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Interpreta a toda costa que un castigo impondrás: un análisis del caso

Batalla
Juan Sebastián Orso1

(Crime and Punishment - The Story of Capital Punishment)


“(A) diferencia de cuanto ocurre en cualquier otra actividad cognoscitiva, tanto la verdad fáctica […] como
la verdad jurídica […] son predicables jurisdiccionalmente a condición de que se observen reglas y
procedimientos que disciplinan su comprobación y que imprimen ambas un carácter autorizado y
convencional, en contraste con el de la mera correspondencia”2

Índice: Introducción; 1- La necesidad de interpretar: el dictado de la ley 27.362; a)


Necesidad jurídica; b) Necesidad legislativa; 2- La sanción de leyes interpretativas y sus
parámetros; 3- Test de inconsistencia: interpretación o modificación encubierta; a)
Imprevisión legislativa y persecución penal; 4- Test de razonabilidad: cómo detectar
aberraciones jurídicas; a) Las garantías en juego; b) La incidencia de la ley 27.362 en la
pena; 5- Los efectos de la ley interpretativa y los deberes internacionales; Conclusión.

Introducción
En uno de los retrocesos más grandes en la historia de las garantías penales, la Corte
Suprema, con argumentos insólitos y contradictorios, decidió rechazar la aplicación del
cómputo del 2x1 a un nuevo caso de lesa humanidad y parece que así continuará decidiéndolo
en el futuro.

1 Estudiante de Derecho. Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Derecho. Argentina. 2018.


orsojuanse@gmail.com
2 Luigi Ferrajoli, Derecho y razón, pág. 59 y sgtes. Citado por Carlos Fayt en el caso Mazzeo, pág. 84, considerando.
Interpreta a toda costa que un castigo impondrás – Juan Sebastián Orso

El recurso para peticionar dicho cómputo fue deducido por Rufino Batalla en la causa
Hidalgo Garzón, Carlos del Señor y otros, y el motivo del rechazo fue el dictado de la ley
27.362 con posterioridad al resonante caso “Muiña”, por resultar ésta la interpretación
auténtica, consistente y razonable de la ley 24.390.
La sentencia se encuentra compuesta por un voto mayoritario -cuyos argumentos
presumiblemente liderados por Rosatti con la adhesión de Highton de Nolasco- explican el
cambio de resultado respecto del caso Muiña. En un voto concurrente, Lorenzetti y Maqueda
mantuvieron similares argumentos, mientras que Rosenkrantz afortunadamente voto en
disidencia.
Anticipando el comentario, sospecho que los jueces del máximo tribunal de nuestro país se
han convertido en los “portavoces de la conciencia punitiva del pueblo”, siendo el principal
problema que esta última ya no está interesada en las garantías, en la verdad jurídica y en los
principios penales liberales que han robustecido el Estado de Derecho, sino en la castigo por
medio de la condena social3.
De esta forma, el fallo ha realizado peligrosos esfuerzos interpretativos para dejar de lado la
letra clara de la ley 24.390 y abrir paso a un régimen de excepción de la mano de una ley
posterior y sin forma de ley penal en violación de la garantía penal fundamental de la
irretroactividad de la ley penal más gravosa por la categoría, gravedad y repudio del delito.
1- La necesidad de interpretar: el dictado de la ley 27.362
El voto mayoritario comienza reconociendo que “existieron fundamentos jurídicos y político
institucionales relevantes para sostener la necesidad de la sanción de la ley citada 27.362”4.
Ello porque desde lo jurídico existieron aparentes dificultades para aplicar el sistema de
compensación de la ley 2x1 a condenas ya dictadas, y porque desde lo político el Congreso
es el órgano representativo de la voluntad colectiva por excelencia y su organización permite
canalizar los distintos reclamos generales bajo la forma de leyes.
Sin perjuicio de que el fallo hace un pésimo trabajo en señalar las supuestas dificultades sobre
los alcances de la ley 2x1 y asume que tal incertidumbre es conocida por todos, notaremos
que las dificultades no son tales.

