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I. PANORAMICA
BIBLIOGRAFÍA: BACIGALUPO, Delito y puniblidad, 1983; SCHÜNEMANN,
Introducción al razonamiento sistemático en Derecho penal, EH-Roxin, 31
ss.; SILVA SÁNCHEZ (ed.), Sobre el estado de la teoría del delito, 2000; TORÍO
LÓPEZ, Racionalidad y relatividad en las teorías jurídicas del delito, ADP,
1989, 489 ss.; WOLTER/FREUD (eds.), El sistema integral del Derecho penal,
2004.
La Parte Especial (PE) del Código Penal (libro II) contiene los
comportamientos que el derecho penal español considera delictivos. Su
estudio particularizado corresponde a la PE de la asignatura. Ahora bien,
puesto que para que haya responsabilidad penal hace falta, además, que a la
realización del comportamiento así descrito en sus características particulares
se sumen otras comunes a todos ellos, surge la Parte General (PG) del
derecho penal, donde se estudian las características generales comunes a
todos los delitos, que están recogidas en el libro I del CP.
Teniendo en cuenta las particularidades de cada delito y las notas que poseen
en común todos para que haya responsabilidad, puede definirse el delito de la
siguiente forma: Comportamiento típico, antijurídico, culpable y punible.
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tipicidad y antijuricidad no hay culpabilidad; por lo que su estudio debe ser
ordenado, comenzando por la tipicidad y continuando por al antijuricidad y la
culpabilidad. Ahora bien, en cuanto que hemos considerado a estas
características definidoras del hecho punible como predicados valorativos de
algo: la acción o comportamiento, antes de proceder a ese estudio, hay que
comenzar estudiando la acción, las propiedades del comportamiento humano
que puede ser objeto idóneo de normación a través de las características de la
tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad.
II. LA ACCIÓN
BIBLIOGRAFÍA: BORJA JIMÉNEZ, Funcionalismo y acción, EPC, XVII, 1994, 9
ss.; CEREZO MIR, El finalismo, hoy, ADP, 1993, 5 ss.; JAÉN VALLEJO, El
concepto de acción en la Dogmática penal, 1994; SILVA SÁNCHEZ, La función
negativa del concepto de acción, ADP, 1986, 905 ss.
Según el art. 138, “el que matare a otro será castigado, como reo de
homicidio, con la pena de prisión de diez a quince años”. Al igual que el tipo
de homicidio, del art. 138, la mayor parte de los restantes tipos de delito del
CP contienen un sujeto, un verbo de acción y un resultado. Pues bien, durante
mucho tiempo se discutió si el delito debe entenderse como la causación de
un resultado (concepto causal de acción), como el comportamiento dirigido
al resultado (concepto final de acción), poniendo el acento la primera
concepción en el resultado y la segunda en la acción; o como la acción y el
resultado que tienen relevancia social, no cualquier otro (concepto social de
acción).
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que no hay resultado, el delito no puede definirse causalmente, y sí como el
comportamiento dirigido (dolo) a causar el resultado.
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jurídicas, pero distinta a la de la persona física en la que en principio piensan
los tipos penales (vid. infra).
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consistente en haber causado la muerte de alguien. A, que tiene en sus manos
un salvavidas, no lo arroja a B, que se encuentra en el mar a punto de perecer
= comportamiento omisivo o delito de omisión. 2. A su vez, tanto el
comportamiento activo como el omisivo pueden producir el resultado lesivo
bien dolosamente bien imprudentemente. Ejemplos: A dispara contra B con
el propósito de matarlo = delito doloso de comisión. A conduce a velocidad
excesiva, con lo que invade el carril contrario al entrar en una curva y
ocasiona una colisión mortal = delito de comisión imprudente.— De aquí que
la sistemática que sigue el programa de la asignatura se ocupe, en primer
lugar, del tipo del delito doloso de acción, donde, por constituir la modalidad
delictiva más completa y desarrollada, se estudiará la problemática genérica
de la tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad, junto con los grados
imperfectos de ejecución (tentativa) y la autoría y la participación o
intervención de varios sujetos en el delito. Y a continuación el delito
imprudente y el delito de omisión, con sus peculiaridades en el ámbito de la
tipicidad, antijuricidad y culpabilidad, grados imperfectos de ejecución,
autoría y participación.
1. LA TIPICIDAD
A. FUNCIONES DE LA TIPICIDAD
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B. EL TIPO DE INJUSTO
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del disparo sin ser consciente de lo que estaba ocurriendo, el autor no ha
hecho nada meritorio para que se le rebaje la pena del delito consumado a la
de tentativa (la inferior en uno o dos grados).
