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STEPHEN HAWKING Y SU CONTRIBUCIÓN A LA TEORIA DEL BIG BANG

Hawking comenzó su carrera en 1962 con dos


jarros de agua fría. El primero llegó cuándo le
diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica,
una enfermedad degenerativa incurable. En su
momento le diagnosticaron solo dos años de
vida, pero la tenacidad del científico le llevó a
vivir mucho más.

La segunda decepción es que no pasó el corte


para trabajar su posgrado en Cambridge con el
afamado astrofísico Fred Hoyle. En su lugar le
asignaron al por entonces desconocido físico Dennis Sciama. A la postre, esa decepción
resultaría providencial. Sciama, precisamente por su menor renombre, estaba más abierto al

diálogo que H oyle y ayudó a Hawking a perfilar su visión del universo y a formular la
que s ería su primera gran aportación a la ciencia: el Big Bang.

Bajo la tutela de Sciama, Hawking estudió la obra de Roger Penrose, un físico, matemático y
filósofo que logró probar como correcta la teoría de la relatividad de Einstein y estableció el
concepto de singularidad asociada a los agujeros negros. Penrose tenía la teoría de que en el
centro de un agujero negro había un punto donde el espacio y el tiempo se rompen, una
singularidad.

Hawking llevó esa teoría más lejos. si en los agujeros negros había una singularidad, tenía que
haber otra en el mismo universo, un punto de ruptura y de comienzo desde el cual el universo
se expande. Ese punto y momento cero era conocido como el Big Bang, pero la idea no era
tenida muy en cuenta porque Fred Hoyle la consideraba absurda. En su lugar, el renombrado
astrofísico pensaba que la densidad del universo nunca cambiaba. A esa teoría se la conoce
como Teoría del Espacio Estacionario.

Hawking no solo había demostrado el Big Bang. Además había señalado el camino a seguir
para aprender más sobre esta gran explosión. Había que estudiar los agujeros negros.

El problema de los agujeros negros es que desafiaban por completo las leyes de la
termodinámica. Nada escapa al tirón gravitacional de un agujero negro, ni siquiera la luz. La
segunda ley de la termodinámica establece el principio de entropía por el que el nivel de
desorden de un sistema siempre aumenta. Toda la materia contiene entropía, pero si los
agujeros negros devoran esta matería, ¿qué sucede con la entropía? Su propia existencia
vulnera este concepto.

En los 70, Hawking trabó contacto con un físico de Princeton llamado Jacob Bekenstein que
desafió sus ideas asegurando que la segunda ley de la termodinámica también tenía que poder
aplicarse a los agujeros negros. La teoría de Bekenstein era que el horizonte de eventos de un
agujero negro (la frontera que crece cuando el agujero negro devora materia) era precisamente
el indicador de entropía del sistema.

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