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de comunidades locales
Agosto 2018
Queridísim@s tod@s:
Es siempre una gran alegría comunicarnos con ustedes y así poder caminar juntos en
nuestro camino espiritual y comunitario.
Seguimos también rezando por la paz que como sabemos en muchos lugares está muy
amenazada.
En profundidad. (pág. 2)
Palabra de Vida mes de Agosto 2018 (pág. 3-4 )
Algunos puntos para profundizar y dinámica del encuentro (pág. 5)
Dar esperanza al mundo (pág. 6-7)
Experiencia - La libertad de vivir la Palabra (pág. 8)
Chepi y Regno
1
El amor irradia
Como “Maria [que] no vino para predicar, sino para dar Jesús al mundo”, el primer
testimonio de los miembros de la Obra de María es la presencia de Jesús en
medio de ellos, la unidad. Pero también cuando estamos solos, estamos llamados a
dar testimonio de Dios dejando vivir a Jesús en nosotros.
Chiara Lubich
2
«Con amor eterno te he amado: por eso prolongué mi lealtad» (Jer 31, 3).
El profeta Jeremías es enviado por Dios al pueblo de Israel, que está viviendo la
dolorosa experiencia del exilio en tierra babilónica y ha perdido todo lo que había
representado su identidad y su elección: la tierra, el templo, la ley... Sin embargo, la
palabra del profeta desgarra este velo de dolor y turbación. Es cierto: Israel se ha
mostrado infiel al pacto de amor con Dios, entregándose a la destrucción. Pero he aquí el
anuncio de una nueva promesa de libertad, de salvación, de renovada alianza, que Dios,
con su amor eterno y nunca revocado, prepara para su pueblo.
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¿Cómo viviremos la Palabra de vida de este mes? Chiara Lubich invita a tener un
corazón de madre: « [...] Una madre acoge siempre, ayuda siempre, espera siempre, lo
cubre todo. [...] De hecho el amor de una madre es muy parecido a la caridad de Cristo, de
la que habla el apóstol Pablo. Si tenemos el corazón de una madre o, para ser más
exactos, si nos proponemos tener el corazón de la madre por excelencia, María,
estaremos siempre dispuestos a amar a los demás en todas las circunstancias y, por
tanto, a mantener vivo en nosotros al Resucitado. [...] Si tenemos el corazón de esta
Madre, amaremos a todos: no solo a los miembros de nuestra Iglesia, sino también a los
de las demás; no solo a los cristianos, sino también a los musulmanes, a los budistas, a
los hindúes, etc.; también a los hombres de buena voluntad y a todo hombre que habita la
tierra [...]»1
Esto cuenta una joven esposa que comenzó a vivir el Evangelio en la familia:
«Sentía una alegría que nunca antes había experimentado y el deseo de derramar este
amor más allá de las cuatro paredes de casa. Recuerdo por ejemplo que corrí al hospital
para acompañar a la mujer de un compañero de trabajo que había intentado suicidarse.
Conocía desde hacía tiempo sus dificultades, pero, absorta en mis problemas, no me
había preocupado de ayudarla. Ahora sí hice mío su dolor, y no me quedé tranquila
mientras no se resolvió la situación que la había empujado a dar ese paso. Este episodio
marcó para mí el inicio de un cambio de mentalidad. Me hizo comprender que, si amo,
puedo ser para cada uno que pasa a mi lado un reflejo –aunque sea pequeñísimo– del
mismo amor de Dios».
Y ¿qué pasaría si también nosotros, sostenidos por el amor fiel de Dios, nos
pusiésemos libremente en esta actitud interior ante todos aquellos con quienes nos
encontremos durante el día?
LETIZIA MAGRI
1 Cf. C. Lubich, Buscando las cosas de arriba, Ciudad Nueva, Madrid 1993, pp. 44-45.
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1) La Palabra de Vida de este mes pone en evidencia que Israel se ha mostrado infiel al pacto de amor con Dios,
entregándose a la destrucción. Pero he aquí el anuncio de una nueva promesa de libertad, de salvación, de renovada
alianza, que Dios, con su amor eterno y nunca revocado, prepara para su pueblo.
2) La dimensión eterna e irrevocable de la fidelidad de Dios es una cualidad de su amor: […] Su fidelidad alcanza a
cada uno de nosotros y nos permite depositar en Él cualquier preocupación que pueda frenarnos. Gracias a este
Amor eterno y paciente podemos crecer y mejorar en la relación con Él y con los demás.
3) Somos muy conscientes de que no nos mantenemos firmes en nuestro compromiso, aunque sinceros, de amar a
Dios y a los hermanos. Pero la fidelidad de Él para con nosotros es gratuita, nos precede siempre,
independientemente de nuestras «actitudes». Con esta gozosa certeza podemos liberarnos de nuestro horizonte
limitado, ponernos cada día de nuevo en camino y convertirnos también nosotros en testigos de esta ternura
«materna».
4) Esta mirada de Dios sobre la humanidad pone de manifiesto también un gran designio de fraternidad, que
encontrará en Jesús su pleno cumplimiento… […] y nos develó que la vocación de todo hombre y mujer es
contribuir a edificar relaciones de acogida y diálogo en su entorno.
(Tiene como finalidad facilitar la comunión, el diálogo entre todos. La duración no tendría que ser mayor de
30 min.)
1) ¿Cómo viviremos la Palabra de vida de este mes? Chiara Lubich invita a tener un corazón de madre: [...] Una
madre acoge siempre, ayuda siempre, espera siempre, lo cubre todo. [...] De hecho el amor de una madre es muy
parecido a la caridad de Cristo, de la que habla el apóstol Pablo.
2) Si tenemos el corazón de una madre o, para ser más exactos, si nos proponemos tener el corazón de la madre por
excelencia, María, estaremos siempre dispuestos a amar a los demás en todas las circunstancias y, por tanto, a
mantener vivo en nosotros al Resucitado.
3) La experiencia que se cuenta nos hace llegar a preguntarnos: Y ¿qué pasaría si también nosotros, sostenidos por
el amor fiel de Dios, nos pusiésemos libremente en esta actitud interior ante todos aquellos con quienes nos
encontremos durante el día?
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Dar esperanza al Mundo
8 julio 2018
Aziz, por otro lado, es iraquí: ahora vive en Francia y hace una
pregunta a los jóvenes del Genfest: “¿Alguna vez pensaste que un
día, de repente, podrías perder todo: familia, hogar, sueños? Y tú,
tú, ¿qué harías?”.
7
Maria Voce propone tres palabras que también son un
programa de vida para todos los jóvenes que ahora están
regresando a sus países: amar, recomenzar y compartir. Amar a
los pueblos de los demás como al propio; recomenzar sin perder la
esperanza de que sea posible otro mundo y compartir riqueza,
recursos y pesos personales y colectivos. Y concluye desafiando a
los jóvenes a ser hombres y mujeres de unidad, personas que llevan
en sus corazones los tesoros de cada cultura, pero que también
saben dárselos a los demás y ser, en definitiva, hombres y mujeres
globales.
EXPERIENCIA
8
Cuando la Coordinadora mira el material nos dice que más allá de
plasmar el recorrido de la escuela, hemos logrado transmitir una manera de
“pensar innovadora”. Y nos explica como viendo las fotos, por ejemplo, ella
pudo observar algunas realidades que en general son difíciles de lograr en
las instituciones. Nos hace una larga lista de pequeños detalles que ha
mirado, se nota que es una aguda observadora.
Esta visión desde afuera nos anima a seguir construyendo una nueva
educación donde los “educados” no sean solamente los alumnos.
S. V.