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1
Meta-modelo ECO2: Apuntes sobre prevención y reducción de riesgos y daños
asociados al consumo de sustancias psicoactivas
2
PRESENTACIÓN
agradecimiento.
JUAN MACHÍN
Director de Cafac
3
4
¿De qué hablamos cuando hablamos de drogas?
JUAN MACHÍN
5
Tal vez sea mejor usar palabras más descriptivas y
6
similares a las que contiene la marihuana o cannabis, por
7
anímicos o ambos, desproporcionados a la cantidad
8
con la finalidad de purificar a una comunidad afligida
9
“purificar” la comunidad, pero sobre todo para ejercer
drogas.
10
“reducción de riesgos y daños” o “cura” de su uso
11
y creencias que regulaban tanto el comportamiento
12
división en diferentes grupos por género, edad, rol
13
pastora” o pipiltzintzintli (Salvia divinorum), el botón del
14
Como muchas de estas sustancias psicoactivas son la
15
regulación social para el uso de las sustancias, basados
16
ibérica, morisca, judía), afros, etcétera. Interacción que
17
identidad profunda: por ejemplo, las letanías de María
18
derivados de éstas como “drogas enervantes”, la
20
importancia de problema social ni humano… La
para derogarla.
21
que se ha ido imponiendo a nivel mundial: la tendencia
a cada sustancia).
22
En un proceso sinérgico con la satanización de
23
de sustancias como la marihuana o el opio, en un
MONTFORT, 1999).
25
asesinato3 de los traficantes, y, sospechosamente en
26
completamente funcional, sin presentar problemas que
27
(PGR) que, por las presiones estadounidenses,
28
Sin embargo, a pesar de invertir miles de millones de
29
1) La formación y mantenimiento de múltiples
formas de crimen organizado, de un Estado
criminal, una cultura que promueve y exalta al
crimen, etcétera, y una espiral de violencia que
va en aumento, tanto por el número de muertos
(que ha crecido de manera prácticamente
constante cada año en los últimos nueve,
sumando mucho más de ciento setenta mil
personas asesinadas, más de veinte y siete mil
desaparecidas y ciento sesenta mil desplazadas),
como por la naturaleza de los homicidios, hasta
llegar a actos de verdadero terrorismo.
2) La consolidación de una representación de
impotencia de la comunidad civil ante esta
“tragedia”, llevando a la desesperación en
muchas comunidades que han terminado por
formar sus propios grupos armados de
autodefensa o a tomar la justicia por mano propia
(ejecutando linchamientos, por ejemplo) con
todos los problemas que eso significa.
3) Múltiples violaciones a los derechos humanos y
un uso político del combate al tráfico de drogas.
4) Una mayor marginación y exclusión de las
personas farmacodependientes y un incremento
en las formas de marginación social
(particularmente acentuadas con la aparición del
30
SIDA), dificultando paradójicamente que
quienes realmente necesitan ayuda no puedan o
no quieran hacerlo debido al estigma que se les
atribuye (especialmente grave con las mujeres).
5) La difusión, paradójicamente, de muchas formas
de consumo de sustancias en todos los niveles de
la población. Muy lógico si pensamos en la
violencia e inseguridad que se vive a nivel
nacional, así como por la presión al consumismo
en paralelo a la falta de perspectivas económicas,
educativas, de salud, culturales, etcétera (hace
años, los jóvenes punk decían “No hay futuro”,
nuestras y nuestros jóvenes ahora dicen: “No
habrá futuro”).
Un grupo de investigadores ha sistematizado (ROLLES ET
44Para darse una idea de los enormes costos económicos que implica,
mencionamos un informe de 2010 que descubrió que sólo los Estados
Unidos gastaron aproximadamente 49 mil millones de dólares en 2008
para la prohibición de drogas (MIRON, 2010) y a nivel mundial anual el
gasto es de más de 100 mil millones de dólares (KRIER & FIELDING, 2011).
31
• Amenaza a la salud pública, esparciendo
enfermedades y causando muertes.
• Debilitando y dañando derechos humanos.
• Promoviendo estigma y discriminación.
• Creando crimen y enriqueciendo criminales.
• Causando deforestación y contaminación.