• Necesidad jurídica
Para dar comienzo, no existió tal dificultad en la aplicación técnica de la ley 2x1 a condenas
firmes anteriores a su vigencia porque el principio de retroactividad de la ley penal más
benigna rige durante el período de ejecución penal para aquellas condenas que todavía no se
hayan agotado. Tampoco obsta a su aplicación que la benignidad resida en una ley penal de
carácter procesal.

3 Andrés Rósler, “Si usted quiere una garantía, compre una tostadora”: acerca del punitivismo de lesa humanidad.
Pág. 66.
4 Recurso de hecho deducido por Batalla, Rufino en la causa Hidalgo Garzón, Carlos del Señor y otros s/ inf. […] Voto

por la mayoría - A. La ley 27.362 como interpretación auténtica del art. 7° de la ley 24.390 - a. Necesidad del dictado
de la ley 27.362 – Considerando 7.

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Recordemos que en el plenario Molina, ratificado por el precedente Arce, la Corte reiteró
que la legislación procesal penal goza de carácter material, puede afectar directamente el
monto de la pena por mecanismos de compensación en los hechos y en el derecho y queda
sanamente comprendida bajo los principios de la ley penal en el tiempo.
Y precisamente, la finalidad de la ley 2x1 fue alterar el monto de la pena a la cual un sujeto
es condenado si durante el proceso estuvo preso preventivo por más de dos años,
compensándolo por la vulneración a su derecho de ser juzgado en un plazo razonable.
De esta forma, la ley 24.390 fue la respuesta que dio el legislador a los resultados inhumanos
arrojados por los informes de la Comisión Interamericana respecto de la prolongación de la
prisión preventiva, en búsqueda de cumplir lo dispuesto en el artículo 7.5 de la Convención.
Al final del camino, la ley 2x1 fue derogada por razones de colapso estructural del sistema
penitenciario argentino, pero no por ser una ley difícil de aplicar o interpretar. Y así como la
ley 24.390 no fue la solución a un problema de fondo, la nueva ley 27.362 no ofreció solución
alguna respecto de su aplicación porque “tampoco había ningún punto oscuro que aclarar
sobre la cuestión relativa a si, con excepción de los delitos expresamente excluidos, el artículo
7 de la ley 24.390 se aplicaba a delitos de máxima gravedad”5.

• Necesidad legislativa
Con referencia al rol político e institucional del Congreso de la Nación para canalizar
reclamos generales y traducirlos en leyes, recuerda Rosenkrantz que “la validez constitucional
de una ley no viene dada por el grado de su aceptación social ni por el intento de plasmar
ciertos ideales —por loables que sean—, sino por su consistencia con el consenso inter-
temporal más profundo documentado en nuestra Constitución Nacional.”6
Por lo mismo, corresponde al Poder Judicial determinar la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de la norma de acuerdo a su ajuste a los preceptos constitucionales, más
no a su grado de respaldo popular. El juez podrá tener en cuenta “las específicas
circunstancias en que fueron adoptadas”7, pero de la misma manera tendrá en cuenta que “si
bien las mayorías tienen derecho a gobernar, están limitadas por los derechos que consagra
la Constitución”8.
Ya en el voto mayoritario del caso Muiña se preveía una eventual contraposición entre los
consensos generados socialmente y la vocación procedimentalista de la verdad jurídica, y en
buena hora se dispuso que “cuando la ley no exige esfuerzo de comprensión debe ser aplicada
directamente, con prescindencia de consideraciones ajenas al caso que aquella contempla”9.
De este modo, “todavía más importante “es la razón específicamente penal de que no pueden
promulgarse leyes ad hoc que fácilmente pueden estar influenciadas por la conmoción que

