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Capítulo 1

Introducción

1.1. Introducción y Objetivos


Se redacta el proyecto fin de carrera ”Simulación numérica directa en paralelo de las ecuaciones
de Navier-Stokes en flujos con capa límite desprendida. Aplicaciones en instalaciones deportivas con
gradas cubiertas” para el departamento de Ingeniería del Diseño de la Escuela Superior de Ingenieros
de Sevilla y tutorado por don José Ángel González Pérez.
El proyecto consiste, a groso modo, en aplicar una herramienta para resolver flujos de viento en
ingniería civil, y emplear estos resultados para el cálculo de las cargas que el viento ejerce sobre las
construcciones
Este documento presenta dos partes claramente diferenciadas: una parte de introducción y aspectos
relaccionados con el problema, y otra, dedicada a la aplicación de la herramienta en un modelo de
edificio de viviendas de forma cúbica y en los modelos de estadio de fútbol de los dos equipos de la
ciudad de Sevilla (el Sevilla F.C y el Real Betis Balompié).
La primera parte consta de cinco capítulos:

El primer capítulo incluye la introducción, los fundamentos de la mecánica de fluidos, el empleo


del análisis dimensional, unas ideas básicas sobre las cargas de viento sobre edificaciones y la
incomodidad que el viento genera en las personas.

El segundo capítulo está dedicado a las ecuaciones de Navier-Stokes, las aproximaciones que se
pueden realizar para simplificar las ecuaciones y el fenómeno de la turbulencia incluyendo sus
modelos.

En el tercero aparece la aplicación de las computadoras a la resolución de problemas de la


dinámica de fluidos.

El cuarto versa sobre el viento atmosférico y su modelado.

Y por último un capítulo dedicado a los túneles de vientos y sus aplicaciones.

Por contra, la segunda sólo consta de tres capítulos, que coinciden con cada una de las aplicaciones
llevadas a cabo en el proyecto:

El modelo de edificio de viviendas de forma cúbica.

El modelo de estadio ”Ramón Sánchez Pizjuán”.

El modelo de estadio ”Manuel Ruiz de Lopera”.

El procedimiento llevado a cabo para la realización de cada una de las aplicaciones es:

Crear un modelo geométrico del objeto que se desee modelar

Definir un dominio (volumen fluido) alrededor del objeto a estudio

9
10 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

Generar una malla de volúmenes finitos en el dominio definido, es decir, dividir el dominio en
pequeños volúmenes.

Discretizar las ecuaciones integrales completas de Navier-Stokes y aplicarlas para cada uno de
los volúmenes definidos.

Imponer las condicines de contorno e iniciales para las variables que gobiernan el problema.

Resolución en paralelo de las ecuaciones: que consiste en la división del problema en varios
procesos que se resuelven de forma independiente.

Representar los resultados obtenidos

Comparar los resultados con datos de ensayos experimentales de túnel de viento.

1.2. Fundamentos de Mecánica de Fluidos


1.2.1. Introducción
La mecánica de fluidos es la rama de las ciencias de la ingeniería que trata de las fuerzas y energías
que los fluidos generan en reposo y en movimiento. El estudio de la mecánica de fluidos abarca la
aplicación de los principios fundamentales de la mecánica y la termodinámica para desarrollar un
entendimiento físico, y las herramientas analíticas que emplean los ingenieros para diseñar y evaluar
equipos y procesos donde los fluidos están presentes.
Toda la materia se encuentra en uno de los dos estados: sólido o fluido. Probablemente se tenga
una idea cualitativa de la diferencia entre ellos: un sólido no cambia fácilmente su forma, mientras
que los fluidos cambian con relativa facilidad. Este concepto incluye tanto a los líquidos, los cuales
cambian fácilmente de forma pero no de volumen, como los gases, los cuales cambian fácilmente de
forma y de volumen.

1.2.2. Conceptos Básicos


Con objeto del estudio del comportamiento de los fluidos es conveniente fijar claramente una serie
de conceptos y definiciones de gran interés, que ayudarán a la perfecta comprensión del proyecto. Estos
conceptos pueden ampliarse en cualquier texto de Mecánica de Fluidos[13].

Fluidos. Fases: sólido, líquido y gas


Un fluido, a diferencia de los sólidos, es una sustancia que cambia de forma con determinada
facilidad. Los fluidos pueden estar en dos fases distintas: líquidos (tienen un volumen definido por
el recipiente que lo contiene y una superficie libre) o gaseosos (se expanden para rellenar todo el
volumen).
Todas las sustancias se componen de un número extremadamente grande de partículas discretas
denominadas moléculas. La fase de una muestra de materia (sólido, líquido o gas) es una consecuencia
del espaciamiento y fuerzas intermoleculares. Las moléculas de un sólido se encuentran relativamente
cerca y ejercen fuerzas intermoleculares grandes, mientras que las moléculas de un gas están muy
alejadas y ejercen fuerzas intermoleculares relativamente débiles. Así, los gases cambian fácilmente
tanto de forma como de volumen y por el contrario los sólidos tienen un volumen y forma definidos.
Entre ambos se encuentran los líquidos, con fuerzas intermoleculares lo suficientemente fuertes para
conservar el volumen pero no la forma.

Mecánica de los medios continuos


El movimiento de los fluidos se engloba dentro de la mecánica de los medios continuos. En un
modelo continuo, un fluido se describe en función de sus propiedades, las cuales representan carac-
terísticas promedio de su estructura molecular. Por ejemplo, se emplea la masa por unidad de volumen
1.2. FUNDAMENTOS DE MECÁNICA DE FLUIDOS 11

o densidad, en lugar del número de moléculas y la masa molecular; la velocidad de un fluido se define
como la velocidad del centro de masa del conjunto de moléculas cercanas a un determinado punto.
Se debe hacer énfasis en que al adoptar el modelo continuo, se busca la solución de un problema de
mecánica de fluidos en función de la variación de una serie de propiedades en todo el dominio fluido.
Estas propiedades son funciones continuas en espacio y tiempo, que se definen para cada punto del
fluido, considerando punto como un volumen lo suficientemente grande como para poder incluir en él
un gran número de moléculas.

Fluidoestática y dinámica de fluidos


La fluidoestática se ocupa de los fluidos en reposo (la velocidad es nula en cualquier punto del
dominio), mientras que la dinámica de fluidos trata de los fluidos en movimiento.

Hidráulica y aerodinámica
Se entiende por hidraúlica al estudio del flujo de líquidos (por ejemplo, agua) y, por el contrario,
aerodinámica cuando se trata de flujo de gases (normalmente aire)

Compresible e incompresible
Todos los fluidos son compresibles salvo algunas excepciones, pero podemos considerarlo como
incompresible; es decir, cambios de presión no originan cambios en la densidad del fluido (densidad
constante) para velocidades mucho menores que la velocidad del sonido (∼ 1480 m s−1 en agua, 340
m s−1 en aire).

Fluidos ideales y reales


En los fluidos ideales no tenemos en cuenta los efectos viscosos. Esto nunca es cierto pero puede
ser una buena aproximación en ciertas ocasiones como veremos más adelante (ver apartado 2.2.5).

Flujos laminares y turbulentos


Los flujos reales pueden ser laminares o turbulentos. En un flujo laminar tiene lugar un movimiento
ordenado de las partículas que determinan el dominio fluido, al contrario que ocurre en los movimientos
turbulentos, donde se dá lugar un movimiento caótico y aleatorio superpuesto, en cierto modo, al
movimiento principal.

Cuerpos romos y fuselados


Se entiende por un cuerpo romo a los cuerpos con aristas vivas (por ejemplo: un edificio de vivien-
das), y por fuselados, aquellos que se encuentran redondeados (por ejemplo: alas y fuselajes de
aeronaves).

1.2.3. Fuerzas sobre los cuerpos. Coeficientes


Como es sabido, cualquier sistema de cargas se puede reducir a una fuerza y a un momento aplicados
en un punto cuyas componentes dependerán del sistema de ejes que se adopte como referencia. En
el cálculo de las acciones del viento sobre un cuerpo sometido a una corriente incidente uniforme de
velocidad U∞ se suele adoptar un triedro de referencia ligado al cuerpo, de modo que el eje x tiene
la dirección y el sentido de la velocidad incidente U∞ , el eje z está contenido en un plano vertical y
forma un ángulo de π/2 con el eje x y por último, el eje y se define de modo que el sistema de ejes
forme un triedro a derechas, tal como se indica en la Figura 1.1.
Este sistema de referencia se denomina ejes viento y las proyecciones de la fuerza resultante sobre
los ejes reciben los nombres de resistencia aerodinámica a la proyección sobre el eje x, sustentación
la correspondiente al eje z y fuerza lateral la del eje y; de igual modo las componentes del momento
se conocen con los nombres de momento de balance (eje x), momento de guiñada (eje z) y momento
12 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