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comprobación en la realidad mediante mera representación psicológica:
golpear p. ej. en los delitos contra la integridad (toda clase de golpes lo
integra), los normativos requieren siempre una valoración del intérprete
sobre su concurrencia, como p. ej. el honor en el delito de injurias, que
requiere una valoración del juez sobre el carácter injurioso de la expresión
proferida. La distinción puede influir sobre el error, ya que será más difícil
que el autor sufra un error sobre elemento descriptivo (todo el mundo sabe
que si golpea hace daño) que sobre el elemento normativo (ejemplo: quien
ayuda a ocultar pruebas de un homicidio en legítima defensa cuyo autor no
quiere que se aireen “trapos sucios” cree que el encubrimiento del art. 451 ha
de serlo de una persona responsable; vid. art. 453).
D. TIPO OBJETIVO
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siendo la causación de ese resultado típico elemento esencial a comprobar
para que el delito se dé consumado.
a. Causalidad
a’. Concepto
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existencia de una ley general de la causalidad conocida, pues si no se sabe
cómo actúa un determinado tipo de condición (p. ej. un veneno) sobre un
determinado estado de cosas (p, ej. un organismo humano vivo) no se puede
colegir si la consecuencia (muerte) ha tenido su origen en la condición
(veneno). En cambio, conocida la ley causal, es la fórmula de la conditio la
que permite su aplicación al caso concreto.
b’. Consencuencias
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condición puesta en marcha por C no ha sido causal de la muerte de B porque
su muerte se iba a producir de todas formas media hora después (aplicación
de la fórmula de la conditio sin modificar), de resultas de la acción de A, y la
acción de A en realidad no ha causado la muerte de B, nos encontraríamos
con la paradoja (¡) de que nadie ha matado a B. De ahí cabe extraer la
conclusión de que para poder aplicar la fórmula de la conditio debe excluirse
toda consideración de la condición que habría producido el resultado en
ausencia de la condición que realmente la produjo (causalidad hipotética).
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b. Imputación objetiva
Para seleccionar de entre los muchos resultados que una acción puede causar
aquellos que realmente están desaprobados por el derecho, surge la doctrina
de la imputación objetiva, según la cual el resultado típico causado sólo se
imputa cuando además haya tenido su origen en la creación por parte del
autor de uno de los riesgos de lesión del bien jurídico en que pensó el
legislador al promulgar la norma que contiene el tipo objetivo del delito en
cuestión y al mismo tiempo ha sido ese riesgo el que se ha concretado en el
resultado. De esta premisa, se derivan los siguientes principios o criterios de
imputación:
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conductor inexperto invade el acerado donde se encuentran varias personas,
de las que atropella a una mientras que otra es atropellada por otro automóvil
que circula correctamente dado que aquélla, víctima del pánico, se había
precipitado en la calzada: Imputación del primer resultado pero no del
segundo (vid. STS de 27 de enero 1984). Otro ejemplo: La muerte por infarto
del padre del accidentado al saber del atropello.
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por un autor que actuando antes lo utiliza a él, en cuyo caso el resultado se
imputa al autor mediato (vid. infra). Cuando, finalmente, quien actúa antes y
quien actúa después, ambos, actúan imprudentemente, será cuando cabrá
favorecer a quien actuó primero, por eso, estos casos son los mas
interesantes y fructíferos para aplicar la teoría de la prohibición de regreso.
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preferencia no remite a cuál de los dos se inició primero, sino a cuál de ellos
ha producido antes sus efectos, lo que puede hacer el iniciado después.
Ejemplos: En un montacargas con el cable deteriorado por no revisarlo, se
introduce más carga de la permitida, con lo que el montacargas se desploma.
Aquí, aunque tanto lo deteriorado del cable como el exceso de carga han
contribuido al accidente, el mismo y sus consecuencias son imputables a
quien no vigiló el estado del cable, ya que si el cable no hubiese estado
deteriorado (antes) el exceso de carga (posterior) no habrá tenido un efecto
tan fulminante. Un tejado extraordinariamente cargado de nieve por la dureza
del invierno y al que además el arquitecto que construyó la casa no dio la
inclinación exigida, acaba viniéndose abajo, sin que el tejado, de haber tenido
la inclinación exigida, hubiese soportado en cualquier caso avalancha tan
grande: el resultado es imputable al fenómeno natural.— Lo que se dilucida
en estos casos, ésta es su peculiaridad frente a los estudiados antes, con la
consideración general acerca de si el riesgo creado pertenecía al ámbito de
protección de la norma, es si el resultado debe imputarse al riesgo creado por
el autor o más bien a otro no creado por él y unido más directamente al
resultado.— La fórmula para estos casos, que además proporciona su
fundamento es la siguiente: En los delitos de resultado, para que el resultado
se impute es necesario que el comportamiento prohibido en relación con su
prevención lo haya causado de una forma decisiva. Esa importancia
disminuye a medida que hay otros factores de riesgo que influyen más
decisivamente que el comportamiento típico considerado en la producción
del resultado.
