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El territorio saharaui está dividido en dos grandes regiones: Saguia El Hamra al norte, y
Río de Oro en el centro y sur. El relieve del Sáhara Occidental es predominantemente
plano y se va elevando gradualmente desde la costa hacia el interior, hasta alcanzar
alturas de 500 metros. En el noreste se extiende la Hamada, un planalto muy árido donde
la temperatura en verano puede llegar a 60 grados centígrados.
Su territorio posee los mayores yacimientos de fosfatos del mundo, además de petroleo,
gas, hierro y uranio. Frente a sus 1.062 km de costas, se localiza uno de los bancos de
pesca más ricos del planeta.
Capítulo 1 - Contexto histórico de la colonización del Sáhara Español
hasta 1945
1.1 - Causas de la ocupación y colonización del Sáhara
El proceso de colonización española en el Sáhara Occidental comenzó en 1882 y tuvo
dos razones principales: La primera fue la pesca y procesamiento industrial de especies
semejantes al bacalao, que en aquel tiempo era uno de los principales alimentos para
millones de trabajadores españoles.
La segunda tiene que ver con la estrategia y la política española para el Magreb árabe (1)
y las islas Canarias. En 1830, Francia comenzó la conquista de Argelia y antes de
finalizar el siglo XIX, su dominio se había extendido prácticamente por todo el Magreb:
Argelia, Túnez y una gran parte de Marruecos y Mauritania.
Los sectores colonialistas de España veían con alarma cómo la expansión francesa por el
noroeste africano, se iba proyectando amenazante sobre la franja costera del desierto. El
impulso colonial francés ponía en peligro el control español sobre esa porción del territorio
sahariano y las áreas de pesca de su litoral. Se hacía necesario ponerle un freno a la
expansión francesa aunque no más fuese por la propia seguridad de las islas Canarias.
En enero de 1923 fue proclamada la “Nación Republicana del Rif” y en 1925, la revuelta
nacionalista se extendió a la zona bajo control francés. Ante esta situación, ambas
metrópolis coordinaron esfuerzos para lanzar una ofensiva conjunta. España preparó una
gran fuerza expedicionaria que fue desembarcada en la bahía de Alhucemas, y Francia
hizo entrar en combate a cien batallones. Tras una campaña extraordinariamente dura, se
impuso la superioridad técnica de las tropas europeas. En 1926, la resistencia cabileña
fue aniquilada y Abd El Krim fue capturado por los franceses. El Rif quedó "pacificado".
La guerra reforzó al militarismo español con una nueva generación de oficiales superiores
forjada en los campos de batalla. Estos oficiales, conocidos como “africanistas” sentían un
profundo desprecio por los políticos y los intelectuales, y se consideraban una especie de
cruzados de la fe católica y guardianes de la grandeza imperial de España.
El Estado Mayor de la conspiración estaba integrado por los generales “africanistas”, y fue
en el Protectorado marroquí donde comenzó el movimiento sedicioso que rápidamente se
propagó por todas las guarniciones de España.
El día 18 de julio de 1936, una gran parte de los jefes militares complotados, se levantó
contra el gobierno constitucional. El llamado “Alzamiento Nacional” desencadenó la guerra
civil y dividió a España en dos zonas. La zona democrática y republicana se enfrentó
durante tres años a la zona “nacionalista”, en la cual se instauró una férrea dictadura
encabezada por el general Francisco Franco, quien había logrado sus ascensos
combatiendo contra los rebeldes del Rif como oficial de la Legión Española. Los mandos
golpistas le dieron a Franco el título de “Generalísimo” y “Caudillo de España”.
La guerra civil concluyó con el hundimiento del gobierno republicano y la victoria de las
armas franquistas en abril de 1939.
Por supuesto que para realizar tales proyectos, se necesitaba recursos técnicos, personal
calificado y grandes inversiones. Todo ello escapaba a las posibilidades de una España
subdesarrollada, endeudada y con su economía desarticulada por la guerra civil.
Sobrevinieron veinte años durante los cuales la población saharaui permaneció
marginada de toda posibilidad de desarrollo. La administración colonial trató de establecer
en el Sáhara a familias canarias y peninsulares, al tiempo que forzaba la sedentarización
de grupos nómadas alrededor de algunos centros urbanos y puestos militares, pero la
vida de la colonia quedó circunscrita al quehacer militar y administrativo.
(1) Occidente (en árabe). El Magreb comprende los siguientes países: Líbia, Túnez,
Argelia, Marruecos, Sáhara Occidental y Mauritania.
Las acciones nacionalistas en Marruecos eran sólo un aspecto del proceso emancipador
del Magreb. Durante el período 1952-1956, el nacionalismo magrebí coordinó sus
esfuerzos en un frente común anticolonial.
Así, en 1952, el partido independentista tunecino, Neo Destur, inició la lucha armada. Dos
años después, en 1954, se fundó el Frente de Liberación Nacional de Argélia (FLN) e
inmediatamente estalló la rebelión popular contra el dominio francés.
Durante los primeros años de vida independiente, Marruecos tuvo un sistema de gobierno
representativo en el que coexistían fuerzas con ideologías e intereses económicos
diferentes, a veces contrapuestos.
