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FACULTAD DE MEDICINA HUMANA Y CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGIA HUMANA

: Psi. Elsa M. Aliaga Meléndez

: Katheryn Pamela Zavala Santana

DUED

Junín – 2018
PREGUNTA 1
En base a la lectura: “Amar o depender” de Walter Riso, realice un
mapa mental del libro, extrayendo cinco conclusiones y la valoración
de la lectura para su vida personal.

PREGUNTA 2
 MATRIZ DE CONSISTENCIA – PLAN DE TESIS

PREGUNTA 3

Realice un trabajo monográfico sobre el tema: “Sociópatas”, luego


presente sus conclusiones y recomendaciones de investigación
exponiendo sus principales hallazgos.

PREGUNTA 4
 En base al libro: “Los cuatro acuerdos” de Miguel Ruiz, realice un
ensayo sobre la misma.

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En base a la lectura: “Amar o depender” de Walter Riso, realice un mapa mental del libro,
extrayendo cinco conclusiones y la valoración de la lectura para su vida personal.

El amor propio, el autorespeto son


ofrendados y regalados irracionalmente.
El principio de autonomía te
enseña a ser independiente. A La persona apegada
ver por ti mismo sin convertirte concentra toda la
Acto de automutilación
en antisocial. capacidad placentera en
psicológica.
la persona amada.

Amar no es anularse, sino crecer de Depender de la


a dos. Un crecimiento donde las persona que se Cuando la dependencia
individualidades, lejos de opacarse, ama es una es mutua, el enredo es
se destacan. manera de funesto y tragicómico.
enterrarse en
vida.

No hay La persona
relación apegada comienza
a sufrir una
sin riesgo. despersonalización
lenta e implacable.

AMAR O
DEPENDER

Si hay un síndrome de
abstinencia, hay
apego.
El desapego no es
desamor, sino una
manera sana de
relacionarse.
Entendemos el Lo que define el
desapego como apego no es
dureza de corazón, tanto el deseo
indiferencia o como la
insensibilidad, y La persona no apegada incapacidad de
eso no es así. es capaz de controlar renunciar a él.
sus emociones.

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MATRIZ DE CONGRUENCIA

CONDUCTAS AUTODESTRUCTIVAS Y AUTOESTIMA EN ADOLESCENTES


DEL 4° Y 5 ° DE SECUNDARIA DE LA I.E.P. NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
Huancayo - 2018

PROBLEMA OBJETIVOS HIPÓTESIS VARIABLES METODOLOGIA

Problema general: Objetivo general: Hipótesis general: Variable 1 Tipo


¿Qué relación existe Determinar la relación El nivel de Conductas El presente trabajo
entre las conductas que existe entre las autoestima se autodestructivas corresponde a un tipo de
autodestructivas y la conductas relaciona con las investigación básica.
autoestima en autodestructivas y la conductas Variable 2 Método
adolescentes de la autoestima en autodestructivas de Autoestima Sigue el método
I.E.P. “Nuestra adolescentes de la adolescente de la descriptivo correlacional
Señora de I.E.P. “Nuestra I.E.P. “Nuestra Población
Guadalupe”? Señora de Señora de Los estudiantes de nivel
Huancayo - 2018 Guadalupe” Guadalupe”. secundario de la I.E.P.
Problemas Huancayo- 2018 Huancayo - 2018 “Nuestra Señora de
específicos: basándose en Hipótesis Guadalupe”
¿De qué manera el estrategias que han específicas Huancayo - 2018
nivel de autoestima probado ser eficaces El desarrollo Muestra
interfiere en el para lograr las metas emocional y de la Será con 30 alumnos de
comportamiento de trazadas en esta autoestima son nivel secundario varones
los adolescentes? investigación. importantes para y mujeres de 14 a
¿Cuáles son las Objetivos evitar posibles 17años de edad
consecuencias de las específicos conductas matriculados en la I.E.P.
actitudes Establecer el nivel de autodestructivas en “Nuestra Señora de
autodestructivas en autoestima en los los adolescentes de Guadalupe” y con un
los adolescentes de adolescentes de la la I.E.P. “Nuestra nivel socioeconómico
la I.E.P. “Nuestra I.E.P. “Nuestra Señora de intermedio.
Señora de Señora de Guadalupe” Huancayo– 2018
Guadalupe”? Guadalupe” Huancayo - 2018
¿Cuáles son los Huancayo - 2018 Técnicas y análisis de
métodos de Determinar los datos
intervención con índices o niveles de la Entrevistas
adolescente con práctica de conductas Encuestas
actitudes autodestructivas en
autodestructivas? los adolescentes. Instrumentos de
¿De qué manera el Elaborar una recolección de datos.
desarrollo y nivel de propuesta que
la autoestima se permita apoyar a los ESCALA DE
relaciona con el adolescentes en el CONDUCTAS
tratamiento y terapia desarrollo y/o AUTODESTRUCTIVAS
de los adolescentes mantenimiento de la AUTOR: Kelley (1985)

TRABAJO ACADEMICO Página 4


con actitudes autoestima. Estados Unidos.
autodestructivas, y OBJETIVO: mide el nivel
cuál es su función de auto destructividad
con ellos? que manifiestan los
individuos.
DESCRIPCION: Está
compuesto por sub-
escalas:
 Falta de
planeación/obtención
consecutivas negativas
(16 ítems)
 Descuido de deberes
(10 ítems)
 Buscar conductas de
riesgo/evidencia de
transgresión (10 ítems)
 Pobre mantenimiento
de la salud/
desobediencia a
tratamientos médicos (7
ítems).
APLICACIÓN: Individual

ESCALA DE
AUTOESTIMA DE
ROSEMBERG
AUTOR: Rosenberg,
1965; Atienza, Balaguer,
y Moreno, 2000.
OBJETIVO: explorar la
autoestima personal
entendida como los
sentimientos de valía
personal y de respeto a
sí mismo.
DESCRIPCION: La
escala consta de 10
ítems, frases de las que
cinco están enunciadas
de forma positiva y cinco
de forma negativa para
controlar el efecto de la
aquiescencia Auto-
administrada.
APLICACIÓN: Individual

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Realice un trabajo monográfico sobre el tema: “Sociópatas”, luego presente sus
conclusiones y recomendaciones de investigación exponiendo sus principales hallazgos.

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: Sociópatas

: Psi. Elsa M. Aliaga Meléndez

: Katheryn Pamela Zavala Santana

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TRABAJO ACADEMICO Página 6


INDICE

INTRODUCCION……………………………...……………………………………………8

SOCIOPATAS

DEFINICION………………………………………………………………………………...9

SEGÚN EL DSM IV Y CIE 10……………………………………………………………12

TIPO…………………………………………………………………………….................15

PSICOPATIA Y TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD…………...16

TRASTORNO DISOCIAL………………………………………………………………...18

CARACTERISTICAS DE UN SOCIOPATA……………………………………………19

SINTOMAS……………………………………………………………………………......19

CAUSAS……………………………………………………………………………..........25

FACTORES DE RIESGO………………………………………………………………..27

PREVENCIÓN…………………………………………………………………………….28

DIAGNOSTICO……………………………………………………………………………28

TRATAMIENTO……………………………...……………………………………………29

CONCLUSIONES………………………………………………………………………...34

BIOGRAFIA…………………………………………………………………………….....35

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INTRODUCCIÓN

Dentro del grave problema de la delincuencia y del estudio del comportamiento delictivo,
existe un tipo especial de delincuente que ha despertado siempre el interés de muchos
criminólogos, psicólogos, sociólogos y psiquiatras. Este, no es otro que, el psicópata
criminal. Son numerosos los autores que han estudiado y profundizado sobre el
comportamiento y la personalidad del psicópata y que han intentado dar una explicación
lógica, apoyada en numerosos casos por material experimental, de por qué se da en estos
sujetos una cierta predisposición a cometer actos violentos y a actuar en contra de las
normas y valores sociales que rigen la pacífica convivencia de nuestra sociedad. Existe
una cierta tendencia, muy criticable desde mi punto de vista, en la mayoría de los medios
de comunicación y en el mundo cinematográfico a asimilar el concepto de psicópata con el
de asesino en serie. Ésta, es una conceptualización mediática que solo sirve para atraer a
lectores y amantes del cine aficionados a los thrillers de asesinatos y que no debe
equipararse con el auténtico sentido del término psicópata a pesar de que en no pocas
ocasiones el psicópata criminal haya sido el causante de varias muertes violentas. Así
pues, el hecho de que un individuo padezca un trastorno psicopático no implica que tal
circunstancia lo convierta en un asesino en serie, ya que puede darse el supuesto de que
un psicópata cometa cualquier otro tipo de hecho delictivo, dada su versatilidad criminal
(agresiones sexuales, robos, hurtos, lesiones, tráfico de drogas, estafas, etc.) o,
simplemente, no cometa ninguno a pesar de estar constantemente flirteando con las
normas penales. En definitiva, puede que un psicópata sea un asesino en serie frío y
calculador, pero no todos los asesinos en serie muestran rasgos psicopáticos, incluso en
ocasiones, el asesino en serie, puede que se vea afectado por algún brote psicótico o
enfermedad mental. Por extensión, de estas conclusiones ya podemos extraer también, la
opinión dominante en la doctrina de que no todos los psicópatas son delincuentes ni todos
los delincuentes son psicópatas.

El trastorno de personalidad antisocial (TPA), a veces llamado sociopatía, es una patología


psiquiátrica. Las personas que la padecen no pueden adaptarse a las normas sociales,
como son las leyes y los derechos individuales. Si bien puede ser detectada a partir de los
15 años de edad, se estima que los síntomas y características vienen desarrollándose
desde la adolescencia. Antes de los 15 años debe detectarse una sintomatología similar
pero no tan acentuada, se trata del trastorno disocial de la personalidad.
Las personas que padecen este trastorno sufren un mal de índole psiquiátrica, un grave
cuadro de personalidad antisocial que les hace rehuir las normas preestablecidas; no saben
y no pueden moldearse a ellas. A pesar de que saben que están haciendo un mal, actúan
por impulso, cometiendo incluso delitos graves. Es común que se confunda este trastorno
con otros conceptos parecidos, como podrían ser la conducta criminal, el comportamiento
antisocial o la psicopatía. Pero son trastornos, aunque relacionados, de diferentes
características, con otros tratamientos y consecuencias.

