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LOS SIETE PECADOS CAPITALES

Introducción

Narrador:
En un principio todo era tinieblas, y Dios separo la luz de la oscuridad, creo el universo y todo
cuanto existe en él, Dios creo al hombre a su imagen y semejanza, y lo puso por encima de
todo ser viviente.
El hombre tenía todo para ser feliz. Sin embargo, un día fue tentado por el maligno y rompió
su amistad con Dios.
Pero no todo estaba perdido. . . Aún quedaba una esperanza. Dios en su infinita misericordia
promete a la humanidad un salvador.
“De la descendencia de la mujer saldrá una virgen santa y pura que dará a luz un niño y será
llamado hijo de Dios (que vendrá de la mujer prometida, ella será virgen y pura).”

Acto I La Anunciación

Narrador:
Transcurrieron muchos años y la humanidad esperaba con ansia la promesa hecha por Dios.
En una humilde aldea de Nazaret vivía una bella joven llamada María, la cual estaba
comprometida con un joven de nombre José.
Un día, encontrándose ella en oración sucedió un hecho muy importante, veamos que paso:

Ángel:
Alégrate Maria, ¡has encontrado gracia ante los ojos de Dios! Concebirás y darás a luz un hijo
al cual le pondrás por nombre Jesús, el será llamado hijo de Dios y será el salvador del mundo
y su reino no tendrá fin.

Maria:
¿Pero cómo será esto si no conozco varón?

Ángel:
El espíritu santo te cubrirá con su sombra y quedaras encinta, por eso el niño que nacerá de ti
será llamado santo e hijo de Dios, ve a tu prima Isabel la que decían estéril, a pesar de su
avanzada edad ya va en su sexto mes de embarazo porque para Dios no hay nada imposible.

Maria:
Yo soy la esclava del señor hágase en mi según su voluntad.
Acto II El plan de Satanás

Narrador:
La profecía se había cumplido. Muy pronto el salvador estaría entre los hombres dando a
conocer su mensaje de amor.
Pero el maligno "Satanás" no podía quedarse con los brazos cruzados sin hacer nada. Ahora
más que nunca quería evitar que los hombres se acercaran a Dios. Veamos que pasa en el
infierno.

Satanás:
(preocupado) no puede ser, esto es el colmo, ya casi nace el Mesías y yo no he hecho nada,
tengo que pensar en cómo evitar que el mundo se vuelva una cursilería, solo de imaginarme a
los hombres alegres, felices ayudándose mutuamente, dando lo mejor de sí . . . Brr me hierve
el hígado.
¿Dónde están mis súbditos? . . .
Pereza, lujuria, envidia, ira, gula, soberbia y avaricia vengan a mí.
A ver, que han estado haciendo en la tierra, no saben que ya va a nacer el Mesías y que
tenemos que alejar a la gente del bien y engrosar nuestras filas del mal.
Tu lujuria, que cuentas me das.

Lujuria:
Bueno pues conmigo todos caen, bueno casi todos. Yo me les presento en múltiples formas,
pensamientos, palabras, y sobre todo obras, los seduzco con la bella presentación del cuerpo
y con mi falsa felicidad, tú sabes cariño, soy irresistible.

Envidia:
Hay si chulis te crees la mejor, pero yo tengo más adeptos que tú, hace unos minutos logre
que pelearan dos judíos y uno mato al camello nuevo del otro porque yo le dije al oído que no
podía permitir que tuviera un camello del año, mejor y más veloz.

Avaricia:
Tener, tener, tener, alguien hablo de tener. Yo seduzco a los hombres inculcándoles la idea de
amar al dinero y los bienes materiales. Claro sin darle nada a los demás. Como cuando logre
que un tipo rico y egoísta despojara a una pobre viuda de sus pocas pertenencias porque se
atrasó un día en el pago de su renta.

Satán:
Y tu ira, ¿qué has hecho?

Ira:
A mí ni me digas nada, porque no le preguntas a pereza el todo el día está echándola, a
verdad, a él no le dices nada, y que me dices de gula, a cada rato se da un tiempecito para
tomarse un aperitivo, ya va que rueda.

Soberbia:
Pues yo no necesito de ninguno de ustedes, bola de tontos. Yo solo lograre echar abajo los
planes de Dios.