Figura 1.1: Sistema de ejes viento

de cabeceo (eje y), sobre todo en las aplicaciones aeronáuticas[17]. En Aerodinámica, lo habitual no es
utilizar directamente estas fuerzas y momentos, sino ciertos coeficientes adimensionales relacionados
con los rnismos. La ventaja de la adimensionalización, uno de los conceptos más simples y a la vez
más fecundos de la Mecánica de Fluidos, es que permite, a la hora de modelizar el movimiento fluido
alrededor de un obstáculo, caracterizar e identificar el flujo con unos pocos parámetros adimensionales.
Esto confiere una gran generalidad a los resultados, además de reducir el número de parámetros
involucrados. (ver apartado 1.3)
Para conocer el estado de cargas producido por el viento sobre un determinado obstáculo será
preciso, en general, determinar primero cómo es la distribución de las presiones sobre las superficies
del cuerpo para, mediante la integración de éstas, determinar las cargas globales. También aquí en vez
de distribuciones de presión, p(x, y, z), se suelen manejar distribuciones de presión adimensional, lo
que se denomina coeficiente de presión cp (x, y, z). Para definir el coeficiente de presión es conveniente
recordar la ecuación de Bernoulli en régimen incompresible, que relaciona, a lo largo de una línea
de corriente, la presión, p, y la velocidad, U , en un punto del dominio fluido con las condiciones de
presión y velocidad, P∞ y U∞ existentes corriente arriba, lejos del cuerpo:
1 1 2
p + ρU 2 = p∞ + ρU∞ = pR (1.1)
2 2
donde pR es la presión de remanso.
La expresión 1.1 es válida a lo largo de una línea de corriente en aquellas situaciones en las que el
flujo del aire pueda ser considerado como potencial y la velocidad del fluido sea pequeña comparada
con la del sonido, lo que ocurre, como ya se ha mencionado, en la mayoría de las aplicaciones de la
Aerodinámica Civil. Una excepción son las capas límites y las estelas que se forman corriente abajo
de los cuerpos, donde la viscosidad del aire, aun siendo muy pequeña en términos relativos, juega un
papel importante y el flujo deja de ser potencial. Así pues, salvo en las capas límites que se forman
en los obstáculos y en sus estelas, si las condiciones del flujo incidente, P∞ y U∞ , son uniformes y
constantes corriente arriba, el valor de la presión de remanso, pR , será, de acuerdo con la expresión
1.1, constante en todo el dominio fluido.
El coeficiente de presión en un punto, cp (x, y, z), se define como la diferencia entre la presión en
el punto considerado, p(x, y, z), y la presión de referencia, p∞ , dividida por la presión dinámica de la
corriente incidente, 1/2ρU∞ 2 , es decir:

p − p∞
cp (x, y, z) = 1 2
(1.2)
2 ρU∞
Volviendo al caso de un cuerpo que se desplaza a través de un fluido en reposo, en la Figura 1.2
se muestra una distribución de presiones típica sobre un perfil de ala. En esta figura, el sentido de las
flechas indica la dirección en la que actúa la fuerza local y está relacionada con el signo del coeficiente
de presión. Una flecha que sale del obstáculo significa que el coeficiente de presión es negativo, lo
1.2. FUNDAMENTOS DE MECÁNICA DE FLUIDOS 13

que quiere decir que la corriente se acelera en esa zona (U es mayor que U∞ ) y en consecuencia la
presión local p es menor que la estática de la corriente incidente, p∞ (en esas zonas el viento ejerce
sobre el obstáculo una fuerza de succión); por contra, donde las flechas apuntan hacia la superficie del
obstáculo se entiende que el coeficiente de presión es positivo y se produce sobrepresión, es decir, sobre
esta parte del perfil la corriente se decelera y la presión local es mayor que la estática de la corriente
incidente.

Figura 1.2: Distribución de coeficientes de presión, Cp , sobre un perfil típico de ala y resultantes de
las fuerzas aerodinámicas que actúan sobre el perfil según la dirección perpendicular a la corriente
incidente no perturbada (sustentación, L) y en la dirección de la corriente (resistencia aerodinámica,
D).

Conocida la presión sobre el cuerpo, las componentes según un cierto triedro de referencia de la
fuerza global sobre el cuerpo se obtienen integrando sobre el área la componente según el eje deseado
de la presión y análogamente para el momento, integrando el producto de la proyección de la presión
según el eje considerado por la distancia al punto donde se refiera el momento. También aquí, en
vez de utilizar las magnitudes físicas, lo normal es utilizar coeficientes adimensionales de fuerzas y
de momentos. En el caso de obstáculos tridimensionales, los coeficientes de fuerza se definen como
el cociente entre la fuerza considerada y el producto de la presión dinámica por una superficie de
referencia, que en cuerpos romos suele ser el área frontal del obstáculo, A. Así, por ejemplo, si son
D y L las fuerzas de resistencia aerodinámica y de sustentación que actúan sobre el obstáculo, los
coeficientes de resistencia aerodinámica y de sustentación serán:

D
cD (x, y, z) = 1 2
(1.3)
2 ρU∞ A
L
cL (x, y, z) = 1 2
2 ρU∞ A

Análogamente, los coeficientes de momento se definen como

M
cM (x, y, z) = 1 2
(1.4)
2 ρU∞ CA
donde M es el momento respecto al eje considerado y C una longitud característica del obstáculo.

1.2.4. Capa Límite. Tipos. Desprendimiento de la corriente


Para explicar el concepto de capa límite y su desprendimiento se puede considerar un ejemplo
sencillo de movimiento fluido: una corriente bidimensional que discurre paralelamente a un obstáculo
plano (tal como se indica en la Figura 1.3). En la superficie del cuerpo la condición de contorno a
14 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

imponer es la no existencia de deslizamiento entre las partículas fluidas y el sólido (la velocidad del
fluido ha de ser nula en la pared del cuerpo en un sistema de referencia ligado a éste), por tanto,
existirá una región próxima al cuerpo en la que la velocidad pase de tener el valor nulo en la pared
al valor correspondiente a la corriente exterior. En esta zona, que suele ser delgada si el número de
Reynolds es suficientemente alto; los gradientes de velocidad son grandes, y en consecuencia, los efectos
viscosos importantes. Así pues, a la hora de estudiar el flujo a altos números de Reynolds alrededor
de un obstáculo, se puede considerar que el movimiento es potencial (no viscoso) en todo el campo
fluido, salvo en una zona próxima al cuerpo en la que los efectos viscosos son predominantes. Esta
zona próxima al cuerpo, normalmente delgada, se conoce con el nombre de capa límite.

Figura 1.3: Cerca de la pared de un cuerpo, para cumplir la condición de velocidad nula en la superficie,
la corriente se decelera progresivamente según nos acercamos a la pared; la zona donde ocurre la
deceleración se conoce como capa límite. En la figura se muestra el desarrollo de una capa límite sobre
una placa plana paralela a la corriente incidente; la capa límite nace laminar (a) y recorrida una cierta
distancia se produce la transición de régimen laminar a régimen turbulento (b) y se transforma en una
capa límite turbulenta (c).

Las capas límites pueden ser laminares o turbulentas. En una capa límite laminar partículas fluidas
contiguas siguen trayectorias casi paralelas, esto es, se mueven en láminas paralelas a la superficie
del cuerpo. El fluido, debido al rozamiento con la pared, se va decelerando suavemente conforme
nos acercamos a ésta; el perfil de velocidades en la capa límite laminar es suave. Los movimientos
laminares son casi una curiosidad de laboratorio; la naturaleza enseña que en los fluidos las pequeñas
perturbaciones tienden a amplificarse, generándose un complicado movimiento de agitación que se
superpone al movimiento principal, lo que se conoce como movimiento turbulento. En un movimiento
turbulento la velocidad de la partícula es la suma de la velocidad media y las componentes de agitación
turbulenta y debido a las componentes transversales de agitación turbulenta en este tipo de movimiento
se produce un mezclado muy efectivo entre las diferentes capas o láminas fluidas, por lo que la corriente
resulta, en media, mucho más homogénea. La capa límite turbulenta presenta un perfil de velocidades
medias mucho más unifonne que la capa límite laminar, lo que se traduce en que las mayores variaciones
de velocidad se producen en una zona mucho más próxima a la pared del cuerpo.
Un primer detalle de interés es que, en primera aproximación, en una capa límite (adherida) la
presión es constante a lo largo de rectas perpendiculares a la superficie del obstáculo y otro es que
toda capa límite se ensancha según avanza sobre la superficie del obstáculo, ensanchamiento que se
explica por los dos motivos que se exponen a continuación. El primer motivo para el ensanchamiento
de la capa límite está en las fuerzas de fricción; en efecto, cada lámina fluida dentro de la capa límite
decelera por viscosidad a la lámina inmediata exterior y a su vez es decelerada por la lámina inmediata
interior. La cantidad de movimiento que pierde el fluido se emplea en equilibrar la acción tangencial
que la pared ejerce sobre él. El segundo motivo tiene que ver con el posible desprendimiento de la
capa límite, el cual depende del campo de presiones que se va encontrando la capa límite en su avance
a lo largo del cuerpo. Puede ser que la presión vaya disminuyendo al avanzar, lo que se denomina
gradiente favorable de presiones, o que aumente a lo largo del camino, condición que se denomina
gradiente desfavorable. Ya se ha dicho que si la presión aumenta (gradiente desfavorable), la velocidad
disminuye y el fluido perderá cantidad de movimiento; lo contrario ocurrirá si la presión disminuye.
En el caso de una capa límite que avanza en presencia de un gradiente adverso de presiones, la pérdida
1.2. FUNDAMENTOS DE MECÁNICA DE FLUIDOS 15

de cantidad de movimiento se deberá a dos causas: parte de la pérdida de cantidad de movimiento


se empleará en contrarrestar el rozamiento en la pared y parte en vencer el gradiente adverso de
presiones. Por el contrario, cuando el gradiente de presiones sea favorable, la capa límite se acelerará
y ganará cantidad de movimiento, lo que ayudará a equilibrar el rozamiento en la pared.
Siguiendo con estos razonamientos es claro ahora que en presencia de un gradiente adverso de
presión, las láminas fluidas más cercanas a la pared, que tienen menor cantidad de movimiento, se
decelerarán comparativamente más que las más alejadas, ya que de acuerdo con lo dicho anteriormente,
todas ellas están sometidas al mismo gradiente adverso, pero las más alejadas, que tienen mayor
cantidad de movimiento, lucharán contra ese gradiente adverso en condiciones más favorables. A
consecuencia de esta deceleración las partículas próximas a la pared terminan por retroceder en vez
de avanzar y en la zona en la que ocurre este retroceso la capa límite está desprendida (ver Figura:
1.4).