5
Recurso de hecho deducido por Batalla, Rufino en la causa Hidalgo Garzón, Carlos del Señor y otros s/ inf. […] Voto
por la minoría – Considerando 14.
6
Op. cit. pág. 3 cit. 5. Considerando 9.
7 Op. cit. pág. 3 cit. 5. Considerando 11.
8 Op. cit. pág. 3 cit. 5. Considerando 10.
9 Recurso de hecho deducido por la defensa de Luis Muiña en la causa Bignone, Reynaldo Benito Antonio y otros s/

recurso extraordinario”. Voto por la mayoría – Considerando 7)

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produce la comisión de un delito concreto”10. Concluimos que no existía necesidad alguna


de dictar una nueva ley posterior.
2- La sanción de leyes interpretativas y sus parámetros
Es un hecho que el Congreso puede dictar leyes interpretativas o aclaratorias de otras
anteriores “con el objeto de despejar dudas sobre conceptos oscuros, equívocos o
dudosos”11. Nadie desconoce que dichas leyes son valiosas herramientas de interpretación y
emanan del órgano representativo por excelencia.
Sin embargo, que la ley 27.390 haya sido sancionada con virtual unanimidad bajo el nombre
de “ley de interpretación auténtica” no convierte dicha ley en interpretativa. Por el contrario,
habría razones para creer que la ley estaba destinada a modificar y crear nuevos significados,
más que a interpretar una ley dudosa.
Es sobre este último punto que Rosenkrantz, en su voto, cita diversas declaraciones del
debate parlamentario demostrativas de la intención de legisladores de modificar futuros
resultados y no de interpretar genuinamente una vieja ley: “la derogación de la norma (2x1)
no alcanza como solución, porque en la medida en que siga siendo la ley penal más benigna
será nuevamente aplicada por los tribunales”12, citando al diputado Tonelli.
Y aún en el caso de que admitamos que se trata de una ley interpretativa (que no lo es), ésta
podrá aplicarse siempre que exista materia sobre la cual interpretar e, interpretación
mediante, se respeten las garantías penales. Adelanto que en el caso concreto, no existía nada
que interpretar y que la nueva ley afectó definitivamente la garantía penal de irretroactividad
de la ley penal más gravosa.
3- Test de inconsistencia: interpretación o modificación encubierta
Como bien lo anuncia el voto mayoritario, el test de consistencia "radica en constatar si la
ley 27.362 "aclara sin modificar" a la ley que interpreta. Es decir, si "evoca la idea de 'lo
original" con el objetivo de "reconstruir algo prístinamente contenido en la disposición
aclarada"13.
Lo paradójico de esta definición de consistencia es que encontramos los términos “aclara sin
modificar” y “objetivo de reconstruir algo” en un mismo párrafo. Y unas líneas más abajo,
vuelve a reiterarse “la necesidad de re-contextualizar la interpretación del ámbito material y
subjetivo de aplicación del art. 7 de la ley 24.390, sin por ello violentar su texto.”14
Resulta difícil imaginar cómo se puede reconstruir o re-contextualizar un precepto sin
modificarlo, y resulta aún más difícil imaginarlo cuando se reconstruye una ley clara, sin
términos vagos o ambiguos, sobre un tema que ya había sido tratado y excepcionado respecto
de ciertos delitos en su aplicación (como los estupefacientes, por ejemplo). Incluso el voto

10 Op. cit. pág. 2. cit. 3. Página 92.


11 Recurso de hecho deducido por Batalla, Rufino en la causa Hidalgo Garzón, Carlos del Señor y otros s/ inf. […]
Voto por la mayoría - b. Naturaleza jurídica de la ley 27.362 – Considerando 10) a).
12 Op. cit. pág. 3 cit. 5. Considerando 10 b).
13 Recurso de hecho deducido por Batalla, Rufino en la causa Hidalgo Garzón, Carlos del Señor y otros s/ inf. […]

Voto por la mayoría – c. Test de consistencia – Considerando 12).