Todos:
Lagarto lagarto lagarto.

Satán:
No permito sublevaciones, yo soy el que manda aquí. Preparen sus mejores tentaciones
porque ahora mismo vamos a trabajar horas extras, tenemos un nacimiento que evitar.

Lucifer:
¿Quién va a nacer?

Satán:
El Mesías

Lucifer:
¿Qué, qué, qué? ¿Y ese quién es?

Satán:
En tono burlesco.
“El hijo de Dios”

Lucifer:
O sea y ¿porqué ese bebito es taaaaan importante que nos hace trabajar a todos?

Satán:
Porque con su nacimiento viene a redimir al mundo, a dar paz y amor a los corazones, y a
lograr que en este mundo reine la paz y la felicidad. . . brrrr!!!! De solo pensarlo me da horror,
basta de preguntas, vamos, vamos a trabajar, bola flojos!!!
Todos:
Negrero!
Baile

Acto III Pedida de posada


Narrador:
Por aquel tiempo, el emperador augusto ordeno que se hiciera un censo en todo el mundo.
Este primer censo fue hecho siendo cirineo gobernador de Siria. Todos tenían que ir a
inscribirse a su propio pueblo.
Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de galilea, y se fue a Belén, en Judea,
donde había nacido el rey David, porque José era descendiente de David. Fue allá a inscribirse,
junto con Maria, que estaba comprometida para casarse con él y se encontraba en cinta. Y
sucedió que mientras estaban en Belén le llego a Maria el tiempo de dar a luz.

José:
Maria, no sabes cómo siento todo esto, tu tan cansada y no tienes lugar donde pasar la noche.

Maria:
No te preocupes José, recuerda que el señor todopoderoso vela por nosotros y nada sucede
sin que sea su voluntad. Es verdad que me he cansado un poco, pero es tan grande la alegría
que hay en mi corazón cuando pienso que pronto tendré entre mis brazos al hijo de Dios. ¿te
das cuenta José?, el señor te ha elegido no solo para buscarle albergue sino para ser su
protector.

José:
Maria, tus palabras alimentan mi fe, me envuelven en una dicha enorme, que misterio tan
grande el amor de Dios, haberme elegido a mí, un pobre carpintero de Nazaret para proteger
a su divino hijo! al Mesías esperado, ¡al futuro rey de Israel!

Maria:
José, parece que esta es una posada, vamos a llamar.
(José llama a la puerta)

Posadero:
si, ¿que desean?

José:
Mire señor, venimos desde muy lejos, necesitamos un lugar para pasar la noche, mi esposa
está muy cansada y está próxima a dar a luz, no nos podría albergar aunque sea por esta
noche?

Posadero:
Pues lo siento, pero tengo la posada llena, si quieren hay unas grutas que sirven de refugio a
los pastores para protegerse del frío, no están muy lejos de aquí.

José:
Gracias señor, iremos enseguida para allá.
Acto IV Anuncio a los pastores

Narrador:
Transcurrieron los días y cada vez, se iba acercando más la fecha que toda la humanidad
esperaba, veamos que sucede en una fría noche de invierno en las afueras de Belén.

Salome:
Que noche tan fría! Creo que nunca ha habido una noche como esta.

Saúl:
Ni el fuego logra calentar mis manos, las tengo tan frías y entumecidas que casi no las siento.
(Se las frota y las acerca al fuego)

Josué:
En verdad hay mucho frío esta noche, pero duele más el frío de los corazones duros. Si una luz
pudiera derretir el hielo de nuestros corazones y mostrarnos el camino hacia una humanidad
más fraterna.

Daniel:
Josué cállate! Ya vas a empezar con tus cosas, tu siempre con la esperanza de un mundo
mejor.

Salome:
Tu siempre tan iracundo Daniel, deja hablar a Josué pues sus palabras siempre están llenas de
sabiduría.

Zacarías:
Tienes razón salome, pues yo creo que Josué al igual que nosotros, esperamos que algún día la
promesa de Dios se cumpla.

Miriam:
Me lleno de alegría al pensar que algún día el Mesías llegará, y él nos guiará por el camino de
la felicidad y traerá alegría al mundo.
Zacarías:
Haber, haber, haber, explícame más acerca del Mesías, pues yo soy muy ignorante, no se leer
ni escribir, por eso no conozco las escrituras.

