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¿COMO SENTIMOS EL

DOLOR?
Interrelacion entre el dolor fisico y el dolor emocional

NOVIEMBRE DE 2018
EE. SALUD MENTAL
NRC.87620
David Oziel Sánchez Sánchez
Camila Dariana Bautista Vargas
Cristian Enrique Malaga Sabani
El dolor es un problema médico de primer orden, constituyendo uno de los motivos más
frecuentes en las consultas de Atención Primaria. es la causa más común de sufrimiento e
incapacidad, de deterioro de la calidad de vida, así como de demanda de consulta médica
No existe ningún tipo de duda de que es inherente a la vida, el dolor afecta a la mayoría de
la población en varios momentos a lo largo de su vida, alterando en mayor o menor grado
su vida personal, social o profesional. La definición del dolor es enormemente compleja.
Probablemente la mejor definición es la realizada por la Internacional Association for Study
of Pain, que lo define como “una experiencia emocional desagradable, asociada o no a una
lesión tisular, o que se describe con las manifestaciones propias de tal lesión”.
El dolor en general es un fenómeno complejo y multideterminado, resultado de la interacción
entre factores fisiológicos, psicológicos y socioculturales. siendo no solo los factores físicos
o materiales propios causante de este estado de letargia, sino que también la presencia de
factores metafísicos tales como las emociones, pensamientos y sensaciones tendrán un
grado de expresión distinta en cada individuo en los que podrían derivar algún síntoma de
malestar físico.
Es muy importante diferenciar entre dolor agudo y crónico, ya que este último es resultado
de mecanismos fisiopatológicos diferentes:
El dolor agudo es un mecanismo de alarma, a través del cual nuestro organismo evita un
daño mayor y facilita la reparación de la lesión tisular. La principal característica es la
temporalidad de la injuria que lo ocasionó.
El dolor crónico, entendido como aquel que persiste y es desproporcionado al proceso que
lo origina, que no evoluciona a la curación, en cuya génesis y mantenimiento influyen
factores psicológicos y ambientales, y que no tiene clara función biológica. biológica,
constituye uno de los problemas de salud más costosos para la sociedad
El dolor es una sensación que experimentamos desde que nacemos. De uno u otro modo
convivimos con él a lo largo de nuestra vida. Lo sentimos en muchas circunstancias y
situaciones cotidianas, ante una caída, una infección, una herida, un accidente, y también lo
sentimos sin saber identificar su origen. A pesar de ser algo tan común, frente al dolor, casi
nunca nos planteamos una estrategia distinta que tomar analgésicos. Pero la realidad es
que el dolor puede provocarnos un malestar que va más allá de las sensaciones físicas,
puede afectar a nuestras emociones y paradójicamente esas emociones pueden alimentar
e incrementar nuestro dolor. Sí, el dolor y las emociones serán factores bastante inluyentes
en la vida de cada persona. Este artículo explicaremos por qué dependiendo de cómo