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SOCIOPATAS

DEFINICION

Un primer hecho interesante es que la Sociopatía no aparece descrita claramente en las


clasificaciones internacionales de trastornos mentales. Por un lado encontramos a la
Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10) de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) que describe al Trastorno Disocial de la Personalidad como aquel que se
relaciona más con conductas violentas y potencialmente criminales. Se destaca el
trastorno por la gran disparidad entre normas sociales prevalecientes y la conducta
transgresora y como se puede apreciar, al conflicto con las normas sociales es al hecho
que se le presta mayor atención. Por otra parte respecto a rasgos psicológicos, dicho
manual describe únicamente seis características de personalidad que ayudan a empezar
una descripción del trastorno sin lograr definirlo ni abarcar su complejidad. La falta de
empatía, la irresponsabilidad, baja tolerancia a la frustración e incapacidad para el
sentimiento de culpa son aspectos importantes pero no suficientes para entender este tipo
de constructo. Dentro de esta Clasificación Internacional, apreciándose nuevamente su
acento en la parte social más que en la psicológica, se menciona que esta categoría
incluye los siguientes trastornos de Personalidad: “Sociopática”, amoral, asocial y antisocial
(O.M.S, 1992); y para terminar de generar confusión, se menciona también “la
personalidad psicopática”. Es decir el Trastorno Disocial lo convierten en una
“macrocategoría” que pretende abarcar una gran diversidad de aspectos sin lograr siquiera
describir suficientes variables ni lograr operacionalizarlas. Un hecho similar ocurre con el
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV), de la Asociación
Psiquiátrica de los Estados Unidos, que denomina “Trastorno Antisocial de la
Personalidad” a una categoría propia del Eje II. Esta destaca mayormente características
que son apreciables en ciertos estratos socioeconómicos, lo que haría que dependan
incluso de coyunturas de políticas criminales para lograr un diagnóstico acabado del
mismo. Esto podría generar (como el Trastorno Disocial), que personas con diversidad de
características psicológicas sean clasificados más por sus conductas que por sus rasgos
de personalidad.

Lo anterior se demuestra al dar preponderancia en los criterios para su diagnóstico a los


hechos sociales como el desprecio y la violación de derechos de los otros y el consecuente
fracaso para adaptarse a las normas sociales en cuanto a lo que respecta a
“comportamiento legal”. Las siete escasas características que brinda para ilustrar el
trastorno son aproximaciones importantes pero insuficientes; algunos elementos los
comparte con el CIE 10 siendo importantes otros elementos como la mentira repetida y la
incapacidad para planear el futuro (A.P.A, 2002). El término “Sociópata” es aún más oscuro
e inexacto que los anteriores. Heredado de algunas propuestas teóricas más de corte
sociológico que psicológico, ni siquiera continuó su desarrollo ni comprobó su validez y el
término desde su origen etimológico se refiere más a una “patología social” que a un
trastorno psicológico, lo que elimina la posibilidad de estudiarlo en esta dimensión y genera
confusión, inexactitud y prejuicios. Por otro lado autores como MacKinnon y Michels (1973)
utilizaron este término en sus textos aunque en el desarrollo de los mismos utilizan también

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la palabra psicopatía, “rasgos psicopáticos” o “carácter psicopático” para describir una
serie de característica desde un abordaje psicodinámico. Esta descripción clásica del
trastorno y el uso indistinto de las palabras “sociopatía” y “psicopatía” pudo converger aún
más a la confusión conceptual que se presenta en ciertos círculos profesionales en la
actualidad. La sociopatía se ha convertido más en un cliché profesional para denominar
algo que no se entiende o bien para señalar algo para lo cual no se encuentra el término
apropiado. Otros conceptos como “moral insanity” (Prichard 1835), criminal nato (Lombroso
1870) delincuente loco (Ferry, 1930), axiópatas (Ciófalo, 1992), perversos (Dor, 1995) y el
mismo personalidad antisocial han provocado que el término psicopatía se vea como
tenebroso y confuso. Si bien autores como Muñoz (1994) reseñan que el término
psicopatía se origina en 1891 con Koch y además posee algunos desarrollos con los
conceptos de estados psicopáticos (Kraepelin, 1909; Kernberg, 1970) y personalidades
psicopáticas (Schneider, 1923); no es hasta hace pocos años que el término pasa a ser un
constructo con una definición pormenorizada y que se aboca a evaluar dimensiones
psicológicas más allá de los aspectos sociales a los que se le involucraba
irremediablemente, lográndose así generar un campo de investigación fecundo y en
continua expansión.

Por ende El sociópata es ese individuo verdaderamente absorbido en sí mismo sin


conciencia ni sentimiento alguno hacia los demás y para quién las reglas sociales no tienen
ningún significado. La gran mayoría de nosotros conoce o ha estado en contacto con
individuos sicopáticos sin siquiera saberlo. Son depredadores irrefrenables e imposibles de
tratar en quienes la violencia es planeada, decidida y carente de emociones. Esta violencia
continúa hasta que alcanza un tope alrededor de los 50 años, y luego disminuye. Su falta
de emociones refleja un estado de desprendimiento, de audacia y posiblemente disociado,
revelando un sistema nervioso autonómico bajo y una carencia de ansiedad. Es difícil decir
qué es lo que los motiva; posiblemente el control y la dominación; dado que la historia de
sus vidas no demostrará generalmente ningún lazo de muchos años con otros ni mucha
rima en su razón (excepto el planeamiento de la violencia). Tienden a operar con una
grandiosa conducta, una actitud pretenciosa, un apetito insaciable, y una tendencia hacia
el sadismo. Su falta de temor es probablemente la característica prototípica (de base) (la
hipótesis del poco miedo). Es útil pensar en ellos como si fueran vehículos de alta
velocidad con frenos defectuosos.

De acuerdo con estudios de la conducta antisocial, se ha estipulado la dificultad de


identificar este trastorno. Reconsiderando así la falta de atención por medio de agentes
externos (ya sea educadores, familiares, etc.) en estas conductas se han dejado pasar por
alto muchas de sus características para lograr una identificación de este trastorno en el
individuo.
Para poder lograr la identificación de este trastorno existen factores con los que se tendrá
que trabajar. Comenzando con la comparación de la conducta normal, ya que estas
conductas antisociales suelen surgir eventualmente en el desarrollo normal (incluyendo la
variación de sexo), matizando los altos índices de conducta antisocial en niños y
adolescentes que conllevan un desarrollo o patrón de cambio normal en su vida. Un
ejemplo de este argumento está presente en los estudios que hicieron Achenbach y

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Edelbrock (1981) quienes observaron altos índices (desde un 20-50 por 100) de conductas
antisociales específicas en menores de 4 a 16 años, tales como destrucción y
desobediencia en el hogar. Por otro lado estos indicios son relativamente variantes, ya que
por su significado histórico-cultural y geográfico no pueden ser un eje de generalización, no
obstante la comparecencia de estos rasgos de conductas sí es común en las etapas de
desarrollo normal. La diversidad de sexo es también un factor que influye en las conductas
antisociales como etapa del desarrollo (Kazdin, Alan E. & Buela-Casal, Gualberto, 1994).
En conjunto, para la identificación de las conductas antisociales hay que tener presente las
normas de conducta en el desarrollo normal, rechazando la certeza en que por peleas y/o
distracciones se defina un cuadro clínico en ese individuo, sin antes tener en cuenta su
edad y sexo.
El estudio de la conducta delictiva incluye un examen de los trastornos mentales que
pueden contribuir a un comportamiento desviado. Sociopatía y psicopatía son términos
utilizados en psicología y criminología para referirse a dos grupos separados de personas
con rasgos de personalidad antisociales. Cabe destacar que estas condiciones no se
clasifican como enfermedades mentales y no son oficiales los términos de diagnóstico. En
la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
(Conocido como DSM-IV, se ha de considerar que no tiene ninguna evidencia científica ni
basada en evidencias) tanto en la sociopatía y la psicopatía se enumeran bajo el epígrafe
de trastorno antisocial de la personalidad (TAP). Muchos psiquiatras y criminólogos utilizan
estos términos indistintamente. Pero, que hay diferencias importantes entre ellos y sus
causas o etiología.

Sociopatía y psicopatía comparten muchas características, generando con ello la principal


fuente de confusión para diferenciar en psicología y criminología. Los rasgos de sociópatas
y psicópatas incluyen acciones como:

 Desprecio al cumplimiento de leyes y costumbres sociales.


 Desprecio por los derechos de los demás.
 El hecho de no sentir remordimiento o culpa.
 Tendencia a mostrar un comportamiento violento y arrebatos emocionales.

Aunque no hay consenso entre los profesionales sobre exactamente lo que diferencia a los
sociópatas de los psicópatas, entre los que creo que cada uno es un trastorno separado,
hay una lista de diferencias importantes. En primer lugar, los sociópatas tienden a ser
nervioso y se alteran con facilidad. En segundo lugar, es probable que sean educados,
viven al margen de la sociedad, suelen vivir solos, les es difícil adaptarse al trabajo en
equipo, son incapaces de mantener un trabajo estable o permanecer en un solo lugar.
Algunos sociópatas forman grupos, a pesar de que no tienen respeto por la sociedad en
general. Ante los ojos de los demás, los sociópatas dan una imagen clara de perturbado,
dan la sensación de una "persona rara". La mayoría de los crímenes cometidos por
sociópatas tienden a ser de perfil desorganizado y espontáneo. Miguel Rivera (Charlie
Chop-off) es un ejemplo clásico de un psicópata y asesino en serie desorganizado, al igual
que Jack el Destripador.

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Los psicópatas, en cambio, suelen tener personalidades encantadoras y se integran
fácilmente. Ellos son manipuladores y pueden ganarse la confianza de la gente. Aprenden
a imitar las emociones, a pesar de su incapacidad para realmente sentir, y parecen
normales suelen proyectar la imagen de sencillos e inocentes. Los psicópatas son a
menudo educados y tienen trabajos estables. Algunos son tan buenos en la manipulación y
el mimetismo que tiene familias y otras relaciones a largo plazo, no se suele sospechar
fácilmente de su verdadera naturaleza, Un ejemplo de este tipo de individuo es el asesino
en serie Dennis Rader (Bind, Torture, Kill), que tenía una familia, profesión, vida cívica y
logro evitar la detección por 30 años.

Cuando toman la decisión para cometer el delito, los psicópatas planifican cuidadosamente
cada detalle y con frecuencia tienen planes de contingencia. Ahí está la marcada diferencia
entre el método de los delitos cometidos por sociópatas y psicópatas, la distinción entre
estos trastornos es tal vez aún más importante para la criminología de lo que es para la
psicología. Eso es porque los criminales psicópatas, a diferencia de los criminales
sociópatas, cometen crímenes muy organizados a menudo después de una meticulosa
planificación. Ted Bundy es un ejemplo clásico del asesino en serie psicópata y
organizado.

También se desprende de la etiología de la psicopatía y sociopatía es muy diferente. Es


probable que la psicopatía es el resultado de la "naturaleza" (la genética), mientras que la
sociopatía es el resultado de "crianza" (medio ambiente). De acuerdo con el difunto David
Lykken, genetista del comportamiento conocido por sus estudios sobre los gemelos, la
psicopatía se relaciona con un defecto fisiológico que resulta en el subdesarrollo de la
parte del cerebro responsable del control de los impulsos y las emociones. La sociopatía,
por el contrario, es más el producto de traumas de la infancia y el abuso.

Basándose en ese modelo, los sociópatas no son capaces de empatía o conexión


emocional con los demás, sino únicamente con individuos concretos, como un familiar o
amigo, y sólo en contextos específicos. Los psicópatas, por el contrario, son simplemente
incapaces de empatía y son incapaces de formar lazos emocionales reales con nadie. Es
la capacidad de los psicópatas para imitar de forma efectiva la empatía y la conexión
emocional los hace especialmente peligrosos, son delincuentes sin pretensiones y, a
menudo de gran éxito.

