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1. Criterio del Interés: Mientras que el interés protegido por las normas de Derecho Público es un interés
general; el protegido por las reglas del Derecho Privado es particular.
2. Criterio de la voluntad: El valor que la jurídica asigna a la voluntad de las partes que intervienen en la
relación reglada por la norma.
En la relación de Derecho Público, las voluntades que intervienen y cuya vinculación está regulada por las
normas, son voluntades que se encuentran en distinto plano, estando una subordinada a la otra.
En las relaciones de Derecho Privado, las voluntades se encuentran en un mismo plano, equiparadas y no
subordinadas.
3. Criterio Pragmático: Toma en cuenta al protagonista, la persona que interviene en las relaciones jurídicas
cuando Interviene el Estado, de por sí o por medio de sus instituciones auxiliares, la norma Jurídica es de
Derecho Público. Y cuando no Interviene el Estado, sino los particulares, es una regla de Derecho Privado.
El Derecho Público:
Derecho internacional público: Compuesta por las normas que regulan las relaciones jurídicas de los Estados
entre sí y con los demás sujetos del Derecho Internacional.
Derecho Constitucional: Reglamenta las instituciones políticas del Estado, compuesto por las normas que
regulan su organización y estructura fundamental, crean los distintos órganos que lo componen, regulan su
funcionamiento y sus relaciones reciprocas, definen sus poderes o facultades y sus limitaciones,
especialmente en las relaciones del Estado con los individuos.
Derecho Administrativo: Conjunto de normas y principios aplicables a la institución y funcionamiento de los
servicios públicos del Estado y al controlar Jurisdiccional de la Administración Publica.
Derecho Procesal: Conjunto de normas que regulan la actividad Jurisdiccional del Estado, y su estudio
comprende la organización del poder judicial, la determinación de la competencia de los funcionarios que lo
integran y la actuación del juez y las partes en la sustanciación del proceso.
Derecho Penal: Es una rama especial del Derecho Público Interno, que define aquellas infracciones que al
tener un alto grado de peligrosidad y crear mayor alarma social requieren la imposición de sanciones
aflictivas o penales.
El Derecho Privado:
Derecho Civil: Conjunto de normas jurídicas que reglamentan las relaciones privadas entre particulares. Se
ocupa de la persona, familia, propiedad, las obligaciones y contratos, y la sucesión.
Derecho Comercial: también pertenece al Derecho Privado interno, se ocupa de relaciones entre personas
privadas, pero con la particularidad de regular las relaciones en que intervienen determinadas clases de
particularidades, aquellos que se dedican al comercio, haciendo de ello profesión habitual o sea los
comerciantes.
Derecho Laboral: pertenece al Derecho Privado Interno y regula las relaciones jurídicas entre patrones y
obreros.
Derecho Internacional Privado: el conjunto de principios y de normas que tienen por objeto determinar la
Jurisdicción competente y la ley que debe aplicarse cuando una relación jurídica se ha originado o
desenvuelto bajo distintas soberanías existen 2 o ms leyes jurisdiccionales concurrentes.
En el caso en el que se usa para referirse a la parte del orden jurídico, se está designando a una rama del
ordenamiento jurídico, que constituye la parte más importante del Derecho Público Interno
En el segundo caso, en el que denomina a la disciplina que se ocupa del estudio de esa parte del orden jurídico, la
expresión designa a una ciencia, precisamente la “ciencia del derecho constitucional”.
A este doble sentido que toma la expresión cuando la utilizamos se la usa para denominar a la ciencia y otras veces
para referir al objeto de la ciencia. El objeto de estudio del “derecho constitucional como ciencia”, es “el derecho
constitucional como derecho”.
Puede definirse como “la rama o parte del Derecho Público Interno, integrada por las normas Constitucionales”, el
Derecho Constitucional, “como derecho”, es “el conjunto de normas que forman la Constitución”.
Según los planteamientos de diversos autores; algunos incluyen dentro del derecho constitucional el análisis de
todas las instituciones políticas, de todos los “fenómenos de poder”, aun cuando se trate de instituciones o
fenómenos no previstos ni regulados por el orden jurídico constitucional. Cuando se maneja este concepto tan
amplio no se hace mas que usar un especial concepto de Constitución, en sentido “real” que puede definirse como la
manera de combinarse y ordenarse en la realidad de un Estado, los distintos factores de poder.
La “aparición “ de las constituciones como suceso histórico la costumbre de los Estados, de dictarse “códigos
políticos” o “cartas fundamentales” escritas con un valor jurídico generalmente “superior” al de las leyes ordinarias,
proceso que ha dado a llamarse “constitucionalismo”.
II. La Constitución:
Constitución:
El concepto de Constitución ha sido muy discutido en la Ciencia del Derecho Constitucional. No podemos
conformarnos con el sentido meramente gramatical del vocablo, lo que debe investigarse en Derecho Constitucional,
es el sentido de la palabra “constitución” referida al Estado.
En un sencillo intento por sistematizar los diversos sentidos que los distintos autores dan al término Constitución
referido al Estado distinguiremos:
Los que resultan de aplicar criterios que atienden a la existencia o no existencia de ciertas bases ideológicas o
políticas en las Cartas Fundamentales de los Estados.
b) Conceptos “sociológicos” o “realistas” de constitución
Este tipo de criterios conduce a concebir la Constitucion no como conjunto de normas, no como estatuto jurídico,
sino como la manera real de estar combinados los distintos factores que componen el Estado. La Constitucion “real”
o “sociológica” de un Estado, seria en este sentido la verdadera estructura o compocicion de ese Estado.
d) Concepto político
Es establecida por la ideología de la Revolución Francesa, según la cual “toda sociedad en la que no esté asegurada la
garantía de los derechos ni la separación de poderes, no tiene constitución”.
Punto de vista:
Def. Formal: Por Constitución en sentido formal se entiende al conjunto de normas superiores que ocupan el primer
grado en la escala jerárquica y que por consiguiente no pueden ser modificadas por el legislador ordinario.
Def. Material: En sentido materiales el conjunto de normas cuyo contenido consiste en disponer la organización de un
Estado, en este sentido, se distinguen en la constitución dos partes:
o La Orgánica: es la estructura del Estado, estableciendo cuáles son sus órganos, dispones las relaciones entre
los diversos poderes y su funcionamiento es esencial.
o La Dogmática: constituida por las declaraciones de derechos individuales contenidos en las constituciones, su
funcionamiento es contingente.
Medios de interpretación:
Métodos: Nuestro método de integración: “Cuando ocurra un negocio civil que no pueda resolverse por las
palabras ni por el espíritu de la ley de la materia, se acudirá a los fundamentos de las leyes análogas; y si todavía
subsistiere la duda, se ocurrirá a los principios generales de derecho y a las doctrinas más recibidas, consideradas las
circunstancias del caso” (Art. 16 del Cód. Civil).
