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Irina Mozuliova.

Una reescritura feminista: Gertrudis Gómez de Avellaneda


traduce “Il faut aimer” de Evariste de Parny
(este trabajo fue presentado en el congreso de South Central MLA en San Antonio, TX en octubre de 2018)

Según Lezama Lima, “la Avellaneda [es] una excelente traductora” porque no se apega “al texto

con precisión rigurosa”, sino “varía los metros, mejora muchas veces el original, les comunica

nueva elegancia y vigor” a sus traducciones (p. 69).1 La opinión del célebre escritor y poeta

cubano destaca la agencia creativa y artística de la poeta, pero omite otras facetas importantes de

la autora decimonónica: su insistencia en denunciar las tendencias misóginas de la sociedad

hispanoparlante de aquella época y promover la igualdad de la mujer escritora. Para que la

escuchen, Gómez de Avellaneda utilizó poemas de varios autores eminentes como portadores de

sus ideas feministas.

Hay cuatro traducciones declaradas por la poeta en la tercera edición de su poemario: tres de

Víctor Hugo (El poeta, Polonia y La tumba y la rosa) y una de Parny (Ley es amar).2 Las dos

ediciones más tempranas cuentan con más traducciones: cinco en la primera edición (1841) y

siete en la segunda (1850).3 Aunque son pocas, las traducciones compuestas por la poeta cubano-

española muestran plenamente su dedicación a la causa feminista y a la promoción de la imagen

de la mujer literata como creadora y pensadora que iguala en sus capacidades intelectuales y

talento literario a los escritores masculinos.

1
Lezama Lima, José. Antología de la poesía cubana. Tomo II. Siglo XIX (1). Madrid: Editorial Verbum, S.L.,
2002.
2
Llamo “traducciones declaradas” las que tienen paratextos que indican que son traducciones.
3
Tres poemas – “El poeta”, “Polonia” y “La tumba y la rosa” – forman parte de las tres ediciones del poemario
(1841, 1850 y 1869). “Ley es amar” de la tercera edición aparece también en la segunda, mientras “La fuente”
(traducción de Lamartine) que formó parte de las dos primeras ediciones no llegó a ser incluida en la tercera edición.

1
Gómez de Avellaneda compuso sus traducciones entre 1838 y 1842 según las fechas que indica

la autora.4 Era su periodo temprano y la poeta joven emprendió la difícil tarea de traducir a los

autores eminentes para demostrar su maestría poética, erudición y talento.5 Susan Kirkpatrick

afirma que además de ofrecer una prueba de “su propia autoridad poética adoptando la voz de

poetas admitidos no solo por su sexo sino por su prestigio mundial”, Gómez de Avellaneda “se

situaba en una posición intermedia entre la identificación con la autoridad de Lamartine o Hugo,

y la demostración de su independencia como poeta por propio derecho” (169, 170). Mientras

coincido con Kirkpatrick en la idea de compromiso entre el deseo de adquirir la independencia

autoral y la pretensión de rendir un homenaje a los autores canónicos, tiendo a interpretar las

traducciones de Avellaneda más como un pretexto para demostrar su manejo del discurso culto y

para manifestar su diferencia que para hacerse eco de sus padres poéticos.

La traducción libre del “Romance” de Parny demuestra un gran paso adelante que hace Gómez

de Avellaneda en su protesta contra el maltrato de la mujer. En mi lectura comparada del poema

original de Parny y de la traducción de Gómez de Avellaneda, sostengo que el poema derivado

denuncia la violencia cometida por el hombre, convirtiendo sutilmente el poema amoroso de

Parny en una historia de violación.

