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Citas de IMÁGENES DEL MATRIARCADO

Johann Jakob Bachofen, EL DERECHO MATERNO:

Partiendo de la maternidad que concibe, representada por su imagen física, la


ginecocracia figura entre la materia y los fenómenos de la vida de la Naturaleza, de la
que toma su existencia interna y externa, siente más vivamente que las generaciones
posteriores la unidad de toda la vida, la armonía del todo, del que todavía no se ha
emancipado, experimenta más profundamente el dolor por la muerte y por la
caducidad de la existencia telúrica, a la que la mujer, sobre todo la madre, dedica sus
lamentos, busca ansiosamente consuelo, lo encuentra en los fenómenos de la vida de la
Naturaleza, y la une de nuevo al vientre que pare, al amor que concibe, nutriente, de la
madre. Obediente en todo a las leyes de la existencia física, vuelve su mirada hacia la
Tierra.
Todas estas cualidades del patriarcado llevan a una conclusión: en el realzamiento de
la paternidad está el abandono del espíritu de los fenómenos de la Naturaleza, en su
victoriosa ejecución, una elevación de la existencia humana por encima de la ley de la
vida material. El principio de la maternidad es común a todas las esferas de la creación
telúrica, y así el hombre, mediante la preponderancia que le concede a la potencia
engendradora, sale de aquella unión y se da cuenta de su elevada tarea.

Otto Gross, EL ORIGEN COMUNISTA DE LA SIMBÓLICA DEL PARAÍSO:

El matriarcado no impone barreras o normas, ni moral o control a la sexualidad.


Desconoce el concepto de la paternidad y no precisa su comprobación en el caso
concreto. Acepta la maternidad como el mayor trabajo prestado a la misma sociedad
en tanto que representante legal legítima de las futuras generaciones y traslada a la
sociedad la obligación de la compensación material; es decir, no tiene motivo para
evidenciar la paternidad, justo lo contrario de lo que ocurre en el patriarcado que se
basa en la determinación de un sujeto responsable y obligado a pagar y que, por tanto,
necesita convertir las condiciones indispensables para conseguir tal evidencia – en
primer lugar la obligación de la exclusividad sexual – en el contenido de su moral y de
sus instituciones.
He aquí la diferencia decisiva y esencial. El matriarcado sitúa el conjunto de los
derechos y obligaciones, de responsabilidad y vínculo, entre los individuos en un lado
y la sociedad en el otro. La institución patriarcal, en cambio, desplaza el centro de
gravedad al vínculo jurídico entre los individuos. En el poderío del matriarcado toda
entrega individual sólo puede hacerse valer en la relación del individuo con la sociedad
y toda sensación de poder sólo existe en la colectividad. En la relación mutua de los
individuos se da el espacio para desarrollar unas relaciones que pueden mantenerse
como fin en sí y que están libres de aspectos de autoridad y poder. El matriarcado no
contamina las relaciones entre los sexos con obligaciones, moral y responsabilidad, con
imperativos económicos, legales o morales. No conoce el poder ni la sumisión, ni la ley
contractual, ni autoridad, ni matrimonio o prostitución.

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