La analogía: La analogía jurídica establece la justicia de un igual trato para dos casos esencialmente iguales,
consagra la justicia de la igualdad.
“Un objeto A coincide con otro objeto A’ en ciertas notas a, b y c, que son comunes a ambos, se concluye que A
poseerá también la nota d que sabemos posee A’”.
Las circunstancias del caso: La equidad, la consideración de las circunstancias del caso,
desempeñan, cuando hay una laguna, la función de un correctivo de las soluciones que pueden hallarse mediante los
procedimientos señalados por el legislador. Está potestad atribuida al juez de apartarse de la norma aplicable y
ajustarla al caso solo puede aceptarse cuando el legislador lo autoriza de modo expreso.
*En el espacio: Se produce cuando existe una relación jurídica entre personas sometidas a diferentes soberanías y,
por lo tanto, esa relación jurídica puede ser regida por distintas leyes. Este conflicto se regula por el Derecho
Internacional Privado.
Derogación: Cuando la contradicción exista entre dos normas de la misma jerarquía provenientes de un mismo
órgano, dos leyes, por ejemplo, se aplica el principio de la derogación en virtud del cual la ley posterior deroga a la
anterior en gestión.
Competencia: Si apareciera la contradicción entre dos normas dictadas por distintos órganos, una ley y un derecho
municipal, por ejemplo, se deberá dar primacía a la dictada por el órgano competente.
Vigencia de la Constitución:
La “vigencia de la Constitución” al día a partir del cual, formalmente, ella o sus reformas comienzan a regir
jurídicamente. Comienza después de que el plebiscitó la apruebe.
Efectividad de la Constitución:
Entendemos por “efectividad” de la Constitución o de sus reformas, a la medida en que, en la realidad, esa vigencia
de sus normas opere efectivamente.
En nuestro país cualquiera de los procedimientos para reformar la Constitución que prevé el Art. 331 culmina con un
plebiscito en el cual el proyecto de enmienda o de nueva Constitución es aprobado o rechazado. Y el órgano que
decide en ese plebiscito es el “Cuerpo Electoral”, o sea un órgano que no integra el Poder Legislativo. Cuando
aprueba normas constitucionales, el Cuerpo Electoral está integrado el Poder Constituyente, y lo está integrando
como órgano principal, como el órgano que decide en definitiva.
Hay dos tipos de Poder Constituyente, el “derivado” y el “originario”.
El Poder Constituyente “originario” es el que crea la primera constitución de un país, de un Estado (la más “antigua”
como dice Kelsen).
El Poder Constituyente “derivado” es el que queda establecido en la constitución, es decir el que luego debe
intervenir cuando se trata de reformar la o las subsiguientes.
La disposición transitoria puede definirse como aquella que agota su vigencia con motivo de sobrevenir una fecha o
un acontecimiento. La que dice cuando entrará en vigencia una Constitucion o una reforma en ella, es obvio que
comenzada esa vigencia, la disposición transitoria deja de tener razón de ser, agota su utilidad, ya no rige. Las
disposiciones “transitorias” se oponen a las “permanentes”, o sea a las que no agotan su vigencia por la llegada de
una fecha o de un acontecimiento.
Las disposiciones especiales tienen carácter permanente pero por razones variadas, el Constituyente las ha incluido
en este grupo de artículos individualizados con letras.
Esta norma (cuyo texto permanece igual desde 1830) dice: “declárase en su fuerza y vigor las leyes que hasta aquí
han regido en todas las materias y puntos que directa o indirectamente no se opongan a esta Constitución ni a las
leyes que expida el Poder Legislativo”.
Este artículo es el último de las disposiciones “permanentes” de nuestra Constitución. Fue incorporado en la de
1942, a propuesta del Dr. Ramírez, como una norma cuya finalidad principal era la de evitar que numerosos
preceptos de la Carta dejaran de aplicarse en la realidad, bajo el pretexto de que no estaban todavía reglamentados.
Dice este art. 332: “Los preceptos de la presente Constitución que reconocen derechos a los individuos, así como los
que atribuyen facultades e imponen deberes a las autoridades públicas, no dejaran de aplicarse por falta de la
reglamentación respectiva, sino que esta será suplida, recurriendo a los fundamentos de las leyes análogas, a los
principios generales de derecho y a las doctrinas generalmente admitidas”.
Para entender con claridad a lo que se refiere este articulo lo vamos a dividir a su contenido en: Preceptos
alcanzados, hipótesis que hace necesaria la interpretación o integración de tales preceptos, y caminos o métodos
que debe seguir el intérprete para poder aplicar aquellos preceptos.
Las normas a que refiere el art. 332 son “los preceptos de la presente Constitución que reconocen derechos
a los individuos” y los que “atribuyen facultades e imponen deberes a las autoridades”
La utilización del vocablo “preceptos” está indicando que la referencia es a normas de la Constitución “completas”,
no se limita a señalar un tema, sino que dan su solución.
Si una norma de la Constitución es “programática” no estaría alcanzada por este art. 332.
El derecho debe estar inequívocamente reconocido en la Constitución y no meramente mencionado. Si solamente se
menciona, pero se establece que la ley lo establecerá, no será un derecho “reconocido” por la Constitución ni
estaremos frente a un “precepto”, sino frente a una norma “programática”.
La expresión referida a los preceptos “que atribuyen facultades e imponen deberes a las autoridades públicas”, debe
entenderse que no comprende las facultades o deberes genéricos de establecer derechos a favor de los individuos.
Esto implica darle un sentido bien preciso al vocablo “preceptos” e implica también una afirmación del concepto de
“facultades y deberes” de las autoridades públicas.
La hipótesis que hace necesario integrar o interpretar preceptos constitucionales, en este artículo, es la
“falta de la reglamentación respectiva”.
La Constitución es reglamentada por las leyes ordinarias, eso significa que la situación más imaginada al redactarse
este artículo fue la ausencia de leyes que reglamentaran disposiciones de la Carta; como en circunstancias escasas
pero existentes, la Constitución es directamente reglamentada por Reglamentos (sin que exista una ley “de por
medio”) el texto es adecuado al aludir a la falta “de la reglamentación respectiva”, ampliando la hipótesis de “la falta
de ley reglamentaria”.
La gran utilidad jurídica de este artículo no radica en que haya innovado técnicamente, sino el mérito de haber
reaccionado contra una práctica viciosa que consistía en frecuentes invocaciones de las autoridades como pretextos
para no cumplir con normas constitucionales a la “falta de su adecuada reglamentación”.