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seamos, de cómo sintamos y de cómo nos comportemos, percibiremos el dolor de un modo
más o menos intenso y más o menos incapacitante.
Esto nos indica que, con una adecuada salud emocional, con una adecuada gestión
emocional, podemos manejar mejor el dolor.
La ciencia del dolor nos orienta a aplicar el entrenamiento en diferentes técnicas psicológicas
para manejarlo y aliviar su intensidad y frecuencia.
Hay diferentes elementos que hay que explorar y analizar individualmente cuando hablamos
de dolor:
 El nexo entre lo emocional y la biología: La integración de cuerpo y alma
conjuntamente son datos provenientes de lo genético y lo ambiental (psicológico) se
puede apreciar en los estudios llevados a cabo con gemelos monocigóticos
separados desde el nacimiento y criados en medios distintos y el complemento que
aportan los estudios llevados a cabo con niños, procedentes de distintas familias,
criados en los kibutz de Israel por una misma madre. De este modo se puede observar
cómo gemelos monocigóticos criados por separado suelen tener un apego similar
(que mostraría la relevancia del factor genético); por otra parte, dicha información
debe complementarse con las conclusiones de los estudios que muestran que los
niños genéticamente distintos criados por una misma madre adquieren también
estilos de apego similares con mayor frecuencia. (Características de apego
inculcadas por un mismo pensamiento)
Para explicar esta aparente oposición, podemos decir que hemos subestimado la
genética en nombre de un combate ideológico. Estimábamos que era moral no rebajar
al ser humano al nivel de sus determinaciones materiales. Y así mismo se subestimó
la importancia del ambiente, que marca su impronta en la materia cerebral y modela
su manera de percibir el mundo y de igual manera con el estado de dolor la percepción
de este va a ser bastante influenciada según las emociones significativas para cada
individuo.
 El gen de la vulnerabilidad: Se ha descubierto el gen facilitador del transporte de la
serotonina. Según se pertenezca al grupo de los grandes transportadores de
serotonina o al de los pequeños se organizará un estilo de existencia distinto. Dado
que la serotonina es un neurotransmisor íntimamente ligado a las emociones positivas
y otros procesos cerebrales, podría determinarse que se halló una respuesta genética
satisfactoriamente definitiva. Sin embargo, fiel a su propósito integrador se advierte

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que es imprescindible complementar estos descubrimientos incuestionables con otros
que arrojan luz sobre el desarrollo de las conexiones intersinápticas en la primera
infancia, provenientes de la neuropediatría, y que establecen una necesaria e
inevitable relación con el factor ambiental. La conjunción de los datos genéticos,
emocionales y sociales nos impide hablar de la vulnerabilidad o de un gen de la
resiliencia
 La fórmula química de la felicidad: Se destacan los hallazgos que muestran la
proximidad de los circuitos neurológicos del dolor y las zonas de las emociones
positivas. Tal realidad invita a comprender porqué emociones opuestas pueden
experimentarse alternativa e incluso sucesivamente en el tiempo. Así mismo parece
necesaria una alternancia para la discriminación de ambas experiencias.
Una simple relación puede modificar de las secreciones hormonales y de distintas
sustancias del organismo y determinar químicamente cuál será el patrón relacional
ante posteriores situaciones parecidas. Por otra parte, nos aporta conocimiento
acerca de las vías neuronales que conducen la experiencia del dolor y que parecen
ser las mismas en el caso de dolor físico o de pérdida afectiva. Los traumas
relacionales en edades tempranas modifican las estructuras cerebrales del mismo
modo que los traumas físicos. “...un pellizco doloroso físico y una pérdida afectiva
convergen hacia la misma autopista neuronal”

Es subjetiva y depende de cada persona y afecta a nuestra percepción y reacción al dolor


provocando reacciones afectivas desagradables y en ocasiones incontrolables –
aparentemente–. Y todas las personas tendrán variaciones en esta perspectiva tales como
la edad, sexo, moral, estado psicológico, ambiente externo, circulo social, estrato económico,
y más factores los que harán una aceptación de distintos niveles (alta o baja) de la sensación
de dolencia física directa o causada por algún suceso interpersonal.
No es más fuerte o más débil aquella persona que tiene un umbral del dolor más alto o más
bajo, es una cuestión fisiológica, es una cuestión biológica, de características personales
que no podemos moldear.