La tendencia más progresista, formada por sectores obreros e intelectuales, pequeños
comerciantes, campesinos y capas medias, era partidaria de reformas económicas y
políticas radicales. Del otro lado se hallaba la gran burguesía agraria y comercial que
junto con la nobleza terrateniente, constituían la corriente conservadora, interesada en
mantener el neocolonialismo y preservar las estructuras semifeudales.
Ambas tendencias se enfrentaron para hacer prevalecer sus intereses e imponer su peso
en las decisiones de política estatal, pero poco a poco el poder se fue concentrando en
manos del sector más conservador y, sobre todo, en manos de la monarquía. La corona
alauí, personificada por Mohamed V, se había servido de las fuerzas independentistas
radicales para recuperar su poder, y una vez logrado su objetivo rompió su alianza con
éstas para apoyarse en los grupos más conservadores y más afines a la forma
autocrática de gobierno.
Mientras tanto, dentro del Istiqlal también se libraba una pugna entre dos alas cada vez
más diferenciadas: la revolucionaria, dirigida por Ahmed Ben Barka y la conciliadora pero
al mismo tiempo ultranacionalista, liderada por Allal El Fassi. Ambas fracciones trataban
de apoderarse de la dirección del partido y, lógicamente, el ala conciliadora contó con el
apoyo de la corona, los latifundistas y los representantes del neocolonialismo.
En junio de 1957, el sultán proclamó príncipe heredero a su hijo Mulay Hassan, quien
asumió de inmediato la jefatura de la policía y el ejército. Con la proclamación del príncipe
Hassan, el conservadurismo y el ultranacionalismo reforzaron sus posiciones y la
ideología expansionista de El Fassi, impulsora del proyecto “Gran Marruecos”, se convirtió
en la doctrina oficial de la dinastía alauí.
Ese hipotético “Gran Marruecos” se extendería desde Gibraltar hasta el río Senegal,
englobando la totalidad del Sáhara Español y Mauritania además de amplias extensiones
del suroeste argelino y Mali. En total, la monarquía pretendía anexarse dos millones de
quilómetros cuadrados, muy ricos en recursos minerales estratégicos.
Los planes expansionistas fijaron como primeros objetivos la recuperación del enclave
español de Ifni, la anexión de Tarfaya -región norteña del Sáhara Occidental - y la
ocupación de Mauritania.
Mientras se desarrollaban los combates en Ifni, el ALN inició las hostilidades en el Sáhara
Español atacando la ciudad de El Aaiún el día 26 de noviembre. Desde entonces y hasta
el 23 de diciembre se sucedieron los intentos de cerco y asalto la capital sin ningún éxito.
No obstante, aunque la ofensiva militar contra Ifni y el Sáhara Español fue un fracaso, los
sectores ultranacionalistas del reino lograron crear las condiciones políticas para exigirle a
España la devolución de Ifni y la entrega de la región saharaui de Tarfaya.
Poco después, el príncipe heredero, Muley Hassán, ordenó la retirada del ALN de la
colonia hispana. pero la orden no fue obedecida por los combatientes saharauis y el día
11 de enero de 1958 se reanudaron las hostilidades en el Sáhara. Rápidamente se
generalizó la insurrección y las tropas españolas fueron forzadas a la defensiva. Las
acciones bélicas se extendieron velozmente hasta alcanzar el territorio mauritano; ello
obligó al gobierno francés a establecer un acuerdo de cooperación militar con la dictadura
franquista.
A partir del 10 de febrero, ambas metrópolis desplegaron conjuntamente y de forma
simultánea las ofensivas: “Operación Teide”, que movilizó a diez mil soldados y cien
aviones españoles, y la “Operación Ecouvillon”, que movilizó a cinco mil hombres y
setenta aviones franceses. Dos semanas más tarde, los ejércitos europeos habían
aplastado la insurrección, y “la paz y el orden” coloniales reinaron nuevamente en el
Sáhara Español y territorios colindantes.
Además de los minerales el Sáhara Occidental tiene otro recurso muy valioso en su mar
territorial. Se trata del banco pesquero situado al sur de las Canarias, considerado uno de
los más grandes y ricos del planeta. Doscientas especies de peces, sesenta de moluscos
y varias de crustáceos, además del plancton y las algas, hacen que las aguas saharauis
sean visitadas cada año por miles de barcos pesqueros de diversas nacionalidades.
A partir del año 59 la monarquía en alianza con los representantes del neocolonialismo,
de la nobleza terrateniente y del ala derecha del Istiqlal, pasó a tener el control absoluto
del poder. Eso hizo que los elementos radicales del Istiqlal abandonaran el partido para
fundar la "Union Nationale des Forces Populaires" UNFP bajo el liderazgo de Ahmed Ben
Barka
En mayo de 1960, el rey nombró un gobierno presidido por él mismo y por el príncipe
heredero, y acabó con las últimas apariencias de participación democrática. Poco
después, en febrero de 1961, falleció Mohamed V y su hijo asumió el trono con el nombre
de Hassan II. El nuevo monarca impuso una Constitución que elevó su voluntad a la
categoría de norma do gobierno, puso en marcha una política represiva, e hizo que la
monarquía constitucional proyectada por su padre, se transformase en una férrea
autocracia.
