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Una de las características de la sociedad de consumo es que los objetos, las relaciones, las
situaciones suelen tener fecha de caducidad. Nos cansamos de algo, lo desechamos y buscamos
algo nuevo. En la sexualidad, muchas parejas empiezan a aburrirse y entran en el surco de la
rutina o el cansancio sexual. El tantra es una concepción de la vida que ofrece recursos muy
poderosos para contrarrestar esta situación.
Para el tantra, el único tiempo que existe es el presente. En él coexisten los eventos ya
sucedidos en nuestra existencia que contribuyen a que seamos quienes somos hoy y creamos desde
nuestra intención lo que pretendemos vivir. El momento presente, además, es sagrado, porque es
único en el don de la vida que tenemos, que se va “acercando a su final” (según la concepción lineal
de la que hablábamos). Con lo cual, lo más sabio parece concentrarse en lo que es hoy, como si
fuera la primera vez y como si fuera la última. Hoy, aquí y ahora, es lo único que existe.
Recurso: Poner entre paréntesis ideas, pensamientos, recuerdos e imaginaciones y abrirse
plenamente a la experiencia con esta persona, en esta situación, en este lugar, con este estado de
ánimo en el que estoy y en el que está mi pareja y ver qué sucede, abrir la puerta del flujo de
sensaciones y de energía entre ambos.
La respiración
Podemos estar unos cuantos días sin comer, algunos menos sin tomar agua, pero: ¿cuánto tiempo
podemos estar sin respirar? Apenas unos pocos minutos. Eso nos da el pleno derecho a decir que la
respiración es la vida.
Cuando nacemos, lo que indica el ingreso a este mundo es la primera inhalación y cuando morimos
lo que da cuenta de nuestra partida, es la última exhalación. Por eso, en el tantra (el camino de la
conciencia plena de la vida y el amor) prestamos mucha atención a la respiración. Si llevamos
nuestra atención a ella, nuestra mente estará aquí y ahora, porque no se puede respirar en el pasado
ni el el futuro. La manera en que respiramos influye sobre nuestra emocionalidad, sobre la apertura
de nuestro cuerpo a las sensaciones, modifica la manera en que sentimos el placer.
Es posible respirar de manera superficial o profunda, lenta o rápida, con combinaciones de ambas
dimensiones.
Recurso: Al principio del encuentro sexual, sentarse en pareja, desnudos, frente a frente. Aquietar la
mente y conectar con el propio cuerpo, con los ojos cerrados por unos minutos y luego llevar la
atención a la respiración. En primer lugar, a la propia. Más tarde registrar la de nuestra pareja, para
encontrar un ritmo de ambos. La conciencia se aquieta y se entra en comunión con el propio cuerpo,
la propia vida y la de nuestro compañero. Entonces, la persona a quien tenemos enfrente comienza a
ser alguien con quien conectarnos desde el centro del cuerpo y del alma. Empezamos a sentir que
estamos con alguien, a quien podemos ver y percibir.
En una entrega anterior, comentamos algunas de las características del tantra que, como filosofía,
puede ayudarnos a vivir con más conciencia, plenitud, pasión y amor por la vida y por nuestra
pareja. En esta nota completamos el panorama.
El culto a lo femenino
Una de las maneras de llamar al tantra es “el culto a lo femenino”. Esto no significa únicamente la
honra y respeto profundos a la mujer en la relación, aunque también esto es verdadero. Cuando
hablamos de lo femenino, estamos refiriéndonos a las características arquetípicamente femeninas de
la experiencia vital: la sensibilidad, la percepción sutil, la ternura, el cuidado, la escucha y la
suavidad. Una de las características de la sexualidad tántrica es el profundo respeto hacia el cuerpo,
la honra de la mujer como potencial creadora de vida (y no solamente en cuanto a su capacidad de
ser madre), la reverencia hacia los tiempos necesarios de cada proceso, la atención a los ciclos.
Todas estas particularidades hacen que el varón tántrika esté profundamente dispuesto a acompañar,
respetar y esperar a su compañera y a poner su disfrute al servicio de ella que, a su vez, le
proporcionará un inmenso placer. El placer masculino proviene fundamentalmente de proporcionar
disfrute a su mujer y de percibir las muestras de placer de ella que van elevando cada vez más su
propia excitación. A diferencia de la sexualidad occidental “promedio” en la que la mujer está “al
servicio” del placer del hombre, en el tantra el varón está “al servicio” del disfrute de su compañera.
Recurso: Durante el encuentro sexual, la propuesta es que el varón explore activa y suavemente el
cuerpo receptivo de su shakti (diosa) y que descubra qué y cómo (escuchando, percibiendo,
sintiendo con sutileza) puede ir contribuyendo a aumentar su excitación hasta que ella tenga al
menos un orgasmo antes de penetrarla. Ella aprende a recibir las caricias y expresar qué y cómo le
gusta. Este intercambio será profundamente gratificante para ambos y una vez satisfecha ella podrá
“devolver” con creces el placer recibido. Esto, además de expresar lo que le gusta de lo que le están
haciendo, que es excitante para el compañero porque siente que lo que hace “tiene efecto”, una
cualidad esencialmente masculina.
En recuadro
Cuando el cansancio es físico
A veces, las personas terminan cansadas y/o desenergizadas después de un encuentro sexual. Y la
experiencia, en lugar de ser dadora de vida y de salud, termina siendo un drenaje de energía. Esto
suele ser un indicador de que algo está desarmonizado entre las dos personas. Algunas claves para
resolver esta situación:
• Preguntarse si además de cansancio y poca energía, siento plenitud y/o satisfacción.
• En el caso de que no, reflexionar sobre qué necesidad profunda no está siendo satisfecha.
• En una conversación tranquila, no durante el encuentro sexual, sino en otro momento y de
una manera positiva y cuidadosa, pedir aquello que necesito, a nivel corporal, emocional o
espiritual.
• Respirar conscientemente antes del encuentro.
• Dar tiempo a ir percibiéndose mutuamente, sin apurarse.
• En el caso de los varones, ir aprendiendo a retrasar con conciencia el acto eyaculatorio, para
evitar perder energía con la emisión de semen. Con una percepción acrecentada y sutil, es
posible aprender a tener orgasmos sin eyacular.