Saúl:
¡Pues ni creas que estudiando mucho vas a ser un hombre de noble corazón ve a los fariseos
cómo se comportan, son unos hipócritas!
Josué:
Es cierto, no por mucho saber vas a agradar a Dios, sino haciendo el bien a los demás.

Ruth:
(Fastidiada) ya cambien de tema, todo esto está muy bonito, pero mientras se cumplen las
profecías, yo quiero gozar esta vida, bailar, cantar y divertirme, olvidarme del sufrimiento de
mi raza bajo el yugo romano.

Salome:
Tu siempre tan despreocupada.

Daniel:
Tan loca dirás! Siempre anda pensando en divertirse y como gozar la vida.

Ruth:
Que culpa me tengo? Soy joven y bella y tengo un porvenir hermoso por delante, algún día
dejare de ser una pobre pastora y entonces me verán vestida y calzada como merezco, con
joyas en las manos, cuello y hasta en los pies.

Saúl:
Y dónde vas a guardar tantas joyas si algún día logras tu propósito?

Ruth:
Cállate insolente, tu siempre burlándote de mí, como solo piensas en dormir y ves todo
negativamente, no puedes disfrutar de todo lo bueno que ofrece esta vida.

Salome:
Pobre Ruth, es muy ambiciosa, pero en el fondo es buena.

Miriam:
Yo creo que sería capaz de casarse con un romano para tener todo lo que desea.

Ruth:
No Miriam, mi juventud es una cosa y mis ideas otras, pero cuando se me presente una buena
oportunidad ya verás cómo va a cambiar esta vida de pastora.
Zacarías:
¿Y cuando tengas todo eso que dices, donde vas a poner tu rebaño?

Ruth:
Pero que tonto eres! Ya no necesitare de él, lo regalare o lo mandare trasquilar y haré con él
colchas para que duerma este holgazán (se dirige a Saúl).

Josué:
Ya dejen de pelearse por favor (Saúl levantándose va tras ella).
Saúl:
Me las pagaras! (la corretea) (Ruth sale riéndose de el).

Miriam:
Que divertido! Yo también voy a corretear junto con ellos.

Daniel:
Yo no sé qué le ve de divertido, el fuego ya está debilitándose y como siempre yo soy el que
tiene que ir por más leña. Miriam deja de jugar y acompáñame por la leña.

Josué:
Es mejor que yo también los acompañe pues puede haber algún lobo cerca.

(Se apagan las luces y se espera un momento para encenderlas)


Se encuentran sentados Salome y Zacarías junto al fuego y llegan Miriam, Josué y Daniel.

Miriam:
(se ríe) ja, ja, ja! Como brincaste cuando oíste ese ruido entre los matorrales Daniel.

Daniel:
No le veo la gracia niña, que tal si era un lobo o algo peor.

Josué:
Bueno, ya dejen de discutir.
(Llegan Ruth y Saúl corriendo).

Ruth:
jum, jum bueno ya, no es para tanto ya me cansé de correr.

Saúl:
Pues debes aprender a respetar a la gente.
Daniel:
Me quieren hacer el favor de dejarse de tonterías y ayudarnos.

Salome:
Miriam y Ruth ayúdenme a preparar la cena.
(Se prepara la cena y empiezan a comer)
(Josué no toca su comida)

Salome:
Josué no tienes apetito, que te pasa?

Josué:
no se Miriam, tengo algo en el corazón que no puedo explicar, como que algo maravilloso va a
suceder.

Zacarías:
Escuchen alguien está cantando.
(Canto, luces, Ángeles que van apareciendo)

Daniel:
Y esa luz que se acerca que será?
(Ruth y Miriam se refugian con salome).

Miriam:
Salome, tengo miedo.

Ruth:
Que será esto?
(Se juntan Daniel y Josué.... Uno de los Ángeles habla, música noche de paz.)

Ángel:
Pastores de Belén no temáis, os traigo una buena noticia que será motivo de alegría para todo
mundo, hoy ha nacido en Belén en la ciudad de David, el Mesías prometido el salvador del
mundo, id a adorarlo.

Josué:
Y como lo encontramos?

Ángel:
Os daré una señal, encontrareis al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre.
Salome:
Se han cumplido las escrituras, ha nacido el salvador.