Además de lo anterior, el rey aplicó una política económica regresiva que provocó una
grave crisis social y el consecuente incremento de las huelgas obreras y estudiantiles. La
violencia represiva del gobierno caldeó aún más la situación. A fines de marzo hubo una
explosión de protesta popular en Casablanca e inmediatamente se extendió a Rabat, Fez,
Marrakech y otras ciudades. Hassan II movilizó al ejército y sofocó la protesta con un
saldo de centenares de muertos y miles de heridos.
El 29 de octubre fue secuestrado y desapareció en París el "Mahdi" Ahmed Ben Barka.
Ese operativo fue ejecutado por agentes marroquíes en colaboración con la CIA y la
"Sûreté" francesa. Con este crimen, Hassan II se deshizo de su principal opositor y
reforzó aún más su poder personal.
El poder absoluto del rey generó nepotismo y un entorno de corrupción generalizada. Eso
hizo que una parte de la oficialidad, que había luchado por la independencia y por una
forma de gobierno más progresista, se sintiese indignada con el contraste entre la miseria
de la población y la riqueza de la corte. La indignación se tradujo en conspiración contra
la monarquía y la conspiración desembocó en un intento de golpe de Estado.
El 10 de julio de 1971, los alumnos de una academia militar, comandados por su director,
asaltaron el palacio real de Sjirat cuando el rey festejaba su cumpleaños. La intentona
golpista fracasó y como consecuencia el rey ordenó una sangrienta depuración de los
mandos militares. Una gran cantidad de oficiales y sub-oficiais fueron fusilados, entre ellos
el general que organizó la acción golpista y el coronel que dirigía la academia militar.
La monarquía superó la crisis y le hizo pagar al ejército un precio muy alto, pero no pudo
evitar que la corrupción imperante continuase generando irritación en los mandos
castrenses. El día 16 de agosto de 1972, cuando Hassan II regresaba de sus vacaciones
en París, el avión que lo transportaba fue interceptado sobre Tánger por aviones de
combate procedentes de la base aérea de Kenitra. La escuadrilla ametralló el avión real
para obligarlo a aterrizar en esa base, pero aún así, con la aeronave seriamente averiada,
el rey consiguió llegar a Rabat, y apenas llegó al Palacio, ordenó sofocar la rebelión,
capturar a los responsables y realizar una severa depuración de la fuerza aérea. En
octubre de ese año comparecieron ante el tribunal militar doscientos veinte oficiales,
acusados de conspiración e intento de asesinato contra el rey.
Los sucesos de Sjirat e Kenitra generaron odio y desconfianza recíproca entre el monarca
y las fuerzas armadas. El rey adoptó medidas para eliminar la oficialidad sospechosa y
alejar físicamente al ejército para prevenir nuevas intentonas golpistas. Dentro de esas
medidas se inscribió el envío de tropas a Golán (Siria) durante la guerra árabe-israelí de
1973, y la invasión al Sáhara Occidental en octubre-noviembre de 1975.
En otras palabras, la voluntad de alejar a las fuerzas armadas del palacio real, fue una de
las razones para invadir el Sáhara. La oficialidad sometida a disciplina de guerra y bajo la
vigilancia de los servicios de inteligencia, tendría poco tiempo y menos oportunidades
para conspirar contra la monarquía.
3.4 - Mauritania, de la independencia ficticia a la utopía expansionista
Durante aquellos primeros años, Mauritania mantuvo una casi total subordinación
económica, política, militar y cultural con respecto a Francia. Pero a partir de la segunda
mitad de los años 60 dos importantes factores contribuyeron a romper esa fuerte
dependencia. El primero fue la llegada de inversiones británicas, japonesas, españolas,
norteamericanas y alemanas, y el segundo fue la acentuación del nacionalismo
económico orientado a reducir la dependencia del exterior.
En tal sentido el gobierno mauritano creó en 1966 el monopolio estatal sobre el comercio
exterior, en 1972 la “Societé Nationale Industrielle et Minière” para la explotación del
cobre y del hierro, y en 1973, el Banco Central. Por primera vez Mauritania emitió sua
propia moneda. Mas a pesar de haber disminuido su dependencia de Francia, el país
continuó siendo subdesarrollado y su población continuó teniendo uno de los niveles de
vida más bajos del mundo.
Durante la década de los años 60, una nueva generación de independentistas, nacida de
las experiencias y fracasos anteriores. impulsó un nacionalismo esencialmente renovado,
basado en la conciencia nacional y no en el tribalismo; fundamentado con argumentos
políticos y no con sentimientos religiosos.
El gobierno madrileño aceptó formalmente la solicitud, pero lo que hizo realmente fue
transformar el Sáhara en una "provincia" de España y para eso introdujo algunas reformas
en el régimen jurídico y administrativo de la colonia, entre ellas la creación de la Asamblea
General del Sáhara (la Yemáa) (1). Fue así que el franquismo desperdició la oportunidad
de proporcionarle a los saharauis un tránsito decoroso hacia su emancipación política.
