Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Es en esa situación que se da una campaña política peculiar: un candidato del APRA
relativamente débil, Vargas Llosa con un enfoque liberal y propugnando un shock
económico, y Fujimori que empieza a surgir asustando a la gente y proponiendo el "no
shock". Cuando Fujimori es electo, se da cuenta de que es imposible manejar el país: no
había caja, no había reservas, no había crédito y no había manera de parar la inflación.
Entonces, básicamente aplica el plan de Vargas Llosa, con una diferencia en el área
macroeconómica. La idea de Vargas Llosa era producir una maxidevaluación, fijar el tipo
de cambio y que todos los precios se alineen a este. La liberalización de precios y la
fijación del tipo de cambio proveería un impulso a las exportaciones y el país convergiría
rápidamente a poca inflación.
Sin embargo, fijar el tipo de cambio requiere una condición macroeconómica importante:
que esa fijación sea creíble; es decir, que no vuelva a haber otra inflación o devaluaciones
seguidas. En ese contexto, no era posible garantizarlo, porque no había reservas ni crédito.
Entonces, los que planeamos ese shock no usamos el ancla del tipo de cambio, sino el ancla
monetaria. Y esta fue magistralmente manejada por el viceministro de ese entonces,
Alfredo Jalilie. Funcionaba básicamente como una bodega: entraba el dinero de un día, y
ese era el dinero que se gastaba. Esa ancla fue eliminando la inflación y, en tres años, llegó
a un dígito. Ese fue el primer logro económico.
¿Qué siguió? Todavía no se habían resuelto los problemas de fondo: la pobreza, la falta de
infraestructura, los problemas en la burocracia y los problemas sanitarios. Era un país que
había resuelto básicamente un problema grave con un cambio de régimen económico. En
tres años, pasamos de un estatismo a un régimen de economía de mercado, y no porque
Fujimori fuese un liberal, sino porque no había mucha alternativa. Las empresas públicas
acumulaban muchas pérdidas, no eran viables.
Faltaba, entonces, hacer las reformas que van con esa economía de mercado: liberalizar
otras cosas junto con los precios, como la entrada y salida de capitales del país; se liberaron
los aranceles, se quitaron las prohibiciones a importar y se estableció un tratamiento
igualitario a la inversión nacional y a la extranjera. En la constitución que dio Fujimori en
1993, el capítulo económico consagra ese nuevo régimen. En los cinco años siguientes, la
economía creció a 7,1% en promedio. En 1995, se realizan las elecciones y gana
abrumadoramente Fujimori.
Una de las herencias del primer gobierno de García fue que el Estado peruano no
pagara su deuda pública externa.
En realidad, quien deja de pagar la deuda es Belaunde porque no había recursos, pero la
deja de pagar un poco en desesperación. En cambio, García hace lo mismo que Belaunde,
pero con orgullo. En los 90, no habíamos hecho absolutamente nada con la deuda, y
teníamos cuatro tipos de deuda: con las organizaciones internacionales de crédito (el FMI,
el BM, el BID); con la banca; con los proveedores; y con países: lo que se conoce como las
deudas del Club de París.
Se debe renegociar con los acreedores extranjeros el pago de la deuda para reinsertar
al Perú en el mercado internacional. ¿Cómo se realizaron estas negociaciones? La
reinserción era un tema complicado y empieza así: con un crédito del Fondo
Latinoamericano de Reservas (FLAR), se entra en una negociación con el BID, y este da un
crédito de, aproximadamente, US$ 280 millones; y se empiezan negociaciones con el BM y
los contactos con el FMI. Las reformas que se estaban llevando a cabo justificaban los
préstamos, pero refinanciar la deuda resultaba imposible para tales organizaciones
multilaterales, porque estas están catalogadas como triple A y, si refinanciaban la deuda de
un país que estaba muy mal, iban a perder esa calificación. Ni el BM ni el BID se lo
hubieran permitido.
¿Cómo se sale de este entrampamiento? Se firman dos préstamos importantes con el BID
y con el BM, pero no se desembolsan. Existe todo un periodo en el que se van haciendo las
reformasy solamente al final se desembolsan los préstamos para pagar lo que se les debía.
Esta es una refinanciación escondida, y para esconderla se requería, por unas horas siquiera,
de dinero para pagarles, desembolsar los préstamos y después pagar a quienes nos había
prestado el dinero por unas horas. Esa negociación fue muy complicada y participaron el
Tesoro Americano y el Gobierno de Japón. Lo negociamos y, un día, cuando habíamos
terminado dos años de reformas, en una hora se desembolsaron los préstamos de Japón y
Estados Unidos: con estos, se les pagó al BID y al BM. Solo entonces, el BM y el BID
desembolsaron los préstamos y pagamos. Fue una especie de trampa con la que obtuvimos
una refinanciación de las instituciones, pero, básicamente, en la forma de nuevos
préstamos.
¿Y con el resto de deudas? El tema del Club de París era complicadísimo, porque
debíamos desde la época de los militares. La primera reunión tuvo lugar en 1993. Yo era el
asesor principal del ministro Camet, y juntos renegociamos el primer Club de París. El Perú
estaba en una situación angustiante en términos de necesidades, y hubo que recurrir a lo que
se llamaban grupos de apoyo, que era básicamente pasar el sombrero por países e
instituciones. Ellos prometieron ayudar al Perú, y así se resuelve la parte del Club de París.
Paralelamente, teníamos que negociar con los proveedores y renegociar deudas bilaterales.
Además, le debíamos a innumerables bancos, pero la deuda con la banca se terminó de
negociar en 1996, mediante la emisión de los bonos Brady. Así es como se logra, después
de muchos años, la reinserción del Perú.
Naturalmente, tanto de las empresas como del Estado salieron muchísimos empleados que
no encontraban trabajo en el sector privado. Es cuando empiezan a proliferar los taxistas y
las combis, porque tampoco había suficiente transporte en el Perú. Eso se convierte en una
especie de salvataje. Surge también un sector informal grande en el comercio. Los tres
rubros más importantes de la privatización son minas, empresas de comercialización y
telecomunicaciones. Esas privatizaciones fueron bastante exitosas.
¿Cómo se reacciona? Se reaccionó pobremente. Después de crecer 7,1% del 93 al 97, los
siguientes cuatro años se creció 1% en promedio. El crecimiento realmente empieza en el
2002, y desde entonces, hemos crecido en promedio 5%. Es el cambio de régimen el que,
principalmente, le da el impulso al crecimiento del Perú. Es un periodo en el que se hacen
reformas muy importantes y se hacen un poco mirando al abismo; es decir, se hacen
reformas, porque no se puede hacer otra cosa. Hay terrorismo, hay cólera, se captura a
Abimael Guzmán a finales del 92, las empresas se consolidan y viene mucho capital
extranjero a la banca, la industria y la minería. Al final de todo este proceso, empieza el
ruido político, que termina con la renuncia de Fujimori y el régimen de transición.