resumen, el dolor asciende a través de una cadena de tres neuronas, que en cada nivel presenta
entradas inhibidoras y estimulantes.

Los signos fisiológicos del dolor agudo incluyen el aumento de la presión arterial y de la frecuencia
cardíaca, vasoconstricción periférica que se manifiesta por la palidez de las mucosas y pueden
incrementarse la frecuencia respiratoria y temperatura corporal.

La respuesta al dolor es variable de un individuo a otro, pero existen una serie de comportamientos y
signos característicos cuando se producen situaciones dolorosas. Por lo general los animales que
padecen dolor tienen hiporexia o anorexia. La expresión facial y la posición corporal son bastante
significativas. Los bovinos que tienen dolor tienden a permanecer inmóviles, con la mirada fija, los
músculos faciales tensos y los ojos exorbitados. Con frecuencia voltean a verse o se patean la zona
adolorida del abdomen o se echan y se levantan de manera súbita. Algunos animales emiten gemidos
y otros se muestran agresivos.

Cuando existe la probabilidad de que se presente dolor posquirúrgico se deben utilizar los analgésicos,
independientemente de la actitud que manifieste el animal. Siempre es mayor el beneficio del
tratamiento del dolor que el riesgo asociado a la administración de analgésicos. La analgesia
preventiva consiste en aplicar un analgésico antes de someter al bovino a un procedimiento quirúrgico
con el fin de disminuir la intensidad y duración del dolor posquirúrgico. Los fármacos Antiinflamatorios
No Esteroidales (AINES) son los fármacos más utilizados para este fin.

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Los AINES bloquean la primera fase de la síntesis de prostaglandinas inhibiendo la ciclooxigenasa. Esto
disminuye la producción de mediadores de la inflamación encargados de sensibilizar los receptores
periféricos.

Los desinflamatorios no esteroidales tienen un efecto antipirético y analgésico, siendo recomendable


aplicarlos inmediatamente después de la cirugía para inhibir el dolor, consiguiendo una cicatrización
más adecuada de las heridas y promoviéndose, así, el bienestar general del animal que produce
efectos positivos sobre la velocidad y la calidad de recuperación postoperatoria (sin pérdida de peso,
consumo normal de alimentos y mejora en la producción de su función zootécnica).

Los fármacos más empleados en esta especie son:

 Fenilbutazona (5mg/kg)
 Acido Tolfenámico (0.2 mg/kg)
 Piroxicam (0.3 mg/kg)
 Flunixin(1.1 – 2.2 mg/kg)
 Ketoprofeno (2 mg/kg)

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 Inhyung L., Yoshiuchi, T., Yamagishi, N., Oboshi, K., Ayukawa, Y., Sasaki, N. y Yamada, H. (2003).
Analgesic effect of caudal epidural ketamine in cattle. Journal of veterinary science. 4 (3), 261–
264.

Textos consultados en internet

 George, L. W. (2003, noviembre 3). Control del dolor en animales para consumo. In: Recent
advances in anesthetic management of large domestic animals, Steffey, E.P. [Versión
electrónica]. International Veterinary Information Service Ithaca, N. Y. http://www.ivis.org (13 de
septiembre de 2010, 21:00 horas).

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II.PROBLEMAS DURANTE EL PARTO Y SUS ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN

El parto es el proceso fisiológico con el que finaliza la gestación y se produce la expulsión del (los)
producto (s) al haber alcanzado su desarrollo en el útero. Consta de tres fases: dilatación, expulsión del
producto y expulsión de las membranas fetales. Para que se realice un parto normal es necesario que
participe la madre (con las contracciones uterinas y de la prensa abdominal) y el producto
(colocándose en una estática fetal adecuada para favorecer su expulsión). Al parto normal se le llama
eutócico.

Vaca en la fase de dilatación


Se denomina parto distócico al que resulta difícil o imposible de llevarse a cabo sin recibir ayuda. El
ganado vacuno presenta una incidencia de 3.3% de partos distócicos, aunque esta cifra se
incrementa en condiciones de estabulación y en algunas razas cuyas crías son corpulentas (por
ejemplo la raza Belgian Blue).

 Causas de distocia

Las distocias pueden ser de origen fetal o materno.

Distocias de origen fetal Distocias de origen materno

Productos demasiado grandes. Falta de dilatación cervical.

Estática fetal incorrecta: flexiones de las Inercia uterina por hipocalcemia.


articulaciones, cabeza y cuello; presentación
posterior o transversa; posición costosacra o
ventrosacra.

Gemelos. Pelvis mal desarrollada.

Fetos con malformaciones (hidrocefalia, bicefalia, Torsión uterina.


polidactilia, Schistosomus reflexus, anquilosis de las
articulaciones, etc.).

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Vaquilla con pelvis poco desarrollada a consecuencia de la desnutrición

Vaca con torsión uterina con cólico y contracciones de la prensa abdominal sin salida de líquidos

 Alternativas de solución de las distocias

 Corrección de la estática fetal con extracción forzada.


 Fetotomía.
 Cesárea.

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Elección de la alternativa de solución de acuerdo a la causa de distocia


Corrección de la Fetotomía Cesárea
estática fetal y (se practica sólo en
extracción forzada productos muertos)
Productos demasiado - ++ +++
grandes
Estática fetal +++ +++ +
incorrecta
Gemelos +++ - +++

Fetos con + +++ ++


malformaciones
Falta de dilatación - + +++
cervical

Inercia uterina por +++ - -


hipocalcemia

Pelvis mal - + +++


desarrollada
Torsión uterina - - +++

Antes de decidir cuál de las alternativas se empleará para resolver la distocia es necesario hacer una
evaluación clínica de la vaca, así como de su pronóstico productivo. Las vacas que se encuentran
con mejor estado de salud tendrán más posibilidades de recuperarse de una cesárea y alcanzar su
producción en menor tiempo. Por el contrario, las vacas que presentan septicemia como
consecuencia de la muerte del producto son candidatas a la fetotomía y las que presentan inercia
uterina por hipocalcemia se corregirán, si no hay otra complicación, con la extracción forzada luego
de restablecer los niveles de calcio sérico.