E. TIPO SUBJETIVO
a. Dolo
a’. Concepto
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Ejemplo: El autor conscientemente que dispara en dirección a un hombre se
representa y quiere realizar las circunstancias constitutivas del tipo de
homicidio.— El CP no define en ningún lugar el dolo (tampoco la
imprudencia). La única forma de de hacerlo, al menos en su aspecto
intelectivo, es acudiendo al art. 14, donde se dice que el error sobre hecho
constitutivo de la infracción excluye la responsablidad, para concluir que a
sesu contrario el dolo es conocimiento de los elementos de la infracción
penal.
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deseo en el momento de realizar la acción que acarreará el resultado con
seguridad. En este sentido, se dice que el conocimiento seguro equivale al
dolo, permitiendo prescindir de la voluntad. Ejemplo: El dueño de un barco
que ya no le es rentable, para enriquecerse con la prima del seguro, lo
incendia en alta mar, contando con el hecho de que perecerán todas las
personas que se encuentran abordo, algo que a él le resulta sumamente
penoso, que no desea, aunque lo considera necesario para realizar el objetivo
al que no desea renunciar: cobrar la prima del seguro. En realidad, podemos
decir que en los casos en que la creación de un riesgo de resultado con
probabilidad rayana en la certeza, como ocurre en el ejemplo, obligan a
imputar a título de dolo, sin importar para nada el deseo de quien actúa a
pesar de ello.
4. La voluntad de evitar
Lo que explica, a su vez, que también pueda ser decisivo para no estimar dolo
la dirección de la acción a evitar el resultado. Ejemplo: La STS de 24 de
octubre de 1994 hubo de ocuparse de un caso en el que con un cuchillo de
enorme proporciones un experto en armas y artes marciales, sujetó a la
víctima por detrás y se lo clavo en el cuello, produciéndole una herida larga
pero poco profunda que no acabó con su vida. El TS confirmó la sentencia de
instancia que había estima que si bien le TS viene deduciendo de las
proporciones del arma utilizada y el lugar del cuerpo de la víctima herido, lo
que ocurre en el caso, peligrosidad del arma e importancia del cuello del
cuerpo humano, el dolo de matar, en este caso tal presunción debe
excepcionarse porque de la experiencia del autor y de la forma de herir, se
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deduce que no quiso matar sino sólo herir. El mérito de esta STS estriba en
que se hace eco muy gráficamente de lo importante que es la dirección que el
autor da a sus actos a efectos de estimar o no el dolo.
5. Dolo eventual
Con todo, hasta ahora no hemos llegado a los casos más complicados (y
además frecuentes) de dolo. El caso mas frecuente ante los tribunales es aquel
en el que el sujeto ha querido una acción muy peligrosa desentendiéndose
de sus probables consecuencias. Ejemplos: La STS de 24 de noviembre 1995
se ocupó de una madre y una abuela que siguieron obligando a comer a un
bebé a pesar de que éste venía sangrando varios días como consecuencia de la
herida abierta en la boca. El bebé murió por asfixia a causa de la propia
sangre que tragó. La STS alemán de 15 de noviembre 1987 se ocupó de un
padre que golpeó en la cabeza a su bebé porque le estaba creando problemas
al darle de comer. Como consecuencia del golpe el bebé murió. En ambos
casos los hechos ha de ser calificados de homicidio con dolo eventual. Casos
de este tenor son los que más frecuentemente ocupan a los tribunales y bajo el
nombre de dolo eventual obligan a distinguir entre el dolo y la imprudencia.
Cuando se ha disparado a la cabeza, se han producido numerosísimas heridas
por arma blanca en todas las partes del cuerpo, se han producido golpes
brutales con o contra superficies muy compactas, la victima era un bebé, etc.,
se ha querido también su efecto, es decir, la muerte. Aunque la doctrina ha
querido perfilar el dolo eventual conforme a teorías intelectivas y volitivas
(según que el autor se hubiese representado muchas posibilidades del
resultado o lo haya aceptado), la cuestión puede reducirse a la representación
de riesgos elevados. Mientras mayores sean los creados conscientemente por
el autor, mas difícil será evitar la calificación de dolo (eventual). Luego por
tanto la distinción entre el dolo (forma mas grave de imputación penal (art.