1974 fue un año clave para la consolidación del Ejército de Liberación; por un lado
multiplicó sus acciones de combate e intensificó su campaña política para ganar
simpatizantes entre los soldados saharauis del ejército colonial. Por otro lado, comenzó a
recibir armas de Libia y de Argelia.
Ante la ofensiva independentista, el gobierno español trató de ganar tiempo para crear las
bases sobre las cuales erigir un futuro gobierno saharaui “independiente”, que garantizase
los intereses económicos españoles. El 20 de agosto de 1974 mandó una nota al
Secretario General de la ONU anunciando la intención de celebrar un referéndum de
autodeterminación en el Sáhara durante el primer semestre de 1975. Al mismo tiempo
impulsó la formación de un partido político fiel a los intereses de España denominado
“Partido de Unión Nacional Saharaui” - PUNS.
Durante el año 1975, varias patrullas de militares saharauis se pasaron al ELPS con
vehículos y armamento. A lo largo de ese año el Ejército de Liberación tomó bajo su
control numerosos puestos abandonados por los españoles, pero nunca los utilizó como
bases permanentes, más bien prefirió confiar su seguridad a la inmensidad del desierto.
(1) Asamblea (en árabe). La Yemáa era un órgano consultivo del Gobierno colonial. Fue
creada por decreto y la mitad de sus integrantes era designada por ese Gobierno.
El rey abrió el juego político procurando establecer alianzas con sectores de la burguesía
nacional para contener la lucha popular y aislar a los grupos golpistas del ejército. Esta
apertura hizo que la burguesía apoyara la política del Palacio a cambio de una cuota de
participación en el gobierno. Pero esa alianza necesitaba un aglutinante ideológico que
convocase a las cúpulas partidarias y a las masas populares.
Fue el propio Hassan II quien aportó ese factor ideológico reactivando el proyecto del
"Gran Marruecos" y haciendo de la “recuperación del Sáhara”, una cuestión vital para la
unidad nacional y la integridad territorial. En ese contexto la monarquía desencadenó una
campaña ultranacionalista y convocó a los dirigentes “opositores” a aliarse con el rey para
alcanzar la unidad nacional en torno del objetivo supremo de la “recuperación” del Sáhara
Español. Todos los partidos respondieron positivamente al trono y contribuyeron a diluir
el movimiento reivindicativo de la población en un océano de fraseología patriótica.
En esas circunstancias, la conducta política del gobierno español con respecto al Sáhara
fue muy ambivalente, casi esquizofrénica. Mientras la delegación permanente de España
en la ONU denunciaba las amenazas de invasión hechas por Hassan II, y mientras el
mando político-militar de la colonia negociaba con el F. Polisario la entrega gradual de la
administración del territorio, altos personeros del franquismo discutían con el rey marroquí
el precio de venta de la colonia.
Al mismo tiempo, EEUU y Francia, en nombre de sus intereses geopolíticos, decidían dar
su apoyo total al expansionismo marroquí y mauritano.
Para la concepción geopolítica norteamericana, el mar Mediterráneo es un área
estratégica como vía de aceso rápido y directo a la región de Oriente Medio y a los
yacimientos de petróleo en el Golfo Pérsico. En consecuencia, es vital para sus intereses
asegurar la entrada por el estrecho de Gibraltar y la salida a través del canal de Suez, así
como evitar cualquier conflicto que pudiese dificultar el tránsito por esa vía marítima.
En realidad, la Marcha Verde fue una puesta en escena que tenía tres objetivos. El
primero era servir de justificación para la política entreguista del gobierno español. Era
obvio que el gobierno madrileño prefiriese perder el Sáhara a tener un conflicto bélico con
Marruecos.
El segundo objetivo era volver inefectiva por la vía de los hechos cualquier resolución de
la ONU en favor de la autodeterminación del pueblo saharaui.
El tercer objetivo era montar un espectáculo que atrajese la atención internacional para
ocultar la verdadera invasión militar que ocurriría a doscientos quilómetros de distancia.
Los detalles organizativos de esa marea humana han sido revelados por publicaciones
oficiales marroquíes. En principio, se determinó la participación de 350.000 personas que
fueron transportadas a Marrakech empleando diez trenes diarios durante doce días. De
Marrakech hasta Agadir, y después hasta Tarfaya, se utilizaron 7.813 camiones.
En total, la enorme columna disponía de 17.000 toneladas de comida, 23.000 toneladas
de agua, 2.950 toneladas de combustible, 230 ambulancias y 470 médicos y enfermeros.
5.5 - Breve cronología de los hechos en los treinta días decisivos
Sábado 18 octubre - El Jefe del Alto Estado Mayor del ejército español comunicaba que
el presidente de Gobierno, Carlos Arias Navarro, había decidido iniciar la evacuación del
Sáhara el día 10 de noviembre. Eso suponía dejar el territorio y sus pobladores a merced
de Marruecos.