Relación entre los procesos psicológicos del dolor y los componentes


fisiológicos

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En la experiencia del dolor los aspectos psicológicos influyen de forma positiva o negativa;
esto significa que más allá de las sensaciones físicas objetivas, cómo percibimos el dolor
afecta a la intensidad con la que vamos a sentirlo.
La experiencia de dolor es el resultado final de dos factores subjetivos simultáneos: la
capacidad sensible del individuo para percibir desagradablemente una
alteración tisular dañina y su capacidad para soportarla
En cuanto a su relación e influencia con los agentes biológicos de un individuo sin duda
alguna serán los factores hormonales y químicos los que tendrán un rol importante en la
interacción entre estas percepciones.
En este punto intervienen tres componentes característicos de la experiencia dolorosa:
1. Mecanismo sensorial: recoge las cualidades estrictamente neuro sensitivas del
dolor. Desde el punto de vista neurofisiológico, la percepción del dolor precisa de la
participación del sistema nervioso central (SNC) y del sistema nervioso periférico
(SNP). El dolor desencadena una serie de reacciones en ambos sistemas que permite
la percepción de este, con la finalidad de disminuir la causa y limitar las
consecuencias. Los mensajes nociceptivos son transmitidos, modulados, e
integrados en diferentes niveles del sistema nervioso; van desde la periferia por vía
medular a centros superiores (tálamo, córtex). El papel del córtex en el dolor es objeto
de controversia, depende de la discriminación. El córtex somestésico es una
proyección de neuronas ventro- postero- laterales del tálamo. El córtex cingular e
insular pertenecen al sistema límbico y participan en la génesis de las emociones
2. Agentes de acción emocionales: comprenderán la química fisiológica que
conllevara a la secreción de hormonas y demás sustancias internas aunadas a las
emociones expresadas de un individuo. La sensibilización implica a sustancias como:
mediadores (la bradiquinina, citocinas, eicosanoides), neurotransmisores (serotonina,
noradrenalina), los iones potasio (K+) e hidrógeno (H+), el ácido láctico, la histamina,
diversos péptidos (la sustancia P, opioides), y ciertas sustancias como las
prostaglandinas y los leucotrienos que disminuyen la activación de los nociceptores.
Un estímulo doloroso es capaz de despolarizar la membrana nerviosa
3. Componente subjetivo-afectivo-emocional: en el que confluyen el miedo, el temor,
la angustia, la ansiedad, etc., y que influye esencialmente en el umbral del dolor. Este
componente de la percepción del dolor será la parte metafísica personal de la
percepción del dolor ya que en ella entrarán funciones no cuantificables que darán a
los individuos un procesamiento del dolor en diferentes grados reflejados en acciones

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o actitudes como las ya antes mencionadas. En este pilar se centran los factores no
tangibles de un suceso que provocarán dolor, la relación con otra persona, una
experiencia trágica, la muerte de un ser querido, comportamientos de agresión hacia
uno, etc. Que conllevaran a la fisiología a desencadenar un proceso químico interno
como el ya mencionado en el punto anterior para ser devueltos por estos mismos
como una nueva emoción con la cual se afrontara el problema (ya sea de una manera
dañina o progresista, entrando aquí la personalidad del individuo para sobrellevar los
hechos y que sus respectivos quimiorreceptores hagan producir ciertas hormonas).

A partir de este último se desencadenarán entornos psicológicos a partir de los cuales se


evalúan las condiciones emocionales de cada individuo para actuar ante un estímulo
doloroso, desde el ámbito de la psicología, los profesionales trabajan sobre dos
componentes:
1. Componente cognitivo–evaluador, es decir, el pensamiento, anticipaciones y la
predisposición de la persona ante el dolor y durante el dolor.
2. Componente subjetivo-emocional, identificando y gestionando las emociones que
surgen ante el dolor, que pueden interferir manteniendo o agravando la sensación
dolorosa.
3. intentar cambiar la percepción que tiene la persona de soportar el dolor y a su vez
cambiar su actitud y comportamiento hacia el mismo.

El dolor repercute de forma muy negativa sobre las funciones del paciente generando
un descenso significativo en su calidad de vida (trastornos del sueño, disminución del
apetito, limitaciones de la actividad física, alteraciones de su vida social, etc.).
Comprobar si existen diferencias en la calidad de vida de las personas que consultan por
cuadros dolorosos respecto a las que consultan por otras patologías. Teniendo en cuenta lo
ates mencionado que las emociones pueden ayudar o perjudicar más a un paciente con
algún sufrimiento.
La convivencia con el dolor, más si hablamos de dolor crónico o en la presencia de una
enfermedad mortal (como el cáncer), tiene graves repercusiones sobre la esfera psicológica
del paciente. Un ejemplo para asentar estos factores seria la presencia de un familiar infante
por cáncer en el que las especificaciones del caso se prestan a una sensación de dolor muy
presente en familiares, conocidos, demás pacientes e incluso en los trabajadores de la salud.
Los cuidados paliativos son un reto ante el que se encuentran niños, familias, profesionales

