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Ex: Jan Łukasiewicz, Sobre el principio de contradicción en Aristóteles.

Prólogo de
Alejandro G. Vigo. Traducción [del alemán] de Rogelio Rovira. Madrid, Ediciones
Encuentro (“opuscula philosophica” 55), 2015, pp.34-39

11. Aunque Aristóteles proclama la indemonstrabilidad del principio de


contradicción, se esfuerza, sin embargo, en proporcionar pruebas a favor de este
principio. Met. G 4, 1006 a 11-13: e)/sti d ) a)podei=cai e)legktikw=j kai\ peri\
tou/tou o(/ti a)du/naton, e)an\ mo/non ti le/g$ o( a)mfisbhtw=n. ― «Pero también en
este caso se puede proponer una demostración elénctica de que es imposible esto [a
saber, que los enunciados contradictorios puedan ser verdaderos a la vez], solo con tal
de que el oponente diga algo». ― Ahora bien, en este punto hay una contradicción, que
solo aparentemente se recubre con la palabra «elénctico» (e)legktikw=j), pero que en
absoluto cabe interpretar de manera que desaparezca.
a) Por elenchos entiende Aristóteles un silogismo que concluye la antítesis
contradictoria de una tesis dada (cf. An. pr. II 20, 66 b 11: o( ga\r e)/legxoj
a)ntifa/sewj sullogismo/j). Si alguien, por ejemplo, afirma que el principio de
contradicción no es válido (tesis), y se le obliga luego a admitir premisas tales que de
ellas se sigue, con necesidad silogística, la verdad de este principio (por tanto, la
antítesis contradictoria de la tesis dada), entonces semejante silogismo o demostración
se llama «elénctico». Por consiguiente, el elenchos es, según Aristóteles, una conclusión
según las reglas, que difiere de una demostración propiamente dicha en algo puramente
extrínseco: en que se utiliza directamente como refutación1.
b) Frente a esto, la distinción expuesta en Met. G 4 entre la demostración
propiamente dicha y la demostración elénctica del principio de contradicción aparece
como una frase vacía para salir del apuro (Met. G 4, 1006 a 15-18): to\ d' e)legktikw=j
a)podei=cai le/gw diafe/rein kai\ to\ a)podei=cai, o(/ti o( a)podeiknu/wn me\n a)n\
do/ceien ai)tei=sqai to\ e)n a)rxv=, a)/llou de\ tou= toiou/tou ai)ti/ou o)/ntoj
e)/legxoj a)n\ ei)/h kai\ ou)k a)po/deicij. ― «Distingo, sin embargo, la demostración
elénctica de la demostración propiamente dicha, porque el que demuestra parecería que

1
Cf. Maier, op. cit., II, 1, Tübingen, 1900, p. 359: «En tanto que conclusión, [el elenchos] coincide con el
silogismo demostrativo».

1
comete una petitio principii, pero si es otro el causante (a saber, de la petitio principii),
entonces sería posible una demostración elénctica, pero no una demostración
propiamente dicha». ― El sentido de este pasaje me parece ser este: quien trate de
demostrar el principio de contradicción comete el error de la petitio principii, y la
demostración es falsa. Pero si es otro el responsable de este error, entonces es posible un
elenchos, y todo es correcto. Qué haya de querer decir esto, es cosa que no comprendo.
c) Con la definición de demostración elénctica dada en los Analíticos concuerdan de
hecho ―al menos según su intención― las dos primeras demostraciones aristotélicas
del principio de contradicción. Aristóteles concluye sus demostraciones con estas
palabras (Met. G 4, 1007 b 17-18): ei) de\ tou=to, de/deiktai o(/ti a)du/naton a(/ma
kathgorei=sqai ta\j a)ntifa/seij. ― «Si esto es así, entonces se ha proporcionado
la prueba de que es imposible que los contradictorios puedan ser predicados a la vez».
d) Aristóteles demuestra el principio de contradicción no solo de manera elénctica,
sino también de manera apagógica. Pero las demostraciones apagógicas presuponen el
principio y, por tanto, encierran una petitio principii en el caso de que se utilicen para
demostrarlo.
De las observaciones precedentes resulta muy claro que Aristóteles incurre en una
contradicción cuando, por una parte, explica que el principio de contradicción es
indemostrable y, por otra, trata de demostrar este mismo principio de manera elénctica y
apagógica.

12. Demostraciones aristotélicas del principio de contradicción.


El presupuesto de las demostraciones eléncticas, a cuyo reconocimiento está
constreñido el oponente, reza así: concédase una palabra que signifique algo unitario en
su esencia. Concédase, por ejemplo, la palabra «hombre», y que signifique animal
bípedo.
a) La primera demostración elénctica: Met. G 4, 1006 b 28-34: a)na/gkh toi/nun, ei)/
ti/ e)stin a)lhqe\j ei)pei=n, o(/ti a)/nqrwpoj, z%=on ei)=nai di/poun! tou=to ga\r h)=n o(\
e)sh/maine to\ a)/nqrwpoj! ei) d' a)na/gkh tou=to, ou)k e)nde/xetai mh\ ei)=nai to\
au)to\ z%=on di/poun! tou=to ga\r shmai/nei to\ a)na/gkh ei)=nai, to\ a)du/naton
ei)=nai mh\ ei)=nai. ou)k a)/ra e)nde/xetai a(/ma a)lhqe\j ei)=nai ei)pei=n to\ au)to\
a)/nqrwpon ei)=nai kai\ mh\ ei)=nai a)/nqrwpon. ― «En consecuencia, si de algo se