Viernes 14 noviembre - En esta jornada fue firmado el Acuerdo Tripartito de Madrid, por
los delegados gubernamentales de España, Marruecos y Mauritania. El acuerdo de
Madrid fue la culminación de las negociaciones secretas entre delegaciones oficiales de
unos y otros gobiernos. Su contenido sólo se conoció a través de una declaración hecha
pública el 5 de diciembre, cuyo texto decía:
“En Madrid a 14 de noviembre de 1975 y reunidas las delegaciones que legítimamente
representan a los Gobiernos de España, Marruecos y Mauritania, se manifiestan de acuerdo en
orden a los siguientes principios:
1) - España ratifica su resolución, reiteradamente manifestada ante la ONU, de descolonizar el
territorio del Sahara Occidental poniendo término a las responsabilidades y poderes que tiene
sobre dicho territorio como potencia administradora
2) - De conformidad con la anterior determinación y de acuerdo con las negociaciones
propugnadas por las Naciones Unidas con las partes afectadas, España procederá de inmediato a
instituir una administración temporal en el territorio en la que participarán Marruecos y Mauritania
en colaboración con la Yemaa (...) La terminación de la presencia española en el territorio se
llevará a efecto definitivamente, antes del 28 de febrero de 1976.
3) - Será respetada la opinión de la población saharaui expresada a través de la Yemaa.
5) - Los tres países intervinientes declaran haber llegado a las anteriores conclusiones con el
mayor espíritu de comprensión, hermandad y respeto a los principios de la Carta de las Naciones
Unidas y como la mejor contribución al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales...
Esta Declaración es muy vulnerable a la crítica desde el punto de vista jurídico. En primer
lugar porque el Derecho Internacional positivo contemporáneo consagra el derecho de los
pueblos a disponer de si mismos y le atribuye el rango de norma “IUS COGENS” es decir,
norma imperativa superior. Por lo tanto, en concordancia con el artículo 53 de la
Convención de Viena sobre el Derecho de Tratados, según el cual se invalida
formalmente todo acuerdo concluído en violación de una norma “IUS COGENS”, se puede
considerar el Acuerdo de Madrid como carente de valor legal y jurídicamente nulo.
A fines de diciembre de 1975, cerca de veinte mil personas vivían en los campamentos en
condiciones infrahumanas: sin atención médica ni medicamentos, con graves carencias
de agua y alimentación, y casi sin abrigo para protegerse de un clima en extremo
riguroso. En febrero y marzo de 1976, los refugiados ya superaban la cifra de cincuenta
mil, y para empeorar las cosas, fueron atacados por la aviación marroquí. Sólo en el
campamento de Um Draiga hubo dos mil víctimas luego de tres dias de bombardeos con
napalm y fósforo blanco.
Las incursiones aéreas continuaron hasta fines de marzo, cuando Argelia abrió su
frontera a la castigada población saharaui. Rápidamente el ELPS y la Media Luna Roja
argelina trasladaron esa masa humana, diezmada y traumatizada, hacia la región de
Tinduf, en el interior del territorio argelino, donde se instalaban campamentos para los
refugiados
“En el nombre y con la ayuda de Dios y materializando la voluntad de nuestro pueblo árabe
saharaui, por fidelidad a la sangre de nuestros gloriosos mártires y como coronación de inmensos
sacrificios, se iza hoy la bandera de la República Arabe Saharaui Democrática sobre la tierra de
Saguia El Hamra y Río de Oro” (ver documento 1)
El III Congreso del Frente POLISARIO, celebrado en agosto, definió a Mauritânia como el
eslabón más débil de la alianza expansionista y orientó concentrar los ataques contra las
posiciones enemigas de mayor valor estratégico, tanto en lo militar como en lo econômico.
A partir de ese momento, el tren que transporta mineral de hierro y el propio complejo
minero de Zuerat -corazón de la economía mauritana- fueron objetivos permanentes de
los destacamentos saharauis.
Paralelamente con la crisis económica y militar, se fue procesando una profunda crisis en
el gobierno que acabó provocando la intervención de las fuerzas armadas a través de un
denominado “Comité Militar de Salvación Nacional”.
El 10 de julio de 1978, este Comité depuso al presidente Mohtar Uld Daddah y asumió el
gobierno de Mauritania. Ese mismo día las nuevas autoridades manifestaron su deseo de
negociar la paz con el Frente POLISARIO y salir del territorio ocupado. Poco después
comenzaron las primeras conversaciones entre los gobiernos saharaui y mauritano y, tras
muchas dificultades y obstáculos, el 5 de agosto de 1979, un representante del Comité
Militar de Salvación Nacional firmó en Argel el Acuerdo de Paz con el Frente POLISARIO.
6.4 - La estrategia marroquí de los muros defensivos
A partir de 1980 y hasta 1987, fueron erigidos sucesivamente seis muros, totalizando
2.500 km de línea fortificada. El muro está construido de piedra y arena, tiene uma altura
media de tres metros, y por todo su frente se extienden barreras de alambre de púa y
franjas de terreno minado.
El complejo defensivo está guarnecido por 150.000 soldados, protegidos por un sistema
de radares que detectan el movimiento de una persona a varios quilómetros de distancia.
