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J ean ne t t e Q u ir og a
1. INTRODUCCION
2. CONCEPTO
5. CONSTITUCION EN MORA
6. EL TERMINO ESENCIAL
Partimos aquí, una vez mas de los conceptos acuñados por el derecho civil, en el
cual se establece la graduación entre hechos jurídicos, actos jurídicos y negocios
jurídicos, todos ellos incluidos en el concepto legal de acto de comercio. La
doctrina del negocio jurídico pertenece enteramente al derecho civil. La doctrina
del negocio jurídico pertenece enteramente al derecho civil. Partiendo del concepto
del negocio jurídico como acto de autonomía privada al que el derecho atribuye el
nacimiento, la modificación o la extinción de relaciones jurídicas entre los
particulares, los negocios jurídicos, cuando se producen en el campo del derecho
mercantil, ofrecer, tipos y características singulares.
Desde el punto de vista del sujeto, las relaciones jurídicas se dividen en
unilaterales y plurilaterales y estos últimos en contratos, acuerdos vos y
deliberaciones colegiales.
B) ACUERDOS COLECTIVOS.-
La promesa de recompensa es el prototipo de negocio jurídico unilateral simple,
en el que hay una sola parte y una sola voluntad. Pero puede haber negocios
unilaterales que sean al mismo tiempo subjetivamente complejos. Esto acontece
cuando siendo varias personas que intervienen, todas ellas defienden el mismo
interés tomando una sola parte. El acto de fundación social marca el tránsito a los
acuerdos colectivos por no ser acto unilateral ni tampoco estrictamente un
contrato.
10. OBLIGACIONES:
Todas las relaciones pecuniarias que existen entre los hombres son relaciones de
obligación.
a) Los contratos
12. ELEMENTOS
1º SUJETO: activo = acreedor
Pasivo = deudor
2º OBJETO: prestación
3º VINCULO JURIDICO: enlaza al deudor con el acreedor.
4º CAUSA: ve dos tipos causa: fin y motivo o forma.
Dentro de los derechos patrimoniales tenemos los derechos reales y los derechos
personales.
-No hay oblig. que corresponda a derechos reales, a todo derecho personal
corresponde una oblig. personal.
-Un derecho personal es aquel que da la facultad de obligar individualmente a
una persona a una prestación (dar, hacer o no hacer), en cambio, un derecho
real es aquel que da la facultad de sacar de una cosa cualquiera un beneficio
mayor o menor.
Respecto del objeto:
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-El dcho.Real implica una relación de ejercer un dcho. directo sobre la cosa al
momento de adquirirlo, obtengo un beneficio directo, el objeto de beneficio es la
COSA
-En los derechos personales vamos a ver la oblig.. (cumplir un deber de conducta
que beneficia a otro) tiene por objeto la actividad humana, que implica una
acción: entregar una cosa, o hacer algo en favor de otro, o una omisión: no hacer
algo que a otro beneficia que no ocurra.
LEGISLACIONCOMPARADA
Art. 947.- Las obligaciones mercantiles deben cumplirse con la diligencia de un buen
comerciante en negocio propio.
Art. 949.-El deudor tendrá derecho a que se fije judicialmente el plazo para el
cumplimiento de una obligación, cuando éste haya quedado a voluntad del acreedor.
Art. 951.- El acreedor incurrirá en mora cuando sin justa causa no reciba el pago que se
le ofrece, judicialmente o en acta notarial, o no realice los actos necesarios para que el
deudor pueda cumplir su obligación.
Art. 952.- Si la obligación tiene por objeto la entrega de muebles en el domicilio del
acreedor, el ofrecimiento deberá ser real. Si se tratare de inmuebles, o de muebles que
hubieren de entregarse en otro lugar, bastará el requerimiento de recibir, que se haga
constar en acta notarial.
Art. 954.- Las cosas que sean deteriorables o de difícil o costosa conservación, podrán
ser enajenadas después de hecho en vano el ofrecimiento de las mismas.
Art. 955.- Se tendrá por no escrito el pacto que excluya o limite de antemano la
responsabilidad de una empresa mercantil por dolo o culpa de su personal, o de terceros
a quienes utilice en el cumplimiento de las obligaciones propias de su giro.
Art. 957.- El acreedor podrá retener los bienes de su deudor que, por razón de créditos
vencidos que deriven de actos mercantiles, se hallaren lícitamente en su poder o los
tuviere a su disposición por medio de títulos valores representativos. El derecho de
retención no cesará porque el deudor transmita la propiedad de los bienes retenidos.
Art. 958.- El derecho de retención podrá ejercerse por créditos no vencidos, cuando se
declare al deudor en quiebra, suspensión de pagos o concurso, siempre que la deuda
provenga de la enajenación, reparación o conservación del bien retenido.
Art. 959.- El que retiene tendrá los derechos y obligaciones que le corresponderían si
tuviere en prenda la cosa retenida.
Art. 960.- El deudor moroso deberá pagar el interés pactado y en su defecto el legal como
indemnización por la mora. Cuando la obligación tuviere por objeto cosa cierta y
determinada, o determinable, el interés se calculará sobre el valor de la cosa. Este valor
se determinará, salvo convenio, por el precio que tuviere en plaza el día del vencimiento,
o por su cotización en bolsa, y, en defecto de ambos, por peritos.
