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no funciona
por Matthew Lippincott , Daniel Goleman
trad. Maximiliano Corredor
13.10.2017
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Un ejecutivo afirmó incluso que, como resultado de la práctica de la atención plena, ¡sus
compañeros de trabajo dejaron de dar la vuelta y caminar en la otra dirección cuando lo
veían llegar!
Pero el mindfulness no es magia. ¿Cúal es la razón detrás del cambio de estos ejecutivos?
Una pista: varios ejecutivos del estudio aseguraron haber recibido comentarios de colegas
que describieron mejoras en áreas como la empatía, la gestión de conflictos y la
comunicación persuasiva. Resulta que todas esas son las que uno de nosotros, Dan, ha
descrito como competencias centrales de la inteligencia emocional.
Esta conexión con la inteligencia emocional fue puesta de relieve durante las entrevistas
que Matt llevó a cabo con los propios participantes del estudio. En lugar de describir una
correlación directa entre su práctica de la atención plena y el aumento del rendimiento, los
líderes hablaron de una mayor conciencia de sí mismos que les llevó a cambiar
algunos de sus hábitos. Esos comportamientos trazaban los que Dan describe en el
Inventario de Competencia Emocional y Social (ESCI), una categoría creada para medir la
inteligencia emocional. Es a través de la mejora en competencias relacionadas con la
inteligencia emocional, de hecho, que la atención plena logra que los ejecutivos sean líderes
más efectivos.
En consecuencia, Sean ajustó sus expectativas a posiciones más realistas; buscó involucrar
al resto del equipo para establecer sus metas. Estos cambios le llevaron a mejorar también
en otras áreas de competencia emocional. Sean comenzó a escuchar con atención a los
miembros de su equipo en lugar de limitarse a dictar lo que tenían que hacer; mejoró
su empatía. Adoptó una visión más positiva de sus empleados directos y de su capacidad
para alcanzar los objetivos; los vio como aliados en vez de como problemas: mejoró en su
actitud positiva. Sean se ganó la confianza del equipo al hablar más abiertamente de sus
propios miedos y vulnerabilidades. Habló más desde su corazón e inspiró al equipo. Hemos
visto en investigaciones anteriores que la mejora en estas áreas de competencia (la
realización, el manejo de conflictos, la empatía, la actitud positiva y la inspiración) mejoran
la eficacia de un líder y el caso de Sean lo demuestra.
La práctica de la atención plena hizo que Sean siguiera el camino de la superación como
líder; le permitió ver dónde necesitaba mejorar y tomar conciencia de sí mismo para
modificar sus acciones. Pero todas las mejoras pertenecían en realidad al terreno de
la inteligencia emocional.
Creemos que, al concentrarse en el mindfulness como moda corporativa, los líderes corren
el riesgo de perder otras oportunidades para desarrollar sus habilidades emocionales
esenciales. En su lugar, a los ejecutivos les iría mejor si evaluaran y mejoraran de forma
deliberada todas sus competencias de inteligencia emocional. Parte de ese trabajo puede
implicar la atención plena, pero también puede incluir una evaluación formal del cociente
de inteligencia emocional y su entrenamiento. Otras herramientas y enfoques incluyen los
juego de roles, en los que se puede imitar a otros líderes a los que se admire para pensar
como manejarían ellos situaciones similares. Al entender que el mecanismo detrás de la
atención plena es la mejora más amplia de las competencias de inteligencia emocional, los
líderes pueden trabajar de forma más consciente todas las áreas que tendrán un mayor
impacto en su liderazgo.