Figura 1.4: Perfiles de velocidad en diferentes secciones de una capa límite: en presen- cia de un
gradiente adverso de presiones (P2 > P1) la capa límite se decelera, pudiendo llegar a invertirse el
sentido del flujo en la misma, cerca de la superficie del obstáculo (capa límite desprendida).

En resumen, la capa límite puede ser laminar o turbulenta. En el primer caso las láminas fluidas se
mueven ordenadamente y entre ellas hay sólo un intercambio debido a las fuerzas viscosas de cantidad
de movimiento, mientras que en el segundo caso las partículas fluidas, que inicialmente se movían
paralelamente entre sí, se entrecruzan de forma caótica y el intercambio de cantidad de movimiento
tiene lugar a escala macroscópica. Además, se sabe que la capa límite laminar es inestable y que se
mantiene como laminar sólo en la parte delantera del obstáculo; una vez que aparecen y se amplifican
las perturbaciones introducidas por el obstáculo, la capa límite pasa a turbulenta a través de un
proceso de transición, no lineal y muy complicado.
Para aclarar algo más el fenómeno del desprendimiento de la capa límite, supongamos el caso de
un cilindro circular de radio ‘a’, sometido a una corriente incidente uniforme y constante de velocidad
U∞ . Supongamos también que se cumplen las condiciones necesarias para que este movimiento se
pueda considerar como potencial, para así despreciar el efecto de la viscosidad. En las condiciones
anteriores el campo de velocidades sobre el cilindro circular viene dado por las expresiones:

U = 2U∞ sin2 (θ) (1.5)


W = 2U∞ sin(θ)cos(θ)

donde U y W son las componentes horizontal y vertical de la velocidad y el ángulo θ está medido a
partir del punto de remanso anterior. De la aplicación de la ecuación de Bernoulli (ver apartado 2.2.8)
entre un punto situado en el infinito aguas arriba y otro situado sobre el cilindro circular se obtiene
que la presión sobre el cilindro vale:

1 2 2
p(θ) = p∞ + ρU∞ − 2ρU∞ sin2 (θ) (1.6)
2
16 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

Obsérvese que en la solución teórica obtenida aparece un punto de remanso (U = W = 0) en


la cara anterior del cilindro y otro en la posterior (concretamente en θ = 0 y θ = π). Según la
solución potencial, una vez sobrepasada la posición del punto de remanso anterior (θ = 0), conforme
una partícula fluida próxima al cilindro se va alejando de este punto de remanso, su velocidad va
aumentando y en consecuencia, según la expresión 1.6, la presión disminuye. Esta situación se mantiene
en la cara anterior del cilindro de modo que en esta zona, entre 0 y π/2, el gradiente de presión es
favorable. En la solución potencial el máximo de la velocidad se alcanza en θ = π/2, donde la velocidad,
de acuerdo con las expresiones 1.5, es el doble de la velocidad de la corriente incidente, U = 2U∞ .
A partir de este punto de mínima presión, si siguiese siendo válida la solución potencial, la velocidad
comenzaría a disminuir hasta que se anulara en el punto de remanso posterior. En esta solución
potencial el campo de presiones sobre el cilindro de sección circular es simétrico tanto respecto al
eje x como respecto al eje z y por tanto sobre un cilindro en una corriente potencial no aparecería
fuerza vertical (sustentación) ni fuerza horizontal (resistencia aerodinámica). Al hecho de no aparecer
resistencia sobre un obstáculo sumergido en una corriente potencial estacionaria que se conoce con el
nombre de paradoja de D’Alembert.
Al comparar la solución potencial obtenida con la realidad, se observa que la solución anterior es
válida en la parte de barlovento del cilindro, pero poco realista en la de sotavento debido al compor-
tamiento de la capa límite. En la realidad, como se sabe, por muy pequeño que sea el valor de la
viscosidad existe una capa límite ligada al obstáculo que es muy sensible a los gradientes desfavorables
de presión. En un movimiento real la capa límite no es capaz de vencer este gradiente desfavorable
de presión y se desprende cerca de θ = π/2, formándose corriente abajo del cilindro una estela tur-
billonaria (en las Figuras 1.5 y 1.6 se muestran las particularidades del flujo alrededor de cilindros de
sección circular).
El desprendimiento de la capa límite es muy diferente según sea ésta laminar o turbulenta. La
capa límite nace en el punto de remanso anterior y se va desarrollando según avanza a lo largo de la
superficie del cilindro. Si el número de Reynolds es bajo, lo normal es que la capa límite se desprenda en
cuanto se empiezan a notar los efectos del gradiente adverso que habría en la cara posterior del cilindro
si no hubiera desprendimiento (solución potencial). Cuando la capa límite se desprende, el campo de
presiones en la zona desprendida es radicalmente distinto del que predice la solución potencial. En la
realidad la presión en la cara posterior del cilindro es mucho menor que la que habría si fuera válida la
solución potencial, y esta descompensación de las presiones a barlovento y a sotavento del obstáculo es
la causa principal de la aparición de la resistencia aerodinámica (por supuesto, el rozamiento del fluido
con la pared también contribuye a la resistencia aerodinámica del obstáculo, pero esta contribución es
siempre mucho menor que el término debido a la descompensación de las presiones que se genera por
el desprendimiento de la capa límite y la formación de una estela turbillonaria).
Se ha dicho que la capa límite laminar es inestable cuando el número de Reynolds local supera un
cierto valor crítico, además es sabido que el número de Reynolds local aumenta al aumentar la longitud
recorrida por la capa límite, así si el cuerpo es suficientemente largo terminará por pasar a turbulenta.
En un obstáculo de formas suaves y redondeadas, si el número de Reynolds es suficientemente alto la
transición de laminar a turbulento se produce antes del desprendimiento1 . Esto provoca un retraso en
el desprendimiento de la capa límite dando lugar a una estela más estrecha, que se traduce, en una
disminución apreciable del valor del coeficiente de resistencia del cilindro (ver Figura 1.7).
Esta dependencia del coeficiente de resistencia aerodinámica con el número de Reynolds, asociada
a la interacción entre desprendimiento y transición de la capa límite, es característica de los cuerpos
redondeados (cilindros, esferas, cuerpos fuselados y otros obstáculos parecidos, como se ha dicho); en
un cuerpo con aristas la corriente se acelera extraordinariamente cuando se acerca a las esquinas y
sufre una deceleración comparable después de sobrepasarlas. Antes de una esquina o de una arista el
gradiente de presión es favorable y muy intenso, pero después de la esquina el gradiente es desfavorable
y también muy intenso. En un obstáculo con estas características la capa límite se desprende siempre
1
Este hecho es bien conocido en algunos deportes como el golf puesto que éste es el motivo por el que a las pelotas de
golf se les añade rugosidad en forma de pequeñas oquedades practicadas en su superficie para que la transición de capa
límite laminar y turbulenta tenga lugar antes del desprendimiento de la misma; y no sólo eso, los jugadores de cricket
consiguen lanzar la bola/pelota con efecto inclinando la costura, pues ésta produce el desprendimiento de la capa límite
de forma excéntrica provocando una descompensación lateral de presiones
1.2. FUNDAMENTOS DE MECÁNICA DE FLUIDOS 17

Figura 1.5: Líneas de corriente alrededor de un cilindro circular para distintos valores del número de
Reynolds: (a) régimen de corriente no desprendida, Re < 5; (b) aparición de torbellinos desprendidos
en la estela, 5 < Re < 40; (c) formación de torbellinos alternados, configuración conocida como calle de
torbellinos de Von Kármán, 40 < Re < 300; (d) a valores más altos del número de Reynolds, Re > 300,
la estela es turbulenta (aunque persiste el desprendimiento periódico de estructuras turbillonarias),
variando el punto de desprendimiento según la capa límite sea laminar o turbulenta (la transición en
este tipo de desprendimiento se produce a un número de Reynolds del orden de 3x105).

en las aristas a números de Reynolds bajos (ver Figura 1.8), y una vez desprendida la capa límite la
configuración fluida permanece inalterada cualquiera que sea el valor del número de Reynolds.
El conocimiento de las zonas del obstáculo donde pueden aparecer gradientes adversos de presión
proporciona una guía para situar las áreas proclives al desprendimiento de la corriente. Por ejemplo,
se sabe que en un perfil de ala que se desplaza respecto al aire en calma a un cierto ángulo de ataque,
al igual que ocurre en caso de un cilindro circular, ha de haber un punto de remanso anterior, próximo
al borde de ataque del perfil, pues se entiende que parte del flujo habrá de pasar sobre el perfil y el
resto por debajo del mismo, de modo que existirá una línea de corriente que separe ambos flujos (el
que pasa por encima y el que transcurre por debajo), línea de corriente que incidirá sobre el perfil
en el mencionado punto de remanso anterior. En ese punto nacen dos capas límites, una que baña al
intradós (parte inferior) del perfil y otra al extradós (parte superior), como se indica en la Figura 1.9.
La corriente que baña al intradós, en una situación normal como la descrita, se va acelerando, por
lo que las partículas fluidas de la capa límite se mueven en una condición de gradiente de presión
favorable, de modo que difícilmente podrá ocurrir el desprendimiento de la capa límite en esta zona
del perfil. En el extradós la situación es muy diferente; en primer lugar lo normal es que, dependiendo
del valor del ángulo de ataque, el punto de remanso esté por debajo del borde de ataque (el punto más
18 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