También es importante considerar las condiciones higiénicas del lugar en el que se practicará la
atención del parto distócico, así como la situación económica del propietario y el pronóstico
productivo para decidir la alternativa correctiva.

 Corrección de la estática fetal y extracción forzada

La corrección de la estática fetal comienza con la palpación del producto para identificar las
estructuras así como los errores en la presentación, posición y actitud. Para determinar si el producto se
encuentra vivo se recomienda hacer presión en algunas estructuras como el espacio interdigital,
órbitas o boca. El producto responderá con movimientos si se encuentra vivo.

Deberá evaluarse el diámetro del canal del parto y determinar si es posible que el producto pase a
través de este y si fuera necesario, se deberá restituir la lubricación con carboximetilcelulosa, en caso
de tener un parto seco.

 Errores de la estática fetal y maniobras para corregirlos

Flexión de los miembros torácicos: esta puede ser uni o bilateral. En el primer caso el miembro
accesible se refiere con cadenas obstétricas para no desubicarlo. Se hace la maniobra de repulsión
del producto para dejar un espacio de manera que se pueda ubicar al miembro flexionado y

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colocarlo en extensión. Una vez colocados ambos miembros en extensión, se hace la extracción
forzada jalando de manera alternada los miembros torácicos con el fin de disminuir el diámetro del
cinturón escapular. Para el caso de la flexión de ambos miembros se regresa la cabeza del producto a
la cavidad uterina, con el fin de crear espacio para ubicar los miembros torácicos y colocarlos en
extensión. Cuando es imposible que la cabeza retorne a través del canal del parto a causa del edema
y si el producto está muerto, la alternativa es retirar la cabeza realizando un corte a nivel del cuello.
Luego de hacer repulsión del producto se refieren con cadenas obstétricas los miembros torácicos
para colocarlos en extensión y por medio de la extracción forzada se evacúa el producto.

Flexión parcial y total del miembro torácico

Flexión de ambos miembros torácicos

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Flexión lateral de la cabeza y cuello: para reubicar la cabeza puede utilizarse el lazo obstétrico
colocado en el maxilar inferior o los ganchos orbitarios con punta roma, para que un ayudante haga
tensión moderada mientras el médico veterinario coloca la cabeza del ternero en el canal del parto
jalándolo del morro con su mano. Una vez reubicada la cabeza se hace extracción forzada jalando
de manera alternada los miembros torácicos.

Flexión lateral de la cabeza y cuello

Utilización del lazo obstétrico en el maxilar inferior para referir la cabeza

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Empleo de los ganchos orbitarios para referir la cabeza

Flexión ventral de la cabeza: este error en la actitud es difícil de corregir porque la cabeza flexionada
se impacta en la pelvis materna, impidiendo ubicar una estructura ósea que permita sujetar la cabeza
del ternero. Una alternativa es la utilización del relajante uterino para facilitar la repulsión del producto,
creando un espacio que permita pasar la mano con el fin de encontrar el maxilar inferior para jalar y
colocar en extensión la cabeza y cuello. La otra alternativa es aplicar el bloqueo epidural con xilacina
y lidocaína, lo que permite manipular un conducto obstétrico relajado.
También se puede derribar a la vaca y colocarla en decúbito dorsal para favorecer que la cabeza del
producto se acerque al canal del parto. Colocados la cabeza y cuello en extensión se realiza la
extracción forzada de la forma ya descrita.

Presentación posterior con flexión de los miembros pélvicos (actitud de perro sentado): esta actitud
aparentemente complicada es fácil de corregir cuando se aplica el relajante uterino o el bloqueo
epidural con xilacina y lidocaína. Al suprimir las contracciones uterinas es posible hacer la maniobra de
repulsión y así crear el espacio que permita colocar los miembros pélvicos en extensión. Al realizar la
maniobra de extensión de los miembros pélvicos, debe cubrirse la pezuña del ternero con la mano
para evitar que se produzcan desgarres en la pared uterina. Cuando estén colocados ambos
miembros pélvicos en extensión se hace extracción forzada jalando el producto hacia atrás y hacia
abajo, procurando que sea de manera rápida para evitar que se asfixie.

Flexión de ambos miembros pélvicos

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Para corregir la flexión de los miembros se ubica el más accesible colocándole una cadena obstétrica y se
emplean dos fuerzas: una de repulsión en la pelvis y otra de tracción en el menudillo. El miembro pélvico se
extiende cubriendo la pezuña con la mano para evitar ocasionar desgarres a la pared uterina

El miembro pélvico extendido se deja referido con la cadena y se practica la misma maniobra con el miembro
opuesto. Cuando ambos están extendidos se hace la extracción forzada considerando el ángulo de la pelvis
materna

Posición ventrosacra: esta posición errónea es poco común y se corrige girando al producto mientras
se hace la extracción forzada jalando de los miembros torácicos o pélvicos.

Se debe evitar la extracción forzada cuando con la fuerza de dos personas no es posible evacuar al
producto, ya que el forzar demasiado ocasiona daño al producto: lesiones en los músculos y nervios o
fracturas; así como complicaciones en la vaca: paresia por compresión de los nervios obturadores,
desgarres en el canal del parto, desgarre del tabique anovulvar o eversión uterina.

 Técnicas de fetotomía

La fetotomía se practica exclusivamente cuando el producto se encuentra muerto. Es la alternativa


de elección en vacas con fetos enfisematosos.