Diez quilómetros detrás del muro hay dispositivos de artillería pesada, unidades de
tanques y vehículos blindados. Todo el sistema está reforzado con helicópteros artillados
y aviones cazabombarderos.
Finalmente, algunos jefes de Estado africanos resolvieron votar por la incorporación plena
de la RASD a la OUA durante la XX Cumbre realizada en Addis Abeba del 12 al 15 de
noviembre de 1984. El gobierno marroquí, muy contrariado, se retiró de la Cumbre y se
autoexcluyó de la propia OUA, quedando totalmente aislado en el continente africano.
6.6 - Asalto a los muros y ofensiva “Gran Magreb”
De 1982 a 1984, el Frente POLISARIO estudió la estrategia marroquí para detectar sus
puntos débiles y diseñar una táctica efectiva para vulnerar el sistema de los muros. Desde
mediados de junio de 1983 hasta octubre de 1984, el ejército saharaui realizó numerosos
asaltos al complejo defensivo y consiguió tomar posiciones y abrirle brechas en muchas
oportunidades.
La política de los muros hizo que el ejército del rey se convirtiese en rehén de su propia
estrategia. Los marroquíes se condenaron a una defensa estática que les impidió
desarrollar cualquier contraataque y transformó sus unidades en blancos fijos. Por el
contrario, los comandos del ELPS podían escoger la hora y el lugar para llevar a cabo sus
ataques.
En junio de 1981, la protesta popular derivó en una insurrección cuyo epicentro fue la
ciudad de Casablanca. Allí el ejército salió a la calle con sus blindados y ametralló a las
multitudes. Según el gobierno, el saldo de víctimas mortales fue de 60, pero según la
oposición, los asesinados fueron 637. El número de heridos y detenidos ascendió a varios
miles. La masacre de Casablanca produjo la ruptura definitiva de la “unanimidad nacional”
creada por el Palacio para llevar adelante la invasión del Sáhara Occidental.
El año 1984 comenzó con una nueva explosión popular. De esta vez la insurrección se
propagó a Marrakech, Agadir, Fez, Nador y Casablanca. Durante una semana de enero la
población salió a las calles para protestar contra la política económica gubernamental y la
continuidad de la guerra en el Sáhara. Unos quinientos manifestantes fueron muertos
durante la represión y otros dos mil fueron detenidos.
A fines de la década del 80, la guerra, la opresión y la miséria continuaban siendo una
dura realidad para la sociedad marroquí. En 1988, el país tenía una deuda de 20.000
millones de dólares y gastaba cerca de cinco millones diarios para mantener en el Sáhara
un contingente de 165.000 hombres.
De acuerdo con las resoluciones AHG/104 de la OUA y 41/16 de la ONU , los máximos
dirigentes de ambas organizaciones tenían que conseguir que las dos partes en conflicto
negociaran las condiciones de un alto al fuego, así como las modalidades para la
realización del referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental.
Finalmente, gracias a los buenos oficios de la ONU y de la OUA fue posible elaborar el
texto de un plan de paz para ser puesto a consideración del gobierno marroquí y el Frente
POLISARIO. El 30 de agosto, los representantes de las dos partes comunicaron al
Secretario General, Javier Pérez de Cuéllar, que estaban de acuerdo con el plan de paz
ONU-OUA. Un mes después el Consejo de Seguridad dio luz verde para ese plan y
autorizó al Secretario General a nombrar un representante especial, cuya misión fuese
promover iniciativas para la aplicación del Plan de Paz en el Sáhara Occidental.
En octubre de 1988, Javier Pérez de Cuéllar anunció la designación del jurista uruguayo,
Dr.Héctor Gros Espiell, como su representante personal para el Sáhara Occidental.
La nueva ofensiva comenzó con un ataque contra el sector de Guelta Zenmur que causó
200 bajas al ejército monárquico. Cuatro días después, el ELPS atacó el sector de Hausa
y ocupó diecisiete quilómetros del muro fortificado. En esa acción murieron o fueron
heridos 340 marroquíes, y otros 36 fueron hechos prisioneros.
El 7 de noviembre los ocupantes recibieron otro duro golpe cerca de Amgala. Nueve días
más tarde fue asaltado otro sector del muro entre Amgala y Guelta. Entre ambos
enfrentamientos, las Fuerzas Armadas Reales sufrieron 350 bajas.
Las gestiones de la ONU y la OUA, y los reveses militares experimentados a fines del 89,
hicieron que el gobierno marroquí finalmente aceptara el Plan de Arreglo elaborado por
ambas organizaciones. Este Plan comprendía los siguientes puntos:
A- Declaración del alto al fuego el día “D” con fecha a fijar.
B- Establecimiento de un período transitorio de 24 semanas a partir del día “D” hasta la
realización del Referéndum.
C- Actualización y verificación del censo español de 1974 mediante una Comisión de
Identificación.
D- Reducción de las fuerzas marroquíes en el Sáhara de modo sustancial, apropiado y
progresivo en los tres meses siguientes al alto al fuego, y acantonamiento de todos los
combatientes en lugares determinados.