22.08.2017
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Los desafíos constantes engendran frustración. Una sana dosis de frustración puede ser
beneficiosa, al dar paso a la determinación e impulsar la creatividad. Desafortunadamente,
en lugar de ser un obstáculo ocasional, a menudo nos vemos enterrados bajo una avalancha
de problemas. No disponemos de los recursos que necesitamos para hacer nuestro trabajo y
las reglas del juego cambian constantemente. Culpamos de nuestra frustración a la
implacable naturaleza de hacer más con menos en el que se basa nuestro clima de negocios
corto de miras e impulsado por resultados trimestrales o responsabilizamos a los
interminables cambios y a la cultura corporativa. Sea cual sea el motivo, para muchos de
nosotros la frustración en el entorno de trabajo es algo crónico.
Las emociones tóxicas son estresantes. La frustración crónica a menudo se transforma en
miedo e ira, "emociones destructivas" que sirven como sistema de alerta de que estamos en
peligro. Cuando suena la alarma, nuestros cuerpos entran en un estado de alerta máxima: la
adrenalina y las hormonas fluyen por nuestras venas, nuestros músculos se contraen para
facilitar movimientos rápidos, nos sudan las manos y se nos acelera la respiración y el
corazón. No pasaría nada si experimentáramos estas emociones de vez en cuando y nos
salvaran de peligros reales. Por desgracia, la frustración, el miedo de nivel bajo, la irritación
y hasta la ira son conocidos compañeros de trabajo. Muchos de nosotros estamos
hiperalertas todo el tiempo. No prosperamos físicamente, nos sentimos desconectados e
infelices en el trabajo y nuestros cerebros no funcionan correctamente.
Mientras se plantee estas preguntas, recuerde que todos tenemos una historia, amores,
penas y alegrías en la vida y en el trabajo. Existen muchas probabilidades de que mientras
que la historia de otra persona podría parecer distinta a la suya, nuestras experiencias
humanas sean increíblemente similares. Por muy tentador que resulte culpar a los demás
por nuestras empresas llenas de conflicto, la mejor manera de convertir el trabajo en una
experiencia más agradable y productiva consiste en servirnos de nuestra empatía innata,
aprender a cuidar de nosotros mismos y de los demás y asumir la responsabilidad de
nuestros propios sentimientos y comportamientos.
Annie McKee
06.11.2017
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Los artistas también son gerentes y líderes. Mantener una banda unida y sobrevivir a una
gira en la carretera implican una buena gestión. Pero este liderazgo es diferente (y a
menudo contrario) del liderazgo que encontramos en lo más alto de las corporaciones,
países y ejércitos. La obra de arte, como dice Springsteen, es una "subversión natural". Es a
través del arte que lo indecible y lo inaudito encuentran voz. Los líderes
del establishment pueden alabar y pagar por el arte, pero no controlarlo. Por eso, el
liderazgo del artista suele ser digno de confianza: o habla para y por la gente o no tiene
ningún poder en absoluto.
La conclusión es: "El tipo que está a tu lado es más importante de lo que crees. Y ese
hombre o mujer debe llegar a la misma conclusión sobre el hombre o la mujer que
está junto a él o ella, sobre ti. O: todo el mundo debe estar sin blanca, viviendo muy
por encima de sus posibilidades y necesitados de dinero. O: ambas". Hoy en día, los
planes de estudio de las mejores escuelas de negocios recomiendan una mezcla
similar de empatía e incentivos.
Sin embargo, cuando se trata de liderazgo, hay muchas novedades. “En mi línea de
trabajo", escribe Springsteen antes de ofrecer una magnífica definición de liderazgo,
"trabajas bajo el mandato de la imaginación de tu audiencia". (Un sirviente de la
imaginación es un perfecto contraste con la definición clásica de Napoleón de los
líderes como mercaderes de esperanza).
Si tiene la suerte de que se le confíe el liderazgo, es decir, imaginar en nombre de los
demás, el boss tiene claro lo que se supone que debe hacer: "Estoy aquí para
proporcionar una prueba de vida de ese 'nosotros' siempre esquivo, nunca
completamente creíble.".