Miriam:
Vamos a adorarle.

Daniel:
Tenemos que llevarle algo, yo le llevare leche.

Miriam:
Yo miel

Zacarías:
Yo le llevare una pielecita para que duerma calientito.

Ruth:
Yo iré a Belén por un regalo bonito.

Salome:
No vayas Ruth, puede pasarte algo.

Ruth:
No me pasara nada, mi regalo tiene que ser el mejor.
Saúl:
Pero está muy lejos Ruth, no vayas hay muchos peligros.

Ruth:
No me pasara nada, lo que pasa es que les da envidia que yo le pueda llevar un mejor regalo.
Pronto estaré de vuelta.

Josué:
Daniel, sigue a Ruth y cuida que no le pase nada, esa muchacha está muy loca.

Daniel:
Siempre yo siempre yo, Zacarías, Miriam, acompáñenme.
(Y salen a buscar a Ruth).
Acto V Herodes y los sabios de oriente.

Herodes se encuentra en el palacio plácidamente recostado y comiendo unas jugosas uvas.

Narrador:
En el tiempo en que Herodes el grande era rey del país, llegaron por entonces a Jerusalén
unos sabios de oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas. Habían estado siguiendo
una muy brillante, la cual sabían que les indicaría el camino hacia el rey de los judíos. Sus
nombres eran Melchor, Gaspar y Baltasar. Melchor venido de la india en su majestuoso
elefante, Gaspar procedente del Cáucaso en su brioso corcel y Baltasar originario del oriente
en su noble camello. Al llegar fueron a ver a Herodes. . .

Melchor:
Te saludamos rey Herodes, hemos venido de muy lejos siguiendo una estrella luminosa ya que
según nuestros cálculos en estas fechas nacerá el rey de los judíos.

Gaspar:
Sabes dónde está el rey?

Herodes:
Rey? ¡qué rey ni que rey! El único rey de Jerusalén soy yo, el espléndido, el único, el
maravilloso, ¡el magnánimo y nunca bien ponderado Herodes el grande ese soy yo!

Baltasar:
No dudamos que así sea, pero nosotros venimos buscando al Mesías del mundo.

Satán:
(Se aparece al rey Herodes y le dice al oído)
No seas tonto magnifico rey, están por cumplirse las escrituras pregúntales que saben del
Mesías, así sabrás donde esta y podrás eliminarlo para siempre. ¿o acaso dejaras que un
pobretón te quite el trono?
Lucifer:
Es verdad, acá el jefe tiene razón, no lo puedes permitir, te imaginas, que oso, ¿no?

Herodes:
Ah! Si, claro, el Mesías, ¿cómo se me pudo olvidar ustedes saben con exactitud donde nacerá?

Gaspar:
Según nuestros cálculos y de acuerdo con las escrituras de los profetas, deducimos que será
en Belén de Judá.

Satán:
Diles que te indiquen el lugar exacto para poder atraparlo.

Herodes:
Id pues a buscarle, y cuando lo encuentren venid y decidme el lugar exacto para que también
yo vaya a adorarlo, a ese pequeño y dulce bebito que ya ansió tenerlo entre mis manos. . .
Perdón entre mis brazos.

Narrador:
Con estas indicaciones del rey los sabios se fueron y la estrella que habían visto brillar, iba
delante de ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
- Tentación a los pastores –

Narrador:
Como habíamos visto, la orgullosa Ruth se dirigía a Belén a comprar un hermoso regalo, pues
ella pensaba que de esta forma agradaría más al niño Dios.
Sus compañeros pastores la seguían de acerca pues temían que algo malo le fuera a pasar.
Quien se iba a imaginar que Satanás y sus demonios, disfrazados para no ser reconocidos les
esperaban en un lugar del camino para tentarlos y evitar así su encuentro con el salvador.
(Ruth va pasando y se aparece Satanás)

Satanás:
A dónde vas tan aprisa hermosa pastora?

Ruth:
Quién eres?

Satán:
Soy alguien que admira tu belleza y he venido de muy lejos para conocerte, dime, ¿a dónde
vas?

Ruth:
Voy a Belén a buscar un regalo para el Mesías que acaba de nacer, unos Ángeles nos lo han
anunciado y por eso voy de prisa, quiero llevarle un regalo hermoso, mejor que el de mis
compañeros pastores.