138: homicidio doloso) e imprudencia (forma menos grave: art. 142. 1:
homicidio imprudente), es más cuantitativa que cualitativa. Peligros muy
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elevados de lesión darán lugar a la calificación de dolo, peligros menores a los
anteriores, a la calificación de imprudencia. Estructuralmente no hay
diferencia entre el delito doloso y el imprudente; también el imprudente
contiene u tipo subjetivo referido a peligros para el bien jurídico, lo que
ocurre asimismo con el dolo, excepción hecha de directo de primer grado o
intencionalidad (presente en un número pequeño de casos).— Por eso, en el
capítulo correspondiente al delito imprudente (vid. infra) veremos los
restantes casos de imputación subjetiva y la continuidad que existe en la
escala que va desde la intencionalidad a la imprudencia inconsciente con los
escalones intermedios del dolo eventual y la imprudencia temeraria y
consciente.
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sí la infracción básica que cualifica o agrava. El error sobre elemento
constitutivo de la infracción sólo determina que no haya responsabilidad
cuando aquél fue invencible; si no lo fue, la responsabilidad será a título de
imprudencia, siempre que el legislador castigue expresamente la modalidad
imprudente del comportamiento, como ocurre con el art. 142. 1.
V. LA ANTIJURICIDAD
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protegidos a través de las normas primarias pueden entrar en conflicto, ese
mismo ordenamiento prevé la existencia de normas de autorización, que le
dicen al ciudadano qué bien jurídico debe salvar en situación de conflicto.—
Cuando en cumplimiento de una norma de autorización se ha sacrificado el
bien jurídico protegido en una norma de prohibición, se ha realizado el
comportamiento prohibido en esa norma, pero no se ha actuado
antijurídicamente. En este sentido, el comportamiento amparado por una
norma de autorización (en derecho penal: causas de justificación), es típico
pero no antijurídico. Ejemplos: La víctima de un atraco que para repeler la
agresión mata al atracador ha realizado el tipo de homicidio (art. 138), pero lo
hace al amparo de la legítima defensa (art. 20. 4). La persona que para huir
del fuego destruye la puerta de un edificio público ha realizado el tipo de
daños (art. 263 ss.) pero lo hace al amparo del estado de necesidad justificante
(art. 20. 5). El policía que detiene al sospechoso de un delito durante unas
horas ha realizado el tipo delictivo de detenciones (art. 165/530) pero lo hace
al amparo del cumplimiento de un deber o el ejercicio legítimo de un derecho,
oficio o cargo (art. 20. 7).
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no cumple lo exigido por la norma de autorización, que en principio no es
aplicable como tal. Ejemplo: Quien ha lanzado una piedra contra la ventana
de su vecino para dañar su propiedad sin saber que al hacerlo le estaba
salvando la vida al vecino, a punto de morir asfixiado debido al escape de gas
que se había producido en su casa, no realiza el elemento subjetivo de esa
norma de autorización (en concreto, del estado de necesidad). 2. Elemento
objetivo: Está constituido por los elementos del tipo delictivo realizado (en el
ejemplo anterior, el delito de daño en las cosas), por el peligro de que se
lesione el bien jurídico al que la norma de autorización otorga preferencia
(situación de justificante) y por la idoneidad del comportamiento típico
realizado para evitar dicha lesión. Ejemplo: El elemento objetivo de la norma
de autorización en el ejemplo anterior estaría constituido por los elementos
del delito de daños, por el peligro de muerte por asfixia que amenaza la vida
del vecino y por la idoneidad de la rotura del cristal para evitar la asfixia.— El
elemento objetivo también concurre cuando existan dudas acerca de la
magnitud del peligro o de la idoneidad del medio, siempre que se trate de
dudas que sufriría cualquiera en la misma situación. Ejemplo: Quien es
amenazado con un arma de fuego en un atraco está autorizado por la legítima
defensa a matar al agresor aunque quizá el arma del atracador no esté cargada.
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justificante concurrente, por sí misma, justifica plenamente, haciendo impune
el comportamiento del autor que actúa aunque ignore que lo hace al amparo
de la causa de justificación.
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quien se ampara en una causa de justificación, no es posible una
participación punible en él, pues la participación requiere siempre un hecho
principal antijurídico en el que se toma parte, y el justificado no lo es.