Estoy aquí, en esa frase, es una condición previa para todo lo que pueda
suceder después. Estar ahí, en un lugar y ser de ese lugar, es donde comienza el
liderazgo. Después, debe moverse. Las canciones necesitan alguien que las toque;
los estadios, personas que los llenen. Pero esos solo son los medios. El trabajo de un
líder consiste en encarnar la identidad de una comunidad, en dar palabras, vida,
a ideales esquivos. Solo encarnado en alguien, en un modelo a seguir, un ideal llega a
convertirse en una historia, en un relato. La legitimidad de un líder, por tanto,
descansa en "cuán profundamente puedes habitar tu canción".
Que la obra de Springsteen nunca defina un ahí puede haber ayudado a los fans a
darle el significado que más querían. Para él, sugiere el libro, ahí es una combinación
de tomar una posición, hacer que dure y tener libertad para correr. Aferrarse a lo que
es valioso sin perder de vista un camino despejado por delante. Pero
aunque ahí resulte algo vago, una cosa está clara: llegar hasta ahí requiere mucho
trabajo. Puedes perfeccionar tu oficio y dejar que el propósito te encuentre, pero no
puedes perfeccionar tu propósito y esperar que el oficio o arte te encuentre.
Propósito es lo que no tuvo él mismo durante muchos años, el impulso que nace de
saber que el trabajo es significativo para uno mismo y valioso para los demás.
"Para 1977", recuerda, "totalmente a lo estadounidense, me había escapado de los
grilletes del nacimiento, de la historia personal y, finalmente, del lugar, pero algo no
estaba bien [...] sentía que había una gran diferencia entre la licencia personal y la
libertad real, igual que la hay entre la masturbación y el sexo”. Es un buen
recordatorio de que el propósito tiene una gestación larga, de que es el resultado de
acciones y enfrentamientos, no solo de ambición y dudas.
Eso es lo que hace el propósito. Le da raíces y misión a un oficio, crea una historia
que recordar e imaginar, un lugar desde donde ir. Springsteen capta la distinción
entre el trabajo que su música tiene que hacer, conseguir que la gente se emocione en
los bares de Jersey y los grandes estadios del mundo, y su propósito, mantener vivo
el sueño americano, y nunca lo abandona.
Hay mucha autorreflexión en el libro, pero poca es concluyente y rara vez ayuda en
realidad. El tormento sigue siendo un quebradero de cabeza, una pieza sin encajar, y,
a veces, también el amo de su carrera y su vida. Lo que realmente le ayuda al
intérprete es el amor y las canciones. Springsteen busca la ayuda, el amor, de amigos,
familiares y terapeutas para que el tormento pueda encauzarse hacia una melodía que
se pueda compartir. Porque, según él, "puedes cantar sobre tu miseria [...] pero
existe algo en la reunión de almas que aleja la tristeza".
Entrenar esa mirada interior con sus propias preguntas permite a Springsteen, en
última instancia, entender y cantar la vida de los demás. "La mayor parte de mis
escritos son emocionalmente autobiográficos", declara. Y se nota. Las imágenes
más claras de lo que Springsteen valora, de quién es, no se encuentran en las
reflexiones del libro, sino en sus descripciones, a menudo de una sola línea, de las
personalidades de los demás.
Él le da a Bob Dylan el mérito de abrirle los ojos a "una visión veraz del lugar donde
viví. Las tinieblas y la luz estaban allí; el velo de la ilusión y el engaño, rasgado". Él
llama a su difunto pianista Danny Federici un "pesimista de vaso medio lleno" con
"la autopista más corta entre sus dedos y su corazón". U2 es una banda que "toca con
toda la carne en el asador". Si esas líneas se leen como si pudieran aplicársele
también a él y a su banda, es porque Springsteen, como muchos líderes, se entiende
mejor cuando dirige su mirada hacia fuera. Eso es lo que hace que los líderes sean
auténticos, dejar que su trabajo los defina.