Satán:
¿Mesías, acaso crees tú eso? que vendrá un Mesías?
(en eso aparecen Daniel Zacarías y Miriam)

Daniel:
Si! Lo dicen las escrituras.

Satán:
Mis pobres e ignorantes amigos, no sean tontos, no es verdad. El Mesías no vendrá nunca, y
ya dejen de pensar en esas cosas que no les darán ningún provecho, mejor vengan conmigo,
yo les voy a presentar a unos buenos amigos que les enseñaran a ser muy felices.
Lujuria, muéstrales tus encantos a estos nuestros amigos.

Lujuria:
A ver. A ver, pero que encanto de hombres, tan jóvenes y seguramente deseosos de probar
las mieles del placer.
qué tienes que hacer hoy en la noche? (se dirige a Zacarías)

Zacarías:
pues vamos a ir a Belén . . .

Lujuria:
Para que tontuelo, si tú te postras ante mi te haré conocer todos los placeres de la tierra,
tendrás a tus pies a las mujeres más bellas, todas te amaran, gozaras de tu juventud.

Miriam:
Permíteme un momento chiquita, deja en paz a mi amigo. Sacarías no te dejes engañar, los
placeres carnales no son la verdadera felicidad. Que no te envuelva esta mujer.

Zacarías:
Si, tienes razón ya me estaba creyendo lo que me decía, pero la auténtica felicidad está en el
amor verdadero y no en la pasión carnal.

Envidia:
(Se acerca a Daniel y le dice) mira cómo se ven esos dos, parece que hay algo más que
amistad. . . Además, a ti siempre te gusto Miriam, ¿vas a dejar que te la quiten? Tu eres mejor
que él… pelea tonto!

Zacarías:
(Hace un gesto de molestia, empuja al diablo y dice) bueno ya vámonos que se nos hace tarde.

Avaricia:
(Se acerca a Ruth y le dice) y tu humilde pastora, pero mira tus ropas, si son verdaderos
andrajos, si tú te postras ante mí y te olvidas de ir a Belén yo te daré hermosos vestidos, joyas
preciosas, camellos veloces, lo tendrías todo.

Envidia:
Serias la envidia de tus amigos pastores. . .

Soberbia:
No necesitarías de nadie . . .
Lujuria:
Te desearían todos los hombres . . .

Pereza:
No tendrías que trabajar . . .

Gula:
gozarías de miles de manjares . . .

Ira:
No te gustaría darles un disgusto a tus malos amigos?
(Todos los diablos rodean a Ruth y bailan para ella, sus amigos quieren salvarla, pero Satán los
congela)

Ruth:
(Tiene que decidir qué hacer, cae al suelo, se tapa los oídos y grita) nooo, ya se quiénes son
ustedes. ¡Apártense de mí… auxilio!

Satán:
Calla tonta (tratando de agarrarla)

Miguel:
(Aparece) atrás espíritu maligno, deja de tentar a estas criaturas del señor, ya ves que tus
seducciones no han causado ningún efecto, vuelve al abismo infernal de donde saliste tú y tus
demonios.
(Pelean y san miguel vence a Satán y este huye con los diablos).

Miguel:
id pastores a Belén, y no tengáis temor, Ruth no olvides que el mejor regalo es un corazón
sencillo.

- La llegada de los pastores y reyes magos -

Canto.
(Jesús en el pesebre, la virgen acomodando los pañalitos, San José de rodillas adorándolo,
llegan los pastores cantando, presentan sus ofrendas al niño, San José los recibe)

Josué:
Un ángel nos ha dado la noticia y hemos venido a adorarle.

Salome:
Son pobres nuestros regalos, pero es grande nuestro amor.

Zacarías:
Esta piel calientita te abrazara muy bien bello niño.

Miriam y Daniel:
Leche y miel te traemos con todo el corazón.

Josué y Saúl:
Te traemos leña para calentarte la cueva.

Ruth:
Yo traigo mi pandero y le haré fiestas al niño. Este será mi regalo y todo mi cariño.

Miriam:
Tomemos también nuestros panderos y que empiece la fiesta.
(Bailan todos y al terminar se postran).
Fin.

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