Art. 961.- Si el acreedor estimare que los daños y perjuicios que le ocasionó la mora, son
mayores que los que le corresponderían según el artículo que antecede, podrá reclamar
la cuantía real de los mismos si prueba que efectivamente los ha sufrido, a no ser que
hubieren sido convencionalmente tasados o se hubiere fijado el tipo de los intereses
moratorios.
Art. 962.- Salvo disposición legal o pacto expreso en contrario, los codeudores y fiadores
en materia de comercio son solidarios, inclusive los que no sean comerciantes.
Art. 963.- El justo precio y el precio corriente en plaza, cuando no haya listas oficiales se
fundarán en las listas de los bancos, de las bolsas de valores o de las cámaras de
comercio. En defecto de tales listas, se determinarán por peritos.
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Ley 2.637
del 9 de octubre de 1889
TITULO II
CAPITULO PRIMERO
Disposiciones generales
Artículo 33.- Los que profesan el comercio contraen por el mismo hecho la obligación de
someterse a todos los actos y formas establecidos en la ley mercantil. Entre esos actos se
cuentan:
1.- La inscripción en un registro público, tanto de la matrícula como de los documentos
que según la ley exigen ese requisito;
2.- La obligación de seguir un orden uniforme de contabilidad y de tener los libros
necesarios a tal fin;
3.- La conservación de la correspondencia que tenga relación con el giro del comerciante,
así como la de todos los libros de la contabilidad;
4.- La obligación de rendir cuentas en los términos de la ley.
CAPITULO II
CAPITULO III
Artículo 43.- Todo comerciante está obligado a llevar cuenta y razón de sus operaciones
y a tener una contabilidad mercantil organizada sobre una base contable uniforme y de la
que resulte un cuadro verídico de sus negocios y una justificación clara de todos y cada
uno de los actos susceptibles de registración contable. Las constancias contables deben
complementarse con la documentación respectiva.
Artículo 44.- Los comerciantes, además de los que en forma especial impongan este
código u otras leyes, deben indispensablemente llevar los siguientes libros: 1. Diario; 2.
Inventarios y Balances. Sin perjuicios de ello el comerciante deberá llevar, los libros
registrados y la documentación contable que correspondan a una adecuada integración
de un sistema de contabilidad y que le exijan la importancia y la naturaleza de sus
actividades de modo que de la contabilidad y documentación resulten con claridad los
actos de su gestión y su situación patrimonial.
Artículo 45.- En el libro Diario se asentarán día por día, y según el orden en que se vayan
efectuando, todas las operaciones que haga el comerciante, letras u otros cualquiera
papeles de crédito que diere, recibiere, afianzare o endosare; y en general, todo cuanto
recibiere o entregare de su cuenta o de la ajena, por cualquier título que fuera, de modo
que cada partida manifieste quién sea el acreedor y quién el deudor en la negociación a
que se refiere. Las partidas de gastos domésticos basta asentarlas en globo en la fecha
en que salieron de la caja.
Artículo 46.- Si el comerciante lleva libro de caja, no es necesario que asiente en el diario
los pagos que hace o recibe en dinero efectivo. En tal caso, el libro de caja se considera
parte integrante del diario.
Artículo 47.- Los comerciantes por menor deberán asentar día por día, en el libro diario,
la suma total de las ventas al contado, y, por separado, la suma total de las ventas al
fiado.
Artículo 48.- El libro de Inventarios se abrirá con la descripción exacta del dinero, bienes,
muebles y raíces, créditos y otra cualquiera especie de valores que formen el capital del
comerciante al tiempo de empezar su giro. Después formará todo comerciante en los tres
primeros meses de cada año, y extenderá en el mismo libro, el balance general de su
giro, comprendiendo en él todos sus bienes, créditos y acciones, así como todas sus
deudas y obligaciones pendientes en la fecha del balance, sin reserva ni omisión alguna.
Los inventarios y balances generales se firmarán por todos los interesados en el
establecimiento que se hallen presentes al tiempo de su formación.
Artículo 49.- En los inventarios y balances generales de las sociedades, bastará que se
expresen las pertenencias y obligaciones comunes de la masa social, sin extenderse a las
peculiares de cada socio.
Artículo 50.- Respecto a los comerciantes por menor, no se entiende la obligación de
hacer el balance general sino cada tres años.
Artículo 51.- Todos los balances deberán expresar con veracidad y exactitud compatible
con su finalidad, la situación financiera a su fecha. Salvo el caso de normas legales o
reglamentarias que dispongan lo contrario, sus partidas se formarán teniendo como base
las cuentas abiertas y de acuerdo a criterios uniformes de valoración.
Artículo 52.- Al cierre de cada ejercicio todo comerciante está obligado a extender en el
Libro de Inventarios y Balances, además de éste, un cuadro contable demostrativo de las
ganancias o pérdidas, del que éstas resulten con verdad y evidencia.
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Artículo 53.- Los libros que sean indispensables conforme las reglas de este Código,
estarán encuadernados y foliados, en cuya forma los presentará cada comerciante al
Tribunal de Comercio de su domicilio para que se los individualice en la forma que
determine el respectivo tribunal superior y se ponga en ellos nota datada y firmada del
destino del libro, del nombre de aquél a quien pertenezca y del número de hojas que
contenga. En los pueblos donde no haya Tribunal de Comercio se cumplirán estas
formalidades por el Juez de Paz.