El hombre que nos enseñó que hemos nacido para correr nunca había dicho mucho acerca
de "ese lugar al que realmente queremos ir". La esperanza de "llegar allí", demostró,
perdura aunque no se sepa si existe tal lugar. Pero conduciendo su motocicleta, en la
carretera, por fin está a punto de llegar. Le costó 40 años y otro Born to Run responder
al dónde: en casa. Eso es lo que significa liderar en el largo plazo, cuando funciona.
Construye un nuevo hogar para nuestras historias. Un hogar del que no podemos
escapar; solo regresar, porque nos hace libres.
02.08.2017
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Al leer el libro de la doctora Katherine Benziger Thriving in Mind: The Natural Key to
Sustainable Neurofitness, entendí la base científica de lo que había observado en mis
clientes: los cerebros de algunas personas están configurados de forma natural para
mantener el orden, mientras que los de otras personas no.
Todo se reduce a la neurología y el estudio del cerebro. Las personas con una dominancia
natural de la parte izquierda posterior del cerebro se sienten más cómodas al elaborar planes
lineales y llevarlos a cabo. Son personas que normalmente no necesitan realmente mi ayuda
como coach y a menudo tampoco entienden por qué les cuesta tanto a los demás. Pero las
personas cuyo cerebro está dominado por una parte diferente, encontrarán mucho más
difícil cualquier planificación. La razón es que la neuroquímica de su cerebro les lleva a
invertir 100 veces más energía para pensar en modo "planificación" que alguien cuya
cerebro está más predipuesto a funciona desde la parte izquierda posterior.
Del mismo modo que solemos reconocer que aptitudes como la creatividad, el análisis y la
redacción pueden resultar más fácil a unos que a otros, la comodidad con la planificación
es algo con lo que se nace o no se nace. Sin embargo, esto no significa que no podamos
potenciar esa capacidad al construir de forma activa neuroconexiones dentro de nuestros
cerebros a través de la práctica continua.
Aquí tiene unos consejos clave para aprovechar las fortalezas naturales de su cerebro y, con
ellas, lograr una mayor resiliencia a la hora de planificar:
- Acepte la dificultad. Si creemos que algo debería ser fácil cuando es difícil,
tendemos a disgustarnos y tenemos más probabilidades de rendirnos. Pero si fijamos
la expectativa de que una tarea es difícil, y aunque es probable que resolverla todavía
se nos haga cuesta arriba, estaremos más dispuestos a seguir comprometidos con ello
porque entenderemos que los probleman forman parte del proceso. Cuando mis
clientes empiezan a planificar, lo describen como frustrante, desorientador, agotador
e incluso algo que provoca ira porque no quieren aceptar los límites de la realidad, no
aceptan el número finito de actividades y acciones que caben en un día. Los clientes
que asumen y aprenden a superarlo son los que más avances logran. Una vez
comprenden que no será fácil, se encuentran más tranquilos, más confiados y con las
cosas más claras sobre cómo estructurar bien su tiempo.
Entender lo que pasa dentro del cerebro mientras se mejora la capacidad de planificar y
gestionar el tiempo marca una gran diferencia en la capacidad de animarse a sí mismo y
seguir intentándolo a pesar de las frustraciones y los obstáculos. Cuando se convenza de
que puede cambiar y acepte que tendrá que esforzarse más que la mayoría, tendrá unas
posibilidades mucho más altas de ser resiliente en el proceso de mejorar su capacidad de
planificar y organizar.
Elizabeth Grace Saunders es coach experta en la gestión del tiempo y la fundadora deReal Life E
Time Coaching & Training. Es la autora de How to Invest Your Time Like Money y Divine Time
Management (próxima publicación, noviembre de 2017). Descubra más
en www.ScheduleMakeover.com.
