habfan ido hacer la plaza. A que sitiene asco,
le careé Pablo, el primo: a que no. A que si. A
que no. Y se hicieron las pruebas. Yococo se
rela y acepté las propuestas. Pablo trajo ajf
rocoto molido, del més temible, capaz de hacer
candela la saliva del mismo diablo. Lolo al ver
el ajf se le saltaron los ojos. pero dijo: como
poner un chocolate en la boca de Yococo. Tuve
miedo por mi hermano. Le pusieron el aji
rocoto en un platito y Yococo feliz por lo que
Je proponian, riendo, riendo se comié en seis
cucharadas todo el ajf. Luego. nunca sintio
molestia ni ardor alguno en la boca. iGuauul,
Pablo, aullando como perro asustado. Y todos
quedamos admirados de que sea demasiado
cierto. Y al vernos asi sorprendidos, Yococo
"i6 més, chillando hasta la tos y el chillido.
Pablo, no convencido, ojos saltacos alargé la
viborilla de la lengua al plato de aji y la sacé
hecha brasa encendida, hasta la ldarima. Tuvo
Que enjuagarse la boca con agua y jabén
Escupir ochenta veces, rascarse la lengua.
También reimos. Luego, en el mismo plato,
Pablo puso excremento fresco de perro. Todos
hicimos gestos de asco. Yo quise vomitar, se
me salfan las tripas por la boca. No, no, eso
no, dije. Ti, calla, loca, me dijeron. Me hundt
en el fondo de la casa. Vi desde ahi, tras las
Paredes de quincha, cémo el fiel cerdo
Celedunio hociqueaba por curiosear cémo los
hombrecitos bromeaban con Yococo. Quise
ser una paloma y no pude. Quise flotar. Cerré
os ojos para ser una paloma y como no pude,
lloré. Me fui a ver cémo eran los polluelos
Son cabezones, pelados y temblorosos, feos
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como Yococo; por eso yo queria mucho a los
polluclos de las palomas. Y para que no
moleste, vi también cémo los chibolos is
metfan un rocoto pelado en el ca
Celedunio. ¥eémo él hua, pararisa de todos,
arrastrando el infeliz trasero en el suelo. Volvi
‘a cerrar los ojos, y no pude ser paloma.
Sali luego a la calle. Ya felcitaban v
aplaudian muchos hombrecitos a Yoraco, Lo
wuerfan celebrar levantdndolo en los hombros,
I se refa y no los dejaba. Yo-co-co, Yoroo-ce.
Hombrecitos sobre sus cerdes, encaramados
sobre zancos.Yo-co-ca, Yo-coo,ecoreaban,
le toreaban. Divino Yococo. Hombrecitos de
moco verde; mocos que subiany bajaban con
hélices mariposeando en las narices. Pablo, sin
que viera Yococo, me levanto en peso y me
melié dentro de la casa. Como le digas a tu
mamd te mato. Te bajo el calzén yfe meto un
cuchillo; luego, todo el palo de escoba en el
polo; luego, fe clavo seis ajies ahi delante, con
;pepay todo, como al Celeduio, oo decirme,
Y como yo no protesté, para probar si eta vo
Joca como mi hermano, me abrié le boca ala
fuerza y me hizo tragar un trovo de excrementon
de él mismo, que é mistno habia hecho abt a
mi ladito, Me puse a voritary set due m
moria, Doia duana y mama me hallaron
regada debajo de la mesa. Y al verme asi,
como dormida, con las manos y la
embarradas de vémito y caca, me tuvieron
por loca.
Un dia crei que a mama la ney
queriendo matar. Dofia Juana se habfa ido
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