Artículo 54.- En cuanto al modo de llevar, así los libros prescriptos por el Art. 44, como
los auxiliares que no son exigidos por la ley, se prohibe:
1.- Alterar en los asientos el orden progresivo de las fechas y operaciones con que deben
hacerse, según los prescripto en el artículo 45;
2.- Dejar blancos ni huecos, pues todas sus partidas se han de suceder unas a otras, sin
que entre ellas quede lugar para intercalaciones ni adiciones;
3.- Hacer interlineaciones, raspaduras ni enmiendas, sino que todas las equivocaciones y
omisiones que se cometan se han de salvar por medio de un nuevo asiento hecho en la
fecha en que se advierta la omisión o el error;
4.- Tachar asiento alguno;
5.- Mutilar alguna parte del libro, arrancar alguna hoja o alterar la encuadernación y
foliación.
Artículo 55.- Los libros mercantiles que carezcan de algunas de las formalidades
prescriptas en el artículo 53, o tengan algunos de los defectos y vicios notados en el
precedente, no tienen valor alguno en juicio en favor del comerciante a quien
pertenezcan.
Artículo 56.- El comerciante que omita en su contabilidad, alguno de los libros que se
declaran indispensables por el Art. 44, o que los oculte, caso de declararse su exhibición,
será juzgado en la controversia que diere lugar a la providencia de exhibición, y
cualquiera otra que tenga pendiente, por los asientos de los libros de su adversario.
Artículo 57.- Ninguna autoridad, Juez o Tribunal, bajo pretexto alguno, puede hacer
pesquisas de oficio, para inquirir si los comerciantes llevan o no libros arreglados.
Artículo 58.- La exhibición general de los libros de los comerciantes sólo puede
decretarse a instancias de parte de los juicios de sucesión, comunión o sociedad,
administración o gestión mercantil por cuenta ajena y en caso de liquidación o quiebra.
Artículo 59.- Fuera de los casos especificados en el artículo anterior, sólo podrá
proveerse a instancia de parte o de oficio la exhibición de los libros de los comerciantes,
contra la voluntad de éstos, en cuanto tenga relación con el punto o cuestión que se trata.
En tal caso el reconocimiento de los libros exhibidos se verificará a presencia del dueño
de éstos, o de la persona que lo represente, y se contraerá exclusivamente a los artículos
que tengan relación con la cuestión que se ventila.
Artículo 60.- Si los libros se hallasen fuera de la residencia del tribunal que decretó la
exhibición, se verificará ésta en el lugar donde existan dichos libros, sin exigirse en ningún
caso su traslación al lugar del juicio.
Artículo 61.- Cuando un comerciante haya llevado libros auxiliares, puede ser compelido
a su exhibición en la misma forma y en los casos prescriptos en los tres artículos
precedentes.
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Artículo 62.- Todo comerciante puede llevar sus libros y firmar los documentos de su giro,
por sí o por otro. Si no llevase los libros por sí mismo, se presume que ha autorizado a la
persona que los lleva
Artículo 63.- Los libros de comercio llevados en la forma y con los requisitos prescriptos,
serán admitidos en juicio, como medio de prueba entre comerciantes, en hecho de su
comercio, del modo y en los casos expresados en este Código. Sus asientos probarán
contra los comerciantes a quienes pertenezcan los libros o sus sucesores, aunque no
estuvieren en forma, sin admitírseles prueba en contrario; pero el adversario no podrá
aceptar los asientos que le sean favorables y desechar los que le perjudiquen, sino que
habiendo adoptado este medio de prueba, estará por las resultas combinadas que
presenten todos los asientos relativos al punto cuestionado. También harán prueba los
libros de comercio en favor de sus dueños, cuando su adversario no presente asientos en
contrario hechos en libros arreglados a derechos u otra prueba plena y concluyente. Sin
embargo, el Juez tiene en tal caso la facultad de apreciar esa prueba, y de exigir, si lo
considerase necesario, otra supletoria. Finalmente, cuando resulte prueba contradictoria
de los libros de las partes que litigan, y unos y otros se hallen con todas las formalidades
necesarias y sin vicio alguno, el Tribunal prescindirá de este medio de prueba y procederá
por los méritos de las demás probanzas que se presenten, calificándolas con arreglo a las
disposiciones de este Código.
Artículo 64.- Tratándose de actos no comerciales, los libros de comercio sólo servirán
como principio de prueba.
Artículo 65.- No pueden servir de prueba en favor del comerciante los libros no exigidos
por la ley, caso de faltar los que ella declara indispensables, a no ser que estos últimos se
hayan perdido sin culpa suya.
Artículo 66.- Los libros de comercio para ser admitidos en juicio, deberán hallarse en el
idioma del país. Si por pertenecer a negociantes extranjeros estuvieren en diversa lengua,
serán previamente traducidos, en la parte relativa a la cuestión, por un intérprete
nombrado de oficio.
Artículo 67.- Los comerciantes tienen obligación de conservar sus libros de comercio
hasta diez años después del cese de su actividad y la documentación a que se refiere el
artículo 44, durante diez años contados desde su fecha. Los herederos del comerciante
se presume que tienen los libros de su autor, y están sujetos a exhibirlos en la forma y los
términos que estaría la persona a quien heredaron.