16.02.2018
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Con estas palabras, Pladevall se refiere a que el poder del liderazgo radica en nuestra
capacidad para formar vínculos personales e importantes con las personas a las que
lideramos. Tiene razón: los millennials se están convirtiendo en la fuerza de trabajo de la
mayoría de compañías. Esta generación ya no se conforma con un cheque a fin de mes y
alguna bonificación extra. Quieren que su puesto de trabajo les aporte algún significado, ser
felices y conectar emocionalmente con sus compañeros.
Hay grandes beneficios que deberían llevar a apostar por un buen liderazgo. Como
muestran los datos de McKinsey & Company, si los empleados están motivados, aumentan
su compromiso un 32%, tienen un 46% más de satisfacción en su trabajo y rinden un 16%
más.
Necesidades básicas como tener una meta en la vida, ser felices, conectar
emocionalmente y el deseo de contribuir con algo positivo a la sociedad son factores que
nos motivan como persona. Los líderes que verdaderamente entienden estas necesidades y
dirigen de manera que permiten que estas motivaciones se apliquen tienen la clave de la
lealtad, el compromiso y el rendimiento de sus empleados. Por tanto, como líderes,
debemos ser humanos antes que jefes.
Estos son algunos consejos para lograrlo en base a lo que hemos descubierto en nuestro
trabajo:
Conózcase a sí mismo
El pionero del liderazgo Peter Drucker dijo: "No puede dirigir a otras personas a menos que
sepa gestionarse a usted mismo primero". En un reciente artículo, mostramos cómo un
CEO mejoró enormemente la participación y la eficacia de los equipos de su banco al
entenderse mejor a sí mismo. Este ejemplo muestra cómo el liderazgo empieza con la
comprensión y el liderazgo sobre uno mismo. Cuando sabe lo que uno quiere, es capaz de
comprender y empatizar mejor con las personas a las que lidera. El buen liderazgo
comienza con el autoconocimiento y este se puede mejorar mucho a través de la práctica
de la mindfulness.
Sea altruista
El director ejecutivo global de McKinsey & Company, Dominic Barton, opina que el
altruismo es la base del buen liderazgo. El liderazgo no trata solo de usted, sino de las
personas y de la organización que lidera. De manera altruista, podría considerar eliminarse
a usted mismo de la ecuación si eso aumenta los beneficios a largo plazo de los demás. El
altruismo no significa convertirse en un felpudo para los demás y negarse a mantenerse
firme, sino que surge de la autoconfianza y el autocuidado. Una manera simple de
comprobar si su liderazgo es altruista es revisar qué le motiva cuando toma decisiones: ¿lo
está haciendo para beneficiarse a usted o para beneficiar a los demás?
Sea compasivo
La compasión es la intención de hacer feliz a los demás. Si alguna vez ha tenido un líder
compasivo, conocerá la sensación. Esa persona le cubre las espaldas y tiene siempre en
mente su interés. Como consecuencia, usted se siente seguro, confía en él, es fiel y se
compromete. Cuando se trata de liderazgo, nada supera a la compasión. Es un lenguaje
universal que entiende cualquier persona en cualquier lugar. Si desea que su liderazgo sea
más compasivo, asuma un hábito cada vez que se relacione con alguien: pregúntese cómo
puede ayudar a esa persona a tener un día mejor.
Rasmus Hougaard
es socia y directora para Norte América de Potential Project. Es la coautora de The Mind of
the Leader – How to Lead Yourself, Your People and Your Organization for Extraordinary
Results (HBR Press, 2018) y del primer libro de Rasmus Houggard, One Second Ahead:
Enhancing Performance at Work with Mindfulness.
Vince Brewerton
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Las claves para alcanzar una concentración que dure todo el día
En el mundo actual, siempre conectado, siempre con sobreinformación, puede ser difícil
mantener la concentración durante todo el día. ¿Se encuentra frecuentemente distraído
por una conversación privada durante una reunión con más gente? ¿O le parece que los
correos electrónicos le están apartando del trabajo más importante?