14 Op. cit. pág. 4. cit. 13. – Considerando 13).

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mayoritario continúa su argumento citando una polémica frase de Soler, por la cual toda
interpretación es válida “aun cuando no sea la que lógicamente correspondía”15.
Me pregunto, entonces, hasta qué punto estamos dispuestos a aceptar leyes que dicen ser
interpretativas pero que realidad no lo son, que ni siquiera prevé lógicamente el legislador,
que interpretan sobre lo comprensible, que no tienen forma de ley penal y que
incompatibilizan de modo absoluto con las garantías penales.
El propio Rosatti, un año antes en su voto del caso Muiña, sostuvo: “debe interpretarse que
los términos utilizados en la redacción de la norma no son superfluos sino que han sido
incluidos en ella con algún propósito, sea de ampliar, limitar o corregir los conceptos (Fallos:
315:1256; 318:950; 324:2780); y que cuando esta no exige esfuerzo de comprensión debe ser
aplicada directamente, con prescindencia de consideraciones ajenas al caso que aquella
contempla (Fallos: 313:1007)”16.
En este caso, el tenor literal del articulado de la ley 2x1 –primera fuente de interpretación-
excluía expresamente ciertos delitos, pero no lo hacía respecto de los de lesa humanidad. Y
su forma de aplicarse como ley penal hacia el pasado y hacia el futuro de acuerdo al artículo
2 del Código Penal, también resultaba clara.
Esto también fue sostenido por Rosatti en Muiña: “aducir que este tipo de normas no reflejan
"la valoración social de la conducta para una comunidad", soslaya indebidamente la
aplicación de lo dispuesto en los arts. 2° y 3° del Código Penal, debiéndose recordar que
cuando el legislador utiliza -en la primera de las cláusulas citadas- el adverbio "siempre" no
deja lugar a dudas respecto de su intención de extender la benignidad normativa para todos
los supuestos”17.

• Imprevisión legislativa y persecución penal


El voto mayoritario pasa a otro argumento y refiere que el legislador no previó la exclusión
de los delitos de lesa humanidad del cómputo 2x1 porque “estaban en vigencia las leyes de
obediencia debida y punto final, que impedían la persecución de los delitos de lesa
humanidad”.
En primer lugar, jamás deberíamos suponer que la imprevisión legislativa de una exclusión
legal implica el detrimento de las garantías y derechos del imputado. Menos aun cuando el
legislador sí había discriminado ciertas categorías de delitos para excluir de la ley:
estupefacientes, por ejemplo. En palabras de Rosenkrantz, ello sería una “arriesgada
conjetura”18.
Lo correcto hubiese sido aplicar el principio Pro Homine. Si el principio Pro Homine impide
que el discurso penal utilice disposiciones constitucionales, convencionales o legales
contradictorias en detrimento de las propias cláusulas garantizadoras, por supuesto que
podríamos aplicarlo a meras conjeturas razonadas 20 años después sobre una ley clara,
democrática y benigna.

15 Op. cit. pág. 4. cit. 13. – Considerando 12).


16 Recurso de hecho deducido por la defensa de Luis Muiña en la causa Bignone, Reynaldo Benito Antonio y otros s/
recurso extraordinario”. Voto concurrente – Considerando 7)
17 Op. cit. pág. 5 cit. 16. – Considerando 8).
18 Op. cit. pág. 3 cit. 5. Considerando 15.