CAPITULO IV
De la rendición de cuentas
Artículo 68.- Toda negociación es objeto de una cuenta. Toda cuenta debe ser conforme
a los asientos de los libros de quien la rinde, y debe ser acompañada de los respectivos
comprobantes.
Artículo 69.- Al fin de cada negociación, o en transacciones comerciales de curso
sucesivo, los comerciantes corresponsales están respectivamente obligados a la rendición
de la cuenta de la negociación concluida, o de la cuenta corriente cerrada al fin de cada
año.
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Artículo 70.- Todo comerciante que contrata por cuenta ajena está obligado a rendir
cuenta instruida y documentada de su comisión o gestión.
Artículo 71.- En la rendición de cuentas, cada uno responde por la parte que tuvo en la
administración. Las costas de la rendición de cuentas en forma, son siempre de cargo de
los bienes administrados.
Artículo 72.- Sólo se entiende rendida la cuenta, después de terminadas todas las
cuestiones que le son relativas.
Artículo 73.- El que deja transcurrir un mes, contado desde la recepción de una cuenta,
sin hacer observaciones, se presume que reconoce implícitamente la exactitud de la
cuenta, salvo la prueba contraria, y salvo igualmente la disposición especial a ciertos
casos. Las reclamaciones pueden ser judiciales o extrajudiciales.
Artículo 74.- La presentación de cuentas debe hacerse en el domicilio de la
administración, no mediante estipulaciones en contrario.
LIBRO II
TITULO I
CAPITULO I
DE LOS CONTRATOS Y OBLIGACIONES EN GENERAL
191. Las prescripciones del derecho civil sobre la capacidad de los contrayentes,
requisitos de los contratos, excepciones que impiden su ejecución y causas que los
anulan o rescinden, son aplicables a los contratos comerciales bajo las modificaciones y
restricciones establecidas en este Código.
3. Por documentos privados, firmados por los contratantes o algún testigo, a su ruego
y en su nombre.
6. Por testigos.
193. La prueba de testigo, fuera de los casos expresamente declarados en este Código,
sólo es admisible en los contratos cuyo valor no exceda de doscientos pesos fuertes.
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Se considera principio de prueba por escrito, cualquier documento público o privado que
emana del adversario, de su autor o de parte interesada en la contestación, o que tendría
interés si viviera.
194. Los contratos, para los cuales se establecen determinadamente en este Código
formas o solemnidades particulares, no producirá acción en juicio si aquellas formas o
solemnidades no ha sido observadas.
195. No serán admisibles los documentos de contrato de comercio en que haya blancos,
raspaduras o enmiendas que no estén salvadas por los contratantes bajo su firma.
196. En los contratos de comercio, no ha lugar a la rescisión por causa de lesión, aunque
se diga enorme o enormísima, a no ser que se probare error, fraude o simulación.
Tampoco ha lugar al beneficio de restitución concedido a los menores por las leyes
generales, siempre que tengan la calidad de comerciantes los individuos que se digan
damnificados.
197. La falta de expresión de causa en las obligaciones, sólo da derecho al deudor para
probar que no ha mediado causa formal de obligación.
La falta de expresión de causa o la falsa causa, en las obligaciones transmisibles por vía
de endoso, nunca puede oponerse al tercero, portador de buena fe.
198. Los contratos ilícitos aunque recaigan sobre operaciones de comercio, no producen
obligación ni acción, entre los que han tenido ciencia de fraude.
Son ilícitos los contratos que recaen sobre objetos prohibidos por la ley, o cuyo fin fuese
manifiestamente ofensivo de la sana moral o de las buenas costumbres.
199. Se considera perfecto y obligatorio el contrato verbal, desde que los contrayentes
convienen en términos expresos sobre la cosa objeto del contrato, y las prestaciones que
respectivamente deben hacerse los contratantes, determinando las circunstancias que
deben guardarse en el modo de cumplirlas.
201. Mediando corredor en la negociación, se tendrá por perfecto el contrato, luego que
las partes contratantes hayan aceptado, sin reserva ni condición alguna las propuestas
del corredor : expresada la aceptación, no puede tener lugar el arrepentimiento de las
partes.
202. Los contratos que exigen escritura para su validación, sólo se consideran perfectos,
después de firmada por las partes.
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Mientras no haya sido firmada, cualquiera de las partes puede arrepentirse y dejar sin
efecto el contrato.
204. El contrato por cartas se perfecciona en el lugar y en el acto en que la respuesta del
que acepta el negocio llega al proponente.
Hasta ese momento está en libertad el proponente de retractar su propuesta, a no ser que
al hacerla, se hubiese comprometido a esperar contestación, y a no disponer del objeto
del contrato, sino después de desechada su oferta, o hasta que hubiese transcurrido un
plazo determinado (artículo 205).
208. Las cuestiones de hecho sobre la existencia de fraude, error, dolo, simulación,
omisión culpable en la formación de los contratos comerciales o en su ejecución, serán
siempre determinadas por arbitradores, sin perjuicio de las acciones criminales que por
tales hechos pudieran tener lugar.
CAPITULO II
EL EFECTO DE LAS OBLIGACIONES
209. Las convenciones legalmente celebradas, son la ley para los contrayentes y para sus
herederos.