Évariste Désiré Parny (1753-1814) fue un autor controversial por ser un crítico austero de la

doctrina cristiana. Su poema satírico La guerre des dieux (1776) (La guerra de los dioses) fue

prohibido y sacado de la circulación por la Inquisición en 1805 en España. Sin embargo, sus

poesías amorosas seguían vendiéndose en el país hasta 1841, por lo menos. El Boletín

bibliográfico español y extranjero de 1841 (el año de la primera edición del poemario de

4
Se puede consultar las fechas en la primera y la segunda edición del poemario. La tercera edición las omite.
5
Para la tercera edición del poemario, Gómez de Avellaneda revisó, refundió y hasta omitió unas de las
traducciones: Salmo L y La Fuente no pasaron a la tercera edición;

2
Gertrudis Gómez de AVellaneda) incluye dos diferentes ediciones de las obras completas de

Parny, una impresa en Paris (1830) y otra en Bruselas (1833).

Según la nota de pie en la cuarta edición de Oeuvres choisies de Parny impresa en 1829,

Romance/Il faut aimer fue una versión del poema Églogue del primer poemario de Parny,

Poésies Érotiques, publicado en 1778. La nota de pie indica que Romance/Il faut aimer formó

parte de la revista l’Almanach des Muses publicada en 1777. Además de la letra, Parny compuso

la música que también entró en aquel volumen del Almanach.

Poésies Érotiques fueron inspiradas en un amor apasionante y desgraciado que tuvo el joven

Parny por una doncella mientras visitaba a sus padres en la Isla Burbón. Su propuesta de

matrimonio fue rechazada por el padre de la señorita y Parny regresó a Paris para dedicarse al

servicio militar. Pronto, empezó a publicar sus obras poéticas y le dedicó numerosas poesías a su

amada inalcanzable, llamándola Éléonore.

El Romance/Il faul aimer se abre con una apelación enérgica a una joven bella (“belle jeunesse” )

que no se permite enamorarse, exhortándola que, sí, hay que amar (“il faut aimer”). A

continuación, el personaje lírico le cuenta una historia erótica repitiéndole varias veces que “il

faut aimer”: Annette, una pastora joven cantaba el día anterior en el bosque diciendo que nunca

se enamoraría, pero el protagonista la sedujo paso a paso, dándole varias razones, por ejemplo:

“la belleza es pasajera como una flor”, por eso “hay que amar mientras una está joven” – “La

beauté passe | Comme une fleur;… C'est quand on est jeune et jolie | Qu'il faut aimer.”

Al escuchar el discurso de su admirador, Annette se siente confundida entre miedo y un amor

incipiente- “suspira y empieza a alarmarse” (Annette soupire et commence/A s'alarmer) pero

“sus ojos ya le respondieron con amor” (Mais ses yeux avaient dit d'avance:/ «Il faut aimer.»);

3
quiere huir, pero “se desliza su pie” (“le pied lui glisse”) y la doncella se cae en los brazos de su

seductor. El amor la cubre con sus alas y la doncella enamorada le dice al hombre que ya

comprende que hay que amar:

L'amour, la couvrant de son aile.


Sut l'animer:
«Hélas! je vois trop, me dit-elle,
Qu'il faut aimer.»
Al pronunciar la joven lo que quiere oír su seductor, la narración de la canción, modestamente,

pasa a una escena pastoral. Las aves, la ola de una fuente y las rosas que presencian la cita

erótica celebran el amor y el eco repite el refrán del poema: “Il faut aimer”.

A diferencia del original de Parny (en la cual la voz poética se dirige a una joven), la traducción

de Gómez de Avellaneda nos presenta una canción en la cual la voz poética (masculina) se dirige

a las jóvenes que rechazan el amor y les dice que sus intentos están condenados al fracaso porque

contradicen a la Naturaleza:

Vosotras que huis de Cupido


La blanda lid,
Corred de mi lira al sonido...
¡Corred y oíd!
En vano la dulce cadena
Será esquivar:
Natura imperiosa lo ordena;
Ley es amar.
Para ilustrar su punto de vista, la voz lírica les cuenta una historia de una joven que también

resistía al amor y hasta lo retaba:

4
Ayer en el bosque mi Nice
Cantaba así:
—«Que amor es muy fuerte —se dice—;
Mas venga a mí.
Yo juro a su yugo mi cuello
Jamás postrar:
Jamás en mi frente su sello
Podrá grabar».
Al oír a Nice, el protagonista inicia su tarea de seducir a la joven:

Llegué por detrás despacito,


Y en su alba sien
Un beso a imprimir me limito,
Que sintió bien.
Se vuelve con rostro encendido;
Quiere gritar...
Mas yo murmuraba a su oído,
¡Ley es amar!