Figura 1.6: Flujo alrededor de un cilindro circular a bajos (a) y a altos (b) números de Reynolds. A
números de Reynolds bajos, Re < 105, la capa límite es laminar y el punto de desprendimiento se
localiza corriente arriba del punto de velocidad máxima, e < π/2; cuando la capa límite es turbulenta
el punto de desprendimiento se retrasa, e > π/2, y la estela es más estrecha.

adelantado del perfil), de forma que una partícula fluida que llegue al perfil por encima de la línea
de corriente divisoria tendrá que rebordear el borde de ataque del perfil antes de recorrer la zona del
extradós. Se sabe que en este rebordeamiento la corriente se acelera extraordinariamente (tanto más
cuanto menor es el radio de curvatura en el borde de ataque del perfil) de manera que la velocidad es
muy alta cerca del morro, disminuyendo posteriormente en el extradós, una vez sobrepasado el borde
de ataque[16], ver Figura 1.2.
Lo anterior quiere decir que sobre el perfil suele aparecer un pico de succión más o menos intenso de
forma que entre el punto de remanso anterior y este pico de succión el gradiente de presión es favorable
y desfavorable una vez superado éste. En consecuencia, el extradós del perfil es la zona propensa al
desprendimiento de la corriente, fenómeno que suele ocurrir cuando el ángulo de ataque sobrepasa un
cierto valor, aunque el modo de desprendimiento puede variar enormemente de unos perfiles a otros
según sea su espesor relativo.
En el caso de cuerpos no fuselados, con aristas vivas, el comportamiento en el desprendimiento
suele ser más predecible, pues en consonancia con lo dicho, los gradientes adversos de presión más
intensos aparecen siempre a sotavento de la esquinas y es en éstas, por tanto, donde se desprenden las
capas límites.

1.3. Análisis Dimensional


1.3.1. Introducción.Notación
El análisis dimensional es una forma de reducir la complejidad de un problema físico mediante la
reducción del número de variables que intervienen en el mismo, siendo de gran utilidad para:

Representar e interpretar datos experimentales

Resolver problemas en los que es imposible una solución directa de las ecuaciones.

Comprobar ecuaciones.
1.3. ANÁLISIS DIMENSIONAL 19

Figura 1.7: Variación con el número de Reynolds, Re, del coeficiente de resistencia, cD , de un cilindro
circular (curva a) y de una esfera (curva b). Para adimensionalizar el coeficiente de resistencia aerod-
inámica se ha utilizado el área frontal, πr 2 ,en el caso de la esfera, y el diámetro, 2r, en el caso del
cilindro, donde, en ambos casos, r es el radio del obstáculo.

Figura 1.8: Esquema de la configuración fluida alrededor de un cuerpo no fuselado. En este caso se
trata del movimiento alrededor de la cubierta y la grada de un estadio deportivo. La corriente está
desprendida tanto en el borde de ataque de la cubierta como en la parte posterior de la grada.

Figura 1.9: Esquema del flujo en las proximidades de un perfil de ala. Las capas límites que nacen en
el punto de remanso no están dibujadas a escala.
20 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

Establecer la importancia relativa de un fenómeno físico respecto a otros dentro de la misma


ecuación.

Dimensiones

Se denomina dimensión al tipo de medida con la que cuantificamos un fenómeno físico. Para que
la dimensión tenga sentido se debe acompañar de la unidad que es la encargada de fijar la cantidad
mediante un sistema unificado. (preferiblemente Sistema Internacional, S.I.).
Las dimensiones fundamentales son:

Masa, M

Longitud, L

Tiempo, T

Temperatura, Θ

En otras áreas de la física son necesarias otras unidades fundamentales; por ejemplo:

Intensidad de corriente eléctrica, I

El resto de dimensiones son una combinación de las anteriores:

Magnitud Símbolo Dimensión


Geometría Área A L2
Volúmen V L3
Inercia I L4
Cinemática Velocidad U LT −1
Ángulo Θ none
Velocidad angular ω T −1
Caudal Q L3 T −1
Flujo másico ṁ M L3 T −1
Dinámica Fuerza F M LT −2
Momento M M L2 T −2
Enegía, trabajo E, W M L2 T −2
Potencia P M L2 T −3
Presión, tensión p, τ M L−1 T −2
Propiedades de los fluidos Densidad ρ M L−3
Viscosidad µ M L−1 T −1
Viscosidad cinemática ν L2 T −1
Tensión superficial σ M T −2
Conductividad térmica k M LT −3 Θ−1
Calor específico cp , cv L2 T −2 Θ−1

1.3.2. Apliaciones del Análisis Dimensional. Teorema Pi de Buckingham


Las principales aplicaciones del análisis dimensional son:
• La comprobación dimensional de las ecuaciones
• El teorema Pi de Buckingham.
• El principio de semejanza
1.4. CARGAS ESTÁTICAS PRODUCIDAS POR EL VIENTO 21

Comprobación dimensional de las ecuaciones El principo de la homogeneidad dimensional


dice:

Todos los términos pertenecientes a una ecuación deben tener las mismas dimensiones

Ejemplos:

1
s = ut + at2 todos los términos tienen dimensión de longitud, L
2
1 2
p + ρV + ρgz = po todos los términos tienen dimensión de presión, M L−1 T −2
2
Este principio también es muy útil a la hora de comprobar ecuaciones. Sin embargo, con el análisis
dimensional no podemos determinar los factores numéricos.

Teorema Pi de Buckingham
Para aplicar el teorema Pi de Buckingham se deben de tener en cuenta los dos puntos siguientes:

Si un problema tiene n variables y m dimensiones independientes, se puede reducir en n − m


parámetros adimensionales (Π1 , ... , Πn−m )

Para construir los n − m parámetros adimensionales, se:

• Eligen m variables dimensionalmente distintas que serán las basicas.


• Para cada una de las n − m variables restantes construir un Π mediante la forma: Π =
(variable)(básica1 )a (básica2 )b ...(básicam )i , donde a,b,...i son tales que hacen Π adimen-
sional.

1.3.3. Grupos adimensionales en la mecánica de fluidos


En la mecánica de fluidos se suelen emplear números adimensionales para la interpretación de las
ecuaciones y resultados. Estos números adimensionales nos informan de la importancia relativa entre
cada uno de los fenómenos que intervienen en las ecuaciones para así poder despreciar unos términos
frente a otros. Los números adimensionales estándares empleados en mecánica de fluidos se muestran
en la siguiente tabla:

Nombre Símbolo Parámetro Relevancia


ρU L fuerzas de inercia
Reynolds Re µ fuerzas viscosas
³ ´1/2
Froude Fr √U fuerzas de inercia
gL fuerzas gravitatorias
ρU 2 L fuerzas de inercia
Weber We σ tensión superficial
U fuerzas de inercia
Rossby Ro ΩL fuerza de coriolis
³ ´1/2
U fuerzas de inercia
Mach Ma c fuerzas de compresibilidad

1.4. Cargas estáticas producidas por el viento


1.4.1. Introducción
Las cargas producidas por el viento sobre las edificaciones son, en general, no estáticas, debido
tanto a la turbulencia de la corriente incidente como a la no estacionariedad de los fenómenos asociados
al desprendimiento de las capas límites en los cuerpos romos. Sin embargo, en el caso de muchos
edificios, particularmente en aquellos cuya primera frecuencia propia es elevada y la estructura tiene
22 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

un amortiguamiento alto, basta con una estimación precisa de las cargas aerodinámicas adecuadamente
promediadas en el tiempo para determinar los esfuerzos generados por el viento sobre la estructura de
la edificación.
Además, el viento, aparte de generar fuerzas y momentos sobre las estructuras y sus cimientos, al
interaccionar con las edificaciones, condiciona y distribuye el flujo de aire tanto en el interior como en
el exterior de las construcciones. Este flujo exterior puede acarrear lluvia, nieve, contaminantes, polvo,
etc., que a su vez pueden afectar a la ventilación interna. Por todo ello, en paralelo con el análisis de
las cargas aerodinámicas sobre la estructura y los revestimientos, también debería tenerse en cuenta
el movimiento del aire en el entorno de las edificaciones a la hora de planificar la construcción de
un nuevo edificio. Cuando el viento incide sobre un edificio, la modificación del campo fluido genera
sobre los elementos de la edificación (fachadas, techos y cornisas) áreas de succión o de sobrepresión,
es decir, áreas donde la presión medida resulta ser menor o mayor que la presión barométrica. Así,
en el caso de una construcción de geometría sencilla como la representada en la Figura 1.10, en
la cara de barlovento, donde la corriente se remansa, habrá una zona de sobrepresión, en la que,
consecuentemente, el coeficiente de presión es positivo, Cpb > 0, mientras que en la cubierta o tejado y
en la fachada de sotavento lo normal es que la carga aerodinárnica sea de succión, Cpt < 0, y Cps < 0,
respectivamente.

Figura 1.10: Esquema de las cargas de presión en el exterior y en interior de un edificio de forma sencilla.
En el dibujo las flechas que apuntan hacia la superficie indican cargas de sobrepresión (Cp > O),
mientras que las dibujadas en sentido contrario representan cargas de succión (Cp < 0).