No pueden ser revocadas, sino por mutuo consentimiento, o por las causas que la ley
expresamente señala.
Todas deben ejecutarse siempre de buena fe, sea cual fuese su denominación ; es decir,
obligan no sólo a lo que se expresa en ellas, sino a todas las consecuencias que la
equidad, el uso, o la ley atribuyen a la obligación, según su naturaleza.
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Sección I
DE LA OBLIGACION DE DAR
210. El que se ha obligado a entregar una cosa debe verificarlo en el lugar y en el tiempo
estipulado ; y en defecto de estipulación, en lugar y tiempo convenible según el árbitro
judicial.
El deudor está obligado además, a conservar la cosa, como buen padre de familia, hasta
que la tradición se verifique, so pena de daños y perjuicios.
Esa obligación es más o menos extensa, relativamente a ciertos contratos, cuyos efectos
a ese respecto, se explican en los títulos correspondientes.
La cosa aumenta, se deteriora o parece para el que la tiene que recibir, a no ser en los
casos siguientes :
1. Si pereciere o se deteriorare por dolo o culpa grave o leve del que la debe
entregar.
213. El deudor cae en mora, sea por interpelación judicial o intimación de la protesta de
daños y perjuicios, sea por la naturaleza de la convención, o por efecto de la misma,
cuando en ella se establece que el deudor caiga en mora por sólo el vencimiento del
término.
214. Si uno se obliga sucesivamente a entregar a dos personas diversas una misma cosa,
el que primero adquiere la posesión de buena fe, ignorando el primer contrato, es
preferido, aunque su título sea posterior en fecha, con tal que haya pagado el precio, dado
fiador o prenda, u obtenido plazo para el pago.
Sección II
DE LA OBLIGACION DE HACER O DE NO HACER
Sin embargo, el acreedor tiene derecho a exigir que se destruya lo que se hubiese hecho
en contravención de la obligación, y puede obtener autorización judicial para destruirlo a
costa del deudor, sin perjuicio del resarcimiento de daños, si hubiere lugar.
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216. En caso de falta de cumplimiento, tratándose de cosa que pueda ser ejecutada por
un tercero, puede el acreedor obtener autorización para hacer ejecutar la obligación por
cuenta del deudor, si no prefiere compelerle al pago de daños y perjuicios (artículo 215).
El deudor para librarse de los daños y perjuicios que se le reclaman, puede ofrecerse a
ejecutar la cosa prometida, si el tiempo todavía, sin perjuicios del acreedor, pagando los
daños ocasionados por la demora.
218. Los daños y perjuicios sólo se deben, cuando el deudor ha caído en mora de cumplir
su obligación (artículo 213), o cuando la cosa que se había comprometido a dar o a hacer,
no podía ser dada o hecha, sino en el tiempo determinado que ha dejado transcurrir.
220. No se deben daños y perjuicios, cuando el deudor no ha podido dar o hacer la cosa a
que estaba obligado, o ha hecho lo que estaba prohibido, cediendo a fuerza mayor, o por
caso fortuito.
2. Si el caso fortuito ha sido precedido de alguna culpa suya sin la cual no habría
tenido lugar la pérdida o inejecución.
221. Se entiende por culpa en esta materia, todo hecho, toda omisión que causa perjuicio
a otro, y que pueden ser imputados al que los ha cometido, aunque no haya mala fe de su
parte.
222. Los daños y perjuicios debidos al acreedor, a no ser de los fijados por la ley, o
convenidos por los contratantes, son en general, de la pérdida que ha sufrido, y del lucro
de que se le ha privado, con las modificaciones de los artículos siguientes.
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223. El deudor no responde sino de los daños y perjuicios que se han previsto, o podido
prever al tiempo del contrato, cuando no ha provenido de dolo suyo la falta de
cumplimiento, a no ser en los casos especialmente determinados en este Código.
Aún en el caso de que la falta de cumplimiento provenga de dolo del deudor, los daños y
perjuicios que no están fijados por la ley, o convenidos por los contratantes, no deben
comprender, respecto de la pérdida sufrida por el acreedor y el lucro de que se ha
privado, sino lo que ha sido consecuencia inmediata y directa de la falta de cumplimiento.
224. Cuando la convención establece que el que deje de cumplirla pagará cierta suma por
vía de daños y perjuicios, no puede adjudicarse a la otra parte, una cantidad mayor o
menor.
225. En las obligaciones que se limitan al pago de cierta suma, los daños y perjuicios
provenientes de la demora en la ejecución, no consisten sino en la condenación en los
intereses corrientes, excepto las reglas peculiares a las letras de cambio.
Esos daños y perjuicios se deben sin que el acreedor tenga que justificar pérdida alguna,
y aunque de buena fe, el deudor no se considere tal.
Sólo se deben desde el día de la demanda, excepto los casos en que la ley hace correr
los intereses ipso jure, o sin acto alguno del acreedor.
Sección IV
DE LOS EFECTOS DE LAS CONVENCIONES CON RESPECTO A TERCEROS
226. Las convenciones sólo producen efecto, entre los contrayentes y sus representantes
legales o convencionales. No perjudican ni aprovechan a quien no ha intervenido en ellas,
fuera del caso de los artículos 332, 333 y 334.