Incluso, la propia Organización de Naciones Unidas
33
Tenemos que ver este como un problema de seguridad,
5
HTTP://WWW.ELUNIVERSAL.COM.MX/NACION/177665.HTML
6 En 1998, el Lindesmith Center hizo llegar a Kofi Annan una carta firmada
por 600 personalidades (8 premios Nobel, entre otros) donde en resumen
se planteaba que "La guerra contra las drogas está causando más daños y
sufrimientos que el mismo abuso de drogas" (Romaní, 1999: 199) y ese
mismo año el Consejo Europeo de ONG de drogas y desarrollo
(ENCOD) promovió un manifiesto en los mismos términos (Romaní,
1999: 200-201). Es decir, que las iniciativas serias pro-reforma de la
política de guerra a las drogas no son recientes. ¡Es impresionante la inercia
y resistencia de las instituciones responsables!
34
cierta manera, este texto resume las tres grandes
35
pública y no únicamente como actos criminales. Le
tantas ocasiones.
36
(Artículo 1) El pleno respeto al Derecho Internacional y
vulnerabilidades.
más social.
37
despenalizado, y en noviembre de 2012, los estados de
drogas.
38
Principales abordajes al tema de drogas
JUAN MACHÍN
en nuestro país.
8 A la manera de los tipos ideales cf. WEBER, Max. “Sobre la teoría de las
ciencias sociales”. Península. Barcelona, España. 1971. pp. 60-65
39
árboles, entender las lógicas y estructuras que están más
• Modelo médico–sanitario
• Modelo ético–jurídico
• Modelo psico–social
• Modelo socio–cultural
Modelo médico–sanitario
41
suministra la vacunación en las enfermedades
42
en los posibles usuarios, generalmente jóvenes y
43
comunismo” que puede infectar a los jóvenes y hay una
las siguientes:
44
creencia generalizada que se les atribuye de
sentirse inmortales e inmunes.
c) La curiosidad y el deseo de experimentar que se
despiertan en los jóvenes y adolescentes al
hablarles de los efectos misteriosos y
espectaculares que les dicen tienen los fármacos.
A pesar de que este modelo muy pronto mostró sus
11 Citada por GARCÍA LIÑÁN, Carmen. “Mariguana”. Serie “Qué son las
drogas”. Árbol Editorial. México, D.F. 1990. p. 79.
12 FUNDACIÓN AZTECA. Folleto promocional, Fundación Azteca, s/f, p.
publicitaria masiva”.13
47
para la adquisición de conocimientos, pero este
48
muy pocos dejan de fumar y el número de nuevos
legisladores.
49
Modelo ético–jurídico
50
etcétera, comete delitos contra la salud, tipificados por
51
se vuelve una perversa profecía que se auto-cumple. Un
52
gramo: una persona que compre la dosis mínima de
http://idpc.net/es/publications/2011/03/mexico–y–su–ley–
conclusiones y recomendaciones:
“En su contenido, la ‘Ley contra el narcomenudeo’
limita la discrecionalidad de las autoridades para
discernir entre consumidores y narcomenudistas,
pero las disposiciones implican la posibilidad de
que simples consumidores sean tratados como
delincuentes, pues sugiere que quienes sean
encontrados en posesión de cantidades mayores a
las indicadas sean castigados con cárcel, incluso
cuando dicha cantidad no sea para su
comercialización. Por otra parte, la
discrecionalidad se mantiene en cómo obligarán a
recibir tratamiento a quienes sean sorprendidos con
cantidades de drogas en el margen de lo establecido
por las nuevas disposiciones.
Esta situación puede derivar, por un lado, en un
agravamiento de la saturación del sistema
penitenciario nacional. De hecho, es en argumentos
de este tipo donde algunos gobiernos locales
sostienen su indisposición a homologar las
53
reformas. Por tanto, se recomienda que los
gobiernos locales establezcan penas alternativas a
la privación de la libertad. Una de las opciones que
se sugieren son las penas educativas, ya que están
previstas en la Constitución mexicana y no
contravienen ninguna de las convenciones ni
tratados suscritos. Asimismo, las penas que
involucran el trabajo comunitario son una
alternativa que suele tener buenos resultados ya
que incorporan elementos de la justicia
restaurativa.
Por otro lado, las penas de cárcel por posesión de
pequeñas cantidades de drogas pueden conducir a
que policías corruptos las usen como argumento
para amedrentar a los consumidores sorprendidos
en posesión de cantidades dentro del límite
establecido. Una recomendación importante sería
entonces la incorporación de medidas que inhiban
la extorsión de consumidores por parte de agentes
estatales y, a la par, el sentimiento de exclusión de
quienes son víctimas de ese abuso de poder. En ese
sentido, correspondería a los organismos de
derechos humanos habilitar opciones que hagan
valer los derechos de los consumidores y que, por
tanto, incidan en su inclusión en la sociedad.