Fetotomía parcial: esta técnica se realiza con un mínimo de instrumental especial: cadenas obstétricas
con jaladeras, lazo obstétrico y cuchilla. Se practica cuando el producto está en presentación anterior
con uno o ambos miembros flexionados, con la cabeza y cuello flexionados o cuando el cinturón
escapular y la cabeza son demasiado grandes para atravesar el canal del parto.

Inicialmente se refieren con cadenas obstétricas el miembro (s) accesible (s) y la cabeza. Al miembro
torácico que se va a retirar se le practica una incisión circular a nivel del metacarpo y otra longitudinal

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por la cara externa desde la región dorsal de la escápula. Ambas incisiones deberán quedar
comunicadas y a partir de estas se separa la piel, de manera que el brazo quede unido al tórax
únicamente por medio de los músculos, los cuales se romperán al hacer tracción permitiendo la
extracción del brazo. En más del 50% de los casos atendidos podrá ser evacuado el ternero con esta
maniobra. En el resto de los casos deberá practicarse la misma maniobra para remover el brazo
opuesto, pudiendo retirar al producto jalándolo de la cabeza.

Los miembros pueden ser removidos con el fetotomo, realizando un corte en la piel y músculos que
fijan los brazos al tórax.

Incisión circular de la piel que cubre el metacarpo

Corte longitudinal de la piel en la cara lateral del brazo desde la escápula hasta el metacarpo

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La piel se separa para descubrir los músculos que unen el brazo al tórax

Se hace tracción para que se desprenda el brazo por efecto del desgarramiento de los músculos

En caso necesario se retira el miembro torácico opuesto.


Se hace tracción de la cabeza para evacuar al producto

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El miembro torácico puede ser retirado con ayuda del fetotomo, colocando la sierra de alambre
alrededor de la escápula

Fetotomía total: se practica con el fetotomo y se utilizan también cadenas, lazo obstétrico, gancho de
doble presión y pasasierra. Se practica cuando no es posible retirar al producto porque el diámetro del
cinturón pélvico es muy grande, lo que ocasiona que se impacte en la pelvis materna. Luego de
realizar los cortes mencionados en la técnica anterior se hace un corte transversal lumbosacro para
separar la cavidad abdominal de la pelvis y piernas. Es necesario evacuar el sector anterior con las
vísceras abdominales para que no interfieran con las siguientes maniobras. Con el gancho de doble
presión se toma el sacro para acercar la pelvis del ternero al canal del parto. Con el pasasierra se pasa
la sierra de alambre por la región dorsal de la pelvis fetal recuperándola medialmente para armar el
fetotomo. La cabeza del fetotomo se coloca en el sacro para realizar un corte que separe la pelvis
derecha de la izquierda. Se evacua una porción de la pelvis con el miembro pélvico sujetando del
sacro con el gancho de doble presión y cubriendo las partes óseas con una mano para evitar que
éstas ocasionen daño al canal del parto. Luego se ubica la otra porción de la pelvis y el miembro
pélvico, sujetándola con el gancho de doble presión para extraerlo.

Corte transversal a nivel de la articulación lumbosacra para retirar tórax y abdomen

Corte longitudinal de la pelvis para retirar la mitad de esta con un miembro pélvico.

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La pelvis se sujeta con el gancho de doble presión

Para evitar desgarrar los tejidos maternos, los huesos del producto se cubren
con la mano en el momento de realizar la extracción

Amputación de la cabeza y cuello con el fetotomo

 Técnicas de cesárea

La cesárea es una técnica quirúrgica que nos permite evacuar al producto a través de la incisión de la
pared abdominal y uterina.

Indicaciones de la cesárea:

- Es la técnica de elección cuando el producto está vivo.


- Es la alternativa cuando no es posible hacer una fetotomía.
- En casos de torsión uterina.
- Cuando hay falta de dilatación cervical.
- En hembras que presentan problemas a nivel pélvico (estrechez o fracturas).
- Neoplasias en labios vulvares y/o vagina.
- Hidropesia de las membranas fetales.
- Se utiliza de manera profiláctica para extraer terneros de transferencia embrionaria de alto valor, y
en vacas de razas de carne como la Belgian Blue para no arriesgar la vida del producto.

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Contraindicaciones de la cesárea:
- Peritonitis y pared uterina friable por la presencia de un producto en estado de descomposición.
- Ruptura uterina.
- Vacas con una producción esperada mediocre.
- Presencia de enfermedades concomitantes como mastitis, neumonía, problemas podales graves, y
otras que dañen su función zootécnica.
- Si las condiciones materiales no lo permiten, debido a la insalubridad de sitio en el que se tenga
que operar, o por falta de luminosidad adecuada en el campo operatorio.

Antes de realizar la cirugía debe evaluarse el estado de la hembra y del producto. Deberá
considerarse el estado de salud y el pronóstico productivo de la paciente, además del grado de
contaminación de la cavidad uterina debido a las maniobras realizadas por personal no capacitado,
así como el tiempo que lleva en trabajo de parto.

En el ganado bovino se han descrito tres técnicas para realizar la cesárea:

1. Técnica en el flanco izquierdo, con la paciente de pie.


2. Técnica ventral, incidiendo la línea media (o línea alba).
3. Técnica ventrolateral o del pliegue de la babilla.

 Cesárea en el flanco izquierdo con la paciente de pie

La técnica en el flanco izquierdo puede practicarse en pacientes que no se encuentran agotadas por
el trabajo de parto y que su temperamento lo permita. La posición de esta técnica es cómoda tanto
para la paciente como para el cirujano. La sedación se hace aplicando 20-40 mg de xilacina por vía
intramuscular. La incisión dorso-ventral (vertical) o caudo-ventral (oblicua) se realiza entre el tercio
medio e inferior del flanco abdominal izquierdo, previo rasurado, antisepsia e insensibilización de los
tejidos por medio de la infiltración local de lidocaína 2% o mediante la aplicación de la anestesia
paravertebral. Se realiza la incisión de la piel, músculos oblicuos, músculo transverso abdominal y
peritoneo.