De acuerdo con Sachs (1972)[11], de la experiencia acumulada sobre los modos de fallo frente al
viento de las construcciones, se puede decir que los daños provocados por el viento se ajustan a las
pautas siguientes:

En los tejados, cualquiera que sea la pendiente, los daños más severos suelen ocurrir en las
esquinas cuando el viento incide en direcciones próximas a las diagonales de la forma en planta
del edificio y en los aleros cuando la corriente llega perpendicularmente a las fachadas.

A causa de las bajas presiones que se generan en las proximidades de esquinas y salientes, en
los tejados con pendientes más acusadas (por encima de 35o ) se pueden producir daños en los
planos a sotavento de los caballetes, cerca de estos y también corriente abajo de chimeneas y
otras protuberancias.

Las protuberancias y los salientes de los tejados, como es el caso de las chimeneas, son elementos
particularmente sensibles a las acciones del viento, tanto por las acciones que éste ejerce direc-
tamente sobre estos elementos como por las que ejerce sobre otros cuerpos unidos a los mismos
(tal es el caso de las antenas ancladas a chimeneas).
1.4. CARGAS ESTÁTICAS PRODUCIDAS POR EL VIENTO 23

El arranque de elementos de revestimiento de muros se produce por las fuerzas de succión que se
generan cerca de las esquinas o en los pasajes entre edificaciones, donde la corriente se acelera.

Estos daños son comunes en edificaciones y pueden ser previstos y explicados sin necesidad de
considerar efectos dinámicos en las acciones del viento. En general la respuesta de las edificaciones
medias y pequeñas a las ráfagas de viento es estática, pues suelen ser estructuras muy rígidas en
comparación con las grandes estructuras, donde sí pueden jugar un papel importante los efectos
dinámicos.
La experiencia adquirida durante décadas, tanto con medidas en edificaciones reales como con
ensayos con modelos rígidos a escala de las más variadas formas en túneles aerodinámicos, permiten
evaluar en muchos casos las distribuciones de presión y las cargas globales producidas por el viento
sobre las edificaciones, considerándolas como sólidos rígidos.
Sobre esta experiencia acumulada se fundamentan los diversos códigos o recomendaciones de cálculo
de las cargas del viento de aplicación en los diversos países. Ciertamente las normas para el cálculo de
las acciones del viento son razonablemente conservadoras al fijar los niveles de las cargas aerodinámicas,
lo que permite determinar las cargas de viento de diseño sin que sea necesario en muchas ocasiones
conocer en detalle cómo son las distribuciones reales de presión sobre el obstáculo. Aun así, cuando
se utiliza la información disponible en los códigos para el cálculo de las acciones del viento, hay que
tener en cuenta que los valores medios de los coeficientes de presión recomendados son de aplicación
a las fonmas estandarizadas recogidas en las normas y que pequeñas modificaciones de la geometría
básica pueden dar lugar a cargas aerodinámicas de succión locales que sobrepasen los valores medios
de referencia. En particular, como se ha dicho, habrá que tener cuidado con esquinas, aleros, salientes y
protuberancias en los que la corriente se acelera localmente provocando cargas de succión importantes.
En general se ha avanzado mucho en el conocimiento de la aerodinámica global de las edificaciones,
por lo que hoy día es raro que se produzcan fallos estructurales provocados por el viento. No ocurre lo
mismo con los revestimientos en tejados y fachadas, donde a veces los anclajes no están correctamente
dimensionados para las elevadas cargas aerodinárnicas que ocasionalmente deben soportar estos ele-
mentos. En este segundo caso concurren dos factores ya señalados con anterioridad: por una parte las
normas para el cálculo de las acciones del viento no pueden contemplar la gran variedad de formas que
se pueden producir con las técnicas de construcción actuales y por otra, la incorporación de nuevos
materiales para revestimientos, o las mejoras en la producción de los tradicionales (disminuyendo por
ejemplo los espesores) obliga a revisar muchas ideas y procedimientos que la tradición parece haber
consagrado como inmutables y que la realidad demuestra que no lo son.
Si la construcción en estudio es de geometría singular y difícilmente comparable con las catalogadas
en los manuales de cálculo de acciones del viento, o aunque el edificio sea de fonnas comunes, cuando
se prevea que puede haber fuertes interferencias con otros edificios próximos, todavía queda el recurso
de acudir a ensayos en túnel aerodinámico o al uso de métodos numéricos.

1.4.2. Cargas en edificaciones comunes: cubiertas y fachadas


Los revestimientos exteriores de los edificios, sea en tejados o en superficies verticales, están someti-
dos a las cargas aerodinámicas de succión más intensas (raramente las cargas de sobrepresión son
condicionantes en el diseño) y además son elementos que suelen presentar una amplia diversidad de
formas.
En los tejados se sabe y así se recoge en diversas normas de cargas de viento, que las acciones
aerodinámicas pueden ser particularmente intensas en las esquinas, por lo que en general se recomienda
un tratamiento diferenciado en las distintas partes del tejado: zonas de las esquinas, zonas cercanas a
aleros y caballetes y el resto de la cubierta (véanse las Figuras 1.17 y 1.18).
Para el caso de tejados a dos aguas, sin aleros, sobre edificios de planta rectangular la dependencia
del coeficiente de presión mínimo (succión máxima) con los parámetros que definen la geometría del
edificio: b/a, h/a y el ángulo de inclinación del tejado, α, se indica en la Figura 1.11. Estas cargas
de succión tan severas se producen en las esquinas y son consecuencia de los torbellinos cónicos que
se forman en esta zona del tejado debido al desprendimiento de la capa límite. De acuerdo con la
información presentada, la succión es más intensa cuando la pendiente del tejado es del orden de
24 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

15o , pudiéndose alcanzar valores del coeficiente de presión de hasta Cp = −2,6 e incluso Cp = −3,0,
dependiendo de lo acusadas que sean las aristas del borde del tejado y de otros detalles constructivos.

Figura 1.11: Variación con la pendiente del tejado, α, del coeficiente de presión mínimo, Cp mı́n sobre
tejados a dos aguas. Los números en las curvas indican los valores de la relación h/a (de Sachs 1972).

En general, las altas cargas de succión que aparecen sobre muchos obstáculos están gobernadas
por el desprendimiento y posterior readherencia de la capa límite, con la formación consiguiente de
torbellinos que barren las superficies del obstáculo. En efecto, cerca de una esquina la corriente se
acelera antes de llegar a la misma y se decelera pasada ésta. La presión, en consecuencia, disminuye
según el fluido se acerca a la esquina (gradiente favorable) y aumenta corriente abajo, una vez pasada
la esquina (gradiente desfavorable). El gradiente desfavorable existente pasada la esquina es tanto más
intenso cuanto menor es el radio de curvatura del acuerdo entre las dos superficies que conforman la
esquina y en un modelo potencial (sin viscosidad) el gradiente de presión es infinito cuando el radio de
curvatura es nulo. Como la capa límite no puede vencer gradientes adversos de presión muy elevados,
si el gradiente es alto la capa límite se desprende generándose una estela turbillonaria.
La formación de estelas en un cuerpo con aristas es semejante a la formación de estelas en cuer-
pos redondeados, aunque hay algunas diferencias que es preciso resaltar. Consideremos el flujo de aire
alrededor de un cuerpo bidimensional con aristas, como puede ser una placa plana situada perpendicu-
larmente a la corriente incidente. A muy bajos valores del número de Reynolds (Re ∼ 0, 3) la corriente
todavía rebordea las aristas y el flujo se ajusta al contorno del obstáculo tanto en su parte anterior
corno en la posterior (Figura 1.12a), pero cuando el número de Reynolds aumenta un poco (Re ∼ 10)
la corriente se desprende en las esquinas, generándose dos grandes torbellinos, simétricos, anclados
a la parte posterior del obstáculo (Figura 1.12b). Al aumentar todavía más el valor del número de
Reynolds (Re ∼ 250), la anterior configuración de dos torbellinos anclados se convierte en la calle de
torbellinos de Von Kármán (Figura 1.12c), desprendiéndose torbellinos alternativamente en uno y otro
borde al tiempo que son arrastrados por la corriente; con valores del número de Reynolds aún más
altos (Re ∼ 1,000) los efectos inerciales son dominantes, la estructura regular de torbellinos alternados
desaparece y en su lugar se tiene una estela turbillonaria separada de la corriente exterior por sendas
capas de cortadura (Figura 1.12d), si bien se siguen desprendiendo torbellinos que dan lugar a que se
1.4. CARGAS ESTÁTICAS PRODUCIDAS POR EL VIENTO 25

mantenga el estado de cargas alternadas sobre el obstáculo.

Figura 1.12: Configuración fluida alrededor de un cuerpo con aristas para distintos valores del número
de Reynolds: (a) Re ∼ 0, 3; (b) Re ∼ 10; (c) Re ∼ 250; (d) Re > 103 (de Simiu & Scanlan 1996).