Por último, una recomendación ya repetida por
múltiples voces sería invertir una mayor
proporción de los recursos usados en programas de
seguridad en programas de salud pública, pues
mientras mayor sea la proporción de recursos
invertida en la reducción de la demanda y
54
tratamiento de adicciones, menor será la necesidad
de invertir en represión.”
Como el modelo está centrado en los aspectos legales y
55
poca monta puede purgar una pena más larga que la de
mujeres (se les dan condenas hasta 30% más largas que
56
máximo, se espera que este sistema de represión tenga
57
mayor tasa en el mundo. De esos, 53% del fuero federal
mariguana.
58
los hispanos el 15.1% y los blancos el 79.96%. Los
59
omnipotencia, como “acabar en todos los países con
60
abominables, que no se pueden calificar de dementes
ineficacia.20
claro que, en síntesis, afirma que hay que hacer dos cosas
62
causan las drogas (fisiológicos, sociales, penales,
de la cultura dominante.
64
sea un procedimiento que puede funcionar de cualquier
sentido.
65
(paradójicamente, desafiar la muerte es una de las
23
Consultar entre otros E. GIUS “Condizione giovanile e droga” Provincia
Autonoma di Tranto, 1979; Luigi ZOJA “Nascere non basta” Raffaello
CORTINA, Milano, 1985; G. MARTIGNONI “Seduzioni di normalitá” Alice,
BELLINZONA, 1990
24 Cf. MERLO, Roberto. Op. Cit.
66
Modelo psico–social
67
dependencia. 25 No se centra en la información sino
acercamiento:
69
situación de farmacodependencia. Aunque es
importante hacer una advertencia: el hecho de
que manifestaciones de estos trastornos se
observen en la infancia o adolescencia no
significa que ineluctablemente se desarrolle
farmacodependencia con posterioridad. Pensar
de esta manera, sería reducir procesos muy
complejos a una lógica de causalidad lineal
simplista y absolutamente inoperante. Es más se
correría el riesgo, en muchos casos, de caer en el
mecanismo de las profecías que se
autocumplen.28
B. Del análisis de las investigaciones
epidemiológicas y psicosociales se pueden
construir indicadores de riesgo (por ejemplo, el
uso de drogas o alcohol entre padres y hermanos,
facilidad para conseguir una droga, amigos
usuarios, etcétera) y de protección para el
consumo de drogas (por ejemplo, aseo y cuidado
personal, hablar sobre la sexualidad con seres
queridos, uso del condón, etcétera).
70
Creemos que la experiencia más importante de este
71
Secretaría de Educación Pública,32 el Consejo
nacional contra las adicciones,33 el Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia
(se está piloteando en municipios de Guerrero,
Baja California y San Luis Potosí)34 y diversos
gobiernos estatales (Zacatecas, Aguascalientes,
Jalisco, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato)35
y en el DF. Reportan alrededor de 3,000 personas
entrenadas para aplicar el programa en escuelas
y 200 para aplicarlo en comunidades abiertas.36
c) El énfasis puesto por sus creadores en la
transferencia de tecnología social, lo que ha se ha
traducido en la creación de gran cantidad de
manuales, instrumentos37 y cursos.
adolescencia: Chimalli”. p. 5
40 ídem. p. 6
41 La teoría de la resiliencia se desarrolla en los setentas para explicar cómo
73
que pone énfasis en los factores que protegen (de ahí el
74
interactivo, en vez de lecciones o conferencias,
etcétera).
c) Cambio de paradigma de la comunidad42 (se da
el paso de considerarla como receptor pasivo de
los servicios, la información, etcétera, a
considerarla como sujeto activo con capacidad de
planear, instrumentar, etcétera), principalmente
mediante la implementación de procesos de
transferencia de tecnología social y a la
responsabilidad y toma de decisiones
compartidas.
d) Parte de diagnósticos, realiza evaluaciones de sus
intervenciones, investiga.
Sin embargo, a pesar de estos avances, también es
75
manifestación de cultura, de comunicación identitaria, a
un mercado, etcétera.
problemas?
77
con este pensamiento, la prevención se entiende como la
46 “Al hacer una medición seis meses después de la intervención (de trece
semanas) pudo comprobarse que en las respuestas a la escala, que la actitud
ganada tendía a desparecer” cf. CASTRO, Ma. Elena. “Investigación
preventiva con el modelo Chimalli”. INEPAR. México. 1999 p. 4
47 CASTRO, Ma. Elena. “Estado actual de la prevención en México”.
vida sano.
de prácticas.