Ejemplo: Quien le proporciona a la víctima del atraco el arma con que
defenderse no es cómplice de las lesiones justificadas que causa aquélla. Sí
cabe, por contra, autoría mediata, dando precisamente lugar a una de sus
modalidades más características: aquella que se basa en que el instrumento
actúa conforme a derecho. Ejemplo: A, que sabe el odio que existe entre B y
C, le dice a B que C viene hacia él con un arma de fuego y dispuesto a
matarle; cuando efectivamente C, que va de caza, es visto por B, B le dispara
(vid. infra). 3. Al autor cuyo comportamiento está justificado no se le puede
imponer una medida de seguridad, aunque hayan concurrido circunstancias
que, de haber sido el hecho antijurídico, habrían fundamentado
suficientemente la imposición de una medida de seguridad. Ejemplo: Por muy
necesitado de resocialización que sea un joven pandillero, no se le podrá
imponer una medida educativa de la Ley del menor, si mató a otro joven
porque éste se disponía a agredirle gravemente. 4. La causa de justificación
sólo permite el ataque a los bienes jurídicos de aquel con quien está
conectada: los del atacante en la legítima defensa, los que originan el peligro
en el estado de necesidad, etc.; no, en cambio, los de terceros, que, por tanto,
pueden ser defendidos frente a lo que para ellos no deja de ser una agresión
ilegitima. Ejemplo: El recién robado está autorizado a disparar sobre el ladrón
que huye con el botín, pero no lo está si con ello puede herir a transeúntes
inocentes. 5. Todas las causas de justificación tienen los mismos efectos
jurídicos, con independencia de que la acción justificada esté sólo permitida
(legítima defensa, p. ej.: nadie está obligado a defenderse, y sí autorizado: el
padre puede renunciar a la defensa legítima si le agrede su hijo) o sea también
exigida (ejercicio del cargo: intervención policial, p. ej.).
B. LÉGITIMA DEFENSA
C. ESTADO DE NECESIDAD
VI. LA CULPABILIDAD
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A. EL CONCEPTO UNITARIO DE CULPABILDAD
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la ley (conocimiento de la antijuricidad). Cuando quien ignora que el
derecho prohíbe su comportamiento pudo evitar el error sufrido (error de
prohibición evitable), podrá experimentar una atenuación de su
responsabilidad (él no quiso atacar frontalmente el derecho), pero la
culpabilidad no se excluye, pues el fin y al cabo pudo evitar la lesión del
derecho (esencia de la culpabilidad). En cambio, quien no pudo evitar su error
o desconocimiento (error de prohibición inevitable) no es culpable, ya que
quien no pudo evitar el error no pudo evitar tampoco la lesión del derecho. En
tercer lugar, constatada la culpabilidad, capacidad de culpabilidad, puede
resultar excepcionalmente excluida la reprochabilidad y por tanto la
punibilidad, allí donde aunque el autor pudo motivarse a respetar el derecho,
actuó en unas condiciones tan adversas que resulta difícil obligarle a actuar
de conformidad a derecho (inexigibilidad).
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B. EL CONOCIMIENTO DE LA ANTIJURICIDAD. EL
ERROR DE PROHIBICIÓN
a. Conocimiento de la antijuricidad
Al igual que ocurre con el dolo, el legislador no define en ningún lugar qué es
el conocimiento de la antijuricidad. Y al igual que allí, donde era del error
sobre el tipo de donde cabía extraer un concepto aproximado de lo que es el
dolo, la regulación legal del error de prohibición, contenida someramente en
el art. 14. 3, permite concluir que el conocimiento de la antijuricidad es el
conocimiento de “la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción”.—
Dicho conocimiento no implica que el autor deba conocer la sanción penal
prevista para el comportamiento, ni siquiera saber que el comportamiento está
sancionado penalmente, es decir, contemplado en el CP; basta con que sepa
que el comportamiento es muy disvalioso y grave para el bien jurídico
protegido, de donde concluir su desaprobación penal.— Objeto del
conocimiento de la antijuricidad es el comportamiento típico, la infracción,
que, como tal, en sus elementos constitutivos, es subsumido en la norma
jurídica que lo prohíbe.— Algunos autores sostienen que mientras que en el
comportamiento doloso lo que el autor sabe es un buen indicio de que estará
prohibido, el comportamiento imprudente debería incluir el conocimiento
actual de la ilicitud. En realidad, el conocimiento actual no es requerido en
ninguna de las dos modalidades de delito, aunque ciertamente en el delito
imprudente serán más frecuentes los errores de prohibición (vid. supra).—
