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El bellísimo canto del Magnificat, en el que Maria alaba el plan de amor de Dios sobre ella y sobre su pueblo.

De un “SI”
pronunciado con FÉ, surgen consecuencias que van mucho más allá de nosotros mismos y se expanden por el mundo de
generación en generación.

¡Qué difícil es tener hambre de Dios cuando estamos rodeados del espíritu del mundo!

¿Qué es el espíritu del mundo?

Satanás, “el gobernante de este mundo”, dio origen a una fuerza que está en oposición al Espíritu Santo
Juan 12:31

“Ahora es el juicio de este mundo, ahora el que gobierna este mundo va a ser echado fuera,"

Se trata del espíritu del mundo, es decir, la inclinación que predomina en la sociedad actual y la mueve a actuar en
contra de la voluntad y el propósito de Dios.

La falsa felicidad

Ganarse la lotería: “Loto es para ti solicito”

Comprar la casa, el auto o el viaje de tus sueños

ó de satisfacciones inmediatas y otras cosas que nos invita a ser egoístas!

Infidelidad disfrazada:

Música (Maluma): “vamos a ser felices los 4”

Música (Thalía): “y si no me acuerdo no paso, eso no paso”

Otros ejemplos:

Comida y Bebida “Buffets y barras libres”

Es así que nos vamos cerrando a la gracia divina y nos volvemos contra la voluntad de Dios, al punto de que parece
ridículo para muchos hoy en día creer y tener que depender de un Ser Supremo.

El combate que libramos no es físico, sino espiritual. Nuestro adversario es el Diablo, y una de sus principales armas es
“el espíritu del mundo”. La mejor defensa es el Espíritu Santo. Por lo tanto, tenemos que pedírselo a Dios y producir su
fruto en nuestra vida. Solo así lograremos sobrevivir en la batalla y mantenernos firmes en la fe (Gál. 5:22, 23).

1 COR. 2:12 “Nosotros recibimos, no el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos
las cosas que Dios nos ha dado bondadosamente.”

Sin embargo, el Cristiano se da cuenta que esta mentalidad del mundo contemporáneo no tiene fundamentos y se
derrumba con las dificultades de la vida. María sabía bien en quién había puesto su Confianza y por eso no se
derrumbó en su vida a pesar de las pruebas.

Siempre supo mantener esa sencillez de corazón y reconocerse pobre, necesitada de Dios. Cómo resalta ver gente
que vive así, como María, alegres, sencillos y puros de corazón. Ojalá que nuestros corazones no se ensoberbezcan ni se
vuelvan unas murallas de egoísmo a la acción amorosa de Dios.

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