48CASTRO, Ma. Elena & LLANES, Jorge. Op. Cit. pp. 13-18
49CASTRO, Ma. Elena. “Modelo de prevención de riesgo psicosocial en la
adolescencia: Chimalli. p. 14. CASTRO, Ma. Elena & LLANES, Jorge. Op.
Cit. p. 17
79
En quinto lugar, el cambio de paradigma de la
mejorando.
81
organizaciones más importantes que han impulsado
becas.
84
profesionistas para impulsar la operación del mismo. En
85
como unidad autogestiva de acción social. En este
términos:
86
prometidos sólo lo son para unos cuantos y con altos
más convivencial.54
52 Op. cit. p. 5
53 Op. cit. p. 6
54 Illich, Iván. “La convivencialidad”. Joaquín Mortiz. México. 1974
87
industrialismo (proletarización, estandarización,
88
el barrio, porque él es el que hace orgánica a la ciudad e
comunitaria y juvenil.
90
El ciclo se divide en una etapa previa de
siguientes momentos.
concientización.
realizado” y un receso.
91
consolidar, esto debido a diversas causas. Por ello, se vio
92
Introducción al Meta-modelo ECO2
JUAN MACHÍN
otros campos.
93
tienden a la cronicidad (es decir, por un periodo
superior a 5 años).
- la mayoría de los farmacodependientes viven el
mismo proceso de rehabilitación múltiples veces,
hasta depender de él y de sus fracasos, volviéndose
crónico en este proceso de repetición e
institucionalizando la situación de sufrimiento, y
esto está ligado, en particular, a la ausencia de un
proyecto que permita una conexión operativa
entre las instituciones y los servicios que trabajan
con ellos, contribuyendo en transformar una
interrupción momentánea en un fracaso del
proceso.
- existe un alto índice de fracasos (alrededor del 65-
70%) que, sin embargo, son negados por las
instituciones.
- la mayoría de los fracasos están ligados a tres tipos
de acontecimientos: un diagnóstico y/o
tratamiento equivocado, el abandono o
interrupción del programa, el hecho que los
farmacodependientes no expresan directamente su
demanda de tratamiento sino que obedecen a una
presión social/familiar.
- la alta incidencia de recaídas después de la
conclusión del programa terapéutico con éxito
(que indica un problema de planteamiento general
94
de la rehabilitación y de la cura, de su evaluación
y de su conexión con la vida en la sociedad real).
- La ausencia o deficiencia de evaluación en las
intervenciones.
- la separación teórica, estratégica y metodológica
entre la prevención primaria, el tratamiento y la
reinserción social.
- la sumisión teórica y metodológica de la
prevención al tratamiento.
- el contraste, desde el punto de vista del encuadre
teórico, entre teorías (por ejemplo, el psicoanálisis)
muy eficaces en el plano explicativo y muy
ineficaces en el plano terapéutico, u otros
acercamiento muy ineficaces en el plano de la
comprensión del problema y de las personas y
aparentemente muy eficaces en el plano de la
reeducación momentánea.
- la exclusión social asociada a las y los
consumidores de sustancias psicoactivas, que
quedaba fuera del abordaje clásico binario de
prevención o tratamiento.
- el abordaje sobre-simplificador de una realidad
hipercompleja.
95
Una respuesta basada en la investigación en la acción
tareas.
97
(ECO), algebraicamente: ECO2. La palabra ECO hace
promueve el modelo.
98
partir de los aportes que la filosofía y las ciencias de la
99
Actualmente, ECO2 es aplicado por cientos de
100
Meta–modelo ECO2
procesos de exclusión.
102
1. diagnóstico de comunidad
2. diagnóstico de personas
3. red subjetiva comunitaria
4. red operativa
5. red de recursos comunitarios
Por diagnóstico (de comunidad y de personas)
comunitaria.
104
operadores pares (es decir, usuarios de sustancias
Así, partiendo del hecho de que las redes sociales son las
105
en ellas a través de la red subjetiva comunitaria y la red
comunidad.
106
Propuestas de intervención en situaciones de uso de
sustancias psicoactivas
ANAYELLI MENDOZA
57
Considerando la definición de Edgar Morín de Imaginario Colectivo
que responde a un conjunto de mitos, símbolos, formas,
58 Para Moscovici una Representación Social es un sistema de valores,
107
consumo de “drogas” entre las y los jóvenes como una
drogas mismas.