SEGÚN EL DSM IV Y CIE 10

El sociópata es conocido como El trastorno de personalidad antisocial, a veces llamado


sociopatía, es una afección mental en la que una persona no muestra ninguna
consideración por lo bueno y lo malo, e ignora los derechos y los sentimientos de los
demás de manera sistemática. Las personas con trastorno de personalidad antisocial
tienden a oponerse a los demás, manipularlos o tratarlos duramente o con una cruel
indiferencia. No muestran culpa ni remordimiento por sus comportamientos.

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Los individuos con trastorno de personalidad antisocial suelen quebrantar las leyes y
convertirse en delincuentes. Pueden mentir, comportarse violenta o impulsivamente, y
tener problemas con el consumo de drogas y alcohol. Debido a estas características, las
personas que presentan este trastorno típicamente no pueden cumplir con sus
responsabilidades relacionadas con la familia, el trabajo o la escuela.

La personalidad antisocial es un trastorno de la personalidad recogido en el DSMIV-TR


(American Psychology Association, 2002) bajo el nombre de Trastorno antisocial de la
personalidad (TAP). El trastorno antisocial de la personalidad tiene como característica
esencial un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás, que
empieza en la infancia o el principio de la adolescencia y sigue en la edad adulta (APA,
2002). No hay ningún cambio en los criterios diagnósticos del trastorno antisocial de la
personalidad en el DSM-V, la edición más reciente de este manual (Caballo, Salazar y
Carrobles, 2011). Específicamente, para diagnosticar a un individuo de trastorno
antisocial de la personalidad tienen que cumplirse unos criterios que recoge el DSM-IV-
TR.

 CRITERIOS DE DIAGNÓSTICO

Criterios para el diagnóstico del trastorno antisocial de la personalidad del DSM-


IV-TR.

Los individuos que padecen un trastorno antisocial de la personalidad no


consiguen adaptarse a las normas sociales con respecto a la conducta legal
(Criterio A1). Eso se manifiesta en que pueden llevar a cabo de forma reiterada
acciones que resulten motivo de detención – por ejemplo, destrucción de una
propiedad, robar o molestar a otras personas o emplearse en actividades ilegales.
Estos individuos, pues, suelen despreciar los derechos, deseos o sentimientos de
los demás. Es frecuente que mientan y manipulen a otros con el objetivo de lograr
provecho o placer personales, por ejemplo, para obtener sexo, poder o dinero
(Criterio A2). Así, pueden mentir reiteradamente, engañar o estafar a otras
personas, utilizar un alias o simular enfermedades. Se puede dar en personas con
este trastorno un patrón de impulsividad manifestado por la incapacidad para
planificar el futuro (Criterio A3). Así pues, toman decisiones sin pararse a pensar,
sin prevenir las consecuencias y sin tener en consideración dichas consecuencias
para sí mismo o para los demás; esto puede resultar en cambios de empleo
súbitos, de lugar de vivienda o de amistades. Los individuos con TAP suelen
resultar irritables y agresivos, pudiendo acabar envueltos en peleas físicas
repetidamente o llevar a cabo actos de agresión, incluyendo malos tratos a la
pareja o a los niños (Criterio A4); no se incluirían, por otro lado, agresiones
necesarias para la defensa propia o a otros. Las personas con trastorno antisocial
de la personalidad suelen también mostrar una despreocupación imprudente por
su seguridad o la de otros (Criterio A5). Esto puede manifestarse de varias

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formas: en la manera de conducir (bajo la influencia de sustancias, sobrepasando
los límites de velocidad, con accidentes múltiples), en conductas sexuales de
riesgo, en el consumo de sustancias con mayor probabilidad de resultar
perjudiciales o en el cuidado de niños de forma que esa negligencia pueda poner
en peligro al niño o niños en cuestión. Estas personas también pueden presentar
de forma continua un comportamiento altamente irresponsable (Criterio A6). Se
puede manifestar en el trabajo por periodos excesivamente amplios de
desempleo, a pesar de presentarse oportunidades de empleo, por el abandono
reiterado de empleos sin tener planes para conseguir uno nuevo o por un patrón
de absentismo laboral no explicado por enfermedad de la persona o de algún
familiar. También puede encontrarse la irresponsabilidad económica, por ejemplo
en la morosidad o la falta de mantenimiento económico de personas a su cargo
normalmente, como hijos u otros. Por último, las personas con TAP prácticamente
carecen de remordimientos por las consecuencias de sus acciones (Criterio A7).
Pueden mostrarse tanto indiferentes como justificar de forma superficial tras haber
vejado, robado u ofendido a otra persona; así, pueden culpar a los demás de lo
que les haya sucedido, haciéndoles merecedores de su mala suerte o alegando
que son tontos o débiles, minimizar las consecuencias negativas de sus actos o
pueden resultar totalmente indiferentes ante ello. Asimismo, no suelen compensar
a sus víctimas o resarcirse de ningún modo y pueden justificarse con que nada
debe detener a uno mismo para evitar que lo intimiden. Para poder diagnosticar a
una persona bajo estos criterios debe tener como mínimo 18 años (Criterio B) y
haber presentado síntomas de un trastorno disocial antes de los 15 años (Criterio
C). Se detallarán los síntomas del trastorno disocial más adelante. Cabe añadir
que en el trastorno disocial del CIE-10, el equivalente al TAP del DSM-IV-TR, no
se considera obligatorio, aunque sí de peso, que se haya dado un trastorno
antisocial en la infancia o juventud (Caballo y cols., 2011). Finalmente, el
comportamiento antisocial propio de la sintomatología del trastorno antisocial de la
personalidad no debe aparecer exclusivamente en el transcurso de una
esquizofrenia o de un episodio maníaco (Criterio D).

Por medio del marco de evidencias de las conductas patentizadas en el individuo, se puede
catalogar la magnitud en la persona. Según Kazdin & Buela-Casal en su estudio, se
encuentran evidencias primordiales que sirven de guía para poder identificar algún
trastorno clínico en la personalidad del individuo, una de estas es la frecuencia e intensidad
de conductas. También, en las acciones antisociales hay conductas de “baja frecuencia y
alta intensidad” (Kazdin, Alan E. & Buela-Casal, Gualberto, 1994), determinadas por el alto
alcance del producto de tal conducta que la frecuencia de la conducta durante el desarrollo
normal en el individuo (ej.: niño).
Otra de las características que se observa es la repetición, la longanimidad y magnitud de
la conducta en el individuo, siendo (según los estudios realizados por los autores
mencionados) una guía para poder definir niveles de la conducta antisocial. Como ejemplo
tenemos la conducta de aislamiento, esta conducta puede que no llame la atención a

TRABAJO ACADEMICO Página 14


externos, pero su tiempo, es decir, su extensión junto con el comportamiento antes
indicado, sí conlleva un alto valor.
Por tanto, en estos estudios, las características presentes son combinadas con el proceso
de determinación en índices clínicos de la conducta antisocial. Quiere decir (según
estudios), que los niños que presenten todos estos manifiestos como: gravedad en la
conducta, frecuencia y variantes, no son justificados como para algún tratamiento clínico,
ya que por su desarrollo de identificación de la conducta está en combinación con su
desarrollo normal.
TIPOS

Hay cuatro subtipos diferentes de psicópatas. La distinción más antigua entre los tipos
primario y secundario fue realizada por Cleckley en 1941.

 PSICÓPATAS PRIMARIOS: no responden al castigo, a la aprehensión, a la


tensión ni a la desaprobación. Parecen ser capaces de inhibir sus impulsos
antisociales casi todo el tiempo, no debido a la conciencia, sino porque eso
satisface su propósito en ese momento. Las palabras no parecieran tener el
mismo significado para ellos que el que tienen para nosotros. En realidad, no se
sabe si llegan a comprender el significado de sus propias palabras, una condición
que Cleckley llamó "afasia semántica." No siguen ningún proyecto de vida, y
parece como si fueran incapaces de experimentar cualquier tipo de emoción
genuina.

 PSICÓPATAS SECUNDARIOS: son arriesgados, pero son individuos también


más proclives a reaccionar frente a situaciones de estrés, guerreros, y propensos
a la culpabilidad. Se exponen a más estrés que la persona promedio, pero son tan
vulnerables al estrés como la persona promedio. Son gente audaz, aventurera y
poco convencional que comenzó a establecer sus propias reglas de juego a
temprana edad. Son conducidos fuertemente por un deseo de escapar o de evitar
dolor, pero también son incapaces de resistir a la tentación. A medida que su
ansiedad aumenta hacia un cierto objeto prohibido, su atracción hacia ella
también se incrementa. Viven sus vidas dejándose llevar por el aliciente de la
tentación. Tanto los psicópatas primarios como los secundarios están subdivididos
en:

o PSICÓPATAS DESCONTROLADOS: son la clase de psicópatas que


parecen enfadarse o enloquecerse más fácilmente y más a menudo que
otros subtipos. Su frenesí se asemejará a un ataque de epilepsia. Por lo
general son también hombres con impulsos sexuales increíblemente
fuertes, capaces de hazañas asombrosas con su energía sexual, y
aparentemente obsesionados por impulsos sexuales durante la gran
parte de su vida que pasan despiertos. También parecerían estar

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caracterizados por ansias muy fuertes, como en la drogadicción, la
cleptomanía, la pedofilia, cualquier tipo de indulgencia ilícita o ilegal. Les
gusta la endorfina "alta" o "acelerada" del entusiasmo y de la toma de
riesgos.

o PSICÓPATAS CARISMÁTICOS: son mentirosos encantadores y


atractivos. Por lo general están dotados de uno u otro talento, y lo
utilizan a su favor para manipular a otros. Son generalmente
compradores, y poseen una capacidad casi demoníaca de persuadir a
otros para que abandonen todo lo que poseen, incluso hasta sus vidas.
Los líderes de sectas o de cultos religiosos, por ejemplo, podrían ser
psicópatas si conducen a sus seguidores a causar su propia muerte.
Este subtipo llega a menudo a creerse sus propias ficciones. Son
irresistibles.

 Todos los sociópatas poseen tres características en común:


 Individuos muy egocéntricos
 Sin empatía hacia los demás
 Incapaces de sentir remordimiento o culpa.

El Sociópata es por lo general superficialmente encantador y da muy seguido una


impresión llamativa de poseer las cualidades humanas más nobles. Se hace de amigos
fácilmente, y es muy manipulador, con su habilidad de palabras para salirse con la suya
de cualquier apuro. A muchos psicópatas les encanta ser admirados y se regodean
cuando los demás los adulan. La carencia de amor trae también aparejada la carencia de
empatía. El psicópata es incapaz de sentir lástima por otros en situaciones
desafortunadas o de ponerse en el lugar de otra persona, sin importar que haya
lastimado o no a esta última.