Los caminos indicados para que el intérprete aplique los preceptos de la Constitución aunque no estén
reglamentados, son los siguientes: los fundamentos de leyes análogas, los principios generales de derecho y
las doctrinas generalmente admitidas.
Protección Penal de la Constitución en su Artículo 330 que dice que: “El que atentare o prestare medios para
atentar contra la presente Constitución después de sancionada y publicada, será reputado, juzgado y castigado como
reo de lesa Nación.”
La pena para este delito se expresa en el artículo 132 del código penal que dice:
Artículo 132.
“Será castigado con diez a treinta años de penitenciaría, y de dos a diez años de inhabilitación absoluta:
1. (Atentado contra la integridad del territorio nacional, la independencia o la unidad del Estado),. El ciudadano
que ejecutare actos directos para someter el territorio nacional o una parte de él, a la soberanía de un
Gobierno extranjero, o con el fin de menoscabar la integridad o alterar la unidad del Estado.
2. (Servicios militares o políticos prestados a un Estado extranjero, en guerra con el Uruguay).- El ciudadano
que tomare las armas o prestare servicios de carácter militar o político a un Estado extranjero en guerra con
el Uruguay, o secundarse sus planes con suministro de elementos bélicos o con dinero.
3. (Revelación de secretos).- El ciudadano que revelare secretos políticos o militares, concernientes a la
seguridad del Estado, o facilitare su conocimiento.
4. (Inteligencia con el extranjero con fines de guerra).- El ciudadano que mantuviera inteligencias con un
Gobierno extranjero con el fin de lanzarlo a la guerra o a ejecutar actos de hostilidad contra la República, o
violare otros hechos directamente encaminados al mismo fin.
5. (Sabotaje de construcciones y pertrechos de guerra).- El ciudadano que, en connivencia con un Gobierno
extranjero, o con el objeto de secundar sus planes, destruyere o inutilizare naves, aeroplanos, puertos, vías
férreas, fortalezas, arsenales, o pertrechos de guerra destinados a la defensa del Estado.
6. (Atentado contra la Constitución).- El ciudadano que, por actos directos, pretendiere cambiar la constitución o
la forma de Gobierno por medios no admitidos por el Derecho Público interno.”
http://www.parlamento.gub.uy/Codigos/CodigoPenal/l2t1.htm
El concepto de Estado:
Toda persona “vive” en un Estado, todos los habitantes de la tierra, de un modo u otro pertenecen al Estado.
El Estado no es un fenómeno éticamente “neutro”, se trata de un producto humano históricamente situable que no
existió siempre en la tierra. Cuando afirmamos que no es “neutro” se alude a la existencia de una variada tipología
de organizaciones estatales cada una de las cuales cuentan con “adeptos” y recibe la crítica de sus “contrarios”.
El vocablo “Estado” comenzó a usarse con frecuencia para designar a la organización política de las comunidades a
partir del siglo XVI.
Los vocablos utilizados para aludir a las organizaciones políticas de las comunidades, fueron variados y presentaban
frente al vocablo Estado, 3 tipos de inconvenientes:
2- Se manejaban vocablos cuyo significado se refería a uno de solo de los componentes de la organización
política pero no a la nulidad resultante de todos ellos.
3- Se utilizaron vocablos como “reino”, “monarquía”, “republica”, etc., cuya “desventaja” frente al sustantivo
“Estado” consiste en que designan a una determinada forma de estar dirigida la comunidad política, y no a
cualquier modalidad de dirección de esta.
La palabra Estado puede ser utilizada para cualquier tipo de organización política de una comunidad. Se trata de un
vocablo que no confunde a la organización política con alguno de sus componentes ya que les “comprende” a todos
y en cierto modo les “trasciende”. Se trata de un vocablo “no afiliado” conceptualmente a ninguna forma de
gobierno o régimen.
Se trata de un vocablo que logra una llamativa “neutralidad” conceptual, lo que le da un gran atractivo científico.
Dentro de los límites (Estado referido a la organización política de las comunidades) los juristas utilizaban
modernamente el vocablo en algunos de estos sentidos:
1- Sentido “amplio”, el Estado como conjunto unitario de una comunidad políticamente organizada.
2- Sentido restringido, el vocablo Estado es referido exclusivamente al conjunto de órganos y autoridades que
forman la estructura gubernamental. En esta aceptación restringida, la idea del Estado tiende a coincidir con
la del Gobierno.
a) El uso del vocablo Estado designado a todo el conjunto de reparticiones y órganos públicos que
forman el total del aparato de dirección de la comunidad.
b) Cuando el termino se reserva para la “persona publica mayor”, integrada, en un Estado republicano
liberal clásico, por los tres Poderes de Gobierno (Legislativo, Ejecutivo, Judicial).
La aceptación amplia es la más usual entre los constitucionalistas, cuando estudian la Teoría del Estado; el sentido
restringido predomina entre los administrativistas.
Algunas de las doctrinas se refieren a la naturaleza “del Estado” como fenómeno político de cualquier forma o
época, mientras que otras limitan sus conclusiones al tipo estatal de cierto periodo histórico.
Teorías:
Teorías sociológicas, ético- políticas y jurídicas:
Una de las modalidades expositivas que usaba Arechaga y Barbagelata; enseñando que la clasificación atendía a la
principalidad del enfoque de los diversos autores, sin que debiera pensarse que cada grupo de doctrinas maneja
exclusivamente elementos sociológicos, ético-políticos o jurídicos.
Se ha dicho que existen dos grandes grupos de teorías: las que consideran al Estado como un fenómeno objetivo
cuya realidad es posible aprehender (teorías “realistas”) y aquellas otras que lo consideran algo asi como una
“construcción mental”, sin realidad fuera de la mente del sujeto que lo piensa, o sin posibilidad de que su verdadera
esencia sea conocida (teorías “realistas”). Esta clasificación es utilizada por Smith.
Es una sistematización que los especialistas usan para referirse a él “origen del “estado”, pero también se reconoce
su utilidad para agrupar las doctrinas sobre su naturaleza.
Las llamadas “teorías de la fuerza”, conciben al Estado como el producto de un “enfrentamiento”. Las “teorías del
contrato” lo ven como el resultado de un “pacto” o “acuerdo” entre los individuos; es generalizado llamarlas “las
teorías contractualistas” como les decían Rousseau y Locke. Las “teorías del organismo” dicen que el Estado es algo
así como “un ser vivo”, un “todo” que existe al margen de que su formación haya sido “querida” o “planteada” por
los individuos o grupos que lo integran.