El conocimiento de la antijuricidad puede ser actual o eventual. Es actual
cuando lo posee el autor en el momento de realizar el hecho típico. Es
eventual cuando el autor del comportamiento se ha decidido a realizarlo a
pesar de dudar sobre su antijuricidad, pues el dudar ya es motivo suficiente
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para abstenerse de actuar en cualquier orden de la vida, y también en el penal,
aunque la pena pueda atenuarse frente a la de quien actuó con conocimiento
seguro. Que la duda pueda fundamentar ya la culpabilidad, no quiere decir
que lo haga siempre; para que así ocurra, es necesario comprobar que la duda
habría sido disipada si el autor hubiese intentado aclararla.— De la misma
manera que el error sobre el tipo es fraccionable (al estudiar el art. 14. 1 y 2
veíamos que el autor que ignora el elemento cualificante puede responder por
el tipo básico), es posible que el autor ignore de manera inevitable que
vulnera una norma, conociendo la vulneración de otra, aunque ambas
conciernan al comportamiento que desarrolla. Ejemplo: El padre adoptivo
abusa sexualmente de la hija menor de edad en la creencia de que el
parentesco agravante de los abusos se refiere sólo a parientes por
consaguinidad: conocimiento de los abusos sexuales y desconocimiento del
elemento cualificante (art. 181. 3 y 4).
b. Error de prohibición
a’. Concepto
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Error de prohibición es desconocimiento de la ilicitud del hecho antijurídico,
es decir, de que viola una norma del ordenamiento jurídico, que lo prohíbe. El
error de prohibición, en paralelo al error sobre el tipo respecto al dolo, es la
otra cara del conocimiento de la antijuricidad: de la misma forma que el
error sobre el tipo es desconocimiento de los elementos de la infracción y el
dolo su conocimiento, el conocimiento de la antijuricidad es conocimiento de
que la infracción forma parte del ordenamiento jurídico y el error de
prohibición su desconocimiento.— Según el art. 14. 3, “el error invencible
sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción penal excluye la
responsabilidad criminal”; y añade: “si el error fuera vencible, se aplicará la
pena inferior en uno o dos grados”. Completando lo dicho supra acerca del
error sobre el tipo regulado en el art. 14. 1 y 2, lo que el art. 14. 3 establece es
lo siguiente: El autor del delito doloso (que ha conocido los elementos
constitutivos de la infracción) y el autor del delito imprudente (que no los ha
conocido, pero pudo haberlos conocido: el automovilista no sabía que con su
maniobra arriesgada mataría a otro automovilista con cuyo coche colisionó,
pero pudo evitar su error ya que sí sabía que conducía muy arriesgadamente)
sufren un error de prohibición cuando ignoran que su comportamiento está
prohibido, es decir, creen que están actuando lícitamente o no saben que lo
hacen ilícitamente. Ejemplos: El propietario de una tienda se cree autorizado a
matar al ladrón aún en el caso de que la cuantía de lo hurtado sea muy
pequeña. El conductor de una ambulancia cree que trasladar a un enfermo
grave autoriza a poner en grave peligro la vida de los transeúntes. En ambos
casos, el autor es consciente de los elementos de la infracción: matar = dolo,
en el primer caso, poner en peligro = imprudencia, en el segundo, errando
sobre la prohibición y amenaza penal de la infracción realizada.
b’.Clases
El error de prohibición puede presentar dos formas, según que verse sobre la
norma que prohíbe el comportamiento (error de prohibición directo) o sobre
las causas que justifican el comportamiento cuya prohibición conoce el autor
(error de prohibición indirecto).
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creencia de que el derecho lo permite. 2. El ámbito de comportamientos
abarcados por la norma que él conoce, sólo que parcialmente. Ejemplo: A,
que sabe que destruir los bienes ajenos es un delito de daños (art. 263), ignora
que matar al perro del vecino lo constituye, pues cree que “cosa” sólo son los
objetos inanimados. 3. La validez de la norma infringida, que el autor
considera excepcionalmente inválida en su caso. Ejemplo: Un periodista que
imputa a una persona relevante la comisión de un delito porque lo ha oído
comentar, sin intentar cerciorarse de la veracidad o falsedad de la noticia, que
resulta incierta (calumnia: art. 205), considera que lo que para los restantes
ciudadanos es válido (que no deben propagar hechos calumniosos sin
cerciorarse fehacientemente de su veracidad), no es válido para los
periodistas, a quienes les ampara el derecho constitucional a informar.