La diferencia más notable entre el proceso descrito para un cuerpo con aristas y el que ocurre en
el caso de un cilindro de sección circular es que en este último caso tiene lugar un cambio radical
en la configuración de corriente desprendida al pasar la capa límite de laminar a turbulenta, pues
entonces se retrasa el punto de desprendimiento, con lo que disminuye el ancho de la estela y por tanto
el valor del coeficiente de resistencia aerodinámica. En el caso de cuerpos con aristas, desde valores
del número de Reynolds relativamente bajos, el desprendimiento de la corriente ocurre siempre en
las aristas (independientemente de que la capa límite sea laminar o turbulenta al llegar al punto de
desprendimiento), de modo que la configuración de corriente desprendida es prácticamente indepen-
diente del valor del número de Reynolds. Debido a esta particularidad, en los cuerpos con aristas los
coeficientes aerodinámicos suelen ser independientes del valor del número de Reynolds, lo que simpli-
fica notablemente las condiciones para medir las cargas del viento ensayando con modelos a escala en
túneles aerodinámicos.
Si el cuerpo en consideración, bidimensional, no es una placa plana sino un prisma de sección
rectangular con una de sus caras perpendicular al viento incidente (Figura 1.13), el comportamiento
aerodinámico es semejante al descrito para una placa plana si el valor de la relación b/a entre la
longitud de las caras orientadas en la dirección de la corriente, b y la longitud de las caras normales al
viento, a, es menor o próximo a la unidad, pero si este cociente es más grande (b/a ∼ 2) la capa límite
desprendida en las primeras esquinas puede readherirse a las paredes laterales del cuerpo, formando
burbujas de recirculación que producen fuerzas de succión muy intensas en las paredes laterales, cerca
de las aristas de barlovento. La capa límite readherida se desprende al llegar a las aristas de sotavento,
formando una estela turbillonaria corriente abajo del cuerpo, más estrecha que la estela que se tendría
si no hubiera habido readherencia, lo que disminuye el valor del coeficiente de resistencia aerodinámica.
En la Figura 1.14 se muestra la variación del coeficiente de resistencia, CD , de prismas paralelipédi-
cos con las relaciones b/a y h/a. Estos resultados han sido obtenidos mediante ensayos en túnel aerod-
inámico con simulación de capa límite terrestre, si bien en la fuente de información (Kolousek et al.
1984), no se indica el tamaño relativo de los prismas respecto al espesor de la capa límite. Si el valor
de la relación h/a es elevado, el comportamiento de los obstáculos tridimensionales se asemeja mucho
al bidimensional, como era de esperar, alcanzándose un máximo del coeficiente de resistencia para
valores de la relación b/a próximos a 0, 7.
26 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

Figura 1.13: Configuración fluida alrededor de un cuerpo de sección rectangular para distintos valores
de la relación b/a donde b y a son, respectivamente, las longitudes de las caras orientadas al viento y
perpendiculares a la corriente (de Simiu & Scanlan 1996).

1.4.3. Cargas aerodinámicas en construcciones con elementos en voladizo


Unos obstáculos que han suscitado un especial interés por conocer las cargas generadas por el
viento sobre los mismos son las cubiertas sobre estadios deportivos o sobre edificaciones análogas.
Este interés está en gran parte motivado porque en este tipo de estructuras, con grandes superficies
en voladizo, pueden aparecer fuerzas de sustentación importantes, de consecuencias catastróficas si no
se han tenido en cuenta en el diseño.
En algunos casos las cubiertas pueden ser consideradas como marquesinas (cuerpos que sí se tienen
en cuenta en muchas normas de cálculo), pero en general la comparación es dudosa y la mayoría de
las veces imposible, pues las formas de las cubiertas, salvo las muy antiguas, distan mucho de ser
una superficie plana con una cierta inclinación, empleándose además, cada vez con más frecuencia,
técnicas de construcción que poco se parecen a las tradicionales (empiezan a ser frecuentes las cubiertas
conformadas con un entramado de cables tensados que soportan un revestimiento en extremo liviano
de material plástico o textil, con el resultado de una estructura sumamente ligera y flexible), como
ocurre en el proyecto del futuro Estadio Ruiz de Lopera (Sevilla).
La dificultad de sistematizar la información sobre las cubiertas para instalaciones deportivas está
agravada además por el hecho de que los estadios deportivos suelen ser la mayoría de las veces edifi-
caciones singulares y emblemáticas de las ciudades donde se ubican, de manera que a la diversidad de
formas de las cubiertas hay que sumar la enorme variedad de los diseños de los estadios que recubren.
En la Figura 1.15 se ha esquematizado la geometría de lo que puede ser un estadio deportivo típico,
cuya cubierta queda definida por la cuerda, c, por su altura respecto a una cierta cota de referencia, h,
y por las dimensiones, a y b, que caracterizan el hueco central sobre el terreno de juego (ciertamente
este esquema representa un caso muy sencillo y simplificado de cubierta y estadio, y en un caso real
y concreto son precisos muchos más parámetros geométricos que los cuatro señalados para definir la
configuración).
En el caso bidimensional es más fácil acotar el efecto de los distintos factores geométricos en las
cargas aerodinámicas. Así, en la Figura 1.16, de Barnard (1981), se ha representado la variación con
el ángulo de ataque, α, del coeficiente de sustentación de la sección central de cubiertas planas, Cl ,
situadas sobre gradas cuya altura viene a ser la mitad de su anchura. Las cubiertas, de forma en
planta rectangular con una longitud igual a seis veces su cuerda, están situadas con el borde de salida
a una altura igual a dos veces la altura de la grada, pudiendo estar el hueco posterior, entre la parte
superior de la grada y el borde de salida de la cubierta, abierto, parcialmente cerrado (50 por 100) o
completamente cerrado.
Según este gráfico, la cubierta se comporta como un perfil delgado de ala cuyas características
1.4. CARGAS ESTÁTICAS PRODUCIDAS POR EL VIENTO 27

Figura 1.14: Variación con la relación b/a del coeficiente de resistencia aerodinámica, cD , de prismas
de sección rectangular sometidos a una corriente incidente que simula la capa límite atmosférica (de
Kolousek et al. 1984).

aerodinámicas resultan alteradas por la presencia de las gradas y las condiciones de cerramiento entre
grada y cubierta. En todos los casos, cualquiera que sea el cerramiento, existe un intervalo de valores
del ángulo de ataque en el que el coeficiente de sustentación aumenta de forma muy aproximadamente
lineal con el ángulo de ataque. En el caso en el que no existe cerramiento la pendiente de la curva
de sustentación vale ∂cl /∂x = 5,7 rad−1 . Nótese que cuando no hay cerramiento el coeficiente de
sustentación no es nulo cuando α = 0, lo que es debido al efecto de la grada sobre la cubierta,
que deflecta hacia arriba la corriente incidente. Para un valor del ángulo de ataque dado, salvo que la
cubierta haya entrado en pérdida, un aumento del grado de cerramiento posterior significa un aumento
del valor del coeficiente de sustentación (la deflexión vertical de la corriente incidente es mayor) y una
disminución de la pendiente de la curva de sustentación.

1.4.4. Cargas de viento estáticas según la norma europea Eurocódigo 1

Para determinar las cargas de viento estáticas sobre una edificación, en el procedimiento de cálculo
que especifica el Eurocódigo 1, se consideran dos grandes apartados, según se trate de determinar las
presiones que actúan sobre las superficies de la estructura o las fuerzas aerodinámicas globales. En el
caso de cálculo de presiones el método distingue a su vez entre presiones externas y presiones internas.
En el caso de las presiones externas, en el Eurocódigo se comienza con el cálculo de la velocidad
media del viento a la altura deseada z, U (z), que se define multiplicando la velocidad de referencia,
Uref , representativa del clima en el emplazamiento de la construcción (ver Apartado 4.2.4) por coefi-
cientes con los que se tienen en cuenta los efectos de la rugosidad del terreno, cr (z), y la topografía,
ct (z), como funciones de la altura sobre el suelo, es decir:
28 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

Figura 1.15: Modelo simplificado de instalación deportiva con gradas cubiertas.

U (z) = Cr (Z)ct (z)Uref (1.7)


La presión característica del viento que actúa sobre las superficies externas de una estructura,
Pmáx , empleada en el Eurocódigo 1 es:

Pe = qref ce (ze )cpe (1.8)


donde qref es la presión dinámica de referencia representativa del clima en el emplazamiento, ce
es el coeficiente de exposición, con el que se tienen en cuenta los efectos sobre la velocidad media del
viento y la turbulencia del aire de la rugosidad del terreno, de la topografía y de la altura respecto al
nivel del suelo; ze es la altura de referencia para la presión externa considerada y cpe es el coeficiente
de presión externa especificado en Eurocódigo 1. En la norma los coeficientes de presión externa están
tabulados para áreas de 1 m2 y de 10 m2 , recomendándose que para superficies intermedias entre estos
valores se emplee una interpolación logarítmica basada en el área.
Al fijar los valores de cálculo de los coeficientes de presión de aplicación a cubiertas y fachadas,
en las normas se suelen distinguir, en consonancia con lo expuesto en apartados anteriores, distintas
regiones según se esté más o menos próximo a esquinas y aristas. Ciertamente la confección de una
norma de acciones del viento, o de cualquier otro tipo, que sobre todo ha de ser de aplicación lo más
sencilla posible, requiere un compromiso entre la complejidad asociada a la infinita variedad de los casos
de carga que pueden aparecer y la deseable sencillez de los procedimientos de cálculo. Este compromiso
lleva a que, por ejemplo en el caso de cubiertas, se consideren cuatro o cinco zonas distintas, aplicándose
en cada una de éstas un valor diferente del coeficiente de presión, que normalmente disminuye según
aumenta la distancia de la zona en consideración a las esquinas y aleros de barlovento. Este es el
caso representado en la Figura 1.17 para cubiertas planas y en la Figura 1.18 para cubiertas a dos
aguas, donde son posibles dos configuraciones según la corriente incida sobre una u otra fachada. En
cualquier caso, las cargas más elevadas aparecen en las zonas etiquetadas con la letra F y las más bajas
en la zonas marcadas con la letra I. Si se trata de un tejado a dos aguas como el representado en la
Figura 4.34, la aplicación estricta de la norma puede significar aplicar en el diseño un estado de cargas
quizás demasiado complejo, por lo que puede ser recomendable simplificar el proceso, disminuyendo el
número de zonas a considerar mayorando las cargas de viento en las zonas más descargadas, a menos
que la edificación en consideración sea de tal envergadura que resulte inconveniente tal simplificación.
En un caso general, como el viento puede incidir sobre la cubierta en cualquier dirección, la
cubierta será parcelada en tantas zonas como resulte de superponer los dos esquemas de la Figura
1.5. INCOMODIDAD PRODUCIDA POR EL VIENTO 29

Figura 1.16: Variación con el ángulo de ataque, α, del coeficiente de sustentación de la sección central
de cubiertas planas, cL . Los símbolos indican el grado de cerramiento del hueco posterior entre grada
y cubierta de acuerdo con la clave siguiente: abierto (círculos blancos), cerrado al 50 por 100 (círculos
negros) y completamente cerrado (círculos blan cos y negros) (de Barnard 1981).