Esta distinción ha sido frecuentada por Laski cuando explica que existen dos grandes modos de concebir el Estado:
- La posición “monista”, los distintos vínculos a que se ligan los individuos forman grupos o agrupaciones
que quedan todos comprendidos dentro de un Estado.
- La concepción “pluralista”, los diversos “círculos” a los que pertenecen los individuos no necesariamente
son parte del Estado, el Estado no comprende a los demás. El hombre pertenece a una familia, integra
una entidad, es decir que se liga a diversos vínculos y aparte de a ellos a el Estado. El vínculo estatal
puede ser más intenso y a la vez complejo. El individuo debe obedecer la decisión del estado.
Sistematización intentada por Jellinek bajo el título “las teorías particulares sobre el Estado”. Explica aquí que la
variedad doctrinaria puede exponerse así:
- Las “teorías que consideran al Estado de un modo predominantemente objetivo”, dentro de este grupo
doctrinal formula una sub clasificación: la concepción del Estado como “hecho”; la tesis del Estado “en
cuanto situación” (un modo peculiar de relacionarse los individuos); la teoría de la “identificación del
Estado” con uno de sus elementos; y la concepción del Estado como “organismo natural” que lo concibe
como un ser vivo, regido por leyes naturales y con una existencia independiente de la de los individuos
que lo forman.
- Las “teorías que consideran al Estado desde un aspecto predominantemente subjetivo”. Jellinek incluye a
los autores que consideran al Estado como un “órgano psíquico” o “moral” o “espiritual” y a quienes lo
conciben como una “unidad colectiva” o “unidad de asociación”.
- Las doctrinas que consideran al Estado como concepto jurídico; Jellinek opina que “solo hay tres maneras
posibles de concebir jurídicamente el Estado como objeto de Derecho, como relación jurídica, o bien
como sujeto de Derecho”.
Jellinek rechaza la primera de estas posturas porque si el Estado fuese “objeto” de Derecho, debiera admitirse que
los gobernantes constituyen el “sujeto” respectivo y eso sería congruente. Si se toma como “sujeto” a todo el
pueblo, tampoco quedaría separada la incongruencia de que los integrantes del pueblo sean al mismo tiempo
sujetos y objetos de Derecho. También descarte la tesis de “relación jurídica” porque no esgrime una explicación
aceptable de quien es el productor de las normas jurídicas que crean y regulan tal relación. Por lo que se afilia a la
tesis de que el Estado es “sujeto de derecho”.
Los fines primarios eran la defensa de la soberanía frente a posibles agresiones, el mantenimiento del orden interno
y la solución de los conflictos entre particulares, dictando las reglas generales para orientar sus conductas o juzgando
sus controversias. El modelo de Estado dedicado a estos “fines primarios” fue el “Estado juez y gendarme”.
Los fines secundarios fueron considerados el conjunto de actividades asistenciales, sociales, comerciales e
industriales que el Estado fue tomando a su cargo a partir de fines del siglo XIX. El modelo de Estado así se llamó el
“Estado benefactor”, o el “Estado de bienestar”; o el “Estado de democracia social”.
Los cometidos del Estado:
Se trata del conjunto de tareas que el Estado realiza a través de sus distintos componentes orgánicos (los tres
poderes).
b) Servicios públicos:
No son servicios que satisfacen necesidades colectivas básicas de la población.
La prestación del servicio es suministrada individualmente a las personas.
Los servicios públicos solo pueden ser desempeñados por el Estado, y los particulares no pueden prestarlos,
salvo que medie un acto expreso del Estado, que se llama “concesión de servicio público”.
c) Servicios sociales:
Actividades que son de alto interés público, o que satisfacen necesidades básicas que el Estado presta, pero que
también los particulares pueden desempeñar.
El régimen jurídico de los servicios sociales, no requiere para su desempeño por particulares una “concesión”
otorgada por el Estado.
Sayagués Laso utiliza la expresión “actividades privadas a cargo de la Administración” (del Estado), para referirse
a estas tareas históricamente propias de los particulares y que, por diversas razones el Estado, en general en
competencia con ellos y en alguna ocasión en régimen de monopolio, las fue desempeñando.
Para cumplir con el “cometido” de las relaciones exteriores el Estado actúa de diversas maneras jurídica: legisla,
administra y juzga. Esas maneras de actuar son las “funciones estatales”.
Las funciones del Estado culminan con actos de derecho típicos de cada una de las funciones. Además de esas
expresiones jurídicas finales, hay toda una actividad preparatoria y material del estado.
Criterio formal:
Es el que atiende a los procedimientos o formas por las cuales se elaboran los actos típicos de cada función.
Gran parte de la doctrina no separa la exposición del criterio “orgánico” del criterio “formal”; los unifican
llamándole criterio “orgánico-formal” o simplemente “formal”, por oposición al criterio “material o sustantivo”.
El criterio que hemos llamado “formal” abarca o comprende lo “orgánico”; el criterio “orgánico” no abarca al
“formal”.
Los criterios materiales:
Los criterios materiales se han llamado también “sustantivos” y “objetivos”. Se trata de doctrinas que han
intentado superar lo que consideran es la mera “superficie” de los actos típicos de cada función.
El acto condición tiene como característica inmediata que se refiere a una o varia personas determinada. Pero
posee un segundo efecto que consiste en colocar a esa o esas personas determinadas en una situación general
regulada por el derecho; o que consiste en sacarlas de esa situación general.
El acto condición puede expresar a la función administrativa o a la función jurisdiccional con los actos subjetivos.
La sola clasificación de los actos jurídicos, como criterio “material” permite distinguir con nitidez la función
legislativa de un lado, respecto de las otras dos (administrativa y jurisdiccional) por otro. Pero no es idónea para
distinguir la función administrativa de la jurisdiccional, porque ambas pueden ejercerse ya por actos subjetivos o
por actos condición. De ahí que hay que acudir a criterios auxiliares, que complementen a la clasificación
tripartita de actos jurídicos. Entre esos criterios “auxiliares” se mencionan:
1. La función jurisdiccional siempre requiere que alguien “reclame” al Estado su ejercicio, que plantee una
“pretensión jurídica”. En cambio la función administrativa se ejerce cotidianamente “de oficio” sin que
sea necesario que alguien este promoviendo la actuación del Estado.
2. Los actos de la función jurisdiccional (sentencias) adquieren cuando ya no existe recurso contra ellos , “la
autoridad de cosa juzgada”, lo que significa que se convierten en actos con el carácter de verdad
indiscutible, definitiva, al punto que ni siquiera pueden ser modificados por los mismos órganos (jueces,
tribunales) que hubiesen tomado las decisiones.