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Incisión de la pared lateral del abdomen

Para localizar el útero se desplaza cranealmente el saco ventral del rumen. La exteriorización de la
matriz se facilita aplicando relajante uterino (100 - 120 mg de lactato de isoxsuprin).

Desplazamiento craneal del rumen para localizar al útero

Se debe evitar la lesión de los placentomas al realizar la incisión del útero, la cual debe ser lo
suficientemente amplia para que permita la evacuación del producto sin producir desgarres en la
pared uterina. Los líquidos fetales deberán derramarse fuera de la cavidad abdominal en caso de
estar contaminados.

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Incisión en la pared uterina

Extracción del (os) producto (s).

Ya que ha sido evacuado el producto se intenta extraer la placenta; si esto no es posible, entonces se
corta con tijeras la porción que está cercana a la incisión para que no obstaculice la reconstrucción
de la pared uterina. Siempre se debe verificar que no haya otro producto dentro del útero.

La reconstrucción de la pared uterina se hace con una doble línea de sutura, cuidando de no incluir
las membranas fetales en esta. El patrón de sutura es invaginante, continua y no perforante (solo
incluye a las capas serosa y muscular), por ejemplo Cushing. Puede hacerse una sola línea de sutura
en úteros no contaminados; el patrón recomendado es la sutura de Utrecht, la cual sella
perfectamente la cavidad uterina. Se usa material de sutura absorbible (natural o sintético) No. 1 ó 2.

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Para evitar o tratar la infección uterina se aplica antibiótico (bolos uterinos con tetracicilina, neomicina,
etcétera) antes de concluir la sutura.

Se obtienen mejores resultados si se emplean materiales de sutura sintéticos debido a que son mejor
tolerados por los tejidos, situación que se observa al haber mayor fertilidad en las pacientes cuyos
úteros fueron suturados con este tipo de material que en las que se emplea el catgut.

Sutura de la pared uterina y aplicación de bolos con antibiótico en la cavidad uterina

La pared abdominal se reconstruye colocando una sutura continua con material absorbible No. 2 en el
peritoneo y en los músculos. La piel se afronta con puntos separados o sutura continua anclada con
material no absorbible (nylon o seda No. 2).

El tratamiento postoperatorio incluye:

 Aplicación de 20 a 40 UI de oxitocina por vía intramuscular para promover las contracciones


uterinas;
 Aplicación de antimicrobianos por vía parenteral, por ejemplo penicilina – estreptomicina,
quinolonas, etcétera, utilizando dosis terapéuticas durante 4 ó 5 días;
 Aplicación de analgésico y desinflamatorio (fenilbutazona, meglumina de flunixin u otro)
durante los primeros tres días;
 Cuidado de la herida por medio de la aplicación diaria de antiséptico con cicatrizante;
 Remoción manual de las membranas fetales 24 horas después de la cirugía en caso necesario;
 Promoción de la involución uterina, mediante la aplicación de cipionato de estradiol (5 – 6 mg,
IM o intrauterina, dosis única); prostaglandina F2 (25 mg, IM, dosis total) y la aplicación de
borogluconato de calcio 25% (1 ml / Kg, IV) al día siguiente de la cirugía;
 Evaluación periódica del grado de involución uterina a través de la palpación rectal; en caso
de estar retrasada se evacuan los loquios y se da tratamiento intrauterino por medio de

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infusiones antibióticas acompañadas de antiinflamatorio. De esta forma se previene la
formación de adherencias;
 La sutura de la piel se retira dos a tres semanas después.

Revisión de la involución uterina durante el posoperatorio

Cuando la paciente se encuentra en recumbencia debido al agotamiento o su temperamento no


permite realizar la técnica antes descrita, pueden emplearse la técnica ventral por línea media o la
ventrolateral.

 Cesárea en la línea media

Esta técnica se practica bajo el efecto de la xilacina en dosis elevada y anestesia local. Es
recomendable aplicar anestesia epidural alta para evitar el movimiento de los miembros pélvicos
durante la cirugía. La vaca se coloca en decúbito dorsal sobre una superficie con cama de arena o
paja para evitar lesiones en el dorso. Se prepara el área operatoria en la región ventral unos 5 a 7 cm
antes de la cicatriz umbilical hasta el borde anterior de la glándula mamaria.

La incisión se inicia caudal a la cicatriz umbilical profundizando hasta el tejido subcutáneo. La


hemostasis se hace por pinzamiento y en caso necesario se ligan los vasos que deban incidirse. En la
línea alba se practica una incisión que permita introducir dos dedos que servirán de guía para
prolongar la herida quirúrgica, la cual puede rebasar la cicatriz umbilical si es necesario. El omento
deberá ser desplazado cranealmente para exteriorizar el útero, maniobra que se facilita con la
aplicación de relajante uterino (lactato de isoxsuprin). Al mismo tiempo que se exterioriza el útero se
empuja la pared abdominal hacia abajo para hacer más cómoda la exteriorización del cuerno
grávido. El resto de la cirugía se realiza de la manera descrita en la técnica anterior.

La reconstrucción de la línea alba se logra con un patrón de sutura continuo con puntos en U
(colchonero) con material absorbible sintético No. 2 doble o triple para garantizar que resista la tensión
necesaria. Algunos cirujanos utilizan material no absorbible (nylon, poliéster o cinta umbilical), pero

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estos no siempre son tolerados por los tejidos y la reacción de rechazo producida ocasiona debilidad
del tejido con la consiguiente dehiscencia de la herida suturada.

La piel se afronta con material no absorbible No. 2 con puntos simples, teniendo el cuidado de incluir
en esta sutura al plano inferior, para no dejar espacios muertos.