108
Es por esto, que ante esta representación social
109
fuere cuenta con una red de apoyo que podría
110
comunidad y surgen a partir de la necesidad de acercar
consumidora.
111
La brigada incorpora tres elementos básicos para
personas en riesgo.
inclusión y la cooperación.
113
formar y potencializar pequeñas minorías,61 que puedan
1) Construcción de un equipo de
promotores (Minoría Activa).
2) Enfoque sobre el fenómeno del uso de
sustancias psicoactivas.
El primer bloque está encaminado a la sensibilización
114
comunitaria, ya que funcionarán como multiplicadores
comunitaria
115
A diferencia de la provención, que tiene como
116
tener mayor claridad ante la detección de situaciones de
118
• Reconocer que el tabaco, el alcohol y los
inhalables son sustancias psicoactivas, drogas,
así sean legales, debido a que en muchas
ocasiones, se hacen separaciones que parten
principalmente del desconocimiento, señalando
sólo a las drogas ilegales o utilizando frases como
el “alcohol y las drogas”, como si se tratara de
dos cosas distintas. De hecho, los problemas de
salud más importantes en realidad se deben
precisamente al tabaco, el alcohol y los
inhalables.
• No se puede dejar de lado en el momento de
planeación de las acciones de prevención y
reducción de los riesgos y daños, el ámbito
jurídico, las drogas legales e ilegales,
considerando también aspectos sobre los
derechos de las y los consumidores, como las
cantidades máximas de portación, los
procedimientos legales en caso de detención,
etcétera, recordando que nuestras acciones
preventivas van dirigidas a todos los actores del
contexto.
• Y por último, identificar la población a la que van
dirigidas nuestras acciones; población general,
usuarios de sustancias psicoactivas, jóvenes en
situación de riesgo, niños y niñas, etcétera. Para
119
este punto se pueden retomar los niveles de
prevención (universal, selectiva e indicada); lo
que nos permitirá diseñar acciones más dirigidas,
controladas, con un mejor impacto y sobre todo,
evitar la realización de acciones erróneas, que
lejos de beneficiar causen daño.
Nosotros proponemos que existan acciones que vayan
etcétera).
120
• Compartir la propuesta de acciones con la
comunidad, con fechas y horarios tentativos,
además de los materiales y espacios necesarios
para llevarlo a cabo, de esta manera se busca
contar con el apoyo y validez de la comunidad.
• Invitar a todos los actores a involucrarse en
alguna de las iniciativas, si no como
promotores/as, se pueden incorporar en la
logística, la difusión, etcétera, buscando que se
sientan parte de la iniciativa.
• Tomar en cuenta los tiempos y espacios que se
requerirán durante la iniciativa; si alguna de las
actividades propuestas afectará la tarea de una u
más personas de la comunidad, es importante
informar con tiempo y si es el caso, estar
dispuestos a negociar opciones, una iniciativa
que se basa en acciones que afecten de una u otra
manera a otros actores de la comunidad tiene
pocas posibilidades de ser exitosa.
En conclusión, es importante reflexionar sobre la
las amenazas.
122
¿Qué política de drogas es coherente con el ECO2?
JUAN MACHÍN
criminalización.
123
sustancias psicoactivas y que deben considerar a la
vulnerabilidades.
124
relevante (versus el problema del abuso de las drogas
125
generando un mayor daño asociado al control del
mismo.
126
paradójicamente se receta aplicar más de lo mismo, en
127
fue multado pero ningún funcionario fue a la cárcel); son
128
1) El consumo de sustancias psicoactivas es un
fenómeno hipercomplejo que no va a
desaparecer. Por lo tanto, se debe abordar desde
una epistemología de la complejidad (no
reducible sólo a un marco de salud y/o de
criminalidad) y aprender a convivir con él, por lo
tanto, es imprescindible que se incorpore una
perspectiva de reducción de riesgos y daños.
2) Las políticas, los programas y las acciones se
deben desarrollar a partir de modelos basados en
evidencias, científicamente fundamentados,
socio-culturalmente apropiados, que sean
procesuales y evaluables, y en diálogo abierto y
constructivo con la sociedad civil, en especial con
los grupos involucrados (personas usuarias,
jóvenes, mujeres, etcétera). Es importante que
incluyan perspectivas de género, generacionales,
de derechos humanos, etcétera.