Otro criterio material:
Se han distinguido las siguientes funciones: (ejemplos)
El “Estado Organismo”:
La idea básica de las teorías organicistas consiste, en concebir al Estado como un organismo. Las definiciones giran
en torno a la idea de un “ser”, o de un “todo”, o de una “universalidad” que trasciende al conjunto de “partes” que
lo componen. Las partes que componen el Estado son los individuos que los forman o integran; si el Estado es un
“organismo”, tiene existencia real como un “cuerpo”, como un “ser”, con independencia de los individuos que lo
componen.
El Estado puede ser concebido como un mecanismo, forma, manera, o instrumento cuya formación ha sido decidida
por un grupo de individuos.
El Estado no es más que un “concepto ficticio”, un vocablo que permite describir el de relaciones humanas.
En la postura “organicista” el Estado tiene el carácter de un “todo” real, que puede ser concebido con su propia
voluntad, con sus propios fines, con su propio nacimiento, evolución y hasta su “muerte”.
I. Concibe al Estado como un “organismo biológico”, cuya descripción tanto de su “cuerpo” como de su
“psiquis” se hace generalmente mediante la utilización de analogías con la estructura física y la mente del
organismo humano:
II. Considera al Estado como un organismo “ideológico”, un todo con atributos psíquicos tales como la voluntad
propia, capacidad de decisión, etc., pero sin adjudicarle una estructura orgánica biológica.
A estas dos corrientes dentro del organismo, Heller las llama “biologistas” e “idealistas”.
Barbagelata luego de estudiar los orígenes del organicismo, distingue dentro de esa corriente tres variantes: las que
considera al Estado como “organismo psíquico”, la que lo concibe como un “organismo biológico” y la que afirma
que se trata de un “organismo social”.
i. Uno de los autores más representativos del “organicismo psíquico” o ideológico o “espiritual”. Fue Wundt
quien sostuvo que el Estado era si un organismo pero no un producto natural ni un ser vivo a la manera del
hombre, sino una estructura orgánica unificada por factores éticos, morales y espirituales. Esa unidad
orgánica del Estado está formada por individuos que a su vez constituyen también unidades.
ii. Dentro de la corriente del “organicismo biológico”, suele citarse como uno de los autores más
representativos Bluntschli, este autor critica el “atomismo” jus-naturalista, que veía más las “partes” que “el
todo”, afirmando luego que ese todo es un ser vivo, es decir un organismo no es un producto exclusivo de la
naturaleza; el Estado es una creación humana, aunque es la Naturaleza quien condiciona esa creación. El
Estado no figura en la escala de los organismos inferiores (animales, plantas) sino que es de especie superior.
El autor más representativo del organicismo “biológico” es Kjellen.
Los Estados “son seres sensibles y racionales como los hombres”. Cada Estado es tan real como los individuos que le
componen, pero “infinitamente más poderoso en su desarrollo”.
El organismo estatal tiene su conformación física, intelectual y emocional, como un verdadero ser vivo.
El organismo estatal tiene un “cuerpo” que es el territorio; cada Estado tiene un poder de dominación exclusivo
sobre este.
III. La corriente que considera al Estado como un “organismo social” es muy difundida. El organicismo nace
como una tesis opuesta al individualismo y se propone destacar el rol del Estado en sus relaciones con los
individuos que lo componen.
Las doctrinas organicistas (salvo “organicismo social” de Spencer) tienen como consecuencia la magnificación del
papel del Estado y la consiguiente minimización del rol de los individuos que lo integran. Las teorías organicistas
conducen a considerar al Estado “un fin en sí mismo” y a los individuos simples “medios” al servicio de aquel.
En la base de todas las teorías “totalitarias” sobre el Estado se encuentra la concepción organicista, en tanto se
acepta y ensalza la realidad y el papel del “todo” (el organismo).
El vocablo “organismo” es frecuentemente utilizado por la doctrina, por la jurisprudencia y por las normas de
Derecho positivo. Se le usa para aludir a las entidades colectivas.
En Uruguay es común los “organismos públicos”. Sin embargo, el alcance del término suele hacerse más amplio, y
designa a veces reparticiones estatales que no son personas jurídicas. Tratando de ordenar cierta desprolijidad de
lenguaje, conviene distinguir el “organismo” del “órgano”.
El organismo designa a la entidad globalmente, en su “totalidad”; el “órgano” designa a ciertas partes especializadas
del organismo, que le permiten actuar y expresarse. El término “organismo” designa exclusivamente a las personas
jurídicas, ya que entonces los órganos serían las partes especializadas de esas personas, que le permiten tomar
decisiones y expresarlas.
- El uso de la designación “organismo” para las entidades que tienen el carácter de personas jurídicas.
- El “órgano” aludiría a la “la parte” exclusivamente representada por las actuaciones de ciertas figuras.
Corriente doctrinaria que considera al Estado esencialmente como un fenómeno explicable por las mismas leyes
que rigen los fenómenos físicos y cósmicos recurriendo a analogías con esas leyes. Puede ser útil distinguir estas sub
corrientes:
a. “Fisicalismo mecanicista” se intenta explicar la formación del Estado en base a la actuación de diversas leyes
que rigen los fenómenos físicos. Puede aceptarse una generalizada apreciación de que este “fisicalismo
mecanicista” para explicar el Estado y otros fenómenos sociales. Actualmente, tanto los pensadores de
orientación filosófica idealista como los de tendencia realista y materialista, critican y descartan el
“mecanismo” o “fisicalismo” al que consideran científicamente ingenuo o simplista.
b. El “energetismo” social suele llamarse “teorías energéticas” a aquellas que pretenden encontrar la esencia
del Estado, o sea su organización o estructura, en manifestaciones de la “energía” tal como se estudia en el
mundo físico, o con algunas adaptaciones.
En esta corriente, el Estado seria el resultado de la combinación de las energías individuales de los hombres que lo
componen; los cambios históricos podrían explicarse por la “transformación de energía”. El Estado no es la simple
suma de las energías de los individuos que lo integran, sino que su combinación da lugar a la creación de una
“energía social” que adquiere características propias y que puede regirse por reglas peculiares.
Menzel en sus investigaciones sobre el Estado determina las siguientes ideas principales:
La naturaleza íntima y real del Estado consiste en un fenómeno de fuerza, al que no hay inconveniente en
llamar “energía social”. Esa energía social del Estado tiene su fuente o emana de las energías físicas y
psíquicas de los individuos que lo componen.
Pero esa energía estatal resultante no es mera suma de las energías físicas y psíquicas de los individuos, sino
que se independiza de estas últimas. Eso permite explicar que los cambios que constantemente ocurren en
las energías individuales no produzcan necesariamente cambios correlativos en la “energía total”, o sea en la
energía del Estado.