El tratamiento posoperatorio es similar al citado en la técnica anterior. Debe considerarse que por
tratarse de la zona ventral del abdomen se favorece la formación de edema, el cual se controla con
la aplicación de diuréticos.

Incisión de la piel y hemostasis de los vasos

Exteriorización del cuerno uterino grávido

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Evacuación del producto

Reconstrucción de la línea alba con sutura de colchonero

 Pronóstico

La mayoría de las vacas operadas desarrollan su producción dos semanas después de la cirugía y son
capaces de tener nuevas preñeces.

Los decesos no son frecuentes, pero puede haber complicaciones graves en las vacas que
permanecieron más de 12 horas en trabajo de parto, o que sufrieron lesiones en el canal del parto y
tejidos vecinos (por ejemplo nervios obturadores) durante los intentos que realizan algunos prácticos
tratando de resolver la distocia.

Las complicaciones de la cesárea, si no se realiza un tratamiento posoperatorio adecuado, son la


inflamación de los tejidos que circundan la herida quirúrgica, retención placentaria, retraso en la
involución uterina con metritis, adherencias y peritonitis. Las tres primeras pueden ser tratadas; las
adherencias son causa de desecho por esterilidad y la peritonitis es incompatible con la vida.

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III. PROLAPSOS Y OTRAS TÉCNICAS QUIRÚRGICAS DEL TRACTO REPRODUCTOR DE LA VACA

El prolapso se define como la desubicación de un órgano de su posición anatómica normal. En el


tracto reproductor de las vacas ocurren dos tipos de prolapso: el vaginal (que puede incluir al cérvix) y
el uterino, los cuales difieren en cuanto a etiología, cuadro clínico y pronóstico, ambos deben ser
atendidos y corregidos oportunamente.

 Prolapso vaginal y cervicovaginal

El prolapso o eversión vaginal generalmente se presenta durante la gestación avanzada como


consecuencia de la presión que ocasiona el útero gestante en la cavidad abdominal. El prolapso
cervicovaginal se presenta durante el estro y también en la gestación avanzada, debido a que el
incremento en la producción de estrógenos favorece la producción de relaxina con la consiguiente
relajación de los ligamentos pélvicos y tejidos adyacentes.

En el ganado lechero se observa en vacas que tienen quistes foliculares. Las vaquillas
sobrealimentadas que acumulan mayor cantidad de tejido adiposo alrededor de la vagina, las vacas
donadoras de embriones y las que sufren lesiones vaginales durante el parto son más susceptibles a
desarrollar prolapso vaginal. También se debe considerar la exposición a alimentos que contienen
sustancias estrogénicas como los tréboles.

El prolapso vaginal puede ser de diversos grados:

I. Prolapso vaginal intermitente: se presenta cuando la vaca se echa.


II. Prolapso vaginal definitivo: comúnmente involucra a la vejiga dificultando la micción.
III. Prolapso cervicovaginal: el cuello uterino se encuentra expuesto e involucra a la vejiga
impidiendo la micción.
IV. Grados II y III con lesiones, infección y necrosis de la mucosa. Si es subagudo puede tratarse,
pero si es crónico no es posible reubicar al tejido a causa de la fibrosis.

Prolapso vaginal

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Prolapso cervicovaginal

El tejido recién prolapsado se observa como una masa de color rosa de forma redondeada y
voluminosa, pero como se expone a factores ambientales como el viento, rayos solares, polvo además
de lesiones y microorganismos infecciosos el aspecto de la mucosa cambia, pudiendo llegar hasta la
necrosis.

Se trata de un problema recurrente, las vacas que lo padecieron seguramente lo padecerán en la


siguiente gestación. Es hereditario y se presenta con mayor frecuencia en vacas gordas y en las razas
destinadas a la producción de carne, por lo que debe cuidarse la condición corporal durante el último
tercio de la gestación y las hijas de vacas con prolapso vaginal deberán ser descartadas como
vaquillas de reemplazo.

Aunque el prolapso vaginal no compromete la vida de la vaca, debe ser atendido y corregido lo más
pronto posible para evitar complicaciones ya que la desubicación de la vagina ocasiona fallas en el
aporte sanguíneo favoreciendo el proceso inflamatorio, también puede presionar la uretra lo que
impide que la vejiga sea evacuada, condición que ocasiona malestar y en los intentos por orinar se
magnifica el prolapso; también puede ser causa de distocia. El tratamiento es la reubicación manual
del tejido prolapsado.

Reducción del prolapso vaginal y cervicovaginal

Es de suma importancia sujetar a la vaca adecuadamente, de preferencia colocándola en una


manga de manejo para evitar movimientos bruscos. Debe aplicarse xilacina en dosis baja que permita
trabajar con la vaca de pie. Para insensibilizar el tejido prolapsado se aplica anestesia epidural baja.

El tejido prolapsado, los labios vulvares y el periné se lavan con agua tibia y jabón neutro. Se evita
lesionar la mucosa vaginal aplicando gel lubricante o algún ungüento en el tejido prolapsado y labios
vulvares.

Para reducir la presión de los órganos abdominales se evacua la vejiga empleando una sonda uretral
estéril. El tejido prolapsado se empuja cranealmente haciéndolo pasar a través de los labios vulvares.

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Para evitar la reproducción del prolapso se emplean diversos métodos:

1. Técnica de Buhner: se practica con una aguja larga (de Buhner) la cual se utiliza para hacer
pasar material de sutura no absorbible de calibre grueso (por ejemplo cinta umbilical)
alrededor de la vulva, en los músculos constrictores de la vagina, de manera que se hace una
sutura en bolsa de tabaco que inicia y termina en el borde ventral de la vulva. La reducción del
diámetro vulvar impide que se reproduzca el prolapso y permite la micción.
2. Sutura de los labios vulvares: se colocan dos a tres puntos simples con material no absorbible de
calibre grueso (por ejemplo alambre ahulado) tomando de lado a lado ambos labios vulvares,
evitando dejar apretados los puntos para que pueda llevarse a cabo la micción.

