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Universidad Católica de Santiago de Guayaquil

Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación


Psicología Clínica

Ensayo
Cómo llegar al diagnóstico de Psicosis desde el
psicoanálisis

Materia:
Teoría y clínica de la psicosis

Nombre
Andrea García Z.

Diciembre 04 del 2018


Determinar la estructura de un sujeto es una labor ardua para el analista. En el
psicoanálisis, la etapa de entrevistar preliminares se dedica a escuchar el discurso e
identificar todo lo posible para plantear hipótesis e identificar una estructura. Cada
estructura responde a la particularidad del sujeto que la vivencia, sin embargo, el
diagnóstico (y su diferenciación) pueden llegar a ser confusos debido a su amplio campo
de aplicación.

El diagnóstico implica una dimensión ética. En psicoanálisis, se trata de


cuestionarse, ¿desde dónde se trabaja? El analista, a partir de la estructura de su paciente,
es capaz de adoptar una posición desde la cual trabajar, así como también, ese análisis
previo que tiene lugar en las entrevistas preliminares también ayuda al establecimiento
de la transferencia. “Atrapar a un sujeto en un significante para diagnosticarlo tiene que
ver con lo que Lacan aludía del significante cuando decía: el significante mata la cosa”
(Lora & Urriolagoitia, 2006, p.245). Se dice, entonces, que implica una dimensión ética,
ya que este nombre dará lugar a la posición del analista, el trato, la transferencia, e incluso
la importante primera primordial decisión: aceptar al sujeto como apto para el tratamiento
analítico. Hay una gran importancia en el nombre, se puede creer que lo que no puede ser
nombrado no existe, entonces, por esto el texto remite a “matar la cosa”, poder reducir la
subjetividad del sujeto a un significante, a una estructura, incluye la dimensión ética de
saber interpretar y dotar al sujeto con dicha etiqueta.

Se puede comparar la clasificación de la psiquiatría con el psicoanálisis. La


psiquiatría, por su parte, hace uso de manuales y de criterios fijos, por ejemplo, el último
DSM. De acuerdo a este manual, la persona encaja dentro de un diagnóstico si cumple
con determinados comportamientos y criterios en un tiempo específico. Por otra parte, el
psicoanálisis apela a la lingüística, retomando que el sujeto se separa de la especie, en
lenguaje es lo que produce al sujeto (Lora & Urriolagoitia, 2006). Esto refiere, en
realidad, a que el sujeto se ubica a cierta distancia de la especia: mientras que en un
trastorno psiquiátrico se engloban a todos los sujetos que encajan con determinados
síntomas, en el psicoanálisis no hay un síntoma que posea el mismo sentido que otro,
razón por la que se recurre a su discurso. No hay universalidad, lo que también lleva a
plantear que hay una separación entre la teoría y la práctica, ya que en teoría psicoanalítica
hay una serie de rasgos que se pueden identificar, sin embargo, dependerán del sujeto si
estos son interpretables de dicha manera. La psiquiatría, se puede concluir, refiere a un
individuo, a una persona; el psicoanálisis trabaja con el sujeto, con su individualidad.
Esta individualidad obedece a una regla, o al intento de responder a una regla.
Existe una única universalidad, técnicamente: no hay una sola forma de hacer con la
relación sexual. Este enunciado permite que todas las formas posibles puedan ser
conjugadas para hacer con la relación sexual. De hecho, se trata de hacer con la no-
relación sexual, las invenciones personales y particulares del sujeto para tramitar ese real
incapturable. Este síntoma, en todo caso, es el que revela la singularidad del sujeto, pero
más allá revela su posición subjetiva. La posición subjetiva “es, entonces, la que un sujeto
asume frente al encuentro con lo real” (Lora & Urriolagoitia, 2006, p.248). La forma que
el sujeto hace para enfrentar lo real de la relación sexual, la confrontación con la
sexualidad y aun con la muerte, será algo propio de su estructura, de su configuración
psíquica, de su posición en torno al falo, la asunción de la feminidad o masculinidad, entre
otras cosas.

A partir de esto, el diagnóstico diferencial obedece a ciertos elementos de la teoría


psicoanalítica. Cada uno de esos elementos, sin embargo, corresponden al sentido
particular de cada sujeto. De manera general, se puede hacer una breve distinción entre la
neurosis y la psicosis. Se presentaran varias de las diferencias estructurantes, como la
concepción de la realidad, los procesos de simbolización, la lógica y la significación, entre
otras cosas. La neurosis, en su teorización, refiere a un sujeto atado a la realidad, que está
huyendo constantemente de lo real. En su huida cuenta con el fantasma, puede velar lo
real y re-significar, entregar el peso de las situaciones a otros asuntos, desplazar angustias
o confrontarlas con compromisos. La psicosis, en cambio, es una posición “libre”, ya que
no tiene porqué huir de la realidad, más bien, está inmersa en lo real de la cotidianidad,
alienado a lo real, sin ningún recurso que pueda suavizar esta condición con el fantasma
de la neurosis.

