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Las 6 reglas de oro para una sexualidad sana

Descubre qué es y cómo tenerla cultivando las siguientes pautas básicas.

Usualmente, cuando hablamos de sexo, tendemos a calificarlo entre los


parámetros de “bueno o malo”. Sin embargo, pocas veces nos
preguntamos si nuestra vida sexual es sana pues en principio ni
siquiera estamos seguras de qué implica que lo sea ni cómo valorar si
lo es o no lo es.

Lo primero es tener claridad que aunque solemos relacionarlo con el sexo,


también existe la expresión sexual más allá del erotismo y la
genitalidad o que una sexualidad sana no solo trata de la prevención de
enfermedades y/o embarazos no deseados. Según la Organización
Mundial de la Salud el concepto de “sexualidad sana” como una idea,
incluye tres elementos básicos:

-La aptitud para disfrutar de la actividad sexual y reproductiva, y para


regularla de conformidad con una ética personal y social.

-La ausencia de temores, de sentimientos de vergüenza y culpabilidad, de


creencias infundadas y de otros factores psicológicos que inhiban la
reacción sexual o perturben las relaciones sexuales.

-La ausencia de trastornos orgánicos, de enfermedades y deficiencias que


entorpezcan la actividad sexual y reproductiva.

Así que para vivir una sexualidad sana existen 6 pautas básicas:

1. Ama tu cuerpo y conócelo

La autoexploración es parte fundamental de una sexualidad sana, es la


mejor manera de saber a qué estímulos responde nuestro cuerpo.
Somos seres sexuales desde que nacemos hasta que morimos, por lo
que empezamos a conocer nuestros cuerpos desde una temprana edad.

2. Identifica tus zonas erógenas

Prácticamente cualquier parte del cuerpo con una alta concentración de


terminaciones nerviosas puede hacerte experimentar una infinita
sensación de placer. Pero, ¿qué zonas son esas exactamente?
Generalmente los puntos más sensibles son: orejas, labios, boca, nuca,
cuello, hombros, axilas, pecho, pezones, cintura, parte interior del
codo, monte de venus, clítoris, labios mayores y menores, pene,
escroto, perineo y muslos. Lo complicado es que no son las mismas
para todas, lo bueno es que tendrás que explorar para descubrirlo.

3. Cultiva la erotofilia

Existen dos formas de responder ante un estímulo sexual. El polo negativo


corresponde a la erotofobia y el positivo a la erotofilia. Es importante
cultivar la erotofilia, que no es más que tener una actitud positiva ante
lo erótico y sexual. Para ello es fundamental descartar los prejuicios y
los sentimientos de culpa que la sociedad ha impuesto sobre el sexo,
especialmente a las mujeres.

4. Cuida tu autoestima sexual

La autoestima y la sexualidad están íntimamente interrelacionadas. Un


problema en un área, afecta a la otra. Ten en cuenta que la sexualidad
tiene que ver, más con una actitud y una forma de ser, que con tus
características físicas y tú puedes desarrollar dicha actitud. Sin una
alta autoestima sexual es imposible disfrutar del sexo plenamente.

Y como no puede haber un autoestima sexual sin una autoestima general,


estos son los tips para mantenerla al cien por ciento.

5. Busca el placer

Parte de una sexualidad sana abarca el placer propio. Para permitirnos el


placer, debemos actuar dentro de los valores que nosotras
consideramos fundamentales en lo individual. Por eso no podemos
olvidar la comunicación: decir qué nos gusta, cómo nos gusta,
permitirnos experimentar y poner límites cuando sean necesarios,
hace de nuestra sexualidad en pareja un juego sano a disfrutar.

Descubre cómo lograr un placer más allá del placer practicando slow sex.

6. Conoce tus derechos

En el XIII Congreso Mundial de Sexología, celebrado en Valencia en 1997,


se redactó una declaración de derechos sexuales universales, que son
los siguientes:

El Derecho a la Libertad Sexual.

El Derecho a la Autonomía Sexual, Integridad Sexual y Seguridad del


Cuerpo Sexual.

El Derecho a la Privacidad Sexual.

El Derecho a la Equidad Sexual.

El Derecho al Placer Sexual.

El Derecho a la Expresión Sexual Emocional.

El Derecho a la Libre Asociación Sexual.

El Derecho a Hacer Opciones Reproductivas, Libres y Responsables.

El Derecho a Información Basada en el Conocimiento Científico.