Sutura de los labios vulvares utilizando la aguja de Azotla

Sutura de los labios vulvares con nylon de calibre grueso o alambre ahulado

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Labios vulvares suturados con un punto en U

Labios vulvares suturados con puntos simples

Para evitar la infección del tejido suturado se aplican antibióticos de amplio espectro durante tres días;
además se limpia y aplica antiséptico con cicatrizante en los puntos de sutura diariamente.

En caso de quistes foliculares, además se aplicará tratamiento hormonal con gonadotropina coriónica
o factores de liberación de gonadotropinas.

Al momento del parto deberá retirarse la sutura para permitir que el producto sea evacuado. Si la
causa del prolapso es la presión excesiva del útero gestante no se suturan otra vez los labios vulvares. Si
la etiología es hormonal se coloca la sutura nuevamente.

Las complicaciones más frecuentes de la reubicación del prolapso vaginal y cervicovaginal son la
recurrencia, dehiscencia e infección en el tejido suturado. Algunos casos pueden complicarse con
edema maligno si no se tienen las medidas adecuadas de higiene.

 Prolapso uterino

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La eversión uterina es una complicación esporádica que ocurre poco tiempo después de efectuarse el
parto; se asocia con la hipocalcemia, que ocasiona disminución del tono del músculo uterino e inercia
uterina lo que conlleva a una distocia y retraso en la involución del cérvix, por lo que la distocia puede
anteceder al prolapso uterino, al haberse realizado una extracción forzada.

El prolapso uterino siempre es total dejando ver el endometrio, ocasionalmente con las placentas
adheridas. Inmediatamente después de que se produce los tejidos se encuentran normales, pero
conforme transcurre el tiempo la matriz se inflama y edematiza. Con frecuencia el endometrio se
encuentra contaminado con heces y material de la cama y en algunos casos puede haber
laceraciones en la pared uterina. El útero prolapsado puede contener asas intestinales y la vejiga
urinaria repleta.

Las vacas afectadas pueden estar aún de pie, manifiestan dolor abdominal, se rehusan a moverse, no
comen y la frecuencia respiratoria y pulso se encuentran incrementados. Otras se encontrarán en la
segunda fase de la hipocalcemia. Algunas presentan choque y mueren.

Las vacas deberán aislarse del resto del rebaño y ubicarse en un lugar seguro en espera de ser
atendidas por el veterinario. El tejido prolapsado debe protegerse cubriéndolo con toallas húmedas,
para evitar traumatismos o ruptura uterina.

Siempre es una emergencia y de no atenderse oportunamente el pronóstico se agrava y los animales


mueren.

Vaca con eversión uterina en la primera fase de la hipocalcemia

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Vaca con eversión uterina en decúbito debido a la hipocalcemia

Corrección del prolapso uterino

Esta técnica es exitosa cuando se practica poco tiempo después de haberse producido el prolapso
(primeras 3 horas) y conforme avanza el tiempo, se reduce el porcentaje de recuperación y se
dificultan las maniobras para realizarla.

La primera medida será corregir la hipocalcemia.

El tejido prolapsado debe ser lavado con una solución antiséptica. Si las membranas fetales se
encuentran adheridas se remueven sólo cuando éstas pueden separarse con facilidad. El útero se
coloca en una sábana de tela o plástico limpio para aislarlo. En caso de estar la vaca de pie dos
ayudantes deberán mantener elevada la sábana a cada lado del cirujano que se encuentra
colocado detrás de la vaca. La evacuación de la orina por medio de una sonda vesical permite
maniobrar mejor al haber mayor espacio en la cavidad pélvica.

La reducción del prolapso se practica empujando el tejido con las manos y dedos extendidos para
proteger el paso de las carúnculas a través de los labios. Es necesario aplicar lubricante para evitar
causar lesiones. La aplicación de relajante uterino como el lactato de isoxsuprin o el bloqueo epidural
con xilacina y lidocaína facilita la manipulación del tejido prolapsado.

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Reducción del prolapso uterino cuidando de no lesionar las carúnculas

La elevación del tren posterior facilitará la reducción del tejido prolapsado al disminuir la presión de las
vísceras, especialmente si la vaca se encuentra en decúbito. En cuanto es reposicionado el útero en la
cavidad abdominal, deberá acomodarse manualmente hasta colocarlo en extensión. Para controlar
la infección de la matriz se colocan 6 a 8 bolos con antibiótico en el endometrio y se aplica algún
antibiótico por tres días por vía parenteral. Inmediatamente después de la reubicación del útero se
aplica ocitócico, para promover las contracciones uterinas. Como medida de confianza para el
veterinario y el ganadero, se aplican dos puntos de sutura en la vulva con material sintético grueso, el
cual deberá ser retirado 24 a 48 horas después.

Aplicación de puntos de sutura en los labios vulvares

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Tratamiento posoperatorio

Es indispensable aplicar antibiótico de amplio espectro durante tres a cinco días. Si la placenta se
encuentra retenida se retira manualmente al día siguiente de la reducción del prolapso. Debe
promoverse la involución uterina con la aplicación de fármacos hormonales como las prostaglandinas
y el cipionato de estradiol, además de aplicar infusiones intrauterinas con antibiótico después de
evacuar los loquios. El número de tratamientos intrauterinos depende del grado de involución.