1.18, y los que resultarían al considerar direcciones del viento opuestas a las representadas en dicha
figura. En el mosaico de zonas resultante habría que seleccionar el valor del coeficiente de presión más
desfavorable aplicable en cada zona, teniendo en cuenta, además, que este coeficiente depende tanto
de la localización de la zona sobre la cubierta como del área de la zona en consideración.

1.5. Incomodidad producida por el viento


1.5.1. Introducción
Aunque el análisis de las acciones del viento sobre las edificaciones suele estar centrado principal-
mente en procurar diseños de estructuras estática y dinámicamente resistentes a las acciones del viento,
hay otros aspectos relativos a la interacción del viento con las edificaciones y más concretamente con
los usuarios de tales edificaciones, a tener muy en cuenta desde el inicio de la etapa de diseño, pues
un requisito de gran importancia para cualquier edificación es que ésta no provoque sensaciones de
desagrado en las personas que la utilicen.
Desde este nuevo punto de vista se trata de considerar que un edificio debe proporcionar no sólo
abrigo y seguridad a sus usuarios, sino también un determinado grado de comodidad. Las principales
causas de incomodidad señaladas en la literatura en relación con las edificaciones se refieren a la
sensación de falta de confort que puede experimentar una persona en el interior de algunas edificaciones
particularmente altas y flexibles y a las molestias que pueden ocasionar a los peatones las corrientes
de aire locales que se originan en las proximidades de los edificios.
En el caso de movimientos excitados por el viento en edificaciones altas y de poca rigidez el
parámetro relevante es la aceleración, mientras que el caso de las áreas peatonales en el exterior de las
edificaciones el parámetro de interés es la velocidad del aire cerca del suelo en el lugar en consideración.
30 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

Figura 1.17: Zonas a considerar según las normas de cálculo de las acciones del viento al asignar valores
del coeficiente de presión en una cubierta plana, con o sin parapetos. Esta división de la cubierta es
aplicable para ángulos de incidencia de la corriente que difieran hasta en ±45◦◦ de la dirección indicada
en el esquema.

Obviamente, para desarrollar criterios de comodidad habrá que establecer una correspondencia en-
tre los valores numéricos de los parámetros citados y los distintos grados de comodidad o incomodidad
experimentados por los usuarios, e igualmente será preciso que a cada valor de los parámetros se le
asignen valores máximos aceptables de la probabilidad de que ocurran.
La verificación de la adecuación de un edificio a los requisitos establecidos bajo un cierto criterio
de comodidad requerirá pues, en primer lugar, una estimación de las velocidades del viento para las
cuales los parámetros en consideración exceden los valores de referencia detallados en los criterios de
comodidad y en segundo lugar, una estimación de las frecuencias a las que ocurren estas velocidades,
utilizando para ello los datos climatológicos pertinentes. Si estas frecuencias fueran menores que los
valores máximos estipulados en los criterios de comodidad, se podrá decir entonces que el diseño es
adecuado desde el punto de vista de su comodidad de uso.
Como éstos conceptos relativos a la comodidad de las edificaciones son relativarriente recientes, la
información disponible es todavía algo escasa y en cierta medida insuficientemente sistematizada. Este
panorama de carencia de información relativa a la comodidad de las edificaciones es más acusado en
el caso de los movimientos causados por el viento en edificaciones altas y flexibles que en el de áreas
peatonales barridas por el viento, descompensación probablemente debida a que la mayoría de las
edificaciones actuales son razonablemente rígidas. Sin embargo, la incorporación incesante de nuevas
técnicas y materiales en la construcción se suele traducir casi siempre en un aumento de la elasticidad
de las edificaciones, razón por la cual el interés por estos temas crece de forma incesante. Además de
los efectos directos mencionados como posibles causas de incomodidad en las personas (oscilaciones de
las edificaciones y molestias en los peatones originadas por ráfagas de viento), hay otros áspectos, en
cierto modo menos determinantes, pero que también conviene tener en cuenta. Entre estos aspectos,
de acuerdo con Lawson & Pen- warden (1977), se pueden contabilizar:

Dispersión de contaminantes. Concepto ligado de forma natural al de ventilación, que nor-


malmente se realiza a través de chimeneas. El requisito de ventilación parece contradictorio con
el deseo expresado desde el punto de vista del confort de los edificios de que el aire permanezca en
calma en el entorno de las edificaciones, pues esta condición dificulta, en general, la ventilación.
Las necesidades de una ventilación eficiente son patentes en edificios de aparcamiento de vehícu-
los, en áreas cubiertas de carga y descarga de viajeros, cocinas, etc., casos en los que habrá que
tener en cuenta al menos que la ventilación del elemento en consideración, no contamine a otras
edificaciones próximas y que la configuración de salidas y entradas del sistema de ventilación
1.5. INCOMODIDAD PRODUCIDA POR EL VIENTO 31

Figura 1.18: Zonas a considerar según las normas de cálculo de las acciones del viento al asignar valores
del coeficiente de presión en cubiertas de dos aguas. Estas divisiones de la cubierta son aplicables para
ángulos de incidencia de la corriente que difieran hasta en ±45◦◦ de las direcciones indicadas en los
esquemas.

evite la reingestión de los gases evacuados.

Riesgos de incendios. El aspecto más relevante en este otro caso está relacionado con la
evacuación del humo, recomendándose que, por ejemplo en áreas peatonales cubiertas, (tal puede
ser el caso de grandes almacenes, estaciones de autobús o de ferrocarril, aeropuertos, etc.), se
limite al máximo el desplazamiento del humo, para lo que se pueden instalar barreras en el techo
que dificulten el desplazamiento horizontal del humo próximo al techo, combinadas con frecuentes
salidas de humos. También es recomendable, teniendo en cuenta la seguridad de las personas,
facilitar la entrada de aire fresco en cotas bajas que reemplace los gases de la combustión. Tanto
en este aspecto como en el tratado en el punto anterior, es muy importante que los remates
que culminan las chimeneas o salidas de humos estén correctamente diseñados desde el punto de
vista aerodinámico, de forma que el viento, si lo hay, mejore las características de extracción.

Ruidos generados por el viento. Hay muchos elementos en los edificios que pueden ser fuentes
de ruidos excitados por el viento, pudiéndose distinguir tres intervalos o rangos dentro del es-
pectro de frecuencias. Por debajo de 15 Hz (infrasonidos), que suelen presentarse en edificios
altos sometidos a vientos fuertes; entre 15 Hz y 200 Hz (sonidos de baja frecuencia), cuyo origen
suele estar asociado a fenómenos resonantes excitados por la turbulencia del viento (vibración
de ventanales, por ejemplo), y entre 200 Hz y 10 kHz (sonidos de alta frecuencia), que se sue-
len producir muy localmente, normalmente al pasar el aire a través de ciertos elementos de la
construcción (rejillas de ventilación, ventanas casi cerradas...).

Efectos en la vegetación. Además de las deformaciones que un viento constante puede causar
en la vegetación (como ocurre sobre todo en los árboles que crecen en zonas batidas por vientos
permanentes con una dirección predominante), el viento puede afectar a la integridad de las
32 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

plantaciones, provocando situaciones catastróficas de gran impacto económico.

1.5.2. Aceleraciones aceptables en edificaciones


Para la definición de criterios de confort un primer escalón es establecer una escala de comodidad-
incomodidad relacionada con la causa primaria de desagrado que es la aceleración. No hay demasiados
estudios en este campo y los que se pueden encontrar en la literatura tiene su origen mayoritariamente
en el sector aeronáutico, donde las frecuencias de interés son más altas (entre 1 Hz y 35 Hz) que las
que interesan en Aerodinámica Civil (menos de 1 Hz).
Pero aunque los estudios realizados hasta la fecha sean muy limitados, es de sobra conocido que
el cuerpo humano reacciona ante las aceleraciones horizontales con sensaciones que pueden ser cata-
logadas en tres categorías: físicas, fisiológicas y psicológicas. Las reacciones difieren de unas personas
a otras, como también ocurre en el bien conocido caso del movimiento de cabeceo de los barcos (en
el rango de 0,1 Hz a 1 Hz). La sensación de desagrado que se sufre en ciertos tipos de movimiento
se debe a la estabilidad reducida del oído medio, cuando éste es incapaz de restablecer la posición de
equilibrio del cuerpo. La función del oído medio parece ser semejante a la de un sistema integrador de
la aceleración que transmite señales sobre la escala de la velocidad al sistema nervioso (hasta 5 Hz las
personas perciben la vibración como una aceleración, pero a partir de ese umbral se percibe también
la velocidad del movimiento).
Los parámetros más significativos a los que las personas reaccionan cuando están sometidas a un
movimiento oscilatorio son la aceleración, los cambios en la magnitud de la aceleración, la frecuencia
y la amplitud de la deflexión. Para fijar criterios sobre las reacciones humanas a las vibraciones sería
preciso conocer las reacciones de la gente ante los diversos parámetros y las relaciones entre las mismas,
pero los datos experimentales en este campo son todavía escasos e incompletos.
En la siguiente tabla se propone una escala de comodidad a menudo citada en la literatura (Melarag-
no 1982, Kolousek et al. 1984, Simiu & Scanlan 1996), en la que se fija el grado de comodidad o
incomodidad en función de la aceleración, g, experimentada por el sujeto (en la escala se expresa el
valor del cociente g/go , donde go es la aceleración de la gravedad terrestre, go = 9, 8 m/s2 ).