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puede decir conforme a la verdad que es un hombre, entonces es necesario que sea un
animal bípedo; pues esto era lo que significaba la palabra “hombre”. Pero si esto es
necesario, entonces es imposible que eso mismo no sea un animal bípedo. Pues ser
necesario significa precisamente la imposibilidad de no ser. Por tanto, no es posible
decir a la vez conforme a la verdad que eso mismo es hombre y no es hombre (es decir,
animal bípedo)».
Formulada con precisión y en general, esta PRUEBA se enuncia de la siguiente
manera: con la palabra A significo algo que en su esencia es B. En consecuencia, el
objeto A es necesariamente un B. Pero si A es necesariamente un B, entonces es
imposible ―sobre la base del significado de la palabra «necesariamente»― que pueda
no ser un B. Por tanto, ningún A puede ser y no ser B a la vez.
b) La segunda demostración elénctica: Met. G 4, 1006 b 11-22: e)/stw dh/,…,
shmai=no/n ti to\ o)/noma kai\ shmai=non e(/n. ou) dh\ e)nde/xetai to\ a)nqrw/p%
ei)=nai shmai/nein o(/per a)nqrw/p% mh\ ei)=nai, ei) to\ a)/nqrwpoj shmai/nei … e(/n
… kai\ ou)k e)/stai ei)=nai kai\ mh\ ei)=nai to\ au)to\ a)ll' h)\ kaq' o(mwnumi/an,
w(/sper a)n\ ei) o(n\ h(mei=j a)/nqrwpon kalou=men, a)/lloi mh\ a)/nqrwpon kaloi=en!
to\ d' a)porou/menon ou) tou=to/ e)stin, ei) e)nde/xetai to\ au)to\ a(/ma ei)=nai kai\
mh\ ei)=nai a)/nqrwpon to\ o)/noma, a)lla\ to\ pra=gma. ― «Concédase, pues, una
palabra que signifique algo y, en verdad, algo unitario. No es posible entonces que ser
hombre signifique lo mismo que no ser hombre, si es que la palabra hombre significa
algo unitario. Por tanto, solo por homonimia podrá una misma cosa ser y no ser, como
cuando lo que nosotros llamamos hombre otros quisieran llamarlo no-hombre. Pero no
se trata de si una y la misma cosa puede llamarse a la vez hombre y no-hombre, sino de
si lo puede ser».
Formulada con precisión y en general, esta prueba se enuncia de la siguiente
manera: con la palabra A significo algo que es unitario en su esencia. En consecuencia,
el objeto A, que en su esencia es B, no puede a la vez no ser B en su esencia; pues
entonces no sería unitario en su esencia. Por tanto, A no puede ser y no ser a la vez en
su esencia B.
De las demostraciones apagógicas cabe citar las tres más importantes:
c) La primera demostración apagógica: Met. G 4, 1007 b 18-21: e)/ti ei) a)lhqei=j
ai( a)ntifa/seij a(/ma kata\ tou= au)tou= pa=sai, dh=lon w(j a(/panta e)/stai e(/n.

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e)/stai ga\r to\ au)to\ kai\ trih/rhj kai\ tei=xoj kai\ a)/nqrwpoj… ― «Además, si
todos los enunciados contradictorios respecto de lo mismo fueran verdaderos a la vez,
entonces es evidente que todas las cosas serán una. Pues trirreme, pared y hombre serían
entonces lo mismo».
d) La segunda demostración apagógica: Met. G 4, 1008 a 28-30: pro\j de\ tou/t%
o(/ti pa/ntej a)n\ a)lhqeu/oien kai\ pa/ntej a)n\ yeu/dointo, kai\ au)to\j au(to\n
o(mologei= yeu/desqai. ― «Por lo demás, se sigue entonces que cada cual diría la
verdad y cada cual diría la no-verdad, y cada cual debería admitir que dice la no-
verdad».
e) La tercera demostración apagógica: Met. G 4, 1008 b 12-19: o(/qen kai\
ma/lista fanero/n e)stin o(/ti ou)dei\j ou(/tw dia/keitai ou)/te tw=n a)/llwn ou)/te
tw=n lego/ntwn to\n lo/gon tou=ton. dia\ ti/ ga\r badi/zei Me/gara/de a)ll' ou)x
h(suxa/zei oi)o/menoj badi/zein; ou)d' eu)qe/wj e(/wqen poreu/etai ei)j fre/ar h)\
ei)j fa/ragga, e)an\ tu/xv, a)lla\ fai/netai eu)labou/menoj, w(j ou)x o(moi/wj
oi)o/menoj mh\ a)gaqo\n ei)=nai to\ e)mpesei=n kai\ a)gaqo/n; dh=lon a)/ra o(/ti to\ me\n
be/ltion u(polamba/nei to\ d' ou) be/ltion. ― «De ahí resulta también
perfectamente claro que nadie cree algo así, ni uno ni otro de los que proponen este
discurso. Pues, ¿por qué este tal camina a Mégara en vez de estarse quieto en casa,
creyendo que camina? ¿O por qué no se lanza una buena mañana derechamente a un
pozo o a un precipicio, cuando lo encuentra, sino que evidentemente tiene buen cuidado,
como si no creyera que caer es igualmente no bueno y bueno? Es, por tanto, claro que
cree mejor lo uno y no mejor lo otro».

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