Entre las energías individuales y la energía total se producen constantemente acciones reciprocas; y pueden
ocurrir también choques u oposiciones, cosa que no ocurre en un organismo físico o biológico, en el cual las
diversas partes que lo componen están dispuestas naturalmente para una cooperación ordenada con el
conjunto. Un individuo o grupo de ellos puede estar en oposición o discrepancia con ciertas manifestaciones
del Estado al que pertenece.
Kelsen afirma que el Estado tiene una naturaleza exclusivamente jurídica, identifica el Estado con el Derecho.
La identificación entre Estado y Derecho no significa que encuentre un Estado toda vez que vea una manifestación
de Derecho. El Estado pera este autor es un “sistema de normas” con determinadas características que analiza con
singular cuidado.
El Estado seria para Kelsen un “centro hipostático de imputación de un sistema de normas graduado, jerarquizado y
relativamente soberano”
“Centro hipostático de imputación” “hipostasiar” consiste en personificar, separar, y dar autonomía a algo sobre la
base de un solo supuesto, es decir, hacer aparecer varias cosas donde en rigor hay una sola.
Según Kelsen, la manera tradicional de considerar el Estado y al Derecho como dos cosas distintas, no es más que el
resultado de una hipótesis. El único fenómeno real es el sistema de normas. Donde hay un solo sujeto (el Derecho),
se comete el error de ver dos; el Estado y el Derecho.
Kelsen dedica atención al concepto de “imputación” desde el punto de vista jurídico. Considera que una norma
jurídica se compone esencialmente de dos partes: una primera en la cual se describe un “hecho condicionante”, y
una segunda en la que se indica la “consecuencia coactiva”. La imputación es la relación o enlace entre el hecho
condicionante y la consecuencia coactiva. Esta “relación de imputación” sustituye, en el campo de las ciencias
normativas, el rol que cumple la relación “de casualidad” en el campo de las ciencias naturales, cuyas leyes se
formulan expresando una relación inexorable entre ciertos sucesos y sus consecuencias.
“Sistemas de normas graduado” el orden jurídico estatal está compuesto por una gran variedad de normas jurídicas
que deben guardar armonía, por eso no se trata de un simple “conjunto “de normas, sino de un “sistema” de
normas.
Las normas de carácter superior tienen un mayor grado de generalidad que las de carácter inferior. A medida que se
“desciende” en la pirámide jurídica, los tipos normativos se van haciendo menos generales (la pirámide a la que
hace referencia es a la misma que se encuentra más arriba).
La “graduación” a que se refiere en la definición hace referencia a los diversos grados de generalidad de los distintos
tipos normativos.
Sistema de normas “jerarquizado” cada tipo de norma jurídica extrae su validez del tipo normativo que está en el
grado inmediatamente superior, en este sentido alude a un sistema “jerarquizado” de normas.
Este fenómeno por el cual cada tipo normativo obtiene su validez del tipo normativo que está en la escala
inmediatamente superior de la “pirámide jurídica”, determina la “jerarquización” armónica de las distintas normas
que componen el sistema.
Sistema de normas “soberano” para Kelsen plantearse el problema de la soberanía del sistema jurídico equivale a
plantease el problema de la soberanía del Estado.
La soberanía del orden jurídico estatal deriva de la unidad de este; de modo algo más claro dice que la soberanía es
la “exclusiva validez” de ese orden jurídico.
Para comprender esta afirmación hay que explicar el sentido de “validez” del orden jurídico así como el alcance de
su “exclusividad” en el Estado.
La cuestión de la “validez” de una norma jurídica tiene que ver con el procedimiento o forma como ella ha sido
dictada. Una norma es válida cuando fue creada siguiéndose las formas establecidas para su creación.
El concepto de “validez” de las normas se contrapone al concepto de “eficacia”, el primero se observa en la forma o
procedimiento de creación y el segundo requiere analizar el contenido de las normas y, especialmente, comparar
ese contenido con la realidad de los comportamientos humanos con el mundo del “ser” de la naturaleza.
Entre el mundo de las normas y el mundo de la naturaleza no puede existir ni una absoluta coincidencia ni una
absoluta divergencia. Si existiese una absoluta divergencia, si lo que ordena la norma fuese de cumplimiento
imposible, la norma carecería de posibilidad de aplicación, no tendría ni siquiera un mínimo de eficacia. Si existiere
una absoluta convergencia si la conducta que ordena una norma fuese de tal coincidencia con la realidad natural que
se hiciese imposible violarla, la norma carecería de sentido, seria innecesaria y tampoco tendría el mínimo de
eficacia.
El orden jurídico estatal extrae su validez de sí mismo; ese es el sentido de la “exclusividad” de su validez y en
eso consiste su carácter de soberano.
En síntesis: el Estado es soberano, porque encuentra la explicación de su validez en sí mismo, dentro de su propio
sistema, sin necesidad de recurrir a fundamentos exteriores al Estado.
Sistema soberano “relativamente” los juristas han disentido y discuten el carácter de las relaciones entre el Derecho
Interno y el Derecho Internacional. Al respecto existen dos grandes concepciones: una “dualista”, que considera que
se trata de dos sistemas normativos separados; y otra “monista”, que elabora un solo y universal sistema jurídico
que incluye en su unidad total tanto al Derecho Internacional como al Derecho Interno de cada Estado.
Kelsen se inclina por la tesis “monista” aunque es partidario del Derecho como un complejo y universal que
armoniza tanto al “orden jurídico Internacional” como a los órdenes jurídicos internos.
Sostiene la tesis del “primado del Derecho Internacional sobre el Derecho Interno de los Estados”.
Estado: concepto y elementos
El Estado existe cuando en un territorio determinado se organiza jurídicamente una población sometida a la
autoridad o poder de un gobierno.
El Estado es un conjunto de personas que viven en un territorio determinado y están sometidos a un poder
soberano.
Elementos del Estado:
Territorio:
Es una porción definida de la tierra sujeta a su soberanía.
La característica esencial del Estado es la de ser un sujeto de Derecho Internacional que tiene base
territorial.
Todo Estado para ser tal debe ocupar una parte definida del globo terráqueo y ejercer dentro de los límites
de esa zona territorial, un poder exclusivo y excluyente sobre todas las personas y las cosas que se
encuentran en ella.
El Estado tiene derechos sustantivos, potestades de goce y de disposición, y también ciertos deberes
correlativos que no posee en los territorios de otros Estados o todo lo que se encuentra en zonas de alta mar
o polares.
El Estado tiene sobre so territorio un derecho que es llamado de “soberanía territorial”.
El territorio es tridimensional: espacio exterior, espacio aéreo, superficie y subsuelo. En el mar territorial se
rige por las normas del Estado.
Población:
Es el elemento humano del Estado.