PSICOPATÍA Y TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD

El patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que define de
forma esencial el trastorno antisocial de la personalidad también ha sido denominado
psicopatía, sociopatía o trastorno disocial de la personalidad (APA, 2002). En este
apartado la atención se centrará en la psicopatía, pues en la literatura científica se la
viene relacionando muy estrechamente con el TAP hasta el punto de confundirlos o
considerarlos sinónimos del mismo trastorno. A pesar de tener mucho en común,
suponen trastornos distintos. Robert Hare, el creador de la Psychopathy Checklist-
Revised (PCL-R) para el diagnóstico de psicopatía, establece la diferencia entre
psicopatía y trastorno antisocial de la personalidad (2003): por un lado, el TAP se refiere
esencialmente a un conjunto de conductas delictivas y antisociales, lo cual provocaría
que la mayor parte de los criminales cumplan los criterios para este diagnóstico; la
psicopatía, por otro lado, estaría englobando determinados rasgos de la personalidad y

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conductas desviadas socialmente. Según el autor, la mayoría de los criminales no son
psicópatas y un importante número de los individuos que consiguen vivir al margen de la
ley y evitar la cárcel sí lo son. Sin embargo, en el DSM-IV-TR (APA, 2002) ya comienzan
a figurar algunas de las características propuestas por Cleckley (1982) y Hare (2003)
para el diagnóstico de psicopatía, es decir, en el DSM-IV-TR ya se vislumbra una
descripción que señala características de la personalidad de los individuos más que en
términos de conductas observables (López Miguel & Núñez Gaitán, 2009), aunque
Farrington (2000, citado en López Miguel & Núñez Gaitán, 2009) considera que los
criterios siguen estando más centrados en conductas antisociales en detrimento de un
enfoque desde los rasgos de personalidad. Para comprender la similitud entre la
psicopatía y el trastorno antisocial de la personalidad, es conveniente atender al PCL-R
(Hare, 1991).

La psicopatía entonces tiene dos factores: uno centrado en aspectos de la personalidad y


emocionalidad del individuo y otro más focalizado en la conducta, que estaría
socialmente desviada. Como se puede observar en los criterios del DSM-IV-TR y en los
del PCL-R, existen varias coincidencias entre ambos trastornos. Un individuo que
solamente cumpliera los criterios del factor I de psicopatía estaría socializado y por tanto
no habría de ser diagnosticado de TAP, pues le faltaría ese componente antisocial. Así,
los psicópatas que podrían presentar un trastorno antisocial de la personalidad serían
aquellos que cumplieran con las características señaladas en los factores I y II del PCL-
R; pero que no haya lugar a equívocos, no todos los psicópatas antisociales cumplen los
criterios para recibir un diagnóstico de TAP, ni todos los TAP son psicópatas antisociales.
Se calcula que la incidencia de la psicopatía en la población general oscila entre 1,23% y
3,46% como máximo, de los cuales la tasa más probable de psicópatas primarios sería
alrededor del 1% (Hare, 2006, citado en Juan-Espinosa, 2013). En el caso del trastorno
antisocial de personalidad, su prevalencia en la población supondría entre un 4% y un
6,6% (DSM-IV, 2000, Hare, 2006, citado en JuanEspinosa, 2013). Es destacable otra
diferencia entre la psicopatía y el trastorno antisocial de la personalidad, y es la existencia
de subtipos de psicopatía. Hare (1984, citado en López Miguel & Núñez Gaitán, 2009)
establece tres tipos: primario, secundario y disocial. El primario sería aquel que tuviera la
frialdad emocional y la carencia de remordimientos, el secundario sí sería capaz de
establecer vínculos afectivos y sentir culpa y el disocial sería capaz de tener sentimientos
de culpa, lealtad y afecto,; provendría de ambientes marginales con una subcultura propia
y su conducta antisocial estaría debida a factores ambientales (Torrubia, 1987, citado en
López Miguel & Núñez Gaitán, 2009). Eysenck (1981, 1995 citado en López Miguel &
Núñez Gaitán, 2009), por su parte, distinguió entre psicopatía primaria y psicopatía
secundaria: la psicopatía primaria estaría caracterizada por ausencia de sentimientos de
culpabilidad, empatía o sensibilidad; el psicópata secundario se caracterizaría por
experimentar culpabilidad por sus actos. Las tipologías de este tipo, por tanto, esclarecen
más la diferencia entre psicopatía y TAP (López Miguel & Núñez Gaitán, 2009), ya que
este último no contempla subtipos. Una última diferenciación entre psicopatía y TAP en
referencia a los subtipos es la establecida por Patrick (2000) y Blair (2003), atendiendo a
los distintos factores causales de estos trastornos, aunque algunos sean coincidentes: la

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psicopatía primaria estaría relacionada con déficits emocionales y afectivos y por
egoísmo, mientras que la psicopatía secundaria lo estaría a nivel de actos antisociales sin
darse un deterioro emocional (citado en López Miguel & Núñez Gaitán, 2009).

Si se atiende a los subtipos establecidos por los autores, el psicópata primario es aquel
más similar al trastorno antisocial de la personalidad descrito en el DSM-IVTR (APA,
2002) y, como se ha comentado anteriormente, este subtipo no tiene por qué darse junto
al TAP en un mismo individuo, y viceversa; aun así, los psicópatas antisociales y los
individuos con TAP comparten la persistencia del comportamiento delictivo (Juan-
Espinosa, 2013). También hay que tener en cuenta que el trastorno antisocial de la
personalidad se ha mezclado en la literatura científica con la criminalidad (Ávila-Espada y
col., 1995, citado en López Miguel & Núñez Gaitán, 2009). Esto no tiene realmente
justificación, pues si bien el diagnóstico de TAP puede aplicarse a buena parte de la
población reclusa, no se le puede aplicar a toda ella según la mayoría de los estudios al
respecto, sobre todo teniendo en cuenta que la prevalencia del TAP en este tipo de
población varía sustancialmente (Juan-Espinosa, 2013): el DSM-IV afirma que el 75% de
la población penitenciaria podría diagnosticarse con TAP, pero por ejemplo Schönfeld y
cols. (2006) encontraron que la prevalencia aproximada de TAP en los reclusos alemanes
era de un tercio (tanto hombres como mujeres) Así, por ejemplo, el DSM-IV hace alusión
a que cerca del 75% de la población reclusa puede ser diagnosticada de TAP, mientras
que Schönfeld y cols. (2006) informan de una prevalencia aproximada de un tercio de los
reclusos alemanes (tanto hombres como mujeres), y Fazel y Danesh (2002) estiman esta
prevalencia en un 47% de la población reclusa masculina y un 21% de la femenina (Juan-
Espinosa, 2013). El subgrupo de psicópatas antisociales tienen una elevada probabilidad
de cometer delitos y, de ese modo, de acabar dentro del sistema penitenciario. Se podría
estimar que entre el 15 y el 30% de la población penitenciaria son psicópatas (Juan
Espinosa, 2013). El estudio de Fazel y Danesh (2002, citado en Juan Espinosa, 2013),
que revisa 64 investigaciones que englobaban una cifra de presidiarios que ascendía a
22.700 y 12 países distintos, expone que el 24,7% de los reclusos cumplían con los
criterios de psicopatía, aproximadamente un cuarto de la población reclusa.

TRASTORNO DISOCIAL

El trastorno disocial está catalogado en el DSM-IV-TR (APA, 2002) como un trastorno de


inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia y se caracteriza por un patrón repetitivo y
consistente del comportamiento en el cual se violan los derechos de los demás o las
normas sociales propias de la edad. La presencia del trastorno disocial puede calificarse
como leve, moderado o grave. El curso del trastorno disocial varía según el momento de
su aparición. Así, existen dos tipos de inicio. El tipo de inicio infantil supone que alguno
de los comportamientos disociales aparezca antes de los 10 años de edad, entre los 5 o
6 años generalmente. El tipo de inicio adolescente se da cuando no se han presentado
características de comportamiento disocial antes de los 10 años. El inicio precoz del
trastorno disocial ofrece un peor pronóstico del desarrollo de este trastorno y un mayor
riesgo de derivar en un trastorno antisocial de la personalidad en edad adulta, así como

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otros trastornos del estado de ánimo, somatomorfos, de ansiedad y por consumo de
sustancias. El inicio adolescente supone un mejor pronóstico y aquellos que lo sufren
desde este periodo vital, así como los individuos que han presentado sintomatología leve,
tienen una mayor probabilidad de adaptarse social y laboralmente en la vida adulta.

Como se ha podido apreciar, el trastorno disocial está íntimamente relacionado con el


trastorno antisocial de la personalidad. Es muy relevante tener eso en cuenta, sobre todo
cuando a la hora de abordar el tratamiento del trastorno antisocial de la personalidad.

CARACTERÍSTICAS DE UN SOCIÓPATA

Se estima que este trastorno es causado por una variedad de factores. Muchos son de
índole genética, pero también tiene mucha importancia el entorno de la persona,
especialmente el de los familiares directos, en su posterior desarrollo. Los investigadores
también consideran que existen factores biológicos que pueden contribuir en su progreso.
La manifestación de procesos químicos anormales en el sistema nervioso y posibles daños
en las partes del cerebro que atañen a la toma de decisiones pueden llegar a despertar un
comportamiento impulsivo y agresivo. Otra de las causas de TPA puede ser el abuso
de estupefacientes.

El retrato de un Sociópata guarda muchas semejanzas con las de un psicópata. En los


medios de comunicación suele parecerse más una caricatura de un delincuente que a una
persona real. Todos parecen disfrutar de violar la ley e ir matando gente por puro placer.

Hay una diferencia básica entre un sociópata y alguien que no lo es. Esa diferencia es la
conciencia. El sociópata no tiene conciencia, no siente remordimiento ni culpa.

En el año 2005, la psicóloga Martha Stout escribió un libro innovador, “El sociópata de la
puerta de al lado”, en el que se afirma que 1 de cada 25 estadounidenses comunes, en
secreto, no tiene conciencia.

Sí, es un pensamiento aterrador, sobre todo porque la conciencia no es visible y puede ser
falsificada. Para hacerlo aún más difícil, los sociópatas son excelentes actores. La
investigación sugiere que los sociópatas no poseen las emociones básicas tales como el
amor, la calidez, cercanía genuina o la responsabilidad.

Pero sí saben exactamente cómo interpretar la culpabilidad, el cuidado o el amor. Lo cierto


es que incluso a los profesionales de la salud mental les puede resultar muy difícil
identificar a un sociópata. A menudo se confunden con el Trastorno Narcisista, el Trastorno
Límite de la Personalidad (TLP) o el Trastorno de la Personalidad Antisocial (TPA).

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En general, existe un cierto solapamiento entre estos tres tipos de personalidad. Aunque en
realidad todos ellos son bastante diferentes uno de otro. Sobre todo porque las personas
con personalidades Narcisistas y TLP sí son capaces de sentirse culpables.

Entonces, ¿cómo se puede saber si estamos tratando con un sociópata? Afortunadamente,


hay algunos marcadores importantes que podemos tener en cuenta:

 Se comporta de formas dura y / o cruel…

Y luego no muestra ninguna reacción, actúa como si nunca hubiera pasado. Un


sociópata está dispuesto a herir a quien sea y en cualquier momento si con eso
logran sus objetivos. Desgraciadamente, es por eso que muchos de ellos son
personas con gran éxito, pues no sienten remordimientos tras “pisotear” los
derechos de los demás.