El Derecho a la Educación Sexual Comprensiva.

El Derecho al Cuidado de la Salud Sexual.


Tu sexualidad depende única y exclusivamente de ti, de tu actitud y de tu
autoestima. No dejes que ni prejuicios ni censuras aprendidas, ni
tampoco imposiciones sociales o de pareja te impidan disfrutar de ella.

¿No crees que ya es hora de decir adiós a tus


traumas sexuales?
Muchas veces, las sensaciones que tuvimos en la infancia con respecto a
nuestro cuerpo y sexualidad influyen en las relaciones de la actualidad.
La sexóloga Luisa Tobar nos dice cómo despedirnos de los malos
recuerdos y disfrutar el presente.

Las experiencias sexuales negativas pueden marcar nuestra vida sexual de


una forma permanente. En consulta atiendo muchos casos de personas
que han sido victimas de relaciones sexuales malsanas, experiencias
traumáticas o falsas creencias que crean bloqueos inconscientes al
momento de llevar una relación, lo que impide vivir una vida sexual
plena y placentera.

Existe un sistema terapéutico conocido como terapia cognitiva que puede


resultar útil si experimentas emociones negativas frente a la
sexualidad como, por ejemplo, ideas negativas sobre la masturbación o
las relaciones sexuales.

A continuación expondré algunas técnicas que te ayudaran en tu


crecimiento íntimo sexual y su desarrollo. Cuando experimentes
pensamientos o sensaciones encontradas frente a la sexualidad, trata
de identificar qué emociones te produce esa idea, momento o
percepción.

1. A medida que identifiques las emociones negativas que te producen


estas practicas, asegúrate de que las has identificado correctamente,
por ejemplo, ¿sientes repulsión o asco? Es posible que tu sensación se
deba a conceptos de culpabilidad o vergüenza aprendidos en el pasado.
Concretar lo que se siente es un paso importante porque un
sentimiento general como el desagrado es difícil de cambiar, mientras
que otro más puntual como el de culpabilidad puede reconsiderarse y
cambiar.

2. Piensa de dónde viene esa emoción, ¿cómo has llegado a sentir estas
emociones negativas hacia algo tan natural como es mirarse, tocarse,
disfrutar tu cuerpo? Muchas veces estas emociones tienen su origen en
eventos del pasado: en el momento de la emoción negativa, actúa una
especie de condicionamiento cultural que viene de las experiencias
vividas en la infancia y la adolescencia.

A muchas personas los padres, profesores o personas allegadas les han


inculcado que el cuerpo no se debe “tocar”. En muchos casos a los
niños se les prohíbe tocarse sus genitales cuando están curioseando,
porque esta conducta aterroriza a los padres y llegan a castigarlos o
avergonzarlos.
3. Observa desde otra perspectiva la raíz de tus pensamientos negativos.
¿Sigues creyendo que está mal tocarse y disfrutar de tu sexualidad?, o
se trata de pensamientos irracionales, restos de experiencias y
creencias negativas de tus relaciones pasadas, que no hacen parte de ti
o fueron parte de un pasado que ya no está presente. Hay que
preguntarse ¿cuáles son tus creencias y valores en la actualidad como
persona adulta, en oposición a lo que reconocías sin cuestionarte
cuando eras una niña frente a tu sexualidad?

4. Escribe una serie de frases de apoyo que te ayuden a hacer consciente y


a superar las emociones negativas irracionales. Una frase de apoyo es
una afirmación a la que puedes recurrir para enfrentarte a las
emociones negativas como: “No hay nada malo o antinatural en el
hecho de aprender a disfrutar de mi cuerpo”, “las experiencias por las
que pasé me influyeron mucho porque yo era una niña. Ahora soy
adulta, consciente y capaz de decidir y puedo cuestionar y evitar su
influencia”, “mis pechos, mis genitales, y todo mi cuerpo me hacen
mujer y pueden proporcionarme mucho placer a mi y a mi pareja. El
placer de mi cuerpo forma parte de la relación amorosa”.

Cuando tengas una emoción negativa, repítete a ti misma las frases de


apoyo que escribiste para que la emoción no tenga de dónde sostenerse
y desaparezca o deje de pesar tanto. Ya verás que en poco tiempo
estarás viviendo una sexualidad sana y placentera contigo misma y con
tu pareja, libre de creencias y reacciones inculcados por la sociedad,
padres, educadores, entre otras personas.

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