Para que haya población solo es necesario una colectividad humana, que han alcanzado cierto grado de
civilización, cualquiera sea su raza o nacionalidad.
Conjunto de personas que están sometidas a un poder soberano.
Poder o soberanía:
Punto de vista Interno:
El poder del Estado es total, alcanza a todos los individuos que se encuentran dentro del territorio.
El sometimiento a ese poder no es voluntario, es forzoso.
El poder del Estado es ineludible.
Es un poder supremo, está por encima de todos los demás órdenes jurídicos internos que existen dentro de
su territorio.
La asociación suprema es el Estado.
Externo:
Es independiente.
Nación:
Integran la nación todas las personas que están unidas por compartir un conjunto de factores
nacionalizantes, que son el lenguaje, la raza, la religión, etc.
Se puede integrar la nación porque se nace dentro de ella o porque voluntariamente se decide
nacionalizarse.
Orden jurídico:
Dentro de un Orden Jurídico determinado no se concibe la existencia de dos normas jurídicas que se contradigan.
La coherencia lógica entre todas las normas de un orden jurídico se asegura mediante el imperio de dos principios: el
de derogación y el de jerarquía.
El principio de derogación se aplica generalmente cuando se presentan dos normas que pertenecen al mismo nivel
jerárquico; si dan soluciones contradictorias, una de ellas será suplantada por la otra. El principio de derogación
establece que la regla posterior deroga a la anterior en el tiempo. (Hace referencia más arriba)
El principio de jerarquía se funda en el hecho de que no todas las normas jurídicas se encuentran en un mismo nivel:
existe una estructura jerárquica del orden jurídico en cuya virtud unas normas jurídicas son más importantes que las
otras. Si existe contradicción entre normas de distinta jerarquía no importa la fecha en que se adoptó la regla,
siempre prima la norma de mayor jerarquía. (Leer más arriba parte de pirámide)
a. La posibilidad asegurada de que las distintas opiniones sobre los más diversos temas se resuelvan
pacíficamente con exclusión de la violación, o sea, el “pluralismo”.
b. Existencia de mecanismos para que los miembros de la población, los “gobernados”, puedan
determinar quiénes serán sus gobernantes, mediante elecciones libres con garantía de que se hizo
limpiamente, con la seguridad de que los resultados no serán falseados.
c. Soberanía del pueblo o de la nación.
d. Responsabilidad de los gobernantes.
e. Respeto por la persona humana.
Podemos caracterizar este modelo de democracia social, por oposición a la democracia clásica, individualista, en
base a los siguientes elementos:
o Aumento de los cometidos estatales, añadiendo a las tareas del “estado Juez y Gendarme” algunas
actividades como los servicios públicos, sociales, y aun servicios industriales y comerciales.
o Reconocimiento de los denominados “derechos económicos y sociales”, como los son derecho del
trabajador, de la mujer, de los menores, de los enfermos, de los indigentes, derecho a la vivienda, a la
cultura, etc.
o El Estado asume un papel activo tanto en el desarrollo de los nuevos cometidos, como en la protección de
los derechos sean los individuales, los clásicos, o sean los derechos económico-sociales.
Esto es establecido en el Artículo 5 de la Constitucion que declara: “El Estado no sostiene religión alguna”.
El Art. 5 de la Constitucion comprende tres temas: la libertad de pensamiento religioso, la libertad de cultos
religiosos y la caracterización del Estado uruguayo como “laico”, es decir inserto en la solución de la “separación” del
Estado y las Iglesias, lo que contiene el aspecto institucional y la ausencia de una religión oficial.
El Artículo 6 inciso 1 de nuestra Constitucion dispone: “en los tratados internacionales que celebre la Republica,
propondrá la cláusula de que todas las diferencias que surjan entre las partes contratantes, serán decididas por el
arbitraje u otros medios pacíficos”.
Desde el punto de vista técnico, se trata de una norma “preceptiva”, el mandato de la Constitucion para las
autoridades uruguayas no consiste en lograr que tales estipulaciones sean insertas en los tratados, sino que consiste
en la obligación de proponerlas. En la práctica la disposición adquiere un carácter “declarativo”, muy cercano a la
noción de una norma pragmática (normas pragmáticas: no son susceptibles de aplicación inmediata si no han sido
reglamentadas).
En el Artículo 6 inciso 2 de nuestra Constitucion se establece que: “La Republica procurara la integración social y
económica de los Estados latinoamericanos, especialmente en lo que se refiere a la defensa común de sus productos
y materias primas. Asimismo, propenderá a la efectiva complementación de sus servicios públicos”.
El deber del Estado uruguayo consiste no solamente en procurar su integración con los demás Estados
latinoamericanos, sino también intentar que los demás Estados se integren.
La integración de nuestro país a organismos mundiales como las Naciones Unidas; tampoco se contradice con la
integración en organismos regionales más amplios que los de países latinoamericanos, como la O.E.A.; y para nada
impide acuerdos comerciales o de complementación de servicios con solo algunos Estados de la región, como pasa
con el MERCOSUR, que puede considerarse una etapa en un proceso gradual de integración latinoamericana.
Supremacía está vinculada a un poder supremo, o por lo menos que no está sometido a otro.
El Estado es soberano externamente, porque en esta situación de igualdad o de independencia respecto de otros
estados. Es lo que declara el art 2° de la Constitución, cuando dice “ella (la República Oriental del Uruguay según el
art 1°) es y será para siempre libre e independiente de todo poder extranjero”
La soberanía interna del Estado, en lugar de evocar la idea de igualdad o independencia como pasa con la soberanía
externa, lleva sin dificultad a la noción de supremacía, de ejercicio de un poder que, dentro de su territorio no puede
ser disputado por otras organizaciones, siempre, desde luego, que el estado ejerza su poder dentro de los límites
que el mismo se ha dictado (en todo su sistema jurídico).
El art. 3, al decir que Uruguay “jamás será el patrimonio de personas ni de familia alguna” excluye la teoría de los
gobernantes “soberanos” por encima del estado.
En el artículo 82 de la constitución dice que “la nación adopta para su gobierno la forma Democrática Republicana” y
establece que la soberanía del estado debe ser ejercida directamente por el cuerpo electoral e indirectamente por
los poderes representativos que establece la misma constitución.
Esta norma define al Estado Uruguayo (sin nombrar el vocablo “Estado”) “la República Oriental del Uruguay en la
asociación política de todos los habitantes comprendidos dentro de su territorio”
Este Art. habla de la “asociación” y en definitiva menciona el territorio y a la población; tres vocablos claves en la
definición de Estado.