E- Desarrollo de la campaña política por el Referéndum, garantizando la libertad de
movimiento, de expresión, de reunión, de manifestación y de prensa.
F- Retorno pacífico al territorio de todas las personas que quieran y que reunan las
condiciones para votar en el referéndum.
G- Intercambio de prisioneros vía Cruz Roja. Amnistía y liberación de todos los presos
políticos saharauis, así como derogación de leyes y disposiciones que se oponen a la
realización del referéndum, cuyos términos alternativos serán: independencia o
integración a Marruecos
Durante el segundo semestre de 1990 la ONU afinó aspectos técnicos para facilitar la
aplicación del Plan de Paz, y el 29 de abril de 1991 el Consejo de Seguridad de la ONU
aprobó la creación de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara
Occidental - MINURSO (3)
No obstante las dificultades creadas por la monarquía, el día 6 de setiembre a las seis de
la mañana entró en vigor el alto al fuego en todo el territorio del Sáhara Occidental.
El primer contingente de la MINURSO había llegado al aeropuerto de El Aaiún a última
hora de la víspera en un avión norteamericano. Más tarde llegaría una aeronave soviética
con otro contigente de cascos azules.
En abril de 1997, el nuevo Secretario General de la ONU, Kofi Annan, designó como
enviado especial para el Sáhara Occidental al ex-Secretario de Estado norteamericano,
James Baker III.
Ante la situación creada por la avalancha de recursos de apelación, Baker tuvo que
promover una nueva ronda de negociaciones para destrabar proceso de paz. Fue así que
Marruecos y el Frente POLISARIO se reunieron dos veces en Londres y luego en Berlín.
En este último encuentro - realizado en setiembre de 2000- la delegación marroquí
declaró que el Plan de Arreglo era inaplicable y que sólo consideraría una solución que
reconociese la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. En Berlín quedó de
manifiesto que la ONU había cambiado de conducta, porque Baker no presionó a
Marruecos para que cumpliera con lo acordado, sino que admitió una nueva propuesta de
Francia y Marruecos referida a una "tercera vía".
Un año después, en enero de 2003, James Baker presentó una nueva propuesta
denominada "Plan de Paz para la Libre Determinación del Pueblo del Sáhara Occidental,
o Plan Baker II" muy parecida al anterior Proyecto de Acuerdo Marco. En ella se
establecía que, transcurrido el período de cinco años, la ONU celebraría el referéndum en
el que podrían votar los saharauis y también los colonos marroquíes instalados en el
territorio desde diciembre de 1999. Pese a lo desventajoso del Plan Baker II, el
POLISARIO comunicó su aceptación en el mes de julio, y por el contrario, Mohamed VI
terminó rechazándolo un año más tarde porque entrañaba una "amenaza a la integridad
territorial marroquí". Quedó en evidencia que la monarquía ya no confiaba ni en la
fidelidad de sus propios súbditos.
Finalmente, después de siete años de esfuerzos infructuosos, el enviado especial James
Baker presentó su dimisión en junio de 2004.
Esa opinión pública levantó su voz contra el intento de someter a tribunal militar a siete
activistas de derechos humanos arrestados en el aeropuesto de Casablanca cuando
regresaban de visitar los campamentos de refugiados de Tinduf, en octubre de 2009. Esa
misma opinión pública se solidarizó con la militante independentista Aminetu Haidar
durante su prolongada huelga de hambre en un aeropuerto de Tenerife para exigir que le
fuera devuelto el pasaporte y se le permitiese entrar en su país, de donde había sido
expulsada por la policía marroquí.
Pero el episodio más dramático comenzó en los primeros días de octubre de 2010 cuando
unos cuantos vecinos de El Aaiún decidieron armar un pequeño campamento en un
paraje del desierto a quince quilómetros de la capital, para expresar su protesta por la
discriminación social, el desempleo y la represión que sufre la población saharaui de las
zonas ocupadas. En una semana el campamento de Gdeim Izik, -tambien denominado
“Campamento de la Dignidad”- ya contaba con más de veinte mil pobladores y días
después superaba los veinticinco mil.
Aunque la violación de los derechos humanos de la población saharaui es moneda
corriente en las ciudades ocupadas por Marruecos, las presiones del gobierno francés
impiden que el Consejo de Seguridad de la ONU ordene a la MINURSO protejer a la
población civil saharaui de los abusos que sufre a diario. Francia es, por lo tanto, la
potencia responsable de que la MINURSO sea la única Misión de Naciones Unidas que
carece de atribuciones para hacer que se respeten los derechos humanos.
Nota final
En abril de 2007 Marruecos presentó a la ONU un nuevo proyecto de autonomía para el
Sáhara occidental. La propuesta era otorgar a la población local facultades de autogestión
pero en el marco de la soberanía marroquí. También a partir del mes de junio de ese
mismo año y con el auspicio de la ONU, Marruecos y el Frente POLISARIO sostuvieron
diversos encuentros en Manhasset -cerca de Nueva York. Sin embargo a lo largo de las
cuatro rondas de negociación no se logró ningún avance porque Marruecos siguió
insistiendo en su propuesta de autonomía, -desechando definitivamente el referéndum-
mientras los saharauis continuan reclamando la celebración de un referéndum que
contenga como una de las alternativas, la de la independencia.