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perseguible, cuando sí resulta serlo. Ejemplo: A, sustrae para vender, sin que
su marido se entere, un valiosísimo abrigo de pieles del establecimiento de
éste, creyendo que el abrigo pertenece a su propiedad sin embargo, el abrigo
pertenece al fabricante, que sólo lo ha dejado en la tienda en depósito. En el
derecho alemán, puesto que el parentesco en el hurto sólo es causa de
exclusión de la perseguibilidad, no hay inconveniente en considerar
irrelevante el error en el ejemplo. 3. Error sobre los presupuestos de
exclusión de la culpabilidad: Aunque este error no se contempla
expresamente en el CP (el art. 14. 3 sólo se refiere al error de prohibición:
“error sobre la ilicitud”), en atención a la naturaleza de las causas de
exclusión de la culpabilidad sobre la que se yerra (vid. infra), sus efectos van
a ir, según los casos, desde los equivalentes (por analogía) a los del error de
prohibición, hasta su irrelevancia. Ejemplos: Los oficiales argentinos mataron
porque creían que de no hacerlo ellos mismos serían ejecutados por sus
superiores; en realidad, lo único que habría ocurrido es que habrían sido
relegados. Aquí, si el error sufrido fue inevitable, los oficiales pueden quedar
impunes; no, en cambio, si se trató de una suposición infundada, puro
pretexto para continuar actuando sin mala conciencia. Los oficiales del
ejemplo anterior lo hicieron porque temían una degradación (sanción
disciplinaria): error irrelevante que ni excluye la culpabilidad ni la atenúa. 4.
Error sobre las causas personales de exclusión de la punibilidad y sobre las
condiciones objetivas de punibilidad: Al igual que en los casos anteriores,
hay que distinguir según que estos presupuestos de la pena ajenos al injusto y
a la culpabilidad (vid. infra.) se basen en criterios de oportunidad político-
criminal objetivamente determinados o se trate de criterios próximos a los que
en derecho penal sirven para disculpar. En el primer caso el error no
exonerara de pena, en el segundo sí. Ejemplos: A, para encubrir a su marido,
B, que según le dice él acaba de cometer un atraco, consigue un coche con la
matrícula falsificada; en realidad, el atraco lo ha cometido C, a quien B quiere
proteger: aquí, aunque no se dé el presupuesto del encubrimiento entre
parientes impune (art. 454), puesto que esa norma quiere respetar la
compasión del encubridor por un ser querido, quien creyó amparar a tal
persona, merece el privilegio de la impunidad.— El ejemplo anterior de la
mujer que sustrae el abrigo que cree pertenece a su marido constituye en el
derecho español causa de impunidad, no de exclusión de la perseguibilidad
(hurto entre parientes impune: art. 268. 1).— En el ejemplo anterior, del
periodista que creía que para él no está vigente la norma que obliga a
comprobar la veracidad de la imputación porque su derecho a informar le
autoriza a propagar cualquier hecho por calumnioso que sea para la víctima,
el hecho de que él crea poder demostrar posteriormente la imputación, ese
error, es irrelevante porque la no demostración de la veracidad (art. 207),
condición objetiva de punibilidad (vid. infra), no persigue privilegiar al autor
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de la imputación, sino justamente lo contario, proteger el honor del imputado
(salvo que se demuestre que lo imputado es verdad).
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El error de prohibición o desconocimiento de la antijuricidad del
comportamiento puede ser evitable o inevitable. El error de prohibición es
evitable cuando aunque en el momento del hecho el autor desconociera la
prohibición, pudo haberla conocido, lo que se equipara (salvo la diferencia de
penalidad) al conocimiento de la antijuricidad, hasta el punto de que puede
afirmarse que la culpabilidad de la persona adulta normal estriba en que pudo
motivarse por la norma porque pudo conocerla, es decir, hacer de ella motivo
de su actuar. El error de prohibición es inevitable cuando el autor ni conoció
la antijuricidad de su comportamiento ni pudo llegar a conocerla, es decir,
nunca pudo motivarse por la normas porque nunca pudo conocerla.
