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desacralización
Corán
¿Por qué estás tan lejos, oh Señor? ¿Por qué Te escondes en tiempos
de dificultad?
Salmos
[8] “Las leyes de la lógica son sagradas –como lo son las de las
matemáticas-, pues dependen esencialmente de la ontología, que
aplican a un campo particular: la lógica es la ontología de ese
microcosmos que es la razón humana” F. Schuon, “Pas de droit sacré à
l’absurdité,” Études Traditionnelles 79/460 (Avril-Mai-Juin 1978): 59.
[11] Véase, por ejemplo, W. C. Smith, Faith and Belief (Fe y Creencia),
Princeton, 1979, donde se hace una nítida distinción entre fe y creencia
en el sentido moderno de la palabra, despojada de todo elemento de
certeza doctrinal y separada de un conocimiento con raíces en lo
Divino. El autor distingue muy acertadamente entre el significado de la
creencia como conocimiento seguro en el contexto tradicional y su
reducción en el mundo moderno a la conjetura y el conocimiento
mezclados con la duda.
[17] "Si uno considera la imagen canónica del Buda, se puede hacer la
siguiente observación:. . . si él es el supremo Conocimiento, el loto será
contemplación, con todas las virtudes que implica". F. Schuon, Tras las
huellas del budismo, en “Imágenes del espíritu: Shinto, Budismo, Yoga”.
J.J. de Olañeta, editor, Palma de Mallorca, 2001.
El hombre virtuoso. . . puede ver allí donde todo está oscuro. Puede oír
allí donde todo está en silencio. En la oscuridad sólo él puede ver la luz.
En el silencio sólo él puede detectar armonía.[19]
[XCVI; 1-5]
[33] Hay estudios excepcionales de gran valor que han sido plenamente
conscientes del vínculo entre la filosofía griega y varias dimensiones de
la religión griega. Véase, por ejemplo, F. Cornford, Principium
sapientiae: the Origins of Greek Philosophical Thought, Cambridge,
1952; idem, From Religion to Philosophy: a Study in the Origins of
Western Speculation, New York, 1957; e idem, The Unwritten
Philosophy and Other Essays, Cambridge, 1967.
Los casi dos mil años de historia cristiana iban a dar fe, pese a de
todos los obstáculos, de la supervivencia de esta dimensión sapiencial
de la tradición cristiana, así como de su progresivo eclipse, proceso que
acabaría llevando a la secularización del propio concepto de
conocimiento. Trazar la historia de esta larga tradición desde los
primeros Padres de la Iglesia hasta épocas recientes requeriría un
estudio separado de proporciones monumentales. Aquí bastará
mencionar brevemente a algunos de los representantes de las
perspectivas sapienciales dentro de la tradición cristiana, figuras que
consideraban posible que el hombre alcanzara el conocimiento de lo
sagrado y que se daban cuenta de que la tierra en la que el conocimiento
hunde sus raíces es lo sagrado y lo santo. Para reafirmar y redescubrir
la calidad sacramental del conocimiento en el Occidente contemporáneo,
es ciertamente útil recordar esta dimensión largamente descuidada de
la tradición cristiana, una dimensión dejada de lado y deliberadamente
ignorada en las obras más fácilmente accesibles sobre la vida intelectual
occidental; o que, cuando se la menciona en tales fuentes, es tratada
de tal modo que se la reduce a un préstamo inofensivo, de interés
únicamente para la historia del pensamiento. Por supuesto, no hay que
extrañarse ante un espectáculo de este tipo, pues sólo lo semejante
puede conocer lo semejante. ¿Cómo iba a poder una mente totalmente
privada del sentido de lo sagrado captar el significado de lo sagrado
como cosa sagrada?
[41] "El que ya es puro de corazón, no por los mandamientos, sino por
el conocimiento por sí mismo, - ese hombre es amigo de Dios." Clement
of Alexandria Miscellanies Libro VII, introd., traducción y notas de F. J.
A. Hort, Londres, 1902, p. 31.
[42] “Es cosa nuestra por consiguiente probar que sólo el gnóstico es
santo y piadoso, pues adora al Dios verdadero como le corresponde; y
la adoración que le corresponde a Dios incluye tanto el amar a Dios como
el ser amado por Él. Al gnóstico cualquier clase de preeminencia le
parece honorable en comparación con lo que él vale. En el mundo de los
sentidos, hay que honrar por lo general a los gobernantes, así como a
los padres y ancianos; en materia de enseñanza, a la filosofía más
antigua y a la profecía más remota;en el mundo espiritual, lo que es
mayor en origen, el Hijo, principio y primicia de todo lo existente, y que
a su vez es atemporal y sin principio; de quien el gnóstico cree que
recibe el conocimiento de la causa última, el Padre del universo, la más
primigenia y benéfica de todas las existencias, ya no anunciado de boca
en boca, sino adorado y venerado, como es debido, con silenciosa
adoración y santo temor; que fue, en efecto, manifestado por el Señor
en la medida de lo posible para que los que saben aprender lo
entendieran, pero que ha sido aprehendido por aquellos a quienes el
Señor ha elegido para el conocimiento, aquellos, dice el apóstol, que
tienen sus sentidos ejercitados ". Library of Christian Classics, vol.