Lo que sigue después es una contienda verbal entre el hombre galán y Nice, una joven inocente

que quiere mantener su libertad y decoro. Los argumentos contra estar enamorada que le da Nice

a su interlocutor están neutralizados con los contraargumentos masculinos pronunciados con

dulzura -

La bella se turba y repite,


—«¡Libre he de ser!
—«Natura, mi bien, no permite
Tanto poder.

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—«No cuento quince años», —replica—,
«Quiero jugar:
Natura a las niñas no aplica
La ley de amar».

—«Amor es también un infante»,


Respondo yo:
Mas ella con voz vacilante
Repite —«¡No!»

Nice empieza a vacilar y su seductor le declara que la joven ya está enamorada de él:
—«Los juegos de amor ¿quién no entiende?»
Torno a exclamar:
Su llama en tus ojos se enciende...
Ley es amar.

Pero la cuestión es si es la verdad que Nice ya se esté enamorando de este hombre o es algo que

el seductor quiere ver en los ojos de la mujer a quien quiere seducir.

La joven sigue defendiéndose, aunque ya parece facilar:


Más tarde, me dice, y suspira
Mi dulce bien.
Más tarde... y temblando me mira
Ya sin desdén.

El seductor le un argumento más para que ella deje de combatir contra él: la juventud es pasajera

y hay que aprovechar el momento porque si no, una puede perder la oportunidad -

—«Cual flor la belleza, mi Nice,

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Muy frágil es»:
La flor al Favonio no dice
«Vuelve después».

Nice sigue dándoles sus razones: el amor puede resultar doloroso si una se queda abandonada.

—«Es pérfido amor», clama luego:


Hiere y se va.

Pero el hombre le presenta la cara inocente del amor:

—«Si es tierno, mi Nice, y es ciego,


¿Dónde se irá?»

Nice ha gastado los argumentos externos, los que ha aprendido de las lecciones de su madre, de

las novelas sentimentales y poesías románticas. Ahora le queda solo un argumento interno: el

miedo que tiene -

—«No sé, mas confieso que abrigo


Grande pavor».

Y el seductor le promete su absoluta protección:


—«Verás, si te quedas conmigo,
Huir tu temor».

La joven apela a su deber de proteger su pudor, e intenta huir, pero pasa also:

— «No debo», murmura, y enojos


Quiere mostrar;

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Mas ya me declaran sus ojos
Que es ley amar.
De pronto se alarma y querella...
«¡Qué sinrazón!»
Va a huir; mas huyendo la bella
Da un resbalón...

La parte final del poema parece pintar un paisaje sensual en el cual la Naturaleza testigua y

participa en la consumación de la pasión entre los dos amantes. “La dulce cadena” que Nice

intentaba “esquivar” acaba de capturarla y la “imperiosa” Naturaleza está celebrando su victoria.

El cantante vuelve a apelar a las jóvenes que se le han acercado para escuchar su romance:

¡Mirad cómo se abren mil flores,


Y el sitio aquel
Perfuman con nuevos olores
Nardo y clavel.
Las aves más gratos concentos
Dejan ya oír:
Parece que imitan los vientos
Dulce gemir.

Se enlaza la hiedra a su apoyo


Con más placer:
Más blando murmurio el arroyo
Forma al correr:
Al césped con su onda ligera
Llega a besar,
Y el eco devuelve do quiera

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¡Ley es amar!

Gómez de Avellaneda parece atribuir la victoria a la Naturaleza, amplificando la parte final del

poema que despliega la participación de la Naturaleza en el acto amoroso. Parece que la mujer

no es la única que se deja volver a lo primitivo y perderse en lo natural, sino los dos, la mujer y

el hombre, se hacen una parte harmoniosa de la Naturaleza. Los dos, a la vez, aumentan el placer

en la Naturaleza y la animan a darles más placer a ellos.