227. Los acreedores pueden ejercer todos los derechos y acciones de su deudor, y
oponer todas las excepciones que le correspondan, excepto las que sean exclusivamente
personales.
Sin embargo, los acreedores no pueden usar de esa facultad, sino cuando el deudor
rehusa ejercer los derechos y acciones que le pertenezcan.
Los efectos de la acción intentada, sólo aprovechan a los acreedores que la ejercen, fuera
del caso de falencia o quiebra.
228. Pueden también los acreedores pedir a nombre propio rescisión de los actos
ejecutados por el deudor en fraude de sus derechos dentro de un año, contando desde el
día en que llegaron a su noticia, sin perjuicio de las resoluciones especiales en caso de
quiebra.
Para que la acción sea admisible, se necesita que haya de parte del deudor, intención de
defraudar ; y de parte de los acreedores, pérdida efectiva (artículo 229).
229. Hay intención de defraudar, cuando el deudor que conoce o debe conocer su
insolvencia, disminuye o enajena sus bienes, aunque al hacer no se proponga
precisamente defraudar a sus acreedores.
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Sin embargo, las enajenaciones por título oneroso, hechas a personas de buena fe, no
pueden ser revocadas, aunque el deudor haya tenido intención de defraudar, El necesario
que se pruebe además, que el adquirente tenía noticia del fraude.
Esta prueba no se requiere en el caso de donatarios o cesionarios por título lucrativo, sea
cual fuere su buena fe.
CAPITULO III
DE LAS DIVERSAS ESPECIES DE OBLIGACIONES
Sección I
DE LAS OBLIGACIONES CONDICIONALES
La condición es el suceso futuro e incierto, del cual se hace depender la fuerza jurídica de
un obligación.
231. Si alguno de los contrayentes fallece, antes del cumplimiento de la condición, sus
derechos y obligaciones pasan a sus herederos.
233. La obligación contraida, bajo condición de verificarse algún suceso para día
determinado, caduca si llega éste sin realizarse aquél. Si no hay tiempo determinado para
la verificación del suceso, puede cumplirse la condición en cualquier tiempo.
234. Contraida la obligación bajo condición de que no se verifique algún suceso en tiempo
determinado, queda cumplida, si transcurre el tiempos in verificarse. Se cumple
igualmente, si antes de transcurso del tiempo, se hace evidente que el suceso no puede
realizarse.
236. La condición de no hacer una cosa imposible, no anula la obligación que con ella se
contrae, sino que se tiene por no escrita.
237. La condición de no ejecutar un acto contrario a la ley o las buenas costumbres, anula
la obligación.
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238. Es nula toda obligación contraída bajo condición meramente potestativa de parte del
obligado.
239. Toda condición debe cumplirse de la manera en que verosímilmente han querido los
contrayentes lo que fuese.
240. La condición se reputa cumplida, cuando ya sea el que la estipuló, o aquél que se
obligó, bajo de ella, es el que ha impedido su cumplimiento, a no ser que el obstáculo
puesto al cumplimiento de la condición, sólo sea la consecuencia del ejercicio de un
derecho.
241. El acreedor puede, pendiente el cumplimiento de la condición, ejercer todos los actos
conservatorios de su derecho.
Si la cosa se ha deteriorado por culpa del deudor, puede optar el acreedor entre resolver
la obligación o exigir la cosa en el estado en que se encuentre, con los daños y perjuicios.
Sin embargo, los derechos conferidos a tercero, pendiente la condición, surtirán su efecto,
a pesar de la resolución, siempre que la cosa les hubiere sido entregada.
Para determinar a quién pertenecen las pérdidas o deterioros que sobrevienen, pendiente
la condición, se atiende a las reglas establecidas en el artículo 243.
compromiso. Más en los contratos, en que haya hechos ya realizados, los que se han
cumplido quedan firmes y producen en cuanto a ellos, las obligaciones del contrato.
Sección II
DE LAS OBLIGACIONES A PLAZO
247. La obligación a plazo es aquella para cuya ejecución se señala un término al deudor.
248. Lo que se debe a plazo, fuera de los casos de quiebra, no puede exigirse antes de
su vencimiento ; pero lo que el deudor pagare voluntariamente antes del plazo no lo podrá
repetir.
En las obligaciones a plazo los riesgos o peligros de la cosa, son de cuenta del acreedor.
249. el plazo se presume siempre estipulado en favor del deudor y del acreedor, a menos
que lo contrario resulte de la convención, o de las circunstancias especiales del caso.
250. En el plazo nunca se cuenta el día de la fecha ; de manera que una obligación a diez
días, pactada el 1º de enero, no vence el diez, sino el once.
Siendo feriado el día del vencimiento, la obligación será exigible el día inmediato anterior
que no fuere feriado.
251. Cuando se habla de meses, se entiende el mes civil, de manera que una obligación a
un mes, pactada el 1º de Febrero, vence el 1º de Marzo, aunque no alcance a treinta días.
252. La obligación en que por su naturaleza, no fuere esencial la designación del plazo, o
que no tuviera plazo cierto, estipulado por las partes, o señalado en este Código, será
exigible diez días después de su fecha.
Sección III
DE LAS OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
Si el que ha de hacer la elección muere sin ejecutarla, ese derecho pasa a sus herederos.