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En el segundo lugar, también es falso que los delitos de lesa humanidad no hayan podido
perseguirse durante su vigencia. De manera contundente, Rosenkrantz demuestra este punto
en su voto disidente y a él me remito.
Tampoco corresponde pensar que la ley 2x1 sólo deba ser aplicada a delitos cuya persecución
se haya iniciado al momento de la sanción de la ley 2x1. No sólo hemos tratado este punto
al analizar el plenario Molina y el precedente Arce, sino que la ley penal benigna es aplicable
a todos los delitos cuando sus presupuestos de aplicación se hayan cumplido.
Francamente, resulta preocupante el descuido por los principios orientadores del Derecho
Penal. El principio de Responsabilidad del Estado y la unilateralidad de las garantías
demandan que el Estado no pueda escudarse en una contraposición de sus leyes o funciones
–como lo fue el dictado de la ley 2x1 de forma simultánea a la vigencia de las leyes de
obediencia debida y punto final- para privar al imputado de sus derechos y garantías. En
simples términos, lo que el Estado me concede por un lado, no puede privármelo por el otro,
aun cuando la primera concesión no sea su “verdadera intención moral”.
“Precisamente, es por eso que estas instituciones autoritativas no recurren al razonamiento
moral, al menos no directamente, para resolver los conflictos, entre otras cosas debido a que
en tal caso o bien el derecho se volvería redundante, o bien sería imposible poder
determinarlo ya que para poder identificar el derecho vigente y resolver el conflicto
deberíamos apelar a aquello que provoca el conflicto en primer lugar”19.
4- Test de razonabilidad: cómo detectar aberraciones jurídicas
El test de razonabilidad es definido del siguiente modo: “¿constituyen los delitos de lesa
humanidad una categoría relevante, susceptible de asignar validez constitucional a la decisión
legislativa de excluir a aquellos ilícitos de la aplicación del cómputo del "2x1"? La respuesta
a esta pregunta supone ponderar la gravedad de este tipo de crímenes”20.
Podríamos reformular la definición de este test del siguiente modo: ¿es la gravedad del delito
cometido una pauta válida para determinar la razonabilidad la ley que se les aplique? En otras
palabras, ¿puede una categoría delictiva excepcionar la aplicación de una ley que torne vigente
una garantía penal, o se determinará por un régimen de excepción que busca evitar a toda
costa, incluso de las garantías fundamentales, la reducción de la pena?

• Las garantías en juego


El test comienza destacando que la ley 27.362, al excluir del cómputo de la prisión preventiva
2x1 a condenados por lesa humanidad, no violenta las reglas del Estado de Derecho: “Ello
así pues la ley en análisis no priva los encausados de un proceso imparcial ni ha modificado
las condiciones -modo y forma- del juzgamiento (derecho de defensa, control de la prueba,
sistema recursivo, etc.)”21.
Lo que resulta sorprendente, no obstante, es que en el próximo párrafo se reconoce que esas
garantías citadas nunca fueron controvertidas en Muiña o en Batalla. El voto mayoritario

19 En Letra: Derecho Penal. Año IV, número 6, pp. 343-362. Andrés Rósler. Hay dos sin tres: una vez más hacia la
brecha de lesa humanidad. Pág. 355.
20 Recurso de hecho deducido por Batalla, Rufino en la causa Hidalgo Garzón, Carlos del Señor y otros s/ inf. […]

Voto por la mayoría – c. Test de razonabilidad – Considerando 15).


21 Op. cit. pág. 6. cit. 20. – Considerando 16).

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parece decir: no gozarás de la garantía de ley penal más benigna porque ya gozas de otras
garantías que la nueva ley no afecta, por lo que nosotros ya cumplidos nuestra parte.
El argumento invocado, en consecuencia, resulta inútil porque no hace al quid de la cuestión
traída a debate: nadie discute que no sean juzgados imparcialmente, etc. Y en base a ello, el
argumento también resulta grave porque no considera la garantía discutida y que sí se ha
comprometido: la irretroactividad de la ley penal más gravosa.