Algunas complicaciones de la eversión uterina son:

 Broncoaspiración como consecuencia de la hipocalcemia de tercer grado. Se previene


aplicando borogluconato de calcio antes de reposicionar al útero.
 Choque hipovolémico debido a hemorragia uterina. El sangrado se controla suturando la lesión
uterina.
 Metritis. Es una complicación frecuente por la contaminación que sufre el endometrio, así como
por la aplicación de azúcar o sal que aplican al útero evertido, lo que provoca irritación al
tejido. Se corrige aplicando infusiones intrauterinas con antibióticos.
 Peritonitis. Puede desarrollarse en caso de lesiones uterinas que permitan el paso de gérmenes
de la luz del útero hacia el peritoneo visceral.
 Septicemia. La migración de bacterias a partir del útero es consecuencia de la carencia de
antibioterapia.
 Necrosis uterina. Se presenta cuando el prolapso no es corregido de manera oportuna.
 Ruptura uterina. Con prolapso de asas intestinales y vejiga.

Prevención

Como el prolapso uterino se asocia a la hipocalcemia, deberá evitarse que ésta se presente,
proporcionando una dieta adecuada adicionando sales minerales y por medio de la aplicación de
fármacos que contengan fósforo, el cual activará el funcionamiento de la glándula paratiroides.

 Desgarro del tabique anovulvar

Las vacas durante el parto padecen de desgarros anovulvares y rectovaginales con mayor frecuencia
que las fístulas rectovaginales. La mayoría de las veces se presenta cuando se realiza extracción
forzada del producto de manera inapropiada, es decir antes de que se haya concluido la dilatación
del canal del parto, aunque también puede suceder de manera espontánea.

El desgarro se presenta en la comisura dorsal de la vulva y puede llegar hasta la vagina. La laceración
puede ser de primer grado incluyendo solo la mucosa, de segundo grado que involucra tejidos
internos de la vulva y vagina dejando ver la grasa perivaginal o de tercer grado extendiéndose hasta
el esfínter anal y el tabique rectovaginal.

Las laceraciones de primer grado pueden sanar de manera espontánea o con la aplicación de
sustancias antisépticas y cicatrizantes que aceleran el proceso de recuperación. Las laceraciones de
segundo y tercer grado deben tratarse quirúrgicamente de preferencia el mismo día que ocurrió el
desgarre o 30 a 45 días después, cuando el proceso inflamatorio agudo ha desaparecido, ya que
durante este período el tejido se necrosa ocasionando fallas en la reconstrucción.
Las vacas con desgarros de tercer grado presentan infertilidad debido al proceso crónico infeccioso e
inflamatorio del tracto reproductor que se ocasiona debido a la contaminación con heces que caen
del recto y ano hacia la vagina.

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Desgarro de tercer grado que involucra al ano y los labios vulvares

Unas horas después de producirse el desgarro el tejido se inflama, edematiza y sufre necrosis. El daño a
los tejidos maternos durante el parto se previene realizando una episiotomía para permitir que la
cabeza del producto se exponga sin ocasionar desgarres.

La episiotomía consiste en realizar dos cortes dorsolaterales, una a cada lado de los labios vulvares.
Estos cortes se practican cuando los tejidos están sufriendo presión por la presencia de la cabeza del
producto. Es necesario aplicar anestesia local o regional para practicar los cortes, la reconstrucción
de las heridas se realiza utilizando material absorbible en el tejido subcutáneo y material no absorbible
en la piel, que han de retirarse transcurridos doce a catorce días.

Plastía del tabique anovulvar

El ayuno preoperatorio puede ayudar a mantener la zona libre de heces durante la intervención. Antes
de la cirugía se evacua el útero por medio de masaje rectal y se aplica una infusión uterina con
antibiótico para tratar la infección.

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Infusión uterina con antibiótico para tratar la infección

La operación se efectúa con la paciente de pie, previa sedación con xilacina al 2% (20 mg, IV). Se
aplica anestesia epidural con lidocaína 2% (7 a 10 cc) y se sujeta la cola para que no interfiera en el
área perineal. Se evacuan las heces del recto; la vagina, la vulva y el recto, se lavan y se realiza la
antisepsia.

Se colocan un punto de referencia a cada lado del borde dorsal de la vulva, con material no
absorbible, dejando largos los cabos para poder tirar de ellos con el fin de ampliar el campo
operatorio.

Los puntos de referencia en el borde dorsal de la vulva son de utilidad


para exponer los tejidos que han de intervenirse

Se practica una incisión longitudinal, retirando aproximadamente medio centímetro de grosor a lo


largo del borde fibroso cicatricial del desgarro, con la finalidad de reavivar los bordes del tabique
anovulvar. La hemorragia que se produce es mínima.

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Reavivamiento del borde cicatricial sin retirar un exceso de tejido

El tejido reavivado se aproxima con puntos en U simples de nylon o poliéster del No. 2, que van del
techo de la vagina hasta llegar a la submucosa rectal del lado izquierdo; se pasa a la submucosa
rectal y al techo de la vagina del lado derecho en donde se anuda. Esta sutura se comienza en el
extremo craneal y se aplican los puntos a una distancia aproximada de un centímetro entre uno y otro
hasta llegar al extremo caudal a nivel del esfínter anal.

Puntos en U de material no absorbible

La reconstrucción se completa con puntos simples en los labios vulvares y la aplicación de cicatrizante
en la herida.

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Reconstrucción del tabique anovulvar finalizada

Durante el posoperatorio se aplican antimicrobianos durante 4 a 5 días por vía parenteral, además de
cicatrizante local diariamente durante 10 días y se proporciona una dieta con forrajes suculentos para
que las heces sean acuosas.

Los puntos se retiran 15 a 20 días después de la cirugía, después de aplicar una infusión uterina con
antibiótico. Para facilitar esta maniobra se coloca a la vaca en una manga de manejo, la región
perineal se lava con agua y jabón, se separan los labios vulvares y con una pinza se sujeta el material
de sutura para cortar con tijera a nivel del nudo. En caso de no haberse completado la cicatrización
se retiran puntos alternos y los que permanecen serán retirados una semana después.

