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Iniciando por lo que corresponde entender como concepto de compensación económica, siendo
tal que las distintas Cortes de Apelaciones de nuestro país han analizado el concepto dando luces
de que se trata el término y a qué alude, de lo anterior podemos rescatar la siguiente afirmación:
“(…) la compensación económica se funda en el menoscabo, aquellos otros elementos deben servir
para medir la compensación” Corte de Apelaciones de Santiago seis de noviembre de dos mil seis,
Rol 2.863-2006.
De ésta forma, se debe entender que debe primar la existencia de un menoscabo, que por dicho
de la misma Corte de Apelaciones de Santiago, debe ser avaluable en dinero, determinando el
Quantum de ella, por razones accesorias al propio menoscabo, citados precisamente en el Artículo
62 de la Ley 19.947, que versa:
En las consideraciones del caso actual y referente al menoscabo económico, doña Mirna, tiene un
estándar que siempre, desde la década de 1.970, ha sido sostenida en gran parte por quien es el
demandado reconvencional, aportando a la forma de relación que ellos han tenido a lo largo de
toda su vida.
Tanto es así que don Gian Carlo, ha aportado sumas de dinero a doña Mirna de forma periódica,
incluso antes de la realización del matrimonio, tal como se señala en los hechos de esta
presentación, demostrando que necesitaba el aporte para la subsistencia y que su postura en esta
relación se trató siempre como el cónyuge más débil en este aspecto.
Es de esta forma que doña Mirna ha estado bajo el alero del demandado, quien en su posición
determina el quehacer de la relación de ellos, no permitiendo el desarrollo independiente de
nuestra representada en términos económicos principalmente.
Las circunstancias del caso apuntan a que la demandante reconvencional no puede subsistir sin el
apoyo del demandado, considerando lo mencionado al apoyo que éste último le ha otorgado
siempre, sino también la enorme diferencia que existe entre ellos en cuanto a su situación
patrimonial. Dado que el demandado reconvencional es un empresario ligado en un principio a la
industria automotriz y luego como independiente, llegando a tener concesiones mineras a su
haber. Mientras que nuestra representada solo cuenta con su jubilación básica.
Continuando con el análisis de los requisitos del Artículo 64 de la Ley 19.947, corresponde señalar
que las circunstancias han sido poco convencionales en cuanto a la forma de relacionarse de los
cónyuges de autos, toda vez que la postura de control del demandado reconvencional ha
generado transgresiones en cuanto a los deberes matrimoniales en aspectos propios de la
convivencia.
Por último aludir que el divorcio no es culpa de nuestra representada, en virtud de lo señalado en
el Artículo 54 de la Ley 19.947.