 Manipula a los demás…

Ya sea directamente o indirectamente. Los sociópatas tienen una gran comprensión


de la debilidad humana y disfrutan explotándola. Son capaces de manipular a otros
para que hagan casi cualquier cosa. Se aprovechan de la gente débil y a menudo se
alejan de las que son igual de fuertes que ellos. Van tras las personas inseguras o
que buscan un sentido a sus vidas, porque saben que son blancos fáciles. Pueden
llegar a dominar y controlar a una persona sin que ésta ni siquiera lo note. Les gusta
tener el control de la situación y se incomodan cuando están cerca de gente con
personalidad fuerte.

 Miente constantemente…

Ya sea sobre su pasado, lo que hace o deja de hacer, etc. se siente a gusto
haciendo de su vida una mentira. De hecho, los verdaderos sociópatas se sienten
incómodos cuando dicen la verdad.

 Carece de remordimientos

Como ya hemos dicho, el sociópata nunca acepta la culpa de sus actos, errores o
faltas. Su respuesta habitual es culpar a otro y ponerse en el papel de víctima. Si
casualmente acepta la responsabilidad, lo hará por interés propio, de cara a la
galería, pero no lo siente en realidad. Es tan manipulador que incluso su
comportamiento puede indicar que realmente se siente culpable, y de esa manera
engañar lo suficientemente bien a las otras persona como para restablecer la
confianza perdida. Pero si prestamos la suficiente atención veremos que en

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realidad este comportamiento no es honesto y que además la idea de tomar las
responsabilidades es algo inconcebible para él.

 Muestra un encanto superficial

Los sociópatas son individuos que se muestran realmente encantadores, y es que


saben cómo hacer que los demás se sientan especiales, cómo parecer divertidos,
confiables e interesantes, para así lograr lo que desean. Poseen la capacidad de
cautivar a casi todo el mundo, desde los más pequeños hasta los más mayores.
Pero en secreto albergan fuertes inclinaciones antisociales, incluso pueden vivir
aislados (sin sentirse deprimidos) durante días o semanas. Muchos de ellos son tan
cautivadores que poseen un brillo personal e incluso con frecuencia irradian
sexualidad. Así que si ves a una persona que es increíblemente encantadora a
primera vista, pero su comportamiento en ocasiones te confunda o incluso
atemorice, entonces es posible que estés frente a un sociópata.

 Carece de emocionalidad

Un sociópata puede estar frente a un acontecimiento altamente doloroso y no


mostrar la más mínima emoción (desprecio silencioso). Parecen inmunes a la
ansiedad y a las preocupaciones. A menudo reaccionan con miradas frías y vacías.
Incluso en situaciones de peligro o miedo muestran un aplomo y confianza fuera de
lo común. Los estudios indican que los sociópatas no demuestran ansiedad frente a
imágenes perturbadoras o cuando se les da pequeñas descargas eléctricas,
mientras que las personas normales registran ansiedad y miedo ante estas
situaciones.

 Es muy inteligente

La mayoría de sociópatas poseen una gran agilidad mental y pueden tener facilidad
en el estudio casi sin abrir un libro. Si se empeñan lo suficiente, pueden obtener
calificaciones muy altas. Sin embargo, esta gente utiliza su inteligencia para
manipular y herir a las personas en lugar de ayudarlas. Su inteligencia extrema es,
en parte, lo que los hace tan peligrosos, ya que a menudo van varios pasos por
delante de los que tratan de descubrirlos y de este modo son capaces de cubrir sus
huellas. Por desgracia, muchos de los más horribles asesinos en serie tenían
cocientes intelectuales muy altos; motivo por el cual pudieron evadir a la policía
durante tanto tiempo.

 Posee un gran Ego

Por lo general los sociópatas son tremendamente narcisistas y creen que son las
personas más extraordinarias del mundo. No les afectan las críticas y presentan

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delirios de grandeza. Están convencidos de que merecen que les sucedan cosas
extraordinarias, además sin tener que esforzarse por ello. Podrían tener un punto de
vista sobreinflado de sus propias capacidades, por ejemplo, pueden pensar que son
cantantes de gran talento, cuando en realidad carecen de habilidades reales. En
resumen, están seguros que son mejores que los demás.

 Mira fijamente a los ojos

Los sociópatas suelen mantener durante mucho rato el contacto visual con su
interlocutor, pues se sienten a gusto mirando fijamente a las personas para hacerlas
sentir incómodas y lograr manipularlos. En sus memorias, “Confessions of a
Sociopath” (Confesiones de una sociópata), M. E. Thomas habla de su táctica
habitual de mirar durante mucho tiempo y de forma ininterrumpida a la gente para
conseguir lo que quiere.

 Tiene pocos amigos de verdad

Los sociópatas prácticamente no tienen amigos verdaderos. Pueden tener lacayos o


personas que se encuentran a su alrededor para tratar de vivir a su costa, no posee
conexiones significativas con las personas. Esto también ocurre con sus familiares.
Suelen negar el contacto con los miembros de su familia. Esto puede ser debido a
diversas causas, muchos han tenido una infancia difícil. En general hay una falta de
conexión con el pasado.

 No aprende de las experiencias

A pesar de lo inteligentes que son, es habitual que un sociópata no sepa encauzar


su vida debidamente. A pesar de los castigos por sus malas acciones, el
sociópata con frecuencia seguirá con el mismo comportamiento, sabiendo que si
son cogidos se les castigará de nuevo. El ejemplo clásico es el violador que sale de
la cárcel y viola de nuevo. Probablemente ningún castigo logre cambiar las
costumbres de un sociópata.

 Le gusta controlar

Los sociópatas cuando conocen a alguien suelen actuar con rapidez para estrechar
lazos. Esto lo hacen para no dar la oportunidad a la otra persona de dar marcha
atrás o de cambiar de opinión. Cuando tienen una relación romántica, el sociópata
actúa con mucha intensidad, haciendo sentir al otro que verdaderamente es su alma
gemela. Esto lo logra gracias a sus grandes dotes para “leer “a las personas y
manipularlas, pudiendo decir exactamente lo que quieren oír. Querrá tener al otro
para él solo/a en lugar de “compartirlo” con el mundo. Es una persona que tratará
rápidamente de impedir que su pareja vea a sus amigos, ya que se sentirá

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amenazado por ellos. Inventará excusas y puede decir cosas como: “En realidad
ellos no te comprenden como yo” o “No me dieron una oportunidad”, tratando de
hacer pensar a la pareja que los demás no la aprecian lo suficiente y que por eso
debería pasar más tiempo con él o ella.

SÍNTOMAS
Si bien la sociopatía es más común entre los hombres que en las mujeres, no existen
barreras de ninguna clase para padecerlo. Pero para ser diagnosticado, la persona debe
tener al menos 18 años de edad, aunque por lo menos desde los 15 años ya puede
presentar algunos síntomas para que el trastorno sea dictaminado con precisión.
Entre las características más comunes del TPA se encuentran la ausencia de empatía y
remordimiento, también una visión de la autoestima distorsionada, una constante búsqueda
de nuevas sensaciones (que pueden llegar a extremos insólitos), la deshumanización de la
víctima o la falta de preocupación a las consecuencias. El egocentrismo, la megalomanía,
la falta de responsabilidad, la extroversión, el exceso de hedonismo, altos niveles de
impulsividad, o la motivación por experimentar sensaciones de control y poder también son
muy comunes. Este tipo de trastorno puede ir acompañado con ataques de pánico o
con esquizofrenia.
Dentro de los síntomas comunes que pueden prevalecer en la conducta antisocial, se
encuentra el síndrome de aislamiento. Este síndrome es también nombrado como huida o
evitación, este síndrome es caracterizado por su peculiaridad de aislamiento, pero se
manifiesta como una tendencia a evadir o evitar relaciones y/o contacto con las exigencias
sociales; esta conducta consta de lo reservado y lo introvertido que puede ser un individuo
dentro de la misma sociedad y quienes les rodean.
Según los estudios realizados, estos individuos sufren la crítica, el rechazo, o desprecio de
la sociedad, por tanto por medio de esa incomodidad utilizan un método de defensa para
evitar esas dificultades, precisamente enfrentan problemas para las relaciones
interpersonales. Como es descrito en estos estudios de la conducta, estos individuos
enfrentan una lucha constante para salir de sí mismos y expandirse a las relaciones
sociales. Esta conducta no solamente se caracteriza de una negación total a las relaciones
interpersonales de los individuos, sino que por su constante lucha de salir de sí mismos,
ellos realmente tienen un deseo de poder lograr dichas relaciones, estas relaciones solo se
dan con personas con las que ellos sientan empatía. Esta lucha entre el deseo y el temor
ocasionan en estos individuos una frustración hasta sentirse fracasados. Por tanto, esta
frustración puede traer consigo el refugio en la fantasía como la introversión.
Según Quintana, Guillermo (1996) utiliza a Millon como recurso a la identificación de los
diferentes tipos de evitación en la conducta. Asimismo, Quintana (1996) parte con la
premisa que de acuerdo a Millon hay dos clases principales de evitación, ellas son: la
evitación social activa y la evitación social pasiva. La activa se define por el temor de ser
rechazado y será alto el índice de evitación, esto es por la desconfianza en sí mismo, o sea
un aislamiento forzado por inseguridad; la pasiva es descrita por incapacidades

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emocionales; por tanto, el mecanismo de defensa de estos individuos es aferrarse a un
mundo de fantasías y a su propia fantasía interpersonal.
Los signos y síntomas del trastorno antisocial de la personalidad pueden incluir lo siguiente:

 Indiferencia en cuanto a lo que está bien y lo que está mal


 Mentiras y engaños constantes para manipular a los otros
 Ser cruel, cínico e irrespetuoso con los demás
 Usar la simpatía o el ingenio a fin de manipular a los otros para beneficio propio o
placer personal
 Arrogancia y aires de superioridad, además de ser extremadamente obstinado
 Problemas continuos con la ley, lo que incluye conductas delictivas
 Violación constante de los derechos de los demás mediante intimidación y falta de
honestidad
 Impulsividad o falta de planificación
 Hostilidad, alto grado de irritabilidad, agitación, agresión o violencia
 Falta de empatía por los otros y de remordimiento al dañar a los demás
 Correr riesgos innecesarios o tener un comportamiento peligroso sin ningún tipo de
preocupación por la seguridad personal o de los demás
 Relaciones deficientes o abusivas
 Falta de consideración o aprendizaje de las consecuencias negativas del
comportamiento
 Ser sistemáticamente irresponsable y fallar de manera constante en el cumplimiento
del trabajo o de las obligaciones financieras

Los adultos con trastorno antisocial de la personalidad suelen manifestar síntomas de


trastorno de la conducta antes de los 15 años. Los signos y síntomas de los trastornos de la
conducta incluyen problemas comportamiento grave y persistente, tales como los
siguientes:

 Agresión hacia las personas y los animales


 Destrucción de la propiedad
 Engaño
 Robo
 Violaciones graves de las normas

Si bien el trastorno antisocial de la personalidad se considera una afección que dura de por
vida, en algunas personas hay ciertos síntomas, particularmente las conductas delictivas y
destructivas, que pueden disminuir con el transcurso del tiempo. Pero no está claro si esta
disminución es producto de la edad o de una concientización mayor sobre las
consecuencias de la conducta antisocial.