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sanitarios y la sociedad en general. Es complicado que una persona sepa desempeñar un
papel correcto frente a una situación como esta, en las vidas de los niños que fallecen y en
las de sus familias. En el mejor de los casos, los profesionales sanitarios pueden ayudar a
todas las personas a las que afecta la muerte del niño a tomar conciencia de que han hecho
todo lo que han podido para ayudar, se ha prevenido un sufrimiento evitable mediante el
adecuado tratamiento de síntomas y las decisiones tomadas, y que los padres han sido unos
buenos padres, facilitando la elaboración del duelo. En otros casos las familias se
encontrarán con un sistema sanitario que deja a las familias con el recuerdo doloroso de un
sufrimiento innecesario, con el recuerdo de actitudes y palabras insensibles y dolorosas, y
dudas durante toda la vida sobre las decisiones que tuvieron que tomar en un momento
determinado.
La sintomatología psicológica más característica asociada al dolor es la depresión y la
ansiedad.

Dolor y depresión

Los síntomas depresivos pueden ser al mismo tiempo síntomas característicos de la


enfermedad biomédica del dolor crónico porque tienen muchas características similares. El
enfermo de dolor crónico modifica los conceptos sobre sí mismo, presenta cambios de humor
repentinos, está menos activo, muchas veces permanece largos períodos de tiempo en la
cama, cambia su dinámica vital y se altera también la dinámica familiar, etc.
Los pacientes con depresión informan de dolor como síntoma destacado y los pacientes con
dolor crónico presentan en un gran porcentaje depresión secundaria a causa del dolor.

Dolor y ansiedad

La ansiedad puede mantener la activación automática del dolor y facilitar la aparición de


mayores síntomas, es por ello que hay una importante interrelación entre la experiencia de
dolor y la ansiedad.
Estudios indican que manteniendo constante la intensidad del dolor, es el aumento de la
ansiedad lo que hace que los pacientes califiquen a la experiencia dolorosa de insoportable.
La ansiedad es un factor de riesgo para incrementar el dolor y la cronificación del mismo.
Cuando llegan a nuestra consulta pacientes con dolor, es importante realizar un diagnóstico
diferencial a través de una evaluación exhaustiva; no sólo centrarnos en reducir el dolor, sino

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también disminuir la sintomatología característica de la ansiedad y depresión aumentando
la percepción de control ante las emociones desagradables.

El desarrollo y mal manejo de las emociones (en especial las negativas) en contra de algún
hecho pasional doloroso conducirá al mismo organismo a la presencia de malestares físicos
Vivir con estragos de un trauma punzante provocará una discapacidad, traducido en
experiencia de padecer un trastorno orgánico y funcional que provoca alteraciones en las
funciones o estructuras corporales y algún grado de limitación en la actividad de la persona.
Es vulnerable físicamente porque está sujeto a la enfermedad, al dolor y a la decrepitud, y
se hace evidente cuando el ser humano ejerce su facultad de pensar. el sufrimiento es un
complejo estado afectivo, cognitivo y negativo que se caracteriza por la sensación de
amenaza a la integridad, un sentimiento de impotencia para hacer frente a dicha amenaza,
y por el agotamiento de los recursos personales que permiten enfrentarla.

Concluyendo con las investigaciones es imperante la equidad y lazos que hay entre el dolor
físico y emocional ya que podríamos afirmar que no hay una sin influencia de la otra (la
proporción de esta influencia será dada por cada persona a cada factor del suceso) pudiendo
estar unas mas remarcadas que otras en algunos casos pero que sin duda pueden atraer
mas complicaciones si no se conducen por un tratamiento adecuado ante la situación,
especialmente los médicos (sin embargo, en general) es transcendental que se sepa tratar
debidamente a una persona con alguna dolencia ya sea física o emocional unificando el ser
compuesto por un físico y un intangible que comparten un mismo espacio y tiempo y que
interactúan dando estado y vida a una persona.

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