• La incidencia de la ley 27.362 en la pena


Los argumentos que siguen dentro del test de razonabilidad son aún más desconcertantes.
El voto pretende convencernos (sin siquiera hacer un gran esfuerzo argumentativo) de que
la aplicación de la ley 27.362 y su cambio de cómputo “no tiene relevancia en la eventual
sentencia en términos de culpabilidad o inocencia o en la determinación del monto de la pena
que corresponde al delito de que se trate”22.
Ahora bien, que la nueva ley no modifica la sentencia en términos de culpabilidad o inocencia
es una inmensa obviedad. El diálogo entre las leyes 24.390 y 27.362 nunca fue sobre las
consideraciones de hecho que le permiten a un juez decidir sobre la responsabilidad del
imputado, sino sobre el monto de la pena según el cómputo que se aplique.
Por esto mismo, cualquier persona podrá comprender que la ley 2x1 nació precisamente con
el propósito de determinar el monto de la pena cuando se haya vulnerado el derecho a ser
juzgado en un plazo razonable. Al igual que el punto anterior, que la nueva ley 27.362 no
afecte la culpabilidad no significa que no determine el monto, porque su propósito también
fue alterar el cómputo cambiando el criterio a 1x1 para condenados por lesa humanidad.
Es en el traspaso de un cómputo a otro que el voto mayoritario debió analizar si la garantía
de irretroactividad de la ley penal más gravosa resultaba afectada. Incluso en la parte final del
voto, los jueces se pronuncian sobre el deber de castigo y de penar proporcionalmente, todo
lo cual sería un gran sin sentido si el monto de la pena no fuera afectado.
Como si esto fuese poco, la Corte continúa por este sendero y se atreve a afirmar que lo que
ha hecho el legislador es “aclarar la magnitud o valor cuantitativo que se le otorga al tiempo
cumplido en prisión preventiva. En definitiva, la ley en análisis no afecta los procesos ni las
condenas oportunamente impuestas en los juicios por delitos de lesa humanidad, sino que
aclara la forma de computar el encierro preventivo”23.
Ya hemos argumentado que una ley que se llame así misma interpretativa y que muchos
consideren interpretativa no la convierte en una ley interpretativa. De allí que sostener que
la ley 27.362 lo que ha hecho es “aclarar la magnitud” que se le otorga al tiempo cumplido
en prisión preventiva” es, nuevamente, falso.
La nueva ley es notoriamente modificatoria de la anterior al cambiar el cómputo de encierro
preventivo, que incide finalmente en la pena del condenado. Recordemos que Batalla estuvo
preso preventivo durante 8 años, y fue condenado a 13 años de prisión. Bajo el cómputo del
2x1, la condena hubiese sido hasta 5 años menor. Quien piense que la nueva ley sólo aclara
el valor cuantitativo y no afecta la pena, lo invito a pasar 5 años preso.

22 Op. cit. pág. 6. cit. 20. – Considerando 16).


23 Op. cit. pág. 6. cit. 20. – Considerando 16).

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5- Los efectos de la ley interpretativa y los deberes internacionales


