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Teoría de la literatura III

Pérez Flores, Edwin Guillermo


Reporte de lectura sobre la Morfología del cuento
El formalismo ruso fue producto del intelecto revolucionario de ciertos personajes, los cuales
emitieron algunas respuestas a los problemas azarosos y característicos de los estudios literarios.
Vladimir Yákovlevich Propp fue un lingüista ruso que analizó los cuentos populares de su país a
fin de hallar los rasgos estructurales básicos de los mismos y, en consecuencia, crear una
morfología que permitiera sistematizar un hecho lingüístico indómito y consolidar una teoría que
serviría para iluminar algunas áreas de conocimiento hundidas en la oscuridad del misterio y de la
incertidumbre. Esto lo logró con su libro La Morfología del cuento.
En el capítulo dos, intitulado “Método y materia”, Propp expresa claramente lo que pretende
alcanzar con su trabajo, es decir, una descripción minuciosa (una morfología) de las partes
constitutivas que conforman los cuentos maravillosos y, a su vez, de las interacciones existentes
tanto entre cada una ellas como con el conjunto. Para lograrlo, el autor empleó un método
(deductivo) que le permitió aislar tales partes del todo, al mostrar que, sólo en los cuentos
maravillosos, los nombres de los personajes son variables, mientras que las acciones realizadas por
aquellos permanecen constantes; por tanto, lo que, en verdad, importa no es quién ni cómo hace
algo alguien, sino qué acción desarrolla: la función, la cual se puede entender como “la acción de
un personaje definida desde el punto de vista de su significación en el desarrollo de la intriga”1.
Tal definición explica dos características sustanciales del cuento maravilloso: su extraordinaria
diversidad (la aparición de personajes de cualquier índole) y su monotonía (pues siempre se repiten
las mismas acciones).
Para cerrar este apartado, el lingüista ruso desarrolla cuatro observaciones importantes de las
funciones: la primera, “las funciones son las partes constitutivas fundamentales de cuento”2 puesto
que estos elementos se muestran de la misma forma en cada relato (a diferencia de los personajes,
los cuales cambian); por consecuencia de lo anterior, el autor deduce la segunda: el número de tales
funciones no es ilimitado, la cual se acentúa por la tercera tesis del autor, es decir, el orden en que
tales funciones se acomodan en el cuento pues estas se supeditan a una configuración específica,
inmutable y, además, se tienden a agrupar, en esferas determinadas, según sus propiedades
estructurales; en la última observación, Propp manifiesta que “todos los cuentos maravillosos

1
Vladimir Propp, Morfología del cuento, Madrid, Fundamentos, 1971, pág. 33.
2
Loc cit.

1
pertenecen al mismo tipo en lo que concierne a su estructura”3, por ello, decidió usar, para su
investigación, un corpus reducido (cien cuentos) porque se percató que muchos elementos
estructurales se repetían en otros relatos.
En el capítulo seis, “Reparto de las funciones entre los personajes”, el antropólogo de San
Petersburgo aclaro que, a pesar de solo centrase en las funciones de los personajes, existen siete
esferas de acción (la del agresor, la del donante, la del auxiliar, la de la princesa y su padre, la del
mandatario, la del héroe, la del falso-héroe) que se subdividen, además, en diferentes acciones
(fechoría, la preparación de la trasmisión del objeto mágico, el socoro durante la persecución, el
descubrimiento del falso héroe, el envío del héroe, la partida para efectuar la búsqueda, la reacción
ante las exigencias del donante4) que se asignan a sólo siete distintos personajes (aunque no de
forma precisa), según el número de esferas de acción que explotan los personajes: una sola esfera
de acción le puede corresponder a sólo un personaje, a varios simultáneamente o un personaje se
sirve de varias esferas.
En el Apéndice I, el formalista ruso elaboró siete cuadros (situación inicial, parte preparatoria,
el nudo de la intriga, etc.) con la finalidad de depositar y mostrar los demás elementos del cuento
maravilloso en forma de lista; por ejemplo, en el cuadro IV, el de Los Donantes, muestra tanto las
funciones que el personaje (como la “preparación de la transmisión del objeto mágico”5), designado
para ello, ejecuta como algunos elementos estructurales ajenos a las dichas anteriormente: modo
de inclusión en el cuento del donante, su apariencia, su hábitat, su diálogo con el héroe.
Por último, Propp esbozó otra lista con todos los elementos del cuento (tanto de las funciones
como de otros elementos) siguiendo la restringida secuencia que caracteriza a este tipo de relatos
únicos, es decir, desde la situación inicial particularizada por definición espacio-temporal del texto,
pasando por el combate decisivo entre el agresor y el héroe, hasta la realización del matrimonio y
subida al trono del héroe con la princesa (u otro personaje) raptada.

3
Ibíd., pág. 35.
4
Vid. Ibíd., págs. 91-92.
5
Ibíd., págs. 138.

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