Hemos encuestado y evaluado a más de 35.000 líderes de miles de empresas de más de 100
países, y hemos descubierto que un 73% de los líderes se siente distraído de su tarea
actual “una parte” o “la mayoría” del tiempo.
También hemos descubierto que un 67% de los líderes describen su mente como
"saturada", lo cual significa que tienen demasiados pensamientos y una falta de prioridades
claras. Como resultado, un 65% de los encuestados no llega a cumplir sus objetivos
diarios. Las fuentes más grandes de distracción son las demandas de otras personas
(26%), las prioridades contrapuestas (25%), distracciones generales (13%) y una
carga de trabajo demasiado grande (12%). No sorprende que un 96% de los líderes que
sondeamos afirmó que una "concentración mejorada" sería de valor o de mucho valor.
Aunque estos números son alarmantes, también suponen una enorme oportunidad para
mejorar el desempeño y la eficiencia. Si existe un secreto para ser más eficiente, según el
pionero del liderazgo Peter Drucker, es la concentración. En la época de constante
sobrecarga de información en la que vivimos, esto es más cierto que nunca.
La capacidad de mantener una concentración tranquila y clara cuando se realizan las tareas
adecuadas (en su momento y de la manera correcta) es la clave para obtener resultados
excepcionales. Incluso un segundo de concentración equivocada puede convertirse en
un valioso tiempo perdido, o aún peor, en una importante oportunidad que pasa de
largo, como una pista en la comunicación no verbal de un cliente durante una negociación
difícil.
De hecho, en nuestros diez años de experiencia, hemos observado una relación directa
entre el nivel de concentración de una persona y su ascenso profesional. De los miles
de líderes con quienes hemos trabajado, la gran mayoría posee una capacidad más allá de la
media, para concentrarse. Esto no quiere decir que tener una capacidad singular de
concentrarse es una manera de llegar hasta lo más alto. Sin embargo, sí es cierto que, si no
se tiene la habilidad de concentrarse, será mucho más difícil conseguir el éxito profesional.
Para los que aspiren a ser líderes, la concentración debe ser un mantra diario.
Hemos analizado cómo estos líderes pueden concentrarse bien durante el día, y en todos
ellos encontramos un patrón.
Este gráfico muestra cómo cambia nuestra concentración a lo largo del día, desde "muy alta", a primera
hora, a "muy baja", tras el mediodía.
Aunque este modelo puede variar de persona a persona, comprenderlo es muy útil a la hora
de planificar el día. Con este patrón en mente, hay que considerar las actividades que se
realizan en ciertas partes del día. Lo correcto sería planificar las actividades más
importantes y las reuniones en las horas en las que se tiene una mayor
concentración, y dejar las tareas más prácticas y activas durante las horas en las que la
concentración es menor.
Otro de los factores determinantes es nuestro estado mental. Las emociones negativas, por
lo general, disminuyen la concentración. Paul Ekman, psicólogo pionero en el estudio de
las emociones de la Universidad de California, San Francisco (EE. UU.), explicó cómo las
emociones difíciles hacen que aumente la concentración en el objeto que está causando
estas emociones. Es decir, si está enfadado, es difícil que se concentre en otra cosa que lo
que le ha hecho enfadar. Lo mismo ocurre con los propósitos. Las emociones positivas, por
lo general, tienen el efecto contrario, realzando y abriendo su enfoque para que vea todo
con una perspectiva más amplia.
La concentración no es un juego en el que siempre deba perder algo para ganar. Puede estar
entrenada y planificada y, con un poco de esfuerzo, su concentración puede sostenerse a lo
largo del día.
Rasmus Hougaard
es el fundador y director de Potential Project, una compañía de liderazgo global y
desarrollo organizacional que ha trabajado con Microsoft, Accenture y Cisco, entre otras
muchas empresas. Publicará su segundo libro, The Mind of the Leader – How to Lead
Yourself, Your People and Your Organization for Extraordinary Results, con HBR Press el
próximo mes de marzo de 2018.