 CUÁNDO CONSULTAR AL MÉDICO

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Es más probable que las personas con trastorno antisocial de la personalidad
busquen ayuda solo si se lo piden sus seres queridos. Si sospechas que un amigo o
un familiar podrían tener este trastorno, puedes sugerir amablemente a la persona
que busque atención médica, comenzando por un médico de atención primaria o un
profesional de salud mental.

CAUSAS

La personalidad es la combinación de los pensamientos, las emociones y las conductas


que hacen a cada persona única. Es el modo en el que las personas ven el mundo exterior,
lo entienden y se relacionan con él, así como la manera en que se ven a ellos mismos. La
personalidad se forma durante la infancia y se ve moldeada por una interacción de
tendencias heredadas con factores del entorno.

Se desconoce la causa exacta del trastorno de personalidad antisocial; sin embargo, lo que
se detalla a continuación podría estar involucrado:

 Los genes puede hacerte vulnerable a presentar el trastorno de personalidad


antisocial, y las situaciones de vida pueden desencadenar su desarrollo.

 Durante el desarrollo del cerebro, se pueden haber presentado cambios en el modo


en el que el cerebro funciona

1. FACTORES GENÉTICOS Y AMBIENTALES


Los diversos estudios de familias, de gemelos y de adopción parecen indicar que
hay influencia genética en la criminalidad y en el trastorno antisocial de la
personalidad (Bock y Goode, 1996; DiLalla y Gottesman, 1991; citado en Barlow y
Durand, 2008). Pero también se ha encontrado una influencia ambiental importante
en cuanto a la genética. Crowe (1974, citado en Barlow y Durand, 2008) encontró
que los hijos de madres que habían cometido delitos graves separados al nacer del
seno materno después tenían, comparados con hijos de madres “normales” que
también habían sido separados de las mismas al nacer, tasas significativamente
más elevadas de arresto, encarcelamiento y personalidad antisocial; esto sugiere
que hay una influencia genética en la criminalidad y en la conducta antisocial. Pero
Crowe también encontró en su estudio que hay una relación genética-ambiente,
pues dentro de los hijos de criminales separados al nacer, aquellos que más tarde
serían delincuentes estuvieron más tiempo en el orfanato que aquellos que no se
volvieron delincuentes. Los estudios de adopción también encaminan la interacción
genético-ambiental. El de Cadoret, Yates, Troughton, Woodworth y Stewart (1995,
citado en Barlow y Durand, 2008), muestra que los hijos adoptivos con padres
biológicos que tenían un historial de personalidad antisocial eran más propensos a
tener problemas de comportamiento cuando sus padres adoptivos los sometían a
estrés crónico por problemas maritales, legales o psiquiátricos. Los estudios de
gemelos han ido más por la vía de la criminalidad y no del TAP (Eysenck y Eysenck,

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1978; Rutter, 1997; citado en Barlow y Durand, 2008), pero muestran que hay una
concordancia media en gemelos homocigóticos y baja en gemelos heterocigóticos
(Eysenck y Eysenck, 1978, citado en Barlow y Durand, 2008), lo cual sugiere de
nuevo la importancia del ambiente. Investigaciones como la de Slutske et al. (1997,
Citado en Barlow y Durand, 2008) sobre gemelos con trastorno disocial sostienen la
función de la genética y las influencias ambientales en dicho trastorno. Todos estos
hallazgos podrían indicar que existe una vulnerabilidad genética que necesita de
factores ambientales para desarrollarse y dar lugar al trastorno antisocial de la
personalidad o a la criminalidad (Barlow y Durand, 2008).

2. FACTORES NEUROLÓGICOS
Se han encontrado diversos correlatos neurológicos para el trastorno antisocial de la
personalidad, pero la literatura científica, como ya se ha visto en otros aspectos,
suele mezclarlo con criminalidad y con psicopatía. Igualmente no son datos
desdeñables, vista la relación del TAP con la psicopatía y con la criminalidad.

La hipótesis de la subexcitación (Quay, 1965, citado en Barlow y Durand, 2008)


sostiene que los psicópatas tienen niveles anormalmente bajos de excitación
cortical. Relacionando esto con la delincuencia, que a su vez está relacionada con el
TAP, el estudio de Raine, Venables y Williams (1990, citado en Barlow y Durand,
2008) evaluaba a chicos de quince años: se encontró que los futuros delincuentes
mostraban una conductancia cutánea más baja, una frecuencia cardíaca menor
durante periodos de descanso y una actividad de ondas cerebrales de frecuencia
mucho más lenta: todo esto significa baja excitación. La hipótesis de la osadía
(Lykken, 1957, 1982, citado en Barlow y Durand, 2008) sostiene que los psicópatas
presentan un umbral más alto para experimentar miedo que el resto de personas.
Esto se basaría en el sistema de ataque-huida (FFS) es un sistema de acción muy
rápida muy relacionado con el instinto de defensa: se activa cuando se produce una
situación de emergencia (cuando somos atacados o sentimos dolor) y genera
comportamientos de escape rápido, paralización por el miedo o de defensa,
incluyendo el ataque. Las principales estructuras implicadas son el tálamo,
hipotálamo, hipocampo y, sobre todo, la amígdala (Juan-Espinosa, 2013). Se podría
pensar que los individuos que padecen TAP están más envueltos en actividades
criminales por caracterizarse por un bajo miedo. Igualmente, no existe mucho
acuerdo científico. Se han encontrado también relaciones con lesiones en los
lóbulos prefrontal y ventromedial, con porcentajes menores que en la población
normal de materia gris y porcentajes menores de secreción de serotonina
(responsable de la inhibición) (Gatze y Raine, 2000). Sin embargo, nada de esto se
relaciona directamente con el trastorno antisocial de la personalidad. Podría
concluirse, por tanto, que no hay unos correlatos biológicos específicos para este
trastorno y que lo más remarcable del mismo está a nivel conductual.

3. FACTORES AMBIENTALES Y SOCIOECONÓMICOS

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El trastorno antisocial de la personalidad se presenta asociado a un bajo status
socioeconómico y al medio urbano (APA, 2002). El riesgo biológico sólo representa
un aumento de la probabilidad de desarrollar el trastorno, es decir, no es un criterio
suficiente (Gatze y Raine, 2000). Esta influencia socioeconómica y ambiental daría
una explicación a la formación de la conducta antisocial del individuo. En su
infancia, estos individuos podrían haber aprendido que el mundo los trataría
injustamente o sería siempre hostil hacia ellos. Las injusticias pasadas y presentes,
las privaciones sufridas, dirigirían su comportamiento en busca de una
compensación por todo ello, una gratificación que, unido al hecho de su falta de
consideración por los demás, obtendrían a costa de aprovecharse de los otros
(Millon y Davis, 1998). Así, se cree que los factores sociales desempeñan un papel
importante en el desarrollo del trastorno de personalidad antisocial. Estos factores
incluirían, aparte de los ya citados, el estilo de crianza, la participación del padre,
estado civil, embarazo no deseado, las madres de edad avanzada , interacciones
con los pares, prácticas disciplinarias severas de las madres, entre otros (Gatze y
Raine, 2000).

FACTORES DE RIESGO
Durante la etapa de desarrollo las tendencias que pueden reflejarse tienden ser de
evitación o aislamiento, y no extensas. Cuando estas etapas de conductas dejan de ser
parte del desarrollo, la situación se agrava cuando estas conductas afectan al manejo y
funcionamiento del niño, como resultados se muestran en otros (padres, maestros, etc.) en
esta situación amerita la participación de evaluaciones clínicas. Por consiguiente, se
encuentran ciertas y primarios factores de los trastornos de conducta que redundarán como
influyentes a la conducta social en niños y adolescentes.
Tales factores principales son: el contexto familiar, las condiciones ambientales y medios
tecnológicos como factores que pueden ser de influencia a un alto índice en la conducta
antisocial. Comenzando con el contexto familiar en los niños, según los estudios, la
conducta antisocial está relacionada con el comportamiento de los padres de este niño o
joven. Este comportamiento puede estar sujeto a alguna conducta delictiva y alcoholismo
del padre o la madre como también la infidelidad y/o conflictos personales entre la relación.
Como segundo argumento las condiciones ambientales o contexto en el hogar de ese niño
son papel de riesgo para una conducta antisocial mayor en el trastorno, esto se le incluirá
las relaciones que tienen ellos con sus padres. Como último factor se tiene a los medios
tecnológicos como factores de riesgos en el niño.
Ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desarrollar trastorno de personalidad
antisocial, entre ellos:

 Diagnóstico de trastorno de la conducta del niño

 Antecedentes familiares de trastorno de personalidad antisocial u otros trastornos de


la personalidad, o enfermedad mental

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 Haber sufrido maltratos o descuidos durante la infancia

 Vida familiar inestable, violenta o caótica durante la infancia

Los hombres son más propensos a padecer trastorno de personalidad antisocial que las
mujeres.

COMPLICACIONES

Las complicaciones, las consecuencias y los problemas del trastorno de personalidad


antisocial pueden ser, entre otros, los siguientes:

 Maltrato hacia la pareja o maltrato o descuido hacia los hijos

 Abuso de alcohol o sustancias

 Estar en cárcel o prisión

 Conductas homicidas o suicidas

 Padecer otros trastornos de salud mental, como depresión o ansiedad

 Nivel económico y social bajo o no tener hogar

 Participación en pandillas

 Muerte prematura, generalmente, como consecuencia de la violencia

PREVENCIÓN

No existe una manera segura de evitar que se manifieste el trastorno antisocial de la


personalidad en las personas con riesgo de padecerlo. Debido a que la conducta antisocial
se cree que tiene sus raíces en la niñez, los padres, maestros y pediatras pueden ser
capaces de detectar señales de advertencia temprana. Puede ser de ayuda tratar de
identificar las personas que más riesgos corren, como los niños que manifiestan señales de
trastorno de la conducta, y luego ofrecer intervención temprana.

La disciplina temprana, eficaz y adecuada, las clases de modificación de conducta, las


habilidades sociales y de resolución de problemas, la enseñanza de los padres, la terapia
familiar y la psicoterapia pueden ayudar a reducir la posibilidad de que los niños que corren
riesgos se conviertan en adultos con trastorno antisocial de la personalidad.

DIAGNÓSTICO

Es poco probable que las personas con trastorno de personalidad antisocial crean que
necesitan ayuda. Sin embargo, pueden procurar ayuda de parte del profesional de salud

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debido a otros síntomas, como depresión, ansiedad o estallidos de ira, o a fin de recibir
tratamiento para el abuso de sustancias.

Las personas que presentan trastorno de personalidad antisocial probablemente no


expongan con precisión sus signos y síntomas. Un factor clave en el diagnóstico es el
modo en el que la persona afectada se relaciona con los demás. Con la autorización
adecuada, los familiares y los amigos pueden ser capaces de proporcionar información útil.

Después de la realización de una evaluación médica para descartar otras afecciones


médicas, el profesional de salud puede hacer una derivación a un profesional de salud
mental para que se realice una evaluación más exhaustiva.