 Urovagina

La urovagina es la acumulación de orina en la porción craneal de la vagina. Esta alteración ocasiona


infertilidad debido a la vaginitis y cervicitis crónica que produce la presencia de orina, la cual puede
penetrar hasta el útero durante el estro causando endometritis. Además la orina es letal para los
espermatozoides.

Esta patología es más frecuente en vacas pluríparas que tienen una conformación inadecuada del
vestíbulo vaginal debido a las múltiples gestaciones o a la disfunción del músculo constrictor del
vestíbulo que sufre daño durante el parto. Los traumatismos asociados a la distocia y los desgarres
perineales también ocasionan cambios en la conformación de la vagina. Las razas bovinas más
predispuestas son la Holstein y la Charolais. Se cuestiona la influencia hormonal debido a que un
número importante de vacas donadoras de embriones que fueron superovuladas varias veces
desarrollaron urovagina.

La inclinación craneoventral de la pelvis que se observa más en vacas viejas, así como el daño al
músculo constrictor del vestíbulo vaginal hacen que el orificio uretral se ubique dorsalmente a la
porción craneal del piso vaginal, favoreciendo que se acumule la orina cuyo peso provoca que la
vagina se desplace craneoventralmente complicando aún más el problema.

El diagnóstico presuntivo se puede hacer cuando la orina es evacuada de la vagina durante el


examen rectal y se confirma por medio del examen con un espejo vaginal. La cantidad de orina

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encontrada es variable pudiendo ser desde 200 ml hasta más de 2000 ml. Algunos animales se pueden
recuperar de manera espontánea, pero la mayoría requieren ser corregidos quirúrgicamente.

Reducción del diámetro del vestíbulo vaginal

Esta técnica la describieron los médicos veterinarios González y Astiz en 2001. Consiste en la
reconstrucción de la constricción himeneal que ocasionará una reducción de la abertura vaginal
semejante a la que se encuentra en las novillas vírgenes dando lugar a la separación casi total del
vestíbulo vaginal de la vagina.

La cirugía se practica con la vaca de pie, bajo el efecto de la xilacina y anestesia epidural. El recto se
vacía manualmente para evitar la contaminación con heces; también se retira la orina acumulada en
la vagina para luego hacer lavado y antisepsia del periné, vulva, vestíbulo y vagina. Es recomendable
aplicar una infusión intrauterina con antibiótico para tratar la endometritis.

La exposición del campo se logra manteniendo abiertos los labios vulvares a través de dos puntos de
referencia en las comisuras laterales de la vulva, colocando pinzas o material de sutura no absorbible.

Aplicación de dos puntos en los labios vulvares que ayudarán a exponer el campo operatorio

Se coloca una sonda estéril en la uretra con el fin de evitar lesionarla. Con una aguja semicurva y
material absorbible sintético (PDS, Monocryl No. 1) se realiza una sutura circular a nivel del orificio
himeneal. La sutura se comienza en la línea media dorsal cuidando de no perforar el recto y se
continúa en sentido de las manecillas del reloj, siempre reintroduciendo la aguja por el sitio donde sale
la sutura. En la región ventral se cuida de no lesionar la uretra. Al concluir la sutura se tensa el material
hasta que el diámetro permita solo el paso de dos dedos y se anuda. En el vestíbulo vaginal y área
suturada se aplica alguna pomada antibiótica para tratar la vaginitis ocasionada por la manipulación.
Se retiran los puntos de referencia y la sonda uretral.

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Sonda uretral colocada para evitar lesionar la uretra

Sutura concluida. Nótese la elevación del piso vaginal

 Carcinoma vulvar

La neoplasia más frecuente en los labios vulvares es el carcinoma de células escamosas. Se presenta
principalmente en animales que tienen la piel de la vulva despigmentada y es más común en países
con climas cálidos, por lo que se presume que los rayos ultravioleta representan un factor
predisponente. En un inicio las lesiones son pequeñas, redondeadas, rojizas, con aspecto de coliflor
que apenas rebasan la superficie. Con el tiempo las lesiones aumentan de volumen invadiendo
rápidamente el tejido vulvar y vaginal llegando a extenderse hasta el ano, además se ulceran, se
infectan y sangran con facilidad. Se observan casi siempre en la unión mucocutánea de los labios
vulvares.

Aunque la porción perceptible de la neoplasia sea pequeña debe extirparse lo más pronto posible
porque se implanta e invade desde los tejidos internos. Las lesiones grandes ocasionan deformación de
la vulva y son inoperables debido a la pérdida de tejido que se ha ocasionado.

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Carcinoma vulvar ubicado en el borde dorsal de la vulva

Extirpación del carcinoma vulvar

La cirugía se practica bajo el efecto de la xilacina y anestesia epidural baja, con la vaca de pie. Se
recomienda evacuar el recto antes de comenzar la cirugía para evitar la contaminación con heces.
Para asegurar la extirpación de la neoplasia debe hacerse un corte en forma elíptica en el tejido sano,
a un centímetro de distancia o más del tejido neoplásico. La incisión se profundiza ya que la neoplasia
generalmente tiene forma cónica con el vértice implantado profundamente. La hemorragia puede ser
abundante. La hemostasis se logra al suturar el tejido incidido con material absorbible No. 0 con puntos
simples o en X, iniciando en la región más profunda. La piel se afronta con puntos simples con material
no absorbible No. 1. En la piel se aplica un antiséptico con cicatrizante.

Incisión elíptica alrededor de tejido neoplásico

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Profundización de la incisión

Sutura de planos internos con material absorbible

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Piel afrontada con puntos simples de material no absorbible

Para prevenir la infección se inyecta antibiótico de amplio espectro durante tres días y se aplica
cicatrizante en la herida durante 15 días. El material de sutura de la piel se retira dos semanas después
de la cirugía.

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