“El pueblo Arabe Saharaui, recordando a los pueblos del mundo que han proclamado la carta de
las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Resolución 1514 de
las Naciones Unidas en su décimo-quinto período de sesiones, y teniendo en cuenta el texto de la
misma, en el que se afirma:
“Que los pueblos del mundo han proclamado en la Carta de las Naciones Unidas que están
resueltos a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de
la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las Naciones grandes
y pequeñas a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más
amplio de la libertad”
Los pueblos del mundo conscientes de los crecientes conflictos que origina el hecho de negar la
libertad a esos pueblos o impedirla, lo cual constituye una grave amenaza a la paz mundial…
Convencidos de que todos los pueblos tienen un derecho inalienable a la libertad absoluta al
ejercicio de su soberanía y a la integridad de su territorio nacional…
Y proclamando solemnemente la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al
colonialismo en todas sus formas y manifestaciones para el logro del desarrollo económico, social
y cultural de los pueblos militantes.
Proclama solemnemente ante el mundo entero, en base a la libre voluntad popular basada sobre
los principios y alternativas democráticas:
La constitución de un Estado libre, independiente y soberano regido por un sistema nacional
democrático, ARABE de tendencia UNIONISTA, de confesionalidad ISLÁMICA progresista, que
adquiere como forma de régimen el de la República Arabe Saharaui Democrática. De acuerdo con
su doctrina, orientación y línea, este Estado Arabe, Africano, No Alineado, proclama:
Su respeto a los tratados y a los compromisos internacionales.
Su adhesión a la Carta de la ONU.
Su adhesión a la Carta de la Organización de la Unidad Africana, reafirmando su adhesión a la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Su adhesión a la Carta de la Liga Arabe.
En este momento histórico en que se proclama la constitución de esta nueva República, pide a
sus hermanos y a todos los países del mundo el RECONOCIMIENTO de esta nueva Nación, a la
vez que manifiesta expresamente su deseo de establecer relaciones recíprocas basadas en la
amistad, la cooperación y la no ingerencia en los asuntos internos.
La República Arabe Saharaui Democrática pide a la comunidad internacional, cuyas metas son el
establecimiento del Derecho y la justicia en aras de reforzar los pilares de la paz y la seguridad
mundiales, que colabore en la construcción y en el desarrollo de este nuevo país para garantizar
en él la dignidad, la prosperidad y las aspiraciones de la persona humana”.
BIR LEHLU
27 de febrero de 1976
Documento 2
Reconocimientos internacionales de la RASD
No resulta fácil imaginar una multitud de doscientas mil personas sobreviviendo en medio de la
región más seca del desierto y con las temperaturas más extremas. Sin embargo, los refugiados
saharauis supieron agruparse en campamentos y, más allá de la simple sobrevivencia,
consiguieron construir una estructura organizativa y funcional así como un sistema político-social
lo suficientemente efectivos como para dar forma y contenido a un Estado democrático moderno.
Como todo Estado republicano, la RASD cuenta con los tres Poderes: Ejecutivo, Legislativo y
Judicial:
El Poder Ejecutivo está representado por el Gobierno Nacional o sea, por el Presidente de la
República y su Consejo de Ministros.
El Poder Legislativo ésta representado por el Consejo Nacional Saharaui, constituido por 41
miembros, 21 de los cuales forman parte del Buró Político del Frente POLISARIO y los 20
restantes son electos por los Congresos Populares de Base.
Esto significa que los 21 representantes que están en el Buró Político, son electos cada tres años
por el Congreso Popular General, mientras que los 20 restantes son renovados todos los años por
los Congresos Populares de Base.
El Poder Judicial está representado por el Consejo Judicial del cual depende la Corte Suprema del
Pueblo y el Tribunal de Apelación. De acuerdo con la Constitución, la “sharia” (1) es la fuente de
las leyes en la RASD.
Cada Wilaya se compone de varias Dairas y su administración es ejercida por el Consejo Popular
de Wilaya, presidido por el Wali (gobernador) e integrado por los presidentes de los Consejos
Populares de Daira.
Las Dairas agrupan a varios miles de ciudadanos y su administración está a cargo del Consejo
Popular de Daira, compuesto por el presidente y los responsables de los cinco Comités Populares
de Base que integran el municipio. Los Comités Populares de Base atienden sus respectivas
áreas de actividad: educación, alimentación, sanidad, etc.,
La actividad de las Dairas se analiza en los Congresos Populares de Base que se celebran
anualmente. En ellos se eligen a los 20 miembros del Consejo Nacional Saharaui (Parlamento)
que representarán a las bases durante un año.
El Congreso Popular General es la máxima asamblea del pueblo saharaui. Se reúne cada tres
años y elige al Comité Ejecutivo, al Buró Político y al secretario general del Frente POLISARIO.
Elabora el Programa de Acción General y puede introducir cambios en la Constitución de la
República.