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255. el deudor puede librarse, entregando cualquiera de las dos cosas prometidas ; pero
no puede obligar al acreedor a recibir parte de una y parte de otra.
256. Si una de las dos cosas prometidas no podría ser materia de la obligación, se
considera ésta pura y simple, aunque contraída como alternativa.
257. La obligación alternativa se convierte en simple, si una de las dos cosas prometidas
perece, aunque sea por culpa del deudor, y no puede ser entregada.
En este caso, el deudor debe entregar la que hubiere quedado, sin que ni él cumpla con
ofrecer, ni el acreedor pueda exigirle el precio de la otra.
Si ambas han perecido, y sólo una por culpa del deudor, debe entregar el precio de la
última que ha perecido.
259. Si las dos cosas han perecido sin culpa del deudor, la obligación se extingue.
260. Los mismos principios se aplican al caso en que hay más de dos cosas
comprendidas en la obligación alternativa.
261. Si la alternativa consiste en dar o hacer alguna cosa a favor de tal o tal persona, el
deudor se libra, cumpliendo, respecto de una de ellas, cual más quisiere, y éstas no
pueden obligarle a satisfacer por mitad a las dos.
Sección IV
DE LAS OBLIGACIONES SOLIDARIAS
262. Las obligaciones son solidarias, o consideradas respecto de los acreedores, o con
relación a los deudores.
La solidaridad entre los acreedores de una misma cosa, es el derecho que cada uno tiene
de reclamar el pago en su totalidad.
La solidaridad entre los deudores, es la obligación impuesta a cada uno de ellos, de pagar
solo por todos, la cosa q que deben en común.
264. La regla expresada en el artículo anterior sólo cesa en el caso de que la solidaridad
tenga lugar ipso jure, en virtud de disposición de la ley.
265. No deja de ser solidaria una obligación, aunque uno de los codeudores esté obligado
al pago de diverso modo, por ejemplo, si uno se ha obligado condicionalmente, mientras
que la obligación del otro sea simple, o si uno goza de plazo, que no tiene el otro.
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Aún en el caso de ser simple la obligación, si uno de los deudores no tiene capacidad
para obligarse, o llegase a estado de insolvencia, deberán sufrir su parte los demás.
266. Siempre que dos o más personas se constituyen en la obligación de dar una cosa o
ejecutar un hecho, que en su cumplimiento sean indivisibles, será considerada solidaria la
obligación, aun cuando se contraiga con cláusulas de simple.
1. Que cualquiera de los acreedores tiene el derecho de pedir el pago total del
crédito.
2. Que el pago hecho a uno de los acreedores, libra al deudor respecto de los otros,
sin que eso impida que los acreedores puedan reclamar entre sí la división de lo
pagado por el deudor.
5. Que la remisión hecha por uno de los acreedores, libra al deudor respecto de los
otros, si éstos no le habían judicialmente demandado todavía.
1. Que el acreedor tiene el derecho de pedir la totalidad del crédito al deudor que
eligiere, el cual está obligado a pagarla por entero, sin que pueda pretender la
división entre los demás deudores.
2. Que la demanda deducida, contra uno de los deudores, no impide al acreedor que
demande a los otros.
5. Que la demanda de intereses, contra uno de los deudores, los hace correr
respecto de todos.
6. Que si la cosa debida ha perecido por culpa de uno o más de los deudores, o
después de haber incurrido en mora, los otros no quedan exonerados de pagar el
precio de la cosa ; pero sólo aquéllos responderán de los daños y perjuicios.
7. Que el pago verificado por uno de los codeudores libra a todo respecto del
acreedor.
269. La obligación contraída solidariamente respecto al acreedor se divide ipso jure entre
los codeudores, que no responden entre sí, sino por la cuota que les corresponde.
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270. Si el negocio que ha dado lugar a la deuda solidaria, no interesare sino a uno de los
codeudores, responderá éste de toda la deuda a sus correos que, no serán considerados
con relación a él, sino como sus fiadres.
271. El correo de una deuda solidaria que la paga íntegra, sólo puede repetir contra los
demás por la parte que a cada uno toca.
272. El deudor solidario, demandado por el acreedor, puede oponer todas las
excepciones que resulten de la naturaleza de la obligación y las que le sean personales,
así como las comunes a los demás deudores.
No puede oponer las excepciones que sean meramente personales a alguno de los otros
deudores.
274. El acreedor que reciba la parte de uno de los deudores, aunque no reserve en el
resguardo la solidaridad, o sus derechos en general, no se entiende que renuncia a la
solidaridad, sino en lo que toca a ese deudor.
Lo mismo sucede con la demanda deducida contra uno de los deudores por su parte, si
éste no se ha conformado a la demanda, o no ha intervenido sentencia definitiva.
276. El acreedor que recibe separadamente, aunque no reserve sus derechos la parte de
uno de los deudores en los intereses del crédito, no pierde la solidaridad, sino
relativamente a los intereses vencidos ; pero no a los futuros ni al capital, a no ser que el
pago separado se haya continuado por diez años.
277. Cuando uno de los deudores viene a ser heredero único del acreedor, o cuando éste
viene a ser heredero único de alguno de los deudores la confusión extingue el crédito,
sólo en la parte correspondiente al acreedor o deudor a quien se hereda.