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facultativo el segundo?), ofrece una amplia libertad de movimiento para que
los tribunales ponderen la mayor o menor evitabilidad del error sufrido, la
mayor o menor importancia del aspecto de la prohibición que se desconoció.
a. Motivos de conciencia
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DEL VALLE, Conciencia y Derecho penal, 12994; TAMARIT SUMALLA, La
libertad ideológica en el Derecho penal, 1999.
b. Miedo insuperable
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bastones (daños) la puerta de una cabaña. Mientras que este último ejemplo es
de estado de necesidad justificante: el esquiador causa un daño en la puerta
para salvar su vida, en peligro de muerte por congelación, en el primer
ejemplo estamos ante un estado de necesidad disculpante, ya que la vida del
náufrago que se apodera del salvavidas no tiene mayor valor que la de los
restantes náufragos igualmente en peligro de perecer.— Un segundo requisito
del estado de necesidad disculpante es que subjetivamente el autor se haya
motivado por la necesidad, en ausencia de otra alternativa viable. Ejemplo: A,
miembro de una banda de gángsters, recibe el encargo de su jefe, B, de
asesinar a su rival. A, que sabe lo vengativo que es B, comete el asesinato.—
En tercer lugar, quien se ampara en el estado de necesidad disculpante no
puede estar obligado a sacrificarse, lo que ocurre cuando él mismo creó el
peligro, de forma dolosa o imprudente, o cuando concurren en él obligaciones
especiales. Ejemplo: El bombero que ha sido llamado a apagar un incendio no
debe abstenerse de hacerlo amparándose en que puede quemarse. El terrorista
que ha hecho naufragar el barco no pude arrebatarle el salvavidas a otro
pasajero para salvarse él al amparo del estado de necesidad disculpante—
Cuando la creación del peligro no fue siquiera imprudente (fortuita), el
causante sí podrá ampararse en esta causa de exclusión de la culpabilidad.
Ejemplo: El camionero al que le han fallado los frenos imprevisiblemente en
el centro de la ciudad, gira el volante para evitar chocar contra una gasolinera,
cuya explosión acarreará su muerte, dirigiéndolo hacia una pared en la que se
encuentra un hombre que morirá atropellado.
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de que ya no haya nada que temer y el peligro de que se cometan abusos, son
motivos para desconfiar de la figura.
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VII. PRESUPUESTOS DE LA PUNIBILIDAD AJENOS
AL INJUSTO Y A LA CULPABILIDAD
BIBLIOGRAFÍA: ASÚA BATARRITA, Causas de exclusión o de restricción de la
punibilidad de fundamento constitucional, LH-Torío López, 221 ss.; GARCÍA
PÉREZ, La punibilidad en Derecho penal, 1997; GARCÍA-PUENTE LLAMAS,
Nuestra concepción de las excusas absolutorias, ADP, 1981, 81 ss.; HIGUERA
GUIMERÁ, Las excusas absolutorias, 1993; HIGUERA GUIMERÁ, Las
condiciones objetivas de punibilidad y las excusas absolutorias, LH-Torio
López, 387 s.; MAPELLI CAFFARENA, Estudio jurídico-dogmático sobre las
llamadas condiciones objetivas de punibilidad, 1990; MARTÍNEZ PÉREZ, Las
condiciones objetivas de punibilidad, 1989; MARTÍNEZ PÉREZ, Condiciones
objeticas de punibilidad y y presupuestos de procedibilidad, LH-Beristain,
565 ss.; WOLTER, Las causas constitucionales de exclusión del tipo, del
injusto y de la puniblidad como cuestión central de la teoría del delito en la
actualidad, Cuestiones actuales, 1 ss.
Mientras que injusto y culpabilidad han de estar presentes en todo delito para
que haya responsabilidad, el legislador a veces establece requisitos
adicionales basados en razones de conveniencia y oportunidad de los que
depende también la punibilidad. Por eso se define el delito como la acción
típica, antijurídica y culpable que además reúne otra posible condición
adicional de punibilidad. La punibilidad puede depender de alguna de las
siguientes figuras:
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basan en razones de política criminal, no habiendo obstáculo a ellas porque
todas sirven para restringir la responsabilidad, no para ampliarla.— En su
aspecto sustantivo las condiciones objetivas de punibilidad no precisan la
representación por parte del autor, bastando su concurrencia objetiva. Las
mismas, además, alcanzan al partícipe, cerrando la posibilidad de
responsabilidad también a título de tentativa. En el aspecto procesal, si en el
momento del juicio no concurre la condición, el tribunal deberá absolver,
archivándose definitivamente el asunto: Si el país extranjero cambia su
legislación sobre reciprocidad después de cometido el delito, no se puede
subsanar el defecto anteriormente existente.
b.Excusas absolutorias
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objetivas de punibilidad, el tribunal, cuando concurra la excusa absolutoria,
deberá absolver al autor o partícipe en quien concurra, archivándose
definitivamente las actuaciones.
c. Presupuestos de procedibilidad
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