En la estructuración de cada sujeto, en la interiorización de los significantes, hay


varios procesos que permiten, de igual forma, ingresarlo al lenguaje. El proceso de
Bejahung, es el proceso de aceptación. Es una suerte de admisión de significantes, en
donde cuestiones reales son simbolizadas y tramitadas, significadas. Así, estos primeros
elementos, pasan por un segundo momento: Verdrangung, la represión primordial. Solo
aquello que ha sido simbolizado puede ser reprimido. Sin embargo, hay un proceso otro,
que pertenece al orden del rechazo en lo real, sin la simbolización, Verwerfung. Este
último es el que tiene lugar en función al Nombre del Padre. En otras palabras, en la
neurosis se habla de represión, de elementos que regresan de manera simbólica, síntomas
con un sentido; mientras que la psicosis tiene como operación a la forclusión, un
retraimiento del significante del Nombre del Padre, dejando al individuo indefenso frente
a lo real, sin ley, sin otros significantes (Lora & Urriolagoitia, 2006). El psicótico queda
flotante en el lenguaje, en lo que sus significantes le abastecen. El malestar, en la psicosis,
no se articula ya que no hay una cadena significante firme, sino una cadena de
significación de significación.

La significación de significación es el resultado de la metáfora paterna no resuelta.


La metáfora paterna, “normalmente” o para devenir neurosis, tiene como resultado una
lógica fálica, el sujeto es atravesado por la falta y su ubica en posición al falo. Esta lógica
fálica instaura una forma para hacer frente al deseo del otro, a lo real y al goce, y por esto,
también, deviene en la construcción de un fantasma que precisamente se hace cargo de lo
mencionado. En la psicosis no se habla de una significación fálica: hay una significación
de significación. No hay recursos ni forma de percibir el deseo del otro, el otro toma un
lugar de imperativo sobre el sujeto, de iniciativa. De esta forma, el Nombre del Padre
(neurótico) pasa a ser Un-padre (psicótico); no hay forma de responder, hay significación
pero no se sabe de qué, razón por la que se atienen a un único significante de manera
reiterativa. Esta certeza de que hay una significación es la que abre paso al delirio. Los
primeros signos de psicosis, entonces, podrán observarse en el vacío de significación, se
vive como una experiencia enigmática, de duda, y deviene en delirio.

Por último, otro de los elementos a considerar en el diagnóstico diferencial es la


historización. La neurosis funciona bajo tiempos lógicos, no cronológicos. De esta forma,
se puede hacer la historia del síntoma en la neurosis, remontando a los tiempos que
corresponden al complejo de Edipo y al complejo de castración, incluso haciendo uso de
las fórmulas de sexuación para ubicar el lugar del sujeto en relación al falo. Otros
distintivos de la neurosis son las teorías sexuales infantiles, que responden a la sexualidad
bajo invenciones. Estas invenciones también tienen una estrecha relación con el trauma y
la elaboración del fantasma. Así mismo, cuentan con la primacía del falo; en la infancia,
el niño puede percibir y creer que todos al igual que él poseen un mismo órgano, ante el
cual se instaura el temor a la castración y la salida al deseo propio deseo con el fin de la
conservación del órgano. La psicosis no puede ser historizada: la etapa de pre psicosis
solo puede ser considerada cuando la psicosis desencadena (razón por la que la psicosis
ordinaria es tan complicada de identificar). Sin embargo, los fenómenos que son propios
de la psicosis se pueden identificar en cualquier momento (antes, durante o después del
desencadenamiento). Los fenómenos elementales (automatismo mental, certeza y
extrañeza del cuerpo), los fenómenos de franja (en borde, de llamado) y la perplejidad
(de la experiencia enigmática). Estos tres elementos otros dan cuenta de una psicosis.

Hay elementos que pueden ser usados como criterios para una clasificar una
estructura. Sin embargo, el psicoanálisis se caracteriza por su dinamismo y la relación
con la singularidad de cada paciente. De esta manera, los síntomas revelan más del
paciente que la teoría misma.

Lora, M., & Urriolagoitia, G. (2006). El diagnóstico diferencial en


psicoanálisis. Ajayu, IV(2), 244-267.

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