Se ha sostenido que la referencia de están norma a derechos, deberes y garantías no enumerados, a los que declara
igualmente existentes por ser inherentes a la persona humana o derivados de la forma Republicana de gobierno,
debe entender restringida a los derechos individuales y no a los sociales.
La ubicación de este artículo, al término de una sección segunda que comprende tanto derechos individuales
(fundamentalmente Cap. I) como derechos sociales (especialmente Cap. II), demuestra que su alcance es compresivo
de ambos tipos de derechos, deberes y garantías.
Art 332
Órganos:
Órgano: es un conjunto de personas cuya voluntad se le atribuye al Estado. El Órgano no debe confundirse con la
persona que es su soporte.
Def: “es el complejo de voluntades, forma, atribuciones, reconocido como unidad por el Derecho y que constituyen
el instrumento de actuación de las colectividades personificadas” Sayagues Laso.
Competencia: es la aptitud que tienen para obrar las personas públicas o de sus órganos.
Territorio: es el ámbito especial en el que accionan las personas públicas y sus órganos.
Poderes jurídicos: el Estado es la persona pública mayor y dispone de todos los poderes o funciones atribuidos a sus
órganos. Los gobiernos departamentales tienen solo funciones legislativas y de administración en el orden
municipal.
Forma: Los Órganos pueden ser estructurados de diferente forma respondiendo a razones y circunstancias
diferentes; por ejemplo la naturaleza de la función que establece.
Voluntad humana: las voluntades humanas constituyen el elemento que da vida y acción a los órganos.
Los órganos del Estado pueden clasificarse desde distintos puntos de vista:
Una primera distinción es entre Órganos constitucionales, ósea creados con la Constitución (Ej. La Presidencia de
la República o el Tribunal de lo Contencioso Administrativo) y los no constitucionales creados por leyes y
decretos.
Otra distinción es entre los Órganos independientes o jerárquicos, que no tienen Órgano superior (Ej. Poder
Legislativo, Ejecutivo, la Suprema Corte de Justicia) y los Órganos dependientes o subordinados, que están
sometidos a jerarquía (Ej. La Dirección General Impositiva)
Jellinek divide también los Órganos en primarios, aquel que detrás de si no tienen ningún otro Órgano (Ej. El
Cuerpo Electoral) y en secundarios (Ej. El Parlamento) detrás de él que hay otro Órgano (Ej. El Parlamento y
detrás del esta el Cuerpo Electoral. El parlamento aparece como Órgano de un Órgano).
Otra distinción son los Órganos unipersonales de los colegiados.
Por último los normales de aquellos otros extraordinarios que se crean en épocas de excepción (Ej. Consejo de
Estado)
Sistemas orgánicos
Conjunto de órganos que actúan estrechamente vinculados entre sí, como consecuencia de que ejercen en conjunto
alguna de las funciones estatales que requieren su actuación de manera muy vinculada. El concepto de sistema
orgánico es casi sinónimo al tipo de órgano “complejo” (órgano complejo es aquel que, a su vez, está compuesto por
varios órganos). Un ejemplo de “sistema orgánico” está constituido por cada uno de los tres Poderes del Gobierno.
Algunos autores utilizan la expresión “sistema orgánico” en un sentido distinto. Lo refieren a un concepto de mayor
dimensión cuantitativa que el formado por los titulares de un órgano cualquiera. Por ejemplo, llaman “órgano” al
Poder Ejecutivo, cuando lo observan integrado por sus titulares (Presidente y Ministerios, básicamente): pero
denominan “sistema Orgánico Poder Ejecutivo” cuando quieren abarcar también a todos los funcionarios de la
Presidencia y de los Ministerios, aunque dichas personas no sean titulares del órgano Poder Ejecutivo.
Desde el punto de vista del Derecho Constitucional caracterizamos al Estado uruguayo como de derecho,
democrático, social, laico, pacifista, y con vocación latinoamericana.
Queda por analizar el carácter de Estado unitario (con su descentralización interna), por oposición al Estado
“federal”.
La tipología de “uniones de Estados” es muy profusa. Uno de los “clásicos” que intento sistematizar todas sus
modalidades fue Jellinek. El distingue primeramente la Monarquía de la Republica.
Jellinek distinguió las uniones “aparentes” (dando como ejemplo los Estados federales en proceso de formación) y
las uniones “en sentido jurídico”, a las que atribuía lazos más estrechos entre los Estados. También caracterizaba a
las uniones “reales” formadas por lazos objetivos entre los Estados, oponiéndolas a las uniones “personales“ que
ejemplificaba cuando por razones de herencia u otras, coexistía en una misma persona el gobierno de varios
Estados.
Confederación y Estado Federal
Jellinek, dentro de las “Uniones de Estados”, distingue las uniones reales de las uniones personales. Igualmente
separaba las Uniones de Derecho Interno de las Uniones de Derecho Internacional.
El modelo típico de Unión de Estados de Derecho Interno es el Estado Federal. El Estado Federal se rige por una
Constitucion (para toda la Unión) y por Constituciones “estaduales” (una para cada “Estado Miembro” del Estado
Federal).
Como la Constitucion es un conjunto de normas de “derecho interno” es lógico admitir que el sistema federal es una
Unión de Estados de “derecho interno”.
La Confederación surge cuando dos o más Estados celebran un acuerdo no para formar una nueva Nación, no para
estructurar un Estado “unión” que los abarque, sino con algún fin o fines específicos: la defensa común de sus
respectivas soberanías, o fines comerciales, económicos, o varios fines a la vez. La Confederación, para llevar
adelante dicho acuerdo crea un órgano común encargado de elaborar ese o esos fines y dirigir su consecución.
En el caso de la descentralización “por servicios” esos controles están muy expresivamente reflejados en los art. 197
y 198 de la Constitucion.
En la descentralización territorial los controles se ven en el Art. 300 (el Poder Ejecutivo puede apelar ante la Cámara
de Representantes decretos de los Gobiernos Departamentales que crean impuestos) o en el control del Poder
Legislativo Nacional para que un Gobierno Departamental pueda emitir o concretar deuda pública o deuda
internacional (art. 301) o la Cámara de Representantes al poder revocar ciertas resoluciones antijurídicas de los
órganos departamentales (art. 303).
El local está constituido esencialmente por las Juntas Locales, previstas básicamente en los artículos 262 inciso 2°,
273 numeral 9°, 274 numeral 8°, 287 y 288.
La modalidad de descentralización territorial “dentro del Departamento” plantea algunas peculiaridades. Tiene un
grado casi nada relevante en el caso de las Juntas Locales comunes, que en la práctica actúan bajo la jerarquía del
Intendente.
Distinta es la situación de las Juntas Locales “electivas” cuando ellas tienen sus “facultades ampliadas” conforme al
artículo 288.