3) Las políticas, los programas y las acciones se
deben someter a un sistema de evaluación
estructurada, autónoma e independiente, en base
a criterios de calidad pragmáticos, simples y
evidentes. Las políticas y programas más
efectivos deben ser aplicados o continuados (por
ejemplo, en el caso del alcohol y tabaco, aquellos
que se orientan al control de la producción,
129
distribución y venta del alcohol, así como al
control de precios e impuestos (SÁNCHEZ, 2012:
15-17) o la aplicación del alcoholímetro). Es
importante conocer y evitar las acciones que han
demostrado su ineficacia (por ejemplo, las
conferencias para grandes audiencias, clases
sobre los daños que producen las sustancias
psicoactivas [con información desproporcionada,
falsa y alarmista], testimoniales de ex-usuarios,
carteles con mensajes del tipo: "Di no a las
drogas", o que producen estigma sobre las
personas que consumen, programas del tipo
DARE (Drug Abuse Resistance Education) que
pretenden generar capacidades de resistencia a la
presión de pares y "Just say no" a las drogas
(CLAYTON ET AL, 1996: 307-318).
4) Todas las actividades derivadas de las políticas y
programas de prevención, reducción de riesgos y
daños, tratamiento y reinserción, deben apegarse
plenamente a los tratados y las convenciones
internacionales de derechos humanos.62 Las
personas pueden ser conscientes de los riesgos y
131
- La seguridad humana: promover la
cohesión social, la participación y la
ciudadanía. Abandonar la lógica bélica,
policial, judicial que no promueve en
realidad la seguridad, sino la ilusión de
seguridad. Buscar el fomento de la
inclusión social de grupos marginalizados
y excluidos, en lugar de centrarse en
medidas punitivas, discriminatorias o
estigmatizantes con respecto a ellos.
- La equidad de género: hay que reconocer
la importancia del machismo como una
de las principales causas de consumo
problemático entre los jóvenes, (violencia
contra sí mismos y contra las mujeres;
patrones de consumo de alto riesgo en el
consumo (principalmente el alcohol),
etcétera).
6) Las políticas deben integrar y equilibrar los
esfuerzos de regulación y control de la oferta,
reducción de la demanda (prevención,
tratamiento, reinserción social) y reducción de
riesgos y daños del consumo de las sustancias
psicoactivas; también, en términos financieros.
Así mismo, la prevención debe estar orientada a
todos los consumos, no sólo los relacionados a las
132
sustancias psicoactivas ilegales. El abordaje para
cada tipo de sustancia debe ser específico y
diferenciado, y se debe dar énfasis a los verdaderos
problemas asociados al consumo de sustancias
psicoactivas, es decir, enfocarse más en algunas a
las que ahora son definidas como legales y que se
asocian a más daños de salud (tabaco, alcohol e
inhalables). Así mismo, se debe reconocer que
existen contextos de acción en los que la premisa
puede ser el respeto a la decisión libre de
consumir sustancias psicoactivas, reconociendo
su responsabilidad, competencia y capacidad.
7) Las políticas públicas y, con más razón, los
programas y las acciones no se pueden
homogeneizar, se deben respetar las
particularidades. No todos los consumos son
iguales, ni todas las sustancias psicoactivas son
iguales. No es lo mismo un consumo
experimental que otro habitual. Todas las
sustancias entrañan algunos riesgos (incluso las
más inocuas como el agua), pero hay unas que
son más peligrosas que otras. Hay personas más
vulnerables que otras y los riesgos y daños
asociados dependen también de los contextos en
que se producen. Esto también implica un
desarrollo de políticas, programas y acciones
133
desde abajo hacia arriba o sea, en un proceso que
vaya de la comunidad local, al municipio, el
estado y el país. Implica, asimismo, el tomar
verdaderamente en cuenta para el diseño e
implementación de las políticas públicas, los
programas y las acciones a todos los actores,
especialmente, a las y los jóvenes, las
organizaciones juveniles, las instituciones civiles
y gubernamentales, la academia, el sector
privado, etcétera. Para esto, es importante crear
espacios de interlocución, por ejemplo,
impulsando Consejos municipales, estatales y
nacional con una verdadera representatividad.