Sensación de incomodidad Aceleración adimensional g/go


Imperceptible menor de 0.005
Perceptible entre 0.005 y 0.015
Molesto entre 0.015 y 0.05
Muy molesto entre 0.05 y 0.15
Intolerable más de 0.15

En una publicación de la Convención Europea para las Construcciones de Acero (ECCS 1978) se
establecen criterios para las aceleraciones máximas permisibles asociadas a los modos de vibración
de f1exión (desplazamientos horizontales) y para la velocidad angular máxima debida a los modos de
torsión. En el movimiento de oscilación debido a la f1exión del edificio el desplazamiento horizontal
será x = Asin(2πnt), donde A es la amplitud máxima del desplazamiento y n la frecuencia de la
oscilación. Derivando esta expresión dos veces respecto al tiempo, se tiene la aceleración, d2 x/dt2 =
−4π 2 n2 A sin(2πnt), de modo que la aceleración máxima vale g = 4π 2 n2 A; de esta forma, si se conoce
para una estructura particular la amplitud y la frecuencia de la oscilación inducida por el viento, A y
n respectivamente, se puede determinar la aceleración máxima y comprobar el grado de satisfacción
frente a aceleraciones que el edificio ofrece a sus ocupantes. Las condiciones límites para las oscilaciones
de flexión establecidas en la ECCS (1978) se muestran en la Figura 6.1.
Además, como la información disponible es todavía algo escasa, los resultados experimentales
permiten establecer ciertas conclusiones sobre la habilidad de los sujetos para caminar, subir o bajar
escaleras, dibujar o hacer otras tareas comunes cuando están sometidos a oscilaciones horizontales.
Los resultados parecen indicar que las mujeres son más sensibles que los hombres a las oscilaciones de
los edificios, que los jóvenes son más sensibles que los mayores y que cuando se está de pie se sienten
más las vibraciones que cuando se está sentado (Melaragno 1982), observaciones que convendrá tener
en cuenta a la hora de fijar los criterios de comodidad de una edificación determinada.
1.5. INCOMODIDAD PRODUCIDA POR EL VIENTO 33

1.5.3. Efectos del viento sobre las personas

El segundo de los aspectos relativo a la comodidad de los edificios tiene que ver con las acciones
del viento sobre los peatones en las proximidades de las edificaciones. Aunque raramente las cargas
del viento sobre las personas son la causa primaria de accidentes (entendiendo como tales aquellos
que precisan de atención hospitalaria, que son los que se recogen en las estadísticas), el desagrado que
pueden sentir las personas ante las acciones de vientos localmente intensos (polvo en los ojos, rotura de
paraguas, etc.) debido a la disposición particular de las construcciones del entorno puede ocasionar que
los peatones terminen evitando esa área, eligiendo otras que ofrezcan los mismos servicios pero cuyo
entorno sea más grato. Estas consideraciones pueden tener una contrapartida económica, sobre todo
en las áreas comerciales peatonales, donde las incomodidades causadas por la interacción del viento
con los edificios pueden retraer la afluencia de clientes. Quizás por esta razón las zonas comerciales
peatonales han sido las primeras en ser objeto de estudios aerodinámicos ya desde los años sesenta
(Gandemer 1977, Lawson & Penwarden 1977).
También a la hora de analizar la influencia del viento en las sensaciones de incomodidad que pueden
experimentar los peatones se impone la necesidad de una cuantificación de estos efectos. Distintas
observaciones sobre los efectos del viento en las personas han permitido fijar una escala de velocidades
del viento en la que el límite para las sensaciones de desagrado está en torno a U = 5 m/s, donde
U es la velocidad del viento medida a unos dos metros sobre el suelo y promediada en períodos de
entre diez minutos y una hora. Por encima de 10 m/s la sensación es ya totalmente desagradable, y
peligrosa para la integridad de las personas para velocidades próximas o superiores a 20 m/s.

Ug [m/s] tg [s] hg [m] Efecto


4 5 − Movimiento de la ropa y del cabello
6 5 − El cabello se despeina
10 − 1 Dificultad para controlar el paso al camiar y los paraguas
12 5 2 Movimiento violento de la ropa
12 10 2 Movimiento de avance frenado apreciablemente por el viento
15 − 1 Dificultad para caminar, imposible controlar los paraguas
16 2 2 Bandazos laterales
16 10 2 Se avanza con gran dificultad contra el viento
17 10 2 Casi imposible andar contra el viento, movimiento tambaleante
cuando se camina en favor del viento
20 − − Gran dificultad para mantener el equilibrio ante las ráfagas
23 − − La gente es arrastrada por el viento
24 2 2 Imposible mantener el equilibrio, incluso agarrados a soportes.

Como complemento a la percepción que las personas tienen sobre los efectos del viento, a contin-
uación se presenta la clásica escala de velocidades del viento de Beaufort, con comentarios sobre los
efectos que en bienes y personas produce el viento en cada intervalo de velocidades. La escala Beaufort
fue publicada en 1806 en un intento de racionalizar las apreciaciones subjetivas de los marinos respecto
a la velocidad del viento. Inicialmente estaba referida a fenómenos observables en el mar y posterior-
mente fue modificada, adaptando las referencias sobre los efectos del viento a fenómenos observables
en tierra. Obviamente hasta el desarrollo de la anemometría el uso de escalas basadas en los efectos
provocados por el viento era el único medio de registrar la velocidad del viento. La escala Beaufort
fue adoptada por el Comité Meteorológico Internacional en 1874 y durante años coexistió con otras
escalas semejantes.
34 CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN

Grado ∆U [km/h] Efectos


1. Calma 0−2 El humo asciende verticalmente
El humo se desvía ligeramente,
2. Brisa ligera o ventolina 3−5
las veletas permanecen quietas
Susurro de las hojas de los árboles,
3. Brisa ligera o flojito 6 − 11
las veletas comienzan a moverse
Las hojas de los árboles se mueven,
4. Brisa suave o flojo 12 − 20
las banderas comienzan a ondear
El viento arrastra polvo, papeles y hojas,
5. Brisa moderada o bonancible 21 − 29
las ramas pequeñas de los àrboles se mueven
6. Fresquito o brisa fresca 30 − 39 Los árboles pequeños se tambalean
Silbido de cables, las ramas gruesas
7. Fresco 40 − 50
de los árboles se mueven
Los árboles enteros se tambalean,
8. Frescachón 51 − 61
cuesta trabajo caminar cara al viento
Rotura de las ramas pequeñas de los árboles,
9. Temporal 62 − 74
imposibilidad de avanzar cara al viento
Daños pequeños en construcciones,
10. Temporal fuerte 75 − 87
el viento arranca tejas y derriba chimeneas
Daños estructurales graves en construcciones,
11. Temporal duro o tempestad 88 − 102
rotura o arranque de árboles
12. Temporal muy duro 103 − 119 Daños generalizados
13. Huracán 120− Daños a gran escala, catástrofe general

Puesto que, según enseña la experiencia, la sensación de desagrado causada por el viento se debe
tanto a los efectos de la velocidad media como a los de las ráfagas, es habitual expresar el grado de
incomodidad generado por el viento en términos de una velocidad efectiva, Ue definida como:
à √ !
ū2 ³ σu ´
Ue = U 1 + kp = U 1 + kp = U (1 + kp Iu ) (1.9)
U U
donde U es la velocidad media, u la componente longitudinal de la velocidad de fluctuación tur-
bulenta y kp el factor de pico, con el que se pretende cuantificar la importancia de las ráfagas en la
sensación de desagrado (este factor puede variar, dependiendo de los autores, entre kp = 1 y kp = 3).
A continuación se indican las velocidades efectivas (con kp = 3) correspondientes a distintos niveles
de desagrado. En esta tabla se indican también los resultados de Murakami, Uehara & Deguchi (1980)
y Murakami & Deguchi (1981) sobre la capacidad de caminar de peatones sometidos a vientos intensos.

Ue [m/s] Comentarios U3 [m/s] Capacidad de caminar


6 Inicio de la sensación de desagrado 0−5 No afectada
9 Dificultad para desplazarse 5 − 10 Afectada
15 Díficil control al caminar 10 − 15 Seriamente afectada
20 Peligroso 15− Muy seriamente afectada

. Finalmente, en la se recogen los criterios de confort para distintas zonas de uso (una revisión
detallada de los diversos criterios de confort se puede encontrar en Bottema 2000).

Ráfagas de hasta Descripción Tiempo de ocurrencia máximo


6 m/s Plazas y parques 1.000 horas/año
12 m/s Zonas peatonales en general Una o dos veces al mes o 50 horas/año
20 m/s Cualquier lugar 5 horas/año
25 m/s Cualquier lugar 1 hora/año

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