II, Alexandrian Christianity, Vol. II, selección y trans. J. E. L. L. Oulton
y H. Chadwick, Londres, 1954.
[45] “De este modo, así como se dice que un ser humano está
compuesto de cuerpo, alma y espíritu, así también lo está la Sagrada
Escritura, que ha sido concedida misericordioso designio de Dios para la
salvación del hombre ". DeFirst Principles, libro 4, citado en Greer, op.
cit. cit, p. 182.
[47] Véase Lubac, op. cit. Orígenes dedica gran parte de sus Primeros
Principios a la cuestión del Logos en su relación con la obtención del
conocimiento por parte del hombre. “. . . das Christliche Leben sich für
Origenes als eine fortschneitende Laüterung und darauffolgende
Erkenntnis formt." H. Koch, Pronoia und Paideusis, Berlin y Leipzig,
1932, p. 84. Koch hace un análisis de la "teoría del conocimiento" de
Origenes en pp. 49-62 de esta obra.
[59] Ver Allegro, G. Scoto Eriugena, Fede e ragione, "Il mondo come
teofania", pp. 285ff. Esta relación entre la perspectiva sapiencial y el
interés por el estudio de la naturaleza como escenario de la actividad
divina puede observarse a lo largo de toda la tradición sapiencial de
Occidente y es de los pocos principios en los que coinciden todas las
escuelas esotéricas occidentales de los últimos siglos, incluidas aquellas
cuyo conocimiento es parcial.
[60] "Y puesto que Dios se crea en su manifestación, ésta se crea a sí misma
por medio de la moción divina expresando con ello a Dios y expresándose a sí
misma. Dios pasa de la Nada al Todo suscitando las causas primordiales y el
espíritu. Indivisiblemente, el espíritu creado extrae de esta noche iluminadora
el despliegue que lo hace espíritu, es decir, conciencia del todo y de sí
mismo. Hay una noofanía en el interior de la teofanía. Tanto es así que se
puede decir al mismo tiempo que Dios se piensa a sí mismo en las mentes que
ilumina y que ese pensamiento es la autorrealización de esas mentes". J.
Trouillard, "Erigen and Creative Theophany", en O' Meara y Bieler (eds.), op.
cit.
[64] No hay duda de que tanto San Buenaventura como Santo Tomás
eran metafísicos, hablando con propiedad, tanto como teólogos, como
puede verse cuando los aborda metafísicamente y no sólo
teológicamente una figura como A. K. Coomaraswamy. Pero el hecho es
que sus enseñanzas puramente sapienciales (especialmente las de
Santo Tomás) se vieron más o menos veladas en una teología que,
aunque de gran valor, ayudó también a crear un clima intelectual en el
que la gnosis parecía tener un interés más relativo, y de hecho resultaba
cada vez menos accesible, hasta el punto de que durante el
Renacimiento muchos autores tuvieron que buscar fuera de la ortodoxia
teológica cristiana predominante ese tipo de sabiduría o gnosis, que en
el marco de la tradición cristiana occidental había resultado más
accesible durante los siglos anteriores de historia cristiana. Parece que
para Santo Tomás la razón impregnada y sostenida por la fe era de
mayor importancia que la inteligencia en su función sacramental. Santo
Tomás ciertamente no era opuesto a la intelección, aunque no
consideraba de modo central el papel y la función de la inteligencia como
sacramento debido a su adopción del aristotelismo, que opone una
inteligencia penetrante e interiorizante con una voluntad exteriorizada y
exteriorizante.
[66] Santo Tomás había usado este término en latín (scintilla animae)
antes de Eckhart, pero este concepto desempeña un papel más central
en Eckhart especialmente en cuanto a epistemología se refiere.
[75] “Así como todo conocimiento del sabor de algo que nunca hemos
probado está vacío hasta que lo probamos, así el sabor de esta sabiduría
nadie lo puede adquirir por rumores sino tocándolo con nuestro sentido
interno, y entonces dará testimonio, no de lo que ha oído, sino de lo que
ha experimentado en sí mismo ". De Sapientia, citado en Dolan, op. cit.,
pp. 111–12.
[92] “Se trata, en su libro, de un regreso a Dios, y ante todo por medio
del conocimiento. Este es el sentido del título, que se convirtió en el suyo
a partir de la segunda edición (1675); Der Cherubische Wandermann,
que une la idea de un viaje hacia Dios, y el conocimiento, o más
precisamente, la sabiduría como principio de ese viaje.” H. Plard, La
Mystique d'Angelus Silesius, París, 1943.