8) Las estrategias de atención (prevención,
reducción de riesgos y daños, tratamiento,
rehabilitación y reinserción) deben ser diseñadas
y ejecutadas con la participación de todos los
actores sociales posibles: líderes de opinión y
organizaciones comunitarias, instituciones
locales, organizaciones de la sociedad civil (OSC),
colectivos juveniles, agencias internacionales. En
particular, el Estado debe considerar a las y los
jóvenes en un doble papel: como destinatarios de
la oferta de servicios definida por las políticas
públicas (especialmente orientadas a enfrentar
las diversas formas de exclusión social), y al
134
mismo tiempo como actores estratégicos de
desarrollo (RODRÍGUEZ, 2002: 111), protagonistas
en la definición y aplicación de las políticas
públicas, los programas, los proyectos y las
acciones, ya que constituyen, sin duda, recursos
humanos calificados y dispuestos a impulsar
decididamente la construcción de una sociedad
más libre, justa y democrática. Reconocer que a
pesar de que la juventud se encuentra en una
posición privilegiada para aportar al desarrollo
se da la paradoja de que aumenta la exclusión
social entre los jóvenes (Pérez Islas, 2000;
Cordera, 1996). Su aporte no se limita al aspecto
económico, sino que su participación es esencial
como una forma de inyectar flexibilidad en las
instituciones, necesaria para la adaptación a los
cambios acelerados de nuestros tiempos.
9) La respuesta institucional tiene que ser compleja,
es decir, diferenciada a través de la
implementación de estrategias y dispositivos en
múltiples dimensiones y escalas, y con diversos
actores sociales (comunidad, escuelas, instituciones
locales, OSC, colectivos juveniles, agencias
internacionales). Es preciso que las instancias de
gobierno (principalmente las municipales por ser
las más cercanas a la realidad local) dinamicen
135
procesos de concertación interinstitucional,
animación, articulación, así como el apoyo y
financiamiento de proyectos de organizaciones
civiles y juveniles. El papel de las organizaciones
de la sociedad civil especializadas: pueden ser
responsables del seguimiento y evaluación de las
políticas, los programas y proyectos, así como
proporcionar asesoramiento técnico.
10) Por otro lado, deben impulsarse estrategias de
descriminalización, promoviendo que la policía
no persiga ni extorsione a los consumidores,
procurando eliminar la corrupción en los
sectores policial y judicial. Reorientar los
esfuerzos de la aplicación de la ley dirigiéndolos
contra las grandes redes del tráfico de armas y
drogas, antes que contra los eslabones más
débiles de la cadena como los consumidores,
pequeños agricultores, distribuidores menores, y
las llamadas ‘mulas’. Incluso ir más allá y
avanzar en la regulación adecuada de las
sustancias psicoactivas, que incluya la
perspectiva de reducción de daños, la
descriminalización y legalización controlada,
entre otras (ROLLES, 2010; FORDHAM ET AL, 2010).
En especial, estas alternativas retoman los
ejemplos históricos de la ineficacia de las
136
políticas prohibicionistas, por ejemplo, los casos
del opio en China, del mate en Paraguay, del
tabaco en Asia Menor, el café (¡sí, el café, por
absurdo que hoy nos parezca!) en diversos
países, etcétera. (ESCOHOTADO, 1999: 1144-1146),
pero en especial la ley Volstead (más conocida
como la “ley Seca”) en Estados Unidos, que no
logró erradicar el alcoholismo ni “cerrar las
puertas del infierno” como había prometido el
senador A. Volstead, (ESCOHOTADO, 1999: 648)
pero que potenció el crimen organizado.
Para desarrollar programas efectivos de prevención y
reducción de riesgos y daños deben tomarse en cuenta
los siguientes principios:
a) Es preciso partir de diagnósticos a profundidad
para entender las comunidades como sistemas
relacionales y simbólicos; es importante conocer
no sólo los aspectos epidemiológicos, sino los
recursos, las redes sociales, los imaginarios
sociales y las particularidades de cada contexto.
Aquí la colaboración con OSC especializadas es
clave.
b) En base a los diagnósticos se deben diseñar
dispositivos y estrategias (sistemas de acciones),
dirigidas al contexto y no sólo a actores
específicos. Estos dispositivos y estrategias
137
deben incluir modalidades articuladas y
sinérgicas de prevención universal, selectiva e
indicada, así como reducción de riesgos y daños
y de canalización-acompañamiento. Así mismo,
es necesaria la continuidad de las estrategias y
dispositivos (lamentablemente prevalecen las
acciones episódicas y las intervenciones
extraordinarias que la mayoría de las veces son
inútiles y, a menudo, causan efectos
contraproducentes) y la integración de los
proyectos de intervención que se ponen en
marcha por los diversos actores sociales (para
evitar, por ejemplo, duplicidades y
contraposiciones). Nuevamente, aquí es clave la
colaboración con OSC especializadas.