El diagnóstico del trastorno de personalidad antisocial normalmente se basa en lo siguiente:

 Una evaluación psicológica que explora los pensamientos, los sentimientos, las
relaciones, los patrones de comportamiento y los antecedentes familiares

 Historia clínica y antecedentes personales

 Los síntomas enumerados en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos


Mentales (DMS-5), publicado por la American Psychiatric Association (Asociación
Estadounidense de Psiquiatría)

A pesar de que el trastorno de personalidad antisocial generalmente no se diagnostica


antes de los 18 años, algunos signos y síntomas pueden presentarse durante la infancia o
los primeros años de la adolescencia. Con frecuencia, hay evidencia de síntomas del
trastorno de la conducta antes de los 15 años.

La identificación del trastorno de personalidad antisocial de manera temprana puede ayudar


a mejorar los resultados a largo plazo.

TRATAMIENTO
Al tratarse de un trastorno de personalidad, es decir, que afecta en cómo pensamos,
sentimos y actuamos, debemos de tener claro que el tratamiento de la psicopatía va a ser
complejo, ya que se ha de intervenir en todos los ámbitos de la persona para conseguir
corregir dicho comportamiento, aunque la mayor dificultad es que el psicópata quiera
cambiar, sobre todo cuando sus actos le reportan una satisfacción personal inmediata, y
carece de suficiente empatía para sentir culpabilidad por su comportamiento.

Uno de sus rasgos característicos es que suele conocer bien cómo manipular a los demás,
y conseguir de estos lo que quiera, por ello el psicópata requiere de entrenamiento en el
ámbito afectivo, en donde aprenda a ponerse en la situación del otro, para que entienda lo
que siente, desarrollando así habilidades emocionales y de empatía; igualmente se les
entrena para establecer y mantener relaciones sociales sanas y duraderas.

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Las personas con trastorno de personalidad antisocial no logran admitir que están frente a
un problema que debe ser tratado (egosintonía). Es por ello que es fundamental que exista
un estímulo externo que les permita aceptar dicha condición. Puede venir desde la propia
familia como también desde la justicia, que le ordene un tratamiento en vistas de los
problemas que le puede acarrear.
Este trastorno puede agravarse, en algunos casos, especialmente cuando la persona a
tratar tiene como hábito el consumo de drogas. Muchos tipos de terapia pueden colaborar a
sobrellevar de mejor modo la enfermedad. La terapia grupal puede ser clave para hacer
entender a la persona que puede interactuar con los demás sin necesidad de violencia o
desprecio. La terapia de comportamiento cognitivo y la terapia de modificación pueden
contribuir a alterar los patrones problemáticos de pensamiento que el tratado posee y a
estimular los comportamientos positivos en sociedad.
Dentro de la órbita psiquiátrica, los medicamentos se usan para combatir síntomas
específicos, como la agresividad y la irritabilidad. Los fármacos conocidos como
“antipsicóticos” han demostrado tener éxito en el tratamiento del trastorno. Si bien se
presupone que el TPA es una enfermedad crónica, algunos síntomas -especialmente el
comportamiento criminal- pueden ir disminuyendo con lentitud con el paso del tiempo y un
tratamiento adecuado.
Sucede que debido al solapamiento que se produce en la literatura científica entre
psicopatía y trastorno antisocial de la personalidad, el tratamiento de un individuo con TAP
no resulta muy específico de sus características particulares ni se encuentra apenas
bibliografía sobre los resultados que las diversas terapias tienen sobre el TAP. Si se tiene
en cuenta lo referente al tratamiento en psicópatas, se ha encontrado que no es muy
efectivo e incluso contraproducente (Juan Espinosa, 2013). Cabe esperar que a un
individuo con TAP sea difícil tratarle. La mayoría de los clínicos son pesimistas en cuanto al
éxito de un tratamiento dirigido a un individuo con este trastorno (Barlow y Durand, 2008).
También se encuentra el problema de que, según Juan-Espinosa (2013), el diagnóstico del
TAP es poco preciso y se concentra casi exclusivamente en indicadores de conducta, útiles
para el sistema judicial estadounidense aunque no tanto para la psicopatología. Esto
posiblemente afecte a la hora de abordar la aplicación de una la intervención. Otra cuestión
a tener en cuenta para aplicar la intervención más adecuada es la comorbilidad con otros
trastornos que un individuo concreto pueda tener dentro de la premisa de que hay que
ofrecer el tratamiento más personalizado posible para un mayor éxito en la intervención.
Según el National Collaborating Centre for Mental Health de Reino Unido (2009), en efecto
la base empírica para el tratamiento del TAP es limitada. Ofrecen cuatro puntos sobre los
que hay que estar pendiente: intervenciones dirigidas específicamente al TAP; el
tratamiento y manejo de los síntomas y comportamientos asociados con el trastorno
antisocial de la personalidad, como la impulsividad y la agresión; el tratamiento de
trastornos comórbidos (y en caso de que esto se dé, sugieren que se alargue la duración o
que se aumente la intensidad del mismo), y la gestión de la conducta delictiva. Estas
diversas intervenciones tendrían el potencial de ayudar a las personas con TAP a dirigirse a
una gama más amplia de conductas antisociales con los consiguientes beneficios para sí
mismos y los demás. Según Millon y Davis (1998), el tratamiento dado a un individuo

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antisocial suele ser forzado, ya sea debido a un ultimátum (perder el empleo, requisito para
obtener la libertad condicional) o por exigencias de la prisión en la que se encuentre, si se
da el caso. El individuo antisocial probablemente no crea que su comportamiento sea
problemático para ellos, en lo cual también jugaría su falta de remordimiento ante las
consecuencias nocivas de sus actos para los demás. El objetivo de la terapia que señalan
estos autores es la reorientación del individuo hacia los otros en vez de sí mismo, dirigido a
lograr una mayor sensibilidad por los sentimientos y las necesidades de los demás; pero de
forma más realista, el objetivo sería convencer al individuo con TAP de que el cambio es la
mejor opción que pueden hacer para conseguir beneficios inmediatos es decir,
convencerles de que su conducta sólo les va a acarrear problemas. El National
Collaborating Centre for Mental Health de Reino Unido (2009) sugiere ofrecer
intervenciones cognitivas grupales e intervenciones conductuales, con el fin de hacer frente
a problemas como la impulsividad, dificultades interpersonales y el comportamiento
antisocial. Para aquellos individuos con TAP con antecedentes de conducta delictiva y que
se encuentren en atención institucional y comunitaria, se sugiere ofrecer intervenciones
cognitivas grupales e intervenciones conductuales (por ejemplo, programas como “el
razonamiento y la rehabilitación”) centradas en la reducción de la delincuencia y otros
comportamientos antisociales. Desde el punto de vista de los factores de riesgo, el
tratamiento del trastorno antisocial de la personalidad debería ser prevenido a edades
tempranas, ya que, como se ha observado, todo el desarrollo de la conducta antisocial
comienza antes de los 15 años y es debida en buena parte a las experiencias del individuo
durante su infancia. Se podría decir que pertenecer a un estatus socioeconómico bajo es
un factor de riesgo estático para aquellos individuos que ya padecen del trastorno disocial o
del TAP, pero es un punto a tener en cuenta para ejercer sobre la población una prevención
primaria (global, para la sociedad) y una prevención secundaria (para las poblaciones de
riesgo). Lo mismo se podría dar en cuanto a otros factores de riesgo que se dan en el seno
de la familia, anteriormente mencionados. El tratamiento para jóvenes que padecen
trastorno disocial también serviría como prevención para no padecer más adelante un
trastorno antisocial de personalidad.

A este respecto se encuentra mayor acuerdo científico. Los clínicos incitan a que se
identifique a los niños con riesgo elevado de modo que puedan ser tratados antes de
alcanzar la edad adulta (Patterson, 1982, citado en Barlow y Durand, 2008). El National
Collaborating Centre for Mental Health de Reino Unido (2009) afirma que la evidencia del
trabajo con niños y jóvenes que están en riesgo y sus familias señala el valor potencial de
las medidas preventivas, incluso sugiriendo que se encuentre a los padres vulnerables
antes que a sus propios hijos. Varios trabajos versan sobre programas que trabajan
directamente en el entrenamiento de los padres, ya sea cuando ya existen dificultades
(Patterson, 1986; Sanders, 1992; citado en Barlow y Durand, 2008) que cuando se trata de
evitar que aparezcan las mismas (Zigler, Taussig y Black, 1992, citado en Barlow y Durand,
2008). Así, como bien señalan Barlow y Durand (2008), puede que la prevención sea el
mejor método para atajar este problema de raíz.

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A pesar de que el trastorno de personalidad antisocial es difícil de tratar, en el caso de
algunas personas, el tratamiento y el seguimiento minucioso a lo largo del tiempo pueden
ser beneficiosos. Busca médicos y profesionales de salud mental que cuenten con
experiencia en el tratamiento del trastorno de personalidad antisocial.

El tratamiento depende de la situación particular de cada persona, su deseo de participar


en el tratamiento y la gravedad de los síntomas.

 PSICOTERAPIA

La psicoterapia, también llamada terapia conversacional, a veces se utiliza para


tratar el trastorno antisocial de la personalidad. La terapia puede incluir, por ejemplo,
manejo de la ira y la violencia, tratamiento por abuso de sustancias y tratamiento
para otras afecciones de salud mental.

Sin embargo, la psicoterapia no siempre es eficaz, sobre todo si los síntomas son
intensos y la persona no puede reconocer que contribuye a problemas graves.

 MEDICAMENTOS

No existen medicamentos específicamente aprobados por la Administración de


Alimentos y Medicamentos para tratar el trastorno antisocial de la personalidad. Los
médicos pueden recetar medicamentos para afecciones que, a veces, se asocian
con el trastorno antisocial de la personalidad, como la ansiedad o la depresión, o
para síntomas de agresión. Por lo general, los medicamentos se recetan con mucho
cuidado, ya que algunos pueden utilizarse incorrectamente.

 ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO Y APOYO

Habilidades para los familiares; las personas que presentan trastorno de


personalidad antisocial suelen actuar impulsivamente y hacer sentir a los demás
miserables, sin sentir remordimiento. Si tienes un ser querido con trastorno de
personalidad antisocial, es fundamental que también obtengas ayuda para ti.

Un profesional de salud mental puede enseñarte habilidades para que aprendas a


poner límites y te protejas de la agresión, la violencia y el enojo comunes al
trastorno de personalidad antisocial. Además, pueden recomendarte estrategias
para afrontar la situación.

Busca un profesional de salud mental que cuente con capacitación y experiencia en


el tratamiento del trastorno de personalidad antisocial. Pídele al equipo de
tratamiento de tu ser querido una derivación. También es posible que puedan

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recomendarte grupos de apoyo para familiares y amigos afectados por el trastorno
de personalidad antisocial.

