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Margarita Gil Roësset

Fuente: Wikipedia

Margarita Gil Roësset


Información personal
3 de marzo de 1908 
Nacimiento
Madrid, España 
28 de julio de 1932   (24 años)
Fallecimiento
Las Rozas de Madrid, España 
Nacionalidad Española 
Información profesional
Ocupación Escultora, ilustradora, poeta y escritora 
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Marga Gil Roësset (Las Rozas, provincia de Madrid, 3 de marzo de 1908-28 de
julio de 1932), escultora, ilustradora, poetisa española perteneciente a la Generación del
27. Se la considera una niña prodigio y una escultora formidable e inclasificable, que fue
admirada en su época por la intelectualidad. Murió muy joven por lo que su polifacética
obra es escasa, aunque de gran valor. Sus ilustraciones inspiraron al escritor e
ilustrador Antoine de Saint-Exupéry para su obra de El Principito, quien las conocía por su
habituales visitas a España.1

Forma parte de la saga familiar de mujeres artistas: su hermana fue la escritora Consuelo


Gil Roësset (1905-1995), su tía fue la pintora María Roësset Mosquera (1882-1921) y su
sobrina fue la poetisa y fotógrafa Margarita Clark.234

Vida
Marga Gil Roësset nació en Las Rozas, a las afueras de Madrid, en 1908. El parto fue
complicado y los médicos le auguraron una muerte prematura, pero su madre se negó a
dejar morir a su segunda hija y consiguió sacarla adelante.3 Más tarde nacieron sus
hermanos Pedro (1910) y Julián (1915).5
Tanto ella como su hermana mayor, Consuelo Gil Roësset, tres años mayor que ella,
crecieron en un ambiente ilustrado y fueron educadas en casa bajo la tutela de su
madre, Margot Roësset, que les inculcó el gusto por el arte, las apremió a crear cuentos y
las instruyó para ser cultas, hablar cuatro lenguas, viajar, visitar museos y asistir a
conciertos de música clásica.6

Gil Roësset fue una niña prodigio. A los siete años ya mostraba una extraordinaria
capacidad para el dibujo. Es de esta edad la obra más temprana que se conserva de ella,
un cuento que escribió e ilustró para su madre. Pero este talento queda patente con la
publicación en 1920 de un cuento de su hermana titulado El niño de oro, primorosamente
ilustrado por ella.5

En 1923, en París, ambas hermanas publicaron otro cuento, Rose des Bois. Marga tenía
15 años en ese momento y ya había alcanzado la maestría. Fue entonces cuando dio un
giro absoluto y empezó a dedicarse a la escultura. Su madre siempre había querido
rodear a sus hijas con lo mejor y siguiendo esta línea la llevó a Victorio Macho, escultor
español, precursor de la escultura contemporánea española, que se negó a darle clase
por miedo a estropear su talento. Fue, por tanto, completamente autodidacta y, quizá por
eso, no se le pudieron encontrar influencias. Los críticos coincidían en que era única,
distinta, genial. En palabras de José Francés, como escultora “Marga ES”.5

En 1930, a los 22 años, presentó un Adán y Eva a la Exposición Nacional y fue un clamor.
Nadie se explicaba cómo era posible que Marga Gil Roësset pudiese esculpir así.7

Relación con Juan Ramón Jiménez y muerte


Marga Gil Roësset y su hermana Consuelo eran admiradoras de Zenobia Camprubí,
conocida por ser traductora del poeta bengalí Rabindranath Tagore, que coincidía que
estaba casada con Juan Ramón Jiménez. En 1932, en un recital de ópera, Marga Gil
Roësset y el matrimonio fueron presentados por la austríaca Olga Bauer-Pilecka. La
escultora quedó enamorada del poeta. Por otra parte decidió de inmediato hacer un busto
de su admirada Zenobia. Debido a su gran juventud nunca creyó que llegaría lejos porque
nadie la tomaría en serio.