Yo seré el palacio
[107] Véase Susini, op. cit, especialmente vols. 2–3, pp. 225ss.
[112] Véase S. H. Nasr, Three Muslim Sages, Albany, N.Y., 1975, caps.
1 y 2.
[116] Véase J. Robinson (ed.), The Nag Hammadi Library, New York,
1977, “Acts of Peter and the Twelve Apostles,” pp. 265ss.; también H.
Corbin, “L’Orient des pélerins abrahamiques,” en Les Pelerins de l’orient
et les vagabonds de l’occident, Cahiers de l’Université Saint-Jean de
Jérusalem, no. 4, París, 1978, p. 76; y Corbin, “La necessité de
l’angélologie,” en Cahiers de l’hermétisme, París, 1978, cap. 4, II.
La voz de la Escritura
Divina en los Profetas
Y humana en los poetas
[126] El célebre sufí del siglo IV / XI, que fue condenado a muerte en
Bagdad por pronunciar formulaciones esotéricas (expresiones teofónicas
llamadas snath en árabe) y que es considerado como uno de los grandes
maestros de la gnosis islámica. Su vida y enseñanzas han sido
ampliamente tratadas por L. Massignon en su obra clásica, La Passion
d'al-Hallâj, 2ª ed., 4 vols., París, 1975.
[127] “La metafísica prescinde de la proposición animista de
Descartes, Cogito ergo sum, para decir, Cogito ergo Est; y a la
pregunta, Quid est? responde que esta es una cuestión impropia, porque
su tema no es un qué entre otros, sino la “queidad” de todos ellos y de
todo lo que ellos no son ". A. K. Coomaraswamy, The Bugbear of
Literacy, Londres, 1947, pág. 124; edición ampliada, Londres, 1980.
Pasado el siglo XVII, no quedaba por dar más que un paso para
llegar a la duda de Hume y la posición "agnóstica" kantiana que, de
manera típicamente subjetiva, negaba al Intelecto la posibilidad de
conocer la esencia de las cosas, como si decir que puesto que mis
facultades racionales no pueden conocer los noúmenos, la razón como
tal es incapaz de este conocimiento, y puesto que mi razón no está
iluminada por el Intelecto que me permitiría conocer los noúmenos
mediante la intuición intelectual, nadie más puede tampoco poseer esta
facultad intelectual.
[137] “La filosofía está escrita en ese gran libro, el universo, que está
continuamente abierto a nuestra mirada. Pero el libro no puede
entenderse a menos que aprenda uno primero a comprender el lenguaje
y a leer las letras que lo componen. Está escrito en el lenguaje de las
matemáticas y sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras
geométricas sin las cuales es humanamente imposible entender una sola
palabra." Del Saggiatore en Discoveries and Opinions of Galileo, trad.
Stillman Drake, Nueva York, 1957, pp. 237–38. Citado en M. De Grazia,
“Secularization of Language in the 17th century,” Journal of the History
of Ideas 41/2 (Abril-Junio 1980).
Hay pocas pruebas de que Galileo mostrase un interés claro por el
pitagorismo, aunque su padre estaba vivamente interesado en las
enseñanzas pitagóricas.
de miras
[142] Se podría decir, por supuesto, que este radical alejarse del reino
de la razón y refugiarse sólo en la fe se debe a que "el racionalismo
moderno hace su trabajo contra la fe con violencia silenciosa, como un
gas inodoro". K. Stern, The Flight from Woman, New York, 1965, p.
300. Pero la cuestión es por qué tendría que aceptar un teólogo cristiano
la limitación de la razón impuesta por el racionalismo, si no es porque
se ha perdido la perspectiva sapiencial que siempre ha visto en la razón,
no el gas venenoso para matar la religión, sino un complemento de la fe
puesto que ambos están relacionados con el intelecto divino. El hecho
de que aparezcan estos tipos de teología indica que la eliminación de lo
sagrado del campo del conocimiento llevada a cabo por parte de la
filosofía y la ciencia occidentales modernas ha recibido finalmente el aval
de los propios teólogos, algunos de los cuales la llevan a una fase mucho
más radical que muchos científicos contemporáneos que buscan
redescubrir lo sagrado.
[143] Hablando de Barth, Schaeffer escribe: "Le han seguido muchos
otros, hombres como Reinhold Niebuhr, Paul Tillich, el obispo John
Robinson, Alan Richardson y todos los nuevos teólogos. Pueden diferir
en los detalles, pero su lucha es la misma: es la lucha del hombre
moderno que ha abandonado un campo unificado de conocimiento. Por
lo que respecta a los teólogos, la verdad religiosa la han separado del
contacto con la ciencia por un lado, y de la historia por otro. Su nuevo
sistema no está abierto a la verificación, simplemente hay que creerlo".
Schaeffer, op. cit., pág. 54.
S.H. Nasr
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