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CONCLUSIONES

El comportamiento humano es todavía un misterio, pero sabemos que existen trastornos


que transforman a las personas en verdaderos monstruos. Uno de ellos es
la sociopatía. Los sociópatas, son aquellas personas que no muestran empatía por otros ni
remordimientos por sus acciones. Catalogada como un trastorno de la personalidad, hoy se
llama Desorden de la personalidad antisocial. Los sociópatas saben muy bien obtener lo
qué quieren, mintiendo y manipulando. Además, suelen tener comportamientos riesgosos,
ser irresponsables e impulsivos. Un sociópata, puede perfectamente transformarse en un
criminal, pero sabrá bien cubrir sus acciones.

Un sociópata es una persona que padece sociopatía, una patología de tipo psicológico que
provoca un comportamiento caracterizado por la impulsividad, la hostilidad y el desarrollo
de conductas antisociales. La sociopatía es catalogada como un trastorno de la
personalidad, hoy en día conocido como desorden de la personalidad antisocial y puede
detectarse y diagnosticarse a partir de los 18 años de edad, aunque sus primeros síntomas
van desarrollándose desde la adolescencia. Los hombres son más propensos a padecer
sociopatía que las mujeres.
Como tal, es una enfermedad crónica, de modo que carece de cura. No obstante, la
psicoterapia y los medicamentos pueden ayudar a controlarla.

El sociópata es una persona con enfermedad mental grave. La sociopatía es un trastorno


de personalidad antisocial, donde una persona se considera a sí misma como la persona
más importante en el mundo. Externamente el individuo parece encantador, sin embargo,
puede ser una fachada para ocultar sus sentimientos más íntimos y el egoísmo. Las
personas que tienen una personalidad débil pueden ser víctimas fáciles de los sociópatas,
ya que pueden ser fácilmente manipuladas. Los sociópatas se encuentran y se conocen
para hacer crímenes sin sentir culpa. Son incapaces de mantener relaciones, ya que
utilizan a las personas para sus propias necesidades egoisticas. No son ni capaces de
amar, ni tampoco tienen compasión hacia otros seres vivos. También se dice que
presentan un comportamiento violento y son vulnerables de convertirse en adictos a las
drogas o el alcohol. Los asesinos en serie, que matan a personas desconocidas por sus
propias razones son un ejemplo de las personas afectadas por trastorno de personalidad
antisocial.

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BIBLIOGRAFÍA

 American Psychiatric Association (Ed.) (2002). Diagnostic and statistical manual of


mental disorders: DSM-IV-TR®.

 American Psychiatric Pub. Barlow, D. H. y Durand, V. M. (2008). Psicopatología. 3ª


edición. Madrid: International Thomson Editores Spain. Caballo, V. E., Salazar, I. C.,
Irurtia, M. J. (2011).

 Trastornos de personalidad. En Caballo, V. E., Salazar, I. C., y Carrobles, J. A.


(Ed.), Manual de psicopatología y trastornos psicológicos (pp. 397-442). Madrid: Ed.
Pirámide. Cleckley, H. (1982).

 The Mask of Sanity. Nueva York: New American Library. Gatzke, L.M. & Raine, A.
(2000).

 Treatment and prevention implications of antisocial personality disorder. Current


Psychiatry Reports, 2(1), pp. 51-55. Hare, R. D. (1999).

 The Hare Psychopathy Checklist-Revised: PLC-R. MHS, MultiHealth Systems.

 Simone Einzmann, «Trastorno antisocial de la personalidad», Mente y Cerebro, 43,


2010, págs. 34-40.

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En base al libro: “Los cuatro acuerdos” de Miguel Ruiz, realice un ensayo sobre la misma.

El libro los cuatro acuerdos está escrito por Miguel Ruiz, quien es comparte la sabiduría de
los toltecas con estudiantes guiándolos hacia su propia libertad personal; ya que, todas las
personas pueden ser felices y alcanzar las metas que se tracen, pero lo importante es no
dejarse influenciar por todo lo que los rodea. Alcanzar el equilibrio personal, cuerpo y mente
es posible leyendo Los cuatro acuerdos, con el libro completo gratis se podrán comprender
y poner en práctica las técnicas de la tribu antigua de los toltecas que encontraron la paz en
la cosmovisión del ser humano.

En el mundo todos nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos
que nos preceden nos enseñan a soñar de la forma en que lo hace la sociedad. El sueño
externo tiene tantas reglas que, cuando nace un niño, captamos su atención para introducir
estas reglas en su mente. El sueño externo utiliza a mamá y papá, la escuela y la religión
para enseñarnos a soñar. Sin embargo, para realizarnos como personas exitosas y felices,
debemos sufrir un proceso y lo resultados positivos serán más notorios si tomamos en
cuenta el valor de esta obra literaria, que a continuación se presenta.

El libro no explica acerca de los toltecas y nos comenta que fueron una cultura, una raza pero
más que eso, eran científicos y artistas que formaron una sociedad para estudiar y conservar
el conocimiento espiritual y las prácticas de sus maestros antepasados los naguales, Aquí
mencionaremos los secretos de una vida en paz y armónica con los de más, dando a
conocer los cuatro acuerdos fundamentales que nos narra el Dr. Miguel Ruiz quien era parte
de esta gran cultura.

Esta obra también nos relata cómo debería un ser humano estar en equilibrio personal,
emocional y mental, Para lograr esta libertad personal se debe entender que todos los
humanos tienen un complejo sistema de creencias, adquirido por influencia social, familiar,
educacional, y que con frecuencia dichas creencias adquiridas los perturban mental y
emocionalmente, creando infelicidad. Aprender cómo se puede modificar el sistema de
creencias para conseguir el anhelado equilibrio interior que lleva a la felicidad. Para
lograrlo, se pueden poner en práctica los cuatro acuerdos que son los siguientes:

 "Sé impecable con tus palabras".

Las palabras son la herramienta más poderosa que tiene el ser humano, una sola
palabra puede cambiar o destruir. Este acuerdo se basa en decir y decirnos
palabras para bien, no para mal. Muchas veces usamos las palabras para maldecir,
para reprochar, para culpar, para destruir. Se utilizan las palabras para propagar el
miedo, la envidia el odio. Debemos ser consecuentes en nuestras palabras y
nuestros actos y sobre todo realizarlo con inteligencia emocional, para no herir y
salir herido con ellas.

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 "No te tomes nada personalmente".

Suceda lo que suceda a tu alrededor no lo tomes personalmente, si lo tomas


personalmente estarás de acuerdo con las cosas que te digan y seguirás atrapado
en el sueño del inferno, no todo lo que pasa gira a nuestro alrededor, y no todo lo
que sucede es a causa nuestra, debemos ver las situaciones de la vida, sin
asumirnos la culpa, concentrándonos en buscar varias alternativas para la solución
de dicho conflicto.

 "No hagas suposiciones".

Consiste en no hacer suposiciones, cuando hacemos suposiciones no sabemos lo


que en realidad es, percibimos las cosas como no son y no nos basamos en la
realidad, basarnos en suposiciones significa que estamos alimentando nuestra
mente de lo que queremos que pase, sin saber ni preguntar. Los estereotipos son
una de la tantas suposiciones, que nos dañan y dañan a la sociedad, por llegar a
creer cosas que no son y etiquetar todo en el camino, que al final solo nos da una
percepción distorsionada, delo que en realidad es.

 "Haz siempre tu máximo esfuerzo".

Este acuerdo es el que permite que los otros tres se conviertan en un hábito, si
haces lo máximo que puedas vivirás con intensidad, serás productivo y serás bueno
contigo mismo, este acuerdo es difícil, sin embargo si haces tú máximo esfuerzo,
harás que los otros tres acuerdos se lleven a cabo. Poner las cosas en tu mano y
aplicarlo con una motivación, nos da como resultado, que el éxito y la felicidad sea
más gratificante en la vida.

Romper nuestros acuerdos basados en las creencias y los dogmas que vamos adquiriendo
a lo largo de nuestras vidas, es posible a base de recapitulación, no sólo de los efectos de
nuestras emociones negativas igualmente las emociones positivas desbordadas deben ser
eliminadas de nuestro sistema de creencias; dejar el ego y comenzar a ser cada vez más
nosotros mismos. Ello nos puede conducir a un camino más sensato, libre y dictado por el
corazón.

No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo exiges. Si
observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo
mismo es aplicable a la felicidad. La única razón por la que eres feliz es porque tú decides
ser feliz. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento. Cuándo honres
estos cuatro acuerdos juntos, ya no vivirás más en el infierno. Definitivamente, no. Si eres
impecable con tus palabras, no te tomas nada personalmente, no haces suposiciones y
siempre haces lo máximo que puedas, tu vida será maravillosa y la controlarás al cien por
cien. Como la enseñanza de los toltecas, la recompensa consiste en trascender la
experiencia humana del sufrimiento, y convertirse en la encarnación de Dios. Esa es la
recompensa. Estos son los momentos más felices de tu vida: cuando surge tu yo

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verdadero, cuando no te importa el pasado y no te preocupas por el futuro. Entonces eres
como un niño. La libertad que buscamos es la de ser nosotros mismos, la de expresarnos
tal como somos. Sin embargo, si observamos nuestra vida, veremos que, en lugar de vivir
para complacernos a nosotros mismos, la mayor parte del tiempo sólo hacemos cosas para
complacer a los demás, para que nos acepten. "Los tres primeros acuerdos sólo
funcionarán si haces lo máximo que puedes. No esperes ser siempre impecable con tus
palabras. Tus hábitos rutinarios son demasiado fuertes y están firmemente arraigados en tu
mente. Pero puedes hacer lo máximo posible. No esperes no volver nunca más a tomarte
las cosas personalmente; sólo haz lo máximo que puedas. No esperes no hacer nunca más
ninguna suposición, pero sí puedes hacer lo máximo posible". Existen tres maestrías que
llevan a la gente a convertirse en toltecas. La primera es la Maestría de la Conciencia: ser
conscientes de quiénes somos realmente, con todas nuestras posibilidades. La segunda es
la Maestría de la Transformación: cómo cambiar, cómo liberarnos de la domesticación. La
tercera es la Maestría del Intento: desde el punto de vista tolteca, el Intento es esa parte de
la vida que hace que la transformación de la energía sea posible; es el ser viviente que
envuelve toda energía, o lo que llamamos Dios. Es la vida misma; es el amor incondicional.
La Maestría del Intento es, por lo tanto, la Maestría del Amor. Estos cuatro acuerdos son
fáciles de comprender y es posible aplicarlos día a día, depende de cada quien tomar una
decisión de cambiar. La felicidad y el sufrimiento son una elección propia. Sin duda la vida
será más sencilla y satisfactoria para nosotros mismos y para las demás personas que nos
rodean.

La última parte del libro se llama el nuevo sueño el cielo en la tierra el sueño que vives lo
has creado tú.

Es tu percepción de la realidad que puedes cambiar en cualquier momento. "Quiero que


utilices tu imaginación y la percepción de tus nuevos ojos para verte a ti mismo viviendo un
nuevo sueño, una vida en la que no sea necesario que justifiques tu existencia y en la que
seas libre para ser quien realmente eres que vives libre de conflictos contigo mismo y con
los demás. En diversas partes del libro habla de Dios, independientemente de las creencias
de cada quien, nos dice que Dios está en nosotros, y de nosotros depende dar amor, ya
que Dios es amor.

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