Pero algo me dice que las impresiones de la primera lectura de la traducción son equivocadas.

Hay una ausencia notable en la variante de Gómez de Avellaneda: mientras que en el poema de

Parny la doncella da su consentimiento verbal al poeta que la seduce (“je vois trop, me dit-elle,

qu’il fault aimer”), en la traducción de Avellaneda no hay ninguna indicación de que Nice

confirmara su buena disposición hacia el acto. Oímos su voz en el diálogo con el seductor

mientras ella da sus razones de por qué ella no quiere tener relaciones amorosas con él. La última

mención de Nice es cuando la doncella intenta escapar, pero se desliza y se cae. Los puntos

suspendidos que acompañan aquella mención resultan elocuentes porque producen la impresión

de que la voz femenina fuera silenciada y la mujer, violada por su seductor. Así, desde este punto

de vista, toda la descripción del paisaje sensual que sigue ya parece siniestra en vez de feliz y

lúdica. La primera pregunta que surge es: ¿al placer de quién está “ayudando” la Naturaleza? Y

la segunda que sigue es: ¿quién beneficia de la ley que es amar? Ahora si releemos la traducción

de Avellaneda, resulta que la voz lírica que ella construye a base de la poesía de Parny contiene

un mensaje cifrado trasmitido por vía del poema original: es su crítica sutil de la dominación

masculina y de la invisibilidad de la violencia que ocurre en la vida de la mujer.

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Además de la estrategia de omisión, hay un rasgo más que me gustaría indicar - es de la metáfora

de la esclavitud que Gómez de Avellaneda utiliza en su traducción. Sospecho que no fuera pura

coincidencia que GGdeA hubiera elegido utilizar la metáfora de esclavitud en su versión del

poema. La veo como un reto al poeta y político francés que era anti-esclavista: es como si

Gómez de Avellaneda lo regañaba por ser miope en cuanto a la situación de la mujer.

Generalmente, se opina que es más fácil expresar el pensamiento social y político en una obra

narrativa que en un poema. En este caso, me parece que es una situación opuesta por las razones

externas a la poética: por las razones de la censura, la novela “Sab” fue prohibida pronto después

de haber sido impresa. Consecuentemente, la analogía entre la esclavitud como una institución

social y la esclavitud metafórica de la mujer casada que estaba bien explicada en la novela, ya no

estaba accesible a los lectores. Veo en la utilización de la metáfora de la esclavitud en la

traducción de Parny como un intento de Gómez de Avellaneda de volver a hacer su punto

ideológico acerca de la situación de la mujer.

Y para concluir:

Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873) es reconocida hoy en día como una dramaturga,

novelista, ensayista y poeta cubano-española canónica del siglo XIX. Sin embargo, durante su

vida tuvo que luchar para recibir un reconocimiento comparable al de sus colegas masculinos.

En sus obras literarias, Gómez de Avellaneda elaboró varias estrategias para hacerse escuchar.

En la traducción libre del poema “Il faut aimer” de Évariste de Parny que acabo de presentar, las

estrategias retóricas de la traductora cubano-española crean la ilusión de su consentimiento con

la voz lírica de Parny que pinta una historia juguetona de una seducción aprobada por la mujer.

Sin embargo, una lectura comparada del poema original de Parny y de la traducción de Gómez

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de Avellaneda revela que el poema derivado denuncia la violencia cometida por el hombre,

convirtiendo sutilmente el poema amoroso de Parny en una historia de violación.

Estoy segura que para Gómez de Avellaneda la traducción no era solamente una herramienta

para demostrar “su propia autoridad poética adoptando la voz de poetas famosos masculinos”,

como lo indica Susan Kirkpatrick en su estudio fundamental Las Románticas, sino también un

instrumento para subvertir los mensajes transmitidos por los poetas masculinos canónicos y para

expresar una crítica de la sociedad misógina de la España decimonónica.

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