El voto mayoritario considera que los tests de “consistencia y razonabilidad” han sido
aprobados y, en consecuencia, la ley 27.362 es genuinamente interpretativa y tendrá los
efectos de ellas: "la misma fecha que les corresponde a las que fue su propósito aclarar".
A su vez recuerda la imposibilidad de aplicar la ley 2x1 en base a la “gravedad de las conductas
criminales tipificadas como “delitos de lesa humanidad, genocidio o crímenes de guerra”24.
Y en la misma línea, considera que la ley 27.362 permite garantizar el principio de
proporcionalidad de la pena y cumple con el deber de no amnistiar, indultar o conmutar a
condenados por lesa humanidad.
Al respecto, hay una diferencia sustancial entre lo que significa amnistiar, indultar o conmutar
y lo que es un estricto cómputo en virtud de una ley procesal penal democrática. “En efecto,
no toda reducción de la cantidad de los días que, en definitiva, un condenado debe pasar en
prisión constituye una conmutación de pena”.
Rosenkrantz sostiene que “lo que constituye una pena "adecuada", "apropiada" o, en
definitiva, proporcional es un punto que el derecho internacional deja librado al criterio de
los Estados que juzgan estos crímenes”25. Son los Estados, por medio de sus judicaturas, los
que deberán bregar por la consonancia entre el deber de castigo y las garantías de quien lo
soporta.
Como bien señala Andrés Rosler, “las garantías penales configuran una asimetría normativa
a la que llama “unilateralismo” entre aquellos contra quienes se pone en marcha el aparato
punitivo del Estado y este último a favor de los primeros: “el acusado de un hecho criminal
tiene un derecho a su favor si es inocente, pero el Estado no tiene un derecho paralelo a una
condena si es culpable”26.
Y del mismo modo que un Estado podrá incurrir en responsabilidad internacional por no
castigar y dejar impune ciertos hechos de gravedad, también podrá incurrir responsabilidad
internacional por violar las garantías de sus ciudadanos. En el caso concreto, las garantías las
tuvo Batalla, sin importar si éste las merecía o no.
“En lo que atañe al derecho penal liberal, lo que importa es asegurar un resultado
jurídicamente correcto, el cual se obtiene necesariamente si las garantías penales han sido
satisfechas. De ahí que desde el punto de vista del derecho penal liberal, jurídicamente se
puede decir que un proceso penal que haya cumplido con las garantías penales cae bajo la
descripción de lo que Rawls llama “justicia procedimental pura”27.
Conclusión
Durante la discusión de la ley 27.362, la diputada Carrió consideró que el fallo Muiña era
jurídicamente correcto desde el positivismo penal liberal. Destacó que ella suscribía al
positivismo metodológico y que las garantías fueron grandes conquistas para evitar el poder

24 Recurso de hecho deducido por Batalla, Rufino en la causa Hidalgo Garzón, Carlos del Señor y otros s/ inf. […]
Voto por la mayoría. Cita en orden de los dos párrafos antecesores: e) Vigencia temporal – Considerando 18) – c.
Test de razonabilidad – Considerando 16).
25 Op. cit. pág. 3. cit 5. Considerando 21).
26 Andrés Rosler: interpretativismo y punitivismo de lesa humanidad. Conferencia Youtube, UBA Derecho:

https://www.youtube.com/watch?v=44ed98fSIvM
27 Op. cit. pág. 2. cit.3. Pág. 69. Rawls, A Theory of Justice. Ed. Rev., Oxford, Oxford University Press. 1999. Pp. 74-75.

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genocida del Estado pensadas para los acusados y culpables28. Me pregunto, sin embargo,
que más debe hacer el derecho penal si la aplicación técnica y positiva de la ley constitucional
ya no es suficiente.
Si algo quedó claro del tiempo que ha transcurrido entre el dictado del fallo Muiña y el dictado
del actual fallo Batalla, es que nuestro máximo órgano y tribunal no están a la altura de un
Estado de Derecho. El fallo Muiña fue bastardeado, los jueces fueron perseguidos personal
y académicamente, denunciados por prevaricato y desobedecidos. La ley 27.362 fue dictada
por virtual unanimidad, la Corte no la declaró inconstitucional y su resultado fue aplaudido.
Advierto que hoy, más que nunca en nuestra historia, existe una enorme corriente disfrazada
de las mejores intenciones y métodos interpretativistas, con el propósito de construir
regímenes de excepción en detrimento absoluto de las garantías fundamentales y de la
inspiración liberal y garantista del Derecho Penal. El precedente del caso Batalla será utilizado
para dar sustento a estos avances.
Tal retorno a prácticas totalitaristas puede evidenciarse en supuestos de terrorismo, de delitos
sexuales y de género. En todo caso, propongo llamar a las cosas por su nombre: garantismo
selectivo o, mejor dicho, punitivismo encubierto.

28Diputada Carrió Elisa María Avelina - 2da. Intervención - Sesión 09-05-2017.


https://www.youtube.com/watch?v=udO89Dr7Dqc

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