Sección V
DE LAS OBLIGACIONES DIVISIBLES E INDIVISIBLES
278. Las obligaciones, aunque sean divisibles por su naturaleza, deben ejecutarse entre
deudor y acreedor, como si fueran indivisibles.
La divisibilidad sólo tiene aplicación cuando son varios acreedores o deudores por
contrato o por sucesión.
279. Cuando son varios los acreedores o deudores por contrato, el derecho y la obligación
se dividen ipso jure, entre todos los individuos enumerados conjuntamente, sea como
acreedores o deudores de una misma cosa, a no ser que disponga de diverso modo la ley
o la convención.
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280. Cuando son varios los acreedores o deudores, por título de sucesión, no pueden
exigir la deuda, ni están obligados a pagarla, sino por las partes que les corresponden,
como representantes del acreedor o deudor.
3. Cuando se trata de deuda alternativa a elección del acreedor de los cosas, de las
cuales una es indivisible.
4. Cuando uno solo de los herederos ha sido gravado con toda la deuda, por el
testamento o por la partición.
En los dos primeros casos, el heredero que posee la cosa debida o el fundo hipotecado,
puede ser perseguido por el todo, salva su acción contra sus coherederos. Con esta
misma calidad, puede ser perseguido por el todo el heredero en el tercer caso, con
arreglo a las disposiciones de la sección III de este capítulo. En el cuarto caso, el
heredero encargado del pago, y en el quinto, cualquiera de los herederos puede ser
reconvenido por el todo, salva su acción contra los demás coherederos.
282. Cualquiera de los herederos del acreedor puede exigir en su totalidad la ejecución de
la deuda indivisible ; pero no puede uno solo hacer remisión de la deuda, ni recibir, en
lugar de la cosa, el precio de ella.
283. El heredero del deudor que es demandado por la totalidad de la obligación puede
pedir término para citar a sus coherederos, a no ser que sea de tal naturaleza la
obligación, que sólo pueda ser cumplida por el demandado. En tal caso, sólo éste será
condenado, dejándole a salvo la acción contra sus coherederos.
Sección VI
DE LAS OBLIGACIONES CON CLAUSULA PENAL
284. La cláusula penal, es aquella en cuya virtud, una persona, para asegurar la ejecución
de la convención, se obliga a alguna pena en caso de falta de cumplimiento.
286. La cláusula penal es válida, aun cuando se agrega a obligación cuyo cumplimiento
no puede exigirse judicialmente, pero que no es reprobada por derecho.
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287. El acreedor, cuyo deudor ha incurrido en mora, puede a su arbitrio exigir la pena
estipulada o la ejecución de la obligación principal. (artículo 288).
No puede, pues, pedir a la vez la obligación principal y la pena, a no ser que se haya así
pactado expresamente.
289. Sea que la obligación principal contenga o no, plazo en que deba cumplirse, no se
incurre en la pena, sino cuando el obligado a entregar, a tomar, o a hacer, ha incurrido en
mora (artículo 213).
290. Incurre en la pena estipulada, el deudor que no cumple dentro del tiempo debido,
aun cuando la falta de cumplimiento provenga de justas causas, que le hayan
imposibilitado de verificarlo.
292. Cuando la obligación primitiva contraída con cláusula penal es de cosa indivisible, y
son varios los deudores por sucesión o por contrato, se incurre en la pena por la
contravención de uno solo de los deudores, y puede ser exigida por entero del
contraventor, o de cada uno de los codeudores por su parte y porción, salvo el derecho de
éstos para exigir del contraventor que les devuelva lo que pagaron por su culpa.
293. Si la obligación indivisible contraída con cláusula penal es a favor de varios contra
varios, sea por herencia o por contrato, no se incurre en la pena total, caso de obstáculo
puesto por uno de los deudores a alguno de los acreedores, sino que sólo el causante del
obstáculo incurre en la pena, y se adjudica únicamente al perturbado, ambos
proporcionalmente a su haber hereditario, o cuota correspondiente.
294. Cuando la obligación primitiva con cláusula penal es divisible, sólo se incurre en la
pena por aquel de los herederos del deudor que contraviniere a la obligación, y sólo `por
la parte que le toca en la obligación principal, sin que haya acción contra los que la han
cumplido.
Esta regla admite excepción, cuando, habiéndose agregado la cláusula penal con el fin
expreso de que la paga no pudiese verificarse por partes, un coheredero ha impedido el
cumplimiento de la obligación en su totalidad.
CAPITULO IV
DE LA INTERPRETACION DE LAS CONVENCIONES
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295. Las palabras de los contratos y convenciones deben entenderse en el sentido que
les da el uso general, aunque el obligado pretenda que las ha entendido de otro modo.
3. Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del uno de los cuales resultaría la
validez, y del otro la nulidad del acto, deben entenderse en el primero. Si ambos
dieran igualmente validez al acto, deben tomarse en el sentido que más convenga
a la naturaleza de los contratos y a las reglas de la equidad.
7. En los casos dudosos que no puedan resolverse según las bases establecidas, las
cláusulas ambiguas deben interpretarse siempre en favor del deudor, o sea en el
sentido de la liberación.
BIBLIOGRAFIA
http://www.lafacu.com/apuntes/derecho/obligaciones_1/default.htm
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