c) Las acciones deben estar orientadas a la
intervención comunitaria, para la disminución
de fenómenos relacionados con el consumo de
sustancias (prevención de la interrupción de
estudios, exclusión social grave, expulsión de la
familia, enfermedades infecciosas, etcétera), a
través de cambios controlados en las
representaciones sociales, orientados siempre en
el sentido de una mayor complejidad efectiva
(GELL–MANN: 1998) y que permitan promover
que las y los jóvenes se involucren en actividades
138
lúdicas, artísticas, deportivas, culturales, a favor
del medio ambiente, los derechos humanos, la
participación social y comunitaria, formación de
promotores juveniles pares, mediación de
conflictos, la promoción de la participación y el
protagonismo juvenil, apoyo escolar,
orientación, etcétera. Y visibilizar siempre estas
actividades para fortalecer representaciones
sociales más positivas. La prevención no es sólo
información, toda acción informativa debe estar
acompañada de actividades que permitan a los
actores experimentar, discutir, discernir,
proponer y reflexionar sobre la información. Las
acciones deberán ser formativas, interactivas y
lideradas por jóvenes, secuenciales, progresivas,
continuas, de mediano plazo, orientadas a
desarrollar capacidades de conocimiento de sí y
de su red social, de análisis crítico, de reformular
las expectativas del uso de sustancias, de
cuestionar los efectos reales y quitar o disminuir
el glamur, ofrecer información sobre alternativas
para obtener los mismos efectos psicoactivos
(WEIL & ROSEN: 1999), favorecer la autonomía y
el auto-cuidado, etcétera.
d) El lugar de la intervención (ya sea con objetivos
de prevención, reducción de daños o
139
tratamiento) es sobre la trama simbólica de las
relaciones, ya que allí se da el pasaje de las
representaciones sociales a la construcción social
de la exclusión. El cambio de las representaciones
que hacen los grupos sociales tiene
principalmente una función simbólica. El lugar
en el que se da la mutación, la persistencia y los
diversos niveles del eventual cambio es la
comunidad de pertenencia que es un sistema
complejo adaptativo (GELL–MANN: 1998), por lo
tanto, irreducible. Los cambios suceden sólo con
la condición de que se perciban como ventajosos
para su persistencia y capacidad auto-reproductora.
e) Formación a todo el personal policial, judicial,
médico, educativo, etcétera, sobre la realidad
juvenil: es fundamental realizar acciones
formativas orientadas a la sensibilización,
concientización y capacitación de todo el
personal para que sean capaces de entender y
comprender mejor en su complejidad las grandes
condicionantes sociales de las juventudes
actuales, las diversas realidades, culturas y
estilos juveniles, de asumir una actitud crítica
ante posturas reduccionistas y de cuestionar sus
prejuicios e ideas preconcebidas, sus propias
representaciones sociales negativas sobre las y
140
los jóvenes, para evitar su estigmatización,
etiquetamiento, marginación y exclusión, en
especial de las y los usuarios, previniendo, de
esta manera, las profecías que se autocumplen
(KAPLAN: 1997: 23-31, 42-48; ROSENTHAL,
JACOBSON: 1968), reflexionando sobre su propio
rol ante la exclusión o la inclusión. Aquí las
alianzas con organizaciones juveniles y/o que
trabajan con jóvenes es muy importante, sobre
todo las que realizan actividades promocionales
y socioculturales.
f) Establecer de manera conjunta entre gobiernos
(en especial los municipales) y OSC dispositivos
de atención a jóvenes consumidores, en la lógica
de reducción de daños que permita:
- Abrir a las y los jóvenes consumidores canales
seguros de comunicación.
- Incorporarlo a las actividades posibles que
favorezcan la convivencia con otros actores.
- Determinar la necesidad o no de canalización a
servicios especializados.
- Dar seguimiento a las personas que hayan sido
canalizadas.
- Facilitar los procesos de re-inserción, si es el caso.
g) Para casos donde la persona manifieste su deseo
de dejar de consumir se deben canalizar a espacios
141
terapéuticos científicamente fundamentados y
socio–culturalmente apropiados. El servicio
terapéutico necesita diferentes niveles de atención,
interconectados entre sí y conectados a las
medidas de prevención y reducción de daños. Se
debe dar seguimiento y facilitar los procesos de
reinserción.
Para concluir, queremos reafirmar que es claro que
de aumentarlo.
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