Se unieron diversos factores (falta de confianza, su juventud y un amor arrebatado e


imposible hacia Juan Ramón Jiménez), que la hacían infeliz y decidió suicidarse. Marga
Gil Roësset se pegó un tiro en la sien a la edad de 24 años el jueves 28 de julio a las seis
de la tarde. Justo antes le había entregado a Juan Ramón Jiménez una carpeta amarilla,
pidiéndole que no la leyese en ese momento. Dentro de la carpeta, Juan Ramón encontró
el diario de esta precoz ilustradora y escultora en el cual le confesaba su amor por él.8 La
última anotación de su diario decía: «... Y es que... Ya no quiero vivir sin ti... no... ya no
quiero vivir sin ti... tú, como sí puedes vivir sin mí... debes vivir sin mí...», «Mi amor es
¡infinito...... La muerte es... infinita... el mar... es infinito... la soledad infinita... ... ... yo con
ellos... ¡contigo!... Mañana tú ya sabes... yo... con lo infinito... lunes, noche», «Pero en la
muerte, ya nada me separa de ti... solo la muerte... ... solo la muerte, sola... y, es ya... vida
¡tanto más cerca así... ... muerte... cómo te quiero».9

También dejó cartas a su hermana, a sus padres y a Zenobia Camprubí. Su muerte


destrozó a tres generaciones de su familia (a sus padres, a sus hermanos y a sus
sobrinos). En 1933 se publicó un libro póstumo de canciones, con texto en francés y
español de su hermana Consuelo, música de su cuñado, José María Franco, y tres
ilustraciones suyas, una de las cuales se supone que fue imitada en Le petit
prince de Antoine de Saint-Exupéry. Juan Ramón Jiménez quedó impresionado por el
hecho, al que dedicó varios poemas, y consagró a la autora una de las semblanzas
literarias contenidas en sus Españoles de tres mundos.2

Obra
Según Nuria Capdevila-Argüelles, «su trayectoria impresiona por el cambio de género
artístico (del papel, la acuarela y la tinta a la madera, la escayola y el granito) y estilo
(del modernismo a la vanguardia) en un tiempo muy breve. En poco más de diez años,
menos de la mitad de su corta vida, despliega su pericia como ilustradora, usando tinta
china y acuarela sobre papel. Después domina la técnica
del vaciado en escayola y bronce para alcanzar a continuación una sorprendente maestría
en la talla de madera, aplicando, a finales de su vida, martillo y cincel a la piedra y
al granito».4

Gracias a su escultura, Marga Gil, quien se instruyó por sus propios medios, fue aceptada
en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1930 y de 1932. Su mejor escultura fue
el busto de la esposa de Juan Ramón Jiménez, Zenobia Camprubí. En el ámbito de la
ilustración, combinaba modernismo y simbolismo e ilustraba los cuentos que escribió
Consuelo Gil Roësset de Franco, su hermana. Es probablemente uno de los ejemplos
más duros y singulares del expresionismo español.7

En junio de 1930 se la entrevistó gracias al protagonismo de su escultura Adán y Eva en


la Exposición nacional de Bellas Artes. Marga Gil Roësset argumentaba sobre su manera
de trabajar: “Yo siempre intento operar sobre mis esculturas de dentro afuera. Es decir,
trato de esculpir más las ideas que las personas. Mis trabajos, en cuanto a la forma,
podrán no ser muy clásicos; pero, por lo menos, llevan el esfuerzo de querer manifestar
su interior”.10

Antes de suicidarse, Marga Gil trató de destruir toda su obra pero en el año 2001,
el Círculo de Bellas Artes de Madrid mediante una exposición y varios artículos de prensa
(ABC Cultural 1997) consiguieron recuperar lo que quedaba de sus esculturas (lo más
dañado en su afán destructor), sus acuarelas y sus dibujos en tinta china. La Fundación
Juan Ramón Jiménez también ha contribuido a la preservación de las obras mediante la
inauguración de una exposición sobre la escultura de Marga en la Casa Museo de
Moguer.11

 Ilustraciones para El niño de oro. 1920.


 Ilustraciones para Rose des Bois. 1923.
 Maternidad. 1929.12
 La niña que sonríe.
 Para toda la vida.
 Adán y Eva. 1930.1312
 Grupo. 1932.12
 Zenobia Camprubí. 1932.12
 Ilustraciones para Consuelo Gil Roësset, Canciones de niños. Música de José María
Franco, Madrid, Signo, 1932.
El diario que dejó a Juan Ramón Jiménez se publicó en 2015.14

Influencias posteriores[editar]
En 1933 se publicó un libro de canciones con texto en francés y español de su hermana
Consuelo, música de su cuñado José Mª Franco, y tres ilustraciones de Marga Gil. Una de
esas ilustraciones es tan parecida a las de la obra de El Principito de Antoine de Saint-
Exupèry que se considera muy probable que se inspirara en ellas, sobre todo teniendo en
cuenta que este escritor había visitado España con asiduidad.1

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